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Cuatro muchachos en Bemabilonia, 28 de agosto

Daniel 1:1-15.

A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las
letras y ciencias. Daniel 1:17.

Daniel y sus compañeros gozaban de los beneficios de una educación y un


adiestramiento correctos recibidos en sus primeros años, pero estas ventajas
solas no habrían bastado para hacer de ellos lo que fueron. Llegó el tiempo en
que debían actuar por sí mismos, cuando su futuro dependía de su propio curso
de acción. Resolvieron ser fieles a las lecciones que recibieron en la infancia.—
Mensajes para los Jóvenes, 241.

¡Qué vocación la de estos nobles hebreos! Al despedirse del hogar de su infancia,


difícilmente soñaron con el elevado destino que les esperaba. Su naturaleza fiel y
firme se entregó a la dirección divina para que Dios pudiese cumplir su propósito por
medio de ellos.—La Educación, 53, 54.

Daniel y sus compañeros fueron aparentemente más favorecidos en su juventud por


la suerte, en Babilonia, que José en los primeros años de su vida en Egipto; sin
embargo, fueron sometidos a pruebas de carácter apenas menos severas. De su
hogar relativamente sencillo de Judea, estos jóvenes de linaje real fueron
transportados a la ciudad más magnífica, a la corte del más grande monarca, y fueron
escogidos para ser educados para el servicio especial del rey. En esa corte
corrompida y lujosa estaban rodeados de fuertes tentaciones... La orden de que se les
sirviera la comida de la mesa real, era una expresión del favor del rey, y del interés
que tenía por su bienestar. Pero como una porción era ofrecida a los ídolos, la
comida de la mesa del rey era consagrada a la idolatría; y si los jóvenes
participaban de ella, se iba a considerar que rendían homenaje a los dioses
falsos.—Ibid. 51, 52.

La historia de Daniel y sus jóvenes compañeros ha sido registrada en las


páginas de la Palabra inspirada para beneficio de los jóvenes de todas las
épocas posteriores. Mediante la crónica de su fidelidad a los principios de la
temperancia, Dios habla hoy a los jóvenes de ambos sexos, mandándoles que
reúnan los preciosos rayos de luz que él les ha dado en cuanto al asunto de la
temperancia cristiana y se coloquen en la debida relación para con las leyes de
la salud. Mensajes para los Jóvenes, 241.*

Este texto es del libro devocional Conflicto y Valor por Elena G. de White. Para
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