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CAPÍTULO XXXI

EJECUCIÓN DE SENTENCIAS

SUMARIO: L PROCEDIM IENTO DE EJECUCIÓN DE SENTENCIAS: 396. Sentencias eje-


cutables.- 397. Presu puestos de la ejecución.- 398. Competenci a.- A) Se111encia que conclma al pago de ca11ticlacl Líquida: 399.
Concepto de cantidad líquida.- 400. Embargo.- 40 ] . Citación de venta.- 402. Trámi te de las excepciones.- B) Se11te11cia
que condena al pago de cantidad ilíquida.- C) Sentencia que condena a hacer o a no hacer.- O) Se11tencia que condena a dar.- E)
Rendiciones de cuentas r liquidaciones complicada.1.- 11. EJ FCUC!Ó N DE SENTENCIAS EXTRANJ ERAS: 403. Concepto.
Sistemas legales.- 404. Requ isitos sustanci ales.- 405. Procedimiento.- 406. Ejecu- ción de laudos extranjeros.

§ I
10
PROCEDIMIENTO DE EJECUCIÓN DE.i SENTENCIAS

396. SENTENCIAS EJ ECUTA B LES

a) Se dijo, en su momento ( supra , nº 37), que el proceso de ejecución es aquel que tiene por objeto asegurar la
eficacia de las sentencias de condena , es decir de los pron u nciamientos judiciales que i mponen el cumpli m iento de

I Q.j ALSINA. Tralado, v. pág. 1 10; AYARRAGARAY. Introducción Cl la ejecución de sentencia; COJ.ü IBO, Código. 111, pág. 773: FALCÓN,
Cúcligo, 111. pág. 479: FE:'JECH. Derecho pr'.icesa/ civil, pág. 53 J ; FER N,\NDEZ, C15dif;O. pág. 49 ]; i\!ONTFRO AROCA-ÜRTELLS RA10S- GOJEZ
CoLm1ER-MONTÓN REDONDO. Derecho jurisdiccional, 11, 2. pág. 39; MclR.EI.LO-SOSA- BERIZONCE, Cúdiios. VI-A. pág. 71 ; PALACIO. Derecho
procesal cii·i!, V I L p:ig. 261; PODETTI. Tratado ele las e;ecucio11es, Yl l-B. pág. 253: RODRÍG UEZ. Comentarios, 111, piig. 7; YllERBO. "Del
cumplimiento o ejecución de las sentencias judiciales ci vi les". en RDP, I 947, J. p,íg. 1 50.
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alguna prestación (de dar, de hacer, o de no hacer). Pero ello significa, simple-
mente, que sólo respecto de esa clase de sentencias ri ge el procedimiento espe-
cífico que se ha de exami nar en este capítu lo, y no excluye, por lo tanto, l a
posi bilidad de que también las sentencias declarativas y determinativas se eje-
cuten, en sentido ampl io, mediante el cumpl imiento de los actos que general-
mente las complementan (v.gr. i nscri pción, en el Registro de las Personas, de la
sentencia de adopción).

b) En razón de que los árbitros (sean de derecho o amigables componedo-


res) no cuentan con imperium para ordenar el cumplimiento del laudo que emitan,
la ejecución de éste debe pedirse al juez a qu ien hubiera coJTespondido conocer del
li tigio de no haberse sometido éste al arbitraje (CPN, arts. 499, 753 y 763).

397. PRESU PU ESTOS DE LA EJECUCIÓN

a) Conforme con lo d ispuesto en el art. 499, párr. 1 º CPN, ''consentida o


ejecutoriada la sentencia de u n tri bu nal judicial o arbitral y vencido el pl azo fi-
jado para su cu mpl imiento, se procederá a ejecutarla, a instancia de parte, de
conform idad con las regl as que se establecen en este capítu l o".

b) De acuerdo con los térmi nos de l a norma transcri pta, consti tu ye pri-
mer presupuesto para la ejecución de u na sentencia el de que ésta se encuentre
consentida o ejerntoriada. Ocu rre lo pri mero cuando las partes, J uego de not i-
ficadas, dejan transcu rri r los plazos sin i nterponer recurso al gu no; cua ndo, pese
a haberse ded ucido y otorgado u n recu rso, se lo declara desierto en virtud de no
haberse cu m pl ido con la carga de expresar agravios o de presentar el memorial;
o cuando se opera la cad uci dad de la segu nda i nstancia. Una sentencia se en-
cuentra ejecutoriada, en cambio, cuando ha med iado confi rmación, por el tri-
bu nal superi or, de u n fal lo condenatorio de pri mera i nstancia, o cuando, siendo
éste absol utorio, ha sido revocado en segunda instancia.

c) El segundo presupuesto ele la ejecución consiste en que haya vencido


el pl azo que la sentencia hu biese fijad o para su cumpl i m iento. Debe tenerse en
cuenta, sin embargo, que tratándose de condenaciones de dar, la fijación de pla-
zo no constituye más que un benefici o que l a sentencia puede conceder por la
natu raleza de la obl igación. No es, por consiguiente, u n derecho del vencido.
De allí que cuando el pronunciamiento no señala plazo para su cu mpl imiento es
susceptible de ejecución inmediatamente después de quedar consentido o eje-
cutoriado. Distinto es el caso de que la sentencia contenga condena de hacer al-
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o-una cosa, pues el art. 5 13 CPN exige que en ella el juez sefiale plazo para la
e,
ejecución.

d) Asimismo, y en concordancia con el pri ncipio dispositivo que rige en


materia civil ( supra , nº 26), la ejecución de la sentencia sólo puede llevarse a
cabo a pedido del vencedor.

e) Prescribe finalmente el art. 499 CPN ( párrs. 2º y 3º) que "podrá eje-
cutarse parcialmente la sentencia aunque se hubiere interpuesto recurso ordina-
rio o extraordi nario contra ella, por los impottes correspondientes a la parte de
la condena que h u biere quedado firme. El títu lo ejecutorio consisti rá, en este
caso, en testi monio que deberá expresar que ha recaído sentencia firme respec-
to del rubro que se pretende ejecutar por haber sido consentido. Si hu biere duda
acerca de la existencia de ese requ isito se denegará el testi monio; la resolución
del juez que lo acuerde o, en su caso, l o den iegue, es irrecu rri ble".
Esta norma, como se advie1te, contempla la posibilidad de que, habiendo re-
caído sentencia que condena al cumpl imiento de u na obligación de carácter divisi-
ble, y mediando recurso del demandado tendiente a la modificación parcial del
pronunciamiento, éste se ejecute de i n mediato con relación a la parte de la con-
dena que adquirió carácter firme a raíz del alcance li mitado de la impugnación.
Au nque el precepto al ude a "los i mportes correspond ientes a la parte de
la condena que hubiere quedado firme", debe entenderse que aquélla es aplica-
ble respecto de los fallos que i mponen el cumpl i miento de obligaciones de en-
tegar cosas o de hacer, siempre, desde luego, qu. e és!e sea suscepti ble de frac-
c10narse.
La misma solución es extensiva al caso de que la sentencia imponga el
cumpli miento de prestaciones de distinta nat u raleza (de dar, de hacer y de no
hacer), y el demandado impugne una sola de ellas.

398. Cm 1 l'ETENCIA

a) La legi slación vigente con anterioridad a la promulgación del CPN


no contenía ninguna norma que determinara cuál era el juez competente para
entender en el procedi miento de ejecución de sentencia. Sin embargo, sobre la
base de que éste constituye una etapa del mismo proceso en que se dictó la sen-
tencia, la mayor parte de la doctrina (CASTRO, JOFR É, RcmR ÍGUEZ, FER NÁNDEZ,
PODETT!), entendió que era competente el juez que conoció en dicho proceso y
que debía, incluso, tramitar en el mismo exped iente. Igual solución adm i tió, en
general, la jurisprudencia.
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El pri ncipio reconoc ió algu nas excepciones: tal la de que, en razón de l a
natural eza de la obligación impuesta por l a sentencia, ell a deba cu mpl i rse, ne-
cesariamente, en el l ugar en donde se encuentran las cosas sobre las cuales ver-
sa; o de las ejecuciones seguidas por l etrados, apoderados o peritos, por hono-
rarios devengados en causas trami tadas ante la Corte Suprema en instancia
originaria, las cuales no pueden sustanciarse ante dicho tribu nal si no concurren
los extremos necesarios para que sUija su competencia.
El CPN recoge l as concl usiones de esa jurisprudencia y determi na, en el
art. 501 , que "será juez competente para l a ejecución: 1º) El que pronu nció l a
sentencia. 2º) El de otra competencia terri tori al si así lo i mpusiere el objeto de
l a ejecuci ón, total o parcial mente. 3°) El que haya i nterven ido en el proceso
pri nci pal si mediare conexión directa entre causas sucesivas".

b) Corresponde señalar, asimi smo, que l as d i sposiciones sobre ejecu-


ción de sentencia son también apl icables a: lº) l a ejecución de transacciones o
acuerdos homologados; 2º) la ejecución de multas procesales; 3º) el cobro de
honorarios regulados en concepto de costas (art. 500). En todos esos casos, es
juez competente para entender en la ejecución, el del proceso pri ncipal (CPN,
art. 6º, inc. 1º).

c) El CPN regla men ta proced i m ientos d i ferentes para la ejecución de


las sentencias, atend iendo a la índole de las obligaciones que aquél l as imponen.
Las reglas procesales perti nentes varían, pues, según que la sentencia condene:
1 º) al pago de cantidad l íqu ida; 2º) al pago de cantidad ilíqu ida; 3º) a hacer o no
hacer o a escriturar, y 4º) a entregar cosas. Estos d istintos supuestos serán ana-
lizados en los parágrafos que siguen .

A) Sentencia que concle11a al pago ele cantidad I íquida

399. CONCEPTO DE CANTIDAD LÍQUIDA

a) Prescri be el a1i. 502 CPN que "si la sentencia contuviere condena al


pago de cantidad l íqu ida y determ inada o hu biese liquidación aprobada a ins-
tancia de parte se procederá al embargo de bienes, de conform idad con las nor-
mas establecidas para el ju icio ejecutivo. Se entenderá que hay condena al pago
de cantidad líquida siempre que de la sentencia se infiera el monto de la liqu i-
dación, aun cuando aquél no estuviese expresado numéricamente".
De conform idad con los térmi nos de esta norma, existi rá por consigu ien-
te cantidad l íqu ida cuando: l º) La sentencia condene al pago de una suma de-
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terminada; 2º) La cantidad a pagarse por el vencido sea susceptible de detenni-
nación med iante una simple operación aritmética y con ancglo a las bases es-
tablecidas por la sentencia: 3º) El vencedor haya presentado l iqu idación de ca-
pital , intereses y costas y el juez, previo traslado al deudor, la haya aprobado,
salvo que el objeto de la ejecución consista en las cantidades ya determi nadas
que contenga la sentencia.
Cuando la sentencia no establece el ti po de interés a pagar, debe enten-
derse que es el que cobra el Banco de la Nación por sus descuentos ordinarios
en los períodos dentro de los cuales deben l iquidarse.

b) Dice el último apartado del art. 502 CPN que "si la sentencia conde-
nare a u na misma parte al pago de cantidad líqu ida y de otra i l íqu ida, pod rán
procederse a la ejecución de la primera, sin esperar a que se l iqu ide la segu nda".
La norma, por lo tanto, confiere al vencedor el derecho ele ped i r la ejecución i n-
mediata de la condena de i mporte líqu ido si n necesidad de aguardar l a term i na-
ción de l os trám i tes procesales te n d ien tes a la l iqu idación de las resta n tes
condenaciones. De la misma manera podrá procederse en la hipótesi s de que la
sentencia imponga el cu m pl i miento de obligaciones distintas (de dar, hacer o
no hacer): el acreedor pod rá ejecutar una de ellas y solicitar con posterioridad
la ejecución de las otras.

400. EMBARGO

a) Se ha visto que si la sentencia contuviese cndena al pago de cantidad


líquida y determi nada, o hu biese l iqu idación aprobada, se procederá al emba r-
go de bienes, de conformidad con l as normas establecidas para el ju icio ejecu-
tivo (CPN, art. 502, párr. 1 º).

b) A di ferencia de lo que ocurre en el juicio ejecuti vo, en el cual el em-


bargo debe hallarse i nevi tablemente preced ido por la intimación de pago ( in-
fra , nº 41 3), este trámi te resu lta i n necesario en el procedi mien to de ejecución
de sentencia, pues l a not ificación ele ésta es equ i valen te y sustituye al req ueri-
miento. Pero el embargo configura u n trámi te esencial y necesariamente previo
a la citación ele venta, por cuanto el procedi miento se cumple en función de l a
real ización ele los bienes para el pago del crédi to reconocido por la sentencia.

c) Prescri be el art. 504, in.fine CPN que "sin perjuicio de lo di spuesto en


este artículo y en l os dos anteriores, el acreedor podrá sol icitar se intime por cé-
dula al ejecutado el pago de lo adeudado, cuando se trate de cantidad líquida Y
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determinada, o hubiere liquidación aprobada". De tal manera se acuerda al eje-
cutante, como med io de evitar la traba del embargo y el ulterior trámite de la
ejecución, la mera facu ltad de solicitar la i nti mación de pago cuando exista, to-
tal o parcial mente, cantidad líqu ida y determi nada o bien liquidación aprobada.
Si, dentro del quinto día de not ificado, el deudor no realiza el pago, el ejecutan-
te debe solicitar la traba del embargo.

401. CITACIÓN DE VENTA

a) "Trabado el em bargo -d ice el art. 505 CPN- se citará al deudor


para la venta de l os bienes embargados. Las excepciones deberá oponerl as y
probarlas dentro de quinto día".
Mediante la l lamada citación de venta, que debe noti ficarse por cédu l a,
se abre u n período de conoci m ien to, de carácter l i m itado, du rante el cual se
sustancian y exami nan las excepciones que el deudor puede oponer al progreso
de la ejecución.

b) Según el art. 506 CPN "sólo se considerarán legítimas l as sigu ientes


excepciones: 1º) Fal sedad de la ejecutoria. 2º) Prescripción ele la ejecutoria. 3º)
Pago. 4º) Quita, espera o remisión".
La legisl ación derogada conten ía u na norma análoga a la transcri pta, en
torno ele l a cual se elaboró u na nutrida ju risprudencia que resu l ta aplicabl e den-
tro del régi men procesal actual. Si bien dicha jurisprudencia, atend iendo a la
índole ele los procedi mientos analizados, declaró que la enu nciación de excep-
ciones conten idas en el precepto reviste carácter taxati vo, numerosos fal los se
pronunciaron a favor de la admisibilidad de las excepciones de índole estricta-
mente procesal, como la de falta de personería en el supuesto ele que el ejecu-
tante haya perdido la capacidad procesal con posteriori dad al pron u nciamiento
de la sentencia en ejecución, o sea insuficiente el poder invocado por u n nuevo
representante, o la de n u l idad de la ejecución originada en la violación de l as
formas substanciales de aquélla. Con acierto, la mayor pai1e de l a doctrina na-
cional considera que también es admisible la excepción de incompetencia, pues
constituye presupuesto procesal de la ejecución de sentencia el de que ella se
deduzca ante juez competente ( ALSI NA, FER NÁ NDEZ, PonETTI, CoLOl\lBO). La ju-
risprudencia, asi mismo, fundada en que se halla vi rtual mente comprendida en
la excepción de pago, siendo procesal mente equi parable a ella, ha declarado
admisible la excepción de compensación.
Pero el criterio general al que es menester atenerse para determ inar el
ámbito de apl icación del art. 506 CPN es el de que las excepciones oponi bles en
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el procedi miento de ejecución de sentencia sólo pueden fundarse en circuns-
tancias sobrevinientes al pron u nciamiento de aquélla (art. 507), puesto que lo
contrario significaría u na reapertura del proceso de conocimiento que no es po-
sible como consecuencia de la cosa ju-z,gada.
Se examinará seguidamente el alcance de las excepciones contempladas
en el art. 506 CPN.

1º) Falsedad de la ejerntoria . Se admite, sin discrepancias, que esta ex-


cepción puede fundarse únicamente en la adultemción o.falsificación material
de la sentencia o de la copia que la reprod uce, sea que la adulteración o falsifi-
cación afecte el todo o parte de aquélla. La excepción sería admisible, por lo
tanto, si se negase autenticidad a las firmas atribuidas al juez o jueces que la
suscriben, o se adujese que se han alterado las can tidades de la condena o los
términos de la decisión.
En el procedimiento de ejecución de sentencia se halla excluida, como
princi pio, la excepción de inhabi lidad de título. Sin embargo la jurisprudencia
la ha decl arado admisible, considerándol a implícita dentro de la excepción de
falsedad, en aquellos casos en que falta alguno de los requisitos del título ejecu-
torio. Tal, por ejemplo, el de que no haya transcurrido el pl azo fijado por la sen-
tencia para el cumplimiento de la condena, o el de que se pretenda seguir la eje-
cuci ón con t ra qu ie n no resu l te deudor de acuerdo con l os tér m i nos de l a
sentencia, y carezca, por lo tanto, de legitimación procesal pasiva.

2º) Prescripción de la ejecutoria. En ause1-1cia _9e u n texto legal expreso,


y por tratarse de una pretensión personal, a la prescri pción de la ejecutoria le es
aplicable el plazo de diez años establecido por el art. 4023 Cód. Civ.

3º) Pago. Debe tratarse de un pago efectuado con posterioridad a la sen-


tencia. Como el CPN, según se verá, establece que las excepciones en la ejecu-
ción de sentencia se probarán "por las constancias del ju icio o por documentos
emanados del ejecutante que se acompañarán al deducirlas'', en el caso de que
el deudor pretendiese acred itar el pago con un docu mento privado y el ejecu-
tante lo desconociese, no será procedente l a autenticación de aquél en los tér-
minos de los arts. 1026 y l 028 Cód. Civ., debiendo probarse la autenticidad en
el correspondiente proceso de conocimiento. Sin embargo debe entenderse.
con Cow;-.rno, que el rigor de la solución normativa no debe extenderse a aque-
llos supuestos en los cuales la existencia del pago es susceptible de fáci l e i n-
mediata comprobación (por ejemplo el oficio a u n banco para acreditar que se
ha efectuado u n depósito). El pago, finalmente, debe ser total.
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4º) Quita, espera o remisión. Como ocurre con las excepciones antes
anal izadas, éstas también deben fundarse en hechos posteriores a l a sentencia,
salvo que l a quita o espera resulte de un acuerdo homologado con anterioridad
(ley 1 9.551 , art. 67).

402. TR ÁM ITE DE LAS EXCEPCIONES

a) Las excepciones deben oponerse y probarse dentro de quinto día con-


tado desde la citación de venta (CPN, art. 505).

b) Asi mismo, conforme a lo prescripto en el art. 507, "las excepciones


deberán fundarse en hechos posteriores a la sentencia o l audo. Se probarán por
l as constancias del ju icio o por docu mentos emanados del ejecutante que se
acompafiarán al deduci rlas, con excl usión de todo otro medio probatorio. Si no
se acompañasen los documentos, el juez rechazará la excepción sin sustanciar-
la. La resol ución será irrecu rrible".
Antes ele resol ver las excepciones el juez debe oír, como pri nci pio gene-
ral , al ejecutante, a q u ien corresponde conferi r traslado por el plazo de cinco
d ías (CPN, art. 508). Aquél las deben empero rechazarse in limine cuando, no
fundándose en hechos que surgen de las constancias del expediente --como su-
cede, v.gr., con l as de i n habi li dad de tít ulo, prescri pción, falta de personería y
n ul idad del proced i miento- el ejecutado no acompafia, al escrito correspon-
diente, los documentos que los acredi tan.
La i m pl ícita proscri pción legal de un período probatorio dentro de la eje-
cución no excl uye la posi bili dad de que, en casos excepcionales, como sería el
que se recordó respecto de la excepción de pago, el juez disponga la reali zación
de alguna diligencia complementaria que no desvirt úe la sumariedad del proce-
dimiento. De todas maneras existen dos casos en los cuales procede la apertura
a prueba y que se configu ran cuando: l º) se opone la excepción de falsedad de
la ejecutori a y resu l ta necesario complementar las constancias del ju icio me-
d iante otros elementos probatorios ( v.gr. prueba pericial ); 2º) lo pide el ejecu-
tante cci n el objeto de d estrui r el va l or probatori o del o de los docu mentos
acompafiados por el deudor. En tales hipótesi s, el plazo de prueba debe fijarse
con arreglo a l o establecido para el juicio ejecutivo en el art. 549 CPN.

c) Di spone el art. 508 CPN que "vencidos los cinco días sin que se de-
dujere oposición, se mandará cont i nuar l a ejecución si n recu rso alguno. Si se
h u biese deducido oposición, el juez, previo traslado al ejecutante por cinco
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d ías, mandará conti nuar la ejecución o si declarase procedente la excepción
opuesta, levantará el embargo".
La sentencia pronunciada en el procedi miento de ejecución de sentencia
carece de eficacia de cosa juzgada material con respecto a las defensas que se
hallen sujetas a l imitaciones probatorias; pero en el proceso de conocimiento
posterior es i nadmisi ble el debate y decisión acerca de cualquier defensa funda-
da en hechos anteriores al pronunciamiento de la sentencia que fue objeto de
ejecución o ajena a las excepciones enunciadas en el art. 506 CPN.
Con respecto a los recu rsos, establece el art. 509 CPN que "la resol ución
que desestime las excepciones será apelable en efecto devol utivo, siempre que
el ejecutante diese fianza o caución suficiente. Todas las apelaciones que fueren
admisibles en las diligencias para la ejecución de la sentencia, se concederán en
efecto diferido". Corresponde sin embargo aclarar, como ahora lo hace el art.
247 CPN, que sólo deben concederse en efecto diferido las apelaciones deduci-
das respecto de resol uciones anteriores a l a mencionada en el art. 508.

d) Consentida o ejecutoriada la resol ución que mande l levar adelante l a


ejecución debe procederse según l as reglas establecidas para el cumpli m iento
de la sentencia de remate, hasta hacerse pago al acreedor (CPN, art. 51O).

e) "A pedido de parte -dice el art. 51 1 CPN- el juez establ ecerá l as


modalidades de la ejecución o ampl iará o adecuará l as que conten ga la senten-
cia, dentro de los límites de ésta".
Esta norma, que guarda ínti ma correlación con la conten i da en el a,t. 558
bis del CPN, autoriza al juez, entre otras cosas, para· disponer medidas sustitu-
tivas de la ejecución en forma específica, precisar el alcance de u n aperci bi-
miento decretado en la sentencia, e i ncl uso i mponer el cu mpli miento de obl i ga-
ciones i mpl ícitamente reconocidas por aquél la, siempre, desde luego, q ue se
atenga a los límites del fal lo, pues lo contrario i mpl icaría desvi rtuar la eficacia
de cosa juzgada que reviste el pron unciamiento y menoscabar el precepto cons-
titucional que asegu ra la i nviolabil idad de la propiedad.

A) Sentencia que condena al pago de cantidad il{quidu

Como se indicó oportu namente ( supra , nº 284 bJ), el art. 165 CPN d ispo-
ne que cuando la sentencia contenga condena al pago de frutos, intereses, daños
y pe,ju icios, fijará su i m porte en cantidad l íqu i da, o establecerá por lo menos
las bases sobre que haya de hacerse la liquidación.
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Por consiguiente, establecidas por la sentencia dichas bases, que repre-
sentan el wz debeatur, resu l ta necesario determi nar, a través de la liqu idación,
la suma que específicamente debe abonar el vencido al vencedor ( quantum de-
beatur), a cuyo fin se requiere una estricta correspondencia entre dicho acto y
el contenido del fallo.
"Cuando la sentencia -dispone el art. 503 CPN- condenare al pago de
cantidad i l íquida y el vencedor no hu biese presentado la l iquidación dentro de
diez d ías contados desde que aquella fuere ejecutable, podrá hacerlo el venci-
do. En am bos casos se procederá de conformidad con las bases que en la sen-
tencia se h u biesen fijado. Presentada la l iquidación, se dará traslado a la otra
parte por cinco días".
De tal modo la ley concede al acreedor un pl azo de diez d ías para que
practique l a l iqu idación y sólo después de haber transcurrido dicho plazo sin
que l a hubiere efectuado, el cumpl i miento de esa carga se desplaza hacia el
deudor. En cualquiera de los dos supuestos, se confiere traslado de la liquida-
ción a la otra parte.
Prescribe el art. 504 CPN que "expresada la conformidad por el deudor, o
transcurrido el plazo sin que se hubiese contestado el traslado, se procederá a la
ejecución por la suma que resultare, en la forma prescri pta por el art. 502", es
dec i r. como si se tratare de sentencia que contiene condena al pago de cantidad
l íqu i da y determ i nada. Agrega el mismo artículo que ''si mediare impugnación
se apl icarán l as normas establecidas para los incidentes en los arts. 178 y si-
gu ientes". La norma es obviamente extensiva al caso de que la liquidación hu-
biese sido presentada por el deudor, y la consecuencia de la conformidad o el si-
lencio (aunque éste no vi ncula al juez en virtud de lo dispuesto en el art. 150,
párr. 2º CPN) consiste en que debe procederse a librar mandamiento de embar-
go por la suma resultante y a citar de venta al deudor u na vez que aquel la me-
dida ha sido trabada.

B) Sentencia que condena a hacer o a 110 hacer

a) · "En caso de que la sentencia contuviese condena a hacer alguna cosa


--dice el art. 513 CPN- si l a parte no cumpl iese con lo que se le ordenó para
su ejecuci ón dentro del plazo señalado por el juez, se hará a su costa o se le obli-
gará a resarci r los daños y perjuicios proven ientes de la inejecución, a elección
del acreedor. Podrán imponerse las sanciones conminatorias que autoriza el art.
37. La obligación se resolverá también en la forma que establece este artículo
cuando no fuere posible el cumplimiento por el deudor. Para hacer efectiva la
indemn i zación se aplicarán l as reglas establecidas según que la sentencia haya
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fijado o no su monto para el caso de inejecución. La determinación del monto
de t os daños tramitará ante el mismo juez por las normas de los arts. 503 y 504
(es decir, de conform i dad con el trámite previsto para las sentencias que conde-
nan al pago de cantidad ilíquida), o por ju icio ordi nario, segú n aquél lo esta-
blezca. La resol ución será irrecurri ble".

b) Esta norma coi ncide con el pri nci pio recordado preceden temente
(supra, nº 388), de que las obl igaciones de hacer pueden ejecutarse forzada-
mente siempre que no fuere necesario emplear violencia contra la persona del
deudor, pues en tal caso el acreedor puede pedir autorización para ejecutar el
hecho por cuenta del deudor, por sí o por u n tercero (salvo que la persona del
deudor hu biese sido elegida para hacerlo por su i nd ustria, arte o cual idades per-
sonales), o bien que la obligación se resuelva en el pago de daños y perju icios
(Cód. Civ., arts. 626, 629, 630 y concordantes).
En el supuesto de que el acreedor opte por la ejecución a través de la ac-
tividad de un tercero no sólo debe, con carácter previo, requeri r autorización ju-
dicial (Cód. Civ., art. 630), sino también proceder a la determi nación del costo
de la obra, ya que éste corre por cuenta del deudor (norma citada) y no puede
imponérsele el pago de erogaciones desproporcionadas a la naturaleza del he-
cho que se comprometió a realizar.

c) El régi men legal anterior a la vigencia del CPN no contenía ni ngu na


previsión con respecto a las sentencias que imponen al vendedor la obligación
de otorgar la escritu ra traslativa de dominio, la que onstituye una de las espe-
cies de las obl igaciones de hacer. Sin embargo, los precedentes judiciales l lena-
ron ese vacío legisl ativo a través de nu merosos fal l os, llegando a resol verse,
mediante jurisprudencia plenaria, que el juez se hallaba facultado para firmar la
correspond iente escritura en el supuesto de que no lo hiciere el obligado.
El CPN ha recogido esa elaboración ju risprudencia] dispon iendo, en el
art. 512, que "la sentencia que condenare al otorgamiento de escritura pública
contendrá el apercibimiento de que si el obl igado no cumpliere dentro del plazo
fijado, el juez la suscribirá por él y a su costa".
Debe entenderse que no es necesario que el apercibimiento haya sido pe-
dido en la demanda, pues la ejecución del hecho por un tercero (en este caso el
juez), constitu ye u na alternativa implícitamente conten ida en toda pretensión
que persigue el cumplimiento de una obligación de hacer.
Agrega el artículo mencionado que "la escritura se otorgará ante el regis-
tro del escribano que proponga el ejecutante, si aquél no estuviere designado en
el contrato. El juez ordenará las medidas complementarias que correspondan".
PROCEDIMIENTO DE EJECUCIÓN DE SENTENCIAS 69
0
d) Antes de l a sanción del CPN se suscitó con frecuencia el problema
consistente en saber si, consu mada durante el pleito por escrit uración la enaje-
nación del inmueble a un tercero, y no habiendo el comprador propuesto subsi-
diariamente la pretensión tendiente al resarci m iento de los dafios ocasionados
por el incumpli miento del vendedor, corresponde dictar sentencia condenando
al otorgamiento de la escrit ura, o, por el contrario, el pron u nciamiento judicial
debe hacerse cargo de aquel hecho im ped i ti vo del cu m pl i m iento y declarar d i-
rectamente la conversión de la pri mit iva obligación en la de pagar daños y per-
juicios, a determinarse en proceso aparte.
Hací a la pri mera solución se inclinaron algunos precedentes, fundados
sustancial mente en que la condena a la ejecución específica de la obligación no
compm1a, como pri nci pio, i mposi bi lidad física o legal para cumpl ir el contrato
(el deudor, Y.gr., pod ría ulteriormente adqui rir del tercero la cosa prometida en
venta) sin perju icio, desde luego, de que el tema pudiera ser debatido en el pe-
ríodo de ejecución de sentencia.
La mayor parte de la jurisprudencia, sin embargo, se orientó en el sentido
de que, consti tu yendo la enajenación del inmueble a favor de un tercero un su-
puesto de im posibil idad de cumplir la obligación de escri turar, la segunda sol u-
ción es la que mejor se adecua a las normas conten idas en el Cód. CiY., arts.
51 L 576, 625, 628 y concordantes.
Es ésta la solución que corresponde consi derar correcta. Porque, como
bien lo demuestra LLA1\113ÍAS, si la obl igación de escriturar no es más que el me-
dio instru mental de satisfacer la prestación con t raída por el vendedor de trans-
miti r el domin io de l a cosa Yendida (Cód. Civ., art. 1323), y si esa prestac ión su-
pone, para su val idez, que quien la cumple sea el propietario de la cosa (Cód.
Civ., art. 738), la sentencia que impusiese al vendedor el cu mpl imiento especí-
fico de la obl igación colocaría a éste "en la necesidad juríd ica i ncomprensi ble
de vender una cosa ajena". Y tras recordar la posi bil idad que los jueces tienen
en el sentido de comp utar en l a sentencia hechos i mped itivos o ex ti nti vos acae-
cidos d u ran te la trami tación del proceso ( supra, nº 284, al), concl u ye el men-
cionado autor afirmando que la enajenación del i n mue ble a favor de u n tercero
"tiene su sanción adecuada en el art. 889 del Cód. Civ., que convierte ministerio
legís la obl igación pri m i t iva, sea de dar o de hacer, en l a de pagar dafios y per-
ju icios. Para este comet ido no es indispensable u na petición expl ícita del acree-
dor, ya que se ha decid ido que toda demanda por cumpl imiento específico de l a
obli gación lleva impl ícita la de su equ iYal ente (LLMIBÍAS, "La obligación de es-
criturar", E.D., 2-1065).
El CPN corno se ha visto, contempla asimismo esta hipótesis en el tercer
párrafo del art. 513 que prescri be: "La obligación se resol verá también en la
PROCEDll\11ENTO DE EJ ECUCIÓN DE SENTENCIAS 691

forma que establece este artículo (resarci miento de daños y perju icios), cuando
no fuere posi ble el cu mpl imien to por el deudor".

e) "Si l a sentencia condenare a no hacer algu na cosa, y el obl igado la


quebrantase --expresa el art. 514 CPN-, el acreedor tendrá opción para ped ir
que se repongan las cosas al estado en que se hallaban, si fuese posi ble, y a cos-
ta del deudor, o que se le indemnicen los daños y perjuicios, conforme a lo pres-
cripto en el artículo anterior". Como se advierte, la norma transcri pta reproduce
sustancial mente l as disposiciones de los arts. 633 y 634 Cód. Civ. ( supra , nº
338), y remite al a1t. 513 en cuanto a la forma de hacerse efectiva la indemni za-
ción por daños y perju icios. Cuadra aclarar que la sentencia de condena a que
alude el art. 514 no es tal, en ri gor, sino una sentencia que se ha lim itado, en ra-
zón de mediar u n estado de incertidumbre, a declarar la existencia de la obliga-
ción de no hacer, aunque en el caso existe la particu laridad de que, frente al
quebrantamiento de esa obligación, el acreedor no ha de verse precisado a in-
terponer una pretensión condenatoria y se halla facultado para requerir, en el
mismo proceso en el cual aquel la sentencia fue dictada, sea la destrucción de lo
hecho, a costa del deudor, o el pago de los daños y perjuicios.

