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Se trata de palabras con mucha fuerza, porque a nivel popular acostumbran a asociarse a la falta
de salud y los problemas en el organismo, algunos de los cuales podrían ser crónicos y por lo tanto
no tener cura. Sin embargo, eso no significa que en los entornos científicos, académicos y de la
salud se utilicen como sinónimos. De hecho, no lo son. A continuación examinaremos las
diferencias entre la enfermedad, el síndrome y el trastorno, pero antes debemos aclarar el
significado de la palabra "síntoma" para poder entender todo el resto.
¿Qué es un síntoma?
Es decir, un síntoma puede ser muchísimas cosas, y el hecho de que estén presentes no sirve como
confirmación definitiva de que la salud de alguien se vea comprometida: por ejemplo, un paciente
puede decir que le duele la cabeza (síntoma) sin que esto sea señal de que se tiene una
enfermedad.
El síndrome
La enfermedad
El concepto de enfermedad, como el de síndrome, es una entidad clínica, y por tanto tiene que ver
con los problemas de salud. Sin embargo, si un síndrome no es más que un conjunto de síntomas
ya estudiados e identificados como algo que tiene una entidad propia al tener una forma típica de
manifestarse, una enfermedad debe presentar, además de uno o más síntomas, o cambios
reconocibles en el cuerpo o bien una causa biológica conocida (o ambos elementos). Es decir, que
un síndrome, al ser esencialmente un conjunto de síntomas, no tiene por qué tener una causa
conocida ni desarrollarse a la vez que alteraciones anatómicas. Así pues, algunos síndromes
pueden ser la manifestación de una enfermedad, pero otros no, ya que sus causas pueden ser tan
biológicas como, por ejemplo, sociales.
¿Qué es un trastorno?
En términos genéricos, por trastorno puede entenderse simplemente una alteración del estado de
salud normal debido o no a una enfermedad. El ámbito en el que es más frecuente hablar de
trastornos es del de la salud mental. Un trastorno mental suele ser entendido como un cambio
desadaptativo (y, por tanto, problemático) que afecta a los procesos mentales.
Muchas veces el término trastorno se utiliza como un modo más laxo de referirse a la enfermedad
en aquellos casos en los que las causas no están muy claras y las posibles alteraciones anatómicas
con las que está asociado pueden ser a la vez causa o consecuencia suya. En el caso de los
trastornos mentales esto se hace mucho, ya que muchas veces no queda muy claro si los
desequilibrios bioquímicos asociados a algunos trastornos son lo que produce los síntomas o son
un producto de una dinámica de interacción entre la persona y su entorno. De este modo, el
concepto de trastorno sirve simplemente para describir las señales del estado de anormalidad y de
alteración de la salud en el que se encuentra una persona, mientras que el de enfermedad señala
una relación de causalidad, porque incluye las causas concretas (etiología) de la falta de salud.
Definición de Síndrome
Etimológicamente, se considera que el término síndrome proviene del idioma griego en el cual la
palabra quiere decir "concurso" en el sentido de reunión de todos los síntomas típicos de una
enfermedad. El síndrome se utiliza como concepto en la medicina para denominar a una condición
determinada de salud (o de falta de ella) debido a la presencia de todos los valores y síntomas que
normalmente caracterizan a dicha condición.
Algunos de los síndromes más comunes y que sirven para entender mejor el concepto son por
ejemplo el síndrome de Down, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (o SIDA), el síndrome
de Tourette, el síndrome de abstinencia. Todos estos tipos de síndrome caracterizan y denominan
a un conjunto de síntomas o elementos que la persona puede presentar y que pueden ser
observables a simple vista o no, fisiológicos o psicológicos. Todos estos síntomas presentes en
conjunto componen un tipo de síndrome y por tanto un tipo de condición de salud o enfermedad
específica.
En medicina y psicología, una definición amplia de síndrome describe una colección de síntomas y
de resultados sin unirlos necesariamente a una sola patogenesia identificable.
En biología síndrome se utiliza en un sentido más general para describir conjuntos característicos
de características en varios contextos. Los ejemplos incluyen síndromes conductuales, así como
síndromes de polinización y síndromes de dispersión de semillas.
La palabra deriva del griego que significa “concurrencia”. En algunos casos, un síndrome se liga tan
de cerca a una patogenesia o causa que el síndrome, la enfermedad, y el desorden de las palabras
terminan siendo utilizados indistintamente para ellos. Esto es especialmente cierto en los
síndromes hereditarios. Por ejemplo, el síndrome de Down o el síndrome de Andersen son
trastornos con el patogenesia conocida, por lo que cada uno es más que un conjunto de signos y
síntomas, a pesar de la nomenclatura del síndrome.
