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2·.2.

MIGUEL DE UNAMUNO
YLACIENCIA

M. de Unamuno Adarraga

Depto. Didáctica CC. Experimentales. Universidad Complutense de Madrid

1. INTRODUCCIÓN

Existe un tópico muy generalizado y es el de que Unamuno despreciaba


la Ciencia. Tópico -como todos, en general- que supone un profundo
desconocimiento. Leyendo a Unamuno podemos encontrar:

1° Su gran amor, pero también su conocimiento, del campo y de la Naturaleza.

2° La importancia que da a la formación científica en la Enseñanza,


empezando por la Escuela primaria.

3° Su curiosidad e interés tanto hacia las Ciencias de la Naturaleza como a las


Matemáticas, demostrado no sólo en sus continuas regferencias y
alusiones, sino también por los libros de estas materias en su biblioteca
(hoy en la Casa Museo de Salamanca).

4° Su admiración por científicos rigurosos y creativos, entre los que destacan


Ramón y Cajal, Darwin y Claude Bernard.

5° Y, por último, y en relación a los párrafos que dedica a los citados


científicos, puede verse la importancia que da a aspectos tan consustanciales
con la Ciencia como son el método y la historia de los procesos científicos,
así como su total rechazo al cientificismo y al dogmatismo.

2. SU AMOR Y CONOCIMIENTO DEL CAMPO Y LA NATURALEZA

En Recuerdos de niñez y mocedad (capítulo III de la 2a Parte) cuenta


cómo pasaba los veranos en una casa de campo que su abuela tenía en Deusto,
entonces una aldea cerca de Bilbao. «Dulces veranos en aquella casita de
Deusto, que me abrieron el alma al sentimiento del campo».
Pero no sólo amor, conocimiento. En Recuerdos ... también habla de que
jugaba -con otros niños- con insectos (el grillo, el cochorro, la solitaña, el
aguantapiedras: el hércules de los escarabajos, ... ) «todas las hierbas y
bichos de todas clases».
188 M. Unamuno Adarraga

En los párrafos dedicados al cochorro, además de un entrañable sabor '


nostálgico y de un fino sentido de humor, se muestra su aguda observación y
una muy notable precisión científica.

«El cochorro era uno de nuestros mejores juguetes naturales.


Llámase en Bilbao cochorro a lo que en otras regiones de España
recibe los nombres de jorge, baca lla rín , abejorro sanjuanero, en
francés hanneton -palabra de origen germánico, que vale tanto como
"gallito"- y cuyo mote entomológico es Melolontha vulgaris. El
nombre cochorro es, sin duda, un diminutivo en rro -como, ventorro,
piporro, abejorro, chicorro, etc.- de cocho o cochino, y equivale a
"cochinillo". Y lo cierto es que más se parece a un cochino que no a
un gallo, y como en francés, en inglés le llaman escarabajo-gallo:
cock-chafer. En alemán 'se llama maikaefer, "escarabajo de mayo".
y en mayo, en efecto, en la dulce primavera, cuando los copudos
castaños de Indias se habían vestido de sus racimos de flores blancas ...
Hay, dicen los sabios, hasta quinace especies de Melolontha.
Nosotros sólo conocíamos el cochorro de San Jorge, el cochorrito de
San Juan y el cochorrote de San Pedro, al que esos señores le llaman
julón, y que vivía en los pinares de las Arenas ...
Después he sabido que el romántico cochorro muere después de
un día de amor, y la hembra inconsolable le sobrevive un día o dos,
pone sus huevecillos y entornando los ojos, vuelto el pensamiento a su
difunto y efímero esposo, y la breve dicha de un día, exhala el alma...
Más tarde he sabido que ya Aristóteles nos habla del melolontha
como de un juguete de los niños griegos, un juguete clásico. y me he
sentido orgullosos al saber el clásico abolengo de uno de los juguetes
de mi niñez.
y todavía dirán lo del gusano ... ¡Cómo no!».

