Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
0. INTRODUCCIÓN
Las expresiones cuantificativas contienen, por lo general, algún elemento de naturaleza
gramatical que indica una medida (número, cantidad o grado) que se atribuye a una
entidad (tres días; algunos libros; varios insultos; nadie), sustancia (mucha manteca, un
poco de vergüenza), propiedad (demasiado ancho, bastante lejos) o evento (Llovió
algo; Viene poco por aquí). Esa versatilidad ontológica se corresponde con el carácter
transversal de la categoría, que cuenta, entre sus miembros, elementos de diferentes
clases, de acuerdo con las clasificaciones tradicionales: pronombres (Pocos lo saben),
determinativos (Pocas personas lo saben) y adverbios (Lo quieren mucho).
A estos cuantificadores, que, salvo en el caso de los numerales, forman parte de
paradigmas restringidos, se suman numerosos elementos léxicos provenientes de
diversas clases: numerosos libros; abundante manteca; increíblemente lejos; Te quiero
horrores; Llueve seguido por aquí. Un proceso de gramaticalización particular se
advierte en los sustantivos que se integran en construcciones pseudopartitivas, en las
que van precedidos de un determinante indefinido y seguidos por la preposición “por
defecto” de. El carácter cuantificativo de estas expresiones proviene precisamente del
primero de los sustantivos que la forman, que han recibido la denominación de
“sustantivos cuantificativos de grupo” o “colectivos no organizados”, como un montón/
grupo/ disparate/ tropel de o una cantidad/ barbaridad/ catarata de (Bosque 1999).
Este trabajo está dedicado a los que son propios del habla coloquial del Río de la Plata,
como los que se ilustran en (1):
(1) a. una ponchada de errores, un fangote de guita, una seguidilla de asaltos,
un toco de veces.
b. una punta de goles, una bocha de ganas, un choclo de exámenes, una pila
de archivos, una chorrera de imágenes, una chorrada de pesos, una
manga de atorrantes, un vagón de ideas1
Los que se reúnen en (1a) son sustantivos inherentemente cuantificativos; los de (1b), en
cambio, son polisémicos: la acepción cuantificativa se distingue de otra de carácter
descriptivo (2) por una serie de comportamientos derivados del proceso de
gramaticalización:
(2) una punta de lanza, una bocha de acero, un choclo de maíz, una pila de
ladrillos, una chorrera de encaje, una manga de camisa, un vagón de tren.
En la primera sección de nuestra ponencia analizaremos los sustantivos cuantificativos
en el contexto de la construcción pseudopartitiva a partir de una serie de distinciones.
1
En otras variedades del español pueden encontrarse expresiones equivalentes, como Esp.: un huevo / un
porrón/ una jartá/ un mogollón/ un chorro de cosas, Méx.: un chingo/ una burda de cosas.
1
En la segunda sección nos centraremos en las expresiones rioplatenses, entre las que se
hallan muchos usos propios del habla juvenil en el registro coloquial (bocha, banda,
pila) y otros que pertenecen a diferentes cronolectos (ponchada, punta, chorrera). Gran
parte de los sustantivos cuantificativos que aquí analizamos no están registrados en los
diccionarios de argentinismos, ni aparecen ejemplificados en los corpus (como los de la
RAE); por eso nuestros ejemplos provienen casi exclusivamente de Google Argentina.
2
(5) a. frente a un montonazo de papeles; tengo un montonazo de amigos.
b. Frente a cada puerta se veía un enorme montón de bosta seca que les
servía de combustible para calentarse y cocinar (Jodorowsky, Donde
mejor canta un pájaro); ?? Tengo un gran montón de amigos.
De hecho, los que tienen significado colectivo u otro significado no cuantificativo
pueden ser modificados por adjetivos que se aplican al conjunto (6a) o bien a sus
miembros (6b), posibilidades ambas que rechazan los sustantivos de grupo (6c):
Carecen de esta alternancia, en cambio, los dos tipos de construcciones que aparecen en
(10): sólo admiten el singular aquellas en las que los sustantivos, introducidos por el
artículo definido, reciben la interpretación colectiva, como en (10a), y con plural,
2
Se excluye la interpretación enfática del artículo porque esta se interpreta con un sentido cuantificativo.
3
cuando el elemento cuantificativo es incapaz de recibir tal interpretación (10b), como en
los usos ponderativos de (3b):
(11) a. Vino una bocha de gente; Recibió un toco de mensajes; Ya tiene una
punta de años; Los diarios denunciaron una seguidilla de secuestros.
b. Sacaron un fangote de guita; Son una manga de atorrantes.
c. Va a cobrar una chorrada de guita; Vinieron una bestialidad/ animalada
de personas.
