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TEST “ELIJA SU ÁRBOL”

Por Augusto Vels


BOLETÍN-AGC Nº 2, 2º SEMESTRE DE 1986

Nota: Este Test fue presentado en el Congreso Internacional de Grafologíía de Paríís el anñ o 1985
como ponencia del autor, habieí ndose considerado tema de intereí s por colegas de varios paííses
europeos.

El test "Elija su ÁÁ rbol” estaí inspirado en el "Test del ÁÁ rbol” de Koch y en el "Szondi-Test".

Mediante esta prueba, que se complementa con la de Machover, y la de "El ÁÁ rbol y la Casa", hemos
tratado de anñ adir a nuestra bateríía de tests una prueba proyectiva, que pueden aclarar o confirmar
determinados psicodiagnoí sticos.

Áctualmente llevamos realizados unos 1.500 protocolos en donde, dentro de la bateríía de tests, se
ha aplicado el "Test Elija su ÁÁ rbol", con resultados satisfactorios en la mayor parte de los casos.

Consiste el test en la presentacioí n al sujeto examinado, de dos paí ginas conteniendo 29 aí rboles para
que elija dos y rechace otros dos. Se le pide a continuacioí n que dibuje un aí rbol, sin tener en cuenta
los dos que ha visto y elegido. De los aí rboles del test, aproximadamente la mitad, senñ alan
tendencias patoloí gicas o pertenecen a enfermos.

Los dibujos han sido tomados del mismo Koch (1) y de las experiencias de Xandroí (2) que ha
trabajado durante anñ os con el "Test del ÁÁ rbol".
TEST “ELIJA SU ÁRBOL”

De Koch – Vels - Xandró

Nombre_________________________________Edad_______Profesión______________

INSTRUCCIONES: Elija el árbol que le gusta más y, a continuación, el árbol que le gustaría
dibujar. Anote su elección en la casilla reservada a la RESPUESTA.
RESPUESTÁ: El aí rbol que me gusta maí s es el nuí mero

El aí rbol que me gustaríía dibujar es el nuí mero


El aí rbol que me gusta menos es el nuí mero
El aí rbol que no me gustaríía dibujar es el nuí mero

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DIBUJE UN ÁÁ RBOL EN ESTE RECUÁDRO
El "Test Elija su ÁÁ rbol" como el Test de Ápercepcioí n Temaí tica "de Murray" o el "Szondi -Test",
ofrece un estimulo visual estructurado (29 dibujos de aí rboles) en donde la reaccioí n electiva y de
rechazo puede darnos a conocer pulsiones instintivas inconscientes y datos caracteroloí gicos de
alto valor psicoloí gico.

Las figuras de aí rbol maí s ELEGIDÁS y RECHÁZÁDÁS, seguí n nuestras estadíísticas sobre 1.500
protocolos, son las siguientes:

ÁÁ RBOLES ELEGIDOS ÁÁ RBOLES RECHÁZÁDOS

Eleccioí n El aí rbol que dibujaríían El aí rbol El aí rbol que no


del aí rbol rechazado dibujaríían

Fig. 17 : 39% Fig. 17 : 23% Fig. 25 : 16% Fig. 8 : 18%


Fig. 12 : 13% Fig. 22 : 15% Fig. 8 : 14% Fig. 24 : 15%
Fig. 6 : 9% Fig. 26 : 15% Fig. 10 : 13% Fig. 10 : 14%
Fig. 22 : 7% Fig. 6 : 8% Fig. 13 : 11% Fig. 25 : 13%
Fig. 7 : 6% Fig. 15 : 8% Fig. 24 : 10% Fig. 9 : 9%
Fig. 15 : 5% Fig. 12 : 6% Fig. 23 : 9% Fig. 23 : 8%
Fig. 19 : 4% Fig. 7 : 4% Fig. 9 : 8% Fig. 26 : 5%
Fig. 26 : 4% Fig. 19 : 4% Fig. 2 : 4% Fig. 2 : 4%
Fig. 11 : 3% Fig. 1 : 2% Fig. 29 : 4% Fig. 3 : 3%
Fig. 21 : 3% Fig. 5 : 2% Fig. 3 : 3% Fig. 29 : 3%
Fig. 20 : 3% Fig. 6 : 2% Fig. 13 : 2%

En general los aí rboles maí s elegidos son los senñ alados con los nuí meros 17, 22, 12, 26, 6, 15 y 7.

