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Derecho Procesal Civil

INTRODUCCIÓN
El 18 de enero de 2017 se publicó en el diario oficial El Peruano, la sentencia
del IX Pleno Casatorio Civil referido al caso Casación Nº 4442-2015
(Moquegua), sobre otorgamiento de escritura pública, tramitado en la vía
sumarísima, y cuya particular importancia era definir si en un proceso de
esa naturaleza podía discutirse y resolverse la nulidad del acto jurídico cuya
escrituración se pretende.

A través de la Casación N° 4442-2015 Moquegua, la Corte Suprema se


pronunció, en última y definitiva instancia, respecto del caso de una pareja
de esposos que compró un predio a otro matrimonio. El documento en el
que constaba la transferencia de propiedad era privado, con la condición de
que posteriormente sería elevado a escritura pública. En la transferencia del
inmueble solo participó uno de los integrantes de la sociedad conyugal
vendedora.

La sociedad conyugal adquiriente decidió demandar el otorgamiento de la


escritura pública del referido negocio traslaticio de domino. El juez de
primera instancia advirtió de oficio la nulidad en el contrato de
compraventa, dado que no intervino uno de los integrantes de la sociedad
conyugal en la disposición del bien, lo que significó una falta de
manifestación de voluntad e inobservancia de la forma prescrita por ley. Así
las cosas, declaró infundada la demanda. Los jueces de la segunda instancia
confirmaron esta decisión.

Los compradores interpusieron recurso de casación y, una vez concedido


este, los magistrados supremos convocaron al Noveno Pleno Casatorio Civil
ante la existencia de pronunciamientos contradictorios respecto de si es
posible que en un proceso (sumarísimo) de otorgamiento de escritura
pública se realice un control de validez del negocio jurídico que se pretende
formalizar.

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ANÁLISIS DEL LA SENTENCIA DEL PLENO


CASATORIO CASACION N°4442-2015 (MOQUEGUA)
I. CONCLITO LLEVADA AL ORGANO JURISDICCIONAL

Mediante escrito los demandantes, Jubert Alberto Barrios Carpio y su


cónyuge Liliana Amanda Mejía García, interponen demanda de otorgamiento
de escritura pública contra Ángel Gabriel Collantes Arimuya y su cónyuge
Rosa Estrella Reátegui Marín, peticionando, como pretensión principal: que
se ordene a los demandados Ángel Gabriel Collantes Arimuya y Rosa Estrella
Reátegui Marín, cumplan con otorgar la escritura pública del contrato de
compraventa del inmueble ubicado en el PROMUVI II – SIGLO XXI – Manzana
“H”, Lote 10 – Pampa Inalámbrica, del Distrito y Provincia de Ilo, celebrado el
26 de agosto del 2008; como primera pretensión accesoria: que se ordene
la inscripción de la transferencia a favor de los demandantes en la Partida
Nº PO8014826 del Registro de Propiedad Inmueble de los Registros Públicos
de Ilo; y como segunda pretensión accesoria: que se ordene el pago de
costas y costos del proceso.

Los demandados fueron propietarios del lote de terreno urbano Nº 10 –


Manzana “H” – PROMUVI II – SIGLO XXI –Pampa Inalámbrica – Distrito y
Provincia de Ilo, y mediante contrato de compraventa contenido en el
documento privado del 26 de agosto del 2008, lo transfirieron a favor de los
demandantes.

Agrega que los demandados, en el año 2005, se fueron a radicar al Callao y


dejaron el lote de terreno de su propiedad al cuidado de una tercera
persona. Luego, los demandados manifestaron su voluntad de vender el lote
de terreno de Ilo, indicando que habían adquirido un lote de terreno en el
Callao por lo que necesitaban con urgencia el dinero para pagar esta última
adquisición.

Con fecha 25 de agosto del 2008 arriba a la ciudad de Ilo el demandado


Ángel Gabriel Collantes Arimuya, quien manifestó que por motivos de salud
su esposa no pudo viajar, sin embargo, podían celebrar el contrato de
compraventa en documento privado con el compromiso de que en los días
posteriores se formalizaría la transferencia mediante escritura pública,
situación que fue ratificada, vía telefónica, por la señora Rosa Estrella
Reátegui Marín quien además indicó que su esposo estaba autorizado para
recibir el precio pactado.

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Con fecha 26 de agosto del 2008 se celebró el contrato en documento


privado, el mismo que fue suscrito por el demandado Ángel Gabriel
Collantes Arimuya y por la demandante Liliana Amanda Mejía García,
entregándosele ese mismo día, a aquél, el precio convenido: US$5,000.00
Dólares Americanos.

El inmueble fue desocupado por la persona que lo estaba custodiando y los


demandantes entraron en posesión del mismo desde fi nes de agosto del
2008, conservándola hasta la fecha.

En el contrato de compraventa los demandantes se comprometieron a


pagar la deuda que tenían los demandados con el Banco de Materiales y
ENACE, así como, el impuesto predial y los arbitrios municipales, siendo que
los demandantes ya han cancelado la deuda con el Banco de Materiales.

Por resolución número uno se admitió a trámite la demanda en la vía del


proceso sumarísimo corriéndosele traslado a los demandados por ley, bajo
apercibimiento de declarárseles rebeldes.

Por resolución número dos se declaró la rebeldía de los demandados Ángel


Gabriel Collantes Arimuya y Rosa Estrella Reátegui Marín, y se señaló fecha
para la audiencia única.

En la Audiencia única cuya acta corre de fojas 66 a 68, se declaró saneado


el proceso; se fijó como punto controvertido: “Determinar si el contrato de
compraventa celebrado entre las partes obliga a los demandados a otorgar
escritura pública”; y se califican los medios probatorios.

Se emite la sentencia de primera instancia contenida en la resolución


número ocho, de fecha treinta de diciembre de dos mil catorce, que declara
improcedente la demanda. a). Los principales argumentos fueron los
siguientes: que en la partida registral del inmueble materia de venta
aparecen como titulares el señor Ángel Gabriel Collantes Arimuya y la
señora Rosa Estrella Reátegui Marín, ambos en condición de casados, por lo
que el bien le pertenece a la sociedad conyugal; mientras que en el contrato
que se pretende formalizar únicamente ha intervenido como parte
vendedora el señor Ángel Gabriel Collantes Arimuya y como parte
compradora la señora Liliana Amanda Mejía García. Los demandantes no
han acreditado que al momento de la celebración del contrato de
compraventa. b). con poder especial para actuar en representación de la
otra cónyuge, evidenciándose la falta de manifestación de voluntad de ésta,

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y mucho menos han acreditado la existencia de documento posterior de


confirmación del contrato de compraventa, para validar la exigencia del
otorgamiento de la escritura pública; posición que fue confirmada por la
segunda instancia revisora.

