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Para comenzar, no sabemos por qué, esta información, no incluye a colaboradores chinos de esa
época como: Stephen Kaung, Faithful Luke, Simon Meek, entre otros obreros, los cuales en un
momento fueron hasta más importantes en la obra de las iglesias locales que el mismo W. Lee, el
cual tuvo la responsabilidad de la librería evangélica de Taiwán muchos años después de los
comienzos de la obra, pero eso no es lo importante para destacar en este trabajo.
Edward Cronin nació en Cork (Irlanda) en 1801, hijo de un padre católico y de una madre
protestante. Fue educado en el catolicismo, pero por gracia fue guiado por el Espíritu de Dios a la
vida y la libertad. Comenzó siendo un estudiante de odontología y finalmente se ¿recibió? de
médico. En una visita a Dublín lo recibieron en varias Iglesias Evangélicas como enviado desde
Roma. Se regocijó en la comunión de los cristianos de diferentes denominaciones, pero sintió
aflicción por las divisiones de la Iglesia Protestante. Sin embargo, cuando se mudó a Dublín, le
informaron que debía pertenecer a una denominación y congregación particular y permanecer en
ella. Bajo presión se unió al "Templo Protestante Independiente" en York Street, cuyo ministro era
el Rev. W. Cooper. Las restricciones que la "membresía especial" le imponía terminaron por
irritarlo. Su amor hacia todos los santos superaba las barreras sectarias. Su estudio de la Palabra
de Dios le confirmó en su convicción de que el Cuerpo de Cristo era uno a pesar de las barreras
impuestas por los hombres. Su estudio de las Escrituras también le mostró como no escritural el
gobierno unipersonal de una Iglesia.
En un manuscrito acerca de las experiencias que estaba atravesando en esos días, escribió:
"Esto me afectó a tal punto que resultó una temporada de profundo ejercicio del corazón y
separación de muchos que amaba en el Señor, y para evitar la aparición del Maligno, pasé
muchas mañanas del Día del Señor debajo de un árbol durante el tiempo del servicio. Mi nombre
había sido públicamente denunciado desde uno de sus púlpitos (los del Reverendo W. Cooper), y
uno de sus diáconos, Edward Wilson (secretario asistente de la Sociedad Bíblica), sintió la
necesidad de protestar contra esta medida, lo cual al final impulsó también su partida. Así
separados, los dos nos reunimos para partir el pan y orar en una de sus habitaciones, hasta su
partida a Inglaterra".
De este modo, en el año 1825 hubo un humilde regreso a la simplicidad y libertad escritural en la
adoración. Aparentemente, antes de que el Sr. Wilson partiera para Inglaterra, el número había
aumentado con la adición de dos primos del Dr. Cronin, la Sra. Drury, quien también había dejado
la capilla de York Street, y el Sr. Timms, un vendedor de libros. Cuando no dispusieron más de la
habitación del Sr. Wilson, comenzaron a mantener las reuniones en la casa del Dr. Cronin, en
Lower Pembroke Street. El número de miembros continuó aumentando durante los siguientes dos
años. En este punto, se les unió Francis Hutchinson, quien ofreció el uso de una habitación más
grande en su casa, en Fitzwilliam Square, 9. La reunión fue trasladada a este lugar. Por este
tiempo se alquiló el primer salón.
John Vesey Parnell, quien luego sería Lord Congleton, se asoció a la pequeña compañía de
creyentes. Por sugerencia suya, el lugar de reunión se transfirió a una habitación grande
perteneciente a un subastador, alquilada en Aúngier Street. "El propósito era testificar a través de
la mesa del Señor" ("La muerte del Señor anunciáis", 1ª Cor. 11:26). Hasta este momento, los
lugares de reunión habían sido las casas particulares ("La iglesia que está en tu casa", Flm. 2).
Ahora, por primera vez, un lugar público alquilado es el lugar de reunión de los "Hermanos".
Al escribir de esos días dichosos y felices, el Dr. Cronin expresó:
"Pronto comenzamos a sentir, a medida que se nos unían hermanos, que la casa no era apta.
Esto nos llevó a alquilar una habitación grande en Aúngier Street para los domingos. ¡Ah, qué
épocas benditas! Acomodando el mobiliario a un lado, disponiendo al pan y el vino en la mesa
los domingos a la noche. Épocas de gozo para no olvidar, con la compañía de John Parnell,
William Stokes y otros; ya que seguro teníamos la sonrisa y aprobación del Maestro en el
testimonio del tal movimiento"
La pequeña compañía de cristianos, humilde y oscura desde el punto de vista del mundo, tuvo
una comprensión divina de la presencia del Señor en medio de ellos, en combinación con el
consuelo del Espíritu Santo. Estaban claramente constituidos a lo largo de dos líneas particulares
de verdad. Primero, en la unidad de la Iglesia que es el Cuerpo de Cristo; y segundo, en la
ausencia de una casta religiosa en las Escrituras del Nuevo Testamento, y el carácter no
escritural del ministerio ordenado por el hombre. Creían que todos los verdaderos creyentes eran
miembros de un Cuerpo, y recibían cálidamente a todos los que venían a ellos,
independientemente de distinciones denominacionales. De esta manera, estaban completamente
libres de sectarismos. Se gloriaban en el hecho de que en el Señor Jesucristo tenían un Sumo
Sacerdote (“Un gran sacerdote sobre la casa de Dios”, Heb. 10:21). Se dieron cuenta que el
sacerdocio de todos los verdaderos creyentes les daba libertad para entrar en el Lugar Santísimo.
Creían que el Señor ascendido le había dado dones a la Iglesia “a fin de perfeccionar a los santos
para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo” (Ef. 4:12). De esta manera
eran, en efecto, librados del doble mal de la clerecía.
En 1827, mientras la pequeña compañía todavía se reunía en Fitzwilliam Square, recibieron dos
adiciones notables: John Gifford Bellet y John Nelson Darby.