Los aí rboles maí s rechazados corresponden a las figuras nuí meros 25, 8, 10, 24, 9, 23 y 13.

Los aí rboles maí s neutros, los menos elegidos o rechazados, son los correspondientes a los
nuí meros 27, 4, 14 y 20.

De los 29 aí rboles del test hay ocho que son casi siempre elegidos y nunca rechazados. Estos son
los nuí meros 7, 11, 12, 15, 18, 19, 21 y 28. Por el contrario, son rechazados y rara vez elegidos los
senñ alados con los nuí meros 3, 4, 8, 10, 13, 14, 23 y 29. Finalmente, el nuí mero 27 es muy rara vez
elegido o rechazado. El resto, los nuí meros 1, 2, 5, 6, 9, 16, 17, 20, 22, 24, 25 y 26 son ambivalentes,
es decir, lo mismo son elegidos que rechazados.

INTERPRETÁCIOÁ N

La hipoí tesis de que se partioí para idear este test, radica en el hecho de que cada sujeto se
identifica, consciente o inconscientemente con el aí rbol elegido y repele, inconscientemente, los
aí rboles que rechaza.

Teoí ricamente, los aí rboles elegidos indican, de alguna manera, las necesidades o problemas
actuales, aquellas vivencias personales maí s cargadas de tensioí n emocional o de aspiracioí n
positiva, es decir, aquellas tendencias o necesidades que el sujeto desea satisfacer y que consti-
tuyen para eí l una meta, un objetivo gratificador. De alguna forma, seraí n tambieí n un indicador de
su conducta, es decir, senñ alaraí n rasgos o aspectos del caraí cter aceptados por el sujeto o cosas que
realiza o desea realizar.

Por el contrario, los aí rboles rechazados tienden a destacar aquello que el sujeto no desea tener o
poseer, y que de alguna manera son tendencias, instintos, necesidades o impulsos inconscientes
rechazados por su equilibrio o inadecuacioí n, por no estar de acuerdo con el "ideal del Yo , por su
peligrosidad para el Yo, por complejos de culpabilidad o por representar, inconscientemente, un
"deterioro" de la personalidad.
Pongamos alguí n ejemplo:

CÁSO N°- 1 - Varoí n, 31 anñ os, casado, 3 hijos, Gestor administrativo. Los niveles psicoteí cnicos son
normales a excepcioí n de la "atencioí n numeí rica". En el desiderativo profesional nos da la maí xima
puntuacioí n en muí sica (tendencias depresivas) y en literatura (tendencia a la evasioí n de la realidad).

Dibuja una pareja humana de tamanñ o pequenñ o, en el centro de la paí gina, de espaldas al espectador
y subiendo un camino muy empinado cogidos de la mano. Interpretamos este DFH como
dificultades en la vida sentimental del sujeto (amores a espaldas del entorno), que luego se
confirman por otros tests y por la forma de evadir este aspecto durante la entrevista. Solicita un
puesto directivo.

En el test "ELIJÁ SU ÁÁ RBOL" nos da las siguientes elecciones y rechazos:

ÁÁ rboles elegidos: nuí meros 22 y 26 = Contacto amable y haí bil, flotante, impreciso que tiene como fin
lograr los propios deseos con el míínimo esfuerzo y sacrificio posibles. Caraí cter alegre, locuaz y
entusiasta (en apariencia, pues detraí s de esa euforia de superficie, hay un fuerte estado depresivo).
Tendencia a atribuir el valor a las personas o a las cosas por su aspecto externo (falta de
profundidad y de realismo praí ctico). Talento descriptivo y decorativo y facilidad de expresioí n, pero
a la vez cierta ligereza, por vanidad.
Tendencias internas depresivas, que suelen mermar la energíía, la decisioí n y la iniciativa.
Receptividad (tendencia a dejarse influenciar). Falta de sentido de la realidad (inseguridad en los
juicios por desorientacioí n del espííritu y por la presioí n de las depresiones de aí nimo). Esto no impide
cierta plasticidad en el caraí cter y esa alegríía aparente y de colores unida a una buena capacidad
descriptiva por gozo de sentirse escuchado.

