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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

Centro de Estudios de Postgrado

VIRTUDES REPUBLICANAS Y APREMIOS LIBERALES.

El problema de la construcción republicana en Venezuela.

¿Principio o fin?

Dr. Pedro Guillermo Itriago Camejo

Caracas, enero 2017.

1
Resumen.

El presente artículo pretende, desde el pergeñado de ideas acerca de la


República, mostrar a través de cuales rutas, tan importante creación política,
arriba a nuestras tierras hispanoamericanas y de que modo, virtud de la
incorporación del bolivarianismo como forma de interpretar la realidad
venezolana, se convierte aquel en nuestra forma de hablar, escribir y entender
la República aquí, en nuestra tierra de gracia, esto es, cómo se da la
elaboración de una visión e interpretación a través del prisma del
Republicanismo Bolivariano y como esa forma de interpretación decanta en el
discurso político venezolano, convirtiéndose este último (el discurso) en arma
fundamental para, logrando el despertar de la pasión, conducir a las
colectividades a la acción, para y por las peripecias de nuestras construcciones
republicanas, constructos que, al final, pareciesen desvanecerse en lo material,
terminando al servicio del único propósito de exornar glorias pasadas, mediante
el ejercicio retórico de ocasión.

Palabras claves: República, discurso, bolivariano, liberal.

Introducción.

La República, como idea, concepto, constructo político y, finalmente, como


forma de vida, ha signado la historia política de algunos de los grandes países
de Europa, como Italia, Francia e Inglaterra; lo ha hecho con algunos de los
más grandes países de nuestro continente americano, como los Estados
Unidos de América; y, definitivamente, en todos nuestros países
hispanoamericanos, con particular intensidad en nuestra tierra de gracia, la
misma que luego de un apresurado bautismo, diésemos en conocer, devenido
el tiempo, con el hermoso nombre de Venezuela.

El presente artículo consta de cuatro partes, a saber, la primera dedicada a la


identificación de la República, sus virtudes y los lenguajes en los cuales se ha
hablado o se han hablado los distintos idiomas que la reconocen y cómo, al
final, termina decantándose en nuestro lar venezolano y en nuestro lenguaje

2
republicano por excelencia, esto es, el Republicanismo Bolivariano y sus
formas de expresión discursiva.

La segunda, trata sobre el discurso político, entendido como recurso ineluctable


para lograr la conexión pasión-acción y como se hace uso de él en aras de, a
partir de la pasión, lograr adeptos por interés y correligionarios por convicción,
es decir, interés, convicción y pasión como las tres claves esenciales para la
acción política, en la peripecia de una construcción republicana.

Una tercera parte, trata acerca de la construcción republicana del discurso


político venezolano y como el uso del discurso político republicano se orienta
en dos sentidos: uno referido al combate y a la lucha, y otro cuando se es
gobierno o se está en funciones de Estado. Por último, resaltamos lo que
hemos definido como la condición “estatuaria” de la República como constructo
político en Venezuela, misma que deviene tras la influencia inevitable del
apremio liberal.

La cuarta y última parte, se refiere a las conclusiones que todo artículo de esta
naturaleza, supone y exige. Este trabajo, más bien su autor, estima que las
ideas aquí expuestas sirvan, en alguna medida, de reflexión acerca de nuestras
peripecias en la construcción republicana pero, más aún, pensar si tal
construcción ha fenecido o, acaso, dejando la duda en el aire, nunca la hemos
realizado o apenas está por comenzar.

1.- La República, virtudes y lenguajes políticos. El republicanismo


bolivariano y sus lenguajes.

La República, constructo humano primigenio sobre el cual se edificaron


nuestras naciones hispanoamericanas; nombre propio con el cual hemos
bautizado nuestras creaciones políticas nacionales; sujeto que ha servido a
todo predicado y ha favorecido en todo tiempo, los más disímiles
complementos. Hay quien la ha llamado “creación política”, otros, “aspiración
irrealizable” y finalmente “obligación ineludible”. Algunos pensadores la
declaran hoy muerta, mientras otros proclaman con grandilocuencia su
adecuación a nuevas exigencias. En fin la República, como dijese en su

3
oportunidad José Tadeo Monagas de la Constitución Nacional de su tiempo:
“…da para todo…”

Imprescindible a este trabajo, ubicar su origen y pergeñar las ideas acerca de


su llegada a estas tierras, pero, sobre todo y de manera primordial, cómo se
entonaron sus cánticos, que letra acompañó sus invocaciones, cómo se habló,
se escribió y terminó leyéndose en esta tierra de gracia, la misma que, desde el
bautizo apresurado de Américo Vespucci, terminásemos llamando Venezuela.

Hay que comenzar en Grecia, en las reflexiones de Platón, pasando por las
formas de gobierno de Aristóteles, el uno concibiendo a la República como
“creación ideal” 1, el otro, no necesariamente a la República, sino al gobierno,
como expresión variada de organización, tanto de individuos, como de
aristocracias y grupos2, pero sin apremios de “bautismos colectivos” o más
bien, viendo aquellos como atisbos de peligros inconfesables. Ambos,
centrando sus ideas en el constructo social esencial de su tiempo: la ciudad.

Ida la Grecia antigua, duerme la República el “sueño de los justos” hasta llegar
a la Roma del, por y para el colectivo; la Roma de la res pública, de la res
populi; la Roma de Marco Tulio Cicerón, la Roma Republicana dónde él y Gayo
Salustio Crispo, más joven y más próximo al ocaso de aquella, se encuentran
en la crítica a las acciones de un ambicioso Catilina, quien trata de destruirla3.
Ambos ven a la República como la creación propia de los “ciudadanos
virtuosos”, esto es, la que existe gracias a la virtud4. Pero no una virtud
huérfana de detalles, sino una virtud polícroma que se decanta en virtudes.5

1
“Como se sabe, el diálogo de la República es una descripción de la república ideal, que tiene como fin la realización
de la justicia entendida como la atribución a cada cual de la tarea que le compete de acuerdo con las propias aptitudes.
Esta república es una composición armónica y ordenada de tres clases de hombres: los gobernantes-filósofos, los
guerreros y los que se dedican a los trabajos productivos.” Bobbio, Norberto, La teoría de las formas de gobierno en la
historia del pensamiento político. FCE. México, 1987. Pág.21.
2
“Ya que constitución y gobierno significan lo mismo y el órgano del gobierno es el poder soberano de la ciudad, es
necesario que el poder soberano sea ejercido por una persona o unos pocos o la mayoría. Cuando el uno, pocos o la
mayoría ejercen el poder en vista del interés general, entonces forzosamente esas constituciones serán rectas,
mientras que serán desviaciones las que atiendan al interés particular de uno, de pocos o la mayoría…” Aristóteles, La
Política, libro tercero. Cita textual. Bobbio…Op.Cit…Pág.34.
3
“Después del 70, ninguno de los tribunos de la plebe supieron usar con modestia su poder y sublevaron a la plebe
suscitando la reacción de la factium nobilium. En este ambiente, encuentra soporte inicial el proyecto criminal de
Catilina, hombre magna ui animi et corporis pero ingenio malo prauoque. Para Salustio el motor de esta historia es la
índole corrupta de Catilina, que parece concentrar en él todos los vicios de los peores nobles, y no tanto las causas
políticas y sociales que, sin duda, también influyen en ella…” Salustio, La conjuración de Catilina. La Guerra de
Jugurta. Edición de Avelina Carrera de la Red. AKAL. Madrid, 2001. Pág.52.
4
Respecto de la virtus para Salustio, Avelina Carrera de la Red hace la siguiente acotación cuando se refiere a la
preocupación del historiador romano por el concepto en referencia: “La preocupación fundamental en sus trabajos es la
virtus que recoge D.C Earl, incluye ingenium, egregia facinora, gloria, ejercicio de las bonae artes, industria, labor,

4
Pero llega un día en que la República Romana muere; lo afirma Salustio en su
“Conjuración de Catilina”: la avaricia, la venalidad y el vicio de la aristocracia
romana, la destruyen sin remedio6. Muere Salustio por el frío metal que porta la
parca, más tarde lo hace Cicerón, pero mediante el hierro del puñal asesino.
Cae en larga suspensión vital la República. Su nao espera por mejores y más
potentes vientos.

Empujada por brisas nuevas y mejores, recala imponente en mediterráneo


puerto, precisamente durante el Renacimiento Italiano. Las Repúblicas Italianas
del quattrocento la hacen revivir con nuevo empuje. No solo se habla de las
virtudes que en día postrero invocase Salustio, se habla de nuevo de las
virtudes y valores cívicos que un día refiriese Cicerón, ahora en el contexto del
humanismo cívico7. Más tarde, los planteamientos de un patriota florentino que
la ve en peligro otra vez, hacen recomendar acciones concretas: Nicolás
Maquiavelo le imprime un nuevo sello. No es la virtud, ni siquiera las virtudes
políticas, son las acciones concretas, más allá de las virtuosas, las que
permitirán conservar a la República, y, en consecuencia, las que garantizarán
su vida en el tiempo8. Francesco Guicciardinni, en cierto modo siguiéndole los
pasos, propone su protección mediante prácticas más bien “prudentes”9. Pero