J.G. Bellett, nació en Dublín en 1795 de una familia angloirlandesa. Se convirtió a Dios en su
adolescencia y se dedicó al trabajo cristiano. En 1822 fue llamado al Derecho Irlandés, pero,
aparentemente, no practicó mucho, si es que lo hizo. Aún cuando estaba atado a la Iglesia de
Irlanda por lazos familiares fuertes, probablemente a través de Francis Hutchinson tuvo contacto
con la asamblea en Fitzwilliam Square. El Sr. Bellett era una persona muy espiritual y le agradaba
una simple hermandad en las líneas escriturales. Al unirse a la asamblea en Fitzwilliam Square,
parece haber recibido mucha influencia de conversaciones con Anthony Norris Groves (padre de
Henry Groves).
La Señorita Bessy Paget, una dama bien conocida entre los primeros “Hermanos”, expresa que
en la primavera de 1827 el Sr. Bellett le hizo esta afirmación:
“Groves me ha dicho que le parecía, según las Escrituras, que los creyentes reunidos juntos como
discípulos de Cristo, eran libres de partir el pan como se lo había ordenado el Señor; y que, hasta
donde la práctica de los apóstoles pudiera ser una guía, debería apartarse cada día del Señor
para, de esa manera, recordar su muerte y obedecer su mandato del partimiento”
John Nelson Darby era el hijo menor de John Darby, de Leap Castle, King's County (Irlanda). J.N.
Darby nació en 1800 en Londres. Recibió su educación en la escuela Westminster y luego en la
facultad de Trinity, en Dublín, de donde se graduó en 1819 con medalla de oro en Lenguas
Clásicas. El igual que el Sr. Bellett, él también fue llamado al Derecho Irlandés, pero enseguida
abandonó la profesión. El Arzobispo Magee lo ordenó para un curato en Wicklow. Francis
William Newman (hermano del cardenal John Henry Newman), quien alguna vez fuera amigo
íntimo del Sr. Darby, obsequió un retrato de éste en aquellos días. Lo describe de esta manera:
“Su apariencia física era débil, con una mejilla caída, los ojos inyectados en sangre, sus piernas
lisiadas apoyadas en muletas, la barba rara vez afeitada, un traje muy deteriorado y apariencia
desaliñada. Primero causaba lástima, y era asombroso ver semejante figura en una sala de
dibujo... Cada noche salía decididamente a enseñar en las cabañas y, errante a lo largo y ancho
de montañas y entre pantanos, rara vez volvía a su hogar antes de la medianoche. Este trabajo
excesivo terminó socavando sus fuerzas... Por lo demacrado, su figura pudo haber competido
con un monje de La Trappe. Este fenómeno emocionaba con intensidad a los pobres romanistas,
quienes lo consideraban un santo genuino de la casta antigua. Ellos veían con claridad el sello
del cielo en esa figura tan sumida en la austeridad, tan superior a la pompa mundana y tan
participativa de toda su indigencia. Mi convicción era que una docena de hombres así, hubieran
hecho mucho más para convertir a toda Irlanda al protestantismo, que el aparato completo de la
Iglesia Oficial”
A esta altura, el Sr. Darby era un alto clérigo de la clase extremista. Era un “puseyita” antes que
el Dr. Pusey. Tuvo controversias con el Arzobispo Magee en lo concerniente a la unión de la
Iglesia y el Estado. Declaró el tema como babilónico. Su estudio de las Escrituras incrementó su
descontento con la posición de su Iglesia. Como lo mencionó el Dr. Cronin, mientras al principio
el Sr. Bellett y el Sr. Darby (aún en sus vestimentas eclesiásticas) solían venir en ocasiones a
partir el pan con ellos, finalmente y de todo corazón, compartieron su destino con la pequeña
compañía.
La adición de estas dos personas, y en particular la del Sr. Darby, significó mucho para la
asamblea. En el libro “Histoty of Brethren”, W.B. Neatby describió al Sr. Darby como el
fundador de los Hermanos.
En el año 1848 y a raíz de algunos incidentes anteriores en Playmouth, se produce la primera
gran división conocida como “el incidente de Bethesda” la cual da origen al grupo de los
autodenominados “Hermanos abiertos” liderados por hermanos como Newton y Müller con el cual
tuvo contacto en China el Hno. W. Lee, y a los “Hermanos cerrados” con Darby a la cabeza.
Los hermanos abiertos (en la Argentina Hermanos Libres) tildaron a los hermanos “cerrados” con
el mote de “exclusivistas” el cual tanto como el de “libres” permanecen hasta la hoy.
Mientras los hermanos de Darby sostienen la interdependencia de las asambleas (enseñada por
el Hno. Nee en sus mensajes), los hermanos Libres sostienen que cada asamblea es
responsable solo ante Dios por sus actos e independiente de las demás. Cabe destacar que
así como el movimiento de los hermanos Libres sufrió por esta independencia muchas divisiones,
el grupo de los cerrados también, generándose en 1890, la división de Raven, la cual luego se
conoció como el grupo Taylor-Raven, un grupo super cerrado y sectario, de los Hermanos, con el
cual tuvo comunión el Hno. W. Nee como lo atestigua la historia.
Por lo tanto ni Watchman Nee ni Witness Lee tuvieron comunión con Los Hermanos que
quedaron con Darby los cuales no tomaron posiciones tan extremas .
Según consta en su biografía, a fines de 1927 Witness Lee comenzó a reunirse en una asamblea
de los Hermanos libres o abiertos del brunch Newton-Müller donde asistió a cada uno de sus
siete sesiones semanales con seriedad para absorber todas sus doctrinas. En 1930 fue bautizado
por inmersión en el mar por su líder.