En otros casos, un síndrome no es específico de una sola enfermedad. El síndrome de shock tóxico
puede ser causado por varias toxinas o el síndrome premenstrual no es una enfermedad, sino
simplemente un conjunto de síntomas. Si se sospecha una causa genética subyacente pero no se
conoce, una afección puede ser referida como una asociación genética. Una asociación indica que
la colección de signos y síntomas se produce en combinación con más frecuencia de lo que sería
probable por casualidad. Los síndromes se nombran a menudo con el nombre del médico o del
grupo de los médicos que los descubrieron o describieron inicialmente el cuadro clínico completo.
Tipos de síndromes
Las enfermedades y los síndromes se pueden definir de manera diferente. Una enfermedad se
puede definir como condición médica del cuerpo que interrumpe el funcionamiento normal y los
procesos fisiológicos. Cada enfermedad tiene sus propias muestras y síntomas atribuidos a él.
Una enfermedad es un deterioro del estado normal del animal vivo o del cuerpo de la planta o una
de sus partes que interrumpe o modifica el desempeño de las funciones vitales, se manifiesta
típicamente distinguiendo signos y síntomas, y es una respuesta a factores del medio como la
desnutrición, riesgos o el clima, o a agentes infecciosos específicos (como gusanos, bacterias o
virus), a defectos inherentes del organismo (como anomalías genéticas) o a combinaciones de
estos factores. La causa o causas de las cuales se conocen. Se acepta generalmente que hay cuatro
clases de enfermedad: patógenas, hereditarias, fisiológicas y deficiencias.
Un síndrome es un término usado para describir una colección de síntomas que están en curso.
Muy a menudo se piensa que un síndrome es atribuible a algunas enfermedades. El síndrome de la
palabra viene del griego que significa la concurrencia de síntomas. Las causas de los síndromes
pueden ser genéticas o de causas desconocidas y generalmente no tienen a menudo una causa
clara y la conexión de tipo de efecto.
Ejemplos de síndrome
Síndrome de serotonina
Condición en la que los folíolos de la válvula mitral se abultan hacia la aurícula izquierda del
corazón, cuando la válvula tiene que cerrarse con la contracción ventricular. Debido al cierre
incompleto de la válvula, la sangre puede gotear de nuevo al ventrículo izquierdo. Se causa por la
degeneración de los tejidos de los folíolos de la válvula mitral.
Síndrome de Down
El síndrome es causado por la presencia de toda o parte de la copia adicional del cromosoma 21.
Típicamente presenta con características faciales características, discapacidad intelectual
moderada, con un índice de inteligencia limitada durante la adultez.
Síndrome de Marfan
Es un desorden genético del tejido conectivo, que implica defectos de las válvulas cardíacas y de la
aorta. La enfermedad también afecta los ojos, los pulmones, el saco dural que rodea la médula
espinal, el esqueleto y el paladar duro.
Síndrome de Munchausen
Es un trastorno psiquiátrico en el que la persona finge una enfermedad para llamar la atención o
causar simpatía. La causa es una alteración psicológica debido al abuso o negligencia en niños con
enfermedades frecuentes que requieren síntomas de la hospitalización: los síntomas confusos y
dramáticos incoherentes de la historia médica que llegan a ser más severos o cambian mientras
que el tratamiento comienza. Las recaídas de los síntomas después del tratamiento son
predecibles y consistentes con ciertos eventos que hacen que la persona se sienta descuidada.
ACIMED
Stanley Jablonski1
*Los antecedentes y la nomenclatura del término síndrome se analizaron en forma más amplia en
un artículo anterior (Jablonski S. Syndrome: le mot du jour. Am J Med Genet 1991;39(3):342-6).
