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INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR “PEDRO P.

DIAZ” – CNA 2018 – CURSO: METODO DE ESTUDIO Y CULTURA GENERAL

Instituto de Educación Superior

“Pedro P. Díaz”

Ciclo de Nivelación Académica 2018

Módulo de Enseñanza de:


El futuro de la humanidad

Elaborado por: Prof. Marcos M. Vilca Jiménez


Prof. Giuliana Bedregal Cruz
Prof. Helbert Gutiérrez Tapia

Arequipa – Perú

2018

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INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR “PEDRO P. DIAZ” – CNA 2018 – CURSO: METODO DE ESTUDIO Y CULTURA GENERAL

TEMA 5

EL FUTURO DE LA HUMANIDAD

1.- EL FUTURO DE LA HUMANIDAD


En 1935, el célebre inventor Nikola Tesla
vaticinó que en el siglo XXI, "los robots to-
marán el lugar de la mano de obra esclava
de las civilizaciones antiguas […] liberando a
la humanidad para perseguir aspiraciones
más elevadas”.
Son muchos los científicos, ingenieros, in-
versores, periodistas, sociólogos y empren-
dedores que analizan las tendencias en sus
respectivos campos para imaginar cómo se-
rá la humanidad del futuro.
En distintos paneles se organizan temáticamente para tratar el futuro del cuerpo y la mente huma-
na, la sociedad y el trabajo. En todos ellos predominó una visión optimista y tecnocrática en la que
la medicina preventiva, la ingeniería genética y la tecnología de la información serían las grandes
protagonistas y principales fuentes de progreso.
Algunos destacan por la audacia de sus predicciones. Aubrey de Grey, experto en medicina rege-
nerativa, predijo que en el año 2050 la esperanza de vida se extenderá hasta los 150 años gracias
a la medicina preventiva, a la que comparó con el mantenimiento intensivo de un coche clásico.
Por su parte Jaron Lanier –a quien se le atribuye la invención y popularización del término reali-
dad virtual- anima a la humanidad a perder el miedo a la inteligencia artificial, aduciendo que esta
se encuentra muy lejos de poder superar al intelecto humano.
El bioquímico Kevin Esvelt asegura que en poco tiempo la ingeniería genética permitirá erradicar
enfermedades que afectan a millones de seres humanos, como la malaria, gracias a la modifica-
ción de las especies que las transmiten. Por otra parte los avances en ingeniería genética posibili-
tan la eliminación de enfermedades hereditarias, y como elemento clave para la exploración es-
pacial y la colonización de Marte.

No todo es bueno
Sin embargo, no todos los debates se muestran mucho más escépticos y precavidos. Se estable-
ce un debate mucho más anclado en la realidad en el que se abordan cuestiones controvertidas,
como el acceso universal a los adelantos en salud y los beneficios de la tecnología, la preocupa-
ción por la pérdida de empleos debido a la automatización o los riesgos de la aparición de una
nueva eugenesia que lleve en última instancia a violaciones de los derechos humanos.
Este tira y afloja entre el optimismo desbordante y el miedo a lo desconocido, está presente por
parte del escritor David Brin, quien atribuye el auge de la negación a lo científico entre los ciuda-
danos más conservadores a la falta de diálogo social. Según Brin, corresponde a los progresistas
“dirigirse a sus conciudadanos y hablar amistosamente con ellos utilizando sus mismas referen-
cias culturales para aliviar su miedo a la ciencia”.

Cerrando la brecha generacional


Son ahora los jóvenes quienes tienen la responsabilidad de posibilitar el esclarecimiento de las
proyecciones de qué pasará con la humanidad en el futuro, expresando sus preocupaciones y
expectativas. Muchos de ellos ponen de manifiesto que la edad no es una limitación cuando se
cuenta con talento y ganas de trabajar en un entorno capaz de estimular el emprendimiento.

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Inteligencia Artificial
La inteligencia artificial (Artificial Intelligence, o AI)
es la simulación de procesos de inteligencia hu-
mana por parte de máquinas, especialmente sis-
temas informáticos. Estos procesos incluyen el
aprendizaje (la adquisición de información y reglas
para el uso de la información), el razonamiento
(usando las reglas para llegar a conclusiones
aproximadas o definitivas) y la autocorrección. Las
aplicaciones particulares de la AI incluyen sistemas
expertos, reconocimiento de voz y visión artificial.
En el futuro se dibujan grandes cambios plagados de oportunidades y de incógnitas. Nadie sabe
cuáles serán el alcance y la rapidez de los cambios. Pero sí que el proceso ha comenzado con
fuerza. Habrá que ver si se trata de una revolución equiparable, en su capacidad de transforma-
ción, a la que generó Internet, pero lo cierto es que la inteligencia artificial está ya en el centro de
nuestro futuro.
Debemos empezar por asumir plenamente que la dependencia cada vez más extendida de las
tecnologías existentes y futuras no tiene regreso. Los avances en la Inteligencia Artificial (AI –por
sus siglas en inglés–) impulsarán el uso de este nuevo recurso natural que muchos llaman “Big
Data” y que pocos han sabido transformar en valor. De hecho, el concepto big data, empieza a
desaparecer de las conversaciones para dar lugar a la “AI”. Precisamente esto sucede por la ha-
bilidad de AI en el procesamiento de datos y en cómo proporciona una gran utilidad en las comu-
nicaciones, en lo comercial y empresarial que puede, exponencialmente, reemplazar a las tecno-
logías existentes y a las capacidades humanas convencionales.

Una nueva era


Estamos ante el comienzo de otra gran convergencia: el aprendizaje automático, el análisis y la
gestión de datos a escalas casi infinitas y el aumento del poder de cómputo. Esta convergencia
convertirá la inteligencia artificial (AI) en esencial. Imposible concebir un aspecto de nuestro futuro
que no se vea afectado por ella.
Es precisamente por ello, acompañado por la creciente e imparable explosión de datos, que la AI
se ha posicionado como la tecnología esencial de las próximas décadas.
Las primeras fases de la AI forman parte de nuestros hábitos diarios desde hace tiempo. Hace
años que Amazon utiliza algoritmos predictivos para ofrecer al usuario recomendaciones basadas
en su historial de búsquedas o compras. Google usa el aprendizaje automático para completar las
expresiones de búsqueda, y a menudo logra predecir acertadamente lo que busca el usuario. Fa-
cebook y el resto de plataformas digitales también son parte de esta irrefrenable ola. La AI es
esencial para el futuro de la autoconducción (transporte privado, público, logístico, comercial y
tantos etcéteras como la imaginación permita). No sólo serán útiles a la hora de evitar colisiones o
atascos, sino también para optimizar el tráfico en autopistas y carreteras.
La AI estará presente en cada segundo de la vida de cada empresa, de cada organización de ca-
da persona conectada. En el futuro inmediato veremos un avance a dos velocidades. Empresas
que ya la utilizan y todas aquellas empresas que necesitarán integrarla en sus productos y servi-
cios. Sin ello les resultará muy complejo competir con otras que si usen redes de recolección de
datos para aplicar dichos resultados a mejorar las experiencias de los clientes y ayudar a guiar la
toma de decisiones empresariales.
Los consumidores de hoy ya han asumido y asimilado que la vida se desarrolla en armonía con
nuevas tecnologías y entornos cada vez más digitales a su alrededor. Conscientes de que la vida
es “espiada” y “trackeada” a cada paso la expectativa de los consumidores es que las empresas
que poseen todos esos datos se anticipen a sus necesidades y entreguen respuestas instantá-
neas y personalizadas a cada consulta. Que los datos hagan de la vida de las personas algo me-
jor. En otras palabras, un intercambio más justo: datos a cambio de valor añadido.
Como toda nueva tecnología en sus primeros años, la AI ha sido demasiado cara o compleja co-
mo para permitir su uso en la mayoría de las empresas. Adquirirla y luego integrarla con las ope-