Precisión en el concepto de especie y búsqueda «<después he sabido»)


1/
de otros datos, de otras especies de Melolontha y de sus costumbres
reproductoras. y todavía al final «más tarde he sabido que ya Aristóteles ... ».
Las referencias a especies de insectos y plantas son constantes. En
Recuerdos, en Paz en la guerra habla de los zapateros (de los que también
menciona su nombre científico Gyrinus, incluso les dedica un poema del
Cancionero, el n° 311).

«Sobre seis estrellitas 1


de agua que la luz quiebra
fantasma el zapatero
los remansos pasea

1 Referencia a las seis patas de los insectos.


Miguel de Unamuno y la Ciencia 189

Con sus seis manos largas 2

el regato rastrea
y la piel cristalina
del agua pespuntea».

También en el poema 289 del Cancionero.

«Una gamona, asfodelo


de mi paterno apellido ... ».

y otro, también del Cancionero,

«Ay, aquel quitameriendas


de los campos de Castilla
pura flor, sin tallo ni hojas
nunca al ojal sometida

Flor solitaria, sin tallo


ni otro apoyo que sí misma»,

que es una descripción perfecta del Colchicum autumnale (quitameriendas).


En el artículo "La aulaga majorera", escrito en Puerto Cabras y publicado
en Caras y Caretas 3, «esta retama es llamada aquí aulaga, aliaga, árgoma o
tojo>. Y en el Romancero del destierro y bajo el título de "Entropía",

«Si contra costumbre tomase el torrente


a hielo, a la cumbre de donde salió ... »,

y muchísimos más.
Evidentemente todos estos apuntes no suponen escritos científicos. En
ellos hay otro aliento, metafórico, ideológico, nostálgico.. . Pero existe
también conocimiento, lo que supone interés. Este interés, muchas veces, se
aúna con su interés por el lenguaje, al recoger sinónimos de los nombres de
las plantas en distintas regiones. Así, en "Los Arribes del Duero", texto
publicado en 1905 en la revista catalana Hojas Selectas, que es fruto de un
viaje hecho, en 1894, con su primo Telesforo de Aranzadi, en Semana Santa: 4

«Sobrero (suberario) al alcornoque. En el espacio de 5 ó 6 pueblos


he oído llamar al enebro enjumbre, enjambre, enjimbre, joimbre,
juimbre, jumbre, jimbre y jumbrio».

y describiendo un paso de la garganta:


2 Idem.
3 Buenos Aires, 31 de mayo de 1924.

4 En carta a Pedro Múgica: «He traído de ella un copioso caudal de voces».


190 M. Unamuno Adarraga

«Hay en ella una vegetación potente y propia de otras latitudes.


Crecen olivos ingeridos en zambullo o acebuche. Tapizan las
vertientes olores a tomillo, flores de menta, nardos, la cubren
gamonas, jaras, madroñeras, uguelgues, jidigueras o cornipiedras y
retuercen sus recias y nervudas ramas el bravío joimbre. En los
repliegues de los arribes limoneros y naranjos ... ».

3. SOBRE LA FORMACIÓN CIENTÍFICA

Sobre la importancia que daba a la formacón científica desde los primeros


niveles de enseñanza bastaría citar el artículo "Nuestros pedagogos": 5

«El maestro debe enseñar todo lo que sepa y debe saber todo lo que
pueda. El niño de la escuela tiene derecho a que se le den nociones
fundamentales de matemáticas, de física, de química, de historia
natural, de historia, de literatura, etc. La cuestión estriba en que sean
fundamentales.
Hay, en efecto, un prejuicio extendido de que lo fundamental se
opone a lo elemental. Y es todo lo contrario .. .
En la escuela no hay que hacer siderúrgicos, ni plateros, ni
boticarios, sino hombres».

y en otro artículo, dos años después, "Sobre exámenes y reválidas",


encontramos palabras que podrían ser actuales: 6

«Es como los que al exaltar la educación, sólo piensan en deprimir


la instrucción, o los que, fingiendo poner sobre todo la formación del
carácter, en rigor se proponen limitar la adquisición de la Ciencia. ¡Es
tan peligrosa ésta y es tan rebelde la inteligencia!».