JUSTIFICACIÓN DEL PLENO CASATORIO Y DIVERSOS CRITERIOS


EN LA RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO

La sentencia del Pleno Casatorio ha tenido como objeto dilucidar si en


un proceso (sumarísimo) de otorgamiento de escritura pública es
posible o no realizar un control de validez del negocio jurídico que se
pretende formalizar, pues se ha advertido que a nivel jurisprudencial
se pueden encontrar pronunciamientos contradictorios, señalándose,
en algunas oportunidades, que dicho control sí es posible y, en otras,
que no lo es. Así, en la resolución de convocatoria expedida por la
Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República,
con fecha dieciocho de mayo de dos mil dieciséis, se señaló que: “se
ha advertido que de forma continua y reiterada, los diversos órganos
jurisdiccionales del país, incluidas las salas civiles y la de derecho
constitucional y social de este Supremo Tribunal, en los procesos que
versan sobre otorgamiento de escritura pública, los están resolviendo
con criterios distintos y hasta contradictorios, pues en algunos
casos señalan que en este tipo de procesos no se pueden discutir los
elementos de validez del acto jurídico y en otros establecen que a
pesar de que en este tipo de casos sólo se exija la determinación de
la obligación de otorgar la mencionada escritura ello no exime al
juzgador de su deber de analizar y verificar en forma detallada los
presupuestos necesarios para la formación del acto jurídico, tal como
se evidencia del análisis de las Casaciones números: 104-2013,
146-2013, 1656-2010, 1765-2013, 2745-2010, 4396- 2009,
1267-2011, 1553-2011, 1188-2009, 4612-2011, 13648-2013,
entre otras, en las que no se verifica que existan criterios de
interpretación uniforme ni consenso respecto al conflicto antes
mencionado”.

La jurisprudencia nacional se ha ocupado del tema en cuestión –esto


es, si dentro de un proceso (sumarísimo) de otorgamiento de
escritura pública se puede o no realizar un control de validez del

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negocio jurídico que se pretende formalizar- aunque –como se ha


dicho- arribando a soluciones contradictorias. Así, por un lado,
encontramos, por ejemplo, la Casación Nº 2952-2003-Lima que señala
que: “En el proceso de otorgamiento de escritura pública solamente
se busca revestir de determinada formalidad el acto jurídico, no
discutiéndose en esta vía los requisitos para su validez, de allí que se
sustancia en la vía sumarísima.

El hecho de que en un proceso judicial se pretenda el otorgamiento


de una escritura pública no impide que en otro proceso se pretenda
declarar la invalidez del acto jurídico contenido en dicho instrumento,
pues entre ambas pretensiones no existe identidad de petitorios, lo
que ha de sustanciarse en vía de conocimiento”. De donde se tiene
que se acoge el criterio según el cual en un proceso de
otorgamiento de escritura pública no se puede analizar la
validez del negocio jurídico que se pretende formalizar,
criterio –por cierto, mayoritario, a nivel jurisprudencial- que se
sustenta en las siguientes razones:

a. en el proceso de otorgamiento de escritura pública solamente


se busca revestir de determinada formalidad el negocio jurídico;
b. en el proceso de otorgamiento de escritura pública no puede
discutirse la validez del negocio jurídico que se pretende
formalizar pues la vía procedimental en la que se tramita
(sumarísima) no lo permite;
c. la invalidez del negocio jurídico que se pretende formalizar
debe discutirse en otro proceso;
d. el proceso en el que se discuta la invalidez del negocio jurídico
que se pretende formalizar debe tramitarse en la vía de
conocimiento.
Y por otro lado, encontramos, por ejemplo, la Casación Nº 2406-
2014-Ayacucho en la que, luego de invocarse la línea jurisprudencial
clásica de acuerdo con la cual en los procesos sumarísimos no se
discute la validez del negocio jurídico, se precisó que: “[...] Sin
embargo, que ello sea así no significa que el juez deba formalizar
todo documento que se le presenta; por el contrario, también en este
caso le corresponde verificar que el acto jurídico que se pretende
formalizar tenga visos de verosimilitud, pues sería absurdo solicitar

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que se cumpla con una formalidad que manifiestamente no se


condice con la realidad y que además podría generar una situación
de favorecimiento a la parte que lo pide, por ejemplo, en orden de
prelación de acreencias o, incluso, antes o con la inscripción registral,
la posibilidad de realizar transferencias con mala fe que parezcan
protegidas por la fe del registro. Quinto: Por tanto, corresponde al
juez, en los casos de demanda de otorgamiento de escritura pública,
hacer un examen en grado de probabilidad –somero y exterior para
no invadir esfera que no es materia de pronunciamiento- de la
existencia del presupuesto básico para lograr la formalidad, esto es,
un contrato. Dicho análisis le advertirá la presencia de los requisitos
del acto jurídico y los propios del contrato que se pretende formalizar.
No cabría, por ejemplo, formalizar una compraventa cuando no
aparece en la minuta respectiva qué bien se transfiere (porque el
artículo 1529 del Código Civil exige para la compraventa la presencia
de bien y precio) u otorgar una Escritura Pública cuando el acto
jurídico es solemnísimo (porque entonces sería la judicatura la que
diera origen al acto jurídico que no tiene validez manifiesta por
incumplimiento de la formalidad requerida, bajo sanción de nulidad)”.
De donde se tiene que se acoge el criterio según el cual en un
proceso de otorgamiento de escritura pública sí es posible
analizar la validez del negocio jurídico que se pretende
formalizar, criterio que se sustenta en las siguientes razones:

a. el hecho de que un proceso sumarísimo (como el de otorgamiento


de escritura pública) no sea el espacio idóneo para discutir la
validez del negocio jurídico no significa que el juez debe formalizar
todo documento que se le presenta;
b. el juez debe analizar que el negocio jurídico que se pretende
formalizar exista y que concurran los elementos mínimos del
contrato que se pretende formalizar;
c. el análisis que se realizará no debe transgredir lo que ha de ser
materia de pronunciamiento;
d. sostener lo contrario, esto es, que no debe realizarse ningún tipo
de control del negocio jurídico, podría llevar a formalizar un
negocio jurídico que no se condice con la realidad y si éste es
inscrito posibilita la realización de transferencias de mala fe que
aparecerán protegidas por la fe del registro.

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TEMAS ANALISADOS EN EL PLENO

EL CONTRATO

Un contrato, en términos generales, es definido como un acuerdo


privado, oral o escrito, entre partes que se obligan sobre materia o
cosa determinada, y a cuyo cumplimiento pueden ser exigidas. Es un
acuerdo de voluntades que genera derechos y obligaciones para las
partes. Por ello se señala que habrá contrato cuando varias partes se
ponen de acuerdo sobre una manifestación de voluntad destinada a
reglar sus derechos.

Doctrinariamente, ha sido definido como un negocio jurídico bilateral


o multilateral, porque intervienen dos o más personas (a diferencia de
los actos jurídicos unilaterales en que interviene una sola persona), y
que tiene por finalidad crear derechos y obligaciones (a diferencia de
otros actos jurídicos que están destinados a modificar o extinguir
derechos y obligaciones, como las convenciones). También se
denomina contrato el documento que recoge las condiciones de dicho
acto jurídico.

En el Derecho romano clásico, a su vez, el contrato se refiere a la


concreta situación de estar ligadas las partes por un vínculo jurídico
que crea derechos y obligaciones. No se refiere al acto jurídico
mediante el cual las partes contraen dichos derechos, sino a lo
contratado (contractus, lo contraído), la relación jurídica que ha
quedado indisolublemente constituida mediante la convención
generadora.

Las partes en un contrato son personas físicas o jurídicas. En un


contrato hay dos polos o extremos de la relación jurídica obligacional,
cada polo puede estar constituido por más de una persona
revistiendo la calidad de parte.

El contrato, en general, tiene una connotación patrimonial, y forma


parte de la categoría más amplia de los negocios jurídicos. La función
del contrato es originar efectos jurídicos.

