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EL CARNAVAL TABLEÑO

El fuerte y alegre sonido de las trompetas, el vibrante pujar del bombo y repicar de los tambores
son el eco que se va apoderando de todo el cuerpo de cada tableño. Quienes saben que es el anuncio
que esperaron durante un año, es esa la señal que indica que se da inicio a una de las fiestas,
tradicionalmente, más importante de sus vidas, EL CARNAVAL.

Para un grupo distinguido de tableños, a quienes se les conoce particularmente como los de la tuna
de Calle Arriba de Las Tablas, estas melodías carecen de toda abstracción, pues con sólo escucharlas
se entiende un lenguaje muy particular que al instante queda decodificado. Así, cuando de la Calle
de La Bolívar, en Las Tablas, se escuchan las primeras notas de los instrumentos de la murga, que
en ocasiones parecen hablar por sí solos, la piel se enchina y se vuelve de gallina y todos al unísono
comprenden y cantan al ritmo la tonada que marca la pauta del inicio del carnaval: “Sale Calle Arriba
que belleza, sale parrandeando con honor…”.

El carnaval tableño tiene un origen muy particular, y que, de acuerdo a documentos escritos por un
sacerdote hacia el año de 1935, tiene más de 200 años de historia y que tuvo sus orígenes en la
rivalidad religiosa de dos grupos que para entonces moraban la ciudad de Las Tablas.

Los primeros habitantes de las Tablas habían establecido el culto a la santa cruz de mayo, mientras
que nuevos pobladores pretendían establecer la adoración a la imagen de Santa Librada que habían
traído consigo de la madre patria y a quien le construyeron una ermita en el lugar en donde se
establecieron.

Para las festividades religiosas de cada bando, se sacaba a su imagen hermosamente decorada con
flores y velas, la santa cruz cada 3 de mayo y Santa Librada cada 20 de Julio. Ambos bandos dirimían
sus diferencias y se reunían en grupos los cuales denominaron "Tuna" que por la geografía del
poblado se hacía llamar los de arriba y los de abajo, razón por la cual surgen entonces los nombres
de Tuna de Calle Arriba y Tuna de Calle Abajo.

Las rivalidades entre los bandos llegaron a ser tan picantes que fue necesaria la intervención de un
obispo que visitaba el pueblo de Las Tablas para el año de 1798, quien prohibió estas tunas que se
daban en cada patronal por considerarlas profanas, y las trasladó para los días antes del inicio de la
cuaresma, que coincidían obviamente con la celebración del carnaval en Europa y el resto del
mundo.

Recordemos entonces que Las Tablas ya celebrara el carnaval, pero era una fiesta popular con bailes
y tamboritos en la que se escogía la reina del pueblo, que eran aquellas jóvenes que contaban con
la simpatía unánime de la población, y se le consideraba la reina del carnaval.

Con el tiempo las dos Tunas establecen sus sedes, la Tuna de Calle Arriba en el sector de La Placita
y la Tuna de Calle Abajo en el Barrio de Punta Fogón, ambas Tunas convocaban a sus integrantes a
sus respectivas sedes, formaban los tamboritos y salían a recoger a las muchachas más hermosas
del pueblo para pasearlas y lucirlas, echando puyas cantando coplas alusivas al bando opuesto y
paseando elaboradas banderas representativas de cada bando.
No fue sino hasta la década del 30, cuando la gente de arriba se organizó y conforman por primera
vez una sociedad conocida como Los Diecisiete (por la cantidad de personas miembros de la misma)
para liderizar los temas de carnaval, esta sociedad fue denominada Calle Arriba de Las Tablas.

Para el año de 1950 la Tuna de Calle Arriba inicia de manera oficial la elección de una reina propia,
un año después y siguiendo la iniciativa de Calle Arriba, la Tuna de Calle Abajo escoge a su reina,
iniciando así la modalidad del carnaval tableño tal cual como se conoce en la actualidad y que fue
duplicado a lo largo de los años por diferentes pueblos a nivel nacional.

El carnaval tableño desde sus inicios se ha mantenido en una constante evolución, que lo ha llevado
hoy en día a catalogarse como uno de los mejores y más costosos en el mundo. Al inicio debemos
recordar que las tunas eran acompañas de los alegres tamboritos, hasta que para el año de 1953
aparecen los primeros instrumentos de viento en lo que después se conoció como la murga.

Fue entonces el señor Bernardo Díaz, primer presidente de la sociedad Calle Arriba de Las Tablas, él
responsable de esto y que según su hija Olga Diaz siempre contaba que esta idea tuvo origen en un
viaje que realizo a la Villa de Los Santos en donde se encontró con el profesor Manuel Consuegra
quien ejecutaba la trompeta en ese momento. Quedo tan cautivado por la melodía que propuso
inmediatamente incluir los instrumentos de viento en el Carnaval Tableño.

La ‘Murga tableña' fue concebida con los ‘aires' y matices musicales característicos de la región
tableña, para darle descanso a las ‘cantalantes', cajeros y tamboreros, de los tamboritos, que
imponían alegría y sentido propio al carnaval; nunca con la intención de desplazarlos o eliminarlos,
pues aún hoy se encuentran presente en estas festividades.

El carnaval tableño es la máxima muestra de arte del país, el cual se refleja en las hermosas
creaciones de artistas panameños, quienes – mayoritariamente – de forma artesanal, diseñan y
confeccionan carros alegóricos, disfraces, vestidos, polleras, joyas y accesorios de una manera
admirable e impresionante.

Estos genios del diseño y la confección generalmente pasan desapercibidos, porque los partícipes
del carnaval sólo ven el resultado de un año previo de arduo trabajo, para ofrecer lo más vistoso,
estéticamente bello y lujoso que se pueda. Entre estos artistas vale la pena mencionar al genio de
Calle Arriba de Las Tablas: Horacio Prado. Quien ya es reconocido internacionalmente por su
excelencia en el diseño de fantasías.

Hoy Panamá y el resto de la región es testigo de la magnificencia de un Carnaval que es la viva


esencia de los hijos tableños, en el que la alborada del miércoles de cenizas, el sonar de los morteros
y el bailar de las reinas de ambas tunas son la síntesis de años y años de evolución y sacrificios, una
sumatoria de hechos, costumbres y pensamientos.

Una historia de matriarcado en las que las madres, abuelas y tías sobretodo influyen en sus hijos y
nietos la pertenencia a que calle; ese es el carnaval en el que decir “Calle Abajo la gente con clase”
o “Calle Arriba La gente distinguida” es decir LAS TABLAS.

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