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Los mineros de la
Sierra central y la
masacre de Malpaso
1.
LA COCHA QUE DEJÓ DE SER
COCHA
Quienes conozcan algo de toponimia peruana saben que “cocha” en
quechua significa “laguna”. Deducirán entonces que en ese asiento
existió alguna vez una laguna. ¿Preguntaremos entonces cómo y
cuándo desapareció esa laguna?
La revista Amauta y el quincenario Labor, ambos órganos dirigidos
por José Carlos Mariátegui, publicaron una versión objetiva de lo
ocurrido allí.
2.
LA HUELGA DE OCTUBRE DE
1929 EN MOROCOCHA
La paralización fue total e inmediata aunque no exenta de
dificultades puesto que la compañía norteamericana no había
reconocido hasta entonces el derecho a la huelga, contando para ello
con el respaldo de las autoridades “peruanas”. De ahí que la lucha
tuviera, desde el comienzo, un marcado carácter político-social. Se
luchaba no solo por mejorar las condiciones de vida y trabajo sino por
el reconocimiento de los más elementales derechos de reclamación y
de organización sindical. Además se trataba de una lucha no contra
cualquier empresa capitalista sino contra la más poderosa empresa
norteamericana afincada en nuestro país. Se trataba pues, de romper
el virtual régimen de extraterritorialidad impuesto por la empresa.
3.
UN ENCUENTRO MEMORABLE
En la breve estada de los miembros del Comité Central de Reclamos
en Lima se llevó a cabo un fluido intercambio de informaciones e
ideas con José Carlos y sus colaboradores más cercanos.
En el presente trabajo se insertan dos fotos muy significativas,
aunque insuficientemente difundidas. En una de ellas las personas
aparecen con sombreros puestos (presente en esta edición) y en la otra,
no. En ambas aparecen, al centro José Carlos en su silla de ruedas;
flanqueándolo de pie, de izquierda a derecha, Ricardo Martínez de la
Torre, yo, Ramón Azcurra, Alejandro Loli, Gamaniel Blanco, Adrián
Sovero y Manuel Vento. Se trataba de una excursión en grupo al
Parque de la Reserva. En otra ocasión, no fotografiada, fuimos de
paseo al bosque de Matamula. En ambas oportunidades sucedió lo que
también había ocurrido cuando hicimos iguales recorridos con un
grupo de intelectuales. Durante el trayecto a pie, conduciendo
nosotros a José Carlos en su silla, las conversaciones versaban sobre
temas del día y se absolvían inquietudes de carácter ideológico,
cultural y político, Mariátegui asimilaba con avidez las informaciones
sobre hechos recientes o no conocidos por él sobre la vida y los
problemas que afectaban a los campamentos mineros y a las
comunidades campesinas y ganaderas del valle del Mantaro y de Cerro
de Pasco. Le interesaban sobremanera la organización comunitaria y
las tradiciones y costumbre de nuestra región andina central. Trataba
de enterarse minuciosamente del sistema de contratos en las minas y
sobre los nexos étnicos y económicos entre mineros y campesinos.
Indagaba, igualmente, sobre algunos aspectos del pliego de reclamos
que él ya conocía. En ese ambiente de franca, sencilla y agradable
conversación, ninguno de nosotros podría suponer que muy pronto se
cortaría la vida de Mariátegui, y que estos serían sus últimos
conocimientos, adquiridos a viva voz, sobre las condiciones de
existencia y de trabajo en la región centroandina.
4.
EN LOS DOMINIOS DE LA
CERRO DE PASCO COPPER
CORPORATION
Al retornar a su destino, el Comité Central de Reclamos continuó
sus vínculos postales con Mariátegui, con Martínez de la Torre y con
quienes lo habíamos acompañado en sus gestiones. Las cartas
publicadas por Martínez de la Torre en el tomo IV de su obra Apuntes
para una interpretación marxista de la historia social del Perú son muy
reveladoras al respecto. En ellas se asienta que el 11 de enero de 1930
se emprendió la tarea de formar los comités de minas en Morococha,
que luego se hizo lo mismo en los otros asientos: y que el día 13 de
ese mes se constituyó la Federación de Trabajadores Mineros del
Centro.
5.