fides, pudor y continentia. La virtus no está garantizada ni por nacimiento, ni por la actividad, ni por la clase social.”
Salustio…Op.Cit…Pág.51.
5
“Macrobio formuló la idea de que el gobernante de la ciudad debía estar en posesión de las virtudes políticas clásicas:
prudencia, fortaleza, templanza y justicia. De hecho, en opinión de Cicerón, ostentar esas virtudes y ser capaz de
ejercerlas era lo que hacía que un político fuese capaz de gobernar a una comunidad de hombres a los que unían
ciertos principios de justicia.” Virolli, Maurizio, De la política a la razón de Estado. La adquisición y transformación del
lenguaje político. (1250-1600). AKAL. Madrid, 2009. Pág. 87.
6
“Pero ahora la nobleza romana ha llegado a ser detestable, incompetente, venal y avariciosa. “¡Oh ciudad venal, a
punto de perecer, si es que encuentra un comprador” exclama Jugurta al abandonar Roma en el 110…”
Salustio…Op.Cit…Pág.49.
7
“El Humanismo Cívico florentino entendía la república como una comunidad de todos los hombres libres encaminada
a la realización de todos los valores cívicos que tuvieran consistencia por sí mismos. Tal humanismo político, si quería
establecerse de manera justa y estable, necesitaba un cuerpo de teoría constitucional que fuera también una filosofía.
Pues bien, resultó que el único modelo disponible que se adaptara a tales exigencias era la teoría aristotélica de la
polis y su estructura constitucional. De esta suerte, el aristotelismo político se convirtió en una referencia crucial para la
empresa intelectual del humanismo cívico, en su pretensión de conferir universalidad y permanencia a la auténtica
ciudadanía.” J.G.A Pocock, The Maqavelian moment. Citado por el catedrático Alejandro Llano en su conferencia “El
Humanismo Cívico y sus raíces aristotélicas”. Transcripción de las ponencias presentadas en la XXXVIII Reunión
Filosófica de la Universidad de Navarra, titulada “La filosofía práctica de Aristóteles”. 28 al 30 de abril de 1999. Navarra,
España.
8
“Al margen de que se considere su pecado o su mayor contribución a la cultura moderna, de lo que no parece caber
duda alguna es de que Maquiavelo descartó el lenguaje republicano y nos dio una nueva forma de entender los fines y
medios propios de la política. Se ha señalado que Maquiavelo, negando que la política fuese el arte de fundar o
conservar una buena comunidad política, afirmaba que, puesto que con toda política se buscaba el poder, el buen
“político” no podía ser ese “hombre bueno al que se referían los antiguos.” Virolli...Op.Cit. Pág.161.
9
“...Guicciardini señala que el arte del Estado no puede consistir en unas cuantas reglas generales que puedan ser
aplicadas por cualquier gobierno. El hombre de Estado debe imitar al médico prudente y experimentado que, antes de
recomendar un tratamiento, analiza primero la naturaleza concreta de la enfermedad, estudiando cuidadosamente los
humores del organismo. De otra forma, no podría prescribir correctamente tratamiento alguno, o no lo aplicaría a su
debido tiempo, provocando la muerte del paciente en vez de su recuperación. El hombre de Estado prudente ha de
tener en cuenta en primer lugar la naturaleza concreta de la ciudad; al fin y al cabo, un organismo complejo.”
Virolli...Idem...Pág.174.

5
un Giovanni Botero y luego un Lodovicco Zucollo le tuercen el camino,
imponiéndole un destino más práctico: la preservación, a toda costa, del Estado
del Príncipe, sea República o no10. Y así, luego de los años, pasa casi
inadvertida su presencia, solo referida como sociedad debidamente
organizada.11

Las transformaciones que llevan a Inglaterra a una guerra civil cruenta, a la


decapitación de su Rey y a la aparición del protectorado parlamentario bajo el
liderazgo de Oliver Cronwell, inducen nuevos pensamientos y hacen germinar
nuevas ideas. Surge entonces James Harrington con su “Comonnwealth of
Oceana”. Sobre esas ocurrencias nos dice Quentin Skinner:

“La teoría neorromana tuvo su mayor auge durante la Revolución


Inglesa de mediados del siglo XVII (…) la culminación del desarrollo
de una teoría completamente republicana de la libertad y el gobierno
en Inglaterra, ocurrió en 1656. Tras dos años desastrosos de
experiencia constitucional, Oliver Cromwell decidió convocar en el
mes de mayo a un nuevo Parlamento. La oportunidad de denunciar
el protectorado y exigir una solución genuinamente republicana fue
aprovechada de inmediato por Marchamont Nedham, quien modificó
sus anteriores artículos y volvió a publicarlos con el título de The
Excellency of a Free State, en junio de 1656. Unos cuantos meses
después, James Harrington aprovechó la misma oportunidad para
escribir el que seguramente es el más original e influyente de los

10
“Rechazando la acepción corriente derivada de Tácito y Maquiavelo, Botero explica que la razón de Estado no es
más que el conocimiento de los medios apropiados para establecer, conservar y ampliar un Estado, definido como
“firme gobierno sobre el pueblo” (...) De los dos pilares del dominio principesco: el amor y la reputación, el más fiable
es, sin duda, la reputación. Botero lo explica detalladamente en los dos libros De la reputación que añadió como
suplemento a Della Ragion di Stato. La reputación surge como consecuencia del reconocimiento de una virtud
extraordinaria que escapa a nuestro entendimiento y nos lleva, por tanto, a pensar en ella una y otra vez (re-putare).
Solo quienes son capaces de hacer grandes cosas se labran una reputación. Los mediocres pueden inspirar amor pero
no tienen reputación (...) La razón de Estado, comenta Zucollo siguiendo a Botero, solo es el conocimiento de los
medios más apropiados para conservar un régimen, sea este una república o una tiranía (...) La razón de Estado,
concluye Zucollo, no es buena ni perversa. Puede enseñarnos tanto a comportarnos justa como injustamente, tanto a
hacer lo correcto como lo erróneo. Gobernar de acuerdo con la Razón de Estado y ejercer la prudencia política es un
talento sublime y poco frecuente...” Virolli...Ibíd...Pág. 289, Pág.292 y Pag. 312.
11
En el texto “Milicia y descripción de las Indias” (1599), concretamente en su libro primero, titulado “De la Milicia
Indiana”, el capitán Don Bernardo de Vargas Machuca, respecto de la concepción de república como “sociedad
organizada” nos dice: “Con las cuales consideraciones pienso yo debe cualquier buen republicano dividir y
desmenuzar, teniendo conocimiento de cualquiera y toda cosa, para gobernar con policía y buen orden su república,
poniendo en ello vigilante cuidado; pues no con las mismas ordenanzas se gobiernan los reinos, ciudades y pueblos
menores (…) Y así vemos que en cada república tienen sus ordenanzas acomodadas.” De Vargas Machuca,
Bernardo, Milicia y descripción de Indias. LIBRERÏA DE VICTORIANO SUAREZ. Madrid, 1892. Pág.34.

6
tratados ingleses sobre los Estados libres, The Commonwealth of
Oceana, publicado por primera vez a finales de 1656.”12

La presencia neorromana, tal y como la describe Quentin Skinner, entra en


escena. Los viejos conceptos planteados por Cicerón, Salustio y que relata
Maquiavelo, en sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio, como
referencia a la historia de Roma13, son rememorados, una vez más, con nuevos
sentidos de la República y lo Republicano. La vieja máxima de Cicerón, en su
obra “La República”, acerca de que ella (la República) es la cosa del pueblo
pero “…que pueblo no es toda reunión de hombres, sino sociedad formada al
amparo del derecho y por utilidad común”14 , reafirma en la sociedad propuesta
por los neorromanos el concepto de ley, su imperio y la preeminencia de la
sociedad de hombres libres como supremo colectivo, muy por encima de los
apremios individuales de libertad.

Y anclados en la libertad como concepto, los neorromanos ingleses hacen


saber a los cuatro vientos: solo se es libre si se vive en un Estado libre, dónde
los hombres se den, además, sus propias leyes, librados además de toda
presión y apremio, ambas condiciones (la presión y el apremio) nacidas desde
los arrestos de mando de una voluntad individual. Marchamont Nedham lo deja
claro:

“No solo hemos recibido de Dios una serie de “derechos y libertades


naturales”, sino que “el fin de todo gobierno es (o debiera ser) el bien y

12
Skinner, Quentin; La libertad antes del liberalismo. TAURUS. México, 2004. Págs. 11 y 20.
13
“Puede llamarse feliz una república donde aparece un hombre tan sabio que le da un conjunto de leyes, bajo las
cuales cabe vivir seguramente sin necesidad de corregirlas. Esparta observó las suyas más de ochocientos años sin
alterarlas y sin sufrir ningún trastorno peligroso (…) Las aspiraciones de los pueblos libres rara vez son nocivas a la
libertad, porque nacen de la opresión o de la sospecha de ser oprimido y cuando este temor carece de fundamento hay
el recurso de las asambleas, donde algún hombre honrado muestra en un discurso el error de la opinión popular. Los
pueblos, dice Cicerón, aunque ignoran tus mentiras son capaces de comprender la verdad, y fácilmente ceden cuando
la demuestra un hombre digno de fe (…) O se trata de una república dominadora, como Roma, o de una que solo
quiere vivir independiente. En el primer caso tiene que hacerlo todo como Roma lo hizo, y en el segundo puede imitar a
Venecia y Esparta…” Maquiavelo, Nicolás, Discursos sobre la primera década de Tito Livio.
Recuperado de internet en https://www.google.co.ve/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-
8#q=la+primera+decada+de+tito+livio+pdf.
14
Marco Tulio Cicerón. La República. Libro Tercero. Comentario de San Agustín. Recuperado de internet en
https://www.google.co.ve/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-
8#q=marco+tulio+ciceron+la+republica+pdf

7
la tranquilidad del pueblo en el seguro disfrute de sus derechos sin
presión ni opresión” por parte de gobernantes o conciudadanos.”15

Ahora, además de las virtudes del romano republicano que mencionase


Salustio, a saber, ingenium, egregia, gloria, bonae artes, industria, labor, fides,
pudor, continentia y las virtudes políticas republicanas que un día mencionase
Macrobio citando a Cicerón, esto es, prudencia, fortaleza, templanza y justicia,
la libertad del colectivo se añade como valor esencial de la República, esto es,
la restauración del hombre, su derecho, el de su sociedad, a través de la
libertad colectiva y bajo el imperio de la ley.

Trasciende esta concepción las fronteras del tiempo y el espacio, viajando a


través del océano, recalando en nuevos puertos, esta vez, en aquellos que
sobre la costa atlántica, se han extendido frente a las colonias americanas que
un día acordasen construir los expedicionarios del May Flower. Pero allí
también se renueva la faz de la República, añadiéndole a la República Clásica
Romana y a la versión de la República Neorromana de los ingleses, nuevos
aditamentos, en particular aquellos respecto de la “libertad de hacer”. La teoría
del dulce comercio y los apremios materiales de las colonias americanas,
constreñidas en la administración y ampliación de su propia actividad comercial
por la corona británica, extiende la noción de libertad a la “libertad de
comerciar”. Ya no solo es la libertad para darse sus propias leyes, ahora es la
libertad para darse sus propios bienes materiales, mediante la práctica “libre”
del comercio y así agenciarse la legítima riqueza que se les niega.