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En cada país puede existir un concepto de contrato diferente, y esa


divergencia tiene que ver con la realidad socio-cultural y jurídica de
cada país (existen ordenamientos en que el contrato no se limita al
campo de los derechos patrimoniales únicamente, sino que abarca
también derechos de familia como, por ejemplo, los países en los que
el matrimonio es considerado un contrato).

Elementos de existencia.

Son ciertas características que deben llenar los elementos del acto para
que éste produzca efectos.

Consentimiento. Se entiende como la voluntad manifiesta (ya sea de


carácter tácito o expreso) de un mínimo de dos individuos para aceptar y
reconocer obligaciones y derechos de diversa índole. Respecto a un
contrato, el consentimiento es la conformidad que las partes involucradas
expresan en relación a sus contenidos.

Objeto que pueda ser materia de contrato. El objeto del acto jurídico es el
contenido del mismo, La posibilidad física del objeto, se deduce de esto que
el objeto debe ser posible de realizar, ejem. Si se el objeto del acto jurídico
es la venta de constelaciones, este es un objeto imposible de realizar, por lo
tanto carece de validez. La posibilidad jurídica consiste en que el
ordenamiento jurídico lo permita.

Solemnidad. Es el conjunto de requisitos legales para la validez de ciertos


actos jurídicos y de otros instrumentos que la ley denomina públicos y
solemnes, la solemnidad tienen la función de regular las situaciones
jurídicas y las relaciones comunes u ordinarias del hombre en lo que atañe a
su personalidad, a su patrimonio, y a la institución de la familia.

Elementos de validez

Son ciertas características que deben llenar los elementos del acto para que
éste produzca efectos.

Capacidad. La Capacidad jurídica es, en Derecho, la aptitud para ser titular


de derechos y obligaciones; de reclamar los primeros y contraer los
segundos en forma personal y comparecer a juicio por propio derecho.

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Falta de vicios de la voluntad. Se refiere a que la voluntad se exprese sin


vicio alguno (error, dolo o lesión.) y que sea una voluntad libre, definida y
cierta.

Licitud en el objeto, motivo o fin. La licitud civil se refiere a las acciones u


omisiones que se encuentran dentro de un marco legal, es decir, aquello
que una persona puede hacer o no hacer. Como contenido de un negocio
jurídico solo puede tenerse en cuenta la conducta positiva o negativa que
implique realmente un recorte o limitación de la libertad jurídica de la
persona, es decir, aquello que se puede hacer o no hacer lícitamente.

Forma. La forma es el modo en que las partes manifiestan su voluntad de


celebrar el contrato

Efectos de los contratos entre las partes y en relación con terceros

En principio, los contratos sólo tienen efectos entre las partes que lo forman.
Sin embargo, hay contratos que sí surten efectos sobre terceros. Un tercero
es un sujeto que no participó en la formación del vínculo contractual, y que
por lo tanto, no hizo manifestación de voluntad sobre el contrato. Incluso,
puede ser que el tercero ni siquiera supiera de la existencia del convenio.

Los efectos de los contratos son las consecuencias jurídicas que se


producen para las partes involucradas en el contrato y estos efectos
consisten en crear, modificar, transferir o extinguir obligaciones. El efecto
del contrato es crear, modificar, transferir o extinguir obligaciones mientras
que el efecto de las obligaciones es colocar al deudor en la situación de
necesidad de cumplir (por sí o por otro) con la prestación a la que se ha
obligado.

Los efectos de los contratos se dan con relación a las partes.

Con la voluntad de las partes surgen obligaciones que ellos mismos han
establecido. Las partes del contrato son los centros de interés que toman
parte en el acto, pudiendo ser ellos mismos o bien mediante representantes.
Las partes pueden establecer las condiciones del contrato donde se
establece que las convenciones de las partes no pueden ir contra la moral.
El orden público y las buenas costumbres. A esto se debe agregar que la
celebración, ejecución y cumplimiento contractual debe ser efectuado de
buena fe.

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En principio, los herederos suceden al difunto en sus derechos y


obligaciones, excepto en aquellas que sean personalísimas. En algunos
ordenamientos jurídicos, como el costarricense, no opera la confusión de
patrimonios, sino que el patrimonio de la sucesión responde a las
obligaciones del difunto. La nulidad de los contratos del causante posterior a
la sucesión afectan a los causahabientes, pues pueden verse en la situación
de tener que restituir a terceros.

PRINCIPIO DE LIBERTAD DE FORMA

Este principio dicta que las partes de un negocio jurídico pueden escoger la
forma que deseen para la celebración de su contrato, a menos que la ley
diga lo contrario. Así, en un ordenamiento subsisten formas facultativas y
formas obligatorias. Cuando la ley designa una forma como obligatoria, lo
cual en el ordenamiento peruano se distingue por estar expresamente
indicado en el texto: “bajo sanción de nulidad”, se dice que la forma es ad
solemnitatem. Cuando, por el contrario, la ley no señala que exista una
forma específica necesaria para la validez del negocio jurídico, se dice que
la forma es ad probationem.

La mayor parte de los contratos de nuestro ordenamiento jurídico se rigen


por el principio de libertad de forma, pero frente a ellos, existen otros tipos
de contratos que sí exigen una forma determinada. En estos contratos, las
partes estarán obligadas a seguir las normas formales del contrato para que
éstos tengan validez. Por ejemplo, son de este tipo de contratos el contrato
de donación, el contrato de hipoteca, etc. Para conocer qué requisitos
exigen los diferentes tipos de contratos para su válida perfección habrá que
acudir a la regulación específica de cada contrato. En el caso de los
contratos comentados de donación e hipoteca, estos requisitos son:

a. Son requisitos para la validez de la donación lo contenido en el Art. 633,


Código Civil: “Para que sea válida la donación de cosa inmueble, ha de
hacerse en escritura pública, expresándose en ella individualmente los
bienes donados y el valor de las cargas que deba satisfacer el
donatario”.

b. Son requisitos para la validez de la hipoteca los contenidos en el Art.


1875, Código Civil: “Además de los requisitos del Art. 1857, Código Civil,
es indispensable, para que la hipoteca queda válidamente constituida,
que el documento en que se constituya sea inscrito en el Registro de la
Propiedad”.

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En casos como los anteriores, el artículo de referencia es el Art. 1279,


Código Civil, según el cual, si la ley exigiere el otorgamiento de escritura u
otra forma especial para hacer efectivas las obligaciones propias de un
contrato, los contratantes podrán compelerse recíprocamente a llenar
aquella forma desde que hubiese intervenido el consentimiento y demás
requisitos necesarios para su validez.

Con lo anterior podemos afirmar, por tanto, que salvo excepciones, un


contrato puede ser válido en forma verbal, en forma escrita o en escritura
pública y de ello dependerá la regulación de cada contrato concreto, y de
los límites que la propia normativa imponga a la autonomía de la voluntad
de las partes del contrato.

