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Patrimonio Etnológico
Problemática en torno
a su Definición y Objetivos
cos se está generando: la asepsia del término "histó- mitir toda la riqueza de un colectivo (cultura) en
DOSSIER Patrimonio etnológico
rico", definiendo la variable tiempo, fundamentalmen- los entresijos de los recursos cotidianos creados
te pasado, como dominante, se convier te en una para subsistir y reproducirse en los sentidos más
afirmación de la consideración de tales bienes cultu- amplios de tales términos: en los modos como
rales patrimonializables como referentes identitarios han sido cubier tas sus necesidades biológicas, se
(como testimonios que nos hablan de una determi- han organizado políticamente, y han expresado
nada identidad cultural, ya sea en su proceso históri- sus creencias y valores.
co de construcción o en la plasmación de unas prác-
ticas culturales definidas) cuando es sustituida por la De este modo, cuando hablamos de patrimonio
adjetivación de "cultural" 1. etnológico lo hacemos de cultura en el vasto sen-
tido de la palabra, al margen de la acotación que
Los intentos de zanjar la polémica han buscado un queramos, o seamos capaces de hacer, de los ele-
consenso, no por ello menos ideológico ni aséptico, mentos de la misma que consideremos más rele-
que fuera lo más globalizador posible. Hasta llegar a vantes. Afirmación nada nueva en lo que supone
proponer que se deje simplemente el término "patri- considerar la variable etnológica como el punto
monio" sin más, evitando las limitaciones y contradic- de partida desde el que desarrollar una definición
ciones que conllevaría una u otra calificación añadida. integral del patrimonio: ha sido y es la selección
Incluso para otros autores es la propia idea de patri- que todo colectivo realiza de las posibilidades
monio la que deber ser revisada: ya sea por que es apor tadas por el entorno ecológico-cultural en
una mera construcción ideológica generada para jus- que se desenvuelve, en razón de su propia expe-
tificar unos determinados modelos de identidades, o riencia histórica, la que dota de significado a los
porque abarcaría a la totalidad de la cultura en sí (LL. demás referentes; sea cuales sean las otras varia-
Prat. 1993, 1996) bles temporales o estéticas que puedan también
confluir sobre los mismos.
Y es dentro de esta amplia problemática que, tal y
como hemos dicho, creo que tiene muy poco de Planteamiento que no supone ningún problema
mero nominalismo, desde la que vamos a intentar en sí por cuanto lo que se pide es que se tenga
acercarnos más que a una definición, a las cuestiones en cuenta la apreciación de su significación cultu-
planteadas sobre la dificultad que conlleva aplicar el ral, además de la estrictamente funcional o estéti-
concepto de cultural tal y como es entendido desde ca, a la hora de considerar cualquier otro bien
la Antropología, y su acotación específica a un terri- histórico: usos simbólicos, manifestaciones de la
torio sobre el que un colectivo ha ido conformando, estructura social en la que surgen y grupos socia-
en el transcurso del tiempo, un complejo sistema les a los que van destinados, evolución en estos
cultural diferenciado y diferenciador respecto a otros usos y funciones. El problema que siempre se ar-
colectivos. En este último caso es cuando hablamos guye a la hora de la aplicación "práctica" de esta
de patrimonio etnológico, como el conjunto de estos definición surge cuando reducimos dicha aplica-
componentes diferenciadores, sea cual sea el sopor- ción al término de protección, haciendo que la
te sobre el que se manifiesten . complejidad en los métodos de aplicación (defini-
ción de objetivos, acotación de los campos de
Es por ello que la intencionalidad de este artículo re- trabajo) terminen por pretender invalidar, o redu-
sulta bastante difícil por dos razones fundamentales: cir notablemente, la aplicación y uso de esta va-
riable etnológica fundamental. ¿Qué proteger? y
a. Una definición precisa de patrimonio etnológico ¿cómo hacerlo?, se convier te en este sentido en
sería muy difícil de hacer, al no poderse acotar, ni algo muy complejo dada la diversidad de los cam-
