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1. Disponibilidad física de los alimentos para todo el mundo, que depende del nivel de
producción y de las existencias.
2. Acceso a los alimentos que garantiza el diseño de políticas destinadas a alcanzar los
objetivos de seguridad alimentaria.
4. Estabilidad del acceso a alimentos, esto es, que la disponibilidad a los alimentos
seguros sea periódica, no puntual. En este caso se habla de riesgo nutricional. En este
campo influyen las condiciones climáticas o factores económicos.
Pero la seguridad alimentaria no es la misma en los distintos países del mundo. Si bien en los
desarrollados los principales problemas se relacionan con deficiencias en la producción,
manipulación o conservación, en los que se encuentran en vías de desarrollo se vinculan con el
acceso a agua potable, dietas pobres o escasez de alimentos.
La Ensan es un documento extenso que tiene once secciones, de las que dos son
especialmente relevantes: el Diagnóstico de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en el Perú
(sección 4, 38 páginas), que describe la situación del país con relación a los cinco componentes
de la seguridad alimentaria: disponibilidad (¿hay alimentos suficientes?), acceso (¿toda la
población puede acceder a los alimentos necesarios?), utilización (¿los alimentos que
consumimos son nutritivos y seguros?), estabilidad (¿la disponibilidad y el acceso son estables
para todos durante todo el año?) e institucionalidad (¿existen las instituciones y las normas
que garanticen todo lo anterior?); y la Estrategia Nacional propiamente dicha (sección 10, 5
páginas).
Curiosamente, para ser un documento oficial, el diagnóstico no toma en cuenta algunos logros
positivos de los últimos años, en particular, la disminución de la desnutrición infantil.
Sin embargo, la Ensan aprobada es demasiado general como para enfrentar los problemas
descritos en el diagnóstico: no hay una jerarquía de prioridades que permitan organizar
precisamente una estrategia, y se limita a una enumeración de objetivos y recomendaciones.
Es importante que la ley reconozca el derecho a la alimentación (artículo 1). Ahora bien, lo que
hace, básicamente, esta norma es delinear la arquitectura institucional que permita que el
Estado garantice, respete, proteja, promueva, desarrolle y monitoree las diversas acciones
encaminadas al pleno goce del derecho a una alimentación adecuada (artículo 4). Para tales
efectos, crea el Conasan (ya mencionado más arriba) como la cúspide de la pirámide
jerárquica, bajo la cual están los consejos técnicos sectoriales de seguridad alimentaria
(Cotesan, en cada ministerio involucrado), los consejos regionales de seguridad alimentaria y
nutricional (Coresan), los consejos provinciales (Coprosan) y los consejos distritales (Codisan).
Ahora bien, estas mejoras en la situación alimentaria no son conquistas definitivas., entre
otras razones porque la evolución reciente de la agricultura latinoamericana está enfrentando
una serie de desafíos. En un reciente informe de la Cepal/FAO se advierte que la agricultura de
América Latina está afectada por la desaceleración de la actividad económica global, la pérdida
del dinamismo del comercio mundial de mercancías, el incremento de fenómenos climáticos
adversos y el incremento en la aparición de plagas y enfermedades en los cultivos.
Por otro lado, algunas formas de malnutrición se han extendido, lo que ha generado sobrepeso
y obesidad, las que «han adquirido dimensiones epidémicas en el último cuarto de siglo, en
todos los grupos de edad y estratos sociales», en buena parte debido a los cambios en la
composición de la dieta, hacia alimentos hipercalóricos e industrialmente procesados en las
ciudades y hacia canastas alimenticias poco variadas en las áreas rurales.
Enfrentar estos desafíos requiere de políticas de apoyo a la producción agrícola y —en forma
destacada— a la agricultura familiar, sobre la cual reposa la mayor parte de la producción de
alimentos en América Latina y, de manera notoria, en el Perú. Pero requiere, también, de
políticas alimentarias específicas en el marco de la afirmación y el respeto de todos a la
alimentación. Esto pasa en el Perú por la aplicación de normas cuya ejecución ha quedado a
medio camino: la Ley de Fomento de la Alimentación Saludable (Ley 30021), inaplicable por
falta de reglamento; la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, que carece
de un plan de acción; y la autógrafa de la ley del mismo nombre, estancada en el Congreso.
% de disminución de prácticas
inadecuadas de alimentación y
2 puntos % por año
nutrición en mujeres gestantes y
lactantes.
% de disminución de prácticas
inadecuadas de alimentación y
5 puntos % por año
nutrición en niños menores de 3
años.
Este criterio, en términos generales, considera a los individuos de hogares más vulnerables a la
inseguridad alimentaria; es decir, hogares con:
En este sentido, considerando que la pobreza, por las características del entorno (nacional,
regional y local) es dinámica, el conjunto de familias en “pobreza dura o crónica” son los más
vulnerables a los riesgos de inseguridad alimentaria y habitualmente excluidos de los
programas sociales; los cuales requieren de acciones de prevención, atenuación y alivio del
impacto negativo de esos riesgos.
La oferta alimentaria regional, que tienen un carácter variado y diversificado, está sustentada,
principalmente, en micro y pequeñas unidades económicas formales y no formales localizadas
en la zona agro ecológica de selva y ceja de selva, altiplano, puna y cordillera.
A nivel concreto, la población objetivo está conformado por los niños menores de 5 años,
mujeres gestantes y lactantes, población rural en situación de pobreza, familias en situación de
extrema pobreza y población que habita en distritos que se encuentran en el I y II quintil del
nivel de ingresos.
En este marco, para alcanzar la visión o imagen objetivo propuesta para el año 2015, prioriza
cinco ejes estratégicos, en torno a las cuales deberán concentrarse los intereses, esfuerzos e
inversiones:
1. Protección Social
La protección social, está relacionado con las intervenciones públicas, especialmente del
gobierno regional y gobiernos locales y entidades descentralizadas, a asegurar la eficacia y
la complementariedad sectorial, políticas a nivel familiar y comunitaria de promoción de la
seguridad alimentaria y nutricional; complementando con el apoyo y aporte de entidades
privadas de desarrollo.
En esta perspectiva, la protección social, concebido como parte del impulso al desarrollo
socioeconómico, la inversión en la formación del capital humano y en la reducción de la
pobreza, está orientado, por un lado, a brindar, en forma oportuna, información y
conocimiento a la población para el mejor manejo de los riesgos en seguridad alimentaria; y
por otro lado, brindar apoyo directo o asistencia a través de su articulación efectiva a los
programas y servicios sociales, especialmente a los sectores sociales vulnerables y en
extrema pobreza, la misma que tiene un carácter temporal, para lo cual se establecerán los
mínimos sociales por familia, comunidad y distrito y garantizar la gestión eficiente y
transparente.
En este marco, se enfatiza el rol fundamental que deben asumir los actores sociales e
institucionales. Rol de promotor del desarrollo económico y la seguridad alimentaria por
parte del gobierno regional y gobiernos locales y de las entidades sectoriales.
4. Fortalecimiento de capacidades