C) Sentencia que condena a dar

Con respecto a l a sentencia que condena a entregar cosas, establece el a1t.


515 CPN que "se l ibrará mandam iento para desaP.oderar de ell a al vencido,
quien pod rá oponer las excepciones a que se refiere el art. 506, en lo pe,tinente.
Si la condena no pudiere cumpl i rse, se le obl igará a la entrega del equ ivalente
de su val or, previa determi nación si fuere necesaria, con los daños y pe,ju icios
a que hubiere lugar. La fijación de su monto se hará ante el m ismo juez, por las
normas de los arts. 503 ó 504 o por ju icio sumario, según aquél lo establezca.
La resolución será irrecu rrible".
Si bien l a norma transcri pta sólo contempla. frente a la i mposi bi l idad del
desapoderamiento de la cosa debida, el pago de su valor, ello no i m plica negar
al acreedor el derecho q ue le acuerda el art. 505, i nc. 2º Cód. Ci v. en el sent ido
de obtener el cumpl i miento de la obl i gación por u n tercero, a costa del deudor.
El acreedor se hal la por lo tanto habi l i tado para pedi r que se lo autorice a adq u i-
rir la cosa de un tercero, por el precio coniente en la plaza al tiempo de l a adqui-
sición, a cu yo fin corresponde la designación de un perito.
D) Rendiciones de cuentas y liquidaciones complicadas

Prescri be el art. 5 1 6 CPN que "siempre que las l iquidaciones o cuentas


fueren mu y com pl icadas y de lenta y d ifícil justificación o requirieren conoci-
mientos especiales, serán sometidas a la decisión de peritos árbitros o, si hubie-
re conformidad de partes, a la de amigables componedores. La liquidación de
sociedades, incl u ida la determi naci ón del carácter propio o ganancial de los
bienes de la sociedad cony ugal, i mpuesta por sentencia, se sustanciará por ju i-
cio ordi nario, sumario o i ncidente, segú n establezca el juez de acuerdo con las
modalidades de la causa".
La norma t ranscri pta se refiere tanto al caso de que en oportunidad de dic-
tar sentencia condenatoria a rend i r cuentas, o u na vez agotada la controversia
sobre éstas, se hal le pendiente la resol ución sobre su aprobación o rechazo,
cuanto al de que al emitir fallo que condena al pago de cantidad ilíquida proce-
den te de frutos o i ntereses, o concl u ido el trám ite de liquidación previsto por
los arts. 503 y 504, el juez advierta l a conven iencia de someter la decisión per-
tinente a personas que posean conoci mientos técnicos especiales con respecto
a la materia de que se trate.
En lo que concierne a la liquidación de sociedades, la vía incidental pre-
v ista en el art. 5 16 como u no de los procedi mientos que puede el juez establecer
sería apl icable, por ejemplo, si sólo se t ratase de interpretar u na cláusu la conte-
n ida en el conven io de l iqu idación de la sociedad conyugal.

§ lJ
1 05
EJ F CU C/ ÓN D E SENT ENCIAS EX TRAN J ERAS

403. CONCEPTO. SISTEMAS LEGALES

a) Por razones de conven iencia y de sol idaridad, casi todas las leyes pro-
cesales vi gentes en el mu ndo, entre las cuales se encuentran 1as argent inas, re-

1 os ALSINA. Tratado. V. pág. 1 61: BOGGI A NO. Derecho i111emacio11al prirndo. Buenos
Aires. 1978. pág. 1 41 : CAPPELLETTI. Las sen /encías ,. las normas ex1ra11jcras en el proceso
cil'il ( trad. SENTÍS MELENDO): CoLml llO, Código. Ill. pág. 807: DE LA COLINA, Derecho y
lcgislacicín procesal. I L pág. 353; GOLDSCH IIDT. Suma del derecho i111ernacio11a / prirndo.
pág. 227: LAZCANO. Derecho in/ernacional ¡nfrado. pág. 647: LUGO. Mc111ucde. pág. 368:
MOR ELLI, DerC'Cho / Jrocesal ch·il illlenwcirmal. pág. 277: l\lORELLO-PASSI LANZA-SOSA-
BERIZONCE. Códigos. Vl-1, pág. 95: PALACIO. Derecho procesal civil. Vil. pág. 31 2: PODETTI,
Tralado de las ejernciones , V II, B, pág 293: Rüf\l!RO DEL PR.\DO, ""Ejecución de sentencias
extranjeras. El art. 559 del Código de Procedimientos de la Capital Federal". en L.L., t. 50.
pág. 965: SENTÍS MELENDO. La sentencia extranjern ( exeq11á1ur).
EJECUCIÓN DE SENTENCIAS EXTRANJERAS 693

conocen, bajo ciertas condiciones, la eficacia de las sentencias pronu nciadas en


el extranjero, y autorizan a promover su ejecución dentro de los respectivos te-
rritorios.

b) Pero de acuerdo con el sistema general mente aceptado, a la ejecución


de las sentencias extranjeras antecede un trámite preparatorio que culmina con
el exequát u r, que es la declaración en cuya virtud se acuerda a aquéllas la m is-
ma eficacia que revisten las sentencias dictadas por los jueces nacionales. Ese
previo juicio de reconocimiento no versa sobre la relación sustancial controver-
tida en el proceso que motivó la sentencia cuya ejecución se solicita. Su objeto,
por el contrario, consiste en verificar, por u n lado, aparte de la competencia del
órgano judicial extranjero y del tipo de pretensión deducida, si el contenido del
pron u nciamiento se ajusta a las reglas fundamentales de orden públ ico y si en
el procedi miento seguido en el extranjero se ha respetado la garantía del debido
proceso (requisitos intrínsecos); y, por otro lado, si la sentencia reúne los recau-
dos de legal ización y autent icación exigi bles a todo instru mento extranjero (re-
quisitos extrínsecos).
En tanto la sentencia de exequátur resu l ta inel ud i ble para que l a sentencia
extranjera adquiera la eficacia de u na sentencia nacional, es acertada la opin ión
de la mayor parte de la doctrina en el sentido de que ella reviste carácter cons-
titutivo (CHIOVENDA, MüR ELLl, etc.). Pero, además, en la medida en que tambifo
constitu ye en elemento complementa rio de la sentencia que homologa, partici-
pa asimismo de la natu raleza de ésta.
-.
c) Según que sea el poder ejecutivo o u n tribunal de justicia la autoridad
competente para la concesión del exequátur, se conocen en la legislación com-
parada dos sistemas, denomi nados respecti vamente administratim y judicial,
siendo este úl ti mo el más d ifundido. Dentro del sistema judicial, a su vez, exis-
ten diferencias relativas a la índole del tribunal competente: mientras que en al-
gunos países el exequátu r debe solicitarse ante un tribunal superior (Supremo
Tribunal Federal en el Brasi l, alguna de las Cortes de Apelación en Italia, etc.),
en otros -como ocurre en la Repúbl ica Argenti na-, la competencia corres-
ponde a los jueces de pri mera instancia.
Las diversas leyes difieren, además, desde el punto de vista de las condi-
ciones a que supeditan la homologación de las sentencias extranjeras. En Fran-
cia, v.gr., la ejecución de u na sentencia dictada en otro país contra un nacional
sólo puede llevarse a cabo en el supuesto de que un tribunal francés la confirme,
med iante revisión de su forma y conten ido. Otros países se atienen al pri ncipio
de reci procidad (Alema n ia, Estados U n idos de América, Gran Bretafia). El
CPN adm i te la ejecución de las sentencias extranjeras aun en ausencia de reci-
procidad y tal es, por lo demás, el sistema seguido por la mayor parte de las le-
yes argenti nas.

d) Corresponde destacar, fi nal mente, que una sentencia extranjera pue-


de i nvocarse en tres aspectos pri mord i ales: como fundamen to de u na preten-
sión de ejecución, como fundamento de u na excepción de cosa juzgada y como
elemento probatorio. Aunque PODETTI entiende que en los tres casos la senten-
cia carece de eficacia "sin el añad ido de la vol u ntad consagratoria de un juez ar-
genti no", por cuan to l as leyes procesales no formu l an d isti n go alguno, debe
entenderse que el exequátu r sólo es necesario en el pri mer caso, al que caracte-
ri za el hecho de requerirse un acto de compulsión contra la parte (ALSJNA ). Si la
sentencia extranjera es invocada como fundamento de una excepción de cosa juz-
gada no es en cambio exigible el exequátur pero sí el denomi nado reconocimiento
incidental, el cual requiere, conforme lo dispone el art. 519 CPN, la comprobación
de la concu rrencia de los mismos requisi tos mencionados en el art. S 17. Cuando
l a sentencia extranjera, fi nal mente, se hace val er como elemento probatorio,
debe ser consi derada como prueba d ocumental de hechos que incum be al juez
val orar de conformidad con l as reglas de la sana crítica (CAPPELLETTJ ), no sien-
do necesarios n i el exequátu r n i el reconoci m iento incidental.

404. REQU ISITOS SUSTANCI ALES

a) El art. 517 CPN establece que "las sentencias de los tribu nales ex-
tranjeros tendrán fuerza ejecutoria en los térmi nos de los tratados celebrados
con el país de que provengan". Y con referencia a los requisitos sustanciales
que cond ici onan la eficacia de tal es sentencias, el mi smo art ícu l o d i spone:
"Cuando no hubiere tratados, serán ejecutables si concu rriesen los sigu ientes
requisitos: 1 º) Que la sentencia con autoridad de cosa juzgada en el Estado en
que se ha pronu nciado, emane de tri bu nal competente según las normas argen-
t inas de jurisdicción internacional y sea consecuencia del ejercicio de una acción
personal o de una acción real sobre u n bien mueble, si éste ha sido trasladado a
la República durante o después del juicio t ram itado en el extranjero: 2º) Que la
parte demandada contra la que se pretende ejecu tar la sentencia hubiese sido
personal mente citada y se haya garanti zado su defensa; 3º) Que la sentencia
reú na los requisitos necesarios para ser considerada como tal en el lugar que
hu biere sido dictada y las condiciones de autenticidad exigidas por la ley nacio-
nal; 4º) Que la sentencia no afecte los princi pios de orden públ ico del derecho
argenti no; 5º) Que la sentencia no sea incompat ible con otra pron unciada, con
anterioridad o simultáneamente, por u n tribunal argentino".
EJECUCJÓN DE SENTENCIAS EXTRA NJERAS 695

b) Nuestro país ha celebrado tres tratados sobre la materia: los de Mon-


tevideo de 1889 y 1940, con Uruguay, Paraguay, Boli via y Perú el pri mero
(aprobado por ley 3192) y con esos mismos países, Brasi I y Colombia el segun-
do (aprobado por decreto-ley 7771/56). El otro fue celebrado con Italia el l º de
agosto de 1887, y luego aprobado por ley 3983. La Argentina, asimismo, ratifi-
có la Convención Interamericana sobre eficacia extraterritorial de las senten-
cias y laudos arbitrales extranjeros hecha en Montevideo el 6 de mayo de 1979.
Algu nas de las disposiciones contenidas en tales tratados y convenciones han
de ser anal izadas a contin uación, juntamente con l os requ i sitos mencionados
por el art. 5 1 7 CPN.

c) De lo prescri pto en el i nc. !º del art. 517, se sigue que la concesión del
exequát ur o del reconoci miento de la sentencia extranjera, en su caso, depende
ante todo de l a ci rcu nstanci a de que el t ri bu nal que la d ictó se halle provisto de
competencia con arreglo a l as di sposiciones conten idas en el derecho argenti no
vigente al tiempo de su pron u nciamiento. Pero este req uisito no tiende a l a pre-
servación exclusiva de la propia jurisdicción internacional, de manera que el re-
chazo de l a eficacia extraterri torial de la sentencia extranjera no sólo procede
cuando se i nvade la ju risd icc ión de los t ri bu nales argent inos, sino también
cuando afecta la de u n tercer país cuya legislación coincide con la argenti na en
lo que atañe a la reglamentación de la jurisdicc ión internacional. En otras pala-
bras, la admisión de la eficacia de la sentencia extranjera depende del hecho de
que el t ribunal que la d ictó sea competente no sólo de acuerdo con l as normas
vigentes en el Estado a que perte nece, sino ta1]1bién de conform idad con l as
normas atri but ivas de competencia i nternacional co-i1tenidas en nuestra propia
legislación.
La cal idad de cosa juzgada material atri bu ida a la sentencia extranjera
debe juzgarse con arreglo a las normas vigentes en el Estado en que aquél la se
haya pronu nc iado. La prueba de esta circu nstancia debe surgir de la copia au-
téntica de la resolución que declare que la sentencia tiene el carácter de ejecu-
toriada o pasada en autoridad de cosa juzgada, así como de las leyes en que di-
cha resolución se funda (art. 6º del Tratado de Montevideo de 1940), o bien del
informe consular.

d) En el mismo inc. 1º del art. 5 17, el CPN requiere que la sentencia ex-
tranjera "sea consecuencia del ejercicio de u na acción personal , o de una acción
real sobre un bien mueble, si éste ha sido trasladado a la Repú blica durante o
después del juicio tramitado en el extranjero". La legislación anterior, en cam-
bio, li mitaba la exigencia a las pretensiones personales; y la restricción obede-
cía a la circu nstancia de que los bienes raíces situados en la Repú bl ica, así
EJ ECUCIÓN DE SENTENCI AS EXTRANJ ER AS 696
como los bienes muebles que tienen en ella situación permanente, se hallan ex-
clusivamente regidos por las leyes argenti nas (Cód. Civ., arts. 1O y 1 1) siendo
asimismo los jueces del país quienes tienen competencia para conocer de las
pretensiones reales que versen sobre tales bienes (CPN, art. 5, incs. 1º y 2º). Sin
embargo, como observa GOLDSCHMIDT, no se trata de u n pri ncipio absol uto,
pues existen por un lado pretensiones personales, como la de divorcio, a cuyo
respecto rige, en ciertas circunstancias, la competencia exclusiva de los jueces
argenti nos; y puede darse el caso, por otro lado, de que la situación de las cosas
sobre l as cuales versa u na pretensión real se haya modificado du rante o después
del proceso tramitado en el extranjero, hi pótesis en la cual no media inconve-
n iente en el otorgam iento del exequátur. Frente a la omi sión de que adolecía en
ese sent ido el régi men procesal derogado, el Congreso Nacional de Ciencias
Procesales reunido en Córdoba en 1939 aconsejó la ampliación de las normas
respecti vas al caso de pretensiones reales sobre bienes muebles trasladados a l a
Repúbl ica Argentina en las oportunidades precedentemente mencionadas. La
solución fue adoptada, pri meramente, por el código procesal civi l de la provi n-
cia de Jujuy, y l uego lo fue por el CPN y n u merosos códigos provi nciales.

e) A diferencia de algunos códigos provi nciales, que sólo se refieren al


caso de que la parte condenada tenga su domici l io en la Repúbl ica, el i nc. 2º del
art. 517 exige l a noti ficación personal aun en el supuesto de que dicha parte ten-
ga su domici l io en el extranjero, i ncl uyendo al país en el cual se dictó la senten-
cia. En este aspecto la norma adhiere al criterio adoptado por el art. 5°, inc. c) de
l os Tratados de Montevideo y por el art. 8, inc. 2º) del Tratado celebrado con
Italia, posteriormente recogido, en el ámbito interno, por el código procesal de
la provincia de Jujuy.
En tanto el inciso examinado requiere la notificación personal, excluye la
posi bilidad de computar la admisibil idad de aquellos actos de transmisión que,
como ocurre con l as notificaciones practicadas por edictos o por radiodifusión,
sólo generan u na presu nción de conoci miento, por parte del i nteresado, de la
resolución que se pretende ejecutar. Pero colocado el demandado en aptitud de
ser oído, y asegurado por ende el derecho de defensa, el requisito legal debe
considerarse cumplido si aquél se abstuvo de comparecer al proceso, pues la
declaración de rebeld ía que puede proceder en esa hipótesis no implica la vu l-
neración del mencionado derecho y sólo es consecuencia de la propia voluntad
discrecional del interesado.
Si la forma en que se pract icó l a notificación no surge de los términos de
la sentencia cuya ejecución se pide, corresponde agregar un informe consular
relativo al proced imiento aplicable.
EJ ECUCIÓN DE SENTENCI AS EXTRANJ ER AS 697
f) En su redacción anterior a la sanción de la ley 22.434, el i nc. 4º del
art. 517 exigía que la sentencia extranjera no contuviese "disposiciones contra-
rias al orden público interno", en tanto que en su actual versión, dicho inciso,
con mayor corrección aunque sin introd ucir una reforma esencial, requiere que
"la sentencia no afecte los pri ncipios de orden públ ico del derecho argentino"
Jo que ocurre si el fallo se funda en normas incompati bles con el "espíritu de la
legislación" a que se refiere el art. 14, inc. 2º Cód. Civ. (BoGGIANO). Por otra pa1te
este precepto, en virtud de su generalidad, torna innecesaria la inclusión del requi-
sito que exigía el inc. 3º del anterior art. 517, en el sentido de que "la obligación
que haya constituido el objeto del juicio sea válida según nuestras leyes".

g) Tanto el i nc. 5º del art. 517, como el art. 5°, inc. b) de los tratados de
Montevideo, disponen que l a ejecutoria debe reu n ir los requisitos necesarios
para ser considerada como tal en el lugar en que hubiere sido dictada, agregan-
do el CPN que tam bién debe reu n i r l as condiciones de autenticidad exigidas
por la ley nacional. El juez argentino ante quien se pide la ejecución de u na sen-
tencia extranjera debe, pues, exam i nar si concurren estas circunstanci as, las
que surgirán de los testi monios que el interesado exhiba, o, eventualmente, de
las constancias del informe consular.

h) El i nc. 6º del art. 517, en tanto establece la preem i nencia de la senten-


cia dictada por los jueces nacionales sobre la de los jueces extranjeros, supone
que los fallos en pugna se han pronu nciado a raíz de pretensiones idénticas en
sus elementos subjeti vo y objetivo o bien que, ,por -1:azones de conexión por la
causa o por el objeto, la sentencia argentina resulte de i mposi ble cumpli miento
con moti vo de la eficacia de cosa juzgada adqu i rida por la sentencia ex tranjera.

405. PROCEDIMIENTO

a) "La ejecución de la sentencia dictada por un tri bu nal extranjero -<lice


el art. 5 18 CPN-, se ped irá ante el juez de pri mera i nstancia que corresponda,
acompafiando su test i monio legal i zado y trad ucido y de las actuaciones que
acred iten que ha quedado ejecutori ada y que se han cumpl ido los demás requi-
sitos, si no resu l taren de la sentenci a misma". Una norma si m i lar contiene el
art. 6 de los Tratados de Montevideo. La legalización del respecti vo i nstru men-
to debe efectuarse en la forma prescripta por el decreto del 24 de julio de 1918.
EJ ECUCIÓN DE SENTENCI AS EXTRANJ ER AS 698

b) La ejecución de la sentencia extranjera debe pedirse, conforme lo dis-


pone la norma transcripta, ante el juez de pri mera instancia, qu ien para el trámi-
te del exequátur apl icará las reglas de los incidentes (CPN, art. 5 18, párr. 2º).
Formulada, pues, la solicitud, el juez debe oir a la parte contra quien se dirige l a
sentencia y al agente fiscal, a quienes les conferi rá respectivamente traslado y
vista de aquélla por cinco días (CPN, art. 180), a fin de que se expidan sobre la
procedencia del exequátur, es deci r, acerca de si la sentencia cuya ejecución se
pide reúne los requisitos que se han anal izado anteriormente. En el caso de de-
duci rse oposición por cualqu iera de las personas mencionadas, el juez debe
conferi r traslado al interesado en la ejecutoria y resol ver luego la cuestión, ha-
ciendo o no l ugar a la homologación (CPN, art. 185). Excepcional mente puede
ser necesaria la apertura a prueba, en cuyo caso se aplicarán, como se ha visto,
las normas establecidas para l os incidentes. De la resol ución que se dicte pod rá
apelarse en relación .

c) "Si se d ispusiera la ejecución, se procederá en la forma establecida


para las sentencias pron u nci adas por t ri bu nales argent i nos" (CPN, art. 518,
párr. 3º). Por consi gu iente deben observarse las reglas que el CPN establece de
acuerdo con la naturaleza de l a obl igación, las cuales han sido analizadas en el
presente capítulo.

d) El CPN prevé tam bién l a i nvocación que pudiera hacerse en juicio de


una sentencia extranjera, en cuyo caso ésta sólo tendrá eficacia si reú ne los re-
quisitos del art. 5 1 7 (art. 5 19). Se trata del denom inado "reconoci m iento i nci-
dental" al que ya se ha al udido ( supra , nº 403).

406. EJECUCIÓN DE LAUDOS EXTRA NJ EROS

A diferencia de los Tratados de Montevideo, con an terioridad a la refor-


ma i ntrod ucida por la ley 22.434 el CPN no contemplaba expresamente la eje-
cución de los l audos dictados en el extranjero por árbit ros o am i gables compo-
nedores, aunque no mediaban razones válidas para impedir su asi milación a la
sentencia extranjera.
El vacío fue llenado por la ley mencionada que incorporó, como art. 5 19
bi s del CPN, el sigu iente: "Los laudos pron u nciados por t ri bu nales arbitrales
extranjeros pod rán ser ejecutados por el procedi miento establecido en los ar-
tícu los anteriores, siempre que: 1º) Se cumpl ieren los recaudos del a1t. 5 17 en
EJ ECUCIÓN DE SENTENCI AS EXTRANJ ER AS 699

lo pert inente, y, en su caso, la prórroga de ju risdicción hu biese sido admi sible


en los térm iaos del art. 1º; 2º) Las cuestiones que hayan constituido el objeto
del compromiso no se encuen tren excl uidas del arbi traje conforme a lo estable-
cido por el art. 737".
En consecuencia, los laudos pronu nci ados por tri bunales extranjeros pue-
den ser objeto de exequátu r o de reconoci miento incidental, en los términos,
respectivamente, de l os arts. 51 8 y 519 si: 1º) reú nen los requ isitos examinados
en el nº 404; 2°) en el caso de prórroga no afectan la juri sd icci ón internacional
exclusiva de los tribu nales argentinos o una proh ibición legal. y 3º) no \'ersan
sobre cuestiones que, de acuerdo con el derecho argenti no, no pueden ser ma-
teria de transacci ón.
EJ ECUCIÓN DE SENTENCI AS EXTRANJ ER AS 700
CAPÍTULO XXXII

JUICIO EJECUTIVO

SUMARIO: l. GENERALI DADES: 407. Concepto. nnturalcza y caracteres del juicio ejecu ti-
vo.- 408. Requisitos de la pretensión ejecutiva.- 409. Etapas del ju i cio ejecuti vo.-
II. TÍTULOS QUE TRAEN A PARt:J.4.DA EJ ECUC/(J N: 41 0. En u meración lcgal.-
41 1 . Estudio de los títulos cjccuti\'os en particular.- 41 2. Prcpar;:ición ele l a vía ejecu ti-
va.- III. INTIM ACIÓN DE PAGO, EM BARGO Y ClTACtáN PA RA f) fJ ENSA: 41 3.
Despacho del mandamiento.- 414. Forma y l ugar de la i nti mación de pago.- 41 5. El
embargo.- 41 6. Citación para defensa.- 41 7. Renu ncia a los trámi tes del juicio eje-
cuti vo.- 41 8. Ampliación ele la ejecución.- I V. OPOSICIÓN A LA PRLTFNS!C )N
EJ ECUTIVA: 41 9. Clase de oposiciones.- 420. Examen de las t:xcepciones en particu-
lar.- V. SUSTANCIACIÓN DI:' LAS EXCl:"PC!ONES: 421. Exa men prc,io y t r,tsl a-
do.- 422. Prueba de las excepciones.- 423. Sentenci a.- 424. Recu rsos.- 425. Cos-
tas.- VI. CUM PLIM!ENTO DE LA SENTl:'NCIA D{ Rf::J\1ATF: 425 bis. Cicneralidadc,.-
426. Caso de embargo de di nero. títulos o acciones.- 427. La subasta.- 428. El marti lle-
ro.- 429. Reglas comunes a la subasta.- 430. Subasta Je muebles o semm·icntes.- 431 .
Subasta de inmuebles.- 432. Liquidación. pago. fianza y prerercncia.

§ I
1 06
GENERA LI DAD ES

407. CONCEPTO, NATURALEZA Y CARACTER ES DEL JUICIO EJECUTI VO

a) Denomínase juicio ejecutivo al proceso especial, sumario (en sentido


estricto) y de ejecución, tendiente a hacer efectivo el cumpl imiento de u na obli-

106 ALSINA, Tratado, V. pág. 1 84; COLOMBO. Código, III, pág. 830; COUTURE, F1111da111e:1-
tos. pág. 437: DE LA COLINA. Derecho y leg. procesal, II. pág. 266: FALCÓN, Código, 111, pag.
gación documentada en alguno de los títulos extrajudiciales (convencionales o
administrativos) legal mente dotados de fehaciencia o autenticidad.

b) El carácter especial de este proceso deriva de la circunstancia de ha-


llarse sometido a trámi tes específicos, disti ntos a los del proceso ordi nario (su-
pra , nº 38). Su su mariedad está dada por la ci rcu nstancia de que, en tanto el
conoci miento del juez debe eventualmente circunscribirse al examen de u n nú-
mero l i m itado de defensas, el juicio ejecutivo carece de aptitud para el examen
y solución total del conflicto, y la sentencia que en él se dicta sólo produce, en
pri ncipio, eficacia de cosa juzgada en sentido formal. Y es, final mente, u n pro-
ceso de ejecución por cuanto: l º) Su objeto no consiste en obtener un pronun-
c i am ien t o jud i c i a l q ue decl are l a existencia o i nex istenc ia de u n d erecho
sustancial i ncierto, sino en l ograr la satisfacción de u n crédito que la ley presu-
me existente en virtud de la pecu l iar modalidad que reviste el documento que lo
comprueba; 2º) A diferencia de lo que ocu rre, en general , con las pretensiones
de conoci miento, el efecto i n mediato de la pretensión ejecutiva consiste en u n
acto conmi natorio (inti mación de pago) y en u n acto coactivo sobre el pat ri mo-
n io del deudor (embargo).
Debe tenerse en cuenta, no obstante, que el ju icio ejecut i vo, tal como apa-
rece reglamentado en el ordena m iento procesal vigente, no const ituye u na eje-
cución pu ra o u n simple proced imiento de ejecución como el que organ izan las
leyes europeas que sigu ieron el sistema del code de proc:édure francés de 1806.
Mientras que de acuerdo con el sistema adoptado por esas leyes no cabe al deu-
dor posi bi l idad alguna de plan tear defensas tendientes a desvi rtuar o enervar la
fuerza del tít u l o en cuya vi rt ud se procede, limitándose el procedi miento a la
real ización de actos compu lsorios sobre su patri monio, nuestro juicio ejecutivo
t iene u na etapa d e conoci miento durante la cual el deudor se hal la facu ltado
para alegar y probar la i neficacia del título, mediante la oposición de ciertas de-
fensas que deben f u ndarse en hechos con temporáneos o posteriores a la crea-
ción de aquél. Se t rata, pues, de u n proceso mixto de ejecución y de conoci-
miento li mitado.