aún con la relatividad de las valoraciones estéticas pos de acción sobre los que trabajar con lo que
o historicistas con las que se definen otros bienes no nos sir ve un único método: no es lo mismo
culturales, los objetos sobre los que actuar de que plantear la pervivencia y/o recuperación de
forma más o menos mecánica. No basta con que determinadas actividades tradicionales, que de
determinados "conocimientos", "actividades", una arquitectura tradicional, de rituales y formas
"prácticas", "saberes", sean expresados de manera festivo ceremoniales con muy diversos grados de
más o menos explícita mediante unos referentes implantación y vitalismo, etc. Es por ello que, ade-
materiales o inmateriales, sino que su significación más de que la variable etnológica deba ser reivin-
cultural va a adquirir relevancia en razón de valo- dicada a tener en cuenta en las medidas a seguir
raciones de no fácil precisión, como las de ser en relación con otro tipo de bienes culturales,
"expresiones relevantes de ...", forma par te de la cuando hablemos de protección de nuestro patri-
"cultura tradicional", ser "transmitidas consuetudi- monio etnológico debemos de entender por ello
nariamente", etc. Con lo que el reconocimiento tanto la aplicación más restrictiva y directa que se
incuestionado de su significación y necesidad de puede hacer de este término en relación con los
ser tenidos en cuenta, entrará en conflicto con la testimonios que nos quedan de unos modos de
amplitud del campo de aplicación y la impor tan- vida desaparecidos o en procesos de extinción,
cia que debe darse no sólo a las manifestaciones como otra más extensa (investigación y difusión)
específicas en las que puedan ser visualizables que implica la valorización de aquellas otras mani-
(bienes muebles e inmuebles, rituales, informa- festaciones que sin estar sometidas a ningún ries-
ción oral, etc.), sino por su capacidad para trans- go, son sin embargo par te de un legado cultural
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que articula los modos específicos como nos vin- sería atentatorio contra la dinámica inherente a
de imaginación si queremos reconstruir, imaginar, De no ser así, con lo que de nuevo nos encontra-
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lo que fue a partir de lo que queda. mos es con la aplicación, más o menos explícita, de
un doble varemos según hablemos de Cultura
Lo más lamentable es que en muchos contextos, (con mayúscula) o cultura (con minúscula). Sor-
incluso dentro de este ámbito de los bienes etno- prende el paso del nivel de la teoría aceptada, que
lógicos, los únicos criterios valorativos siguen sien- defiende la inexistencia de cualquier gradientes en
do la ya consabida "antigüedad", "singularidad", o la aplicación del concepto de cultura, al de una
"monumentalidad". Ha sido preciso que determina- práctica, que no pocas veces desmiente lo anterior.
das actividades pasen a ser marginales, que tras los
cambios tecnológicos los testimonios que nos que- De este modo, por seguir con el campo de la ar-
dan del pasado se reduzcan drásticamente, etc. pa- quitectura, a nadie sorprende que una vez ratifica-
ra que aparezca el interés por los mismos. En una do el criterio de "monumentalidad", "antigüedad"
palabra, que pasen a formar par te del objeto de y/o "singularidad" de un determinado edificio no
interés de las disciplinas clásicas que han hecho del haya objeciones a tomar las medidas que sean pre-
pasado una fuente primordial de sus objetos de es- cisas, (con los consiguientes costes), para su "res-
tudio 2; entendido este concepto temporal en el tauración"/reconstrucción, a veces desde un estado
sentido más restrictivo, de hechos que pertenecen de ruina que nos obligaría más a hablar de reedifi-
ya a un "pasado histórico", fuera por completo de cación. La pregunta que desde la perspectiva etno-
los usos y prácticas del presente, igualmente histó- lógica nos haríamos es ¿cuales deben ser los crite-
rico. Un ejemplo de lo que estamos diciendo pue- rios que nos permitan demandar para los bienes
de ser significativo: habría que preguntarse hasta considerados etnológicos un trato de igual nivel?.
