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EL ELEMENTO

Sir Ken Robinson

El Elemento es el punto de encuentro entre las aptitudes naturales y las inclinaciones


personales. Cuando una persona ha encontrado su Elemento hace lo que le gusta y al
hacerlo se siente realmente ella misma: el tiempo transcurre de manera diferente y se siente
más viva, más centrada y llena de vida que en cualquier otro momento.

Cuando una persona está en su Elemento establece contacto con algo fundamental para su
sentido de la identidad, sus objetivos y su bienestar. Experimenta quién es realmente y qué
debe hacer con su vida.

El Elemento tiene dos características principales: la capacidad y la vocación. Y hay dos


condiciones para estar en el: actitud y oportunidad.

1. La capacidad: Capacidad es la facilidad natural para hacer una cosa; es una percepción
intuitiva o una comprensión de qué es algo, cómo funciona y cómo utilizarlo.

2. La vocación: Para estar en tu Elemento necesitas: apasionarte. Las personas que están
en su Elemento encuentran gran deleite y placer en lo que hacen.
3. La actitud: Es la perspectiva personal que tenemos de nosotros mismos y de nuestras
circunstancias, es decir, el ángulo desde el que miramos las cosas, nuestra disposición.

4. La oportunidad: Las aptitudes no llegan a hacerse patentes a menos que tengamos la


oportunidad de utilizarlas. Descubrir nuestro Elemento depende mucho de las
oportunidades que tenemos, de las que creamos, de si las aprovechamos y de cómo lo
hacemos. A menudo, estar en tu Elemento significa relacionarte con otras personas que
compartan las mismas aficiones. Esto significa tratar de encontrar oportunidades que
te permitan explorar tu aptitud en campos diferentes.
La secuencia es más o menos así: lo entiendo -> me encanta -> lo quiero -> ¿dónde está?

Pensar de Forma Diferente


Damos por sentado que nos conocemos. Y también damos por sentado que la Inteligencia,
en su sentido más amplio, se corresponde con la capacidad que tenemos para resolver
cuestiones matemáticas y utilizar adecuadamente palabras para comunicarnos.

Entender el Elemento supone un cambio de paradigma, pues la Inteligencia no puede tener


una sola definición, es tan voluble como las diferencias que existen entre las personas.

Es por ello que para buscar tu Elemento, no debes centrarte solamente en lo que das por
supuesto acerca de cuáles pueden ser tus habilidades o talentos. Existen tantos talentos y
habilidades como personas, y el hecho de no encontrar las tuyas en una lista o a través de
un test, no significa que no las tengas. En general, lo que suele ocurrir, es que no las
encuentras porque las das por hecho. Dado que ya forman parte de ti y de tu día a día,
no les prestas atención, te pasan desapercibidas, como el agua para un pez.
Por ejemplo, el gimnasta Bart Conner no era un alumno destacado de su clase, pero se
pasaba el día haciendo cabriolas ante sus familiares, ¡le encantaba hacerlo! Aquello no
parecía tener una aplicación práctica, hasta que un día un profesor que vió en él un gran
potencial le invitó a visitar un gimnasio. El resto de su vida es una historia de éxitos.

La diversidad de inteligencias es uno de los fundamentos básicos del Elemento. Encontrar


tu Elemento supone aceptar que el mundo puede percibirse de muchas maneras diferentes,
no hay límites en cuanto

Más allá de la Imaginación

Comprender que la Inteligencia y la Creatividad están estrechamente relacionadas puede


ser de gran ayuda en la búsqueda del Elemento. El autor nos dice: estoy convencido de que
no se puede ser creativo y no actuar inteligentemente. Del mismo modo, la forma más
elevada de inteligencia consiste en pensar de manera creativa.
La tendencia general en nuestra sociedad es creer que sólo algunas personas “especiales”
son creativas. La creatividad es parecida a la capacidad de leer y escribir, que una persona
no sepa hacerlo no significa que no lo pueda hacer, ya que cualquiera puede aprenderlo. Lo
bueno, es que se puede ser creativo en cualquier cosa, bien sea en el trabajo, en la vida, en
las relaciones interpersonales, y en general en cualquier cosa que requiera inteligencia.

