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Estipulacion contractuales y, en su defecto, de acuerdo con los dispositivos

legales pertinentes.

3.2.3. Legitimidad para obrar.

Es la identidad de la persona del actor con la persona favorecida por la ley y de la


persona obligada con la del demandado. El art. 690 del Código se refiere a esta
condición al prescribir que está legitimado para promover la ejecución quien en el
título ejecutivo o de ejecución tiene reconocido el derecho en su favor, contra
aquél que en el mismo tiene la calidad de obligado.

3.2.4 Interés para obrar.

Se trata del interés procesal en obrar que no debe ser confundido con el interés
sustancial en la obtención de un bien que constituye el núcleo del derecho
subjetivo. El interés procesal para obrar en la ejecución de garantías no nace al
mismo tiempo que el derecho subjetivo. Nace después, en el momento que tal
derecho se encuentra en un estado de insatisfacción, cuando falta el pago
oportuno, esto es, la voluntaria prestación del obligado. Aquí surge la acción, esto
es, el derecho de dirigirse al Estado, representado por el juez, con el fin de que
obligue al deudor incumplido a pagar a favor del acreedor insatisfecho.

3.2.5. El Derecho.

Esta condición de fondo consiste en la existencia de una norma legal que


garantice al actor el bien que pretende. En el caso de la ejecución de garantías,
las normas legales que tutelan el derecho del ejecutante, según las cuales fueren
las relaciones jurídicas originarias de la obligación cuyo pago reclama.

4.- EL PROCESO DE EJECUCIÓN: SU OBJETO

El proceso civil, atendiendo a su objeto, se clasifica en proceso de conocimiento y


procesos de ejecución, clasificación que responde a las distintas funciones del
proceso. El de conocimiento, que puede ser condenatorio, declarativo o
constitutivo, tiene por objeto la declaración de un derecho o responsabilidad o la
constitución de una relación jurídica, lo cual debe ocurrir en la sentencia, luego de
realizar una actividad cognoscitiva sobre las pretensiones del actor, las defensas
del demandado, las pruebas aportadas y la confrontación de los hechos con el
derecho aplicable. El objeto del proceso de ejecución, en cambio, es la tutela
inmediata del derecho reclamado, en virtud de un documento al que la ley le da el
carácter de título de ejecución. El juez no realiza labor cognoscitiva preliminar
sobre los hechos que sustentan la retensión y las pruebas que podrían
acreditarla, porque el derecho está contenido en tal título y, entonces, debe
disponer su inmediata satisfacción, ordenando al demandado que cumpla su
prestación a la que está obligado.

4.1. El Título de Ejecución

Lo que exige todo proceso de ejecución es la preexistencia de un título en el que


conste la obligación cierta, expresa y exigible, y se es de dar suma de dinero, que
sea líquida o liquidable. Título ejecutivo es una declaración contenida en un
documento por el que una persona reconoce una obligación cierta y exigible a sus
cargo. En todo título ejecuivo hay un requisito sustancial y otro formal. El primero
está constituido por la declaración sobre la existencia de la obligación; y el
segundo, por el documento mismo que contiene la obligación.

La obligación es cierta cuando aparece reconocida por su deudor en el texto del


título.

La obligación es expresa cuando está escrita en el documento respectivo.


Entonces, procederá la ejecución, siempre que una obligación conste de algunos
de los modos que la ley enumera.

La obligación es exigible cuando se encuentra vencido el plazo o cuando,


habiéndose pactado condición, ésta se ha producido. El derogado C.de.P.C., mod.
Por el D.L. Nº 20236, estableció que sólo podía despacharse ejecución si la
obligación era exigible por razón de tiempo, lugar y modo. El Código actual no
hace estas precisiones, por eso que consideramos a la exigibilidad limitada al
plazo (tiempo) y a la condición (modo); más no al lugar porque, si se demanda en
un lugar distinto al del señalado para el cumplimiento de la obligación, el
demandado puede cuestionar la competencia del juez en razón al territorio u optar
por someterse al juez que conoce de la demanda. La exigibilidad supone la
concurrencia de dos circunstancias; que sea de plazo vencido, y que no se halle
sujeta a condición.

Es importante en este proceso de ejecución de garantías identificar cuál es el


título de ejecución, incluso con fines prácticos, pues de las experiencias
jurisdiccionales se advierte que mientras algunos jueces consideran como tal el
documento que contiene la obligación principal, para otros es el documento que
contiene la constitución de garantía.