que punto el creciente interés por los testimonios
de unos usos tecnoeconómicos (instrumentos, úti- Aunque de lo que parece no caber duda es de
les, edificaciones) mantenidos hasta un pasado no que la variable etnológica, formalmente, comienza
muy lejano, está siendo objeto de un creciente a tenerse en cuenta como valor añadido para
atracción patrimonialista no desde un enfoque et- acrecentar el interés por estos otros bienes cultu-
nológico, sino en la medida en que han pasado a rales: los términos de "valor etnográfico", "seña de
acentuar su significación entre los objetivos rele- identidad", etc aparecen ya con soltura en los tex-
vantes para disciplinas como la arqueología (arque- tos que argumentan la importancia de uno u otro
ología industrial), arquitectura (arquitectura popu- bien patrimonial; lo que hace falta es que junto a
lar), e incluso la historia. Haciendas, molinos, la terminología aparezcan los profesionales que las
cortijos, etc. han adquirido una relevancia inusitada utilizan en sus métodos de análisis e interpretacio-
siguiendo una moda que, sin que ello cuestione la nes de la realidad social. Y aún mucho mejor es
valía y necesidad del estudio y preservación de es- que se hiciera realidad el espíritu que aparece en
tos testimonios culturales, dejan de lado otros ele- la legislación sobre patrimonio más reciente, don-
mentos de nuestro pasado-presente igualmente de se atribuye el mismo rango a todos los bienes
significativos; aunque tal vez más difíciles y proble- culturales. Sería interesante, por seguir con los
máticos de catalogar y "proteger". ejemplos arquitectónicos aunque usados ahora
como metáfora, que cuando se valore y restaure
En muchos casos, el criterio seguido has sido, sim- un palacio, además de la consabida preservación
plemente el de desaparición=revalorización. La de la fachadas, patio, escalera monumental, capillas
cuestión es establecer la relación entre ambas varia- y salones nobles, también se respeten las depen-
bles, cuándo se considera que han desaparecido los dencias de los sir vientes, almacenes, despensas,
suficientes bienes culturales como para que el resto cuadras, etc. y no que se sigan considerando estos
adquiera la condición de testimonios singulares dig- espacios arquitectónicos como meros espacios
nos de ser protegidos. La afirmación que hay "dema- funcionales que pueden desaparecer sin que por
siados ...." para tomar determinadas medidas de pro- ello se dañe la integridad y valor del edificio.
tección, es muy significativa, primero como si toda
medida tuviera que ir necesariamente unida a ingen-
tes costes económicos para la administración, prefi-
riendo así obviar el problema en lugar de estudiar CULTURA Y “PATRIMONIO MODESTO ”
otras medidas que incentiven el interés de sus pro-
pios propietarios en la conservación de estos bie- Hablar de patrimonio desde una perspectiva cultural,
nes; y en segundo lugar, no creo que el criterio de presupone rebasar con creces la mera acepción de "bie-
cantidad deba de considerarse como una variable nes heredados" para penetrar de lleno en un contenido
(¿se tiene en cuenta a la hora de conservar los casti- ideológico, no desdeñable por sus implicaciones tanto
llos, ermitas, yacimientos arqueológicos, obras de ar- políticas como de prefijación de lo que se considera son
te pertenecientes a un determinado autor, etc.?) y sí los componentes diferenciadores de un colectivo dado.
todos aquellos otros criterios cualitativos que hagan De forma aislada, descontextualizada, los términos
o no relevante su conservación según su significa- patrimonio y bienes, no tienen demasiado sentido.
