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Malformaciones de la migración testicular:

Criptorquidia:
La criptorquidia es la ausencia de al menos uno de los dos testículos en el
escroto debido a una alteración en el descenso de éstos durante el desarrollo
fetal. Se trata de la malformación congénita más frecuente relativa a los
genitales masculinos externos.
Distinguimos dos tipos:
Criptorquidia unilateral
únicamente uno de los dos testículos no desciende correctamente. Es la forma
más común, ya que supone el 85% de los casos. Además, es más frecuente que
sea el testículo derecho el afectado: aproximadamente el 70% de los casos
unilaterales.
Criptorquidia bilateral
ninguno de los dos testículos desciende al escroto. Los casos de criptorquidia
bilateral son menos comunes (15%).
Esta anomalía se encuentra con una frecuencia del 3 al 9% en los recién nacidos
a término y aproximadamente en el 30% en los bebés prematuros. En la
mayoría de los casos, el descenso del testículo tendrá lugar de forma
espontánea antes de los 12 primeros meses de vida del bebé. De hecho, hasta
en dos tercios de los casos descienden antes de los 4 meses. Únicamente el 0,8-
2% de niños tienen criptorquidia después del primer año de vida.

Criptorquidia unilateral y bilateral

Lo más habitual es que el testículo se encuentre a lo largo del trayecto que


debería haber seguido para descender hasta el escroto, siendo la localización
más habitual la inguinal (80% de los casos).
La criptorquidia es asintomática, es decir, no causa síntomas. Lo único que el
paciente puede notar es la bolsa escrotal vacía.
Causas (etiología)
La criptorquidia o testículo oculto puede tener diferentes orígenes, muchos de
ellos hereditarios. Entre sus causas, encontramos:
 Una alteración anatómica, como una anomalía del gubernaculum testis
(ligamento escrotal).
 Un obstáculo mecánico encontrado durante la migración del testículo,
como vasos o nervios espermáticos, o bien el canal inguinal muy
estrecho.
 Obstrucción del orificio del escroto.
 Defecto o insuficiencia hormonal, ya que se necesitan gonadotropinas
para el desarrollo normal del aparato genital: déficit de AMH, hCG, LH,
FSH, testosterona, etc.
 Falta de presión intraabdominal.
 Causas genéticas o cromosómicas: síndrome de Klinefelter, síndrome de
Prader-Willi, síndrome de Kallman, alteraciones en el cromosoma Y, etc.

Diagnóstico de la criptorquidia
El diagnóstico generalmente se hace por palpación de la bolsa escrotal y
posteriormente de la zona abdominal y del canal inguinal en busca del o los
testículos. Este examen físico se puede realizar en el momento de nacer o más
tarde, en alguna revisión rutinaria del bebé.
En algunos casos, el testículo es difícil de localizar y hay que realizar alguna
prueba complementaria como una ecografía abdominal. Si con esta prueba no se
localizan, se pueden realizar las siguientes pruebas:
 Ecografía o ultrasonido para visualizar los testículos situados en el trayecto
inguino-escrotal.
 Resonancia magnética (RM): es especialmente útil para localizar los testículos
intraabdominales.
Diagnóstico de la criptorquidia mediante ecografía y resonancia magnética
Si no se consiguen localizar los testículos mediante ninguna de estas pruebas
habrá que recurrir a la cirugía, generalmente por laparoscopia. Normalmente,
esta cirugía se realiza entre el primer y segundo año de vida del bebé, a no ser
que se presente asociada una hernia y haya que intervenir antes.
En el caso de que se trate de una criptorquidia bilateral, también está indicado
realizar determinaciones hormonales y analizar el cariotipo para hallar la causa
de esta alteración.

Consecuencias del testículo no descendido


Los principales riesgos y complicaciones derivados de la criptorquidia son:
 Cáncer de testículo: las personas que han padecido criptorquidia tienen cuatro
o cinco veces mayor riesgo de desarrollar un tumor testicular. Existen varias
teorías para explicar esta relación. Algunas defienden que se debe a una
alteración en el desarrollo testicular. Otras, lo relacionan con el aumento de
temperatura.
 Hernia inguinal: puede desarrollarse en el 65% de los casos.
 Menor tamaño testicular: debido a esta anomalía, el testículo no crece de
forma normal. Su crecimiento se ve retardado al no encontrarse en el interior
del cuerpo.
 Torsión testicular: estos niños están más predispuestos a que el cordón
espermático sufra una torsión e interrumpa el riego de sangre al testículo.
 Efectos psicológicos en el varón adulto.
Ectopia testicular
A un 5% de las madres que llevan a sus hijos varones a pasar la primera revisión
les dicen que su hijo tiene ectopia testicular. Por lo general, esta anomalía se
corrige por sí misma, pero a veces hay que echar una manita…

¿Qué es la ectopia testicular?

