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Federico García Lorca

La calidad de su producción literaria (teatro y poesía), así como las dramáticas circunstancias de
su muerte al comienzo de la guerra civil, han convertido a Federico García Lorca (Granada,
1898-1936) en el escritor español contemporáneo más conocido fuera de nuestras fronteras.
En sus versos se mezclan con inigualable fortuna elementos populares andaluces, el uso
afortunado de la metáfora y la experiencia surrealista al servicio de la expresión de una
sensibilidad acuciada por la insatisfacción amorosa -tema esencial también en su teatro- y la
defensa de la libertad. La vertiente neopopular se manifestó con clamoroso éxito en el
Romancero gitano, acercamiento del poeta al fascinante mundo de la marginación calé. En
Poeta en Nueva York, surgido a partir de la estancia de Lorca en la metrópoli norteamericana,
el irracionalismo surrealista contribuye a crear una imagen inquietante del mundo moderno,
que olvida o desprecia a minorías como los negros y los homosexuales. Su Llanto por la muerte
de Ignacio Sánchez Mejías es quizá la más impresionante elegía de la literatura española.

Por el cielo va la luna


con un niño de la mano.
ROMANCE DE LA LUNA, LUNA
Dentro de la fragua lloran,
La luna vino a la fragua dando gritos, los gitanos.
con su polisón de nardos. El aire la vela, vela.
El niño la mira, mira. El aire la está velando.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido FEDERICO GARCÍA LORCA,
mueve la luna sus brazos Romancero gitano.
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
—Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
—Niño, déjame que baile. ROMANCE DE LA PENA NEGRA
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque A José Navarro Pardo
con los ojillos cerrados.
—Huye, luna, luna, luna,
Las piquetas de los gallos
que ya siento los caballos.
cavan buscando la aurora,
—Niño, déjame, no pises
cuando por el monte oscuro
mi blancor almidonado
baja Soledad Montoya.

El jinete se acercaba
Cobre amarillo, su carne,
tocando el tambor del llano.
huele a caballo y a sombra.
Dentro de la fragua el niño
Yunques ahumados sus pechos,
tiene los ojos cerrados.
gimen canciones redondas.
Soledad, ¿por quién preguntas
Por el olivar venían, sin compaña y a estas horas?
bronce y sueño, los gitanos. Pregunte por quien pregunte,
Las cabezas levantadas dime: ¿a ti qué se te importa?
y los ojos entornados. Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
¡Cómo canta la zumaya, Soledad de mis pesares,
ay, cómo canta en el árbol! caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas. eriza sus pitas agrias.
No me recuerdes el mar, ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
que la pena negra, brota Ella sigue en su baranda,
en las sierras de aceituna verde carne, pelo verde,
bajo el rumor de las hojas. soñando en la mar amarga.
¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa! Compadre, quiero cambiar
Lloras zumo de limón mi caballo por su casa,
agrio de espera y de boca. mi montura por su espejo,
¡Qué pena tan grande! Corro mi cuchillo por su manta.
mi casa como una loca, Compadre, vengo sangrando,
mis dos trenzas por el suelo, desde los puertos de Cabra.
de la cocina a la alcoba. Si yo pudiera, mocito,
¡Qué pena! Me estoy poniendo ese trato se cerraba.
de azabache, cama y ropa. Pero yo ya no soy yo,
¡Ay mis camisas de hilo! ni mi casa es ya mi casa.
¡Ay mis muslos de amapola! Compadre, quiero morir
Soledad: lava tu cuerpo decentemente en mi cama.
con agua de las alondras, De acero, si puede ser, con
y deja tu corazón las sábanas de holanda.
en paz, Soledad Montoya. ¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Por abajo canta el río: Trescientas rosas morenas
volante de cielo y hojas. lleva tu pechera blanca.
Con flores de calabaza, Tu sangre rezuma y huele
la nueva luz se corona. alrededor de tu faja.
¡Oh pena de los gitanos! Pero yo ya no soy yo,
Pena limpia y siempre sola. ni mi casa es ya mi casa.
¡Oh pena de cauce oculto Dejadme subir al menos
y madrugada remota! hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna por
ROMANCE SONÁMBULO donde retumba el agua.

Verde que te quiero verde. *


Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar Ya suben los dos compadres
y el caballo en la montaña. hacia las altas barandas.
Con la sombra en la cintura Dejando un rastro de sangre.
ella sueña en su baranda, Dejando un rastro de lágrimas.
verde carne, pelo verde, Temblaban en los tejados
con ojos de fría plata. farolillos de hojalata.
Verde que te quiero verde. Mil panderos de cristal,
Bajo la luna gitana, herían la madrugada.
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas. *

* Verde que te quiero verde,


verde viento, verdes ramas.
Verde que te quiero verde. Los dos compadres subieron.
Grandes estrellas de escarcha, El largo viento, dejaba
vienen con el pez de sombra en la boca un raro gusto
que abre el camino del alba. de hiel, de menta y de albahaca.
La higuera frota su viento ¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
con la lija de sus ramas, ¿Dónde está tu niña amarga?
y el monte, gato garduño, ¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara Antonio Torres Heredia,
cara fresca, negro pelo, Camborio de dura crin,
en esta verde baranda! moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
* ¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
Sobre el rostro del aljibe Mis cuatro primos Heredias
se mecía la gitana. hijos de Benamejí.
Verde cama, pelo verde, Lo que en otros no envidiaban,
con ojos de fría plata. ya lo envidiaban en mí.
Un carámbano de luna Zapatos color corinto,
la sostiene sobre el agua. medallones de marfil,
La noche se puso íntima y este cutis amasado
como una pequeña plaza. con aceituna y jazmín.
Guardias civiles borrachos ¡Ay Antoñito el Camborio,
en la puerta golpeaban. digno de una Emperatriz!
Verde que te quiero verde. Acuérdate de la Virgen
Verde viento. Verdes ramas. porque te vas a morir.
El barco sobre la mar. ¡Ay Federico García,
Y el caballo en la montaña. llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.

Tres golpes de sangre tuvo


y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
MUERTE DE ANTOÑITO EL Otros de rubor cansado,
CAMBORIO. encendieron un candil.

Voces de muerte sonaron


cerca del Guadalquivir. Y cuando los cuatro primos
Voces antiguas que cercan llegan a Benamejí,
voz de clavel varonil. voces de muerte cesaron
Les clavó sobre las botas cerca del Guadalquivir.
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales suenan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.

 RESPONDE A LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:


1. Di cuál es el tema de cada uno de los textos que has leído.
2. Analiza la métrica del texto “Romance de la luna, luna”.
3. Establece las semejanzas y diferencias que veas entre este romance y los
del romancero viejo.
4. Analiza en el texto “Muerte de Antoñito el Camborio” los recursos
característicos del Romancero Gitano.
5. Elabora una exposición escrita sobre la obra poética de Federico García
Lorca.

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