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Las mujeres en la maquila mexicana

Medina Islas Gabriela

Introducción.

De forma tradicional, la frontera de México con Estados Unidos significa un espacio en el


cual se generan procesos de globalización, esto debido a la presencia de una buena
cantidad de plantas ensambladoras, conocidas como maquiladoras, aproximadamente
desde finales de los años 60s. Como resultado, la concentración masiva de mujeres y la
conformación de una clase trabajadora femenina a lo largo de esta frontera ha significado
una asociación entre los procesos de transición productiva y la participación laboral de las
obreras. En el actual ensayo, se discute acerca de la convergencia en las maquiladoras,
los mercados de trabajo y la mano de obra femenina. Al ser ésta una relación compleja,
ha logrado ser captada por diversos estudios durante casi tres décadas.

La revisión de algunos de los principales materiales 1 pretende establecer la realidad


laboral en la cual se desarrollan las mujeres, así como explorar la necesidad de un
estudio concreto del mundo en el que se desenvuelve su trabajo.

La necesidad de este estudio, pone al día una serie de aspectos ligados a la forma de
organización de la producción en México, que contribuye hoy en día con cerca de la mitad
del valor de las exportaciones que se generan. Si bien, se rescatan mayormente datos en
referencia a la cuestión laboral, las condiciones de vida, las condiciones de la fuerza de
trabajo, sus salarios y sus prestaciones; el grueso de nuestra análisis se centrará en
aquellos factores que favorecen un contexto de violencia, específicamente la violencia de
género, lo cual no puede ser ajeno a este sistema particular de producción.

En una primera parte del estudio, se reflexiona acerca de la naturaleza y la construcción


del trabajo de las mujeres en la industria maquiladora, ubicándolos temporalmente entre
1970 y el año 2000. Se aborda primeramente el surgimiento de la maquila en México y su
impacto en el proletariado femenino. En una segunda parte, se analizarán distintos textos
acerca del trabajo y el género, en la búsqueda de una conceptualización real entre las
mujeres y la maquila.

La maquila en México.

1
Nos referimos principalmente al trabajo de la investigadora María Eugenia de la O Martínez. Estudió sociología en la
Universidad Autónoma Metropolitana, y posteriormente realizó una maestría en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de
la Universidad Nacional Autónoma de México. Se mantiene como una de las principales referencias en sociología del trabajo
en las actividades de ensamble y maquila. Departamento de Estudios Culturales, Colegio de la Frontera Norte.

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Medina Islas Gabriela

Como parte de un proyecto alternativo de industrialización para las ciudades fronterizas,


en 1966 se concreta el llamado Programa de Industrialización Fronteriza, que tenía como
función propia dar empleo a cientos de trabajadores que retornarían al finalizar el
Programa de “Braceros” que se tenía acordado con los Estados Unidos. Las primeras
maquiladoras se establecieron en las ciudades tempranas de Tijuana, Ciudad Juárez,
Matamoros, Mexicali y Nogales. En estas ciudades se establecieron programas de
desarrollo industrial y se contaba además, con un régimen arancelario y fiscal específico2.

Entre 1975 y 1976, los ciclos de la economía estadounidense marcaron de forma


importante el crecimiento de la industria maquiladora en México. Cuando la recesión
provocó una reducción en la jornada de trabajo, la suspensión de trabajadores y el cierre
definitivo de varias empresas se generalizó en toda la frontera norte. Hasta 1983, esta
actividad logró reactivarse: en gran medida gracias a los ajustes de la Ley de Inversión
Extranjera y a una nueva política centrada en la promoción del sector exportador del país.

Surge así un nuevo nicho que se caracterizó por el uso intensivo de la fuerza de trabajo
en la actividades de ensamble, debido principalmente a un esquema de ventajas
comparativas que tenían como principal aliado el bajo costo de la mano de obra, como
consecuencia, estas empresas se dedicaron a emplear especialmente a mujeres
jóvenes3.

