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La luna en los almendros

Juan es un perro, es el cachorro que nació de último, él es muy juguetón y ama mucho a su

hermano. Ese día era el cumpleaños de papá y para sorpresa de todos se fue la luz de la casa.

Mamá: Ya este tipo de situaciones no me sorprenden eh, el servicio de luz siempre ha sido

igual de pésimo. ¡Chad! ¿Pagaste el recibo de la luz?

Chad: -Escondido- S… Si mamá.

El papá maldijo entre dientes y Chad se empezó a reír y empezó a asustar a todos.

La mamá le dio un gran pellizco a Chad para que se aquietara y se quedara sentado en la

mesa mientras que ella buscaba tanto la vela como el recibo de la luz para ir a reclamar.

El ambiente se sentía tenso, Chad estaba nervioso, él sabía que la culpa de que la luz se haya

ido justo en el cumpleaños del padre era su culpa pero no quería decir nada, simplemente

quería hacerse el inocente y apenas le dieran la oportunidad poder ir a pagar el recibo sin que

su madre se diera cuenta.

Mamá estaba desesperada y qué decir del padre, ambos eran perros de razas bravas y grandes,

gruñían como unas bestias cuando estaban enojados.

Juntos salieron al patio y miraban la luna enredada en los almendros, esta empezó a alumbrar

la casa y oh sorpresa, la luna quedó en un ángulo en el cual iluminaba toda la sala de la casa.

La madre entró a la casa y se dio cuenta de la causa de que estuvieran sin luz el día del

cumpleaños del padre, el recibo aún no estaba pago.

Madre: ¡CHAAAAAD!
Chad salió despavorido de la casa dando vueltas mientras que su madre lo perseguía para

pellizcarlo, su hermano juan y su padre estaban muertos de risa.

Moraleja: En la boca del mentiroso hasta lo cierto se hace dudoso.

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