La Revolución Norteamericana, finalizado el hecho armado y victoriosos los


patriotas sobre los “casacas rojas”, impone la restauración del hombre, su
libertad, la del colectivo, así como la capacidad de ese colectivo de auto
sostenerse por la vía del comercio activo y creciente.16. Es la República de la

15
Skinner…Idem…Pág.23
16
“There are appearances to authorize a supposition that the adventurous spirit, which distinguishes the commercial
character of America, has already excited uneasy sensations in several of the maritime powers of Europe. They seem to
be apprehensive of our too great interference in that carrying trade, which is the support of their navigation and the
foundation of their naval strength.(…) If we continue united, we may counteract a policy so unfriendly to our prosperity in
a variety of ways. By prohibitory regulations, extending, at the same time, throughout the States, we may oblige foreign
countries to bid against each other, for the privileges of our markets. This assertion will not appear chimerical to those
who are able to appreciate the importance of the markets of three millions of people—increasing in rapid progression,

8
Sociedad Comercial, que se impone sobre la República Clásica Romana y la
República Inglesa Neorromana. Las Revoluciones Atlánticas imponen un nuevo
rostro a la República.

Pero simultáneamente en su puerto europeo de origen, se sigue alimentando la


noción de República Libre, esta vez, entre otras, en las palabras de Adam
Ferguson y Adam Smith, quienes se oponen a la creciente
“despersonalización” de la vieja sociedad comunitaria escocesa y, en tal
sentido, con sus propios razonamientos, nacidos de su impronta, más lo
aprendido desde las costas “liberadas” de las colonias inglesas de América, la
emprenden, con sus planteamientos republicanos, esta vez y paradójicamente,
contra el dominio de la sociedad oligárquica comercial británica.17

Al otro lado del Paso de Calais, en la nación cuya vida presiden los fastos
rutilantes de la Ville Lumière, se incuba una explosión que, una grave crisis
económica, política y social, hace presumir sobrevendrá con fuerza. Para
cuando Luis XVI logra apercibirse de su entera gravedad, la fortaleza de Le
Bastille está asediada por una turbamulta armada de picas, palos y piedras.
Azadones en alto, la turba reclama la vida de la monarquía; mujeres, niños,
ancianos y hombres con miradas frenéticas y puños crispados, exigen los
derechos que (los agitadores así se los han hecho saber) son de su legítima
propiedad. Camille Demoullins es uno de los más enconados oradores y

for the most part exclusively addicted to agriculture, and likely from local circumstances to remain so to any
manufacturing nation; and the immense difference there would be to the trade and navigation of such a nation, between
a direct communication in its own ships, and an indirect conveyance of its products and returns, to and from America, in
the ships of another country. (…) An active commerce, an extensive navigation, and a flourishing marine would then be
the offspring of moral and physical necessity. We might defy the little arts of the little politicians to control or vary the
irresistible and unchangeable course of nature. (…) That unequaled spirit of enterprise, which signalizes the genius of
the American merchants and navigators, and which is in itself an inexhaustible mine of national wealth, would be stifled
and lost, and poverty and disgrace would overspread a country which, with wisdom, might make herself the admiration
and envy of the world. (…) A unity of commercial, as well as political, interests can only result from a unity of
government.” The Federalist. The Utility of the Union in Respect to Commercial Relations and a Navy. For the
Independent Journal. Hamilton.

17
El incremento paulatino de la sociedad comercial inglesa preindustrial, en el siglo XVIII, va arropando, hasta
sepultarlas, las viejas costumbres comunitarias agrarias británicas. Un especial resentimiento se incuba en el Highland
escocés. Adam Smith y Adam Ferguson, son dos de los pensadores que asumen la defensa de las inveteradas formas
de vida escocesas. La teoría neorromana de la república, según Skinner, “…se utilizó para atacar a la oligarquía
gobernante de la Inglaterra del siglo XVIII…” Skinner… Op.Cit…Págs. 11 y 20. Acerca de la República afirma
Ferguson: “Las repúblicas admiten una distinción muy importante, que ha sido señalada al dar la definición general
entre democracia y aristocracia. En la primera el poder supremo permanece en manos del organismo colectivo. Cada
puesto de magistrado, al ser nombrada esta autoridad, está a disposición de todos los ciudadanos, y en el ejercicio del
poder se convierte en un ministro del pueblo, y es responsable ante él en todas las materias que le han sido confiadas.”
Adam Ferguson, Un ensayo sobre la Historia de la Sociedad Civil. Edimburgo, 1773. Sección Décima. (Sobre la
Prosperidad Nacional). Falcón Veloz, Fernando, Adam Ferguson y el pensamiento ético y político de Miguel José Sanz:
Notas para la reinterpretación del Semanario de Caracas (1810-1811). Revista Politeia. Nª 21. Instituto de Estudios
Políticos. Universidad Central de Venezuela. 1998. Pp. 191-224. Pág.205.

9
devenido el tiempo, aquel movimiento que él encabezara junto a muchos otros,
insignificante además en su valor militar, adquiere trascendencia simbólica en
lo político: es el fin de lo “viejo” y el nacimiento de lo “nuevo”. Y la República
viene con “lo nuevo”.

En su viaje incesante, la nao republicana ha vuelto a Europa, esta vez con más
ímpetu, mayor intensidad. Los republicanos franceses apuntan, en sus inicios,
a la Republica que definiese en su momento Charles Louis de Secondant,
mejor conocido como el Barón de Montesquieu, concretamente en su obra “El
espíritu de las leyes”. Ahora, a las virtudes republicanas, se añaden las
consignas revolucionarias francesas “liberté, fraternité, éqalité”. Es un mensaje
en apariencia común al republicanismo conocido: ciudadanos virtuosos que
construyen ciudades, en libertad y fraternalmente, en virtud de la identidad que
les confiere compartir valores y esperanzas, pero, el elemento novedoso es la
igualdad, esto es, iguales ante todo, en particular ante la ley.

El amor a la Patria se transforma en el sentimiento mayor que un republicano


francés puede albergar en su alma. Cuando la Revolución empieza a tocar sus
puntos más álgidos y el espíritu tumultuoso hace a aparecer a Jacobinos y
Girondinos (junto a esa curiosa denominación de “izquierdas y derechas” que
aún hoy, acaso erróneamente, persiste) figuras como Georges Danton, Jean
Marat y Maximilien Robespierre, llenan de exordios brillantes las páginas de los
debates en una tumultuaria Asamblea Nacional.

Jean Jaques Rousseau se cita y es citado con frecuencia: “…el amor a la


Patria consiste, en definitiva, en el amor a las leyes y la libertad…” 18…“…la
“religión civil” (...) es el amor a las leyes el núcleo esencial de la actitud de los
ciudadanos respecto a la república. (…) la santidad del contrato social y de las
leyes... (…) amar sinceramente las leyes, la justicia y de inmolar su vida,
llegado el caso…”19. Mientras una de tantas tardes, acaso entre gorros frigios y

18
Rousseau, Juan Jacobo, El Contrato Social. Libro II. Capítulo 6. En Abellán, Joaquín, Sobre el concepto de
“república” en las décadas finales del siglo XVIII. Recuperado de internet en
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/abellan/investigacion/historiapdf/republicanismo.pdf
19
Rousseau, Juan Jacobo, El Contrato Social. Libro II. Capítulo 6. En Abellán, Joaquín, Sobre el concepto de
“república” en las décadas finales del siglo XVIII. Recuperado de internet en
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/abellan/investigacion/historiapdf/republicanismo.pdf

10
escarapelas tricolores, Robespierre escribe “La república es la denominación
general de todo tipo de gobierno de hombres libres que tienen una Patria.” 20

La Patria, el Pueblo, las Leyes, junto a las virtudes republicanas clásicas la


Justicia, la Fortaleza, la Templanza, añadidas a las nuevas consignas
revolucionarias francesas, Fraternidad, Igualdad y sobre todo, Libertad,
construyen el nuevo discurso revolucionario francés, que un giro sorprendente
y sorpresivo, seguido de “tres años de terror”21 convierten a la República
Francesa en una República Clásica, dónde aquel que muere por la Patria, vive
para siempre y el soldado se hace héroe. Contrariamente, al otro lado del mar,
en los nuevos Estados Unidos de América, vivir para vivir por la República es la
consigna y el agricultor-comerciante es su héroe cotidiano: es, reiteramos, la
República de la Sociedad Comercial.

Virtudes republicanas comerciales y comunes versus virtudes republicanas


clásicas, heroicas, épicas. Ambas hacen presencia en los predios de
Hispanoamérica. Antes, las segundas pasan por Haití, tal como lo vienen
haciendo desde siempre lo huracanes estivales y trágicamente dividido por sus
influencias, se debate entre la locura de una monarquía absoluta rediviva en las
manos de Henri Christophe y las posibles bondades de una República en las
manos de Alexandre Petión, constructo republicano que, por cierto, coquetea
con las apetencias comerciales y las glorias de la épica patética. Mientras Haití
se debate entre la vida y la muerte, recalan ambos conjuntos de virtudes en
nuestros puertos continentales hispanoamericanos; calientan, por ejemplo, la
mente del cura Hidalgo y Costilla, quien se desgañita en el Querétaro22
mejicano, entre los dolores y los gritos de su propio parto independentista.

En nuestras tierras venezolanas, han llegado desde hace rato, primero en los
intentos igualitarios de José Leonardo Chirino23 y José Andrés López del

20
Cita textual de Maximilien Robespierre en Abellán…Op.Cit…Pág.5
21
“La repubblica é una forma ideale di stato che si fonda sulla la virtú dei cittadinni e sull’amor di patria. Virtú e amor di
patria erano gli ideale giacobini, a cui poi hanno aggiunto el terrore. La repubblica in realitá ha bisogno del terrore.”
Bobbio, Norberto y Viroli, Maurizio, Dialogo intorno alla repubblica. Recuperado de internet en
https://www.google.co.ve/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-
8#q=virolli+y+bobbio+dialogo+intorno+alla+repubblica&start=10
22
16 de septiembre de 1810. Grito de Dolores, inicio de la gesta emancipadora mexicana, liderada por el sacerdote
católico Miguel Hidalgo y Costilla y los caballeros Ignacio Allende y Juan Aldama.
23
10 de mayo de 1795, insurrección de esclavos e indígenas, llevado en alas del igualitarismo, impulsado este último,
además, por la “Ley de los Franceses”: Liberté, Fraternité, Ègalité…

11
Rosario (Andresote)24; en los arrestos libertarios de Pedro Gual y José María
España25; y finalmente, en los ejercicios teóricos y discursivos, entre otros
pensadores, de Francisco Espejo26, Juan Germán Roscio27 y Fernando
Peñalver28, para terminar en los encendidos discursos de quien, corridos los
años, se convertirá en nuestro propio mito republicano: Simón Bolívar.