EL PROCESO SUMARÍSIMO

La doctrina procesal le otorga diversas definiciones y clasificaciones, así


tenemos la opinión diversa de distintos procesalistas tales como:

ELMER CONTRERAS CAMPOS clasifica al proceso sumarísimo de la siguiente


forma:

a. Hay quienes consideran a los procesos sumarísimos como de simple


reducción de plazos y formas procesales, y se oponen contundentemente
al juicio ordinario, así tenemos por ejemplo a: Piero Calamandrei, Vicente
Caravantes, Santiago López Moreno y también los peruanos de la talla de
Remigio Pino Carpio y Mario Alzamora Valdez.

b. De otro lado también hay quienes sostienen que los procesos sumarios
son de cognición incompleta, y ello debido a las alegaciones limitadas
que presenta, entre quienes sostienen ello tenemos a Víctor Fairen
Guillén, Leonardo Prieto Castro, Juan Montero Aroca, entre otros.

c. Así mismo tenemos a quienes definen a los procesos sumarios como un


producto de la indeterminación procesal. Al respecto el profesor italiano
Andrea Proto, afirma que este tipo de procesos son aquellos los cuales el
legislador no ha normado de forma clara y expresa su procedimiento,
más bien lo ha dejado al criterio del juzgador la formación del iter
procesal, todo ello de acuerdo a lo que exija el caso materia de la litis. Es
preciso señalar que esta indeterminación al cual se hace referencia tiene
lugar en Italia.

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A su turno el civilista Benjamín Gutiérrez Pérez da su definición sobre los


procesos sumarios y nos dice que son aquellos que tienen por propósito
buscar la eficacia del proceso, por medio de la reducción de plazos, de actos
procesales, de la limitación en sus alegatos, y por todo ello se acepta la
composición parcial del litigio, ya que el Juicio se basa en una gran
probabilidad mas no en la certeza (ésta última propia de los procesos
plenarios).

A manera de acotación es preciso señalar también que el proceso


sumarísimo, es un proceso de mínima cuantía, donde los actos procesales
se llevan a cabo en forma concentrada, siendo eminentemente oral y
haciendo una comparación con los procesos de conocimiento y abreviado
los plazos que brinda son menores.

A su turno el autor CARLOS HERNANADEZ, señala que el proceso de


conocimiento se trata de un proceso, donde se tienen diversas limitaciones
que se dan con el propósito de acortar su plazo de tramitación. Ahora bien
los límites mencionados pueden hacer referencia a la materia probatoria así
como a los trámites de recurribilidad de los decisorios. Como todo proceso
este tipo de proceso se ha fijado para determinadas materias así como el
monto que se solicita a través de ella no supere ciertos límites.

CARACTERISTICAS DEL PROCESO SUMARISIMO

a) Reducción de Plazos

Como ya lo veníamos mencionando líneas arriba, en comparación al proceso


de conocimiento y al proceso abreviado, éste es el proceso contencioso que
tiene los plazos más cortos, ya que para la contestación de la demanda
emplea tan solo cinco días hábiles contados éstos desde la notificación de la
demanda.

De igual forma ocurre para con el plazo para convocar a la audiencia única y
formular el recurso impugnatorio.

b) Concentración de actos procesales

En comparación a los procesos de conocimiento y abreviado, en el proceso


sumarísimo los actos procesales se agrupan en una sola audiencia que se
llama “Audiencia de saneamiento, conciliación, actuación de pruebas y

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sentencia”, mientras que los otros procesos se llevan a cabo en audiencias


individuales en dos, tres y hasta más sesiones.

c) Urgencia

Al respecto podemos señalar que los procesos sumarísimos, han sido


creados por la urgencia con la que deben ser atendidas ciertas
pretensiones, como lo indica el Art 546 inc. 6 del Código Procesal Civil.

d) Oralidad

A diferencia de los procesos de conocimiento y abreviado donde las tachas u


oposiciones se interponen de forma escrita, en los debidos plazos para cada
procedimiento, en el proceso sumarísimo las tachas u oposiciones se dan a
conocer en forma oral, todo ello en la audiencia única donde se absuelven y
resuelven las mismas. De igual forma sucede con las excepciones y
defensas previas las cuales se contestan de forma oral en dicha audiencia.
Al respecto de la audiencia única es preciso indicar que como se realiza en
una sola sesión, todo incidente que se proponga es resuelto de inmediato,
incluso la sentencia que el Juez dicta en forma pública.

e) Representación irrestricta

En este tipo de procesos las partes pueden estar representados por un


apoderado sin límite alguno, tan solo basta tener capacidad para
comparecer en el proceso, es así como lo estipula el Art 554 del Código
Procesal Civil. Es preciso mencionar que la representación irrestricta no
impone ningún tipo de formalidades ni exigencias en cuanto al poder y
alcance del mismo.

f) Medios probatorios de actuación absoluta

En un proceso sumarísimo los medios probatorios que se ofrecen, tienen


que actuarse inmediatamente, ello implica que deben ser posibles de tener
a la vista al momento de ser presentados u ofrecidos; caso contrario
desvirtuaría su celeridad y concentración de los actos procesales, ya que
tendría que convocarse a nuevas sesiones con el propósito de que los
medios probatorios sean actuados.

EL PROCESO DE CONOCIMIENTO

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El profesor Wilvelder Zavaleta Carruteiro lo define como: "El proceso-patrón,


modelo o tipo, en donde se ventilan conflictos de intereses de mayor
importancia, con trámite propio, buscando solucionar la controversia
mediante una sentencia definitiva, con valor de cosa juzgada que garantice
la paz social". El Dr. Ticona Postigo si bien es cierto no señala un concepto o
denominación sobre el PROCESO DE CONOCIMIENTO indica lo siguiente: "Se
trata de un tipo de proceso en el que se tramitan asuntos contenciosos que
no tengan una vía procedimental propia y cuando, por la naturaleza o
complejidad de la pretensión, a criterio del juez, sea atendible su empleo
conforme lo señale el Art. 475º del CPC."

Podemos luego definir el PROCESO DE CONOCIMIENTO como "El proceso


que tiene por objeto la resolución de asuntos contenciosos que contienen
conflictos de mayor importancia o trascendencia; estableciéndose como un
proceso modelo y de aplicación supletoria de los demás procesos que
señale la ley" (concepción propia del proceso de conocimiento).

Como abogado, puedo decir que, el proceso de conocimiento es el proceso


modelo por excelencia, porque su aplicación es extensiva a todas aquellas
controversias que carezcan de un trámite específico. Inclusive, las reglas del
proceso de conocimiento se aplican supletoriamente a los demás procesos.
Esta clase de procesos se caracteriza por la amplitud de plazos de las
respectivas actuaciones procesales en relación con otros tipos de procesos.
Además la naturaleza de las pretensiones que en él se pueden ventilar –
complejas y de gran estimación patrimonial- [o que versan sobre derechos
de gran trascendencia que ameritan un examen mucho más profundo y
esmerado por parte del órgano jurisdiccional], refleja su importancia dentro
del contexto jurídico.

EL PROCESO DE CALIFICACIÓN DEL NEGOCIO JURÍDICO

El negocio jurídico ha de ser portador de intereses dignos de protección y


las reglas que las partes se han impuesto a sí mismas como mecanismos
para alcanzar la satisfacción de aquellos intereses, han de guardar
conformidad con las normas del ordenamiento jurídico.

Es así que se habla de un proceso de calificación del negocio jurídico que


permitirá concluir no sólo si éste se ha celebrado con arreglo a Derecho
sino, además, si ha producido sus efectos y si estos conservan vigor o si por
alguna circunstancia no resultan exigibles o han venido a menos. Esta
calificación se realiza en tres niveles:

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En el primer nivel se practica el juicio de relevancia, aquí se verificará


“la presencia de algunos datos mínimos idóneos para identificar
típicamente el hecho y para permitir ‘su subsunción en el nomen iuris’, lo
que significa que si el hecho no presenta algunos datos mínimos que
permitan la identificación de un determinado negocio jurídico (compraventa,
donación, testamento, etc.