En todos los casos de (11), hay un significado cuantificativo que puede ser inherente a
la expresión, como ya se ha señalado para ponchada, fangote y seguidilla, o haberse
adquirido a través de un proceso metafórico o metonímico. En ese sentido, los
sustantivos utilizados como expresiones cuantificadoras designan, en su significado
“literal”, una pluralidad o una cantidad, porque señalan ya sea objetos que funcionan
como continentes (vagón) o están compuestos de partes más pequeñas (choclo, rosario,
ristra), ya sea la forma más o menos ordenada de un conjunto de objetos (amasijo,
pila3); del mismo modo, se utilizan sustantivos colectivos (banda, manga) o nombres de
cualidad (chorrada). Otras expresiones metafóricas, que parecen comunes a diversas
variedades del español, implican una secuencia o sucesión, a veces con el agregado
connotativo de rapidez o brusquedad (bombardeo, desfile, campaña, huracán, ola,
catarata, racha, cascada, tsunami, tormenta, tempestad, procesión). En ciertos casos,
en cambio, el proceso de metaforización parece más difícil de determinar, como bocha o
punta.
Entre las expresiones de (11), las que muestran mayor vitalidad (bocha, banda, pila) son
propias del habla juvenil en el registro coloquial rioplatense, mientras que otras
(ponchada, punta, chorrada) pertenecen a diferentes cronolectos.
4
expresiones de (13a) solo pueden combinarse con nombres de significado eventivo,
deverbales o simples; las de (13b) lo hacen exclusivamente con nombres que designan
seres humanos, y las de (13c) con objetos:
(12) una {bocha/ banda/ pila}; un {toco/ vagón/ amasijo} de desgracias/ asaltos/
delaciones/ delincuentes/ intolerantes/ libros/ guita
En (13b-c), las expresiones tienen un valor ponderativo (en general negativo), por lo
que el nombre al que cuantifican debería ser pasible de recibir, también, un valor
semejante.
Los casos de (13) muestran una compleja interacción entre los fenómenos de
gramaticalización y lexicalización, ya que se trata de expresiones gramaticalizadas (en
la medida en que se encuentran ligadas con proyecciones funcionales) pero que,
paralelamente, presentan fuertes restricciones de naturaleza léxica, vinculadas a la
densidad relativa del sustantivo de grupo, que combina elementos descriptivos,
cuantificativos y valorativos.
i. Modificación adjetiva: Entre los sustantivos que tienen una selección semántica
específica, algunos (por ejemplo los de 13a) pueden ser modificados por un adjetivo
calificativo. En cambio, otras expresiones no aceptan esa modificación, salvo en una
lectura “literal” del sustantivo que no se corresponde con el significado cuantificativo
(cfr. ejemplos de 5):
(14) a. Vivimos una seguidilla/ un desfile alucinante/ insólito de asaltos5.
b. *Tengo un toco/ vagón insólito/ hermoso de amigos.
c. * Vi una bocha/ banda/ pila insólita/ alucinante de películas6.
ii. Concordancia con el sujeto: Se relacionan con la propiedad ilustrada en (14) las
diferencias en los patrones de concordancia en el caso en que las expresiones
cuantificativas aparecen en el sujeto. Al revisar los ejemplos pertinentes que
proporciona el buscador Google se advierte que para la mayor parte de las expresiones
4
Si bien fangote parece especializado para combinarse con significados de dinero, se lo encuentra con
otros usos, como ilustran los siguientes ejemplos extraídos del Google:
(i) a. Fangote de amigos, fangote de nuevitos, fangote de risas, fangote de bailes, fangote de tortas,
fangote de cariños, fangotes de amistades
b. un fangote de jugadores extranjeros
5
Admite también la modificación adjetiva chorrera (i.e., una chorrera interminable de palabras), además
de las expresiones metafóricas que son, en su mayoría, comunes a diversas variedades del español (cfr.
bombardeo, campaña, racha, lista, sarta, rosario, cascada, tsunami, tormenta, huracán, tempestad).
6
No admiten tampoco la modificación adjetiva choclo, fangote, manga, punta, amasijo.
5
se registran los dos patrones, en singular y plural, como ya fue indicado en la sección 1
(cfr. ejemplos de 9). Sin embargo, en las expresiones de (b) y (c) la concordancia en
singular es realmente poco frecuente (como se refleja en 15 a través de los signos de
interrogación) y, en el caso de (c), está limitada a ciertas posiciones sintácticas, como la
de sujetos pospuestos de verbos inacusativos. En cambio, las expresiones de (a) admiten
por igual, y con la misma naturalidad, los dos patrones:
(15) a. Una seguidilla/ un desfile de accidentes se produjeron/ se produjo ayer.
b. Un toco/ vagón de amigos míos piensan/ ??piensa que es lo mejor.
c. Al recital van/ ??va a ir una bocha/ banda/ pila de personas.
