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Pontificia Universidad Católica de Chile

Instituto de Sociología
Proyecto FONDECYT #1160921
“Economía moral de la meritocracia y preferencias distributivas”
Juan Carlos Castillo, Jorge Atria y Luís Maldonado

WORKING PAPER 1: Revisión de literatura


PERCEPCIONES Y ACTITUDES HACIA LA MERITOCRACIA
Octubre de 2016
Ariel Azar

Existe un cuerpo de literatura importante en torno a los determinantes individuales de las


actitudes hacia la desigualdad y percepciones de justicia. Asimismo, se ha escrito bastante
sobre los determinantes contextuales de actitudes y percepciones en torno a la desigualdad y
la justicia, dando cuenta de cómo variables a nivel país afectan directamente éstas actitudes
y percepciones, o bien explicando cómo los contextos modifican la forma en que los
determinantes individuales se relacionan con estas variables.

Sin embargo, existen menos trabajos sobre actitudes y percepciones en torno a la


meritocracia, buscando entender cómo variables a nivel individual y contextual pueden
afectar las nociones de las personas que rodean este concepto, o bien buscando proveer una
mejor forma de medir las actitudes hacia la meritocracia. Esta revisión de literatura tiene por
objetivo examinar aquello que se ha planteado sobre las actitudes y percepciones de la
meritocracia, y sus determinantes. Cabe notar que no revisaré la literatura que hace alusión a
la meritocracia como una cuestión “objetiva”, como algo medible en una sociedad
determinada, sino más bien a las percepciones subjetivas que giran en torno a la idea de
mérito.

En este sentido, además de la perspectiva estructural u “objetiva” ligada fuertemente a logros


educacionales, existe otra aproximación enfocada en las bases morales de la meritocracia, es
decir, las creencias y significados en relación al mérito y sus implicancias. Aquí́ es posible a
su vez identificar dos perspectivas principales. La primera de ellas posee un énfasis

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filosófico-normativo que se refiere críticamente a la meritocracia en sí y sus posibles
consecuencias en términos de generación de mayor desigualdad (Cociña, 2013; Horowitz,
2006), perspectiva que se inicia desde Young (1962) y su análisis irónico-pesimista del futuro
de una sociedad meritocrática.

Una segunda perspectiva en el ámbito moral de la meritocracia ha analizado en qué medida


las creencias en el mérito se relacionan con la legitimación de las jerarquías sociales (Son
Hing et al., 2011), o en qué medida la educación o el ingreso afectan las creencias en la
meritocracia (Kunovich & Slomczynski, 2007). Aquí́ el acento es principalmente empírico,
ya que se intenta acceder a las creencias y significados compartidos de los individuos, es
decir, a la normatividad de los sujetos respecto a la desigualdad y distribución, siguiendo la
tradición de los estudios sociológicos en justicia social empírica (Jasso, 2012; Kluegel,
Mason, & Wegener, 1995; Wegener, 2001). En esta línea de investigación, la evidencia de
estudios principalmente desde la sociología y la psicología social indica que las personas en
general consideran justo que existan desigualdades en tanto estas se relacionen con
desempeños y logros diferenciados (Adams, 1963; Berkowitz & Walster, 1976; Cook &
Hegtvedt, 1983; Homans, 1976; Walster, Berscheid, & Walster, 1976), lo cual ha sido
relacionado con la legitimación de las desigualdades en las sociedades actuales (Hadjar,
2008). La presente revisión se centra en la literatura empírica en torno al concepto de mérito.

En primer lugar, revisaré la literatura en torno a los determinantes individuales y contextuales


de las percepciones de meritocracia y/o de actitudes pro-meritocráticas, dando cuenta de
cómo, principalmente en contextos europeos, las características de los individuos y de los
países en donde viven se asocian con variaciones en las percepciones y actitudes hacia la
meritocracia. Además, daré cuenta de investigaciones que explican la relación entre
percepción y actitudes de meritocracia. En segundo lugar, en una línea más cercana a la
psicología social que a la sociología, mostraré las investigaciones que han mostrado, por
medio de estudios más acotados, distintas formas de medir las actitudes hacia la meritocracia,
separando el concepto latente de meritocracia al de otras formas de redistribución o

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legitimación de jerarquías. Finalmente, revisaré dos artículos que dan cuenta de variaciones
en el tiempo de actitudes o percepciones de meritocracia en distintos contextos.

