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Al grupo hay que verlo como unidades constituidas por diferentes partes interrelacionadas
e interdependientes y cuyo éxito pasa necesariamente por la integración de las mismas.
(Enfoque psicosocial)
La Psicología ni la Sociología son capaces de explicar por sí solas la realidad del grupo,
ya que el proceso grupal es una reconstrucción tanto de la estructura psicológica como
de la estructura social.
La psicología social progresivamente, ha ido descubriendo la existencia de nuevos niveles
de análisis entre los niveles «inter-personal» e «intra-societal»
La psicología social, por su parte, nació a principios del siglo XX intentando resolver el
problema teórico del individuo, del grupo y de la sociedad. Tratando de socavar cuatro
modos de expresión del problema de la psicología social: el individuo o el grupo, el
individuo versus el grupo, el individuo desde el grupo y el individuo frente al grupo
(Blanco, 1988) nos aclara diciendo que el grupo ha de ser considerado como un
mecanismo intermedio entre el individuo y la sociedad. Es fácil deducir, por tanto, que,
según esto, cualquier psicología social que ignore o rechace el estudio de los grupos es
poco probable que pueda ser útil en la comprensión de muchas áreas de la conducta social
Cooley ejerció una influencia notable en el pensamiento de Ellwood (1917), como se deja
entrever en la siguiente cita: «No podemos comprender al individuo si lo separamos de su
grupo, de la misma manera que no podemos comprender el grupo si lo separamos de la
naturaleza de los individuos que lo componen. Así, pues, la dependencia entre Sociología
y Psicología es mutua y recíproca. Por tanto, la psicología individual tiene que
buscar en el estudio de la vida grupal la explicación de gran parte de la conducta
individual»
McDougall nos advierte de la paradoja que existe en la participación en la vida grupal, ya
que, por una parte, degrada a la persona, tal y como afirmaba Le Bon, y por otra, la eleva
a su máxima potencialidad como ser humano, como afirmaban otros autores.
McDougall cree encontrar en la organización del grupo la solución. Cuando el grupo
está organizado (frente a las muchedumbres, que son grupos desorganizados), las
tendencias degradantes resultan contrarrestadas. En la medida que los diversos
grados de organización (continuidad, autoconciencia, interacción, tradiciones y
costumbres grupales y especialización funcional) se dan en el grupo, se produce
como consecuencia la aparición del «espíritu grupal». Frente al espíritu grupal se alza la
«mente grupal», «un sistema organizado de fuerzas que tienen vida propia, la capacidad
de moldear a todos sus componentes individuales y la capacidad para perpetuarse como
un sistema idéntico a sí mismo, sometido sólo a un cambio lento y gradual»
(McDougall, 1920, citado en Morales, 1987a, p. 34). El grupo se convierte en el
agente moralizador del individuo, puesto que le hace desear el bienestar común al
mismo tiempo que le ayuda a adquirir su máxima expresión como ser humano.
Respecto al carácter de la interacción, Asch sustituye el concepto de interdependencia por
el de interacción, porque el grupo reside en la interrelación de las actividades de los
componentes e identifica interrelación con interacción psicológica.