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Cómo ayudar a su hijo a desarrollar autocontrol

en primaria
De un vistazo
 La mayoría de los niños empiezan a desarrollar la capacidad de controlar
sus impulsos en la primaria. Pero los niños con dificultades de aprendizaje
y atención pueden tardar más.

 Usted puede ayudar a su hijo a desarrollar la capacidad de ser paciente y


de controlar sus emociones.
 Darse cuenta de los logros y elogiar los esfuerzos para controlarse puede
fomentar que su hijo siga intentando.

Cuando los niños pequeños no


obtienen lo que quieren, pueden perder
el control. Ellos no tienen todavía la
capacidad de autocontrol necesaria
para aceptar con calma cuando les
dice, “hoy no vamos a comprar
golosinas”. La mayoría de los niños
empiezan a desarrollar la habilidad de
manejar sus impulsos, pensar antes de
actuar y esperar por lo que quieren
durante la primaria.

Algunos niños siguen teniendo dificultades para controlarse mucho después que
sus compañeros. Esto es especialmente cierto en niños que
tienen TDAH y dificultades del funcionamiento ejecutivo. Si su hija de primaria
tiene problemas para controlar sus emociones y sus impulsos, puede que
necesite ayuda adicional para aprender cómo hacerlo.

Ponga en práctica estas sugerencias para ayudar a su estudiante de primaria a


que se detenga a pensar, y luego pueda regular sus conductas, emociones e
impulsos.

Aclare sus expectativas


Algunos niños reaccionan mal cuando no saben a qué atenerse en una situación
o qué se espera de ellos. Avise a su hija con anticipación si va a tener que ser
paciente o hacer algo que ella no quiere:

 “Vamos a visitar a la abuela, ella y yo tenemos que conversar un rato.


¿Por qué no traes algunos juegos para que no te aburras?”
 “Mi amiga y sus hijos vienen a visitarnos. Quizás vas a tener que
dejarlos jugar con tus videojuegos, así que guarda los que son
especiales para ti”.
Ayude a identificar emociones
Si su hija aprende a reconocer lo que está sintiendo, podría ser capaz de
controlarse antes de tener una rabieta. Usted puede ayudar diciéndole:

 “Uy, cómo te enojaste hoy cuando no te di dinero para comprarte un


chocolate”.
 “Parecías triste cuando tu hermana te dijo que eras muy pequeña para
jugar con ella y sus amigas”.

También puede enseñarle a usar el lenguaje que demuestra autocontrol. Eso


puede ayudarla a frenar una conducta impulsiva e irracional. Considere
enseñarle:

 “¿Me puedes prestar eso?”


 “Está bien, puedo prestártelo”
 “Voy a esperar mi turno”
 “Me gustaría ahora mismo, pero esperaré hasta más tarde”

Jugar al autocontrol
Para los niños pequeños la mejor manera de aprender es a través del juego.
Camino al baño o en el supermercado, haga que su hija se detenga y haga
diferentes acciones. Por ejemplo, que se quede congelada cuando usted diga,
“¡naranja!” Estos juegos enseñan a los niños a detenerse y pensar antes de
actuar, un elemento esencial del autocontrol.

Tome un descanso
Cree un espacio tranquilo en su casa en el que su hija pueda calmarse si pierde
el control. Puede ser un rincón lleno de almohadones u otro lugar confortable.
Esto le enseña que existe una manera y un lugar especial dónde dirigirse cuando
las cosas están fuera de control.

Dé un premio que esté relacionado


Los niños pequeños realizan mejor la tarea encomendada si saben
que obtendrán una recompensa cuando la completan. En vez de darles un
juguete o un dulce, haga que la “consecuencia” esté relacionada con haber
demostrado autocontrol. Si para de jugar para poner la mesa cuando usted se lo
pide, la recompensa podría ser elegir el postre.

Elogie a su hija
Cuando vea que se está controlando, dígaselo. Esta clase de reforzamiento
positivo la ayudará a verse como una persona que es capaz de controlar su
comportamiento. Quizás quiera decirle cosas como:

 “Me encanta que hayas podido esperar tu turno pacientemente”.


 “Esta es la tercera vez en esta semana que no me interrumpes cuando
estoy en el teléfono. Realmente aprecio que hayas esperado para
hablar conmigo”.

