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Colegio San Ignacio

Viña del Mar.

Documento Nº 2 Literatura e Identidad.


El desarrollo de la Identidad Personal según Erikson
Publicado el 28 agosto, 2011por Luis Acunñ a Leal

E. Erikson fue un psicoanalista estadounidense de origen alemán, destacado por sus contribuciones en
psicología del desarrollo. Si bien fue un gran seguidor de Sigmund Freud, transforma profundamente las fases del
desarrollo propuestas por el afamado analista. En primer lugar, afirma que el desarrollo no se detiene hacia los 20
años, sino que dura toda la vida. En cada etapa, el individuo se enfrenta con una tarea específica, siendo el
resultado un logro o un fracaso. Fracasar en una tarea compromete todas las demás. En segundo lugar, las tareas
se realizan dentro del medio social, favorecidas o dificultadas por éste.

Etapas de la vida según Erikson

Edad Éxito Fracaso

Integridad Desesperación
Acepta la propia existencia como algo Considera que ha perdido el tiempo
valioso. Satisfacción de haber y que la vida se termina. Temor a
vivido. la muerte.
8ª Etapa
Madurez

Generatividad
Productivo y creativo. Proyección al
futuro. Colaboración con las
nuevas generaciones. Estancamiento
7ª Etapa Empobrecimiento temprano.
Edad adulta Egocentrismo. Improductividad

Intimidad Aislamiento
6ª Etapa Capacidad de amar y entregarse. Dificultades para relacionarse.
Juventud Sexualidad enriquecedora. Vínculos Problemas de carácter. Relaciones
adulta sociales estables y abiertos. inauténticas.

Identidad
Sabe quién es él y qué quiere en la vida. Confusión
5ª Etapa Seguridad. Independencia. Se Inseguridad. No sabe lo que quiere.
Adolescencia es capaz de aprender mucho. Sexualidad No sabe situarse frente al
y Pubertad integrada. trabajo, la sociedad y la sexualidad.

Laboriosidad Inferioridad
Trabajador. Previsor. Emprendedor. Le Pereza, falta de iniciativa, evitación
4ª Etapa 6 a gusta hacer cosas y jugar. de la competición. Se cree
11 Años Competitivo. inferior y mediocre.

Iniciativa Culpabilidad
3ª Etapa 4 a Imaginación, viveza, actividad. Orgullo Falta de espontaneidad. Inhibición.
5 Años por las propias capacidades. Se siente culpable (malo).
Vergüenza y duda
Autonomía Demasiado controlado por los
Se ve como “independiente”, se atreve a padres, no se atreve, duda, aprende
2ª Etapa 1 a hacer cosas y desarrollar sus tarde
3 Años capacidades. todo.

Desconfianza
Confianza Reñido, desprotegido o
1ª Etapa 12 Se siente protegido y seguro: desarrolla abandonado, teme y aprende a
Primeros el sentimiento básico dedesconfiar del
meses confianza ante la vida. mundo.

Este cuadro _ que se debe leer de abajo hacia arriba _ hace ver cómo cada etapa se apoya en la anterior: un niño
confiado será autónomo (se atreverá). Los logros son siempre producto de: 1) el modo como el ambiente influye
en el yo (notable, sobre todo, en la niñez: todo depende de la actitud de los padres, maestros, compañeros; así, al
niño al que se anima desarrolla la iniciativa, y aquel al que se castiga y se considera malo o molesto desarrolla
sentimientos de culpabilidad); o bien 2) el modo como el yo reacciona ante el ambiente (sobre todo, a partir de la
5ª Etapa)

Tareas de la adolescencia
(Tomado de: R. Florenzano, 1998.El adolescente y sus conductas de riesgo. Ediciones Universidad
Católica de Chile, Santiago.

