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Patrimonio Etnológico
Problemática en torno
a su Definición y Objetivos

La cuestión acerca de cómo debe adjetivarse el término patri-


monio, si "artístico", "histórico", "cultural", etc. parece en principio
Juan Agudo Torrico una problemática de carácter nominalista. Sin embargo, al igual
que pocas palabras dotadas de significación se reducen a meros
términos descriptivos, el uso, la elección consciente, que haga-
Dpto. de Antropología Social
mos de una u otra adjetivación creo que rebasa lo que sería esta
Universidad de Sevilla limitación a una cuestión formal, para definir u orientar el sentido
prioritario de lo que debemos entender por patrimonio.

La abundante producción literaria de los últimos tiempos refle-


jan bastante bien esta cuestión. Y que no es una mera proble-
mática de formas o de niveles de abarcabilidad, lo podemos ver
reflejado en la propia legislación que desde ámbitos autonómi-
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cos se está generando: la asepsia del término "histó- mitir toda la riqueza de un colectivo (cultura) en
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rico", definiendo la variable tiempo, fundamentalmen- los entresijos de los recursos cotidianos creados
te pasado, como dominante, se convier te en una para subsistir y reproducirse en los sentidos más
afirmación de la consideración de tales bienes cultu- amplios de tales términos: en los modos como
rales patrimonializables como referentes identitarios han sido cubier tas sus necesidades biológicas, se
(como testimonios que nos hablan de una determi- han organizado políticamente, y han expresado
nada identidad cultural, ya sea en su proceso históri- sus creencias y valores.
co de construcción o en la plasmación de unas prác-
ticas culturales definidas) cuando es sustituida por la De este modo, cuando hablamos de patrimonio
adjetivación de "cultural" 1. etnológico lo hacemos de cultura en el vasto sen-
tido de la palabra, al margen de la acotación que
Los intentos de zanjar la polémica han buscado un queramos, o seamos capaces de hacer, de los ele-
consenso, no por ello menos ideológico ni aséptico, mentos de la misma que consideremos más rele-
que fuera lo más globalizador posible. Hasta llegar a vantes. Afirmación nada nueva en lo que supone
proponer que se deje simplemente el término "patri- considerar la variable etnológica como el punto
monio" sin más, evitando las limitaciones y contradic- de partida desde el que desarrollar una definición
ciones que conllevaría una u otra calificación añadida. integral del patrimonio: ha sido y es la selección
Incluso para otros autores es la propia idea de patri- que todo colectivo realiza de las posibilidades
monio la que deber ser revisada: ya sea por que es apor tadas por el entorno ecológico-cultural en
una mera construcción ideológica generada para jus- que se desenvuelve, en razón de su propia expe-
tificar unos determinados modelos de identidades, o riencia histórica, la que dota de significado a los
porque abarcaría a la totalidad de la cultura en sí (LL. demás referentes; sea cuales sean las otras varia-
Prat. 1993, 1996) bles temporales o estéticas que puedan también
confluir sobre los mismos.
Y es dentro de esta amplia problemática que, tal y
como hemos dicho, creo que tiene muy poco de Planteamiento que no supone ningún problema
mero nominalismo, desde la que vamos a intentar en sí por cuanto lo que se pide es que se tenga
acercarnos más que a una definición, a las cuestiones en cuenta la apreciación de su significación cultu-
planteadas sobre la dificultad que conlleva aplicar el ral, además de la estrictamente funcional o estéti-
concepto de cultural tal y como es entendido desde ca, a la hora de considerar cualquier otro bien
la Antropología, y su acotación específica a un terri- histórico: usos simbólicos, manifestaciones de la
torio sobre el que un colectivo ha ido conformando, estructura social en la que surgen y grupos socia-
en el transcurso del tiempo, un complejo sistema les a los que van destinados, evolución en estos
cultural diferenciado y diferenciador respecto a otros usos y funciones. El problema que siempre se ar-
colectivos. En este último caso es cuando hablamos guye a la hora de la aplicación "práctica" de esta
de patrimonio etnológico, como el conjunto de estos definición surge cuando reducimos dicha aplica-
componentes diferenciadores, sea cual sea el sopor- ción al término de protección, haciendo que la
te sobre el que se manifiesten . complejidad en los métodos de aplicación (defini-
ción de objetivos, acotación de los campos de
Es por ello que la intencionalidad de este artículo re- trabajo) terminen por pretender invalidar, o redu-
sulta bastante difícil por dos razones fundamentales: cir notablemente, la aplicación y uso de esta va-
riable etnológica fundamental. ¿Qué proteger? y
a. Una definición precisa de patrimonio etnológico ¿cómo hacerlo?, se convier te en este sentido en
sería muy difícil de hacer, al no poderse acotar, ni algo muy complejo dada la diversidad de los cam-
aún con la relatividad de las valoraciones estéticas pos de acción sobre los que trabajar con lo que
o historicistas con las que se definen otros bienes no nos sir ve un único método: no es lo mismo
culturales, los objetos sobre los que actuar de que plantear la pervivencia y/o recuperación de
forma más o menos mecánica. No basta con que determinadas actividades tradicionales, que de
determinados "conocimientos", "actividades", una arquitectura tradicional, de rituales y formas
"prácticas", "saberes", sean expresados de manera festivo ceremoniales con muy diversos grados de
más o menos explícita mediante unos referentes implantación y vitalismo, etc. Es por ello que, ade-
materiales o inmateriales, sino que su significación más de que la variable etnológica deba ser reivin-
cultural va a adquirir relevancia en razón de valo- dicada a tener en cuenta en las medidas a seguir
raciones de no fácil precisión, como las de ser en relación con otro tipo de bienes culturales,
"expresiones relevantes de ...", forma par te de la cuando hablemos de protección de nuestro patri-
"cultura tradicional", ser "transmitidas consuetudi- monio etnológico debemos de entender por ello
nariamente", etc. Con lo que el reconocimiento tanto la aplicación más restrictiva y directa que se
incuestionado de su significación y necesidad de puede hacer de este término en relación con los
ser tenidos en cuenta, entrará en conflicto con la testimonios que nos quedan de unos modos de
amplitud del campo de aplicación y la impor tan- vida desaparecidos o en procesos de extinción,
cia que debe darse no sólo a las manifestaciones como otra más extensa (investigación y difusión)
específicas en las que puedan ser visualizables que implica la valorización de aquellas otras mani-
(bienes muebles e inmuebles, rituales, informa- festaciones que sin estar sometidas a ningún ries-
ción oral, etc.), sino por su capacidad para trans- go, son sin embargo par te de un legado cultural
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que articula los modos específicos como nos vin- sería atentatorio contra la dinámica inherente a