También en Recuerdos de niñez y mocedad, al criticar la forma de


enseñar la Ciencia está indicando cómo le gustaría que fuera esa enseñanza.

«Debería el joven, al salir de tal estudio, llevar impresa en su mente


una concepción fecunda de la vida y sus manifestaciones, sellado en
su espíritu el concepto vivo de la naturaleza viva ...
Se contempla el vestido de la Naturaleza, se aprenden los motes
que los hombres de Ciencia han dado a los seres vivos para facilitar
su indagación, pero su alma, su espíritu ondulante se nos escapa».

Y añade
«Tras la Gimnasia acompasada de las Matemáticas, tras los juegos

5 Publicado en La Nación el 10 de agosto de 1915.


6 Publicado en Nuevo Mundo el 16 de noviembre de 1917.
Miguel de Unamuno y la Ciencia 191

de manos de la Física, tras los terminachos, los motes, los pellejos


rellenos de paja de la Historia Natural, vislumbré un mundo nuevo ...
Aprendí que había un mundo nuevo apenas vislumbrado por mí,
que tras aquellas áridas enseñanzas, despojos de ciencia, había la
Ciencia viva que los produjera ... Salí enamorado del saber».

Las Matemáticas, asegura, es lo que menos mal se enseña.


y algo fundamental: el placer de conocer «¡qué gozo el de desarrollar
largos binomios y trinomios! Cuando el encerado estaba atiborrado de signos,
de ecuaciones, el corazón se me alegraba». Siempre le interesaron las
Matemáticas. En el Instituto de Bilbao, además de Literatura o Filosofía, dio
clases 7 de Álgebra, Geometría y Trigonometría. A sus hijos también les dio
clase de Matemáticas.

4. LECTURAS CIENTÍFICAS y APRECIO DE LA CIENCIA

En cuanto a sus lecturas durante toda su vida él mismo afirma en carta a


Federico Urales 8 , «pero siempre he leído de todo: física, química, fisiología,
biología, hasta matemáticas. No hace mucho estudié geometría descriptiva».
Resulta altamente significativo, además de escuchar sus propias
palabras, ojear los libros de su Biblioteca, libros de Física, de Química, de
Biología con subrayados. múltiples y comentarios al margen, es decir, libros
leídos de verdad. Que no son todos los que Unamuno leyera está claro, pues
entre ellos no está, por ejemplo, El origen de las especies, cuando es un libro
que conocía muy a fondo, como demuestra en repetidos escritos. Entre los que
sí pueden encontrarse en la actualidad en la Casa Museo de Salamanca están:

Bernard, Claudio (1880): Introducción al estudio de la medicina


experimental. Madrid: Imprenta de Enrique Teodoro.
Berthelot (1891): La synthese chimique. París: Felix Alean Ed.
Delage, Yves y Goldsmith, M. (1916): Les theories de l'evolution. París:
Emest Flammarion.
Haeckel, Emest (1880): Essais de Psychologie cellulaire. (Trad. para Jules
Soury). París: Libraire Germer Bailliere.
Le Dantec, Felix (1906): L'Atheisme. París: Emest Flammarion.
Lotze, Hermann (1881): Principes generaux de Psychologie
physiologique. (Trad. de l'allemad par A. Peujon). París: Lib. Germer
Bailliere.
Meyer, Lother (1887): Theories modernes de la chimie et leur applicatio
a la mecanique chimique. París: Georges Carré Ed.
7 Artículo "Contestación a una pregunta", publicado en La Semana, Madrid, junio

de 1916.
8 Publicada originalmente en la Revista Blanca y recogida en el volumen II de

Urales, F. (1968): La evolución de la Filosofía en España. Barcelona.


192 M. Unamuno Adarraga

Oliver, Daniel (1891): Lessons in Elementary Botany. London: MacMillan.