Conviene tener presente que el documento relativo a la obligación principal


identifica a los sujetos, las prestaciones, el plazo y demás condiciones cuando las
hay, mientras el documento por el que se constituye la garantía los bienes con los
cuales se respalda la obligación principal y los alcances de tal garantía.

Ahora bien, pueden presentarse los siguientes supuestos:

a. Que en un mismo documento estén contenidos la obligación principal y la


garantía. En este caso el título de ejecución está contenido precisamente
en tal documento.

b. Que la obligación principal conste en un documento, y la garantía, en otro


documento. En este caso, por ejemplo cuando un bien garantiza deudas
futuras o eventuales, ¿cuál de ellos es el título en el proceso de ejecución
de garantías? Como quiera que el juez para dictar el mandato de ejecución
requiere identificar al acreedor y deudor, la clase de obligación sus
caracteres de cierta, expresa y exigible, además de líquida o liquidable en
su caso, se concluye que lo requerido es el documento relativo a la
obligación principal. Pero esta conclusión nos lleva a calificar al título para
un proceso ejecutivo y no toro. Requerimos, entonces, para iniciar el
proceso de ejecución de garantías de otro documento, el que contiene la
garantía, identifica los bienes gravados, hace referencia a la obligación
principal que garantiza o el limite de la afectación, entre otros aspectos. En
este caso, ambos títulos son necesarios porque el juez lo que dispondrá de
manera inmediata, si califica positivamente la demanda, no será
precisamente alguna medida sobre los bienes gravados, sino sobre la
obligación principal, esto es, que el obligado cumpla la prestación dentro de
un plazo, y sólo si no cumple, dispondrá la ejecución de la garantía.
Entonces, esto nos permite afirmar que si existen estos dos documentos, o
más de ser el caso, ambos son indispensables y deben ser presentados
con la demanda: El documento que contiene la obligación principal para
que el juez disponga el pago, y el documento relativo a la garantía para
que el juez disponga el remate de los bienes gravados si es que el deudor
no paga.

Los dos documentos en forma conjunta se requieren. Ninguno puede ser omitido:
Si no se presenta el documento de la obligación principal, el juez no podrá
ordenar al demandado (deudor) el cumplimiento de la prestación; si no se
presenta el documento de la garantía, el juez no estará en condiciones de
disponer el remate de los bienes.

4.2. El Documento de la Obligación Principal debe ser Título Ejecutivo.

Si la obligación principal consta en un documento independiente del que contiene


la garantía, ¿ cuál es el documento idóneo? Consideramos que no puede ser
cualquier documento, sino alguno de los que la ley considera que contiene la
obligación cierta, expresa, exigible y líquida o liquidable en su caso. Como el
capítulo del CPC referido al proceso de ejecución de garantías nada dice sobre el
particular, por analogía debe considerarse como títulos relativos a la obligación
principal cualquiera de los documentos que establece el art. 683 del CPC, mas no
cualquier otro documento, porque todo proceso de ejecución requiere de un título
al que la ley le da el carácter de hacer posible la inmediata ejecución. Si bien el
art. 720 del CPC exige que se presente con la demanda el documento que
contiene la garantía y el estado de cuenta del saldo deudor, mas nada dice sobre
el documento referido a la obligación principal, no quiere decir que este último
documento no deba presentarse, sino, todo lo contrario, su presentación es un
imperativo establecido por el art. 689 del CPC, que se aplica para todo proceso de
ejecución. Es evidente, que ante la claridad de esta regla general, el codificador
consideró innecesario repetirlo en el art. 720.

Resultaría inaudito reclamar tutela jurisdiccional frente al deudor que no realiza la


prestación a la que está obligado, sin presentar el documento donde la obligación
esté contenida. Como también sería inaudito que mientras en los demás procesos
de ejecución se exige el documento de la obligación principal, en el de ejecución
de garantías no se exija.

4.3. Medios de Defensa del Ejecutado

El art. 722 del CPC establece que el ejecutado puede formular contradicción
alegando solamente la nulidad formal del título, inexigibilidad de la obligación o
que la misma ya ha sido pagada o ha quedado extinguida de otro modo, o que se
encuentra prescrita. Agrega que la contradicción que se sustente en otras
causales será rechazada liminarmente por el juez, siendo esta decisión apelable
sin efecto suspensivo.

