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Estatua que representa a Catalina Tekakwitha, mujer católica que hizo un voto privado de
virginidad perpetua y fue canonizada por Benedicto XVI en 2012. Parroquia de Nuestra
Señora de Czestochowa, Turners Falls (Massachusetts).
Celibato es el estado del soltero1 o sea del célibe (en latín caelebs, caelibis). El término
adquirio un sentido de compromiso, de opción de vida.23
La opción por el celibato puede ser religiosa, como se presenta entre los sacerdotes y
monjas católicos, los monjes budistas y otras religiones; filosófica, como la opción de
Platón por el estado celibatal; social, como se presenta en quienes optan por dicho estado
como opción personal. Lo común es que el estado celibatal sea voluntario, pero también
puede ser inducido o forzado, como en el caso de los esclavos.
Índice
1 Historia
o 1.1 Del hinduismo al budismo
o 1.2 En el judaísmo y el islam
2 Cristianismo
o 2.1 Celibato eclesiástico en las Iglesias ortodoxas bizantinas
o 2.2 Celibato eclesiástico en la Iglesia católica
2.2.1 Celibato eclesiástico en la Iglesia latina
2.2.1.1 Excepciones
2.2.2 Celibato eclesiástico en las Iglesias católicas orientales
3 Véase también
4 Notas y referencias
5 Bibliografía adicional
6 Enlaces externos
Historia
Novicios budistas entre cuyas prácticas de vida religiosa se encuentra el celibato, mucho
más antiguo que en Occidente con el cristianismo.
Las opciones célibes eran ya conocidas en India a través del hinduismo con el surgimiento
de los ascetas y anacoretas y aquellos que dejaban el mundo material para buscar la
explicación trascendental de la existencia a través de la contemplación. Este esquema puede
ser probado en los testimonios de Siddharta Gautama (560 y 480 a. C.) quien en búsqueda
de la verdad se une a estos. Si bien el joven bráhmana no continuó el camino de los
anacoretas hinduistas, indudablemente estos influenciarían mucho en la espiritualidad que
de él se seguiría.
El monje budista es el que sigue el camino del Buda y por lo tanto busca el desapego como
método de la realización plena. Según el budismo, el sufrimiento del mundo es producto del
apego4 y en dicho sentido el casarse no está contemplado dentro de ese camino de
desprendimiento. El mismo Siddharta abandonó a Iashodhara, con la cual se había casado a
la edad de 16 años y con quien había tenido un hijo, Rahula, quien después se uniría a sus
enseñanzas como bonzi.
En el judaísmo y el islam
Aparte de hinduistas y griegos, son escasos los pueblos que le dieran valor al celibato y,
como sucedió con el judaísmo bíblico este era visto más como una maldición divina. Por
ejemplo, en el voto de Jefté, su hija, la cual debía ser sacrificada según la promesa de su
padre, no llora por su muerte, sino porque morirá virgen.6 Poblar la tierra se establece como
un mandato divino tal como está expresado en el Génesis e incluso antes del pecado del
hombre, «Dios los bendice y les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra”».7
Dicho mandamiento es reiterado después del relato del Diluvio universal: «Sed fecundos y
multiplicaos y llenad la tierra».8 El deber bíblico de procrearse se expresa en Sara, la cual
dice de sí misma que «Dios me ha impedido tener hijos» y para cumplir con el
mandamiento ésta da a su marido a su esclava Agar: «Únete a mi esclava, de pronto de ella
tendrás hijos».9 Después las dos esposas de Jacob con sus respectivas esclavas comienzan
una auténtica competencia de procreación para dar descendientes a su marido de lo cual
nacerían las doce tribus de Israel.10 Es significativo el diálogo entre Raquel y su marido
quien le reclama «dadme hijos o si no me muero».11 Otros personajes bíblicos tendrían
carácter similar: ya en los albores del cristianismo, una de las figuras más significativas es
Isabel, esposa del sacerdote Zacarías, a quien se le concede un hijo en su vejez, lo que
Lucas el Evangelista presenta como que «el Señor le había hecho misericordia».12
Esta idea judaica pasaría igual al islam que es fiel a la reproducción de la vida como una ley
divina según los mandamientos antiguos, incluso a través de la poligamia, practicada en la
actualidad en muchos países.
Cristianismo
San Justino Mártir, pintura del 1447-1450 por Fra Angelico. Ya en el siglo II, San Justino
testimonia que numerosos cristianos elegían por motivo religiosos la vida célibe.