En la sapiente pluma de Miguel José Sanz, lo hacen las ideas republicanas


escocesas de Adam Ferguson y entre todos, esto es, en tal sincretismo, nace
el Republicanismo nuestro, propio, una suerte de Republicanismo autóctono
que definirá nuestra República y tendrá también apellido singular, devenida la
degollina que nos proporcionó como resultado la inobjetable libertad del
dominio español: el Republicanismo Bolivariano.

Los avatares de la guerra, el sable desenvainado, el cañón humeante, la


batalla y la lanza sanguinolenta, sepultan nuestro republicanismo cívico y,
vistiéndolo de severa casaca y morrión, acerando la pluma y hecha espada, lo
hacen épico, convirtiendo nuestra primera percepción republicana civil y
civilista, en República Clásica, con los soldados como máximos héroes.
Montado sobre el albo corcel de Simón Bolívar, el bolivarianismo, como lo
denomina Luis Castro Leiva, es “…tal vez la variante ilustrada y particular del

24
“Juan Andrés López del Rosario, conocido como Andresote, era un zambo rudo y valiente en la práctica de guerrillas
volantes, que mantuvo en consternación a los españoles durante los tres primeros años de la tercera década del siglo
XVIII. Andresote era un verdadero dirigente popular en la amplia zona comprendida entre los ríos Tocuyo, Aroa y
Yaracuy. En jurisdicción de lo que hoy forma el Distrito Mora, este "negro café con leche" logró sublevar los cuatro
cumbes enmarcados en el territorio que señalamos anteriormente. Según refiere el doctor Manuel Vicente Magallanes
en su obra Aspectos Históricos del Estado Falcón, Andresote sublevó a los loangos libres que formaban una numerosa
colonia de refugiados de Curazao, que habitaban las márgenes de los ríos Tocuyo y Aroa; a los negros que se
encontraban entre el Aroa y el camino de San Nicolás y el río Yaracuy; y a los que poblaban el sector que va desde el
río Yaracuy hasta Taria.” Recuperado de internet en http://venezuelamali.blogspot.com/2011/05/juan-andres-lopez-del-
rosario-andresote.html
25
Movimiento independentista iniciado en 1797 y que termina en la derrota de los conjurados el 8 de mayo de 1799.
26
”Es el amor a la Patria que produce en las repúblicas aquel conjunto de cualidades que llamamos costumbres. Si no
puede existir república alguna sin virtudes, ninguna virtud hay sin costumbres.” Francisco Espejo en Castro Leiva.
Lenguajes Republicanos. Castro Leiva…Ibíd…Pág.413.
27
No obstante no hacer mención a la República de manera directa, nos hemos tomado la licencia de seleccionar esta
cita de la obra del Doctor Luis Castro Leiva, dónde refiere las reflexiones cívicas de Juan Germán Roscio, en torno a su
idea de ciudad, numen creador de la idea de República. Dice en principio el distinguido académico y luego el prócer:
“Este libro, escrito en forma de confesión –de allí sus aires agustinianos- por Juan Germán Roscio, nos proporciona
una definición de una idea de ciudad muy precisa. He aquí los términos de su concepción cívica: “Me sirvió de mucho
este libro para acabar de conceder una idea exacta del sencillo, y natural sistema de las sociedades políticas,
exhibiéndome el modelo de las mercantiles. En ellas, decía su autor, entra el hombre con su industria y su
hacienda para adelantarla y enriquecerse más con las ganancias. Por este solo fin es que al incorporarse en
esta compañía renuncia a aquella ilimitada libertad con que antes disponía de lo suyo, sin consultar la voluntad
y juicio del otro: por esto es que se somete al dictamen de los compañeros reunidos al mismo intento. Los
pactos de esta unión son las leyes constitucionales de la compañía.” Castro Leiva…Ibíd.…Págs. 483 y 484. Nota:
las negrillas son nuestras, para distinguir un texto de otro.
28
“¿Se desea sin duda el de una República Federal Democrática? Pues este exige que su territorio sea dividido en
pequeñas Repúblicas, y que todas reunidas por una Representación común que las confedere, formen un solo Estado
y Soberanía en los negocios que aseguren la libertad e independencia común, y que ligadas de este modo por un
contrato, todos sean independientes de la Soberanía común en las cosas que toquen a cada una en particular.”
Fernando Peñalver citado por Luis Castro Leiva. Castro Leiva…Íbid…Pág.615.

12
republicanismo clásico y del republicanismo cívico humanista que mayor
alcance tenga para determinar nuestros criterios de membrecía política.” 29

Así, nuestro Republicanismo Bolivariano, atravesado por el lenguaje político


inicial de Aristóteles, abreva de diversas fuentes y sus lenguajes, tal y como lo
hace saber Castro Leiva:

“…no debemos inducir al equívoco de pensar que para discernir el


significado y valor que han tenido nuestras murallas en la concepción
de nuestras ideas políticas y morales, así como en la configuración
de la manera de vivir nuestras vidas, bastaría con examinar el legado
del aristotelismo como lenguaje político fundamental. Porque junto a
ese lenguaje político también se nos han desvanecido de la memoria
otros lenguajes políticos e idiomas cívicos que han surgido en la
historia de cinco siglos de nuestro camino urbano y cultural. Estos
otros lenguajes, a su vez, han hecho que el alcance que tendría todo
ese pasado para pensar la idea de nuestras ciudades, y la idea de
nosotros mismos, se transforme en una tarea mucho más exigente
que la desprevenida ligereza que suele emplear nuestra cultura
política a la hora de encarar la genealogía de la historia del
pensamiento. Estos otros lenguajes políticos son los siguientes: el
republicanismo clásico y sus idiomas particulares, v.g el humanismo
cívico y el laicismo tomista; el de la sociedad comercial o de la
economía política tal y como se conjuga, en formas diversas, por la
Ilustración Escocesa, por la Ilustración Napolitana o “Indiana”, y
finalmente el lenguaje de la Ciencia Política que bajo la forma de
otros tantos idiomas se escribe a partir de la interpretación del
Espíritu de las Leyes o del Federalista.”30

Nuestra República es, de tal manera, sincretismo de las ideas que un día
pergeñasen Aristóteles y Platón en la antigua Grecia; Cicerón crease; relatasen
propalasen e incrementasen Salustio, Polibio y Livio; renacidas en la Italia del
quattrocento y fortalecidas en los verbos de Maquiavelo y Guicciardinni, entre

29
Castro Leiva, Luis, Lenguajes Republicanos. Vol.II. FUNDACIÓN POLAR-UCAB. Caracas, 2001. Pág.437
30
Castro Leiva…Op.Cit…Págs. 452 y 453.

13
otros grandes pensadores, decantadas en suma en el humanismo cívico;
atemperadas en los neorromanos ingleses y en la ilustración escocesa pero
reafirmadas en su culto a la libertad; soliviantadas en la Francia revolucionaria;
edulcoradas en el afán comercial de los americanos del nuevo mundo inglés
del norte; y aceradas y ensangrentadas, en los campos de batalla de esta
tierra, en buen número de cruentos combates por la conquista de la libertad.
Simón Bolívar cierra el ciclo: su verbo expresado en cartas y proclamas, le
agregan lo patético, lo épico y lo heroico.

El avance inmisericorde de un liberalismo surgido de las Cortes de Cadiz, a


principios del siglo XIX, como simple mote31 y, más tarde, devenido en “padre”
de la libertad individual, junto a todas sus expresiones de tal, en particular la
libertad individual de comercio, también surgida como consecuencia de la
República de la Sociedad Comercial, junto al reventón de la sociedad europea
preindustrial, a finales del siglo XVIII32, van soterrando a la República como
creación política, y la hacen aparecer de sucesivo, en unos casos solo como
“honrosa nominación” y avanzado el tiempo, como “hija natural del liberalismo”.
Y hasta hoy hemos llegado a bordo de esa nao, una propia, con sus rasgos
distintivos, mismos que describe Castro Leiva en los siguientes términos:

“La severidad clásica del republicanismo de los romanos, impulsada


por los romanos de Rousseau y por el jacobinismo, debidamente

31
El Doctor José Antonio Bernaldo de Quirós Mateo, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, nos hace
saber acerca del origen de la voz “liberal” como mote, citando el texto del Conde de Torreno, datado en 1835, que:
“…apareció el vocablo liberal (entre septiembre y octubre de 1810, en los debates de la libertad de prensa)…” El mismo
Doctor Quirós cita luego al escritor Eugenio Tapia, literato que afirma: “El público insensiblemente distinguió con el
apellido de liberales a los que pertenecían al primero de los partidos, quizá porque empleaban a menudo en sus
discursos la frase principios e ideas liberales…” El doctor Quirós termina citando a un tercer escritor, Agustín Argüelles,
quien en 1834 denota la existencia del vocablo liberal, pero como opuesto al de servil; dice el autor en referencia: “La
frecuencia con que se usaba en las discusiones y debates la palabra liberal, no solo en su sentido lato, sino con
especial para expresar todo lo que por su espíritu y tendencia conspiraba al establecimiento y consolidación de la
libertad, excitó en la viva y amena fantasía de un escritor coetáneo la idea de usurpar aquel vocablo en una
composición poética, tan picante como festiva, para señalar a los diputados que promovían las reformas, aplicando en
contraposición el de servil a los que resistían.”
Recuperado de internet en
http://www.ucm.es/info/especulo/numero24/servil.html
32
“La pareja liberal/liberalidad cabalga en tensión entre su sentido moral y su resignificación política para calificar,
describir y designar acciones políticas inscritas en el contexto general de debatir la libertad, igualdad política, división
de poderes, libertad de imprenta, seguridad, propiedad, el gobierno representativo, democrático y federal; son éstas las
que en los textos se denominan principios, designios o resoluciones liberales. El término liberal recorre el debate que
estructura la creación del entramado institucional de una república, popular y federativa, que controle el abuso o el
“terror pánico a la mano que despotiza a los pueblos”… (…) El adjetivo liberal y su sustantivo liberalidad se deslizan en
Venezuela a través del lenguaje republicano: se habla el mismo lenguaje político pero declinado en “idiomas” distintos.
Y es en el marco del republicanismo que se solapa el entramado institucional que después adscribirá la connotación
política de liberal.”
Carole Curiel/Elena Plaza/ Carolina Guerrero/ Liberalismo-Venezuela. Pág.836-844. Diccionario Iberconceptos.
Recuperado de internet en: http:// www.iberconceptos.net/diccionario-politico-y-social-del-mundo- iberoamericano.