El término síndrome se ha utilizado para designar los trastornos caracteriza dos por series
similares de síntomas etiológicamente no específicos. El uso del término se mantuvo
razonablemente estable durante más de dos milenios, hasta mediados del siglo XX, cuando se
amplió su significado para incluir también todos los estados patológicos caracterizados por una
sintomatología compleja, hasta el punto que casi cualquier estado patológico puede calificarse
ahora de síndrome. Los referencistas e investigadores de la literatura médica se enfrentan pues a
una situación en la que algunos autores continúan utilizando el término en su forma tradicional,
restringiéndolo a trastornos congénitos que entrañan órganos o sistemas múltiples, mientras que
otros lo consideran un modificador no específico que denota una complejidad especial de cuadros
clínicos ya designados o, incluso, como una expresión humorística. Se ha comprometido
seriamente el valor de la palabra síndrome, como título de un tema específico o parámetro de
búsqueda. El objetivo que persigue este documento es examinar el uso actual del término
síndrome haciendo énfasis especial en los problemas de referencia e investigación que resultan de
las incongruencias e imprecisiones en el uso del término.
ANTECEDENTES
El significado de síndrome siguió siendo en gran medida el mismo desde los tiempos de Hipócrates
hasta bien avanzado el siglo XVII, cuando Thomas Sydenham llegó a la conclusión de que síndrome
y enfermedad eran sinónimos, y la primera de estas palabras desapareció virtualmente de la
literatura durante casi dos siglos por considerarse una denominación superflua. A finales del siglo
XIX se produjo un redescubrimiento del término, al comprobarse que los métodos existentes para
designar los estados patológicos mediante la combinación de los nombres de los órganos
afectados con prefijos y sufijos apropia dos resultaban inadecuados para enfrentar trastornos
complejos como anomalías múltiples, problemas con el metabolismo y trastornos que abarcan a
varios sistemas u órganos. Muchos síndromes recibieron denominaciones epónimas,
fundamentalmente porque su complejidad no admitía nomenclaturas descriptivas simples y, en
parte, para procurar otorgar el reconocimiento adecuado a aquellos que fueron los primeros en
descubrirlos.1
Esto no quiere decir que todos los médicos del siglo XX aceptaron el término síndrome. La apatía
hacia el término se aprecia perfectamente en el Index-Catalogue of the Library of Surgeon
General's Office (Catálogo de materias de la biblioteca de la oficina del director de servicios de
salud), que ni siquiera reconoce el concepto en su primera colección de 1893.2 En la segunda
colección de 1912 sólo se menciona cinco veces con el título de SINDROME.3 En la tercera
colección de 1932 todas las entradas de la palabra síndrome se remitían a conceptos no
relacionados con el término.4 Así mismo, en la primera edición de The American Medical
Dictionary de Dorland (1900) se enumeran solamente treinta y dos síndromes.5 No obstante, con
el tiempo, la palabra pasó gradualmente a ser un término aceptado, particularmente útil para
designar cuadros clínicos reciente mente descritos que se caracterizaban por presentar síntomas
múltiples aparentemente no relacionados que se producen en grupos.
A mediados del siglo XX varios acontecimientos modificaron drástica mente el significado y uso del
término, como por ejemplo, la acumulación excesiva de síndromes con los nombres de algunos
médicos, las dificultades para diferenciar síndromes con el nombre de diferentes personas que
tenían los mismos apellidos, y el argumento de que los términos descriptivos son superiores a los
basados en la eponimia. Los redactores de algunas revistas importantes hicieron campaña para
remplazar la práctica de designar los síndromes con los nombres de médicos, que habían sido los
primeros en describirlos, por la de denominarlos de forma descriptiva. La mayoría de los
argumentos opuestos a la eponimia estaban bien fundamenta dos. Por ejemplo, existen más de
quince denominaciones basadas en la eponimia atribuidas a Fanconi, y, por lo menos, trece
atribuidas a Smith, quienes describieron por separado síndromes diferentes y completamente no
relacionados. De esta forma, pierden práctica mente todo el sentido los epónimos de síndrome de
Fanconi y síndrome de Smith.6 Se ha criticado también el empleo de la forma posesiva en los
nombres epónimos ya existentes, y se ha indicado que la forma nominativa es más apropiada.
Con todo, la mayoría de los autores lograron designar con nombres descriptivos apropiados los
síndromes reciente mente observados, como por ejemplo el síndrome de la ataxia-telangiectasia,
el síndrome del oto-palato-digital, el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (SIDA), y otros.
Los síndromes que resultaban demasiado complejos o que contenían demasiados elementos para
incorporarlos en denominaciones de una longitud aceptable se identificaban mediante la creación
de iniciales y siglas a veces ingeniosas, como el Síndrome de Lentiginosis-anomalías
Electrocardiográficas-hipertelorismo Ocular-estenosis Pulmonar-anomalías de los genitales-
Retraso en el crecimiento- Deficiencia auditiva sensorineural (síndrome LEOPARD).
