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Convierte la luz del sol en energía eléctrica, sin perjudicar el medio ambiente, sin generar
basuras y sin dañar la salud; el sol nos ofrece la posibilidad de detener o al menos minimizar el
cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales.
Ventajas
Su enorme potencial, la energía solar es prácticamente infinita.
Sus aplicaciones son escalables, desde sistemas pequeños hasta plantas solares de
producción eléctrica.
Su producción descentralizada disponible en el lugar de generación, sin cargos extras
por su distribución o pérdidas asociadas a su transmisión.
La factibilidad de suministrar energía en áreas remotas a la red eléctrica.
Ningún daño ambiental, reducción de gases invernadero, libre de ruido y emisiones.
Períodos de recuperación energética cortos, alrededor de 3 años.
Tecnología probada, confiable y durable.
Bajos costos de mantenimiento
Desventajas
Condicionantes económico-financieros, se necesita hacer una inversión inicial elevada.
El período de amortización de la inversión es largo, entre 5 y 12 años, normalmente.
En algunos casos, la falta de espacio puede ser un inconveniente a la hora de la
instalación.
El aprovechamiento de las células fotovoltaicas está entre un 15 % – 20 % de la energía
lumínica que reciben.
Funcionamiento
Funcionan de acuerdo con un sencillo principio: constan de paneles solares (módulos
fotovoltaicos) individuales, que a su vez contienen células solares individuales hechas de
materiales semiconductores como el silicio (cristalino y amorfo). Cuando brilla el sol, una
célula solar se comporta casi como una batería, la luz solar recibida separa los electrones de
modo que forman una capa de carga positiva y una de carga negativa en la célula solar; esta
diferencia de potencial genera una corriente eléctrica.
Elementos constructivos
Panel solar
Un panel solar o módulo fotovoltaico está formado por un conjunto de células, conectadas
eléctricamente, encapsuladas, y montadas sobre una estructura de soporte o marco.
Proporciona en su salida de conexión una tensión continua, y se diseña para valores concretos
de tensión (6 V, 12 V, 24 V...), que definirán la tensión a la que va a trabajar el sistema
fotovoltaico.
Los tipos de paneles solares vienen dados por la tecnología de fabricación de las células, y son
fundamentalmente:
Silicio cristalino (monocristalino y multicristalino).
Silicio amorfo.
Según la conexión eléctrica que hagamos de las células, nos podemos encontrar con diferentes
posibilidades:
La conexión en serie de las células permitirá aumentar la tensión final en los extremos
de la célula equivalente.
La conexión en paralelo permitirá aumentar la intensidad total del conjunto.
Las células fotovoltaicas están compuestas por dos capas de semiconductor (silicio)
una tipo p y otra tipo n dopadas de forma diferente. La capa superior (tipo n) se
encuentra dopada negativamente por un átomo con un electrón más de valencia que
el silicio (Fósforo). Por el contrario, la capa p está dopada positivamente al introducir
átomos con un electrón menos de valencia (Boro) en la estructura cristalina del silicio.
Al unir ambas capas se crea una unión p-n cuyo funcionamiento es similar a un diodo.
Debido a la ley de difusión, los electrones de la capa n (donde hay alta concentración)
tiende a dirigirse a la zona p. Esta difusión hace que el semiconductor tipo n se quede
cargado positivamente y el tipo p negativamente, crean un campo eléctrico desde la
zona n hacia la p.
El campo eléctrico generado en la zona intermedia sirve de separación para las cargas
liberadas (electrones y huecos) por la radiación solar. Para extraer la corriente
generada en la célula se colocan electrodos metálicos en la cara anterior y posterior de
la célula. La capa posterior se cubre completamente con el contacto pero la anterior
debe ser lo más transparente posible para dejar pasar la radiación por lo que se suelen
serigrafiar los electrodos. Para evitar la reflexión de la radiación se imprime sobre la
cara delantera una capa antirreflectante (nitrato de silicio o dióxido de titanio).
Cuando la célula solar es conectada a una carga, los valores de tensión e intensidad
varían. Existirán dos de ellos para los cuales la potencia entregada sea máxima: Vm
(tensión máxima) e Im (intensidad máxima), que siempre serán menores que VOC e
ISC. En función de estos valores, la potencia máxima que puede entregar la célula solar
será:
Esto nos permite definir un parámetro de la célula solar que recibe el nombre de factor
de forma (FF) y que se calcula mediante la fórmula:
Así pues, el factor de forma es el cociente entre la máxima potencia que puede
entregar la célula a la carga y el producto de la tensión de circuito abierto y la corriente
de cortocircuito. En las células solares más habituales, los valores típicos de FF son 0,7
o 0,8.
Acumuladores
Las baterías son dispositivos capaces de transformar la energía química en eléctrica. El
funcionamiento en una instalación fotovoltaica será el siguiente:
Las baterías son recargadas desde la electricidad producida por los paneles solares, a través de
un regulador de carga, y pueden entregar su energía a la salida de la instalación, donde será
consumida.
Tres son las misiones que tienen las baterías en las instalaciones fotovoltaicas:
Almacenar energía durante un determinado número de días.
Proporcionar una potencia instantánea elevada.
Fijar la tensión de trabajo de la instalación.
Uno de los parámetros más importantes que tener en cuenta a la hora de elegir un
acumulador es la capacidad. Se define como la cantidad de electricidad que puede lograrse en
una descarga completa del acumulador partiendo de un estado de carga total del mismo. Se
mide en amperios hora (Ah), y se calcula como el producto de la intensidad de descarga del
acumulador durante el tiempo en el que está actuando:
C = t I.
Inversor
El inversor se encarga de convertir la corriente continua de la instalación en corriente alterna,
igual a la utilizada en la red eléctrica: 220 V de valor eficaz y una frecuencia de 60 Hz.
Figura 7. Instalaciones con inversor [5]
Las características deseables para un inversor DC-AC las podemos resumir de la siguiente
manera:
Alta eficiencia: debe funcionar bien para un amplio rango de potencias.
Bajo consumo en vacío, es decir, cuando no hay cargas conectadas.
Alta fiabilidad: resistencia a los picos de arranque.
Protección contra cortocircuitos.
Seguridad.
Buena regulación de la tensión y frecuencia de salida, que como ya hemos comentado
debe ser compatible con la red eléctrica.
Tipos de instalaciones
Instalaciones aisladas
Sin acceso a la red eléctrica. Esta es muy útil en poblaciones donde es difícil realizar
este tipo de conexiones. La electricidad generada se destina al autoconsumo.
En este caso será necesario instalar baterías al sistema para poder acumular esta
energía generada y así poder consumirla durante la noche
Figura9. Instalaciones aisladas [2]
Bibliografía