14
aguijoneado por las realidades de la guerra, asedió la idea de
mercado de nuestras ciudades. La obsesión de una moral ciudadana
celosa de las buenas costumbres, que veía siempre la corrupción del
cuerpo político en ciernes (cosa que la educación cívica debía
combatir mediante catequética masiva), y la idea de una conspiración
interna y externa, que siempre harían aleatoria y endeble cualquier
otra fuerza que no fuera la de las armas, hicieron que de aquella
perversa unión se engendrara la idea de virtud romana como un
remedo florentino. Por su parte, apenas ganado algún sosiego por
efecto de las armas humeantes, y cuando prometían florecer la
industriosidad y la riqueza de una Roma garante de civilidad y de la
dulzura del intercambio y las permutas, la ciudad se encrespaba.
Entonces los sables, los fusiles o los tanques se echaban a las calles
para hacer la historia y poblarla de guerrillas, de partidas, de
militares, de revolución y desde luego de proclamas y algunas veces
de constituciones. Mediante un acentuado énfasis en la libertad de
comercio mucha veces nuestro republicanismo pensó posible y
realizable, entre nosotros, una síntesis que supera los días y las
horas de inestabilidad y del vivere pericoloso de su pacto tácito con
el salus populi suprema lex de cualquier asonada. Entonces se nos
dijo, se nos decía, los desiertos se harán poblados y estos, ciudades,
y la grandeza de la civilidad hará el resto con la barbarie menguante
en retirada. Y así, en este proceso pendular, hemos ido viviendo tan
bien o mal como se puede vivir la singularidad masiva de nuestra
endémica inestabilidad política y moral en nuestras ciudades.”33

2.- Discurso político: recurso ineluctable para la pasión-acción. El


discurso del líder político venezolano: pasión, interés y convicción, tres
claves para la acción.

El discurso político es la voz audible y legible de un tiempo histórico 34. Lo que


se dijo, cuándo se dijo y en qué contexto, es esencial para desentrañar la

33
Castro Leiva…Ibíd…Pág.490.
34
“…la historia del pensamiento político se convierte en la historia del habla y el discurso (…) Se afirma no sólo que su
historia es una historia de (del) discurso, sino que tiene una historia en virtud de convertirse en discurso…” Pockock,
J.G.A. Historia Intelectual: Un estado del arte. Prismas. Revista de Historia Intelectual. N°5. 2001. Pág.5

15
intencionalidad de los actores de los acontecimientos y sus períodos de
ocurrencia.

El discurso político es la esencia del mensaje de los protagonistas de los


tiempos históricos y representa el sentido de sus aspiraciones y deseos, es
decir, su intencionalidad. En particular en el caso de los líderes carismáticos, el
discurso representa su sentir y sirve de instrumento para lograr mover hacia la
acción a aquellos que resulten ser sus seguidores. Los líderes carismáticos son
los que hacen mejor y más eficiente uso del discurso político como recurso de
propagación de ideas.35

Ahora bien, resulta también esencial precisar que entendemos en el contexto


del presente trabajo, por discurso político. Transitando el camino discursivo de
los Actos del Habla de John Austin36 y entendiendo a estos actos como
expresiones, habladas o escritas, tendentes a lograr en los demás la
movilización hacia la acción, esto es, intentar con las palabras lograr en
quienes las escuchan un cambio o propensión hacia cierta forma de “actitud”, y
pasando de allí a la “intencionalidad” de quien los emite, el contexto dónde esta
emisión tiene lugar, en la línea discursiva que sobre el particular ofrece Quentin
Skinner37, como la posibilidad de desentrañar desde el discurso de quien lo
emite, los efectos que pretende lograr sobre quien lo lee o escucha, como

35
En seminario cursado durante la escolaridad del Doctorado en Ciencias Políticas, en FCJP-CEP-UCV, intitulado
“Usos de la Propaganda Política”, la profesora Keyla Grillet, Doctora en Ciencias Políticas y responsable del seminario
en referencia, hizo la siguiente afirmación: “Los líderes carismáticos son quienes hacen uso más eficiente de la
propaganda” agregando quien estas líneas escribe “…y del discurso político como instrumento de difusión
propagandística.” Afirma Jean Marie Domenach que es tarea (fundamental) del conductor de masas conectar su
discurso con las expectativas, ilusiones y mitos de quien lo escucha. En tal sentido, si el discurso logra conectarse con
el oyente en sus más íntimas y sentidas expectativas, si dispara la evocación de un sueño, si levanta la esperanza
dónde solo existe la frustración, el discurso se convertirá en un arma eficaz de propagación de las ideas y de la
ideología como estructuración orgánica de esas ideas. Reitera Domenach en sus propias palabras: “La muchedumbre
busca en aquel que admira, menos las cualidades naturales que lo distinguen de ella que aquello por lo cual él resume
sus deseos y sus sueños, traduciendo y devolviéndole como un eco, lo que ella le sugiere y espera de él. El conductor
de muchedumbres, el conductor de masas, responde a la definición que Víctor Hugo daba del profeta…” Domenach,
Jean Marie; La Propaganda Política. EUDEBA. Buenos Aires, 1968. Pág.33.
36
“En primer lugar distinguimos un grupo de cosas que hacemos al decir algo. Las agrupamos expresando que
realizamos un acto locucionario, acto que en forma aproximada equivale a expresar cierta oración con un cierto sentido
y referencia, lo que a su vez es aproximadamente equivalente al “significado” en el sentido tradicional. En segundo
lugar, dijimos que también realizamos actos ilocucionarios, tales como informar, ordenar, advertir, comprometernos,
etc., esto es, actos que tienen una cierta fuerza (convencional). En tercer lugar, también realizamos actos
perlocucionarios; los que producimos o logramos porque decimos algo, tales como convencer, persuadir, disuadir, e
incluso, digamos, sorprender o confundir.” Austin, John. Cómo hacer cosas con palabras. Pág.71. Recuperado de
internet por www.derrida.com.ar.
37
“Conocer los motivos y las intenciones es conocer la relación que un escritor adopta ante lo que ha escrito. Conocer
las intenciones es saber si el escritor estaba bromeando, si escribía en serio o de forma irónica y, en general, qué tipo
de actos de habla llevó a cabo al escribir lo que escribió. Conocer los motivos es saber qué dio origen a esos actos de
habla en particular, independientemente de sus características en tanto que enunciados de su condición de verdad.”
Skinner, Quentin; Motivos intenciones e interpretación. Ingenium. Revista de historia del pensamiento moderno. N°1.
Enero-junio, 2009. Pág.85.

16
intención38, definimos entonces al discurso político como un conjunto
estructurado de actos de habla cuya intencionalidad inequívoca es lograr un
efecto sobre el auditórium o conjunto de lectores, tal que este efecto se
traduzca en una motivación también inequívoca hacia la acción, siempre que
sea, en cierta medida, en el sentido de una dirección esperada.39

El líder político venezolano (en particular el líder carismático venezolano) apela


a un elemento esencial en su discurso político: la pasión. Desde la pasión es
posible lograr la acción sin reflexión, esto es, la conducción de quien escucha
(de manera además reiterada) hacia la categorización que José Ortega y
Gasset define como Hombre-Masa40. Convertido en Hombre-Masa, quien
“sigue” al líder, deja de ejercer la reflexión introspectiva que lo conduce hacia
el ejercicio de su libre identidad individual, para comenzar a ejercer una suerte
de “reflexión colectiva”, esto es, aquella que lo hace parte de un “nosotros”,
llevándolo a una suerte de “lar y conjunto humanos” donde la existencia es más
placentera, al sentirse parte de “algo y alguien” que es más grande que él e
incluso que pareciese no tener límite de tiempo y espacio41.

