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PONTIFICIA UNIVERSISDAD JAVERIANA

Facultad de Ciencias Sociales. Carrera de Historia.


Introducción a los procesos históricos. Profesor Óscar
Saldarriaga.
Control de lectura 4. Edad Media. “Arte y sociedad en la edad
Media”, de G. Duby. Ensayo alrededor de un tema allí
enunciado.
Presentado por Jaime R. Reyes C. Sch. P.

IMAGEN: DE LA PROHIBICIÓN A LA EXALTACIÓN.

“No te harás esculturas ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba


en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en
las aguas debajo de la tierra”.
Ex 5, 91

La ley de Moisés consigna con bastante claridad la prohibición de hacer


imágenes. Este texto bíblico pertenece a la mentalidad deuteronomista,
tradición teológica y escritural que debe su origen a las reformas políticas y
culturales de los reyes Josías y Manasés. El texto nace alrededor del año 650 y
quería fundamentalmente, confirmar la fe del pueblo israelita en un Dios de
carácter eminentemente histórico. Yahwéh se manifiesta al hombre en su
existencia, en la profundidad de su acontecer, en el fondo de su devenir
histórico. Por ello, para entrar en relación con Yahwéh no se exige de las
mediaciones estéticas, de la hechura de imágenes. ¿Quieren saber como es
Dios?, miren entonces su historia, miren a aquellos que han orientado el
destino del pueblo, miren al hombre. La conciencia de una historia salvífica
constituía la mejor vacuna contra la tentación de idolatría. Hacer imágenes era
1
Biblia de Jerusalem. Desclee de Brower,1993.
Imagen: de la prohibición a la 2
exaltación

intentar capturar en empaques materiales aquello absolutamente trascendente.


Sólo aquellos pueblos idólatras se permitían identificar figuras con deidades.
Israel, no.

En la historia de Israel el año 720 marca un suceso realmente fatídico: Asiria


reduce el Reino del Norte y aplica el método de la deportación, llevando como
expatriados a los notables, suprimiendo toda religión que no fuera la Asiria y
prohibiendo el uso de otra lengua distinta a la del imperio. Se efectuó en 1598
una nueva deportación. Allí sucedió la temida mezcla de creencias. El culto
judío estaba prácticamente proscrito, lejano y casi olvidado el templo de
Jerusalén. Curiosamente, con el triunfo de Ciro el Grande y el permiso para
volver a Palestina, los judíos demoran cerca de 100 años en regresar a su
patria. Es evidente el arraigo que experimentaron en Babilonia: lejana
Jerusalem e inmersos en la prosperidad que significó el medio de vida y las
costumbres asirias, los fieles judíos dilataron el sentido nacionalista y
eminentemente histórico de su tradición religiosa.

Así pues, con la experiencia de esa nueva “infidelidad”, hacia el 450 se genera
un nuevo movimiento teológico–escritural que se denominará “Sacerdotal” (P)
y que acentuará la dimensión cúltica de la fe de Israel. Se comprendía que la
única forma de salvaguardar la tradición judía era incentivando las prácticas
devocionales, la legislación ritual, el envase formal y exterior de la fe. La lucha
contra la idolatría –enfermedad ocasionada por el exilio babilónico– persistirá
radicalizando la ausencia de figuraciones estéticas.

En el año 70 d. C. Tito aplasta una rebelión de nacionalistas judíos que


perseguían la expulsión del invasor romano. Asumiendo la tradición macabea,
el grupo zelota esperaba la irrupción de un mesías militar que liderara la
emancipación del poder romano. Pero Tito destruye Jerusalén y se inicia la
dispersión de los judíos por los espacios del vasto imperio romano. Es el
comienzo de la diáspora. Los cristianos, considerados una secta judía que no
comulgó con las luchas nacionalistas, penetran en el corazón del imperio y
reciben múltiples influencias de religiones no judías. Ajenos a la preceptiva
Imagen: de la prohibición a la 3
exaltación

judía, el cristianismo replanteó las bases de su oferta salvífica desde la


consideración original del anuncio hecho por Jesús.2

Las catacumbas de Roma atestiguan que esos primeros cristianos,


anatematizados en el 100 d.C. por el concilio judío de Jamnia, elaboraban
dibujos y símbolos que acompañaban sus cultos, generalmente realizados en la
clandestinidad. Así como muchas leyes, preceptos y ritos de la tradición judía,
el mandato de proscripción de las imágenes también fue re-interpretado por el
horizonte comprensivo cristiano.

