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Eventualmente se
alcanza magnitudes mayores a los 5 grados (de foco superficial) y en casos excepcionales los terremotos son de
gran intensidad (por ejemplo el de Aiquile en 1998), los que ocurren por reacomodamiento de bloques (con foco de
profundidad intermedia) o bien por deslizamiento de masas rocosas, como el terremoto de Consata−Mapiri en
1947.
Un caso excepcional de terremoto de gran magnitud fue el que ocurrió entre las provincias Iturralde−Ballivián
(Beni) en 1994 y alcanzó 8.6 grados de magnitud; éste fue reconocido mundialmente como de foco de gran
profundidad (630 Km), lo que resultó en una baja intensidad en superficie.
Bolivia está bien definida como un territorio de sismicidad intermedia, que está confirmada por las estimaciones de
las observaciones geológico−estructurales, e inclusive por las estimaciones realizadas a partir de mediciones con
redes de GPS.
4.2.8 Sismicidad
La sismicidad en Bolivia está relacionada con zonas volcánicas, de subducción o diastrofismo
activo actual (fallas). Los sismos asociados a volcanismo y tectonismo que se concentran en la
frontera con Perú y Chile están vinculados con la Placa de Nazca y su posición intermedia de
profundidad. La mayoría de estos fenómenos está asociada a diatropismo. Según los registros
históricos del IGM los sismos que causaron mayores daños a la población y a la infraestructura
fueron los de Yacuiba, en 1887; Sucre en 1948; Cochabamba, en 1943 y Tinquipaya (Potosí),
en 1970, con magnitudes entre 4.6 a 6.4 (IGM, E. Minaya). Aunque hubo sismos de mayor
magnitud, éstos no produjeron daños considerables, principalmente porque el foco estaba a
gran profundidad.
Un sismo que generó grandes pérdidas económicas y más de 100 muertes en el cono sur del
departamento de Cochabamba, y municipios de Totora, Aiquile y Mizque, fue el de 1998, de 6.8
en la escala de Richter, quedando afectados los sistemas de riego, atajados, caminos
vecinales, escuelas, hospitales, servicios básicos y otros. La obras de reconstrucción costaron
aproximadamente $us 4.468.287, en infraestructura social y económico productiva (viviendas
urbanas, rurales, edificios públicos, escuelas, servicios básicos, hospitales, centros culturales e
instituciones privadas).
De acuerdo a un estudio que está realizando el Observatorio de San Calixto que está llevando a
cabo el Programa de Fortalecimiento para la Capacidad de Evaluación de la Amenaza Sísmica
y Sismo-volcánica en Bolivia, con la ayuda del Banco Interamericano de Desarrollo. En el
infograma adjunto se muestra las 6 zonas de riesgo de actividades sísmicas, descritas en el
mapa No. 20.