Witness Lee continuó asistiendo a las reuniones de Hermanos por siete años y medio. Continuó
sus estudios de la Biblia con los Hermanos Libres y recibió mucho conocimiento de las escrituras
referidos a tipos bíblicos, profecías y parábolas. A pesar de que esas enseñanzas le ayudaron a
abandonar lo mundano y evitar apartarse del camino del Señor, le proporcionaron poca ayuda en
los asuntos de la vida, el Espíritu, y la iglesia. Se dio cuenta de que había "recibido una gran
cantidad de conocimiento de sus enseñanzas, pero muy poca vida." (Watchman Nee, un vidente
del Apocalipsis Divino en la época actual, p.284
Sabemos que W. Nee fue un ávido lector y que leyó a Darby y a otros autores del ministerio de
las asambleas de Hermanos. Aunque él no reconoció como W. Lee el haber recibido ayuda de
esos escritos. Comparando los mensajes escritos en sus libros con las doctrinas practicas del
movimiento de las asambleas de los Hermanos, nos daremos cuenta que muchos de los
conceptos utilizados en sus mensajes referidos al “terreno de la unidad del cuerpo de Cristo”, la
interdependencia entre asambleas etc., son las doctrinas y prácticas actuales de las asambleas
de Hermanos asociadas a Darby ó Darbystas, con las cuales nunca tuvieron comunión en
China ni él ni W. Lee.
Es de destacar que si bien estas asambleas “Darbystas” son tildadas de “Exclusivistas” por los
hermanos libres, no pertenecen al “Exclusivismo de Taylor-Raven” con el cual tuvo
comunión el Hno. Nee hasta que fue excomulgado por partir el pan con T. A. Spark y con
el matrimonio Stern en Londres y USA respectivamente.
El reino unido, siempre fue un lugar de mucha agitación religiosa, donde nacieron muchos
movimientos pero también se generaron serias disputas que llevaron a divisiones y más
divisiones.
Ese no es el caso de Europa, donde el testimonio de los Hermanos llevado por Darby,
permaneció más puro y sin tantas divisiones hasta hoy . Según la historia:
En 1838 el Sr. Darby aceptó una invitación de Vaud, en la Suiza francesa, donde las condiciones
parecían favorables para un avivamiento. Aunque la invitación provenía de evangélicos
disidentes, el Sr. Darby insistió en que no hubiera barreras denominacionales en su hermandad.
Él aceptó la hermandad con todos los creyentes, sin tener en cuenta su conexión con la Iglesia.
Su lema era: “La unión de los hijos de Dios”. Está registrado que “no predicó nada fuera de las
verdades de la salvación, y nunca se permitió a sí mismo una palabra que fuera hostil hacia las
iglesias existentes”. Fue un lingüista talentoso y podía predicar y escribir en diferentes idiomas
con fluidez, incluyendo el francés y el alemán. Aunque no hubo falta de oposición, su trabajo se
coronó con triunfos desde el comienzo.
Clérigos distinguidos por su sabiduría y piedad renunciaron a su posición eclesiástica y
conexiones y aceptaron los principios escriturales así expuestos. El Wesleyanismo casi se había
extinguido en algunos lugares. El trabajo se diseminó de Suiza al sur de Francia.
El Sr. Darby continuó predicando, enseñando y pastoreando las varias Asambleas que se
habían formado, prácticamente sin la ayuda de nadie hasta 1845. Además, escribió para animar
a los santos y confundir a los adversarios. En 1845 hubo una revolución en Vaud ocasionada por
una conspiración jesuita. La vida del Sr. Darby estaba en riesgo y, aunque no hacía caso al
peligro, consideró prudente partir de Suiza. Cuando el Sr. Darby partió, muchos de los que se
oponían a su trabajo pensaron que la obra se extinguiría con rapidez, sin embargo, los
resultados de su labor fueron perdurables. Muchas de las Asambleas que se formaron entonces
continúan hasta la actualidad y se las conoce como “Darbistenianos” o “Darbisterianos”.
Es de Suiza desde donde en 1829 llegan los hermanos André y establecen un testimonio en la
ciudad de Buenos Aires Capital Federal, los cuales cuando se enteraron que en San Gustavo
Entre Ríos había hermanos del mismo testimonio que estaban en Argentina desde principios de
1800, los buscaron inmediatamente para tener comunión, la cual establecieron y se mantiene
hasta hoy
Conforme a las enseñanzas del Hno. Nee que constan más abajo, cuando alguien va a una
localidad fuera de su área de residencia, debe buscar primeramente si hay hermanos en
comunión a la mesa del Señor conforme al principio de la unidad del cuerpo, y si no los halla,
debe buscar hermanos que se reúnan conforme a principios similares y solamente en caso de
no encontrar a nadie, podría establecer una mesa para proclamar la muerte, resurrección y
pronta venida de nuestro Señor. Y si encuentra hermanos que se reúnen en separación del
mundo y de las denominaciones sin herejías manifiestas, aunque no sean santos de sus
asambleas, deberían reunirse con ellos superando las diferencias en las formas, en lugar de
establecer una mesa en independencia. Y si no los hallaron en su momento, una vez
constatada la preexistencia de un testimonio digno en la localidad, lo correcto es ir a tener
comunión con tales hermanos en lugar de tomar una posición sectaria continuando con
“su mesa” y teniendo comunión solo con las “iglesias locales” que comparten el mismo
“único ministerio”. Este “ministerio” de W. Lee llevado adelante ahora por los
“colaboradores compenetrados” pretende ser “único” dentro del recobro, pero respecto
del Único Ministerio Neotestamentario, ES SOLAMENTE UNO MÁS, según lo reconoce W. Lee:
“Nadie debe pensar que únicamente lo que yo ministro es el ministerio del Nuevo Testamento”. y
“Todo ministerio que forme parte del ministerio neotestamentario será bien recibido por los
santos que conforman el recobro del Señor”. (Permanecer en el Único ministerio neo
testamentario Pág. 16 y 17)
W. NEE nunca dijo que los profetas de 1º Corintios 14 fueran una clase diferentes del resto ni que
su “profetizar” fuese por el crecimiento en vida en lugar de por revelación, cosas que se afirman
en “La Palabra Santa para el Avivamiento Matutino” que resume las enseñanzas de la
Conferencia del Fin de semana del “Día de Conmemoración” del año 2007, en el Bosquejo y
algunos días de la semana 4, entre otras inexactitud tales como que Pablo enseño que todos
tenemos la obligación de profetizar.