La imaginación es una de esas cualidades que solemos dar por supuesta (como vimos en
el capítulo anterior), y es el punto de partida de la mayoría de los actos de creación, ya que
la creación no es más que la aplicación práctica e inteligente de aquello que hemos
imaginado previamente, a través de un medio ( se puede ser creativo en la música, en la
danza, en el teatro, en las matemáticas, en los negocios, en nuestra relaciones). Al igual
que vimos que la inteligencia es totalmente heterógenea y su estructura depende de cada
persona, con la creatividad pasa exactamente lo mismo.

Cuando uno ha encontrado ese medio a través del cual expresar su inteligencia y su
creatividad se puede decir que se encuentra en su Elemento.

En realidad todos somos creativos, pero desde un punto de vista personal e inimitable. Son
los intereses y las aptitudes personales las que nos guían hacia la explotación de nuestra
creatividad personal. Normalmente los profesionales más creativos, son aquellos que han
encontrado un trabajo que les encanta hacer, a través del cual conjugan muchas de sus
habilidades naturales de una forma totalmente única.

En la Zona

Estar en la zona te lleva a encararte con lo más profundo de tu Elemento. Cuando estás en
la zona, vives el momento, ya que haces lo que amas, te entregas totalmente a ello y das lo
máximo de ti mismo: SIN ESFUERZO. Es como si te fundieras con lo que realmente eres,
en esencia, y ahí, todo fluye.
“Cuando estamos en nuestro Elemento, sentimos que estamos haciendo lo que se
supone que tenemos que estar haciendo y siendo lo que se supone que tenemos que
ser. Cuando se está conectado de esta manera con nuestros más profundos intereses
y nuestra energía natural, el tiempo tiende a pasar más rápido, con mayor fluidez. Uno
se desplaza hacia cierto tipo de «metaestado» donde las ideas aparecen más
rápidamente, como si estuvieses conectado a una fuente que hace que sea
significativamente más fácil lograr tu cometido. Cualquier cosa que estés realizando
resulta sencilla porque unificas la energía más rápidamente, como si estuvieses
conectado a una fuente que hace que sea significativamente más fácil lograr tu
cometido. Cualquier cosa que estés realizando resulta sencilla porque unificas la
energía con el proceso y con el esfuerzo que estás haciendo. Y sientes realmente que
las ideas fluyen a través y fuera de ti, y que de alguna forma estás canalizándolas;
estás siendo su instrumento en vez de obstruirlas o de empeñarte en alcanzarlas.”
Ken Robinson.
Pero ojo! dedicarte a lo que realmente amas, no significa que vayas a estar siempre en la
zona. Siempre existen tareas relacionadas con lo que haces, a través de la cuales no fluyes,
o simplemente puede ser que “hoy no sea un buen día”. La célebre deportista Monica Seles
dice: «Cuando juego mi mejor tenis me siento en la zona. — Pero apunta —: En cuanto
piensas que estás en la zona, sales de ella».

Así como las actividades que no te gusta hacer, te hacen sentirte “pesado” y te dejan sin
fuerzas. Aquellas que te encanta hacer, lejos de quitarte energía, te la dan. Esto suele ser
un claro indicativo de que estás en la zona y por tanto dentro de tu Elemento.

Por eso es vital que todos encontremos nuestro Elemento. Y no hay una fórmula fija para
encontrarlo, ya que existen tantas posibilidades de estar en la zona como personas existen
en el planeta. Se trata de algo muy personal, y una de las maneras de acercarse a él es
plantearse la siguiente pregunta:
TRABAJO APLICATIVO

 Si pudieras dedicar tu vida una actividad (el trabajo perfecto), que es laborioso pero que a ti
sin embargo, no te implica desgaste físico, emocional, o sociales ¿qué harías?

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