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Carl Brashear

Atraído por las historias de la II Guerra Mundial que le había contado su padre, Brashear
se alistó en la marina en 1948. Y como hijo de marinero que era, se alistó en la Armada.
Sin embargo, el color de su piel y la tremenda saturación de reclutas que había en esa
época, le relegó casi de inmediato a tareas de cocina y limpieza. Pero el no estaba
cómodo realizando esas labores. Por ello, tras demostrar sobradamente su valía, logró
ser asignado a puestos de vigilancia, lo cual en aquella época ya era un logro increíble
para un marinero de color.

En 1954 se presentó voluntario para acceder a la escuela de Buceo y Salvamento de la


Armada de los Estados Unidos. Una petición incómoda debido al enorme racismo que
existía en esa unidad. Breshear sufrió todo tipo de malas jugadas y fatalidades, pero,
finalmente, logró licenciarse en el puesto 16 de 17 de su promoción. Fue el primer Buzo
que logró graduarse en la Escuela de Buceo. Más de un militar tradicional de carrera se
llevó un disgusto por su graduación, pero miles de soldados de color en las FAs
americanas, sonrieron con orgullo.
Tras obtener su titulación, fue asignado a la base de Quonset Point (Rhode Island), donde
participaría en misiones de salvamento de
aviones y barcos hundidos. Posteriormente, sería
destinado a la base de Guam, y, tras ello, al USS
Hoist. Fue en ese barco donde vivó uno de los
hechos que marcarían su vida. En enero de 1966,
un bombardero B-52 chocó en pleno vuelvo con
el avión cisterna que le estaba repostando. Como
consecuencia de ello, ambos aviones se
estrellaron en Palomares (Almeria). El incidente
no habría pasado a mayores de no haber sido
porque el B-52 transportaba bombas nucleares y
estas cayeron al mar en la costa española. Eso sí
era un problema. Inmediatamente, se organizó
una misión de recuperación de las bombas, y fue
Brashear el buzo designado para hacerlo.
Durante las tareas de recuperación, su pierna
quedó atrapada por un perno gigante que la
elevaba y, consecuentemente triturada sin
posibilidad de recuperación. Brashear fue
inmediatamente evacuado a la base de Torrejón de Ardoz, en Madrid y allí internado en
un hospital para su primera fase de recuperación. Con la pierna deshecha y e infectada
no hubo forma de salvarsela y hubo de ser amputado. Suponía ello, a todas luces, el final
de su carrera como buzo.
Pero Brashear era alguien que se había forjado a sí mismo en el espíritu de no rendirse
jamás. De modo que decidió empezar a entrenarse y recuperarse para volver al servicio
activo. Nada ni nadie pudo quitarle de la cabeza la idea de regresar.

Finalmente, tras varios años de duro entrenamiento, Brashear logró ser el primer buzo
amputado que obtuvo (de nuevo) una certificación de suficiencia para el servicio
activo en la Marina de los Estados Unidos. Todo un hito.
En 1970, Breshear se presentó como instructor Maestro en la Escuela de Buceo y
Rescate de la Armada, siendo aceptado por los servicios distinguidos que atesoraba y
convirtiéndose así en el primer
Maestro de Buceo negro de la
historia. Regresaba como instructor a
la academia donde se graduó y donde
tan mal lo había pasado. Sirvió 10
años en el cargo hasta su retirada del
servicio activo en 1979.
Tras su retirada, Brashear
comenzó a trabajar como personal
civil en la base naval de Station
Norfolk, en Norfolk, donde
permaneció hasta 1993, cuando se
jubiló definitivamente.

Siete años después, se hizo


una película contando su vida. Para
él fue todo un honor, puesto que podía
darse publicidad a su lucha de toda
una vida y seguramente inspiraría a
muchos otros jóvenes negros del
Ejército americano a superar las barreras que aún existían. Dio su consentimiento a dicha
película y participó activamente tanto en el asesoramiento del guión como en la
promoción posterior al rodaje. La película fue llamada Hombres de Honor y fue
protagonizada por el actor ganador de un Oscar de la Academia Cuba Gooding Jr.
Brashear murió de muerte natural el 25 de julio de 2006. Tras su muerte, sus hijos
(militares también) crearon la fundación Carl Brashear para ayudar a la integración
en la vida civil de los soldados heridos en combate. Esta fundación, sigue teniendo
un papel importante en la actualidad.

Admiró a Carl Brashear, por ser un hombre que no conoce de limitaciones


ante ninguna situación donde pueda fracasar , lucho incansablemente por
un sueño que tenia desde niño, sus ganas de superación fueron
insuperables, lucho contra todos los que de alguna manera le decían que no
lograría lo qué el tanto quería, convertirse en el mejor buzo; nunca se rindió
con las adversidades raciales que le impusieron, ni contra las heridas,
lesiones que sufrió, y el mal trato dentro de la Armada que le pusieron para
que fracasase en todo aquello que se propuso lograr.

Finalmente, pasó gran parte de su vida superándose y luchando contra


adversidades, trabajo mucho por lo que tanto quería hasta poder
conseguirlo.

SANCHEZ ALIAGA MARIA ROSARIO

602/SAM-B

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