LA VIDA DE ASAMBLEA
Pág. 127
Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre predicar y profetizar?
Respuesta: Todos aquellos que tienen la capacidad de dar mensajes edificantes no
necesariamente son profetas. Un profeta no sólo es capaz de edificar a los demás, sino que,
además, es capaz de predecir el futuro. Así pues, un profeta no sólo es capaz de proclamar
la voluntad de Dios, sino también, de predecir el futuro.
PLATICAS ADICIONALES
Pág. 65
(11) Les doy otro ejemplo. Algunos hermanos dan énfasis a la predicación por inspiración.
Por supuesto, esto es poco frecuente. Ellos predican por la inspiración que viene de los
dones espirituales. Esto es muy bueno. El profetizar que se menciona en 1
Corintios 14 es de este tipo.
Nota: Esta es la enseñanza de W. Nee muy diferente a lo que en seña W. Lee en “La
Palabra Santa para el Avivamiento Matutino” que resume las enseñanzas de la Conferencia
del Fin de semana del “Día de Conmemoración” del año 2007, en el Bosquejo y algunos días
de la semana 4 respecto de los “Profetas de 1º Cor 14 y su profetizar”
W. NEE enseña que cuando vamos a un lugar debemos buscar la comunión con los hermanos
que se congreguen según nuestros mismos principios bíblicos
Pág. 73 V. NO SISTEMATIZANDO
Finalmente, no debemos en lo absoluto abrigar ningún pensamiento de sistematización.
Bajo ningún concepto debemos pensar que la verdad y el evangelio de Dios fluyen
solamente de entre nosotros. Nuestra intención es solamente encontrarnos con las
personas que Dios usa en cada localidad.
No vamos necesariamente a muchos lugares a guiar a otros, porque Dios tiene su propia
dirección en cada lugar. Solamente vamos a buscar comunión. Nunca debemos tomar la
actitud de que vamos a cierta localidad para ser pastor.
Supongamos que un grupo de hermanos se han estado comunicando entre sí en cierta
localidad, y ustedes (Pág. 74) comienzan otra obra en el mismo lugar y no se
comunican con ellos. Esto comprueba claramente que ustedes no conocen la iglesia.
Supongamos que cincuenta hermanos están en el terreno de la iglesia en cierta localidad;
más tarde, otros cincuenta hermanos en el mismo lugar llegan a ser iluminados y ven
claramente el terreno de la iglesia. Entonces es indudable que estos hermanos se
juntarán con el primer grupo de hermanos. Al guardar el terreno de la localidad, el
problema de sistematizar no surgirá.
En una localidad, ustedes están en pro de la iglesia en esa localidad, y no del
establecimiento de una iglesia de “nuestro” sistema. Cuando ustedes están en
Chungking, son la iglesia en Chungking; cuando ustedes están en Tsing-tao, son la iglesia en
Tsing-tao. Ustedes no son la iglesia de cierto sistema. Ustedes cometen un
gran error una vez que se hacen una iglesia de cierto sistema. Una vez que tengan la
intención de sistematizar, inmediatamente se convierten en una secta.
Pág. 75
VI. BUSCANDO LOS HERMANOS
Hoy día en Shangai nosotros debemos prestar considerable atención a ciertos hermanos y
hermanas que quieren dejar las denominaciones. Si ellos han visto realmente que la
localidad es el terreno establecido por la Biblia, bajo ninguna circunstancia deben
establecer otra reunión. Por ejemplo, cuando dejé las denominaciones, no me consideré
el primero que dejó las denominaciones. En mi corazón esperaba encontrar a otros que
similarmente habían dejado las denominaciones. Si yo fuese a dejar las
denominaciones en Shangai, definitivamente iría alrededor para buscar e inquirir si otros
hermanos también habían dejado las denominaciones o no. Cuando iba a dejar las
denominaciones hace treinta años en Foochow, yo andaba por Foochow buscando
hermanos que ya hubiesen dejado las denominaciones. Esto no significa que cuando dejé
las denominaciones llegué a ser el cristiano más maravilloso del mundo entero.
Pero mi primer pensamiento cuando las dejé fue buscar hermanos. Amar a los hermanos
es una disposición natural; buscar hermanos también es una disposición natural.
Debemos estar muy felices de estar juntos con los que buscan al Señor con un corazón
puro. Algunos hermanos dicen que dejaron las denominaciones, pero su intención fue más la
de establecer una iglesia que dejar las denominaciones. Por lo tanto, ellos no buscan a los que
ya han dejado las denominaciones. El propósito de muchos es establecer una iglesia
ellos solos. Por lo tanto, ellos no sienten la preciosidad de otros hermanos que también
han dejado las denominaciones. Pero los que verdaderamente las han dejado,
considerarán a todos los hermanos que también las han dejado como adorables y
preciosos para ellos. Por eso, hay dos tipos de personas que dejan las denominaciones: El
primer tipo son los que verdaderamente dejan las denominaciones; por tanto, buscan
estar juntos con los que sirven al Señor con un corazón puro. Los otros son los que dejan las
denominaciones porque desean establecer una iglesia ellos solos. Esta misma situación no
solamente existe en Shangai, sino también en Tsing-tao, en Peiping y aun en el noroeste.
En Shangai, parece ser que nosotros hemos sido más adelantados que otros. Hoy día, ellos
no nos buscan, pero tenemos que buscarlos. Ellos tienen el problema del sistema, pero
nosotros no podemos tenerlo. Si vamos hoy día a Ping-Liang, Tien-sui o Ti-Hua, debemos
tener cuidado de nunca establecer primero una iglesia, sino de buscar a
los hermanos.
