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2º) Forma: El desistimiento puede ser expreso, bien oral (como el que se produce
en el trámite de la audiencia previa, art. 415.1, II), bien escrito, en atención al princi-
pio que rige fundamentalmente en el desarrollo procedimental, y consiste en la de-
claración inequívoca de voluntad del demandante. También el desistimiento puede
ser tácito, como consecuencia de determinadas conductas del actor, a las que la LEC
les atribuye este efecto de dejación del proceso.
La LEC atribuye este valor de desistimiento tácito en el art. 414, al referirse a la
incomparecencia del actor a la audiencia previa, o en el art. 442, donde se considera
también como desistimiento la inasistencia del demandante a la vista en el juicio
verbal sin que el demandado alegue interés legítimo en la continuación del proceso
(art. 442.1).
VI. ALLANAMIENTO
1. Concepto
Es un acto procesal del demandado por el que manifiesta su voluntad de no opo-
nerse a la pretensión del actor o de abandonar la oposición ya interpuesta, confor-
mándose con la misma, provocando la terminación del proceso con sentencia no
contradictoria de fondo en la que se le condenará.
El allanamiento, como acto unilateral del demandado, que se proyecta sobre la pre-
tensión o pretensiones del actor, produce los siguientes efectos: 1.º) La terminación
del proceso por conformidad con las pretensiones del actor, con la salvedad de que
se trate de un allanamiento parcial produciéndose lo prevenido en el art. 21.2 LEC;
2.º) El allanamiento, si es total, determina el contenido de la resolución que pone fin
al proceso: sentencia condenatoria, de acuerdo con lo solicitado por el demandante
(art. 21.1); 3.º) La sentencia que se dicta en caso de allanamiento supone entrar en
el fondo, con sentencia no contradictoria, produciendo los normales efectos de cosa
juzgada; 4.º) Si el demandado se allana a la demanda antes de contestarla, no proce-
de imposición de costas, salvo que aprecie el tribunal temeridad o mala fe; a estos
efectos se entiende que existe mala fe si antes de presentada la demanda se hubiese
formulado al demandado requerimiento fehaciente y justificado de pago, o si se hu-
biera dirigido contra él demanda de conciliación. Por su parte, cuando el demandado
se allanare a la demanda antes de contestarla, no procederá la imposición de costas
salvo que el tribunal, razonándolo debidamente, aprecie mala fe en el demandado.
Se entenderá que, en todo caso, existe mala fe, si antes de presentada la demanda se
hubiese formulado al demandado requerimiento fehaciente y justificado de pago, o
si se hubiera iniciado procedimiento de mediación o dirigido contra él solicitud de
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2. Requisitos
Los requisitos que se desprenden del régimen jurídico del allanamiento del de-
mandado son:
a) Subjetivos
El demandado debe tener plena capacidad procesal, integrándose también su ca-
pacidad de postulación, necesitándose, según el art. 25.2, 1.º, LEC, poder especial por
el procurador para allanarse.
La declaración de voluntad que comporta el allanamiento necesita de los siguientes re-
quisitos: 1) El representante legal del menor o del incapaz necesita autorización judicial para
allanarse (puede entenderse a este respecto aplicable lo dispuesto en el Código Civil en rela-
ción con la renuncia: art. 166 para los padres y 271.3 para los tutores); 2) El representante
voluntario necesita de mandato expreso del representado (art. 1713, II); 3) Para allanarse
la persona jurídica necesita manifestación de la voluntad del órgano de la misma que tiene
competencia conforme la ley o conforme sus propios estatutos; y 4) En los supuestos de litis-
consorcio pasivo se necesita el allanamiento de todos los litisconsortes, porque de otro modo
el proceso debe continuar.
b) Objetivos
El allanamiento solo es admisible desde la disponibilidad de los derechos. Según el
art. 21.1 LEC si el allanamiento se hiciera en fraude de ley o supusiera renuncia con-
tra el interés general o perjuicio de tercero, se dictará auto rechazándolo y se seguirá
el proceso adelante, lo que comporta una reiteración respecto de lo que prescribía
el art. 6 CC.