591 : h NECH. Derecho ¡,roccsa/ cii'il. pág. 291 ; FENOCHIETTO-AR,\ZL Código. 2. pjg. 656;
FER NANDEZ. Cr5digo. 1 l. pág. 307: GUASP. Derecho proccrnl cii·i/. 11. p,íg. 130: L\SCANO.
Hacia un IIIU'l'O tipo de proceso. en R DP. 1942. l. pág. 80: L!F.B IAN. M wwulc. l. pág. 79:
I\IE,RCADER. Estudios ele derecho procesal. pág. 525: l\1üRALES MOLINA. Curso dc derecho
procesal cfril. ( Parte especial). pág. 1 51: MORELI.O. Juicios .111111arios. l. pág. 61 : MORELLO-
Sos.\-BERIZONCE. Códigos. Vl-1 . pág. 129: P,\L\CJO. Derecho procesal cfril. V I L pág. 331:
Estudio. pág. 303: PODETTI. Tratado de las ejecuciones. V II-A. pág. 99: R ..\h!OS l\1ÉNDEZ.
Derecho procescil ci1·il. 11. pág. 1 1 10.
GENERAL! DADES 703

c) Fundado en esas características de nuestro juicio ejecutivo. PoDETTI


considera inad misible reu n ir, bajo el rótu lo común de "ejecuciones", al juicio
ejecutivo y al procedimiento de ejecución de sentencias, y critica el método ge-
neralmente adoptado por la doctrina nacional en el sentido de hacer preceder el
estudio del juicio ejecutivo por una teoría general de la ejecución forzada.
Los argumentos que el i lustre procesalista enuncia en apoyo de tal con-
clusión pueden resumi rse, sustancial mente, de la siguiente manera: 1º) Resulta
jurídicamente inadm i sible equ iparar la sentencia a los títu l os ejecutivos, por
cuanto existen, entre la pri mera y los segu ndos, diferencias de origen, de forma,
de sustancia y de efecto que se oponen a tal equiparación. Importancia funda-
mental revesti rían las diferencias sustancial es, puesto que la sentencia, por su
origen (públ ico) y por su forma (resu ltado de u n proceso), es indiscutible, "y
por ello mismo sólo pueden oponerse, en los trámites de su ejecución, las de-
fensas nacidas con posterioridad a la fecha de ser dictada y el título ejecutivo,
careciendo de iguales garantías, puede y debe ser exami nado oficiosamente por
el juez y sufrir l a oposición de excepciones anteriores y posteriores a su naci-
miento, ya que surge de un acto privado"; 2º) A la ejecución propiamente d icha
antecede, en el ju icio ejecutivo, u n período de conoci miento y "una sentencia
que actúa u n derecho", pues el embargo con el que aquél se inicia no constit uye
ejecución sino u na medida cautel ar.
Tales argumentos no resu l tan empero convi ncentes. El pri mero, por l o
pron to, perd i ó susta nci al men te s u efi cacia a part i r de l a sanc i ón de l a l ey
14.237, cu yo art. 59, al derogar práct icamente el art. 488 del cód i go anterior,
eli mi nó como excepción ad misi ble en el ju icio ej'ecuhvo, la ele "fuerza o m iedo
de los que con arreglo a la ley, hacen n u lo el consenti miento" (inc. 6º). Tampo-
co esta excepción figu ra en la en u meración form ulada por el art. 544 CPN. En
consecuencia, no cabe actual mente afirmar que en el ju icio ejecut i vo sean ad-
misi bles excepci ones fu ndadas en hechos anteriores a la formación del tít ulo.
Desde luego que el lo no i mpl ica desconocer las diferencias que PoDETTI señala
entre la sentencia y los tít u l os ejecut i vos. Ya se ha dicho (supra, nº 40 l ) que en
el proced i mie nto de ejecución de sentenci a sól o se pueden oponer defensas
fundad as en hechos sobrevi n i en tes a su pron u nciam iento, por cuanto l os he-
chos anteriores a ella, así como las posi bles deficiencias de que puede adolecer
la sentencia misma, se hallan a cu bierto de toda discusión por efecto de la cosa
juzgada. Pero esa circu nstancia no impide q ue el títu lo ejecutorio y los títu los
ejecutivos sean esencial mente equiparables desde el pu nto de vista de los pro-
cesos de ejecución en general. Y ése es, precisamente, el criterio que i nforma el
régi men legal analizado, con arregl o al cual, cualquiera que sea la naturaleza
del títu lo (judicial o extrajudicial ), no cabe articular, en el respectivo proceso de
ejecución, defensa algu na que se rel acione con la existencia o la legiti midad del
crédito en él reconocido. La única diferencia que en este aspecto separa al títu lo
ejecutivo judicial de los títulos ejecutivos extrajudiciales, eside en la circuns-
tancia de que contra estos últimos el deudor pueda oponer excepciones funda-
das en hechos contemporáneos a su creación, pero siempre que se relacione
co!l lasformas extrínsecas del título y no con la legitimidad de la obligación
(CPN, art. 544, inc. 4º). Y el fundamento de tal diferencia resul ta obvio no bien
se tiene en cuenta que los títu los ejecutivos extrajudiciales carecen de la auto-
ridad de cosa juzgada que es propia de las sentencias jud iciales y de los laudos
arbitrales.
Además, desde el punto de vi sta de su estructura, no median diferencias
esenciales entre el procedi miento de ejecución de sentencia y el juicio ejecuti-
vo. Si bien el pri mero, como consecuencia del mayor grado de certeza que de-
para el título que le da origen, reviste u na sumariedad más acentuada que el se-
gundo, no es tampoco en nuestro derecho u n proceso de ejecución puro, pues
en él también existe, como se ha visto (supra, nº 401 ), u n período de conoci-
miento destinado a la alegación de ciertas defensas.
En contra del segundo de los argumentos expuestos debe señalarse, ante
todo, que la sentencia de remate no versa sobre la existencia o inexistencia del
crédito, ni tiene por objeto, como dice PODETTI, "actuar" el derecho del acree-
dor. Según se ha destacado rei teradamente, la eventual materia l i tigiosa del jui-
cio ejecutivo no se hal la representada por la existencia, inexistencia, legiti mi-
dad o ilegitim idad de la obligación , sino por la validez y eficacia del título en
cuya virtud aquél se ha promovido. Si de algún "derecho" cabe hablar en el jui-
cio ejecutivo es, simplemente, del derecho del acreedor a procede r ejecutim-
mente . Por ello tampoco es aceptable la opinión de GuASP en el sentido de que.
en el caso de mandar llevar ade !ante la ejecución, la sentencia de remate reviste
el carácter de u na sentencia condenatoria, pues siendo presupuesto elemental
del juicio ejecutivo la existencia de u n títu l o del cual emerja el reconocimiento.
por parte del deudor, de u na determinada obligación, resu l ta totalmente excl ui-
da la necesi dad ele u n pronunciam iento judicial que decl are la existencia de la
obligación e imponga su cumpl i miento.
No resulta apropiado, final mente, asignar carácter cautelar al embargo
que corresponde decretar como medida prel i minar en el juicio ejecutivo. Ya se
dijo (supra , nº 39 l ), que el embargo ejecutivo difiere del embargo preventivo
tanto por los presupuestos que lo condicionan como por los efectos que prod u-
ce. Que el pri mero es u na típica medida de ejecución resulta demostrado, fun-
damentalmente, por el hecho de que, a diferencia de lo que ocurre con el embar-
go preventivo, basta el simple silencio del deudor, en oportunidad de ser citado
para la defensa, para que pueda procederse al inmed iato pago del acreedor o a
la enajenación judicial de los bienes afectados por la med ida.
GENERALIDADES 705

408. REQUISITOS DE LA PR ETENSIÓN EJECUTIVA

a) Los requisitos de admisibilidad de la pretensi ón ejecutiva son los


mismos que debe reunir toda pretensión procesal, los cuales fueron anal izados
en su oportunidad ( supra , nº 52). Dicha pretensión se halla sujeta, por lo tanto,
a requ isitos de admisibilidad y d e funclabiliclad , debiendo distinguirse, entre
]os primeros, los extrínsecos de los i ntrínsecos. La falta de algún req uisito ex-
trínseco de admisibilidad autoriza al deudor a oponer determinadas defensas
que se examinarán más adelante (infra, nº 420), y puede determi nar, en ciertos
casos, que el juez rechace de oficio la demanda, como oCLmiría si alguna de l as
partes careciese de capacidad procesal, o el juez fuese incompetente por razón
de la materia o de la cantidad.

b) En cuanto a los requisitos intrínsecos de admisibilidad de la preten-


sión, es preciso tener en cuenta, fundamental mente, que sólo es viable el juicio
ejecutivo siempre que en vi rtud de u n títu lo que traiga aparejada ejecución se
demande "por obligación exigíble de dar cantidades líquidas de dinero o fácil-
mente l iquidables" (CPN, art. 520).
Siendo, por consigu iente, condición inexcusable de este tipo de proceso
la existencia de un título ejecutivo, los requisitos intrínsecos de admisibilidad
de la pretensión que en él se hacen valer deben determi narse con arreglo a las
constancias del título respecti vo y a los recaudos que, según nuestra ley, condi-
cionan su fuerza ejecutiva.

c) En ese orden de ideas, la legitimación procesal de las partes debe resul-


tar, por un lado, de la coincidencia entre quien deduce la pretensión y quien figura
en el título como acreedor, y, por otro lado, de la coincidencia entre la persona fren-
te a quien se deduce la pretensión y quien figura también en el título como deudor.
En este aspecto sólo corresponde atenerse a las constancias del títu lo, con presci n-
dencia de qu iénes sean los verdaderos tit ulares de la relación jurídica documen-
tada en él, pues ello no puede ser objeto de debate en el juicio ejecutivo.
Al no hallarse con templada la defensa de falta de acción entre las que
pueden oponerse en el ju icio ejecutivo, la ausencia de legiti mación procesal,
tanto en el ejecutante como en el ejecutado, debe hacerse valer med iante la ex-
cepción de inhabilidad de título.

d) Desde el punto de vista objetivo, la admisi bilidad intrínseca de la pre-


tensión ejecutiva se halla subordi nada a la concurrencia de ciertos requ isitos
que debe reu ni r el tít u lo ejecuti vo, mencionados en el art. 520 CPN y que a con-
tinuación se analizan:
TÍTULOS QUE TRAEN APAREJADA EJ ECUCIÓN 706

1 º) El título debe consignar la obligación de dar u na suma de dinem. Al-


gu nos cód igos procesales arge n t i nos, como los de Santa Fe y Juju y, también
autorizan el ju icio ejecuti vo pa ra obtener el cumpli m iento de obl igaciones de
dar cosas o valores, y el pri mero lo ext iende al caso de sol icitarse el otorga-
miento de escritura públ ica.
2º) Debe tratarse, además, de u na suma líquida ofácilmente lic¡uidable.
La pri mera es la que se encuent ra determi nada en el t ítulo y la segunda la que,
a pesar de no hall arse nu mérica mente expresada en aquél , puede establecerse a
través de u na simple operac ión arit mética, sin que sean indi spensables i mputa-
ciones o interpretac iones. Tal lo que ocurre, por ejemplo, cuando la cantid ad re-
clamada devenga intereses y la forma en que éstos deben l i qu idarse resul ta del
mismo títu l o.
En lo que concierne a las obl i gaciones i nstru men tadas en moneda extran-
jera, el requ i sito previsto en el art. 520 CPN en el sent ido de que l a ejecución
de bía promover e por el equ i valente en pesos nacional es segú n l a coti zación
del banco oficial debe considerarse i mpl íci tamente derogado por l a reforma i n-
troducida al art. 61 7 Cód. Civ. por l a ley 23.928, sin pe1ju icio de que l a conver-
sión se efectúe a l os efectos del pago de la tasa de justicia.
3º) La obl igación, fi nal mente, debe ser exigihle. Para que ello ocu rra se
requ iere, en pri mer l ugar, que aquélla sea de plazo vencido. No constituye, ver-
bi gracia, títu l o ejecut i vo, el reconoci m iento de deuda l íqu ida si n fecha de ven-
cimiento. Hacen excepción a esta regla cie11as obl i gaciones que, por carecer de
plazo, son ex i gibl es en cualq uier momento. Tal el caso de l as let ras de cambio
y docu mentos a ellas asi m ilados, pagaderos a la vista (decreto-ley 5965/63,
arts. 35, 36 y 103) y de I precio de las mercaderías compradas al contado (Cód.
Com., arts. 464, 465 y 474).
Relacionado con este requi sito de exigi bilidad se ha l l a el supuesto de q ue
se t rate de u na obl i gaci ón subord i nada a con d ición o prestación. El art. 520,
párr. 2º CPN d ispone al respecto q ue "si la obl i gación est u viera subord i nada a
condición o prestación, l a vía ejecut i va procederá si del t ít u l o o de otro i nst ru-
mento pú blico o privado reconoci do que se presente ju n to con aq uél , o de l a d i-
l i gencia prev ista en el art. 525 , i nc. 4º, resu l tare haberse cu m pl i do l a condición
o prestación". La d i l i gencia a que se refiere la norma comtit u ye u no de l os me-
d ios de preparar la vía ejecut i va y consiste en que el deudor reconozca el cu m-
pl i m iento de l a cond ici ón, si la deuda fuese cond icional.

e) Frente al su puesto de que del título ejecutivo resul tare u na deuda l í-


q u ida y otra q ue fuese i l íquida, el CPN autori za a proceder ejecut i vamente res-
pecto de la pri mera (art. 522).
TÍTULOS QUE TRAEN APAREJADA EJ ECUCIÓN 707

409. ETAPAS DELJL'lClO EJECUTIVO

a) De acuerdo con la estructura que le impri me el CPN. el juicio ejecutivo


consta de t res etapas. La pri mera comprende la demanda. la i nti mación de pago, el
embargo y la citación para defensa. La segunda se hal la representada por los perío-
dos destinados a la oposici ón de defensas, así como a la contestación y prueba de
éstas, por el pronu nci amiento de la sentencia de remate y por la sustanciación
de los recursos que proceden contra el l a. La tercera, final mente, comprende l os
trámi tes necesarios para el cumpl i miento de la sentencia de remate.

b) La p ri mera etapa se desarrol l a con l a excl u s i va pa rti cipaci ón d el


ejecutante, au nque cabe l a posi bi l idad, como se verá, de que en ella se cite al
ejecutado a l os efectos de compl ementar o i ntegrar ciertos títulos que no son su-
ficientes, por sí solos. para habi l i tar l a vía ejecutiva. La i ntervención del ejecu-
tado comienza reci én en la segunda etapa del proceso, du rante la cual, y a parti r
de cierto pl azo contado desde l a ci tación para defensa, aquél se halla facu ltado
para oponer determi nadas excepciones al progreso de la ejecución. Durante la
tercera etapa, y sólo en el supuesto de haberse orde,;ad o pr segu i r la ejecución,
se procede a hacer efecti va la sentencia de remate med iante procedi mientos que
varían de acuerdo con la natu raleza de los bienes embargados.

§ ¡¡

1 07
TÍTU LOS QU E TRAEN A PAREJ A DA EJ ECU CIÓ N

410. ENUMERACIÓN LEGAL

a) Según el art. 523 CPN l os títu los q ue t raen aparejada ejecución .011
los si gu ientes: 1 ) El i nstru mento pú bl ico presentado en forma; 2) El i nstru men-
to pri vado suscri to por el obl i gado. reconocido jud i ci al men te o cu ya firma es-
tu viese certi ficada por escri bano con intervención del obl igado y regist rada l a
ce11iticación en el protocol o; 3) La confesión de deuda l íqu ida exigi ble presta-
da ante el juez competente para conocer en l a ejecución; 4) La c uenta aprobada
o reconocida como consecuencia del proced i m iento establecido en el art. 525;
5) La let ra de cambio, factura conformada, ,·ale o pagaré, el cheque y l a con:--
tanci a del saldo deudor de cuenta corrien te bancaria, cuando tuv iere n fuerza

107 Bibliografía citada en la nota 1 06.


TÍTULOS QUE TRAEN APAREJADA EJ ECUCIÓN 708

ejecutiva de conformidad con las disposiciones del Cód. Com. o ley especial; 6) El
crédito por alquileres o an-endamientos de inmuebles; 7) Los demás títulos que tu-
vieren fuerza ejecutiva por ley y no estén sujetos a un procedimiento especial.
De acuerdo con l o dispuesto en el art. 524 CPN también constituye títu lo ejecutivo
el crédito por expensas comunes de edificios sujetos al régimen de l a
propiedad hori zontal.

b) Desde el punto de vista de su eficacia, no todos los títulos menciona-


dos traen aparejada ejecución por sí m ismos (títu los completos). Corno se verá
más adel ante, algu nos de ellos requieren comple mentarse o perfeccionarse, y
otros se forman en el trá rnite prel imi nar.

41 1 . ESTUDIO DE LOS TÍTULOS EJ ECUTIVOS EN PARTICULAR

a) fllstrumentos públicos (CPN, art. 523, inc. l º). Se trata, en lo compa-


tible, de los menc ionad os por el art. 979 Cód. Civ., algu nos de l os cuales
--corno los contemplados en los i ncs. I º, 2° y 5°- consti tuyen títulos.fiscales
que autorizan, generalmente, la vía prevista en el art. 604 CPN. Deben ser pre-
sentados en forma, o sea rodeados de las solemn idades a que la l ey condiciona
su eficacia.

b) Instrumentos privados (CPN, art. 523, inc. 2º). Su fuerza ejecutiva se


encuentra subordinada al reconoci m iento de la firma (Cód. Civ., arts. 1026 y
1028), lo cual se obtiene mediante las dil igencias preparatorias que más ade-
lante se analizarán, o a la certificación de aquélla, hecha por escribano, siempre
que se haya efectuado con in tervención del obl i gado y que la cert ificación esté
registrada en el protocolo.
En general constituyen título hábil para promover la ejecución, previo re-
conocim iento de la firma por parte del deudor, todos aquellos i nstru mentos pri-
vados en los cuales conste el reconoci miento de una deuda líquida y exigible y
no requieran una interpretación incompatible con la limitación de conoci mien-
to que es propia del proceso examinado, si las partes han pactado expresamente
la vía ejecutiva y ésta no resu lta desnatu rali zada. Por ello se ha adm i tido tal
procedi miento para el cobro del saldo de precio conven ido en un boleto de
compraventa en el caso de que los contratantes lo hayan pactado y siempre que
las cuestiones a que el cobro puede dar lugar no excedan el princi pio de suma-
riedad de conoci miento que gobierna el juicio ejecutivo.
TÍTULOS QUE TRAEN APAREJADA EJ ECUCIÓN 709

c) Confesión (CPN, art. 523, inc. 3º). Debe serlo, según el texto de esa
. norma, de deuda líquida y exigible, y hecha ante juez competente. Éste no es
otro que el de la eventual ejecución, pues se trata de uno de los casos en que el
título ejecutivo se forma durante el trámite previo a aquélla, mediante la cita-
ción del presunto deudor con arreglo a las formas y requisitos previstos para la
absol ución de posiciones. Durante la vigencia del código derogado se conside-
ró, generalmente, que en razón de no hallarse expresamente contemplada por la
Jey, en este supuesto carecía de eficacia la confesión ficta. En la actualidad tal
conclusión carece de asidero frente a lo dispuesto por el art. 525 CPN, según el
cual la incomparecencia del demandado, o sus respuestas evasivas, autorizan a
tener por confesados los hechos.
En el caso de comparecer a la citación del tribunal, el reconocimiento de
]a deuda, así como de su liqu idez y exigibilidad, debe ser l iso y llano. La con-
fesión calificada no constituye, por lo tanto, título hábil para abrir la ejecución.
Tampoco la confesión extrajudicial, sin perjuicio de que, constando ella en i ns-
trumento público o privado, pueda ser hecha valer en los términos de los incs.
I º y 2º de la norma anal izada.

d) Cuentas aprobadas y reconocidas en juicio (CPN, art. 523, inc. 4º).


La ley no se refiere al saldo de cuentas aprobado mediante sentencia definitiva,
pues en tal caso el acreedor puede util izar el proced imiento más exped i tivo de
la ejecución de sentencia. Se trata, por lo tanto, de otro caso de formación del tí-
tulo ejecutivo en los trámites preparatorios, los que consistirán, fundamentalmen-
te, en la citación del presu nto deudo r a fin de que -roanifieste conformidad o
disconformidad con la cuenta presentada por el actor bajo apercibimiento de ser
aprobada de oficio, y en la eventual fijación de un plazo para el pago del saldo co-
rrespondiente. Pero en el supuesto de que el deudor desconozca expresamente
la cuenta presentada por el acreedor, no procede la vía ejecutiva y éste debe ha-
cer valer sus derechos en u n proceso de conocimiento (ord inario o sumario).

e) Papeles de comercio: El art. 523, inc. 5º CPN acuerda fuerza ejecu-


tiva a las letras de cambio, factura de créd ito, vale o pagaré, al cheque y a la
constancia del saldo deudor de cuenta corriente bancaria, cuando la tuvieren de
acuerdo con las disposiciones del Cód. Com. o ley especial.
La fuerza ejecut iva de dichos papeles deriva: la de las letras de cambio,
vales o pagarés, del decreto-ley 5965/63, ratificado por ley 16.478, artículos 60
Y 103; la de la factura de créd ito, de la ley 24.760, art. 4º; la del cheque, de
la ley 24.452, art. 38; y la de la cuenta corriente bancaria, del Cód. Com., art.
793, párr. 3º, en virtud del agregado introducido por el decreto-ley 15.354/46.
TÍTULOS QUE TRAEN APAREJADA EJECUCIÓN 710

t) Créditos por alquileres o arrendamientos de inmuebles (CPN, art.


523, inc. 6º). La norma es consecuencia de los artículos 1578, 1581 y 1582 Cód.
Civ., que acuerdan la vía ejecutiva a favor del locador en contra del locatario, y
a favor de éste y de sus herederos, sucesores y representantes contra el subloca-
tario, así como a favor tanto del locador como del locatario contra el fiador.
El procedi miento ejecut ivo es viable ya se persi ga el cobro de alqu i leres
o cualqu ier otra deuda derivada de la locación (Cód. Civ., arts. 578 y 1582),
como es, v.gr., la suma pactada en el contrato respectivo en concepto de mu l ta,
para el caso de que el inmueble no fuere restituido al vencer dicho contrato.
Corresponde señalar, también, que lajurisprudencia se hal la orientada en
el sentido de que es procedente l a vía ejecutiva con presci ndencia de que el l o-
catario permanezca o no en la finca arrendada.

g) Otros títulos (CPN, art. 523, inc. 7º). El ordenamiento vigente somete
a sus disposiciones a aquel los títu los que t ienen fuerza ejecutiva en Yi rtud de
una prescripción legal, siempre que no estén sujetos a u n procedi miento espe-
cial (v.gr. \as regulaciones de honorarios no practicadas en concepto de costas,
ley 21.839, arts. 49 y 50).

h) Crédito por expensas comunes (CPN, art. 524). Tiene también fuerza
ejecutiva, de acuerdo con la norma citada, el crédito por expensas comunes de
edificios sujetos al régi men de propiedad horizontal. Establece, al respecto, el
párr. 2º del art. 524 que ''con el escrito de promoción de la ejecución deberán
acompañarse certificados de deuda que reú nan los requisitos exigidos por el re-
glamento de copropiedad. Si éste no los hu biere previsto, deberá agregarse
constancia de la deuda l íqu ida y exigible y del plazo conced ido a los copropie-
tarios para abonarla, expedido por el administrador o quien haga sus veces".
Aunque los cert ificados de deuda deben en pri ncipio remi ti r a las cons-
tancias de los libros rubricados del consorcio, en el supuesto de que el administra-
dor de éste sea una sociedad, configura título hábil para proceder ejecutivamente la
certificación extraída de sus libros de comercio (CNCiv., B, E.D., 40-383).

412. PREPAR ACIÓN DE LA VÍA EJECUTIV A

Mient ras algunos de los títu los enumerados por la ley, como los i nst ru-
mentos pú bl icos y los papeles de comercio, traen aparejada ejecución por sí
m ismos ( títulos completos ), los restantes requieren ser complementados o per-
feccionados, y aun formados, mediante el cu mpl imiento de ciertos trámi tes
previos a la apertu ra del juicio ejecutivo.
TÍTULOS QUE TRAEN APAREJADA EJECUCIÓN 711

"Podrá prepararse la acción ejecutiva --dice el art. 525 CPN- pidiendo


previamente: !º) Que sean reconocidos los documentos que por sí solos no trai-
aan aparejada ejecución. 2º) Que en la ejecución por alquileres o arrendam ien-
os, el demandado manifieste previamente si es locatario o arrendatario y, en
;
caso afirmativo, exhiba el último reci bo, si el requerido negase categóricamen-
te ser inquili no y su condición de tal no pudiere probarse sumariamente en for-
ma indubi tada, no procederá la vía ejecutiva y el pago del crédito será reclama-
do por juicio su mario. Si durante la sUstanciación de éste se probare el carácter
de inqui li no, en la sentencia se le impondrá una multa a favor de la otra parte,
equivalente al 30 por ciento del monto de la deuda. 3º) Que el juez señale el pla-
zo dentro del cual debe hacerse el pago, si el acto constitutivo de la obl i gación
no lo desi gnare o si autorizare al deudor para realizarlo cuando pudiera o tuvie-
se medios para hacerlo. El juez dará traslado y resolverá, sin más trámite ni re-
curso alguno. 4º) Que el deudor reconozca el cumpli miento de la condición, si
la deuda fuese condicional".
A conti nuación se analizarán por separado las distintas h ipótesis previs-
tas en la norma.

a) Reconocimiento de documentos prime/os. En este supuesto el deudor


debe ser citado para que efect úe el reconoci miento de la firma que se le atribu-
ye. Dicha citación, según el art. 526 CPN, debe hacerse en la forma prescripta
para la notificación del traslado de la demanda, es deci r, por medio de cédu l a y
en su dom icilio real si éste se halla den tro de la ju risdicción del juzgado (art.
339) y, en caso con t rario, med i ante ofici o o exhc:rrto (art. 340), al cual debe
agregarse, inel ud iblemente, el documento original. La citación contend rá el
apercibi miento de que si el deudor no comparece o no contesta categóricamen-
te, se tendrá por reconocido el documento.
En la cédula de citación debe constar el plazo otorgado para la compare-
cencia del presunto deudor, careciendo de eficacia la i nti mación si no cumple
tal recaudo.
Con anterioridad a la sanción del CPN, la jurisprudencia se hallaba d ivi-
dida en cuanto a si revestía eficacia el desconoci miento de la firma formul ado
mediante escrito. Algu nos precedentes se pron unciaron en sentido afirmati vo,
en tanto que otros resol vieron que el desconoci miento de la firma debe ser he-
cho personal mente por el deudor.
El CPN ha consagrado la última de las soluciones jurisprudenciales ano-
tadas (art. 526, párr. 2º), la-que tiene fundamento en las menores posi bil idades
de desconoci miento malicioso que existen en el caso de requerirse la compare-
cencia personal. La ley 22.434 agregó que la man ifestación tampoco puede for-
mularse por medio de gestor.
TÍTULOS QUE TRAEN APAREJADA EJECUCIÓN 712

Si el citado no comparece o no prueba justa causa de inasistencia debe


hacerse efectivo inexcusablemente el apercibimiento y procederse como si el
documento hubiese sido reconocido por el deudor personal mente (art. 526,
párr. 3º), es decir que corresponde l ibrar mandamiento de embargo y citar a
aquél para defensa.

b) La ley 22.434 agregó, como último apartado del art. 526, el siguiente:
"El desconocimiento de la firma por alguno de los coejecutados no impide que
se cu mpla con lo dispuesto por los artículos 531 y 542, respecto de los deudores
que la hayan reconocido, o a quienes se los haya tenido por reconocida".
Se trata de una aclaración plausible, pues no existe razón válida alguna
que obste a la intimación de pago y citación para defensa respecto de aquellos
coejecutados que, en virtud del reconocimiento expreso o ficto de la firma, po-
sibilitaron la integración del título ejecutivo.
En concordancia con lo dispuesto por el art. 1028 Cód. Civ., el art. 527
CPN prescribe que "reconocida la firma del instrumento quedará preparada la ac-
ción ejecutiva, aunque se hubiese negado su contenido". Por consiguiente, si el
deudor reconoce la firma del instrumento, pero aduce que su contenido ha sido
adulterado, tal manifestación no impide la ape1tura del juicio ejecutivo, sin perjui-
cio de que se haga valer oportunamente mediante la excepción de falsedad, en
cuyo caso incumbirá al ejecutado excepcionante la prueba de la adulteración.
De acuerdo con el régimen establecido por el código derogado, la negati-
va del deudor sobre la autenticidad de la firma no autorizaba la ape1tura del jui-
cio ejecutivo, debiendo el acreedor reclamar su derecho en juicio ordinario. El
CPN, en cambio, en consonancia con los propósitos de economía procesal y de
moralidad que fundamentalmente lo inspiran, dispone, en el art. 528, que "si el
docu mento no fuere reconocido, el juez, a pedido del ejecutante, previo dicta-
men de un perito designado de oficio, declarará si la firma es auténtica". Si lo
fuere se procederá a librar mandamiento de embargo y se impondrá al ejecuta-
do las costas y una multa equivalente al 30% del monto de la deuda. Para que el
ejecutado pueda oponer excepciones y como requisito de admisibilidad de és-
tas, aquél debe dar a embargo el importe de dicha multa. Si no opone excepcio-
nes, dicho importe integra el capital a los efectos del cumplimiento de la sen-
tencia de remate. La resolución que declara la autenticidad de la firma y aplica
la sanción prevista es apelable en efecto d iferido.
El art. 530 CPN se refiere finalmente a los documentos firmados por au-
torización o a ruego del obligado y distingue según la forma en que la autoriza-
ción se confirió. Si ésta resulta de documento privado o no se encuentra docu-
mentada, l a vía ejecutiva queda preparada si, citado el deudor, reconoce la
firma del documento o bien declara que otorgó la autorización o que es cier-
TÍTULOS QUE TRAEN APAREJADA EJECUCIÓN 713

ta la deuda que el documento expresa. Si, en cambio, la autorización consta en


el instrumento público, basta la presentación de éste y la citación al autorizado
para que reconozca la firma del documento de la obligación.
c) Créditos por alquileres o arrendamientos. En estos supuestos es me-
nester acreditar tanto la existencia del respectivo contrato de locación como el
monto de la deuda. Pero en lo que concierne al primero de esos extremos el pro-
cedimiento varía según exista o no contrato escrito y según éste conste en ins-
trumento público o privado.
Si el contrato consta en instrumento público, la citación del deudor se
practica al solo efecto de que exh iba el último recibo de alquiler. La incompa-
recencia autoriza a librar mandamiento por la suma reclamada en la demanda.
Si el contrato consta en instrumento privado, la citación persigue el doble
objetivo de obtener el reconocimiento de la firma y la exhibición del último re-
cibo. El desconocimiento de la autenticidad de la firma determina la aplicación
de la norma contenida en el art. 528, a la cual se ha hecho referencia preceden-
temente. Si el deudor reconoce la firma pero no presenta el último recibo, co-
rresponde librar mandamiento por la suma reclamada por el acreedor.
En el supuesto de no existir contrato escrito, el deudor debe ser citado
para que manifieste si es locatario y para que, en caso afirmativo, exhiba el úl-
timo recibo (art. 525, inc. 2º). La negativa categórica del deudor acerca del pri-
mero de los mencionados extremos y la imposibilidad de acreditar tal condi-
ción sumariamente y en forma indubitada, impide la apertura de la ejecución,
debiendo el pago del crédito reclamarse por juicio sumario, pero si durante la
sustanciación de éste se prueba el carácter de ínquHino, en la sentencia corres-
ponde imponer al demandado una multa equivalente al 30% del importe de la
deuda. En cambio, el reconoci miento de la existencia de la relación locativa y
la falta de exhibición del últi mo recibo autoriza a despachar el mandamiento en
la forma mencionada en los supuestos anteriores.
d) Fijación del plazo y reconocimiento de la condiciói. En la primera
hipótesis (art. 525, inc. 3º), el título se integra mediante la resol ución que, pre-
vio traslado, fija el plazo dentro del cual debe hacerse el pago.
En la segunda (art. 525, inc. 4º), corresponde citar al demandado bajo
apercibimiento de tener por confesado el hecho afirmado por el ejecutante (ait.
526). El mismo procedi miento debe observarse en el supuesto de acompañarse
cuentas, pues el art. 523, inc. 4°, remite expresamente a lo dispuesto por el art.
525 y, por consiguiente, al art. 526.
e) Las medidas preparatorias, finalmente, son susceptibles de caduci-
dad, sin necesidad de declaración jud icial, cuando no se deduc la demanda
dentro de los quince días de su reali zación. En el caso de que el reconocimiento
TÍTULOS QUE TRAEN APAREJADA EJECUCIÓN 714

haya sido ficto, el plazo mencionado corre desde que la resolución que lo decla-
re haya quedado firme (art. 529).