Si la primera cosa que ustedes hacen cuando llegan a un lugar nuevo
es establecer una iglesia, estarán cometiendo el mismo error que
algunos de los hermanos en Shangai a quienes acabamos de mencionar. Hay
probablemente un grupo de hermanos cuyo terreno no está equivocado, y que van en la mejor
dirección. Ustedes no pueden decir que ellos no están familiarizados con la Biblia. Ellos
son hermanos cuyo terreno no está equivocado. De todos modos tienen que buscar a
los hermanos hasta que realmente no hayan encontrado ni uno; entonces pueden
tener un nuevo comienzo. Muchas veces ustedes solamente pueden unirse a otros, y
no pueden tener un nuevo comienzo. Bajo ninguna circunstancia deben sentir
que unirse a otros es vergonzoso, y que establecer una iglesia es
glorioso. Si es así, ustedes solamente pueden culparse a sí mismos, de que no nacieron antes
que los apóstoles. A muchas personas les gusta establecer iglesias. Esto no indica que
ellas son espirituales, sino carnales.
W. NEE enseñaba que las hermanas no debían hablar en las reuniones y ya se demostró
que no se puede argumentar que las hermanas “profetizan” porque según el Hno. Nee el
proclamar a Dios en las reuniones no es como se enseña “el profetizar de 1º Cor 14”
LA VIDA DE ASAMBLEA
Pág. 46
Es propio de la naturaleza de las hermanas el permanecer en una posición
carente de prominencia. A ello se debe que Pablo recordara a las hermanas que su propia
naturaleza femenina les dictaba permanecer en tal posición. Si una esposa ocupara el
lugar que le corresponde a su esposo y se convirtiera en la cabeza de su esposo en el
ámbito familiar, ¿cómo podría seguir en pie dicha familia? Ciertamente tal familia no podrá
subsistir como familia. Y si la iglesia actúa de esta manera, ¿seguirá siendo la iglesia? La mujer
virtuosa mencionada en Proverbios trabaja, labora, y espera que sea su esposo quien reciba la
gloria en las puertas de la ciudad. Por tanto, según la luz de la Biblia, las
hermanas no deben hablar en las reuniones.
Pág. 75
En 1 Corintios 14 dice que las mujeres no deben hablar en las reuniones, “como en
todas las iglesias de los santos” (v. 33). Esto nos muestra que en ninguna de las iglesias de
los santos se debe permitir que las hermanas prediquen en las reuniones.
Pág. 106
Aun las hermanas, que no hablan en las reuniones, participan de la reunión con el fin
de contribuir al avance de la misma, pues ellas están allí sirviendo a los hermanos y
cumpliendo también la función de servidoras.
Pág. 107
Las hermanas no debieran pensar que no es necesario que ellas asistan a tales reuniones,
basándose en el hecho de que ellas no hablan en las mismas y que ya están familiarizadas
con el tema del cual se va a tratar. En realidad, su asistencia es de gran ayuda para el avance de
la reunión.
W. NEE nunca permitió que una asamblea local se llamase a si misma “la Iglesia en ese
lugar” como vemos que lo hacen las iglesias locales
Pág. 47
Respuesta: Esto es correcto. Si alguno les pregunta qué son ustedes, o si ustedes son la iglesia
en Shanghai o no, ¿cómo deben responder? Su respuesta debe ser que nosotros no
somos la iglesia en Shanghai. Si alguno les pregunta si ustedes son la iglesia en la calle
Hardoon, deben decir que no. No debemos admitir que somos la iglesia en Shanghai porque
además de nosotros están las capillas de Shou-jin, Mu-re, Chin-lin, etc. Hay, pues, muchos que
son salvos y que no se reúnen con nosotros. Tampoco proclamamos que somos la
iglesia en la calle Hardoon, porque hay muchos que viven en esta misma calle que no se
reúnen con nosotros. Si decimos que somos la iglesia en Shanghai, tenemos que incluirá todos
los creyentes que viven en Shanghai. De otro modo, no podemos ser considerados como la
iglesia en Shanghai.
Quizás estas personas nos pregunten qué somos, si no somos la iglesia. Nosotros
reconocemos que no somos la iglesia; simplemente somos un grupo de personas
que se reúnen basados en el terreno de la iglesia.
(N de A: esta frase terreno de la iglesia fue acuñada por “los Hermanos” a mitad del siglo XIX,
posteriormente el Hno. Nee introdujo el concepto de “terreno de la localidad” para diferenciarse de
ellos y hacer su propio movimiento en China)
Podemos darles un ejemplo ilustrativo. El templo en el Antiguo Testamento fue edificado
espléndidamente. Después, fue incendiado y destruido al punto en que no quedó piedra
sobre piedra. Supongamos que en tales circunstancias un hombre de Jerusalén decidiera
levantar una tienda sobre los cimientos del templo que fue incendiado.
Si los demás le preguntaran a este hombre qué era aquello, él tendría que responderles
que no era el templo sino, simplemente, una tienda establecida sobre el terreno del templo.
Lo mismo sucede con nuestras reuniones hoy. Si los demás nos preguntan qué somos,
tenemos que responder que no somos la iglesia: nosotros no somos la iglesia en
Shanghai. Nosotros somos un grupo de hermanos y hermanas en Shanghai que se
reúnen basados en el terreno de la iglesia. Somos simplemente personas que se reúnen
en conformidad con el principio gobernante de la iglesia, tal como nos es revelado en la
Biblia.
Nosotros nos hemos propuesto permanecer afirmados sobre el terreno de la iglesia
a fin de conservar el mismo. El templo ahora está en ruinas, destruido por el fuego, y
nosotros somos apenas una tienda. Todo aquel que tenga cierto grado de discernimiento
percibirá la degradación que impera en la iglesia en nuestros tiempos;
en lo que concierne a la manifestación externa, todo se encuentra en ruinas.