En el segundo nivel se practica el juicio de validez, en donde se


verificará que los componentes del negocio jurídico:

De acuerdo con el artículo 140º de nuestro Código Civil, al conceptualizar al


acto jurídico, dicho precepto normativo también hace referencia a sus
requisitos necesarios (elementos esenciales de carácter general) que le son
comunes, es decir, encontramos cinco requisitos de validez que fluyen de
dicho texto, saber:

a) La manifestación de la voluntad:

La voluntad constituye la esencia misma del acto jurídico, pero sólo por la
manifestación el sujeto lo hace conocer. La conjunción de la voluntad y su
manifestación es el resultado de un proceso que va de lo subjetivo a lo
objetivo, de la voluntad interna o real a la voluntad manifestada.

En el proceso de la formación de la voluntad deben distinguirse tres fases:


El discernimiento, es un estado de conciencia determinado por el desarrollo
intelectual del individuo que invistiéndolo de la facultad de conocer en
general, lo coloca en condición de formar un juicio por medio del cual
percibe y declara la diferencia que existe entre varias cosas, de apreciar y
juzgar sus actos y de los ajenos, o en términos más simples de distinguir los
diversos actos en sus diferentes categorías.

La intención, consiste en el propósito deliberado de realizar el producir sus


efectos.

La libertad, debe entenderse como la espontaneidad de celebrar el acto


jurídico. Es la determinación, la facultad de elección. Como consecuencia del
discernimiento y de la intención.

Clases de Manifestación:

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i. Manifestación expresa

La manifestación de voluntad es expresa cuando los medios empleados por


le sujeto tienen por finalidad directa e inmediata dar a conocer la voluntad
interna. Tales medios pueden ser el lenguaje hablado o escrito y también el
mímico.

La declaración expresa mediante la mímica 'se da cuando el sujeto revela


gastos o señas, tales como movimientos de las manos o de la cabeza. Este
puede ser un lenguaje tan expresivo como los anteriores.

El Código, además de dispensar un mejor tratamiento a la manifestación


expresa, suprime "la ejecución de un hecho material. El art. 141 establece
que la manifestación de voluntad es expresa "cuando se formula oralmente,
por escrito o por cualquier otro medio directo. Por esto último debe
entenderse el lenguaje mímico más no la "ejecución de un hecho material"
que cae dentro de la noción del "comportamiento" al que se refiere el
mismo Art. 141 como expresión de la manifestación tácita.

ii. Manifestación Tácita

La manifestación de voluntad es tácita cuando no está dirigido


directamente.a dar a conocer la voluntad interna; esta se deduce de ciertas
actitudes o comportamientos. las actitudes o comportamientos es lo que la
doctrina reconoce como falta concluyente, hechos concluyentes, los cuales
deben permitir una presunción de la voluntad de quien los realiza.

iii. El Silencio

En relación al silencio debe dejarse establecido pues que la doctrina es


unánime en considerar Que, en sí mismo no constituye declaración de
voluntad. La cuestión está en cuanto existe obligación de explicarse y en tal
caso, si el silencio es una manifestación tácita o presunta.

León Barandíarán, criticando el Art. 1077 del Código del 36 y postulando su


modificación en el Proyecto de Reforma. dice que en lo atien ente al silencio
no se trata simplemente de que exista o no obligación de explicarse, sino
que el asunto mismo acerca de qui tacit consertiré videtur o non videtur,
debe apreciarse según los' antecedentes circunstanciales en un caso
determinado.

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Derecho Procesal Civil

Así pues, el Código en su Art. 142 ha dejado establecido que "El silencio
importa manifestación de voluntad cuando la ley o al convenio le atribuyen
ese significado". la norma se contradice con la concepción del silencio en la
moderna doctrina, pues no.constituye manifestación de voluntad en ningún
sentido ya 'que carece de significado jurídico en sí mismo. El significado sólo
se le puede atribuir la ley o el convenio; la primera con sus normas
supletorias; y, el segundo con la hipótesis y consecuencias previstas.

Manual de la Puente y Susana Zusman dicen que no significa que la ley o el


convenio traten de presumir cuál es la voluntad de silente, sino que se da al
silencio el valor de determinada declaración de voluntad, de tal manera
Quesi el sujeto calla, sabe que con ello están dando lugar a que su actitud
tenga los efectos jurídicos que señala la ley o se convenga entre las partes.

Sólo la ley o el convenio pueden, pues, atribuir significado al silencio.

2. LA CAPACIDAD

Si bien la manifestación de voluntad es la esencia misma del acto jurídico, la


sola manifestación no es suficiente para darle eficacia y validez. Es
necesario que la manifestación emane de un sujeto capaz. La capacidad se
constituye por ello, en un segundo requisito de validez.

La capacidad está referida tanto a la persona natural como a la persona


jurídica y abarca tanto la capacidad de goce como la de ejercicio. la
capacidad se distingue en capacidad de goce y capacidad de ejercicio.

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La primera denota la aptitud para ser titular de derechos y obligaciones; la


segunda, la posibilidadde celebrar actos jurídicos por sí.

a) Capacidad de goce

Tratándose de las personas naturales, la noción de capacidad de goce

está contenida en el Art. I del Código.

Tratándose de las personas jurídicas que, como ya se ha indicado, tienen


también personalidad, su capacidad de goce se da con el inicio de su
existencia, ya sea que se trate de personas de derechos público o de
derecho privado, y está en función de su finalidad que, a las primeras se las
asigna la ley Y.a las segundas su acto constitutivo. Pero ambas, además.
están sometidas, en cuanto a su capacidad de goce, a la gran limitación que
les impone el ser entre abstractos, como contraposición a las personas
naturales, pues sólo pueden adquirir y teneríos derechos y contraer las
obligaciones que no sean lnflerentes a la condición de la persona humana,
conforme al principio contenido en el Art. 43 del Código de! 36 Y que el
nuevo Código no reftera, sin que ello pueda significar la abrogación de este
principio.

b) Capacidad de ejercicio

La capacidad de ejercicio, de hecho o de obrar, en la expresión de


MESSINEO es la aptitud para adquirir y para ejercitar con la propia voluntad,
o sea, por sí solo, derechos subjetivos o de asumir con la propía voluntad, o
sea, por si solo. obligaciones juríclícas, es decir de celebrar actos juridicos.

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Las personas naturales tienen, pues, tal capacidad de ejercicio a partir de


los 18 años de edad, pues antes de cumplirlos están en estado de
Incapacidad y esta será para menores de 16 años y relativa para los
menores de 18 años pero mayores de 16, salvo que contraigan matrimonio
y obtengan título que los autorice oficialmente a ejercer una profeslón u
oficio. Así resulta de los Art. 42, 43, inc. 1; 44, inc. 1 y 46

deI C.C.

Pero no obstante la mayoría de edad, existen otras causas de incapacidad


de ejercicio.

Son causalesde incapacidad absoluta.la privación de discernimiento por


enfernedad mental y la imposibilidad de expresar la voluntad de manera
indubitable por causa de sordomudez, ciego, sordez y ciego mudez
contorme al Art. 43 incs. 2 y 3 del C.C., e! cual no ha mantenido la ausencia
como causal, como la contemplaba el Código 36 en el inc. 4 de su Art. 9 sino
que le da un tratamiento especial.

Son causales de incapacidad relativa el retardo y deterioro mental, la


prodigalidad, la mala gestión, la ebriedad habitual, la toxícomanla y la
punición con interdicción civil. conforme el Art 44 del Código vigente.