Del mismo modo que sucedía con la renuncia, la LEC, en el art. 751, referido a los proce-
sos sobre capacidad, filiación y matrimonio, determina que el allanamiento en los mismos no
surtirá efecto, por cuanto no concurre un derecho material disponible en ellos.
El art. 21 delimita los dos tipos de allanamiento, según sea total o parcial. Cuando
el demandado se allana a todas las pretensiones del actor, se produce el allanamiento
total, terminando el proceso y produciéndose los efectos generales del mismo, salvo
que concurriera fraude de ley o supusiera renuncia contra el interés general o per-
juicio de tercero, en cuyo caso se dictaría auto rechazándose y siguiendo el proceso
adelante. Cuando, ejercitadas una pluralidad de pretensiones, se allanare el demanda-
do a alguna o algunas de ellas, o cuando el demandado se halle conforme con parte
de la única pretensión aducida (art. 405.1), se produciría el allanamiento parcial, en
aquellos supuestos de pluralidad de pretensiones que pueden disgregarse por su
naturaleza, de modo que respecto de las allanadas termina el proceso, y respecto de
lo no allanado, continuará el desarrollo normal del proceso.
Crisis procesales 30 /10
c) De actividad
1º) Tiempo: El actor demandado puede allanarse en cualquier momento de la pri-
mera instancia o de los recursos o de la ejecución de la sentencia (art. 19.3 LEC).
Tradicionalmente se venía sosteniendo que el allanamiento era uno de los posibles conte-
nidos de la contestación a la demanda, y así se mantiene en el art. 405 LEC, si bien ello no
significa que se trate necesariamente del momento en que debe efectuarse el allanamiento,
sino que es uno de los posibles, como una de las conductas que puede efectuar el demanda-
do en el trámite de contestación a la demanda, sin que ello suponga que el allanamiento es
contestación. Es más, aún siendo éste un momento para efectuar el allanamiento, este acto
de disposición puede efectuarse en cualquier momento del proceso.
También es posible el allanamiento tras la sentencia de primera instancia, partiendo de
que fue desestimatoria de la pretensión y ha sido recurrida, entendiendo que en tal caso el
allanamiento comportaría que el tribunal que conoce del recurso debería dejar sin efecto la
sentencia impugnada por razones producidas con posterioridad a la misma, máxime si se
tiene en cuenta que hasta la sentencia firme el proceso no ha finalizado. Diferente sería si el
recurrente fuere el demandado, puesto que en tal caso se trataría más bien de algo semejan-
te a un desistimiento del recurso.
2”) Forma: El allanamiento tiene que ser expreso. Puede efectuarse por escrito o
verbalmente, en atención al principio que rige fundamentalmente el desarrollo del
trámite procedimental en el que se produce.
Supuesto especial es el previsto en el art. 21.3 en los juicios de desahucio, que será objeto
de examen en el Tema 33ª y del que aquí se hace sólo mención.
Por razones materiales o por razones procesales las figuras que hemos visto hasta
ahora y las que veremos en este Tema suponen la terminación anormal del proceso.
Cosa distinta ocurre con la admisión de hechos pues con ella no se produce dicha
terminación. Para la admisión debe tenerse en cuenta que:
a) El allanamiento es un acto que puede realizar sólo el demandado, que no se
refiere a los hechos sino a la pretensión, que pone fin al proceso y que determina
el fallo de la sentencia. Incluso el allanamiento parcial no puede confundirse con la
admisión de hechos que puede realizar cualquiera de las partes, se refiere a los he-
chos afirmados por la contraria, no pone fin al proceso y no determina el fallo de la
sentencia (aunque sí el antecedente de hechos).
b) El reconocimiento de los hechos en la prueba de interrogatorio de la parte
también debe distinguirse de la admisión de hechos. El interrogatorio es un medio
de prueba, lo que indica que con el pretenden probarse los hechos que han queda-
do controvertidos después de los actos de alegación, de modo se trata de un acto
que puede realizar únicamente la parte y que tiene efectos muy distintos según se
refieran a:
1º) Hechos en los que la parte intervino personalmente y cuya fijación como
ciertos le es enteramente perjudicial, respecto de los que la prueba de interrogatorio
que tienen valor de prueba legal (art. 316.1 LEC), y
2º) Otros hechos sobre los que la parte sea interrogada, sobre los que el interroga-
torio se apreciará conforme a las reglas de la sana crítica (art. 316.2).