El hecho de que la modificación por parte de un adjetivo está directamente ligada con la
concordancia entre el sustantivo cuantificativo y el verbo puede advertirse en ejemplos
como el siguiente, en el que la aparición del adjetivo fuerza la concordancia singular del
verbo:
(16) Continúa(*n) la alucinante seguidilla/ el incesante desfile de asaltos.
iv. Variedad de funciones sintácticas: Como hemos visto previamente, la mayor parte
de las expresiones cuantificativas analizadas funciona en el interior de un SD que podrá
ser, a su vez, sujeto de la oración, objeto directo, predicativo, etc. Sin embargo, como
hemos notado en la Introducción, algunas expresiones cuantificativas pueden satisfacer
otras funciones sintácticas, asociadas tradicionalmente a distintas categorías, de modo
semejante a las de cuantificadores verbales como mucho o bastante, de naturaleza
pronominal. Así, vemos que las expresiones correspondientes a los ejemplos (b) y (c)
pueden funcionar (solas) como predicativos en (18); en (19) saturan las posiciones
argumentales requeridas por el verbo, y en (20) cuantifican el evento (entre las de (b),
solo toco y vagón pueden cumplir esa función):
(18) a. *Es una manga/ seguidilla/ punta/ un desfile / amasijo.
b. Es un choclo/ fangote/ vagón / toco / una chorrada.
c. Es (una) bocha / banda / pila.
(19) a. * Tuvo una seguidilla/ un desfile/ una manga/ un amasijo / una punta.
b. Tiene/ Cuesta un toco/ un vagón/ un fangote/ un choclo.
c. Tiene/ Cuesta (una) bocha / banda / pila.8
7
Tampoco admiten la concordancia singular en el reemplazo pronominal choclo, fangote, punta, manga,
amasijo.
8
Expresiones equivalentes de otras variedades del español que también pueden usarse como
cuantificadores verbales son los siguientes: Esp.: te quiero mogollón/ mazo / un huevo / un porrón/ una
jartá, Méx.: te quiero cañón/ un chorro/ un chingo, Venez.: te quiero burda.
6
(20) a. * Me gustó una seguidilla/ un desfile/ una manga/ un amasijo / una punta.
b. Caminé / Me gustó un toco/ un vagón.
c. Caminé / Me gustó (una) bocha / banda / pila.9
v. Elisión del determinante y flexión plural: Las expresiones presentadas hasta aquí
en los ejemplos (a) y (b) nunca pueden prescindir del determinante que introduce la
construcción pseudopartitiva. En cambio, las expresiones de (c) pueden ser sintagmas
nominales escuetos (como ya se sugería en 18-20c al poner el determinante entre
paréntesis). Naturalmente, la ausencia de determinante en esos ejemplos puede
entenderse como indicio de un proceso de gramaticalización relativamente más
avanzado que distingue las expresiones de (c) del resto:
(21) a. Tuvo *(una) seguidilla/ *(un) desfile de accidentes
b. Compré *(un) toco/ vagón de hojas.
c. Vi bocha/ banda/ pila de películas.
Grupo 1
El grupo que corresponde al primer nivel de gramaticalización reúne aquellas
expresiones que presentan las siguientes características:
– admiten la modificación por parte de adjetivos (cfr. 14a);
– admiten por igual la concordancia en singular y plural (cfr. 15a);
– admiten el reemplazo por un pronombre singular (cfr. 17a);
– no pueden cumplir funciones como cuantificadores en el predicado (cfr. 18-
20a);
9
Equivalentes de otras variedades del español son los siguientes: Esp.: te quiero mogollón/ mazo / un
huevo / un porrón/ una jartá, Méx.: te quiero cañón/ un chorro/ un chingo, Venez.: te quiero burda.
10
En cambio sí es posible Tengo pilas de amigos.
7
– no pueden aparecer sin determinante (cfr. 21a) y admiten los usos plurales (cfr.
22a).
Grupo 2
El segundo nivel de gramaticalización corresponde a aquellas expresiones que presentan
las siguientes características:
– no admiten la modificación por parte de adjetivos (cfr. 14b);
– desencadenan mayoritariamente la concordancia en plural (cfr. 15b);
– no admiten el reemplazo por un pronombre singular (cfr. 17b);
– pueden cumplir funciones como cuantificadores en el predicado, como en (18-
20b);
– no pueden aparecer sin determinante (cfr. 21b) y admiten los usos plurales (cfr.
22b).
En resumen, las cuatro primeras propiedades del grupo 2 son inversas con respecto al
grupo 1, mientras que ambos grupos comparten la última propiedad. Entre las
expresiones que cumplen los requisitos enunciados se cuentan toco, vagón, choclo,
fangote (y tal vez chorrada); por su parte, serían casos intermedios entre los grupos 1 y
2 los sustantivos manga, punta, amasijo, que no admiten modificadores adjetivos ni
concordancia en el reemplazo pronominal, pero tampoco pueden funcionar como
cuantificadores verbales, como se ha visto en (18-20a).
