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LEISNER
Preso Nº
22356
Ordenado sacerdote el día 17-12-1944 en el campo
de concentración de Dachau
Sólo con sus últimas fuerzas pudo el diácono, gravemente enfermo, llevar
a cabo la ceremonia sagrada.
"Desde hace 14 días puedo solamente rezar conmovido: ¡Dios, qué grande
y bueno eres! Fueron para nosotros horas incomprensiblemente
felices, de una gran e intensa alegría, que nos compensó ricamente por
muchas horas oscuras. Después de la santa transubstanciación, por unos
segundos estuve
profundamente conmovido, siempre muy tranquilo y concentrado. Felices
horas de alegrías navideñas y delicados, profundos sentimientos".
al Padre Carlos
Leisner
El mismo altar del Campo de Concentración de Dachau,
Hoy en la Casa Sacerdotal del Monte Moriah en
Schoenstatt
Recordatorio de la Primera
Misa
Oficiada en la Capilla de
Dachau
"El Padre Kentenich le dedicó a Carlos Leisner una linda oración para
su ordenación y primera Misa. Los schoenstattianos le regalamos las
oraciones
que hasta ese momento estaban terminadas y escritas (las horas del
Oficio de Schoenstatt)".
presentes los
tres últimos meses de la vida de Carlos Leisner. Lo que lo ha conmovido,
lo
que ha sufrido y luchado, como permaneció fiel a su sí a la Alianza de
Amor: todo esto lo escribió en su diario, frecuentemente con mucho
esfuerzo. Aquí, en este lugar, sus palabras están vivas en una manera
especial.
"Me dormí con lágrimas de gratitud y alegría. ¡Qué bien me siento! ¡Cuán
infinitamente bueno es Dios! Cuando la necesidad es inmensa, aparece su
ayuda. Sólo quiso antes la entrega total..Las imágenes más sombrías de
Dachau caen lentamente del alma. Soy un hombre libre. ¡Aleluya! Volví a
la dignidad humana.... Estoy especialmente contento con todo. Me saluda
el bosque por la ventana. Un abedul con follaje nuevo... Contemplo,
dormito, sueño, agradezco, me libero de Dachau. ¡Qué precioso! Aquí
puedo recuperarme en cuerpo y alma. Puedo de nuevo rezar bien. Dios
habla en el silencio, aunque me encuentre débil". Esto lo escribió el 5 de
mayo, luego de su primera noche en libertad. Lleno de alegría, lleno de
esperanza, lleno de confianza.
Las anotaciones de su diario muestran cuán atento estaba para vivir las
fiestas religiosas y el año litúrgico. Concentra toda su atención en junio,
mes del Sagrado Corazón de Jesús; celebra los viernes del Sagrado
Corazón y los sábados sacerdotales. "Todo por los sacerdotes y
por los nuevos candidatos" (2 de junio), "Todo por el Sagrado Corazón,
por los sacerdotes y los candidatos de su Corazón. Reparación". (6 de
junio, día de la fiesta del Sagrado Corazón).
Como su salud no mejoraba, el P. Otto Pies SJ, que durante este tiempo lo
cuidó cariñosamente, le dio el sacramento de la Santa Unción. Escribió de
su fiebre, de sus accesos de tos.
"Mater, todo por Ti. No quiero ser quejoso ni impaciente, ¿verdad?" (15 de
junio).
Nunca abandonó la
esperanza.
"Dios, condúceme pronto una vez más al santo altar para que
pueda ofrecerte a Ti, querido Padre Eterno, a tu amado Hijo. ¡Cómo lo
deseo! Quiero estar nuevamente sano por amor a Cristo y a su
Reino. Me ayudará su queridísima Madre, la MTA" (16 de junio)
"La primera Santa Misa en siete meses en la que puedo estar presente
físicamente... ¡Qué alegría! Un delicado silencio entre los presentes..."
Carlos sintió que Dios había planeado algo diferente para él a lo que
naturalmente hubiera deseado. Le reclamó su sí a su Poder en Blanco. Él
lo pronuncia, no por las buenas o por las malas, sino con un corazón
alegre y
dispuesto. Lo reveló a su madre: "Sé que pronto voy a morir, pero sin
embargo estoy contento".
Xanten.