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raciones habituales puede ser costoso y complejo, pero es una cuestión de tiempo que se haga
accesible y su uso se extienda sin límites. Tal cual como el internet.
Mientras ese proceso se dé, muchas empresas seguirán tomando decisiones guiadas más por el
instinto que por la información.
Lo cierto que la AI no se limitará a un ámbito específico. Desde el comercio a finanzas, desde los
medios de comunicación a la nueva TV a medida, desde las ciudades al turismo globalizado. Lle-
gará ese día en que los clientes-ciudadanos-contribuyentes-turistas, etc., hablarán con CHAT-
BOTS interactivos que podrán recomendarles productos, restaurantes, hoteles, servicios, espec-
táculos, según su historial de búsquedas, comentarios, compras y recomendarles actividades,
ofrecerles descuentos especiales o manejar cuestiones de servicio como el transporte o necesi-
dades específicas.
Los asistentes digitales inteligentes ayudarán a las personas tan bien –incluso mejor– que un
asistente humano.
Dos de las cuestiones que dominan el presente de la AI son la seguridad y la privacidad. Cuantos
más datos uno entregue (renunciando a la ficticia privacidad, porque los estamos entregando a
veces sabiendo que lo hacemos y muchas veces sin saberlo) mejor podrá la máquina predecir
nuestras necesidades. Y dado que la AI se alimenta de datos, el concepto de privacidad quedará
borrado prácticamente.
Aquí es donde entra en escena las palabras responsabilidad y confianza. La gente elegirá a las
empresas que sean transparentes respecto del uso que hacen de los datos personales de la gen-
te. Pero la gente debería exigir a las administraciones, organismos e instituciones que sean res-
ponsables en el uso de sus datos. El procesamiento y gestión de datos, anonimato y la privacidad
deberían ser parte de un combo ideal, indivisible a la vez que improbable.

Empleos en riesgo
Lo cierto es que gran parte del debate está centrado en cómo se reinventarán los espacios de
trabajo (oficinas, fábricas, laboratorios, cadenas de montaje, etc.) y el trabajo, a partir de la irrup-
ción de las máquinas. Casi seis de cada diez de los empleos actuales en muchos países están en
riesgo de desaparecer como consecuencia del auge de este proceso. Veremos a la máquina co-
mo compañero de trabajo o como quien ocupará nuestro puesto de trabajo. La AI podría ayudar a
generar nuevos niveles de productividad, eficiencia y rentabilidad. No queda claro aún a coste de
qué, o mejor dicho de quiénes. O si precisamente por su aportación las máquinas ayudarán a me-
jorar nuestras vidas en lo profesional y por lo tanto en lo personal también.
Este debate abre una ventana a una nueva dimensión en la relación entre el hombre y la máqui-
na. Lo empresarial será casi anecdótico si lo enmarcamos ante cuestiones más de tipo existen-
cial. En lo tangible veremos como industrias enteras se transformarán. Seremos testigos de cómo
las máquinas desplazarán a miles de trabajadores al poder automatizar cada vez más ciertas-
tareas.
La historia nos ha demostrado que ser apocalípticos no ofrece soluciones ante los desafíos del
futuro. Justamente la IA abre todo un nuevo escenario de nuevos trabajos y también simplificará
algunos de los empleos actuales y generará otros nuevos de los que aún no sabemos. El impacto
de la AI es de tal relevancia que no podemos, aún, dimensionar su verdadero alcance. Los algo-
ritmos, por ahora, no tienen emociones ni ética.

Derechos para la AI
La automatización de la vida abre interrogantes legales. ¿Cómo debe regular el derecho la relación
de los seres humanos con las máquinas? La Comisión de Asuntos Jurídicos de la Comisión Euro-
pea aprobó un informe pidiendo que se cree un marco jurídico concreto, que se constituya una
agencia comunitaria centrada en esta materia y que se establezca un código ético voluntario.
Algunas de las voces “apocalípticas” provienen de algunas de las mentes más lúcidas de nuestra
época. Stephen Hawking o Elon Musk por mencionar a dos de ellos. Este último advirtió que “tene-
mos que ser muy cuidadosos con la Inteligencia Artificial. Es potencialmente más peligrosa que las
armas nucleares”. Y no se quedó allí, agregó que “yo me inclino mucho a pensar a que debe haber
una especie de regulación, quizás a nivel nacional e internacional, sólo para asegurarnos que no

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haremos algo muy tonto”, dijo. “Con la inteligencia artificial estamos convocando al demonio”.
Por su parte el científico británico vaticina que la inteligencia artificial podría ser “lo mejor” o “lo
peor” para la humanidad. Aunque también afirma que los robots “podrían llegar a tomar el control
y se podrían rediseñar a sí mismos”… y que “el desarrollo de la inteligencia artificial podría signifi-
car el fin de la raza humana“, si los sistemas artificiales llegaran a superar en inteligencia a las
personas.
Afortunadamente la AI, de momento, está lejos de superar a la humana. Aunque voces como la
del filósofo sueco Nick Bostrom anticipa en Superinteligencia que “existe un 90% de posibilidades
de que entre 2075 y 2090 haya máquinas tan inteligentes como los humanos“, seguramente nin-
guno de nosotros podamos verlo, o decirle que acertó o se equivocó. ¿O sí podremos?
Intentando enseñar a los ordenadores cómo deben aprender, los progresos están llegando con el
uso de algoritmos que se inspiran en el funcionamiento de nuestro cerebro, de nuestras neuro-
nas. Son las llamadas redes neuronales artificiales, que dan paso a lo que conocemos como deep
learning, aprendizaje profundo. No hay, y probablemente no habrá mejor red neuronal que un ce-
rebro más una máquina.
Creer que la AI será autónoma, es decir que prescindirá por completo del factor humano, sería un
error de cálculo mayúsculo. El factor humano debería seguir siendo esencial en muchos ámbitos.
De allí que existen varios tipos de machine learning, tres de los cuales destaco: el supervisado
(algoritmo que trabaja con información etiquetada, la AI del presente), el que no tiene supervisión
(el sistema reconoce patrones y etiqueta los datos por sí solo) y el que funciona por refuerzo (el
más complejo y que probablemente termine imponiéndose: la máquina aprende sola mediante
ensayo y error. Se refuerza el sistema con los propios aciertos). Veremos quizás a la máquina
conseguir algo cercano a imitar la intuición humana, pero ¿veremos a la inteligencia artificial sen-
tir como la humana?
Sobre el machine learning el salto hacia el siguiente nivel verá como la evolución de descriptivo a
predictivo, pasará a prescriptivo. El valor descriptivo ayudaba a entender ¿qué pasó? El predictivo
apuntaba a anticiparse a ¿qué va a pasar? El prescriptivo será el valor que ayude a ¿cómo hacer
que pase? Evolucionando de la predicción a la optimización. De momento encontrar una combi-
nación entre lo predictivo y lo prescriptivo será un buen comienzo.
La consultora Gartner predice que para el año 2020 el 85% de la interacción con los clientes será
gestionada por inteligencia artificial. Para el año 2019 se estima que la AI representará un merca-
do de 28 trillones de dólares. Y en una encuesta entre ejecutivos mundiales sobre cuando esti-
man que la AI tendrá un impacto significativo en su industria, un 35% respondió que en los próxi-
mos dos años y un 36% en los próximos 3-4 años.
Son múltiples los retos a los que se enfrenta la sociedad de la inteligencia. Laborales, educacio-
nales, sociales, incluso trascendentales y éticos. Pero es la ley del progreso, nuevos escenarios,
nuevos desafíos y sobretodo nuevas oportunidades.
Estamos creando una sociedad en la que el hombre convivirá con inteligencias artificiales entre
los que habrá asistentes personales, transportes autónomos, robots en nuestros trabajos y hoga-
res y mentes digitales que formarán parte de nuestra cotidianeidad. En el mundo del futuro las
cosas del día a día van a cambiar más de lo que pensamos, esperamos o imaginamos. Si nadie
levanta la voz y propone un futuro alternativo, ya sabemos en qué tipo de mundo pasaremos el
resto de nuestra vida. Y quién la controlará.