Si analizáramos aisladamente el proceso de ejecución de garantías sólo en virtud


de las reglas especiales que al respecto establece el CPC, se diría que el
ejecutado sólo puede defenderse dentro de los alcances del mencionado art. 722.
Pero esto sería un error, pues ello significaría negar o ignorar que otros medios
de defensa que prevé el Código puedan aplicarse, pese a ser idóneos para el
caso, como serían las excepciones o las cuestiones probatorias, por ejemplo. Otro
aspecto importante por aclarar es que no debe confundirse la contradicción que
regula el dispositivo en referencia con el derecho de contracción que tiene todo
demandado en cualquier proceso y que constituye la manifestación del derecho
de defensa constitucionalmente reconocido.
La contradicción que autoriza el art. 722 es un medio de defensa específico del
ejecutado contra el mandato de ejecución y, por tanto, está perfectamente claro
sobre su procedencia. En cuanto a las excepciones, se adujera que no proceden
porque la contradicción autorizada por esta norma no lo establece, llegaríamos al
absurdo, por ejemplo, de no poder hacer jurídicamente nada sin un Juez de Paz
Letrado conociera del proceso de ejecución de garantías, pese a que la ley
establece que la competencia corresponde al juez civil. Consideramos que es
procedente en este caso la excepción de incompetencia, como también las demás
excepciones según los supuestos que se presenten. También sería inexplicable
que ante una valorización realizada por quienes no fueran ingenieros o
arquitectos, no que tal valorización no correspondiera a la realidad, se le negara al
ejecutado el derecho de observar tal documento. Pues, todo lo contrario, el
ejecutado puede usar de estos medios de defensa.

Como referencias, los siguientes son medios de defensa que puede ejercer el
demandado: contradicción, excepciones y observaciones.

4.3.1. Contradicción.

Es un medio de defensa previsto por el art. 722 del CPC. Interpuesta la demanda,
si reúne los presupuestos de admisibilidad y procedencia, el juez dicta el mandato
de ejecución (auto), ordenando que el ejecutado pague dentro de tres días de
notificarlo, bajo apercibimiento de procederse al remate del bien dado en garantía
(art. 721). Está claro que esta resolución debe ser dictada en virtud de la
existencia de la obligación principal contenida en un título, pues, de otro moto
¿cómo podría ordenarse el pago si no existe el título que permita conocer a los
sujetos, plazo o cantidades, entre otros requisitos?. Notificado el mandato de
ejecución, el ejecutado puede formular contradicción alegando solamente como
causales la nulidad formal del título, inexigibilidad de la obligación que la misma
ya ha sido pagada o ha quedado extinguida de otro modo, o que se encuentra
prescrita.

a. Nulidad formal del título.

En este caso la contradicción está dirigida contra el título cuando adolece de una
causal relativa a la forma, no a la materia. Si existiera nulidad esencial no podría
deducirse mediante la contradicción, sino mediante una pretensión de nulidad
ejerciendo la acción correspondiente.
Ahora bien, ¿cuál título se cuestiona: el que contiene la obligación principal o el
de la constitución de la garantía? Consideramos que ambos títulos son
susceptibles de contradicción, por cuanto el juez para ordenar el pago, bajo
apercibimiento de remate del bien gravado, procede así porque considera que
existen los dos títulos, Puede ser que la obligación principal esté bien constituida,
mas no la garantía y viceversa, y en cualquiera de los casos o en los dos juntos,
puede ampararse la contradicción, pues si la obligación principal adolece de
nulidad formal, no puede reclamarse en vía de ejecución, y si es el documento
constitutivo de garantía el que está afectado de nulidad formal, no puede
sustentar la ejecución de garantías.

b. Inexigibilidad de la obligación.

En este caso la contradicción está dirigida contra la obligación principal, por ser
ésta la que el ejecutante pretende que el deudor cumpla. Si uno de los requisitos
comunes en los procesos de ejecución es que la obligación sea exigible, se
concluye que si no lo es, por se inexigible, no procede la demanda. Una
obligación es exigible cuando se encuentra vencido el plazo o cuando se
encuentra vencido el plazo o cuando no está sujeta a condición, o estando, tal
condición ya se produjo. O contrario sensu, la obligación es inexigible cuando no
se encuentra vencido el plazo cuando está sujeta a condición y ésta aún no se
produce.

c. Obligación pagada.