Actitudes hacia la meritocracia en perspectiva comparada

Hasta donde sabemos, Kunovich y Slomczynski (2007) son los primeros en analizar actitudes
hacia la meritocracia, y lo hacen desde una perspectiva comparada. Utilizando datos del
módulo de Desigualdad de ISSP 1992 para 14 países, los autores examinan determinantes
tanto a nivel individual como contextual de actitudes pro-meritocracia, midiendo esta última
a partir de 5 ítems del cuestionario ISSP.

Desde una perspectiva de interés propio, la principal hipótesis de los autores es que aquellas
personas que más se beneficien de una sociedad meritocrática -es decir, una sociedad en
donde el mérito determina qué recompensas se lleva cada persona-, serán quienes tengan
actitudes más favorables hacia la meritocracia. En otras palabras, quienes tengan mayor nivel
educacional y mayores ingresos serán más pro-meritocracia en relación a quienes tienen
menor nivel educativo y un menor nivel de ingresos. Por otra parte, en cuanto a los
determinantes contextuales de las actitudes hacia la meritocracia, los autores sostienen que
aquellas personas que viven en países con altos niveles de meritocracia sostendrán más
fuertemente actitudes pro-meritocracia, bajo el supuesto teórico de que los niveles de
meritocracia de un país están determinados exclusivamente por factores económicos, y que
por ende la opinión pública no es capaz de moldear la meritocracia observada, sino que al
revés.

Los resultados de Kuvonich y Slomczynski muestran que, en primer lugar, la medición de


las actitudes pro-meritocráticas por medio de un constructo latente no es válida para hacer
investigación comparada entre países. En este sentido, los autores consideran más adecuado
el uso de un simple indicador sumativo. En segundo lugar, muestran que, controlando por la
posición estructural de un individuo, una distribución meritocrática del ingreso afecta
positivamente las actitudes pro-meritocracia. Asimismo, sus hipótesis a nivel individual se

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cumplen según lo esperado: quienes están más alto en la estructura social, ya sea en términos
de ingreso o nivel educativo, muestran mayor apoyo hacia una estructura de distribución
meritocrática. Finalmente, los autores también muestran que los países post-comunistas
presentan menores niveles de apoyo a una distribución meritocrática, probablemente debido
al legado ideológico de los regímenes comunistas.

En un trabajo muy similar al de Kunovich y Slomczynski, pero incluyendo también una


distinción entre meritocracia percibida y deseada, Duru-Bellat y Tenret (2012) evalúan
percepciones y apoyo a la meritocracia en 26 países utilizando datos ISSP 1999.
Particularmente, los autores se interesan por el efecto de la educación, tanto a nivel individual
como agregado, sobre las percepciones de meritocracia, así como también sobre los niveles
de apoyo a una meritocracia basada en la educación. Para cada uno de los indicadores –
meritocracia percibida y deseada-, los autores utilizaron un solo ítem de la encuesta. A nivel
individual incluyen como variables independientes género, edad, nivel educacional e ingreso
(estas dos últimas variables como proxy de la posición social de un individuo y su nivel de
retorno según sus credenciales por medio de un indicador que combina educación e ingresos).
A nivel de país, los autores consideran variables independientes como el PIB per cápita, el
coeficiente de GINI, retornos económicos y de empleo promedio sobre la educación, entre
otros.

Los resultados de Duru-Bellat y Tenret muestran que la educación es un predictor de la


creencia de que los méritos educacionales deben ser recompensados en la vida, argumentando
que esto se debe a que aquellos individuos que están convencidos de que la educación debe
ser compensada son aquellos que estudian más. Sin embargo, la educación no tiene un efecto
significativo sobre la meritocracia percibida. Además, los autores dan cuenta de que no existe
una correlación clara entre meritocracia percibida y deseada. Por otra parte, los resultados a
nivel de país muestran que las características socioeconómicas de los países (PIB) importan
más que las características educacionales a la hora de predecir percepciones y actitudes hacia
la meritocracia. Asimismo, muestran que la desigualdad es relevante, en tanto a mayor
desigualdad observada en un país, mayor es la demanda por meritocracia por parte de sus

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ciudadanos. Para Duru-Bellat y Tenret este resultado se explica por el afán de justificación
de la desigualdad de las personas.