Este nuevo programa, supone como principal engranaje un plan de revitalización


económica. La realidad nos pudo ser más diferente, ya que el nuevo modelo imposibilita
toda reconstrucción del sistema social y económico en el país sede. La implantación de
parques maquiladores significó un crecimiento, no un desarrollo económico, debido a que
el único beneficio que tiene el país receptor son los bajos salarios de sus trabajadores y
trabajadoras, que además enfrentan a condiciones de absoluta precariedad. Es éste el
símbolo de un nuevo orden: la mundialización de los procesos productivos, y el carácter
ajeno que tiene la riqueza con aquellos que la generan4.
2
El Programa de Industrialización Fronteriza tiene vigencia hasta 1970, el siguiente año, se dio por iniciado el Programa de la
Franja Fronteriza y de Zonas Libres, que tenía como fin el favorecer las actividades comerciales en la frontera norte de México.
Para ello, se crearon nuevos centros comerciales y se dio una promoción especial a la industria local y el turismo; pero sobre
todo, se apoyó de lleno a la industria maquiladora. (Barajas: 1989).

3
Los vínculos productivos que se generaron con las empresas locales fueron bastantes escasos, los niveles tecnológicos
utilizados eran en su mayoría atrasados, así como la preparación de la mano de obra relativamente nula. (Carrillo y Hernández:
1985)

4
Seguido de la supresión del programa bracero, la implementación de la primera maquila en Ciudad Juárez se acompaña de
una de las primeras crisis alimentarias de México. Apoyándonos en la realización de un documental titulado “Una historia de

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Hacia finales de los años 80, el gobierno mexicano aumentó el número de programas que
facilitaban las actividades exportadoras, diversificando de esta forma la acción legal para
la inversión internacional. Se trajo a México el uso de tecnologías de punta y procesos
automatizados en aquellas plantas que estaban en sociedad con las firmas líderes a nivel
mundial. Esto abrió nuevas posibilidades para la flexibilidad de los trabajadores así como
una importante desregulación en materia laboral.

En este periodo, también se observó una gran movilidad de las maquiladoras hacia
nuevas ciudades, debido a la modificación de los programas exportadores por parte del
gobierno mexicano. Esto permitió que las plantas ensambladoras se ubicarán en casi
cualquier parte del país, ahí donde se encontraran las ventajas comparativas en salarios e
infraestructuras. Estas ventajas permitirán diversificar las estrategias de las principales
firmas internacionales5.

La movilidad de las plantas maquiladoras significó para las nuevas ciudades un declive
general de sus actividades económicas tradicionales, entre las que destacaban: el cultivo
de algodón, la extracción de minerales y recursos carboníferos, la producción artesanal,
etc. Esto permitió la disposición de grandes contingentes de población en condición de
desocupada.

La importancia de esta característica regional y la especialización de algunas ciudades


crecieron en los años 90, ante la perspectiva de una mano de obra barata así como de
estímulos fiscales adecuados6. Las maquilas se desplazaron hacia el centro, el occidente,
y el sur del país. El predominio del empleo femenino es de especial importancia en las
actividades de confección y vestido.

Las mujeres y su participación en la industria maquiladora de México.

dos Mexicos” Víctor Quintana, economista, miembro del PRD en Ciudad Juárez. Comenta: “Por primera vez, el país tiene que
importar maíz de Estados Unidos. El precio del maíz se había mantenido muy bajo, para que la industria pudiera tener materias
primas y la mano de obra barata. El campo estuvo subsidiando a la industria desde los años 30, pero ahora el precio de maíz
es un desestimulo no un incentivo.”( Saúl y Angulo:2000)

5
La expansión de estas fábricas propició en México el surgimiento de patrones de especialización en la producción total de
estas ciudades emergentes, destacan las actividades de confección y de electrónica, que aportaron la mayoría de los empleos
de esta actividad a nivel nacional con un 73% y un 54. 3% en los establecimientos respectivamente. (INEGI: 1989)

6
Algunos de los programas que dan apoyo a la maquila son: el Programa de Fomento Integral de las Exportaciones, el
Programa de Importación Temporal para Producir Artículos de Exportación y el Programa de Apoyo a Empresas Altamente
Exportadoras. (De la O Martínez: 1995)

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Al iniciarse los programas maquiladores en la frontera norte de México una de las


principales ofertas consistía en el empleo a mujeres jóvenes, la realidad hoy en día es que
los hombres constituyen un importante bloque en la mano de obra de esta actividad.
Hacia 2004, por cada 100 mujeres contratadas para maquila, se contratan 86 varones. En
comparación con 1975, cuando la relación era de 28 hombres por cada 100 mujeres.