2.- EL FIN DE LA ENERGÍA


No es sorprendente ni es algo nuevo que llevamos hablando y escuchando hablar desde hace
años: las fuentes de energía se agotan, y se planea un reemplazo de las mismas, y ya no sólo por
el carácter contaminante de muchas de las que dependemos, sino porque además muchas de
ellas tienen fecha de caducidad cada vez más próxima.

Energías actuales
Si preguntamos cuáles son las fuentes de energía más usadas en la actualidad, la respuesta es el
petróleo y la energía nuclear, olvidando el carbón como una fuente de la que se sigue dependien-
do en un grado bastante alto, sobre todo en países que se encuentran ahora en el comienzo de

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sus revoluciones industriales y donde el control de la contaminación producida es algo que casi ni
se plantea avanzando la degradación del medio ambiente al mismo ritmo desbocado al que esos
países se intentan incorporar al modelo económico del primer mundo.
El caso más destacado quizás es el de China donde su crecimiento productivo y económico ex-
ponencial se ha visto acompañado por una escalada en la contaminación que carece casi por
completo de control. A nivel mundial los graves problemas de contaminación salieron a la luz du-
rante la preparación para las Olimpiadas del 2008, pero una vez terminadas nos hemos vuelto a
olvidar.

El problema es que salvo la energía nuclear, de más “reciente” aparición, seguimos dependiendo
de fuentes empleadas en las revoluciones industriales del “primer mundo”, que cuentan a sus es-
paldas con más de un siglo de antigüedad. Durante ese tiempo poco se ha avanzado y tampoco
ha parecido que haya mucho interés en buscar o ayudar a desarrollar formas alternativas.
En el caso de la energía nuclear, los peligros no solo en su producción sino en el almacenamiento
de los residuos, altamente contaminantes y nocivos durante miles de años, ya suponen un obs-
táculo muy considerable. Si a ello le sumamos desastres como el de Chernobyl (1986) y Fukus-
hima (2011), nos encontramos con que la opinión en contra de las centrales nucleares tiene ahora
más fuerza que nunca. Aun así, los países del primer mundo se debaten entre la necesidad de
renovar e incluso aumentar el número de centrales nucleares para no quedar prisioneros de la
producción de petróleo, como sucedió en la crisis de 1973 o de renunciar a ellas, y son pocos los
que, como Alemania para el 2022, se plantean el “apagón nuclear“.

Energías del futuro


El principal problema a la hora de abandonar las fuentes de energía tradicionales es el alto grado
de dependencia mundial de las mismas a pesar de que ya se sabe que las reservas de petróleo
cada vez son menores, por lo que su precio sigue aumentando, y para el 2050 se estima que po-
drían estar muy cerca de agostarse (y eso sin tener muy en cuenta los cálculos de crecimiento y
consumo de países como China e India).
La principal fuente de energía alternativa usada hoy en día es el gas natural, con un impacto me-
dioambiental menor y sin embargo volvemos a encontrarnos con el problema de la limitación de
las bolsas de gas disponible y de su uso en los países productores como arma política; como ya
se demostró en el 2009 con la crisis entre Rusia y Ucrania que acabó por afectar a parte de la
Unión Europea.
Necesitamos por lo tanto sustituir esas fuentes por otras, a ser posible no contaminantes e inago-
tables, lo que se ha dado en llamar “energías renovables” y cuyos principales protagonistas son
las energías solar, eólica e hidráulica. De estas tres solo la primera parece de momento que si
sufriera el desarrollo e impulso suficiente podría de verdad hacer frente a la sustitución de alguna
de las fuentes antiguas y choca con el problema de que su rendimiento es aún inferior al de otras
fuentes, es decir, sale más caro producir la misma cantidad de energía empleando el sol que el
carbón, por poner un ejemplo. Mientras, la eólica y la hidráulica pueden funcionar como comple-
mentos para otras fuentes.
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Qué nos espera


Por desgracia, y aunque queramos abandonar las fuentes tradicionales, tenemos que hacer frente
a que no estamos preparados, ni contamos de momento con un desarrollo suficiente de ninguna
fuente alternativa que realmente pueda sustituir a las actuales haciendo frente a la creciente de-
manda mundial.
Por ello, mientras no decidamos dar un verdadero impulso a las energías renovables nos encon-
traremos con que la disminución del petróleo, como principal fuente, impulsará el uso del gas na-
tural, aumentará de nuevo el consumo de carbón y probablemente propicie la creación de más
centrales nucleares. Y sin embargo no habremos salido del problema, sino que lo habremos em-
peorado mientras postergamos un avance real.
Se estima que si de verdad impulsáramos las energías renovables, para el 2050 podría producir-
se un suministro de energía acorde con la demanda (siempre que aprendamos a controlar la
misma), y por las mismas fechas se predice el agotamiento de las reservas mundiales de petró-
leo.
Sin intenciones de alarmar, nuestra historia supera las más efusivas narraciones literarias, pero
son muchas las novelas e historias que la literatura de ciencia ficción han anticipado sobre nues-
tro futuro como humanidad, al ritmo en que se desarrollan los sucesos actuales, algo que cada
vez parece menos ciencia-ficción catastrofista. Y para muestra, piensen en los problemas que en
los últimos años se repiten cada vez con mayor frecuencia al no disponer de suministro eléctrico
en temporadas puntuales.
Muchas son las proyecciones sobre esto, y una conclusión sobre el fin del petróleo, si no se re-
media antes, conllevará a una tercera guerra mundial. Ya lo estamos viendo con los países ára-
bes, en cuanto tienen conflicto la comunidad internacional se mete de cabeza, en este caso con la
careta de misión de paz; pero ¿qué pasará cuando se realmente se acabe el último barril de cru-
do; cuando los países más poderosos se queden con lo último o directamente dejen de vender?

3.- SUSTITUCIÓN DE TEJIDOS ORGÁNICOS


Fabricar órganos de sustitución es uno de los sueños de la medicina regenerativa. Para ello, se
trabaja con las células madre embrionarias, que pueden generar cualquier tipo de tejido para esos
órganos. La finalidad es conseguir, algún día, que cualquiera que necesite uno de estos órganos
pueda tenerlo, sin necesidad de esperar a que un donante se lo ceda.
Sin embargo, como es obvio, alcanzar este objetivo no es tarea sencilla. Para lograrlo, los científi-
cos trabajan con los constructores más básicos de nuestros órganos: las células madre, que son
unas células embrionarias que, por diferenciación a lo largo del desarrollo fetal, van generando
los diversos tejidos del organismo.

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Hasta la fecha, en los estudios científicos, estas células se han usado teniendo en cuenta el mo-
mento en que se encontraban, dentro del desarrollo embrionario. Es decir, que los investigadores
las usaban considerando el factor temporal.
Ahora, un equipo de científicos del Salk Institute de La Jolla (California, EEUU), en colaboración,
entre otros, con investigadores del Hospital Clínic de Barcelona, la Universidad Católica de Murcia
y la Clínica CEMTRO de Madrid, han cambiado este enfoque basado en el tiempo; pues han ha-
llado un tipo de células madre caracterizadas por su ubicación en el embrión (específicas de una
zona concreta de este) que son capaces de convertirse en cualquier tipo de tejido y que proliferan
en laboratorio mejor que las otras.