Las investigaciones de Kunovich y Slomczynski y de Duru-Bellat y Tenret permiten


comprender cómo varían entre individuos y entre países las percepciones y actitudes hacia la
meritocracia. En este sentido, si bien Kunovich y Slomczynski sólo se refieren a actitudes
pro-meritocracia, Duru-Bellat y Tenret, al incluir tanto percepciones como actitudes,
permiten observar la relación entre ambas, dando cuenta que se trata de dos cuestiones
independeintes, que no necesariamente están relacionadas entre sí.

La medición de las actitudes pro-meritocráticas y sus componentes

En un intento por dar una mejor definición operacional del concepto de actitudes hacia la
meritocracia, distinguiendo la ideología meritocrática de las ideologías de legitimación de
jerarquías (hierarchy-legitimizing ideologies), Son Hing et al. (2011) evalúan, por medio de
cuatro experimentos, las percepciones y preferencias que tienen distintos individuos respecto
a la meritocracia observada y deseada y respecto a ideologías de legitimación de jararquías,
determinando hasta qué punto, el principio meritocrático y la percepción de meritocracia está
correlacionada con una ideología de legitimación de jerarquías.

Para medir las actitudes hacia la meritrocacia, Son Hing y sus colegas utilizan la Escala del
Principio Meriocrático (Merito Principle Scale) desarrollada por Davey et al. (1999), la cual
consiste en 15 ítems que abordan creencias sobre si lo relativo al trabajo y lo académico
deben o no ser asignados en base al mérito (en contraposición a la igualdad). Por otra parte,
para medir la percepción de meritocracia los autores utilizan la Escala de Percepciones de
que la Meritocracia Existe (Perceptions That Meritocracy Exists Scale), que es exactamente
igual a la escala anterior, pero cuyos ítems pregunta respecto a la distribución existente y no
la distribución deseada. Finalmente, para medir las ideologías legitimadoras de jerarquías los
experimentos utilizan varias escalas para medir: (1) sexismo, (2) sexismo implícito, (3)
Orientación de dominación social (SDO) y (4) Autoritarismo de derecha (RWA).

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Por una parte, los autores dan cuenta de que la percepción de distribución meritocrática y la
preferencia por una distribución meritocrática son dos actitudes separadas. Además, sus
resultados comprueban su hipótesis, dando cuenta que las creencias prescriptivas sobre el
mérito no predicen ideologías legitimadoras de jerarquías. Sin embargo, el estudio sí da
cuenta de una asociación entre las creencias descriptivas del mérito e ideologías jerárquicas.
En este sentido, los autores plantean que si bien las creencias descriptivas del mérito pueden
servir para legitimar un status quo jerárquico, no ocurre lo mismo con las creencias
prescriptivas.

Reynolds y Xian (2014) utilizan datos de la Encuesta General Social (GSS) de los años 1987
y 2010 para examinar las percepciones de las personas en torno a la meritocracia en Estados
Unidos. Los autores buscan determinar hasta qué punto los estadounidenses consideran que
su país es meritocrático y qué tan unificadas se encuentran sus creencias, además de dar
cuenta de cómo las creencias en torno al concepto de mérito han cambiado a lo largo del
tiempo. En línea con sus objetivos, las principales hipótesis de trabajo de este estudio
plantean que las personas darán una alta importancia a elementos meritocráticos al ser
consultadas sobre los determinantes del éxito económico, los cuales debiesen permanecer
estables a lo largo del tiempo. Además, plantean que las combinaciones de creencias respecto
a los elementos necesarios para el éxito económico variarán a lo largo del tiempo. Por último,
los autores también esperan que debido a su exposición a situaciones no-meritocráticas, las
minorías, mujeres, ancianos y miembros de clases bajas creerán fuertemente que los
elementos no-meritocráticos son parte importante de las cosas necesarias para surgir en la
vida.