Por celibato cristiano se entiende no el mero hecho de la soltería, con o sin intención de
casarse más tarde, sino la elección por motivos religiosos de ese estado, en combinación
con la castidad, como manera permanente de vida.1314 El celibato cristiano tiene varias
dimensiones, entre ellas el celibato eclesiástico y el celibato monacal.
¿No habéis leído que el Creador desde el comienzo los hizo varón y hembra y que dijo: Por
eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos harán una sola
carne?17
Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene
casarse. Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes
es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos hechos por los
hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. El que
sea capaz de recibir esto, que lo reciba.18
En este elemento que rompe completamente la tradición semítica, numerosos biblistas ven
una invitación de Cristo al celibato perpetuo para consagrarse al Reino de los Cielos. Dicha
mención será vital para el desarrollo de los varios tipos de celibatos cristianos y el reflejo
en los demás documentos neotestamentarios del cual se ve a Pablo como el principal
arquetipo:
El mayor desarrollo de este nuevo concepto lo hace Pablo en su tratado sobre el matrimonio
y la virginidad en el capítulo VII de 1 Corintios. En dicho tratado pone a la paridad ambos
estados, sin embargo señala:
El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se
preocupa de las cosas del mundo; está por tanto dividido.20
Es necesario que el obispo sea irreprochable, casado una sola vez, casto, dueño de sí, de
buenos modales, que acoja fácilmente en su casa y con capacidad para enseñar. [...] Que
sepa gobernar su propia casa y mantener sus hijos obedientes y bien criados. Pues si no
sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá guiar la asamblea de Dios?
Los diáconos deberán ser casados una sola vez y que gobiernen bien a sus hijos y su casa. 1
Timoteo (3, 12)
De esta manera, los que ejercían un ministerio dentro de la Iglesia primitiva tenían la
opción del celibato según las recomendaciones expuestas o podían ser hombres casados;
pero muy temprano se impuso a los clérigos casados la obligación de la castidad total, con
abstención de relaciones sexuales con sus esposas.
De la parte en particular del clero, incluso casado, se contaba con cierto ascetismo. Así el
Concilio de Elvira de los primeros años del siglo IV decretó en su canon 33: "Plugo
prohibir totalmente a los obispos, presbíteros y diáconos o a todos los clérigos puestos en
ministerio, que se abstengan de sus cónyuges y no engendren hijos y quienquiera lo hiciere,
sea apartado del honor de la clerecía."23
San Siricio papa
El concilio de Cartago del 390 dio la misma norma: "Todos los obispos, presbíteros y
diáconos, custodios de la pureza, se abstengan de la relación conyugal con sus esposas, de
tal forma que los que sirven en el altar puedan guardar una perfecta castidad." Los obispos
presentes mencionaron también que con este decreto no estaban creando una novedad, sino
que estaban conservando "lo que enseñaron los apóstoles y observaron los antiguos".24
De la misma época y del mismo tenor son tres decretales de papa Siricio, con las cuales él
afirmó que la continencia temporal de los sacerdotes del Antiguo Testamento en los
períodos de su servicio en el templo había sido convertida en perpetua en el Nuevo
Testamento, y que a los hombres casados más de una vez las epístolas a Timoteo y Tito
excluían porque el hecho de volver a casarse dopo la muerte de la primera esposa indicaba
incapacidad de observar la perpetua continencia exigida a los clérigos.25
Que esta disciplina era común a Oriente e a Occidente lo demuestra el griego Epifanio de
Salamina (c. 310/320 - 403), Padre de la Iglesia.26 Él observó: "El hombre que continúa
viviendo con su esposa y engendrando hijos no es admitido por la Iglesia como diácono,
sacerdote u obispo, o subdiácono, aunque se casara una sola vez, sino sólo el que siendo
monógamo observa la continencia o es viudo, sobre todo en aquellos lugares donde los
cánones eclesiásticos son muy precisos"2728
Recientes estudios han mostrado que – según dice un historiador greco ortodoxo – "el ideal
de la continencia dentro del matrimonio – una especie de monacato doméstico – se
practicaba por laicos piadosos más especialmente por el alto clero mucho más ampliamente
de lo que a menudo se supone". Él observa que son muchos también los testimonios de la
no observancia del ideal, cuya existencia explica la falta de oposición a la imposición en la
Iglesia ortodoxa del celibato obligatorio de los obispos.29
Evidentemente, ser soltero (el celibato en este sentido) no era entonces condición para ser
ordenado clérigo. Tanto casados como célibes podían ser ordenados. Pero la exigencia de la
perpetua continencia después de la ordenación llevó más tarde al celibato eclesiástico,3031
También hoy en día la Iglesia católica afirma que la obligación del celibato es consecuencia
de una obligación de continencia perfecta y perpetua por el Reino de los Cielos.32
San Antonio abad (c. 251–356), por Francisco de Zurbarán. Los Padres del Desierto
practicaron el celibato, la ascesis y el desprendimiento del mundo para seguir a Cristo de
manera radical.