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culamos y reproducimos las relaciones con nues- toda cultural, las acciones claramente diseñadas
tro entorno sociocultural. para modificar las valoraciones y expectativas de
futuro y reproducción de dichas manifestaciones
Otra cosa es la obsesión en "qué proteger" y culturales (da igual que sean materiales o inma-
hasta que punto ello iría en contra del principio teriales) sí reflejarían y testimonian dicha dinami-
de la dinámica cultural inherente a todo hecho cidad cultural, encubier tas ideológicamente con
cultural. Desde luego son cuestiones que ya se las valoraciones positivistas de desarrollo, mo-
dan por resueltas cuando se refieren a otros ám- dernidad, etc.
bitos de la "historia", la "arqueología" o del "arte",
y que sin embargo, yo diría que en razón de otra b. En segundo lugar, en relación con lo dicho en el
más de las dependencias que la aplicación de las apartado anterior, no siempre se tiene en cuenta
variables antropológicas siguen teniendo de los que cuando hablamos de patrimonio etnológico lo
modelos de referencia consolidados en otras dis- hacemos, en el sentido literal de la palabra, de un
ciplinas, cuando se refiere a esta valoración etno- patrimonio vivo: bien por formar parte de un pasa-
lógica va a chocar con bastantes objeciones. Sin do inmediato, del que se ha visto su sustitución
embargo, al margen de las discusiones teóricas, la por nuevos usos (nuevas tecnologías, nuevos con-
propia práctica si es ejercida desde la actividad ceptos de la vivienda, nuevas formas de percibir los
profesional consciente, fija unos límites precisos, tiempos festivo-ceremoniales, etc.), o bien por ser
operativos, en lo que entendemos por patrimo- aún una tradición en uso, y como tal formar parte
nio etnológico en razón de qué finalidades de de un entorno cotidiano al que no obstante se
conocimiento, protección, investigación y difusión aplica unas valoraciones que pueden llegar incluso
se pretenda. a considerar negativa su presencia para el "desa-
rrollo" de la colectividad o intereses privados.
Por lo tanto, afirmación en la que seguiremos in-
sistiendo, no hay contradicción alguna entre las Buen ejemplo de ello, por citar un solo caso, es
ideas de necesidad de "protección" de nuestro lo que ocurre con nuestra arquitectura tradicio-
patrimonio, y la de dinamicidad cultural. Proteger nal en uso, con las limitaciones jurídicas de todo
no es sólo amparar algo, o pretender hacerlo, tipo que implican cualquier principio de actua-
dentro de una imagen de inamovibilidad, sino ción, y la percepción fuer temente negativa que
también conocer y determinar los diferentes ni- tienen de la misma quienes las siguen utilizando;
veles de significación de los que participa dentro lo que la hace estar en una situación de extraor-
de nuestro entramado cultural aquello que pre- dinario riesgo. Ante esta situación, las soluciones
tendemos proteger, contribuyendo a su repro- que se propongan tienen que par tir, si se quiere
ducción y valorización. Como tampoco nos vale tener un cier to éxito, de un proceso de rese-
la falsa separación, a la hora de priorizar e inclu- mantización de su significación arquitectónica,
so determinar dichos criterios de protección, en- perfectamente compatible con la necesarias me-
tre lo material e inmaterial; separación que care- joras en las condiciones de habitabilidad, que
ce de sentido si de lo que tratamos es de reflejar modifique en positivo la propia percepción que
no solo la funcionalidad económica o sociopolíti- de estas viviendas tienen quienes las habitan.
ca del elemento cultural seleccionado, sino del Cualquier otra medida que vincule protección a
conjunto de valores inherentes a cualquier mani- meras acciones coercitivas, no nos quepa la me-
festación resultante de las prácticas más inmedia- nor duda que será transgredida.
tas en el campo de los económico, sociopolítico
e ideológico; si es que podemos hacer, que no lo Tanto en este caso como en otros que podemos
creo, esta misma separación tajante entre dichos poner acerca de actividades festivo-ceremoniales,
subsistemas. formas asociativas, actividades industriales que
han dejado de proveernos de objetos antes im-
Por otra parte, también es preciso señalar como prescindibles en nuestra actividad cotidiana para
frente a las aprensiones que se manifiestan ante pasar a engrosar el mundo de las "artesanías", etc.
estas pretensiones de preservación o recupera- hablamos de unos entornos vivos que siguen ac-
ción de lo que han sido manifestaciones propias tuando como nexos visualizables entre pasado y
de nuestra forma de ser en un pasado no muy presente; y, sin defender ningún principio de inal-
lejano (acciones que irían en contra de la diná- terabilidad, cabría preguntarnos en muchos casos
mica cultural), no hay, sin embargo, objeciones a hasta que punto la apuesta por su pervivencia es
las crecientes dificultades que para el desarrollo un anacronismo (?) cuando además de nuevas
y reproducción de estas mismas manifestaciones posibles funciones que doten de valor, en térmi-
culturales nos estamos encontrando en los dise- nos económicos, a lo que se obtenga de su activi-
ños de los nuevos modelos de espacios arqui- dad, siguen a la vez testimoniando una historia y
tectónicos, organización de las actividades pro- modos de vida de los que somos herederos: su
ductivas, potenciación de modelos de ocio valor simbólico no debe ser desdeñado, por el
altamente consumistas, etc. con resultados que contrario, debe tenerse en cuenta al igual que se
pueden ser cuestionables en muchos aspectos. hace en la defensa de otros tipos de bienes cultu-
Con la salvedad de que mientras que lo primero rales sobre los que es preciso volcar buenas dosis
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de imaginación si queremos reconstruir, imaginar, De no ser así, con lo que de nuevo nos encontra-
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lo que fue a partir de lo que queda. mos es con la aplicación, más o menos explícita, de
un doble varemos según hablemos de Cultura
Lo más lamentable es que en muchos contextos, (con mayúscula) o cultura (con minúscula). Sor-
incluso dentro de este ámbito de los bienes etno- prende el paso del nivel de la teoría aceptada, que
lógicos, los únicos criterios valorativos siguen sien- defiende la inexistencia de cualquier gradientes en
do la ya consabida "antigüedad", "singularidad", o la aplicación del concepto de cultura, al de una
"monumentalidad". Ha sido preciso que determina- práctica, que no pocas veces desmiente lo anterior.
das actividades pasen a ser marginales, que tras los
cambios tecnológicos los testimonios que nos que- De este modo, por seguir con el campo de la ar-
dan del pasado se reduzcan drásticamente, etc. pa- quitectura, a nadie sorprende que una vez ratifica-
ra que aparezca el interés por los mismos. En una do el criterio de "monumentalidad", "antigüedad"
palabra, que pasen a formar par te del objeto de y/o "singularidad" de un determinado edificio no
interés de las disciplinas clásicas que han hecho del haya objeciones a tomar las medidas que sean pre-
pasado una fuente primordial de sus objetos de es- cisas, (con los consiguientes costes), para su "res-
tudio 2; entendido este concepto temporal en el tauración"/reconstrucción, a veces desde un estado
sentido más restrictivo, de hechos que pertenecen de ruina que nos obligaría más a hablar de reedifi-
ya a un "pasado histórico", fuera por completo de cación. La pregunta que desde la perspectiva etno-
los usos y prácticas del presente, igualmente histó- lógica nos haríamos es ¿cuales deben ser los crite-
rico. Un ejemplo de lo que estamos diciendo pue- rios que nos permitan demandar para los bienes
de ser significativo: habría que preguntarse hasta considerados etnológicos un trato de igual nivel?.
que punto el creciente interés por los testimonios
de unos usos tecnoeconómicos (instrumentos, úti- Aunque de lo que parece no caber duda es de
les, edificaciones) mantenidos hasta un pasado no que la variable etnológica, formalmente, comienza
muy lejano, está siendo objeto de un creciente a tenerse en cuenta como valor añadido para
atracción patrimonialista no desde un enfoque et- acrecentar el interés por estos otros bienes cultu-
nológico, sino en la medida en que han pasado a rales: los términos de "valor etnográfico", "seña de
acentuar su significación entre los objetivos rele- identidad", etc aparecen ya con soltura en los tex-
vantes para disciplinas como la arqueología (arque- tos que argumentan la importancia de uno u otro
ología industrial), arquitectura (arquitectura popu- bien patrimonial; lo que hace falta es que junto a
lar), e incluso la historia. Haciendas, molinos, la terminología aparezcan los profesionales que las
cortijos, etc. han adquirido una relevancia inusitada utilizan en sus métodos de análisis e interpretacio-
siguiendo una moda que, sin que ello cuestione la nes de la realidad social. Y aún mucho mejor es
valía y necesidad del estudio y preservación de es- que se hiciera realidad el espíritu que aparece en
tos testimonios culturales, dejan de lado otros ele- la legislación sobre patrimonio más reciente, don-
mentos de nuestro pasado-presente igualmente de se atribuye el mismo rango a todos los bienes
significativos; aunque tal vez más difíciles y proble- culturales. Sería interesante, por seguir con los
máticos de catalogar y "proteger". ejemplos arquitectónicos aunque usados ahora
como metáfora, que cuando se valore y restaure
En muchos casos, el criterio seguido has sido, sim- un palacio, además de la consabida preservación
plemente el de desaparición=revalorización. La de la fachadas, patio, escalera monumental, capillas
cuestión es establecer la relación entre ambas varia- y salones nobles, también se respeten las depen-
bles, cuándo se considera que han desaparecido los dencias de los sir vientes, almacenes, despensas,
suficientes bienes culturales como para que el resto cuadras, etc. y no que se sigan considerando estos
adquiera la condición de testimonios singulares dig- espacios arquitectónicos como meros espacios
nos de ser protegidos. La afirmación que hay "dema- funcionales que pueden desaparecer sin que por
siados ...." para tomar determinadas medidas de pro- ello se dañe la integridad y valor del edificio.
tección, es muy significativa, primero como si toda
medida tuviera que ir necesariamente unida a ingen-
tes costes económicos para la administración, prefi-
riendo así obviar el problema en lugar de estudiar CULTURA Y “PATRIMONIO MODESTO ”
otras medidas que incentiven el interés de sus pro-
pios propietarios en la conservación de estos bie- Hablar de patrimonio desde una perspectiva cultural,
nes; y en segundo lugar, no creo que el criterio de presupone rebasar con creces la mera acepción de "bie-
cantidad deba de considerarse como una variable nes heredados" para penetrar de lleno en un contenido
(¿se tiene en cuenta a la hora de conservar los casti- ideológico, no desdeñable por sus implicaciones tanto
llos, ermitas, yacimientos arqueológicos, obras de ar- políticas como de prefijación de lo que se considera son
te pertenecientes a un determinado autor, etc.?) y sí los componentes diferenciadores de un colectivo dado.
todos aquellos otros criterios cualitativos que hagan De forma aislada, descontextualizada, los términos
o no relevante su conservación según su significa- patrimonio y bienes, no tienen demasiado sentido.
ción cultural, niveles de integridad de los elementos Ambos nos remiten a un aspecto de continentes en
conservados, etc. Una vez establecidos estos crite- los que puede caber todo. Al mismo tiempo, el mo-
rios, deben valer para cualquier bien etnológico al do histórico como se ha ido perfilando desde esta
que se pretenda aplicar. globalidad abstracta y, en cierta medida, indefinida, la
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consideración de qué bienes "históricos" debían ser tualización" de todo elemento cultural que entre