Desde la conceptualización de Reynolds y Xian, los componentes de una actitud


meritocrática corresponden a considerar que la forma de surgir en la vida está dada por tener
una buena educación, tener ambición y trabajar duro. Los elementos no-meritocráticos, en
cambio, se dividen en elementos relacionados con la familia y amigos y elementos asociados
a la discriminación

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Sus resultados confirman su primera hipótesis: los estadounidenses creen fuertemente que
Estados Unidos es una sociedad meritocrática, y éstas creencias son estables a lo largo del
tiempo. Para los autores, este hecho se explica debido a la presencia de una ideología
dominante que promueve un ideal meritocrático. Por otra parte, sin embargo, los autores
también dan cuenta de que los elementos no-meritocráticos no son poco importantes, y
además, estos han variado a lo largo del tiempo. Si bien en 1987 se consideraba que la raza,
género y religión eran importantes para poder salir adelante en la vida, en 2010 se considera
importante la riqueza familiar, la educación parental y las conexiones sociales y políticas.
Finalmente, los resultados de esta investigación dan cuenta de que la importancia de los
elementos no-meritocráticos depende de la posición de los individuos en la estructura social,
corroborando la hipótesis de que para los grupos que posiblemente han experimentado
discriminación (y por ende una estrucutra no-meritocrática) la importancia de los elementos
no-meritocráticos destaca en relación a aquellos grupos más privilegiados.

Smith y Matějů (Smith & Matějů, 2012), centrando su análisis en República Checa, se
preguntan cómo han cambiado, en dos décadas, los valores de justicia distributiva. En
particular, los autores se preguntan hasta qué punto las creencias de justicia distributiva de
los checos se han cristalizado en las ideologías latentes de “meritocracia” e “igualitarismo”.
Además, Smith y Matějů buscan determinar la relación entre el compromiso de las personas
con estas ideologías con sus posiciones en la escala social. Usando seis ítems del ISJP para
los años 1992, 1996, 2006 y 2009, los autores hacen un análisis factorial con el fin de
confirmar si es que efectivamente existen constructos latentes de meritocracia e igualitarismo
entre los ciudadanos checos. Los 6 ítems utilizados, cuyas cinco categorías de respuesta van
desde completamente de acuerdo a completamente en desacuerdo, son:

1. Mantener las ganancias: “Las personas tienen derecho a mantener lo que han ganado
- incluso si esto significa que algunas personas van a ser más ricos que los demás”.
2. Trabajo duro: “Las personas que trabajan duro merecen ganas más que los que no lo
hacen”.

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3. Transmisión de la riqueza: “La gente tiene derecho a transmitir su riqueza a sus hijos”.
4. Partes iguales: “La forma más justa de distribuir la riqueza y el ingreso sería dar a
todos partes iguales”.
5. Necesidades: “Lo más importante es que las personas obtengan lo que necesitan,
incluso si esto significa asignar recursos desde aquellos que han ganado más de lo
que necesitan”.
6. Suerte: “Si es que hay personas más inteligentes o talentosas que otras, esto es sólo
suerte, por lo que no merecen ganar más dinero”.

Figura 1: Modelo de medición de meritocracia e igualitarismo

Los autores proponen el modelo de medición mostrado en la figura 1, además de utilizar


como predictores de las variables latentes la ocupación, el nivel educacional, la clase social
y el género.

Si bien los autores se centran en la República Checa, hacen un análisis comparado, tomando
en cuenta 12 países. Sus resultados muestran que existe una asociación negativa entre
meritocracia e igualitarismo. Ésta relación es particularmente fuerte en los países
occidentales y la Alemana Oriental. Sin embargo, en los países post-comunistas la relación

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negativa entre meritocracia e igualitarismo es mucho más débil, o incluso inexistente. Para
los autores, este resultado da cuenta de una mayor cristalización de los valores en las
sociedades occidentales, proveyendo una organización más clara del set de creencias respecto
a la justicia redistributiva. Otro resultado importante de esta investigación es la constatación
de que la cristalización de estos constructos se vuelve mayor a medida que pasa el tiempo,
aumentando la correlación negativa entre meritocracia e igualitarismo. Finalmente, los
resultados de los autores también dan cuenta que las variables de estratificación incluidas en
sus modelos tienen una débil asociación con el constructo latente de meritocracia. En este
sentido, y tal como lo habían planteado Reynolds y Xian, existe un ideal dominante
meritocrático que es transversal entre los distintos grupos sociales.