El autocontrol puede que no sea automático en su hija durante la primaria. Pero


al ayudarla a aprender cómo mantener su conducta bajo control, usted está
ayudándola a hacer y mantener amistades, a manejar sus emociones y mejorar
su autoestima. Los consejos de expertos en comportamiento que encontrará
en Entrenamiento para padres también pueden ayudarlo a manejar los
problemas de autocontrol de su hija.
Puntos clave
 Toma tiempo para que los niños desarrollen la capacidad de controlarse.
Esto es especialmente cierto en los niños con TDAH y dificultades del
funcionamiento ejecutivo.

 Cambios simples en la manera en la que usted habla o interactúa con su


hijo puede ayudarlo a que aprenda a esperar por lo que quiere y a pensar
antes de actuar.
 Proporcione a los niños el lenguaje para identificar sus sentimientos y
recompénselos por su autocontrol. ¡Esto refuerza que las conductas se
repitan!
5 puntos problemáticos del TDAH y cómo evitarlos
TDAH puede dificultar muchas de las situaciones diarias, pero ¿cuáles son los
desafíos más grandes a los que su hijo se enfrenta? Estos son algunos de los
puntos problemáticos más comunes y algunas estrategias simples que podrían
hacer las cosas más fáciles para usted y su hijo.

Ser parte del grupo

Ver a su hijo batallando en


situaciones sociales puede ser
molesto, pero es importante
recordar que no es la culpa del
niño. Dificultades con el control
de los impulsos y
reconocimiento de signos
sociales pueden hacer que él interrumpa los juegos de otros niños o, incluso, se
moleste porque las cosas no salen como quiere.

Consejo: Jueguen a roles o dramaticen una situación con la que su hijo pueda
encontrarse comúnmente. Esto puede ayudarle a saber qué decir o hacer para
lograr un resultado positivo. Por ejemplo, antes de ir a una fiesta en el boliche
dígale cómo debería reaccionar si su bola siempre termina en la canaleta. Antes
de que vaya al parque haga de cuenta que usted es otro niño con ganas de jugar,
así su hijo puede practicar cómo preguntarle si quiere jugar con él.

Prepararse para el día

Los chicos con TDAH tienden a ser desorganizados, con habitaciones


desordenadas, mochilas y casilleros repletos. Esto quiere decir que, muy a menudo,
ellos no pueden encontrar lo que necesitan en el día como la tarea, teléfonos, llaves
de la casa y calculadoras.

Consejo: Hacer una lista completa de todas las actividades del día y de las cosas
que su hijo necesitará, podrá ayudarlo a mantenerse organizado con sus
pertenencias.

Terminar las tareas y quehaceres

TDAH puede dificultar muchas de las situaciones diarias, pero ¿cuáles son los
desafíos más grandes a los que su hijo se enfrenta? Estos son algunos de los puntos
problemáticos más comunes y algunas estrategias simples que podrían hacer las
cosas más fáciles para usted y su hijo.

Su hijo puede tener buenas intenciones cuando se trata de los quehaceres


domésticos, pero esto no suficiente para que el trabajo se termine. A los chicos con
TDAH les cuesta trabajo terminar lo que empezaron, especialmente si se trata de
una tarea de muchos pasos.
Consejo: Use instrumentos para organizar los quehaceres como gráficas y listas
que puedan ayudar a su hijo a anotar y seguir los pasos qué necesita llevar a cabo
de principio a fin. Crear una “lista de música-quehacer” de canciones y retar a su
hijo a que termine antes de que la lista de canciones termine, puede ayudarlo a
cumplir con las tareas.

Salir de casa, alistarse

Incluso si la rutina de las mañanas es más o menos la misma cada día, puede que
a su hijo le cueste hacer las cosas a tiempo. Esto no es sorpresa, ya que los niños
con problemas de atención muchas veces tienen dificultad para planear y calcular
los siguientes pasos de una tarea.

Consejo: Hacer agendas visuales o agendas con pocas palabras pueden ayudar a
su hijo a no olvidar sus actividades. También puede ayudarle a crear su propia
solución. Haga que él diseñe los pasos a seguir para terminar con lo que tiene que
hacer o hacer una lista de actividades para colgar en su puerta.

