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Siglos de historia marcadas por la esclavitud, las enfermedades, y el saqueo

indiscriminado de los recursos naturales, ha llevado a muchos pueblos ancestrales

a un estado de constante peligro y de supervivencia en pleno siglo XXI; una

supervivencia por su identidad, por su cultura y por sus tradiciones que se resisten

a ser olvidadas en el tiempo por sus propios habitantes. Uno de estos pueblos es el

pueblo Zápara, pueblo asentado en pleno corazón del amazonas que fue añadido

en 2001 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la

Humanidad. A continuación, se tratará de descifrar las raíces de uno de los pueblos

más ricos en cultura oral y saber medicinal ancestral de nuestra selva amazónica, y

quienes son los últimos representantes de un rico conglomerado lingüístico.

Para entender la cosmovisión del pueblo Zápara es necesario remontarnos a sus

orígenes. Así pues, aunque la información de este es muy escasa, tenemos una

referencia certera acerca de su origen, el significado de la palabra Zápara. Según

Alfred Simons, historiador que en el siglo XXI fue pionero en el estudio de su cultura,

en su libro ‘viaje por las selvas del Ecuador y exploración del rio Putumayo’ señaló:

“Záparo significa una especie de cesto hecho con fuertes bejucos partidos,

rellenados con hojas impermeables y con tapas del mismo material” (1993).

Según relatos que han trascendido de generación en generación, el pueblo Zápara

sostiene que su origen proviene del mono aullador rojo o mono coto, llamado así

por la corona de color rojizo en su cabeza. La leyenda cuenta que un mono coto a

orillas del río Conambo se convirtió en humano y de la misma manera otro mono se

convirtió en mujer. Ambos tuvieron un hijo que llamaron Tsitsano, quién recorrió la

selva durante muchos años y regresó convertido en un poderoso chamán. En este


proceso de conversión cuenta la leyenda que Tsitsano aprendió de la sabiduría de

la selva y de sus elementos y animales. Es así que, aunque este relato no deja de

ser un mito, demuestra la importancia y la estrecha relación entre el pueblo, los

animales y la naturaleza. De ahí la consagración del mono aullador rojo como ser

sagrado para el pueblo Zápara y su prohibición de ser casado.

Actualmente el pueblo Zápara lo componen aproximadamente 559 personas, según

el INEC (2010). De estas 559 personas, sólo quedan 5 personas que hablan el

idioma Záparo y todas son personas ancianas. El abrumador descenso de su

población que en 1985 eran 20 000 personas y que actualmente llegan al 3 % de

estas, se debe principalmente a que las comunidades Zaparas se han ido

mezclando con las comunidades quichuas a lo largo de los años, lo que ha llevado

a una perdida de identidad y de costumbres.

A pesar de esto, el pueblo Zápara no deja de ser un pueblo rico en tradiciones y

saberes ancestrales. La estrecha relación del pueblo con la naturaleza es prueba

de ello. Así pues, la medicina Zápara se basa en las buenas prácticas ligadas a la

naturaleza, el uso de plantas medicinales y la importancia del chamán como ente

capaz de curar las enfermedades del espíritu. Se utiliza frecuentemente en las

prácticas médicas el tabaco, la sangre de drago, el ishpingo y el aceite de palma.

También existen parteras, curanderos que comparten espacio con un pequeño

centro médico en Curaray.

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