Cuadro 1.

Como puede observarse en el cuadro siguiente, se distinguen tres ciclos del empleo
femenino en las maquiladoras. En el primero se observara propagación de empleos
femeninos con bajos salarios en la frontera norte durante los 70 y 80. En un segundo
momento, se puede observar la des-feminización de la ocupación de mujeres en la
maquila mexicana, a detalle se aprecia con mayor dinamismo la contratación de varones
con respecto a las mujeres en casi todo el país durante los 80 y 90. El tercer momento
muestra un proceso de re-feminización en las maquiladoras del centro y sur del país. Se
puede agregar también un cuarto momento el cual se caracteriza por una desaceleración
económica en las maquiladoras a partir del año 2000, lo que significó la pérdida de
empleo para miles de mujeres.

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Las mujeres en la maquila mexicana
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Entre los años 2000 y 2003 las mujeres perdieron cerca de 122,000 empleos, lo que
equivale al 21. 2% del empleo fabril, los hombres por su parte perdieron cerca de 82,000
plazas, lo que equivale al 17. 6% del empleo obrero para maquila7.

Cuadro 2.

Fuente: Revista de Antropología Mexicana, Volumen 1, numero 3. Agosto-Diciembre de 2006. pp. 404

El empleo que se ha desarrollado las maquiladoras de México se ha transformado a lo


largo de cuatro décadas, los cambios han sido por mucho desfavorables para las mujeres.
Al inaugurarse las primeras plantas de ensamblaje en el norte del país, miles de
compatriotas constituyeron la principal fuerza de trabajo requerida para esta actividad, lo
cual identificó la frontera norte de México como un nicho de mercado para el trabajo
femenino.

Las condiciones laborales en la frontera han rebasado los límites de lo doméstico y se han
establecido en un sistema productivo actual. Las mujeres se encuentran vulnerables y en
condiciones de completa adaptabilidad y flexibilidad horaria, lo cual le permite realizar
7
Datos de INEGI. Estadísticas de ocupación y empleo.

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diferentes tareas al mismo tiempo. Sobre estos parámetros es que se fundamenta el


sistema productivo de la era global8.

Al pasar de las décadas, se ha observado una mayor especialización en las empresas


debido al paso de varias crisis económicas, lo cual ha abierto este espacio de trabajo
también para los varones; las consecuencias afectan en gran parte la ocupación del
trabajo de las mujeres y las ha obligado a orientarse en segmentos laborales de menor
remuneración. Actualmente, la expansión de las maquiladoras al interior del país se
asocia con él resurgimiento de cortes femeninos en el trabajo de la maquila, aunque con
oportunidades salariales menores, como lo es la industria de confección.

De esta forma, el género ha sido usado convenientemente para disminuir las condiciones
laborales, así como para producir sujetos de fácil control, condenados a permanecer en
una misma posición laboral durante toda su estancia productiva.“El concepto de feminidad
productiva es la encarnación de aquel viejo discurso: la utilización de trabajo barato
representado por la mano de obra femenina, a la cual se le agrega una constante
dominación patriarcal, lo cual denota que la línea de producción de las trasnacionales
encaja de manera idónea con el capitalismo y el patriarcado”. (Salzinger: 1992)

Con estos hechos en contexto, podemos hacer a manera de balance que las mujeres
enfrentan a un proceso de segmentación ocupacional en las maquiladoras con respecto a
las oportunidades de acceso al trabajo, así como las garantías laborales a las que se
enfrentan debido a los nuevos modelos de contratación. La vulnerabilidad generada se
incrementa debido a la ocupación de trabajos temporales, inestables y con menores
beneficios. Los miembros con mayores desventajas en las actividades de ensamble y
maquila aparecen como resultado de unidades desiguales, debido principalmente a las
condiciones estructurales que impone la misma maquila, en cuanto a políticas de
contratación local y el deterioro generalizado de las condiciones de trabajo en el país9.

