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Según los planteamientos de Immanuel Kant:

¿cómo interpretarías "La crítica de la razón pura


y la crítica de la razón práctica?

La crítica de la razón práctica:


Historia:

La Crítica de la razón práctica (Kritik der praktischen Vernunft, abreviado en alemán como KpV) es
la segunda de las tres obras llamadas «críticas» de Immanuel Kant, publicada por primera vez en
1788. Trata sobre su filosofía de la moral, y continúa en la línea de la Crítica de la razón pura. La gran
mayoría de los argumentos de este libro están expresados más extensamente en sus Principios
fundamentales del conocimiento metafísico. La segunda Crítica ejerció una enorme influencia en el
desarrollo posterior en el ámbito de la filosofía ética y moral, empezando con la Doctrina de la
ciencia de Johann Gottlieb Fichte. Durante el siglo XX se convirtió en el principal punto de referencia
para toda filosofía moral.

Planteamientos de Immanuel Kant:

Kant llega a la conclusión que la metafísica es imposible como ciencia, porque la experiencia humana
trasciende los límites del conocimiento.

Reconoce pues en los seres humanos una cierta clase de actividad espiritual que resume con el
nombre de conciencia moral, que consta de una cantidad de principios que rigen la vida de los
hombres.

Esta conciencia moral es una realidad tan poderosa como es la del conocimiento, ya que los juicios
morales son también juicios racionales que pueden conducir al hombre a captar lo metafísico. Kant,
al igual que Aristóteles, denomina a estos principios de la conciencia moral “Razón práctica”, porque
es la razón aplicada a la práctica.

Las cosas de la realidad no son ni buenas ni malas, sólo puede tener calificativo moral la voluntad
humana. Cumplir con la ley no alcanza para que una acción sea moral, porque para que un acto sea
moral necesita ser realizado por voluntad propia y no por miedo al castigo. El por qué se hacen las
cosas adquiere importancia relevante para que un acto sea moral. Para Kant la ley moral es obrar
queriendo que el motivo de tal acción sea una ley universal.

La conciencia moral no es un conocimiento, sino que es un acto de valoración a partir de intuiciones


morales que nos pone en contacto con un mundo diferente al de los fenómenos, puramente
inteligible. La voluntad humana libre es la que nos permite penetrar en ese mundo de realidades
suprasensibles que no se encuentra sujeto a espacio, tiempo ni categorías Para Kant, un hombre
santo es el que se ha liberado de la moral determinada por los fenómenos concretos, tanto físicos
como psicológicos y responde solamente a su ley moral intuitiva. En el mundo metafísico de las
cosas “en sí”, esa santidad se realiza y según Kant es todo lo que tenemos sobre la creencia en la
inmortalidad del alma. El carácter de nuestra vida moral, como fenómeno de este mundo es la
tragedia, el sufrimiento y el dolor que produce el abismo entre el ideal y la realidad.

La realidad no se rige por los valores morales pero los seres humanos los perciben y se dan cuenta
que, en su propia vida, en la historia, en la sociedad, los valores humanos no se realizan.

Para Kant, Dios es el ente metafísico capaz de mantener unidos la realidad y el ideal, es el reino de
las almas libres y las voluntades puras en el mundo esencial de las cosas “en sí”. La doctrina de Kant
propone que la razón pura, es decir, el conocimiento racional tiene que subordinarse a la razón
práctica o ley moral y tener un propósito de superación, aunque sea imperfecta. Aparece así en
filosofía la idea de progreso con una metafísica cuyos ideales son los objetivos hacia los cuales la
humanidad se dirige.

Por lo tanto, la realidad histórica adquiere el sentido

(https://filosofia.laguia2000.com/el-idealismo/kant-immanuel-y-la-razon-practica-cuarta-parte)

Mi opinión sobre los planteamientos de Immanuel Kant


sobre la crítica de la razón práctica:

A mi entender es un análisis muy completo y certero ya que en el encontramos su critica hacia los
dilemas de conciencia, leyes, ética y moral; donde muchas veces el ser humano desea sentirse libre
y capaz de tomar las decisiones correctas por medio de su intuición; sin embargo, choca frente a la
realidad que la sociedad impone, las reglas, y aquellas cosas que no son reglas pero que deberían
estar siempre presentes en la conciencia de los seres humanos para una mejor convivencia y lograr
un mejor mundo. También es muy cierto que todos quisiéramos ser santos, pero en realidad somos
todos pecadores y socialmente todos quisiéramos que imperara la justicia plena, pero sin embargo
nos damos cuenta de que muchas veces prevalecen la injusticia y los crímenes impunes.