Los testículos de los niños se forman durante la vida embrionaria, junto a los
riñones, en el abdomen. A lo largo del desarrollo fetal, el testículo desciende
para salir de la cavidad abdominal (por el canal inguinal) y colocarse en la bolsa
correspondiente. A medida que desciende, el canal inguinal se cierra pegando
sus paredes.
Normalmente, al nacer, los dos testículos han descendido. Pero, a veces, uno de
ellos (o los dos) se detiene por el camino. En el 90% de los casos eso ocurre en
el canal inguinal (a cualquier altura del mismo). Si el testículo se queda en el
abdomen, el caso es más complejo, porque no se puede descubrir al tacto y
puede poner en duda su existencia.
¿En qué momento se detecta esta anomalía?

Durante la revisión que realiza en la maternidad, el pediatra comprueba si los


testículos han descendido bien. Si descubre que uno de los dos no está en su
lugar te lo comunicará, pero no urge intervenir: apenas un 1% de los niños
siguen teniendo ese problema al cumplir 1 año.
Si, por el contrario, el pediatra diagnostica una hernia inguinal (al no haber
descendido el testículo, el canal inguinal no se ha cerrado y el intestino se ha
quedado dentro), recomendará que le realicen una intervención.
¿Cuándo se puede hacer un diagnóstico definitivo?

Todos los bebés a los que se les ha diagnosticado una ectopia testicular al nacer
vuelven a ser examinados un año después para ver cómo ha evolucionado la
situación. El diagnóstico es clínico: el médico palpa las bolsas para comprobar si
ha descendido el testículo. Si sigue mal colocado, pero el médico lo nota al
tacto, te tranquilizará de inmediato. Se trata de un testículo en ascensor: el
canal inguinal se ha cerrado bien, pero deja espacio suficiente al testículo para
ascender ligeramente en su parte baja (lo que ocurre cuando el niño está
agitado o inquieto). Solo hay que esperar: el testículo se colocará en su lugar
por sí mismo, al alcanzar la pubertad.
Si por el contrario está todavía alto en el canal o parece que se ha quedado en el
abdomen, el médico te derivará a un cirujano.

¿Por qué hay que corregir la ectopia?

A diferencia del órgano equivalente femenino (los ovarios), los testículos, que
secretan las hormonas masculinas y fabrican espermatozoides, tienen que
abandonar el abdomen porque allí la temperatura es demasiado elevada para
que puedan ser “operativos” (necesitan una temperatura ambiente inferior a 37
ºC).

En un bebé, la producción de espermatozoides no es urgente, claro está


(aunque el testículo esté activo desde los primeros años), pero hay que
intervenir lo antes posible (a lo largo del segundo año) porque un testículo que
ha pasado demasiado tiempo en el abdomen suele presentar anomalías
anatómicas que pueden llevar a una baja fertilidad.
¿En qué consiste la intervención?

Si el testículo se ha quedado en el canal inguinal: el cirujano practica una


primera incisión a la altura del glande para liberar las adherencias que lo rodean
y le impiden descender. Al mismo tiempo, alarga el cordón espermático, los
vasos sanguíneos. Una segunda incisión permite colocar el testículo en su lugar,
en el fondo de la bolsa. Esta sencilla intervención se realiza con anestesia
general y el niño vuelve a casa en el mismo día.
Si no se puede palpar el testículo: puede que se haya quedado en el abdomen.
Lo importante es asegurarse de que existe. La única prueba fiable es la
laparoscopia. Esta técnica quirúrgica consiste en hacer pequeñas incisiones por
las que se introducen instrumentos minúsculos: algunos sirven para ver el
interior del vientre (y verificar así la presencia del testículo) y otros son réplicas
en miniatura del material quirúrgico que sirven para colocar el testículo en su
lugar.

Bibliografía
https://www.reproduccionasistida.org/criptorquidia/
http://www.medigraphic.com/pdfs/mediciego/mdc-2013/mdcs131y.pdf

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