8
El carácter femenino de la maquila no se refiere al uso cuantitativo de mujeres en una línea de producción, por el contrario, el
discurso genérico por lo cual las grandes firmas administran el proceso productivo y proponen la creación de un mercado
laboral dominado por las características que ofrecen las mujeres se refiere a la mano de obra barata, flexible y por mucho dócil.
(Quintero: 2004)

9
El estudio del trabajo de las mujeres cobra importancia debido a las implicaciones que presenta para las economías
subdesarrolladas, por ello el interés para abordar este fenómeno a través de estudios comparativos en distintas zonas
marginadas a lo largo del mundo. El proletariado femenino en México, es un ejemplo del proletariado periférico a nivel mundial,
y denota los procesos de internacionalización en algunas empresas trasnacionales situadas en los países en vías de
desarrollo. (Sassen: 1998)

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El estudio de las mujeres y la ocupación laboral en la maquila.

De acuerdo a Sassen, podemos identificar tres ejes de análisis para abordar la cuestión
femenina en la maquila. El primero de ellos corresponde a los estudios realizados en los
años 60 y 70, y que se centran en el impacto de las empresas extranjeras en países con
una enorme producción doméstica, también aborda la economía de subsistencia en la
cual atiende a la desarticulación de los sistemas de economía tradicional frente al avance
de la empresa capitalista. A las mujeres se les concede un doble error, ya que son
encargadas de la subsistencia de la fuerza de trabajo y también se presentan como mano
de obra barata para las empresas.

El segundo eje aborda los efectos de la internacionalización de la producción en países


no industrializados durante la década de los 80. Los criterios para localizar estas
empresas así como el tipo de trabajo que genera se basan fundamentalmente en el
trabajo femenino barato. Lo anterior favoreció un patrón de feminización en la mano de
obra industrial en los países pobres. Este supuesto dio a luz a numerosos estudios sobre
empresas transnacionales, principalmente en las actividades de confección y
electrónica10.

Como tercer eje de investigación, se analizó la transferencia de habilidades y las


disposiciones femeninas que son reconocidas en el hogar, se estudia el trabajo en las
empresas multinacionales bajo una perspectiva de manejo dócil y eficaz de las destrezas
femeninas. Estas características son necesarias para el trabajo minucioso y repetitivo que
demanda el ensamble. A los hombres se les reconoció como no adecuados para este tipo
de faena, y marcó los estereotipos del trabajo según el género. Estos estereotipos se
presentan como telón de fondo para explicar la presencia masiva de mujeres en las
industrias exportadoras del tercer mundo11.

10
Entre los que destacan: Linda Lim (1980), Helen Safa (1981), Patricia Fernandez-Kelly (1980), Saskia Sassen (1993), entre
otros. (De la O Martínez: 2006)

11
A este último eje se le suman el impacto del capitalismo global en las sociedades tradicionales, la vinculación del papel de
las ciudades y la incorporación del trabajo de mujeres pobres, así como de inmigrantes en actividades trasnacionales. Como
resultado se ha observado la formación de una nueva clase inserta en las grandes metrópolis, la cual está compuesta por
grandes masas de mujeres jóvenes inmigrantes. (Sassen: 2000)

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Análisis por décadas: Mujeres y maquila durante los años 70.

Algunos de los estudios que se refieren a esta década 12, hacen referencia al fenómeno de
la internacionalización de la producción. El esquema de las ventajas comparativas explica
el uso intensivo y excesivo de la fuerza de trabajo femenina, la cual se caracteriza como
de bajo costo, abundante y sin mucha experiencia. Estas son las características de la
población femenina en la frontera norte de México. En un principio la localización de las
maquiladoras era una estrategia para generar empleo entre los inmigrantes mexicanos, lo
cual supuestamente significaría un retorno masivo de varones. Por el contrario ocurrió un
fenómeno inverso, la investigación tuvo entonces un carácter retórico hacia la importancia
del patriarcado.

Hacia esta última cuestión destaca el dominio masculino sobre las mujeres y la ampliación
de las relaciones de trabajo en la sociedad. La subordinación de las mujeres en las
fábricas tildó su trabajo como poco calificado frente a una mejor valoración del trabajo
masculino. Como forma de ocultar esta situación, otros estudios plantearon la inserción de
las mujeres en la maquila como una liberación del régimen patriarcal, y la oferta de
nuevas oportunidades laborales.