Poincaré, Lucien (1916): La physique moderne. París: Emest Flarnmarion.
Rodrigo Lavín, L. y Pi Y Suñer, A. (1909): Tratado de Fisiología.
Barcelona: Gustavo Gili.
Roule, Louis (1893): L'embryologie genérale. París: C. Reinwald & Cie.
Sicilian, Pierre (1880): Prolegomenes a la Psychogenie moderne. París:
Lib. Germer Bailliere.
Spencer, Herbert (1881): Clasification des Sciences. París: Libraire
Germer Bailliere.
Spencer, Herbert (1891): Essays. Scientific, political & speculative. (3
vols.). London: William and Norgate.
Turró, R. (1914): Les origines de a connaissance. París: Felix Alean.

La physique moderne de Poincaré, por ejemplo, tiene múltiples


subrayados. En la pág. 96 se encuentran detalles sobre si el espesor del Cu y
la Ag influyen en la combinación con el 1; en general sobre aspectos
relacionados con la vida en el universo (pág. 119), sobre si el frío del espacio
no sabría destruir los gérmenes y éstos podrían pasar de un planeta a otro,
cambios en la atmósfera terrestre; (pág. 120) el helium y el neón cuya masa
molecular es mu débil y habría sido más abundante en otra época,
interpretaciones sobre hipótesis moleculares en fenómenos esencialmente
irreversible, etc.
La síntesis química de Berthelot no sólo está subrayada sino que, en
ocasiones, están escritas de su puño y letra fórmulas desarrolladas de las
fórmulas empíricas del texto (págs. 66 y 262).
En otros casos, como en Les théories de l' evolution de Delage y
Goldsmith, la palabra 'teología' , varias veces en el margen, comenta ciertos
aspectos realmente apriorísticos o dogmáticos.
Su valoración y aprecio de la Ciencia queda plasmada en -multitud de
artículos, como, por ejemplo, en "Un pueblo gaseoso" 9 y en el que habla del
método de la Ciencia:

«No se nos oculta el gravísimo peligro del método que podríamos


llamar metafórico, cuando con él se pretende hacer ciencia estricta ...
El método metafórico nos parece peligroso y hasta detestable cuando
con él se pretende hace ciencia; pero es el mejor para hacer arte ...
... vamos a comentar la teoría cinética de la constitución de los
gases. Según esta teoría los gases constan de innumerables
muchedumbre de moléculas, que a grandes velocidades cruzan y
entrecruzan en todas direcciones chocando a las veces unas con otras.

9 Publicado en Nuevo Mundo, 22 de noviembre de 1918.


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El · matemático H. Poincaré en su libro Ciencia y Método dice


hablando de este tejido de choques y entrecruzamientos: "Parece, por
de pronto, que los choques desordenados de ese innumerable polvo no
pueden engendrar más que un caos inextricable ante el cual ha de
arredrarse el analista. Pero la ley de los grandes números viene en
nuestra ayuda"».

Yen "Algo sobre Autonomía Universitaria": 10

«¡Hacer ciencia! ¡Hacer ciencia! En nuestros países la gente no


busca sino Ciencia ya hecha y aplicable. y si el estado no acudiese a
sostener a los puros científicos, a los que hacen ciencia sin
preocuparse de su aplicación, o tendrían que dedicarse a ello los ricos
-fue el caso de Darwin- o no habría quien lo hiciera. y esto es lo
seguro. En la universidad autónoma será en España mucho más difícil
que se sostengan un Cajal, un Rey Pastor, un Menéndez Pelayo, que
lo han sido en la Universidad del Estado ...
... Recordemos cómo trató a Lavoisier la Revolución Francesa. El
héroe de las democracias es el ingeniero ... ».

Son numerosos los artículos dedicados a los científicos que admiraba, e


igualmente lo son los ataques, a veces despiadados, al cientificismo, a la
manipulación de la Ciencia al servicio de ideologías, del signo que fueran. Y,
también, por supuesto, al dogmatismo, lo cual es la mejor manera de valorar
la Ciencia y su exigencia -aunque sea ina1canzable- de objetividad.