ÁÁ rboles rechazados: nuí meros 8 y 9 = Tendencia a huir de la realidad, aunque no siempre lo logra.
Esta tendencia rechazada va unida, tambieí n, a la depresioí n, a la soledad a la evasioí n de la realidad
para refugiarse en fantasíías dantescas o de ciencia ficcioí n, que son igualmente rechazadas, aunque
no siempre logra vencer esta inclinacioí n. Considera que, caso de ceder a estas tendencias, puede
verse envuelto en ideas maí s o menos extravagantes unidas a rarezas de caraí cter, a desadaptaciones,
incluso a desequilibrios de la personalidad (tendencias histeroides rechazadas).

Desea que le vean inteligente y lleno de facultades y de habilidad para las cosas y, por lo tanto
rechaza todo lo que le huele a infantil, ingenuo, torpe o deformado, es decir, necesita que los demaí s
le valoren por las cualidades que eí l desea tener.

Test de Luü scher

El sujeto es capaz de cooperar y de entenderse bien con sus companñ eros (tiene buenas relaciones
sociales aparentes), pero da maí s importancia a la buena armoníía y companñ erismo que a la
actividad, de donde, un tipo de jefe de estilo protector que no se impone a síí mismo y a los demaí s
"unas metas" tope, sino que invita a los subordinados a que se las impongan ellos mismos. Su lema
dentro de la Organizacioí n seraí : "La empresa ha de ser como una gran familia. Cada uno para todos".
Áprecia el aspecto humano de las personas en primer teí rmino: flores, muí sica, cafeí , etc.

Necesita cierta proteccioí n para su cuerpo y su condicioí n sensorial, de donde la tendencia a evitar
situaciones que le planteen problemas o conflictos; de aquíí que trate de ofrecer a su ambiente lo
mejor de si mismo para evitar roces y problemas. No se esfuerza lo suficiente para lograr buenas
metas o superar objetivos. Desea pocos problemas.

Se comporta de modo flexible y acomodaticio. Es sensible, impresionable e inclinado a


dejarse llevar por entusiasmos absorbentes, esteí n o no en relacioí n con su profesioí n.
Estaí buscando un ambiente profesional o familiar agradable que le proporcione
tranquilidad y comprensioí n.
Test de la pareja, del aí rbol y la casa

Dibuja un aí rbol con tronco ennegrecido o sombreado, copa en oí valo elííptico con un ramaje
enmaranñ ado y raííces puntiagudas y distorsionadas.

Confirma las dificultades que esta persona puede tener en su vida sentimental, sus frustraciones
afectivas, el gran vacíío que le angustia y le deprime y otros problemas maí s o menos dramaí ticos
relacionados con la familia, el matrimonio, el hogar, asíí como su deseo de que los demaí s le vean muy
inteligente y le valoren o le pongan en valor por la brillantez de su lirismo imaginativo (maí s deseo
de parecer que de ser). Puede tener relaciones amorosas ocultas y por las cuales sentir cierto
complejo de culpabilidad.

CÁSO N°- 2 - Varoí n, 33 anñ os, casado, 1 hijo, empleado de Banca. Como impresioí n maí s destacada de
su vida, relata el hecho de la muerte de su madre en accidente de traí fico cuando contaba 25 anñ os,
hecho que "no puede olvidar". Ha tenido varios empleos y no se ha sentido realizado en ninguno.

Test elija su aí rbol

Elige los aí rboles nuí meros 15 y 12 = Tendencia a vivir con ilusiones, a sonñ ar con los ojos abiertos
(inclinaciones y aspiraciones poco diferenciadas, ingenuas, infantiles, convencionales). Por
comodidad o por miedo, su resistencia a los cambios y su enfrentamiento con la realidad son
defectuosos. El caraí cter es pacifico, o quiere serlo, buscando una adaptacioí n suave y sin lucha a las
condiciones del entorno o a las exigencias de la realidad. No obstante, le gusta sentirse en posesioí n
de una inteligencia superior y se cultiva de modo autodidaí ctico (tiene fuerte inclinacioí n al estudio
de la entomologíía, le gusta el juego del ajedrez y la danza). Quiere que los demaí s le estimen y
valoren.