Las mujeres como sujeto económico son calificadas como débiles y pasivas: mucho se
atiende en el habla popular acerca de las manos finas y hábiles de las mujeres, lo cual
apunta a esta característica tan marcada en la maquila mexicana: las mujeres son
muchas, son bonitas y son baratas.

La década de los 80: Des-feminización y masculinización del trabajo.

Esta década se caracteriza por la aplicación de políticas de ajuste y el surgimiento de la


crisis económica. El proceso de devaluación de la moneda nacional y el rápido deterioro
de los salarios se suma la implementación de programas para la modernización, el recorte
a los subsidios sociales y la privatización de las empresas estatales. Sobre todo, se
identifica una alta promoción a las políticas de exportación.

12
Entre los cuales mencionamos los estudios de: Murayama y Muñoz, 1979; Fernández-Kelly, 1980 y 1983; Gambrill, 1981;
Carrillo y Hernández, 1982 y 1985; Hernández, 1988; Barrera, 1990, entre otros.

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Como consecuencia del desajuste, se presenta una fuerte expulsión de la fuerza de


trabajo que se traduce en una reorientación de las actividades para hombres y mujeres.
Prueba de esto es la tercerización de la economía y el incremento de las pequeñas
empresas del rubro de comercio y servicios. Estas novedosas oportunidades fueron
tomadas principalmente por varones, lo cual algunos autores plantean como la
masculinización del comercio y los servicios13.

Al mismo tiempo, en las principales ciudades de la frontera norte la industria maquiladora


atrajo un gran número de empleo para varones. La importancia que adquirió la división
sexual del trabajo en su característica demográfica, se analizó a través del estudio de la
participación laboral, así como la inserción del trabajo remunerado doméstico y los
aportes de una dirección a la unidad familiar. Se presentaron las primeras interpretaciones
acerca de la masculinización de la fuerza de trabajo en el sector maquilador14.

Hacia finales de esta década, la contratación de mano de obra masculina para puestos
técnicos principalmente, de almacenamiento, reparaciones y actividades de operación se
hallaba en aumento. Ensayos posteriores se centran en las condiciones acarreadas
debido al estilo de trabajo económico de cada región, así como las opciones de empleo
predominantes, los perfiles social-demográficos y las características predominantes en
cada maquiladora. Se concluyó que principio de los 90 los hombres en los espacios de
maquila resultaban más jóvenes que las mujeres. El espacio fabril presenta una débil
capacidad para ofrecer trabajos estables y de larga duración, lo cual afectaba tanto a
hombres como mujeres, aun así los hombres tenían mayor acceso a mejores
oportunidades de empleo.

A colación, mencionamos los estudios sobre desarrollo de prácticas y modos de


intervención para las mujeres, en aquellas zonas y espacio de consumo propios del
género, las cuales definen los contextos sociales y culturales en las que se desenvuelve
el proletariado femenino. En cierta forma, estas conexiones permitieron abordar la

13
En la década de los 80, algunos sectores de empleo tradicional para la fuerza de trabajo masculina como lo son la agricultura
y la industria de transformación, manifestaron una incapacidad para generar nuevas ocupaciones. La reorganización del trabajo
masculino en el comercio y los servicios se ubica geográficamente en la Ciudad de México y Guadalajara principalmente.
(Rendón: 1993)

14
El argumento más fuerte que sustenta la recomposición del empleo femenino en esta década se apoya la incorporación de
cambios tecnológicos y la organización eficaz del trabajo en las industrias maquiladoras. Esto propició la demanda de nuevos
perfiles laborales, más afines a las actividades masculinas. Las actividades de ensamble de autopartes y piezas electrónicas se
definieron así afines a las destrezas masculinas. (Barajas y Rodríguez: 1992)

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temática sobre lo público y lo privado, la reproducción y la producción como ciclos difíciles


de analizar por separado, ya que las prácticas del trabajo doméstico y el trabajo
asalariado indican una doble presencia de la mujer en múltiples tipos de sociedades15.