§ 111

INTIM AC IÓN DE PAGO, EM BARGO


1 08
Y CITAC IÓN PARA DEFENSA

41 3. DESPACHO DEL MANDAMI ENTO

a) Presentada la demanda, si se trata de un t ítu l o ejecut ivo completo, o


concluidas las di ligencias preparatorias tendientes a la integración o formación
del título, "el juez examinará cuidadosamente el instrumento con que se deduce
la ejecución, y si hallare que es de los comprend idos en los artículos 523 y 524,
o en otra disposición \ega\ , y que se encuentran cump\idos los presupuestos
procesales, librará mandamiento de embargo" (CPN, art. 531 , párr. 1º).

b) El juez, de acuerdo con los términos de esta norma, puede denegar la


ejecución si comprueba que el título acompañado no es de los que el código u
otras leyes consideran como tales, o que es inhábil en razón de no documentar
la existencia de u na obligación en dinero, líquida y exigible, o que alguna de las
partes carece de legitimación procesal. Tal examen, por otra parte, no es defini-
tivo, pues puede volver a efectuarse antes de dictar la sentencia, e i ncl uso cabe
la posibilidad de que la inhabilidad del título sea declarada de oficio por el tri-
bunal de alzada, con motivo de un recurso deducido contra dicha sentencia.
Asi mismo, la ejecución puede ser rechazada in limine si no concurren los
requisitos extrínsecos de admisi bilidad de la pretensión ejecuti va (competen-
cia, capacidad procesal de las partes, etc.), a los que el art. 531 denomina "pre-
supuestos procesales".

c) No obstante la expresión "mandamiento de embargo" contenida en


dicha norma, corresponde señalar que el respect i vo i nstrumento -como dice
PoDETTI- tiene por fi n pri mero y pri ncipal el requerimiento de pago y subsi-
d iariamente, a vol untad del ejecutante, la traba del embargo. La misma norma,
a contin uación, así lo aclara, pues expresa que "con el mandamiento, el oficial
de justicia requerirá el pago al deudor. Si no se pagare en e\ acto el importe del

1os Bibliografía citada en la nota I 06.


INTIMACIÓN DE PAGO. EMBARGO Y CITACIÓN PARA DEFENSA 7J5

capital reclamado, del esti mado por el juez en concepto de intereses y costas, y
de la multa establecida por el art. 528, en su caso, dicho funcionario procederá
a embargar bienes suficientes, a su ju icio, para cubrir la cantidad fijada en el
mandam iento. El d inero deberá ser depositado dentro del primer día hábil si-
guiente en el banco de depósitos judiciales" (CPN, art. 531 , inc. 1º).
En el mandamiento debe constar la cantidad cuyo pago se exige al deu-
dor, más otra que el juez fija provisional mente para responder a i ntereses y cos-
tas. Tam bién debe contener autorización para req ueri r el auxi l io de la fuerza
pública y allanar el domici lio del deudor en el caso de que éste se resista a la di-
ligencia (CPN, art. 214). Asimi smo, pueden individuali zarse en el mandamien-
to los bienes sobre los que se trabará el embargo.
El CPN mantuvo el régi men introducido por la ley 14.237, según el cual
la intimación de pago, el embargo y la citación para oponer excepciones se di-
ligencian en u n mismo acto (CPN, art. 542).

d) El art. 532 CPN dispone que la resolución que den iega la ejecución es
apelable. No obstante, y en razón de que dicha resol ución reviste el carácter de
u na providencia simple, también procede contra ella el recurso de reposición o
revocatoria.

414. FORMA Y LUGAR DE LA INTIMACIÓN DE PAGO

a) El mandamiento es entregado al ejectttante y di l igenciado por los ofi-


ciales de justicia, que son funcionarios depend ientes de la Oficina de Manda-
mientos y Notificaciones ( supra, nº 88).
b) E l req ueri m ie n to de pago debe hacerse en la persona del deudor
(CPN, art. 531 , inc. 1º). Pero como el inc. 2º de esa misma norma autoriza a
practicar el embargo "aun cuando el deudor no estuviese presente", cabe dedu-
cir que el requerimiento de pago, que constituye un trámite previo a dicha me-
dida, puede hacerse a las personas que menciona el art. 141 al referirse a l as
notificaciones por céd u la. Sin embargo, no son aplicables a la i nti mación de
pago las restantes formalidades previstas respecto de esta clase de notificacio-
nes, como sería, por ejemplo, la firma del acta por el inti mado, o el aviso previo
a que al ude el CPN, art. 339, párr. 2°.
Frente al caso de que el deudor no estuviese presente en el acto del em-
bargo, el art. 531 , inc. 2º CPN dispone que, además de dejarse constancia de
el lo, se le hará saber dentro de los tres días siguientes al de la traba; y si se i g-
norase su domici l io se nombrará al defensor oficial. previa citación por edictos
que se publicarán por una sola vez.
c) Dispone, finalmente, el inc. 3° del art. 531 , que el oficial de justicia
debe requerir al propietario de los bienes para que man ifieste si se encuentran
embargados o afectados por prenda u otro gravamen y, en su caso, por orden de
qué juez y en qué expediente, y el nombre y domicil io de los acreedores, bajo
apercibi miento de lo dispuesto en las leyes sobre la materia. En el supuesto de
que el dueño de los bienes no estuviese presente, en la misma di ligencia se le
notificará que debe formular esta manifestación dentro del plázo para oponer
excepc10nes.
d) La intimación de pago debe verificarse en el domicilio real del ejecu-
tado o en el domicilio indicado en el documento constitutivo de la obligación.
En este ú l ti mo caso reviste eficacia el domicilio constituido en u n documento
privado, siempre que haya sido debidamente reconocido por el deudor o dado
por reconocido ante su incomparecencia (Cód. Civ., art. 1028). Pero tratándose
de documentos protestados, el hecho de que las di ligencias de protesto se hayan
practicado en el domicilio constituido en el documento no excluye la necesidad
de que la intimación de pago se practique en el dom icilio real del ejecutado,
pues el protesto no hace perder a los instrumentos privados su carácter de tales.
e) La i nti mación de pago tiende a evitar la prosecución del proceso,
otorgando al deudor la posi bilidad de pagar la suma reclamada y l as costas ya
devengadas, y de i mpedi r, en consecuencia, el embargo y venta de los bienes.
f) La circunstancia de que el ejecutado satisfaga el crédito reclamado en
el acto de la i nti mación, no lo exime del pago de las costas si se encuentra en
mora (CPN, art. 539). Por consiguiente sólo constituye causal de eximición de
costas el pago efectuado antes o al tiempo del requeri miento por el deudor no
moroso.

415. EL EMBARGO

a) En el juicio ejecutivo, el embargo sobre bienes del deudor constituye


una medida que es consecuencia inmediata del resultado negativo de la intima-
ción de pago. Acerca del concepto de embargo, en general, y de embargo ejecu-
t ivo, en particular, así como sobre las diversas cuestiones vinculadas con dicha
medida (forma de practicarse, orden, etc.), corresponde remitir a lo expuesto en
el capítulo anterior.

b) Se ha discutido, en la doctrina nacional, si el embargo constituye o no


un trámite esencial del juicio ejecutivo.
I NTI MACIÓN DE PAGO. EMBARGO Y CITACIÓN PAR A DEFENSA 7J 7

Algunos autores (LASCANO, MüLINARIO) se han pron u nciado en sentido


afirmativo, fundados, sustancial mente, en que siendo el juicio ejecutivo uno de
los modos de la ejecución forzada y debiendo disponer la sentencia que en él se
dicte, "que se lleve l a ejecución adelante en todo o en parte, o su rechazo"
(CPN, art. 551), en el caso de no haberse trabado embargo sobre los bienes del
deudor el juicio carecería de razón de ser, pues la ejecución sólo puede ser ) le-
vada adelante mediante la venta de los bienes embargados.
En cambio, la mayor parte de la doctrina y de los precedentes judiciales
considera que el embargo no constituye u n trám ite esencial del juicio ejecutivo,
y que se trata, por el contrario, de una garantía establecida en favor del acree-
dor, quien puede ren unciar a ella y pedir directamente que se cite al ejecutado
para la defensa.
Esta últi ma debe considerarse la solución correcta, por cuanto el conteni-
do positivo de la sentencia de remate, en el supuesto de no haber mediado em-
bargo, sign ificará u n pron u nciamiento definitivo acerca de la efectiva exis-
t enci a de u n derech o d e proceder ejecu t ivamen te, pron u ncia m ien t o que
permitirá, mediante los trámites propios del cumplimiento de dicha sentencia,
la inmediata real ización de los bienes que, en esta etapa procesal, deben inelu-
diblemente embargarse. Por lo demás, con anterioridad a la vigencia de la ley
22.434 esa concl usión encontraba apoyo suficiente en nuestro régi men legal,
pues el art. 534 CPN dispone que si no se conocieren bienes del deudor o si los
embargados resultaren presuntivamente insuficientes para cubrir el crédito del
ejecutante, podrá solicitarse contra el ejecutado inhi bición general de vender o
gravar sus bienes, y como dice ALSINA, refiriéndqse a la norma análoga del có-
digo derogado, a pesar de ser ésta una medida catelar que no se hace efectiva
sobre bienes determinados, no se prescribe en ese caso la paralización del trá-
mite sino que se autoriza su prosecución.
No obstante lo expuesto, y por lo tanto innecesariamente, la ley 22.434
incorporó como párrafo final del art. 531 el sigu iente: "Aunque no se hubiese
trabado embargo, l a ejecución contin uará, pud iendo solicitar el ejecutante la
med ida cautelar que autoriza el art. 534" (o sea la inhibición general).

416. CITACIÓN PARA DEFENSA

a) La citación para defensa (antes denominada "citación de remate") es


el acto mediante el cual se acuerda al deudor la posibilidad de oponerse a la ac-
tuación de la pretensión ejecut iva, valiéndose, para ello, del planteamiento de
alguna de las excepciones previstas por la ley.
Con la notificación de l a citación para defensa comienza l a i ntervención
del deudor en el juicio ejecut ivo, pues los trámites anteriores a ella se desarro-
llan ú n icamente con la partici pación del ejecutante, sal vo que aquél haya sido
citado a los efectos del cumpl imiento de al guna med ida preparatoria o se haya
presentado para solicitar el levanta miento o sustitución de u n embargo.
Corresponde añad i r que, aun en el supuesto de no haberse notificado l a
citación de remate, pero estando el la ordenada, ei deudor puede presentarse es-
pontáneamente, dándose por citado y planteando las defensas a que se crea con
derecho.

b) Dice el art. 542 CPN que la i nti mación de pago importará la citación
para opone r excepciones, y que corresponde dejar al ejecutado copia de la di-
ligencia, del escrito de iniciación del ju icio y de los docu mentos acompañados.
Es innecesario, sin embargo, que en el mandamiento se transcriba la providen-
cia que dispone l a citación para defensa.

c) En cuanto a l as formas de d i ligencia rniento de la citaci ón, ri gen los


m ismos pri nci pios enunciados al examinar la i nt imación de pago.

d) ) Las excepciones deben proponerse dentro del plazo de cinco días,


en u n solo escrito, ju n tamente con el ofreci m iento de prueba. Corresponde
cum- pl i r, en lo que sea perti nente, lo que di sponen l os a11s. 330 y 356 CPN
con res- pecto a la demanda y a su contestación, determi nándose con exacti t
ud cuáles son las excepciones que se proponen (CPN, art. 542, párrs. 2º y 3º).
Dent ro de ese mismo plazo de cinco días, el deudor debe constit ui r dom ici l io,
bajo aper- cibi miento de lo dispuesto en el art. 4 J , ya que conforme lo expresa
el párr. 4º del ci tado art. 542, la i n t i mación de pago i m porta también el
requeri m ien to para la const itución del domici l io.

e) El plazo para oponer excepciones es: 1 º) Suscepti ble de ampliación


en razón de la d i stancia; 2º) Perentorio, por cuanto el ú l t i mo apartado del art.
542 CPN prescri be que, si no se oponen dentro de d icho plazo, el juez, sin otra
sustanciación, pronw zciorá sentencia de re111ate; 3º) lndi1·id11al, pues siendo
varios los ejecutados corre independ ientemente para cada u no de ellos.

41 7. RENUNCIA A LOS TRÁMITES DEL JUICIO EJECUTIVO

a) Con anterioridad a la sanción de la ley J 4.237 no existía, entre los tri-


bunales de la Capital Federal , u n i form idad de criterio acerca de si era vál i da la
JNTll'dACIÓN DE PAGO. EMBARGO Y CITACIÓN PARA DEFENSA 7 19

renu ncia contractual a los trámites del ju icio ejecutivo. Algu na ju risprudencia,
en efecto, se incl inaba a favor de la val idez, aunq ue dejando general mente a sal-
vo el derecho de oponer cie1ias excepciones como las de pago y prescri pción.
Otros precedentes, en cambio, consideraron que la ren uncia a la citación de re-
mate comportaba la el imi nación de u n trám i te esencial de la ejecución, d irecta-
mente vinculado al derecho de defensa. El art. 58 de dicha ley. en tanto dispon ía
que "son i rrenunciables l a i nt imación de pago, la citación para oponer excep-
ciones y la sentencia", vi no a el i m i nar toda duda al respecto, y el CPN reprodu-
ce esa norma en el art. 543.

b) Por otra parte, en l os casos en que de conformidad con el cód igo co-
rresponde u n proceso de ejecución y el actor opta por u n proceso de conoci-
miento, aquél acuerda al demandado el derecho de oponerse al trámite elegido,
pero establece que es el juez qu ien, en caso de oposición, debe resol ver, aten-
diendo a las circunstancias y si n recurso, cuál es la clase de proceso aplicable
(CPN, art. 521).

41 8. AMPLIACIÓN DE LA EJ ECUCIÓN

a) Prescri be el art. 540 CPN que "cuando durante el juicio ejecutivo, y


antes de pron u nciarse sentencia, venciere algún n uevo plazo de la obligación en
cuya virt ud se procede, a pedido del actor podrá ampliarse l a ejecución por su
importe, sin que el procedi miento ret rotrai ga y co.psiderándose comu nes a la
ampliación los trámi tes que la hayan precedido. En cada caso de ampl iación
deberá cumpl i rse con l a intimación de pago."
La ampliación de l a ejecución que autoriza esta norma procede siempre
que se trate de una misma obligación con vencimientos sucesivos (v.gr. alqui le-
res estipulados en u n contrato de locación). No se justifica, por consi gu iente, si
los nuevos documentos acompañados acreditan obligaciones diversas a aquella en
vÍliud de la cual se promovió el ju icio ejecutivo (v.gr. disti ntos pagarés).
El requi sito de que en cada caso de ampliación debe efectuarse la i nti ma-
ción de pago, tiene por objeto evit ar al ejecutado los pe1ju icios que le pueda
ocasionar el incremento de los intereses y la eventual ampl iación del embargo
con respecto a las n uevas cuotas, pero no l o autoriza a oponer excepciones,
pues lo contra rio impl icaría retrotraer el procedimiento en desmedro de la vi-
gencia del pri nci pio de precl usión que el propio artículo 540 preserva.

b) La legislación anteri or al CPN no preveía el caso de venci miento de


nuevos plazos con posterioridad a la sentencia, y frente a ese vacío la juri spru-
OPOSICIÓN A LA PRETENSIÓN EJECUTIVA 720

dencia resol vió que en tal supuesto era necesaria la iniciación de un nuevo jui-
cio, aunque, por razones de economía procesal, se admitió que éste tramitara en
el mi smo expediente. Tal solución se fundaba en la inexistencia, en nuestra le-
gislación, de la llamada condena de futuro, pero es menester señal ar que en
algunos casos se decidió que, demandándose por cobro de alqu ileres desde de-
termi nada fecha hasta la desocupación del inmueble arrendado, procedía apro-
bar l a l iqu id ac ión que i nclu ía cuotas devengadas con posterioridad a la
sentencia, aunque la ejecución no se hubiera ampliado en su oportu nidad.
El CPN contempla expresamen te, con carácter general, el caso de am-
pl iaci ón de la ejecución posterior a l a sentencia, y al respecto dispone el art.
541 que "si durante el juicio, pero con posterioridad a la sentencia, vencieren
nuevos plazos o cuotas de la obligación en cuya virtud se procede, la ejecución
podrá ser ampl iada pidiéndose que el deudor exhiba dentro del quinto día los
recibos correspondientes o documentos que acred iten la extinción de la obl iga-
ción, bajo apercibimiento de hacerse extensiva la sentencia a los nuevos plazos
y cuotas vencidos. Si el deudor no exhibiere recibos o documentos que fuesen
reconocidos por el ejecutante, o no se comprobase sumariamente su autentici-
dad, se hará efectivo el apercibimiento sin recurso alguno. En cada caso de am-
pl iación deberá cumplirse con la inti mación de pago". Agrega el mi smo artícu-
lo que tanto lo que en él se establece como lo dispuesto con respecto a la
ampl iación anterior a la sentencia, rige también en las ejecuciones por cobro de
alquileres y expensas comu nes, y concl uye dispon iendo que la facultad que
otorga no puede ser ejercida una vez terminada la tramitación del juicio (lo que
ocurre con el pago de la liquidación aprobada).

§ IV
109
OPOSICIÓN A LA PRETENS IÓN EJ ECU TIVA

419. CLASES DE OPOSICIONES

a) La ley autoriza al deudor para plantear, contra el progreso de l a pre-


tensión ejecut iva, oposiciones dilatorias y perentorias.
Las pri meras t ienen por objeto denunciar la ausencia de algún requisito
extrínseco de admisibi lidad de la pretensión, hallándose comprend idas en esta
categoría l as de incompetencia, falta de personería, l iti spendencia, espera y

109 Bibliografía citada en la nota 106.


OPOSICIÓN A LA PRETENSIÓN EJECUTIVA 721

compromiso, aunque también funciona como dilatoria la de inhabilidad de títu-


lo cuando se la funda en la inexigi bi l idad actual del crédito.
Las oposiciones perentorias, en cambio, pueden referirse a cualquiera de
los requ isitos de la pretensión ejecuti va. A los de admisibil idad extrínseca se
vincula la de cosa juzgada; a los de admisibilidad intrínseca l a de falsedad e in-
habi lidad de título cuando esta ú l tima encuentra apoyo en la inexistencia de tí-
tulo, suma líquida de dinero o legitimación procesal, y a los de fundabil idad las
de prescri pción, pago, compensación, quita, remisión, novación, transacción y
conciliación.
b) La expresión "excepciones", con que el art. 544 designa a las mencio-
nadas oposiciones o defensas, debe entenderse, sin embargo, en el sentido y
con las salvedades que se han señalado supra , nº 63.
c) Dados l os térmi nos en que se halla redactado el art. 544, según el cual
las únicas excepciones adm isibles en el juicio ejecutivo son las anteriormente
mencionadas, la juri sprudencia se ha pron u nciado en el sentido de que son
inad misibles, entre otras, las de plus petitio, arraigo, abuso del derecho o de la
firma en blanco y defecto legal.
Además, por apl icación del pri ncipio de acumulación eventual , el art.
542 CPN establece que las excepciones deben ser propuestas en un solo escrito
dentro del plazo de cinco días. Exi ge también que en ese escrito se cu mpla con
los requisitos establecidos para la presentación de la demanda y contestación
en general y que se ofrezca la prueba de que el ejecutante intentare valerse.

420. EXAMEN DE LAS EXCEPCIONES EN PARTICULAR

a) Incompetencia (art. 544, inc. 1º). Son aplicables a ella los principios
oportu namente expuestos al tratar de esta excepción en el proceso ordinario
(supra, nº 175), con la salvedad, natural mente, de que en el juicio ejecutivo no
es una excepción de previo y especial pronu nciamiento. Si se trata de incompe-
tencia relativa, sólo cabe declararla en el caso de que el ejecutado oponga la co-
rrespondiente excepción. Pero cuando se trata de incompetencia absoluta (por
la materia o por el valor), puede ser declarada de oficio durante el trámite de las
di ligencias preli mi nares y en oportunidad de examinarse el título con que se
promueve la ejecución. En el supuesto de no haberse opuesto excepciones, la
incompetencia puede declararse hasta la oportunidad de la sentencia.
b) Falta de personería. De acuerdo con los térmi nos del inc. 2º del att.
544, sólo puede fundarse -corno en los procesos de conoci miento- en la falta
de capacidad de las partes, en la ausencia de mandato otorgado a favor de qu ie-
OPOSICIÓN A LA PRETENSIÓN EJECUTIVA 722

nes i nvocan l a representación de aquél las, o en l as deficiencias de que adolezca


el mandato. No es, por con sigu iente, la excepción adecuada para cuestiona r
I a legitimación procesal del ejecutante, pues en tal caso corresponde oponer l a
excepción de inhabilidad de tít u lo, que constit u ye el equivalente procesal de
l a defensa de falta de acción. En tal supuesto, si n embargo, pueden los jueces,
con presci ndencia de la desi gnación acordada por la parte, y por aplicación del
princi pio iura 110 Fit curia , cai ificar autónomarnente a la excepción te111endo en
cuenta l os hechos en que se funda.

c) Litispendencia en otro ju::.gado o tribunal competente (art. 544, i nc.


3º). Como pri nci pio, sólo puede prosperar cuando se l a funda en la exi stencia
de otro juicio ejerntil'O seguido entre l as mismas partes y en vi rtud del mi smo
tít u lo. No puede fundarse, por lo tanto, en la existencia ele u n proceso ele cono-
cimiento promovido por el deudor, pues el lo i mportaría dejar librada al arbi t rio
de éste la frustración de l a pretensión ejecut iva. No obstante, la ju ri sprudencia
se ha pron u nciado rei teradamente en el sentido de que cuando la excepción se
funda en u n juicio de consi gnación promovido por el deudor, debe admi tirse l a
posi bilidad de que el tribu nal exami ne las constancias del ju icio pendiente con
el objeto de verificar si ofrece apariencias de seriedad, o constitu ye u n mero
pretexto para frust rar l a ejecución, y sin que el l o comporte emiti r pron u nci a-
miento acerca de la val idez de la consignación, pues el pu nto debe ser resuel to
en el correspondiente l i tigio.

d) Falsedad e inhabilidad del título. Dispone el i nc. 4º del art. 544, que
la pri mera pod rá fu nd arse ú n icamen te en la ad ulte raci ón del docu men to, en
tanto que la segu nda se l imitará a las formas extrínsecas del títu lo, si n que pue-
da d iscuti rse la legiti midad de la causa. Agrega que el reconoci mien to expreso
de la firma no impide la admisi bilidad de la excepción de falsedad fundada en
la adulteración del documento y que estas excepciones son inad misi bles si no
se ha negado la existencia de la deuda.
De acuerdo con dicha norma, m ient ras que la excepción de fal sedad pro-
cede cuando el t ít ulo que sirve de base para la ejecución ha sido materi al mente
adulterado, total o parcial mente, la excepción de inhabilidad de título, en cam-
bio, procede cuando se cuest iona la idoneidad ju ríd ica del títu l o, sea porq ue no
figura entre l os mencionados por la ley, porque no reú ne l os requ i sitos a que
ésta condiciona su fuerza ejecutiva (cantidad liquida, exigible, etc.), o porque el
ejecutante o el ejecutado carecen de legitimación procesal, en razón de no ser
las personas que aparecen en el título como acreedor o deudor.
Es común a ambas excepciones la prohi bición de que, mediante ellas, se
discuta·Ja inexistencia, i legiti midad o falsedad de la causa. De allí que se haya
OPOSICIÓN A LA PRETENSIÓN EJECUTIVA 723

decidido, v.gr., que u na vez i ntegrado el tít u l o en u na ejecución por cobro de al-
quileres, no cabe cuest ionar en el proceso ejecuti vo l a \'al idez legal de la esti pu-
lación mediante la cual se convi no u na pena por la demora en resti tu i r el bien,
pues tal articu l ación no se refiere a los req u isi tos extrínsecos del tít u lo si no a la
licitud de la causa. Pero la al ud id a prohi bición cede cuando l a il icitud de la cau-
sa su rge del docu mento mismo, el origen y el conten ido de la deuda reclamada
comportan u n supuesto de n u l idad absol uta o la i nexistencia de la obli gación
resulte en forma man ifiesta de las constancias del ex pediente.
Se ha resuelto, ent re ot ros casos, q ue procede la excepci ón de falsedad
cuando se ha escrito sobren-aspado el nombre del tomador, sin sal varse la en-
mienda; el aval ista arguye q ue en el respectivo docu men to se han agregado su-
brepticiamente las pal abras que lo hacen aparecer corno obl igado en aquel ca-
rácter; en el cheque aparecen alteraciones no sal vadas en los térmi nos del a11.
211 Cód. Corn.; se n iega categóricamente la autentici dad de la firma del ejecu-
tado, etcétera. Con rel ación a este último supuesto, la jurisprudencia se hallaba
dividida en l o tocante a cuál de l as partes i ncu mbe la carga de la prueba. Algu-
nos precedentes, fundados en la circu nstancia de que el protesto del documento
no hace perder a éste el carácter de i nstru mento privado, consideraron que, i m-
pugnada de fal sedad la firma que en él aparece, pesa sobre el ejecutante la carga
de probar su autenticidad. Ot ros, en cambio, entendieron q ue corresponde al
excepcionante acred itar q ue la fi rma que suscri be el documento protestado no
le pe11enece.
Esta ú l ti ma solución es la que terminó por prevalecer y l a que debe repu-
tarse correcta, porque si bien no se concil ia estrictaltl.ente con los pri ncipios que
gobiernan la carga de la prueba, aparte de contar con fundamento en la regla ge-
neral contenida en el art. 549, párr. 2º CPN, at iende al hecho de que l os títulos
ejecutivos cuentan con u na presu nción favorable acerca de l a certeza del dere-
cho del acreedor y a la razón práctica de que es el deudor, en el caso anal i zado.
quien se encuentra beneficiado por la disponi bi l idad de los medios probatorios
(EISNER, en L.L, 1 14-91 2).
Diversos precedentes resol vieron que la excepción de fal sedad es im pro-
cedente si se l a funda en l a alegada existencia de abuso de la firma en bl anco,
pues ello no sign ifica alegación de falsedad material de las fi rmas o inscripcio-
nes conten idas en el docu mento y que tampoco configu ra adulteración material
que justifique esta excepción la alegada existencia de d istintos tipos de letra o
de tintas en el docu mento que se ejecuta.
Con respecto a la excepción de i n habi l idad de títu lo se ha decidido q ue
procede, por ejemplo, cuando la ejecución se promueve sobre la base de u n do-
cumento que acred i ta u na obl i gación no exigible o i líqu ida; el documento apa-
rece firmado por u na sola de las dos personas cu ya fi rma conju nta se requiere
OPOSICIÓN A LA PRETENSIÓN EJECUTIVA 724

en el contrato social; no existe la cuenta corriente cuyo saldo se pretende ejecu-


tar; se alega que el otorgante del i nst rumento no es el demandado, etcétera.
Se ha resuel to, en cambio, que es improcedente si se la funda en circuns-
tancias ajenas a las formas extrínsecas del títu lo, como son, v.gr., las referentes
a las irregularidades del protesto cuando el ejecutado es el librador del docu-
mento, al exceso de los intereses pactados, sin pe1juicio de discutir el pu nto en
la oportun idad de presentarse la liqu idación; al hecho de que el domicilio en el
cual se realizó el protesto no es el domicil io del demandado sino el de u n terce-
ro, ya que tal circu nstancia no enerva la val idez formal de la diligencia ni gra-
vita sobre sus efectos jurídicos con respecto a la pretensión ejecutiva interpuesta de
conformidad con lo dispuesto en los artículos 5 1, 1O I y 103 del decreto-ley
5965/63 y 523, inc. 5º del Cód. Com.

e) Prescripción (art. 544, inc. 5º). Procede cuando han transcurrido los
lapsos a que la legislación de fondo supedita el ejercicio jud icial de los dere-
chos. Debe tenerse en cuen ta, asi m ismo, que la prescri pción se interru mpe
como consecuencia de las di ligencias preparatorias del juicio ejecutivo.

f) Pago. El inc. 6º del a1t. 544 establece que el pago debe ser documenta-
do. Debe acompañarse a tal fin el documento original, no pudiendo ser suplido por
fotocopias de éste, por constancias de los l ibros de comercio, por la invocación de
la entrega de cheques al ejecutante, etcétera. Tampoco es fundamento suficiente de
esta excepción la existencia de un ju icio de consignación promovido por el ejecu-
tado, pues el pago por consignación sólo puede ser eficazmente invocado cuando
ha sido aceptado por el acreedor o declarado válido por sentencia firme; ni la
existencia de un depósito judicial hecho en calidad de embargo.
El i nciso anal izado autoriza también el pago pa rcial, lo que constituye
una innovación con respecto al régi men anterior, durante cuya vigencia se de-
cidió que dicha modalidad de pago no podía aducirse como fundamento de esta
excepción, sin pe1juicio de que se la hiciese valer en el procedi miento de cum-
pl i miento de la sentencia de re mate. En el caso de prosperar la excepción de
pago parcial, las costas deben imponerse respecto del saldo.

g) Compensación (art. 544, inc. 7º). Debe reu n ir las cond iciones que de-
term ina el art. 819 Cód. Civ. y resul tar, el crédito respectivo, de documento que
traiga aparejada ejecución. De all í que la excepción no proceda, por ejemplo,
fundada en la existencia de un fa] lojudicial pendiente de recurso, o en obligaciones
legales contraídas como agente de retención que no se cumplieron en el momento
opo1tuno, o en la mera referencia a las cuentas existentes entre las pmtes.
OPOSICIÓN A LA PRETENSIÓN EJECUTIVA 725

h) Quita, espera, remisión, noración, transacción, conciliación o compro-


miso (art. 544, inc. 8º). Estas excepciones sólo pueden acreditarse mediante prueba
documental, como expresamente lo exige la norma precedentemente citada.
Sólo cabe excusar el cumpl imiento de la carga de acompañar la prueba
docu mental junto con el escrito en el caso de que el respectivo documento no se
encuentre en poder del excepcionante, aunque en tal supuesto éste debe formu-
lar las concretas man ifestaciones que req u iere el art. 333 CPN. Por lo tanto la
falta de presentación del documento original no puede suplirse mediante la i n-
vocación de que aquél se encuentra agregado a otro ju icio, si no se especifica
dónde tram i ta éste n i se sumini stran los datos necesarios para ind ividualizar el
contenido del documento, no siendo eficaces las man ifestaciones del deudor en
el sentido de no tener en su poder el documento si resulta que pudo obtenerl o
med iante medidas particulares o judiciales (v.gr. l ibramiento de u n oficio).
En lo que concierne a la excepción de compromiso, ella sólo es admisible
en el caso de que se haya sometido a l a decisión de árbitros la legiti m idad del
crédito que es objeto de la ejecución.

i) Cosa juzgada (art. 544, inc. 9º). Esta excepción tiene por objeto i m-
pedir la inútil tramitación del proceso ejecutivo cuando media sentencia dicta-
da en u n proceso anterior sustanciado entre las m ismas partes y en vi rtud del
mismo título.
El CPN, finalmente, autori za a solicitar la n ulidad de la ejecución por vía
de excepción o de incidente , disponiendo en el art. 545, que sólo puede fundar-
se en: 1º) No haberse hecho legalmente la inti mación de pago, siempre que en
el acto de pedir la declaración de nulidad, el ejecutado deposite la suma fijada
en el mandamiento u oponga excepciones; 2º) Incumpl imiento de las normas
establecidas para la preparación de la vía ejecutiva, siempre que el ejecutado
desconozca la obligación, niegue la autenticidad de la firma, el carácter de lo-
catario, o el cumpli miento de la condición o de la prestación. La ley 22.434 in-
trodujo a este inciso u n párrafo en cuya virtud "es inadmisi ble el pedido de nu-
lidad si el ejecutado no mencionare las excepciones que no ha podido deducir,
en términos que demuestren la seriedad de su petición". Se trata, empero, de un
agregado i njustificado ya que, por u n lado, las manifestaciones que el i nc. 2º)
del art. 545 exige del ejecutado dem uestran la existencia de i nterés jurídico su-
ficiente para articular la nulidad, y, por otro lado, en razón de que la norma par-
te de la base de que, a raíz de l a irregulari dad de que adolecen l as d i l i gencias
preparatorias no existe un t ítulo ejecutivo completo o integrado, no alcanza a
comprenderse el requisito de que el ejecutado mencione las excepciones q ue no
pudo oponer, pues esta i mposibi lidad deriva, precisamente, de tal i nexistencia.
OPOSICIÓN A LA PRETENSIÓN EJECUTIVA 725

El art. 546 CPN agrega que si se anulare el procedimiento ejecutivo o se


declarare la incom petencia, el embargo que se hu biese trabado se mantendrá
con carácter prevent ivo du rante qu ince días contados desde que quede firme la
resol ución. Si dentro de ese plazo no se rei nicia la ejecución, se produce la ca-
ducidad automática de esa med ida.

