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CONTENIDO DE LA UNIDAD 1

ÍNDICE:
Página
Definición de algunos conceptos de salud pública 1
Funciones esenciales 10
Determinantes sociales de salud 13
Aspectos básicos de epidemiología 15
Conceptos básicos. De la vigilancia epidemiológica a la
vigilancia en salud pública 18
Indicadores epidemiológicos básicos 22
La investigación epidemiológica en epidemias 32
Bibliografía 44
1

1. Definición de algunos conceptos de salud pública


C.E Winslow (1920), la denomina como ciencia y arte de prevenir las enferme-
dades, prolongar la vida, fomentar la salud y la eficiencia física y mental me-
diante el esfuerzo organizado de la comunidad para saneamiento del medio
ambiente, control de las enfermedades transmisibles, la educación sanitaria,
la organización de los servicios médicos y de enfermería, el desarrollo de los
mecanismos sociales que aseguren al individuo y a la comunidad un nivel de
vida adecuado para la conservación de la salud.

Para Piedrota Gil y Rey Calero (1991), la salud pública es la ciencia y el arte de
organizar y dirigir los esfuerzos colectivos para la defensa, promoción y restau-
ración de la salud de la población.

De acuerdo con la Declaración de Yakarta (1997), la salud pública es la parti-


cipación libre y consciente de las comunidades en las decisiones que afectan
su calidad de vida.
El diccionario Last, define la salud pública, “Como una de las iniciativas or-
ganizadas por la sociedad para proteger, promover y recuperar la salud de
los individuos que la componen. Es una combinación de ciencias, técnicas y
creencias, dirigidas al mantenimiento y mejoría de la salud de las personas, a
través de acciones colectivas o sociales. Los programas, servicios e institucio-
nes que intervienen hacen hincapié en la prevención de la enfermedad y en
las necesidades sanitarias globales de la población. Las actividades globales
de la salud pública cambian al modificarse la tecnología y los valores sociales,
pero los objetivos siguen siendo los mismos, a saber, reducir la cuantía de las
enfermedades, los fallecimientos prematuros y los trastornos e incapacidades
producidos por la enfermedad en la población”.

La salud pública en su concepción actual, es la disciplina dinámica, activa y


en constante transformación que incorpora en su construcción epistemológica
y científica diversidad de conocimientos originados desde la antropología, psi-
2 cología, sociología, biología, política, administración, ecología, medicina, entre
otras, articuladas con métodos y técnicas desarrollados de la bioestadística,
la epidemiología que se complementan con diversas metodologías de investi-
gación (OPS 2002). Constituye, por tanto, la salud pública un derecho funda-
mental (humanos y justicia social) y una obligatoriedad de su manejo, control
y gestión desde lo gubernamental, de las organizaciones y de la comunidad,
las cuales en su conjunción directa o indirecta contribuyen a la salud de la
población. La salud pública es entendida hoy en día como una transdisciplina
(González, 2007) en su construcción y en su ejercicio es interdisciplinar.

Su objetivo es entender e interpretar el continuo salud-enfermedad, junto con


sus determinantes biológicos, sociales, políticos, económicos y culturales, por
ello evalúa las respuestas que la sociedad adopta para conservar o recupe-
rar la salud, fundamentado en el análisis de equidad y de necesidad (Franco,
2006). Todo ello basado en las ciencias sociales y administrativas.

Esta es una definición que va más allá de las instancias de acción de los ser-
vicios de salud; debe incluir en su articulación las intervenciones de carácter
comunitario dirigidas a la población e incluye la responsabilidad del asegura-
miento para el acceso a los servicios de salud y social con calidad, oportuni-
dad y equidad en la atención de salud desde la mirada del bienestar (Borrel,
2004).
Es importante entender el concepto de política de salud pública, como la ex-
presión resultante de las acciones de un gobierno en el ámbito sanitario, que
se refleja en normativas y programas que corresponden al manejo y a las solu-
ciones de la problemática de la salud. Es preciso diferenciar entre la norma o
la teoría y la práctica; aquí subyacen las dificultades en aplicar las directrices
internacionales y que las soluciones realmente se traduzcan en mecanismos
para controlar o reducir el problema.

Cuando la comunidad percibe una situación o un comportamiento que afecta


la salud de manera colectiva, se percibe como “problema de salud” (llámese
el conducir embriagado, consumo de agua no potable, mal manejo de basu-
ras, ausencia de mecanismos de control de alimentos, entre otras). Entonces
el formular políticas de salud parte del reconocimiento del problema en la
comunidad y la toma de decisiones para controlar o resolver el problema está
condicionada por los intereses políticos, sociales, económicos, científicos y
3 morales.

Hasta aquí el proceso para tomar una decisión razonada no es fácil, porque
puede favorecer un ambiente donde primen los intereses de quienes tienen el
poder (gobierno, agencias internacionales o instituciones con poder económi-
co), el diseño de un marco normativo con pobre participación de la comunidad
y de los sectores involucrados en su implementación, y la ausencia de accio-
nes de evaluación que puedan medir el impacto de las políticas.

Los procesos normativos políticos están sujetos a los recursos disponibles


y al poder económico. Los ejemplos a detallar muestran diferencias en las
adopciones de política sanitaria: el derecho a la atención en salud a partir de
modelos de salud pública, modelo de determinantes sociales, modelos asis-
tencialistas por citar dos expresiones prevalentes (estas diferencias se relacio-
nan de acuerdo con los modelos económicos y de partido político de un país).
Entre otros ejemplos se destacan: la política contra tabaco (Convenio Marco),
normativas para exportar productos alimentarios, transporte masivo, control
de medio ambiente, seguridad alimentaría, entre otros.

Sin embargo, no siempre la adopción de políticas públicas está fundamentada


con los enfoques científicos. Por ejemplo, a un presidente se le ocurre que una
política de salud pública es cultivar “hojas de coca” para combatir la diabetes,
4

o el consumo de repollo para prevenir la infección por el VIH, como estrategia


para lucha contra el sida; o el hecho de no utilizar cloro en el manejo de potabi-
lización por el riesgo de carcinoma, estos son algunos ejemplos de adopciones
e implementaciones de política pública que no aportan ventajas al estado de
bienestar y obedecen a intereses particulares o gubernamentales.

Para la salud pública es fundamental “mantener acciones de la promoción de


la salud mas allá de lo que se ha comprendido por la libertad de mercados
donde verdaderamente las personas encuentren oportunidades de transfor-
mación para la salud”, pero vemos que estas oportunidades se desdibujan o
se deterioran en, numerosos casos, dejando como resultado fracasos en los
objetivos y metas de programas bandera de la salud pública (Munthe, 2008).

Por lo tanto, el Estado tiene una función trascendental en este marco de


negociación y de creación de políticas: su deber ser es la proyección hacia la
búsqueda del bien común, y, sin duda, ese bien común y esa búsqueda del
bienestar de los ciudadanos tiene una de sus mejores formas de expresión a
través de las políticas públicas, de allí el interés que los salubristas conozcan
y entiendan este proceso de hacer política pública sanitaria. (Vélez, 2010).
Con las anteriores anotaciones, la Salud Pública es entendida como la ciencia
cuyos principales fines son, por un lado, el ejercicio y el mantenimiento de la
salud de una población y, por el otro lado, el control de las enfermedades y un
esfuerzo constante en la erradicación de las mismas en cuanto sea posible.
De esto se desprende que para la salud pública el objeto principal y el pilar
central de la formación de los profesionales de la salud, cualesquiera sean
sus especialidades, consiste en aplicar las herramientas y estrategias de la
epidemiología para tomar decisiones y el conocimiento de la política, la pla-
neación y gestión sanitaria para establecer estrategias y acciones que favorez-
can la adopción, implementación y evaluación de políticas publicas en salud.

Entre las funciones más importantes y destacadas que esta disciplina persi-
5 gue, se cuentan: evaluación y seguimiento de la situación de salud que pre-
domina en una comunidad determinada; investigación y control de los ries-
gos más grandes que puedan incidir de manera negativa en la salud de una
población; desarrollo de campañas de prevención de todas las enfermedades
plausibles de enfermar a los habitantes; incentivar a los ciudadanos para que
ellos también sean parte del cuidado de su propia salud, de la de los miem-
bros de su familia y la de su prójimo; desarrollo de políticas; recursos y capaci-
tación para conseguir un resultado satisfactorio en materia de salud, y reducir
al máximo los impactos negativos ante emergencias o desastres.

La salud pública es en esencia la salud del público. Engloba el diseño, la orga-


nización, la dirección y la coordinación de todos los esfuerzos encaminados a
defender y promover la salud de una población cuando se encuentra sana y a
restablecerla cuando se ha perdido.

Estas acciones involucran el fortalecimiento de la promoción de la salud y


avanzar en una oferta de servicios de salud en coparticipación con otros
sectores: medio ambiente, participación ciudadana, agricultura y trabajo,
entre otros. Por lo tanto, es una acción de gobierno que se sustenta sobre
diferentes áreas de otras ciencias. Tal como se mencionó, se trata de una acti-
vidad multidisciplinaria, de carácter social, cuyo objetivo final es la salud de la
población.
Figura 1. Diagrama de salud pública

Enfoque transdisciplinar para entender y


garantizar la salud de las poblaciones, por
medio de actuaciones de alcance colectivo.
Carácter social, histórico, económico, SALUD PÚBLICA
político y de construcción global para
entender el proceso salud-enfermedad en
TENDENCIAS: (distinto de:)
función de determinantes de salud.
•Medicina social
•Medicina comunitaria
•Higiene pública y saneamiento

Categorías y funciones Instituciones y recursos Métodos y técnicas


•Funciones esenciales •Movilidad social • Estrategia epidemiológica
en salud pública •Entidades publicas y privadas •La higiene
•Coordinación •Fondos privados, estatales •Bioestadística
•Intersectorialidad (mixto- estatal) •Administración y gerencia
6 en salud
•Derechos en salud/ humanos
•Métodos positivistas:
cuantitativo/cualitativo

De las actividades de la salud pública, unas son propias de los servicios de


salud, que corresponden a los servicios en masa como son la promoción de
la salud y prevención de la enfermedad. En la comunidad, es importante el
papel activo de la participación ciudadana, junto con los servicios de salud y
la academia, en la educación en salud. Además, es importante la evaluación
e investigación como eje transversal a fin de valorar los esfuerzos en salud
pública para cuantificar de forma cualitativa y cuantitativa los esfuerzos dise-
ñados y planteados para resolver una problemática de base comunitaria en el
sector salud.