La década de los 90 y el nuevo milenio: flexibilidad, fenómenos de violencia y


globalización.

La comprensión del empleo sufrió un cambio en la forma de abordar la experiencia para


hombres y mujeres en los mercados de trabajo de la maquila gracias a la aportación
interdisciplinaria de herramientas como la psicología y la sociología. Se logró identificar
las piezas claves en los sistemas de organización de trabajo, en el reclutamiento de la
mano de obra y en el reparto de las actividades. Esta consolidación no puede ser ajena al
sexo, ya que los recursos de la flexibilización y las nuevas formas de contratación, como
lo son el tiempo parcial, depende en gran medida de la posibilidad de contratar mujeres16.

En el proceso de modernización productiva, la complejidad de la calificación femenina


quedó plasmada en su capacidad para la adaptación y, desde un punto de de valores la
modernización permitió que una vez más brillara el trabajo calificado femenino. En un
análisis más complejo, el trabajo de la mujer (que en el pasado se denominó como poco
calificado), la división sexual del trabajo, y las características de abundancia, bajo costo, y
juventud que poseen las mujeres mexicanas adquieren en el terreno de las ventajas
comparativas toda una nueva dimensión.

Para el caso concreto de los estudios del proletariado, las formas inserción laboral en el
nicho de la maquila hacen surgir valores diferentes entre hombres y mujeres,
principalmente en la decisión de su ingreso a los mercados de trabajo. Es bien sabido que
las mujeres prefieren las condiciones de trabajo estables, con una activa cooperación
laboral y un ambiente que les permita el acceso a servicios sociales. En este sentido,
existen trabajos verdaderamente enriquecedores respecto al significado social de género

15
Como parte de la consolidación de la industria maquiladora del país durante los años 80, el trabajo femenino adquiere una
realidad más compleja, indicando la importancia de algunos fenómenos económicos en el devenir mexicano. Las relaciones de
clase, sexo y patriarcado son los puntos para explicar la opresión del trabajo femenino en la maquila. En algunos estudios, se
considera al trabajo femenino como secundario y a su vez, ejercido por un sujeto débil y pasivo. (De la O Martínez: 1995)

16
Algunos estudios se centran en la dinámica de las ciudades fronterizas y específicamente en aquellas regiones donde
prolifera la actividad maquiladora. Se encuentran evidencias acerca de los nuevos horarios de trabajo, jornadas más flexibles y
distintas formas de remuneración asociadas con la productividad. (Salzinger:1992)

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en los pasos productivos de las maquiladoras: se busca vincular las corrientes de


globalización a la comprensión feminista, identificando en los casos de exclusión para la
mujer, así como los debates entre feminidad, masculinidad y sexualidad. Con el fin de
construir una idea real del rol de género, el contexto que se trabaja es el capitalismo y la
globalización17.

Maquila y feminicidio: a manera de conclusión.

Esta nueva situación en el ámbito global favorece el desplazamiento y se convierte en una


amenaza para la figura del hombre autoritario tradicional. La “humillación” máxima de los
varones jóvenes en Juárez, es la competencia fallida frente al proletariado femenino y las
prácticas que alientan la agresividad de los empleados masculinos hacia sus compañeras
de trabajo. Esto último claro, sólo es una percepción personal, que obedece a un ejercicio
meramente de observación en las costumbres sociales de acceso al trabajo en nuestros
días.

Dicho lo anterior, podemos comenzar a determinar los espacios reales que proliferan en
las franjas que constituyen los vastos terrenos de maquila. La afluencia de mujeres en
estos espacios se consideró muchas veces como un atentado contra la moralidad
tradicional. Las mujeres cuentan con recursos económicos propios, así como dispone de
una dotación de tiempo libre fuera de las fábricas. En estos espacios (fronterizos), por
tanto, el sistema patriarcal está amenazado y como respuesta, la visión de la mujer,
cualquiera que sea su inclinación, vicios o asociaciones es equivalente a una prostituta18.