(N de A: la expresión degradación y/o ruina de la Iglesia es también una realidad manifestada por
primera vez por “Los Hermanos”)
Por tanto, nosotros no podemos autoproclamarnos la iglesia en Shanghai, ni nos
atreveríamos a hacerlo. Únicamente anhelamos reunirnos en el terreno de la iglesia
basados en la luz que hemos recibido con respecto a ella. No somos la iglesia en
Shanghai, pero la manera en que nos reunimos sostiene y sustenta a la iglesia en Shanghai.
Aunque nosotros estamos afirmados sobre el terreno en el que se basa la iglesia,
incluso así, no somos la iglesia. Por tanto, si bien nosotros no somos el templo, somos
una miniatura del templo y estamos aquí para manifestar la vida que es propia del templo.
Pág. 63 SÓLO HAY UNA IGLESIA
La Biblia afirma que sólo hay una iglesia. La iglesia a la que Pablo pertenecía, es la misma a
la que nosotros pertenecemos. La iglesia a la que pertenecemos es aquella a la cual
pertenecen tanto el apóstol Juan, como Martín Lutero, Juan Calvino y todos aquellos que
nacieron de nuevo. La iglesia que la Biblia nos presenta es una entidad que no se
puede dividir en función del tiempo, de las diversas localidades o de las diferentes
razas. Sólo hay una iglesia, y ésta es la que siempre ha existido en todo tiempo y lugar.
No hay dos iglesias.
La Biblia únicamente reconoce un solo Cuerpo de Cristo, jamás dos, porque hay una sola
Cabeza. Aun cuando en la Biblia se mencionen muchos miembros, el Cuerpo es una entidad
singular y única. Por tanto, toda persona salva, ya sea que pertenezca al pasado o al
presente, ya sea que esté aquí o en otro lugar, forma parte de la única iglesia y del único
Cuerpo.
Pág. 64
Dios únicamente tiene una iglesia en todo el mundo; y esta única iglesia se halla dispersa
en diversas ciudades y aldeas. Estas iglesias dispersas por las ciudades y aldeas son
llamadas las iglesias en aquellas ciudades o aldeas. Simplemente por comodidad, a todas
esas iglesias en las diversas ciudades y aldeas, las llamamos “las iglesias de Dios”. Pero, en
realidad, las iglesias de Dios son simplemente “la iglesia de Dios”. El Señor nos manda partir el
pan todos los domingos, el día del Señor, a fin de que recordemos que las iglesias en las
diversas localidades no son iglesias independientes, sino que conforman una sola iglesia.
Por ello nuestro símbolo es un solo pan. Este pan único nos recuerda que si bien los
creyentes pertenecen a diversidad de épocas y lugares, todos constituimos un solo pan, y
que si bien hay muchas iglesias locales, todas constituyen un solo pan.
W. NEE nos muestra que se debe tener cuidado al recibir al partimiento a un creyente, de la
misma manera que lo hacen las asambleas de los Hermanos presentes en Entre Ríos desde fines
del siglo XIX y en Buenos Aires desde antes de 1930, por lo cual se los tilda de exclusivistas
Pág. 74
Si un hermano o hermana tiene la oportunidad de ir a otra ciudad, él o ella debe investigar
de antemano si hay hermanos allí que tienen comunión con nosotros. Si en aquel lugar
hubieran dos o tres lugares en los cuales uno podría tener cierta comunión (como en el
caso de la Asamblea de los Hermanos u otras congregaciones independientes) y la
elección depende de uno, debemos elegir tener comunión con los hermanos que tengan
comunión con nosotros. Esto beneficiará a los que se reúnen allí así como también al hermano.
Reconocemos que esta senda puede ser solitaria y que quienes la eligen tal vez no sean
muchos. Pero Dios siempre nos abrirá las puertas a fin de que, en todo lugar, podamos
encontrar personas que tengan este mismo pensamiento y con quienes nos podamos reunir.
Pág. 76 LAS ASAMBLEAS INDEPENDIENTES
Toda persona que desee establecer alguna asamblea en cierta ciudad y que no quiera
comunicarse ni tener comunión con las otras asambleas, dejará de estar basada en el
terreno que es propio de la iglesia. Ninguna de las iglesias mencionadas en
la Biblia ignoró a las demás iglesias. Entre todas las congregaciones que se
hacen llamar iglesias y que hemos conocido en los demás países, no hemos encontrado ninguna
que se base en el terreno que es propio de la iglesia tal como nosotros lo hacemos. Si
encontráramos tal clase de asambleas, pero nos preocupáramos
únicamente por las iglesias en China y nos rehusáramos a comunicarnos
con estas iglesias en otros países, entonces cometeríamos un grave error.
Según Dios, no hay ninguna diferencia entre las iglesias en China y las iglesias en los demás
países. Si sólo nos importaran las iglesias en China e interrumpiéramos toda comunicación
con las iglesias en otros países, ciertamente no estaríamos conduciéndonos conforme a la
voluntad de Dios. La iglesia de Dios puede ser hallada en cualquier lugar del mundo.
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El principio que rige a la facción abierta de la Asamblea de los Hermanos (N de A: Los
Hermanos Libres o abiertos de Newton-Müller, con los cuales el Hno. Lee durante 8 años antes de ir con
W. Nee.) es el de tomar en cuenta únicamente a sus respectivas congregaciones locales y
hacer caso omiso de las congregaciones en otras ciudades. Así, si uno de sus miembros
fuese excomulgado por la congregación en Nankín, él todavía podría partir el pan con
la congregación de la Asamblea de los Hermanos que se encuentra en Shanghai. Ellos
incluso se jactan de que jamás surgen discusiones entre sus congregaciones. Si
nosotros adoptáramos sus prácticas, a la asamblea en Shanghai sólo le importarían los
creyentes de Shanghai, y a la de Nankín únicamente le importarían los creyentes de
Nankín. Por supuesto, no habría discusiones entre ellos y todos coexistirían en paz y sosiego,
realizando cada uno su propia labor. En realidad, la facción abierta de la Asamblea de los
Hermanos no está exenta de discusiones. De hecho, si unos cuantos de ellos tienen
opiniones divergentes de las del resto de la congregación con respecto a alguna doctrina, se
separarán. Quizás para el próximo domingo ya celebrarán dos reuniones por separado.