También si por "celibato" se entiende la exclusión del matrimonio, esa palabra se aplica a
todos los obispos, presbíteros y diáconos de la antigua iglesia cristiana, ya que después de
la ordenación no se les permitía casarse o volver a casarse. Ciertamente, al no deber tener
relaciones conyugales, casarse no tendría sentido. Hay dificultades sobre la interpretación
del canon 10 del Concilio de Ancira (314) sobre los diáconos,353637 pero el canon 1 del
Concilio de Neocesarea (c. 314/315) dice sin ambigüedad que "no es lícito a los presbíteros
casarse".38 De aproximadamente el año de 365 es una colección armenia de cánones y de
pocos años más tarde son las Constituciones apostólicas y los Cánones de los Apóstoles,
que todas prohíben claramente el matrimonio de clérigos.39
San Bruno, fundador de los Cartujos. El celibato monacal viene leído dentro del voto de
castidad propio de los religiosos consagrados.
La Iglesia primitiva vio el surgimiento también de otros tipos de opción celibatal. Uno era
el de los monjes del desierto en Egipto. Con un curioso paralelo a los anacoretas de la
India, muchos cristianos egipcios buscaron el desierto para seguir los consejos evangélicos
en un proceso denominado fuga. Una de las obras que ilustra este proceso es la biografía
que Atanasio escribió sobre San Antonio del Desierto entre 356 y 362.40 Esta vida del
ermitaño era y es "predicación silenciosa de Aquel a quien ha entregado su vida, porque Él
es todo para él. En este caso se trata de un llamamiento particular a encontrar en el desierto,
en el combate espiritual, la gloria del Crucificado."41
También, "desde los tiempos apostólicos, vírgenes y viudas cristianas llamadas por el Señor
para consagrarse a Él enteramente con una libertad mayor de corazón, de cuerpo y de
espíritu, han tomado la decisión, aprobada por la Iglesia, de vivir en estado de virginidad o
de castidad perpetua 'a causa del Reino de los cielos'".43
Celibato eclesiástico en las Iglesias ortodoxas bizantinas
Obispos de la Iglesia ortodoxa rusa al funeral de Borís Yeltsin. No está permitido a los
obispos de las iglesias ortodoxas bizantinas estar con esposas
Las actuales normas fueron establecidas por el Concilio Quinisexto del 692. De acuerdo
con estas normas, no puede llegar a ser ni obispo ni presbítero ni diácono ni ser incluido en
ninguna manera en la lista sacerdotal aquel que después del bautismo haya contraído un
segundo matrimonio o haya vivido en concubinato o se haya casado con una viuda, una
divorciada, una prostituta, una esclava o una actriz.45 Si un presbítero haya por ignorancia
contraído un matrimonio ilícito (por ejemplo no sabiendo que la esposa era viuda o
divorciada), el matrimonio debe ser disuelto y el sacerdote ya no debe tener relación con la
esposa; puede todavía tomar asiento entre los presbíteros, pero debe abstenerse de todo
ministerio sacerdotal.46 É ilícito para subdiáconos, diáconos y presbíteros contraer
matrimonio después de la ordenación: si quieren casarse, que lo hagan antes de la
ordenación, mas quien se haya atrevido a casarse después de la ordenación debe ser
depuesto.47 Se prohíbe a los obispos convivir con sus esposas.48 La mujer de quien es
promovido al episcopado debe ser separada de él de consentimiento mutuo y después de la
ordenación de él debe entrar en un monasterio lejos de donde él vive. Su mantenimiento
será a costa de él y puede ser promovida a diaconisa, si es digna.49
Después del Concilio Quinisexto, en las iglesias ortodoxas bizantinas se estableció una ley
que los que querían ser sacerdotes debían o casarse o entrar en un monasterio antes de la
ordenación.5061 El matrimonio llegó a ser tan esencial a un sacerdote que no fuese monje,
que en caso de muerte de la esposa el sacerdote viudo debía renunciar a su servicio eclesial,
de acuerdo con un canon que se mantuvo en vigor en la iglesia rusa durante 163 años.6263
Aún hoy un viudo no puede tener acceso al sacerdocio en las iglesias ortodoxas
bizantinas.64
Celibato eclesiástico en la Iglesia católica
En la Iglesia católica vige una disciplina sobre el celibato eclesiástico que respeta la
pluralidad de tradiciones. Aquí se consideran la de la Iglesia latina y las de las Iglesias
católicas orientales.