§ V

SU STA NCI AC IÓ N D E LAS EX CEPC ION ES


11
º

42 \ . EXAM EN PR EV IO Y TRASLA DO

a) Si las excepciones opuestas no son de las autorizadas por la ley o no


se han opuesto en forma clara y concreta, cualquiera que sea el nombre que el
ejecutado les haya dado, el juez las debe desesti mar sin sustanciación alguna y
en ese mi smo acto dictar sentencia de re mate (CPN, art. 547, párr. !º).

b) Si, en cambio, se hal lan cu m pl idos l os req uisitos perti nentes, el juez
dará traslado de las excepciones al ejecutante por el plazo de cinco días y éste, al
contestarl o, debe ofrecer la prueba de que intente valerse (CPN, art. 547, párr. 2º).

c) A pesar de que l a legislación derogada exi gía que el juez, luego de


contestado el traslado, se pronu nciara sobre la admisi bilidad o inad misibilidad
de las excepciones, la jurisprudencia, acertadamente, había resuelto que dicha
declaración no constituía un trámite esencial del ju icio ejecutivo y que, por lo
tanto, no procedía fundar en su omisión la nulidad de la sentencia. El CPN ha
recogido esta jurisprudencia y expresamente d i spone que "no se hará declara-
ción especial previa acerca de la adm isi bi l idad o inad misibi lidad de las excep-
ciones" (art. 547, párr. 3º). De este modo se evi ta l a i n útil compl icación que
significa adicionar una nueva etapa a la sustanciación del juicio.

422. PR U EBA DE LAS EXCEPCIONES

a) Si las excepciones son de pu ro derecho o se fundan excl usi vamente


en constancias del expediente, o no se ha ofrecido prueba, el juez debe pronun-

1 10 Bibl iografía ci tada en la nota 106.


SUSTA NCIACIÓN DE LAS EXCEPCI ONES 727

ciar la sentencia dentro de diez días de contestado el traslado. Si éste no se ha


contestado, dicho plazo se computa desde que se requ irió la resol ución (CPN,
art. 548).

b) Si se ha ofrecido prueba que no consiste en las constancias del expe-


diente, el juez debe acordar u n plazo común para prod uci rla, tomando en con-
sideración l as circu nstancias y el lugar donde deba diligenciarse (CPN, art.
549, párr. !º). La respecti va providencia debe notificarse personal mente o por
cédula (art. 135, inc. 4°).
Incumbe al ejecutado la carga de la prueba de los hechos en que funde sus
excepciones (art. 549, párr. 2º). (Ver supra, nº 420, dJ, con respecto a la excep-
ción de falsedad).
El juez tiene, asimismo, la facultad de desestimar la prueba manifiestamente
inadmisi ble, meramente dilatoria o carente de util idad (mí. 549, páJT. 3º). Las reso-
luciones d ictadas en ese sentido son apelables en efecto diferido (art. 557).
Final mente, el art. 549 dispone, en su últi mo párrafo, que en materia de
prueba de las excepciones se aplicarán supletoriamente las normas que ri gen el
juicio sumario.

c) Producida la prueba el juez debe decl arar clausurado el período co-


rrespondiente y dictar sentencia dentro de los diez d ías (CPN, art. 550).

423. SENTENCIA

a) Por lo que atañe a su conten ido, la sentencia en el juicio ejecut ivo


sólo puede determinar u na de estas dos alternati vas: 1 º) Llevar la ejecución ade-
lante, total o parcial mente: 2º) Rechazar la ejernción (CPN, art. 551 , párr. 1º).
La primera hipótesis se configura cuando: 1º) el deudor no opone excepcio-
nes, en cuyo caso la ejecución se lleva adelante en forma total; sin embargo, si hu-
biese prosperado la excepción de pago parcial, lo será únicamente por el monto ad-
mitido: 2º) el deudor opone excepciones, pero éstas son rechazadas. La segunda
hipótesis se presenta cuando las excepciones son declaradas procedentes.
Desde el punto de vist a de su naturaleza, ya quedó descartado el carácter
condenatorio de la sentencia de remate ( supra , nº 407, c ]), pues el reconoci-
miento de la prestación que contiene el tít ulo ejecutivo equivale, sustancial-
mente, a la imposici ón que de aquél la puede disponer cualquier sentencia de
condena. Tampoco cabría calificarla como declaratiya, si con tal expresión se
entendiese que la sentencia de remate tiende a eliminar algu na ince1íidu mbre
sobre la existencia o legitimidad de la obligación, por cuanto tales extremos, se-
SUSTA NCIACIÓN DE LAS EXCEPCI ONES 728

gún se destacó más arriba, no son susceptibles de debate, como regla, en el ju i-


cio ejecutivo. Pero puede afirmarse, en cambio, que la sentencia de remate es
declarativa en el sent ido de que, mediante ella, se decl ara la existencia o in-
existencia del derecho a proceder ejecutivamente.

b) En cuanto a sus formas, la sentencia a d ictar en el juicio ejecutivo no


se halla sujeta rigurosamente a aquellas que la ley prescribe respecto de las sen-
tencias definitivas de los procesos de conocimiento. Si el deudor no ha opuesto
excepciones son i nnecesarios los fundamentos y la sentencia se reduce, prácti-
camente, a la parte dispositiva. Pero en el caso contrario, aquélla debe examinar
l as cuestiones de hecho y de derecho invol ucradas en el juicio y adaptarse, con
excepción de los "resultandos", que son innecesarios, a las demás formas pres-
criptas por el art. 163 CPN. En el supuesto de ser varios los ejecutados, no procede
que se dicte sentencia respecto de uno solo de ellos sin haberse previamente in-
timado el pago y citado de remate a los restantes, pues dentro de un mismo jui-
cio únicamente cabe el pronunciamiento de una sola sentencia que comprenda
a todos los demandados.

c) La sentencia se notifica al deudor personal mente o por cédula, pero


cuando aquél tenga domicilio desconocido y no se haya presentado, debe noti-
ficarse el fallo al defensor oficial (CPN, art. 552).

d) Di spone el art. 551 , párr. 2º CPN que cuando se lleva la ejecución


adelante, en todo o en parte, al ejecutado que hubiese l itigado sin razón valede-
ra u obstruido el curso normal del proceso con articu laciones manifiestamente
i mprocedentes, o que de cualquier manera hu biese demorado injustificada-
mente el trámite, se le impondrá una multa a favor del ejecutante, cuyo monto
será fijado entre el 5% y el 30% del importe de la deuda, según la incidencia de
su inconducta procesal sobre l a demora del procedimiento. Se trata, como se
advierte, de una sanción imputable a la temeridad o malicia del ejecutado, que
puede eventual mente hacerse extensiva a su letrado patrocinante.

424. RECU RSOS

a) El art. 554 CPN determina que la sentencia de remate será apelable:


1º) En el caso del art. 547, párr. !º, (es decir, cuando las excepciones se han re-
chazado en virtud de no hallarse legalmente autorizadas o de no haberse opues-
to en forma clara y concreta); 2º) Cuando las excepciones hubiesen tramitado
como de puro derecho; 3º) Cuando se hubiese producido prueba respecto de las
SUSTA NCIACIÓN DE LAS EXCEPCI ONES 729

opuestas; 4º) Cuando versare sobre pu ntos ajenos al ámbito natu ral del proceso
O causare gravamen irreparable en el juicio ordinario posterior (lo que ocurre,
v.gr., respectivamente, si l a sentencia se pronu ncia sobre la subsistencia del
mandato otorgado por el ejecutante, o el recurrente limitó su agravio a la cues-
tión referente a la aplicación de una tasa incrementada de interés). Son asimismo
apelables las regulaciones de honorarios conten idos en la sentencia de remate o
que sean su consecuencia, aunque ella en el caso no lo sea.

b) Con excepción de dicha sentencia y de la providencia que deniega l a


ejecución, las restantes apelaciones que se deduzcan en el juicio ejecutivo de-
ben concederse en efecto diferido (art. 557). El plazo para deducir el recurso es
siempre de cinco días (art. 244).

c) La ley acuerda al ejecutante la posi bilidad de obtener el cumpl imien-


to inmediato de la sentencia, en las condiciones establecidas en el art. 555 CPN,
conforme al cual cuando el ejecutante diere fianza de responder de lo que per-
cibiere si la sentencia fuese revocada, el recurso se concederá en efecto devolu-
tivo. El juez establecerá la clase y el monto de la fianza. Si no se prestare dentro
de los cinco días de haber sido concedido el recurso, se elevará a la cámara. Si
se diere la fianza se remitirá también el expediente, dejándose, en primera i ns-
tancia, test imonio de las piezas necesarias para que se prosiga la ejecución.
En resumen, la concesión de la apelación en efecto devolutivo se hal la
condicionada a que el ejecutante lo pida y otorgue, dentro del plazo de cinco
días que se cuentan desde la concesión del recursé'r, una fianza que puede ser
substituida por prenda o hipoteca (Cód. Civ, art. 2000), y cuyo monto cubra los
derechos del deudor en la medida del eventual producido del remate judicial.

d) "La fianza -agrega el art. 556 CPN- sólo se hará extensiva al resul-
tado del juicio ordinario, cuando así lo requ iriere el ejecutado en los casos en
que, conforme al art. 553, tuviere la facultad de promover el juicio ordi nario
posterior. Quedará cancelada: 1º) Si el ejecutado no promoviere el juicio dentro
de los quince días de haber sido otorgada. 2º) S i habiéndolo deducido dentro de
dicho plazo, la sentencia fuere confirmada". Como se verá más adelante, el
CPN concede al deudor el derecho de pedir, u na vez aprobada la liquidación,
que antes de que el acreedor reti re los fondos correspondientes, éste preste fian-
za a las resultas del juicio ordi nario de repetición (art. 591). La norma prece-
dentemente transcri pta, a su vez, le acuerda el derecho de solicitar, den tro del
plazo de cinco días desde la concesión del recu rso, que la fianza prestada por el
acreedor para obtener el in mediato cumpli miento de la sentencia de remate se
extienda al resul tado del mencionado juicio ordinario. Pero el hecho de que el
SUSTA NCIACIÓN DE LAS EXCEPCI ONES 730
;.

deudor se abstenga de solicitar lit extensión, o el de que se opere l a cancelación


conforme al art. 556, no obsta a que pueda pedir el otorgamiento de fianza en la
oportu n idad sei'íalada por el art. 591 .

425. COSTAS
,l •

a) "Las costas del juicio ejecutivo serán a cargo de la parte vencida, con
excepción de las coITespond ientes a l as pretensiones de la otra parte que hayan
sido desesti madas". Tal lo que di spone el art. 558, párr. 1 º CPN que adopta, en
esta materia, el pri nci pio general de la i m posición de costas en virtud del hecho
objetivo de la derrota ( supra , nº 1 1 8). La norma, sin embargo, no ad mite la po-
si bi l idad -contemplada por el ai1. 68 CPN-de q ue el juez exima del pago de
l as costas al vencido ·'siempre q ue encontra re mérito para ello".
En el ju icio ejecut ivo sólo cabe, por lo tanto, la eximición de costas rela-
cionadas con pretensiones de la otra parte que no prosperan.
Si, por ejemplo, se rechaza en parte la ejecuci ón con respecto a pagarés
no vencidos y a u na cláusula penal , el ejecutante debe soportar el pago de las
costas referentes a ta les cuestiones.
b) Cuando la excepción de pago parcial es procedente, sólo cabe impo-
ner al ejecutado el pago de las costas correspondientes al monto admitido en la
sentencia (CPN, art. 558, párr. 2º).
Tal solución es coherente con la admisión de aquel l a modalidad del pago
como defensa opon ible contra l a pretensión ejecut iva.

§ Vf

111
CUM PU M !EN TO DE LA SENTENC IA DE REM AT E

425 bis. GEN ERA LI DA DES

a) Frente a l a h i pótesi s'éle que la sentencia haya ordenado que se lleve la


ejecución adelante, se abre en el juic io ejecut i vo una tercera y últi ma etapa d u-
rante la cual se procede a hacer efect ivo ese pron unciamiento mediante trámi-
tes que d ifieren de acuerdo con l a natu raleza de los bienes embargados.

1 1 1 r\ partc de la bibliograffa citada en la nota 105. Busros BER RONDO. Juicio ejec11ti1,o, 3ª
ccL. La Pl ata. 1981 , p,íg. 259: l\1ARTÍNE7. La suhasta judicial. La Plata. 1972,
CUMPLIMIENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE 73 1

Así como, a d iferencia ele lo que ocu rre en las pri meras etapas del ju icio
ejecuti vo, en el proceso de ejecución de senlencia d ictada en proceso de cono-
cimiento el embargo constituye u n trám ite esencial y necesariamente previo a
la citación ele venta (CPN, art. 502) ( supra , nº 400), d icha med ida reviste el
mismo carácter en el trámi te del cumpl im iento de la sentencia de remate, pues
en ambos casos se cu mple, excl usivamente, con vi stas a la real ización de l os
bienes necesarios para satisfacer et crédito reconocido en la sentencia de con-
dena o por cuyo monto se ordenó l levar adel ante la ejecución. De a l lí que el art.
561 , párr. l º CPN presc ri ba que "es requ isi to del trám ite de cumpli miento ele la
sentencia de remate, la traba del embargo".

b) El CPN, asi mi smo, contiene di sposiciones comunes al tipo de proce-


dimiento exami nado. Una es l a del art. 560, en cu ya vi rtud "son inapel abl es,
por el ejecutado, las resol uciones que se dictaren durante el trámite de cumpl i-
miento de la sentencia de remate, sal vo l as que.Sr refieran a cuestiones que: l º)
No pueden constituir objeto del ju icio ordinario posterior; 2º) Debiendo ser ob-
jeto del juicio ordi nario posterior, con arregl o al art. 553, no obstante, han siclo
debatidas en la etapa de cumpl i miento de la sentencia por haber asentido el eje-
cutante; 3º) Se relacionan con el reconoci m iento del carácter de parte; 4º) En
los casos de los arts. 554, inc. 4º, y 59 l , primero y segundo párrafos". Ot ra nor-
ma común es la del art. 594, conforme a la cual "si el ejecutado hubiere provo-
cado dilación in necesaria en el cu mpl i miento de la sentencia de remate, el juez
le impondrá u na multa en l os términos del a1t. 551 , sobre la base del i mporte de
la liquidación aprobada", es deci r, por u n mcmto_fjue debe fijarse entre el 5 y
30% del i mporte de dicha liq uidación.

426. CASO DE EMBARGO DE DINERO. TÍTULOS Y ACCIONES

a) La modal i dad más sencil la del cu mpl i miento de la sentencia de rema-


te se presenta en la hipótesis de que el embargo haya recaído sobre su mas de di-
nero cu yo i m porte resu l te suf ic iente para c u bri r el c réd i to reclamado y su s
accesorios. A d icha hi pótesis al ude el ait. 561, púrr. 2º CPN en tanto prescri be
que "cuando lo embargado fuese dine ro, u na vez firme la sentencia o dad a l a
fianza a que se refiere el art. 555, el acreedor pract icará liqu idación de capital,
i ntereses y costas, de la que se dará traslado a l ejecutado, apl icándose, en J o
pertinente, las regl as de los aits. 503 y 504 (es decir que si el ejecutante omite
presentar la l iquidación dentro de l os diez d ías contados desde que la sentencia
adqu irió carácter firme o desde que se prestó l a fianza, aq uél la puede ser pre-
sentada por el ejecutado, debiendo tra mitar por vía incidental las eventuales ob-
jeciones que cual quiera de las partes puede formular respecto de la l iqu ida-
ión). Aprobada la liquidación, se hará pago inmediato al acreedor del importe
que de ella resul tare". Cabe añadi r que, conforme a lajurisprudencia, la resolu-
ción aprobatoria de la liquidación no adquiere eficacia de cosa juzgada en sen-
tido materi al, de manera que puede ser objeto de rectificaciones, antes de
efectuarse el pago, si hubiere mediado error al practicarla.

b) "Si se hubiese embargado títulos o acciones que se coticen oficial mente


en los mercados de valores -prescribe el ait. 562 CPN-, el ejecutante podrá
pedi r que se Je den en pago al precio que tuvieren a la fecha de la resol ución que
así lo dispone; si no se cotizaren, se observará lo establecido por el art. 573".
En el pri mer supuesto contempl ado por la norma, practicada la liquidación
y agregado al expediente el informe que acredite el precio de cotización de los tí-
tulos o acciones, éstas pueden, a pedido del ejecutante, serle adjudicadas a ese pre-
cio, con la consigu iente ventaja que implica su inmediata conversión en dinero
en efectivo y el ahorro de los gastos que importa el remate. Si l os títulos o ac-
ciones no se cotizan en los mercados de valores corresponde que se disponga su
venta en subasta públ ica, en l a forma prescripta por el art. 573 CPN con respec-
to al caso de que el embargo hubiese recaído en bienes muebles o semovientes.

c) Si se trata, final mente, de la ejecución forzada de créditos, acciones,


o derechos l itigiosos, corresponde que el acreedor ejerza la correspondiente
pretensión subrogatoria (Cód. Civ., art. 1 196), aunque la jurisprudencia t iene
resuel to que procede la subasta cuando las acciones o créditos son defin i dos,
cl aros y precisos como obligación transm isible y no inciertos, especu lativos y
de dudosa especificación.

427. LA SUBASTA

a) En el proced i miento encami nado al cumpl imiento de la sentencia de


re mate la subasta es el acto procesal mediante el cual se enajenan, por un auxi-
l iar del juez que actúa en representación de éste, el bien o bienes embargados,
con el objeto de satisfacer, con su prod ucido, el importe del crédi to que d io ori-
gen a la ejecución.
Prescri be el art. 559 CPN que "si la subasta se d i spone a requeri m iento
del propietario o de condómi no y no en cumpli miento de u na sentencia de con-
dena, la operación se regi rá por las normas de derecho sustancial; en este caso,
las que se establecen en este Código sólo serán apl icables en l o que fueren con-
ci l iabl es con aquéllas". Esta disposición, según se advierte, d ist i ngue entre la
CUM PLI MIENTO DE LA SENTENCIA DE RE!\1ATE 733

subasta decretada con el objeto de hacer efectiva la ejecución forzada y la venta


en remate ordenada judicial mente a fin de dividi r u n condomi nio o de real i zar
la partición de una herencia, pues ambas, pese a la circunstancia de que confor-
man actos procesales, difieren en cuanto a sus presupuestos, naturaleza y efec-
tos, sin perjuicio de que, en l o compatible, las reglas correspondientes a la pri-
mera se apliquen a la segunda.

b) Excede el propósito de esta obra el desarrollo y crítica de las diversas


opiniones que la doct rina ha enunciado acerca del sujeto que vende en la subas-
ta judicial como enajenación forzada. Descartadas las doctri nas anti guas que,
circu nscri ptas excl usivamente al ámbi to del derecho privado, aspiraron a en-
contrar la solución del problema mediante l a equiparación de la venta forzada
a la privada, y debiendo asi mismo desecharse, por las d ificultades que suscitan,
las opiniones en cuya virt ud l a venta es realizada por el órgano judicial en re-
presentación del acreedor o del deudor o a raíz de la expropiación de la facul tad
jurídica de disposición q ue pertenece al propietario, cabe concluir que al proce-
der a la venta forzada el órgano jud icial ejerce u n poder de i mperio ínsito en la
función ju risdiccional , el que n i ngu na rel ación guarda con los event uales pode-
res sustanciales que los sujetos privados del proceso tienen con respecto al bien
o los bienes sobre los cuales versa la enajenación. El órgano judicial, en suma,
actúa en virtud del ejercicio de u n poder autónomo y a raíz del pedido de venta
formulado por el ejecutante en el período correspond iente al cu mpl i miento de
la sentencia de remate.
Ello aclarado, la subasta debe caracterizarse rnmo u n acto procesal cuyo
contenido consiste en el contrato de compraventa que se configura al aceptarse,
por el mart i l lero (auxil iar del juez), la oferta form u l ada por el mejor postor,
aunque d icho contrato queda sujeto a la cond ición suspensiva representada por
la resol ución judicial aprobatoria del acto.

428. EL MARTILLERO

a) A diferencia de lo que ocurre en las subastas privadas, en las cuales el


martil lero actúa en calidad de mandatario o comi sionista, según sea el caso, del
dueño de los bienes que hayan de venderse, en las subastas jud iciales aquél re-
viste el carácter de ouxilior del órgano judicial, en cuya representación real iza
el acto procesal de que se trata.
Acorde con el criterio expuesto prescri be el art. 563, párr. 3º CPN que el
mart i l lero "deberá ajustar su cometido a las i nst rucciones que le i mparta el
juez; si no cumpliere con este deber podrá ser removido; en su caso, se le dará
por perd ido total o parcia l mente el derecho a com isión o se aplicarü en l o per-
t i nente la sanción que establece el párr. 3º del art. 565 (rein tegro de l a comisi ón
perci bida)".
De l a nat uraLza de la función que cum ple el mart i l lero se i nfiere, asi m i s-
mo, su indelcgabiliclad . Por el l o d i spone el art. 563, párr. 4º CPN que "no pod rá
delegar sus funciones sal vo autorización expresa del juez".

b) El nom bramien to de mart il l ero debe recaer en l a persona propuesta


expresa mente por l as partes de común acuerdo, y en defecto de éste, en l a per-
sona que designe el juez (CPN, art. 563, párr. 2º).
En ambos casos el marti llero debe contar con más de dos años de anti güe-
dad en la matrícu l a y reu n i r l os demás requisi tos de idonei dad exigidos en la re-
glamentación dictada por la respecti va cámara de apelaciones. Cuando es de-
signado de ofici o, el ma rt i l lero debe ser sorteado d el regi stro q ue cad a año
i ncu m be abrir a d ichas cáma ras para que en él se i nscriban l os profesi onales
que re ú nan los mencionados requ isitos (CPN, art. 563, párr. 1°).
El marti llero designado tiene el deber de aceptar el cargo dentro del plazo
de tres días computados desde la notificación del nombramiento (norma citada).

c) De acuerdo con lo prescripto en el art. 563, párr. 2º CPN, el martillero


"no pod rá ser recusado; sin embargo, cuando circu nstancias graves lo aconse-
jaren, el juez, dentro de quinto día de hecho el nombramiento, podrá dejarlo sin
efecto". A fin de apreciar la gravedad de las circu nstancias que pueden justifi-
car la separación del marti llero, el juez debe atenerse, por razones de analogía,
a los moti vos que el art. 1 7 CPN eri ge en causales de recusación de los jueces.

d ) El mart i l lero tiene el derecho de perci bir u na remu neración por sus
t rabajos, comú n mente l l amada comisión, y que debe ser pagada. conforme con
l a cost umbre (Cód. Civ., art. 1 7, y Cód. Com., ap. 5, títul o prel imi nar) por el ad-
quirente de l os bienes subastados.
A l respecto d ispone el an. 565 CPN que el "'marti llero perci bi rá l a com i-
sión que corresponda conforme al bien subastado, etablecida por la ley o, en su
caso, l a cost u m bre'". En el orden naci onal dicha comisión no ha sido l egal mente
fijada. de manera que corresponde atenerse a la cost u mbre con arreglo a la cual
aquélla es del 1 00é sobre el total del precio de venta en materia de bienes mue-
bles y del Yk cuando se trata de bienes i n muebles.
Si el remate se suspende o fracasa sin culpa del martil lero, el monto de la
comisión debe ser fijado por el juez, de acuerdo con l a i m portanci a del trabajo
real i zado; si se anu la, también sin su cu l pa, tiene derecho a perci bi r la comisión
que corresponda. Si el rnismo manillero vende el bien en u n remate posterior,
CUMPLll\'IIENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE 735

su retri bución debe determinarse atend iendo al efect ivo trabéjo que le haya de-
mandado esa tarea (CPN, art. 565, párr. 2º). En esta ú l ti ma hi pótesi s el juez
debe atenerse a l t rabajo integral real i zado por el mart i llero. compu ta ndo. en
consecuencia, la tarea cumpl ida con moti vo del remate fracasado o an u l ado y l a
desarrollada en la subasta efect i vi zada o vál ida, sin rem unerar a esta úl ti ma con
una comisión autónoma.
En el caso de que el remate se an u ie por culpa del marti l lero, éste debe
rei ntegrar el i m porte de la com isión perci bida dentro del tercer d ía de notifica-
do por cédula de la resol ución que decreta la n u l idad (norma citada, páIT. 3º).
El martillero, asim ismo, tiene derecho a que se le rei ntegre el i mporte de
los gastos que corrientemente insu me la real ización de la subasta ( v.gr. publici-
dad comú n , depósi to y secuestro de bienes muebles, movi l idad ) e inc l uso de
aquellos de carácter extraordinario a cuyo respecto haya med iado oportu na au-
tori zación jud ici al. Por lo demás, cuando el mart i llero l o sol i cita y el juez l o
considera procedente, las paties deben adelantar los fondos que se estimen ne-
cesarios para la realización de la subasta (CPN, art. 565, páITafo final).
e) Aparte del deber genéricamente impuesto al mart i l l ero por el a1i. 563
CPN en el sentido de ajustar su comet i do a las i nstrucciones que le imparta el
juez, incumbe también a aquél el deber de deposi tar el i m porte perci bido en la
subasta y el de rend ir cuentas sobre el resu ltad o de ésta. Le corresponde hacer-
lo, de acuerdo con l o prescri pto en el art. 564 CPN, dentro de los t res d ías de
real izado el remate, y si omite l a real i zación de ese acto sin justa causa, carece
de derecho a cobrar comisión.
De la rend i ción ele cuentas presentadas p6r el -martillero debe conferi rse
traslado a l as partes por el plazo ele cinco d ías (CPN, art. 1 50), el cual se notifica
por cédula en razón ele ser sustancial mente equ i parable a u na l i qu idación (id.,
art. 1 35, inc. 9º). Transcu rrido e l plazo sin que med iara n objeci ones el juez
debe aprobar la venta y l a rend ición ele cuentas, au nque en vi rtud ele l a cal idad
que revi ste el martillero en la ejecuci ón forzada, puede aquél rechazar o mod i-
ficar las cuentas. En el supuesto de medi ar objeciones de cual q uiera de las par-
tes, corresponde apl icar el trámite de l os i ncidentes regu l ado por l os arts. 1 75 y
sigu ientes CPN.
Además ele la prohibición de delegar sus funciones sin contar para el l o con
autorización judicial, pesa sobre el marti llero la ele mencionar en la propaganda, o
subastar en un mismo remate, bajo pena ele perder su comisión, bienes distintos dt.'
aquel l os cuya Yenta fue orclenacl a jucl ici al rnente (CPN, art. 567, párrafo 2º).
f) El marti l lero, por últ i mo, no es parte en los trám i tes de cumpl i m iento
de la sentencia ele re mate y sólo puede tener interYención en l o que se refiere a
su actuación en los térmi nos establecidos en el CPN o en otra ley (CPN, art.
563, ap. final).
CUM PLIM I ENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE 736