MI CONDICIÓN DE
TRABAJADOR MINERO
Diversos problemas y ocupaciones no concluidos, entre ellos el
asesoramiento politico y sindical a los camaradas del Callao, mi
responsabilidad en el Secretariado Nacional de la Juventud y lo
relacionado con la filiación y el nombre definitivo del partido,
impidieron mi inmediato retorno a Morococha.
Recién pude hacerlo a mediados de julio, pero esta vez con mejor
resultado. A pocos dias de llegar alli, gracias al esfuerzo de los
miembros del Comité Central de Reclamos, pude obtener colocación
en planilla como obrero “pallaquero”. Trabajo que consistia en limpiar
el mineral separándolo de la tierra y escorias al salir de las minas.
Para proteger las manos del roce de las piedras enfundábamos cada
dedo con un pedazo de manguera. Pero, al salir del trabajo, bajando
hacia los campamentos, nos veíamos necesitados de frotar con algo
largo rato las manos para que se desentumecieran y así poder abrir las
cerraduras de nuestras viviendas.
6.
RETOMANDO EL CAMINO
Aparte de las vicisitudes sucedidas, al retornar a Morococha en mi
segundo viaje experimenté también honda decepción al encontrar que
durante el lapso que mediaba desde mi primer viaje el funcionamiento
del Comité Central de Reclamos había sufrido un sensible retroceso.
Mi inexperiencia y el deseo de avanzar no me permitieron comprender
entonces las limitaciones y deficiencias del movimiento sindical entre
los mineros. Por eso es que en la carta que le escribl a Martlnez de la
Torre me expresarla exageradamente al relatarle mis impresiones de
aquellos dlas[7]. No obstante le hago saber también que hemos
elaborado e iniciado un segundo plan de trabajo.
7.
HACIA EL CONGRESO MINERO
El pretexto esgrimido por la empresa para denegar la petición obrera
de aumento de salarios era la supuesta situación privilegiada de los
trabajadores de Morococha con relación a los salarios en los otros
asientos de la compañla. Sabiendo nosotros que no era asl
comprendimos sin embargo que harla falta extender nuestra
organización sindical a toda la zona, orientando ese trabajo hacia un
primer Congreso Regional de Mineros y Metalúrgicos. Los
principales objetivos del certamen deberlan ser la centralización del
pliego de reclamos y la formación de la primera Federación de
Trabajadores Mineros y Metalúrgicos del Centro que abrirla las
posibilidades de una Federación Nacional del sector.
8.
EL SINDICATO METALÚRGICO Y
LA LEGALIZACIÓN DEL
MOVIMIENTO
La caída de Leguía, como sabemos, se produjo a través de un
levantamiento militar dirigido en Arequipa por el comandante
Sánchez Cerro. Ante el grueso de la opinión pública se justificó, sin
embargo, como un golpe contra la dictadura de Leguía caracterizada
en esos días por su naturaleza antiobrera. Resultaba obvio, entonces,
que el nuevo gobierno se comprometiera a devolver las libertades
democráticas y a respetar el libre desenvolvimiento sindical. Por eso
las manifestaciones callejeras festejando el cambio levantaron esas
banderas y fueron encabezadas en casi en todo el país por la CGTP y
sus filiales.
9.
LA INICIATIVA DE LOS
CUADROS
A mediados de agosto, dias antes de los sucesos de La Oroya, yo
habia viajado a Lima con el objeto de consultar a las direcciones
nacionales de mi partido y de la CGTP sobre la conveniencia o no de
realizar el Congreso Minero en las acondiciones cada vez más criticas
de la zona.
10.
COORDINACIÓN DE LOS
PLIEGOS
Los sucesos de Cerro repercutieron en todo el ámbito de la empresa
norteamericana y elevaron el ritmo y la tónica de nuestro trabajo.
11.
UNA EXTRAORDINARIA ACCION
DE MASAS
El calor de la lucha se encontraba en Morococha en su más alto nivel
y en ese ambiente nos acercábamos al aniversario de la primera gran
huelga de nuestro asiento, punto de partida del proceso de esa etapa.
Para ese dia, a las 4 p.m., el Sindicato de Morococha organizó una
gran manifestación de aniversario.
12.
EL PRIMER PLENARIO DE LA
CGTP
En el ámbito nacional, la lucha reivindicativa se iba haciendo cada
día más grande y tensa. Y la influencia de esa lucha se hacía sentir
también en otros estamentos importantes del movimiento popular.
13.
