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Ejecutoria num. P./J. 145/2000 de Suprema Corte de


Justicia, Pleno

Emisor: Pleno

Número de Resolución: P./J. 145/2000

Localizacion: OLGA SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS.

Materia: Suprema Corte de Justicia de México

Fecha de Publicación: 1 de Febrero de 2001

Id. vLex: VLEX-26827125

Link: http://vlex.com/vid/sentencia-ejecutoria-pleno-contradiccion-26827125

Resumen

JURISPRUDENCIA. SU APLICACIÓN NO VIOLA LA GARANTÍA DE IRRETROACTIVIDAD


DE LA LEY.

Texto

Contenidos
PRIMERO
SEGUNDO
QUINTO
TERCERO
SEXTO
CUARTO
QUINTO
SEXTO
SEXTO
PRIMERO
SEGUNDO
TERCERO

Sentencia citada en: 2 sentencias

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JURISPRUDENCIA. SU APLICACIÓN NO VIOLA LA GARANTÍA DE IRRETROACTIVIDAD


DE LA LEY.

CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITOS


PARA SU EXISTENCIA.

CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/97. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL TERCER


TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO Y EL
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

MINISTRA PONENTE: OLGA SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS.

SECRETARIO: CARLOS MENA ADAME.

CONSIDERANDO:

PRIMERO
Este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente para conocer
de la presente denuncia de contradicción de tesis, de conformidad con lo dispuesto en los
artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197-A
de la Ley de Amparo, y 10, fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación,
pues versa sobre la aplicación retroactiva de la jurisprudencia, tema que no es exclusivo de una
materia, sino que es común a todas, y que se encuentra regulado en el título cuarto de la
Ley de Amparo.

Sobre el particular, este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en su


tesis marcada con el número XXXI/95 visible en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo II, julio de 1995, Pleno, Salas y Tribunales Colegiados de
Circuito, página 23, sustentó lo siguiente:

COMPETENCIA EN CONTRADICCIÓN DE TESIS EN MATERIA COMÚN. CORRESPONDE


AL PLENO Y NO A LAS SALAS. El artículo 24, fracción X, de la Ley Orgánica del Poder Judicial
Federal no debe interpretarse en el sentido de que las competencias de cada una de las Salas
de la Suprema Corte para conocer de las denuncias de contradicción de tesis que en amparos,
materia de la competencia de las Salas, sustenten dos o más Tribunales Colegiados de Circuito,
atendiendo a la materia de amparo, sino a los criterios que entran en contradicción al resolverse.
Por razones de la especialidad, compete a las Salas conocer de las contradicciones cuando
ambos criterios encontrados se sustentan sobre temas de su especialidad, pero no cuando se
establezcan criterios contradictorios sobre otra clase de cuestiones, aunque se den en amparos
cuyas materias les compete. Si los criterios en contradicción no caen dentro de la misma
competencia especializada de la Sala, sino que se refieren a la materia común, la especialidad
de la Sala no justifica la competencia para conocer de este tipo de contradicciones, además de
que se abriría la posibilidad de una nueva contradicción entre los criterios que, al respecto,
llegaran a sustentar las Salas al resolverlas, con lo que no se superaría la inseguridad jurídica
que trata de resolverse mediante la denuncia de contradicción. Por ello de conformidad con lo

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previsto por el artículo 11, fracción X, de la ley orgánica citada, corresponde al Pleno de la
Suprema Corte conocer y resolver las contradicciones de tesis sustentadas por Tribunales
Colegiados de Circuito sobre cuestiones ‘que no sean de la competencia exclusiva de las
Salas’."

SEGUNDO
El texto de la tesis sustentada por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Primer Circuito, dictada en el amparo directo 5703/96, promovido por Fianzas México, S.A.,
Grupo Financiero Prime Internacional, no fue publicada por resultar similar a la jurisprudencia de
la Cuarta Sala cuyo rubro es: "JURISPRUDENCIA, CONCEPTO DE LA. SU APLICACIÓN NO
ES RETROACTIVA.", sin embargo, se transcribe dicha tesis para estar en posibilidad de
determinar la posible contradicción que se presenta:

JURISPRUDENCIA. APLICACIÓN DE LA. NO VIOLA LA GARANTÍA DE


IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY. La Suprema Corte de Justicia de la Nación y los tribunales
federales, al sentar jurisprudencia, no sólo estudian los aspectos que el legislador no precisó,
sino que integran a la norma los alcances que -no contemplados claramente en ella- se
producen en una determinada situación. Sin embargo, esta ‘conformación o integración judicial’,
no constituye una norma jurídica, aunque en ocasiones llene las lagunas de ésta; fundándose
para ello, no en el arbitrio del Juez, sino en el espíritu de otras disposiciones legales, y que
estructuran (como unidad) situaciones jurídicas. Así está reconocido en los artículos 192 y 197
de la Ley de Amparo, en los que se contempla a la interpretación de las normas como materia
de ella. Dado que la jurisprudencia es la interpretación que los tribunales hacen de la ley, y ésta
no constituye una norma jurídica nueva (ya que no cumple con las características de
generalidad y abstracción absolutas); al aplicarse, no viola el principio de irretroactividad,
consagrado en el artículo 14 constitucional."

La resolución indicada se apoya en las consideraciones siguientes:

QUINTO
Los conceptos de violación propuestos son jurídicamente ineficaces para demostrar la ilegalidad
del acto reclamado. De manera contraria a lo que expone el quejoso, la Sala Fiscal responsable
al aplicar la jurisprudencia de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no
violó en su perjuicio la garantía de irretroactividad de la ley consagrada en el artículo 14 de la
Constitución Federal. La jurisprudencia no es sino la interpretación de la voluntad de la ley; no
crea una norma; fija el contenido y alcance de la que ya existe. La Suprema Corte y los
tribunales federales, al establecer un criterio en una tesis jurisprudencial, estudian y delimitan
aquellos aspectos que el legislador no precisó, mas no crean una ley. La concepción antigua de
la jurisprudencia entendía a la ciencia jurídica con el único fin de actualizar el derecho a través
de las nociones sistemáticas y orgánicas en él contenidas; por ello, la jurisprudencia constituía
un principio rector en la ordenación de la comunidad. Ulpiano definió a la jurisprudencia en
general como la divinarum atque humanarum rerum notitia justi atque, injusti scientia; esto es, el
conocimiento de las cosas humanas y divinas, la ciencia de lo justo y de lo injusto. Para la
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concepción clásica, la jurisprudencia es el hábito práctico de interpretar rectamente las leyes y


aplicarlas oportunamente a las cosas que ocurren. En un inicio, los tribunales realizaron una
interpretación rígida de las normas legales, la cual, con el tiempo, se modificó para dar paso al
proceso de creación judicial en el que la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los tribunales
no sólo estudian los aspectos que el legislador no precisó, sino que integran a la norma los
alcances que -no contemplados claramente en ella- se producen en una determinada situación.
Sin embargo, esta ‘conformación o integración judicial’, no puede crear disposiciones legales,
aunque en muchas ocasiones llene las lagunas de éstas, fundándose para ello, no en el arbitrio
del Juez, sino en el espíritu de otras disposiciones legales sí vigentes y que estructuran (como
unidad) situaciones jurídicas. A diferencia de la ley, la jurisprudencia encuentra sustento
inmediato no en normas abstractas, sino concretas; en decisiones jurisdiccionales que ya han
sido dictadas en casos específicos anteriores. Ello, con independencia de que su origen remoto
pueda consistir en normas generales. La generalidad de la jurisprudencia se encuentra limitada
por las mismas circunstancias que, en su caso, se produjeron en el momento de emitirse las
resoluciones particulares que la originaron. Su obligatoriedad sólo opera para casos, si no
idénticos, similares a los de su origen. En la medida en que la jurisprudencia define de manera
obligatoria la interpretación de normas generales, en principio, sólo opera respecto de esas
normas generales y no de otras. Así, la jurisprudencia es la interpretación que los tribunales
hacen de la ley, y no constituye una norma jurídica nueva (con las características de generalidad
y abstracción absolutas). De este modo está establecido en los artículos 192 al 197 de la
Ley de Amparo, que reconocen como única materia de ella la interpretación de la ley. De ahí
que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido, desde sus inicios, el criterio
reiterado de que la aplicación de la jurisprudencia no viola el principio de irretroactividad, ya que
no constituye legislación nueva ni diferente sino sólo la correcta interpretación de una
disposición legal (Ver Apéndice al Semanario Judicial de la Federación correspondiente a los
años 1917 a 1988, Segunda Parte, páginas 1695 y 1698, tesis con el rubro:
‘JURISPRUDENCIA, CONCEPTO DE LA. SU APLICACIÓN NO ES RETROACTIVA.’). Por
todo ello, es que este Tribunal Colegiado no comparte el criterio que el quejoso invoca en su
demanda de amparo, sostenido por el Cuarto Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, que
aparece publicado en la página 964 del Semanario Judicial de la Federación, Novena Época,
Tomo III, marzo de 1996, bajo el rubro: ‘JURISPRUDENCIA. ES LA CREACIÓN DE UNA
NORMA GENERAL, PUEDE APLICARSE RETROACTIVAMENTE EN BENEFICIO DE
ALGUNA PERSONA EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 14 CONSTITUCIONAL.’. El segundo
argumento es igualmente inatendible. Aduce el promovente del amparo que la sentencia
reclamada es indebida y le causa perjuicio, porque la Sala Fiscal responsable aplicó en ella una
tesis de jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que -a criterio del quejoso-
es incorrecta. Para sustentar su dicho expone una serie de argumentos tendientes a desvirtuar
las consideraciones que conforman el criterio jurisprudencial que aparece bajo el rubro:
‘FIANZAS OTORGADAS EN FAVOR DE LA FEDERACIÓN PARA GARANTIZAR
OBLIGACIONES FISCALES A CARGO DE TERCEROS, ES INAPLICABLE EL ARTÍCULO 120
DE LA LEY FEDERAL DE INSTITUCIONES DE FIANZAS, EN CUANTO PREVÉ LA
CADUCIDAD EN FAVOR DE LAS INSTITUCIONES GARANTES.’ (Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, contradicción de tesis 86/95, publicada en el Informe de
labores correspondiente al año de 1995, Segunda Parte, página 96). Como se anticipó, los
argumentos planteados son inoperantes, ya que la jurisprudencia de nuestro más Alto Tribunal
de Justicia no es reclamable a través de un juicio de garantías, pues el propio Constituyente
creó en el artículo 103, fracción XII, de la Carga Magna un mecanismo propio para su
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establecimiento, reforma o revisión, el cual aparece detallado en los artículos 192 al 197-B de la
Ley de Amparo, cuyo texto prevé: ‘Artículo 192. La jurisprudencia que establezca la Suprema
Corte de Justicia, funcionando en Pleno o en Salas, es obligatoria para éstas en tratándose de
la que decrete el Pleno, y además para los Tribunales Unitarios y Colegiados de Circuito, los
Juzgados de Distrito, los tribunales militares y judiciales del orden común de los Estados y del
Distrito Federal, y tribunales administrativos y del trabajo, locales o federales. Las resoluciones
constituirán jurisprudencia, siempre que lo resuelto en ellas se sustente en cinco sentencias no
interrumpidas por otra en contrario, y que hayan sido aprobadas por lo menos por catorce
Ministros, si se trata de jurisprudencia del Pleno, o por cuatro Ministros en los casos de
jurisprudencia de las Salas. También constituyen jurisprudencia las resoluciones que diluciden
las contradicciones de tesis de Salas y de Tribunales Colegiados.’. ‘Artículo 193. La
jurisprudencia que establezca cada uno de los Tribunales Colegiados de Circuito es obligatoria
para los Tribunales Unitarios, los Juzgados de Distrito, tribunales militares y judiciales del fuero
común, de los Estados y del Distrito Federal, y los tribunales administrativos y del trabajo,
locales o federales. Las resoluciones de los Tribunales Colegiados de Circuito constituyen
jurisprudencia siempre que lo resuelto en ellas se sustente en cinco sentencias no interrumpidas
por otra en contrario, y que hayan sido aprobadas por unanimidad de votos de los Magistrados
que integran cada Tribunal Colegiado.’. ‘Artículo 194. La jurisprudencia se interrumpe dejando
de tener carácter obligatorio, siempre que se pronuncie ejecutoria en contrario por catorce
Ministros, si se trata de la sustentada por el Pleno; por cuatro, si es de una Sala, y por
unanimidad de votos tratándose de la de un Tribunal Colegiado de Circuito. En todo caso, en la
ejecutoria respectiva deberán expresarse las razones en que se apoye la interrupción, las
cuales se referirán a las que se tuvieron en consideración para establecer la jurisprudencia
relativa. Para la modificación de la jurisprudencia se observarán las mismas reglas establecidas
por esta ley, para su formación.’. ‘Artículo 194 bis. Derogado.’. ‘Artículo 195. En los casos
previstos por los artículos 192 y 193, el Pleno, la Sala o el Tribunal Colegiado respectivo
deberán: I. Aprobar el texto y rubro de la tesis jurisprudencial y numerarla de manera progresiva,
por cada uno de los citados órganos jurisdiccionales; II. Remitir la tesis jurisprudencial, dentro
del término de quince días hábiles siguientes a la fecha de su integración, al Semanario Judicial
de la Federación, para su publicación inmediata; III. Remitir la tesis jurisprudencial, dentro del
mismo término a que se refiere la fracción inmediata anterior, al Pleno y Salas de la Suprema
Corte de Justicia y a los Tribunales Colegiados de Circuito, que no hubiesen intervenido en su
integración; y IV. Conservar un archivo, para consulta pública, que contenga todas las tesis
jurisprudenciales integradas por cada uno de los citados órganos jurisdiccionales y las que
hubiesen recibido de los demás. El Semanario Judicial de la Federación deberá publicar
mensualmente, en una Gaceta especial, las tesis jurisprudenciales que reciba del Pleno y Salas
de la Suprema Corte de Justicia y de los Tribunales Colegiados de Circuito, publicación que
será editada y distribuida en forma eficiente para facilitar el conocimiento de su contenido. Las
publicaciones a que este artículo se refiere, se harán sin perjuicio de que se realicen las
publicaciones mencionadas en el artículo 197-B.’. ‘Artículo 196. Cuando las partes invoquen en
el juicio de amparo la jurisprudencia del Pleno o de las Salas de la Suprema Corte o de los
Tribunales Colegiados de Circuito, lo harán por escrito, expresando el número y órgano
jurisdiccional que la integró y el rubro y tesis de aquélla. Si cualquiera de las partes invoca ante
un Tribunal Colegiado de Circuito la jurisprudencia establecida por otro, el tribunal del
conocimiento deberá: I. Verificar la existencia de la tesis jurisprudencial invocada; II. Cerciorarse
de la aplicabilidad de la tesis jurisprudencial invocada, al caso concreto en estudio; y III. Adoptar
dicha tesis jurisprudencial en su resolución, o resolver expresando las razones por las cuales
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considera que no debe confirmarse el criterio sostenido en la referida tesis jurisprudencial. En la