ción cultural, niveles de integridad de los elementos Ambos nos remiten a un aspecto de continentes en
conservados, etc. Una vez establecidos estos crite- los que puede caber todo. Al mismo tiempo, el mo-
rios, deben valer para cualquier bien etnológico al do histórico como se ha ido perfilando desde esta
que se pretenda aplicar. globalidad abstracta y, en cierta medida, indefinida, la
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consideración de qué bienes "históricos" debían ser tualización" de todo elemento cultural que entre
zar esta imagen de la cultura como totalidad con la la cultura como globalidad. De golpe penetrarían de
realidad más prosaica de aplicar los limitados recur- lleno en estas definiciones del interés patrimonial a
sos disponibles a la hora de tomar medidas precisas conocer y proteger, dos terceras partes (no precisa-
en la defensa de este patrimonio. Lo que no deja de mente proporcionales) de los componentes del en-
ser un falso problema: es la propia dinámica cultural torno cultural del ser humano: el natural (entendido
la que termina por imponer qué componentes per- tanto como espacios vírgenes como en su acepción
duran a través del tiempo (son tradicionales) y cuales de territorio antrópico de especial significado históri-
de las nuevas aportaciones son resemantizadas e in- co-cultural), y el etnológico donde se insertan las ac-
tegradas dentro de este sistema cultural, con lo que tividades y logros (materiales e intelectuales) que po-
la amplitud con la que debe entenderse el concepto dríamos considerar cotidianos y que forman parte del
de defensa de este patrimonio debe incluir tanto las bagaje que ha dotado de una identidad diferenciada a
medidas de protección específicas que garanticen la los colectivos que general y reproducen lo que deno-
pervivencia testimonial de un pasado irreproducible, minamos cultura en términos antropológicos. La ter-
como de la búsqueda de alternativas que puedan ga- cera parte que nos faltaría, ha estado suficientemente
rantizar la continuidad de otros bienes culturales en representado a lo largo del tiempo, y tiene que ver,
situaciones de riesgo, y desde luego no hay que ha- expresado de manera esquemática, con los frutos de
cer nada cuando la propia vitalidad de otros elemen- la que podríamos denominar "cultura dominante",
tos siguen siendo precisamente los medios que per- que incuestionablemente ha de tenerse en cuenta,
mite la readaptación continuada de dicha cultura pero que no es la única.
(individuos y grupos sociales que la componen) a
nuestro entorno cotidiano. Lo que no significa plan- Sin embargo el enfoque, necesariamente general desde
tear una defensa (sistema educativo, conocimiento y el que se partía, ha desembocado con relativa frecuen-
difusión, propiciación de las condiciones materiales cia en una mera ampliación de la idea de monumentali-
que favorezcan su reproducción) no menos activa de dad o excepcionalidad de los bienes a proteger y difun-
estos modelos culturales frente a las acciones, igual- dir. Cuando por el contrario, en el desarrollo del
mente activas, que inciden en su contra. concepto de "etnológico", volvemos a insistir, la singula-
ridad debe dejar paso a la contextualización y valora-
Otro tema, en relación con algunos de los aspectos ción de estos elementos culturales desde la perspectiva
referidos, ha sido y es el hecho de que la selección de de los procesos históricos a través de los cuales un co-
las manifestaciones culturales a priorizar ha supuesto lectivo ha perfilado lo que hoy constituyen sus referen-
en muchos casos "crear" prioridades que pretenden tes identitarios. No se trata por lo tanto de enfatizar en
apuntalar imágenes identificatorias puede que de ne- exclusiva dicho componente etnográfico más o menos
cesario consumo político, pero desde luego ni se atie- singularizable, sino de la valoración de cada componen-
nen a todas las realidades posibles ni se pueden sus- te cultural en relación con su significado en cuanto a los
tentar sobre criterios de esencialismo/continuidad modos de vida, valores, sentimiento de autopercepción
("demostrado" por el patrimonio conservado) del to- etc. del colectivo que ha generado y usa dicho patrimo-
do cuestionables. Por el contrario, si no olvidamos los nio; que pasa así a convertirse en testimonio de su me-
límites precisos que nos marca el tiempo y los hechos moria colectiva. En definitiva, todo lo que ha contribui-
histórico-culturales que han tenido lugar en su trans- do a generar un nosotros diferenciado.
curso, la idea de este legado patrimonial saldrá no so-
lo reforzada, sino que nos mostrará su operatividad en De este modo, al igual que podemos hacer un uso
la construcción cultural del presente simbólico de otros referentes culturales aislables co-
mo marcadores étnicos (ya sea la interpretación de
Así pues, recapitulando sobre lo dicho, los concep- nuestra historia, paisaje y territorio, etc.), las formas
tos de "bienes culturales" 4 y "patrimonio cultural" 5 , peculiares como dicho colectivo ha adaptado o crea-
con todas las limitaciones referidas pero como com- do los medios tecnoeconómicos necesarios para sub-
ponentes culturales a proteger, está hoy suficiente- sistir, e interpretado sus experiencias histórico-cultu-
mente extendida y asumidas en su necesidad como rales, forma un bagaje , envuelto en la idea de
para no seguir insistiendo en ello. La cuestión ha tradición, de elaboraciones vernáculas, que genera un
surgido cuando se le añade a dichos conceptos de fuerte sentimiento de continuidad, dotando los cam-
patrimonio el calificativo de etnológico, con el con- bios sociales de referentes culturales muy precisos.
