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La presión en un recipiente de gas se debe a que cada una de las moléculas de éste
colisionan con la pared del recipiente y ejercen una fuerza sobre él, la cual es proporcional
a la velocidad promedio de las moléculas y al número de moléculas por unidad de volumen
del recipiente (es decir, la densidad molar).
El aire atmosférico se puede considerar como una mezcla de aire seco (con cero contenido
de humedad) y vapor de agua (conocido también como humedad), mientras que la presión
atmosférica es la suma de la presión del aire seco Pa y la presión del vapor de agua,
llamada presión de vapor (Pv)
Es decir,
𝑷𝒂𝒕𝒎 = 𝑷𝒂 + 𝑷𝒗
(Note que en algunas aplicaciones, la frase “presión de vapor” se usa para indicar presión
de saturación.) La presión de vapor constituye una fracción pequeña (comúnmente inferior
a 3 por ciento) de la presión atmosférica, ya que el aire es en su mayor parte nitrógeno y
oxígeno y las moléculas de agua constituyen una fracción pequeña (menos de 3 por ciento)
de las moléculas totales en el aire. Sin embargo, la cantidad de vapor de agua contenida en
el aire tiene un impacto importante en el confort térmico y en muchos procesos, como el
secado.
El aire puede contener sólo cierta cantidad de humedad, y la relación entre la cantidad real
de humedad en el aire a una determinada temperatura y la máxima cantidad que el aire
puede contener a esa temperatura se llama humedad relativa (ɸ). La humedad relativa
varía de 0 para el aire seco a 100 por ciento para el aire saturado (que no puede contener
más humedad). La presión de vapor del aire saturado a una determinada temperatura es
igual a la presión de saturación del agua a esa temperatura. Por ejemplo, la presión de
vapor del aire saturado a 25 °C es 3.17 kPa.
𝑷𝒗 = ∅𝑷𝒔𝒂𝒕 𝒂 𝑻
El intervalo deseable de humedad relativa para el confort térmico se halla entre 40 y 60 por
ciento.
Tanto la niebla como el rocío desaparecen (se evaporan) a medida que la temperatura del
aire aumenta rápidamente después de la salida del Sol. Por ello ciertos aparatos eléctricos
vienen con la advertencia de que no deben ser introducidos en interiores húmedos cuando
aquéllos aún están fríos, con la finalidad de evitar condensación sobre sus sensibles partes
electrónicas. Algo común es observar que siempre que un producto se halla en
desequilibrio dentro de un medio, la naturaleza tiende a redistribuirlo hasta que se
establece el “balance” o la “igualdad”. Esta tendencia a menudo se conoce como fuerza
impulsora, la cual es el mecanismo por el que muchos fenómenos de transporte suceden
de manera natural, como la transferencia de calor, el flujo de fluidos, la corriente eléctrica
y la transferencia de masa. Si se define la cantidad de un producto por unidad de volumen
como la concentración de ese producto, se dice que su flujo va siempre en la dirección de la
concentración decreciente, es decir, de una región de alta concentración a otra de baja.
Note que el aire en la superficie del agua siempre estará saturado debido al contacto
directo con el agua y, por lo tanto, será saturada la presión de vapor. Así, la presión de
vapor en la superficie de un lago será sencillamente la de saturación del agua a la
temperatura que este líquido se encuentre en la superficie. Si el aire no está saturado,
entonces la presión de vapor disminuirá hasta tener el valor existente en el aire a alguna
distancia sobre la superficie del agua, y la diferencia entre estas dos presiones será la
fuerza impulsora para la evaporación del agua.
Ecuación de Antoine
𝐵
𝐿𝑛 𝑝 ∗= 𝐴 −
𝐶+𝑇
donde p*, es la presión de vapor; A,B y C son constantes específicas para cada gas, y T es la
temperatura absoluta del sistema.
Fuentes:
Cengel Y., Boles M. (2012). Termodinámica. 7ma edición. México: Mc Graw Hill.
Himmelblau D., Riggs J. (2004). Basic Principles and Calculations in Chemical Engineering.
7ma edición. Estados Unidos: Prentice Hall.