Enfrentar la tarea escolar

Las batallas por la tarea escolar son comunes en cualquier familia, pero en la suya
podrían ser a diario. Los niños con TDAH tienen dificultad para sentarse y enfocarse
después de un largo día en la escuela. Además, hacen las tareas a las carreras y
cometen errores porque no pueden recordar las indicaciones o no se sientan en un
lugar el tiempo suficiente para revisar y corregir su trabajo.

Consejo: Divida las tareas de su hijo en tareas más simples y anímelo a caminar al
perro o a hacer alguna clase de ejercicio durante los descansos entre tareas.
También crear una estación portátil para las tareas que esté libre de distracciones
puede ayudar a su hijo a mantenerse concentrado más tiempo.
Cómo hablar con su hijo acerca de estar distraído y
desconcentrado
De un vistazo
 Los chicos con dificultades de aprendizaje y atención pueden tener
problemas para enfocarse en las tareas y para comenzar proyectos.

 Trate de averiguar qué es lo que específicamente está distrayendo a su


hijo para poder ayudarlo a evitar esas distracciones.
 Usted y el maestro de su hijo pueden hacer una lista de verificación para
que su hijo se asegure que lleva a su casa los materiales que necesita.

Los chicos con dificultades de aprendizaje y atención pueden tener problemas


para concentrarse (enfocarse) en su trabajo escolar o podrían distraerse con
facilidad. Puede ser difícil saber cómo hablar con sus hijos sobre este tema de
una manera productiva. Para ayudar, explore los desafíos más comunes y las
maneras para comenzar a hablar sobre este tema presentados a continuación.

Problemas para mantenerse enfocado


Qué puede decir: “Yo sé que tú te esfuerzas mucho para prestar atención en la
clase, pero de todos modos, te distraes. ¿Qué crees que puede ayudarte a
mantenerte enfocado?”.
Consejo: Podría ser de ayuda para que su hijo se mantenga enfocado si el
maestro se acerca y le toca el hombro cuando quiere que él preste atención.

Qué puede decir: “¿Qué te ayuda a mantenerte enfocado cuando haces la tarea
de la escuela?”.
Consejo: A su hijo podría ayudarle estar en una habitación tranquila y ordenada
para hacer su tarea. También escuchar música podría ayudarlo para
concentrarse.

Qué puede decir: “¿Qué cosas (ruidos, gente) te distraen más?”.


Consejo: Podría ser mejor para su hijo estar sentado lejos de los ruidos o de
compañeros quienes podrían distraerlo en la escuela. Hable con el maestro de
su hijoacerca de esta posibilidad.

Problemas para comenzar proyectos y cambiar de actividades


Qué puede decir: “¿Te acuerdas aquel proyecto enorme que hiciste el último
año? Comenzaste tarde y tuviste que renunciar a algunas actividades divertidas
para poder terminarlo. ¿Qué crees que puede ayudarte a comenzar los proyectos
conn anticipación?”.
Consejo: Para evitar procrastinar (Dejar todo al último momento), usted
podría comenzar a repasar las instrucciones del proyecto de su hijo tan pronto
como es asignado. Hable con él para que pueda decirle con anticipación dónde
cree que podría necesitar de su ayuda o aclaración del maestro.
Qué puede decir: “El barco de piratas que estás construyendo luce increíble;
estás siguiendo las instrucciones muy bien. Pero te va a molestar cuando te diga
que es hora de parar de jugar y hacer tu tarea de la escuela. Vamos a ver cómo
podemos hacer que esta transición de jugar a trabajar vaya mejor”.
Consejo: Ayude a su hijo a pensar en “puntos de pausas” en un juego o en un
proyecto para guardar su trabajo ponerlo a un lado y continuar más tarde.
También podría intentar hacer contacto visual con su hijo cada vez que usted le
avise que hay que cambiar de actividad.

Problemas con instrucciones complicadas


Su hijo podría decir: “Mamá, cuando me das tantas direcciones al mismo
tiempo ¡no puedo recordarlas todas!”.
Consejo: Usted podría pedirle a su hijo que no haga más de dos cosas a la vez,
y hacer contacto visual cuando se lo pida. Usted también puede escribir una lista
de cosas para hacer para la escuela y para el hogar.