También la contradicción está dirigida contra la obligación principal, respecto de la


cual el deudor considera que ya se extinguió por haberla pagado. Sobre el pago
habrá que remitirse a las reglas pertinentes del C.C., según las cuales el pago se
entiende efectuado sólo cuando se ha ejecutado íntegramente la prestación
(1220), el pago comprende capital, gastos e intereses (1257), entre otras, como
también las reglas relativas al pago por consignación, pago con subrogación y
dación en pago, si es que se hubieran producido estas formas de pago.
c. Extinción de la obligación de otro modo.

También aquí la contradicción está dirigida contra la obligación principal, la misma


que puede extinguirse por otros modos distintos al pago. Tales los casos de
haberse producido transacción, novación, compensación, condonación, u otros
más.

d. Prescripción extintiva.

El sentido literal del art. 722 es que el ejecutado puede contradecir el mandato de
ejecución, fundándose también en que la obligación reclamada se encuentra
prescrita. Como se sabe no prescriben las obligaciones ni los derechos, sino el
ejerció de la acción correspondiente, como lo establece la regla matriz de la
prescripción contenida en el art. 1989 del CC. En consecuencia, se entiende que
procede este medio de defensa bajo el amparo de haberse de haberse ejercido la
acción después de operada la prescripción.

4.3.2. Excepciones.

El art. 722 del Código parece reducir al ejecutado en un límite infranqueable para
el ejerció de su derecho de defensa, como es el derecho de contradicción, más
aún si la prescripción resulta normada como una de las causales de aquel medio
de defensa,. Tal límite debe entenderse referido 3nciamente a las causales de
contradicción, esto es, que no pueda basarse en otras causales; pero ello no osta
que el ejecutado pueda ejercer otros medios de defensa, entre ellos las
excepciones, tanto porque no hay norma prohibitiva sobre el particular, cuanto
porque las excepciones son medios de defensa general del demandado en
cualquier proceso que las puede ejercer cuando no existen todas las condiciones
de la acción o no se satisfacen los presupuestos procesales.

Entonces, por ejemplo, si la demanda se presenta ante juez incompetente, si


existe cosa juzgada, si ha mediado desistimiento, conciliación, o si hay deficiencia
o insuficiencia en la representación, procederá deducir las excepciones
correspondientes, por resultar idóneas. No admitirlas, importaría que el
demandado nada podría hacer frente a estos supuestos y aceptar que el proceso
se tramite ante juez incompetente, que se exija el pago pese a existir cosa
juzgada, o desistimiento, o admitir que intervenga en el proceso alguien que
carezca de representación. Incluso la prescripción debiera deducirse como
excepción, como lo es, y no como sustento de la contradicción.

4.3.3. Observaciones.

La demanda de ejecución de garantías debe estar anexada, también, de la


tasación comercial actualizada. La normativa sobre este pro eso nada dice sobre
el derecho de defensa que el ejecutado puede ejercer contra tal tasación; pero
ello no significa que nada pueda hacer. Lo que procede es que el ejecutado puede
formular observaciones, lo cual tiene sus fundamentos tanto en el principio de
contradicción (arts. I del T.P. y 3º del CPC), puesto que los actos de una parte,
documentos u otros que presente, son susceptibles de oposiciones, tachas,
observaciones o cualquier otra cuestión que resulte idónea; cuanto por analogía
con lo previsto en el art. 730 C.P.C., que faculta formular observaciones contra la
tasación de un bien realizada con fines de remate. Negar al ejecutado el derecho
de observación sería negarle el derecho de defensa que tiene amparo
constitucional, con respecto a un acto de su adversario, como es la tasación, pese
a que ésta podría tener deficiencias, errores y hasta arbitrariedades.

Igual derecho de observación le corresponde al ejecutado con respecto al estado


de cuenta del saldo deudor, porque éste, por su naturaleza, es una liquidación.
Los fundamentos para la procedencia de este medio de defensa se encuentra,
también, en el principio de contradicción y, además, por analogía, en los artículos
717 y 746 del C.P.C.

PALABRAS FINALES

El proceso de ejecución de garantías, como cualquier otro, motiva muchas


inquietudes más. Lo abordado en las páginas precedentes no agota el tema. A lo
más estas ideas constituyen algunas propuestas e intentan explicaciones teóricas
a un proceso que, siendo relativamente nuevo, ocupa una buena parte de la carga
procesal de muchos órganos jurisdiccionales civiles.

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