5. UNAMUNO y CAJAL

Sobre Ramón y Cajal, es conocido el aprecio mutuo que se tuvieron


ambos autores. En contestación al envío del tomo II de Recuerdos de mi vida,
de Cajal con una entrañable dedicatoria, Unamuno le escribe una carta e14 de
abril de 1917 ", en la que, además de pedirle el tomo 1 («tengo empeño en
que me lo mande Vd. mismo»), afirma: «porque siempre me ha interesado
más que una doctrina científica o filosófica, la manera como se llegó a ella, el
proceso de formación».
Pero anterior a este intercambio, es el artículo titulado "El pedestal" 12.
En él Unamuno comenta unas conferencias del Dr. Carlos Vaz Ferreira en
Montevideo (1908) en las que éste se lamenta de la indiferencia y de la falta
de estímulos para la producción de una obra original en su país. Unamuno
aplica esas condiciones a España y hace un homenaje a Cajal:

10La Nación, 22 de julio de 1914.


11 Publicada (1991) en el Epistolario inédito de la Colección Austral.
12 Publicado en La Nación el 10 de junio de 1910.
194 M. Unamuno Adarraga

«La labor de este eminente histólogo supone un heroísmo y una


fuerza de voluntad muchísmimo mayores que las de cualquier otro
eminente investigador alemán, francés, inglés o italiano ...
Vaz Ferreira habla de que "grandes descubrimientos se han hecho
en condiciones materiales pobrísimas en el orden científico". y cita
los ejemplos de Pasteur y C. Bernard. Y yo puedo añadirle el del ya
mencionado Ramón y Cajal, nuestro histólogo, a quien he oído decir
que llevó a cabo sus más importantes descubrimientos cuando en vez
de microtomo usaba una navaja de afeitar manejada a pulso».

Unos días después de contestar -con la citada carta- al envío del libro,
publica "De los recuerdos de la vida de Cajal" 13, en los que vuelve a insistir
en la importancia para la Ciencia de la historia del descubrimiento:

«Pocos libros enseñan más que las autobiografías de grandes


investigadores y descubridores que son, a la vez, hombres de acción y
pensamiento. y uno es Cajal. y sin la historia de la creación científica,
de la formación del pensamiento científico, la ciencia misma, o sea el
conjunto sistematizado de los conocimientos verdaderos, no alcanza
su valor pleno humano .
... la principal labor de Cajal ha sido la de contribuir tanto como
el que más a crear un medio intelectual científico en España, a fraguar
un ambiente científico» .

En el artículo "Patriotismo y optimismo" 14 comenta el libro Chácharas


de Café, pensamiento, anécdotas y confidencias, igualmente dedicado a
Unamuno por D. Santiago (no existe en la actualidad en su Biblioteca), «y
aunque su autor ilustre, en las líneas manuscritas con que me dedica el
eje~plar, las llama "bagatelas", nunca lo son los pensamientos de un hombre
no sólo trabajador sino creador de trabajo».

6. EN TORNO A DARWIN, HAECKEL y BERNARD

Antes de comentar la gran cantidad de páginas que Unamuno dedica a


Darwin, merece la pena detenerse brevemente en otro científico que,
indudablemente, interesó a D. Miguel: Haeckel y su ley biogenética
fundamental. Haeckel, que por cierto es el que acuñó el término de
'Ecología', es un personaje curioso, profesor de Anatomía comparada y

13 Publicado en Nuevo Mundo, el 20 de abril de 1917.


14 Publicado en El Liberal, el 2 de noviembre de 1920.
Miguel de Unamuno y la Ciencia 195

Embriología y uno de los primeros y más fervie.ntes seguidores de Darwin, lo


cual no es extraño si se piensa que los procesos embrionarios de los animales
(que Haeckel conocía tan bien) carecen muchas veces de explicación si no es
a la luz de la interpretación evolutiva. 15
La ley biogenética fundamental de Haeckel tuvo una gran repercusión (y
también un gran valor heurístico) aunque ciertamente resulta excesivamente
esquemática y no del todo rigurosa. 16
Parece razonable pensar que Unamuno conocía no sólo la Historia de la
creación natural 17, sino probablemente otras obras como Die Weltriitsel, algo
así como El enigma del Universo, en las que aplica su teoría a problemas de
filosofía y religión. Parece que conoció estas obras por las diatribas que
Unamuno le dedica en ocasiones.
Pero con respecto a su obra puramente biológica, Unamuno la conoció
sin ninguna duda y muy tempranamente, ya que la 1a edición de Amor y
Pedagogía es de 1902 y en ella hace continuas referencias a la ley biogenética
de Haeckel. En el capítulo III escribe:

«Carrascal vigila la evolución del pequeño salvaje meditando en el


paralelismo entre la evolución del individuo y la de la especie, o como
decimos, entre la ontogenia y la filogenia. "Su madre le hará fetichista
-se dice-o ¡No importa! Como la especie, tiene el individuo que pasar
por el fetichismo. Ahora, mientras siga siendo un invertebrado
psíquico, un alma sin vértebras ni cerebro, allá con él su madre, pero
así que se le señale la conciencia reflexiva, así que entre los
vertebrados, así que se me presente de amfioxus psíquico, le tomo de
mi cuenta"».

Yen el capítulo V, Don Avito dice a su mujer:

«El embrión pasa por las fases todas por que ha pasado la especie, el
poceso ontogénico reproduce el filogénico, es infusorio primero, casi
pez después, mamífero inferior luego».

No entro naturalmente en la interpretación de estas ideas en la novela, ni


en su ironía ni en su posible significado. Es de notar la finura de la
interpretación de Unamuno de la ley biogenética de Haeckel y, pudiéramos
decir, de su corrección, de su matización, al decir que el embrión -en la
ontogenia- pasa por un estado de casi pez, no de pez como sería tomando al
pie de la letra la ley biogenética.
15 La presencia, por ejemplo, de hendiduras branquiales en el embrión

de mamíferos, en el del hombre.


16 Escribía a este respecto Cajal: «saborear las jugosas y elegantes, aunque

frecuentemente inaceptables o exageradas hipótesis biogenéticas de Haeckel».


17 Como se ha traducido a veces Haeckel (1867) Natürliche Schoppungeschichte,

lOa ed. 1902.


196 M. Unamuno Adarraga

Sus manifestaciones de admiración a Darwin son inseparables de sus


ataques al cientificismo, a la manipulación de la Ciencia, cosa lógica,
teniendo en cuenta cómo ha sido manipulado siempre Darwin, en un sentido
o en otro. Y así lo expresa en una serie de artículos como "Materialismo
popular" 18 o "Conversación tercera". 19
Pero en sus artículos sobre Darwin no sólo ataca el cientificismo y el
dogmatismo. En ellos manifiesta también su conocimiento y comprensión de
la teoría darwiniana. En el discurso pronunciado en el Paraninfo de la
Universidad de Valencia en febrero de 1909, como homenaje a Darwin en el
centenario de su nacimiento habla largamente de los aspecto puramente
científicos 20. Cita entre sus precursores a Cuvrer -que, a pesar de su oposición
al llamado "transformismo", tanto contribuyó a él con su anatomía
comparada, a Geoffrey, a Lamarck -habla de la influencia que sobre él tuvo
Malthus-, hace un breve recorrido sobre la biografía de Darwin, con expresa
mención del vieje del Beagle, y afirma:

«El propósito capital de las doctrinas darwinianas era el de expresar


la diversidad de especies animales y vegetales».