última hipótesis de la fracción III del presente artículo, el tribunal de conocimiento remitirá los
autos a la Suprema Corte de Justicia para que resuelva sobre la contradicción.’. ‘Artículo 197.
Cuando las Salas de la Suprema Corte de Justicia sustenten tesis contradictorias en los juicios
de amparo de su competencia, cualquiera de dichas Salas o los Ministros que las integren, el
procurador general de la República o las partes que intervinieron en los juicios en que tales
tesis hubieran sido sustentadas, podrán denunciar la contradicción ante la misma Suprema
Corte de Justicia, la que decidirá funcionando en Pleno cuál es la tesis que debe observarse. El
procurador general de la República, por sí o por conducto del agente que al efecto designe,
podrá, si lo estima pertinente, exponer su parecer dentro del plazo de treinta días. La resolución
que se dicte no afectará las situaciones jurídicas concretas derivadas de los juicios en los
cuales se hubiesen dictado las sentencias que sustentaron las tesis contradictorias. El Pleno de
la Suprema Corte deberá dictar la resolución correspondiente dentro del término de tres meses,
y deberá ordenar su publicación y remisión en los términos previstos por el artículo 195. Las
Salas de la Suprema Corte de Justicia y los Ministros que las integren y los Tribunales
Colegiados de Circuito y los Magistrados que los integren, con motivo de un caso concreto
podrán pedir al Pleno de la Suprema Corte o a la Sala correspondiente que modifique la
jurisprudencia que tuviesen establecida, expresando las razones que justifiquen la modificación;
el procurador general de la República, por sí o por conducto del agente que al efecto designe,
podrá, si lo estima pertinente, exponer su parecer dentro del plazo de treinta días. El Pleno o la
Sala correspondiente resolverán si modifican la jurisprudencia, sin que su resolución afecte las
situaciones jurídicas concretas derivadas de los juicios en los cuales se hubiesen dictado las
sentencias que integraron la tesis jurisprudencial modificada. Esta resolución deberá ordenar su
publicación y remisión en los términos previstos por el artículo 195.’. ‘Artículo 197-A. Cuando los
Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de amparo de su
competencia, los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, el procurador general de la
República, los mencionados tribunales o los Magistrados que los integren, o las partes que
intervinieron en los juicios en que tales tesis hubieran sido sustentadas, podrán denunciar la
contradicción ante la Suprema Corte de Justicia, la que decidirá cuál tesis debe prevalecer. El
procurador general de la República, por sí o por conducto del agente que al efecto designe,
podrá, si lo estima pertinente, exponer su parecer dentro del plazo de treinta días. La resolución
que se dicte no afectará las situaciones jurídicas concretas derivadas de los juicios en los
cuales se hubiesen dictado las sentencias contradictorias. La Suprema Corte deberá dictar la
resolución dentro del término de tres meses y ordenar su publicación y remisión en los términos
previstos por el artículo 195.’. ‘Artículo 197-B. Las ejecutorias de amparo y los votos particulares
de los Ministros y de los Magistrados de los Tribunales Colegiados de Circuito, que con ello se
relacionen, se publicarán en el Semanario Judicial de la Federación, siempre que se trate de las
necesarias para constituir jurisprudencia o para contrariarla, además de la publicación prevista
por el artículo 195 de esta ley. Igualmente se publicarán las ejecutorias que la Corte
funcionando en Pleno, las Salas o los citados tribunales, acuerden expresamente.’. La ley que
rige al juicio de garantías establece expresamente la manera en que un criterio jurisprudencial
puede ser revisado, sin que pueda permitirse al particular que promueve dicha revisión, tantas
veces como se sienta afectado por su aplicación, pues ello sería contrario a la seguridad jurídica
y a la debida impartición de justicia, ya que el aceptar que a través de un juicio de amparo se
cuestione el contenido de una jurisprudencia, sería tanto como aceptar también que se
cuestionaran los fallos que le dieron origen, los cuales, por constituir cosa juzgada, son
inatacables, en términos de la propia Constitución y de la ley de la materia. En el procedimiento
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específico para la modificación o interrupción de la jurisprudencia se establece con toda claridad


que la nueva determinación a que se llegue no afectará las situaciones jurídicas concretas
derivadas de los juicios en los cuales se hubiesen dictado las sentencias que integraron la tesis
jurisprudencial; lo mismo se precisa con las resoluciones de contradicción de tesis, lo que pone
de manifiesto, con mayor énfasis, que la intención del legislador es mantener por sobre todo el
principio de seguridad jurídica. Al respecto, es aplicable la tesis de jurisprudencia que aparece
publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, noviembre de 1993, página 40,
con el texto siguiente: ‘JURISPRUDENCIA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN. NO ES RECLAMABLE A TRAVÉS DE UN JUICIO DE GARANTÍAS. La
jurisprudencia sentada por los tribunales de la Unión conforme a los artículos 103 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación (jurisdicción ordinaria federal) y 192 a 197-B
de la Ley de Amparo (jurisdicción constitucional), no es reclamable a través del juicio de
amparo, pues la interpretación conjunta de los artículos 94, 103 y 107, fracción XIII,
constitucionales permite sostener que el Constituyente ha dispuesto un mecanismo distinto para
su establecimiento, reforma o revisión, en el cual se confía al legislador ordinario la
determinación de los requisitos a observarse en cada caso, en el entendido de que tratándose
de la derivada de los juicios de amparo, la propia Constitución determina los mecanismos para
solucionar las contradicciones entre las sustentadas por Tribunales Colegiados o por las Salas
de esta Suprema Corte; en este sentido, la regularidad de una tesis jurisprudencial frente al texto
legal o constitucional sobre el que verse, o frente al ordenamiento jurídico, no puede ser
examinada tantas veces como los particulares afectados por su aplicación promuevan juicios de
amparo, pues ello sería contrario a la seguridad jurídica y crearía un caos en el sistema de
administración de justicia. Dada la naturaleza de la jurisprudencia, su creación, interrupción o
modificación, debe regirse por reglas distintas de las que determinan la procedencia del juicio
de amparo en contra de cualquier acto del poder público, sin que ello signifique sostener que el
contenido normativo de la jurisprudencia quede al margen de la Constitución, pues para el
Constituyente la jurisprudencia de los tribunales federales es un producto de su labor como
intérpretes supremos de la Carta Fundamental, leyes, tratados internacionales y, en general, de
las normas jurídicas, cuyo criterio debe reputarse siempre acorde a los principios
constitucionales; además, de estimar procedente la acción de amparo en contra de las
resoluciones de esta Suprema Corte de Justicia o de los Tribunales Colegiados de Circuito que
sientan jurisprudencia, se admitiría la posibilidad de que se cuestionara implícitamente la
corrección de fallos que son inatacables en términos de la propia Constitución y de la ley de la
materia.’. De acuerdo con lo antes expuesto, lo procedente es denegar la protección
constitucional que en esta vía se solicitó."

TERCERO
El Cuarto Tribunal Colegiado del Sexto Circuito en el amparo en revisión 346/95, promovido por
Raúl Tecuapetla Tecuatl, sostuvo la tesis publicada en el Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, Tomo III, marzo de 1996, sección Tribunales Colegiados de Circuito,
página 964, del texto siguiente:

JURISPRUDENCIA. ES LA CREACIÓN DE UNA NORMA GENERAL, PUEDE APLICARSE


RETROACTIVAMENTE EN BENEFICIO DE ALGUNA PERSONA EN TÉRMINOS DEL
ARTÍCULO 14 CONSTITUCIONAL. Las entonces Primera y Cuarta Salas de la Suprema Corte
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de Justicia de la Nación establecieron las tesis jurisprudenciales números 1062 y 1063,


consultables en las páginas 1695, 1696 y 1698, Segunda Parte, Salas y tesis del Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación 1917-1988, ambas con el rubro: ‘JURISPRUDENCIA.
CONCEPTO DE LA. SU APLICACIÓN NO ES RETROACTIVA.’, en cuyo texto se sostiene que
la jurisprudencia no constituye legislación nueva ni diferente, sino sólo es la interpretación de la
ley, es decir, que la jurisprudencia no crea una norma nueva, sino únicamente fija el contenido
de una norma positiva y que su aplicación no es sino la misma de la ley vigente en la época de
realización de los hechos que motivaron el juicio del que emana el acto reclamado y que es
inexacto que al aplicarse la jurisprudencia formada con posterioridad a la fecha del acto
reclamado en el juicio de garantías, y que interpreta la ley que rige a dicho acto, se viole en
perjuicio del quejoso el principio contenido en el artículo 14 constitucional en el sentido de
prohibir la aplicación retroactiva de la ley. Sin embargo, el entonces Tribunal en Pleno del más
Alto Tribunal de la Nación al resolver el amparo en revisión número 1711/88, fallado el veintidós
de agosto de mil novecientos ochenta y nueve, por unanimidad de veinte votos, sostuvo el
criterio en torno a la naturaleza de la jurisprudencia que se opone al que informan las aludidas
tesis jurisprudenciales de la Primera y Cuarta Salas, al sostener que el establecimiento de una
jurisprudencia es la creación de una norma general y que esta norma general es la que
determina el carácter obligatorio del criterio sustentado, pues se trata de una norma positiva, ya
que ha cumplido con los requisitos formales que la Ley de Amparo establece como proceso de
creación de la norma jurisprudencial. En consecuencia si la jurisprudencia que establecen los
órganos facultados del Poder Judicial de la Federación, es la creación de una norma general, es
decir, una norma positiva, resulta ineludible el que deba equiparase a una ley y, por ende es
lógico sostener que se encuentra condicionada por la garantía prevista en el primer párrafo del
artículo 14 constitucional. En ese sentido, si se aplica la jurisprudencia formada con
posterioridad a la fecha del acto reclamado en el juicio de amparo, época en la que existía
distinta jurisprudencia, y que interpreta la ley que rige a dicho acto, tal aplicación sería
retroactiva; empero, si por lo que hace a la ley, la doctrina y la jurisprudencia de la Suprema
Corte de Justicia han admitido su aplicación retroactiva, cuando ésta se hace en beneficio de
persona alguna, así también la jurisprudencia puede aplicarse retroactivamente si se hace dicha
aplicación en beneficio y no en perjuicio de una persona, al tenor de lo que establece el
involucrado artículo 14 constitucional."

En el recurso de la revisión que funda la tesis sujeta a examen, se consideró que:

SEXTO
Es esencialmente fundado y suficiente para revocar la sentencia sujeta a revisión, el agravio
que hace valer el inconforme relativo a que el artículo 79, fracción III, del Código de
Procedimientos Civiles del Estado, es inconstitucional porque infringe el precepto 17 de la
Constitución Federal de la República, aunque para estimarlo así se supla a su favor la
deficiencia de la queja como señala la fracción I del artículo 76 bis de la Ley de Amparo. Previo
al estudio de la inconstitucionalidad del numeral de que se trata, debe precisarse que el
quejoso, hoy recurrente, en su demanda de amparo señaló como acto reclamado, entre otros, la
iniciativa, discusión, aprobación, promulgación, publicación e inicio de vigencia del Código de
Procedimientos (sic) para el Estado de Puebla, concretamente en lo que se refiere a la
inconstitucionalidad de su artículo 79, fracción III, así como por lo que hace a su acto de
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aplicación relativo a la orden de arresto que por el término de diez días le decretó la Juez Octavo
de lo Civil de esta ciudad en el expediente 370/94, relativo a un juicio ejecutivo mercantil,
generador de los actos reclamados. En relación con la inconstitucionalidad del artículo 79,
fracción III, del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Puebla, el Juez Tercero de
Distrito en el Estado negó el amparo y protección que solicitó el hoy inconforme, habiendo
considerado, entre otras cosas, que la naturaleza jurídica del arresto que establece el artículo
cuya constitucionalidad cuestiona el aquí recurrente, no es el de una pena sino un medio de
apremio que los Jueces o tribunales pueden emplear para hacer cumplir sus determinaciones,
teniendo por objeto obligar a la parte procesal desobediente al cumplimiento de sus mandatos,
razón por la cual no puede aceptarse que dicha medida provenga de la existencia de una deuda
de carácter civil, citando en apoyo de su dicho la jurisprudencia bajo la voz: ‘ARRESTO COMO
MEDIO DE APREMIO. NO TIENE CARÁCTER DE PENA DE PRISIÓN POR DEUDAS DE
CARÁCTER CIVIL.’. El hoy inconforme interpuso ante el Juez Federal el recurso de revisión
que nos ocupa y al advertir éste que se tildaba de inconstitucional el artículo 79, fracción III, del
Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Puebla y, por ende, violatorio de las
garantías individuales del hoy recurrente, ordenó remitir los autos a la Suprema Corte de Justicia
de la Nación para que se abocara a su conocimiento y resolviera conforme a derecho
correspondiera. Por proveído de cinco de junio de mil novecientos noventa y cinco, emitido por
el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y de conformidad con lo dispuesto
en los artículos 94, párrafo sexto, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;
11, fracción VI, 37, fracción IV y 5o. transitorio de la
Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, publicada en el Diario Oficial de la
Federación el veintiséis de mayo de mil novecientos noventa y cinco, se ordenó la remisión del
presente asunto al Tribunal Colegiado del Sexto Circuito en turno, para que se aboque a su
conocimiento, toda vez que en relación al artículo 79, fracción III, del Código de Procedimientos
Civiles para el Estado de Puebla, impugnado de inconstitucional, existe la jurisprudencia del
Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, identificada con el número P./J.
9/94, bajo la voz: ‘ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO. NO TIENE CARÁCTER DE
PENA DE PRISIÓN POR DEUDAS DE CARÁCTER CIVIL.’. Previamente al análisis de los
agravios vertidos en torno a la cuestión de inconstitucionalidad planteada, este órgano
colegiado estima que no es el caso de aplicar la jurisprudencia adoptada por el Tribunal Pleno
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, identificada con el número P./J. 9/94, bajo la voz:
‘ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO. NO TIENE CARÁCTER DE PENA DE PRISIÓN
POR DEUDAS DE CARÁCTER CIVIL.’, en mérito de las consideraciones siguientes. En la
fecha en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación remitió los presentes autos al Tribunal
Colegiado del Sexto Circuito en turno, es decir, el cinco de junio de mil novecientos noventa y
cinco, estaba vigente la jurisprudencia anteriormente precisada. Empero, mediante
jurisprudencia número 23/95, bajo la voz; ‘ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO. LAS
LEYES O CÓDIGOS QUE LO ESTABLECEN POR UN TÉRMINO MAYOR AL DE TREINTA Y
SEIS HORAS, SON VIOLATORIOS DEL ARTÍCULO 21 CONSTITUCIONAL.’, emitida por el
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aprobada en sesión privada de treinta y
uno de agosto de mil novecientos noventa y cinco por unanimidad de once votos, se cambió el
criterio que había sustentado en relación al artículo 79, fracción III, del Código de
Procedimientos Civiles para el Estado de Puebla, pues declaró inconstitucional todas aquellas
leyes o códigos que establecen un arresto como medida de apremio mayor al de treinta y seis
horas, porque infringen el artículo 21 de la Constitución Federal. Es decir, en la época en que se
impuso el arresto al hoy recurrente o en la que se dictó la sentencia en el amparo indirecto
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promovido contra esa medida de apremio, que dio origen a la presente revisión, se encontraba
vigente la tesis jurisprudencial en primer término mencionada; sin embargo, a partir del día tres
de julio de mil novecientos noventa y cinco, fecha en la cual se fallaron los amparos en revisión
que integraron la jurisprudencia precisada en segundo lugar, el más Alto Tribunal del país
cambió el criterio que sobre el particular había sustentado con anterioridad. Atento a lo anterior,
este órgano colegiado considera que el caso concreto materia de esta revisión debe resolverse
de conformidad con la última tesis jurisprudencial en alusión. Debe señalarse que las entonces
Primera y Cuarta Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación establecieron las tesis
jurisprudenciales números 1062 y 1063, consultables en las páginas 1695, 1696 y 1698,
Segunda Parte, Salas y tesis del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988,
que respectivamente son del tenor literal siguiente: ‘JURISPRUDENCIA, CONCEPTO DE LA.
SU APLICACIÓN NO ES RETROACTIVA. Es inexacto que al aplicarse jurisprudencia surgida
con posterioridad a la comisión del delito y a la ley entonces vigente, se viole en perjuicio del
acusado el principio jurídico legal de irretroactividad, pues la jurisprudencia no constituye
legislación nueva ni diferente, sino sólo es la interpretación correcta de la ley que la Suprema
Corte de Justicia efectúa en determinado sentido y que se hace obligatoria por ordenarlo así
disposiciones legales expresas, de suerte que su aplicación no es sino la misma de la ley
vigente en la época de realización de los hechos que motivaron el proceso penal.’, y
‘JURISPRUDENCIA, CONCEPTO DE LA. SU APLICACIÓN NO ES RETROACTIVA. Es
inexacto que al aplicarse la jurisprudencia fijada por esta Cuarta Sala de conformidad a lo
dispuesto por el artículo 192 de la Ley de Amparo, y formada con posterioridad a la fecha del
acto reclamado en el juicio de garantías, y que interpreta la ley que rige a dicho acto, se viole en
perjuicio del quejoso el principio contenido en el artículo 14 constitucional, en el sentido de
prohibir la aplicación retroactiva de la ley, ya que la jurisprudencia no constituye legislación
nueva ni diferente a la que está en vigor, sino sólo es la interpretación de la voluntad del
legislador. La jurisprudencia no crea una norma nueva, sino únicamente fija el contenido de una
norma preexistente. En consecuencia, si la jurisprudencia sólo es la interpretación de la ley que
la Suprema Corte de Justicia de la Nación efectúa en determinado sentido, y que resulta
obligatoria por ordenarlo así las disposiciones legales expresas, su aplicación no es sino la
misma de la ley vigente en la época de realización de los hechos que motivaron el juicio laboral
del que emana el acto reclamado en el juicio de garantías.’. Como se advierte del texto de las
tesis jurisprudenciales anteriormente reproducidas, en las mismas primordialmente se sostiene
que la jurisprudencia no constituye legislación nueva ni diferente, sino sólo es la interpretación
correcta de la ley que la Suprema Corte de Justicia de la Nación efectúa en determinado sentido
y que se hace obligatoria por ordenarlo así las disposiciones legales expresas, es decir, que la
jurisprudencia no crea una norma nueva, sino únicamente fija el contenido de una norma
positiva; que si la jurisprudencia sólo es la interpretación de la ley que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación efectúa en determinado sentido, y que resulta obligatoria, su aplicación no
es sino la misma de la ley vigente en la época de realización de los hechos que motivaron el
juicio del que emana el acto reclamado en el juicio de garantías; y que es inexacto que al
aplicarse la jurisprudencia formada con posterioridad a la fecha del acto reclamado en el juicio
de garantías, y que interpreta la ley que rige a dicho acto, se viole en perjuicio del quejoso el
principio contenido en el artículo 14 constitucional en el sentido de prohibir la aplicación
retroactiva de la ley. Expresado en otra forma, como se hace en el criterio sustentado en la tesis
visible en la página 482, Tomo CXXX, Cuarta Sala, Quinta Época del Semanario Judicial de la
Federación, bajo el rubro: ‘JURISPRUDENCIA, APLICACIÓN RETROACTIVA DE LA.’. El
artículo 14 constitucional, prohíbe únicamente la aplicación retroactiva de las leyes, pero no la
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aplicación de ejecutorias o jurisprudencia a casos que tuvieron realización bajo la existencia de


