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Los nervios ópticos convergen hacia la base del cerebro, donde se unen en una estructura con forma
de X, el quiasma óptico, en donde las fibras provenientes de las hemirretinas externas se mantienen en
las cintillas ópticas correspondientes a su mismo lado, mientras que las fibras de las hemirretinas
nasales, cruzan a la cintilla óptica del lado opuesto. De este modo, como los axones de la mitad nasal
de la retina cruzan al otro lado, cada hemisferio recibe información desde la mitad contralateral
(opuesto) de la escena visual.
Después las cintillas ópticas se dirigen a los cuerpos geniculados laterales (localizados en la cara
posterior del tálamo), y se reúnen nuevamente en el haz geniculocalcarino, que se dirige hacia el lóbulo
occipital de la corteza cerebral, para distribuirse en la región que rodea la cisura calcarina,
correspondiente a las áreas de Brodmann,17, 18 y 19, área visual primaria y asociativas
respectivamente. En su recorrido estas fibras brindan pequeñas ramas, hacia el núcleo
supraquiasmático del hipotálamo.
Aproximadamente el 25 por ciento de la superficie de la corteza estriada se dedica al análisis de la
información procedente de la fóvea, que representa una parte pequeña del campo visual. Los circuitos
neuronales de la corteza visual combinan información de diferentes procedencias y de esta forma es
como se detectan características más amplias que las que corresponderían al campo receptor de una
única célula ganglionar. Un buen esquema de las áreas cerebrales de la visión es el siguiente:
La visión en estéreo o estereopsis (de estéreo que significa sólido,
y opsis visión o vista) es el fenómeno de la percepción visual por el
cual a partir de dos imágenes ligeramente diferentes proyectadas
en la retina de cada ojo, el cerebro es capaz de recomponer una
imagen tridimensional.
Si observamos objetos muy lejanos, los ejes ópticos de nuestros
ojos son paralelos, pero si observamos un objeto cercano, nuestros
ojos giran para que los ejes ópticos queden alineados sobre él, es
decir, convergen. A su vez se produce la acomodación o enfoque
antes explicado para poder ver el objeto de forma nítida. A este
proceso conjunto se le llama fusión y a la diferencia en las dos
imágenes retinianas que se origina por la diferente posición de
ambos ojos en la cabeza se la denomina disparidad horizontal,
disparidad retiniana o disparidad binocular. Las informaciones de
cada ojo se envían por separado al cerebro, el cual se encarga de
combinarlas emparejando las similitudes y añadiendo las
diferencias, para producir finalmente una imagen en estéreo, de
forma que percibamos la sensación de profundidad, lejanía o
cercanía de los objetos que nos rodean y seamos capaces de
apreciar las diferentes distancias y volúmenes de nuestro entorno,
ver ligeramente alrededor de los objetos sólidos sin necesidad de
mover la cabeza, y percibir y medir el espacio vacío. Muchas
acciones diarias dependen de la visión estereoscópica, como por
ejemplo tirar, coger o golpear objetos, conducir, construir objetos
tridimensionales, introducir una moneda en una máquina, enhebrar
una aguja, aplaudir, etc.
2) Fusión sensorial:
Es la fusión por parte del cerebro de las dos imágenes, una de cada ojo, en
una sola imagen tridimensional. Dos imágenes casi iguales formadas en
puntos correspondientes de ambas retinas engendran la visión de un solo
objeto (plopía). Esta fusión se produce a nivel de la corteza cerebral, y solo
puede darse para un punto de fijación, osea, para una acomodación
dada. Los puntos situados por delante o por detrás de ese punto se veran
dobles (diplopia fisiológica). En general, esta diplopía es inconsciente, ya que
una serie de procesos psicológico se encargan de eliminarla originando una
sola imagen. Estos procesos, aunque inconscientes, son de gran importancia
en la visión del relieve (estereopsis). Hay que señalar que la fusión solo se da
con imágenes parecidas, si la disparidad es demasiado grande, da la
sensación de sobreimposición.