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seleccionados y convertidos en referentes a conser- dentro de esta categoría, sigue, sin embargo, encu-
var, conlleva también un fuerte contenido ideológico, briendo un limitado componente historicista: perío-
en tanto que toda selección de aquellos elementos do-estilo, y, a lo sumo, ámbito de uso tecnoeconómi-
de una cultura que adquieran la consideración de re- co o ideológico como su uso religioso, valoración
levantes (y por lo tanto dignos de ser conocidos y estética, etc. Clasificaciones marcadamente reduccio-
preservados = patrimonio) se hará siempre en con- nistas deudoras aún del énfasis puesto en la "cultura
textos sociopolíticos específicos. Los criterios de material"3, reproduciendo la consabida falsa diferen-
"objetividad temporal" –"las antigüedades" del pasado ciación entre cultura material, organización sociopolí-
que sustentaron desde sus comienzos los afanes co- tica y representaciones ideológicas, y no la realidad
leccionistas que derivarían en los primeros museos– , de la interrelación entre dichos niveles y la necesidad
unido a la más difusa y "subjetiva" de la valoración es- de contar como una variable fundamental con el
tética, han servido, hasta hoy, para avalar todo proce- componente sociosemiótico de toda cultura. Com-
so de selección, procurando crear todo un corpus ponente que es en definitiva el criterio que ha de es-
teórico-metodológico (desde el s. XIX) que justifica- tablecer tanto la diferenciación entre culturas, como
ra la cientificidad de las decisiones a tomar a la hora los procesos de identidades que quiebran cualquier
de hablar de "obras de arte", "monumentos", "docu- relación determinista medio/cultura, generando la ri-
mentos históricos", etc que fueran meritorios de ser queza en matices que dotan de significado cualquier
conservados (Mª. D. Ruiz de la Canal, 1994). manifestación del ser humano, incluidas las conside-
radas entre las meramente tecnoeconómicas.
De hecho, la fuerza de estas primeras valoraciones
acerca de los sopor tes dominantes sobre los que Con lo que la idea de patrimonio etnológico, rebasa-
sustentar que bienes culturales se considera que de- ría el corsel objetual anteriormente referido, para
ben preservarse, sigue vigente hasta el presente. Bas- penetrar de lleno en un concepto de cultura globali-
te observar el interés y especial relevancia dada des- zador (desde luego manifiesta en acciones humanas
de la administración a una idea de patrimonio que insertas en un código complejo pero específico) co-
sigue entendiéndose, fundamentalmente, en cuanto mo testimonio dinámico de la misma. Consecuente-
patrimonio ar tístico (ya sean bienes muebles o in- mente, dicho patrimonio no sería sino un constructo
muebles) y arqueológico, y en menor medida, docu- sociocultural con unas dimensiones históricas muy
mental y bibliográfico; favorecido en buena parte por precisas, y por lo tanto revisables en un doble nivel:
su adecuación a los estereotipos de ordenación y en la percepción de los procesos que lo han origina-
preservación museológica o archivística. do, y en los subsiguientes procesos selectivos en su
continuidad, adaptación y cambio de significados/fun-
Es por todo ello, refiriéndome en concreto al caso an- ciones. En una palabra, y empleando términos muy al
daluz, que mientras la existencia de especialistas en ar- uso cuando hablamos de patrimonio, aunando en su
queología, arte, y arquitectura, constituyan una obliga- conocimiento la idea de tradición/continuidad, con la
da presencia en cualquier centro administrativo de dinámica cultural.
relacionado con el ámbito de la "cultura"; no ocurra
siempre lo mismo con representantes de las otras dis- De este modo se cuestionarían dos de las considera-
ciplinas y que debieran avalar las acciones a realizar en ciones más comunes al hablar (o más bien pensar en)
los demás ámbitos del patrimonio histórico reconoci- de patrimonio etnológico: su percepción "arqueolo-
do en la propia legislación. Así ocurre con el patrimo- gista", priorizando el interés por los componentes cul-
nio etnológico (recogido como "patrimonio etnográfi- turales que testimonian (o creemos que lo hacen) un
co" en la Ley Andaluza de Patrimonio Histórico de pasado en vías de extinción, con la consiguiente aure-
1991), presente en buena parte de los discursos cul- ola de "autenticidad", singularidades frente a la homo-
turalistas en las diversas administraciones autonómicas, geneización del presente, etc.; y en segundo lugar, lo
pero que de hecho no cuenta con la representación que creo más impor tante, ver tebrando la necesaria
que le debiera corresponder dentro de los organigra- relación entre patrimonio e identidades/diferenciación
mas de gestión de dicho Patrimonio Histórico. étnica. Entendiendo esta identidad étnica igualmente
como el resultante de un proceso histórico (alejado
El texto que desarrolla esta ley, en lo referente a de cualquier imagen esencialista de una identidad inal-
nuestro patrimonio etnográfico, no haría sino ampliar terable a través de los tiempos) en el transcurso del
la perspectiva abierta en la Ley de referencia del Pa- cual se ha ido conformando una cultura diferenciada,
trimonio Histórico Español de 1985, sin que por ello diversificada en sus ritmos de adaptación a las situa-
menguaran, como después indicaremos, las dificulta- ciones cambiantes en los diferentes niveles de nues-
des metodológicas para su precisa aplicación; dificul- tro entorno social. De ahí la importancia de enfatizar
tades que en ningún caso deben restringir dicha ac- el componente etnológico de nuestro patrimonio cul-
tuación a los aspectos materiales (C. Rioja López, tural, por su capacidad para testimoniar tantos los
1996) deducibles de la misma, ni, lo que todavía sería elementos singularizadores de un pasado/presente,
peor, reducir su formulación a la simple categoría de como la totalidad del complejo cultural que ha sido
una declaración de principios. instrumentalizado de forma precisa para dar respues-
ta a los nuevos retos impuestos por toda dinámica
La obligada referencia, sea cual sea la disciplina que cultural; sin que por ello dejemos de reproducimos
aborde la cuestión, acerca de la necesaria "contex- como colectivo diferenciado.
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Distinto es el hecho de la necesidad de compatibili- plinar, sino de un cambio radical en la percepción de