una jurisprudencia y se resuelven bajo la existencia de distinta jurisprudencia o cuando por
nuevas ejecutorias ha variado el criterio que se venía sustentando, porque la última
interpretación que la Suprema Corte dé a un precepto legal es la que debe tenerse como
correcta, siempre que se trate de aplicarlo en los fallos que se pronuncien y que se refieran a
actos regidos por tal precepto en el tiempo en que se realizaron.’. Asimismo debe precisarse que
el entonces Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver el
amparo en revisión 1711/88, fallado el veintidós de agosto de mil novecientos ochenta y nueve,
por unanimidad de veinte votos, sostuvo esencialmente lo que es del tenor literal siguiente: ‘La
jurisprudencia se forma mediante criterios generales de interpretación sobre los diversos temas
jurídicos que se plantean ante los órganos del Poder Judicial de la Federación a quienes
constitucional y legalmente se encuentra encomendada la función jurisprudencial, con
independencia de que los preceptos se refieran a la misma ley o a distintos ordenamientos,
siempre y cuando sean de contenido idéntico y las consideraciones en que se apoyaron las
ejecutorias sean similares. En efecto, el establecimiento de una jurisprudencia es la creación de
una norma general; esta norma general es la que determina el carácter obligatorio del criterio
sustentado toda vez que se trata de una norma positiva, pues ha cumplido con los requisitos
formales que la Ley de Amparo en sus artículos 192 y 193 establece como proceso de creación
de la norma jurisprudencial, a saber, la existencia de cinco ejecutorias no interrumpidas por otra
en contrario y que hayan sido aprobadas por lo menos por catorce Ministros, si se trata del Pleno
o por cuatro si proviene de las Salas de la Suprema Corte o por unanimidad de tres votos
tratándose de la jurisprudencia que sustentan los Tribunales Colegiados de Circuito.’. Se hace
notar que la mención que antecede de catorce Ministros fue porque la ejecutoria en comento se
emitió en el año de mil novecientos ochenta y nueve, pero el artículo 4o. de la
Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, publicada en el Diario Oficial de la
Federación el veintiséis de mayo de mil novecientos noventa y cinco, que entró en vigor el día
veintisiete del mismo mes y año, establece que el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación se integra de once Ministros, y su artículo décimo quinto transitorio dispone que las
resoluciones del citado tribunal constituyen jurisprudencia, siempre que lo resuelto en ellas se
sustente en cinco ejecutorias no interrumpidas por otra en contrario y que hayan sido aprobadas
por lo menos por ocho Ministros. Queda claro, pues, que en la ejecutoria reseñada se sustenta
un criterio en torno a la naturaleza de la jurisprudencia, que se opone al que informan las tesis
jurisprudenciales de las aludidas Primera y Cuarta Salas; así, mientras en éstas se afirma que la
jurisprudencia no crea una norma nueva, sino que sólo es la interpretación de la ley, la
mencionada ejecutoria sostiene que el establecimiento de una jurisprudencia es la creación de
una norma general y que esta norma general es la que determina el carácter obligatorio del
criterio sustentado, pues se trata de una norma positiva, ya que ha cumplido con los requisitos
formales que la Ley de Amparo establece como proceso de creación de la norma
jurisprudencial. De acuerdo con esto último, si la jurisprudencia que establece el Tribunal en
Pleno y las Salas de la Suprema Corte de Justicia, así como los Tribunales Colegiados de
Circuito es la creación de una norma general, es decir, una norma positiva, la consecuencia
ineludible es que debe equipararse a una ley y, si esto es así, es lógico sostener también que se
encuentra condicionada por la garantía prevista en el primer párrafo del artículo 14
constitucional, es decir, la que prohíbe la aplicación retroactiva de la ley. No hay duda que si se
aplica la jurisprudencia formada con posterioridad a la fecha del acto reclamado en el juicio de
amparo, época en la que existía distinta jurisprudencia, y que interpreta la ley que rige a dicho
acto, tal aplicación sería retroactiva; empero, si por lo que hace a la ley, la doctrina y la
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jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia han admitido su aplicación retroactiva cuando


ésta se hace en beneficio de persona alguna, así también la jurisprudencia puede aplicarse
retroactivamente si se hace dicha aplicación en beneficio y no en perjuicio de una persona, al
tenor de lo que establece el invocado artículo 14 constitucional. En tal virtud y por las razones
aducidas, este órgano colegiado disiente de los criterios que sobre el particular han sustentado
el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito en la tesis del rubro ‘JURISPRUDENCIA,
CONCEPTO DE LA. SU APLICACIÓN NO ES RETROACTIVA.’, publicada en la página 644,
Tomo XIV, julio de 1994, Octava Época; y el Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de
Trabajo del Séptimo Circuito, en la tesis que a la letra dice: ‘JURISPRUDENCIA. SU
APLICACIÓN NO ES RETROACTIVA.’, visible en la página 250, Tomo XII, septiembre de 1993,
Octava Época, del Semanario Judicial de la Federación. En consecuencia, si para el momento
en que se resuelve el presente recurso de revisión se encuentra vigente una tesis
jurisprudencial distinta a la que existía cuando se emitió el acto reclamado en el juicio de
garantías, como en la especie así acontece, es dable concluir que para decidir el caso concreto
debe aplicarse la jurisprudencia que estableció que todas aquellas leyes o códigos que
establecen un arresto como medida de apremio mayor al de treinta y seis horas violan el
artículo 21 constitucional, criterio que si bien se formó con posterioridad a que se emitió el acto
reclamado en el juicio de amparo, su aplicación es en beneficio del hoy recurrente, al haber
declarado que las disposiciones legales como la combatida en el juicio de amparo del que
deriva esta revisión, es decir, el artículo 79, fracción III, del Código de Procedimientos Civiles,
son inconstitucionales. El inconforme aduce en vía de agravios, entre otras cosas, que le causa
agravio la iniciativa, discusión, aprobación, promulgación, publicación y ejecución del Código
de Procedimientos Civiles para esa entidad federativa, concretamente su artículo 79, fracción III,
el cual ordena sea privado de su libertad por deudas de carácter puramente civil, siendo que
dicho precepto no debe existir ya que infringe el numeral 17 de la Constitución Federal, y por
ende, sus garantías individuales. Es fundado esencialmente lo aducido por el recurrente, dado
que nuestro más Alto Tribunal del país determinó en jurisprudencia, que si bien las Legislaturas
Locales tienen facultades para establecer en las leyes que expidan, las medidas de apremio de
que dispondrán Jueces y Magistrados para hace cumplir sus determinaciones, medidas entre
las cuales puede incluirse el arresto, no menos cierto es que la duración del mismo no puede
quedar al arbitrio del legislador, sino que debe sujetarse, como máximo, al término de treinta y
seis horas que señala el artículo 21 constitucional, para infracciones a reglamentos gubernativos
o de policía, ya que si bien la medida de apremio en comento encuentra su fundamento en el
precepto 17 de la Carta Magna, también es verdad que con tal figura se priva de la libertad al
afectado fuera de un procedimiento penal, por lo que por interpretación extensiva debe recurrirse
al límite establecido por el artículo 21 constitucional para el arresto administrativo; por lo tanto, si
la fracción III del artículo 79 del Código de Procedimientos Civiles contiene un arresto como
medida de apremio por más de treinta y seis horas, es dable concluir que el mismo resulta
inconstitucional. Sirve de apoyo a lo anterior la jurisprudencia 23/95 de la Novena Época,
aprobada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en sesión privada de fecha treinta y uno
de agosto de mil novecientos noventa y cinco, por unanimidad de once votos, misma que es del
tenor literal siguiente: ‘ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO. LAS LEYES O CÓDIGOS
QUE LO ESTABLECEN POR UN TÉRMINO MAYOR AL DE TREINTA Y SEIS HORAS, SON
VIOLATORIOS DEL ARTÍCULO 21 CONSTITUCIONAL. De la interpretación armónica de los
artículos 17, 73 (a contrario sensu) y 124, de la Constitución Federal, se llega a la conclusión de
que las Legislaturas Locales tienen facultades para establecer, en las leyes que expidan, las
medidas de apremio de que dispondrán los Jueces y Magistrados para hacer cumplir sus
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determinaciones, medidas entre las cuales puede incluirse el arresto; sin embargo la duración
de éste, no puede quedar al arbitrio del legislador, sino que debe sujetarse, como máximo, al
término de treinta y seis horas que prevé el artículo 21 constitucional para infracciones a
reglamentos gubernativos o de policía, pues si bien es cierto que la medida de apremio
encuentra su fundamento en el artículo 17 constitucional y no se impone con objeto de castigar a
un infractor, como sucede tratándose del arresto administrativo, sino como un medio para hacer
cumplir las determinaciones judiciales, igualmente cierto resulta, que a través de ambas figuras,
se priva de la libertad al afectado fuera de un procedimiento penal, por lo que si el artículo 17
constitucional no establece el límite temporal de dicha medida de apremio, debe recurrirse, por
interpretación extensiva, al límite establecido por el artículo 21 constitucional para el arresto
administrativo. En consecuencia, si alguna disposición de una ley o código establece el arresto
como medida de apremio por un término mayor al de treinta y seis horas, es inconstitucional.’.
En consecuencia, si resulta inconstitucional el artículo 79, fracción III, del Código de
Procedimientos Civiles para el Estado de Puebla, por contener un arresto como medida de
apremio por más de treinta y seis horas, siendo dicho precepto en el que se fundó el Juez
responsable para imponer la medida de apremio al quejoso, aquí inconforme, es incuestionable
entonces, que también resulta inconstitucional el acto concreto de aplicación del artículo
declarado contrario a la Constitución Federal, es decir, el arresto que por diez días se le impuso
al recurrente. Por tanto, dado lo anterior, lo procedente en el caso es revocar el punto resolutivo
segundo de la sentencia que se revisa y conceder la protección constitucional en contra de la
referida orden de arresto. Tiene aplicación la tesis sustentada por la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la página 9, Volúmenes 217-228, Tercera
Parte, Séptima Época, del Semanario Judicial de la Federación, que textualmente dice: ‘ACTO
DE APLICACIÓN INCONSTITUCIONAL. LO ES EL FUNDADO EN LEY INCONSTITUCIONAL.
La inconstitucionalidad de la ley que funde un acto de aplicación, trae como consecuencia la
inconstitucionalidad del acto que se apoya en esa ley. Cuando el acto reclamado se funde en
leyes declaradas inconstitucionales por la jurisprudencia de la Suprema Corte, se deberá suplir
la deficiencia de la queja.’."