“Los conceptos de adolescencia y juventud engloban un período transicional con importantes


cambios globales (biopsicosociales) en la persona. Dichas cambios han sido esquematizados dentro del
concepto de “tareas de desarrollo”, que han sido definidas por Havighurst de la siguiente
manera: Surgen en cierto período de la vida del individuo cuya debida realización lo conduce a la
felicidad y al éxito de tareas posteriores, y cuyo fracaso conduce a la infelicidad del individuo, a la
desaprobación de la sociedad, y a dificultades en el logro de tareas
posteriores.
La tarea central de la adolescencia ha sido definida por Erikson como la
búsqueda de la identidad. Ella se relaciona con el sentirse a sí mismo como
estable a lo largo del tiempo, con la adopción de una identidad psicosexual
definitiva, expresada a través de papeles sexuales socialmente aceptados, y
con la posibilidad de una conducta sexual activa. Muy ligado a lo anterior
está el sentirse preparado para la elección de pareja y su estabilización,
generalmente a través del matrimonio. Dicha tarea tiene diferentes pasos de
“relaciones de práctica” (pololeos), con grados progresivos de acercamiento
físico, que se consolida al final del período con la capacidad de estabilizar la
relación de pareja, y de casarse.
Una segunda tarea del desarrollo adolescente es la separación de la familia de
origen para posibilitar la individuación de la persona. Esta necesidad del
adolescente por definirse a sí mismo (contestando su típica pregunta de, ¿quién soy yo?) implica un
grado de conflicto, incluso, de rebeldía en la relación con los padres, a veces necesaria para lograr un
nivel suficiente de autonomía personal. La independencia psicológica es un paso necesario, a veces
previo, otras paralelo, al logro de la independencia social y económica. Esta separación/individuación se
logra en forma importante a través del desarrollo de lazos amistosos y emocionales con adolescentes de
la misma edad: el centro de gravedad emocional pasa desde la familia y los padres hacia el grupo de
pares. Dicha transición es importante y especialmente frágil: numerosos problemas surgen cuando las
dos generaciones en juego no permiten que se atraviese en forma fluida.
Una tercera tarea de la adolescencia es la definición de la identidad en el plano de la elección vocacional
y laboral. Esta consolidación es quizá la más influenciada por el entorno sociocultural, geográfico y
económico del joven. El adecuado equilibrio entre capacidades, expectativas, logros académicos y
oportunidades laborales determinará, en buena parte, la calidad de vida y satisfacción personal
posteriores del sujeto.
Erikson ha descrito cómo el desenlace de estas tareas, o “crisis normativa” de la adolescencia, puede ser
la consolidación de la identidad, avanzando, el adolescente, entonces, a la etapa siguiente (la del adulto
joven) o, bien, quedando en el así denominado “síndrome de la difusión de identidad”. En éste el sujeto,
a lo largo de su vida adulta, vuelve una y otra vez a tratar de definir sus áreas de interés o elecciones
vocacionales o de pareja.
Un seguidor de Erikson, Marcia, ha descrito cuatro diferentes etapas de la identidad
adolescente: identidad lograda, cuando se ha vivido un período de toma de decisiones y se están
persiguiendo las propias elecciones y metas; identidad hipotecada, en que el compromiso con la
ocupación y posición existen, pero no se ha logrado personalmente, sino por el influjo de
otros; identidad difusa, en la que no se han definido diversas opciones, independientemente de haber
atravesado por un período de toma de decisiones personales y, finalmente, la así denominada por el
mismo Erikson moratoria de identidad, en la cual se posterga y se prolonga el período de definiciones
hacia la etapa adulta de la vida”.

ACTIVIDAD:
Lee a continuación las siguientes cartas y discutan en grupos de 4 integrantes las preguntas que aparecen a
continuación.

Carta 1.