La agudeza de esta afirmación sorprende puesto que, pudiera decirse que


esta diversidad es uno de los factores de apoyo fundamentales de Darwin. La
diversidad de especies y la contatación de la diversidad individual dentro de
cada especie es lo que separa a Darwin de sus antecesores.
Cuando Lamarck habla de la jirafa, del topo, de las aletas interdigitales
del pato, de las pezuñas de los rumiantes -los clásicos ejemplos de Lamarck,
está hablando como si todos los individuos jirafa o todos los individuos topo,
etc, fueran iguales, está hablando de una abstracción de especie. Darwin
señala, por el contrario, las diferencias individuales que permiten, en un
momento dado, si cambian las circunstancias, que algunos de esos individuos
tengan más oportunidades de llegar a la edad reproductora y, por lo tanto, una
generación puede no ser una muestra representativa de la generación anterior.
Darwin, en 1859, por primera vez en la Ciencia biológica -incluso antes de la
mecánica estadística- está hablando de la ley de los grandes números.
Pero hay otro aspecto fundamental en la obra darwiniana, y es su intento
de contrastar su interpretación. El primer capítulo de El Origen de las
especies trata de la selección artificial, en la que el hombre, al utilizar unos
individuos concretos, con unas características concretas, obtiene razas de
perros, de canarios .o de cualquier animal o planta, claramente diferentes de la
especie silvestre. Las interpretaciones lamarckianas, por el contrario, son
absolutamente incontrastables. 21
18Publicado en La Nación, 30 de marzo de 1909.
19Publicado, también, en La Nación, 3 de agosto de 1910.
20 El texto se publicó primero en Tribuna Médica del Instituto médico

valenciano, en febrero de 1904, y se recoge hoy en sus Obras Completas.


Miguel de Unamuno y la Ciencia 197

Pues bien, Unamuno en un artÍCulo titulado "Darwin" 22 , señala esta


diferencia entre Darwin y sus precursores, y dice:

« ... él fue quien primero la probó en un campo concreto».


y nótese que la palabra 'probó' está en cursiva, es decir, con un
significado de contrastación. Y, una vez más, hay que subrayar el rigor
científico de Unamuno, cuando todavía en la actualidad tantos libros de
divulgación o de texto siguen hablando de "pruebas" de la teoría
evolucionista, como si se tratara de un dogma.
Unamuno admiraba en Darwin su genio científico, pero, evidentemente,
también su sencillez y honestidad. En un artÍCulo titulado "Sobre la
consecuencia, la sinceridad" 23 , señala esta faceta de Darwin, citando párrafos
suyos en los que admite que hay muchos problemas y preguntas sin resolver
en su teoría. Es sabido que en El origen de las especies tiene capítulos
dedicados a señalar objeciones a su teoría.
Otro gran científico al que Unamuno admiró y al que se refiere en varias
ocasiones es Claude Bernard 24 . Y otra vez hay que hacer constar la excelencia
de su criterio, ya que Bernard, con su concepto de "medio interno", supone
también un nuevo plantemiento del mundo vivo, especialmente del mundo
animal. Realmente puede decirse que toda la evolución animal puede
entenderse comó una sucesiva complejidad del medio interno.
En el artículo "Cientifismo", de 1907 25, nuevamente aprovecha la
oportunidad de hacer un homenaje a C. Bernard (y otra vez a Darwin) y un
ataque al cientifismo. Aunque probablemente el ataque más furibundo a la
manipulación de la Ciencia sea el que dedica a Félix Le Dantec, del que ya
hemos visto que tenía dos libros en su biblioteca, uno de ellos L'Atheisme, que
es el que merece su atención en el artÍCulo "La vertical de Le Dantec". 26
Hay que reconocer que el tal Le Dantec se lo puso a Unamuno en
bandeja. Pero es muy reconfortante leer la crítica que hace Unamuno,
escandalizado, de que un biólogo crea en las ideas innatas. Porque después de
casi noventa años de esta claridad de ideas (las de Unamuno) ahora se oyen a
veces, con el posmodernismo, afirmaciones semejantes.

7. A MODO DE CONCLUSIÓN

Apenas nada más. Creo que los ejemplos que hemos visto son suficientes
para afirmar que U namuno se interesó por la Ciencia, como no podía ser
menos dado su interés por todas las formas del pensamiento humano.
21 Dice Borges que todo hombre genial -inventa a sus precursores. Podríamos
decir que Darwin ha inventado a Lamarck.
22 Publicado en El Porvenir de Sevilla, el 1 de enero de 1901.

23 Publicado en El Liberal, 2 de noviembre de 1920.


24 Ya hemos visto que su Medicina experimental figuraba en su biblioteca.

25 Publicado en La Nación, 9 de julio de 1907.

26 Publicado, también, en La Nación, 29 de mayo de 1911.

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