En cuanto a su función sintáctica, las características anteriores nos permiten suponer
que o bien funcionan como algún tipo de núcleo complejo en D°, o bien se ubican en la
posición de especificador del SNúm, dada su evidente relación con la categoría
morfológica de plural (cfr. Saab 2004, Di Tullio & Saab 2005 para un análisis similar
aplicado a otras expresiones). A favor de esta segunda hipótesis cabe indicar el hecho de
que el determinante indefinido puede alternar con algún demostrativo (ese vagón de
cosas, aquel toco de problemas, por ejemplo).
Adaptando el árbol de Saab (2004), entonces, el segundo grupo de cuantificadores se
localiza en la posición de especificador del SNúm, como ilustra (23):
(23) SD
D SNUM
[indef.]
SN NUM’
NUM SN
[pl.]
N’
N
un vagón cosa
En cuanto a los ejemplos (18-20b), se explicarían por una estructura igual a la de (23)
en la que simplemente se elide el SN inferior, al igual que los usos pronominales o
8
adverbiales de cuantificadores como mucho o bastante (cfr. Kornfeld & Saab 2004,
2005, Saab 2004).
Grupo 3
Las expresiones que alcanzan el tercer nivel de gramaticalización presentan las
siguientes características sintácticas:
– no admiten la modificación por parte de adjetivos (cfr. 14c);
– desencadenan mayoritariamente la concordancia en plural (cfr. 15c);
– no admiten el reemplazo por un pronombre singular (cfr. 17c);
– pueden cumplir funciones como cuantificadores en el predicado, como en (18-
20c);
– pueden aparecer sin determinante (cfr. 21c) y no admiten los usos plurales (cfr.
22c).
Dado que comparten las cuatro primeras propiedades con el grupo 2, una primera
tentación es otorgarles el mismo estatuto sintáctico y suponer que responden a la misma
posición que se ilustró en el árbol de (23). Sin embargo, hay una característica relevante
que debe tomarse en cuenta antes de adoptar un análisis uniforme para ambos grupos:
las expresiones de (c) pueden aparecer sin determinante. Más aún, los ejemplos sin
determinante, como (21c), pueden aparecer también en posición de sujeto:
(24) a. Vi bocha/ banda/ pila de películas.
b. Bocha/ banda/ pila de películas se hicieron a partir de esa historia.
A partir de esta distribución “ampliada”, que llega a su extremo con bocha, concluimos
que las expresiones gramaticalizadas del grupo 3 tienen la posibilidad de funcionar
como núcleos de proyecciones funcionales, como D°, Grado°, etc., por lo que realizan
directamente rasgos formales como ‘gran cantidad’ o ‘grado alto’, en competencia con
ítems declaradamente funcionales como mucho o bastante. De todos modos, en
determinados contextos (por ejemplo, cuando aparecen determinantes, tanto el
indefinido como los demostrativos), el análisis más adecuado sigue siendo el que se ha
propuesto en el árbol de (23) para las expresiones del segundo grupo.
3. CONCLUSIÓN
El propósito de este trabajo ha sido analizar las propiedades sintácticas de una serie de
expresiones gramaticalizadas que funcionan como cuantificadores en el habla coloquial
rioplatense. El análisis propuesto puede no solo extenderse a casos análogos en otras
variedades del español, sino también utilizarse para predecir el comportamiento de
ejemplos menos gramaticalizados como un mundo/ infierno / una locura de gente.
Bibliografía citada
9
Bosque, I. 1999. “El nombre común” en Gramática Descriptiva de la Lengua Española.
Madrid: Espasa Calpe, cap 1, vol 1. 3-77.
Di Tullio, A. & A. Saab. 2005. “Dos clases de epítetos en el español: sus propiedades
referenciales y distribución sintáctica”, trabajo presentado en el XIV Congreso Internacional de
Alfal, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, 17-21 de octubre de 2005.
Kornfeld, L. & A. Saab. 2004. “Nominal Ellipsis and Morphological Structure in Spanish”, en:
Bok-Bennema, R., B. Hollebrandse, B. Kampers-Manhe & P. Sleeman (eds.) Romance
Languages and Linguistic Theory 2002. Amsterdam: John Benjamins. 183-198.
Kornfeld, L. & A. Saab. 2005. “Hacia una tipología de las anáforas nominales en español”,
ponencia presentada en el III Encuentro de Gramática Generativa, Universidad Nacional del
Comahue (Neuquén), 18-20 de agosto de 2005.
Saab, A. 2004. El dominio de la elipsis nominal en español: identidad estricta e inserción
tardía. Tesis de Maestría inédita, Universidad Nacional del Comahue.
10