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La comunicación está inmersa en todas las partes de nuestra vida personal, social y profesional.
Actualmente los conocimientos científicos no son el culmen de la investigación, se requiere
también tener la capacidad para comunicar eficazmente los conocimientos desarrollados
(Campos, 2000).
1. Emisor
2. Mensaje
3. Receptor
4. Canal
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5. Contexto
6. Código
7. Respuesta
De acuerdo con Helena Beristáin, un mensaje “es una cadena finita de señales producidas,
mediante reglas precisas de combinación, a partir de un código dado”. El proceso de su
transmisión involucra un canal, que es empleado por un emisor que codifica las señales para que
éstas lleguen a un receptor quien, a su vez, descodifica la estructura recibida. Para que el
mensaje sea efectivo y cumpla con el objetivo de quien lo emite, debe “ser transmitido con un
mínimo de errores”, el receptor genera una respuesta que puede producir un nuevo mensaje
invirtiendo el sentido original, este sentido será cambiante de acuerdo las cantidades de mensajes
que se puedan crear por cada uno de los emisores/receptores (Santos, 2012).
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observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen
principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente. Esta
definición que nos refiere a un conjunto de conocimientos nos crea la responsabilidad de
comunicar estos conocimientos desarrollados.
El proceso que permite llevar la ciencia de un emisor a un receptor parece simple: se inicia con
quien tiene el conocimiento (científicos, ingenieros, estadistas que legislan o toman decisiones en
el campo científico, usuarios del conocimiento, entre otros), utiliza un canal de transmisión y
llega a un receptor. Pero la historia no es tan sencilla. ¿Este emisor es consciente del derecho de
la ciudadanía a estar informada? ¿Sabe qué es lo que el público espera recibir? Y el canal
utilizado, ¿es el más apropiado? ¿Quién recibe la información está capacitado para
comprenderla?. El proceso, además, no termina en el receptor; el impacto de ese mensaje debe
generar alguna reacción para que el proceso sea dinámico, realmente aleccionador (FOG, 2004).
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todo a su paso, esta avalancha llegó hasta un pueblo con algo más de 40,000 habitantes,
cubriéndolo por completo y causando el deceso de más de 20,000 personas. A la mañana
siguiente los encabezados de los principales medios se enfocaban en este desastre y preguntaban
¿Cómo pudo pasar esto?, los científicos de Ingeominas contestaron “Nosotros lo advertimos”,
pero ningún medio de comunicación comprendió la magnitud de la información compartida en la
rueda de prensa de Septiembre (FOG, 2004).
La comunicación masiva en el mundo ha generado una adicción de tal magnitud por los informes
de guerra o hechos violentos, los cuerpos voluptuosos, el fútbol y las modas, que la importancia
de temas como la ciencia y la tecnología pasan desapercibidos por los consumidores. Es más, son
pocos los que advierten la ausencia de este tipo de información y más pocos aun los que
consideran que sea necesario, por no referir una mayoría ciudadana que ni siquiera sabe que
existe esta forma de comunicación especializada en divulgar la ciencia y tecnología (Giraldo,
2004).
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actualmente, más aún si consideramos que ella tiene un atraso con respecto al avance científico y
que hay un desfase entre la gente común y la comunidad científica. Ya Einstein destacó esa
importancia: "... Si los conocimientos científicos se limitan a un pequeño grupo de hombres, se
debilita la mentalidad filosófica de un pueblo, que camina así hacia su empobrecimiento
espiritual". Y aunque algunos científicos creen que no puede haber popularización de la ciencia
sin menoscabo de lo sustancial, hay otros que no solo han creído que ello es posible, sino que lo
han hecho de una manera brillante: el mismo Einstein, Adam Smith, Max Plank, Darwin, ]ulián
Huxley entre otros (Checa, 1997).
