El Señor dio instrucciones a Noé para que construyera el arca: “Hazte
un arca de madera de ciprés; harás el arca con compartimientos, y
la calafatearás por dentro y por fuera con brea.” (Génesis 6:14). La palabra “arca” se traduce de la palabra hebrea “tevá (”)הבת. La Torá usa la misma palabra para la canasta en la historia sobre el bebé Moisés: “Pero no pudiendo ocultarlo por más tiempo, tomó una cestilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea. Entonces puso al niño en ella, y la colocó entre los juncos a la orilla del Nilo.”(Éxodo 2:3). Ambas arcas, cubiertas con alquitrán y brea, flotan en las aguas y preservan la vida de sus pasajeros. Las enseñanzas jasídicas señalan que, en hebreo rabínico, tevá también significa “palabra”. Basándose en esta ecuación, el arca de Noé podría simbolizar las oraciones de una persona que ofrece con palabras: Ante la inundación de las preocupaciones sobre su propio sustento, uno debe entrar en su tevá, las palabras de oración, que tienen la capacidad de mantenernos a flote, y aún más – de levantarnos encima de las aguas. (Torá Or, Noaj) HaShem ordenó a Noé que pusiera una puerta en el costado del arca. En la enseñanza jasídica, la puerta en el arca simboliza el arrepentimiento. En la misma línea, nuestro Maestro comparó el arrepentimiento con una puerta. Él enseñó a Sus discípulos a escapar del juicio venidero arrepintiéndose y pasando por la estrecha puerta para entrar en la salvación de Dios. Durante las décadas en que Noé construyó el arca y predicó el arrepentimiento, cualquiera podría haber entrado en el arca. Incluso después de que empezó a caer la lluvia, la gente todavía tenía tiempo de entrar por la puerta y encontrar la salvación en el arca. No escucharon las advertencias de Noé. No buscaban primero entrar en el arca porque estaban ocupados con las preocupaciones de la vida, diciendo: “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” (Mateo 6:31). Estaban ocupados “estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,” (Mateo 24: 38-39). El Señor cerró la puerta del arca detrás de Noé y su familia. Esto enseña que HaShem designa un plazo para el arrepentimiento. No deja la puerta del arrepentimiento abierta indefinidamente. Llega un día en que expira el tiempo para el arrepentimiento y ya no será posible encontrar entrada en el reino. Entonces comienza el juicio. Nuestro Maestro también nos advirtió que la puerta del arrepentimiento se cerrará: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.” (Lucas 13:24-25) Noaj ( | חנNoé) Torá: Génesis 6: 9-11: 32 Haftará: Isaías 54: 1-55: 5 Evangelio: Lucas 1: 5-80