Delirio de persecución:

María tiene 32 años, ella trabaja de niñera, hace 3 años cuido a la hija del presidente, a raíz de
eso, se siente vigilada en todo momento, siente que hay carros que le siguen a su casa y, a
veces cuando camina por la calle, ve a personas que hablan entre ellas mirándola o haciendo
algún gesto con la mano que la apunta, le dan topones “intencionados” y hasta un dia, antes
de salir de su casa encontró un casquillo de bala y pensó que era anuncio de que matarían. Su
esposo al ver estas reacciones le ha pedido que vaya con un especialista, porque sabe que lo
que le ocurre no es normal.

Delirio de ser controlado:

Antonio de 27 años, luego de que fue operado por un contusión en la cabeza hace 4 años en el
que tuvieron que colocarle una placa de titanio, ha estado diciendo que muchos de los
movimiento que él hace, no son voluntarios; un día derribo una tasa de vidrio y dijo que sintió
que su mano se abrió sin que él pudiera hacer algo, pero en ese momento sintió que una
pulsación en la cabeza justo donde le colocaron la placa de titanio, su esposa un día lo
encontró en el baño con un cuchillo queriéndose quitar la placa, al preguntarle que hacía,
respondió que a siente que atreves ella, él es manipulado a hacer esas cosas que no quiere; su
esposa le ha sacado consulta con un psicólogo, para que vea su problema.

Delirio de grandeza

Martha, de 45 años, fue ascendida de puesto en 2 años de ingresar a trabajar, su actitud

cambio desde entonces, ha tenido problemas con sus trabajadores a cargo y ha discuto con su
jefe por llegar tarde a trabajar, lo que antes no lo hacía, tiene la excusa de que: “sin ella, la
empresa no es nada” y que por eso prefieren que la llamen “jefa” en lugar de directora, dice
además, que su sueldo no es suficiente para su cargo que necesita un amento porque una
“persona de su nivel” no puede andar a pie o tomar un bus para llegar a su lugar de trabajo, su
jefe le ha negado la solicitud y además le ha amenazado con despedirla si no cambia su
actitud.