Desarrollar órganos dentro de animales


Según explica Juan Carlos Izpisúa Belmonte, investigador del Instituto Salk y director del estudio
en un comunicado de dicho centro, “las células específicas de zona que hemos descubierto po-
drían proporcionar ventajas tremendas para el estudio en laboratorio del desarrollo, la evolución y
las enfermedades; y además abren vías para la generación de nuevas terapias”.
Pero los resultados no solo proporcionan una nueva forma de analizar el desarrollo humano tem-
prano, sino que además ofrecen una nueva esperanza para el cultivo de tejidos y órganos huma-
nos en un animal huésped.
Los investigadores concluyen que, por tanto, “no solo necesitamos considerar el tiempo, sino
también las características espaciales de las células madre. Comprender ambos aspectos de la
identidad de estas células puede resultar crucial para generar tipos de células maduras y funcio-
nales para la medicina regenerativa”.

Minirriñones de laboratorio y otros avances


En 2013, Izpisúa Belmonte y sus colaboradores alcanzaron otro hito científico al conseguir crear
estructuras renales tridimensionales en cultivo, utilizando células madre humanas, algo que hasta
entonces jamás se había logrado.
Para crear estas estructuras renales tridimensionales, los investigadores utilizaron células madre
embrionarias y células madre pluripotentes inducidas (iPS), obtenidas a partir de células humanas
de la piel.
El resultado fue que los dos tipos de células se ensamblaron formando estructuras tridimensiona-
les similares al riñón embrionario, con un sistema colector exclusivamente formado por células
humanas. Con el tiempo, estas células progenitoras humanas recapitularon, en cultivo, los proce-
sos de desarrollo del riñón humano.
Se espera que este otro avance facilite la investigación de enfermedades renales, el descubri-
miento de nuevos fármacos y sea un paso más hacia la aplicación de terapias basadas en el uso
de células madre.
Otros avances recientes hacia el desarrollo artificial de órganos han sido la primera impresión en
3D de un sistema circulatorio (imprescindible para el crecimiento de grandes tejidos complejos) o
un innovador método de ingeniería de tejidos que ha demostrado ser útil para crear cantidades
grandes de hueso humano maduro para trasplantes y en órganos vitales, como el hígado y el
páncreas.

4.- LA EXTINCIÓN POR EL CAMBIO CLIMÁTICO.


La alta tasa de pérdida de especies actual ha llevado a los científicos a afirmar que estamos vi-
viendo la “sexta gran extinción”. La velocidad de pérdida de especies es similar a la de las otras
cinco anteriores que han ocurrido en la Historia de la Tierra, como la que acabó con los dinosau-
rios hace 65 millones de años. La mano del hombre está detrás de esta desaparición en masa.
Edward O. Wilson, profesor emérito de la Universidad de Harvard y padre del concepto de biodi-
versidad, aúna las causas de esta sexta extinción en la ya célebre palabra HIPPO (hipopótamo),
las siglas en inglés de pérdida de hábitats, especies invasoras, contaminación, superpoblación y
captura excesiva de especies salvajes.

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Detallando:
H (Habitat loss), pérdida del hábitat;
I (Invasive species), especies invasoras, organismos que causan enfermedades;
P (Pollution), contaminación;
P (human over Population), superpoblación;
O (Overhaversting), explotación excesiva de los recursos naturales.

Pero la fauna, las especies vegetales y otros muchos


organismos que atraen menor atención tienen tam-
bién un reto importante en el cambio climático. Los
biólogos llevan años tratando de evaluar cómo y a
qué velocidad afectará el aumento de la temperatura
global a la biodiversidad. El problema es que las pre-
dicciones del porcentaje de especies que se extingui-
rán a consecuencia del cambio climático varían mu-
cho dependiendo de las especies que se tengan en
cuenta, la región geográfica o los factores que se
tengan en cuenta.

Un investigador del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Connecti-


cut (EEUU), Mark Urban, ha evaluado 131 trabajos científicos importantes publicados al respecto y
ha incluido factores conocidos que afectan a la biodiversidad para tratar de obtener mediante un
modelo una conclusión sobre cómo afectará el cambio climático a las especies en un futuro afecta-
do por el cambio climático. Y las conclusiones, publicadas en la revista 'Science', son impactantes.
El primer dato relevante que presenta Urban es que cerca del 16% de las especies de todo el
mundo desaparecerán si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan creciendo como
hasta ahora. Dicho de otro modo, una de cada seis especies que conocemos no se las podremos
enseñar más que en fotos a nuestros nietos. Además, las regiones que sufrirán en mayor medida
el impacto del aumento de temperaturas son Sudamérica, Australia y Nueva Zelanda.
"En realidad, el estudio también llama la atención sobre regiones como Asia, donde hay pocos
estudios científicos publicados y es difícil extraer una conclusión. Pero el trabajo indica que el
rango podría ser de menos del 10% o de cerca del 30% de especies extintas", explica Mario Díaz,
jefe del Departamento de Biogeografía y Cambio Global del Museo Nacional de Ciencias Natura-
les del CSIC. "Pero lo más llamativo no es tanto el porcentaje de especies que desaparecerán,
sino lo claro que refleja el trabajo que la extinción de especies crecerá de forma exponencial con
el aumento de la temperatura", dice el investigador español.
En realidad, los porcentajes resultantes en el estudio no deben ser tomados al pie de la letra. Tal
y como explica Mario Díaz, los modelos incluyen muchos factores que pueden variar y hacer osci-
lar un resultado del 14% de especies perdidas hacia un 7% o hacia un 21%. Lo que es verdade-
ramente relevante del trabajo de Urban es la vinculación directa entre aumento de temperatura y
extinción de especies. Y, más aún, que el aumento de la tasa de desaparición crece despropor-
cionadamente –de forma exponencial, no lineal– con cada aumento de un grado de temperatura.
Según Mark Urban, el porcentaje de extinciones actual es del 2,8%. Si se cumpliesen los objeti-
vos a los que aspira la comunidad internacional y que han sido reconocidos en las Cumbres del
Clima de Naciones Unidas de un aumento máximo de temperatura global de 2ºC, las especies
desaparecidas a escala global serían el 5,2%. Pero si el aumento llegase a ser de 3ºC, la tasa de
extinción pasaría al 8,5%. Y el caso de que llegase a los 4,3ºC -escenario al que se llegaría con el
ritmo actual de crecimiento de emisiones- las desapariciones alcanzarían al 16% de las especies.
"No debemos esperar a tener más datos para actuar contra el cambio climático, a ser posible re-
duciendo la emisión de gases de efecto invernadero", escribe Janneke Hille Ris Lambers, de la
Universidad de Washington, en un artículo que acompaña el trabajo de Urban. "Si no lo hacemos,
está claro que pronto podremos observar directamente los impactos del cambio climático sobre la
biodiversidad", sentencia.

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10 animales que se extinguirían


Oso Polar
Cada año es más grande el porcentaje de reducción del hielo en el Ártico, hábitat de los osos po-
lares. Si continúan derritiéndose las capas de hielo (aproximadamente en el 2013) los osos pola-
res desaparecerán dentro de 75 años.

Tortugas Marinas
La contaminación de los mares y el desarrollo turístico y urbano en las playas en donde las tortu-
gas anidan son algunas de las causas que anticipan la extinción de esta especie. Además, el
cambio climático produce catástrofes naturales como las mareas que destruyen el hábitat de este
animal.

Tigre de Bengala
Se prevé que para el 2060 el hábitat de estos animales estará destruido y como consecuencia
desaparecerán el 70% de los Tigres de Bengala. Por otra parte, la comercialización indiscrimina-
da de esta especie en países como China es otro factor importante de la extinción de estos ani-
males.

Pingüino
El deshielo en la Antártica también será la causa de extinción de los pingüinos, para algunos cien-
tíficos en el 2100. El hielo marítimo es esencial para la vida del pingüino emperador, en el prote-
gen a sus crías, es la fuente de su alimentación y el lugar en donde mudan de plumas.