Calvo (1997) menciona a Alboukrek (1991) referente a que este último atribuye los siguientes
objetivos a la divulgación, como un proceso de desarrollo e integración de múltiples disciplinas y
oficios:
Hoy, los objetivos de la divulgación científica han sido sistematizados por Daniel Raichvarg y
Jean Jacques en su espléndido estudio “Savants et Ignorans” (1991). Para estos autores,
históricamente pueden considerarse los siguientes objetivos de la divulgación:
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1.4 El discurso científico
El discurso del científico frente a su interlocutor tendría que ser del tipo "Todo ocurre como si,
sobre todo no crea que en realidad es así". O bien: "Las cosas pueden presentarse así", "Es una
forma de representación que nosotros utilizamos", "Es lo que observamos" (Calvo, 2006a).
De acuerdo con Corpas et al., (2008) las características generales del discurso científico son:
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lengua para definir los términos y conceptos científicos; c) la función conativa,
frecuentemente encontrada en textos técnicos como los manuales, ya que de lo que se
trata es de informar a los receptores.
Formalización. El lenguaje científico lleva a su extremo la univocidad del lenguaje en el
caso de la formalización del lenguaje de las matemáticas, donde se establece por medio
de fórmulas un intento de exactitud en el que no se permite la ambigüedad; casi
podríamos afirmar que la expresión matemática es más que monosémica.
Coherencia. El carácter universal de este discurso determina que los términos utilizados
al principio de un texto científico deben mantenerse con esos valores semánticos a lo
largo de todo el texto, en aras de conseguir la precisión y claridad que requiere el
discurso científico-técnico.
El discurso científico es la puesta en acto de los elementos de la ciencia tales como teorías,
métodos y prácticas sobre un determinado objeto de estudio, su posibilidad de articulación, el
juego que se establece entre ellos para producir un nuevo conocimiento. Pero la posibilidad de
producción de un nuevo conocimiento debe conocer, necesariamente, ciertos pasos previos,
pasos que señalan, a su vez, la propia constitución de la ciencia en cuestión. Ante todo, la
necesidad de que exista una cierta problemática nueva, que se recorte contra el fondo de la
cultura científica de la época. El discurso científico debe dar cuenta de esa problemática, de la
constitución de esa problemática. El discurso científico no puede ser aquel que fluye (y se
pierde) en lo fenomenológico, en el mundo de las apariencias, pues "una experiencia científica es
una experiencia que contradice a la experiencia común" (Pereira, 1979).
El autor Carmona, (2013) menciona que el discurso es una “forma de uso del lenguaje” y su
estudio implica tres dimensiones: el uso del lenguaje mismo, la comunicación de creencias y la
interacción en situaciones de índole social. Además, el uso del lenguaje comprende el lenguaje
hablado y el lenguaje escrito, modalidades que guardan una relación de continuidad en el espacio
y en el tiempo, en donde la escritura constituye un registro visual del lenguaje hablado
(Bloomfield, 1973: 21-25) que subyace en el lenguaje escrito, el cual adopta convenciones
particulares.
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1.5 Los textos de divulgación científica
El autor Rojas, (2002) menciona que los conocimientos que se manejan en toda redacción
científica tienen varias fuentes y las clasifica como:
A. LA BIBLIOTECA
1. Impresos
a) Obras de referencia
1. Enciclopedias.
2. Diccionarios.
3. Anuarios (Yearbooks).
4. Publicaciones de referencias bibliográficas: Index, Tablas de
contenidos.
5. Publicaciones de resúmenes o compendios o abstracts.
6. Revistas de Artículos científicos: Artículos Primarios u originales.
7. Publicaciones de revisiones o monografías o advances o reviews:
Artículos secundarios o recapitulativos.
8. Folletos
b) Libros:
1) De Tratado o consulta,
2) De texto.
2. Informatizados:
a) Internet.
b) Bancos de datos:
• Nacionales: CONACYT.
• Internacionales: Bireme, Agris, Medline, Lilacs, etc.
B. LABORATORIO Y CAMPO
C. COMUNICACIÓN PERSONAL
Los científicos han utilizado y utilizan múltiples medios para intercambiar información. Es ya
clásico distinguir dentro de dichos medios entre canales formales o informales de comunicación.