Ampliar el significado de la palabra síndrome fue otra de las etapas de la evolución del término
que tuvo una influencia muy profunda en la manera en que ahora se utiliza. Su definición
originalmente estrecha (estado caracterizado por un conjunto específico de síntomas) se amplió
para designar las complejidades especiales y, en ocasiones, indefinidas (¿características del
síndrome?) de enfermedades ya designadas, donde casos muy conocidos, como la malaria y la
tuberculosis, pasaron a ser el síndrome de la malaria y el síndrome de la tuberculosis,
respectivamente. Esta práctica, que en sus inicios se observó fundamentalmente en la literatura
rusa de la posguerra, se llegó a utilizar gradualmente en la mayoría de las publicaciones médicas a
escala mundial. En una ulterior ampliación del alcance del término, síndrome se suele utilizar
ahora como sinónimo de una amplia diversidad de términos, entre los que se incluyen
enfermedad, complejo de síntomas, signo, manifestación y asociación.
Cuando se utiliza solamente para denotar cuadros clínicos específicos, el término síndrome
también se aplica con frecuencia como concepto para describir grupos de enfermedades similares
o conexas; por ejemplo, el síndrome mielodisplástico representa una clase amplia de citopenias, y
el síndrome del dolor de cabeza no es un síndrome en el sentido tradicional, sino más bien un
conjunto amplio de enfermedades neurológicas que incluyen la cabeza, el cuello y la garganta que
tienen, en otro respecto, poco en común. En definitiva, síndrome , de su función tradicional como
término exclusivamente médico, se convirtió en una palabra para todo uso que denota todo
aquello que sea extraño, fuera de lo común, o humorístico ya sea desde el punto de vista médico,
de la conducta, social o cultural. En su uso actual, el término se asemeja mucho a Proteo, dios de
la mitología griega que poseía el don de tomar varias formas, y, por tanto, es indefinido,
probablemente indefinible, porque presenta un rostro diferente cuando lo enfrentamos y porque
significa lo que se desee que signifique.
No existe una definición única que refleje adecuadamente todas las variantes de uso del término
síndrome.8 Una de las acepciones aplicadas generalmente por los dismorfólogos y genetistas,
quienes son los principales usuarios del término, lo describe como un "cuadro clínico
etiológicamente definido de patogénesis desconocida que no debe confundirse con el 'complejo
de síntomas de una enfermedad', o 'secuencia', que se refiere solamente a aquellas afecciones
caracterizadas por conjuntos de síntomas similares o idénticos".9,10 En otras esferas, el término
se utiliza de manera diferente y su definición y alcance se están adaptando a las necesidades de
cada autor.
Una de las consecuencias inmediatas del uso de este término es el considerable incremento de
literatura donde se emplea la palabra síndrome. De sólo cinco casos en la segunda serie del Index-
Catalogue de 1912,11 como se indicó anteriormente, a más de 1 500 artículos mensuales que se
incorporaron a la base de datos MEDLARS en 1991. Así mismo, la primera edición del diccionario
Dorland publicada en 190012 dedicó sólo 12 entradas al término, en tanto la edición de 1991 del
diccionario Jablonski incluyó más de 15 000 nombres de síndromes.13
Algo más difíciles son aquellas situaciones en que el término síndrome se emplea como sinónimo
de otros términos, por ejemplo, ¿son realmente los cuadros clínicos síndromes como el síndrome
de moyamoya o Kawakita (manifestaciones angiográficas de algunos trastornos
cerebrovasculares), el síndrome de Clerc-Levy-Cristesco (manifestaciones electrocardiográficas de
taquicardia paroxística) y el síndrome de Swyer-James (la transferencia anormal de un pulmón), o
sencillamente se emplea el término síndrome como sinónimo de manifestaciones?
Síndromes verdaderos que se representan en el MeSH14 con otros títulos no se clasifican bajo el
acápite de "SINDROME", por ejemplo, el síndrome de Von Gierke se clasifica sólo con el título de
"TRASTORNO EN EL ALMACENAMIENTO DE CLICOCI NA, TIPO I", y los síndromes trisómicos se
incluyen sólo en el acápite de "TRISOMIA" y acápites relativos a los cromosomas y no con el título
de "SINDROME".