429. REGLAS COMU NES A LA SUBASTA

a) Los edictos const ituyen el medio prevalente de pu blicidad de la su-


basta. Dispone el art. 566, párr. 1º CPN que aquéllos deben publicarse por dos
días en el Boletín Oficial y en otro diario, en l a forma indicada en los arts. 1 45,
146 y 147, agregando que si se trata de bienes de escaso val or sólo deben publi-
carse en el Boletín Oficial por u n d ía y q ue puede prescindirse de la publicación
si el costo de ésta no guarda relación con el valor de los bienes. La presci nden-
cia de l a pu blicación que autori za esta norma puede sustituirse med iante la pu-
bl icación de a n u ncios en la tabl i l l a del juzgado (arg. del art. 1 46, ap. 2º, o
recurriendo, como se decidió en algú n precedente, a una institución oficial que,
como el Banco de la Ci udad de B uenos Aires, posee u n sistema de subastas
cu yo conoci m iento en el medio asegu ra l a concurrencia de i nteresados sin la
publicación de n ingú n edicto.
Si se trata de inm uebles, el remate puede asimismo anunciarse en diarios
del lugar donde estén situados (norma citada, párr. 2º).
En tanto los edictos configuran la expresión fundamental de la clase de
bienes a subastarse, así como de las condiciones de la venta judicial , deben con-
tener diversas menciones que resu ltan indispensables para aventar todo equívo-
co o error por parte de los posi bles postores. De al lí que el art. 566 (párrs. 3º y
4º) CPN determi ne que en l os edictos debe i nd icarse el juzgado y secretaría
donde trami ta el proceso, el número de expediente y el nombre de las partes si
éstas no se oponen; el lugar, día, mes, año y hora de la subasta; individuali zarse,
cuando no se trata de bienes de escaso valor, las cantidades, el estado y el lugar
donde pueden ser revisados por los interesados y mencionarse, asi mismo, l a
obligación de depositar el importe de l a seña y de la comisión en el acto de re-
mate y, en su caso, las modalidades especiales del mismo. Si se trata de subasta
de inmuebles corresponde indicar, además, la base, condiciones de venta, esta-
do de ocupación y horario de visitas, y si aquél los están sujetos al régimen de
propiedad hori zontal, en las publicaciones y en el acto de remate debe determi-
narse el monto de las expensas comu nes correspondientes a d icho mes y l a deu-
da por este concepto si fuere posible.
En todos los casos la ú l t ima publ icación debe real izarse cuanto menos
cuarenta y ocho horas antes del remate (norma citada, párr. 5º).

b) La publicación de edictos no excl uye l a posi bi l idad de que la subasta


se d ifu nda mediante la util ización de otros medios de publicidad encami nados
a atraer el mayor número de oferentes (publ icaciones en diarios y revistas, re-
pa110 de vol antes, envío de correspondencia, etc.).
CUM PLIM I ENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE 737

A esta publ icidad extraordinaria el art. 567 CPN la denomina "propagan-


da adicional", d isponiendo que ella "será a cargo del ejecutante, salvo si el eje-
cutado hubiese dado conformidad, si su costo no excediere del dos por ciento
de la base". ·
Requerida por el martillero la real i zación de publ icidad extraordi naria
pueden presentarse, de conformidad con la norma transcripta, las siguientes si-
tuaciones: 1º) que el costo de aquélla no exceda del dos por ciento de la base fi-
jada para la subasta, en cuyo caso dicho costo corre por cuenta del ejecutado
con prescindencia de su conformidad; 2º) que el costo exceda del mencionado
porcentaje, en cuya hipótesis, para que la inversión corra por cuenta del ejecu-
tado resulta ineludi ble la expresa conformidad de éste; 3º) que el ejecutante ac-
ceda a la realización de pu bl icidad extraordinaria por enci ma del referido por-
centaje, supuesto en el cual el costo de aquél l a será a su exclusi vo cargo.

c) No pueden denunciarse defectos de publicidad de la subasta vencidos


cinco días contados desde la última publicación (CPN, art. 566, párr. 6º). Esta
regla comporta la apl icación del pri ncipio general que, en materia de n ulidades
procesales, consagra el art. 170 CPN (supra , nº 154), y coincide con el criterio
que, como se verá, adopta el art. 592 del mismo ordenamiento.
El mismo pri ncipio rige en el caso de que la propaganda adicional se rea-
lice a través de diarios (CPN, art. 567, párr. 3º).

d) Prescribe el art. 572 CPN que "si existieren motivos fundados y sin
perjuicio de la facultad del juez para disponerlo de ofü:io, el ejecutado o el mar-
tillero podrán solicitar al juzgado la adopción de las medidas necesarias para
proveer a la regu laridad del remate y al manten imiento del orden que asegure la
libre oferta de los interesados".
A fin de preservar la seguridad de la subasta e impedi r que se alteren sus
resultados normales, el juez, en los térmi nos de la norma citada, puede dispo-
ner, entre otras medidas, la vi gi lancia del acto por personal pol icial o su fisca-
lización por u n veedor, por auxiliares internos del juzgado e incluso por el pro-
pio magistrado.
Complementaria de la norma precedentemente transcripta es la conteni-
da en el art. 570 CPN, en cuya vi rtud "cualquiera sea la naturaleza de los bienes
a subastar, a pedido de parte o de oficio el juez podrá disponer que se admitan
post uras en sobre cerrado, en las condiciones que fije, que deberán indicarse en
los edictos y, en su caso, en la propaganda. La Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción o las cámaras podrán establecer las reglas u niformes de aplicación de la
expresada modalidad del remate. Si se tratare de subasta de muebles que se rea-
lice por intermedio del Banco de la Ciudad de Buenos Ai res u otras institucio-
CUM PLIM I ENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE 738

nes oficiales que ad m itan posturas bajo sobre, se aplicará esa modal idad en los
términos que establezcan las respectivas reglamentaciones".
Este precepto, en tanto posi bil ita la adjudicación de los bienes a quienes
no estén presentes en el acto de la subasta proporciona, lo mismo que el ya ci-
tado art. 572, u n arbitrio idóneo para desbaratar las actividades ilícitas de las
tristemente célebres "ligas de compradores".

e) El art. 569 CPN i nstitu ye u n mecan i smo encaminado a conju rar el


uso abusivo del derecho por parte del acreedor en tanto prescri be que "si se h u-
biese d ispuesto la venta de varios bienes, el juez, a pedido del ejecutado, podrá
ordenar que la subasta se realice en disti ntas fechas y que se suspenda cuando
el precio obtenido alcanzare a cubrir el crédito, i ntereses, y costas reclamados".
Formulada la petición por el deudor -lo que puede hacer aun cuando se
encuentre consentida la resol ución que decreta la subasta- el juez, tratándose
de bienes i nm uebles, debe pronunciarse sobre la ad misi bilidad de la subasta
progresiva, atend iendo a las bases fijadas para las subastas de aq uéllos y com-
parando su valor con el i mporte probable del crédito del actor y sus accesorios,
ya que normalmente no existe, en ese estado del proceso, una l iquidación que
refleje el monto exacto de esos rubros. Si se trata, en cambio, de bienes mue-
bles, incumbe al ejecutado la prueba sumaria de su valor venal.

f) "Si el bien estuviere embargado en diversos procesos segu idos contra


el ejecutado, salvo disposición específica de otra ley que regule ejecuciones es-
peciales -dispone el art. 568, párrafo 1º CPN-, la subasta se realizará en el
que estuviere más adelantado en su trámite, con prescindencia de la naturaleza
o garantías que tuvieran los créditos".
Esta norma, según se advierte, presci nde de las fechas de traba de los em-
bargos y acuerda prioridad a la ejecución que se encuentre más adelantada en
su trámite, debiendo entenderse por tal a aquella cuyo estado procesal permita
inferir, con precisión, la mayor proximidad de la subasta. Es aplicable, asimis-
mo, aun en el supuesto de que coexistan una ejecución hipotecaria o prendaria
y una ejecución comú n cuyo trámite se encuentre más avanzado. La salvedad
que formula el párrafo examinado se refiere a las leyes que acuerdan a ciertas
instituciones oficiales la prerrogativa de proceder al remate (v.gr. Banco Hipo-
tecario Nacional, [ley 22.232, art. 38]).
La preferencia acordada para la realización del remate im porta reconocer
al acreedor que promovió el ju icio donde se ordena, la facu ltad de proponer
martillero, si en el acto constitutivo de la obligación se le ha otorgado esa pre-
rrogativa (art. 568, párr. 2º).
CUM PLIM I ENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE 739

g) Fren te a la hipótesis de que el bien subastado se haya adqu irido en co-


misión, el comprador debe indicar, dentro de tercero día de realizada la subasta,
el nombre de su comitente en escrito firmado por ambos. En su defecto, corres-
ponde tenerlo por adjudicatario definitivo. El comitente debe consti tuir domi-
cilio en esa presentación, bajo apercibi miento de lo dispuesto en el art. 41, en lo
pertinente (CPN, art. 571).

h) Segú n ocu rre con las n ul idades procesales, en general, la subasta


puede ser impugnada no sólo en razón de mediar vicios que afecten sus dimen-
siones de lugar, tiempo y forma, sino también con fundamento en la existencia
de irregularidades que comprometan la validez de los requ isitos atinentes a los
restantes elementos que la integran, es decir, los que conciernen a los sujetos y
al objeto.
En su versión posterior a la ley 22.434 el CPN distingue segú n que la nu-
lidad de la subasta sea articulada mediante petición de parte o declarada de ofi-
cio por el juez. Con respecto a la pri mera hipótesis, el art. 592 d ispone que la
nu lidad sólo puede plantearse hasta dentro de qu into día de realizado el remate.
Agrega que el ped ido debe desesti marse in limirze si las causas invocadas son
manifiestamente inatendibles o no se indica con fundamento verosímil el per-
juicio sufrido. La resolución desestimatoria es apelable, pero si la cámara la
confirma, corresponde imponer al peticionario una multa que puede ser del 5 al
l 0% del precio obtenido en el remate. La norma concluye disponiendo que si el
pedido de nulidad es ad misible, debe conferirse traslado por cinco días a las
partes, al martillero y al adjudicatario, y que dicho..traslado se notificará perso-
nalmente o por cédula.
En relación con la segunda de las hipótesis mencionadas prescribe el art.
593 CPN que "el juez deberá decretar de oficio la nu l idad de la subasta cuando
las irregularidades de que ella adoleciera comprometieren gravemente la acti-
vidad jurisdiccional; no podrá hacerlo si hubiese decretado medidas que impor-
ten considerar válido el remate". Esto último sucedería, v.gr., si el juez hubiese
dispuesto la entrega de los bienes muebles vendidos o dado trámi te al pedido de
aprobación de cuentas formulado por el marti l l ero.
Debe entenderse que en virtud del pri ncipio con arreglo al cual todas las
nulidades procesales son relativas (CPN, arts. 170 y 172), la declaración de nu-
lidad de oficio tampoco corresponde si la irregularidad de que adolece el rema-
te ha sido consentida por todas las personas legitimadas para impugnarlo (eje-
cutante, ejecutado, marti l lero, comprador y tercerista) ya que por grave que
aquélla sea, la val idez del acto no puede quedar pendiente en forma indefinida
sin riesgo de afectar una pauta elemental de seguridad jurídica.
CUMPLIMI ENTO DE LA SENTENCI A DE R EMATE 741

430. SUBASTA DE M UEBLES O SEMOVI ENTES

a) Cuando el embargo ha recaído en bienes muebles o semovientes, co-


tTesponde observar, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 573 CPN, las siguien-
tes reglas:

l º) Ordenar su venta en remate, sin base ( lo que implícitamente excluye


la necesidad de la prev ia tasación) al contado o con las facil idades de pago que
por resol ución fundada se establezcan, por un marti l lero pú blico que debe de-
signarse conforme a lo establecido en el art. 563 (supra, nº 428).

2º) Requeri r al deudor para que, dentro del plazo de cinco días, manifies-
te si los bienes están prendados o embargados. En el primer caso, aquél debe i n-
d icar el nom bre y domicilio de los acreedores y el monto del crédito y en el
segundo, el juzgado, secretaría y la carátula del expediente. El requerimiento
debe diligenciarse personalmente con el ejecutado por cuanto, de lo contrario,
en virtud de las consecuencias que la ley imputa al silencio del intimado, la su-
basta realizada con esa omisión puede hallarse afectada de nu lidad.

3º) Puede ordenarse el secuestro de las cosas, que deben entregarse al


marti llero para su exhibición y venta. Éste,,ul recibirlas, debe individ ual izarlas
con indicación de su estado y lugar y fecha en que se lleva a cabo la entrega. Por
lo común la recepción se verifica en el acto del secuestro, que se lleva a cabo
por intermed io del oficial de justicia.

4º) Si se trata de muebles registrables (automotores, embarcaciones y


an imales de raza), requerir a los registros correspondientes u n informe sobre
l as condiciones de dominio y gravámenes.

5º) Comunicar la providencia que decrete la venta a l os jueces embar-


gantes y notificarla por cédu la a l os acreedores prendarios, quienes pueden for-
m u l ar l as pet i c i on es que est i men per t i ne n t es d ent ro de t ercero d ía d e
notificados. Todo lo cual tiene por objeto bri ndar a los acreedores embargantes
y prendarios no sólo la posibilidad de vigi lar l a subasta, sino también la de ha-
cer efectivo su privilegio sobre el precio obten ido en aquélla.

b) Pagado totalmente el precio, o la parte que en su caso corresponda, el


martillero debe entregar al comprador los bienes que éste haya adquirido, siem-
pre que el juzgado no disponga otra cosa (CPN, art. 574, párr. 2°). En el supues-
CUMPLIMI ENTO DE LA SENTENCI A DE R EMATE 741

to de que el bien vendido se encuentre registrado debe oficiarse al registro co-


rrespondiente para que inscriba el dominio a nombre del adjudicatario.

c) Expresa final mente el art. 574, párr. l º CPN que "al adjudicatario que
planteare cuestiones manifiestamente improcedentes que demoraren el pago del
saldo del precio, se le impondrá la multa que prevé el art. 581'' (inji-a, nº 431 ).

43 1. SUBASTA DE I NM UEBLES

a) Antes de ordenar la subasta de u n bien i n mueble el juez, conforme a


lo dispuesto en el art. 576 CPN debe requeri r i nformes: l º) Sobre la deuda por
impuestos, tasas y contri buciones; 2º) Sobre las deudas por expensas comu nes
si se trata de u n bien sujeto al régi men de propiedad horizontal, debiendo el in-
forme req ueri rse al ad m i n ist rador del con sorcio, a quien además i ncum be
informar sobre el monto de las expensas al último mes, pues ambas circunstan-
cias deben determ inarse no sólo en los edictos sino también en el acto de rema-
te (supra nº 429); 3º) Sobre las condiciones de dom i nio, em bargo e i n h i biciones
según las constancias del regist ro de propiedad i n m ueble, teniendo l os i nfor-
mes u na vigencia de sesenta días a cuyo venci miento deben act ualizarse. Pero
la i nformación debe extenderse a hi potecas, servidumbres, y, en general, a to-
das las anotaciones que corresponde hacer en el registro de la propiedad, tanto
más cuanto que el art. 577 CPN prescribe, com9 se_verá, que decretada la su-
basta debe comunicarse a los jueces embargantes e Ínhi bientes y citarse a los
acreedores hipotecarios.
El juez, asimismo, debe intimar al deudor para que dentro de tercero día
presente el títu lo de propiedad del in m ueble bajo aperci bi m iento de obtener
testi mon io a su costa, no pud iendo real izarse la subasta m ientras no se haya
agregado el título o, en su caso, el testimonio (CPN, mt. 576, párr. 2º).
Si las circu nstancias l o aconsejan, puede comprobarse judicialmente el
estado de ocupación del bien (art. 576, párr. 3º), lo que puede l l evarse a cabo
mediante el di ligenciamicnto de un mandamiento de constatación o a través de
un reconocimiento judicial.

b) A diferencia de lo que ocurre en materia de bienes muebles o semo-


vientes, la subasta de inmuebles, salvo en el supuesto contemplado en el art.
585 CPN, debe hacerse i nexcusablemente con u na base determi nada, cuyo
monto, según se vio, debe figurar en los edictos.
Si no exi ste acuerdo de partes, corresponde fijar como base los dos ter-
cios de la val uación fiscal actual i zada correspondiente al i nmueble. A fal ta de
CUMPLIMI ENTO DE LA SENTENCI A DE R EMATE 741
val uaci ón el j uez debe desi gnar de ofici o perito i ngen ie ro, arqu itecto o agri-
mensor (este ú l t i mo cuando se trata de i n muebles rL;rales) pa ra que real ice la ta-
sación, en cuyo caso l a base equ ivald rá a l as dos terceras partes de d icha tasa-
ción. Para la aceptaci ón del cargo por el perito, plazo para el cumpl imiento de
l a ta rea y, en su caso, remoción, son apl icables las regl as de l os arts. 469 y 470
( supra , nº 276 ). De la tasación corresponde dar traslado a las partes, qu ienes
dentro de ci nco d ías comu nes deben expresar su con l orm id acl o d i sconfonn i-
dacl, fu ndando sus eventuales objeci ones. El jua tiene la facu ltad de apartarse
de la tasación o de lo estipu lado por las partes, fijando l a base en u na suma q ue
i mpida que los bienes sean mal vendidos (CPN, art. 578).

c) ) U na ,·ez contestados l os i nformes requeridos sobre i rn puestos,


tasas y cont ri buciones, así como sobre l as cond iciones ele dom i n io. embargos e
i n h i bi- ciones y, en su caso, deuda por expensas comu nes; agregado el tít u lo de
propie- dad o el testi mon io, y comprobado el estado ele ocupación del bien
cuando l as ci rc u nsta nci as lo hayan aconsejado. corresponde que el juez d icte
resol uci ón ordenando la subasta, dispon iendo la designación de rnarti llero en l
os tér mi nos del art. 563 ( supra nº 428) y determ i nando la base (CPN, art.
577), sal vo q ue, no med i ando acuerdo de partes sobre ésta, en el exped iente no
figuren consta,l- cias sobre l a val uación fiscal o el l a no ex i sta, en cu ya h i
pótesis l a resol ución debe di feri rse hasta tanto se acredi te d icha ,·aluaci ón o se
apruebe la tasación a la cual se h izo referencia en l a letra precedente.
Oportu namente. u na vez com u n icado el decreto de la su basta a l os jueces
embargan tes e i n h i bientes y ci tados l os acreedores h i poteca rios, corresponde
q ue el juez fije el l u gar donde el remate debe real izarse. que será donde t ra m i ta
la ejecuci ón o el de u bicación del i n m ueble, segú n l o resuel va aqué l de acuerdo
con lo q ue resu l te más conveniente. Deberá establ ecerse ta m bién ( a propuesta
del rna11i l lero) el d ía y la hora del remate, que no pueden ser al tcrados sal vo au-
tori zación del juez o acuerdo ele partes ex presado por escri to (norma citada).
En l a m isma resol uci ón debe el juez precisar la propaganda adicional que
haya sido objeto de autori zaci ón (id.).

d ) Decretada l a su basta debe comu n icarse a l os jueces em bargantes e i n-


h i bien tes y citarse a los acreedores h i potecarios para q ue presenten sus t ít u l os,
pu d iendo los de grado preferen te. dentro del m ismo pl azo, sol ici tar el au men to
de l a base hasta c u bri r el i m porte de sus crédi tos ( CPN, an. 575).
Los acreedores embargantes e inhi bientes deben ser not ificados por cé-
du l a, en el dom ici l io que h u biesen constitu ido en el ju icio en el cual obtu ,·ieron
tales med idas. por d isposición del juez que en t iende en ese ju i cio. En la mi sma
forma corresponde notificar a l os acreedores h ipotecarios, au nque en su clomi-
CUMPLliVIIENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE 743

ci l io real y no en el consti tuido en la escritura hipotecaria, ya que éste sólo tiene


efectos entre las partes; pero respecto de los que hubiesen promovido ejecuciones,
la notificación debe practicarse en el domici lio procesal constit u ido en éstas.
Si bien los acreedores embargantes pueden controlar el procedimiento y
el acto de la subasta, no se ha l l an facu ltados para sol ici tar el au men to de l a
base, debiendo limitar su actuación a la posibil idad de hacer valer su derecho
preferente en la etapa de d istribución de fondos. En cuan to a l os acreedores i n-
hibientes, a pesar de que carecen de preferenc i a, su not ificación se justi fica
frente a la posi bilidad de que, desinteresados el ejecutante y los acreedores pre-
ferentes o privilegiados, el remate arroje un saldo sobre el cual estén aquéllos
en condiciones de ejercer sus derechos.
La legiti mación de los acreedores hi potecarios. cuya citac ión responde a
lo prescri pto en el art. 3 1 96 Cód. Civ., se halla circunscri pta a l a defensa ele sus
créd i tos antes y con posterioridad a la subasta, razón por la cual están habilitados
no sólo para requerir el aumento de la base hasta cubrir el i mporte de aquéllos, sino
también para solicitar que se intime al comprador el depósito del precio e intervenir
en la liquidación de éste, pudiendo i ncl uso apelar las regulaciones de honorarios
practicadas en favor de los profesionales que act úan por el ejecutante.

e) En razón de que el adjud icatario no sól o adqu iere derechos y contrae


obligaciones, sino que además se i ncorpora al proceso como parte incidental , el
art. 579 CPN prescri be q ue el mart i l lero debe req ueri r a aq uél la consti tución de
domicil io en el l ugar que corresponda al asiento del juzgado, y que si no se l o
constituye en el acto de la subasta o no lo den uncia-oport u namente, cabe apl icar
la norma del art. 41 en lo pert i nente.

f) Dent ro de los cinco días de la aprobación del remate --que es el acto


en cuya vi rtud el juez verifica el cumpl im iento de l os req ui sitos que cond icio-
nan la validez de la venta-, el comprador debe depositar el i mporte del precio
que corresponda abonar a l con tado, en el banco de depósi tos jud iciales, y si no
lo hace en esa oportunidad n i invoca moti vos fundados para obtener la smpen-
sión del plazo, corresponde que se ordene u na n ueva subasta en l os térm i nos del
art. 584 (CPN, art. 580, párr. 1°).
En u n fallo plenario. sin embargo, prevaleció la solución de que procede
que el comprador en remate jud icial que ha sido remiso en deposi tar el saldo
del precio puede hacerlo en ta n to no se haya decretad o u na n ueva su basta
(CNCiv., en pleno. L.L. 136-802), doctrina que debe reputarse aceptable porque
deja a salvo la responsabilidad por el cl afio moratorio que el pago tard ío puede
ocasionar al acreedor y encuentra apoyo en razones de orden práct ico y de eco-
nomía procesal.
La suspensión del plazo para abonar el saldo del precio sólo puede ser
conced ida cuando medien circu nstancias total mente ajenas a la cond ucta del
adquirente y en situaciones que no puedan ser superadas por la sola i ndisponi-
bilidad ele los fondos (norma ci tada, párr. 2º). Esto últi mo ocurriría, v.gr., si ha-
biéndose fijado como condición de venta la entrega del i n mueble l ibre de ocu-
pantes, se comprueba la ocupación de éste por terceros que alegan derechos a la
posesión y la entrega del bien al comprador carece de toda posi bi lidad de con-
cretarse en un plazo razonable.
El ejecutante y el ejecutado están l egit imados para requerir el cumpl i-
miento de las obligaciones del comprador ( norma citada, párr. 3º).

g) Como arbi t rio tend ien te a preservar el cumpli miento del deber de
l ealtad y buena fe, dispone el art. 581 CPN que "al adjudicatario que planteare
cuest iones ma n ifiestamente i mprocedentes que demoraren el pago del saldo
del precio, se le i mpond rá una mul ta que podrá ser del cinco por ciento al diez
por ciento del precio obtenido en el remate".

h) A pesar de que el art. 586 CPN, en concordancia con lo d ispuesto en


el art. 1 184 Cód. Civ., no supedita el perfeccionamiento de la venta judicial al
otorgamien to de escritura pú bl ica, siempre se consi deró q ue, por razones
prácticas at i nentes al tráfico i nmobil iario, pago de i mpuestos y cancelación
de gravámenes, es incuestionable el derecho del comprador de exigir d icho
otorgamiento, así como el de oponerse a que se dispon ga del precio mientras no
tenga lugar ese acto.
En esa i ntel igencia prescribe el art. 582 CPN que el comprador que h u-
biere real izado el depósi to del importe del precio podrá requerir su indispon ibi-
l idad hasta tanto se le otorgue l a escritura, o se i nscri ba el bien a su nombre si
presci nd iere de aquél la, salvo cuando la demora en la real ización de estos trá-
mites Je fuera imputable. La indisponibilidad no regirá respecto de los gastos
de escrituración y pago de i m puestos.
La ind ispon i bil idad tampoco debe regi r frente a la necesidad de pagar los
gastos del remate en el caso de que no hubiesen alcanzado a cubrirse con el de-
pósito de la seña.

i) La venta judicial sólo queda perfeccionada una vez aprobado el remate,


pagado el precio o la parte que corresponda si se han otorgado facilidades y luego
ele real izada la tradición del i n mueble a favor del comprador (CPN, art. 586).
La posesión del i nmueble adqu i rido en subasta debe ser conferida judi-
cial mente, no pudiendo suplirse esa entrega por la efectiva ocupación del in-
mueble por parte del comprador.
CUMPLIMIENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE 745

j) "La escritura de protocol ización de las act uaciones -prescri be el art.


587 CPN-, será extendida por escribano sin que sea necesaria la comparecen-
cia del ejecutado. El adquirente que solicita la escrituración toma a su cargo la
realización de las di l igencias tendientes a ella, pero no está obligado a soportar
]os gastos que corresponden a la otra parte".
Dado que l a consolidación del domin io en cabeza del adqu irente se halla
reglada por el art. 586 CPN, que concuerda con lo prescri pto en el art. 1 184
Cód. Civ., el otorgamiento de la escritura de protocol ización a que al ude la nor-
ma transcri pta es facu l tat iva para aquél, qu ien por l o demás puede optar por la
inscripción de u n testi monio de las pertinentes actuaciones de la ejecución, tal
como lo admitía la práctica jud icial vigente con anterioridad a la prom ulgación
del CPN (arg. del art. 582).

k) Los embargos e inhi biciones deben levantarse al solo efecto de escri-


turar, con citación de los jueces que los decretaron. Una vez escriturado el bien,
sin otro trámite, esas medidas deben levantarse definitivamente, si fuere proceden-
te, con la presentación del testi monio para la inscri pción en el registro de la propie-
dad, quedando los embargos transferidos al importe del precio (CPN, art. 588).
Las comunicaciones a otros jueces son innecesarias si los acreedores com-
parecieron a la ejecución con motivo de la citación practicada conforme al art. 575,
en cuya hipótesis la resolución que dispone el levantamiento de las medidas debe
serles notificada por cédula en el domicilio que hubiesen constitu ido.
Cabe añadir que la subrogación real prevista en el párrafo final del art.
588 debe considerarse extensiva a las hi potecas quf gravan el in mueble subas-
tado, de modo que practicada la citación del art. 575 procede la cancelación de
aquéllas, salvo en el caso de haberse convenido que el comprador se haría cargo
del gravamen.

l) Con respecto a la desocu pación del i nmueble subastado, el CPN dis-


ti ngue entre la oportun i dad en que procede requerirl a y el trámi te a observar
para obtenerla.
En relación con la op01tunidad, prescri be el art. 589, párr. 1º, que "no proce-
derá el desahucio de los ocu pantes del i nmueble subastado hasta tanto no se h u bie-
ra pagado el saldo del precio y hecho la tradición". Esta norma, empero, no se opo-
ne a la posi bilidad de que, s i c on anterioridad al remate resu l ta acreditada la
existencia de ocupantes, se forme incidente al solo efecto de determi nar su situa-
ción y si permanecerán o no en la ocu pación con posterioridad a la subasta, a fi n de
que en los edictos se anoticie debidamente acerca de tales circu nstancias.
Con referencia al trámite a seguir para obtener el desah ucio de los oc-
pantes, dispone el párr. 2º de la norma citada que "las cuestiones que se susc1-
taren con moti vo de la desocu pación del i nmueble se sustanciará n por el trámi-
te de los i ncidentes, cua ndo l a i l egi ti m i dad de la ocupación apareciera man i-
fiesta, o no requi riere l a d i l ucidación de controversi as que por su naturaleza y
complejidad deban, a criterio del juez, ser sometidas a otra clase de proceso".
Esta norma.es inapl icable si quien ocu pa el i n mueble es el ejecutado, por
c uanto ten iendo éste el deber de ent regar la cosa l i bre de toda otra posesi ón
(Cód. Ci v., art. 1409), sólo corresponde acordarl e u n pl azo para desocu parla
bajo aperci bimien to de l anzamiento.

m) Si por culpa del postor cuya oferta fue aceptada como defin itiva en el
acto del remate la venta no se formal i za, debe ordenarse u na n ueva subasta. Di-
cho postor será responsable de l a d i smi n ución real del precio que se obtenga en
el nuevo remate, de los intereses acrecidos, de los gastos ocasionados y de las cos-
tas causadas con ese motivo. El cobro del importe que resulte. previa I iquidación,
debe tram i tar por el procedim iento de ejecución de sentencia, quedando embar-
gada a ese efecto la suma que el postor hubiere entregado (CPN, art. 584).
La responsabilidad del postor remiso comprende, en pri mer l ugar, el i m-
porte correspondiente a la dismin ución real del precio obten ido en el segu ndo
remate, lo cual excl uye la posibi l idad de computar valores meramente nomi na- l
es que sól o se hallan determ i nados por factores monetarios y no trad ucen l as
modificaci ones experi mentadas en el mercado i nmobi l i ario. En segu ndo l ugar,
los "intereses acrecidos" deben liqu idarse sobre la total i dad del precio de com-
pra, y los gastos y costas, final mente, son los que corresponden al remate que
no l legó a real izarse a raíz de la cond ucta cul posa del postor rem iso.

n) Si fracasa el remate por falta de postores, debe disponerse otro, red u-


ciendo la base en un veinticinco por ciento, y si tampoco existen postores, co-
rresponde ordenar la venta sin limitación de preci o (art. 585).
En vi rt ud ele que esta norma sólo compromete intereses particulares, se
ha resuel to que no media impedi mento para que, a ped ido del ejecutante, se or-
dene un segu ndo remate con l a base red ucida en un vei ntici nco por ciento y
también que en la misma resolución , para el supuesto de que éste fracase, se de-
crete u na nueva subasta sin base para efectuarse en el mismo día y transcu rrida
med i a hora desde aquél , pues de ese modo se evitan gastos i n útiles (CNCiv., D,
E.D., 45-644).