En definitiva, los resultados de estas tres investigaciones permiten, en primer lugar, separar
el concepto de meritocracia al de otros constructos ideológicos o formas de distribución del
ingreso. Por otra parte, también dan cuenta de que, la meritocracia aparece como un ideal
dominante que se cristaliza a lo largo del tiempo, diferenciándose, por ende, de constructos
como el igualitarismo, que aparecen como, hasta cierta medida, constructos opuestos. Sin
embargo, es importante destacar que tener una actitud pro-meritocracia no implica,
necesariamente, legitimar la desigualdad o estar en contra de una sociedad más igualitaria.
Los resultados de estas investigaciones permiten dar cuenta que se trata de constructos que
operan de manera separada a nivel cognitivo.

Actitudes hacia la meritocracia como predictores de otras creencias

Utilizando datos de la Encuesta Social Europea de 2008, Likki y Staerklé (2015) buscan
determinar si es que las creencias sobre una cultura de la dependencia (dependency culture
beliefs) actúan o no como predictores más fuertes de actitudes hacia desempleados (no-
merecedores) en relación a actitudes hacia los ancianos y enfermos (merecedores). Las
creencias sobre una cultura de dependencia refieren a juicios “neoconservadores” que
plantean que los beneficios sociales y servicios disminuyen la disposición de las personas a

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trabajar y su preocupación por otros. Se trata, entonces, de creencias asociadas a una visión
negativa respecto a los efectos morales del estado de bienestar.

Por otra parte, los autores también buscan establecer la relación entre el grado de
predominancia del principio meritocrático en una sociedad determinada y las actitudes sobre
una cultura de dependencia, hipotetizando que en contextos donde los valores meritocráticos
predominan, las creencias en una cultura de la dependencia deberían funcionar como
predictores más fuertes de actitudes hacia el estado de bienestar, ya sea hacia beneficiarios
merecedores o no-merecedores.

Para medir los juicios de las personas en torno a una cultura de la dependencia, los autores
utilizan tres ítems de la encuesta social europea: “Hasta qué punto está ud. de acuerdo o en
desacuerdo con que los servicios y beneficios sociales: (1) hacen a la gente floja, (2) hacen
que la gente se preocupe menos unos por otros y (3) hacen que la gente se preocupe menos
por ellos mismos y por sus familias. El apoyo a la intervención estatal es medido a través de
dos outcomes: (1) apoyo a los desempleados y (2) apoyo a los ancianos y enfermos. Por
último, los autores dan cuenta del nivel social de meritocracia por medio de la agregación de
respuestas, por país, a la pregunta sobre si grandes diferencias en los ingresos de las personas
son o no aceptables para premiar adecuadamente las diferencias en talentos y esfuerzo.

Los resultados de Likki y Staerklé (2015) muestran que las creencias en una cultura de la
dependencia no sólo predicen negativamente las actitudes hacia la intervención a favor de
los desempleados (grupo considerado tradicionalmente desde esta perspectiva como no-
merecedor), sino que también la intervención a favor de los ancianos y enfermos. Los autores
argumentan que existe un efecto de derrame (spillover effect) desde la actitud hacia grupos
no-merecedores hacia grupos tradicionalmente vistos como merecedores de la intervención
estatal, menoscabando el principio de solidaridad. Finalmente, respecto al rol de la
meritocracia, los autores dan cuenta de un rol moderador de ésta. En contextos más
meritocráticos, el rol deslegitimador de las creencias en una cultura de la dependencia sobre
la asistencia social es mayor en relación a contextos menos meritocráticos.