La promoción de la salud se define como el conjunto de acciones que realizan


la comunidad, los servicios de salud, las autoridades sanitarias y los otros
sectores sociales y productivos, con el objeto de garantizar un estado de bien-
estar, con las mejores condiciones de salud física y mental, para así mejorar
la calidad de vida de la población.

Esta acción se debe desarrollar en dos contextos: en el plano intersectorial,


para modificar favorablemente las condiciones de salud de una población y
que incluye medidas legislativas, gubernamentales y persuasivas en la provi-
sión de servicios con coordinación de otros sectores, tales como educación,
medio ambiente, transporte, defensa, agricultura, desarrollo, hacienda y
justicia, entre otros. En el plano intrasectorial se incluyen las actividades del
sector salud dirigidas a modificar factores ambientales y los estilos de vida.

Por lo tanto, todo lo anterior está comprendido dentro de la salud integral,


como un enfoque bio-psico-social-ecológico, en donde surgen dos ejes cen-
trales: el rol de la comunidad en salud y la promoción de la salud como claves
multidimensionales para alcanzar un impacto real sobre las condiciones de
salud de la población en consonancia con los objetivos del milenio.

Las escuelas saludables, la seguridad alimentaria y nutricional, el control


del tabaco, son ejemplos relacionados con promoción de la salud (una ac-
ción multisectorial que deberá promover estilos de vida saludable, prevenir
7 la enfermedad o su incidencia, generar la participación comunitaria y social,
fomentar el trabajo en red y acciones de política enmarcadas en: empleo,
seguridad, bienestar, educación, entre otros).

A pesar de ser experiencias exitosas en algunas latitudes en el caso de Lati-


noamérica, es necesario que estos programas estén soportados, articulados
y apoyados con acciones integrales e intersectoriales. De igual manera se
requiere una mayor participación y empoderamiento de la comunidad y final-
mente la sustentabilidad con base económica.

“Se promueve la salud, garantizando un nivel de vida decente, bue-


nas condiciones laborales, educación, cultura física y deportiva,
así como los medios para el descanso y la recreación”
– Henry Sigerist - 1940

La prevención, es un componente de la promoción que integra actividades


orientadas a evitar la aparición de enfermedades específicas. Su objeto son
los individuos o grupos sociales que por sus características tienen una gran
probabilidad de adquirir dichas enfermedades (alto riesgo). Los criterios para
las diferentes intervenciones son la eficacia, el costo en relación con la inter-
vención, el riesgo o probabilidad de que la enfermedad aparezca y la severi-
dad de su efecto.
“Medidas destinadas no solamente a prevenir la aparición de la
enfermedad, tales como la reducción de factores de riesgo, sino
también a detener su avance y atenuar sus consecuencias una vez
establecida” (OMS, 1998).

Las acciones en prevención están basadas en el conocimiento de los deter-


minantes de la enfermedad, sean genéticos, ambientales, sociales, ocupa-
cionales, del comportamiento de los individuos o de la provisión de servicios.
Ejemplos: programas de vacunación para prevenir enfermedades infectocon-
tagiosas de la infancia (sarampión, tosferina, varicela, rubeola, poliomielitis,
etc.), uso del cinturón de seguridad en autos para prevenir accidentes, uso de
condones para prevención de enfermedades de transmisión sexual, progra-
mas educativos para enseñar cómo se transmite el dengue o para prevenir
enfermedades diarreicas (lavado de manos, preparación adecuada de alimen-
tos, conservación del agua potable…).
8
Prevención primaria: medidas orientadas a evitar la aparición de la enfer-
medad o problemas de salud, mediante el control de los agentes causales y
factores de riesgos. El objetivo es reducir la incidencia (o aparición de casos
nuevos de la enfermedad). Ejemplos: acciones educativas y de promoción de
la salud; acciones de protección de la salud realizadas sobre el medio am-
biente, como detección y atención de criaderos de mosquitos portadores del
dengue, eliminación de excretas y tratamiento de residuos (diarreas).

Prevención secundaria: medidas orientadas a detener o retardar el progreso


de una enfermedad o problema de salud ya presente en un individuo y en
cualquier punto de su aparición. Su objetivo es “reducir la prevalencia de la
enfermedad” (casos nuevos y antiguos o existentes). Las acciones se concen-
tran en detectar casos, tratamiento oportuno y prevenir secuelas (Ej. pruebas
de tamizaje, de detección diagnóstica o de cribado: prueba del talón en recién
nacidos, citología vaginal (detección de cáncer), programa de prevención
secundaria (PPS) sobre control de factores de riesgo para enfermedad cardio-
vascular).

Prevención terciaria: medidas orientadas a retardar o reducir la aparición de


las secuelas de una enfermedad o problema de salud. El objetivo central es
“mejorar la calidad de vida de las personas enfermas”. Las actividades se
orientan al tratamiento para la prevención de secuelas y rehabilitación física,
ocupacional y psicológica. Ejemplos: educación, control y tratamiento del dia-
bético para evitar complicaciones de su enfermedad; terapia ocupacional para
un trabajador con lesión definitiva en un miembro.

“La salud es, por tanto, vista como un recurso para la vida cotidiana y no el
objetivo de vivir. Así, la salud ofrece un significado para el bienestar y, con ello,
para el desarrollo humano. Esta visión es consistente con la Renovación de
Salud para Todos, que llama a movilizar esfuerzos para que todas las perso-
nas alcancen un nivel de salud que les permita llevar una vida económica y
socialmente productiva. Las metas en salud, bajo esta perspectiva, se pueden
resumir en las siguientes cuatro:

· Asegurar equidad en salud (salud para todos).


· Sumar vida a los años (mejorar la calidad de la vida).
9 · Sumar años a la vida (reducir la mortalidad).
· Sumar salud a la vida (reducir la morbilidad)”. (OPS 2002-MOPECE)

En Latinoamérica, la salud pública ha pasado por un proceso de reformas a


partir de los años 90, aunadas al marco de las políticas neoliberales. Estas
reformas han implicado cambios financieros y organizacionales en los siste-
mas de salud, con una fuerte tendencia hacia la privatización de la prestación
de servicios, relegando los aspectos claves de las funciones esenciales de la
salud pública.

Aunado a lo anterior, existen esfuerzos de los organismos internacionales,


como la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), interesada en el
proceso de desarrollar estrategias para apoyar a los países de la región de las
Américas en el fortalecimiento en la infraestructura de la salud pública.

Este proceso se fundamenta en la adopción de las funciones esenciales de


salud pública con énfasis en la promoción y la medición del desempeño, y en
políticas de cooperación que permitan generar una fuerza de trabajo multipro-
fesional, multisectorial e integrada de profesionales en el campo de la salud
pública que apoyen la acción integral y la aplicación de dichas funciones como
las competencias rectoras del quehacer profesional para mantener o mejorar
la salud de la comunidad. La formación avanzada de dichos profesionales en
salud pública permitirá una mayor racionalidad en los procesos de decisión a
partir de la evidencia científica disponible.

2. Funciones esenciales
En el contexto internacional, el impacto del fenómeno de la globalización en
la salud de la población constituye hoy materia de importante discusión (Lee
1999, Rennen y Martens 2003). La globalización, inicialmente concebida
como un proceso económico, ha sido reformulada más ampliamente, inclu-
yendo otras dimensiones que moldean la sociedad, entre ellas, la salud de la
población.

Dentro de este enfoque se reconoce el papel de la economía dentro de la red


de determinantes de la salud, así como el impacto de ésta en el desarrollo
económico. Más recientemente, la globalización entendida como la “intensifi-
cación de las interacciones tecnológicas, sociales, políticas, económicas y cul-
10 turales entre las naciones, ha dado origen al establecimiento de estructuras
transnacionales y a la integración global de procesos culturales, económicos,
ambientales, políticos y sociales en los niveles locales, regionales, nacionales
y supranacionales” (Huynen, Martens Hilderink 2005).

Bajo este nuevo enfoque y teniendo en cuenta que todos estos procesos
inciden en el contexto de los determinantes proximales y distales de la salud
(políticas públicas, desarrollo económico, interacciones sociales, comercio y
la provisión de ecosistemas y servicios de salud apropiados) y en los determi-
nantes más cercanos, se hace más evidente el impacto de la globalización en
la salud pública.

En 1999 la OPS/OMS puso en marcha una iniciativa denominada “La salud pú-
blica en las Américas”, con el propósito de mejorar la infraestructura y la prác-
tica de la salud pública, así como fortalecer el rol rector del Estado en el sector
salud. Para ello, se desarrollaron diferentes pasos, el primero encaminado a la
definición de las funciones esenciales de salud pública, luego a la medición de
su desempeño en los países de las Américas y, posteriormente, a la estimación
del gasto y el financiamiento que los países realizan para su ejecución.

Se entiende como funciones de la salud pública el conjunto de actuaciones


que deben ser realizadas con fines concretos y necesarias para la obtención
del objetivo central de mejorar la salud de las poblaciones, que es asimismo
la finalidad de la salud pública (OPS 2000). El listado de las funciones esen-
ciales de la salud pública es el siguiente OPS 2000):

• FESP 1. Seguimiento, evaluación y análisis de la situación de salud


• FESP 2. Vigilancia de la salud pública, investigación y control de riesgos y
daños en salud pública
• FESP 3. Promoción de la salud
• FESP 4. Participación de los ciudadanos en la salud
• FESP 5. Desarrollo de políticas y capacidad institucional de planificación
• FESP 6. Fortalecimiento de la capacidad institucional de regulación y
fiscalización en materia de salud pública
• FESP 7. Evaluación y promoción del acceso equitativo a los servicios de
salud necesarios
• FESP 8. Desarrollo de recursos humanos y capacitación en salud pública
11 • FESP 9. Garantía y mejoramiento de la calidad de los servicios de salud
individuales y colectivos
• FESP 10. Investigación en salud pública
• FESP 11. Reducción del impacto de las emergencias y desastres en la salud

Las funciones esenciales son una declaración de la necesidad sentida de


reposicionar a la salud pública, luego de varias décadas de retrocesos, des-
valorización y desprestigio; pero lo más importante es que para lograr una
mejoría en la salud pública de los países de las Américas se requiere un forta-
lecimiento de la capacidad del recurso humano, debido a que muchas de las
funciones son responsabilidad de los profesionales en este campo del saber
(Franco, 2002).