38
“…la comprensión del acto ilocucionario realizado por un hablante sería equivalente a comprender sus intenciones
primarias cuando profiere el enunciado (…) Acceder a estas intenciones es equivalente a entender la naturaleza y el
alcance de los actos ilocucionarios que el escritor haya realizado al escribir de un modo concreto. Como he apuntado,
recuperar tales intenciones es adoptar una posición desde la que caracterizar lo que el escritor estaba haciendo; es ser
capaz de decir lo que debe haber querido decir, por ejemplo, atacar o defender una determinada línea de
argumentación, criticar o contribuir una particular tradición discursiva, etc. Pero ser capaz de caracterizar una obra de
ese modo, en términos de su pretendida fuerza ilocucionaria, equivale a comprender lo que el escritor pudo haber
querido decir al escribir de ese modo concreto, es decir, equivale a ser capaz de decir que dio significado a la obra
como ataque a, o defensa de, crítica a, o contribución a alguna actitud o línea de argumentación concreta, etc…”
Skinner… Op.Cit…Pág.88 y 90.
39
“A menos que se obtenga cierto efecto, el acto ilocucionario no se habrá realizado en forma feliz o satisfactoria. Hay
que distinguir entre esto y la afirmación de que el acto ilocucionario consiste en lograr cierto efecto. No se puede decir
que he advertido a mi auditorio, salvo que éste oiga lo que digo y lo tome con cierto sentido. Tiene que lograrse un
efecto sobre el auditorio para que el acto ilocucionario se lleve a cabo. ¿Cómo podemos expresar esto? ¿Y cómo
podemos limitarlo? En general el efecto equivale a provocar la comprensión del significado y de la fuerza de la
locución. Así, realizar un acto ilocucionario supone asegurar la aprehensión del mismo. El acto ilocucionario “tiene
efecto” de ciertas maneras, como cosa distinta de producir consecuencias en el sentido de provocar estados de cosas
en el modo “normal”, esto es, cambios en el curso natural de los sucesos…” Austin…Op.Cit…Pág.75.
40
“In The Revolt of the Masses, Ortega y Gasset manages to define “the mass-man”, or “the massified man”, in other
words, “the man emptied” of his personal history, without the bowels of past and, by this, able to listen to all the so-
called “international subjects”. This man is not a man anymore; he presents himself as a man’s carcass, formed by
transparent idola fori; he has no ”inner”, no inexorable and unalienable intimacy, no irrevocable self. This is the source
of his permanent readiness to pretend he is one thing or the other. He has only cravings…: he is the ignoble man who
obliges – sine nobilitate – the snobbish.” The mass-man prefers to let others think in his place…” Bocancea, Sorin.
Propaganda. The ideology in action. European Journal of Science and Tehology. October, 2013. Vol.9, Nº 5, 153-166.
41
“He aquí que se levanta un hombre que comienza a predicar una nueva fe en Alemania, un hombre que no tiene
detrás de él, nada; ni nombre, ni bienes, ni Prensa, nada en absoluto, nada en definitiva. Y he aquí que las personas
acuden a él; se unen a él las mujeres y muchachas que ascienden con este hombre por el empinado sendero que
parecía conducir a la luz…Y entonces sabíamos todos que esta Alemania tiene que ser más hermosa que la anterior,
tiene que ser más fuerte que la anterior, tiene que ser mejor que la anterior. ¡Y ha llegado a ser más hermosa, más
fuerte y mejor! Consideren mis propios “sentimientos”; entonces ¿Qué podría hacer un hombre que no encontrara
partidarios? Sería un predicador en el desierto…” Adolf Hitler, Munich, 19 de febrero de 1937. Heiber, Von Kotze y
Krausnick; HITLER. Habla el Fhüher. PLAZA Y JANÉS. Barcelona, 1973.Pág.233

17
El discurso político del líder (en especial del carismático) se estructura
entonces en actos de habla que permitan apelar, en principio, a esa pasión,
pero además, al estar auto convencido del contenido “universal” de su propio
mensaje y al proyectar esa autoconvicción triunfal, el líder logra también
arrimar a su grey a quien tiene un interés particular (político, pecuniario o de
poder) o a quien ideológicamente comparta, por sus contenidos, el mismo
constructo orgánico de ideas. Pero el Hombre-Masa-Seguidor, el convencido
llevado en alas de la pasión, es quien más interesa al líder o al menos, quien
más “utilidad” en la acción le provee, porque para él (hombre-masa), el líder es
padre, hermano, amigo, compadre y en los seguidores llevados por un arrebol
sublime de arrebato sentimental, “santo bendito” de devoción cotidiana. Si el
líder enferma, el hombre-masa-seguidor sufre su dolencia y si finalmente
fallece, una parte de él se marcha con el líder en su viaje eterno.

Así las cosas, el discurso del líder descansa sobre tres elementos cruciales
para la acción: el interés, la convicción y la pasión. El primero de los elementos,
esto es, el interés, atrae y recluta “adeptos” que por el conjunto de sus
preferencias personales, ven en el líder la posibilidad de éxito, tanto en el corto
como en el mediano plazo, vale decir, convertirse en seguidores puede
proveerles beneficios políticos, materiales o la simple satisfacción de una cuota
de poder; el segundo de ellos, la convicción, llama al “correligionario”, a aquel
que comparte una misma fe, un mismo constructo de ideas que convertido en
orgánico, se transforma en ideología42; la personificación del tercero, es decir,
la pasión43, como ya hemos visto, convoca al Hombre-Masa-Seguidor.

En el primer conjunto de los “adeptos” es fácil identificar a los políticos de


oficio44, negociantes y aventureros de toda laya; del conjunto de los

42
“Toda ideología es un instrumento intelectual que hace posible que el mundo parezca más simple y coherente de lo
que es en realidad. Toda ideología reduce mucho el nivel de la disonancia cognoscitiva que nos produce la percepción
directa del mundo. Toda ideología es un filtro para la percepción y el recuerdo selectivos de la información.” Arnoletto,
Eduardo. Glosario de conceptos políticos usuales. Biblioteca Virtual Eumed.Net. Buenos Aires, 2012. Pág.43
43
“La certeza que se tiene acerca de lo que debe ser se acompaña de patetismo como modo de expresión y evidencia
acerca del valor que tiene el proyecto y su realización. Una armonía se establece entre la racionalidad de los
arquetipos de la praxis y la correspondiente distribución de pasiones. A cada acción su resorte, esto es su pasión.
Mientras más expresiva y alta sea la motivación, el resorte de la acción (la pasión) se intensificará. (…) El orador debe
atender cuidadosamente el teclado de las pasiones de su auditorio en el entendido de que los afectos así suscitados
despertarán los ideales correspondientes. De allí la obsesión con la taxonomía de las pasiones, el uso del lenguaje
patético.” Castro Leiva…Ibíd….Pág.56.
44
“Hay dos formas de hacer de la política una profesión. O se vive “para” la política o se vive “de” la política. La
oposición no es en absoluto excluyente. Por el contrario, generalmente se hacen las dos cosas, al menos idealmente;
en la mayoría de los casos, también materialmente.” Weber, Max. El Político y el científico. ALIANZA. Madrid,
2009.Pág.95.

18
“correligionarios” surgen los políticos-ideólogos, quienes se asumen dotados de
virtudes casi teologales y quienes se convierten en depositarios de la “idea”,
además de propaladores “autorizados” de la palabra del líder, así como sus
“albaceas ideológicos legítimos” cuando el líder desaparece; y en el tercero
“vive, sobrevive y muere” la grey, aquella en cuyas filas milita el romántico45,
quien entre antorchas, frases altisonantes, canciones, consignas y banderas
multicolores, llora, ríe, grita y saborea, con una pasión cuasi religiosa, el verbo
encendido del líder carismático.

Son estos tres elementos, interés, convicción y pasión, más bien su utilización,
sea consciente o inconsciente, por parte del líder y su aparato, las que
permitirán la conformación de una masa de seguidores, masa siempre presta a
la acción y que como solían hacerlo las vetustas tripulaciones de los barcos
exploradores, seguirá en su fragosa travesía a este “capitán de la nao”, acaso,
si fuese necesario, hasta el último suplicio.

3.- Construcción republicana en el discurso político venezolano. La


condición “estatuaria” de la República. La ruta inexorable hacia la
interpretación liberal.

Libertad, valor, templanza, justicia y fortaleza; honor; igualdad y fraternidad.


Pueblo, como un “todo” y “todos” para “todos”; amor a las leyes y a los
magistrados; frugalidad, seriedad, virilidad; heroísmo. La Patria: morir por ella.
Todos los conceptos anteriores hacen parte esencial del discurso político
venezolano; venidos del siglo XIX, al originarse en la gesta emancipadora, son
nutridos a lo largo de nuestras revoluciones decimonónicas, para decantarse al
fin en los siglos XX y XXI. Son conceptos republicanos por derecho propio,
todos apelando a la base esencial de la República como creación política: la
pasión.

45
“Podríamos exponer – a modo de ensayo – que el Romanticismo fue una corriente “reaccionaria” – en el verdadero
sentido de la palabra – destinada a buscar una nueva cosmovisión en medio de una cultura enferma o “en crisis” que
identificaríamos con una cosmovisión “liberal-burguesa” que había acentuado excesivamente el aspecto técnico
económico, deshumanizando la cultura (…) De la imagen del romántico tenemos bien presente su evocación de la
melancolía, la inclinación al ensueño, la aspiración al ideal, el encanto del pasado recordado por sus ruinas y el
misterio de su naturaleza.”
Hubeñak, Florencio. El Romanticismo Político. Recuperado en internet
http://www.google.co.ve/webhp?source=search_app#hl=es&tbo=d&sclient=psy-ab&q=el+romanticismo.

19
El alma encendida de pasión patria, que construye colectivos para el bien
común, bajo el imperio de la ley; la República, como ninguna otra creación
equivalente, apunta a los “sentimientos” humanos. El liberalismo se centra en el
ejercicio de la libertad individual: soy libre antes que cualquier otro. En el
liberalismo, el colectivo es la simple suma de las voluntades individuales46; el
republicanismo, por el contrario, es el encendido deseo de un “todo” que más
que las partes, logra grandes epopeyas gracias a un sentir “común”: el amor a
la Patria47.

La Patria que “nos” vio nacer; que recoge nuestras vivencias más sentidas; la
Patria que al final, tal y como lo hizo con nuestros ancestros, recogerá en su
seno nuestros restos mortales, haciendo de sí y en sí misma, nuestra última
sustancia vital. La Patria es la esencia del sacrificio máximo porque “…quien da
todo por la Patria, nada pierde y gana todo cuanto le consagra…”48

Los auténticos protagonistas de la pasión-patria, los republicanos puros no son


individuos comunes. Sobre ese particular hace saber Castro Leiva:

“Héroes impolutos, poderosos, ángeles exterminadores de vicios,


jinetes de la pulcritud de las costumbres. Tanto celo, tanta devoción
sentimental de manera insensible conducen a este radicalismo a la
aceptación de otras relaciones, pasiones y acciones adicionales en
nuestra buena sustancia republicana. Así purificado el practicante en
las virtudes se hace la norma en la vida activa, de participación
religiosa que requiere esta búsqueda del bien.”49

46
Habría que hacer aquí la importante distinción entre el Liberalismo Comunitario y el Liberalismo Libertario; el primero
propugna una concepción liberal que camina en sentido contrario a la proposición arriba hecha. Charles Taylor y
Michael Sandel, por ejemplo, son figuras relevantes en la filosofía política que representan al liberalismo comunitario en
oposición al liberalismo libertario o individualista que es defensor a ultranza de la proposición que genera esta nota al
pie. Dice Michael Sandel con relación a la “individualidad” , la “identidad colectiva” y “la percepción individualista del
utilitarismo” respecto de la justicia, por ejemplo : “El vernos como nos vería la deontología es privarnos de aquellas
cualidades de carácter, reflexión y amistad que dependen de la posibilidad de proyectos y lazos constitutivos (…) A
medida que el “yo” independiente encuentra sus límites en aquellos objetivos y lazos de los cuales no puede apartarse,
la justicia encuentra sus límites en aquellas formas de comunidad que involucran a la identidad además de los
intereses de los participantes…” Sandel, Michael, El liberalismo y los límites de la Justicia. GEDISA. Barcelona, 2000.
Pág.225.
47
“El amor a la Patria purifica los corazones, corrobora la virtud fija y asegura la independencia del universo: él solo
produce héroes y los grandes hombres, y con él se puede todo.” Pedro Grasses, Máximas Republicanas, en Castro
Leiva. Castro Leiva…ibíd…Pág.622.
48
Paráfrasis de cita del Libertador Simón Bolívar, en carta de fecha 10 de septiembre de 1815. La cita textual es la
siguiente: “El que abandona todo por ser útil a su Patria, no pierde nada y gana cuanto le consagra.”
49
Castro Leiva…Ibíd.….Págs. 620 y 623.