CUARTO
Previamente al estudio de la cuestión planteada, por razón de método, debe determinarse si en
el caso existe la contradicción de tesis entre los Tribunales Colegiados de Circuito de que se
trata.

La anterior Cuarta Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sostuvo que para que
existan tesis contradictorias se necesita que concurran varios elementos:

a. Que al resolver los negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente


iguales y se adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes.

b. Que la diferencia de criterios se presente en las consideraciones, razonamientos o


interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas; y

c. Que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos.

Estos tres requisitos quedaron establecidos en la tesis de jurisprudencia número 178 de la


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anterior Cuarta Sala, visible en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación de 1917-


1995, Tomo VI, Materia Común, foja 120, que dice:

CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITOS


PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos 107, fracción XIII,
primer párrafo de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo, cuando los Tribunales
Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de amparo de su
competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia, o la Sala que corresponda deben
decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que existen tesis contradictorias
cuando concurren los siguientes supuestos: a) Que al resolver los negocios jurídicos se
examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten posiciones o criterios
jurídicos discrepantes; b) Que la diferencia de criterios se presente en las consideraciones,
razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas; y c) Que los distintos
criterios provengan del examen de los mismos elementos."

En la presente contradicción, los tribunales contendientes examinaron una cuestión jurídica


igual, que consistió en determinar si la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte de Justicia
de la Nación puede transgredir la garantía de irretroactividad prevista en el artículo 14
constitucional.

El Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito sostiene, en síntesis
que la aplicación de la jurisprudencia no viola la garantía de irretroactividad de la ley, pues ésta
es la interpretación que los tribunales hacen de la ley, y no constituye una norma jurídica nueva,
ya que no cumple con las características de generalidad y abstracción absoluta; por tanto, al
aplicarse, no viola el principio de irretroactividad consagrado en el artículo 14 constitucional.
Este órgano colegiado consideró aplicable al caso la tesis de jurisprudencia con el rubro:
"JURISPRUDENCIA, CONCEPTO DE LA. SU APLICACIÓN NO ES RETROACTIVA.".

Por su parte, el Cuarto Tribunal Colegiado del Sexto Circuito consideró que la jurisprudencia es
la creación de una norma general, es decir una norma positiva, y debe equipararse a una ley,
por ende, es lógico sostener que se encuentra condicionada por la garantía prevista en el
artículo 14 constitucional.

Como puede advertirse, existe la contradicción de tesis denunciada, pues los órganos
involucrados analizaron cuestiones jurídicas esencialmente iguales, tomaron en consideración
los mismos elementos y llegaron a conclusiones distintas. Llegado a esta conclusión procede
analizar los criterios sustentados para establecer cuál de éstos es el que habrá de prevalecer.

QUINTO
Este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación determina que la tesis que
debe de prevalecer es la que aquí se sustenta y que coincide en lo esencial con la sostenida por
el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito.

Tomando en cuenta que los criterios cuya contradicción se estudia se refieren a la


jurisprudencia, es menester precisar su contenido y alcance, para de ahí establecer si ésta es o
no equiparable a la ley.
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El vocablo jurisprudencia proviene del latín "iurisprudentia: f. Ciencia del derecho. 2. Conjunto
de sentencias de los tribunales, y doctrina que contienen. 3. Criterio sobre un problema jurídico
establecido por una pluralidad de sentencias concordes." (Diccionario de la Lengua Española;
Real Academia Española; Tomo A-Zurrón; España; 1984; página 805).

Del latín: iurisprudentia, que proviene de ius y prudentia, y significa prudencia de lo justo."
(Diccionario Jurídico Mexicano; Instituto de Investigaciones Jurídicas; Ed. Porrúa; 10a. ed;
México; 1997; página 1891).

Como antecedentes del derecho romano, resulta necesario mencionar el concepto que de
jurisprudencia emitió el jurisconsulto Ulpiano, quien la define como la divinarum atque
humanarum rerum notitia, iusti atque, iniusti scientia, esto es, el conocimiento de las cosas
humanas y divinas, la ciencia de lo justo y de lo injusto.

Como virtud intelectual, la jurisprudencia implica que la inteligencia adquiera los criterios
formulados por los jurisprudentes para distinguir lo justo de lo injusto (es decir que conozca las
reglas jurídicas o normas), y además que la inteligencia aprenda el modo de combinar esas
reglas a fin de juzgar sobre cuál es la solución justa en un caso determinado, es decir, que
aprenda a razonar jurídicamente, que adquiera ese criterio." (Diccionario Jurídico Mexicano;
obra citada; páginas 1890-1891).

Durante la República Romana se entendía por jurisprudencia: "... a aquellas opiniones emitidas
por los jurisconsultos sobre las diversas cuestiones que se les planteaban, ya fuesen
presentadas por particulares, o por los propios Magistrados. Fueron pues, los jurisconsultos los
que al interpretar el derecho le otorgaron a éste un carácter doctrinal ... Los primeros
jurisconsultos fueron los sacerdotes y de ellos los pontífices quienes, además de tener el
monopolio de las fórmulas procesales, se dedicaron a interpretar el derecho, fijando el contenido
y alcance de la Ley de las XII Tablas, primera gran ley escrita del derecho romano." (Morineau
Iduarte Marta, Iglesias González Román; Derecho Romano; Ed. Harla; 3a. ed; México; 1993;
páginas 15-16).

Rodolfo Sohm, señala que: "la jurisprudencia romana tuvo su origen en el colegio de los
pontífices, asesores técnicos, primero de la justicia real y más tarde de los cónsules y los
pretores. Sus conocimientos del derecho estaban relacionados con la ciencia de la religión y la
astrología. Su misión era interpretar la voluntad divina, clave, para los antiguos, de todo el orden
jurídico." (Sohm Rodolfo; Instituciones de Derecho Privado Romano; Ed. Gráfica Panamericana;
México; 1951; páginas 49-50).

Paulatinamente la función jurisprudencial se fue secularizando; esto es, de religiosa (pontificial)


se convirtió en laica. En este proceso podemos señalar tres grandes momentos: el primero
cuando Cneo Flavio, secretario de un sacerdote, publicó las fórmulas procesales ius flavianum,
en 304 a.c., cincuenta años más tarde, en 254 a.c. el primer pontífice plebeyo, Tiberio
Coruncaino, comenzó a dar consultas públicas sobre materia de derecho y, finalmente, en 204
a.c., Sexto Elio Peto, publicó su Tripartita, obra en tres libros que constituye el primer tratado
sistemático de derecho y se refiere a las XII Tablas, su interpretación y a las fórmulas procesales
ius aelianum. Así, el derecho dejó de estar bajo el exclusivo dominio de los pontífices y su
conocimiento se hizo público." (Morineau Iduarte Marta; obra citada; página 16).

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Por su parte Rodolfo Sohm nos dice que: "a fines de la República, ya generalizado y
secularizado el conocimiento del derecho, empiezan a emitir libremente dictámenes juristas
profanos, que no pertenecen al alto colegiado sacerdotal, y que, naturalmente, carecen de la
autoridad oficial necesaria para atribuir a sus opiniones fuerza obligatoria." (Sohm Rodolfo; obra
citada; página 52).

La vida profesional de los jurisconsultos romanos cumplía varias funciones: respondere, cavere,
agere y scribire. ... La primera de ellas consistía en dar consultas verbales sobre casos prácticos;
el cavere en redactar documentos jurídicos; el agere en asistir a las partes durante el litigio y,
finalmente, el scribere, en elaborar obras doctrinales de derecho, además de la labor docente
que también desempeñaban." (Morineau Marta; obra citada; página 16).

Durante la República ya nos encontramos con grandes jurisconsultos: Quinto Mucio Escévola,
el primero que realizó una compilación del derecho de la época en su obra Ius Civile, de 18
libros; Aquilio Galo, alumno del anterior, quien escribió numerosas obras y Servio Sulpicio, el
primer comentarista de los edictos del pretor." (Ibidem).

Por otra parte, en esta época surgen como fuente del derecho los edictos de los Magistrados;
sobre esta cuestión Marta Morineau y Román Iglesias, señalan: "al referirnos a los Magistrados,
en este caso lo hacemos en relación con aquellos cuya labor era la de administrar justicia; esto
es, los pretores y ediles en la ciudad de Roma y los gobernadores en las provincias ... Cuando
uno de estos Magistrados entraba en funciones generalmente por el término de un año, era
usual que publicase un edicto; es decir, una especie de programa en el que exponía la forma en
que iba a desarrollar su magistratura ... De esta manera al aplicar el derecho de acuerdo con las
situaciones que se iban presentando, los Magistrados creaban derecho al administrar justicia,
aplicaban el derecho civil iuris civilis adivuandi, pero también lo complementaban cuando así se
requería iuris civilis supplendi y, finalmente si era necesario corregían el propio derecho civil
iuris civilis corrigendi causa ... Por lo tanto, se advierte que a partir de medios procesales, de la
acción para aplicar y completar el derecho civil y de la excepción con el objeto de corregirlo, se
está creando derecho ... Este derecho creado por los Magistrados se llama derecho honorario -
ius honorarium- y como dice Kunkel (Historia del Derecho Romano ...), no constituyó un cuerpo
cerrado frente al derecho civil, con el que sólo excepcionalmente se contrapone, como en el
caso de la propiedad o de la herencia en donde incluso existe una doble reglamentación. En la
mayoría de los casos, sin embargo, el derecho honorario se limitó a ayudar, completar o corregir
al derecho civil, partiendo de él para conformar juntos un todo armónico: el sistema jurídico
romano." (Idem; página 15).

Es en el principado cuando aparecen medios legales a favor del emperador conocidos como
constituciones imperiales, entre ellos la decreta que "eran decisiones judiciales tomadas por el
emperador como magistrado supremo de un juicio." (Idem; página 17).

Los edictos de los Magistrados "con el tiempo van siendo prácticamente repetitivos, debido a lo
cual en el año 730 y por orden del emperador Adriano, se publica en colección con el nombre de
Edicto Perpetuo, también conocido como Edicto Adriano o Edicto Salvio Juliano." (Idem; página
17).

En relación con la jurisprudencia, probablemente éste sea el periodo de mayor esplendor, entre
otras razones debido al apoyo y confianza que Augusto y sus sucesores le conceden a los
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jurisconsultos. Es así como a las opiniones emitidas por algunos de ellos, el emperador les
otorga el ius publice respondendi, es decir, que llegase a tener fuerza de ley." (Idem; página 8).

Massini, refiriéndose al emperador Augusto nos explica: "... otorgó, en los comienzos de la era
cristiana, el ius publice respondendi ex auctoritate principis a los más notables juristas de la
Roma Imperial, lo hizo en virtud de su reconocida calidad de iuris prudentis, es decir, de
poseedores, en grado eminente, de una especial forma de conocimiento jurídico: el ‘prudencial’.
Papiniano, Ulpiano, Gayo, Paulo y Modestino, se destacaban entre los hombres de derecho
romano por su especial aptitud para investigar cuál era la solución justa para cada uno de los
casos concretos sobre los que se les consultaba. Ese conocimiento acertado de lo que era
derecho en cada situación singular -llamado iuris prudentia- dio posteriormente el nombre, por
una derivación lingüística, a la ‘ciencia del derecho’ y a las normas que tienen su origen en las
sentencias de los tribunales. Pero con el transcurso del tiempo, el uso de la palabra se fue
restringiendo a estas dos acepciones derivadas, sobre todo a la última, sin que el conocimiento
de lo justo concreto conservara el clásico apelativo de ‘prudencial’. Lo que es más, la misma
palabra ‘prudencia’ fue objeto de un paulatino descrédito, pasando a significar la simple cautela
o una actitud de apocamiento o de temor excesivo; para el lenguaje vulgar, el ‘prudente’ se
transformó de un virtuoso en un timorato, siempre dispuesto a evitar cualquier riesgo o aventura.
Resultaba difícil, por ello, hablar de ‘prudencia jurídica’ como de un modo especial e
indispensable de conocimiento del derecho, por lo que pasó al olvido la acepción primera del
término, que designaba al conocimiento de lo justo en su máxima concreción." (Massini, Carlos
Ignacio; La Prudencia Jurídica; Abeledo-Perrot; Argentina; 1983; páginas 21-22).

En este sentido, Rodolfo Sohm expresa: "es práctica constante, desde el emperador Tiberio, que
los juristas más eminentes reciben del emperador el ius respondendi, o sea el derecho a emitir
dictámenes obligatorios para el Juez, para el iudex privatus nombrado en el proceso y para el
Magistrado." (Sohm Rodolfo; obra citada; página 52).

Es en la época del derecho clásico cuando el derecho romano alcanza su mayor grado de
evolución ... con las bases adquiridas en los últimos años de la República, el derecho se
desenvuelve con rapidez y, principalmente a través de la jurisprudencia, se constituye una
verdadera ciencia jurídica." (Morineau Marta; obra citada; página 19).

Fácilmente se alcanza la gran trascendencia y la alta misión de los jurisconsultos en la vida


romana, el mundo jurídico puede apoyarse en principios firmes y encuentra gobierno y
dirección." (Sohm Rodolfo; obra citada; página 56).

La jurisprudencia clásica no es precisamente eso que con frase feliz alguien ha llamado una
matemática de conceptos, sino algo muy distinto: el tacto práctico y el fin sentido de la realidad,
que no necesita entrar a dilucidar la esencia de los conceptos para fallar a tono con ellos y
encontrar la ley propia en cada caso, implícita en él y en todos los del mismo género." (Idem;
página 58).

En la época del imperio se dijo que: "Durante los reinados de Valentino III en occidente y
Teodosio II en oriente, en 426 se publicó una colección de jurisprudencia, la famosa Ley de
Civitas, que señala a las opiniones de Gayo, Papiniano, Paulo, Ulpiano y Modestino como
vigentes y susceptibles de ser aducidas en juicio. Si los pareceres de estos jurisconsultos no
eran unánimes prevalecía la opinión de la mayoría, y en caso de empate, la de Papiniano ...
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También bajo el reinado de los emperadores mencionados, se publicó una codificación (año
438), ésta de carácter oficial, llamada Código Teodosiano. La obra consta de 16 libros y
contiene, ordenadas y clasificadas, las Constituciones emitidas desde la época de Constantino
hasta ese momento." (Morineau Marta; obra citada; página 20).

Desde fines del siglo III deja de otorgarse el ius respondendi. El emperador se reserva el
derecho de resolver personalmente las consultas, por medio de rescriptos: la única misión que
se le ofrece todavía a la jurisprudencia es animar con su soplo científico, aún vital, los
numerosos rescriptos de Diocleciano y sus sucesores." (Sohm Rodolfo; obra citada; página 58).