o) El CPN en su versión origi naria, ad hiriendo parci al men te a la opi-


nión de MAxrf\10 CASTRO y a las concl usiones de diversos precedentes judiciales,
i nstit u yó el denom i nado "sobresei miento del juicio ejecutivo", caracteri zándo-
lo como la posibil idad conferida al ejecutado para liberar los bienes ya subas-
CUf\lPLIMI ENTO DE LA SENTENCIA DE RE!\IATE 747

tados med iante el depósi to del i m porte del capi tal, i ntereses y costas y de u na
indem n ización a favor del comprador, siempre que d icho depósito se efect úe
antes de que aquél haya cancel ado el saldo del precio, o sea l a parte de éste que
conesponde abonar al contado.
La ley 22.434 ma nt u vo la inst itución, rcgl amen tándol a con mayor ampl i-
tud y en forma acorde con las concl usiones de l a ju risprudencia predomi nante
con anterioridad a su prom ulgación.
Al respecto dispone el a11. 583, párrs. 1 º y 2º CPN, de conformidad con la
versión resu ltante de la citada ley, que "el ejecutado sólo pod rá l i berar l os bie-
nes depositando el i m porte del capital y de l o presu puestado en concepto de i n-
tereses y costas, si n pe ju icio de la l iq uidación que u lteriormente correspond ie-
re; asi m ismo, u na su ma a favor del com prador, i ntegrada por l a comi sión del
marti llero, sellado de boleto y el equ ivalente a u na vez y media del monto de la
seña. Los i mportes deberán ser satisfechos au nq ue el ma rtillero hubiere des-
contado l os gastos del remate de la cantidad correspondiente a seña". De esta
norma surge, y lo reafirma l uego su párrafo cuarto, que el depósito no se hal la
supeditado a u na l i qu idación previa. Si practicada ésta, arroja di ferencia en me-
nos, el ejecutado debe completar el depósito dent ro del plazo que le fije el juez;
si, en cam bio, media exceso en el depósito, el re manente puede ser retirado por
el deudor.
"La indem n ización estableci da sobre la base del va l or de la sefia es si n
perjuicio de otras que pudieren corresponder en concepto de responsabil idad
civil" (norma citada, pán. 3º), debiendo tenerse ésta por configurada si se com-
prueba que medió dolo, culpa o negl igencia en l-0s teymi nos del Cód. Civ., arts.
1067, 1 109 y concordantes.
"La si mple promesa de pago -dice el párr. 4º del art. 583- no autoriza
a pedir el sobresei miento; tam poco pod rá suped itarse el pago a l a exi gencia de
una l iqu idación previa". Las cond uctas excl uidas por la norma sólo generan,
como es obvio, i ndeseables efectos d ilatorios y son suscepti bles de provocar i n-
cidentes i ncom pati bles con la cel eridad que debe caracterizar a esta modal idad
excepcional de conclusión del ju icio ejec uti rn.
Agrega el párr. 5º del art. 583 que "el ejecutado no podrá requeri r el sobresei-
miento si el comprador hubiese depositado en pago el saldo del precio dent ro de
los plazos a que se refiere el art. 580, o antes. Por saldo de precio se entiende el que
debe abonarse al contado". Esta disposición aventa toda duda sobre el l ímite tem-
poral a que se halla suped itado el sobreseimiento, pues cancela la facultad de sol i-
citarlo si el comprador depositó el saldo del precio dentro del plazo previsto en el
art. 580 o antes, es decir, con anterioridad a la aprobación del remate.
"La facu l tad de solicitar el sobresei miento -d ispone el párr. 6º del art.
583-, sólo pod rá ser ejercida por el ejecutado o, en su caso, sus herederos",
con lo que, implícitamente, resulta descartada la legiti mación de los terceros
que pretenden subrogarse en los derechos del deudor.
Prescribe el párr. 7º del art. 583, que "si el adquirente fuere el acreedor
autorizado a compensar, el ejecutado podrá requerir el sobreseimiento antes de
que se tenga por oblada o compensado el precio de venta con el crédi to del ad-
quirente", consagrando u n criterio que guarda, como se ad vierte, sustancial
coincidencia con el adoptado por el párr. 5º.
El párrafo final del art. 583 dispone que "en las cuestiones que se plantea-
ren acerca de la suficiencia del pago reali zado por el ejecutado, el comprador
sólo es parte en lo que se refiere a las sumas que podrían cotTesponderle de con-
form idad con lo establecido en el párrafo primero". Debe empero entenderse
que no cabría desconocer la legitimación del comprador para debat i r l a cues-
tión atinente a l a admisibi lidad del sobresei miento, en la cual es el principal i n-
teresado.

432. LIQUIDACIÓN. PAGO. FIANZA Y PREFERENCIAS

a) Dentro de los cinco días contados desde que se pagó el precio (cuan-
do se trata de subasta de muebles o de la hipótesis de sobresei miento) o desde
la aprobación del remate (en el caso de subasta de i n m uebles), el ejecutante
debe presentar la liqu idación del capital, intereses y costas, de la que corres-
ponde dar traslado al ejecutado (por cinco días, art. 150). Si el ejecutante no
presenta oportu namente l a liqu idación, puede hacerlo el ejecutado, en cuyo
caso debe conferi rse traslado a aquél. Contestado dicho traslado o vencido el
plazo para hacerlo, el juez debe resol ver (art. 591, párrs. I º y 2º), correspon-
diendo que las eventuales objeciones que ambas partes pueden formular contra
las l iquidaciones efectuadas por su contraria se ventilen por el trámite de los i n-
cidentes.
La falta de impugnación no obliga a aprobar la liquidación en cuanto ésta
no se ajuste a derecho (norma citada, párr. 3º), de modó,que el juez, de oficio,
puede disponer l a corrección de aquélla cuando adolece de errores numéricos o
contraría princi pios corno los contenidos en el art. 953 y concordantes del Có-
digo Civil.

b) "Si el ejecutado lo pidiere -agrega el párr. 4º de la norma citada-,


el ejecutante deberá prestar fianza para percibir el capital y sus i ntereses. Dicha
fianza quedará cancelada, sin que se requiera declaración expresa, si el deudor
no promoviere el proceso ordi nario dentro del plazo de qui nce días desde que
aquélla se constituyó. En este caso se impondrá al ejecutado una mu l ta que no
CU MPLIMIENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE 749

podrá exceder del vei ntici nco por ciento del importe de la fianza, y que será a
favor del ejecutante". La suficiencia de la fianza a que alude esta norma queda
librada a la apreciación del juez, quien debe computar el hecho de que aquélla
comporte garantía idónea para responder, eventualmente, a la restitución de lo
percibido por el acreedor, pud iendo ser personal o de u n tercero en los térmi nos
del art. 1998 Cód. Civ., o consi st ir en una caución real sobre títulos o bienes
muebles o inmuebles.

c) Mientras el ejecutante no esté total mente desinteresado las sumas de-


positadas no pueden aplicarse a otro desti no, salvo que se trate de las costas de
la ejecución, o del pago de otro acreedor preferente o pri vi legiado (CPN, art.
590, párr. I º).
Al acordar pri macía a las costas de la ejecución, esta norma coincide con
la regla del art. 3879, inc. 1º Cód. Civ., en cuya virtud tienen privi legio sobre la
general idad de los bienes del deudor, sean muebles o inmuebles, los gastos de
justicia hechos en interés común de los acreedores (v.gr. honorarios regulados
al letrado y apoderado del ejecutante; erogaciones realizadas por el escribano
que intervino en la escritu ra de protocol ización de actuaciones, etc.). Siguen,
en orden de prioridad, los créditos hi potecarios (Cód. Civ. arts. 3934 y 3936) y
prendarios (decreto-ley 1 5.348/46, arts. 3º y 43), aunque los pri meros ceden
frente a los créditos impositivos anteriores a la constitución de la hipoteca y los
segundos ante los mencionados en el art. 43 del citado decreto-ley. Si no existen
acreedores privi legiados, o éstos han sido desinteresados, desplazan al ejecu-
tante los créditos de los acreedores que hubiesen ebtenido el embargo con an-
terioridad, en los térmi nos del art. 218. Finalmente, l a circunstancia de que el
acreedor inhibiente carezca de preferencia, no obsta a que haga valer sus dere-
chos sobre el saldo que eventualmente arroje la subasta, una vez desinteresados
los acreedores privilegiados y preferentes.
Agrega el párr. 2º del art. 590 que "los gastos causados por el deudor para
su defensa no tendrán, en ni ngún caso, prelación, salvo cuando correspondiere
por aplicaci ón de la ley sustancial", lo que ocurre, v.gr., en el caso de l a ley
24.522, art. 240.
El defensor de ausentes -dispone, fi nalmente, el párr. 3º del art. 590-
no podrá cobrar honorarios al ejecutado por su intervención, ya que por ser di-
cho funcionario integrante del min isterio público y, por lo tanto, retribu ido a
sueldo por el Estado, carece de derecho a perci bir honorarios. Las sumas que en
tal concepto Je sean regu ladas deben incorporarse a los fondos propios del Mi-
nisterio Público de la Defensa (ley 24.946, art. 64).
CAPÍTULO XXXIII

EJECUCIONES ESPECIALES

SUMARIO: l. GENERALIDADES: 433. Concepto.- 434. Clases.- ll. EJECUCIÓN H IPO-


TECARIA: 435. Concepto y caracteres.- 436. Procedimiento.- 437. Ejecución contra
el tercer poseedor.- llI . EJECUCIÓN PRENDARIA: 438. Concepto y caracteres.-
439. Título ejecutivo prendario y competencia.- 440. Procedimiento.- 441. Ejecu-
ción directa o privada.- 442. Otras situaciones.- 443. Prenda civil.- IV. EJ ECU -
CIÓN COM ERCIAL: 444. Procedencia.- 445. Procedimiento.- V. EJECUCIÓN
FISCAL: 446. Concepto.- 447. Procedi miento.- VI. PROCESO DE CONOCIM IEN-
TO POSTERIOR A LA EJECUCIÓN: 448. Generalidades.- 449. Alcance.

§ l
112
GENERALI DADES

433. CONCEPTO

a) Junto al juicio ejecutivo común, que se ha analizado en el capítulo anterior,


las leyes estructuran ejecuciones sujetas a trámites específicos, distintos de los que
son propios de aquél, y a las cuales, por ese motivo, cabe calificar de ec1peciales.

b) Sobre la base de los tipos de ejecuciones especiales más frecuentes,


puede decirse que los objetivos que pri mordial mente lasjustifican consisten en

l l 2 ARAZ! - ROJAS, Código, III, pág. 1 1; FALCÓN, Código, lll, pág 821; FENOCHlETTO-
ARAZJ, Código, 3, pág. 97; MORELLO, Juicios sumarios, l, págs. 363, 41 1 y 424: MüRELL<?-
PASSJ LANZA-SOSA-BERIZONCE, Códigos. Vl-2, pág. 977; PALACIO, Derecho procesal cm/,
VII, pág. 678: PODETTI, Tratado de las ejecuciones. Vll-B, pág. l l 9.
EJ ECUCIÓN HIPOTECARIA 752

fomentar ciertos préstamos con garantías reales y en asegurar la expedita re-


caudación de la renta pública proveniente de impuestos, tasas y retribuciones
de servicios públicos.

c) Característica común de todos estos juicios es la mayor celeridad que


revisten con relación al juicio ejecutivo común. Fundamentalmente, los facto-
res que configu ran tal característica son, por un lado, la abreviación de las for-
mas y la red ucción de los actos procesales que los integran y, por otro lado, el
li mitado número de excepciones que en ellos son admisibles.

434. CLASES

a) El código derogado no contenía una reglamentación autónoma de


esta clase de ejecuciones. En cambio la ley 50 reglamentaba, como ejecución
especial, el llamado "procedimiento de apremio", que en ciertos casos era tam-
bién aplicable a la ejecución de sentencias. Diversas leyes especiales, asimis-
mo, preveían el procedimiento de apremio para el cobro de los créditos a que
ellas se referían, remitiéndose, algunas, a las normas contenidas en la ley 50 y
estableciendo, otras, modalidades específicas.

b) También reviste carácter especial la ejecución de prenda con registro,


reglamentada por el decreto-ley 15.348 del 28 de mayo de 1946, ratificado por
la ley 12.962, que se examinará más adelante. En cambio no cabe considerar
como ejecución especial, en sentido estricto, a la que tiene por objeto el cobro
de facturas conformadas, pues la única diferencia que la separaba del juicio eje-
cutivo común consistía en la l imitación de excepciones impuestas por el art. 15
del decreto-ley 6601/63 y este ordenamiento, asimismo, fue derogado por la
ley 24.064.

c) El CPN dedica el Título III del Libro III a las ejecuciones especiales,
las que están reguladas en dos capítulos.
Con el carácter de disposiciones generales establece, en primer término,
que los títulos que autorizan esta clase de ejecuciones son únicamente aquellos
que se mencionan expresamente en el código o en otras leyes (CPN, art. 595).
En segundo lugar, prescribe el art. 596 que en ellas se observará el procedi-
miento establecido para el juicio ejecutivo, con las siguientes modificaciones:
1º) Sólo procederán las excepciones previstas para cada tipo de ejecución o en
la ley que crea el título, y 2º) Sólo se admitirá prueba que deba rendirse fuera de
la circunscri pción territorial del juzgado cuando el juez, de acuerdo con las cir-
EJ ECUCIÓN HIPOTECARIA 753

cunstancias, lo considere i mprescindible, en cuyo caso fijará el plazo dentro del


cual deba prod ucirse.
El CPN contempla, como ejecuciones especiales, la hipotecaria, la pren-
daria, la comercial y lafiscal. Con respecto a la ejecución de prenda con regis-
tro, sin embargo, debe tenerse en cuenta que, pese a la aparente generalidad del
art. 596 CPN, el proced imiento apl icable a aquélla es el estableci do en l a ley
12.962, con la variante que en materia de excepciones admisibles ha introduci-
do el art. 600 CPN. Tal concl usión se funda, esencialmente, en que este ú l timo
excluye en principio de su reglamentación a los títulos ejecutivos que se hallan
sujetos a un procedi m iento especial (art. 523, inc. 7º), en la circunstancia ele
que las normas procesales contenidas en la ley ele prenda no han sido objeto de
expresa derogación, y en la referencia que a dichas normas se hace en el art.
601, párr. 2º.
Cada una de las mencionadas ejecuciones se analizará a conti nuación.

§ 1/
113
EJ ECU CIÓN H I POT ECA RIA

435. CONCEPTO Y CARACTERES

a) Los arts. 31 62 y siguientes Cód ci v. ptevén expresamente la vía del


proceso de ejecución para hacer efectivo el cumpli miento de las obl igaciones
garantizadas con derecho real de h i poteca, y acuerda la respectiva pretensión
contra el deudor, el tercer poseedor o la persona que dio la garantía.

b) Como se señaló más arriba, el código derogado no estructuraba u n


procedi miento especial destinado al cobro judicial de esa clase de obl igacio-
nes, razón por la cual la ejecución hi potecaria se sustanciaba de conformidad
con las reglas establecidas para el juicio ejecuti vo. El CPN, por el contrario, si-
guiendo un criterio análogo al adoptado por algunos códigos provinciales (Cór-
doba, Santa Fe, Mendoza, etc.), la incluye entre las ejecuciones especiales.

I l 3 COLOhlBO. Cádigo. IV. pág 280; DE LA COLINA. Derecho y legislación procesal, ll. pág.
43; FALCÓN. Código, JII, pág. 825; Fl:NOCHIETTO-ARAZI. Código. 3, pág. 597; MORELLO, El
Juicio hipotecario en el Código Procesal de Buenos Aires; las excepciones de jálta de acción,
pa go y cosa ju::.gada. en J.A. J 962-111-488: Juicios sumarios, l. pág. 363; l\10REU.o-SosA-
BERlZONC.E, Códif;OS. Vl-2, pág. 980; PALACIO. Derecho procesa/ civil. V I I. pág. 684;
PODETTI. Tratado de las ejecuciones, Vlf-8, pág. 151.
EJ ECUCIÓN HIPOTECARIA 754

436. PROCEDIMIENTO

a) Dispone el art. 597 CPN que además de las excepciones autorizadas


por los incs. 1º, 2º, 3º, 4º y 9º del art. 544, y en el art. 545 (o sea las de incom-
petencia, falta de personería, litispendencia, falsedad e inhabil idad de títu lo y
cosa juzgada), el deudor puede oponer ú n icamente las de prescri pción, pago to-
tal o parcial, quita, espera y remisión. Es decir que son inadmisibles las de com-
pensación, novación , transacción, conciliación y comprom iso, las cuales, en
consecuencia, sólo pueden articu larse en el proceso de conocimiento previsto
en el art. 553 CPN.
El art. 597 establece también que el pago total o parcial, la quita, la espera
y la remisión sólo pueden probarse por i nstrumentos públicos o privados o ac-
tuaciones judiciales que deben ser presentadas en sus originales, o testi mon ia-
das, en oportunidad de deducirse, aunque si ello resulta imposible es aplicable
lo dispuesto en el art. 333, párr. 2º CPN. Finalmente, el mismo precepto dispo-
ne que dentro del plazo fijado para pl antear las excepciones se puede invocar
también la caducidad de la inscripción hi potecaria, con los efectos que determi-
na el Cód. Civ. Del texto de los arts. 3135, 3149, 3151 y 3197 de dicho código,
sin embargo, se infiere que la falta de inscripción o de reinscri pción de la hipo-
teca sólo tiene consecuencias respecto de terceros y no afecta al correspond ien-
te derecho real, que entre las partes se perfecciona y conserva validez en tanto
subsista la obl i gación garant izada, sin perjuicio de que, perdido el privilegio
del ejecutante, otros acreedores que tengan registradas hipotecas sobre el mis-
mo i n mueble, aun con posterioridad a aquella cuya i nscri pción caducó, hagan
valer su derecho de preferencia sobre el precio obtenido en la subasta.

b) La ley 24.441 introd ujo al art. 598 CPN diversas modificaciones que
si bien aparecen destinadas a simplificar al trámite de la ejecución hipotecaria
a partir del d ictado de la sentencia de remate entrañan, en importante med ida,
como se verá, u na ostensi ble incongruencia con normas no derogadas que rigen
dicha ejecución, al par que acuerdan al ejecutante facultades suscepti bles de
afectar derechos de terceros y de otros eventuales acreedores.
De acuerdo con el mencionado art. 598 en su act ual versión, d ictada l a
sentencia de remate el juez debe ordenar la verificación del estado físico y de
ocupación del i n mueble, y designar a tal fin al escribano propuesto por el acree-
dor. Si de tal diligencia resulta que el inmueble se encuentra ocupado, debe in-
timarse su desocupación en el plazo de diez días bajo aperci bi miento de lanza-
m ien to, y no verificada aquélla en ese pl azo, con intervención del referido
notario y auxilio de la fuerza pública debe procederse (salvo que se acredite la
existencia de contratos de locación con fecha cierta anterior a la constitución
EJ ECUCIÓN HIPOTECARIA 755

del gravamen) al desahucio y ent rega de tenencia a l acreedor hasta la aproba-


ción del remate (inc. 1º).
El acreedor está facultado no sólo para solici tar directamente al Registro
de la Propiedad u n i nforme sobre el estado y gravámenes que afecten al i n mue-
ble hipotecado, con i ndicación del i mporte de los crédi tos, sus t i t u lares y domi-
cilios, si no también para req ueri r la l iquidación de las deudas existentes en con-
cepto de expensas de la propiedad horizontal, bajo apercibi miento que de no
contarse con esas l iq uidaciones en el plazo de d iez d ías hábi les desde l a recep-
ción del pedido, puede subastarse el bien como si estuviera l ibre de deudas, sin
que los reclamos que pud ieren art icu larse sean aptos para afectar el trámite de
la subasta (i ncs. 2º y 3°).
La venta, conforme a lo prescri pto en el actual i nc. 4º del art. 598, queda
perfeccionada u na vez pagado el precio estipu lado y real i zada l a t rad ición a fa-
vor del comprador, pudiendo el pago reali zarse directamente al acreedor qu ien
debe depositar judicial mente el remanente (es decir el event ual importe que ex-
ceda el monto de lo que corresponde perci bir al ejecutante y demás acreedores
de acuerdo con las liquidaciones practicadas, de modo que viene a erigirse al
primero en u na suerte de distribuidor extrajudicial y supuestamente ecuán i me
de fondos que no le pertenecen). Asi mismo, de acuerdo con el mismo inciso, en
el caso de que el acreedor ostente la tenencia del i n mueble subastado, puede
transmiti rla directamente al comprador, pero en el supuesto contrario y no ha-
biendo mediado la desposesión a que alude el i nc. 1º, debe ser entregado con i n-
tervención del juez. En cuanto a la escritu ra de protocolización de las actuacio-
nes la norma examinada reitera, innecesariameúte, 1'a contenida en el art. 587
CPN ( supra, nº 431 , jl).
Agrega el nuevo art. 598 CPN, inc. 5°, que ni el deudor n i el tercer posee-
dor pueden interponer incidente ni recurso alguno, salvo las defensas del art. 64
en la oportunidad del art. 54 (de la ley 24.441 ), sin perju icio de que el deudor
pueda ejercitar, en juicio sumarísimo posterior, los derechos que tenga que re-
clamar al acreedor, y que si existiera peligro de desprotección de alguno de los
interesados debe notificarse al defensor oficial para que asuma el control del
proceso de ejecución de la garantía.
Au nq ue el plazo del art. 54 pareciera ser el de cinco d ías correspondiente
al traslado que el juez debe conferir del pedido del acreedor en el sentido de que
se ordene verificar el estado físico y de ocupación del inmueble hi potecado, la
propia índole de l as defensas enumeradas en el art. 64 (inexistencia de mora,
falta de i nti mación de pago, ausencia de pacto sobre la vía elegida y existencia
de vicios graves en la pu bl icidad) carecen de toda posi bil idad de oponerse en el
plazo previ sto en el mencionado art. 54, ya que las tres pri meras obstarían,
como excepciones procedentes, al pron u nciam iento de la sentencia, y la úl ti ma
EJ ECUCIÓN HIPOTECARIA 756

-que debe hacerse valer por vía de i ncidente- conduce a la d isposición de


una n ueva pu bl icidad.
Prescri be asimismo el art. 598, i nc. 6º CPN, que una vez realizada la su-
basta y cancel ado el crédi to ejecutado, el deudor puede i mpugnar por vía judi-
cial la liquidación practicada por el acreedor y el incumplimiento de los recau-
dos establecidos en d icha norma por parte del ejecu tante, añadiendo que en
todos los casos el segundo debe i ndem ni zar los pe1juicios ocasionados, sin per-
juicio de las sanciones penales y admin istrativas de que se haga pasi ble.
Pero 1rnís allá de que no resulta coherente la impugnación de la liquida-
ción u na vez cancelado el crédito, parece claro que, en el ámbito civil, la causa
de la pretensión resarci toria que la misma norma contempla se halla constit u i-
da, precisamente, por los hechos configurativos del i ncu mpli miento, por parte
del acreedor, de los recaudos previstos en el art. 598 CPN.
Dispone, por úl timo, el art. 598, i nc. 7° CPN, que en la ejecución hipote-
caria no procede la compra en comisión ni la i ndi sponibilidad de los fondos de
la subasta, lo cual excluye, en dicho proceso, la aplicación de los arts. 571 y 582
de aquel ordenamiento.

437. EJECUCIÓN CONTRA EL TERCER POSEEDOR

a) Dice el art. 3162 CPN que "si el deudor enajena, sea por título oneroso
o lucrativo, el todo o una parte de la cosa o una desmembración de ella, que por sí
sea susceptible de hipoteca, el acreedor podrá perseguirla en poder del adquiren-
te, y pedir su ejecución y venta como podría hacerlo contra el deudor".
La aplicación de esta norma supone que el i n mue ble ha salido del patri-
mon io del deudor med iante la correspond iente escritu ra públ ica, tradición e
inscripción en el Registro de la Propiedad. En consecuencia, sólo revi ste el ca-
rácter de tercer poseedor contra quien puede dirigirse la ejecución, el propieta-
rio del in m ueble hi potecario, no siéndolo, por ejemplo, qu ien sólo tiene a su fa-
vor u na promesa de venta.

b) Para poder lle\'ar a cabo la ejecución contra el tercer poseedor cons-


tit uye requ isito previo, según el art. 3163 Cód. Civ., que el acreedor i nti me al
deudor el pago del capital y de los intereses exigibles, en el plazo de tercero día.
No verificado el pago por el deudor, cualqu iera que fuese la excusa que alegare,
puede recurrirse al tercer poseedor, exigiéndole el pago de la deuda o el abandono
del inmueble hipotecado. Si el tercer poseedor rehúsa pagar la deuda hipotecaria y
abandonar el inmueble, el acreedor no tiene otro derecho que perseguir la venta del
inmueble (Cód. Civ., an. 3165). Pero aquél es admitido a excepcionar la ejecución
EJECUCIÓN PRENDARIA 75
7
del inmueble alegando la no existencia, o la extinción del derecho hipotecario,
como la nul idad de la toma de razón o la inexigi bilidad de la deuda (Cód. Civ.,
art. 3166), y la ju risprudencia tiene decid ido que, aparte de tales excepciones,
el tercer poseedor se halla habilitado para oponer al progreso de la ejecución to-
das las previstas en las leyes procesales con respecto a la ejecución hipotecaria,
particularmente las que tienden a denunciar la inexistencia de los requisitos ex-
trínsecos de la pretensión ejecutiva (incompetencia, falta de personería, litispen-
dencia y cosa juzgada) y la invalidez del proceso (nulidad de la ejecución).
La jurisprudencia, asi mismo, ha resuelto que a los efectos de pl antear las
excepciones es innecesario que el tercer poseedor sea citado de remate, pues re-
sulta suficiente la que se efect úa respecto del deudor de la obl igación, y que la
oportunidad con que aquél cuenta para excepcionarse es la que le brinda la i n-
timación cumplida en los térmi nos del Cód. Civ., art. 3166.

c) El CPN prevé expresamente el caso del tercer poseedor y, en conso-


nancia con los mencionados preceptos del Cód. Civ. prescri be: "Si del informe
o de la denuncia a que se refiere el artículo anterior (aunque tal denunci a no se
halla prevista en el actual art. 598 CPN) resultare que el deudor transfirió el in-
mueble hipotecado, dictada la sentencia de remate contra aquél , se intimará al
tercer poseedor para que dentro del plazo de cinco días pague la deuda o haga
abandono del i n m ueble, bajo apercibi miento de que la ejecución se seguirá
también contra él. En este último supuesto, se observarán l as reglas estableci-
das en los arts. 3165 y siguientes del Cód. Civ." (CPN, art. 599).

§ 111
1 14
EJ ECUC IÓN PREN DARIA

438. CONCEPTO Y CARACTERES

a) El decreto-ley 15.348, del 28 de mayo de 1946, ratificado por la ley


12.962, no sólo reglamenta los requisitos y efectos del derecho real y del con-
trato de prenda con regist ro, sino que además contempl a u na ejecución especial
destinada al cobro de los créditos prendarios (arts. 26 y sigs.). Prevé, asimismo,

1 14 ALSINA, Tratado, V. pág. 383: C:\MARA, Prenda con registro o hipoteca mobiliaria:
CUll,IBO, Código. I V. pág. 323: FALCÓN. Código. JJ L pág. 832; MüRELLO, Manual. pág. l;
Jwcws s11111arios. 11. pág. 424: MORELLO-PASSI L\ NZA-SOSA-8ERIZONCE. Códigos. Yl-2. pag.
1081 : PAI.AClO. Derecho procesal civil, V II. pág. 713: PODETTI. Tratado de las ejecuciones.
YII-8. pág. 1 89.
EJECUCIÓN PRENDARIA 75
u na ejecución ext rajud icial o pri vada para l os casos en que el acreedor sea el 8
Estado o u na i nst i tución bancaria o financiera (art. 39).

b) La ejecución prendaria d ifiere, en diversos aspectos, del ju icio ejecu-


t i vo comú n. El los, fundamentalmente, son l os sigu ientes: 1 º) La i nti mación de
pago no constitu ye di l igencia esenci al; 2º) El nú mero de excepciones admisi-
bles es más red ucido; 3º) No cabe, como regla, la apert u ra de u n período proba-
torio; 4º) En l a sentenci a q ue manda l levar adela n te l a ejecución se ordena
también la venta de los bienes prendados; 5º) Es mús breve el plazo para apel ar
de esa sentenci a, y el recu rso se acue rda en el efecto devol ut i vo au n que el
acreedor no otorgue fianza; 6º) El cumpl i miento de l a sentencia de venta se ha-
l la sujeto a trúmites más expedi ti,·os.

439. TÍTULO EJECUTIVO PRENDARIO Y CO'.\IPETEl\'.CIA

a) "El cert i ficado de prenda -d i spone el art. 26 de la ley- da acción


ejecuti va para cobrar el crédito, intereses, gastos y costas. La acción ejecut i va y
la venta de los bienes se tramitarán por procedi miento sumarísi mo, verbal y ac-
tuado. No se requiere protesto previo n i reconoci m iento de l a fi rma del certifi-
cado n i de las con venciones anexas".
No obstante lo dispuesto por esta norma, la ejecución prendaria es, en l a
práctica, u n proced imiento escrito. La forma verbal y actuad a no se conci l ia
con la costu m bre jud ic ial v i gen te, y tam poco resu lt aría conven ien te como
modo de obtener mayor celeridad en el proceso, pues por el contrario, como ob-
serva PODETTI, ella recargaría i n úti l mente el trabajo de los empleados judicia-
les, a quienes se obligaría, en desmed ro de otras tareas, a transcri bir las exposi-
ciones verbales de las partes.
La norma transcri pta excl u ye, asi mismo, la necesidad del protesto o la ci-
tación del deudor para el reconoci m i ento de la firma, pues el hecho de l a i ns-
cripción del contrato en el Regi stro de la ley 12.962 ( arts. 1 7 y sigs.), le acuerda
a aquél el carácter de instrumento pú bl ico.

b) Tiene competencia para conocer en el ju icio el juez de comercio del


lugar convenido para el pago del créd ito, o del lugar en que. según el contrato,
se encontraban o se encuentran situados l os bienes o del l ugar del dom ici l io del
deudor, a opción del ejecutante (art. 28).
El art. 33 de la ley dispone que ''en caso de muerte, incapacidad, ausencia
o concurso del deudor, la acción se iniciarú o continuará ante laju risdicción es-
tablecida en el art. 28, con l os respecti\'OS representantes legales. Si éstos no se
EJECUCIÓN PRENDARIA 75
presentaren en juicio después de ocho días de citados personal mente o por ed9ic-
tos, si no se conociera su existencia o domicil io, el trámi te se seguirá con inter-
vención del defensor de ausen tes". Pero si bien el ju icio sucesorio del deudor
no ejerce fuero de atracción sobre la ejecución prendaria, de acuerdo con lo
prescri pto en el art. J 32 de la ley 24.522 -que ha venido a derogar parcial men-
te a la d isposición citada-, la decl aración de qu iebra del deudor atrae al proce-
so u ni versal las ejecuciones prendarias promov idas contra aquél, hal lándose
previsto en los arts. 126 y 209 de dicha ley el t rámite a seguir en el caso.