tenido ideológico que ello conlleva en cuanto nos
aparece la variable de bienes patrimoniales valora- Hablaríamos de un patrimonio vivo, evocador de una
dos no tanto por su antigüedad, valor estético, etc. memoria colectiva, con sentido sólo si es contextuali-
como por su significado étnico. zado6 dentro de esta variable étnica y, lo más impor-
Cronológicamente la introducción formal de la nueva tante, como verdadero "núcleo de orden" (M. Weis-
variable de "interés etnológico"(1972) es muy poste- man, 1994) al establecer un punto de referencia entre
rior a la definición de bienes culturales (1954) en su pasado y presente.
acepción más clásica; apareciendo unida (la acepción
de bienes antropológicos y etnológicos), de forma Entendido así, el concepto de patrimonio etnológico
significativa, a la de bienes naturales. Circunstancia a adquiere un valor globalizante no suficientemente te-
reseñar si tenemos en cuenta que no se trata de un nido en cuenta, más allá del ámbito teórico, por
mera matización terminológica o especialización disci- cuanto no siempre es fácil plasmarlo en las estructu-
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ras reglamentadas que deben ar ticular los procedi- máxime cuando rebasamos el campo de lo estricta-
producción de arte, etc.. Invalidándose criterios que mente rico, y, lo más importante, vivo. De ahí que al
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en el caso de determinados bienes muebles e inmue- hablar de patrimonio etnológico enfaticemos dos as-
bles englobados dentro de perspectivas históricas pectos importantes:
y/o ar tísticas, adquieren el valor de reconocimiento
como bienes a preser var prácticamente de forma a. La necesidad de su conocimiento, estudio, y difu-
automática, en razón de su "antigüedad (yacimientos sión como el medio más idóneo para garantizar
arqueológicos, castillos, etc.) procedencia o institu- su preser vación. Con los condicionantes y cir-
ción que los genera (fuentes documentales de archi- cunstancias, a las que hemos hecho referencia,
vos) o características arquitectónicas que presupo- que envuelven la problemática de su definición y
nen una dimensión estética definida (palacios, valoración.
edificaciones religiosas, etc.). De aplicarse por igual a
las expresiones culturales (materiales e inmateriales) b. Enfatizar su ver tiente creativa, dinámica, viva.
que englobamos dentro del patrimonio etnológico Siendo precisamente en este aspecto donde ra-
similares principios de antigüedad, riqueza de infor- dica su preservación. Tanto aquellos componen-
mación en su interpretación como textos documen- tes adscritos a prácticas culturales (saberes y ac-
tales, contenido y valor estético, etc. quedarían pocas tividades tecnoeconómicos, modos de habitat,
dudas (incluidas en muchos casos la variable de "mo- etc.) disfuncionales con respecto a sus "usos" pri-
numentalidad") en cuanto a su inclusión como bienes migenios, como los que continúan sirviéndonos
patrimoniales a proteger buena parte de lo que nos como medios de expresión de nuestras formas
queda de la arquitectura tradicional (rural y urbana), de relacionarnos e interpretar nuestra experien-
así como de otras manifestaciones culturales tales cia colectiva, reforzarían su significado, y con ello
como rituales festivo-ceremoniales, cantes, mitología su continuidad si son contextualizados y sentidos
y narrativa oral, gastronomía, etc. de este modo. No olvidemos que buena par te
del componente de toda "tradición" es precisa-
mente su capacidad para proyectar una imagen
de persistencia significativa, más allá, o por enci-
PATRIMONIO E IDENTIDAD ma, de la hipotética interpretación/explicación de
su existencia: da igual que se fundamente en la
Enfatizando ahora algunos de los aspectos tratados "historia", su utilidad según la función que se les
anteriormente, sería interesante detenernos breve- atribuyera, etc.;y buen ejemplo de ellos son los
mente en este apartado. mitos de origen ya sea de carácter sagrado, ex-
plicaciones de los "caracteres" nacionales, etc.