Los canales informales son aquellos que quedan reducidos a la esfera privada, al ámbito de las
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relaciones personales entre científicos. Existe una enorme variedad de ellos. Los hay tan poco
formalizados como las reuniones de los mismos equipos de investigación donde se gestan las
ideas, se planifican los trabajos, se asignan tareas, se discuten resultados o como las
presentaciones informales de resultados dentro y fuera de la propias organizaciones donde se
crea el propio conocimiento científico (Delgado & Ruiz, 2009).
Corpas et al., (2008) menciona que la búsqueda de claridad hace necesaria la ordenación
adecuada de los textos existentes de divulgación científica para que, de este modo, se facilite la
comprensión de los mismos. Por ello, los mensajes de las ciencias, en los que predomina la
operación lógica de la inferencia, por la que se derivan nuevas informaciones de datos
previamente conocidos, se ordenan de acuerdo con tres tipos de ejes: expositivo, descriptivo o
argumentativo.
Textos expositivos. Estos textos tienen la estructura de informe: en primer lugar, se plantea una
hipótesis; a continuación, se detallan descriptivamente las experiencias y, en último lugar, se
expresan las conclusiones que afirman y refuerzan la exposición o bien que abren nuevas vías de
investigación. Suelen abundar en ellos los neologismos.
Textos descriptivos. Este tipo de ordenación es más propio de los textos técnicos que de los
científicos, aunque bien es cierto que la finalidad de estos últimos también es práctica. Suele
encontrarse mezclado con aspectos positivos.
Textos argumentativos. En estos textos se discute una teoría o una tesis acerca de una
experiencia o fenómeno, o la aplicación de una máquina o instrumento. Se ordenan estos
discursos del modo siguiente: a) planteamiento, en el que se expresa el estado de la cuestión de
lo que se va a considerar; b) limitación para acotar el campo de investigación; c) exposición y
demostración de la tesis o idea que ocupa el cuerpo del mensaje, contrastándola con las ideas o
teorías contrarias; d) conclusión, que ratifica la hipótesis inicial. En este grupo se clasifica el
artículo de investigación.
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Loffer-Laurian (1983) crea una tipología acerca del discurso científico en función del emisor, el
mensaje y el receptor del mismo:
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Corpas (2008) hace una clasificación para los textos de divulgación científica en lengua inglesa y
aparecen de acuerdo a la siguiente tabla:
TIPO DE TEXTO
Article Review Memorandum
Article Summary Memo report
Case Study Progress report
Commodity Profile Proposal
Description Writing report
Design Report
Essay Research Article
Executive Summary Research Paper
Final Report Standard Experiment
Lab Experiment Right Up Technical Report
Lab Report Topic Review
Tabla 2, Tipos de texto en el discurso científico-técnico en lengua inglesa, (Corpas, 2008).
Se debe tener en cuenta que los textos científicos pueden tener diferentes niveles de
especialización dependiendo de quiénes sean los participantes en el acto de la comunicación y las
distintas situaciones comunicativas que pueden darse. De esta manera, Gutiérrez Rodilla (2005:
20) clasifica:
a) La comunicación de especialista a especialista a través de publicaciones científicas
(lenguaje escrito) o de conferencias, coloquios, sesiones clínicas, seminarios (lenguaje
oral) producidas en un contexto de formalidad.
b) La comunicación entre científicos y técnicos en un contexto informal como, por ejemplo,
en los diarios de laboratorios, cartas, correos electrónicos (lenguaje escrito) y discusiones
informales (lenguaje oral).
c) La comunicación entre especialistas y el público general en publicaciones divulgativas
(lenguaje escrito) o en programas divulgativos (lenguaje escrito) o en programas
divulgativos de radio y televisión (lenguaje oral).
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De este tipo de comunicaciones los seminarios ofrecen posibilidades muy flexibles que permiten
el desarrollo de habilidades, pues profundizan en los conocimientos y en otros niveles de
atención (García, Lugones, & Lozada, 2006).