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zar esta imagen de la cultura como totalidad con la la cultura como globalidad. De golpe penetrarían de
realidad más prosaica de aplicar los limitados recur- lleno en estas definiciones del interés patrimonial a
sos disponibles a la hora de tomar medidas precisas conocer y proteger, dos terceras partes (no precisa-
en la defensa de este patrimonio. Lo que no deja de mente proporcionales) de los componentes del en-
ser un falso problema: es la propia dinámica cultural torno cultural del ser humano: el natural (entendido
la que termina por imponer qué componentes per- tanto como espacios vírgenes como en su acepción
duran a través del tiempo (son tradicionales) y cuales de territorio antrópico de especial significado históri-
de las nuevas aportaciones son resemantizadas e in- co-cultural), y el etnológico donde se insertan las ac-
tegradas dentro de este sistema cultural, con lo que tividades y logros (materiales e intelectuales) que po-
la amplitud con la que debe entenderse el concepto dríamos considerar cotidianos y que forman parte del
de defensa de este patrimonio debe incluir tanto las bagaje que ha dotado de una identidad diferenciada a
medidas de protección específicas que garanticen la los colectivos que general y reproducen lo que deno-
pervivencia testimonial de un pasado irreproducible, minamos cultura en términos antropológicos. La ter-
como de la búsqueda de alternativas que puedan ga- cera parte que nos faltaría, ha estado suficientemente
rantizar la continuidad de otros bienes culturales en representado a lo largo del tiempo, y tiene que ver,
situaciones de riesgo, y desde luego no hay que ha- expresado de manera esquemática, con los frutos de
cer nada cuando la propia vitalidad de otros elemen- la que podríamos denominar "cultura dominante",
tos siguen siendo precisamente los medios que per- que incuestionablemente ha de tenerse en cuenta,
mite la readaptación continuada de dicha cultura pero que no es la única.
(individuos y grupos sociales que la componen) a
nuestro entorno cotidiano. Lo que no significa plan- Sin embargo el enfoque, necesariamente general desde
tear una defensa (sistema educativo, conocimiento y el que se partía, ha desembocado con relativa frecuen-
difusión, propiciación de las condiciones materiales cia en una mera ampliación de la idea de monumentali-
que favorezcan su reproducción) no menos activa de dad o excepcionalidad de los bienes a proteger y difun-
estos modelos culturales frente a las acciones, igual- dir. Cuando por el contrario, en el desarrollo del
mente activas, que inciden en su contra. concepto de "etnológico", volvemos a insistir, la singula-
ridad debe dejar paso a la contextualización y valora-
Otro tema, en relación con algunos de los aspectos ción de estos elementos culturales desde la perspectiva
referidos, ha sido y es el hecho de que la selección de de los procesos históricos a través de los cuales un co-
las manifestaciones culturales a priorizar ha supuesto lectivo ha perfilado lo que hoy constituyen sus referen-
en muchos casos "crear" prioridades que pretenden tes identitarios. No se trata por lo tanto de enfatizar en
apuntalar imágenes identificatorias puede que de ne- exclusiva dicho componente etnográfico más o menos
cesario consumo político, pero desde luego ni se atie- singularizable, sino de la valoración de cada componen-
nen a todas las realidades posibles ni se pueden sus- te cultural en relación con su significado en cuanto a los
tentar sobre criterios de esencialismo/continuidad modos de vida, valores, sentimiento de autopercepción
("demostrado" por el patrimonio conservado) del to- etc. del colectivo que ha generado y usa dicho patrimo-
do cuestionables. Por el contrario, si no olvidamos los nio; que pasa así a convertirse en testimonio de su me-
límites precisos que nos marca el tiempo y los hechos moria colectiva. En definitiva, todo lo que ha contribui-
histórico-culturales que han tenido lugar en su trans- do a generar un nosotros diferenciado.
curso, la idea de este legado patrimonial saldrá no so-
lo reforzada, sino que nos mostrará su operatividad en De este modo, al igual que podemos hacer un uso
la construcción cultural del presente simbólico de otros referentes culturales aislables co-
mo marcadores étnicos (ya sea la interpretación de
Así pues, recapitulando sobre lo dicho, los concep- nuestra historia, paisaje y territorio, etc.), las formas
tos de "bienes culturales" 4 y "patrimonio cultural" 5 , peculiares como dicho colectivo ha adaptado o crea-
con todas las limitaciones referidas pero como com- do los medios tecnoeconómicos necesarios para sub-
ponentes culturales a proteger, está hoy suficiente- sistir, e interpretado sus experiencias histórico-cultu-
mente extendida y asumidas en su necesidad como rales, forma un bagaje , envuelto en la idea de
para no seguir insistiendo en ello. La cuestión ha tradición, de elaboraciones vernáculas, que genera un
surgido cuando se le añade a dichos conceptos de fuerte sentimiento de continuidad, dotando los cam-
patrimonio el calificativo de etnológico, con el con- bios sociales de referentes culturales muy precisos.
tenido ideológico que ello conlleva en cuanto nos
aparece la variable de bienes patrimoniales valora- Hablaríamos de un patrimonio vivo, evocador de una
dos no tanto por su antigüedad, valor estético, etc. memoria colectiva, con sentido sólo si es contextuali-
como por su significado étnico. zado6 dentro de esta variable étnica y, lo más impor-
Cronológicamente la introducción formal de la nueva tante, como verdadero "núcleo de orden" (M. Weis-
variable de "interés etnológico"(1972) es muy poste- man, 1994) al establecer un punto de referencia entre
rior a la definición de bienes culturales (1954) en su pasado y presente.
acepción más clásica; apareciendo unida (la acepción
de bienes antropológicos y etnológicos), de forma Entendido así, el concepto de patrimonio etnológico
significativa, a la de bienes naturales. Circunstancia a adquiere un valor globalizante no suficientemente te-
reseñar si tenemos en cuenta que no se trata de un nido en cuenta, más allá del ámbito teórico, por
mera matización terminológica o especialización disci- cuanto no siempre es fácil plasmarlo en las estructu-
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ras reglamentadas que deben ar ticular los procedi- máxime cuando rebasamos el campo de lo estricta-