En el presente siglo y dentro de los retos a futuro de la salud pública se en-


marcan áreas de acción y de cambio: un elemento facilitador es el trabajo en
“parcería” (partnership), a fin de favorecer la alianza sostenible entre la aca-
demia y los servicios de salud para fortalecer, como producto de esa alianza,
la infraestructura gubernamental de la salud pública, la academia, la comuni-
dad, los servicios de salud, las empresas y los medios de comunicación.

El enfoque actual en los conceptos de salud – enfermedad, las crecientes


necesidades y demandas de salud de la población, la prestación y la reorga-
nización de los servicios de salud y los avances tecnológicos, imponen a la
salud pública un nuevo estilo de práctica, que debe ser garantizado por un
proceso pedagógico conducente a la preparación con el fin de afrontar los
retos existentes y ejercer un liderazgo de mayor impacto en todos los niveles
de la organización, planeación y gestión de la salud.

Frente a todo lo anterior, cabe preguntarse ¿cuál es el papel del comunicador


en salud frente a estas nuevas demandas de la salud pública y el interés de la
comunicación en situaciones de emergencia o crisis en salud pública?

La salud pública es un ámbito de actuación global que va más allá de la salud


o de la prestación de servicios en salud. Ante la disparidad entre el avance
tecnológico-científico de las ciencias de la salud y la aplicación de estos logros
en la población, la comunicación es la estrategia y herramienta educacional
que permite cambiar las conductas de salud, dada la insistencia en promo-
12 cionar cambios actitudinales en las comunidades para lograr un cambio de
conducta y de paradigmas (OPS/OMS 2003).

Esta es la razón que favorece las sinergias entre estas dos disciplinas, dado
que los profesionales de la salud muestran deficiencias en el uso y aplicación
de herramientas y estrategias para la comunicación de masas y no necesa-
riamente están formados en áreas de comunicación. Además, hoy por hoy
se resalta el impacto de la promoción de la salud. Por ello, cabe citar lo que
expresa Rina Alcalay:

El estudio de la naturaleza y la función de los medios necesarios para hacer


que los temas de salud lleguen y produzcan un efecto en las audiencias obje-
tivo. Dentro del ámbito del quehacer de la comunicación para la salud se con-
sideran a) la calidad de la comunicación interpersonal en locales de salud,
b) la comunicación entre los miembros de una organización y c) el alcance
de los medios de comunicación masiva así como el diseño, la ejecución y la
evaluación de campañas de comunicación (Alcalay, 1999).

En síntesis es relevante, pertinente y necesario el trabajo conjunto de los


comunicadores con los salubristas, epidemiólogos y otros profesionales de la
salud pública para contribuir a que las políticas e intervenciones se traduzcan
en acciones que transformen y beneficien la salud colectiva e individual.
Figura 2. Funciones esenciales de la salud pública
Figura 2. Funciones esenciales de la salud pública

Conjunto de actividades del Prácticas sociales


Epidemiología
sistema para lograr el objeto Medicina preventiva
de la salud pública

Funciones esenciales de salud pública


Instrumentos de
actuación y
responsabilidad
de actores

Prácticas sociales para la salud Responsabilidad institucional Funciones esenciales genéricas

•Ejercicio de derecho y •Gobernabilidad Capacidad institucional para:


ciudadanía •Intersectorialidad •Seguimiento del estado
•Movilidad social •Movilización de de salud
•Promoción de prácticas actores al sistema •Vigilancia en salud pública
saludables •Normatividad • Regularización y fiscalización
13
Salud

Salud ocupacional

Salud materno-infantil

Enfermedades crónicas

Tomado del Instrumento para la medición de las funciones esenciales de salud pública (OPS, 2000)

3. Determinantes sociales de salud


El objeto de éste documento es mostrar los distintos elementos que debe
conocer un comunicador con respecto a una epidemia. Estos elementos son
los puntos básicos para entender el proceso de salud-enfermedad y su interés
para los epidemiólogos y salubristas, dado que a partir de ellos se desarrolla
una labor investigativa. En esta sección se abordarán elementos de la historia
natural de la enfermedad y las fases de una epidemia hacia la pandemia.

Para ello es pertinente relacionar un concepto denominado “determinantes


sociales de salud”. Los determinantes de la salud son todos aquellos factores
que ejercen influencia sobre la salud de las personas y, actuando e interac-
tuando en diferentes niveles de organización, determinan el estado de salud
de la población, es decir son las características sociales, políticas, culturales,
económicas, laborales, ambientales en que se desarrolla nuestra vida y cómo
influyen estos elementos sociales en el proceso de salud-enfermedad.
En 1974, Lalonde identifica como determinantes clave a los estilos de vida, el
ambiente, la biología humana y los servicios de salud, en este enfoque plantea
su autor que los recursos en salud se asignan de manera desbalanceada en los
sistemas de salud, los cual genera una gran demanda de servicios y la poca asig-
nación a medidas de prevención en los aspectos ambientales y sociales, determi-
nantes clave de la salud. Es decir la salud es más que un sistema de atención.

Dahlgren y Whitehead, estructuran un modelo que identifica los principales deter-


minantes de la salud como capas de influencia. En la parte central se encuentra
el individuo y los factores constitucionales que afectan a su salud pero que no son
cambiables. Estas capas se distribuyen como distales o proximales en función de
su posición con respecto a los individuos. A su alrededor se encuentran las capas
que se refieren a determinantes posibles de modificar, comenzando por los estilos
de vida individuales, redes sociales, las condiciones de vida y trabajo, alimentos y
acceso a servicios básicos, además de las condiciones socioeconómicas, cultura-
14 les y ambientales, representadas en la capa más externa.

Este modelo representa a su vez las interacciones entre los factores y considera
a las inequidades en salud como producto de exposiciones y vulnerabilidades
diferenciales que surgen a partir de diferencias en las posiciones socioeconómi-
cas de los individuos, desde la etapa gestacional y durante el curso de la vida,
generando interacciones socio-psico-biológicas. Con ello se busca que se actué
a partir de políticas que reduzcan la inequidad con esfuerzos colectivos actuan-
do en aquellos factores de riesgo modificables o controlables.
Figura 1. Diagrama del “Modelo de determinantes sociales en salud”

Modelo socioeconómico de la salud

Fuente. Determinantes sociales de la salud. OPS


En resumen, “... La Nueva Salud Pública va más allá de la comprensión de la
biología humana y reconoce la importancia de aquellos aspectos sociales de
los problemas de salud que son causados por los estilos de vida... Muchos
problemas de salud son por lo tanto vistos como algo social, más que como
problemas solamente individuales”(Julio Frenk-La Nueva Salud Pública 1997).

4. Aspectos básicos de epidemiología


La primera descripción u origen de la epidemiología se produjo hace más de dos
mil años por Hipócrates y sus discípulos quienes relacionaban la aparición de la
enfermedad. Él usó las expresiones epidémico y endémico para referirse a los pa-
decimientos según fueran o no propios de determinado lugar -al ambiente malsa-
no (miasmas) y a la falta de moderación en la dieta y las actividades físicas-.

La palabra epidemiología proviene de los términos griegos “epi” (encima o


sobre), “demos” (pueblo) y “logos” (estudio o tratado), etimológicamente signifi-
15 ca el estudio de “lo que está sobre las poblaciones”. Cabe señalar que hasta el
siglo XIX empezó a ser relativamente frecuente medir la distribución de la enfer-
medad en grupos determinados de la población. Estos trabajos no solo marca-
ron el comienzo formal de la epidemiología, sino que constituyen algunos de sus
logros más espectaculares. Por ejemplo, el hallazgo de John Snow en Londres al
evidenciar que el riesgo de cólera estaba relacionado, entre otras cosas, con la
ingestión de agua suministrada por una determinada compañía.

La epidemiología constituye un campo de actuación de diversas disciplinas:


salud, comunicación, antropología y sociología, entre otras.

Definición de epidemiología
Gálvez y Guillen, en el texto “Medicina Preventiva y Salud Pública”, expresan que
“la existencia de numerosas definiciones de epidemiología hace sospechar, que
ninguna satisface todos los requisitos que se le deberían exigir”; debido a que
se trata de un sector del conocimiento esencialmente dinámico, que se ha ido
extendiendo a nuevos campos, enriqueciendo sus metodologías y estableciendo
el intercambio con varias disciplinas como la sociología, la biología, la sicología, la
antropología, la demografía y la estadística, entre otras.

En sus inicios, era “la ciencia o doctrina de las epidemias”, posteriormente se


identificó como la “ciencia de los fenómenos de masa”, la cual estaba más
cerca de la definición etimológica del término, que significa: epi = sobre, de-
mos = pueblo, y logos = tratado.
Entre las definiciones más recientes de las últimas tres décadas, tenemos:

• Susser, en 1973, la describe como “la disciplina, que estudia los patrones
de distribución de las enfermedades en la raza humana y los factores que
influyen en dichos patrones.”
• J.N. Morris (1975): “ciencia fundamental de la medicina preventiva y de la
salud comunitaria”.
• P.E. Enterline (1979): “simple ’sentido común’ en el estudio de los proble-
mas de salud del hombre, pero apoyado en técnicas especiales, propias de
la epidemiología”.
• R.R. Neutra (1978) y V. Ernster (1979): “ciencia, estudio o método de razo-
namiento”.
• En la década del ochenta, Jenicek, consideró la epidemiología como: “un
16 razonamiento y un método de trabajo objetivo, propuesto en medicina y en
otras ciencias de la salud, aplicado a la descripción de los fenómenos de la
salud, a la explicación de su etiología y a la investigación de los métodos de
intervención más eficaces.”
• En esa misma década, Payne la describió como “el estudio de la salud del
hombre, en relación con su medio.”
• En 1995, Kalh Martin Colimon la definió como: “la disciplina que estudia la
distribución de frecuencia de las enfermedades y de los fenómenos de salud
en grupos sociales y los factores que influyen sobre la ocurrencia y variación
de esta distribución.”
• Gálvez, Guillen y Fernández, en el libro “Medicina Preventiva y Salud Pública”
indican que un grupo de expertos la definen como “la ciencia encargada del
estudio de los aspectos ecológicos que condicionan los fenómenos de salud-
enfermedad en los grupos humanos, a fin de establecer sus causas, mecanis-
mos de producción y los procedimientos tendientes a conservar, incrementar
y restaurar la salud individual y colectiva”.
• Más recientemente, Kleinbaun expresa que la epidemiología “describe el estado de
salud de una población, identifica la magnitud del problema, la frecuencia de ocu-
rrencia entre diferentes grupos y la tendencia de la enfermedad; explica la etiología
de la enfermedad, determina los factores asociados y los modos de transmisión;
predice la magnitud y distribución de la enfermedad en las poblaciones y controla la
enfermedad por medio de medidas preventivas y de erradicación.”
Como hemos visto la epidemiología se puede definir, en una forma pragmáti-
ca, como el estudio de la causa y la distribución de la salud y enfermedad en
la población.
Surgen entonces dos elementos claves: proceso salud-enfermedad y población.