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De manera similar a Likki y Staerklé y utilizando datos de la Encuesta Europea de Valores
1999/2000, van Oorschot (2006) busca determinar cómo se diferencian las opiniones que
tienen las personas respecto al merecimiento de beneficios sociales por parte de distintos
grupos: ancianos, enfermos y discapacitados, desempleados e inmigrantes. El autor busca
mostrar cómo las personas muestran actitudes solidarias diferenciadas según el beneficiario
al cual se dirige una política social. Además, Oorschot busca explicar las variaciones entre
países en términos del orden de merecimiento de los distintos grupos, y además las
variaciones a nivel individual incluyendo predictores como la posición estructural de las
personas, sus valores u otro tipo de actitudes. La meritocracia es considerada, a nivel
individual, como un posible predictor de la condicionalidad de las personas. La actitud hacia
la meritocracia es medida por medio de la respuesta hacia la pregunta sobre qué tan
importante es que en una sociedad justa, reconocer a las personas por sus méritos.

Los resultados de Oorschot dan cuenta de un patrón común en los 23 países europeos que
observan: las personas muestran actitudes más solidarias hacia los ancianos, seguidos de
cerca por los enfermos y discapacitados, luego hacia los desempleados y finalmente hacia los
inmigrantes. Estos patrones no sólo se repiten en todos los países, sino que también entre
hombres y mujeres, entre todos los grupos etarios, niveles educacionales, de ingreso y entre
distintas religiones. Respecto al rol de la meritocracia, los resultados muestran que al
observar una relación bivariada quienes tienen actitudes más favorables hacia la meritocracia
tienen actitudes más estrictas respecto a la condicionalidad de los beneficios sociales de
personas más necesitadas. Sin embargo, al controlar por otras variables socio-demográficas
y actitudinales, esta relación desaparece.

Cabe destacar también, que tal como lo muestran los resultados de Kołczyńska y Merry
(2016), quienes observan los niveles de legitimación de la desigualdad en Polonia entre 1988
y 2003, la actitud hacia la meritocracia juega un rol relevante en la legitimación de
desigualdad, en tanto quienes son pro-meritocracia legitiman mayores niveles de
desigualdad. Sin embargo, en línea con aquello planteado por Smith y Matějů y Reynolds y

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Xian, la meritocracia comienza a jugar un rol sólo en el año 2003, probablemente debido a
que la cristalización del constructo ideológico meritocrático tiende a cristalizarse más
recientemente.

Conclusiones
La presente revisión de literatura en torno a las percepciones y actitudes respecto a la
meritocracia permite hacer tres distinciones importantes. En primer lugar, una línea de
investigación ha dado cuenta de que las actitudes y percepciones de meritocracia varían
significativamente entre personas y contextos sociales. Sin embargo, aparentemente, la forma
de medir las actitudes hacia la meritocracia es relevante para poder dar cuenta de estas
variaciones. Al hacer mediciones más complejas del concepto, se hace más difícil observar
variaciones entre grupos sociales. Los autores que no han podido dar cuenta de variaciones
significativas han incluso planteado que hay una ideología dominante que es transversal a
todos los grupos sociales. Por otra parte, esta revisión da cuenta de la importancia del paso
del tiempo en la cristalización del concepto de meritocracia. Existe poca literatura respecto a
las actitudes y percepciones en torno a la meritocracia. Muy probablemente esto se debe a
que, tal como muestran las investigaciones incipientes en este ámbito, la relevancia social
del concepto es relativamente reciente en términos históricos. A medida que la meritocracia
se vuelva una ideología cada vez más predominante en la sociedad y a nivel político, mayor
será el cuerpo de literatura en torno al concepto. Finalmente, es revisión de literatura permite
dar cuenta, de manera rudimentaria, de cómo las actitudes hacia la meritocracia se relacionan
con otras actitudes, particularmente relacionadas con actitudes hacia políticas sociales del
estado de bienestar. Los resultados de estas investigaciones han mostrado que las relaciones
suelen ser inexistentes. Sin embargo, muy probablemente esto se debe a la forma en que ha
sido medido el concepto de actitud hacia la meritocracia.

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Referencias

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