DOSSIER Patrimonio etnológico


mientos a seguir en todo bien a valorar y proteger. mente material (y en este caso lo reducimos a aque-
De hecho, la propia definición de "patrimonio etno- llo en peligro de extinción, o de lo residual como
lógico" conlleva a priori el establecimiento de unos muchas de las denominadas "ar tesanías") y penetra-
criterios valorativos en cuanto su significación cultu- mos en el de la "cultura inmaterial".
ral a los que no siempre es posible aplicar los princi-
pios de automaticidad con los que, con bastante fre- La ley andaluza de 1991 sobre Patrimonio Histórico
cuencia, se juega en otras disciplinas (antigüedad, de Andalucía hace desaparecer esta matización de
valores históricos, monumentalidad, etc. ). Sobre to- "cultura tradicional" y extiende el campo de acción a
do cuando rebasamos el ámbito de la "cultura mate- "los lugares, bienes y actividades que alberguen o
rial" para penetrar en el de los componentes cultura- constituyan formas relevantes de expresión de la cul-
les de carácter inmaterial. tura y modos de vida propios del pueblo andaluz"
(art. 61). Sin que por ello se elimine la polémica, deri-
La labor de los antropólogos en este sentido es fun- vada ahora de la amplitud de dicha formulación que
damental a la hora de matizar los propios términos dificultaría las políticas de acción en las delimitación de
con los que, a su vez, se han querido perfilar el con- los bienes a proteger (necesidad previa de definir su
tenido de dicho patrimonio etnológico: tales como "relevancia"), o bien su aplicación estricta conllevaría
los de "tradición", "cultura tradicional"7, "cultura po- enfoques inmovilistas, contrarios a la dinámica propia
pular", etc. Definiciones que juegan con valoraciones de todo proceso cultural.
ideológicas creando las imágenes contrapuestas de,
tradicional/moderno, inmovilismo/dinamicidad, etc. Sin embargo, el ar tículo 63 de esta misma ley de
que deben ser cuestionadas desde un principio. Pero 1991, matiza la anterior definición haciéndola más
que no obstante nos obligan a pensar y establecer operativa a efectos del conocimiento y protección
otros criterios sustitutivos que sustenten los marcos pretendida por la ley: manteniendo la consideración
de definición y acción sobre este patrimonio. Perso- de que han de constituir manifestaciones relevantes
nalmente creo que no está tanto en buscar estas de- de la identidad andaluza, el interés preferente se cen-
finiciones como en analizar los componentes que traría en aquellos conocimientos o actividades en peli-
han dotado de sentido la identidad diferenciada en gro de desaparición.
cada colectivo étnico.
En todo caso, plantear la cuestión crítica acerca de la
La propia legislación no ha sido ajena a esta polémica dificultad de delimitar lo que debe considerarse rele-
y a la dificultad de delimitar los campos de acción so- vante, sobre quienes deben determinar dicha signifi-
bre los bienes patrimoniales de carácter etnológico. cación, cómo distinguirlos de lo no relevante, etc. su-
Si la ley de Patrimonio Histórico Español de 1985 re- pone cuestionar unos criterios etnológicos (y a la
conocía explicitamente, por primera vez, que forma- disciplina antropológica que recurre de forma profe-
ban parte de dicho patrimonio los "bienes muebles e sional a la definición y uso de dichos conceptos), y la
inmuebles y los conocimientos y actividades que son validez de su capacidad de análisis científico. Cuestio-
o han sido expresión relevante de la cultura tradicio- namiento que, sin embargo, no es tal cuando se re-
nal del pueblo español en sus aspectos materiales, conoce a otras disciplinas la capacidad de determinar
sociales o espirituales" (titulo VI) el que después este el "interés" de un yacimiento arqueológico, la califica-
principio no quedara plasmado en el Reglamento ción de "monumento" para una determinada obra ar-
que debía desarrollarlo, refleja la dificultad en la deli- quitectócnica, o la definición como "obra de arte" de
mitación del campo de lo que entendemos por su una escultura o pintura.
objeto de aplicación, en este caso centrado en la de-
nominada "cultura tradicional". La idea de tradición Con otra circunstancia añadida, y no menos significa-
conlleva un pasado pero también un presente; es tiva: la exigencia de unas razones argumentales cuan-
más, su significado deviene precisamente de su acep- do hablamos de patrimonio o interés etnológico su-
tación desde el presente como algo vivo, dinámico, pone un reto (afor tunadamente ya en fase de
capaz de articular y dar un sentido cultural a los ne- superación) no exigible, ante similares situaciones
xos de contacto entre ambos espacios temporales. Y formales de "antigüedad", "función social", "valor his-
en esta aceptación hay siempre un componente fun- tórico", a las otras grandes disciplinas historicamente
damental de continua selección (impuesta por trans- reconocidas. La calificación de "patrimonio menor" o
formaciones tecnoeconómicas o la implantación y "patrimonio modesto" con el que se engloba los lo-
aceptación de nuevos usos y costumbres); por lo gros de lo que ha sido la vida cotidiana de un colecti-
que la propia categoría de "cultura tradicional" se vo, de la forma "popular" o "tradicional" como ha re-
convier te en un "todo" que ha de ser definida (con suelto sus necesidades económicas y sociales, no
un fuerte contenido ideológico) a partir de contex- deja de ser significativa. Es la literatura oral la que de-
tos temporales e intereses sociopolíticos muy preci- be afirmar el valor de su existencia frente a la litera-
sos. La frecuente disparidad entre lo que "sentimos" tura escrita que recoge la narrativa de los grandes
y "consideramos" como tradicional (con bastante fre- escritores, los acontecimientos históricos, o los co-
cuencia aplicándole un sentido de "autenticidad" no nocimientos científicos; la "arquitectura popular" fren-
menos equívoco), y el modo como ello se categoriza te a la "arquitectura de estilo" (para algunos la dife-
para conver tirlo en objeto de estudio, protección y rencia, aún más r adical, sería entre "obr as" y
difusión, sigue siendo una cuestión de difícil solución; "arquitectura"); la denominada ar tesanía frente a la
PH Boletín18 104

producción de arte, etc.. Invalidándose criterios que mente rico, y, lo más importante, vivo. De ahí que al
DOSSIER Patrimonio etnológico