Epidemiología: es el estudio de la frecuencia y distribución de los eventos de


salud y de sus determinantes en las poblaciones humanas, y la aplicación de
este estudio en la prevención y control de los problemas de salud. (OPS-2002:
MOPECE).

Los principios para el estudio de la distribución de dichos eventos de salud se


refieren al uso de las tres variables clásicas de la epidemiología: tiempo, lugar
y persona. ¿Cuándo?, ¿dónde? y ¿En quiénes? Estas son las tres preguntas
básicas que el epidemiólogo tiene que hacerse en forma sistemática para
poder organizar las características y comportamientos de las enfermedades
17 y otros eventos de salud en función de las dimensiones temporal, espacial y
poblacional que orientan el enfoque epidemiológico.

Cuál es la importancia del tiempo


Las enfermedades infecciosas suelen ser agudas y algunas, como la influen-
za, tienen una estacionalidad; es decir presentan un patrón regular de apari-
ción, éstos brotes o apariciones pueden darse con variaciones estacionales.
Otra entidad, como el sarampión presenta un comportamiento cíclico o se-
cular dependiendo del comportamiento de la enfermedad, lo cual permite
anticipar su ocurrencia y adoptar medidas preventivas. (OPS 2002- MOPECE).

El interés por el conocer la importancia del lugar


“La localización geográfica de los problemas de salud es fundamental para
conocer su extensión y velocidad de diseminación. La unidad geográfica pue-
de ser el domicilio, la calle, el barrio, la localidad, el distrito, la provincia, el es-
tado u otro nivel de agregación geopolítica, y el lugar también puede ser una
jurisdicción de salud, un hospital, el área de trabajo, el área rural o urbana, el
lugar de nacimiento u otro espacio de interés. El análisis del lugar en cuanto a
sus características físicas y biológicas permite generar hipótesis sobre posi-
bles factores de riesgo y de transmisión”. (OPS 2002- MOPECE).
La importancia de conocer los determinantes de la persona
“Las características de las personas, tales como la edad, el género, el estado
nutricional, sus hábitos y conductas (ocupación y estilos de vida), y su condición
social (ingreso, estado civil, religión), permiten identificar la distribución de las
enfermedades y posibles grupos y factores de riesgo. La variación de la ocurren-
cia de enfermedad de acuerdo con las características de las personas puede
deberse a diferencias en el nivel de exposición de la persona a ciertos factores de
riesgo, a su susceptibilidad a los mismos, o a una combinación de ambos.”

A la epidemiología, no solo le interesa describir fenómenos, sino mostrar y


plasmar una relación causal. Esto induce a pensar que deben existir mecanis-
mos y estrategias que corroboren o demuestren esta relación entre el factor
de exposición y la aparición de un evento de salud ya sea la muerte, una
discapacidad, una lesión u otra. Sin embargo cabe señalar que no siempre
que exista un factor único que conlleve a la aparición de un evento, se debe
18 a la suma de factores y de relaciones complejas, pues aquí subyacen fenó-
menos diversos relacionados con determinantes de la triada epidemiológica
(huésped, agente y medio) y el uso de modelos causales que se apoyan con la
probabilidad de ocurrencia y la estimación del riesgo.

5. Conceptos básicos. De la vigilancia epidemiológica a la vigilancia en salud


pública
El concepto de vigilancia epidemiológica se conoce desde la antigüedad.Al
inicio se utilizó solamente para vigilar las enfermedades de tipo infectoconta-
gioso, especialmente aquellas enfermedades que se presentaban en forma
epidémica (peste, cólera, viruela, fiebre amarilla, tifus, entre otras) por lo que
las autoridades de salud procedían a aislar, durante un período, a las perso-
nas que sufrían este tipo de enfermedades. A esa acción se le conocía como
“cuarentena” debido a que, en la mayoría de los casos, el tiempo que se obli-
gaba a los enfermos a permanecer aislados del resto de la población era de
cuarenta días. Adicionalmente al aislamiento, y con el fin de evitar la propaga-
ción de las enfermedades de ese tipo, se procedía a vigilar a las personas que
habían estado en contacto con los enfermos y, en algunos casos, se destruían
las ropas y enseres de los enfermos.

El concepto de vigilancia epidemiológica ha variado dependiendo de los tiem-


pos y de los avances alcanzados; sin embargo, coinciden algunos de ellos en
sus aspectos fundamentales. En 1962, Alexander Langmuir la definió como “la obser-
vación activa y permanente de la distribución y tendencias de la incidencia, mediante
la recolección sistemática de la información y de la evaluación de informes de mortali-
dad y morbilidad, así como de otros datos relevantes”.

Para la OMS “es el escrutinio permanente y la observación activa de la distribución y


propagación de las infecciones y de factores relacionados con suficiente exactitud en
cantidad y calidad para un control eficaz”. En esta definición se enfatiza en la nece-
sidad de contar con un insumo generado en condiciones de calidad y cantidad para
poder de esta manera realizar el control eficaz acorde con la situación identificada.

Visto de esta manera, la vigilancia en salud pública contribuye a la evaluación del


sistema de salud, y para ello se requiere información de calidad que muestre exacta-
mente el funcionamiento del sistema, la accesibilidad, la calidad, eficiencia y eficacia,
la utilización en la prestación de los servicios así como los recursos humanos, físicos,
19 materiales, tecnológicos y financieros utilizados.

En 1902, la Segunda Conferencia de Estados Americanos recomendó la creación de


la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cuyo objetivo fue ejercer un mayor
control de los puertos a fin de facilitar el comercio y a su vez evitar la introducción de
enfermedades como la peste, la fiebre amarilla, la viruela y el cólera.

Por esta misma época, surgió el concepto de erradicación como el proceso por el
cual se interrumpía la transmisión de las enfermedades; asimismo, se incorpora el
término “vigilancia”, orientada hacia el descubrimiento de signos de persistencia en
la transmisión, determinación de sus causas y naturaleza, eliminación de los focos
residuales y prevención de casos de infección residual o importada.

Igualmente, surgió el término “control” que se derivó del término “contención”, proce-
so en el cual se utilizan métodos y procedimientos para disminuir los efectos de los
eventos epidemiológicos.

Más tarde, el ámbito de la vigilancia fue extendido a las actividades de laboratorio para
efectuar la confirmación de los casos sospechosos, al conocimiento de los elementos
inherentes a la transmisión y reservorios, a la distribución geográfica y a los efectos de la
influencia ambiental en enfermedades como la malaria, la viruela y la fiebre amarilla.
Desde 1950, la vigilancia se ha utilizado para referirse a ciertas medidas relacionadas
con el control de enfermedades infecciosas. En 1955, los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) propuso un sistema de vigi-
lancia orientado a la recolección sistemática de datos de una enfermedad específica,
al análisis e interpretación de los mismos y la distribución de esta información a las
personas responsables de las intervenciones.

En 1964, la OMS aprobó la extensión de la vigilancia a las enfermedades trasmisibles de


importancia internacional y para ello estableció un servicio de vigilancia epidemiológica
en Ginebra. Un año después, el director general de la OMS creo la unidad de vigilancia
epidemiológica en la división de enfermedades trasmisibles de esta Organización.

La vigilancia en salud pública (VSP) se define como el seguimiento de cualquier evento,


problema de salud o determinante de la salud, mediante la recogida sistemática, inte-
gración, análisis e interpretación, y la utilización y difusión de esta información, entre
20 quienes necesiten conocerla para desarrollar actuaciones orientadas a mejorar la salud.

Este desarrollo del concepto tradicional de la vigilancia debe tener en cuenta las par-
ticularidades propias de las enfermedades crónicas e incorporarlos a los conceptos
clásicos de la vigilancia epidemiológica de las enfermedades transmisibles. La VSP
se aplica a todos los aspectos relacionados con la historia natural de la enfermedad;
su etiología; los determinantes socioeconómicos, medioambientales, conductuales y
genéticos de la enfermedad; los aspectos preclínicos relacionados con la detección
precoz y los programas de tamizaje; los aspectos clínicos relacionados con los indica-
dores de morbilidad, accesibilidad de poblaciones a servicios, y a los resultados en
salud relacionados con la calidad de vida, supervivencia, mortalidad, etc.

Los objetivos de la vigilancia están orientados hacia:


a) Contribuir a mantener actualizado el diagnóstico de la situación de salud de un
departamento, municipio o área.
b) Apoyar el proceso de planificación, ejecución y evaluación de la prestación de la
atención en salud, a partir de la determinación de prioridades y la identificación de
grupos de alto riesgo.
c) Evaluar la eficacia y efectividad de las intervenciones y medidas tomadas.
d) Contribuir a determinar las necesidades de investigación en salud.
e) Plantear y desarrollar las intervenciones requeridas para prevenir y controlar los
eventos que alteran y modifican el estado de salud poblacional.
Teniendo en cuenta que para efectuar la vigilancia epidemiológica el insumo indispensable
son los datos y la información, los elementos de la misma son aquellos que conducen y
permiten el planteamiento de las intervenciones requeridas. Algunos de ellos son:

a) La producción, la recolección y la notificación de datos e información.


b) La tabulación, consolidación, procesamiento y almacenamiento de datos e información.
c) El análisis de datos e información.
d) La divulgación, publicación y distribución de los datos e información.
e) La evaluación tanto de los datos e información como de las intervenciones planteadas.
f) Información demográfica, ambiental y de condiciones de vida.
g) Resultados de investigaciones epidemiológicas o en salud.
h) Registros específicos utilizados en salud.

