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“Las personas que viven la guerra en Alepo solo quieren que dejen de apoyar a los rebeldes”

Publicado el 25/04/2017

Biografía : Apenas supera los 40 años. Entró a la Vida Religiosa a los 18 y vive para misionar.
Tuvo tareas en zonas de conflicto. Estuvo en Belén, Palestina y hace apenas dos años salió de
Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria que sufre ataques y bombardeos por parte de
grupos rebeldes. Esta mujer es María de Guadalupe Rodrigo, argentina, nacida en Villa
Mercedes, San Luis. A los 23 fue destinada a la misión, tarea que estuvo desarrollando los
últimos 20 años. Hasta hace dos años estuvo en Alepo, Siria. Allí vivió la invasión y lo que
implicó para el pueblo católico y musulmán. De visita en Salta, contó sus vivencias.

Reportaje:

– ¿Cómo fue su experiencia en Siria?

Estuve allá muchos años, especialmente desde el comienzo del conflicto y es por eso que
puedo testimoniar lo vivido. Estuve 5 años en Siria y por razones particulares fui retirada de
allá. Sin embargo, estuve todo 2011, que fue el inicio del conflicto. Pude vivir cómo era antes
del comienzo de este desastre en la ciudad de Alepo.

– ¿Cuándo regresó de Alepo?

Hace dos años que estoy acá. Regresé a Alepo por un corto tiempo. En febrero estuve allí junto
a las hermanas de la comunidad del Verbo Encarnado que siguen allí. No estoy en forma
permanente pero me mantengo en contacto.

– ¿Había estado antes en alguna zona de conflicto como Alepo?

No. Estuve en Belén donde aprendí a hablar árabe y, si bien viví algunas situaciones de la
Intifada o los conflictos entre judíos y palestinos, en comparación con lo que viví después en
Siria, eso fue apenas un reflejo de lo que es una guerra.

– Los argentinos vivimos en medio de conflictos sociales pero no en una guerra, ¿estamos muy
lejos de poder imaginarla?

Sí, creo es muy difícil imaginarla, hay que vivirla. Yo creía que sabía qué era una guerra, pero la
verdad es que estando ahí, adentro, recién se sabe lo que es una guerra. Y por eso uno
empieza a valorar tantas cosas, de la vida diaria, cosas básicas que tenemos y no las vemos.
Quizás pensamos en lo que nos falta y no en lo que ya tenemos. Allá un día de vida se valora.
Se vive de manera intensa, tomando el real sentido de la vida. Hoy puede ser mi último día de
la vida, ¿qué pasa después? Ese es el punto. A veces viviendo en forma entretenida, es una
pregunta que no nos hacemos. En cierta medida, es una falta de madurez del hombre actual el
no preguntarse seriamente por el porvenir. Después de la muerte, ¿qué? Y de acuerdo a eso
debo pensar en mi vida hoy.

¿Tanto la comunidad católica como en la musulmana viven la guerra igual, sin que el credo los
separe?

– El avance de los grupos fundamentalistas -que lamentablemente están apoyados desde


afuera- significó la masacre de cristianos, en primer lugar, y después todo otro grupo religioso.
Incluso musulmanes. El Islam que se vivía en Siria era moderado, con muy buena convivencia
entre cristianos y musulmanes. Para estos fanáticos, el musulmán moderado es un traidor.
Entonces, ciertamente lo están sufriendo y por eso hay tantas conversiones. Hay muchos
musulmanes que dicen: “Si esto es el Islam, esto no quiero para mí”.

– ¿Cree que desde Salta se puede hacer algo?

Es una pregunta que hay que hacerse. A veces, lo que nos llega por los medios de
comunicación internacionales, y digo las cadenas más importantes de información, es la
noticia tergiversada. Todo esto se presenta como guerra civil. “El pueblo sirio levantado contra
su gobierno”, y esto es una mentira desde al comienzo. Lo que se vive allí es una invasión
desde afuera, no es el pueblo sirio. Entonces, también se manipula el tema de la ayuda.
“¿Cómo ayudarlos? Los refugiados, recibir gente, sacar gente”. Y la solución no es sacar gente,
la solución es basta de apoyar a los rebeldes, que es lo que pide la gente allá. La gente en Siria
pide que no se apoye más a los rebeldes, que están destruyendo el país.

Creo que la primera forma de ayuda es rezar. Si sos cristiano te cortan la cabeza o te crucifican
o te entierran vivo. Un cristiano, la verdad, no es que pida para comer, que necesitan
ciertamente. Lo que más piden es la oración para mantenerse firmes en su fe. Eso lo podemos
hacer todos: es gratis y muy fácil. Es lo que ellos están pidiendo. Entonces ayudémolos como
ellos piden ser ayudados. Es muy importante que la verdad se conozca. Desde que empezó el
conflicto creamos dos páginas de Facebook: SOS Cristianos en Siria y Amigos de Irak. Allí
empezamos a publicar lo que veíamos, las noticias, para que se sepa lo que realmente está
pasando.

Por supuesto que hay que pensar en ayudar a los refugiados, pero también hay que darse
cuenta de que es un tema muy manoseado. Cuando se habla de los refugiados que van a
Europa, no estamos hablando solo de los refugiados que se van de Siria e Irak. Se trata de
gente que va de todos lados, que necesita un lugar mejor para vivir y ahí estamos hablando de
otro tema. En Siria, la gente pide ser ayudada en su lugar de origen y que se diga la verdad. Se
sienten usados por quienes están llevando adelante este conflicto.

– ¿Cómo describe Alepo?

Ahora que estuve en febrero, lloré mucho al ver la ciudad, las familias, las pérdidas. Es muy
doloroso, pero por otra parte es bueno ver la fuerza del pueblo. Antes de la guerra,
económicamente, estaban muy bien, pero de cierta manera viviendo en medio del
materialismo y con una fe un poco superficial. Quizás al ser muy abiertos a Occidente se
contagiaban de sus vicios. Materialmente hablando, estaban mucho mejor. Pero como
personas se han fortalecido y maduraron en sus convicciones. El Verbo Encarnado tiene
estudiantes universitarios que siguen sus estudios adelante sin la necesidad de recordarles que
deben aprovechar el tiempo. Saben lo que vale un día de vida. Existe una violencia que creo no
se ha visto nunca.

– Las mujeres, ¿cómo viven esta situación?

Alepo era una sociedad muy abierta. El Gobierno en Siria es laico, no islámico, por lo tanto, la
mujer tenía un rol importante. En ese sentido, la mujer no ha padecido. Creo que lo que
tenemos allá son mujeres muy valientes.

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