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EN CONFLICTO
R e f l e x io n e s en t o r n o a la v id a p ú b l ic a
Y LA CIUDADANÍA
prometeo )
1libros
Capítulo 3
Lo político vs. la política
Una revisión ideológica de los fundamentos
de la cultura política occidental
Em ilia C astorina
1. Productores y Gobernantes
3 Unzué en este libro acerca del crecimiento comercial de Atenas y las reformas de Solon
y Clístenes que fueron progresivamente abriendo y democratizando la polis.
C apítulo 3: Lo político vs. la política 69
7 Ellen M . Wood, Democracia contra Capitalismo, Siglo XXI, México, 2000, p. 219.
8 Este punto esta más extensamente desarrollado por Ellen M. Wood en op.cit. Allí, se
analiza el grado de esclavitud en la producción agrícola y es muy esclarecedor el hecho
de que eran más bien los pequeños propietarios que al trabajar su propia tierra, consti
tuían la esencia de la producción agrícola. Aunque los grandes propiedades utilizaban
mano de obra esclava, en general, no existían las plantaciones esclavistas como aparece
rán en Roma(latifundia). En Atenas, las propiedades eran generalmente modestas y los
terratenientes tenían más bien varias propiedades pequeñas que podían encargarlas a
arrendatarios. Los esclavos eran más importantes para la economía urbana aunque allí
tampoco llegaban a eclipsar al ciudadano artesano. En su gran mayoría, los esclavos se
dedicaban al servicio doméstico.
C apítulo 3: Lo político vs. la política 71
10 Ver Ellen Wood y Neal Wood, op. cit., pp. 68-73. En este sentido, también se puede
tomar como referencia el análisis que hace Stone sobre los complots entre la aristocracia
ateniense y la aristocracia de Esparta para derrocar al gobierno democrático de Atenas y
que en definitiva constituyeran buena parte de los móviles de las Guerras del Peloponeso.
11 Idem, p. 223.
12 Ellen M. Wood y Neal Wood, op. cit.
C apítulo 3: Lo político vs. la política 73
(329b-329d) Ahora bien: cuando la Asam blea se reúne, veo que, si se trata de
construcciones que hay que emprender, se llam a a consulta a los arquitectos; si se
trata de navios se hace venir a los arm adores, y así en todas las demás cosas que se
considera se pueden enseñar y aprender; y si cualquier otra persona que no esté
considerada como técnica en la m ateria se mezcla en ello para dar opinión, por
m u y rico, bello o noble que uno pueda ser, no por ello se le hace más caso, antes
al contrario, es objeto de burlas y abucheos hasta que, al fin, nuestro consejero o
bien se m archa por su propio pie o es arrancado de la tribuna y echado por los
arqueros a una orden de los prítanos. Ésta es la forma en que la gente se conduce
cuando la m ateria en discusión les parece exige un aprendizaje. Si, en cambio, se
trata de los intereses generales de la ciudad, vemos que se levantan indistinta
m ente para tom ar la palabra arquitectos, herreros, curtidores, comerciantes y
m arinos, ricos y pobres, nobles y gentes del vulgo, y nadie les echa en cara, como
en el caso anterior, que se presentan allí sin estudios previos, sin nunca haber
tenido maestros, a dar algún consejo: prueba evidente de que nadie considera
que ésta sea m ateria de enseñanza.
Con estas palabras, Sócrates pone en duda la virtud de los “hombres del
vulgo” para gobernar. En este caso, su definición de la virtud política y la justi
cia se construye sobre una analogía con las artes prácticas y en la idea de la
especializacióny e 1trabajo experto. Así como los mejores zapatos son hechos por
el zapatero entrenado y experto, el arte de la política debería ser practicado sólo
por quienes se especializan en él. Fuera los zapateros y herreros de la asamblea.
La esencia de la justicia en el Estado es el principio de que el zapatero se dedi
que a sus zapatos y un grupo de expertos —los políticos—se dediquen al manejo
del Estado. Tanto para Sócrates como para Platón, la cuestión central radica en
la división entre los que gobiernan y los que trabajan, los que se dedican a las
cuestiones del alma y los que se dedican a las cuestiones del cuerpo, los que
piensan y gobiernan y los que son pensados y gobernados. Que la esencia de la
justicia y el Estado radique en que cada uno ocupe el lugar que le corresponde
dentro de la naturaleza, como se puede ver en la República, tiene que ver funda
mentalmente con la división social del trabajo entre gobernantes y productores
que en definitiva excluye a los trabajadores de la política.
