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El Dr. Milan Stuchlik murió repentinamente el 22 de diciembre de 1980 a la edad de 48 años.

Comenzó su
carrera académica en Checoslovaquia, que abandonó en 1968 para realizar trabajo de campo entre los
mapuches de Chile, cuyos resultados publicó en su libro Life on a Half Share (1976) y numerosos papeles.
Los eventos en su país natal lo hicieron quedarse en Chile después de completar su trabajo de campo. Fue
nombrado profesor de Antropología en la Universidad de Concepción y más tarde profesor y jefe del
Departamento de Antropología Social en la Universidad de la Reina de Belfast, donde enseñó primero como
profesor y posteriormente lector hasta su muerte prematura. Se dedicó incondicionalmente a la vida del
departamento, y no solo contribuyó decisivamente a la configuración de su programa de enseñanza sino, ante
todo, definió su interés general de investigación y su orientación teórica, que encontró su salida en los
Documentos de la Universidad de la Reina en Antropología Social.

A pesar de que había estado activo en este país por solo siete años, su influencia en muchos antropólogos
británicos jóvenes y mayores por igual ha sido fundamental. Había estado familiarizado con la tradición
antropológica británica antes de llegar al Reino Unido, pero probablemente fue el haber sido entrenado fuera
de esta tradición lo que lo llevó a adoptar una actitud fuertemente crítica hacia gran parte de su práctica. Su
interés principal siempre ha estado en los problemas de la metodología y la teoría antropológica, y en los
últimos años desarrolló sistemáticamente un enfoque del estudio de los fenómenos humanos basado en poner
en práctica la suposición básica de que las estructuras humanas, que completó el verano pasado, también
lamentablemente nunca se escriba.

Su mente brillante y lógica, su insistencia obsesiva en el rigor analítico y su mordaz sentido del humor
parecían a menudo desagradables para quienes no lo conocían bien. Aquellos que tuvieron la suerte de estar
estrechamente asociados con él, ya sea como sus alumnos, colegas o amigos, se beneficiaron enormemente de
él precisamente por estas cualidades. Era un hombre raramente desinteresado, y en el camino de la orientación
académica y el estímulo, no solo le dio a sus alumnos, sino también a sus colegas, mucho más de lo que nunca
le han podido dar. Es trágico que la vida de un erudito tan prometedor sea interrumpida tan repentinamente, y
que su muerte le impidió dejar impresos más de sus ideas imaginativas y estimulantes.

L. Holy

Este obituario apareció por primera vez como: Holy, L .. 1981. 'Obituary'. LLUVIA, No. 43, p. 20
Reproducido con permiso.

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