Cuando hablamos de cultura lo hacemos de un activi-
dades y logros dinámicos, creativos. De este modo, Retomando de nuevo como ámbito territorial y cultu-
los recursos medioambientales y las experiencias his- ral a Andalucía, la problemática seguida en el interés y
tóricas, han ido conformando a través del tiempo estudio sobre su Patrimonio Etnológico no ha sido
modos muy diversos de responder a lo que, en prin- sustancialmente distinta a lo ocurrido en otros lugares
cipio, pudieran haber sido similares necesidades bio- del Estado Español a par tir del restablecimiento del
lógicas y sociales. sistema democrático8, y el reconocimiento de la diver-
sidad étnica de los pueblos que engloba dicho Estado,
El resultado, en definitiva, no sería otro que el de la plasmada en el mapa autonómico.
constitución cultural de un "nosotros" que precisa-
mente cobra significado en la relación contrastiva El uso político inicial de la necesidad de definir una
respecto a un ellos que origina un sentimiento de identidad cultural que avalara el proyecto autonómico
autopercepción diferencial. Hablaríamos así de identi- no sobre una mera ficción circunstancial, contó con el
dad étnica, pero también de identificaciones locales recurso consabido (apoyado institucionalmente) tanto
y/o comarcales, enfatizando como señas identitarias de una definitiva revisión de la historia en clave dife-
aquellos rasgos culturales que más (o consideremos renciadora, como de la aportación explícita de la An-
que lo son) nos diferencien por su condición de tropología, aún en su condición de "incipiente" implan-
"propias" o "únicas": pueden ser prácticas económicas tación disciplinar, como ciencia social especialmente
relacionadas con determinadas actividades producti- idónea a la hora de perfilar cuáles son los rasgos dife-
vas como el vino para la población de Jeréz de la renciadores que definen la cultura andaluza9
Frontera, el trabajo del cuero para Ubrique, cerámi-
ca artesana en el caso de La Rambla, etc. pero tam- La "eclosión de identidades", búsqueda de raíces cultu-
bién manifestaciones rituales consideradas singulares rales que avalaran los hechos diferenciadores, aunaría
o de especial relevancia en el caso de la localidad o por igual a "viejas" y "nuevas" nacionalidades ( o etnore-
comarca (danzas rituales -Obejo, Cerro del Andéva- giones ¿respecto a ...?), poniendo especial énfasis en la
lo, Hinojales) cantes (fandangos de Huelva, verdiales manipulación de los conceptos de cultura popular y/o
de los Montes de Málaga etc. ), bien una arquitectura tradicional (J. Prat, 1992). En un proceso que, como es
netamente diferenciada, etc. el ejemplo de Andalucía para algunos autores, tendría
que ver en muchos casos con una etnogénesis en la
Todos los ejemplos (hemos visto que materiales e que el celo interesado de los propios antropólogos
inmateriales) vinculados a ellos constituyen de por sí por generar y ensanchar su campo de acción, ocuparía
manifestaciones de un patrimonio extraordinaria- una importancia destacada (D. J. Greemwood, 1991 )
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Sin embargo, si bien es verdad que en este proceso Por último, si hasta ahora he podido dar la impre-
"conser vación" (en términos museológicos y/o ar- de la potenciación de dichos recursos patrimonia-
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1. No deja de ser significativa la preferencia mostrada, y justifica- ología, etc. Información que abarca no solo el ámbito de la
das, por una u otra comunidad autónoma a la hora de deter- vida cotidiana, sino también importantes facetas de los siste-
minar la calificación de estas leyes como de patrimonio cultu- mas tecnoeconómicos, organización social, representaciones
ral o histórico. Las prioridades dadas al de patrimonio cultural colectivas, etc.