El seminario es el tipo de clase, que tiene como objetivos fundamentales: que los estudiantes
consoliden, amplíen, profundicen, discutan, integren y generalicen los contenidos orientados;
aborden la resolución de tareas de la rama del saber y de la investigación científica; desarrollen
su expresión oral, el ordenamiento lógico de los contenidos y las habilidades en la utilización de
las diferentes fuentes del conocimiento (Piña, Seife, & Rodríguez, 2012).
Del diccionario de la Real Academia Española se obtiene la definición de seminario (del latín
seminarius), 1. Perteneciente o relativo a la semilla. 2. Perteneciente o relativo al semen. 3.
Semillero de vegetales. 4. Seminario conciliar. 5. Clase en que se reúne el profesor con los
discípulos para realizar trabajos de investigación. 6. Organismo docente en que, mediante el
trabajo común de maestros y discípulos, se adiestran estos en la investigación o en la práctica de
alguna disciplina. 7. Casa o lugar destinado para educación de niños y jóvenes. 8. Origen y
principio de que se originan y propagan algunas cosas.
Algunos tipos de seminarios son clasificados por diferentes autores y coinciden en que la
tipología depende de la metodología usada, así los clasifican como (García et al., 2006):
Preguntas y respuestas.
Diálogo.
Ponencia.
Ponencia-oponencia.
Paneles.
Mesas redondas.
Videos-debate, etcétera.
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c. Elaborar la guía de seminario.
d. Analizar el plan de seminario con los demás docentes que participarán (en caso de
que así sea).
e. Establecer el horario de consulta para posibles dudas antes de ejecutarse el
seminario.
2. Se efectuará con grupos que no deben exceder de 15 estudiantes y la cantidad puede
variar en dependencia de las posibilidades de dirección, fuentes bibliográficas y medios
disponibles
3. Conclusiones del seminario.
a. Evaluación individual.
b. Evaluación colectiva. (García et al., 2006)
Algunos valores morales y características de la personalidad que se desarrollan a través del
seminario
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resultados obtenidos por los estudiantes. En el seminario es importante delimitar las tareas del
profesor y la de los estudiantes (Piña et al., 2012).
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1.7 Elaboración de comunicaciones orales.
En la esfera universitaria los profesionales realizan actividades en cuanto a la labor científica que
son de suma importancia, como por ejemplo: predefensas y defensas de maestrías y doctorados,
participación en tribunales para la predefensa y defensa de tesis, presentación de ponencias,
elaboración de poster para presentar en eventos al igual que conferencias, entre otras actividades;
todas ellas requieren de alta preparación. En estas actividades se evidencian dificultades en la
comunicación científica oral de los profesionales, los cuales no siempre comunican
coherentemente los resultados en la labor que desempeñan. El profesional se debe asegurar de
que el mensaje llegue al auditorio de una manera comprensible. El lenguaje científico es claro y
preciso por naturaleza y los resultados que se obtengan en las investigaciones deben ser
verificados antes presentarlos a la comunidad científica. En la comunicación científica oral lo
recomendable es respetar la coherencia y la cohesión del discurso. Esto no impide que cada cual
tenga su estilo y utilice los recursos que considere necesarios; además, deben desarrollarse
habilidades lingüísticas e investigativas (Lloret & Paz, 2015).
La mejor forma en opinión de Day, (1991) de organizar un trabajo para su presentación verbal es
seguir el mismo itinerario lógico que habitualmente se sigue al escribirlo, comenzando por
“¿cuál es el problema?” y terminando por “¿cuál es la solución?“. Sin embargo, es importante
recordar que la presentación verbal de un trabajo no constituye una publicación y, por
consiguiente, se aplican reglas diferentes. La mayor diferencia es que un artículo publicado debe
contener todos los detalles experimentales, a fin de que los experimentos puedan repetirse. Una
presentación verbal, en cambio, no requiere ni debe contener todos los datos experimentales, a
no ser que, por casualidad, le hayan convocado para administrar un somnífero a una reunión de
insomnes. La cita copiosa de bibliografía tampoco resulta conveniente en una presentación
verbal.