EL CONGRESO MINERO
En la noche del 8 de noviembre se inauguró el Congreso. La
ceremonia debía realizarse en la sala de espectáculos del Club Peruano
de La Oroya, recientemente recuperado por el Sindicato Metalúrgico.
Fue un acto no exento de dificultades. Momentos antes la Policía
interfirió una concentración de trabajadores destinada a dar la
bienvenida a los delegados de la CGTP. De otra parte, la empresa
intentó boicotear este acto convocando para el mismo lugar, día y hora
un concierto gratuito del conocido músico Carlos Valderrama.
14.
UNA REDADA INTIMIDATORIA
Terminada la sesión del dia lunes, los delegados nos retiramos a
descansar. A las dos de la madrugada del dia siguiente la Policia, bajo
el mando del capitán Ortega y del prefecto Santibáñez. Allanó
violentamente los hoteles y las casas que albergaban a los delegados
venidos de afuera. Fuimos conducidos a la estación del ferrocarril para
embarcarnos en un tren expreso rumbo a Lima, custodiados por
efectivos del Ejército. Entre los detenidos, como es de suponer, se
encontraban los representantes de la CGTP, encabezados por Avelino
Navarro, y también los del Partido Comunista, Ravines, Pavletich y
Serpa.
15.
EL PARO GENERAL Y LOS
REHENES
Acto seguido, una cuadrilla de trabajadores se dirigió a la gerencia
y procedió a tomar como rehenes a dos altos jefes de la empresa: el
superintendente, Mr. Mac Hardy, y el gerente de la Sociedad Ganadera
Junín, Mr. Fowler. Era la segunda vez que los mineros recurrían a esa
forma de lucha. Como se recordará, una acción similar se había
realizado durante la huelga de Morococha del último octubre.
16.
UNA VICTORIA SIGNIFICATIVA
Sin saber qué iba a ocurrir, cerca a la medianoche se nos pidió
designar una delegación para entrevistarse con el ministro de
Gobierno y altos jefes de la Policia. El comandante Gustavo Jiménez
deseaba informarnos de los acuerdos a que se habia arribado con la
Comisión Mixta venida de La Oroya. Supimos entonces que la
Comisión habia arribado a las cuatro de la tarde y que las
conversaciones habian sido positivas aunque dificiles. Se nos informó
que los representantes diplomáticos de EE. UU. e Inglaterra habian
presionado fuertemente para obtener la liberación de sus compatriotas
y garantias al funcionamiento de la empresa yanqui; ante esa doble
presión el gobierno habia decretado nuestra libertad a cambio de la de
los rehenes capturados en La Oroya. Habia dispuesto, de otra parte,
las más amplias garantias para la reanudación del Congreso Minero.
17.
EL RETORNO A LA OROYA
La salida de la Prefectura se produjo a las ocho de la mañana del día
12 de noviembre. En la estación del ferrocarril nos esperaba el tren
dispuesto por el gobierno. Pero el retorno fue acompañado por otras
acciones.
18.
AHORA O NUNCA
Era tan veloz la dinámica de los acontecimientos que nos dificultaba
encontrar otra solución correcta.
19.
EL GENOCIDIO DE MALPASO
En aquella localidad no había explotación minera propiamente
dicha. Se trataba de un campamento de obreros constructores donde la
compañía norteamericana levantaba una central hidroeléctrica
importante. Perseguía con ella aumentar el potencial energético de la
fundición de La Oroya para elevar así el nivel de concentración y
rescate de los minerales que se volatilizaban en los humos. Bajando la
toxicidad de los humos, la compañía conseguiría también recuperar la
fertilidad de los pastizales que había malogrado y expropiado. Se
iniciaba así la actividad ganadera de la Cerro. Llamada a ser con el
tiempo la más importante del país.
20.
LA REANUDACION DEL
CONGRESO
Cuando los congresistas, ya liberados, nos dirigimos de la estación
del ferrocarril al local del Congreso una bandera peruana enlutada
encabezaba su marcha.
21.
EL SEPELIO DE LOS
MASACRADOS EN MALPASO
Al día siguiente se realizaba en La Oroya la segunda sesión del
Congreso. Ese era también el día programado para conducir a Lima
los restos de los masacrados en Malpaso. El Ministerio de Gobierno
prohibió terminantemente el traslado a Lima y al mismo tiempo
notificó a la empresa del ferrocarril que se negara a trasladar los
cadáveres. El Congreso resolvió entonces realizar el sepelio en el
cementerio de la localidad. Nadie pudo impedir que se convirtiera en
una clamorosa y combativa expresión de indignado pesar frente a lo
ocurrido.