por parte de las “nacionalidades históricas” quedan bien refle-
jadas en los preámbulos de sus respectivas leyes, a partir de 7. Resulta espacialmente interesante el texto de la
sus autoconsideraciones como pueblos/naciones diferencia- “Recomendación sobre la salvaguardia de la cultura tradicional
das, con unas culturas específicas. y popular” emitido por la ONU en 1987, por las formulaciones
explícitas que se hace de las cuestiones relativas a la situación
2. Problemática y planteamientos que no harían sino reavivar lo del patrimonio etnológico. Los términos “tradicional” y “popu-
que desde otras disciplinas se entiende debe ser el campo lar” se aúnan, sin que por ello quedan solucionados definitiva-
de trabajo de la Antropología, y sus diferencias con la mente los problemas en su definición y contenidos, para pene-
Sociología (“presente”) y la Historia (“pasado”). La imagen trar de lleno en su significación cultural, empleando una termi-
que limitaría este campo intermedio a las supervivencias del nología tan sugerente como la de “comunidad cultural”,
pasado, a lo que es el folklore más llamativo vinculado a los “expresiones de su identidad cultural y social”. etc. manifestable
aspectos más vistosos de la cultura (tecnología tradicional, en todos los ámbitos de la cultura material e inmaterial.
religiosidad popular, fiestas, narraciones orales), etc. hoy Igualmente significativa es la alusión a la necesidad de proteger
creo que está del todo superada, aunque en determinados dicha cultura, en el sentido que venimos defendiendo, no como
contextos, incluso vinculados a la antropología como disci- un principio de inalterabilidad, sino frente a a agresión de otros
plina, sigue estableciéndose gradientes en el orden de actua- modelos culturales con unos recursos y medios desproporcio-
ción e interés que no se encuentran muy alejados de algu- nados frente a estas culturas tradicionales.
nos de estos planteamientos iniciales.
8. En las décadas finales del s. XIX (y sin apenas continuidad
3. La condición deudora de esta limitación, reforzada por la durante el siglo XX hasta el colapso general de los estudios fol-
necesidad de reafirmación de determinadas disciplinas que klorista en Andalucía tampoco supondría cambios sustanciales
necesitan de esta “cosificación” precisa como campo de sobre lo que estaba ocurriendo en otros territorios del Estado.
acción, queda patente en algunas de las perspectivas presen- El interés de sus trabajos se centró en la tradición oral (cantes,
tes de conservadores y restauradores: “«Los Bienes cultura- mitos, expresión de los saberes populares mediante refraneros,
les» son objetos, espacios o productos por cuyo valor cultu- dichos, etc.), en menor medida por las “ocasiones ceremonia-
ral, la sociedad manifiesta su interés, derecho y obligación de les”, y muy poco por la cultura material u otro tipo de manifes-
proteger, enriquecer, conservar y llegado el caso restaurar, taciones sociopolíticas. (E. Aguilar, 1.990). Si bien es verdad que
con el fin de ser transmitidos a las generaciones futuras”, sería aquella obsesión romanticista por un pasado de mayor autenti-
un “concepto global y genérico que ha sido posteriormente cidad, de defenderlo de su riesgo de desaparición, y de la
clasificado en diferentes grupos y categorías: Bienes necesidad de recuperar o testimoniar la existencia de unos
Históricos, Bienes Artísticos, Bienes Arqueológicos, Bienes “saberes” que nos hablaban de una cultura popular más sabia,
Documentales y Ambientales. O simplemente clasificados son el buena parte compartidos por muchas de las aproxima-
como bienes muebles e inmuebles” (Mª D. Ruiz de Lacanal, ciones que hoy se hacen acerca de nuestro “verdadero” patri-
1994:39). La crítica a este énfasis objetual, al contenido artísti- monio etnológico; solo que ahora ampliando a facetas que
co y arqueológico dominante, ha sido también muy precisa para entonces (como para nuestro tiempo el presente) eran
desde la Antropología, cuestionando precisamente la obse- una realidad no patrimoniable por su condición de viva y en
sión por la reducción del término bienes a “«cosas» a «obje- plena creación (arquitectura, ingenios tecnológicos, fabricación
tos» (materiales o inmateriales, que más da) a conservar... de productos de uso cotidiano que hoy son parte de las “arte-
alterando su sustancialidad” (LL, Prats, 1993:161) sanías” sobrevivientes, etc.