Respecto del Digesto de Justiniano conocido como Pandectas se ha opinado que: "... es una
colección compuesta por citas de los escritos de los grandes jurisconsultos clásicos. La obra fue
encargada a una comisión de juristas bajo la dirección de Triboniano y se compone de 50 libros.
Éstos se subdividen en títulos y fragmentos, que constan de parágrafos numerados. Cada
fragmento se inicia con el nombre del autor correspondiente y la indicación de la obra citada ...
Los redactores del Digesto se dividen en tres subcomisiones, cada una de las cuales debe
seleccionar un conjunto determinado de obras. La primera se encargó de revisar todo lo
referente al derecho civil, y a integrar lo que se conoce como fondo sabinianeo, que está
conformado básicamente por obras de Sabino y sus seguidores ... Por su parte, la segunda
comisión revisó las obras relacionadas con el derecho honorario contenido en los edictos de los
Magistrados e integró el fondo edictal. Finalmente, el tercer grupo se dedicó a analizar
principalmente los escritos de Papiniano y otros grandes jurisconsultos y produjo el fondo
papinianeo ... Las comisiones tuvieron plenos poderes para corregir y modificar los textos
estudiados en las diversas compilaciones, así como la facultad de adaptar las obras clásicas a
las necesidades del derecho vigente; estas adaptaciones y modificaciones se conocen con el
nombre de interpolación o Emblemata triboniani." (Morineau Marta; obra citada; páginas 22-23).

Actualmente tratadistas contemporáneos como el doctor Eduardo García Maynez define a la


jurisprudencia como "el conjunto de principios y doctrinas contenidas en las decisiones de los
tribunales." (García Maynez Eduardo; Introducción al Estudio del Derecho; Ed. Porrúa; 40a. ed;
México; 1988; página 68).

Por otra parte, para el maestro español José Castán Tobeñas la jurisprudencia es: "la doctrina
sentada por los tribunales, cualquiera que sea su clase y categoría, al decidir las cuestiones
sometidas a ellos." (Castán Tobeñas José; Derecho Civil Español, Común y Foral; Tomo I; Vol.
I; 12a. ed; España; 1988; página 581).

Juventino V. Castro y Castro define a la jurisprudencia como el "hábito de interpretar rectamente


las leyes y aplicarlas oportunamente a las cosas que ocurren." (Diccionario Jurídico Mexicano;
obra citada; página 1892).

El Diccionario Jurídico Mexicano define a este concepto de la siguiente manera: "la


jurisprudencia judicial es la interpretación que hacen los tribunales competentes al aplicar la ley
a los supuestos de conflicto que se someten a su conocimiento." (Idem).

Por otra parte, el Ministro Arturo Serrano Robles conceptualiza a la jurisprudencia como: "el
conjunto de reglas o normas que la autoridad jurisdiccional, que cuenta con atribuciones al
respecto, deriva de la interpretación de determinadas prevenciones del derecho positivo, que

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precisan el contenido que debe atribuirse y el alcance que debe darse a éstas, y que, al ser
reiteradas cierto número de veces en sentido uniforme, no contrariado, son obligatorias para
quien debe decidir casos concretos regidos por aquellas prevenciones." (Suprema Corte de
Justicia de la Nación; Manual del Juicio de Amparo; Ed. Themis; 2a. ed; México; 1994; página
175).

Para Cabanellas la jurisprudencia es: "La ciencia del derecho. El derecho científico. La ciencia
de lo justo y de lo injusto, según parte de la definición justiniana, que luego se analiza. La
interpretación de la ley hecha por los Jueces. Conjunto de sentencias que determinan un criterio
acerca de un problema jurídico u oscuro en los textos positivos o en otras fuentes del derecho.
La interpretación reiterada que el Tribunal Supremo de una nación establece en los asuntos que
conoce. La práctica judicial constante. Arte o hábito de interpretar o aplicar las leyes."
(Cabanellas Guillermo; Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual; Edit. Heliastra; Argentina;
1981; Tomo V; página 55).

Por último, para José Alberto Garrone la jurisprudencia tiene el siguiente sentido: "El concepto
de jurisprudencia es multívoco: etimológica e históricamente designó las opiniones de los
autores, pero paulatinamente se la ha transformado en la opinión de los tribunales a través de
sus decisiones judiciales. Como fuente de manifestación del derecho y en especial del derecho
procesal, la acepción más aceptable es la que considera a la jurisprudencia como la reiterada y
habitual concordancia de las decisiones de los órganos jurisdiccionales del Estado sobre
situaciones jurídicas idénticas o análogas." (Garrone, José Alberto; Diccionario Jurídico
Abeledo-Perrot; Argentina; 1986; Tomo II; página 389).

En el caso de México, la jurisprudencia judicial es la interpretación e integración de la ley firme,


reiterada, y de observancia obligatoria, que emana de las ejecutorias pronunciadas por la
Suprema Corte de Justicia, funcionando en Pleno o por Salas, y por los Tribunales Colegiados
de Circuito. El párrafo sexto del artículo 94 constitucional determina que la Ley de Amparo fijará
los términos en que será obligatoria la jurisprudencia que establecen los tribunales del Poder
Judicial de la Federación sobre interpretación de las leyes y reglamentos federales y locales, y
tratados internacionales celebrados por el Estado mexicano, así como los requisitos para su
interpretación y modificación.

Los artículos 192 a 197, A y B de la Ley de Amparo, regulan la jurisprudencia y reconocen como
materia de ella, la interpretación de la ley, le atribuyen de manera expresa la característica de
obligatoriedad y exigen que los criterios que la integren sean firmes y reiterados.

En efecto, el citado precepto constitucional y los artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo
establecen que la materia de la jurisprudencia es la interpretación de las leyes y reglamentos
federales o locales y de los tratados internacionales celebrados por el Estado mexicano.

Dichos preceptos establecen:

Constitución Federal

Artículo 94. ...

La ley fijará los términos en que sea obligatoria la jurisprudencia que establezcan los tribunales
del Poder Judicial de la Federación sobre interpretación de la Constitución, leyes y reglamentos
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federales o locales y tratados internacionales celebrados por el Estado mexicano, así como los
requisitos para su interrupción y modificación."

Ley de Amparo

Artículo 192. La jurisprudencia que establezca la Suprema Corte de Justicia, funcionando en


Pleno o en Salas, es obligatoria para éstas en tratándose de la que decrete el Pleno, y además
para los Tribunales Unitarios y Colegiados de Circuito, los Juzgados de Distrito, los tribunales
militares y judiciales del orden común de los Estados y del Distrito Federal, y tribunales
administrativos y del trabajo, locales o federales.

Las resoluciones constituirán jurisprudencia, siempre que lo resuelto en ellas se sustente en


cinco sentencias ejecutorias ininterrumpidas por otra en contrario, que hayan sido aprobadas
por lo menos por ocho Ministros si se tratara de jurisprudencia del Pleno, o por cuatro Ministros,
en los casos de jurisprudencia de las Salas.

También constituyen jurisprudencia las resoluciones que diluciden las contradicciones de tesis
de Salas y de Tribunales Colegiados."

Artículo 193. La jurisprudencia que establezca cada uno de los Tribunales Colegiados de
Circuito es obligatoria para los Tribunales Unitarios, los Juzgados de Distrito, los tribunales
militares y judiciales del fuero común de los Estados y del Distrito Federal, y los tribunales
administrativos y del trabajo, locales o federales.

Las resoluciones de los Tribunales Colegiados de Circuito constituyen jurisprudencia siempre


que lo resuelto en ellas se sustente en cinco sentencias no interrumpidas por otra en contrario, y
que hayan sido aprobadas por unanimidad de votos de los Magistrados que integran cada
Tribunal Colegiado."

Artículo 194. La jurisprudencia se interrumpe dejando de tener carácter obligatorio, siempre que
se pronuncie ejecutoria en contrario por ocho Ministros, si se trata de la sustentada por el Pleno;
por cuatro, si es de una Sala, y por unanimidad de votos tratándose de la de un Tribunal
Colegiado de Circuito.

En todo caso, en la ejecutoria respectiva deberán expresarse las razones en que se apoye la
interrupción, las cuales se referirán a las que se tuvieron en consideración para establecer la
jurisprudencia relativa.

Para la modificación de la jurisprudencia se observarán las mismas reglas establecidas por esta
ley, para su formación."

Artículo 195. En los casos previstos por los artículos 192 y 193, el Pleno, la Sala o el Tribunal
Colegiado respectivo deberán:

I. Aprobar el texto y rubro de la tesis jurisprudencial y numerarla de manera progresiva, por


cada uno de los citados órganos jurisdiccionales;

II. Remitir la tesis jurisprudencial, dentro del término de quince días hábiles siguientes a la
fecha de su integración, al Semanario Judicial de la Federación, para su publicación

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inmediata;

III. Remitir la tesis jurisprudencial, dentro del mismo término a que se refiere la fracción
inmediata anterior, al Pleno y Salas de la Suprema Corte de Justicia y a los Tribunales
Colegiados de Circuito, que no hubiesen intervenido en su integración; y

IV. Conservar un archivo, para consulta pública, que contenga todas las tesis
jurisprudenciales integradas por cada uno de los citados órganos jurisdiccionales y las
que hubiesen recibido de los demás.

El Semanario Judicial de la Federación deberá publicar mensualmente, en una Gaceta


especial, las tesis jurisprudenciales que reciba del Pleno y Salas de la Suprema Corte de
Justicia y de los Tribunales Colegiados de Circuito, publicación que será editada y
distribuida en forma eficiente para facilitar el conocimiento de su contenido.

Las publicaciones a que este artículo se refiere, se harán sin perjuicio de que se realicen
las publicaciones mencionadas en el artículo 197-B."

Artículo 196. Cuando las partes invoquen en el juicio de amparo la jurisprudencia del
Pleno o de las Salas de la Suprema Corte o de los Tribunales Colegiados de Circuito, lo
harán por escrito, expresando el número y órgano jurisdiccional que la integró, y el rubro y
tesis de aquélla.

Si cualquiera de las partes invoca ante un Tribunal Colegiado de Circuito la jurisprudencia


establecida por otro, el tribunal del conocimiento deberá:

I. Verificar la existencia de la tesis jurisprudencial invocada;

II. Cerciorarse de la aplicabilidad de la tesis jurisprudencial invocada, al caso concreto en


estudio; y

III. Adoptar dicha tesis jurisprudencial en su resolución, o resolver expresando las razones
por las cuales considera que no debe confirmarse el criterio sostenido en la referida tesis
jurisprudencial.

En la última hipótesis de la fracción III del presente artículo, el tribunal de conocimiento


remitirá los autos a la Suprema Corte de Justicia para que resuelva sobre la
contradicción."

Artículo 197. Cuando las Salas de la Suprema Corte de Justicia sustenten tesis
contradictorias en los juicios de amparo de su competencia, cualquiera de dichas Salas o
los Ministros que las integren, el procurador general de la República o las partes que
intervinieron en los juicios en que tales tesis hubieran sido sustentadas, podrán denunciar
la contradicción ante la misma Suprema Corte de Justicia, la que decidirá funcionando en
Pleno cuál es la tesis que debe observarse. El procurador general de la República, por sí o
por conducto del agente que al efecto designe, podrá, si lo estima pertinente, exponer su
parecer dentro del plazo de treinta días.

La resolución que se dicte no afectará las situaciones jurídicas concretas derivadas de los

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juicios en los cuales se hubiesen dictado las sentencias que sustentaron las tesis
contradictorias.

El Pleno de la Suprema Corte deberá dictar la resolución correspondiente dentro del


término de tres meses, y deberá ordenar su publicación y remisión en los términos
previstos por el artículo 195.

Las Salas de la Suprema Corte de Justicia y los Ministros que las integren y los Tribunales
Colegiados de Circuito y los Magistrados que los integren, con motivo de un caso concreto
podrán pedir al Pleno de la Suprema Corte o a la Sala correspondiente que modifique la
jurisprudencia que tuviesen establecida, expresando las razones que justifiquen la
modificación; el procurador general de la República, por sí o por conducto del agente que
al efecto designe, podrá, si lo estima pertinente, exponer su parecer dentro del plazo de
treinta días. El Pleno o la Sala correspondiente resolverán si modifican la jurisprudencia,
sin que su resolución afecte las situaciones jurídicas concretas derivadas de los juicios en
las cuales se hubiesen dictado las sentencias que integraron la tesis jurisprudencial
modificada. Esta resolución deberá ordenar su publicación y remisión en los términos
previstos por el artículo 195."

Artículo 197-A. Cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis


contradictorias en los juicios de amparo de su competencia, los Ministros de la Suprema
Corte de Justicia, el procurador general de la República, los mencionados tribunales o los
Magistrados que los integren, o las partes que intervinieron en los juicios en que tales tesis
hubieran sido sustentadas, podrán denunciar la contradicción ante la Suprema Corte de
Justicia, la que decidirá cuál tesis debe prevalecer. El procurador general de la República,
por sí o por conducto del agente que al efecto designe, podrá, si lo estima pertinente,
exponer su parecer dentro del plazo de treinta días.

La resolución que se dicte no afectará las situaciones jurídicas concretas derivadas de los
juicios en los cuales se hubiesen dictado las sentencias contradictorias.

La Suprema Corte deberá dictar la resolución dentro del término de tres meses y ordenar
su publicación y remisión en los términos previstos por el artículo 195."

Artículo 197-B. Las ejecutorias de amparo y los votos particulares de los Ministros y de los
Magistrados de los Tribunales Colegiados de Circuito, que con ello se relacionen, se
publicarán en el Semanario Judicial de la Federación, siempre que se trate de las
necesarias para constituir jurisprudencia o para contrariarla, además de la publicación
prevista por el artículo 195 de esta ley. Igualmente se publicarán las ejecutorias que la
Corte funcionando en Pleno, las Salas o los citados tribunales, acuerden expresamente."

En este punto se hace conveniente precisar si la labor de los órganos jurisdiccionales


encargados de crear la jurisprudencia se limita a interpretar las normas jurídicas.

Para Philipp Heck el derecho realmente importante para la vida es aquel que se realiza en
la sentencia judicial.

Una ley de la que todo el mundo supiera que los tribunales no la aplican perdería toda su
importancia para la vida. Los principios de la decisión judicial son un objeto de la ciencia
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jurídica, pero influyen también a su vez en todo trabajo científico.

Según este autor, el legislador quiere sentar preceptos para el futuro. Pero el futuro no es
absolutamente previsible, perceptible. La complejidad de la vida moderna es casi infinita.
Las condiciones y los problemas de la vida están sometidos a un cambio constante. Los
medios expresivos del legislador son limitados. La consecuencia de estas dificultades es
que incluso la mejor ley presenta innumerables lagunas que el Juez se encuentra con
situaciones que debe solucionar concorde con las necesidades vitales y con las
intenciones generales del legislador, pero para las cuales no cuenta con ningún precepto
legal y el problema radica en estos casos en el comportamiento del Juez, el cual debe
seguir un procedimiento al que este autor denomina la complementación coherente de la
norma, el cual no limita al juzgador a la realización de la norma reconocida, sino que le
permite completar o suplir las normas insuficientes y dar a las imprecisas la determinación
de que carecen. No obstante, al hacerlo no debe proceder sin propias valoraciones, sino
que tiene que estar vinculado por las intenciones del legislador, por la valoración de los
ideales e intereses vitales que están en el fondo de la norma legal.

La complementación coherente y dependiente de la norma puede considerarse como


actividad creadora de derecho (Philipp Heck; El Problema de la Creación de Derecho;
Colofón, S.A.; México 1994; páginas 39-42).