La capacidad de ejercicio no se da en las personas juridicas por ser entes


abstractos.

3. EL OBJETO

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Si bien la voluntad que es la esencia del acto jurídico, debe ser rmanifestada
por un agente capaz, para que exista el acto jurídico se requiere, además,
de un objeto, que por e[lo se constituye también en un requístlo de validez.

Tanto el código del 36 como el vigente se refieren al objeto como requisito

de validez.

Caracteres del Objeto

Atendiendo a lo dispuesto por el Art 140, inc. 2 del Código, el objeto debe
ser posible tísica y jurídicamente; y según el artículo 219. Inc.3 debe ser
también determinable.

La posibilidad física esta referida a la factibilidad de realización con


adecuación a las leyes de la naturaleza. Se trata de una posibilidad
material, como la existencia o posibilidad de exístJrde los bienes.

La posibilidad jurídica está referida a la conformidad con el ordenamiento


jurídico. Se le suele confundir con la licitud, pero creemos que son
conceptos diferentes. La licitud es lo que guarda conformidad con el
ordenamiento legal, el cual queda comprendido en un concepto mas amplio
como es el del ordenamiento jurídico, que comprende los principios
generales que inspiran la idea de orden público y que se integra con la
Jurisprudencia, la Costumbre y la Doctrina.

La determinabilidad está referida a la identificación de los bienes e intereses


que constituyen el objeto.

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4. EL FIN LICITO COMO REQUISITO DE VALIDEZ

El acto jurídico, segun el Artículo 140 del C.C. es la manifestación de


voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones
juridicas. La finaalidad o "fin licito” consiste en la orientación que se da a la
manifestación de voluntad, esto es, que ésta se diríja directa y
reflexivamente a la producción de efectos jurídicos, vale decir. a crear,
regular. modificar o extingur relaciones jurÍdicas. Habría pues una
identificación de la finalidad del acto jurídico con el contenido del mismo, o
sea. con los efectos

La identificación de la finalidad con el contenido del acto juñdico, debe estar


referida al contenido especifico de cada acto, determinado por la
manifestación o manifestaciones de voluntad que le dan la existencia
jurídica y a cuyos efectos le son aplicables las previsiones eslablecidas por
el o los celebrantes. Si las previsiones presentan vacíos o defectos, pueden
ser integrados por normas de carácter supíetono; así el arrendamiento del
predio urbano en el que no se proveen las causas para la resolución del
contrato, les son aplicables las previstas en la Ley. Pero si las previsiones
colisionan con normas de orden publico, ésta prevalecen sea para hacer

nulo el acto o para asignarle los defectos que la ley tiene previstos.

5. LA FORMA

La forma, dice LEON BARANDIARAN comentando el Código del 36, es


esencial para el acto, pues sin forrma no caería dentro del ámbito de la vida
jurídica.

La forma es, así otro de los requisitos para la validez del acto jurídico. Pero
es nescesano dejar establecido que no toda forma se constituye en requisito

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de validez, aunque no puede concebirse un acto jurídico sin forma y que


además, esta constituye un medio de prueba de la existencia del acto.

a) Forma Verbal

Consiste en la manifeslación de la voluntad mediante el lenguaje hablado y


sin que la expresión verbal y oral se plasme documentalmente.

b) Forma Escrita o Instrumental

Consiste en la manifestación de voluntad mediante el lenguaje escrito, que


queda contenido en un documento. Puede tratarse de cualquier documento
ya sea un instrumento publico o un documento privado, ya otorgado ante
notario y otro fedatario o funcionario publicoo ya otorgado de puño y letra
por el propio interesado o por otro, o por medio mecanográficos; puede
tratarse de cartas, telegramas, télex y en general cualquiermodo de
expresión escrita.

La ventaja de la forma escrita es que facilita la prueba. Puede la Ley, en

unos casos, requerirla sólo para fines probatorios (forma ad probalionen)

y, en otros, por su carácter consustancial con el acto celebrado (forma

ad solemnhatem).

c) Forma Voluntaria o No Prescribe

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Derecho Procesal Civil

Es la llamada forma libre y también convencional. Pero preferimos


denominarla forma voluntaria,porque es indicativa de la libertad para su
adopción y porque pudiendo resultar de la convención es, por ende,
voluntaria

La noción de forma voluntana se vincula a la de los actos no formales que se


caracterizan por su consensualidad, es decir, por perfeccionarse con la sola
voluntad de los celebrantes, sin que la declaración deba revestir formas
predeterminadas por la ley. Así por ejemplo, la compra - venta que se
formaliza con el solo consentimiento de las partes; la donación de cosas
muebles de escaso valor, o el arrendamiento de las

partes, la donación de cosas muebles de escaso valor; o el arrendamiento


de un local comercial.

d) Forma Prescrita

Es la forma que la ley prescribe en carácter imperativo. Es por eso también


llamada forma necesaria, legal o rorzosa; y la ley la designa refiriéndola aún
con formalidades adicíonales a la forma escrita o instrumental.

La noción de la forma prescrita se vincula a la de los actos formales a las


cuales la ley les prescríbe una forma. A su vez, la forma necesaria puede ser
Ad Solemnitatem, cuando la forma es consustancial al acto de modo que sin
ella el acto no adquiere existencia, y Ad Probationem, cuando la foma sólo
es exigida como medio de prueba.

Cuadros Villena completa el análisis de esta distinción entre las formas


prescritas por la ley, en general, pueden ser de dos clases:

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Derecho Procesal Civil

· Formas Solemnes o AD SOLEMNITATEM, las cuales exigen para la


validez del acto jurídico de dos elementos:

a) La realización de la forma

b) Que su omisión esté sancionada con nulidad. Se establece la forma


solemne por diversas razones, pero fundamentalmente para dar seguridad a
los actos jurídicos, tanto a los terceros, como a la sociedad, por la
importancia social de ciertos actos, y fundamentalmente para probar
fácilmente el contenido del acto jurídico.

La forma solemne más utilizada es la escritura pública, en la que interviene


un notario que da fe al acto y convierte al documento privado en un
instrumentó público, que produce fe respecto de la realidad del acto
verificado ante el notario o funcionario que lo extendió y autorizó. Esto no
quiere decir que no matrimonio en el que la ausencia de la forma
establecida por la ley determina la nulidad del acto jurídico. Ej: El art. 274
del CC establece la nulidad del matrimonio celebrado con prescindencia de
los trámites establecidos en los artículos 248 al 268.

· Forma Simples o AD PROBATIONEM, aquella que se utiliza solamente


para acreditar el acto jurídico y su contenido. En cuanto a ella, el art. 144
del CC establece que cuando la ley impone una forma y no sanciona con
nulidad su inobservancia, esta forma solo constituye un medio de prueba de
la existencia del acto jurídico. Quiere decir que la forma ad probationem
puede ser establecida por la ley, es decir prescrita y puede asimismo ser
acogida por los intereses. Cuando es prescrita por la ley y no sanciona con
nulidad, la omisión de esta forma solamente debe determinarse como forma
probatoria.

domingo, junio 29, 2014 | Etiq

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Derecho Procesal Civil

I. ASPECTOS PROCESALES RELEVANTES

1. Se hace un aporte conceptual importante al diferenciarse entre


proceso sumario propiamente dicho y proceso plenario rápido,
tomando como base el que no existen limitaciones legales en torno a las
alegaciones que pueden formular las partes o limitaciones a los medios
probatorios que podrían aportar en relación al fondo de la controversia. De
esa manera, se encamina el fallo en el sentido que más adelante se detalla.
Hay que diferenciar proceso sumario de cognición sumaria. En base a ello,
el colegiado concluye que sí es posible realizar un control de validez del
acto jurídico en la tramitación de este tipo de proceso sumarísimo, siempre
que dicha nulidad sea manifiesta, por lo que no se necesita que sea
propuesta por el demandado en vía de reconvención (que está prohibida en
los procesos sumarísimos). Queda establecido, en más, que el juez la puede
considerar de oficio y, por tanto, incorporarla como materia controvertida.