La Ballena
Las ballenas están en continua amenaza. Como una consecuencia del cambio climático las rutas
migratorias de las ballenas son alteradas por las variaciones de la temperatura del océano. Esto
hace que algunas se pierdan en mar abierto o transiten por zonas desconocidas.

Canguro
El incremento de la temperatura y la sequía por falta de lluvia son las consecuencias del cambio
climático que afrontará el único hábitat de estos animales. Las altas temperaturas producen in-
cendios forestales que acaban con gran parte de las especies salvajes.

Elefante
Las razones de la desaparición del elefante son, también, la deforestación y la agricultura que
destruyen totalmente sus ecosistemas y sus fuentes de alimento.

Orangután
Ya quedan pocos orangutanes en Indonesia y Malasia. Este es el mono con mayor riesgo de ex-
tinción del mundo por causa de la deforestación, la agricultura y los incendios forestales que arra-
san totalmente con su hábitat.

Albatros
Esta hermosa ave está fuertemente afectada por la contaminación de los mares y la pesca marí-
tima, porque sus patas se enredan con los anzuelos, de esta forma mueren cada año cerca de
100.000 aves

Los Corales
El hombre ha usado los corales para decoración y joyería desde hace 5 mil años. La pesca y el
turismo han deteriorado gran parte de la barrera coralina. Se pronostica que dentro de unas dé-
cadas habrá desaparecido el 80% de los corales del océano.

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5. LOS ALIMENTOS
Para un futuro próximo son dos las modalidades a tratar sobre este item: la mayor producción de
transgénicos, y la escasez de alimentos

ALIMENTOS TRANSGÉNICOS
La polémica de los transgénicos.
La biotecnología aplicada a los alimentos ha encontrado
oponentes en algunos grupos sociales desde sus inicios.
Inicialmente, la oposición parte de grupos fundamentalis-
tas religiosos en Estados Unidos, que se oponían a la
“modificación de la Obra de Dios”. Otras organizaciones
intervinieron también en la polémica, con ideas tan pere-
grinas como el hecho de que si se utilizaran "genes ani-
males" en los vegetales transgénicos, estos serían in-
comestibles por los vegetarianos. Algunas organizacio-
nes ecologistas o antiglobalización han encontrado en la
lucha contra los transgénicos una causa atractiva para
un sector del público, que ve tras ellos el peso de las
multinacionales de la agricultura. En su batalla por ganar
adeptos, estas organizaciones no han vacilado en lanzar
acusaciones falsas y demagógicas, intentando, con cier-
to éxito, trasladar al público la idea de que representan
un riesgo sanitario y ecológico, y a empresas y políticos
la sensación de que es preferible no apoyar ni utilizar
estos productos para evitar convertirse en la diana de
campañas en contra en la calle y en los medios de co-
municación.

Etiquetado
En Estados Unidos, el primer país en comercializar vegetales modificados por ingeniería genética,
o en Canadá, no existe ninguna obligación de indicar su presencia en un alimento mediante el
etiquetado. Esto es la consecuencia legal de considerar que las variedades vegetales obtenidas
por este sistema son “sustancialmente equivalentes” en cuanto a propiedades nutricionales y de
seguridad a las obtenidas por otros métodos de selección genética, lo que es efectivamente cier-
to. En la Unión Europea o en Japón, cuando un alimento contiene entre sus ingredientes materia-
les procedentes de un vegetal transgénico es obligatorio indicarlo. Sorprendentemente, en la nue-
va normativa de la Unión Europea no es necesario que el material contenga DNA o proteínas, que
son las realmente transgénicas. Incluso en el caso de productos como la glucosa obtenida de
almidón obtenido de maíz transgénico, en los que es científicamente imposible confirmar o des-
mentir su origen en el laboratorio, es obligatorio el etiquetado, en basa a la “trazabilidad” a lo largo
del proceso hasta la materia prima. El resultado es el aumento de costes y la disminución de
competitividad de agricultores y empresas, simplemente para intentar contentar a un sector “pecu-
liar” de la opinión pública.
La detección de un vegetal transgénico es, en principio, fácil mediante técnicas de PCR en el ca-
so de pretender detectar la presencia de DNA o por técnicas inmunoquímicas para detectar pro-
teínas. Sin embargo, el paso desde el método de detección en el laboratorio a la evaluación final
de la “contaminación” es mucho más complicado. En la UE se admite una “contaminación acci-
dental”, que no obliga a un etiquetado diferencial. Los factores implicados en la cuantificación,
especialmente la fiabilidad de la toma de muestras en materiales manejados a escalas tan gran-
des como el maíz y la soja hacen complicada la cuantificación. También hay que tener en cuenta
las dificultades de hacer cuantitativo un análisis de DNA, o las relacionadas con la cuantificación
de proteínas en alimentos elaborados que hayan sufrido tratamientos térmicos.

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Situación actual y perspectivas de futuro.


El cultivo de los vegetales transgénicos a escala comercial comenzó en 1996. En este momento
(según datos del año 2000), cuatro cultivos de este tipo (soja, maíz, colza y algodón) representan
ya un porcentaje significativo del total plantado para esa especie. Algunos otros, como la calaba-
za o la papaya, se encuentran en un estadio poco más que experimental, mientras que el tomate
resistente al ablandamiento ha dejado de cultivarse prácticamente por falta de interés comercial.
En el caso de la soja, más de un tercio del total de la producción mundial es transgénica (resisten-
te a herbicidas). En el caso del algodón, a nivel mundial el transgénico (resistente a insectos y/o a
herbicidas) representa el 16%, y el 70% del sembrado en Estados Unidos. En ese país en el año
2000 se cultivaron en total más de 30 millones de hectáreas de cultivos de este tipo. Argentina y
Canadá cultivan también varios millones de hectáreas de transgénicos cada una, seguidos por
otros países hasta alcanzar un total del orden de los 50 millones de hectáreas cultivadas.
En un sistema de agricultura sostenible, o de gestión integrada, los transgénicos representan una
pieza fundamental. Sin embargo, las semillas transgénicas pueden llegar a ser la causa de pro-
blemas reales, en el aspecto socioeconómico, en cuanto que pueden producir la dependencia de
una parte sustancial de los agricultores de unas pocas empresas. Disfrazar esos problemas con
las inexistentes amenazas de los riesgos para la salud y el medio ambiente no hacen más que
empeorarlos. Los gobiernos no van a ser propensos a invertir en investigación en un campo en el
que existe una oposición con una gran capacidad de presión en los medios de comunicación.

ESCASEZ DE ALIMENTOS
Desgraciadamente, la escasez de alimentos es un problema real. El Departamento de Agricultura
de EE.UU. estima que la escasez de alimentos ha ido empeorando cada año en las últimas dos
décadas. Solo en 2010, hubo informes de que los cultivos fallan al no crecer correctamente en la
India, Siria y en los Estados Unidos.
Según expertos de la Universidad de Columbia, una de cada siete personas sufre inseguridad
alimentaria. A pesar de esta grave realidad, la falta de alimentos puede que no sea el mayor pro-
blema de la humanidad a largo plazo, aunque de alguna manera esté relacionado.
Los expertos creen que la sobrepoblación es un problema mucho más urgente. De acuerdo con la
Agencia de Protección Ambiental (EPA), la superpoblación significa que un área tiene más seres
vivos de los que el entorno puede soportar de manera sana.
Aunque algunos países (sobre todo Europa) están teniendo una tasa de natalidad menor, otros
tienen más que nunca. En la República Democrática del Congo, una persona muere cada 39 se-
gundos, mientras que nace cada 10,5 segundos. En Etiopía, las cifras son similares: una persona
muere cada 31.7 segundos, pero un bebé nace cada 8,3 segundos.
La mayoría de los países que tienen un crecimiento tan rápido son también países muy pobres,
donde los recursos ya son escasos y cada céntimo se estira al máximo.
Al crecer la población, los recursos tienen que ser ampliados. Esto incluye no solo alimentos, sino
también agua potable, acceso a la vivienda, eliminación segura de los residuos y una atención
médica universal. De hecho, el Instituto Nacional de Investigación en Alimentación y Nutrición
(INRAN) cree que el número de personas en el mundo es alto para que se pueda mantener cierto
bienestar, por lo que la población mundial tendría que reducirse casi un 70% para que todo el
mundo tenga acceso a un mínimo de recursos.
Poblaciones más grandes significa también más emisiones de CO2 (dióxido de carbono), mayor
producción de basura, más deforestación, y otros problemas ambientales.