Quizás uno de los grupos decida alquilar otro local para reunirse. En algunos otros lugares, los
hermanos están divididos en varias congregaciones, las cuales no se comunican entre sí. ¡Con
todo, ellos continúan jactándose ante los demás de no tener discusiones unos con otros! Aquellos
que prefieren una clase de práctica, se reúnen con la congregación que realiza dicha práctica; y
los que prefieren otra clase de práctica, se reúnen con la congregación que realiza esta
otra práctica. Esto no se diferencia en nada de la manera en que proceden las
denominaciones. La única diferencia es que las denominaciones son divisiones más
grandes, mientras que ellos constituyen divisiones más pequeñas. Sin embargo, esto
no está en conformidad con la manera de proceder dispuesta por la Biblia ni con las
enseñanzas de la misma.
(Pág. 88) mesa es la mesa del Señor, ¿por qué habrían de procurar otra mesa?
A cualquiera que desee hacer tal cosa, tengo que decirle simplemente que en la Biblia no
existe tal mandamiento.
Si alguno quiere partir el pan con nosotros pero, al mismo tiempo, también quiere
participar de la Santa Comunión de las denominaciones, nosotros no podemos
excomulgarlo. Sin embargo, debemos exhortar a dicha persona. Si dicha persona no
hace caso a nuestras exhortaciones, tenemos que actuar conforme a Tito 3:10: “Al
hombre que cause disensiones, después de una y otra amonestación deséchalo”.
También en 2 Tesalonicenses 3:6 dice: “Ahora bien, os ordenamos, hermanos, en el nombre
de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande
desordenadamente, y no según las instrucciones que os fueron entregadas y que
recibisteis de nosotros”. Tales personas facciosas deben ser dejadas fuera de
nuestra comunión y no debemos comunicarnos con ellas, a fin de que se
percaten que son cristianos aislados. Por supuesto, hay quienes son así no intencionalmente;
mas bien, se comportan de esta manera debido a que les falta conocimiento. Estos casos
son completamente diferentes. ( El Hno Nee no los excomulga para no ser como los
“exclusivistas”, pero “los desecha y los deja fuera de comunión”)
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Si se celebran dos reuniones del partimiento del pan en una misma localidad, entonces
tenemos que saber discernir cuál de ellas es la correcta. Si en un mismo lugar han
surgido dos de estas reuniones, no podríamos asistir indistintamente a ambas.
Debemos preguntarnos si la segunda reunión establecida también está afirmada sobre el
terreno de la iglesia. Si ambos grupos están basados en el terreno que es
propio de la iglesia, ciertamente tendrán comunión entre sí. Tal relación
sería similar a la que existe entre quienes se reúnen en el local en la calle Wen-teh y
quienes se reúnen en el local en la calle Gordon. Todos aquellos que son recibidos en la
reunión llevada a cabo en la calle Wen-teh, también son recibidos por quienes se reúnen en la
calle Gordon y viceversa; pues tanto los que se reúnen en la calle Wen-teh como los que
se reúnen en la calle Gordon son partícipes de una misma comunión. Pero si la comunión
no fuera la misma, no podríamos ir a ambas reuniones, aun cuando el formato de las dos
reuniones fuera exactamente igual.
En tales casos, tenemos que investigar y determinar cuál de ambas
reuniones verdaderamente representa a la iglesia y se halla establecida
en el terreno que corresponde al Cuerpo, el cual es uno solo. Si una
congregación no se reúne así, ella constituye una división.
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Si nos encontramos en un lugar en el cual todavía no se ha establecido asamblea alguna,
podemos actuar con entera libertad y establecer allí la reunión del partimiento del pan.
(Por supuesto, también tenemos que establecer la unidad con los hermanos con los
cuales tenemos comunión.) No estaría bien que yo fuese a Hangzhou y reuniera a
unas cuantas personas a fin de establecer la reunión de la mesa del
Señor, puesto que en Hangzhou ya existe una mesa establecida para celebrar
la reunión del partimiento del pan. Si yo intentara hacer tal cosa, ciertamente el hermano
Luan me diría que yo no debería establecer otra mesa; de haberlo hecho, tendría que confesar
mi error. La Asamblea de los Hermanos sostiene que ellos no pueden recibir en sus
reuniones del partimiento del pan a nadie que no haya dejado las denominaciones. Pero
esto hace de ellos otra división. En cuanto a nosotros, sí podemos tener comunión con
todos aquellos que han sido salvos en las denominaciones. Supongamos que en la ciudad
de Ningpo no se celebrara ninguna reunión del partimiento del pan. Si dos o tres hermanos de
Jinan se trasladaran a Ningpo, ellos muy bien podrían establecer allí una reunión del
partimiento del pan.
(N de A: Según lo visto más arriba, se lo recibe por un tiempo pero si después no se decide, se lo
desecha y deja fuera de comunión)
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Pregunta: ¿Qué significa congregarse basados en el terreno de la iglesia? ¿Cómo podemos
saber que nos reunimos afirmados sobre el terreno de la iglesia?