La respuesta de Protágoras no se hace esperar. A través del mito de
Prometeo, Protágoras expone el principio democrático por el cual todos los
miembros de la p o lis tienen derecho a hacer las leyes, y ésta es ni más ni
menos que la condición de existencia misma del Estado y la definición de lo
político: ya no un tipo especial de conocimiento reservado a unos pocos
sino el arte universal de la vida en común.
C apítulo 3: Lo político vs. la política 75
(322) (...) Zeus, movido de compasión y tem iendo que la raza hum ana se viera
exterminada, envió a Hermes con orden de dar a los hombres pudor y justicia, a fin
de que construyeran ciudades y estrechasen lazos de una com ún am istad. Hermes,
recibida esta orden, preguntó a Zeus cómo debía dar a los hombres el pudor y la
justicia, y si los distribuiría como Epimeteo había distribuido las artes; porque he
aquí cómo lo fueron éstas: el arte de la m edicina, por ejem plo, fue atribuido a un
solo hombre que la ejerce por una m ultitud de otros que no la conocen, y1lo mismo
sucede con todas las otras artes. ¿Bastará, pues, que yo distribuya lo mismo el pu
dor y la justicia entre un pequeño número de personas, o las repartiré a todos
indistintam ente? A todos, sin dudar, respondió Zeus; es preciso que todos sean
partícipes, porque si se entregaran a un pequeño número, como se ha hecho con las
demás artes, jam ás habrá ni sociedades ni poblaciones.
(326d) ... Apenas han salido de manos de sus maestros, cuando la patria les obliga
a aprender las leyes y a vivir según las reglas que ella prescribe, para que cuando
76 Emilia C astorina
hagan, sea según sus principios y su razón y nada por capricho y fantasía; y a la
manera que los maestros de escribir dar a los discípulos, que no tienen firmeza en la
m ano, una regidla para colocar bajo el papel, a fin de que, copiando las muestras,
sigan siempre las líneas marcadas; en la misma forma la patria da a los hombres las
leyes que han sido inventadas y establecidas por sus antiguos legisladores.
16 Ver este argumento más en detalle en Ellen M . Wood, Democracia contra capitalismo, op.
cit., pp. 225-227.
17 Ver Rossi, Miguel etal., op.cit.
18
Gorgias, 484.
78 E milia C astorina
19 Es muy importante tener en cuenta que Platón estaba convencido de que había que re
educar a la aristocracia -ahora en decadencia-. Por eso abrió la primera Academia con
el fin de formar a los hijos de la aristocracia en el arte de la filosofía y la política.
20 M . I. Finley, Democracy, ancient andM odem , Londres, Hogouth, 1985.
C apítulo 3: Lo político vs. la política 79
22 Ellen M. Wood, The origin o f capitalism, New York, Monthly Review Press, 1999.
23 Marx, El Capital cap. 1, tomo 1.
24 Ver Karl Polanyi, La Gran T ransform ación..op. cit.
C apítulo 3: Lo político vs. la política 81
26 Esto implica que las tierras comunales de donde los campesinos obtenían sus medios
básicos de vida fueron literalmente expropiadas por medio de lo que se conoció en
Inglaterra como las “Actas de cercamiento”. Lo interesante de este proceso que se dio en
Inglaterra durante los siglos XVI y XVII es que no sólo se cercaron físicamente las
tierras sino que se alteraron radicalmente los derechos de propiedad ya que de lo que se
trataba era de extinguir el uso de las costumbres aldeanas como fuente de derecho a
controlar y organizar la producción agrícola. Bajo el imperativo de la “productividad”,
se procedió a eliminar las regulaciones aldeanas y las restricciones que operaban sobre el
uso de la tierra, dando así lugar a un nuevo tipo de propiedad privada.
C apítulo 3: Lo político vs. la política 83
30 Idem, p. 246.
31 Idem, p. 246.
C apitulo 3: Lo político vs. la política 85
calles- lim itaba su explotación económica. Al mismo tiem po, a diferencia de los
obreros en el capitalism o, aún no estaban sometidos a las compulsiones económi
cas’ de la falta de propiedad. La libertad política y económica eran inseparables (...)
mientras que la igualdad política no sólo coexistió con la desigualdad socio-econó
mica, sino que la modificó sustancialmente. En este sentido, la democracia en Ate
nas no era “formal” sino sustantiva. En la democracia capitalista (...) la posición
socioeconómica no determ ina el derecho a la ciudadanía —y eso es precisamente lo
que significa dem ocrático en la democracia capitalista-, sino que, debido a que el
poder del capitalista para apropiarse del trabajo excedente de los obreros no depen
de de un estatus jurídico o cívico privilegiado, la igualdad civil no afecta directa
mente ni m odifica significativamente la desigualdad de clases; y justam ente esto
lim ita la democracia en el capitalismo. Las relaciones de clases entre capital y fuerza
de trabajo pueden sobrevivir hasta con una igualdad juríd ica y el sufragio univer
sal. En ese sentido, la igualdad política en la democracia capitalista no sólo coexiste
con la desigualdad socioeconómica, sino que la deja fundam entalm ente intacta”.32
34 ídem , p. 22.
