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Nota: Los textos que constituyen este artículo fueron extraídos de la versión
original en español “Arte precolombino de la Argentina”, por Ana María
Llamazares, publicada en inglés en Footprint Argentina Handbook. Charlie Nurse
(Ed.) Footprints Handbooks 2000, Bath, England. Algunas de las fotos que los
ilustran formaron parte del banco de imágenes de la Fundación desdeAmérica.
Agradecemos a Roberto R. Cinti y Andrés Barragán la autorización para utilizar
sus fotografías.
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Culturas agroalfareras del Noroeste Argentino (NOA)
Izq.: Escultura lítica del período Temprano denominada “suplicante”. Museo de La Plata, Buenos Aires.
Foto tomada de “Arte precolombino de la Argentina”, Alberto Rex González. (Filmediciones Valero 1977
Der.: Máscara de piedra que representa un rostro humano bordeado de serpientes. Museo Etnográfico
Juan B. Ambrosetti, Buenos Aires. Foto Roberto R. Cinti.
Otros ejemplos importantes del temprano arte en piedra son los morteros, los
menhires y las máscaras líticas talladas, probables ofrendas funerarias que
reproducen con gran simplicidad el rostro humano
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Mortero o recipiente ceremonial con motivos humanos-felínicos en relieve, seguramente destinado a
moler y preparar sustancias psicoactivas utilizadas en los rituales chamánicos. Museo de La Plata.
Foto tomada de “Arte precolombino de la Argentina”, Alberto Rex González.
(Filmediciones Valero 1977)
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Un gran despliegue artístico del Noroeste indígena se produjo como parte de la
cultura de La Aguada, durante el período Medio o de Integración (450 -1000
d.C). En el valle de Ambato, al norte de la ciudad capital de la provincia de
Catamarca, lugar de origen de esta cultura, se produjeron piezas de una
belleza excepcional. En vasijas de colores negro o ladrillo claro de textura muy
pulida, se despliega una notable iconografía inspirada en las visiones
chamánicas. Son las imágenes que constituyen el conjunto básico de temas
míticos y símbolos de la cosmovisión andina: felinos con sus fauces abiertas y
enormes garras, figuras humanas portando armas y estandartes, ataviados con
complejos tocados y vestidos, a veces llevan colgando de una mano una
“cabeza trofeo” y de la otra, el hacha ceremonial de sacrificios -seguramente
representaciones de jefes, chamanes o deidades- ; y también un variado
repertorio de saurios, batracios, serpientes y aves; generalmente acompañado
por símbolos y decoraciones geométricas.
Vasija de cerámica de la cultura Aguada, estilo Ambato negro y ante pulido con representaciones
de arte chamánico o visionario. Colección Rosso. Foto Ana M. Llamazares
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objetos metálicos, especialmente hachas ceremoniales y las notables placas o
discos de bronce, como el renombrado “Disco Lafone Quevedo”.
Imagen emblemática del sitio rupestre La Tunita, Catamarca. Representa una figura humana
con máscara felínica realizadoen pintura blanca con detalles en rojo. Foto Andrés Barragán
“Disco Lafone Quevedo”, hecho de metal con compleja iconografía lograda con el método
de la cera perdida (molde de cera que se derrite al colar el metal).
La figura antropomorfa aparece acompañada por dos felinos sobre sus hombros
y dos saurios a sus pies. Museo de La Plata.
Foto tomada de “Arte, estructura y arqueología”, Alberto Rex González. (La Marca 2007)
A partir del primer milenio después de Cristo las sociedades indígenas del NOA
se fueron militarizando progresivamente, sufriendo primero el dominio incaico y
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su anexión al Tawantinsuyu (Estado inka) en 1480 d.C; y a partir de comienzos
del siglo XVI la invasión y conquista europea. Si bien se priorizó la fabricación
de armas y construcciones defensivas, algunas de estas sociedades, como la
que se concentró en el valle de Santa María, al norte de Catamarca, ha dejado
las expresiones más características desde el punto de vista estético: las
famosas “urnas santamarianas”. Debido a su abundancia y a su alta calidad
artística fueron muy comercializadas. Lo cierto es que en la mayor parte de los
museos del mundo se pueden encontrar algunas de estas grandes vasijas,
pintadas profusamente con un repertorio de motivos geométricos y naturalistas
en blanco, negro y rojo, que fueron originalmente utilizadas para el entierro de
niños.
Urna Santamaría y detalle de la decoración con forma de rostro humano estilizado. Foto Roberto R. Cinti.
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La famosa “Urna Quiroga”, uno de los “tesoros” del Museo Etnográfico de Buenos Aires.
Junto a los rasgos típicos santamarianos, su particularidad es la presencia de un personaje modelado
que toca una flauta de pan y llevaen su pecho la cruz andina. Foto tomada de
“Arte precolombino de la Argentina”, Alberto Rex González. (Filmediciones Valero 1977)
Disco metálico con la representación de una cabeza cercenada y dos serpientes bicéfalas.
Aún se reconocen sobre el bronce oscuro los colores rojo y amarillo originales.
Colección Guido Di Tella, Museo Nacional de Bellas Artes.
Foto tomada de “Arte precolombino de la Argentina”, Alberto Rex González.
(Filmediciones Valero 1977)
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Pinturas rupestres de Cerro Colorado, Córdoba que representan una escena de lucha entre flecheros
indígenas y conquistadores a caballo. Detalle de una figura humana -posiblemente un chamán-,
con túnica punteada y pluma en la cabeza. Fotos Roberto R. Cinti.
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“Hombres-mariposa”, figuras humanas con grandes alas, grabadas en una roca del Cañón de Talampaya,
La Rioja. Foto Roberto R. Cinti.
“Rehue” o tronco ceremonial con escalones por donde subía la machi mientras ascendía en su viaje
chamánico. Detalle de rostro humano tallado. Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, Buenos Aires.
Foto tomada de “Culturas Indígenas de la Patagonia”, Ediciones del V Centenario (1992)
y Mapuches del Neuquén, Luz Editora (2000)
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El resto de la Patagonia estuvo poblada durante varios milenios por los
tehuelches y sus antepasados, pueblos nómades que vivían de la caza y la
recolección. La expresión artística más característica es su arte rupestre que
abarca desde las antiguas manos negativas y escenas de caza de guanacos
hasta los estilos más recientes de pisadas humanas y animales grabadas, así
como las pinturas geométricas de “grecas” (tipo guardas griegas) y laberintos
realizadas en vivos colores, especialmente rojo y blanco.
Izq.: Representación geométrica similar a la forma de un cuero de potro pintado en el Abrigo Comallo, Río
Negro. Fotos Ana María Llamazares
Der. : Figura zooantropomorfa junto a una pisada de felino del Puerto Ghisalberti, Santa Cruz.
Foto Carlos Martínez Sarasola
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Izq.: Alero con pinturas de estilos geométricos tardíos en el Lago Traful, Neuquén. Foto Roberto R. Cinti
Der.: Clava doble de piedra de origen tehuelche, grabada con trazos geométricos del estilo grecas. Foto
tomada de “Culturas Indígenas de la Patagonia”, Ediciones del V Centenario (1992).
Pinturas geométricas pintadas sobre cuero de potro, que representan esquemáticamente largas hileras
de figuras humanas, posiblemente sean la representación de linajes. Museo de La Plata
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En el extremo sur, los selknam u onas del territorio de Tierra del Fuego,
pintaban sus cuerpos con extrema simplicidad y dramatismo, para la
realización de sus complejas ceremonias, como la del “hain”, en la que se
realizaba la iniciación de los jóvenes.
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