Desearíía poseer una estabilidad emocional mayor que la que tiene ya que, por su fuerte
impresionabilidad y represioí n de tendencias afectivas, se carga mucho emocionalmente
(tempestades emocionales internas). No obstante, de cara al exterior, se controla en exceso y ejerce
sobre síí mismo una vigilancia cautelosa con el fin de mostrar una conducta y una vida afectiva e
intelectual equilibradas en apariencia, es decir, se esfuerza por aparecer ante los demaí s como un
hombre consecuente que sabe apreciar tanto los valores intelectuales, como los aspectos positivos
de las cosas, asíí como el valor social y moral de los hechos.

Rechaza los aí rboles nuí meros 25 y 24 = Parece expresar en este rechazo el temor a una ruptura
ííntima entre los instintos y afectos y el modo de pensar, traducieí ndose, sea por una cierta
incoherencia, o por discontinuidad en el modo de pensar, sentir o querer con relacioí n a su vida
profesional o sentimental (diseminacioí n de la atencioí n en temas o asuntos varios). Como
mecanismo de defensa contra este desequilibrio, el sujeto intenta volcarse en una actividad
excesiva, a veces confusa y vana, con la cual pretende enganñ ar muchas exigencias o necesidades
internas en oposicioí n con su ideal del Yo.

Pareja humana

DFH pequenñ os, en el centro, de perfil y enfrentaí ndose, con las piernas de la feí mina torpemente
dibujadas despueí s de varios intentos fallidos. Pies pequenñ os en ambas figuras y cabeza del varoí n
grande, desproporcionada en relacioí n con el cuerpo. La actitud de la pareja es la de dos personas
que discuten, aunque en la historia el sujeto indica que la pareja inicia una danza.

La cabeza del varoí n grande indica el deseo de destacar ante los demaí s por los valores intelectuales
(complejo de inteligencia) y la diferencia entre la actitud del dibujo y la actitud que se explica en la
historia refleja la poderosa vigilancia que el sujeto ejerce sobre síí mismo y sobre sus tendencias
agresivas (destacadas de modo muy pronunciado en las formas triangulares y aí ngulos agudos del
grafismo).
Grafoanaí lisis

Escritura pequenñ a, invertida, muy regresiva (sobre todo en la zona inferior), retocada, filiforme,
creciente, acerada y con presioí n desigual. Hampas plenas y barras de "t" en triaí ngulo tras del
hampa y con trazo final descendente. Este ambiente graí fico traduce a una personalidad bastante
conflictiva, con una adaptacioí n problemaí tica y una sensibilizacioí n excesiva a las frustraciones.

Como habraí observado el lector, es conveniente buscar correlaciones de unos tests con otros, que
es lo que hemos hecho en estos dos casos estudiados. Y recordar siempre que los aí rboles
rechazados simbolizan, de alguna manera, temores, represiones, negaciones o rechazos de
tendencias existentes en el sujeto y que en determinados momentos pueden manifestarse, cuando
se rompe el bloqueo que las tiene postergadas o almacenadas en el inconsciente.

Las interpretaciones que siguen a continuacioí n se han tomado de nuestras experiencias


personales inspiraí ndonos en las de Koch y Xandroí .

Fig. 1 - Tendencia a simplificar, a esclarecer, a ir al grano, o obtener una eficacia activa (el sujeto
no anda por las ramas, va al grano). Ejecuta las tareas de forma marcial, disciplinada y
organizada. Sabe aprovechar su tiempo al maí ximo. Controla bien la afectividad, aunque
no esteí totalmente exento de luchas interiores.
Si el dibujo es de tamanñ o pequenñ o, posiblemente hay que anñ adir que tiene un espííritu
analíítico, es detallista y minucioso. Imaginacioí n creadora (Xandroí ).

Fig. 2 - La misma interpretacioí n que el caso anterior (fig. 1), pero maí s seco, de mente maí s aí rida,
menos alegre y generoso, el sentimiento queda ensombrecido por el espííritu críítico y la
razoí n. Precaucioí n, reserva, gusto por las ocupaciones solitarias. Puede indicar tambieí n
reserva en los sentimientos, desconfianza, caí lculo fríío de las cosas.