Clases de notificación:
Las clases de notificación están determinadas por las especificidades y el comporta-
21 miento epidemiológico de los eventos, la gravedad, la transmisibilidad y el probable
impacto sobre la salud de la población.

La notificación puede hacerse en forma inmediata e individual, inmediata y colectiva,


periódica e individual, periódica y colectiva.

Inmediata e individual: es aquella que se realiza ante la presunción o confirmación


diagnóstica de un evento epidemiológico, sujeto a vigilancia epidemiológica intensifica-
da. Tiene que incluir datos que faciliten la identificación de cada persona afectada como
nombre, edad, género, domicilio (especificando, si es posible, la dirección, el barrio y la
ciudad o en su defecto los puntos de referencia para su localización), fecha de inicio de
la aparición de síntomas, si es caso probable o confirmado, si se han tomado muestras
para análisis de laboratorio, si se le ha efectuado tratamiento o no y el estado actual.
En algunos eventos además de la información anterior se debe adicionar la ficha clínico
– epidemiológica que permite complementar la información sobre factores de riesgo, la
situación de los contactos y las intervenciones llevadas a cabo.

Inmediata y colectiva: se hace en presencia de brotes y epidemias. Se requiere incluir


datos sobre la clase de problema, el número de personas afectadas, el lugar y periodo
de ocurrencia, las posibles causas y las acciones realizadas.

Periódica e individual: es aquella que se efectúa para aquellos eventos donde el nivel
superior de notificación no requiere del conocimiento de manera inmediata, pero sí
de la caracterización individual. En la mayoría de los casos es complementaria de la
notificación inmediata e individual.

Periódica y colectiva: es aquella que permite conocer las tendencias de los eventos
prioritarios. Debe incluir variables de persona, tiempo y lugar. Por lo general, se esta-
blece la semana, el mes o el periodo epidemiológico, el trimestre o el semestre como
momentos de notificación.

No notificar (silencio epidemiológico): se refiere a la ausencia total información sobre


la ocurrencia o no ocurrencia de un evento o enfermedad en una semana determinada
por parte de una unidad primaria generadora de datos o unidad informadora.

Notificación negativa: es el procedimiento mediante el cual una unidad primaria gene-


radora de datos informa explícitamente la no ocurrencia de casos (cero casos) de un
22 evento o enfermedad en una semana determinada.

La notificación negativa se debe hacer sólo para los eventos de eliminación (tétanos
neonatal, rubéola congénita, sífilis gestacional, sífilis congénita, rabia humana y lepra),
erradicación (parálisis flácida, sarampión) y control internacional (cólera, peste y fiebre
amarilla).

6. Indicadores epidemiológicos básicos


Medición en salud
En el campo de la salud, se requiere medir los eventos que se originan, como la frecuencia
de casos de dengue, de cáncer de mama o de pulmón, de accidentes laborales; los días de
incapacidad por ellos; los factores que los originaron; los costos de atención de las enferme-
dades catastróficas, su origen; la desnutrición, la relación entre los desnutridos de un área
o institución y la población residente en ella; las personas que mueren por la citada enfer-
medad; la magnitud de la presencia de EDA (enfermedad diarreica aguda), de IRA (infección
respiratoria agua), de problemas coronarios y de hipertensión arterial, entre otros aspectos;
a fin de establecer la magnitud de la presencia de las patologías que se presenten, así como
su vulnerabilidad de acuerdo a las variables de persona, tiempo y lugar.

Medir implica, como lo expresan Ramírez y colaboradores, “comparar con un patrón”,


entendiendo este patrón como una serie de características, de cualidades que presen-
tan las personas o los objetos, o las diversas magnitudes asociadas con una escala
numérica. El medir proporciona un valor cuantitativo o cualitativo de cierta propiedad
(variable) observada en la persona u objeto de observación.

La medición constituye un aspecto muy importante para la labor científica. Los indica-
dores tienen numeradores y denominadores, en donde el numerador es el número de
eventos de morbilidad, de defunciones o servicios; y el denominador generalmente se
conoce como población total o como población en riesgo. Los indicadores son medi-
das que se pueden usar para ayudar a describir una situación existente o para medir
cambios o tendencias a lo largo de un período de tiempo. Pueden ser de tipo cuantita-
tivo (los más usados) o cualitativo.

Los indicadores construidos a partir de cocientes, pueden ser de los siguientes tipos:
razones, proporciones, porcentajes y tasas o coeficientes.

Existen diferentes maneras de clasificar los citados indicadores. A continuación enun-


23 ciamos una que los categoriza en cuatro tipos: demográficos, socioculturales, epide-
miológicos y de servicios de salud.

Dado que el proceso salud-enfermedad, se da en un ser humano y en la comunidad


y sociedad en la que está inserto, será necesario establecer, de acuerdo al nivel de
satisfacción de sus necesidades fundamentales, el comportamiento de los diferentes
satisfactores a fin de definir su nivel de vida y los factores que lo condicionan.

Los indicadores demográficos facilitan la caracterización de la población que se estu-


dia, de acuerdo con la estructura o composición de la población. Se mide por edad y
sexo, razón de sexos, razón o índice de dependencia y las características de la pobla-
ción, expresadas por variables de persona: religión, raza, otros.

Así mismo, los indicadores demográficos nos muestran el crecimiento de una comuni-
dad o población, por medio del crecimiento natural que se da a través de la natalidad y
mortalidad, y por la migración (inmigración y emigración). Los indicadores demográficos
ayudan a establecer grupos de riesgo, de acuerdo a sus características demográficas.

Los indicadores epidemiológicos: miden los efectos que los factores de riesgo tienen
sobre la salud en términos de morbilidad y mortalidad. En el primero de los casos, se
relacionan con la prevalencia e incidencia de enfermedades y de ciertas condiciones
del ambiente sanitario con el objeto de estimar necesidades de salud asociadas a la
población. Frente a la mortalidad, se emplean la mortalidad proporcional y las tasas
brutas o generales y las específicas, entre otras.

TIPOS DE INDICADORES

DEMOGRÁFICOS

SOCIOECONÓMICOS
INDICADORES
EPIDEMIOLÓGICOS

GERENCIA Y DE SERVICIOS DE SALUD

Tomado del libro de Borda P., M; Navarro L., E; Tuesca M. R. Métodos cuantitativos: herramientas
24 para la investigación en salud. 2ª edición. Ed. UNINORTE. 2009.

Razón o número índice: es el cociente resultante al dividir dos valores diferentes, con la
condición de que uno no incluya al otro. Sirve para comparar subgrupos o estratos entre sí.

En algunas oportunidades algunos indicadores pueden presentar confusión: es el caso


de la tasa de mortalidad fetal, que resulta de dividir dos valores que no están contenidos
el uno en el otro (el número de muertes fetales por el número de nacidos vivos) y la tasa
de mortalidad infantil (que se calcula dividiendo el número de niños que fallecen antes
del primer año de vida por el número de nacidos vivos). Estos dos ejemplos ilustran que
los eventos relacionados no guardan relación uno frente al otro y se corresponden con
razones y no propiamente tasas. Este cociente se expresa en una relación de dos nú-
meros enteros. Por ejemplo: la razón de mortalidad materna por 100.000 nacidos vivos
(cociente entre el número de muertes maternas en un determinado año y el número de
nacidos vivos en el mismo año, expresado por 100.000 nacidos vivos).

Este indicador refleja la calidad de los servicios de control prenatal, los programas de
control de natalidad y la calidad de los servicios de salud. En las regiones en desarrollo
es 1:75 (una muerte materna de cada 75 nacidos vivos, mientras que en los países
desarrollados es 1:7300).

Proporción: es un cociente donde el numerador está incluido en el denominador.


La proporción es en realidad un tipo especial de razón, en el que el numerador está
incluido en el denominador. No obstante implica un concepto dinámico del fenómeno
que se estudia en la población. Se suele expresar en forma de porcentaje.

La fracción resultante va de 0 a 1, debido a ello es necesario multiplicarlo por 100 para


expresar un evento, por lo tanto, la proporción también se corresponde al porcentaje. Por
ejemplo, proporción de situaciones de alerta investigadas: en el numerador van las alertas
investigadas y en el denominador van todas las alertas; expresa la capacidad de investigar
alertas epidemiológicas, es decir mide la capacidad de respuesta.

Los porcentajes se obtienen multiplicando las proporciones por 100. Los porcentajes se em-
plean con mayor frecuencia que las proporciones y son muy útiles para el análisis epidemio-
lógico por su fácil manejo e interpretación, lo que permite hacer comparaciones de eventos
dentro de la población. Así mismo, se pueden comparar grupos de diferentes tamaños y se
valora el peso relativo de una categoría con respecto a la totalidad del fenómeno.
25
Tasa o coeficiente: es una medida de incremento o decrecimiento de una variable (mortali-
dad, natalidad, etc.), en un período de tiempo definido. Es un parámetro que incorpora una
idea dinámica del proceso de enfermar en una colectividad a lo largo del tiempo, lo que difi-
culta su abstracción. Estrictamente la definen como el potencial instantáneo de cambio de
una variable (generalmente una enfermedad) por la unidad de cambio de otra (en el tiempo)
y relacionado con el tamaño de una población expuesta al riesgo.

La tasa es también una probabilidad de ocurrencia de un evento en particular durante un


período de tiempo dado. Dada la diversidad de eventos, las tasas también son diversas. El
hecho de usar el tiempo supone un cierto control de esa variable en la descripción del fenó-
meno en la colectividad. Como el tiempo es una variable difícil de controlar, este indicador es
uno de los más importantes en epidemiología.