20
Una suerte de ciudadano virtuoso, quien además tiene como tarea fundamental
la búsqueda del “bien común”, “bien” que pudiese ser equiparado al concepto
de vida buena de Aristóteles50. Existen virtudes republicanas para el tiempo de
paz y virtudes republicanas (exacerbadas) en los repúblicos, para los tiempos
de beligerancia. Castro Leiva acota al respecto:

“Desde la perspectiva de la acción, el sujeto revolucionario concibe la


virtud como forma de la voluntad. Ser virtuoso en el hacer de la
revolución significa ser héroe. Esta heroicidad vive del afán de la gloria
y de la “liberalidad” de sentimientos. De la magnanimidad o entrega
total a la causa de la revolución. En ese escenario estético, ético y
retórico, solo el sacrificio o la muerte persuaden absolutamente. Ser
virtuoso durante la tranquilidad de la república significa ser fraternal,
moderado, frugal, severo, prudente, viril, enemigo del lujo y de la
afeminación de las costumbres.” 51

De manera que el doble enfoque, el de la “revolución” y el de la “paz


republicana” implica actitudes distintivas: la guerra, el máximo sacrificio; la paz,
la máxima integridad ciudadana. En cualquier caso: el republicano encarna al
luchador excelso por las causas justas. La apelación a Republicano sugiere
automáticamente la asociación a héroes íntegros y sacrificados por el bien de
la Patria, un tipo de individuo que se merece, más que ningún otro, el título de
ciudadano; y aquel de conciudadano, solo los “igualados” por el mismo sentido
de entrega y sacrificio.

Así las cosas, para cuando amanecemos al siglo XX, la sombra del Positivismo
en ciernes aporta al Republicanismo Bolivariano un nuevo vocablo: el progreso.

50
“Puede decirse que hay un objetivo, tanto para cada uno en particular como para todos en común, a la vista del cual
elegimos o evitamos. Se trata, en suma, de la felicidad y de sus componentes. (…) Sea, pues, la felicidad prosperidad
unida a la excelencia o suficiencia de medios de vida, o la vida más agradable acompañada de seguridad o plenitud de
propiedades y del cuerpo asistida de la capacidad de salvaguardarlos y de usarlos, pues puede decirse que todos
coinciden en que la felicidad consiste en una o más de esas cosas.” Aristóteles, Retórica. CLASICOS DE GRECIA Y
ROMA. ALIANZA. Madrid, 2007. Pág.71. “Cuando llegamos al final y a la asociación perfecta, formada por la reunión
de diversos pueblos, ya hemos alcanzado la polis – una asociación de la que podríamos decir que ha alcanzado la
plena autosuficiencia; o mejor, para hablar con más exactitud, podemos decir que mientras está en crecimiento lo hace
en función del mero vivir (y por tanto en esa fase y ese estado de crecimiento háyase aún ubicado en un estadio
anterior al de su autosuficiencia), y existe (una vez alcanzada la plenitud) en virtud de una vida buena (y por ello se
hace autosuficiente).” Aristóteles. La Política, Libro I, citado por Castro Leiva. Castro Leiva…Ibíd…Pág.602.
51
Castro Leiva…ibíd…Pág.187.

21
Ese “progreso” comtiano solo posible en el contexto del “orden”52, para que
“…hombres de trabajo disfruten de la paz y los frutos de sus industrias...”53.

En sentido contrario, el Republicanismo viene soportando el ataque transversal


de un nuevo lenguaje, nacido del fondo filosófico germano de las postrimerías
del siglo XIX, en el contexto influyente de la Revolución Industrial y parido
luego, a sangre y fuego, al amanecer del XX, en una versión práctica de
raigambre eslava: el lenguaje Marxista.54

El lenguaje Marxista infiltra al republicanismo bolivariano por la vía de las


virtudes y de los valores republicanos. La Libertad, la Igualdad y la Patria; la
frugalidad, el valor, la justicia y la templanza. Solo el marxismo “libera”, porque
revierte la explotación del hombre por el hombre; en tal sentido, al acabar con
los patronos y los latifundistas, “iguala”; y al pensar en el “bien común”, solo el
marxismo construye “una Patria para todos”. El marxista es frugal, porque evita
la acumulación de bienes materiales: la posesión y la riqueza son propios de la
odiosa burguesía. El marxista es justo, porque apunta a la reivindicación del
preterido y al sacrificio propio, tras la justa distribución del producto del factor
trabajo. Más que nadie, el marxista está dotado de la virtud de la templanza, es
sobrio, morigerado y solemne, frente a los compromisos que le impone la
revolución. Y, finalmente, está dotado de un valor incontrastable con otro:

52
Augusto Comte afirma: “…la democracia es el peor de los regímenes al ser un sistema político dónde todos tienen el
poder, nadie obedece y, lo peor, no existe quien asuma la responsabilidad…”. “Comte cree que su misión intelectual es
que la política entre en el estado positivo, es decir, esté fundada en la observación que descubre constantes, formula
leyes y describe la organización única y necesaria (científica) de la sociedad. Solo una sociología o física social puede
ser hoy la base de la reorganización de las sociedades modernas. La sociología nos descubre dos motores de la
historia: el orden (condiciones de existencia de una sociedad) y el progreso (condiciones de su evolución). La ciencia
política positiva tiene el objetivo de recuperar el principio de orden de la doctrina “orgánica”, pero depurado de nociones
sobrenaturales, y el principio de progreso de la doctrina “ilustrada”, pero depurado de nociones metafísicas (…)
decimos que si Comte aspiraba a un equilibrio entre el orden y el progreso, es evidente que en la sociedad positiva que
preconiza, el orden triunfa sobre el progreso.” Prieto, Fernando; Manual de Historia de las Teorías Políticas. UNION
EDITORIAL. Madrid, 1973. Pág.776.
53
“Hace algún tiempo que nuestra Patria oscila entre dos extremos: la tiranía oficial y la intolerancia de los partidos
políticos. Esos extremos nos han llevado siempre a la muerte de las libertades, a la guerra civil, y a la desolación de la
República: males terribles que pueden curarse radicalmente en el actual momento histórico...(…) A ustedes tocará la
envidiable dicha de extinguir para siempre las guerras civiles, de crear la atmósfera de la tolerancia, de fundar el
respeto entre los partidos, de acrecentar el buen trato entre los hombres, de robustecer el imperio de la ley, de abrir
corrientes del trabajo, de impulsar las productoras industrias, de guiar a la prensa periódica por derroteros de luz y de
llevar, en fin, a Venezuela a igualarse con sus hermanas del Continente en vida civilizada y progresos de todo linaje.”
Salazar Martínez, Francisco; Tiempo de compadres. LIBRERÍA PIÑANGO. Caracas, 1972. Págs.156 y 157.
54
“El tercer y último elemento a disposición interpretativa de la viabilidad de la metáfora está constituido por el
surgimiento y expansión del marxismo en Venezuela y América Latina (…) Desde un comienzo ha estado debatiéndose
el marxismo emergente (no como “ideario” secretado abstractamente) dentro del espacio retórico-persuasivo dejado en
consignación intelectual en el domicilio de la conciencia epistemológica de los “intelectuales” positivistas por una parte,
y dentro de la conciencia colectiva del “patriotismo popular” (ilustrado, liberal, republicano y por ello patético) y su culto
a los héroes, v.g Simón Bolívar, por la otra. Inicialmente los nuevos “intelectuales” sucumben al encanto de la guerra
contra la metáfora, propia de la asepsia estilística de la simplicidad de la ciencia. El legalismo causal universal, la
fuerza de la necesidad y el encanto del determinismo hacen de los procesos sociales, políticos e históricos, un
sucesivo y progresivo suceder de cambios.” Castro Leiva…Ibíd…Pág.77.

22
presto está a ceder su vida en pos de la revolución y la conquista de los
derechos del proletariado, quien, en suma, encarna al Pueblo.

Los gobernantes positivistas y liberales, no son frugales, tampoco son justos y,


además, son cobardes: los hechos así lo respaldan. Los comportamientos de
Cipriano Castro y Juan V. Gómez son pruebas palmarias de ello55. Finalmente,
los marxistas hacen “suyos” los héroes de la Patria y denuncian como “beatón”
el patriotismo de los gobernantes, a quienes acusan de abusar de los “valores y
figuras” patrias en su propio beneficio político. Su contraparte los acusa de “anti
bolivarianos y antinacionalistas”56. De manera que se continúa viendo, en el
discurso político venezolano (aún hoy en nuestros días), una disputa
vehemente entre los factores confrontados en la pugna interpartidaria, por la
“posesión exclusiva” de las virtudes, valores y héroes republicanos de nuestra
historia patria.