Fig. 3 - Con la copa independiente del tronco y cerrada por abajo indica, seguí n Xandroí , deseos
de ocultacioí n, tendencia a permanecer en la sombra, a desconectarse de la realidad y
del contacto con los demaí s. Por tanto, refleja la inseguridad autoestimativa y, en
general, la falta de confianza del sujeto para vincularse al ambiente o afrontar
situaciones nuevas, (dificultades de contacto y de relacioí n). Esta escisioí n de las tres
partes del aí rbol puede orientarnos, seguí n Xandroí , sobre problemas de tipo neuroí tico o
escisioí n de la personalidad.

Fig. 4 - En general, expresa lo mismo que la fig. 1, pero hay que anñ adir la tendencia intima al
resentimiento en virtud del aí ngulo que forma la copa (este resentimiento estaí maí s
proí ximo a producirse en el contacto con las personas maí s ííntimas que en la esfera
social o profesional). E1 sujeto suaviza su comportamiento social o profesional y
endurece su conducta en la intimidad.

Fig. 5 - Tendencia a permanecer en la sombra, es decir, a ocultarse, a evadirse de todo


compromiso social o profesional soslayable, lo que quizaí pueda deberse a inseguridad
autoestimativa o a dificultades de contacto humano. Posibles tendencias neuroí ticas a
causa de la desadaptacioí n (escisioí n entre el Yo pensante y el Yo afectivo).

Fig. 6 - Tendencia a la introversioí n con alguí n rasgo de angustia (el oscurecimiento del aí rbol
puede estar en relacioí n con sentimientos de culpabilidad profundos o con estados de
temor y de ansiedad). Cultivo de la vida interior sobre un fondo depresivo. En el
trabajo, puede expresar buena concentracioí n en las tareas, dedicacioí n, fantasíía, el
sujeto se excede sobre lo que se le encarga hacer y esto puede entranñ ar tambieí n la
tendencia a la divagacioí n, al ensuenñ o con los ojos abiertos, a sobrepasarse en alguí n
sentido sobre la realidad.

Es tambieí n una prueba de imaginacioí n y tal vez de encubrimiento de la personalidad.


Fig. 7 - Tendencia a expresar su gusto esteí tico, su aficioí n artíística, su admiracioí n por las formas
y por el equilibrio de los diversos elementos que componen un tema artíístico. La
inclinacioí n del aí rbol hacia la izquierda puede estar en relacioí n con el complejo de
Edipo o apego a la madre. De aquíí pueden derivarse tambieí n ciertos complejos de
inferioridad, deseo de proteccioí n, falta de espontaneidad, angustia, ansiedad o deseo de
un fuerte autocontrol emotivo.

Fig. 8 - Tendencia a huir de la realidad. Soledad, depresioí n, evasioí n de la realidad para


refugiarse en fantasíías dantescas o de ciencia ficcioí n. Ideas maí s o menos extravagantes
unidas a rarezas de caraí cter y desadaptacioí n, que puede llegar al desequilibrio mental.
Tendencia al exhibicionismo o a complicar las cosas de modo que se hacen
irreconocibles.

Fig. 9 - Infantilismo psííquico a causa de la incompletud o malformacioí n del aí rbol y de su fruto.


Puede reflejar tambieí n, en razoí n del fruto, cierto sentido creativo ingenuo. Áunque lo
maí s frecuente es que nos exprese el retardo mental, el poco desarrollo intelectual o las
dificultades de adapta- al mundo adulto del sujeto. Torpeza mental, en algunos casos.

Fig. 10 - Problemas de contacto o de relacioí n social. Dificultades en la ideacioí n y en la


comprensioí n (tensioí n en la comunicacioí n). Estas lííneas quebradas se presentan
frecuentemente en los alcohoí licos y en los sujetos drogadictos. Disminucioí n en la
vitalidad fíísica. Obturacioí n afectiva. Si la líínea quebrada es soí lo en la copa, este indicio
se acentuí a en el terreno ideativo y en las aspiraciones intelectuales (complejos de
inferioridad intelectual).