Por ejemplo, en la tasa de mortalidad general el numerador representa el número


de eventos (muertes) ocurridos durante el período en estudio en ciertos sujetos de
observación (780 muertes durante un año “x” en una población), y un denominador
dado por la población que está expuesta al suceso (4.520.280) por 10.000 personas
(indicando el número de personas que cambiaron de no tener una patología a tenerla).
Es decir, durante el periodo de tiempo “x” en la población dada ocurrieron aproximada-
mente dos muertes por cada 10.000 personas.
Las tasas, se categorizan en generales o brutas, las cuales se calculan para toda una po-
blación, ejemplo de ellas son las tasas de mortalidad general, las de morbilidad general,
las de migración en un área y en un período de tiempo. Un ejemplo de las específicas
son aquellas tasas de mortalidad o morbilidad que se calculan para grupos especiales
por variables, como: edad, sexo, raza, causa y otras, y las de letalidad por causa.

Ejemplo de tasa específica: se desea establecer cuál fue la tasa de morbilidad por
enfermedad diarreica aguda (EDA) en menores de un año en la ciudad de Atlántida en
el 2001. La oficina de población reporta que se presentaron 520 casos de EDA en ese
grupo y que la población según proyección del censo era de 10.423 menores de 1 año.

La tasa de morbilidad específica para EDA y menores de 1 año, será:


220
TM EDA = X 10.000 = 210.46 x 10.000
10.423
26
De cada 10.000 niños menores de un año de Atlántida, se enfermaron aproximada-
mente 210 por EDA.

Conceptos epidemiológicos:
Incidencia
Se define como el número de casos nuevos de una enfermedad en un período de tiem-
po definido y en un área determinada. Como se mide a través del tiempo se considera
un concepto dinámico, a diferencia de la prevalencia que por medirse en un momento
del tiempo es estática.

Se obtiene del número de casos nuevos de una enfermedad y se calcula por medio de
la aplicación del concepto de porcentaje y de tasa.

Se clasifica, según se obtenga por:


• Números: valores absolutos de casos.
• Incidencia acumulada: o de riesgo, expresa la probabilidad de ser un caso nuevo.
Se calcula al dividir los casos nuevos entre la población y al inicio del período de
estudio. La incidencia acumulada, al calcularse como el cociente entre el número de
casos nuevos y el tamaño de la población en riesgo en un periodo de tiempo, asu-
me que todos los individuos de la población en riesgo estuvieron efectivamente en
riesgo de presentar la enfermedad durante todo el periodo de tiempo observado.
• Densidad de incidencia: calculada a través de la tasa de incidencia. Indica probabilidad o
riesgo de contraer la enfermedad, o sea de pasar de sano a enfermo. Se obtiene de dividir
los casos nuevos entre el total de personas-tiempo. Para su cálculo es necesario medir con
exactitud el tiempo que cada individuo estuvo en riesgo de enfermar y obtener el número
total de “tiempo-persona” de observación (v.g., años-persona; días-persona)
• Tasa de ataque: es una tasa de incidencia que se obtiene en una situación de brote o
epidemia en períodos muy cortos de tiempo. Es una tasa de morbilidad que expresa inci-
dencia acumulada, generalmente se refiere al riesgo de desarrollar un evento en pobla-
ciones expuestas al riesgo en un momento del tiempo. Se emplean en estudios de brotes
o epidemias. La tasa de ataque secundario corresponde a la exposición de familiares o
contactos que sigan después de la exposición a un caso primario.
• La tasa de letalidad, se refiere al número de muertes de una enfermedad o evento sobre
el total de personas que padecen el evento en un área dada y en un tiempo. Estas dos
últimas aún cuando se denominan tasas, son proporciones o porcentajes de incidencia
acumulada.
27
Ejemplo: se realizó un estudio en 150 personas que estaban expuestas al consumo de
cigarrillos por más de diez años, con el objeto de establecer de ellas cuántas desarro-
llaban cáncer de pulmón. A los diez años, se encontró que se diagnosticaron con el
cáncer 10 personas.

Casos nuevos. 10
I . A. = ---------------------- = ------- = 0.066 X 100 = 6.66%
Población inicial 150

De cada 100 personas consumidoras de cigarrillos de la población de estudio, aproxi-


madamente 7 desarrollaron cáncer de pulmón a los diez años de seguimiento. Se
puede expresar también como: la probabilidad de haberse enfermado a los diez años
de seguimiento es de 6.66% o aproximadamente del 7%.

Tasa de letalidad:

Número de personas que mueren por una patología X


TL = X 100
Número de personas enfermas por la patología X

Ejemplo: En el mes de noviembre de 2002, en la cuidad se reporta un incremento de


los casos de dengue, con un total de 1894, de los cuales mueren por complicaciones
de la enfermedad un total de 12 personas. Usted, requiere establecer la letalidad del
dengue en ese mes. Para ello, hace lo siguiente:
12
TL = x 100 = 0.63%
1894

Por cada 100 personas que contrajeron el dengue, murió aproximadamente una.

Prevalencia
Se define como el número de casos existentes en un momento del tiempo, o los que
se desarrollen en un período, es decir comprende los casos viejos que aún permane-
cen enfermos y los nuevos diagnosticados durante un espacio de tiempo.

Cuando los casos se dividen entre la población total, se tiene una proporción de preva-
28 lencia y no una tasa, por tanto no se habla de tasas de prevalencia, sino de proporción
de prevalencia o simplemente prevalencia de la enfermedad.

La prevalencia, se clasifica en de punto o inicial y de período. La primera indica la


probabilidad de estar enfermo en un momento del tiempo, y la segunda es igual a la
prevalencia de punto más la incidencia del período: muestra la probabilidad de estar
enfermo o de enfermar en un período de tiempo.

Ejemplo de prevalencia de punto: en el municipio de Pichincha, con una población de


67.896 habitantes, se tuvo a 31 de agosto de 2002, 574 personas atendidas por hiper-
tensión en el hospital del municipio. ¿Cuál es la prevalencia de punto a 31 de agosto?

574
P= x 100 = 0.85 x 100
67.896

Respuesta: el 31 de agosto existían por cada 100 habitantes aproximadamente 1 per-


sona con hipertensión en el municipio de Pichincha.

Ejemplo de prevalencia de período: en el mismo municipio, durante 2002, se presen-


taron 753 casos de hipertensión, de los cuales 574 habían sido diagnosticados al 31
de agosto. ¿Cuál es la prevalencia de período?
753
P.P = x 100 = 1.10
67.896

Respuesta: la probabilidad de haber sido hipertenso en 2000, en Pichincha, fue de


1.1 por cada 100 habitantes.

La prevalencia de punto, siempre está en función de la incidencia y la duración de la


enfermedad, por lo que puede aumentar en la medida en que:
· Se diagnostiquen casos nuevos (aumento de incidencia).
· La duración de la enfermedad sea larga.
La prevalencia puede disminuir, en la medida en que:
· Las personas se curen.
· Se eviten nuevos enfermos.
29 · Las personas se mueran.
La prevalencia de punto de una enfermedad puede cambiar, como resultado de:
· Un cambio en la incidencia.
· Un cambio en la duración de la enfermedad.
· Un cambio en las dos.

Endemia:
Del griego “endos”, que significa dentro y “demos”, que significa pueblo. Es decir, significa
que una enfermedad se presenta con una incidencia de manera relativamente constante
en una comunidad geográfica. Se presenta una endemia cuando los factores determinan-
tes de la enfermedad están enraizados en el ambiente y no se modifican; por ejemplo, el
incremento de los casos de dengue: dado por las conductas de la población relacionada
con el manejo de agua y el bajo control de mantener erradicación de focos (botellas vacías,
llantas, aguas estancadas, entre otras). La endemia se subdivide de acuerdo al nivel de
afectación poblacional en holoendemia, cuando afecta más del 75% de la población; hipe-
rendemia, cuando afecta del 50-75% de la población; mesoendemia, cuando afecta del 10
al 50%, e hipoendemia cuando afecta menos del 10% de la población.

Epidemia:
Proviene de dos raíces: “epi” que significa sobre y “demos”. Se entiende como el au-
mento natural de la incidencia habitual de una enfermedad transmisible en una comu-
nidad. Comúnmente esta definición también aplica a enfermedades no transmisibles:
muertes violentas. Cuando aparece en una comunidad una entidad que estuvo contro-
lada o erradicada, se denomina “epidemia”, así solo aparezca un caso y ello también
aplica para entidades letales; por ejemplo, un caso de cólera, polio, viruela.

Pandemia:
Una pandemia es la expansión de una enfermedad infecciosa a lo largo de un área
geográficamente muy extensa, a menudo por todo el mundo. Para que una enfermedad
pueda calificarse de pandemia debe tener un alto grado de infectabilidad, cierta mortali-
dad y un fácil contagio de una zona geográfica a otra.
Según la Organización Mundial de la Salud para que pueda aparecer una pandemia es
necesario:
• Que aparezca un nuevo virus, o una nueva mutación de uno ya existente, que no haya
circulado anteriormente y que la población no sea inmune a él.
• Que el virus sea capaz de producir casos graves de la enfermedad, con una mortalidad
significativa.
30 • Que el virus tenga la capacidad de transmitirse de persona a persona de forma eficaz,
provocando un rápido contagio entre la población.

Las fases de alerta de pandemia para influenza según la OMS, son:


En la revisión de 2009 de las descripciones de las fases, la OMS manutuvo la estruc-
turación en seis fases para facilitar la incorporación de nuevas recomendaciones y en-
foques a los planes nacionales de preparación y respuesta existentes. Se han revisado
la estructuración y la descripción de las fases de pandemia para facilitar su compren-
sión, aumentar su precisión y basarlas en fenómenos observables.

Las fases 1 a 3 se corresponden con la preparación, en la que se incluyen las activi-


dades de desarrollo de la capacidad y planificación de la respuesta, mientras que las
fases 4 a 6 señalan claramente la necesidad de medidas de respuesta y mitigación.
Además se han elaborado mejor los periodos posteriores a la primera ola pandémica
para facilitar las actividades de recuperación pospandémica.

Fase 1: en la naturaleza, los virus gripales circulan continuamente entre los animales,
sobre todo entre las aves. Aunque en teoría esos virus podrían convertirse en virus
pandémicos, en la fase 1 no hay entre los animales virus circulantes que hayan causa-
do infecciones humanas.