2. Esta potestad de actuar de oficio no puede, sin embargo, ser ejercida de


manera inopinada, pues en ningún caso se debe afectar el debido proceso
(principios específicos: dispositivo, contradictorio, congruencia y doble
instancia). La sentencia deja en claro que en caso el juez decida ejercer de
oficio el poder de declarar la nulidad manifiesta del acto jurídico, debe
hacerlo conciliando la tutela de los intereses generales que se ven
perjudicados con la nulidad, y la tutela de las garantías procesales de las
partes, para lo cual deberá promover un incidente en el que se verifique el
contradictorio respectivo. Sin ese trámite, no podrá declararse, de oficio,
nulidad alguna.

3. Pone en práctica por vez primera en la justicia nacional ordinaria, la


técnica del “overruling” prospectivo, pues se procede a abrogar dos
precedentes anteriores (contenidos en el fundamento 39 del primer pleno y
en el punto 5.3. del cuarto pleno) emitidos por la propia Corte Suprema. En
efecto, se decide que en adelante, la Corte Suprema debe apreciar de oficio
una nulidad manifiesta aun cuando las instancias inferiores no lo hayan
hecho ni las partes lo hayan alegado, debiendo en ese caso anular la
sentencia y devolver los actuados a las instancias de mérito para que

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Derecho Procesal Civil

cumplan con el contradictorio y se respete así la doble instancia. Por otro


lado, en adelante, el juez puede “declarar” de oficio la nulidad manifiesta y
no simplemente limitarse a tenerla en consideración para resolver la
cuestión principal discutida, pero sin que pueda emitir pronunciamiento con
valor de cosa juzgada en la parte resolutiva, sobre la referida nulidad.

II. Aspectos sustanciales relevantes

1. Importante el distingo que hace la sentencia en el tratamiento de la


validez y eficacia de los actos jurídicos, especialmente respecto a los
contratos. Es valor entendido que validez y eficacia son dos conceptos que
no se refieren a la misma situación jurídica, como equivocadamente suele
sostenerse: podemos estar en presencia de un acto válido pero ineficaz,
como son los casos de contratos sujetos a un plazo suspensivo.

2. Es importante el análisis, pues el tema de fondo se vincula


específicamente a la validez del contrato, por lo que podría suponerse que
solo en ese caso cabe la intervención de oficio por parte del juez. Hace bien
el pleno en precisar que en el proceso sumarísimo, el juez debe igualmente
hacer un control respecto de la eficacia del contrato que se pretende elevar
a escritura pública. En tal sentido, queda claro que nada impide que el juez
analice si existe, por ejemplo, una condición suspensiva o un plazo
suspensivo no cumplidos, lo que haría inviable el otorgamiento de la
escritura que se solicita, pues tales modalidades hacen ineficaces las
obligaciones pactadas, pendientes de que el plazo o la condición se
cumplan previamente.

3. También es importante que el pleno haya expresado su posición


jurídica sobre el tema de la excepción de incumplimiento, tema que siendo
exclusivo de los contratos con prestaciones recíprocas, no suele ser
atendido con esa especificidad. En efecto, el sinalagma funcional propio de
esta fuente obligacional, no había sido entendida a cabalidad y por ello, la
justicia ordenaba otorgar escritura pública respecto de un contrato de

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Derecho Procesal Civil

compra venta a plazos, aun cuando el demandante no había cumplido con


pagar el precio, es decir, cuando se había roto el sinalagma (“doy para que
des”). Bien dice el pleno, citando a Massimo Bianca, que “la exceptio non
adimpleti contractus es un poder de auto tutela que tiene por efecto
legitimar la suspensión de la ejecución de la prestación a cargo de uno de
los contratantes, mientras el otro no cumpla su obligación”. Por ello, deja
sentado que el cumplimiento de la obligación de escriturar puede
suspenderse legítimamente en caso el actor haya incumplido con el pago
del precio. Analiza, además, un aspecto que igualmente venía siendo mal
resuelto por la justicia nacional, referido a la naturaleza de la excepción de
incumplimiento, dejando sentado que al ser una excepción (mal llamada
excepción) de carácter material y no procesal, debe ser analizada al
resolver el fondo de la controversia y no como si fuera una excepción
procesal. Se la vincula a la falta de interés para obrar por sus efectos, pero
tiene una clara connotación sustancial, vinculada al equilibrio contractual en
el cumplimiento de las prestaciones, en que cada prestación es causa de la
otra. Por tanto, si una de las prestaciones (pago del precio) no ha sido
cumplida, carece de causa exigir que se cumpla la de otorgamiento de
escritura, pues la exigibilidad de ésta depende del previo cumplimiento de
aquella.

4. En esa misma línea de razonamiento, deja sentada su posición sobre la


pretensión de otorgar escritura pública respecto de un contrato de compra
venta resuelto extrajudicialmente por autoridad del acreedor, como
resultado del ejercicio de la facultad otorgada por el artículo 1430 del
Código Civil. Bien señala la sentencia que “la resolución por incumplimiento
es un instrumento que busca reparar el equilibrio entre las prestaciones que
se ha visto afectado por la inexistente o inexacta ejecución de una de las
prestaciones”. En base a ello, se pronuncia zanjando un viejo problema:
Como quiera que la resolución contractual puede producirse de manera
extrajudicial, no se precisa que se acredite la existencia de una sentencia
judicial que declare resuelto el contrato, para que se desestime una
demanda de otorgamiento de escritura pública, siendo suficiente que se
acredite que el acreedor ejerció dicho mecanismo resolutorio y que lo hizo
cumpliendo con los requisitos previstos en los arts. 1429 y 1430 del Código
Civil. Se podría decir que el art. 1430 del Código Civil cobra plena vigencia a
partir de ésta ejecutoria.

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Derecho Procesal Civil

III. Comentarios finales

1. Estimo que es una de las sentencias más completas emitidas por un


Pleno Casatorio. Creo, sin duda, que es la más precisa en el tratamiento de
la problemática de la ejecución de los contratos con prestaciones recíprocas.
Queda claro, en más, que el sinalagma funcional debe ser preservado
cuando se trata de incumplimientos de envergadura en la relación jurídica.

2. Con ésta sentencia se perfila con mucha claridad, la importancia y


necesidad de que existan precedentes vinculantes sustentados en fallos
emitidos por la Corte Suprema, dirigidos a poner fin a las diferentes
interpretaciones que hacen los órganos judiciales. Los plenos casatorios
constituyen una modalidad para la creación de esa vinculación, la que
creemos debe ser reforzada.

3. La autonomía judicial no se ve afectada. Es claro que ningún juez de la


República podría sostener, en adelante, que se afecta su derecho a
interpretar a su manera el derecho objetivo involucrado en el debate. La
pertinencia de discutir la validez de un contrato con prestaciones recíprocas
al interior de un proceso sumarísimo es una verdad apodíctica para todos.
La posibilidad de que no se otorgue escritura pública respecto de un
contrato de compra venta en que el comprador no ha pagado el precio, es
de una justicia conmutativa evidente. Por ende, no puede haber un Juez que
sostenga que, en su criterio y bajo su saber y entender, eso no es posible.