en el caso de determinados bienes muebles e inmue- hablar de patrimonio etnológico enfaticemos dos as-
bles englobados dentro de perspectivas históricas pectos importantes:
y/o ar tísticas, adquieren el valor de reconocimiento
como bienes a preser var prácticamente de forma a. La necesidad de su conocimiento, estudio, y difu-
automática, en razón de su "antigüedad (yacimientos sión como el medio más idóneo para garantizar
arqueológicos, castillos, etc.) procedencia o institu- su preser vación. Con los condicionantes y cir-
ción que los genera (fuentes documentales de archi- cunstancias, a las que hemos hecho referencia,
vos) o características arquitectónicas que presupo- que envuelven la problemática de su definición y
nen una dimensión estética definida (palacios, valoración.
edificaciones religiosas, etc.). De aplicarse por igual a
las expresiones culturales (materiales e inmateriales) b. Enfatizar su ver tiente creativa, dinámica, viva.
que englobamos dentro del patrimonio etnológico Siendo precisamente en este aspecto donde ra-
similares principios de antigüedad, riqueza de infor- dica su preservación. Tanto aquellos componen-
mación en su interpretación como textos documen- tes adscritos a prácticas culturales (saberes y ac-
tales, contenido y valor estético, etc. quedarían pocas tividades tecnoeconómicos, modos de habitat,
dudas (incluidas en muchos casos la variable de "mo- etc.) disfuncionales con respecto a sus "usos" pri-
numentalidad") en cuanto a su inclusión como bienes migenios, como los que continúan sirviéndonos
patrimoniales a proteger buena parte de lo que nos como medios de expresión de nuestras formas
queda de la arquitectura tradicional (rural y urbana), de relacionarnos e interpretar nuestra experien-
así como de otras manifestaciones culturales tales cia colectiva, reforzarían su significado, y con ello
como rituales festivo-ceremoniales, cantes, mitología su continuidad si son contextualizados y sentidos
y narrativa oral, gastronomía, etc. de este modo. No olvidemos que buena par te
del componente de toda "tradición" es precisa-
mente su capacidad para proyectar una imagen
de persistencia significativa, más allá, o por enci-
PATRIMONIO E IDENTIDAD ma, de la hipotética interpretación/explicación de
su existencia: da igual que se fundamente en la
Enfatizando ahora algunos de los aspectos tratados "historia", su utilidad según la función que se les
anteriormente, sería interesante detenernos breve- atribuyera, etc.;y buen ejemplo de ellos son los
mente en este apartado. mitos de origen ya sea de carácter sagrado, ex-
plicaciones de los "caracteres" nacionales, etc.
Cuando hablamos de cultura lo hacemos de un activi-
dades y logros dinámicos, creativos. De este modo, Retomando de nuevo como ámbito territorial y cultu-
los recursos medioambientales y las experiencias his- ral a Andalucía, la problemática seguida en el interés y
tóricas, han ido conformando a través del tiempo estudio sobre su Patrimonio Etnológico no ha sido
modos muy diversos de responder a lo que, en prin- sustancialmente distinta a lo ocurrido en otros lugares
cipio, pudieran haber sido similares necesidades bio- del Estado Español a par tir del restablecimiento del
lógicas y sociales. sistema democrático8, y el reconocimiento de la diver-
sidad étnica de los pueblos que engloba dicho Estado,
El resultado, en definitiva, no sería otro que el de la plasmada en el mapa autonómico.
constitución cultural de un "nosotros" que precisa-
mente cobra significado en la relación contrastiva El uso político inicial de la necesidad de definir una
respecto a un ellos que origina un sentimiento de identidad cultural que avalara el proyecto autonómico
autopercepción diferencial. Hablaríamos así de identi- no sobre una mera ficción circunstancial, contó con el
dad étnica, pero también de identificaciones locales recurso consabido (apoyado institucionalmente) tanto
y/o comarcales, enfatizando como señas identitarias de una definitiva revisión de la historia en clave dife-
aquellos rasgos culturales que más (o consideremos renciadora, como de la aportación explícita de la An-
que lo son) nos diferencien por su condición de tropología, aún en su condición de "incipiente" implan-
"propias" o "únicas": pueden ser prácticas económicas tación disciplinar, como ciencia social especialmente
relacionadas con determinadas actividades producti- idónea a la hora de perfilar cuáles son los rasgos dife-
vas como el vino para la población de Jeréz de la renciadores que definen la cultura andaluza9
Frontera, el trabajo del cuero para Ubrique, cerámi-
ca artesana en el caso de La Rambla, etc. pero tam- La "eclosión de identidades", búsqueda de raíces cultu-
bién manifestaciones rituales consideradas singulares rales que avalaran los hechos diferenciadores, aunaría
o de especial relevancia en el caso de la localidad o por igual a "viejas" y "nuevas" nacionalidades ( o etnore-
comarca (danzas rituales -Obejo, Cerro del Andéva- giones ¿respecto a ...?), poniendo especial énfasis en la
lo, Hinojales) cantes (fandangos de Huelva, verdiales manipulación de los conceptos de cultura popular y/o
de los Montes de Málaga etc. ), bien una arquitectura tradicional (J. Prat, 1992). En un proceso que, como es
netamente diferenciada, etc. el ejemplo de Andalucía para algunos autores, tendría
que ver en muchos casos con una etnogénesis en la
Todos los ejemplos (hemos visto que materiales e que el celo interesado de los propios antropólogos
inmateriales) vinculados a ellos constituyen de por sí por generar y ensanchar su campo de acción, ocuparía
manifestaciones de un patrimonio extraordinaria- una importancia destacada (D. J. Greemwood, 1991 )
PH Boletín18 105

Sin embargo, si bien es verdad que en este proceso Por último, si hasta ahora he podido dar la impre-

DOSSIER Patrimonio etnológico


y diversidad de circunstancias, lo ocurrido en Anda- sión de que el patrimonio etnológico se encuen-
lucía no sería una excepción, la cuestión por la que tra en una situación de agravio comparativo fren-
debemos preguntarnos es si las referidas acciones te a la percepción que se tiene de otros
políticas tendentes a apoyar primero su estudio y patrimonios históricos, creo que es también nece-
después la creación de determinados organismos sario reseñar las dificultades que dentro de la pro-
que formalmente cumplan la función de potenciar un pia disciplina antropológica se tiene a la hora de
mejor conocimiento de la cultura andaluza, se ha co- aunar el concepto holístico de cultura con la ne-
rrespondido o no con la intencionalidad efectiva de cesaria acotación del concepto de patrimonio et-
ahondar en el conocimiento de estos componentes nológico. La diferencia, dentro del contexto de la
diferenciadores. Antropología como ciencia, entre los ámbitos aca-
démico y la perspectiva proveniente de la práctica
Y como no podía ser de otro modo, el término pa- museológica, rebasa con frecuencia el nivel estric-
trimonio cultural (en cuanto acepción de bienes que to de los marcos y métodos de acción diferencia-
rebasan los límites de la privacidad para englobar, y dos, para penetrar en el de la conceptualización,
ser reclamados, como el resultado de los logros co- con resultados a veces sustancialmente diferentes
lectivos que marcan una diferencia cultura específica) en cuanto a las definiciones, métodos de análisis,
es propuesto, desde un primer momento, entre los y valoraciones a la hora de determinar los crite-
objetos de estudio que debieran interesar a la antro- rios de priorización para definir los bienes cultu-
pología en Andalucía, vinculado tanto al estudio y rales que deben ser considerados relevantes, y en
"búsqueda de las raíces de nuestro ser andaluz" co- consecuencia aplicarles los criterios de represen-
mo a la necesidad de su instrumentalización en el tatividad, protección, y difusión.
"proceso de surgimiento del sentimiento nacional an-
daluz". (A. Moreno Navarro, 1984) La perspectiva globalizadora (I. Moreno Navarro,
1991) que no pondría prácticamente límite alguno
Desde entonces hasta ahora, han sido muy diversas a lo que debe ser considerado como bien etnoló-
las decisiones políticas que han dado como resulta- gico (ya sea material o inmaterial) , excepción, y
do la creación de instituciones específicas, o han no es poca cosa este límite, de su consideración
procurado incidir directamente en otros ámbitos como "relevante" para el colectivo que lo ha crea-
administrativos, en defensa de nuestro patrimonio: do, se contrapone, según ya hemos comentado
1988 creación del Plan General de Bienes Cultura- con anterioridad, la crítica a lo que este plantea-
les que contará entre sus órganos consultivos con miento pueda presuponer de limitación inmovilista
diferentes Comisiones Andaluzas de Bienes Cultu- contraria a la dinamicidad de toda cultura, y, sobre
rales, entre ellas la de Etnología; Ley sobre el Patri- todo, su consideración como un principio general
monio Histórico de Andalucía, aprobada por el Par- de difícil, por no decir imposible, aplicabilidad (A.
lamento Andaluz en julio de 1991; creación por las Limón Delgado, 1994). Crítica que puede conlle-
misma fechas del Instituto de Patrimonio Histórico var, a su vez, la limitación de definir en extremo el
de Andalucía. En otro orden de cosas, son varias las concepto de patrimonio cultural como bien obje-
Consejerías implicadas en proyectos de inventarios tual, ya sea material o inmaterial, definible sobre
que permitan un conocimiento en detalle de la si- todo no por la propia consideración cultural que
tuación de nuestro patrimonio y, esperemos, articu- pueda tener, sino por su adecuación a unas prácti-
len adecuadamente las políticas proteccionistas a cas empíricas que permitan aplicarle, en los térmi-
seguir ; sin olvidar la labor de difusión, restauración, nos más restrictivos y unívocos posibles, la idea de
formación de técnicos especialistas, producción bi- una valoración cultural precisa (a par tir de unos lí-
bliográfica, etc. se esta desarrollando desde institu- mites precisos de tiempo y significado no menos
ciones como el I.A.P.H. y los diferentes museos, in- cuestionable que en la definición criticada), y las
cluidos los etnológicos. "posibilidades" reales de conser vación, preser va-
ción, etc. Tanto en un caso como en otro, la consi-
Aunque, en sentido contrario, en muchos casos se- deración de "relevante" o de adecuación a una "re-
ría necesario plantearnos cuanto hay de desorgani- alidad protegible" y con especial énfasis en los
zación entre estos proyectos en buena par te resul- componente patrimoniables amenazados de desa-
tado de los propios organigramas administrativos e parición, conlleva siempre criterios objetivos, pero
impermeabilidad de las propias disciplinas que se en el primero de los casos (matizado en su nivel
vinculan prioritáriamente a dichos proyectos; de de premura en la acción hacia los componentes
desproporción en los recursos asignados a una u que amenacen un mayor riesgo de desaparición o
otra área del patrimonio histórico; e incluso de in- transformación) no se establecen las limitaciones a
consecuencia en la propia aplicación de la Ley de la cuestión de tangibilidad que parece dominar en
Patrimonio Histórico (asignación de personal espe- el segundo. Sin olvidar que la dificultad en la apli-
cializado a las diferentes administraciones, dificultad cación no debe constituir un principio de exclu-
en la aplicación jurídica de los principios manifesta- sión en términos de significación cultural.
dos en la misma, etc. ). Y dentro de estas cuestiones
a resolver, el patrimonio etnológico no es precisa- La respuesta a este aparente conflicto, por lo de-
mente de las áreas que se encuentren afectadas por más de plena coincidencia en todos los casos, ven-
una "discriminación positiva". dría dada por el desarrollo no tanto de la idea de
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"conser vación" (en términos museológicos y/o ar- de la potenciación de dichos recursos patrimonia-
DOSSIER Patrimonio etnológico