Fase 2: se caracteriza por la circulación entre los animales domésticos o salvajes de


un virus gripal animal que ha causado infecciones humanas, por lo que se considera
una posible amenaza de pandemia.

Fase 3: se caracteriza por la existencia de un virus gripal animal o un virus reagrupado huma-
no-animal que ha causado casos esporádicos o pequeños conglomerados de casos huma-
nos, pero no ha ocasionado una transmisión de persona a persona suficiente para mantener
brotes a nivel comunitario. La transmisión limitada de persona a persona puede producirse
en algunas circunstancias como, por ejemplo, cuando hay un contacto íntimo entre una
persona infectada y un cuidador que carezca de protección. Sin embargo, la transmisión
limitada en estas circunstancias restringidas no indica que el virus haya adquirido el nivel de
transmisibilidad de persona a persona necesario para causar una pandemia.

Fase 4: se caracteriza por la transmisión comprobada de persona a persona de un


virus animal o un virus reagrupado humano-animal capaz de causar “brotes a nivel
comunitario”. La capacidad de causar brotes sostenidos en una comunidad señala un
31 importante aumento del riesgo de pandemia. Todo país que sospeche o haya compro-
bado un evento de este tipo debe consultar urgentemente con la OMS a fin de que se
pueda realizar una evaluación conjunta de la situación y el país afectado pueda decidir
si se justifica la puesta en marcha de una operación de contención rápida de la pande-
mia. La fase 4 señala un importante aumento del riesgo de pandemia, pero no signifi-
ca necesariamente que se vaya a producir una pandemia.

Fase 5: se caracteriza por la propagación del virus de persona a persona al menos


en dos países de una región de la OMS. Aunque la mayoría de los países no estarán
afectados en esta fase, la declaración de la fase 5 es un indicio claro de la inminencia
de una pandemia y de que queda poco tiempo para organizar, comunicar y poner en
práctica las medidas de mitigación planificadas.

Fase 6: es decir, la fase pandémica, se caracteriza por los criterios que definen la fase
5, acompañados de la aparición de brotes comunitarios en al menos un tercer país de
una región distinta. La declaración de esta fase indica que está en marcha una pande-
mia mundial.

En el periodo posterior al de máxima actividad, la intensidad de la pandemia en la mayoría


de los países con una vigilancia adecuada habrá disminuido por debajo de la observada en
el momento álgido. En este periodo, la pandemia parece remitir; sin embargo, no pueden
descartarse nuevas oleadas, y los países han de estar preparados para una segunda ola.
Las pandemias anteriores se han caracterizado por oleadas de actividad repartidas
durante varios meses. Cuando el número de casos disminuye, se requiere una gran
habilidad comunicadora para compaginar esa información con la advertencia de que
puede producirse otro ataque. Las olas pandémicas pueden sucederse a intervalos de
meses, y cualquier señal de “relajación” puede resultar prematura.

En el periodo pospandémico, los casos de gripe habrán vuelto a ser comparables a los
habituales de la gripe estacional. Cabe pensar que el virus pandémico se comportará
como un virus estacional de tipo A. En esta fase es importante mantener la vigilancia
y actualizar en consecuencia la preparación para una pandemia y los planes de res-
puesta. Puede requerirse una fase intensiva de recuperación y evaluación.

7. La investigación epidemiológica en epidemias.


Dentro de las investigaciones epidemiológicas ocupan un lugar importante las investi-
gaciones de brotes o epidemias. Estos estudios deben realizarse cuando una enferme-
32 dad puede representar un problema o una amenaza para la salud de una población.
Se debe indagar sobre los siguientes aspectos:

1) ¿La enfermedad representa una amenaza para la salud? Existen patologías que de
acuerdo a los objetivos generales de los programas de control o al peligro real o po-
tencial para la población, requieren una investigación epidemiológica. En estos casos,
se debe investigar sin consideración a otro criterio. Por ejemplo, cólera, poliomielitis,
viruela, ántrax, botulismo, virus del Nilo entre otros (un solo caso amerita una investi-
gación).

2) ¿Excede la enfermedad su frecuencia usual? Cuando la incidencia sobrepasa su


frecuencia esperada para una población específica, para un determinado período y
área geográfica. Aquí los epidemiólogos se apoyan con datos: tasas de incidencia o el
comportamiento del número de casos relacionado con la curva endémica para monito-
rizar la frecuencia de esos casos:

Para la clasificación de los casos se deben establecer unas definiciones con base en
criterios clínicos, epidemiológicos y de laboratorio: Las definiciones de caso son útiles:
como criterios de inclusión, como clasificador de los casos y para la aplicación y eva-
luación de las medidas de control.

Para valorar el incremento de casos (sospechosos y/o confirmados), utilizaremos


herramientas sencillas como por ejemplo comparar si este incremento es estadística-
mente significativo (en función de tiempo: meses anteriores, años que anteceden al
evento, aunque no se debe despreciar la intuición).

Si la incidencia actual fuera superior comparada con la incidencia de base en la mis-


ma población, podemos confirmar la ocurrencia de la epidemia o brote.

Hay que tener en cuenta que un número de casos mayor que el esperado se puede
contrastar con los periodos de tiempo, para predecir la situación (ver Figura 2). Tam-
bién puede estar relacionado con acciones de búsqueda activa o con la implementa-
ción de programas de control.

Figura 2. Corredores endémicos


12

10 Zona epidémica Cuartil


33 superior
8
Tasas o casos

6 Zona de alerta Mediana

4 Cuartil
Zona de seguridad inferior
2
Zona éxito
0
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
Mes
Tomada de: Bortman M. Rev Panam Salud Publica/Pan Am J Public Health 5(1), 1999)

3) ¿De qué fuente provienen los casos? Se debe valorar de dónde procede la fuente
de contagio. Cuando hay sospecha de que los casos proceden de una fuente común,
se sospechan enfermedades transmitidas por agua o alimentos. La investigación de
los casos iniciales puede permitir la detección temprana y evitar mayor número de
casos.

· Fuente común: es considerada como aquella que da origen a la presentación de to-


dos o de la mayoría de los casos, es decir pone de manifiesto que los casos estuvieron
expuestos o en contacto con el agente. Esta dinámica se grafica y su característica es
un rápido ascenso y descenso de los casos.
Figura 3. Fuente común
Número de casos
20

15

10

0
Tiempo
Ancho < Promedio del periodo de incubación

· Fuente propagada: se caracteriza por ser una transmisión de persona a persona y


cada caso se constituye como la fuente de contagio para los otros. La curva es insidio-
sa, aparecen unos cuantos casos, el ascenso es lento y desaparece de forma lenta en
la medida en que se agotan los susceptibles.
34
Figura 4. Fuente propagada
Brote
secundario
25

Brote
20
primario

Brote
15
terciario

10

Periodo de incubación

Caso índice

4) Cuando la enfermedad se presenta con mayor gravedad que habitualmente.


5) Cuando se trata de una enfermedad desconocida en el área. Una vez realizados los
pasos anteriormente descriptos, es preciso caracterizar el brote según variables de
tiempo, lugar y persona. De esta manera se puede desarrollar una hipótesis en rela-
ción con su origen, transmisión o propagación y duración.

Estos estudios tienen gran valor epidemiológico, debido a que contribuyen a ampliar
el conocimiento sobre la historia natural del evento estudiado y dan las bases para
prevenir su posterior diseminación.

Figura 5. Estudio de brote

Estudio descriptivo: variables de


tiempo, persona y lugar. Estudio de cohorte
Explica fenómenos del proceso Estudio de casos y controles
salud-enfermedad y determina Estudio experimental
factores de riesgos

Estudio de brote
35

Estudio descriptivo-transversal: estimadores de riesgo

Estrategia epidemiológica: Determinantes de salud: Políticas de salud pública:


•Fase descriptiva •Explica historia social y •Vigilancia en salud pública
•Fase analítica natural de las enfermedades •Educación en salud
•Plantea y prueba hipótesis infecciosas •Promoción y prevención
•Identifica factores de riesgo •Comunicación en salud
•Lecciones aprendidas

Preguntas para tener presente ante una epidemia:

1. ¿Qué recursos están disponibles: personal, laboratorio, comunicación y medios?


2. ¿Qué recursos deben ser provistos por colaboradores externos?
3. ¿Quién dirigirá la investigación en terreno (día a día)?
4. ¿Quien interactuará con los medios de comunicación?
5. ¿Cómo se comunicaran los miembros del equipo entre sí?
6. ¿Cómo se manejarán y analizarán los datos?
7. ¿Quién escribirá el reporte final y comunicará la información?
• Elementos a investigar en la fase preliminar de una epidemia o brote
- Establecer o confirmar el diagnóstico (esto puede variar debido a la tecnología dispo
nible y el tipo de agente, si es nuevo o emerge).
- Verificar la epidemia o la posible pandemia.
- Tasa de incidencia.
- Distribución en el tiempo de los casos (curva epidémica).
- Distribución de los casos de acuerdo al lugar y a las características de persona. Esta
blecer la fuente (común o propagada).
- Generar hipótesis y adoptar medidas de control.
- Evaluar medidas de control.
- Elaborar el informe final.

Historia natural y social de la enfermedad

Figura 6. Diagrama de la historia natural y social de la enfermedad y sus niveles de prevención


36
En ella se valora las diversas interacciones ecológicas, sociales e individuales junto
con los estadios que intervienen en el desarrollo de una enfermedad.

• Periodo prepatogénico: en esta etapa no se ha desarrollado la enfermedad como tal,


conviven de manera equilibrada el o los agentes, el ser vivo, todos ellos en el medio
ambiente.

Triada epidemiológica

Agente

Medio ambiente
37

Huésped susceptible

• Periodo patogénico: en esta etapa se rompe el equilibrio. Existe un huésped suscep-


tible que es afectado en su estructura molecular por el agente donde se reproduce de
manera activa. En la fase inicial, cuando se presentan los indicios de la enfermedad
con sus signos y síntomas se conoce como periodo de incubación, el cual puede ser
corto o largo dependiendo de la capacidad agresiva del agente, de la capacidad de
respuesta o resistencia del huésped (sistema de defensa) y del tipo de enfermedad.
Las infecciosas tienen periodos cortos de incubación, mientras que las crónicas o
algunas infecciosas raras o poco comunes el proceso de desarrollo es largo. Cuando
el agente se ha multiplicado o reproducido lo suficiente genera cambios anatómicos y
funcionales que caracterizan la enfermedad y en esta fase se diagnostica a partir de
signos y síntomas establecidos. Este periodo puede evolucionar, dependiendo de la
interacción agente-huésped, en curación, incapacidad o muerte.