Por su parte, el señor Ministro Genaro David Góngora Pimentel considera que: "no existe
contradicción alguna al sostener que la jurisprudencia no debe considerarse como medio
creador de normas formalmente legales y en otro aspecto, sostener la función creadora de
la misma institución citando el caso de un criterio que se convirtió posteriormente en
precepto legal, pues es evidente que el citado criterio fue adoptado como norma
formalmente legal por medio de un acto del Congreso de la Unión acaecido
posteriormente a la sustentación de dicha opinión, o sea que la jurisprudencia en cuestión
no constituyó una regla de conducta formalmente legal, hasta que fue sancionada por el
Poder Legislativo." (Góngora Pimentel; Genaro; Introducción al Estudio del Juicio de
Amparo; Ed. Porrúa; 5a. ed; México; 1995; página 532), concluyendo que "la
jurisprudencia sí es una fuente material del derecho en México, tanto por llenar las
particularidades técnicas que caracterizan a dichas fuentes, como por contar con los
atributos de generalidad, abstracción y obligatoriedad antes mencionadas, en su aspecto
de interpretación de la ley." (Idem; página 533).

La Primera Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha sostenido que la


jurisprudencia es la obligatoria interpretación y determinación del sentido de la ley, tal
como puede corroborarse con las siguientes tesis:

INTERPRETACIÓN Y JURISPRUDENCIA. Interpretar la ley es desentrañar su sentido y


por ello la jurisprudencia es una forma de interpretación judicial, la de mayor importancia,
que tiene fuerza obligatoria según lo determinan los artículos 193 y 193 bis de la
Ley de Amparo reformada en vigor, según se trate de jurisprudencia establecida por la
Suprema Corte de Justicia funcionando en Pleno o a través de sus Salas. En síntesis: la
jurisprudencia es la obligatoria interpretación y determinación del sentido de la ley,
debiendo acatarse, la que se encuentra vigente en el momento de aplicar aquella a los
casos concretos, resulta absurdo pretender que en el periodo de validez de una cierta
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jurisprudencia se juzguen algunos casos con interpretaciones ya superados y modificados


por ella que es la única aplicable." (Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época,
tomo XLIX, Segunda Parte, Primera Sala, página 58).

JURISPRUDENCIA, NATURALEZA. La jurisprudencia, en el fondo, consiste en la


interpretación correcta y válida de la ley que necesariamente se tiene que hacer al aplicar
ésta." (Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, tomo XLIV, Segunda Parte,
Primera Sala, página 86).

El artículo 14 constitucional restringe las facultades del juzgador en cuanto a la forma en


que deberá de resolver los conflictos que son de su competencia:

... En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a la
interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios generales del
derecho."

También encontramos dispositivos importantes a este respecto en diversos


ordenamientos, y fundamentalmente en los Códigos Civiles de los Estados de la
República.

A manera de ejemplo, el artículo 19 del Código Civil del Distrito Federal en materia común,
y federal en toda la República, previene:

Artículo 19. Las controversias judiciales del orden civil deberán resolverse conforme a la
letra de la ley o a su interpretación jurídica. A falta de la ley se resolverán conforme a los
principios generales del derecho."

El caso de excepción en que los Jueces pueden integrar el derecho es mediante "los
principios generales del derecho" los cuales han sido definidos por el Poder Judicial
Federal en los términos siguientes:

PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO. LA CONSTITUCIÓN FEDERAL EN SU


ARTÍCULO 14 RECONOCE LA APLICABILIDAD DE LOS. Para fijar el concepto de los
principios generales del derecho, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido
dos criterios: 1. En el primero, relacionado con el derecho positivo declara que ‘son los
principios’ consignados en algunas de nuestras leyes, teniendo por tales no sólo las que
se han expedido después de 1917, sino también las anteriores a la Constitución de 1917."
(Quinta Época, Tomos XIII, 1924 y XLIII, 1935, pp. 995 y 858, respectivamente).

2. En el segundo, que pudiéramos llamar de índole filosófica, establece que: ‘son


verdades jurídicas notorias, indiscutiblemente de carácter general, como su mismo
nombre lo indica, elaboradas o seleccionadas por la ciencia del derecho, de tal
manera que el Juez pueda dar la solución que el mismo legislador hubiera previsto
en el caso, siendo condición que no desarmonicen o estén en contradicción con el
conjunto de normas legales cuyas lagunas deben llenar.’." (Quinta Época, Tomo LV,
1983, p. 2641).

Tal criterio se recabó del tratado denominado


"Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos", cuyos autores son los
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licenciados Ministro Genaro David Góngora Pimentel y Miguel Acosta Romero.

En la propia obra mencionada aparece la siguiente tesis:

PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO. SU FUNCIÓN EN EL ORDENAMIENTO


JURÍDICO. Tradicionalmente se ha considerado en el sistema jurídico mexicano que los
Jueces para la decisión de los asuntos sometidos a su conocimiento están sujetos a la
observancia no sólo del derecho positivo-legal, sino también de los dogmas generales que
conforman y dan coherencia a todo el ordenamiento jurídico, que se conocen como
principios generales del derecho según la expresión recogida por el Constituyente en el
artículo 14 de la Carta Fundamental. La operancia de estos principios en toda su extensión
-para algunos como fuente de la cual abreva todas las prescripciones legales, para otros
como su orientación afín- no se ha entendido restringida a los asuntos de orden civil tal y
como podría desprenderse de una interpretación estricta del artículo constitucional
invocado, sino que aun sin positivización para otros órdenes de negocios, es
frecuentemente admitida en la medida en que se les estima como la formulación más
general de los valores ínsitos en la concepción actual del derecho. Su función desde luego
no se agota en la tarea de integración de los vacíos legales; alcanza sobre todo a la labor
de interpretación de la ley y aplicación del derecho, de allí que los tribunales estén
facultados y, en muchos casos, obligados a dictar sus determinaciones teniendo presente,
además de la expresión de la ley siempre limitada por su propia generalidad y abstracción,
los postulados de los principios generales del derecho, pues éstos son la manifestación
auténtica, prístina, de las aspiraciones de la justicia de una comunidad." (Semanario
Judicial de la Federación, Octava Época, instancia: Tribunales Colegiados de Circuito,
Tomo III, Segunda Parte-2, página 573).

Asimismo cabe citar las siguientes tesis:

PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO, APLICACIÓN DE. Por principios generales


de derecho se entienden aquellos que pueden desprenderse de otros argumentos legales
para casos análogos, y el único caso autorizado por el artículo 14 constitucional es que la
controversia respectiva no pueda resolverse por la ley." (Semanario Judicial de la
Federación, Quinta Época, instancia: Tercera Sala, Tomo CXIX, página 418).

PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO. El artículo 14 de la Constitución Federal


elevó, a la categoría de garantía individual el mandato contenido en los artículos 20 del
Código Civil de 1884, y 1324 del Código de Comercio, en el sentido de cuando no haya
ley en qué fundarse para decidir una controversia, la resolución de ésta debe fundarse en
los ‘principios generales del derecho’, y la Constitución limita la aplicación de estos
‘principios’, como garantía individual, a las sentencias definitivas, en tanto que la
legislación común, así como las de diversos Estados de la República, y el artículo 19 del
Código Civil, actualmente en vigor en el Distrito Federal, autoriza que se recurra a los
‘principios generales del derecho’ como fuente supletoria de la ley, para resolver toda
clase de controversias judiciales del orden civil. Universalmente se conviene en la
absoluta necesidad que hay de resolver las contiendas judiciales sin aplazamiento alguno,
aunque el legislador no haya previsto todos los casos posibles de controversia; pues lo
contrario, es decir, dejar sin solución esas contiendas judiciales, por falta de ley aplicable,
sería desquiciador y monstruoso para el orden social, que no puede existir sin tener como
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base la justicia garantizada por el Estado, y por ello es que la Constitución Federal, en su
artículo 17, establece como garantía individual, la de que los tribunales estén expeditos
para administrar justicia, en los plazos y términos que fija la ley, y los códigos procesales
civiles, en consecuencia con este mandato constitucional, preceptúan que los Jueces y
tribunales no podrán, bajo ningún pretexto, aplazar, dilatar ni negar la resolución de las
cuestiones que hayan sido discutidas en el pleito; pero las legislaciones de todos los
países, al invocar los ‘principios generales del derecho’, como fuente supletoria de la ley,
no señalan cuáles sean dichos principios, qué características deben tener para ser
considerados como tales, ni qué criterio debe seguirse en la fijación de los mismos; por lo
que el problema de determinar lo que debe entenderse por ‘principios generales del
derecho’, siempre ha presentado serios escollos y dificultades, puesto que se trata de una
expresión de sentido vago e impreciso, que ha dado motivo para que los autores de
derecho civil hayan dedicado conjuntamente su atención al estudio del problema, tratando
de definir o apreciar lo que debe constituir la esencia o índole de tales principios. Los
tratadistas más destacados del derecho civil, en su mayoría, admiten que los ‘principios
generales del derecho’ deben ser verdades jurídicas notorias, indiscutibles, de carácter
general, como su mismo nombre lo indica, elaboradas o seleccionadas por la ciencia del
derecho, mediante procedimientos filosófico-jurídicos de generalización, de tal manera que
el Juez pueda dar la solución que el mismo legislador hubiere pronunciado si hubiere
estado presente, o habría establecido, si hubiere previsto el caso; siendo condición
también de los aludidos ‘principios’, que no desarmonicen o estén en contradicción con el
conjunto de normas legales cuyas lagunas u omisiones han de llenarse aplicando
aquéllos; de lo que se concluye que no pueden constituir ‘principios generales del
derecho’, las opiniones de los autores, en ellas mismas consideradas, por no tener el
carácter de generalidad que exige la ley y porque muchas veces esos autores tratan de
interpretar legislaciones extranjeras, que no contienen las mismas normas que la nuestra."
(Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, instancia: Tercera Sala, Tomo LV,
página 2642).

Ahora bien, de los criterios aludidos se desprende que la posición de este Alto Tribunal es
ecléctica, puesto que adopta las cuatro clases de principios generales del derecho que se
deducen de las corrientes mencionadas y que se diferencian por su contenido y alcances.
Estas clases de principios generales son, a saber:

a. Principios jurídicos positivos particulares. Lo anterior encuentra fundamento en que


cada norma, conjunto de normas, institución jurídica o rama del derecho positivo,
está animada por uno o varios principios reguladores, que aquéllas pretenden
traducir con la mayor fidelidad posible. De ahí que, en virtud de un proceso inductivo
de generalización es posible alcanzar principios jurídicos de diferente amplitud,
aunque siempre aplicables a un número indeterminado de casos, hasta lograr los
específicos de una rama del derecho, correspondiendo al Juez tenerlos presentes
para lograr la coherencia y la integridad del ordenamiento jurídico, así como la
validez de la sentencia. El procedimiento analógico, como se verá, queda
comprendido dentro de dichos principios.

El rasgo distintivo de estos principios lo constituye el camino al que hay que recurrir
para descubrirlos, al margen de la generalidad que posean y el carácter de
particulares se logra en oposición a los principios sistemáticos, dado que su amplitud
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particulares se logra en oposición a los principios sistemáticos, dado que su amplitud


llega a una o varias ramas del derecho, pero nunca a su totalidad. Así, estudiando
las normas que regulan los diversos contratos, o los procedimientos en materia civil,
administrativa y laboral, verificaremos o alcanzaremos los principios específicos de
cada uno de ellos, intransferibles entre sí, lo cual pone de relieve la nota de
particulares de esos principios.

b. Principios jurídicos positivos sistemáticos. Son las bases sobre las que se construye
el ordenamiento. Están contemplados en la base misma del sistema jurídico desde
su inicio, y por ello, se presentan en la totalidad de éste. Son los grandes fines que
persigue el derecho positivo, y en cuanto a su contenido son menos técnicos y más
filosóficos en relación con los principios particulares.

c. Principios jurídicos teleológicos. Son criterios valorativos jurídicos que trascienden al


derecho positivo. Constituyen el marco para juzgarlo y su fundamento. Significan
aquellas exigencias teleológicas de todo orden jurídico positivo tratando de explicar
la razón última del derecho.

d. Principios doctrinarios o filosóficos, comprendidos por los modos de sentir, pensar,


obrar, históricamente variables, de un pueblo.

La aplicación de los principios generales del derecho nunca debe oponerse a las
disposiciones contenidas en la propia ley, por lo que es condición también que
dichos principios no desarmonicen o estén en contradicción con el conjunto de
normas legales cuyas lagunas u omisiones han de llenarse aplicando aquéllos.

Lo anterior nace de la necesidad que hay de resolver las contiendas judiciales sin
aplazamiento alguno, aunque el legislador no haya previsto todos los casos posibles
de la controversia.

La aplicación de los principios está sujeta a que no desarmonicen o estén en


contradicción con el conjunto de normas legales cuyas lagunas u omisiones han de
llenarse aplicando aquéllas.

Como puede concluirse, la jurisprudencia que emite el Poder Judicial de la


Federación se encuentra limitada por la propia ley y su integración debe ser
coherente con la misma.

La jurisprudencia no es una norma general, toda vez que en cuanto su contenido,


forma de creación y aplicación se encuentra limitada por la ley, y sólo la podrán
aplicar los órganos jurisdiccionales a casos concretos y de manera excepcional.

Los órganos que cuentan con atribuciones para sustentar tesis que sienten
jurisprudencia son:

a. El Pleno de la Suprema Corte de Justicia;

b. Las Salas del mismo Alto Tribunal; y

c. Los Tribunales Colegiados de Circuito (artículos 192 y 193).

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Respecto a la formación de la jurisprudencia, cabe agregar lo siguiente:

Las resoluciones constituyen jurisprudencia siempre que lo resuelto en ellas se


sustente en cinco sentencias no interrumpidas por otra en contrario, y que hayan sido
aprobadas por lo menos por catorce Ministros, si se trata de jurisprudencia del Pleno
(artículo 192). Actualmente y en razón de la integración de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, el artículo décimo quinto transitorio del decreto que reforma a
la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, publicado en el Diario Oficial de
la Federación el siete de noviembre de mil novecientos noventa y seis, señala que
las resoluciones del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación constituyen
jurisprudencia siempre que lo resuelto en ellas se sustente en cinco sentencias no
interrumpidas por otra en contrario, y que hayan sido aprobadas por lo menos por
ocho Ministros.

Las resoluciones de las Salas establecen jurisprudencia si, además de satisfacer el


requisito de la reiteración de su sentido sin interrupción por alguna en contrario, son
aprobadas por cuatro Ministros (artículo 192). Las de los Tribunales Colegiados de
Circuito, con iguales requisitos, pero que sean aprobadas por unanimidad de votos
de los Magistrados que integren cada uno de ellos (artículo 193).