Comenzamos a descubrir los hilos que nos conducen hacia las conductas de crueldad y
crimen de odio contra las mujeres. La “mujer” que trabaja en la maquila es una pieza
cualquiera del gigantesco mecanismo que abastece de miseria y que no tiene fin. De
ninguna manera pueden esperar ser tratadas como seres humanos, por el contrario sí lo
son como productores en masa y como consumidores en masa. A este nivel, los
fenómenos de inseguridad y poco desarrollo personal trascienden más allá de los muros

17
En este sentido se rescata el trabajo de Salzinger (1992), quien aporta un estudio de caso en Ciudad Juárez, el cual arroja
que la mayoría de los trabajadores de línea eran mujeres, en las que los hombres estaban segregados en actividades de
empaque o repartición, debido enteramente a sus características físicas. Las prácticas de control otorgan preferencia a los
trabajadores femeninos que los masculinos

18
La asociación psicológica que establecen muchos mexicanos entre los espacios de trabajo y los locales de entretenimiento
(entendidos como clubs o cantinas) tienen una relación simbólica entre el hecho de abastecer a los Estados Unidos… no sólo
de mano de obra barata durante el día, sino también abastecerle de placeres sexuales durante las horas nocturnas. (Villa:
1993)

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de la fábrica. La violación, la crueldad y el atropello son sólo la punta más acabada de


este complejo mecanismo de despersonalización.

Extensos son los recursos documentales en los cuales se lanzan acusaciones contra la
extensa red de tráfico sexual y tráfico humano que se ha establecido en la frontera norte
de México desde los años 60: perspectivas escalofriantes, como que se hace una
selección de las víctimas por medio de fotografías, miles de extensos catálogos que
llegan a manos de importantes directivos, militares y enfermos sin escrúpulos en la
frontera norte y en todo el mundo.

A pesar de las evidencias presentadas a lo largo de casi 40 años, la situación de atropello


en la frontera norte ha venido conformando más que un intento sin éxito por hacer justicia.
Dejando de lado el motivo de estas prácticas, la agresión en cualquier caso es contra la
intimidad y la integridad de los individuos. Esta es la situación primordial que debería ser
investigada por las autoridades, este último comentario claro, obedece a una percepción
meramente personal.

Bibliografía.

1. Barajas, Rocío 1989 “La industria maquiladora mexicana en los sectores


electrónicos y de autopartes” en González-Aréchiga, Bernardo (comp.) La industria
maquiladora mexicana en los sectores electrónico y de autopartes (México:
Fundación Friedrich Ebert y El Colegio de la Frontera Norte)

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Las mujeres en la maquila mexicana
Medina Islas Gabriela

2. Barajas, Rocío y Rodríguez, Carmen 1992 Mujer y trabajo en la industria


maquiladora de exportación (México: Fundación Friedrich Ebert).

3. Carrillo Jorge y Hernández, Alberto 1985 Mujeres fronterizas en la industria


maquiladora (México: Secretaría de Educación Pública/Centro de Estudios
Fronterizos).

4. De la O, María Eugenia 1995 “Maquila, mujer y cambios productivos: estudio de


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y Woo, Ofelia (eds.) Mujeres, migración y maquila en la frontera norte (México:
Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer y El Colegio de México).

5. INEGI 1989 Estadísticas de la industria maquiladora de exportación 1978-1988


(México: Instituto Nacional de Geografía e Informática).

6. Quintero, Cirila 2002 “La maquila en Matamoros: cambios y continuidades” en de


la O, María Eugenia y Quintero, Cirila (eds.) Globalización, trabajo y maquilas: las
nuevas y viejas fronteras en México (Mexico: Fundación Friedrich Ebert
Stiftung/AFLCIO/CIESAS).

7. Rendón, Teresa 1993 “El trabajo femenino en México: tendencias cambios


recientes” en El Cotidiano (México Distrito Federal) No. 53, marzo- abril.

8. Salzinger, Leslie 1992 Gender under Production: The Constitution and


Consequences of Famaleness and Malenese in Mexico´s maquiladoras
(Universidad de Berkeley).

9. Sassen, Saskia 1998 Globalization and Its Discontents (New York:New Press).

10. Sassen, Saskia 2000 “Women’s Burden: Counter-Geographies of Globalization


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53, No. 2.

Documental:
11. Saúl Landau y Sonia Angulo, Maquila: Una historia de dos México, 2000, Estados
Unidos.

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