Cuando se establece la enfermedad, se deben abordar los mecanismos relacionados


con la forma de transmisión y adquisición de la enfermedad (cadena epidemiológica).
Figura 8. Cadena epidemiológica

Cadena epidemiológica

Agente causal: Reservorio: Puerta de salida:


Estudio de brote
•Biológicos •Humano •Respiratoria
•Físicos •Animal • Urinaria
• Químicos •Suelo • Intestinal
•Social-psicológico •Mixto •Eliminación mecánica
•Adicional •Lesiones abiertas infecciosas

Hospedero sano o susceptible: Puerta de entrada: Vías de transmisión:


•Susceptibilidad •Respiratoria •Directa
38 •Resistencia •Urinaria •Indirecta
•Inmunidad •Digestiva •Vehículos
•Eliminación mecánica •Vectores
•Lesiones abiertas infecciosas

Figura 9. Caracteristicas del agente

Cadena epidemiológica.:
El agente

Tóxico
Infectividad
Físico / químico Dosis letal
Toxicidad
Mutagénico
Patogénico
AGENTE Biológico Virulento
Mutagénico
Hábitos tóxicos
Inmunogénico
Social / psicológico Ritos/costumbres
Tendencias/modas Específico
Normas/valores
Figura 10. Características del reservorio

Cadena epidemiológica:
Reservorio

Reservorio Natural
(hábitat natural
del agente)

Animal Humano
•Caso clínico
•Caso subclìnico
•Portador: sintomático /
39 asintomático
Inanimado •Crónico

Terminal / permanente
Sucesos, suelo,
Ligero /espontáneos
aire, agua
Constante / intermitente

Figura 11. Características de la puerta de salida

Cadena epidemiológica:
Puerta de salida

Respiratoria
Digestiva
Natural
Genitourinaria
Puerta Piel/tegumentaria
de Salida

Artificial Mecánica
Figura 12. Características del vehículo de salida

Cadena epidemiológica:
Vehículo

Secreciones
nasales

saliva

Heces

Vehículo Secreción ocular/


40 de salida lagrimal

Vómitos

Orina

Leche

La investigación en epidemias
La etapa “Información y análisis preliminar” o también llamada fase rápida comprende:

1- Establecer o confirmar el diagnóstico


El primer paso consiste en la confirmación del diagnóstico de los casos denunciados
(previa definición de “caso”) acorde con criterios clínicos, de laboratorio y epidemioló-
gicos, y se debe verificar que se está frente a una epidemia o brote.

Lo anterior se establece comparando la incidencia reciente con la notificada en la


misma zona, en la misma población y en la misma época del año en periodos anterio-
res). En situaciones ideales, se consideran confirmados los casos que cumplen con
los requisitos de la definición de caso, y sospechosos a los que presentan únicamente
evidencia clínica de la enfermedad.
2.- Verificar la ocurrencia de una epidemia o un brote
Esto requiere que realicemos una comparación entre la incidencia actual y la inciden-
cia en períodos anteriores de esta misma población, lo que implica orientar la epide-
mia con respecto a tiempo, lugar y persona. Si el número de casos excede en forma
significativa su incidencia usual, se confirmará la existencia de una epidemia o brote.

Para evitar errores de interpretación en la comparación de los datos recogidos sobre la


incidencia de determinada enfermedad, tenemos que tener en cuenta:

• Constatar si hubo cambios en el número de fuentes de notificación de casos a lo


largo del tiempo.
• Conocer si no hubo cambios en las actividades del programa. Cuando se inicia una
búsqueda activa de casos (investigación de contactos, examen de la población sana,
etc.), se puede esperar un aumento en el total de casos registrados.

41 Los datos analizados epidemiológicamente deben compararse con los resultados del
laboratorio. El agente causante de una enfermedad puede confirmarse con la presen-
cia de patógenos o toxinas conocidos o por el aumento de títulos de anticuerpos en
especímenes de enfermos, siempre que los signos y síntomas experimentados por los
pacientes concuerden con los producidos por el agente.

En el caso de las enfermedades transmitidas por alimentos, para confirmar la inter-


vención de un alimento sospechoso debe encontrarse en el alimento epidemiológica-
mente implicado el mismo organismo (serotipo, tipo bacteriológico u otro definido) o
toxina que se identificó en los especímenes de los pacientes.

3. Métodos de control
Una vez se ha llevado a cabo un análisis exhaustivo de los datos, se formularán recomen-
daciones de orden práctico que tiendan a evitar o controlar futuras epidemias. La mayor
información sobre el agente, el huésped y el ambiente, facilitan la solución del problema.
Pero, como en cualquier otro campo de la investigación, el éxito depende en gran parte del
análisis que se realice con base en los datos, más que en los datos mismos.

Caso: como ejemplo se presenta un brote de triquinosis, realizado en la ciudad de Mar


del Plata por el Instituto Nacional de Epidemiología, en el año 1977. (Tomado de Curso
de Epidemiología General. Instituto Nacional de Epidemiología “Dr. Juan H. Jara” Mar
del Plata, Argentina)
El 21 de octubre de 1977 ante el llamado de un médico de una clínica privada de Mar
del Plata, solicitando la colaboración del Instituto Nacional de Epidemiología en la
investigación de un probable brote de triquinosis, se concurrió para observar el estado
de los pacientes internados y la revisión de la historias clínicas de los mismos.

De la anamnesis y del documento escrito se comprobó a priori que se estaba efecti-


vamente ante un brote epidémico de triquinosis, ya que la notificación oficial de Zona
Sanitaria VIII para el Partido de General Pueyrredón con respecto a esta patología, no
estaba registrado ningún caso en los años anteriores (revisión estadística de los años
1974, 75 y 76).

La notificación oficial en el decenio 1967 - 76, reveló la existencia de una tasa de 0,4
por mil para el año 1976. Como conclusión general, se pudo afirmar que la triquinosis
humana estaba difundida pero con tasas bajas de morbilidad; o que realmente la tasa
era baja debido al subregistro de casos.
42
Entre los animales la trichinela spiralis tiene una amplia variedad de huéspedes. Los
cerdos tienen especial interés entre los animales domésticos, cuya carne y subproduc-
tos son la fuente principal de infección para el hombre.

Por medio de Servicio Social se efectuó la encuesta de los convivientes o familiares


que podían haber presentado signos y/o síntomas que hicieran sospechar la presen-
cia de un mayor número de enfermos. Después los datos fueron volcados en una ficha
clínica epidemiológica individual, confeccionada por el departamento de investigación
para esta patología. Las encuestas se realizaron entre los pacientes internados y los
familiares o convivientes de los mismos, además entre los vecinos sospechosos, por
los síntomas que presentaban, de haber cursado una triquinosis sin recibir asistencia
médica debido a lo pasajero y leve de la clínica.

De esta encuesta surgió que la mayoría de los enfermos son familiares y que a pesar
de vivir en distintos domicilios (muy cerca unos de otros), se reunían habitualmente a
almorzar o cenar. Este grupo de familia compró durante los meses de junio, julio, agos-
to y septiembre (como lo hacían en años anteriores), carne y factura de cerdo a un
vecino, quien faenó en forma clandestina varios cerdos en esta época, los que luego
vendía en el barrio afectado.

La familia de dicho comerciante clandestino habría presentado síntomas sospechosos


de padecer triquinosis, pero no recibió atención médica y ante la encuesta de Servicio
Social se negó a prestar colaboración. A mediados de septiembre se realizó un festejo
familiar con un almuerzo en el que se sirvió carne de cerdo preparada en distintas
formas, alimento que en la mayoría de los casos no se ingería comúnmente.

La atención médica de los pacientes tanto internados como por consultorio externo
fue realizada por el médico clínico que solicitó dicha investigación. Asimismo, los análi-
sis efectuados de rutina de sangre y orina a los internados estuvo a cargo del laborato-
rio de la misma clínica.

Características de los enfermos:


Se observa en el gráfico, que del total de 20 casos, 14 fueron del sexo femenino, re-
presentando el 70% y 6 fueron del sexo masculino, es decir el 30%, con lo cual se nota
una importante diferencia por sexo. Del estudio de los grupos etarios surge que el más
afectado fue el comprendido entre 25 y 34 años. Las edades extremas oscilaron entre
43 3 y 66 años.

Distribución en el tiempo:
La distribución en el tiempo y por la anamnesis realizada, surge que 8 pacientes ingerían
carne de cerdo desde tiempo antes al período de incubación máxima; los 12 pacientes
restantes comían habitualmente alimentos comunes antes de la ingesta de cerdo. La
fecha de ingestión corresponde con los períodos mínimos y máximos de incubación. Los
picos de máxima incidencia atañe a los días 8, 16 y 18 de octubre de 1977.

Conclusiones
En este trabajo se demuestra una vez más la importancia de la notificación por parte
de los profesionales del sector privado que permite, como en este caso, la detección y
el control de un brote epidémico de triquinosis.

Dicho brote ocurrió entre varias familias residentes en dos barrios adyacentes, ubica-
dos en la periferia de la ciudad, en época de primavera, lo que avala lo descrito en el
punto referente a distribución y frecuencia. La fuente de infección estaba localizada en
una familia que faenaba clandestinamente y vendía carne entre el vecindario.

Respecto a la edad no surgen diferencias apreciables entre los pacientes, y en cuanto


al sexo hay un neto predominio femenino. En este brote no se observaron casos mor-
tales. Del análisis de la encuesta respecto a la ingestión de las distintas formas de
preparación, surge como alimento incriminado el puchero de cerdo, hecho improbable
dado que por la forma de cocción es esperable la eliminación de las larvas, a menos
que el tiempo de cocción fuera insuficiente o se hubiera agregado un trozo de tocino al
final de la preparación.

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