Esta razón practica consiste mas que nada en la moralidad del individuo.

La crítica de la razón pura:


Historia:

Portada de la primera edición, de 1781.

La Crítica de la razón pura (en alemán: Critic der reinen Vernunft) es la obra principal del filósofo
prusiano Immanuel Kant. Tuvo su primera edición en 1781. El propio Kant llegó a corregirla,
publicando en 1787 una segunda edición.
Se trata de una indagación trascendental (acerca de las condiciones epistémicas del conocer
humano) cuyo objetivo central es lograr una respuesta definitiva sobre si la metafísica puede ser
considerada una ciencia. Entre otras cosas, Kant intenta superar la crítica al principio de causalidad
(y por lo tanto al saber científico) que había hecho David Hume, que no tenía una respuesta
satisfactoria hasta su época.

Planteamientos de Immanuel Kant:

Según el propio Kant, el propósito de esta obra era que la filosofía experimentara su propia
"revolución copernicana". Cuestionar la razón como facultad de conocer y tomar conciencia de las
limitaciones de la propia filosofía, en tanto que la metafísica quiere acceder a la condición de ciencia,
es el propósito que Kant abordó en Crítica de la razón pura. Hasta entonces, en efecto, la metafísica
oscilaba entre el empirismo (que no concebía ningún conocimiento fuera de la experiencia) y el
racionalismo (que planteaba su objeto en lo absoluto). Kant intentaba eludir esta alternativa,
demostrando que si, según David Hume, todo conocimiento supone la dimensión experimental del
objeto, ésta implica también una disponibilidad innata en el sujeto. Y, de hecho, Kant se pregunta si
es posible hacer de la metafísica una ciencia a semejanza de las matemáticas (donde son probadas
demostraciones irrefutables) o de la física (que obtiene leyes que las experiencias confirman). Al
examinar dichas ciencias, se observa que en el origen de su progresión se encuentran las
proposiciones (o juicios) sintéticas a priori, en virtud de las que la razón presupone sus objetos,
incluso en ausencia de éstos: "¿Cómo pueden nacer en nosotros proposiciones que no nos ha
enseñado ninguna experiencia?". Ahora bien, si las proposiciones sintéticas son necesarias para las
ciencias teóricas, la condición científica de la metafísica depende necesariamente de ellas; se
trataría, en efecto, de definir su propio ámbito de investigación. Si éste se caracteriza, pues, por su
prioridad (trascendental) por oposición a la posterioridad (experimental) de la física, es entonces la
facultad de conocer la llamada a comparecer ante su propio tribunal: el instrumento de esta
comparecencia es la Crítica, encargada de determinar los límites intrínsecos del "conocimiento de
la razón en sí misma" y de trazar "el campo de su correcto uso (...) con una certeza geométrica".

http://www.biblioteca.org.ar/libros/89799.pdf

Mi opinión sobre los planteamientos de Immanuel Kant


sobre la crítica de la razón pura:

En esta obra, Kant se refiere a la razón pura como la INTUICIÓN o sensibilidad intuitiva que también
llama estética trascendental. Tenemos en esta obra literaria la comparación con el tiempo y que es
algo que intuimos a priori, sin ningún conocimiento previo sabemos de el o intuimos sobre él.

En resumen, hay un conocimiento (formal o sine qua non) que precede a toda impresión empírica
como todo conocimiento objetivo. Por ello, el fenómeno no es ni la percepción inmediata de un
objeto, ni su concepción a posteriori. En consecuencia, en el proceso cognoscitivo son los objetos
los que se determinan en el sujeto y no al contrario, puesto que el sentimiento del tiempo y del
espacio, a la vez receptivo (empírico) y susceptivo (trascendental), como facultad en principio
estética, precede a toda verificación, empírica o científica.

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