440. PROCEDlMIENTO

a) "Present ad a l a demanda con el certificado, se despachará manda-


miento de embargo y ejecuci ón como en el ju i ci o ejecu t ivo; el embargo se
notificará al encargado del Regi stro y l as oficinas que perciban patentes o ejer-
citen control sobre los bienes prendados. La intimación de pago no es d i ligen-
cia esencial. En el m i smo decreto en que se d ictan l as medidas anteriores, se
citará de remate al deudor, notificándol e que si no opone excepción legítima en
el término de tres d ías perentorios, se llevará adelante la ejecución y se ordena-
rá la venta de la prenda" (art. 29).
Cuando el crédito prendari o se encuen t ra fraccionado en cuotas docu-
mentadas en pagarés, éstos, que deben hallarse inscriptos en el Regi stro (art. 1O
del decreto regl amen t ar io), integ ran el t ítulo ejecutivo prenda rio y d ebe n
acompañarse al deducirse la demanda. De lo contr.ario el título es inhábil.
En la providencia in icial de la ejecución el juez debe, además, ordenar el
secuestro de los bienes.

b) El art. 30 de l a ley establece que las ú n icas excepciones ad misibles


son las siguientes: l º) Incompetencia de ju ri sdicción; 2º) Fal ta de personería en
el demandante, en el demandado o en su representante; 3º) Ren u ncia del créd ito
o del privilegio prendario por parte del acreedor; 4º) Pago; 5º) Caducidad de la
inscripción; 6º) Nul idad del contrato de prenda.
Con anterioridad a l a sanción del CPN, la jurisprudencia había resuel to
que en la ejecución prendaria eran también adm isi bles ciertas excepciones que
hacen a la regu laridad del proceso y se vi nculan con la garantía de la defensa,
como las de l i t ispendenci a, cosa juzgada y nu l idad de la ejecución por viola-
ción de las formas sustanciales del procedimiento. El art. 600 ad mite expresa-
mente tales excepciones -a l as que la ley 22.434 agregó las de falsedad e i n ha-
bil idad de tít ulo y l a de pago parci al- y rem i te, en lo que res pecta a las de
carácter sustancial, a lo dispuesto por el arl. 30 de la ley.
EJECUCIÓN PRENDARIA 761

Las excepciones de incompetencia, falta de personería, l itispendencia,


falsedad e i nhabilidad de título, pago, cosa juzgada y nulidad de la ejecución,
equ ivalen, como es obvio, a las que con el mismo nombre se hal lan previstas
con respecto al ju icio ejecutivo. Corresponde, por lo tanto, remitirse a lo que
oportunamente se ha dicho acerca de ellas ( supra, nº 420).
La excepción contemplada en el i nc. 3º del art. 30 de la ley comprende en
pri mer lugar el caso de que el acreedor, mediante documento público o privado,
hace expresa remisión de la deuda o ren uncia al privilegio prendario. Asimis-
mo, la hi pótesis de que el acreedor haya solicitado la cancelación de la inscri p-
ción (art. 25 inc. b]) y la de que, notificado aquél de la consignación bancaria
efectuada por el deudor, man ifieste conform idad o no formule observaciones
dentro del plazo de IO d ías contados desde la notificación y la cancelación, por
lo tanto, haya sido hecha (art. 25, inc. el).
La prevista por el inc. 5º debe fundarse en la caducidad del privilegio del
acreedor prendario, que se opera en el plazo de cinco años contados desde que
la prenda se ha inscripto (art. 23).
La excepción de nulidad es admisible cuando media la violación de los
requ isitos esenciales a los que se halla supeditada la val idez del contrato pren-
dario y su inscripción y debe surgir de las propias constanci as del contrato,
siendo por lo tanto inad misible cuando en apoyo de ella se invocan circunstan-
cias ajenas a él, corno puede ser, por ejemplo, el abuso de l a firma en blanco. La
excepción procede, en cambio, si la prenda ha sido constituida a favor de u na
persona distinta de aquélla con quien se celebró la operación garantizada; si en
la ejecución promovida por el endosatario se acredi ta que el endoso no fue ins-
cripto en el Registro, como lo exige el art. 24 de la ley, etcétera.
El art. 30 dispone, en su párr. 2º, que las excepciones de incompetencia,
caducidad de la inscripción y nu lidad del contrato (incs. 1º, 5º y 6º), deberán re-
sultar del contrato mismo; la de falta de personería (inc. 2°), de las constancias
de autos; y las de renu ncia del crédito o del privilegio (inc. 3º) y de pago (inc.
4º), de docu mentos emanados del acreedor y presentados con el escrito en el
que se oponen excepciones.
e) La ley se limita a decir (art. 30, párr. 3º), que "el juez resol verá sobre
las excepciones dentro del término de tres días, haciendo lugar a ellas y recha-
zando la ejecución o desest i mándolas y mandando llevar adelante la ejecución,
ordenando la venta de los bienes en la forma establecida en el art. 29". Pese a la
aparente estrictez del procedi miento previsto por la norma transcri pta, PoDETTI
señala, con razón, que corresponde oir previamente al acreedor, confiriéndole
traslado de las excepciones opuestas por el demandado, y que en ciertos su-
puestos será necesario, si no precisamente un período de prueba o u n plazo para
producirla, la real ización de algunos trámites para traerla al expediente o darle
EJECUCIÓN PRENDARIA 761

autenticidad. Tal l o que ocurre, por ejemplo, cuando el acreedor no reconoce


los imtru mentos acompañados por el deudor al oponer la excepción de pago.
d) La sentencia "será apelable dentro del térmi no de dos días en relación
y al solo efecto devolutivo" (art. 30, infine ).
Esta disposición debe entenderse en el sentido de que el recu rso no pro-
cede en el caso de que no se hayan opuesto excepciones, pues la regla estable-
cida con respecto al juicio ejecutivo es aplicable en la ejecución prendaria.
e) A diferencia de lo que ocurre en el juicio ejecutivo, en la misma senten-
cia que dispone llevar adelante la ejecución prendaria el juez debe ordenar la venta
de los bienes. En cuanto a la forma de realizarse la venta, dispone el art. 31 ; que '·ta
subasta de los bienes se anu nciará con d iez días de anticipación mediante edicto
que se publicará tres veces. Cuando en el contrato no se haya convenido que el
acreedor tiene la facultad de proponer a la persona que realizará la subasta, el
juez designará para esto a u n rematador. Para la designación se preferirá a los
que estén domiciliados en el lugar donde se realizará la subasta o en las cerca-
n ías. La base de la venta será el i mporte del créd ito garantizado con la prenda".
f) Pese a la índole sumaria de este juicio, el deudor tiene derecho a exi-
gir fianza al ejecutante a los efectos del eventual juicio de repetición.

441. EJECUCIÓN DIRECTA O PRIVADA

a) "Cuando el acreedor sea el Estado, sus tepatticiones autárquicas, u n


banco, una entidad financiera autorizada por el Banco Central de l a República
Argenti na o u na institución bancaria o financiera de carácter internacional, sin
que tales instituciones deban obtener autorización previa alguna ni establecer
domicil io en el país -dice el art. 39 de la ley 12.962 (modificado por el decre-
to-ley 6810/63 y según texto ordenado por el decreto 897/95)- ante la presen-
tación del certificado prendario. e I juez ordenará el secuestro de los bienes y su
entrega al acreedor, sin que el deudor pueda promover recurso algu no. El acree-
dor procederá a l a venta de l os objetos prendados en la forma prescri pta por el
art. 585 del Código de Comercio, sin petjuicio de que el deudor pueda ejercitar,
en juicio ord inario, los derechos que tenga que reclamar al acreedor. El trámite
de la venta extrajud icial preceptuado en este artícu lo no se suspenderá por em-
bargo de los bienes n i por concurso, incapacidad o muerte del deudor".
b) La disposición transcri pta acuerda a las i nstituciones que menciona
un privilegio similar al institu ido a favor del Banco Hipotecario Nacional, con-
sistente en la posibil idad de proceder a la ejecución de los objetos prendados
EJECUCIÓN PRENDARIA 761
762 EJECUCIONES ESPECIALES

con presci ndencia de los trámites judiciales que se han analizado, pues la inter-
vención de los jueces se limita a.facilitar, mediante la perti nente orden de se-
cuest ro. l a ve n ta de d ich os bienes. Pero las ent idades favorecidas por este
privi legio pueden renu nciar a él y optar por el proced imiento judicial.

442. OTRAS SITUACIONES

a) "En l a misma ejecución prendari a --expresa el art. 37- se harán l os


trámites tend ientes a cobrar el saldo de la obligación no satisfecho con el precio
de la cosa prendada". Sin embargo, esta norma debe entenderse en el sentido de
que si bien a los efectos del cobro del saldo son aprovechables para el acreedor
los trámi tes ya cumpl idos, la event ual realizaci ón de bienes no prendados debe
ajustarse a los proced i mientos previstos con respecto al ju icio ejecuti vo comú n.
b) Con el objeto de evitar posibles abusos de parte del acreedor prenda-
rio, el art. 36 establece que "es nula toda convención establecida en el contrato
prendario que permita al acreedor apropiarse de la cosa prendada fuera del re-
mate judicial o que i mp011e la ren uncia del deudor a l os trámites de l a ejecución
en caso de falta de pago, salvo lo dispuesto en el art. 39".
e) En este juicio "no se ad mi tirá n tercerías de dom i n io n i de mejor dere-
cho", "sal vo la del propietario de los objetos prendados en el momento de la
constitución, la del comprador de buena fe del art. 41 y del acreedor privilegia-
do del art. 42 (que es el correspond iente al acreedor por alquileres de predios
rústicos o urbanos), qu ienes deberán otorgar u na caución bastante para que se
suspenda el ju icio o l a entrega de los fondos'' (art. 38). Debe aclararse, sin em-
ba rgo, que según al gu nos autores (ALSINA, ZAVALA RODR ÍGUEZ) l a tercería acor-
dada al com prad or de buena fe ha q uedado supri mida con motivo de la reforma
i m presa al art. 21 del decreto 1 5.348/56 por l a ley l 2.962, en vi rt ud de la cual
el acreedor prendario t iene derecho a ejercer la pretensión rei persecutoria con-
tra aq uél. Pero l a ju ri sprudencia, con acierto, se ha i ncl i nado general mente en
sentido cont rario. resol vie ndo que la tercería procede cuando el adqui rente so-
l icitó y obtuvo del regi stro correspondiente el certificado de l ibre de prenda o
resul tó comprador del bien en subasta jud icial.
d ) Dispone, final mente, el art. 43 de la ley que "en el caso de venta de los
bienes afectados, sea por mutuo convenio o ejecución jud icial, su prod ucto será
liqu i dado en el orden y con las preferencias siguientes: l º) Pago de los gastos
de justicia y conservación de los bie nes prendados, i ncl uso sueldos y salarios
de acuerdo con el Código civil. Inclúyese en los gastos de conservación el pre-
cio de locación necesario para la prod ucción y manten i m iento del objeto pren-
EJECUCIÓN COMERCIAL 763

dado durante l a \'i gencia de l a prenda; 2º) Pago de l os i m puestos fiscales que
gravan l os bienes dados en prenda; 3º) Pago del arrendamiento del predio si el
deudor no fuera propietario del m ismo, en los térm i nos del a11. 42. Si el arren-
damiento se h u biera est i pu l ado en especie, el locador tend rá derecho a que le
sea ent regado en esa forma: 4º) Pago del capital e i ntereses adeudados del prés-
tamo garant izado; 5º) Pago ele l os sal arios. suel dos y gastos de recol ección, t ri -
lla y desgranado q ue se ade uden con an teri oridad al contrato, siempre q ue el
Cód igo ci vi l le reconozca privi legio".

443. PRENDA Cl \'J L

a) A d i ferencia de la prenda comercial , en l a que frente a l a falta de pago


la ley autori za al acreedor a proceder a la venta de los bienes prendados. pres-
cindiendo del trámi te jud icial (Cód. Com., art. 585), del texto del art. 3224 del
Cód. Civ. se in fiere que el acreedor prendario sólo puede obtener el remate de
las cosas afectadas a la garantía dentro del trámite de la ejecución promov ida
contra el deudor.
b) Con respecto a la prenda civil d i spone el art. 601 CPN que en la res-
pectiva ejecución sólo son oponibles las excepciones que se mencionan en el
art. 597, pri mer púrrafo, es decir las de incom petencia, falta de personería, lit is-
pendencia, fal sedad e i nhabil idad de títu lo, cosa juzgada, n ulidad de l a ejecu-
ción, prescri pción, pago total o parcial , qu i ta. cspe_ra y remisión.
Agrega el mi smo artícu lo que, en lo pert inente, son apl icables a la ejecu-
ción de la prenda civi l las disposiciones que rigen la ejecución hipotecaria y l a
ejecución de prenda con registro, que fueron examinadas anteriormente.

§ IV

1 15
EJECUCICJ N COMERC/1\ L

444. PROCEDENCIA

El CPN regula l a denomi nada ejecución comercial en los ai1s. 602 y 603,
normas éstas que contem pl an el proced i m iento a seguir en determi nados casos

I I :\ PA!.ACIO. Dr.:rec/w procesa/ civil. V I l. pág. 752: PODETTI. Trntodo de /us cjec11cio11es.
Vll-B. pág. 237.
que con anterioridad a la promulgación de dicho ordenamiento estaban previs-
tos en la ley 50 (art. 308).
Dispone el pri mero de esos preceptos que procede l a ejecución comercial
para el cobro de: 1º) Fletes de los transportes marítimos, terrestres y aéreos
acred itados con l a póliza de fletamento o conoci miento o carta de porte o docu-
mento análogo en su original, y en su caso, el reci bo de las mercaderías, a cuyo
fin corresponde atenerse a lo dispuesto en los arts. 589 y 590 de la ley 20.094,
167 del Cód. Com. y 1 19 del Cód. Aeronáutico; 2º) Créd i to por las vi tuallas su-
min istradas para la provisión de los buques (o sea el emergente de la venta de
las cosas destinadas a la al imentación de los tripulantes del buque y de las per-
sonas que éste transporta a raíz de u n contrato de pasaje), justificado con las
respecti vas facturas valoradas, aprobadas por el capitán, consignatario o carga-
dor por cuya orden las haya entregado el acreedor.

445. PROCEDIMI ENTO

a) En las ejecuciones comerciales debe observarse el procedi miento es-


tablecido para el ju icio ejecutivo, con la variante que resu l ta de lo dispuesto en
el art. 596, inc. 2º.

b) En materi a de excepciones, sólo son admisibles las de incompeten-


cia, falta de personería, l iti spendencia, falsedad e i nhabi lidad de títu lo, cosa
juzgada, nulidad de la ejecución, prescri pción, pago, quita, espera y remisión.
Las cuatro úl ti mas sólo pueden probarse por instrumentos pú bl icos o pri vados
o actuaciones judiciales, que deben presentarse en sus originales, o testi monia-
das (CPN, art 603).

§ V
116
EJ ECUClÓ N FI SCAL

446. CONCEPTO

a) El CPN denomi na "fiscal" a la ejecución especial que tiene por obje-


to el cobro de los impuestos. patentes,tasas, retribuciones de servicios o mejo-

1 1 6 ALSINA. Tratado, Y. pág. 41 3; CALML\NDRE!, El proccdimien/o 1110/l Ítorio; CARAV ANTES,


EJECUCIÓN FISCAL 765

ras, multas adeudadas a la admin istración pública, aportes y contribuciones al


sistema nacional de previsión social y en general todo crédito adeudado a re-
particiones públ icas nacionales a los cuales la ley les otorgue fuerza ejecuti va
(CPN, att. 604, párr. l º).

b) Con anterioridad a la sanción del CPN, el cobro de esos créditos tra-


mitaba por el llamado "procedimiento de apremio" el cual tuvo origen en el
proceso monitorio medieval y fue adoptado, aunque con modificaciones que lo
apartaban de su pri mitiva configuración, por las leyes españolas que sirvieron
de antecedente a las leyes procesales argentinas. Entre éstas figuraba la ley 50
de procedi miento ante los tri bu nales federales, ordenamiento que sobre la base
de las disposiciones contenidas en la ley de enjuiciamiento mercantil española
de 1830 reglamentó, junto al proceso ejecutivo común, un juicio de apremio
destinado al cobro de ciertos créditos emergentes de relaciones maríti mas (al-
gunos de los cuales figuran en el art. 602 CPN, relativo a la ejecución comer-
cial), as í como a l a ejecuc ión de l as sen tencias de l os t ri bu nales o de l as
arbitrales que hubiesen pasado en autoridad de cosa juzgada y de los laudos
de los amigables componedores que fuesen ejecutables, siempre que la eje-
cución se iniciara dentro de los t res meses de haber adquirido la sentencia o lau-
do fuerza ejecutiva (arts. 308 y 309).

c) Asi mismo, nu merosas leyes nacionales d ispon ían que los créditos
en ellas contempl ados (especial mente los derivados de impuestos y multas),
debían percibirse judicial mente por la vía del ju icio de apremio, remitiendo,
algunas, en cuanto al procedi miento apl icable, a l as normas de la ley 50. En
la actual idad, en cambi o, env ían al t ipo de ejecución reglamentad o en los
arts. 604 y 605 CPN (v.gr. leyes 1 1.683 f t.o. en 19781 lD.G.I.]; 19.782 lMu-
nici pal i dad de la Ciud ad de Buenos Aires]; 20.324 [Obras Sanitarias de l a
Nación]).
d) En cuanto a la forma del títu lo y a su fuerza ejecutiva, el art. 604, párr.
2º CPN rem i te a l o que en cada caso determi ne la legislación fiscal.

Tratado, 1, pág. 161:(OLO IRO, Código. [V, p,íg. 359: MüRELLO, Manual, 111. pág. 81 : Juicios
sumarios, l. pág. 41 1 : PALACIO. Derecho pmc{'sa / cil'il, VIL pág. 757: PODETTI. !ratado de
las ejernciones. Yll-B. pág. 21 3: SARTORIO, La Ley 50, p:1g. 697; \VJTTH.\US, U _¡1ucw de
apremio, Buenos Aires, 1966.
447. PROCEDIMIENTO

a) Di spone el art. 605, párr. l º CPN que "la ejecución fiscal tramitará
conforme a las reglas que estableciere la ley que específicamente regula la ma-
teria i mposi t iva u ot ro tít u lo al que también por ley se haya atribuido fuerza eje-
cutiva".
Mientras que algunas leyes tributarias y previsionales remiten, sin más, al
trámite de la ejecución fiscal reglamentado por el CPN --que es el establecido en
el art. 596 de ese ordenamiento con respecto a todas l as ejecuciones especiales-,
ot ras, si n perjuicio de hacer i gual rem isión, i ntroducen ciertas modificaciones
que, sin embargo, no afectan la est ructura básica del proceso anal i zado.

b) El art. 605 CPN agrega, en su segundo párrafo, que "a falta de tales
d i sposiciones o en lo que el l as no previeren procederán las excepciones autori-
zadas en los i ncs. 1 º, 2º, 3º, y 9º del art. 544 y en el art. 545 (vale decir las de i n-
competencia. falta de personería, 1it ispendencia, cosa juzgada y nulidad de
ejecución) y las de fal sedad material o inhabil idad extrínseca del título, falta
de legi t i mación para obrar pasi va en el ejecu tado, pago total o parcial, espera y
prescri pción''. Agrega el párrafo final de dicha norma que "las excepciones de
pago y espera sólo pod rán probarse con documentos".
Este precepto, como se ad vierte, contempla dos situaciones: que la ley
es- pecífica no contenga u na enumeración de excepciones, o que, con
teniendo talenumeración, ésta no incl u ya l a total idad de las previstas en ella.
Frente a la pri mera situación, es claro que son admisi bles todas las
excep- ciones que contempla el art. 605. Cuando concurre l a segund a
situación, en cambio, corresponde formul ar u na disti nción fundada en la
naturaleza de las excepciones.
Si se trata de aquellas que, como las de incompetencia, falta de persone-
ría, l itispendencia, cosajuzgada, n ul idad de la ejecución, falsedad e inhabi l
idad de título y falta de legi ti mación procesal del ejecutado, se hallan
referidas a laaptitud del tít u lo ejecuti vo y a la regu l aridad del proceso,
deben reputarse admi- sibl es aun cuando la ley específica no las prevea e i
ncl uso las prohíba. Si se tra-ta, en cambio, de aquel l as excepciones que
hacen a l a subsistencia o exigibi l i-dad act ual del créd i to, debe pri var,
por razones de prelaci ón normativa, l o d ispuesto en la ley específica. §
VI

PROCESO DE CONOCIM I ENTO POST ERIO R


A LA EJ ECUC IÓN 1 1 7
448. GENERALIDADES

a) Las sentencias dictadas en los procesos de ejecución no prod ucen,


como principio, efectos de cosa juzgada en sentido material, sino meramente
formal ( supra , nº 407). El l o obedece tanto a la prohibición legal de discutir, en
aquéllos, la legitim idad de la causa de la obligación, como a la estrictez con que
las leyes procesales regu lan los medios probatorios destinados a acreditar las
defensas que puede oponer el deudor al progreso de la ejecución. En la misma
situación puede encontrarse el acreedor si, v.gr., la ejecución es rechazada por
carecer el título presentado de alguno de los requ isitos de los cuales depende su
fuerza ejecutiva y la deficiencia es insusceptible de ser subsanada por conducto
de u na medida preparatoria.
De allí que como arbitrio tendiente a neutrali zar tales restricciones y de
acordar a las partes la posi bi l idad de con trovertir con toda amplit ud las cuestio-
nes excl u idas del conoci m iento jud ici al en la ejecución, el art. 553, párr. l º
CPN establece que "cualquiera fuere la sentencia que recaiga en el ju icio ejecu-
tivo, el ejecutante o el ejecutado pod rá promover el ordinario u na vez cumpli-
das las condenas impuestas en aquélla". Corresponde señalar, sin embargo, que
la expresión "juicio ordinario", contenida en esa nm:.ma, debe entenderse como
equivalente a "proceso de conoci miento", pues a la eventual pretensión del eje-
cutante o del ejecutado puede corresponder el trámite del proceso sumario o su-
marísi mo de conformidad con el valor que en él se cuestione (CPN, arts. 320,
inc. lº y 321, inc. ]º).

b) Al t ratar el ju ici o ejecut ivo se recordó que según el art. 591 CPN
aprobada la liqu idación en dicho juicio, se hará el pago de su i m porte, prestan-
d o.fianza el ejecutante, si el ejecutado lo pidiere, a las resultas del juicio de co-
noci miento que puede promover el último. Esta fianza, que debe ser apreciada
por el juez (normas citadas y sus remisiones), y cuyo objeto consiste en garan-

l !7 ACUÑA ANZORENA, Juicio ejeculim y cosa ju::,gada. en J.A .. 65-762; ALSINA. Tmtudo.
V, pág. 372: COLOMBO, Código, IV, pág. 191 : FERN,\ NDEZ. Juicio ordinario posterior uf
ejerntivo. en J.A., 53-185: GONZi\LEZ. Atilio C., "El allan.1micnto a la pretensión ejecu tiva Y
jujcio posterior", en Estudios de derecho procesal. ed. Ad-Hoc. pág. 91 : JornL Mu;uwl. -L
pag. 69: MORELLO. M anual. III. pág. 87: PALACIO. Derecho procesal ch·if . V i l. pag. 773:
PODETTI. Tratado de !as l'.iecuciones. VII-A, pág. 41 5.
768 EJECUCIONES ESPECJ ALES

tizar la eventual restitución de J o percibido por el acreedor en el juicio ejecuti-


vo, debe cubrir el i mporte total de la liqu idación all í practicada, inclusive los
honorarios a cargo del ejecutado, aun cuando estos últimos hubiesen siclo per-
cibidos directamente por el profesional actuante.

c) También se recordó que, de acuerdo con lo dispuesto por el mismo


art. 59 i,dicha fianza queda ipso iure cancelada si, dentro de quince días conta-
dos desde que aquélla se constitu yó, el deudor no promueve el juicio. El trans-
curso de dicho plazo trae aparejada la caducidad de la fianza pero no afecta el
derecho del deudor para promover el proceso de conocimiento, el cual puede
ser ejercicio dentro del correspondiente plazo de prescri pción, que es de diez
años (Cód. Civ., art. 4023).

d) Por razones de conexidad es competente para conocer del proceso


posterior al ejecutivo, el mismo juez que intervi no en el ú l ti mo (CPN, art. 6º,
inc. 6º).

449. ALCANCE

a) Acerca de esta cuestión exi stían, con anterioridad a la sanción del


CPN, dos tendencias doctri narias. Una consideraba que el ju icio de conoci-
miento posterior se hallaba reservado exclusivamente para aquellos supuestos
en que el ejecutado, como consecuencia de las restricciones procesales que son
propias del juicio ejecutivo, se hubiese visto i mposi bilitado para invocar las de-
.fensas que tuviese contra la pretensión del acreedor, o para probarlas con la ne-
cesaria ampl i tud (JoFR É, FER NÁNDEZ, ACU ÑA ANZORENA, etc.). Otra, por el
contrario, entendía que el juicio posterior debía prosperar siempre que el ejecu-
tado probase la i nex istencia de la obligación que resultare presuntivamente del
título que sirvió de base a la ejecución, sea porque las excepciones no eran ad-
misi bles en el ju icio ejecuti vo, o porque opuestas, no logró probarl as o porque
no quiso oponerlas para hacerlas valer en eljuicio de conocimiento. Esta últi ma
tendencia fue defendida por ALSINA, qu ien se fundaba, esencial mente, en el ca-
rácter no declarativo de l a sentencia de remate, cuyo efecto es meramente pro-
cesal y no decide respecto de la relación jurídica sustancial.

b) El pri mero de los mencionados criterios es el que cuadra considerar


correcto. Si bien es exacta l a concl usión de ALSINA acerca de la índole de la sen-
tencia de remate, no se advierte, sin embargo, cuál puede ser el sentido jurídico
val ioso de reed i tar en el proceso de conocimiento aquellas defensas que han
PROCESO DE CONOCI MIENTO POSTERIOR A LA EJ ECUCIÓN 769

sido objeto de alegación y de prueba idónea en el juicio ejecutivo. Sin men gua
de u n elemental pri ncipio de economía procesal , resu lta inadmisi ble, como 'ie-
ñala COLOMBO, la existencia de dos ju icios contrad ictorios plenos sobre u na
misma cuestión. Tampoco resulta concil iable con la seguridad jurídica l a posi-
bilidad de supeditar el proceso de conoci miento a la volu ntad del deudor om iso
o negligente.

c) La jurisprudencia, en general, se i ncl inaba también hacia la pri mera


de las tendencias expuestas. Se decidió, en ese orden de ideas, que el doble jui -
cio (ejecutivo y de conoci miento) es admisible cuando se trata de garanti zar el
derecho de las partes que, por la naturaleza del ejecutivo, se vio restringido en
razón de limitaciones o prohi biciones procesales que pudieron afectar l a ampli-
tud de la defensa y ele la prueba; y que cuando ello no ocurre, por consigu iente,
lo decidido en el juicio ejecutivo hace cosa juzgada y no puede reeditarse en el
juicio posterior.

d) El CPN se ha orientado también en el mismo sent ido. El art. 553 es-


tablece, en efecto, que pod rá hacerse valer en el proceso ordinario (de conoci-
miento) toda defensa o excepción que no fuese admisible en el juicio ejecu t ivo
(v.gr., las relativas a la legi ti midad o ex istencia de la causa de la obl i gación ),
pero agrega que no corresponde el nuevo proceso para el ejecutado que no opu-
so excepci ones, respecto de las que legal mente pudo deduci r, n i para el ejecu-
tante, en cuanto a las que se allanó, y que no procede discutir n uevamente las
cuestiones de hecho debatidas y resueltas en el ju icio-ejecuti vo, cuya defensa o
prueba no tu viere l imitaciones establecidas por la ley, ni las interpretaciones le-
gales formuladas en la sentencia, n i la val idez o n u l idad del procedi m iento de la
ejecución.

e) También es admisi ble el proceso de conocimiento posterior a la sen-


tenci a d i ctada en el procedi miento de ejecución de sentencia. En tal hi pótesi s
juegan también las l imitaciones prescriptas en el art. 553, con la variante de que
en el respecti vo proceso no cabe el pl anteam iento de n ingu na defensa rel acio-
nada con la exi stencia o legit im idad del crédito reconocido por la sentenci a que
fue objeto de la ejecución, pues a ello se opone l a autoridad de cosa juzgada ele
que aquélla goza.

f) Fi nalmente, cabe señalar que la ley 22.434 introdujo al texto del art.
553 dos párrafos. ·
El pri mero dice que "la falta ele cumpl imiento ele las condenas i mpuestas
podrá ser opuesta como excepción de previo y especial pronunciamiento". Esta
PROCESO DE CONOCI MIENTO POSTERIOR A LA EJ ECUCIÓN 770

770 EJ ECUCIONES ESPECI ALES

norma, que reconoce como antecedente la disposición contenida en el deroga- do art. 173, i nc. 6º
del códi go de Mendoza, guarda estricta coherencia con el pátTafo i nicial del art. 553 CPN, que
eleva a la categoría de requisito de admi- sibil idad de la pretensión de conoci miento ulterior al
juicio ejecutivo, el cum- pli miento de las condenas i mpuestas en éste al ejecutante o al ejecutado (o
sea, respectivamente, el pago de las costas o el de la liqu idación de capital, intereses y costas
aprobada en l a ejecución).
Corresponde empero reparar en la circu nstancia de que l a excepción de que se trata no puede
oponerse como de previo y especial pronu nciam iento si el proceso trami ta de conformidad con las
reglas del juicio sumarísi mo (art. 498,i nc. 1 º).
El segundo de l os referidos párrafos prescri be, final mente, que el "'ju icio ordinario promovido
mientras se sustancia el ejecutivo no prod uce l a parali za-ción de este últi mo".

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