La observancia de las normas canónicas sufrió una disminución en los siglos posteriores,
sobre todo en el llamado saeculum obscurum de la iglesia romana y latina, en el que se
acusó también a los papas, cuales Juan XII, de comportamiento sexual escandaloso. Y el
historiador anglicano Henry Charles Lea comenta que, si no hubiera la prohibición
canónica, todos los oficios eclesiásticos se habrían convertido en herencia de padre clérigo
a hijo clérigo a nieto clérigo. Las normas que emanaban los concilios locales se mostraban
ineficaces.65
Con referencia al papa Gregorio VII (1073 a 1085), se da a menudo el nombre de "reforma
gregoriana" a todo el proceso de reforma del siglo XI, la que sin embargo comenzó antes de
él. León IX (1049-1054), además de deponer a los obispos que habían comprado su
nombramiento, reafirmó la prohibición para los sacerdotes y diáconos de las relaciones
sexuales, y ordenó confinar a las concubinas del clero de Roma en el palacio de Letrán
como siervas.697071
Bajo el Papa Nicolás II, el sínodo de 1059, que también reservó a los cardenales el derecho
a elegir a los papas, prohibió a los fieles de asistir a liturgias celebradas por clérigos que
notoriamente tenían concubinas.72
El II Concilio de Letrán de 1139 (tal vez ya el I Concilio de Letrán de 1123) declaró los
matrimonios contraídos por clérigos de órdenes sagradas no sólo ilícitos, sino nulos,737475
pero no excluyó totalmente la ordenación de hombres casados. Dos siglos más tarde, en
1322, Papa Juan XXII todavía insistía en que no se debe ordenar al sacerdocio a un hombre
casado sin el consentimiento de su esposa (por supuesto implicada por la prohibición de
relaciones conyugales) y decretó que, si la mujer se negase a dar el consentimiento, el
marido, aunque fuera ya ordenado, debería volver a la unión con su esposa y dejar de
ejercer la orden recibida.76 Algunos dudan si el canon 21 atribuido al I Concilio de Letrán
sea auténtico,77 y también hay dudas sobre su interpretación.78
Se impusieron los decretos conciliares de exclusión del matrimonio de los clérigos en las
órdenes sagradas, pero no sin oposición a veces violenta en Italia, Alemania, Francia,
Normandía e Inglaterra.79
Luego el Concilio de Trento, el 23 de noviembre de 1563, decretó: "Si alguno dijera que los
clérigos constituidos en sagradas órdenes o regulares, que han hecho una profesión solemne
de castidad, pueden contraer matrimonio, y que dicho matrimonio es válido a pesar de la
ley eclesiástica o el voto; y que lo contrario no es más que una condena del matrimonio; y
que todos los que piensan que no tienen el don de la castidad, aunque hayan hecho dicho
voto, pueden contraer matrimonio, sea anatema, pues Dios no se rehúsa conceder ese don a
los que lo piden con rectitud, ni 'permite que seamos tentados por encima de nuestras
fuerzas' (1 Cor 10,13)."80
El Código dice también: "Los clérigos están obligados a observar una continencia perfecta
y perpetua por el Reino de los cielos y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato, que
es un don peculiar de Dios mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más
fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de
Dios y de los hombres."32
Excepciones
La Iglesia latina admite ahora dos clases de excepciones a las normas que excluían
relaciones conyugales por parte de clérigos casados y la ordenación de casados.
El Concilio Vaticano II declaró que "se podrá restablecer en adelante el diaconado como
grado propio y permanente de la Jerarquía. [...] Con el consentimiento del Romano
Pontífice, este diaconado podrá ser conferido a varones de edad madura, aunque estén
casados, y también a jóvenes idóneos, para quienes debe mantenerse firme la ley del
celibato."83
Lo que el concilio previó fue accionado por Pablo VI con el motu proprio Sacrum
diaconatus del 18 de junio de 1967: "Pueden ser llamados al diaconado hombres de edad
más madura, ya célibes, ya casados; estos últimos, sin embargo, no sean admitidos si no
consta no sólo el consentimiento de la esposa, sino su probidad y la presencia en ella de
cualidades naturales que no sean impedimento ni deshonra para el ministerio de su marido.