4. Con este aporte de la Corte Suprema, se perfila un cambio legislativo. Así


como el Tribunal Constitucional tiene legitimidad para crear precedentes
normativos que integran el sistema de justicia constitucional, creo que la

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justicia ordinaria debe tener esa misma facultad. Claro, siempre que sea
ejercida con absoluta seriedad, celeridad y argumentación suficiente.

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NORMAS LEGALES

FINANCIERO El Directorio del Banco Central de Reserva establece las


disposiciones de encaje en moneda extranjera (26/04/2018)

ADMINISTRATIVO Establecen como política de comunicaciones del Poder


Ejecutivo, la obligación para todas sus instancias de utilizar el logo y la frase
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NOTICIAS LEGALES

PROCESAL PENAL Titular del Poder Judicial propone un protocolo conjunto


que evite excarcelación por vencimiento de prisión preventiva (24/04/2018)

PROCESAL CONSTITUCIONAL Tribunal Constitucional revoca prisión


preventiva de Ollanta Humala y Nadine Heredia (27/04/2018)

CONSTITUCIONAL Se presenta proyecto de ley que reforma constitucional


que modifica el artículo 71 de la Constitución Política del Perú (25/04/2018)

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JURISPRUDENCIAS

PROCESAL PENAL Caso Jorge Acurio y Gustavo Salazar (01/09/2017)

PENAL Se emiten los Acuerdos Plenarios del X Pleno Jurisdiccional de las


Salas Penales Permanente y Transitorias (17/10/2017)

PENAL Caso Alejandro Toledo (12/09/2017)

PROCESAL PENAL Caso Jorge Acurio y Gustavo Salazar (01/09/2017)

PENAL Se emiten los Acuerdos Plenarios del X Pleno Jurisdiccional de las


Salas Penales Permanente y Transitorias (17/10/2017)

. La contradicción resolutiva en torno al tema que se pretende


dilucidar motivó que el mismo sea materia de debate en el Pleno
Jurisdiccional Nacional Civil y Procesal Civil llevado a cabo en la
ciudad de Arequipa, los días 16 y 17 de octubre de 2015, en donde se
planteó el problema en los siguientes términos: “¿Es posible
analizar la validez del acto jurídico en los procesos de
otorgamiento de escritura pública?”, y se adoptó como
conclusión plenaria, por mayoría, que: “Sí es posible analizar la

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Derecho Procesal Civil

validez del acto jurídico en los procesos de otorgamiento de escritura


pública, ya que el juzgador no puede dejar de advertir o merituar el
documento que sirve de sustento de la pretensión, esto es, no puede
ni debe dejar de verificar si el mismo adolece de un defecto evidente
o de fácil comprobación que vicie el acto jurídico. No es posible
jurídicamente disponer la formalización de un acto jurídico inválido”.

4. Por su parte, nuestra doctrina ha realizado importantes aportes en


torno al ejercicio de la facultad que tiene el juez de apreciar -para
algunos- o de declarar -para otros- de oficio la nulidad del negocio
jurídico3, facultad que aparece contemplada en el segundo párrafo
del artículo 220 del Código Civil, según el cual: “La nulidad puede ser
declarada de oficio por el juez cuando resulte manifiesta”, tema que,
definitivamente, guarda directa relación con el que motiva la
presente, debiendo dilucidar, en las líneas sucesivas, el ámbito de
alcance sustantivo (el juez puede apreciar o declarar cualquier
nulidad o solo la nulidad manifiesta) y procesal (el juez puede ejercer
esta facultad dentro de un proceso
sumarísimo o sólo puede hacerlo dentro de procesos más latos) de
aquella facultad, así como la forma en que ésta debe ser ejercida.

La regla de la actuación conjunta

El Art. 315° CC contiene una regla y tres


excepciones. La primera,

señala que para disponer o gravar bienes sociales


se requiere la

intervención del marido y de la mujer. Las


excepciones a dicha regla son las

siguientes: (i) cuando uno de los cónyuges delega al


otro el ejercicio de tal

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Derecho Procesal Civil

facultad, mediante poder especial; (ii) los actos de


adquisición de bienes

muebles; y (iii) los casos considerados por leyes


especiales. En estos

supuestos, el acto de disposición o de gravamen


puede ser realizado por

cualquiera de los cónyuges.

Con esta aparente sencillez, nuestro ordenamiento


legal pretende

abordar una materia que entraña problemas de


difícil solución dentro del

régimen patrimonial de la sociedad de gananciales,


especialmente cuando

uno de los cónyuges infringiendo lo estipulado por


dicha norma dispone o

grava uno o más de los bienes sociales sin


asentimiento de su consorte a

favor de un tercero que actúa sin conocimiento de


este hecho; supuesto al

que hemos denominado como disposición arbitraria


del patrimonio social

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Derecho Procesal Civil

Bibliografía
 1. Alcalá Zamora y Castillo, Proceso Auto composición y defensa.
 2. Alsina, Hugo. Tratado teórico de Derecho Procesal Civil y Comercial.
 3. Alzamora Valdez, Mario. Derecho Procesal Civil y Comercial.
 4. Alzamora Valdez, Mario. Derecho Procesal Civil: Teoría del Proceso.
 5. Bentham, Jeremías. Tratado de las pruebas Judiciales.
 6. Couture Eduardo. Estudios de Derecho Procesal Civil.
 7. CALAMANDREI PIERO – LAS PROVIDENCIAS CAUTELARES EJEA – BUENOS AIRES.
 8. SAGASTEGUI URTEAGA PEDRO – Procesos de Ejecución y Procesos Cautelares. Lima –
Perú. Edit. San Marcos Lima 1997.
 9. SAGASTEGUI URTEAGA PEDRO – Exégesis y Sistemática del Código Procesal Civil del
Perú 2 tomos - Edit. Grijley – Lima diciembre, 2003.
 10. SAGASTEGUI URTEAGA PEDRO Jurisprudencia en Ejecución y Medidas Cautelares – Lima
2000 Edit. IPEF
 11. Sagástegui Urteaga, Pedro y Alfaro Pinillos, Roberto. Manual del Abogado Procesalista -
Editorial Gaceta Jurídica 1° y 2° Edición - Lima 2000.
 12. MARTIN PASTORT – Las anotaciones preventivas de naturaleza Cautelar en el Proceso
Civil Universidad de Valencia – España 2000
 13. MONTERO AROCA J. El nuevo Proceso civil español – Ley 2001 – Valencia – España.
 14. Sagástegui Urteaga, Pedro Titulo Supletorio & Prescripción Adquisitiva. Editorial Lima,
noviembre 2003.
 15. Sagástegui Urteaga Pedro, Tomo III – La Prueba y el Impacto de la ciencia y
la tecnología Contemporánea. Lima 2000.
 16. Sagástegui Urteaga Pedro, Tomo IV Medios alternativos de solución de conflictos: La
conciliación.
 17. Exégesis y Sistemática del Código Procesal Civil del Perú Tomo I y Tomo II.- Apéndice
electrónico adicional. Editorial Grijley. 2004.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos96/proceso-conocimiento-civil/proceso-conocimiento-


civil8.shtml#bibliograa#ixzz5E0pkmTzz

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