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VIII. TRANSACCIÓN
1. Concepto y clases
En el ejercicio del poder de disposición de las partes cabe también transigir sobre
lo que sea objeto del proceso, excepto cuando la ley lo prohíba o establezca limita-
ciones por razones de interés general o en beneficio de tercero (art. 19.1).
Puede distinguirse, a este respecto, dos tipos de transacción: la extraprocesal, sin
incidencia en el proceso, y la procesal.
Debe partirse del art. 1809 CC: «la transacción es un contrato por el cual las partes, dan-
do, prometiendo o reteniendo cada una alguna cosa, evitan la provocación de un pleito o po-
nen término al que había comenzado»; de este precepto se desprenden las dos modalidades
de transacción: la extraprocesal y la procesal.
2. Requisitos
Los requisitos que configuran el régimen jurídico de la transacción son:
a) Subjetivos
Los exigidos respecto de la renuncia o el allanamiento se predican también res-
pecto de la transacción, incluida la exigencia de otorgar poder especial al procura-
dor para transigir, con la salvedad de que la exigencia de autorización judicial para
transigir en los supuestos de representantes legales del menor o incapacitado sólo se
exige cuando la transacción afecta a determinados bienes (arts. 166 y 1810 CC).
b) Objetivos
Si bien pueden reiterarse los límites objetivos que impiden la terminación de un
proceso por transacción (no esté prohibida por la ley ni se halle limitada por razones
de interés general o en beneficio de tercero, art. 19.1 LEC y 6 CC), existen supuestos
específicos legalmente determinados en los que se delimita la posibilidad o la prohi-
bición de transacción procesal judicial.
Así, el art. 1813 CC establece que se puede transigir sobre la acción civil derivada del
hecho delictivo, y el art. 751 LEC establece la imposibilidad de transigir en los procesos no
dispositivos sobre capacidad, filiación y matrimonio, como ya lo hiciera anteriormente el art.
1814 CC, si bien pueden darse determinadas materias en estos procesos no dispositivos so-
bre las que las partes puedan disponer libremente según la legislación civil aplicable, pudien-
do ser objeto de transacción (así sucede con el art. 151 CC, al permitirse la misma sobre las
pensiones alimenticias ya vencidas).
c) De actividad
1º) Tiempo: El art. 19.3 LEC permite la transacción en cualquier momento de la pri-
mera instancia o en fase de recursos, solución a la que se llegaba desde el art. 1819 CC; y
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2º) Forma: Puede ser escrita u oral, en atención al momento en que se lleva a cabo
la transacción. Cabría pensar que cuando se realiza extrajudicialmente debe llevarse
documentalmente por escrito ante la autoridad judicial, y ser ratificado. Si la transac-
ción se realiza en presencia judicial, atendido el momento en que se lleva a cabo,
puede ser oral o escrito; si es oral, se hará constar por acta o por cualquiera de los
medios de reproducción los términos del acuerdo, con el fin de obtener la homolo-
gación del mismo a que se refiere el art. 19.2 LEC.
La caducidad supone la terminación del proceso por inactividad de las partes du-
rante el lapso de tiempo previsto por la ley. Su fundamento se halla en la idea de que
la litispendencia no puede prolongarse indefinidamente.
La terminación del proceso por inactividad de las partes tenía razón de ser en un proceso
en el que regía el principio de impulso de parte, si bien hoy ha dejado de tener sentido al
regir el principio de impulso oficial (art. 179.1 LEC). No obstante, el legislador ha previsto los
escasos supuestos en que, pese al impulso de oficio de las actuaciones, la inactividad puede
conducir a la caducidad, evitándose con ello la litispendencia indefinida (art. 237). Podría pen-
sarse en los supuestos de suspensión del proceso a petición de todas las partes litigantes por
más de sesenta días desde la solicitud de la suspensión sin que nadie solicite la reanudación,
produciéndose primero el archivo provisional de los autos y, transcurridos los plazos previstos
en el art. 237, la caducidad de instancia.
X. SOBRESEIMIENTO