Cuando las Salas de la Suprema Corte de Justicia sustenten tesis contradictorias en


los juicios de amparo de su competencia, éstas podrán ser denunciadas por:

a. Cualquiera de dichas Salas o los Ministros que las integran;

b. El procurador general de la República; y

c. Las partes que intervinieron en los juicios en que tales tesis hayan sido sustentadas,
podrán también, denunciar la contradicción ante la misma Suprema Corte, la que
decidirá funcionando en Pleno cuál es la tesis que debe observarse.

El mencionado procurador, por sí o por conducto del agente que al efecto designe,
podrá, si lo estima pertinente, exponer su parecer dentro del plazo de treinta días. El
Pleno deberá dictar la resolución correspondiente dentro del término de tres meses,
resolución que no afectará las situaciones jurídicas concretas derivadas de los
juicios en que se hubiesen dictado las sentencias contradictorias, y ordenar que se
publique y sea remitida, dentro del término de quince días, al Semanario Judicial de
la Federación, para su publicación inmediata (artículos 197 y 195, fracción II).

Lo anterior no impide que las Salas o los Ministros que las integran pidan al Pleno
posteriormente, con motivo de un caso concreto que les hubiese tocado resolver, que
modifique la jurisprudencia ya establecida, expresando las razones que justifiquen la
modificación. El procurador general de la República, por sí o por conducto del agente
que al respecto designe, podrá exponer su parecer dentro del plazo de treinta días, y
el Pleno o la Sala correspondiente resolverán si modifican o no dicha jurisprudencia.
Aunque las situaciones jurídicas concretas falladas conforme a la tesis
jurisprudencial cuya modificación fue solicitada no son afectadas por dicha
modificación (197) el procedimiento indicado, establecido en el artículo 196, evita

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que la jurisprudencia se mantenga estática. La Suprema Corte deberá dictar la


resolución de referencia dentro del término de tres meses y ordenar su inmediata
publicación en el Semanario Judicial de la Federación (artículo 195), tal resolución
constituye jurisprudencia (artículo 192).

Cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los


juicios de amparo de su competencia, podrán denunciar su contradicción ante la
Suprema Corte:

a. Los Ministros de la Suprema Corte;

b. El procurador general de la República;

c. Los propios tribunales;

d. Los Magistrados que los integren; y

e. Las partes que intervinieron en los juicios en que tales tesis hayan sido sustentadas.

El procurador general de la República, por sí o por conducto del agente que designe,
podrá exponer su parecer dentro del plazo de treinta días. La Suprema Corte deberá
dictar la resolución correspondiente, que no afectará las situaciones jurídicas
concretas derivadas de los juicios fallados con sentencias contradictorias, dentro del
término de tres meses y ordenar su inmediata publicación en el Diario Oficial
(artículos 192 y 195). Pero, no obstante que al resolver una contradicción al Alto
Tribunal corresponde establecer qué tesis debe prevalecer, es factible que considere
que ambas son incorrectas o jurídicamente insostenibles y que acoja un tercer
criterio. Ciertamente, al resolver las contradicciones 1/91 y 45/92, la Cuarta Sala
estimó que:

La finalidad perseguida por los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Federal
y 197-A de la Ley de Amparo ... de preservar la unidad en la interpretación de las
normas que integran el orden jurídico nacional, fijando su verdadero sentido y
alcance, lo que, a su vez, tiende a garantizar la seguridad jurídica ... se tornaría
inalcanzable si se llegara a concluir que la Suprema Corte de Justicia de la Nación
está obligada, inexorablemente, a decidir en relación con el criterio que se establece
en una de las tesis contradictorias, a pesar de considerar que ambas son incorrectas
o jurídicamente insostenibles. Por consiguiente, la Suprema Corte válidamente
puede acoger un tercer criterio, el que le parezca correcto, de acuerdo con el examen
lógico y jurídico del problema, lo que es acorde, además, con el texto de las citadas
disposiciones en cuanto indican que la Sala debe decidir ‘... cuál tesis debe
prevalecer’, no cuál de las dos tesis debe prevalecer."

Como ya se mencionó, el artículo 94 constitucional determina que la Ley de Amparo


fijará los términos en que será obligatoria la jurisprudencia que establecen los
tribunales del Poder Judicial de la Federación sobre interpretación de las leyes y
reglamentos federales y locales, y tratados internacionales celebrados por el Estado
mexicano, así como los requisitos para su interpretación y modificación.

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Las referidas disposiciones de la Ley de Amparo, determinan como tribunales


facultados para sentar jurisprudencia obligatoria, exclusivamente a la Suprema Corte
de Justicia (Pleno y Salas) y a los Tribunales Colegiados de Circuito. De manera que
la jurisprudencia por ellos emitida es obligatoria, en esencia, para todos los
tribunales de la República sujetos a su jerarquía o cuyos actos pueden ser sometidos
a sus respectivas jurisdicciones.

Señala el Ministro Arturo Serrano Robles que: "... la jurisprudencia que establezca la
Suprema Corte de Justicia, funcionando en Pleno o en Salas, es obligatoria para
éstas si es la decretada por el Pleno, y además para los Tribunales Unitarios y
Colegiados de Circuito; Juzgados de Distrito; tribunales militares; tribunales
judiciales del orden común, de los Estados y del Distrito Federal; y tribunales
administrativos y del trabajo, federales y locales ... En cuanto a la jurisprudencia que
establezca cada uno de los Tribunales Colegiados de Circuito, es obligatoria para
los Tribunales Unitarios; Juzgados de Distrito; tribunales militares y judiciales del
fuero común, de los Estados y del Distrito Federal; y tribunales administrativos y del
trabajo, locales y federales (artículo 193)." (Suprema Corte de Justicia de la Nación;
obra citada; páginas 178-179).

Sin embargo, muchas son las tesis jurisprudenciales establecidas por la Suprema
Corte de Justicia que han perdido su vigencia y por lo mismo, su obligatoriedad para
los Tribunales Colegiados de Circuito, que pueden interrumpirlas y modificarlas ...
Efectivamente, al entrar en vigor el 15 de enero de 1988, las reformas a la
Constitución y a la Ley de Amparo, que dejaron a la Suprema Corte la facultad de
conocer solamente de problemas de constitucionalidad y a los Tribunales
Colegiados de Circuito la de resolver todos los juicios en que se planteen problemas
de legalidad, obviamente confirieron a los segundos, en exclusiva, atribuciones para
sentar tesis relacionadas con dichos problemas de legalidad, por lo que ya no
resultan obligados a ceñirse a los criterios sustentados por el Alto Tribunal en
relación con cuestiones que ya escapan a su competencia. Sin embargo, es tanta la
fuerza moral de tales tesis puesto que provienen del máximo intérprete de la
Constitución, es tanta la respetabilidad de los criterios cuidadosamente estructurados
por quienes disfrutan del prestigio de que los invisten su experiencia, sus
conocimientos y la tradición, que nada impide que influyan en el ánimo de los
juzgadores que integran los Tribunales Colegiados de Circuito." (Idem; página 179).

El citado autor considera que "la jurisprudencia se interrumpe y deja de tener


carácter obligatorio cuando se pronuncie ejecutoria en contrario por catorce (ahora
ocho) Ministros, como mínimo, si se trata de la sustentada por el Pleno; por cuatro si
es la establecida por una Sala, y por unanimidad de votos si es la de un Tribunal
Colegiado de Circuito. Pero la interrupción no puede efectuarse caprichosamente: es
necesario que se expresen las razones en que la misma se apoye y que desvirtúen
las consideraciones que se hayan tenido en cuenta para establecer la jurisprudencia
que se interrumpe; en la inteligencia de que para la modificación de la jurisprudencia
se observarán las mismas reglas establecidas para su formulación (artículo 194)."
(Suprema Corte de Justicia de la Nación; obra citada; página 179).

A partir de agosto de mil novecientos noventa y seis, el Tribunal Electoral forma parte
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del Poder Judicial de la Federación, y según el párrafo sexto del artículo 99 de


nuestra Carta Magna, tiene competencia para establecer jurisprudencia con carácter
obligatorio en la materia.

La jurisprudencia que emite el Tribunal Electoral se rige por lo dispuesto en los


artículos 232 a 237 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. Estos
preceptos establecen que se integra jurisprudencia cuando la Sala Superior, en tres
sentencias, no interrumpidas por otra en contrario, o las Salas Regionales, en cinco
sentencias no interrumpidas por otra en contrario, sostengan el mismo criterio de
aplicación, interpretación o integración de la norma; también se integra
jurisprudencia cuando la Sala Superior resuelva en contradicción de criterios
sostenidos entre dos o más Salas Regionales o entre éstas y la propia Sala Superior.

La jurisprudencia que emite el Tribunal Electoral será obligatoria en todos los casos
para las Salas y el Instituto Federal Electoral, asimismo lo será para las autoridades
electorales locales, cuando se declare jurisprudencia en asuntos relativos a
derechos político-electorales de los ciudadanos o en aquellos en que se hayan
impugnado actos o resoluciones de esas autoridades.

La jurisprudencia de este órgano se interrumpirá y dejará de tener carácter


obligatorio, cuando haya un pronunciamiento en contrario por mayoría de cinco votos
de los miembros de la Sala Superior, expresándose las razones que funden el
cambio de criterio.

Al confluir en la jurisprudencia las mismas características de obligatoriedad,


generalidad y abstracción que reúnen las leyes, en la doctrina se ha polemizado
sobre si, al igual que éstas, se debe sujetar al principio de irretroactividad que señala
nuestra Carta Magna.

Respecto a esta cuestión, se ha expresado que la obligatoriedad de la jurisprudencia


existe al momento de aplicarse ésta, al resolver los casos concretos, y no la
interpretación existente en la época de la realización de los hechos de estas
controversias, cuando ésta ya ha sido superada o modificada y el Tribunal Supremo
ha fijado varios principios sobre la materia, a saber:

a. La jurisprudencia no crea una norma nueva, sólo interpreta la existente,

b. La jurisprudencia obliga al momento de resolver la controversia, no obstante que al


momento de realizarse los hechos del caso concreto exista otro criterio,

c. La jurisprudencia, por ser interpretación de la ley, no puede dar lugar a la aplicación


retroactiva de ésta.

Por otra parte, el señor Ministro Genaro David Góngora Pimentel, en relación con
este punto expresa lo siguiente: "Si en el caso se trata de la reforma de una
disposición legal, la nueva no sería aplicable en perjuicio de persona alguna a los
casos acaecidos con antelación a la fecha en que se inició su vigencia ... Sin
embargo, dentro de lo previsto por las disposiciones legales vigentes, cuando se
trata del cambio de jurisprudencia no sucede lo mismo, toda vez que ésta sólo
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constituye un criterio de interpretación de la ley, sin tener eficacia para revocarla o


modificarla, ya que conserva íntegro su texto, y por otra parte, nuestra Constitución
sólo prohíbe la aplicación retroactiva de la ley, no de la jurisprudencia, en perjuicio
de persona alguna." (Góngora Pimentel Genaro; obra citada; página 544). A pesar de
las anteriores consideraciones, el referido autor, al estimar que la jurisprudencia es
una norma en sentido material, propone que se le debe dar "la firmeza necesaria
para estimar que los actos realizados durante su vigencia, por estar autorizados o no
estar prohibidos por ella, lo han sido bajo su amparo; esto es, regidos únicamente
por ella, con exclusión de cualquier otra jurisprudencia que llegue a contradecirla."
(Idem). Continúa diciendo el autor que "si se considera a la jurisprudencia como una
mera interpretación de la ley, esa jurisprudencia es aplicable retroactivamente dentro
de la vigencia de la ley ... Pero si se considera que, como fuente del derecho, la
jurisprudencia crea derecho al llenar las lagunas y microlagunas de la ley, y al
adaptar los principios esenciales de la Constitución a circunstancias históricas
cambiantes, entonces sí se puede pensar que, en determinadas circunstancias, esa
jurisprudencia sólo se aplique hacia el futuro, para no crear inseguridad jurídica."
(Idem).

Para estar en posibilidad de determinar si la jurisprudencia puede ser equiparable a


la ley, también se considera importante hacer algunas reflexiones respecto de esta
última.

El vocablo ley deriva de la voz latina lex, la cual a su vez, según la opinión más
generalizada, tiene su origen en la palabra legere por referencia al precepto o regla
que se lee.

Con este sentido, la lex representaba para los romanos el ius scriptum o derecho
escrito por oposición al derecho consuetudinario o no escrito.

Desde el punto de vista jurídico se habla de ley en un doble sentido: uno amplio para
designar a toda norma jurídica instituida en determinado tiempo y lugar; y uno
estricto, para denominar a las normas jurídicas elaboradas por órganos estatales con
potestad legislativa.

De conformidad con el artículo 40 constitucional, hay en México leyes federales y


leyes locales: las primeras para toda la República y las segundas para cada uno de
los Estados federados, bajo el concepto de que para la formulación de las últimas, la
respectiva Constitución Política particular de cada entidad federativa fija el
correspondiente proceso legislativo, y para las leyes federales y las locales del
Distrito Federal lo hace la Constitución Federal en su artículo 73, fracción VI.

Ahora bien, conforme a los artículos 71 y 72 de ésta, en relación con el artículo 3o. y
4o. del Código Civil, las etapas del proceso legislativo son las siguientes: iniciativa,
discusión, aprobación, sanción, promulgación, publicación e iniciación de vigencia.

Características de la ley.

Las características que los tratadistas atribuyen a la ley son: la generalidad, la


obligatoriedad y la irretroactividad.
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obligatoriedad y la irretroactividad.

1) La generalidad de la ley es una característica esencial de la norma jurídica.


Generalidad equivale a aplicabilidad a cuantas personas se encuentren en un
supuesto determinado.

La ley no mira al individuo sino a la comunidad. No se da para individuos


determinados; el objeto de la ley, como norma de conducta humana, es regirla pero
no considerándola como una actividad aislada sino en conexión con otras, para
señalar de modo general, la esfera de lo lícito y de lo ilícito.

2) La ley debe cumplirse necesariamente. El incumplimiento de la ley, como dañoso


a la normalidad del orden jurídico, encuentra correctivo adecuado en la realización
del derecho por vía de proceso. El carácter obligatorio de la ley se deriva del interés
social que existe en su acatamiento.

Como consecuencia ineludible de la obligatoriedad, se plantea el problema de la


ignorancia del derecho.

La ley, una vez publicada, se pone de conocimiento general.

3) Las leyes disponen para el porvenir. El pasado no es objeto de la actividad del


legislador, sino del historiador. Este principio es admitido como general, pero tiene
sus excepciones.

El Código Civil para el Distrito Federal, en su artículo 5o. dispone, de acuerdo con el
artículo 14 constitucional, que a ninguna ley ni disposición gubernativa se dará
efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna. La interpretación de este precepto
permite concluir que la retroactividad puede tener efecto cuando no exista perjuicio
para persona alguna.

La prohibición de dar efectos retroactivos a las leyes, se dirige tanto al legislador


cuanto a los diversos órganos encargados de llevar a cabo su aplicación o
ejecución, y se traduce en el principio de que las leyes sólo deben ser aplicables a
los hechos ocurridos durante su vigencia.