Algunas alternativas para paliar el hambre mundial


1. Carne cultivada en laboratorio. En agosto de este año el doctor Marc Post, de la Universidad
de Maastricht (Países Bajos), presentó al mundo una hamburguesa in vitro, creada a partir de
células madre de vaca después de tres años de investigación. La producción ha costado 320.000
dólares. Los científicos adelantan que podrán conseguir entre 10 y 50 toneladas de carne a partir
de unas cuantas células madre. Sin embargo, por el momento la carne resulta algo seca: todavía
no saben cómo crear vasos sanguíneos y grasa.

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2. Carne impresa en 3D. La empresa estadounidense Modern Meadow presentó una carne fabri-
cada en una impresora 3D, capa a capa, a partir de células extraídas del animal en una biopsia.
Insiste en que el producto podrá ser también un remedio contra la ateroesclerosis, ya que no con-
tendrá grasas.

3. Alimentos en embalajes comestibles. Especialistas de la Universidad de Harvard (EE.UU.)


crearon WikiCell Machine, un aparato que produce entre 50 y 100 embalajes comestibles por hora
empleando partículas minúsculas de chocolate, nueces o cereales, calcio y quitosano (una sus-
tancia extraída de las algas). Aparte de ser comestible, el embalaje protege de la humedad al ali-
mento que está en su interior.

4. Soylent, la bebida que sustituye a la comida. El estadounidense Rob Rhinehart, de 24 años,


presentó en mayo una bebida universal. Es un polvo blanco que se echa al agua. Está compuesto
por los elementos más importantes para la vida, como hidratos de carbono, grasas, proteínas,
aminoácidos y una gran variedad de vitaminas. Todos estos ingredientes aseguran un funciona-
miento óptimo del organismo, opina su autor.

5. Huevos vegetales. La empresa estadounidense Hampton Creek Foods ha conseguido produ-


cir huevos y mayonesa a partir de una mezcla de colza, lecitina y resinas naturales. Según los
autores, estos productos son más saludables que sus análogos naturales, ya que carecen de glu-
ten y colesterol.

6. Insectos. La carne de los insectos tiene más proteínas y es mucho más barata que la carne
creada en laboratorios. Hay restaurantes en Europa y EE.UU. especializados en menús de platos
creados principalmente con insectos comestibles. La empresa estadounidense Exo produce dul-
ces energéticos a partir de gríllidos mezclados con almendras y cocos. La compañía británica En-
to ofrece prototipos de comida del futuro, entre ellos hamburguesas de escarabajos.
7. Almidón de árboles: Un grupo de ingenieros estadounidenses ha desarrollado una tecnología
capaz de producir almidón comestible a partir de la pulpa de madera. Según sus pruebas, bastan
200 kilos de materia prima para obtener hasta 20 kilos de almidón. Esta cantidad podría propor-
cionar hidratos de carbono suficientes para nutrir a una persona durante 80 días. Las previsiones
de desarrollo indican que en 2050 esta tecnología permitirá proporcionar alimentos baratos al
30% de la población del planeta.

6. EXPERIMENTACIÓN CON ANIMALES.


Es un debate que muchos prefieren evitar porque fácilmente se pone violento y en el que todos
invocan a la ética. Los animalistas dicen que es moralmente inaceptable mantener animales en
cautiverio y hacerlos sufrir en nombre de la ciencia. Los investigadores, que si dejan de hacerlo,
estaríamos renunciando a importantes avances médicos en el futuro.

Los avances
La investigación con animales ha contribuido a en-
tender el origen y las características de muchos
males, a prevenirlos y a desarrollar tratamientos o
curas. De hecho, prácticamente todos los protoco-
los actuales para el control de enfermedades (anti-
bióticos, transfusiones de sangre, diálisis, trasplan-
te de órganos, vacunas, quimioterapia, cirugías
ortopédicas) se basan en investigaciones realiza-
das en seres vivos.
Algunos ejemplos: la insulina, que es la hormona
que regula el azúcar en la sangre, fue descubierta
en perros en la década de 1920. Antes no había
tratamiento eficaz para la diabetes y la gente con

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esta enfermedad generalmente moría joven. Estudios con animales ayudaron a dar con las vacu-
nas contra la viruela, polio, difteria y sarampión e identificar el VIH para desarrollar terapias como
los antirretrovirales. La investigación del virus del papiloma humano en perros y conejos demostró
recientemente que con una vacuna se podía impedir el desarrollo de cáncer de cuello uterino en
las mujeres. El trasplante de órganos y la cirugía a corazón abierto también fueron desarrollados
usando modelos animales, los que además ayudaron a entender las bases biológicas del rechazo
de órganos y cómo superarlo.
Actualmente, en el mundo se utilizan animales para millones de investigaciones en enfermedades
como el cáncer, la epilepsia o el alzhéimer. La finalidad de realizar estos ensayos no es demos-
trar si un medicamento es seguro y efectivo en humanos, ya que no pueden hacer eso, sino que
ayudan a decidir si este debería o no ser testeado en la gente y entregan una idea bastante certe-
ra acerca de la dosis a usar. Si una droga pasa la prueba, es entonces testeada en un pequeño
grupo de humanos antes de los ensayos clínicos de larga escala. En cambio, si la droga genera
efectos adversos en los animales o en el pequeño grupo de humanos, es descartada.

La postura de los grupos animalistas


Al mismo tiempo, en las últimas décadas ha crecido mucho la conciencia en torno a los derechos
de los animales, por lo que su uso como modelos de experimentación ha comenzado a ser cada
vez más discutido. Los detractores sostienen que los animales son diferentes a los humanos y no
sufren las mismas enfermedades, por lo que experimentar con ellos es inútil. También afirman
que actualmente existen métodos alternativos como modelos computacionales o cultivos celula-
res para realizar las pruebas. Pero sobre todo consideran que es un acto de extrema crueldad y
moralmente inaceptable mantener en cautiverio y hacer sufrir a otro ser vivo. Muchas veces, es-
tos grupos utilizan el término de “vivisección”, enfatizando la idea de seccionar o usar técnicas
invasivas en animales vivos.
Así, han surgido instituciones como la Organización Internacional para la Protección de los Ani-
males, la Coalición Europea para Terminar con los Experimentos en Animales, la Asociación para
la Defensa de los Derechos del Animal (ADDA) y Personas por el Trato Ético de los Animales
(PETA), entre muchas otras.

