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nutricionales.
Las harinas sin gluten se usan especialmente en recetas de cocina como empanados,
espesantes, galletas, crepes, etc. que no requieren de mucha esponjosidad y que no
tienen que subir en el horneado.
Dentro de cada tipo de harina encontramos las harinas integrales y las harinas
refinadas. Las integrales son más nutritivas que las refinadas porque se obtienen del
grano entero y por lo tanto mantienen todas sus propiedades nutricionales porque no
se ha eliminado ninguna parte de éste.
Como siempre, recomendamos el uso de harina ecológica y producida localmente para
asegurarnos de que es de la mejor calidad.
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20 tipos de harinas, usos y propiedades
nutricionales
Como cada vez más personas, por alergia, intolerancia o por decisión propia, no
consumen gluten, he dividido las harinas en dos grupos, las que tienen gluten y las que
no.
Harina de espelta: es más fácilmente digerible que la harina de trigo porque tiene
menor contenido en gluten. Y precisamente es el gluten y otras proteínas de los cereales
lo que determina en gran medida que la masa suba y quede más o menos esponjosa.
Por eso, este tipo de harinas se utiliza principalmente para elaborar panes bajos, más
compactos que los que se obtienen con harina de trigo. La harina integral de espelta
aporta minerales como el magnesio, potasio, sodio, calcio, fósforo, silicio, zinc y
vitaminas E, del grupo B, Omega 3 y 6 y fibra.
Harina de avena: Es una harina que queda muy bien especialmente en repostería y
que puede utilizarse sola si no necesitamos que la masa suba mucho o podemos añadir
harina de trigo si queremos hacer panes o bizcochos más esponjosos. Pero además la
harina de avena se usa para hacer gachas y recetas dulces como galletas, crepes o
magdalenas. La avena es un cereal muy nutritivo y su harina integral tiene vitaminas
del grupo B y E, minerales como magnesio, calcio, fósforo, zinc y cromo, ácidos grasos
esenciales, carbohidratos y fibra.
Harina de arroz: en Japón, por ejemplo, se utiliza para la harina de este cereal para
receta de tempura. Es una harina ligera que se usa para rebozados y para espesar
salsas y guisos principalmente, aunque mezclada con otras harinas, como la de trigo,
se puede incluir en recetas para hacer panes, bizcochos, etc. La harina integral de arroz
tiene fósforo, potasio, magnesio, calcio, yodo y selenio. También aporta vitaminas del
grupo B y E, además es fuente de hidratos de carbono y su aporte en fibra es bastante
bajo.
Harina de guisantes o arvejas: una harina que va a aportar un color verde a aquéllas
preparaciones en las que la utilicemos. Podemos usar harina de arvejas para espesar
purés, guisos, para hacer tortitas o crepes saladas, masas para pizzas, empanadillas,
galletas saladas, etc. La harina integral de guisante es rica en proteína vegetal, fibra,
calcio, hierro, magnesio, fósforo, zinc, vitaminas A, C y del grupo B. Además al ser una
legumbre, es más saciante que las harinas de cereales.
Harina de habas: se obtiene de otra legumbre muy nutritiva y beneficiosa para la salud,
las habas o habichuelas. Se puede usar en las mismas recetas que la harina de
guisante, aunque no es tan verde, también dará un todo verdoso a la preparación. La
harina integral de haba tiene un gran aporte en proteína vegetal, fibra dietética,
vitaminas A, del grupo B, hierro, calcio, fósforo, potasio o calcio. Igual que en el caso
de otras legumbres, la harina de haba es más saciante que la harina de cereales.
Harina de lino o linaza: este tipo de harina se utiliza principalmente como sustituto del
huevo tanto en recetas dulces (magdalenas, bizcochos, galletas, etc) como saladas
(panes, rebozados). La harina de lino la puedes hacer en casa moliendo las semillas.
Por cierto, te recomiendo que muelas únicamente las semillas que vas a utilizar porque
éstas son ricas en ácidos grasos beneficiosos y se pueden enranciar si no se consumen
en poco tiempo. El lino tiene omega 3 y 6, vitamina E, del grupo B y C. Además es una
fuente de minerales como selenio, zinc o potasio.
Harina de castañas: queda muy bien en recetas de panes, para espesa sopas y guisos,
en salsas como la bechamel, en bollos, papillas infantiles, bizcochos, etc. Aporta un
aroma y sabor muy agradable. La harina de castaña es una excelente fuente de
minerales y vitaminas y va a enriquecer nutricionalmente los platos en los que la
usemos. Son una muy buena fuente de fibra dietética y de proteína vegetal, por lo que
resultan especialmente beneficiosas para deportistas, mayores y niños.
Harina de yuca o mandioca: este nutritivo tubérculo se muele y se obtiene una harina
con la que podemos elaborar panes, espesar sopas, salsas, purés y guisos y podemos
incluirla en tartas saladas o quiche para dar cuerpo al relleno. La yuca posee gran
contenido en vitaminas A, del grupo B, C y K y en cuanto a minerales no se queda corta,
tiene potasio, fósforo, magnesio, calcio y hierro.