22.
LA DIRECCIÓN DE
EMERGENCIA
Comos es obvio, las labores del Congreso se reanudaron en un
nuevo contexto. El estado de emergencia se mantenía en toda la zona.
Eso determinó que el sábado 15 entrara en funciones el Comité
Revolucionario y que su primera tarea fuera la creación de la Guardia
Obrera con las atribuciones antes mencionadas. A su pedido, fue
comisionado el ingeniero inglés Mr. Perchy para dirigir el
mantenimiento del fluido eléctrico indispensable para activar los altos
hornos, los reverberos, las compresoras, etc. El Comité
Revolucionario tuvo que ver igualmente con la administración de las
“mercantiles” y el racionamiento de los artículos de primera
necesidad.
El día viernes era día de pago. Se hizo sentir entonces, con mayor
agudeza, las consecuencias del lock-out declarado por la compañía.
23.
NUEVOS ZARPAZOS
ANTIOBREROS
El martes 17 nos comunicaron de Morococha que un grupo de
empleados pro patronales había intentado capturar por la fuerza la
dirección del sindicato; aunque el intento fue rechazado
enérgicamente por los trabajadores, para nosotros eso significaba que
deberíamos retornar inmediatamente a nuestra base.
24.
LA IGNOMINIOSA
PROVOCACION DE “LOS
AGRARIOS”
En aquellos días dos acontecimientos importantes contribuyeron a
reconfortarnos.
25.
EL FRONTON
Algunos dias después los detenidos en La Oroya fuimos remitidos
a El Frontón, pasando una noche en la Prefectura del Callao.
26.
LA MARCHA DE LOS COJOS
Cuando apareció la dolencia, dio lugar a una cómica anécdota.
27.
LA MADRE ANGELICA
El resto de pacientes presos, siete u ocho entre todos, obviamente
tenian problemas familiares de diferente magnitud, pero eran antiguos
“parroquianos” o “patas” que se entendian mejor entre ellos.
Procedentes del hampa criolla, formaban lo que en la jerga carcelaria
se llamaba un “carretaje”[18].
Frente a mi caso, la mayoria de ellos adoptó una conducta, mezcla
de respeto y de desdén profesional, ya que cada uno tenia una
especialidad en el oficio: escaperos, carteristas, estuchantes y
monreros[19]. Las personas normales y más aun los perseguidos
politicos les resultaban, por eso, estrafalarios.
En aquel lugar, las visitas a los reclusos podian realizarse con mayor
facilidad y frecuencia que en los penales. Además de mi madre y mi
hermana Antonieta, llegaban a indagar por mi salud algunos
camaradas y amigos. El contacto con el exterior hizo, pues, más fluido
y rápido el restablecimiento. Infortunadamente, la sañuda persecución
desatada después de Malpaso por la dictadura no permitió recibir en
la carceleta visita de la dirección de mi partido.
28.
DE REGRESO “A LA CARGA ”
Estando en mi casa, aún sin poder caminar, recibi una mañana la
visita de Avelino Navarro. Venia a indagar por mi salud pero también
para ponerme al tanto de la situación existente en la calle y al interior
del partido.
29.
POR QUÉ LUCHARON LOS
MINEROS DEL CENTRO
El duro golpe que significó para el movimiento sindical el desenlace
de las luchas mineras del año 30 ha sido atribuido por algunos
analistas a una equivocada estrategia de los comunistas. Sostienen
expresa o tácitamente que nuestra labor no se inspiraba en un sano
propósito reivindicativo sino en un absurdo afán de aprovechar
aquella coyuntura para intentar la conquista del poder politico en la
zona. Aseveran, además, que de ese modo procurábamos cumplir con
una consigna extraña emanada del Buró Sudamericano de la
Internacional Comunista, sustentando esa tesis en la conducta asumida
por Ravines en el viaje de retorno a La Oroya[21].
_____________________________________
[10] Del Prado, En los años cumbres de Mariátegui, ob. cit., p. 32.
[16] Ese local se desempeñó (sic) años más tarde como sede del
Consejo Municipal de La Oroya.