4. Unesco. Convención para la protección de bienes culturales 9. En 1982 (las primeras elecciones al parlamento andaluz tuvie-
en caso de conflicto armado. La Haya, 14 de mayo de 1954. ron lugar en este mismo año, y en el siguiente se aprueba el
Definición de Bienes Culturales. Definición centrada principal- Estatuto de Autonomía) se celebra el Primer (y hasta ahora
mente en la defensa de los “monumentos” arquitectónicos, único encuentro con estas características y apoyo institucio-
artísticos o históricos, lugares arqueológicos, conjuntos de nal) Encuentro de Antropólogos Andaluces en Jerez de la
construcciones con interés histórico o artístico, obras de arte, Frontera. La lectura de los textos presentados refleja en
manuscritos, libros y demás objetos de interés artístico, histó- varias de las comunicaciones el papel que se le debe atribuir
rico o arqueológico. Dejaría fuera lo que hoy entendemos a la Antropología en el estudio de los componentes estructu-
por patrimonio etnológico, recogiendo principalmente la idea rales que definen la identidad cultural andaluza, así como en
más clásica de bienes, considerados relevantes, ligados a las el refuerzo de la toma de conciencia de dicha identidad. Baste
producciones humanas a través de la historia y su significado como ejemplo de la intencionalidad global del encuentro, las
o valoración documental y/o artística. palabras de introducción que, en la publicación de las actas,
realiza el profesor S. Rodríguez Becerra. (1984)
5. Unesco. Convención concerniente a la protección del patri-
monio mundial cultural y natural. París, 16 de noviembre de 10. Lo que no significa un olvido total. Son relativamente abun-
197. Definición de bienes culturales más amplia, englobando dantes los trabajos que han tomado como objeto de estudio
como patrimonio cultural los monumentos, conjuntos arqui- las tecnología y bienes muebles e inmuebles relacionados con
tectónicos y lugares (obras del hombre o del hombre y la actividades económicas tradicionales. Y son numerosos los
naturaleza) con valor excepcional desde un punto de vista trabajos acerca de los comportamientos festivo-ceremoniales,
histórico, estético, etnológico o antropológico. Aunque con sistemas asociativos y prácticas de religiosidad popular.
una definición muy limitada y menos precisa que en el caso
de los componentes culturales vinculados al arte, historia y 11. Poco menos que de referencia obligada en todo plan de
arqueología, las variables de interés etnológico y arqueológico acción integral que tenga que ver con el desarrollo rural,
nos aparecen ya reconocidas y consolidadas. sobre todo si cuenta con el apoyo financiero del programa
europeo Leader. Buen ejemplo de ello es el interés con el
6. El interpretado como “texto”, equiparable en la información que queda reflejado en las publicaciones trimestrales de este
que nos puede suministrar a cualquier otro de los docu- programa europeo, y muy concretamente en la nº 8 (1994)
mentos históricamente aceptados como depositarios o testi- dedicado a “Cultura y desarrollo rural”. Ver también el trata-
monios del devenir histórico. El recurso a la etnografía, al miento que recibe el nuevo turismo que se generaría en
conocimiento y análisis de nuestro patrimonio etnográfico, torno a esta revitalización del patrimono etnológico en los
nos puede aportar una información de extraordinaria valía, planes de desarrollo turístico auspiciados por la Junta de
no siempre registrada en los textos documentales formal- Andalucía (Plan dia. Plan de Desarrollo Integral del Turismo en
mente reconocidos y aportados por la historiografía, arque- Andalucía. Junta de Andalucía, Sevilla. 1993)
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12. Por lo demás propio de todo elemento cultural, incluido el los sistemas de cultivo en la última centuria: lagares-almaza-
más “tradicional” que podamos considerar. Con frecuencia ras-cortijadas de dehesa; igual podemos decir de otras prác-
pretendemos “fijar” un uso que no es sino el “último de los ticas sociales como es el caso de la evolución en el origen y
conocidos”. Buen ejemplo de ello sería la revisión de la significado de los cantes flamencos, diversidad de modelos
dinamicidad con la que determinados caseríos se han ido de asociacionismo formal e informal, rituales que han refleja-
adaptando a los cambios drásticos habidos en Andalucía en do las relaciones colectivas, etc.
Bibliografía referenciada