El caso más polémico


La mayoría de los experimentos con animales incluyen conejos, cerdos, moscas, gusanos, peces
y sobre todo roedores. Pero por lejos los casos más controvertidos son los que involucran prima-
tes. En Nueva York se discutió si unos chimpancés, que estaban siendo usados para estudiar la
evolución del bipedalismo en humanos, tenían o no personalidad jurídica. Pese a que la jueza
finalmente se las negó, la Universidad de Stony Brook decidió liberarlos. Dos meses después, los
chimpancés fueron incluidos en la lista de animales en peligro de EE.UU. y se prohibió su uso
como modelos de experimentación biomédica.
Chile no ha estado exento de este tipo de controversias. En 2008 la Universidad Católica cerró el
Bioterio en el que mantenía a 88 monos capuchinos. La Facultad de Ciencias Biológicas argu-
mentó que mantenerlo en condiciones adecuadas era un esfuerzo técnico y monetario muy gran-
de y que se podía disponer de otros modelos de investigación. También contribuyó la serie de
protestas que organizaron durante varios años los grupos animalistas.
Elba Muñoz, directora del Centro de Primates de Peñaflor, al igual que muchos otros activistas
alrededor del mundo, opina que es mucho más grave experimentar con monos y simios que con
otros animales por su gran parentesco con los seres humanos. Sin embargo, precisamente este
es el argumento que utilizan científicos para respaldar su uso como modelos experimentales, so-
bre todo en disciplinas como la neurociencia, en la que permiten analizar procesos cognitivos
complejos, y la inmunología, en la que se utilizan para estudiar virus como el VIH y el Ébola.
Muñoz, por su parte, tiene una mirada bastante escéptica sobre la utilidad de la experimentación
animal: “Hace unos años denunciamos unos experimentos en monos que se estaban haciendo en
la Universidad de Chile, por las crueles condiciones en las que los animales se encontraban.
También descubrimos que el investigador ya había hecho los mismos experimentos en Estados
Unidos, es decir, ya sabía el resultado, pero los repetía para obtener su doctorado acá. Es un

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abuso”. Además, Muñoz sostiene que se deberían usar voluntarios humanos o modelos compu-
tacionales en las investigaciones del VIH puesto que, pese a que llevan años experimentando con
chimpancés, aún no se ha encontrado una cura. “El problema es que hay instituciones que ganan
plata vendiendo animales y mucha gente vive de eso. Es todo un gran negocio”, sentencia.

La respuesta de la comunidad científica


“Es un hecho indiscutible que si queremos progresar en áreas centrales de la medicina o de la
biología necesitamos usar modelos animales”, dijo John O’Keefe, al día siguiente de recibir el
premio Nobel de Medicina 2014 por sus investigaciones sobre la manera en que nos orientamos,
basadas en numerosos experimentos con ratas. Pero también llamó a tener un debate abierto
sobre este tema.
Los científicos varias veces han señalado que, si bien es cierto que los animales se diferencian de
las personas en muchos aspectos, son muy similares en otros. Por ejemplo, pueden desarrollar
muchas de las enfermedades que aquejan a los humanos, como la hemofilia, diabetes y epilep-
sia. Además, son susceptibles como nosotros a diversas bacterias y virus, tales como ántrax, vi-
ruela y malaria. A la vez, las diferencias también pueden entregar pistas relevantes en una inves-
tigación: si una enfermedad no se desarrolla en un animal o no lo afecta de la misma manera, se
puede estudiar la base biológica de esta resistencia y contribuir a dar con una cura o terapia.
Los investigadores agregan que, aunque existen métodos alternativos que deben ser empleados
cada vez que sea posible, hay interacciones entre moléculas, células, tejidos, órganos, organis-
mos y el ambiente que son demasiado complejas para que las modelen incluso los computadores
más sofisticados. El cuerpo es mucho más que una simple colección de sus partes, por lo que
algunas preguntas –por ejemplo, cómo interactúa el sistema digestivo con el cardiovascular bajo
cierta condición– simplemente no pueden ser respondidas usando cultivos celulares o de tejidos.
Además, ellos destacan que están sometidos a muchas regulaciones y políticas con respecto a la
experimentación animal, y que existen organismos y comités nacionales e internacionales encar-
gados de velar por su cumplimiento. Así ha surgido la bioética animal y el principio de las 3 R:
Reemplazo, evitar el uso de animales cada vez que se puedan emplear otras alternativas; Reduc-
ción o disminución de la cantidad de animales usados; y Refinamiento, es decir, mejorar las con-
diciones de experimentación para evitar el sufrimiento animal.
En países como EE.UU., Alemania e Inglaterra, donde ha habido un especial énfasis en reducir
este tipo de experimentación, los organismos y comités de bioética realizan visitas (concertadas o
de sorpresa) a los laboratorios para supervisar sus métodos. Se han establecido muchas normas
y protocolos para la evaluación temprana de dolor o daño en animales provocados por los expe-
rimentos o drogas a testear y se ha introducido el concepto de “punto final humanitario” y la euta-
nasia para evitarles el sufrimiento prolongado. Del cumplimiento de estas regulaciones depende si
un laboratorio recibe o no aprobación y financiamiento para sus investigaciones. Como resultado,
en el Reino Unido el número de animales utilizados en investigación ha disminuido casi a la mitad
en los últimos 30 años.

7. PREDICCIÓN DE LOS DESASTRES NATURALES.


Los reportes de catástrofes desde diferentes países son alarmantes este año 2050. Poblaciones
enteras inundadas o semidestruidas por huracanes, temperaturas de hasta 45 grados centígra-
dos, sequías en zonas agrícolas y escasez de agua son los contrastes del cambio climático mun-
dial.
“La televisión vietnamita reporta el 30 de octubre devastadoras inundaciones causadas por
ciclones sin precedentes que mantienen varias poblaciones bajo el agua”.
“El 21 de diciembre de 2050 los informativos peruanos anuncian el primer cierre del año de
la ciudad de Machu Picchu por intensas lluvias en la región del Cuzco. En contraste, al sur
las sequías y altas temperaturas que superan los 38 grados centígrados ponen en riesgo la
disponibilidad de aguas”.
Estas noticias catastróficas no son ciertas, por ahora, pero se acercan al escenario que advierten
científicos y expertos de la Organización de Naciones Unidas para concientizar al mundo sobre el
impacto del cambio climático.

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Para conseguirlo la Organización Meteorológica Mundial (OMM, adscrita a la ONU) lanzó la cam-
paña Pronósticos del tiempo del Futuro, una serie de “informes meteorológico del año 2050” simu-
lados en canales de televisión, en distintos países del mundo.
Con base en estudios sobre el cambio climático, la OMM señala que si el calentamiento global no
se detiene, con medidas descontaminantes y el uso de energías limpias y renovables, será de-
terminante en condiciones extremas de calor o lluvias más prolongadas y la elevación del nivel
del mar por el deshielo de los glaciares.
La OMM es una de las organizaciones participantes en la Vigésima Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático, que reúne en Lima (Perú) a 10.300 delegados y ambientalistas
de 195 países. Su misión es comprometerlos en un acuerdo mundial para reducir la emisión de
gases contaminantes tipo invernadero, que remplace el protocolo de Kyoto.

Años “más calientes”


Según un monitoreo, la temperatura promedio global del aire sobre la tierra y la superficie del mar
entre enero y octubre de 2014 se ubicó 0,57 grados centígrados por encima del promedio de 14
grados entre 1961-1990.
Como consecuencia, el oeste de Norteamérica, Europa, el este de Asia, África y vastas zonas de
Suramérica y Australia tuvieron altas temperaturas y sequías. En contraste, Rusia, Japón o Ar-
gentina sufrieron fuertes lluvias que provocaron inundaciones.
El programa Hombre y Biósfera de la Unesco reveló un estudio que concluye que el retroceso de
los glaciares se acelera en distintas partes del mundo debido al calentamiento global. Esto signifi-
ca más riesgo de inundaciones y deslizamientos, así como la pérdida de especies y acceso al
agua.
Como ejemplo se reveló que en la cordillera blanca de Perú la disminución ha sido de 22 por cien-
to entre 1970 y 2003, mientras que en el mar de Amundsen (Antártida), la pérdida anual fue de 83
mil millones de toneladas de hielo desde 1992.

DESASTRES FUTUROS EN EL MUNDO:


La manipulación genética sale mal
Los autores de ética y de ciencia ficción han temido que nuestras ambiciones genéticas superen
nuestras salvaguardias. La tecnología podría permitirnos alterar los genomas para, por ejemplo,
crear barreras genéticas contra la malaria. Pero también pueden aprovechar los genes “egoístas”
que obligan a los organismos a pasar modificaciones a la descendencia. En pocas palabras, aho-
ra podemos eliminar especies enteras con un solo error.