C apitulo 3: Lo político vs. la política 87
37 La cita de Siéyés aparece en Bernard Manin, “La democracia de los modernos. Los
principios del gobierno representativo” en Revista Sociedad, N° 6, Facultad de Ciencias
Sociales (UBA), abril de 1995, p. 13.
C apítulo 3: Lo político v s . la política 89
la política ya que ésta es nuevamente entendida como una tarea más dentro
de la sociedad (y ya no aquella que define la vida humana misma) y por lo
tanto a ser desarrollada por gente dedicada exclusivamente a ella.
Sin embargo, sería la Revolución Americana de 1776 y, más precisa
mente, los argumentos de los Federalistas en la redacción de la Constitu
ción Americana en 1787 los que dieran el paso decisivo en el desplazamien
to del dem os del poder efectivo. En un contexto donde el impulso hacia la
democracia masiva era ya muy fuerte, los federalistas se enfrentaron a la
tarea sin precedentes de preservar lo que pudieran de la división entre la
masa y la élite en el marco de un derecho político cada vez más democrático
y una ciudadanía cada vez más activa. Los redactores de la Constitución se
embarcaron en el primer experimento de diseñar un conjunto de institu
ciones políticas que abarcarían y al mismo tiempo reducirían el poder po
pular. En otras palabras, era necesario crear un cuerpo de ciudadanos inclu
sivo pero pasivo, con una' perspectiva limitada de sus facultades políticas.
Su tarea práctica consistía en sostener una oligarquía propietaria con el
apoyo electoral de la multitud. “Esto también requirió que los federalistas
produjeran una ideología, específicamente una redefinición de la democra
cia, que disimulara las ambigüedades de su proyecto oligárquico. Fueron
los vencedores antidemocráticos en Estados Unidos los que dieron al mun
do moderno su definición de democracia, una definición en que la dilución
del poder popular es un ingrediente esencial”.38
En el planteo de los federalistas, la democracia se sustenta en la represen
tación aunque sobre la base de argumentos platónicos, en sí mismos,
antidemocráticos. Básicamente, la incompetencia del pueblo para gober
nar. En el Federalista X, Madison explicaba que la representación consistía
en “refinar y ensanchar las opiniones públicas haciéndolas pasar por el ta
miz de un cuerpo elegido de ciudadanos cuya sabiduría pueda discernir
mejor el verdadero interés de su país y cuyo patriotismo y amor por la
justicia sean los menos susceptibles de sacrificar ese interés a consideracio
nes efímeras y parciales”. Y luego agregaba: “En un sistema semejante, pue
de muy bien ocurrir que la voluntad pública, formulada por los represen
tantes del pueblo, concuerde más con el bien público que si fuese expresada
por el pueblo mismo”. Es decir, el subtexto de esta definición es muy simi
lar a lo que Platón planteaba ya que la multitud trabajadora quiere el bien
pero no sabe verlo dado que está sumido en opiniones parciales, y guiados
39 Ellen M . Wood, ídem, p. 252. En este sentido, es importante recalcar cuán alejada
estaba la enajenación del poder político del concepto griego de democracia en tanto
la elección era considerada una práctica oligárquica. La democracia podía adoptar la
elección para ciertos propósitos específicos pero no pertenecía a la esencia de la cons
titución democrática. Tal es el caso de los oficios que requerían una experiencia es
trictamente técnica, sobre todo los cargos financieros y militares más altos, como el
cargo de estratega para el cual fue elegido Pericles, por ejemplo. Pero dichos puestos
iban acompañados de estrictas medidas para asegurar cuentas claras y se entendían
abiertamente como excepciones a la regla de que se puede suponer que todos los
ciudadanos poseen el tipo de conocimientos cívicos necesarios para las funciones
políticas generales. El método democrático por excelencia fue la selección por sorteo
que, pese a sus limitaciones prácticas, abarca un criterio de selección en principio
opuesto a la enajenación de la ciudadanía y la suposición de que el dem os es política
mente incfampetente.
C apítulo 3; Lo político vs. la política 91
Conclusión
Bibliografía