Los epónimos múltiples son otra esfera difícil. Existen dos síndromes de Forestier que no guardan
relación alguna entre sí; el síndrome de Forestier I, que se clasifica bajo "POLIMIALGIA
REUMATICA" y el síndrome de Forestier II, que se incluye bajo "HIPEROSTOSIS DIFUSA, ESQUELETO
IDIOPATICO". Pocas veces la literatura identifica el tipo específico. En una categoría similar se
incluyen los epóni mos múltiples que deben su nombre a personas diferentes. El síndrome de
Sjögren (término incluido en el MeSH) informado originalmente por Henrik Samuel Sjögren, que se
caracteriza por la resequedad en la boca y los ojos, aumento de las glándulas salivales y gastritis,
puede confundirse con el síndrome descrito por Karl Gustaft Torsten Sjögren, que se caracteriza
por la presencia de ictiosis, eritrodermas y retraso mental y se clasifica con el nombre de
"ERITRODERMA ICTIO SIFORME, CONGENITO". En otro ejemplo, el síndrome de Munchausen por
un tercero es en realidad una forma de maltrato a los niños y no es el mismo cuadro clínico que
presenta el síndrome de Munchausen.15
El formato controlado para el vocabulario en MeSH puede asimilar sólo aquellos síndromes que
son de vital importancia y aparecen en la literatura con considerable frecuencia. El MeSH tiene
registrados en la actualidad 366 síndromes representados por acápites de materia concretos y
varios cientos de otros cuadros clínicos de síndromes que se clasifican bajo acápites específicos no
relacionados con los síndromes.16 Los síndromes no representa dos en el MeSH se clasifican
conforme a las disposiciones establecidas en el MEDLARS Indexing Manual:
Confeccione el índice a partir de los rasgos sobresalientes del síndrome según los haya descrito el
autor y cómo se analizan en el texto. No utilice, como regla, más de tres enfermedades en el
espectro del síndrome. Añada el título SINDROME.17
Estas reglas para la confección de índices son razonables y quizás sean las mejores que puedan
concebirse a la luz de las limitantes que impone la complejidad y el volumen de la base de datos
MEDLARS y sin sobrecargar el sistema con un excesivo volumen de datos adicionales. Sin embargo,
como todo en la vida el procedimiento no es perfecto.
No obstante, los investigadores gozan de cierta ventaja sobre los confeccionadores de índices, ya
que pueden tener acceso a conceptos concretos en la literatura con el uso de la técnica de
localización de palabras en el texto. El síndrome de Gorlin-Chaudhry-Moss (craneosinostosis,
hipoplasia de la línea media facial, hipertricosis y anomalías del corazón, los ojos, la dentadura y
los genitales externos) se indiza en la mayoría de los casos con los títulos "ANOMALIAS
MULTIPLES", "CRANIOSINOSTOSIS", "CARA/Anomalías", "HIPERTRICOSIS", y "SINDROME", excepto
en aquellos casos en que es posible distinguir otros aspectos más importantes del fenotipo, lo que
exige la aplicación de un método distinto de la indización. A diferencia de ello el investigador
puede obviar el procedimiento de indización e ir directamente al término Síndrome de Gorlin-
Chaudhry-Moss.
Una práctica relativamente nueva pero que se aplica más es la de nombrar a los síndromes
añadiendo el prefijo "pseudo" o la frase "del tipo" a nombres de síndromes harto conocidos y que
presentan fenotipos similares, aun cuando manifiestan cuadros clínicos distintos con etiologías
totalmente diferentes. El síndrome del pseudo Addison (o del tipo Addison) es un tipo de
nefropatía con pérdida de sales que no debería confundirse con el síndrome de Addison; así
mismo, el síndrome del tipo talidomida que se caracteriza por síntomas similares a los del
síndrome de talidomida no tiene nada que ver con la embriopatía inducida por la talidomida, y,
por ende, se indiza y su búsqueda deberá ser diferente.
Otros síndromes que pueden exigir cierta reflexión por parte del investigador son aquéllos que
poseen fenotipos coincidentes. Por ejemplo, los síntomas del síndrome de Harada coinciden con
los síntomas del síndrome de Vogt-Koyanagi, y algunos consideran que el síndrome de Heiderlhain
es análogo al síndrome de Nevin, ambos son variantes del síndrome de Jakob-Creutzfeld.