Problemas para dar seguimiento a la tarea y mantenerse


organizado
Qué puede decir: “Yo sé que tienes muchas cosas de qué acordarte cuando
estás haciendo la tarea y proyectos. También es cierto que los dos nos
inquietamos cuando tú dejas trabajo para hacer en el último minuto o cuando te
olvidas tus libros o las instrucciones. Vamos a tratar de hacer un sistema que
funcione para ti.”.

Consejo: Hay varias cosas que podrían funcionar:

 Ayude a su hijo a organizar su mochila cada tarde, de ese modo


solamente tendrá lo que necesite para sus proyectos.
 Marque las fechas de entrega de trabajos que se aproximan en el
calendario de la pared de casa y revíselo seguido.
 Pida al maestro de su hijo que le ayude a hacer una lista de verificación
simple para poner en frente del escritorio de su hijo. Esto puede ayudar
para asegurarse que su hijo lleve a casa los materiales que necesita.

Algunas veces es difícil saber cómo le va a sus hijos en la escuela. Para tener
una mejor idea, échele un vistazo a estas preguntas para su hijo. Si su hijo
tiene TDAH, Vea los consejos de los expertos acerca de cómo ayudarlo con las
dificultades del comportamiento.
Puntos clave
 Hace preguntas a su hijo puede ayudarle a averiguar qué es lo que lo
distrae.

 Si su hijo tiene problemas para seguir indicaciones, trate de darle


solamente unas pocas indicaciones a la vez.
 Hablar con su hijo puede ayudarlo a crear un sistema para organizar sus
tareas escolares.
PLANES DE INTERVENCIÓN DEL COMPORTAMIENTO: LO
QUE NECESITA SABER
Cuando se haya tranquilizado, ofrezca ayudarlo a descubrir una manera mejor para
manejar esa emoción, una que podría ayudarlo a modificar su pensamiento:

 “Sé que estás enojado y quieres salir de la feria de ciencias e ir a casa. Pero
me siento orgullosa de lo que hiciste”.
 “Sé que trabajaste muy duro y que muchas de las personas que vieron tu
proyecto parecían impresionadas. Aunque te sientas desilusionado por haber
obtenido el segundo lugar en vez del primero, todavía tienes buenos razones
para sentirte orgulloso de lo que hiciste”.

La proliferación excesiva de niños” llamados” hiperactivos ha puesto de actualidad una


preocupación importante de padres y educadores sobre este tema, de tal manera que
un trastorno como es la hiperactividad se ha socializado y se ha convertido en un
comentario de corrillo, en un tema de fácil valoración y una forma de poner un cartelito
de definición personal a aquellos niños que no entendemos.

En mi opinión, todo ello es consecuencia de un fenómeno social ampliamente extendido


entre la población del que no escapamos ni los padres ni los educadores. Cada vez
soportamos menos la conducta irregular. Nos gustan los niños despiertos, curiosos,
experimentadores del universo que les rodea, pero eso sí… hasta un cierto límite, fuera
del cual nos incomodan y nos hacen sentir insatisfechos.
Cuando el niño no se ajusta a nuestras expectativas, al no entender lo que está
ocurriendo, definimos al hijo o al alumno con palabras (más bien conceptos) que nos
ayudan a encuadrar la situación y nos dan una falsa sensación de tranquilidad.

Más que definir una entidad clínica, cuando a veces hablamos de que un niño es
hiperactivo hablamos de nuestro estado anímico personal, de lo que nos cuesta soportar
al hijo inquieto que llama constantemente la atención o al alumno que nos obliga a
dedicarle más tiempo. Podemos olvidar que los motivos por los que un niño no atiende
o no se concentra son muchos: cansancio, aburrimiento, tareas demasiado largas para
su edad, inmadurez… Y que su desobediencia puede ser debida también a que no
entiende las instrucciones.