Una pandemia global


¿Recuerdan cómo el brote de ébola de África occidental de abril de 2014 despertó temores de
cuán lejos y muy rápido se propagaría una enfermedad virulenta?
Debería hacerlo, porque días después de que la Organización Mundial de la Salud declarara que
la región no tenía Ébola en 2016, apareció otro caso. La historia ha demostrado las pandemias de
vez en cuando puede ser algo bueno, al menos para los sobrevivientes.
Las pandemias pueden crear mejores perspectivas para los trabajadores pobres y ayudar en la
recuperación ecológica, siempre que no maten a una gran parte de la población. Pero mientras
están en progreso, pueden alterar profundamente cómo funcionan las sociedades, imponiendo
condiciones mucho más allá de sus tolerancias.
Una enfermedad que mata del 80 al 90 por ciento de todas las personas en la Tierra podría ser
uno de los desastres futuros que llevaría al planeta hacia un colapso social. Cuanto más viaja-
mos, alteramos nuestros paisajes y nos relacionamos estrechamente con todo tipo de animales,
más aumentamos nuestros riesgos. Es difícil de decir. Promediamos una pandemia aproximada-
mente cada 10 a 50 años en los últimos siglos, y la más reciente fue la pandemia de gripe H1N1
en 2009 y 2010.

La circulación termohalina se apaga


Uno de los desastres naturales del 2017 es el derretimiento del hielo ártico por incidencia del

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cambio climático. Este fenómeno forma parte de las noticias más extendidas. Por ejemplo, la
temporada de huracanes de ese año fue de lo más reseñado mundialmente. A medida que el
agua dulce resultante se extiende a través del Océano Atlántico Norte, se cierra una corriente
global del bucle vital para el clima global llamada circulación termohalina (THC).
El THC tiene una mezcla de calor y densidad, y su movimiento ayuda a transportar el calor alre-
dedor del mundo. La investigación sugiere que el THC se ha “apagado” en el pasado, probable-
mente debido a vertederos masivos de agua dulce que ocurren durante las edades de hielo men-
guantes.
Aún no está claro si ese cierre ocurrirá debido al cambio climático, pero la mayor parte de los da-
tos dice que el THC experimentará una desaceleración.
Sin embargo, en el peor de los casos, los efectos de una edad mínima de hielo combinada con
otras tensiones causadas por el cambio climático podrían ser poco menos que sísmicos.

Un asteroide asesino
Para aquellos inclinados a jugar con el desastre, la naturaleza ofrece muchas perspectivas. Una
prueba es la extinción de los dinosaurios.
El 15 de febrero de 2013, una bola de fuego cruzó el cielo sobre Chelyabinsk, Rusia y explotó en
un estallido de aire que rompió las ventanas. Fue casi un desastre: un ataque en tierra podría ha-
ber matado a decenas de miles de personas. A pesar de todo, el evento demostró que el juego de
ruleta rusa de asteroides de la Tierra está lejos de haber terminado. Pocas horas después del
evento, una roca espacial tres veces más grande que la de Chelyabinsk enhebró el espacio entre
la Tierra y sus satélites artificiales.
Si este asesino de la ciudad hubiera atacado un lugar densamente poblado como Nueva York,
habría destruido el centro de la ciudad al instante. Por supuesto, el agua cubre el 71 por ciento de
la Tierra, y muchas regiones continentales grandes permanecen escasamente pobladas.
Por lo tanto, en el raro caso de que una roca tan masiva realmente golpee la Tierra, tendría una
pequeña posibilidad de golpear un centro de población. Pero un gran asteroide podría venir a lla-
mar algún día, tal vez antes de lo que nos gustaría pensar.

Un colapso económico global


Es un problema delicado, en parte porque los pronósticos pueden distorsionar el sistema que in-
tentan describir. También porque los colapsos pueden ser el resultado de fuentes dispares. En
consecuencia, podrían producir desde una depresión profunda y prolongada hasta una inflación
galopante.
De hecho, los economistas todavía luchan por desentrañar los colapsos que ya ocurrieron. Mien-
tras tanto, observamos a China apuntalar su mercado de valores y a la UE intentando para definir
un conjunto de políticas adecuadas a las necesidades de sus Estados.
Ya sea que contemplemos la tibia recuperación fiscal o la obstinada inseguridad laboral, parece
probable que los problemas solo empeoren. Mucho más en escenarios de cambio climático global
o agotamiento de activos energéticos. O quizá no. Esa es la naturaleza de la ciencia deprimente,
después de todo: riesgo e incertidumbre.

Que los robots nos aniquilen


Por un lado, es difícil imaginar que seríamos tan tontos como para crear un “Frankenstein” sin un
sistema de seguridad. ¿Pero sabes lo que no es difícil de imaginar? Que algunos piratas informá-
ticos o industriales, impulsados por la rivalidad, los ingresos o (Asimov nos ayude) fetiche, se sen-
tarán de punta a punta hasta que hayan creado inteligencia artificial.
Como sea que suceda, la fatalidad que sigue no tiene que venir de una fuente tan literal como
una mano robótica alrededor de nuestras gargantas. Una sociedad que no esté preparada para
desplazamientos masivos de mano de obra y sin empleo podría enfrentar disturbios financieros y
sociales. En caso de que la sociedad sobreviva, millones de personas enfrentarán una crisis exis-
tencial.
Los optimistas insisten en que las cosas se corregirán por sí mismas, y los economistas argumen-
tan que la tecnología creará más empleos de los que destruye. Pero incluso ignorando el riesgo

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de que las máquinas superinteligentes se mejoren a sí mismas y decidan eliminar a los humanos,
aún enfrentaremos uno de los momentos más transformadores en la historia social y psicológica.

Porque es algo para lo que no estamos preparados, y solo eso lo convertirá en un desastre.

Tercera guerra mundial


Probablemente no haya un desastre mayor imaginable que una guerra mundial librada con armas
nucleares tácticas, ataques cibernéticos y armas biológicas. Es una idea que no tomamos muy en
serio desde la Guerra Fría. Pero cuando el Foro Económico Mundial solicitó a expertos que hicie-
ran su ejercicio particular de predicciones de Nostradamus, se les pidió que dijeran el peor y más
probable resultado de los próximos 10 años, ¿adivinen qué eligieron?
Las razones están profundamente entrelazadas, como la inseguridad alimentaria y del agua y el
cambio climático. También las crisis financieras, las enfermedades infecciosas y la inestabilidad
social. Agregue nacionalismo creciente, reclamos territoriales dudosos y una pizca de pseudoes-
tados terroristas, y una imagen temible comienza a surgir.
Por supuesto, uno podría argumentar que nuestra conexión global milita en contra de cualquier
conflicto a gran escala; simplemente perderíamos más de lo que ganamos. Estados Unidos, el
mayor consumidor de productos de China, y China, el banquero de Estados Unidos, comparten
un pacto de suicidio económico muy estrecho.
¿Se pueden evitar estos desastres futuros en el mundo?
Dicho esto, los poderes entrelazados alguna vez hicieron que la Primera Guerra Mundial fuera
impensable. Por otra parte, no enfrentaron la perspectiva de la extinción nuclear. Tampoco tuvie-
ron acceso a la inteligencia satelital y las comunicaciones instantáneas, activos que ayudan a limi-
tar los malentendidos.
No hay que obsesionarse con los videos del fin del mundo, según la Biblia.
Conciencia, reconocimiento al otro, respeto al medio ambiente, a los derechos humanos y verda-
dera solidaridad son las claves. Las profecías para 2017 fueron muchas. Pero las que sucedieron,
y las que no, pueden prevenirse. Una tercera Guerra Mundial puede ser el mayor de nuestros
desastres futuros, pero puede evitarse.

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