Respuesta: Si usted visita una nueva localidad y allí encuentra una asamblea en la cual el
bautismo, el partimiento del pan, las reuniones, el lugar que se le asigna a las hermanas
y el nombramiento de ancianos y diáconos se realizan conforme a la Biblia y tal como
nosotros acostumbramos hacerlo, usted no debe apresurarse a unírseles en la cena del
Señor ni a ser partícipe de su comunión. Al respecto, tengo que dejar algo bien claro: en lo
concerniente a la reunión del partimiento del pan y a nuestra comunión, nosotros somos,
al mismo tiempo, muy abiertos y muy cerrados. Nuestra postura es muy amplia
debido a que, independientemente de la denominación de la cual provengan las personas,
nosotros recibimos a todos los hijos de Dios, siempre y cuando las Escrituras no los descalifiquen
específicamente respecto a tal comunión, y siempre y cuando ellos vengan a nosotros. Por otro
lado, somos muy cerrados en el sentido de que —en tanto ellos no se congreguen
basados en el terreno de la iglesia— no podemos ir a ellos para tener comunión o
partir el pan con ellos, independientemente de cuánto se ciñan a las Escrituras respecto
a su forma de reunirse. Así pues, si ustedes se encuentran con una congregación que se
ciñe a las Escrituras en cuanto a sus formas y se asemeja mucho a nosotros, no deben
suponer que sean iguales en todo y que podamos unirnos a ellos. En tales casos, se plantea una
pregunta en extremo crucial: esta asamblea, ¿se reúne basada en (Pág. 94) el terreno de
la iglesia? A menos que se haya respondido a esta pregunta apropiadamente, usted no
puede ir a ellos y unírseles en el partimiento del pan. La razón por la cual no vamos a las
denominaciones para partir el pan con ellos radica en que ellos no se reúnen basados en el
terreno de la iglesia. Por ello, su pan no puede representar a todo el Cuerpo de Cristo, sino
únicamente a sus respectivas denominaciones.
¿Qué significa la expresión “basados en el terreno de la iglesia”? Para determinar
esto, dos cosas son muy importantes.
(1) Uno no debe ser una división.
(2) ¿Qué diferencia hay entre una división y la iglesia?
La iglesia incluye a todos los creyentes, mientras que una división únicamente incluye a
un sector de creyentes. Una división erige paredes divisorias dentro de la iglesia y se separa
del resto de los miembros de la iglesia. Una división no está basada en el terreno de la iglesia,
porque ha adoptado un nombre que no es compartido por la totalidad de la iglesia.
Una división recalca ciertas verdades específicas que la totalidad de la iglesia no
recalca necesariamente y, además, tiene cierta comunión (entre sus miembros) que no es
compartida por toda la iglesia. Para estar basada en el terreno de la iglesia, una
asamblea debe evitar cualquier designación distinta al nombre general de la
iglesia, así como debe evitar también sostener ciertas verdades especiales
o practicar cierta comunión especial.
(N de A: El autodenominarse “El recobro del Señor” junto con la enseñanza distintiva, enfática y
casi obligatoria de “Invocar, orar-leer y profetizar” quitan según estos conceptos del Hno. Nee, a
las “iglesias locales” del terreno de la Iglesia y la convierten en una “división”)
(2) Para que una asamblea esté basada en el terreno de la iglesia, es menester que dicha
asamblea lleve un vivir que sea propio del Cuerpo de Cristo. Si se encuentran con
un grupo que no tiene un nombre, un credo ni afiliación particular y que, al congregarse
y al realizar ciertas prácticas lo hace en conformidad con las Escrituras y se asemeja a
nosotros, todavía deben preguntarse (aun cuando dicho grupo no es considerado una división),
si dicha congregación lleva la vida que es propia del Cuerpo. No todo grupo que no
constituye una división está necesariamente basado en el terreno de la iglesia. Si un
grupo no es una división, con respecto a las cosas negativas, no necesariamente
quiere decir que tal grupo conozca el Cuerpo de Cristo y la iglesia de Dios, en lo que
concierne a las cosas positivas.
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Ustedes tienen que ver si una asamblea puede asumir la responsabilidad de ser la iglesia local
en esa localidad. Si en esa localidad existen otras reuniones más pequeñas de índole
similar, ¿se esfuerza dicha asamblea por unirse a esas otras reuniones a fin de llegar a
ser la iglesia local en esa localidad? ¿Se relaciona responsablemente con esas otras
congregaciones, enseñándoles y ayudándoles a percatarse de la naturaleza que tiene la
iglesia local? ¿O, más bien, ignora tal cuestión y permite que la situación
permanezca indefinida, de modo que ninguna de las reuniones cumpla con los
requisitos necesarios para llegar a convertirse en la representación de la iglesia
local?
Si en esa localidad existen predicadores independientes que no pertenecen a ninguna de
las denominaciones, entonces, ¿toma dicha asamblea la iniciativa de guiar a tales predicadores
y relacionarse con ellos a fin de que en esa localidad no haya obreros aislados? O, en
lugar de ello, ¿ha adoptado dicha asamblea una actitud despreocupada hacia los demás
obreros? ¿Se esfuerza al máximo por incluir a todos los hijos de Dios o se dedica, más
bien, a abrir trincheras y erigir muros divisorios en torno a su reducida comunidad?
Éstas son las cosas que determinan si una asamblea está basada en el terreno de
la iglesia y si se esfuerza por asumir la responsabilidad de ser la iglesia local en esa
ciudad.
(N de A: conforme a lo expuesto, tanto los hermanos de Calderón como los hermanos de
Belaustegui deberían tratar de tener comunión con la asamblea de los Hermanos de Capital)
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Estoy seguro que ustedes se han percatado de que en la Biblia, originalmente, existían
únicamente iglesias locales. Hoy en día, la iglesia (en su manifestación externa) se ha
degradado y ha caído en divisiones muy serias y graves. Debido a que en una misma
ciudad hay tantas denominaciones, ya no es posible que una asamblea
proclame ser la iglesia local en aquella ciudad. Por tanto, lo único que podemos
afirmar es que nosotros somos simplemente una asamblea basada en el terreno de la iglesia
local; nosotros no somos “la iglesia local”. De hecho, el motivo por el cual nos congregamos
basados en el terreno de la iglesia es, precisamente, debido a que ninguna de las
congregaciones existentes en nuestras respectivas ciudades —las cuales, en su mayoría,
se encuentran afiliadas a una denominación— se halla basada en el terreno de la iglesia.