Los padres en general no estamos preparados para contener un hijo inquieto. Los
horarios laborales, las prisas, la escasa tolerancia a la
conducta desobediente fomentan en muchos casos una ruptura emotiva de las
relaciones padres-hijos, creando un círculo vicioso de nervios e irritación que refuerza
precisamente las conductas que queremos evitar.
Muchos niños medicados y tratados como hiperactivos en realidad lo son porque entran
en este perfil de niño inquieto, distraído, que nos obliga, que nos hace sentir la
necesidad de implicarnos y de gastar energía, que nos complica la vida cuanto
queremos que ésta, tanto en el ámbito familiar como escolar, sea tranquila. Quizás
deberíamos reflexionar más sobre las dificultades para educar en el día a día, la falta de
pautas claras en la educación familiar, la pérdida de valores en la formación académica
antes que proyectar sobre los niños nuestro propio cansancio o ignorancia.
Muchas veces tenemos en casa un niño sobreactivo (no hiperactivo), es decir, con
exceso de movimiento pero que con una adecuada contención es capaz de controlarse,
atender y seguir las pautas y hábitos de los padres y del colegio. La enseñanza del
autocontrol en nuestros hijos es un objetivo de los primeros años de vida en la familia;
de ahí que estén apareciendo en estos últimos años niños con falta de hábitos y de
ritmos estables de vida, que pasan por hiperactivos cuando en realidad son fruto de una
escasa atención a sus necesidades educativas y afectivas.
Podemos considerar entonces la aparición de niños con hiperactividad ambiental, que
no es lo mismo que la hiperactividad clínicamente hablando

¿Y en la escuela?
Hoy en día la escuela no responde generalmente a las necesidades educativas y de
crecimiento de los alumnos. Para dar clase necesitamos niños sentados, escuchando
largas explicaciones, con objetivos académicos densos, dando escasa importancia a la
vivencia, experimentación y tiempo de descubrimiento donde el alumno sea el objetivo
no los contenidos.
Muchos alumnos no encajan en este perfil, se cansan, se aburren y una forma de
manifestarlo sobre todo en edades tempranas (hasta los 8 años) es moverse, distraerse
y llamar la atención.
No todos estos niños son hiperactivos y con déficit de atención. Simplemente reflejan
una forma de “dar las clases”, una pedagogía que no estimula ni activa la atención
selectiva de los alumnos y en consecuencia se mueven demasiado, hablan, creando
conflictos entre ellos. El maestro con gran número de niños en la clase y con la presión
de cumplir la programación pierde su capacidad perceptiva y de selección de aquellos
alumnos con necesidades educativas especiales, metiendo en el mismo saco al niño
hiperactivo y a aquel que no lo es.
Ser sobreactivo es una situación muy corriente que solo nos dice que existe un exceso
de movimiento, diferente del fenómeno hiperactivo, que es una entidad clínica, un
trastorno grave, con múltiples repercusiones en todos los ámbitos donde se mueve el
niño.
En esta situación, a muchas familias se les abre la esperanza a través de una pócima
maravillosa que lo cura todo. Es la famosa pastillita que, dada a un determinado número
de niños y en situaciones concretas, permiten solucionar la conducta de un niño inquieto.

Es cierto que esta medicación ha ayudado a muchos niños, clínicamente diagnosticados


como hiperactivos (TDAH), a superar las barreras que le separaban de una relación
normal con sus padres, con sus compañeros de clase, con sus maestros y consigo
mismos, teniendo al mismo tiempo una atención personalizada y un seguimiento
multiprofesional adecuado.

Pero hay que ir con cuidado. El abuso indiscriminado de esta medicación, sin pruebas
clínicas adecuadas (electroencefalograma, mapa de actividad cerebral, cartografía…)
junto con un escaso seguimiento individual, familiar y escolar, la han convertido para
muchos padres y maestros en una pócima mágica que libera de las tensiones y de la
responsabilidad de implicarnos y de buscar otras soluciones que no sean las de dar solo
una medicación.
Por ello, lo primero y más importante es saber si existen unos determinantes, unos
signos que nos puedan acercar a una detección precoz, una orientación especializada
en estos temas antes de que denominemos a nuestro hijo con tanta ligereza de
hiperactivo.

La hiperactividad ambiental se trata de forma educativa, la hiperactividad clínica, la


verdadera hiperactividad, exige un diagnóstico neurológico, psicológico y escolar y por
tanto una intervención en todos los ámbitos donde el niño vive y se desarrolla
diariamente.

José María Batlle Gelabert


Director de CODDIA

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