Estos son algunos ejemplos de los problemas a que se enfrentan los confeccionadores de índices y
los investigadores en relación con la nomenclatura del síndrome. Estos problemas se exponen y
analizan no porque se disponga de soluciones adecuadas, sino porque las personas que trabajan
diariamente con la literatura deben ser conscientes de las complejidades de los términos que la
conforman. A lo largo de los tres últimos decenios hemos sido testigos de un significativo
desarrollo de la informática, no obstante, la inteligencia, la experiencia, la ingeniosidad y la
familiaridad con la materia de que se trate siguen siendo las armas más importantes del arsenal de
un bibliógrafo médico.
AGRADECIMIENTOS
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Index-catalogue of the Library of the Surgeon-General's Office, United States Army. 1st. Series,
v.14. Washington, DC: Government Printing Office, 1893.
Index-catalogue of the Library of the Surgeon-General's Office, United States Army. 2d Series, v.17.
Washington, DC: Government Printing Office, 1912.
Index-catalogue of the Library of the Surgeon-General's Office, United States Army. 3d Series, v.10.
Washington, DC: Government Printing Office, 1932.
Jablonski S. Dictionary of syndromes and eponymic diseases. 2d ed. Malabar, FL: Krieger, 1991.
McKusick VA. Mendelian inheritance in man. 7th ed. Baltimore: John Hopkins University Press,
1986.
Spranger J, Benirschke K, Hall JG, Lenz W, et al. Errors in morphogenesis. Concepts and terms.
Recommendations of an International Working Group. J Pediatr 1982;100:160-5.
National Library of Medicine. Medical subject headings-annotated alphabetic list. Bethesda, MD:
U.S. Department of Health and Human Services, National Institutes of Health, 1991.
National Library of Medicine. MEDLARS indexing manual. Bethesda, MD: U.S. Department of
Health Education and Welfare, National Institutes of Health, 1976.
National Library of Medicine. Integrated authority file. Bethesda, MD: U.S. Department of Health
Education and Welfare, National Institutes of Health, 1974.
Los bebés y niños que presentan retraso del desarrollo tienen estatura, peso y perímetro cefálico
que no encaja dentro de las curvas de crecimiento estándar. El peso de la persona es inferior al
tercer percentil (como se esboza en la curva de crecimiento estándar) o del 20% por debajo del
peso ideal para su estatura. El crecimiento puede haber disminuido o haberse detenido después
de una curva de crecimiento previamente establecida.
El retraso del desarrollo de los bebés y de los niños por lo general se observa cuando parecen
tener un peso y estatura tremendamente menor que otros niños de su misma edad. Los
adolescentes pueden tener estatura baja o parecer que carecen de los cambios usuales que
ocurren en la pubertad. Sin embargo, existe una amplia variación en el crecimiento y desarrollo
normales.
En general, la tasa de cambios en peso y talla puede ser más importante que las mismas medidas
reales.
Daño al cerebro o al sistema nervioso central que puede provocar dificultades en la alimentación
en un bebé
Problemas con el corazón y los pulmones que pueden afectar la forma como el oxígeno y los
nutrientes se movilizan a través del cuerpo
Parálisis cerebral
Trastornos metabólicos
Carencias emocionales como resultado del abandono, el rechazo y la hostilidad de los padres
Problemas económicos que afectan la nutrición, las condiciones de vida y las actitudes de los
progenitores
Malos hábitos alimentarios, como comer frente al televisor o no consumir las comidas regulares
El médico llevará a cabo un examen físico o chequeos médicos y revisará la estatura, el peso y el
contorno corporal del niño. Luego, se elabora la historia médica detallada incluyendo información
prenatal, del nacimiento, neonatal, psicosocial y familiar.
La prueba de evaluación del desarrollo de Denver (Denver Developmental Screening Test) revela
un retraso en este aspecto. Finalmente, se elabora una curva de crecimiento esbozando todos los
tipos de crecimiento desde el nacimiento.
Equilibrio de electrolitos
Análisis de orina
No se recomienda dar al niño suplementos dietéticos como Boost o Ensure sin antes consultar
primero con el médico.
Expectativas (pronóstico)
Cuando el período de retraso del desarrollo ha sido de corta duración y la causa se ha
determinado y se puede corregir, el proceso de crecimiento y desarrollo normal se puede
reanudar; pero si el retraso del desarrollo es prolongado, los efectos pueden ser duraderos y bien
podría no lograrse un crecimiento y un desarrollo normales.
Complicaciones
Se debe buscar asistencia médica si el niño parece no estar presentando un desarrollo normal.
La mejor forma de prevenir este tipo de retraso es detectarlo oportunamente por medio de
exámenes de rutina del bebé sano y de seguimientos periódicos en los escolares y en los
adolescentes