El cristianismo tomó para sí muchos elementos culturales, artísticos y


filosóficos del imperio. Alimentó su núcleo doctrinal y ritual con aquellos
caracteres del mundo no religioso que permitían una mejor y mayor
compenetración con su oferta de salvación. Los ornamentos celebrativos. Las
fórmulas de cortesía. La mentalidad estoica y su férreo sentido del deber y el
autodominio, todos ellos sumados a la estilización cultual debida a las
estructuras arquitectónicas de la época, fueron asimilados por la fe cristiana.
Los orígenes del cristianismo nos señalan una dinámica de franca hibridación,
de suma de heterodoxias, de fusión entre tradición y reflexión humana epocal.

Nos acercamos al fenómeno de la imagen en el siglo XIII. Duby en su texto


llama la atención sobre la conexión entre búsqueda de salvación y función
representativa del arte y la arquitectura. Parecería contradictorio que una fe
nacida del credo yahwista, por su construcción imaginativa, resulte tan opuesta
a los mandatos de la ley mosaica. Pero no, la fe cristiana solamente ha dado un
paso más, en su proceso de autodefinición y transformación, alimentando su
doctrina con las afirmaciones filosóficas y científicas que en ese instante se
ventilaban. La imagen ha ganado un nuevo sitial con la poética y
contundentemente espiritual reflexión que los teólogos medievales, de la mano
de los arquitectos y los artistas, desarrollarán como fundamento del arte y la
arquitectura sacra. Las realizaciones humanas representarán a través del
espacio y la luz la estructura de un cosmos ordenado jerárquicamente por un
2
Baena, Gustavo. Historia de Israel, notas pro-manuscrito. P.U. J. Facultad de Teología, 1990.
Imagen: de la prohibición a la 4
exaltación

motor inmóvil, cosmos que duplica en la sociedad humana y el corazón del


hombre su esencia divina, cosmos que recuerda y debe sugerir siempre, la
presencia de un hacedor, quien disipó las tinieblas de la muerte con la luz de
su vida eterna.3

En este orden de ideas se inscribe la definición que legitima los esfuerzos por
construir las suntuosas catedrales. Ellas expresan la supremacía del poder
eclesiástico sobre cualquier otro orden. Ellas son el espacio en el que todo
creyente siente el cobijo y la mano protectora de Dios. La catedral con sus
figuras esculpidas volverán a la intuición Yahwista fundamental: la fe se
enseña representando la historia del pueblo. Y la historia cristiana es la historia
del salvador y todos los continuadores de su labor. Las esculturas querrán
revivir un horizonte salvífico renovado y actualizado en el corazón de cada
creyente. La piedra esculpida habla de una realidad no perecedera, que
trasciendo el instante, que posee la mayor de las consistencias.

La luz ha sido considerada siempre una manifestación de fuerzas superiores.


En la creación del génesis, la luz representa el orden divino que se sobrepone a
las tinieblas del caos. En la filosofía platónica la luz es el emblema del sol, del
sumo bien, de la verdad, del ser. La luz hace que las cosas sean lo que
perfectamente son, procura la libertad de toda opresión e ignorancia. La luz en
San Agustín es el desarrollo agenciado por un maestro interior que potencia las
semillas divinas sembradas por el creador en el alma. Las catedrales
encarnarán su función didáctico–salvífica al ser diseñadas resaltando el
impacto de la luz en los vitrales: “la auténtica lección que se quería expresar
con las vidrieras era la de un tránsito, la de la transmutación de lo carnal en lo
espiritual”4 . El juego de piedra y luminosidad quería hacer visible todo aquello
que orientara al cristiano para que actuara bien y alcanzara la salvación.

La edad media fue un tiempo de contradicciones. Hubo grandes miserias


resaltadas por el contraste de fulgurantes riquezas. Hubo representantes del

3
Duby, George. Arte y sociedad en la edad Media. Taurus, Madrid,1998, pg.87 y ss.
4
Ídem, pg. 88.
Imagen: de la prohibición a la 5
exaltación

poder divino que adoraron incondicionalmente al poder temporal. La iglesia


quería ofrecer un camino doctrinal incontrovertible pero generó, bajo el caldo
de la pobreza y la ignorancia, la mayor cantidad de heterodoxias de su historia.
Ella, que sabía crecer en la diferencia, comenzó a afirmarse en el celo por la
tradición, al multiplicarse la complejidad social de sus miembros. Y la fe que
nació despreciando las imágenes porque con la historia bastaba, se afirmó
transformando su propia historia en imagen.

Contradicción o dialéctica, la edad media no fue ni tan ignorante, ni tan oscura,


ni tan retrógrada. Nos recordó que la fe, la salvación, es una oferta hecha en la
historia y representada por unas mediaciones que siguen el horizonte de la
veracidad cognitiva, la luz, y la solidez existencial–efectiva, la piedra. Porque
todo termina siendo una serena afirmación de la presencia de Aquel que da
sentido y consistencia a la historia.

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