queologistas), como de enfatizar el conocimiento les (paisaje, ar tesanías, patrimonio arquitectónico,


de este patrimonio en clave de identificación con etc.) de cara a un "turismo rural" (o empleando un
el colectivo que lo ha creado y reproduce, reafir- eufemismo mayor : "turismo cultural") que acudiría
mando su sentido social bien por su contenido buscando, precisamente, una mejor calidad de vida
simbólico como testimonio de ese pasado que ha frente a la degradación de lo urbano; aunque solo
sustentado el presente, o como elemento del pre- sea como consumo coyuntural. De este modo vol-
sente dotado, a la vez que de un uso más o menos vemos a encontrarnos, cerrando el círculo con el
pragmático, de un contenido igualmente simbólico que iniciábamos este ar tículo, la imagen de una
que reafirma su condición de referente identitario. cultura tradicional vendible gracias a la aureola ro-
La propia experiencia nos demuestra que el aban- mántica de autenticidad que no es sino, nueva-
dono y destrucción de determinados usos, ya sea mente, una construcción ideológica que tiene mu-
en el campo de las prácticas sociales y o recursos cho que ver con un consumismo perfectamente
tecnoeconómicos, no responde tanto a una disfun- integrado en el sistema capitalista que aúna por
cionalidad extrema que les hace ya del todo ino- igual la "modernidad" con la "tradición". (N. García
perantes, como a criterios valorativos que, expre- Canclini, 1982, 1990)
sado de una for ma drástica, convier te lo
"antiguo/tradicional" en simplemente "viejo". La re- Se trataría de un planteamiento 11 en sí mismo ni
cuperación del valor aplicado a la arquitectura tra- mejor ni peor que otros, y en muchos casos prac-
dicional, usos gastronómicos, modos de manifesta- ticamente como única alternativa ante la degrada-
ciones festivo-ceremoniales, etc. testimonian un ción irrecuperable de testimonios del pasado de
creciente proceso de resemantización que añade difícil readaptación a los nuevos usos tecnoeconó-
nuevos valores a este patrimonio, y con ello garan- micos (caso de los grandes caseríos reacondicio-
tizan su continuidad viva. nados como albergues rurales). El problema de-
viene de si se mantiene o no su valor de uso para
Y en este sentido si habría que contar con mayor la colectividad que le diera vida, con los criterios
esfuerzo de los propios ámbitos académicos en el referidos de interpretación simbólica en sus prác-
estudio más sistemático de este patrimonio etno- ticas sociopolíticas cotidianas; es decir, si además
lógico. Su limitada 10 presencia ha tenido mucho del cambio respecto al "último" uso funcional co-
que ver con algunas de las carencias en el desarro- nocido 12 mantiene un sentido social para este co-
llo de la propia disciplina-profesión en Andalucía: lectivo, incluido su valor simbólico. Si sólo queda
su acomodación a lo que han sido las grandes te- el valor de consumo, en el que "la población será
máticas y enfoques teórico-metodológicos impe- evaluada positivamente en tanto contribuya a re-
rante en el desarrollo de la antropología en el Es- forzar la imagen pintoresca y será tratada como
tado Español en las últimas décadas; a la vez que un objeto de consumo más o desechable en tanto
el "olvido" o "infravaloración" del trabajo etnográfi- no agregue nada especial al carácter del sitio" (M.
co en si. Entendido trabajo etnográfico no como la Mar tín, 1993) hablamos de una cosificación que
fase previa en cualquier estudio de caso (técnicas), hace perder a dicho bien todo contenido "patri-
sino como recogida y estudio sistemático de los monial".
propios procesos creativos y su expresión mate-
rial/formal de la cultura (método), ya sea en sus En tal caso, la mayor agresión ante este patrimonio
modelos arquitectónicos, tecnologías, expresiones puede provenir precisamente de quienes debieran
orales, actividades económicas, etc. Por el contra- conser varlo; circunstancia que se está dando con
rio, cuando se ha hecho esta labor, con bastante una mayor frecuencia de lo deseable. Cuando la
frecuencia ha sido relegada, en el mejor de los ca- "conser vación" viene impuesta sin consentimiento
sos, a una actividad iniciática de antropólogos que ni alternativa para quienes se consideran, sin em-
comenzaban su andadura profesional, o a trabajos bargo, dueños y depositarios de aquello que se
muy puntuales. pretende proteger, tal vez el planteamiento a seguir
sea que con su destrucción se restablece una nor-
Nos quedaría, por último, plantear, aunque solo malidad perdida. Es lo que ocurre , por citar un
sea con brevedad, el nuevo enfoque que se está ejemplo de los más significativos,con la política se-
dando en la valoración de este patrimonio, y que guida en la calificación y gestión de determinados
no proviene precisamente de los ámbitos de ac- espacios naturales. (J. Agudo, 1993)
ción tradicionales: académicos y museográficos.
Nos referimos a la creciente consideración del et-
nopatrimonio dentro de una política que pretende
su "recuperación" y "preservación" desde una pers-
pectiva de rentabilización económico-social muy
concreta: en el contexto de valor de consumo en-
globable, como factor de primer orden, en los pla-
nes de desarrollo integral o endógenos, fundamen-
talmente en el caso de comarcas r ur ales
deprimidas. Hablamos en concreto de la nueva
perspectiva, en gran medida sobredimensionada,
PH Boletín18 107