En el artículo 4o. de la Constitución de 1857, antecedente del referido artículo 14


constitucional, que no sufrió cambio alguno respecto del tema que nos ocupa,
cuando se presentó por Venustiano Carranza en el Congreso de 1916, en la sesión
de quince de julio de mil ochocientos cincuenta y seis, el congresista Guzmán
contestó que el artículo 4o. contenía todo lo que debe contener:

La comisión ha empleado las palabras retroactivo y ex post facto no como una


repetición inútil, ni para hablar en latín o en castellano, sino para hacer el artículo
extensivo a toda clase de leyes ..."

Como corolario de todo lo anterior, se pueden establecer de manera precisa las


diferencias entre jurisprudencia y ley:

a. La jurisprudencia es obra de los órganos jurisdiccionales, y la ley del órgano

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legislativo.

b. La jurisprudencia no es una norma general, ya que sólo se aplica a los casos


particulares, mediante la vía del proceso.

c. La jurisprudencia sólo es obligatoria respecto de los órganos jurisdiccionales que


deben aplicarla.

d. La jurisprudencia es la interpretación que los tribunales hacen de la ley.

La Primera Sala de este Alto Tribunal sostuvo, en las dos tesis que adelante se
invocan, que la jurisprudencia no es ley, sino interpretación de la ley:

JURISPRUDENCIA, NO ES LEY SINO INTERPRETACIÓN DE LA LEY. La


jurisprudencia no es ley en sentido estricto, sino que constituye la interpretación que
hace la Suprema Corte de Justicia desde el punto de vista gramatical, lógico e
histórico al través de cinco decisiones ininterrumpidas y pronunciadas en casos
concretos con relación a sujetos de derecho determinados, integrada así la nueva
jurisprudencia; pero si razonamientos posteriores sustentan otro nuevo criterio de
interpretación de la ley, descartan la anterior jurisprudencia, de acuerdo con el
artículo 194 de la Ley de Amparo, ello no implica retroactividad de nueva
jurisprudencia y por lo tanto no conculca garantías." (Semanario Judicial de la
Federación, Sexta Época, tomo LII, Segunda Parte, Primera Sala, página 53).

JURISPRUDENCIA. La jurisprudencia no es una ley, sino la interpretación de ella,


judicialmente adoptada." (Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, tomo
XLIX, Segunda Parte, Primera Sala, página 60).

e. La ley es estática, requiere de su modificación o derogación mediante el proceso


legislativo. La jurisprudencia es dinámica, ya que puede cambiar la interpretación
respecto de una misma ley con determinados requisitos, pero sin las formalidades
que la propia ley requiere.

f. La jurisprudencia encuentra sustento en decisiones jurisdiccionales que han sido


dictadas en casos específicos anteriores, la ley no, ya que es única y rige para el
futuro.

g. La interpretación e integración que realiza el Juez tiene su apoyo en la propia ley


(artículo 14 constitucional, último párrafo).

h. La creación de normas individuales para colmar las lagunas de la ley mediante


principios generales de derecho, es un caso de excepción previsto en el referido
artículo 14 constitucional y, por lo tanto, la labor del órgano jurisdiccional se
encuentra constreñida en la mayoría de los casos al derecho positivo.

SEXTO
Con base en los elementos antes destacados, y como se anticipó en el considerando anterior,
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debe prevalecer la tesis sustentada por este Tribunal Pleno, pues la jurisprudencia no se rige
por la garantía de irretroactividad de la ley prevista en el artículo 14 constitucional.

En efecto la jurisprudencia no es ley, en sentido formal, ya que no nace del órgano legislativo.

La jurisprudencia no es una norma general, ya que se aplica a los casos particulares mediante
la vía del proceso.

La obligatoriedad de la jurisprudencia es limitada, toda vez que sólo tienen la obligación de


acatarla los órganos jurisdiccionales a quienes corresponde aplicarla.

La jurisprudencia es la interpretación que los tribunales hacen de la ley.

La integración de la ley se encuentra limitada por la norma constitucional, por lo tanto, la


jurisprudencia en cuanto a su contenido, forma de creación y aplicación, también se encuentra
restringida por la propia ley.

Por tales motivos, la jurisprudencia no puede transgredir el contenido de la garantía de


irretroactividad, previsto en el artículo 14 constitucional, ya que la jurisprudencia no constituye
legislación, sigue a la legislación, fija en la mayoría de los casos el contenido de una ley y, en
casos excepcionales, la integra; y esta integración tiene que ser conforme a la voluntad del
legislador.

Ilustra esta consideración la tesis que este Tribunal Pleno comparte, que aparece publicada en
el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, de la Cuarta Sala de la anterior
integración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tomo 151-156, Quinta Parte, página
149, la cual es del tenor literal siguiente:

JURISPRUDENCIA, CONCEPTO DE LA. SU APLICACIÓN NO ES RETROACTIVA. Es


inexacto que al aplicarse la jurisprudencia fijada por esta Cuarta Sala de conformidad a lo
dispuesto por el artículo 192 de la Ley de Amparo, y formada con posterioridad a la fecha del
acto reclamado en el juicio de garantías, y que interpreta la ley que rige a dicho acto, se viole en
perjuicio del quejoso el principio contenido en el artículo 14 constitucional, en el sentido de
prohibir la aplicación retroactiva de la ley, ya que la jurisprudencia no constituye legislación
nueva ni diferente a la que está en vigor, sino sólo es la interpretación de la voluntad del
legislador. La jurisprudencia no crea una norma nueva, sino únicamente fija el contenido de una
norma preexistente. En consecuencia, si la jurisprudencia sólo es la interpretación de la ley que
la Suprema Corte de Justicia de la Nación efectúa en determinado sentido, y que resulta
obligatoria por ordenarlo así las disposiciones legales expresas, su aplicación no es sino la
misma de la ley vigente en la época de realización de los hechos que motivaron el juicio laboral
del que dimana el acto reclamado en el juicio de garantías."

Ahora bien, en debido análisis de los argumentos expuestos por los tribunales cuyas tesis se
contraponen, conviene precisar lo siguiente:

Sostuvo el Cuarto Tribunal Colegiado del Sexto Circuito que era correcto apoyar su resolución
en la tesis cuyo rubro es: "ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO, LAS LEYES O CÓDIGOS
QUE LO ESTABLECEN POR UN TÉRMINO MAYOR AL DE 36 HORAS, SON VIOLATORIOS
DEL ARTÍCULO 21 CONSTITUCIONAL." y que correspondía al caso, y no la que se encontraba
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vigente en la época en que se impuso el arresto al hoy recurrente, o en la que se dictó la


sentencia en el amparo directo promovido en contra de esa medida de apremio, que también se
encontraba vigente cuando se promovió la revisión, porque la nueva jurisprudencia se aplica en
beneficio del quejoso, y por tal motivo, su aplicación debe hacerse de manera retroactiva.

Cita, además, para apoyar su resolución, las consideraciones expresadas en el amparo en


revisión 1711/88, promovido por Roberta Calderón López, fallado por este Tribunal Pleno el
veintidós de agosto de mil novecientos ochenta y nueve.

En primer lugar, debe decirse que la anterior Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, en la misma línea, estableció que la jurisprudencia es la interpretación de la ley, y debe
dar a conocer dicha interpretación para que sea observada por las autoridades judiciales, las
cuales no se encuentran obligadas a aplicar jurisprudencia en desuso, por encima de las
consideraciones de tiempo en la ejecución del ilícito; sobre todo, si no ha sufrido modificación
alguna el artículo que se interpreta.

Así lo dijo en la tesis que aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima
Época, tomo 1, Segunda Parte, página 47, que es de los siguientes rubro y texto:

JURISPRUDENCIA DE LA SUPREMA CORTE. OBLIGATORIEDAD DE APLICAR LA


ACTUAL. En lo tocante a que las autoridades deben aplicar la jurisprudencia vigente en la
época de la comisión de los delitos, cabe señalar que esta Suprema Corte tiene, dentro de sus
altas funciones, la de interpretar la ley y dar a conocer dicha interpretación a fin de que sea
observada por las autoridades judiciales; luego entonces, la jurisprudencia constituye un medio
de desentrañar el sentido de la ley, para el efecto de que los juzgadores puedan aplicar esta
última en forma debida y con criterio uniforme, precisamente cuando pronuncien el fallo
correspondiente, lo cual quiere decir que no se encuentran en obligación de aplicar
jurisprudencias en desuso, a pesar de que el hecho delictivo haya tenido lugar cuando aquéllas
sí se aplicaban, pues la obligatoriedad de su observancia es tan determinante, que impele al
órgano jurisdiccional a su acatamiento inmediato y exige su aplicación actual por encima de
consideraciones de tiempo en la ejecución del delito; sobre todo, si no ha sufrido modificación
alguna el artículo que lo describe."

Por último, por lo que respecta al precedente del Tribunal Pleno invocado por el Cuarto Tribunal
Colegiado, en éste se estableció lo siguiente:

SEXTO
El tercer agravio señala que el Juez a quo incorrectamente negó la protección federal solicitada
aplicando la jurisprudencia número 132, del Apéndice de mil novecientos ochenta y cinco,
Primera Parte, que se refiere al artículo 451 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de
Nuevo León ya reformado.-

Agrega el recurrente que ‘en estricto rigor legal no existe criterio jurisprudencial que califique a
los nuevos preceptos de dicha ley como constitucionales por lo que la jurisprudencia de mérito
no es válida.’.-

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Es ineficaz el argumento pues este Tribunal Pleno considera que la jurisprudencia se forma
mediante criterios que se plantean ante los órganos del Poder Judicial de la Federación a
quienes constitucional y legalmente se encuentra encomendada la función jurisprudencial, con
independencia de que los preceptos se refieran a la misma ley o a distintos ordenamientos
siempre y cuando sean de contenido idéntico y las consideraciones en que se apoyaron las
ejecutorias sean similares.-

En efecto, el establecimiento de una jurisprudencia es la creación de una norma general; esta


norma general es la que determina el carácter obligatorio del criterio sustentado toda vez que se
trata de una norma positiva pues ha cumplido con los requisitos formales que la Ley de Amparo
en sus artículos 192 y 193 establece como proceso de creación de la norma jurisprudencial, a
saber, la existencia de cinco ejecutorias no interrumpidas por otra en contrario y que hayan sido
aprobadas por lo menos por catorce Ministros, si se trata del Pleno, por cuatro si proviene de las
Salas de la Suprema Corte o por unanimidad de tres votos tratándose de la jurisprudencia que
sustentan los Tribunales Colegiados de Circuito."

De la lectura anterior se aprecia que, si bien se le dio el tratamiento a la jurisprudencia de una


norma general, no se hizo ningún razonamiento a si aquélla puede transgredir la garantía de
irretroactividad prevista en el primer párrafo del artículo 14 constitucional.

No le asiste la razón al Tribunal Colegiado, por tales motivos, el criterio que debe prevalecer es
el sustentado por este Tribunal Pleno, que coincide con el del Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Primer Circuito, con algunas precisiones que aquí se agregan; por lo
que, con fundamento en lo dispuesto en el artículo 195 de la Ley de Amparo, la tesis
correspondiente debe quedar redactada con el siguiente rubro y texto:

JURISPRUDENCIA. SU APLICACIÓN NO VIOLA LA GARANTÍA DE IRRETROACTIVIDAD


DE LA LEY.-

La Suprema Corte de Justicia de la Nación y los Tribunales Colegiados de Circuito, al sentar


jurisprudencia, no sólo interpretan la ley y estudian los aspectos que el legislador no precisó,
sino que integran a la norma los alcances que, sin estar contemplados claramente en ella, se
producen en una determinada situación; sin embargo, esta ‘conformación o integración judicial’
no constituye una norma jurídica de carácter general, aunque en ocasiones llene las lagunas de
ésta, fundándose para ello, no en el arbitrio del Juez, sino en el espíritu de otras disposiciones
legales, que estructuran (como unidad) situaciones jurídicas, creando en casos excepcionales
normas jurídicas individualizadas, de acuerdo a los principios generales del derecho, de
conformidad con lo previsto en el último párrafo del artículo 14 constitucional; tal y como se
reconoce en el artículo 94, párrafo sexto, de la Constitución Federal, así como en los numerales
192 y 197 de la Ley de Amparo, en los que se contempla a la interpretación de las normas como
materia de la jurisprudencia. Ahora bien, tomando en consideración que la jurisprudencia es la
interpretación que los referidos tribunales hacen de la ley, y que aquélla no constituye una
norma jurídica nueva equiparable a la ley, ya que no cumple con las características de
generalidad, obligatoriedad y abstracción, es inconcuso que al aplicarse, no viola el principio de
irretroactividad, consagrado en el artículo 14 constitucional.

Por lo expuesto y fundado, y con apoyo además en los artículos 197-A de la Ley de Amparo y
1o., fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, se resuelve:
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PRIMERO
Sí existe contradicción entre las tesis sustentadas por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Primer Circuito, al fallar el amparo directo 5703/96; y la sustentada por el
Cuarto Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, al fallar el amparo en revisión 346/95.

SEGUNDO
Se declara que debe prevalecer la tesis sustentada por este Tribunal Pleno.

TERCERO
Remítase de inmediato la tesis que se sustenta en la presente resolución a la Coordinación
General de Compilación y Sistematización de Tesis, para su publicación en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, a las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Tribunales Colegiados de Circuito y Jueces de Distrito, en acatamiento a lo previsto en el
artículo 195 de la Ley de Amparo. Remítase, asimismo, a la propia coordinación la parte
considerativa de la resolución para su publicación íntegra en el Semanario.

Notifíquese y cúmplase; con testimonio de esta resolución, comuníquese a los Tribunales


Colegiados sustentantes, y en su oportunidad archívese el expediente.

Así lo resolvió el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de diez votos de los señores Ministros: presidente Genaro David Góngora Pimentel, Sergio
Salvador Aguirre Anguiano, Mariano Azuela Güitrón, Juventino Víctor Castro y Castro, Juan
Díaz Romero, José Vicente Aguinaco Alemán, Guillermo Iberio Ortiz Mayagoitia, Humberto
Román Palacios, Olga María Sánchez Cordero de García Villegas (ponente) y Juan
Nepomuceno Silva Meza. Ausente por estar disfrutando de vacaciones José de Jesús Gudiño
Pelayo.

Nota: El rubro a que se alude al inicio de esta ejecutoria corresponde a la tesis P./J. 145/2000,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XII,
diciembre de 2000, página 16.

La tesis XXI/95 de rubro: "COMPETENCIA EN CONTRADICCIÓN DE TESIS EN MATERIA


COMÚN. CORRESPONDE AL PLENO Y NO A LAS SALAS.", citada en esta ejecutoria, integró
la jurisprudencia P./J. 136/99, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo X, diciembre de 1999, página 5.

Tesis:

Número tesis: 190000

Rubro: CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.

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REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.

Localizacion: 9a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; XIII, Abril de 2001; Pág. 76; [J];

Número tesis: 190663

Rubro: JURISPRUDENCIA. SU APLICACIÓN NO VIOLA LA GARANTÍA DE


IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY.

Localizacion: 9a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; XII, Diciembre de 2000; Pág. 16; [J];

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