Una comunicación a una conferencia se limita a menudo a una o dos páginas impresas, o sea, a
unas 1000 a 2 000 palabras. Normalmente se da a los autores una fórmula sencilla como: “hasta
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cinco cuartillas, a doble espacio, y con tres ilustraciones (cualquier combinación de cuadros,
gráficas o fotografías) como máximo” (Day, 1991).
La mayoría de las presentaciones verbales son breves (en muchas reuniones, el límite es de 10
minutos). Por ello, incluso su contenido teórico debe reducirse en comparación con el de un
artículo escrito. Por muy bien que estén organizadas, un gran número de ideas presentadas
demasiado rápidamente resultaran confusas. Debe atenerse a su tesis o resultado más importante
y subrayarlo. No habrá tiempo para que presente todas sus otras bonitas ideas. Existen, desde
luego, otros tipos de presentaciones verbales más largas. El tiempo que comúnmente se concede
para hacer una exposición en un simposio es de 20 minutos; a veces más. En un seminario es
normalmente de una hora. Evidentemente, podrá presentar más material si tiene más tiempo. Aun
así, debe proceder con calma, presentando detenidamente algunos puntos o temas principales. Si
avanza muy de prisa, especialmente al principio, su público perderá el hilo; mucha gente
comenzará a soñar despierta y su mensaje se perderá (Day, 1991).
Diapositivas
En las reuniones científicas pequeñas e informales se pueden utilizar diversos tipos de ayudas
visuales. Es posible usar con provecho proyectores de transparencias, tableros y hasta pizarras.
En la mayoría de las reuniones científicas, sin embargo, las diapositivas de 35 mm son la lengua
franca. Todo científico deberla saber cómo preparar buenas diapositivas (Day, 1991).
El público
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términos. Explique los conceptos difíciles. Un poco de redundancia puede ser muy útil (Day,
1991).
Los Carteles
En los primeros tiempos, los carteles quedaban relegados en la práctica a los vestíbulos de los
hoteles o centros de conferencias donde se celebraban las reuniones; sin embargo, muchos
autores, especialmente estudiantes graduados que trataban de presentar su primer trabajo, se
contentaban con que su trabajo se aceptara en forma de cartel en lugar de ser eliminado
totalmente del programa. Además, la generación más joven de científicos había llegado a su
mayoría de edad en la era de las “ferias científicas”, y los carteles les gustaban. En la actualidad,
desde luego, las sesiones de carteles se han convertido en parte aceptada e importante de muchas
reuniones. Grandes sociedades reservan espacio considerable para esas presentaciones (Day,
1991).
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Referencias Bibliográficas
Corpas, P. G., Amaya, G. M. C., Bautista, Z. R., Castillo, R. C., Leiva, R. J., Seghiri, D. M., &
Toledo, B. C. (2008). Módulo II. Caracterización del discurso científico.
Day, R. A. (1991). Cómo escribir y publicar trabajos científicos. Bol of Sanit Panam, 110(3).
Delgado, L.-C. E., & Ruiz, P. R. (2009). La comunicación y edición científica: fundamentos
conceptuales. Granada: Universidad de Granada, 2009.
García, H. M., Lugones, B. M., & Lozada, G. L. (2006). Algunas consideraciones teóricas y
metodológicas sobre el seminario. Revista Cubana de Medicina General Integral, 22(3), 1–
7.
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Lloret, D. M., & Paz, S. A. (2015). La comunicación científica oral de los profesionales: Su
significación. Soldagem E Inspecao, 20(1), 1.
Piña, L. C. N., Seife, E. A., & Rodríguez, B. C. M. (2012). El seminario como forma de
organización de la enseñanza. Revista Electrónica de Las Ciencias Médicas En Cienfuegos.,
10(2), 109–116. Retrieved from
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