DOSSIER Patrimonio etnológico


Notas

1. No deja de ser significativa la preferencia mostrada, y justifica- ología, etc. Información que abarca no solo el ámbito de la
das, por una u otra comunidad autónoma a la hora de deter- vida cotidiana, sino también importantes facetas de los siste-
minar la calificación de estas leyes como de patrimonio cultu- mas tecnoeconómicos, organización social, representaciones
ral o histórico. Las prioridades dadas al de patrimonio cultural colectivas, etc.
por parte de las “nacionalidades históricas” quedan bien refle-
jadas en los preámbulos de sus respectivas leyes, a partir de 7. Resulta espacialmente interesante el texto de la
sus autoconsideraciones como pueblos/naciones diferencia- “Recomendación sobre la salvaguardia de la cultura tradicional
das, con unas culturas específicas. y popular” emitido por la ONU en 1987, por las formulaciones
explícitas que se hace de las cuestiones relativas a la situación
2. Problemática y planteamientos que no harían sino reavivar lo del patrimonio etnológico. Los términos “tradicional” y “popu-
que desde otras disciplinas se entiende debe ser el campo lar” se aúnan, sin que por ello quedan solucionados definitiva-
de trabajo de la Antropología, y sus diferencias con la mente los problemas en su definición y contenidos, para pene-
Sociología (“presente”) y la Historia (“pasado”). La imagen trar de lleno en su significación cultural, empleando una termi-
que limitaría este campo intermedio a las supervivencias del nología tan sugerente como la de “comunidad cultural”,
pasado, a lo que es el folklore más llamativo vinculado a los “expresiones de su identidad cultural y social”. etc. manifestable
aspectos más vistosos de la cultura (tecnología tradicional, en todos los ámbitos de la cultura material e inmaterial.
religiosidad popular, fiestas, narraciones orales), etc. hoy Igualmente significativa es la alusión a la necesidad de proteger
creo que está del todo superada, aunque en determinados dicha cultura, en el sentido que venimos defendiendo, no como
contextos, incluso vinculados a la antropología como disci- un principio de inalterabilidad, sino frente a a agresión de otros
plina, sigue estableciéndose gradientes en el orden de actua- modelos culturales con unos recursos y medios desproporcio-
ción e interés que no se encuentran muy alejados de algu- nados frente a estas culturas tradicionales.
nos de estos planteamientos iniciales.
8. En las décadas finales del s. XIX (y sin apenas continuidad
3. La condición deudora de esta limitación, reforzada por la durante el siglo XX hasta el colapso general de los estudios fol-
necesidad de reafirmación de determinadas disciplinas que klorista en Andalucía tampoco supondría cambios sustanciales
necesitan de esta “cosificación” precisa como campo de sobre lo que estaba ocurriendo en otros territorios del Estado.
acción, queda patente en algunas de las perspectivas presen- El interés de sus trabajos se centró en la tradición oral (cantes,
tes de conservadores y restauradores: “«Los Bienes cultura- mitos, expresión de los saberes populares mediante refraneros,
les» son objetos, espacios o productos por cuyo valor cultu- dichos, etc.), en menor medida por las “ocasiones ceremonia-
ral, la sociedad manifiesta su interés, derecho y obligación de les”, y muy poco por la cultura material u otro tipo de manifes-
proteger, enriquecer, conservar y llegado el caso restaurar, taciones sociopolíticas. (E. Aguilar, 1.990). Si bien es verdad que
con el fin de ser transmitidos a las generaciones futuras”, sería aquella obsesión romanticista por un pasado de mayor autenti-
un “concepto global y genérico que ha sido posteriormente cidad, de defenderlo de su riesgo de desaparición, y de la
clasificado en diferentes grupos y categorías: Bienes necesidad de recuperar o testimoniar la existencia de unos
Históricos, Bienes Artísticos, Bienes Arqueológicos, Bienes “saberes” que nos hablaban de una cultura popular más sabia,
Documentales y Ambientales. O simplemente clasificados son el buena parte compartidos por muchas de las aproxima-
como bienes muebles e inmuebles” (Mª D. Ruiz de Lacanal, ciones que hoy se hacen acerca de nuestro “verdadero” patri-
1994:39). La crítica a este énfasis objetual, al contenido artísti- monio etnológico; solo que ahora ampliando a facetas que
co y arqueológico dominante, ha sido también muy precisa para entonces (como para nuestro tiempo el presente) eran
desde la Antropología, cuestionando precisamente la obse- una realidad no patrimoniable por su condición de viva y en
sión por la reducción del término bienes a “«cosas» a «obje- plena creación (arquitectura, ingenios tecnológicos, fabricación
tos» (materiales o inmateriales, que más da) a conservar... de productos de uso cotidiano que hoy son parte de las “arte-
alterando su sustancialidad” (LL, Prats, 1993:161) sanías” sobrevivientes, etc.
4. Unesco. Convención para la protección de bienes culturales 9. En 1982 (las primeras elecciones al parlamento andaluz tuvie-
en caso de conflicto armado. La Haya, 14 de mayo de 1954. ron lugar en este mismo año, y en el siguiente se aprueba el
Definición de Bienes Culturales. Definición centrada principal- Estatuto de Autonomía) se celebra el Primer (y hasta ahora
mente en la defensa de los “monumentos” arquitectónicos, único encuentro con estas características y apoyo institucio-
artísticos o históricos, lugares arqueológicos, conjuntos de nal) Encuentro de Antropólogos Andaluces en Jerez de la
construcciones con interés histórico o artístico, obras de arte, Frontera. La lectura de los textos presentados refleja en
manuscritos, libros y demás objetos de interés artístico, histó- varias de las comunicaciones el papel que se le debe atribuir
rico o arqueológico. Dejaría fuera lo que hoy entendemos a la Antropología en el estudio de los componentes estructu-
por patrimonio etnológico, recogiendo principalmente la idea rales que definen la identidad cultural andaluza, así como en
más clásica de bienes, considerados relevantes, ligados a las el refuerzo de la toma de conciencia de dicha identidad. Baste
producciones humanas a través de la historia y su significado como ejemplo de la intencionalidad global del encuentro, las
o valoración documental y/o artística. palabras de introducción que, en la publicación de las actas,
realiza el profesor S. Rodríguez Becerra. (1984)
5. Unesco. Convención concerniente a la protección del patri-
monio mundial cultural y natural. París, 16 de noviembre de 10. Lo que no significa un olvido total. Son relativamente abun-
197. Definición de bienes culturales más amplia, englobando dantes los trabajos que han tomado como objeto de estudio
como patrimonio cultural los monumentos, conjuntos arqui- las tecnología y bienes muebles e inmuebles relacionados con
tectónicos y lugares (obras del hombre o del hombre y la actividades económicas tradicionales. Y son numerosos los
naturaleza) con valor excepcional desde un punto de vista trabajos acerca de los comportamientos festivo-ceremoniales,
histórico, estético, etnológico o antropológico. Aunque con sistemas asociativos y prácticas de religiosidad popular.
una definición muy limitada y menos precisa que en el caso
de los componentes culturales vinculados al arte, historia y 11. Poco menos que de referencia obligada en todo plan de
arqueología, las variables de interés etnológico y arqueológico acción integral que tenga que ver con el desarrollo rural,
nos aparecen ya reconocidas y consolidadas. sobre todo si cuenta con el apoyo financiero del programa
europeo Leader. Buen ejemplo de ello es el interés con el
6. El interpretado como “texto”, equiparable en la información que queda reflejado en las publicaciones trimestrales de este
que nos puede suministrar a cualquier otro de los docu- programa europeo, y muy concretamente en la nº 8 (1994)
mentos históricamente aceptados como depositarios o testi- dedicado a “Cultura y desarrollo rural”. Ver también el trata-
monios del devenir histórico. El recurso a la etnografía, al miento que recibe el nuevo turismo que se generaría en
conocimiento y análisis de nuestro patrimonio etnográfico, torno a esta revitalización del patrimono etnológico en los
nos puede aportar una información de extraordinaria valía, planes de desarrollo turístico auspiciados por la Junta de
no siempre registrada en los textos documentales formal- Andalucía (Plan dia. Plan de Desarrollo Integral del Turismo en
mente reconocidos y aportados por la historiografía, arque- Andalucía. Junta de Andalucía, Sevilla. 1993)
PH Boletín18
DOSSIER Patrimonio etnológico 108

12. Por lo demás propio de todo elemento cultural, incluido el los sistemas de cultivo en la última centuria: lagares-almaza-
más “tradicional” que podamos considerar. Con frecuencia ras-cortijadas de dehesa; igual podemos decir de otras prác-
pretendemos “fijar” un uso que no es sino el “último de los ticas sociales como es el caso de la evolución en el origen y
conocidos”. Buen ejemplo de ello sería la revisión de la significado de los cantes flamencos, diversidad de modelos
dinamicidad con la que determinados caseríos se han ido de asociacionismo formal e informal, rituales que han refleja-
adaptando a los cambios drásticos habidos en Andalucía en do las relaciones colectivas, etc.

Bibliografía referenciada

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