Dicha edad se alcanza como límite mínimo al cumplir los treinta y cinco años; sin embargo,
ha de entenderse en el sentido de que ninguno puede ser llamado al diaconado sin haber
obtenido antes la estimación del clero y los fieles con ejemplo duradero de costumbres y
propensión a servir."84
El diácono permanente casado está exento de la obligación del canon 1037 del Código de
Derecho Canónigo: "El candidato al diaconado permanente que no esté casado, y el
candidato al presbiterado, no deben ser admitidos al diaconado antes de que hayan asumido
públicamente, ante Dios y ante la Iglesia, la obligación del celibato según la ceremonia
prescrita, o hayan emitido votos perpetuos en un instituto religioso."85
Otra clase excepcional es la de los hombres casados que, después de ser ministros de una
iglesia no católica, se convierten al catolicismo y desean ser ordenados en la Iglesia
católica.
No hay problema para los clérigos casados de las iglesias ortodoxas bizantinas u orientales
que se ponen en comunión con la Santa Sede: la Iglesia católica reconoce la validez de sus
órdenes y lo acepta como clérigos de la correspondientes Iglesias católicas orientales. Pero
niega la validez de las órdenes de las iglesias protestantes. Al hacerse católicos, los clérigos
casados de estas iglesias pertenecen a la Iglesia latina. Si quieren ser clérigos católicos, su
ordenación está sujeta a la disciplina latina, que normalmente reserva la ordenación para
célibes.
Sin embargo, a partir de 1951, en la época del Papa Pío XII, se permite en casos
particulares a ciertos hombres casados, antiguos pastores luteranos, calvinistas y
anglicanos, ser ordenados sacerdotes en la Iglesia latina y continuar una vida matrimonial
normal. 878889
Ordinariato Personal de la
Cátedra de San Pedro
(Estados Unidos,
Canadá)
Ordinariato Personal de
Nuestra Señora de la Cruz
del Sur (Australia,
Japón)
De hecho, el Código de los cánones de las Iglesias orientales afirma: "El celibato del clero,
eligido por el reino de Dios y tan congruente con el sacerdocio, debe ser considerado en
todas partes de altísimo valor, de acuerdo con la tradición de la Iglesia entera; y el estado de
los clérigos casados, que la práctica de la Iglesia primitiva y de las Iglesias orientales desde
siglos sanciona, debe también ser honrado."93
A finales del siglo XIX hubo una gran inmigración de católicos orientales a regiones de los
Estados Unidos y Canadá, donde a los católicos ya residentes, que conocían sólo la
disciplina latina, parecía un escándalo encontrar sacerdotes católicos con esposas y
familias. Por eso, a petición de los obispos locales, la Santa Sede emitió normas especiales
para esas regiones para prohibir allí el ejercicio del ministerio sacerdotal por clérigos
casados. Pero en la segunda mitad del siglo XX se creó en muchos países fuera de los
territorios tradicionales de las iglesias católicas orientales eparquias y ordinariatos para la
atención pastoral de sus fieles, y desde 2014 todos los respectivos eparcas y ordinarios
pueden permitir en sus territorios, sin pedir permiso a la Santa Sede, el servicio de
sacerdotes casados de su iglesia y pueden ordenar hombres casados de sus jurisdicciones.95
9697
En las iglesias católicas orientales, como en la latina, un hombre casado no es idóneo para
el episcopado.98
Véase también
Castidad
Virginidad
Notas y referencias
1.
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fundamentos teológicos». Scripta Theologica 26 (1): 3-78. Consultado el 20 de noviembre
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Internet Archive; véase el historial y la última versión)..
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Bibliografía adicional
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celibato. Ediciones Rialp. ISBN 9788432139475.
Enlaces externos
Ser o no ser célibe, Flavio Mameli, 11 de marzo de 2008.
El celibato sacerdotal en los primeros tiempos del cristianismo
Entrevista sobre el pasado y el futuro del celibato en la Iglesia católica
Categorías:
Usos y costumbres
Teología moral
Teología moral católica
Derecho canónico
Religión y sexualidad