Hola, a quien esté leyendo mi carta, sólo escribo estas líneas para desahogarme, ya que hace tiempo que esta triste historia
me sucede, quizás a ti también te pasó.
Mi vida es un completo desastre. Desde que tengo uso de razón mi vida ha tenido altos y bajos, y para ser sincera más bajas
que otra cosa. ¿Qué podría pasar si muero? ¿Serían las personas más felices sin mí?
Mis padres me abandonaron, a mis hermanas y a mí, con nuestra abuela, mamá se fue a vivir con un tipo que al final la
terminó dejando. Y papá tiene otra mujer. Sé muy poco de la vida de ellos, la verdad daría todo porque fuésemos una familia
unida.
Mi hermana es mejor que yo, sabe hacer de todo, es sociable, simpática, le gustan los mismos chicos que a mí, hasta
empezó a salir con el chico que siempre me gustaba, ella es la atracción de las reuniones, siempre consigue lo que quiere,
en cambio yo siempre tengo que conformarme con lo que tengo.
En casa no hay suficiente dinero para hacer el deporte que me gusta, hasta ahora lo único que me gusta hacer y que me
sale bien es pintar, dibujar y escuchar música, por horas. Es lo que me distrae de estas preguntas que a veces me
atormentan ¿qué pasaría si me muero?, la respuesta es bastante sencilla, si ahora que sigo viva no valgo nada para nadie,
cuando esté muerta dejaré de ser un estorbo para la gente y seguirán felices con sus vidas.
¿Serán las personas más felices sin mi?, también está claro, las peleas se terminarían y dejarían de ver mi estúpida cara
todos los días.
Si todo saliera bien, al menos podría descansar de este tedio, de las falsas sonrisas, de las falsas amistades, de fingir que
disfruto de las conversaciones vacías de la Cata y la Marce... de fingir este falso agradecimiento por tener vida y tener
FAMILIA QUE ME CUIDA…porque no la tengo…porque odio sentirme vacía…hora de cerrar los ojos sin esperanza. (Carta
de una adolescente de 14 años, encontrada por su maestra)

Detrás de una sonrisa


Soy Alejandra. Tengo 30 años. Tengo un marido maravilloso, que tiene un trabajo exitoso, dos hijas que van a un
muy buen colegio. Dejé de trabajar porque no era necesario, así que voy al Gym, hago yoga, todo es PERFECTO.
Mis amigas me envidian, me dicen que tengo todo. Pero a solas, frente al espejo solo puedo ver a esta sucia
marrana. Odio mi cuerpo, circular, por todos lados, maldita maternidad, que me dejó las carnes sueltas. Tomo
agua, hago ejercicio, tomo agua, voy a mañanas eternas de yoga. Tomo agua, té rojo, voy al gym. Tres kilos
menos, quizás así desparezca la papada. Mi mamá me mira preocupada…hija…estás bien? –Si, obvio-. Y se
queda conforme. Tan conforme como cuando tenía 17 y me preguntaba lo mismo. Mientras era evidente que me
ponía dos pantalones, dos polerones para ocultar mi delgadez extrema, lograda con tanto esfuerzo. Igual de
tranquila después de escucharme en el baño hacer mi “vaciado” tras la comida. Igual de tranquila que cuando me
oía llorar por las noches. Cuando conocí a Luis, la vida me cambió. Los alimentos dejaron de ser mi norte y mi
sur. Al fin me miraba al espejo y me sentía feliz, amada, deseable. Recuerdo el día de mi matrimonio…estaba tan
feliz…lucía tan bella…y mientras esperaba el auto que me conduciría a la ceremonia, igual de tranquila que
siempre, me dijo hija… debes cuidarte…subiste de peso…tas pasadita. Y la odié. Y la sigo odiando por hacer de
todos estos años mi vida miserable. Porque aunque estoy consciente de que esto está en mi cerebro, de que me
está matando poco a poco…no puedo controlarlo. Y miro a mis hijas, tristes. Y me odio por ser una madre débil
de carácter. Porque ellas sí se dan cuenta. Pero ellas no pueden hacer nada.

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