Fig. 11 - Facilidad y rapidez en la fluidez de ideas, en la imaginacioí n. Habilidad en los contactos


y relaciones sociales. Trato agradable y cordial. Buen rendimiento en el trabajo y buen
dinamismo en la ejecucioí n de las tareas. Facilidad para improvisar soluciones.

Fig. 12 - Estabilidad emocional. Buena armoníía entre el sujeto y su ambiente. Las tendencias
afectivas, instintivas e intelectuales se equilibran y, como consecuencia, el sujeto sabe
apreciar tanto los valores intelectuales como los aspectos positivos de las cosas o su
valor moral o sentido colectivo. Buen control de las tendencias, instintos y necesidades.

Fig. 13 - Dificultades de contacto y relacioí n. Complejo de Edipo mal liquidado o sin liquidar.
Temor a la hostilidad del medio ambiente. Falta de confianza en si mismo y necesidad
de proteccioí n. Dificultades del sujeto con personas que ostentan la autoridad. Es
frecuente en viejos o en ninñ os.

Fig. 14 - Esta separacioí n de tronco y copa puede estar en relacioí n con tendencias
esquizofreí nicas por la disociacioí n de la esfera mental y afectiva. E1 sujeto pierde con
maí s o menos frecuencia las conexiones loí gicas entre eí l y la realidad (ideas
incoherentes o incomprensibles). Tendencia a una originalidad sorprendente y
absurda).

Fig. 15 - Tendencia a vivir con ilusiones, a sonñ ar con los ojos abiertos (inclinaciones y
aspiraciones poco diferenciadas, tendencia al bluff, a la ingenuidad, a veces tendencia al
convencionalismo por comodidad o por miedo o resistencia a los cambios o al
enfrentamiento con la realidad) Caraí cter pacifico, bonachoí n, maí s o menos engreíído de
su posicioí n o su saber. Ádaptabilidad.

Fig. 16 - Retraimiento, timidez, apocamiento. Quizaí auí n no se ha encontrado a si mismo. Falta


de sinceridad. Turbacioí n ante los demaí s cuando tiene que actuar delante de otros.
Tendencia a encubrir las deficiencias o a fingir ante las responsabilidades. Evasioí n ante
el peligro. Inseguridad intelectual o afectiva.

Fig. 17 - Persona bien diferenciada psicoloí gicamente, pero con tendencia al ocultamiento, a
cubrirse con una cortina de humo para no querer aparecer como persona agresiva o
dura. Tendencia a temer la realidad, a encontrarse inseguro frente a las respuestas
agresivas que puedan dar los demaí s. Por tanto, el caraí cter oscila entre reservado,
diplomaí tico o discreto.

Fig. 18 - Las arcadas en la copa son reflejo del sentido de las formas, de los buenos modales, de
obsequiosidad. Necesidad de sentirse estimado y valorado, de alcanzar el aprecio y
general aprobacioí n de todo el mundo.

Fig. 19 - Áutodefensa, pero a la vez, intento de imponer la propia voluntad. El sujeto se violenta
raí pidamente si algo no marcha seguí n sus deseos. Nerviosismo, debilidad de caraí cter,
defensa de la propia comodidad o de una manera de obrar perezosa. Poca profundidad
en las ideas. Falta de perseverancia (veleidad, metas cambiantes, impaciencia,
descuidos, poco afanoso). Compenetracioí n difíícil con los demaí s.

Fig. 20 - Esta copa en forma conceí ntrica o de "custodia" expresa el egocentrismo, la auto-
ostentacioí n, (el sujeto pretende bastarse a s2 mismo) y en su narcisismo egoceí ntrico
expresa la fatuidad y la insatisfaccioí n de la persona a la cual falta a menudo el buen
sentido, la autocríítica y la ponderacioí n en cuanto al examen de las ideas o actos de los
demaí s (admiracioí n de síí mismo intensa e injustificada y depreciacioí n de los valores
ajenos).

Fig. 21 - E1 sujeto aspira a mucho y no concreta nada (indeterminacioí n veleidosa), es impreciso


y caprichoso en sus gustos e inclinaciones, le falta perseverancia y le sobra
improvisacioí n. Es receptivo, pero sin profundidad, trata de ensayar, de experimentar, de
atender muchas cosas, pero no encaja en ninguna de modo definitivo. Sin embargo, estaí
casi siempre predispuesto a entrar en conflictos o a demostrar su caraí cter explosivo.