La República (y su bien) es la única creación posible y solo el camino que


muestra cada parte en confrontación, senda exclusiva para su construcción.
Las sucesivas Constituciones del siglo XX hablarán de Repúblicas, de la
división de poderes, de representatividad y responsabilidad57; se hará, por otra
parte, mención permanente a la libertad de industria y comercio58, unido a
parchazos al bien común republicano; se ensalzará ad nauseam a la propiedad
privada e individual, un resabio liberal indiscutible, junto a la expresión del libre

55
“El “chácharo” se vino con los 60 de El Cabito y el resto abandonó la tierra para colmar “sagradas” y “jefaturas
civiles”, después del 19 de diciembre de 1908.” Rómulo Betancourt citado por Germán Carrera Damas. Rómulo
Histórico. Ensayo preliminar. FUNDACIÓN RÓMULO BETANCOURT. Caracas, 2010. Pág.37. “…el triunfo de la
revolución, o de la acción cualquiera que termine con el régimen de Gómez, nos hallaría profesando la tesis simplista y
antisociológica de que la” zamarrería” y la “ausencia de fronteras morales” en aquél explican y justifican el cuarto de
siglo de rehabilitación” Rómulo Betancourt. Plan de Barranquilla. 31 de marzo de 1931. Suárez Figueroa, Naudy,
Selección de escritos políticos 1929-1981. FUNDACIÓN RÓMULO BETANCOURT. Caracas, 2006. Pág.47.
56
“A la gente de ORVE se le sindica por su militante posición de izquierdas entre las interesadas, según el arbitrario
decir de quienes militan en la trinchera opuesta, en arrancar del corazón venezolano la admiración por la vida y la obra
de Simón Bolívar. (…) Somos bolivarianos, en el sentido de que vemos en el Libertador el símbolo más cabal de la
nacionalidad y en su acción sin desmayos una norma obligadora de nuestra propia acción. (…) Más no practicamos
ese bolivarianismo superficial y beatón que consiste en considerar que las formas político-sociales preconizadas por el
grande hombre son valederas para todos los tiempos.” Rómulo Betancourt. Ubicación histórica del Libertador.
Semanario Orve. Nº36. 17 de diciembre 1936. Suárez Figueroa…Op.Cit…Pág.91 y 93
57
“Art.13. El gobierno de los Estados Unidos de Venezuela y de cada uno de los Estados de la Unión, es y será
siempre republicano, federal, democrático, efectivo, representativo, responsable y alternativo.” Constitución de los
Estados Unidos de Venezuela. 1931 y 1936. “Declaración Preliminar. (…) con el nombre de República de Venezuela,
que se rige por los principios de Gobierno Federal, Democrático, Efectivo, Representativo, Responsable y Alternativo y
que es libre de toda dominación o protección extranjera…” Constitución de la República de Venezuela. 1953. “Art. 3. El
gobierno de la República de Venezuela es y será siempre democrático, representativo, responsable y alternativo.”
Constitución de la República de Venezuela. 1961. “Art.6. El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las
entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo,
responsable, pluralista y de mandatos revocables.” Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 1999.
58
El principio de la propiedad privada y la promoción de la industria y el comercio se consagra de manera uniforme en,
al menos, las cuatro constituciones antes referidas, redactados en términos de “promoción”, “derechos económicos” ,
“…ocupación productiva…”, “…desarrollo de las artes y el comercio…” .

23
comercio, originado en la República de la Sociedad Comercial estadounidense,
trocado luego en principio esencial del ejercicio de la propia libertad individual
liberal, al concebirse el disfrute y despliegue de las libertades creativas e
industriosas del ser humano, asociadas al comercio, como demostraciones
palmarias de su par liberal. En suma, serán exquisitas mezclas en algunas
ocasiones, mezclotes vulgares en otros, de republicanismo retórico con
liberalismo en la acción; republicanismo retórico que servirá al propósito de
apelar a la pasión para la acción, y al exordio emocionado que desde la pasión,
sirva al propósito de construir la convicción o alguna suerte de ella.

4.- Conclusiones.

El presente artículo pretendió, desde el pergeñado de ideas acerca de la


República, mostrar cómo tan importante creación política, arribaba a nuestras
tierras hispanoamericanas y como, virtud de la incorporación del bolivarianismo
como forma de interpretar la realidad venezolana, se trocó en nuestra forma de
hablar, escribir y entender la República, aquí, en nuestra tierra de gracia, esto
es, la visión e interpretación a través del prisma del Republicanismo
Bolivariano.

En ese orden, pudimos concluir que nuestra República fue sincretismo de las
ideas que un día pergeñasen Aristóteles y Platón en la antigua Grecia; Cicerón
crease; relatasen propalasen e incrementasen Salustio, Polibio, Livio y
Macrobio en la antigua Roma; renacieran en la Italia del quattrocento, en sus
Repúblicas Libres, fortaleciéndose en los verbos de Leonardo Bruni, Nicolás
Maquiavelo y Francesco Guicciardinni, quienes, entre otros grandes
pensadores, terminaran nutriendo el discurso del humanismo cívico.

Fuesen atemperadas, luego, en las expresiones de los neorromanos ingleses,


como Marchamont Nedham y James Harrington, así como, en el siglo XVIII, en
los reclamos de la ilustración escocesa tras su culto a la libertad, en los
discursos de Adam Smith y Adam Ferguson; resultasen edulcoradas en el afán
de comercio de los americanos del nuevo mundo inglés del norte de América, a
través de los planteamientos plasmados en The Federalist, por James

24
Madison, John Jay y Alexander Hamilton, para ser, con cierta sincronía,
soliviantadas en la Francia revolucionaria, en los discursos de Jean Jaques
Russeau, Jean Marat, Georges Danton y Maximilien Robespierre, por nombrar
algunos de los más conspicuos y enconados oradores- escritores de entonces.

Y, finalmente, terminasen recalando en nuestra tierra venezolana, inicialmente


escritas y pensadas en las reflexiones cívicas y teórico políticas de Juan
Germán Roscio, Fernando Peñalver, Francisco Espejo y Miguel José Sanz y,
posteriormente, aceradas y ensangrentadas, en los campos de batalla de esta
tierra, vistiendo casaca y morrión, armadas de lanza y trabuco, en buen número
de cruentos combates por la conquista de la libertad. Simón Bolívar hubo de
cerrar aquel ciclo: su verbo expresado en cartas y proclamas, les agregaron el
tono patético, la impronta épica y la flama heroica.

El avance inmisericorde de un liberalismo surgido de las Cortes de Cádiz, a


principios del siglo XIX, como simple mote en principio y, más tarde, devenido
en “padre” de la libertad individual, junto a todas sus expresiones de tal, en
particular la libertad individual de comercio, también surgida como
consecuencia de la República de la Sociedad Comercial, junto al reventón de la
sociedad europea preindustrial, a finales del siglo XVIII, terminaron soterrando
a la República como creación política, y la hicieron aparecer, al final y de
sucesivo, en unos casos solo como “honrosa nominación” y avanzado el
tiempo, como “hija natural del liberalismo”.

Así las cosas, en la marcha de nuestra construcción republicana, llegamos al


siglo XX dónde el Positivismo con el que iniciamos la centuria, plétora (el
Positivismo) de ciencia, orden y progreso, también terminó por entender la
República desde su perspectiva comercial e industrial a ultranza: el progreso
era visto solo en ese sentido, esto es, en su sentido material, y el orden,
entendido como requerimiento indispensable para lograrlo, un orden impuesto
por una élite que no consensuado por el colectivo.

En contraposición, el lenguaje marxista que arribó a estas tierras a bordo de la


aguerrida nave de los cambios revolucionarios europeos, concretamente de la
Rusia leninista, sirvió de poética creación para los juicios valorativos de
quienes se enfrentaban, con frenética militancia y discurso en ristre, al

25
Positivismo gobernante. Así, nuestra construcción republicana recibió los
embates de ambas concepciones y, de este modo, nuestro Republicanismo
Bolivariano adoptó ambos lenguajes contrapuestos.

Devenido el siglo XX y los “nuevos” interpretes del liberalismo, quienes


concibiesen a este como el ejercicio pleno y absoluto de la libertad individual
para “crear, fabricar y comerciar”, haciendo al liberalismo suerte de “hermano
mayor” del capitalismo como sistema económico, liberalismo y república de la
sociedad comercial al unísono terminaron por sepultar lo que de “republicana”
quedara a la República.

Sincrónicamente, los líderes carismáticos, constructores de nuestra


nacionalidad por vía de sus pensamientos, discursos y acciones de Estado, en
cada tiempo y lugar histórico, asumieron el lenguaje republicano bolivariano
como instrumento esencial de construcción de sus respectivos discursos
políticos y, alternativamente, aquel fue adoptando una variante demo-liberal u
otra marxista revolucionaria, según fuese la trinchera en la cual se colocasen
los intereses en combate.

Más aún, cuando la postura era de lucha, el lenguaje bolivariano marxista


revolucionario era adoptado por el discurso sin cortapisas de ninguna especie,
para llamar a la pasión con miras a despertar la acción; una vez hecho
gobierno, el lenguaje se atenuaba y tomaba la cadencia de un discurso más
morigerado, hasta convertirse, en cierto modo, en una versión enérgica de
bolivarianismo demo-liberal, para despertar más interés y lograr la convicción
acerca del orden, esta vez y en alguna medida, consensuado, al menos con los
grupos de poder.

Así, con el tiempo, nuestra construcción republicana ha devenido en suerte de


República Retórica de naturaleza “estatuaria”, misma que en tal condición, se
hizo monumento, construido y levantado a las glorias del pasado; se convirtió
en ofrenda floral en el panteón de los héroes; bandera al viento en los fastos
públicos; saludo militar ante el fuego eterno de la tumba del soldado
desconocido; lágrima furtiva por algún recuerdo patrio, junto al apretón de
manos a la viuda del compañero caído; recuerdo, discurso y evocación.

26
Se transmutó así en pieza broncínea, de impertérrita presencia, misma que al
sol de la estulticia, quedó inexorablemente sometida a las inclemencias del
tiempo político, sin otra utilidad que la de honrar lo pretérito e
irremediablemente destinada al requiebro impío de alguna “ave de paso”, de
canto, además, estentóreo y vocinglero. Salve República, riquiescat in pace…
¿O no?... Mortui vivos docent…

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TRANSCRIPCIONES DE CONFERENCIAS:

Conferencia dictada por el catedrático Alejandro Llano, titulada “El Humanismo


Cívico y sus raíces aristotélicas”. Transcripción de las ponencias presentadas
en la XXXVIII Reunión Filosófica de la Universidad de Navarra, jornada que
llevara por nombre “La filosofía práctica de Aristóteles”. 28 al 30 de abril de
1999. Navarra, España.

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