Harina de amaranto: es otro pseudocereal del que podemos moler sus granos y
obtener harina de amaranto. La puedes utilizar en la elaboración de papillas, guisos,
sopas, etc. para aportar más cuerpo. Esta harina es rica en antioxidantes, vitaminas,
minerales y nos aporta energía, proteína vegetal y fibra. Es fácilmente digerible y bien
tolerada incluso por personas con el estómago delicado.
Existen en el mercado una gran variedad de harinas y cada una es específica para
cocinar un tipo de plato u otro, una diferencia que se acentúa cuando se trata de
preparar postres. En este artículo os vamos a dar información sobre algunas de estas
harinas, tipos y usos en la cocina.
La clasificación de las harinas se hace en base al grado de gluten o proteína que
contiene. Las más ricas en gluten, al retener mucha agua, forma masas consistentes y
elásticas. Se utilizan sobre todo para realizar la pasta, el pan y algunas masas de
repostería.
La clasificación de la harina de más fuerte a menos fuerte es a veces muy técnica. Los
envases nos indican un valor W, y cuanto mayor sea el valor de W la harina tiene más
fuerza. Desgraciadamente no en todos los envases viene indicado, pero sí suelen
indicar el porcentaje de proteína. Así la equivalencia sería:
Harina floja: valor W de 160/180 y el % de proteína entre 8 y 9%. Absorbe poca agua,
no son aptas para hacer pan, pero si bizcochos, masas para crepes, bechamel, galletas,
muffins, magdalenas, etc. Posee menos cantidad de gluten.
Harina media: valor W de 250/260 y porcentaje de proteína del 10-11%. Adecuada para
cruasán y hojaldre.
Harina de fuerza: valor W de 300, y porcentaje de proteínas del 13% Se usa para
elaborar sobre todo panes, bollitos, roscones, brioche, masas de pizza, etc.
En otros países (por ejemplo, Francia, Italia, Argentina) a las harinas se las clasifica con
una nomenclatura basada en ceros. Si compras alguna marca extranjera te será útil
esta información.
Existen harinas cero (0), dos ceros (00), tres ceros (000) y cuatro (0000), según lo
refinada que esté la harina.
Las equivalencias con las nomenclaturas de uso corriente serían:
Harina de trigo integral: Esta harina tiene un nivel superior de fibras que las dos
anteriores. Es más oscura y se obtiene moliendo el grano de trigo entero.
Harina de cebada: Posee poca cantidad de gluten. Se suele usar para espesar salsas
y en la elaboración de alimentos infantiles, como las papillas. También para hacer pan.
Harina de sémola de trigo: La sémola es la harina gruesa (poco molida) del trigo. Su
alto contenido en gluten la convierte en la harina perfecta para hacer pastas y masas.
Harina de centeno: El centeno junto con el trigo son los cereales que se usan para
hacer el pan. Posee un alto contenido en gluten. Su masa es más difícil de manejar
debido a su pegajosidad, pero si la mezclamos con otras harinas la masa será más fácil
de usar. Además de para hacer pan, es apta para galletas.
Harina de soja, Al amasarla saldrá una masa compacta y esponjosa, ideal para
croquetas, tartas saladas, y para espesar cremas y salsas.
Harina témpura: Utilizada sobre todo en Japón, es perfecta para los rebozados. Está
compuesta de harina de trigo, almidón, levadura y yema de huevo en polvo.
SIN GLUTEN
Harina de alforfón o trigo sarraceno: Es muy usada en pueblos de Asia, el norte y
Este de Europa y Rusia. Se usa en la elaboración de ciertos panes y galletas. Ideal para
celíacos por su ausencia de gluten.
Harina de maíz: Se obtiene de moler los granos de maíz que poseen gran cantidad de
almidón. No es apta para hacer pan, ya que no contiene gluten, pero si podemos
elaborar galletas y algunos tipos de bizcocho y bollos. Muy usada en Sudamérica para
elaborar las tortitas de maíz.
Harina de avena: Tampoco contiene gluten, por lo que raramente se usa para hacer
pan aunque si se mezcla con otras sí que podemos hacerlo. En Estados Unidos la usan
mucho para las clásicas gachas del desayuno: También para elaborar galletas,
bizcochos, magdalenas y cremas. Especial para celíacos.
Harina de arroz: Es ideal para hacer salsas y sopas. Con ella elaboran en Asia los
fideos de arroz. Apta para celíacos al no contener gluten. Es una harina demasiado dura
para la elaboración del pan.
Harina de garbanzo: Se extrae de moler garbanzos pequeños. Tiene un sabor
característico. Se usa sobre todo en la India. Es ideal para las empanadillas y los
buñuelos, y también sirve para rebozar y espesar salsas. Perfecta para hacer tortillitas
de camarones.