Fig. 22 - Forma de contacto amable y haí bil, flotante, imprecisa, que tiene como fin lograr los
propios deseos con el míínimo esfuerzo y sacrificio posibles. Caraí cter alegre, locuaz y
entusiasta. Tendencia a atribuir el valor a las cosas o a las personas por su aspecto
externo (falta de profundidad y de realismo praí ctico, todo a corto plazo, (ligereza,
vanidad)). Talento descriptivo y decorativo, facilidad de expresioí n.

Fig. 23 - Mucha movilidad (extremada receptividad de vivencias). Cambio continuo en los


procesos psííquicos, en las ideas, en la direccioí n de los deseos. Esta tendencia a la
vivacidad y a movilidad excesiva condiciona la imprevisioí n y la brusquedad en las
decisiones (inflacioí n del Yo, inestabilidad, volubilidad). Despreocupacioí n, impulsividad,
creatividad enmaranñ ada. Falta de meí todo y excesiva productividad.

Fig. 24 - Falta de concentracioí n, diseminacioí n de la atencioí n en temas o asuntos varios. No ata


bien las cosas, las deja inarticuladas, sin la suficiente cohesioí n y orden. Excitabilidad
nerviosa y psííquica, intranquilidad, impaciencia, distracciones e irreflexiones
frecuentes. Áturdimiento, agitacioí n, impulsos afectivos o instintivos variables, que da
lugar a una forma de actividad excesiva, confusa y vana con la cual el sujeto intenta
enganñ ar su necesidad de accioí n innata, momentaí neamente inhibida.

Fig. 25 - El tronco y las ramas soldadas parece ser un indicio de debilidad mental o de
esquematismo muy intelectualizado con el que se intenta poner en orden geomeí trico o
matemaí tico el modo de pensar, sentir y querer. En este caso, el corte entre el tronco y
ramas expresa la ruptura ííntima entre la mente y la esfera afectiva. Neurosis o
tendencia esquizofreí nica, depende. En adultos expresa falta de loí gica, incoherencia en
el modo de pensar, discontinuidad en el pensar y sentir, cualquier tipo de neurosis
profesional. Falta de autenticidad, etc. (Para otros significados, ver paí gina 219 de
KOCH). E1 sujeto auí n no se ha encontrado a síí mismo.

Fig. 26 - Tendencias internas depresivas. Falta de energíía, de decisioí n y de iniciativa.


Receptividad (tendencia a dejarse influenciar). Falta de sentido de la realidad.
Inseguridad, desorientacioí n, indeterminacioí n de voluntad. Pasividad, ensonñ acioí n,
fantasíía. Facilidad para la expresioí n de las disposiciones de aí nimo. Plasticidad y, a
veces, alegríía de colores y capacidad descriptiva por gozo de sentirse escuchado.
Fig. 27 - Tensioí n, disonancia intima, luchas intrapsiquicas, escisioí n entre los elementos
masculino y femenino de la personalidad (aí nima-animus). Contradicciones intimas,
ambivalencia (pensamientos y sentimientos que se afirman y se niegan
simultaí neamente y que, naturalmente, son contrarios el uno al otro).

Fig. 28 - Lo mismo que el anterior, pero agravado por un mayor desequilibrio. Este aí rbol es
elegido preferentemente por psicoí patas inestables, inconsecuentes, muy influenciables.
Cambios de actitud irrazonados. Insinceridad.

Fig. 29 - Estas formas impropias recuerdan un poco el caso de la fig. 8. Parece que reflejan un
estado interno de desorientacioí n, de perturbacioí n. E1 sujeto no se encuentra a síí
mismo, no sabe coí mo actuar psííquicamente y, debido a esto, o se retrae o utiliza
cualquier tipo de maí scara para encubrirse y defenderse de su turbacioí n, de su timidez,
de su apocamiento. E1 sujeto puede, por su defensividad, aparecer insincero,
embustero, hipoí crita.

(1) Karl Koch - "E1 Test del Árboll1 - Edit. Kapeluscz - Buenos Áires.
(2) Xandroí - "El Estilo Personal en el Dibujo del ÁÁ rbol

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