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V.

Lull
R. Micó 1

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os enfo ues tra 1c1 nales: las
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ar ueol ías evolucionistas e hist rico-
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culturales

En este artículo se enfoca la teoría arqueológica como un sistema In this paper we consider archaeological theory as a system of
de conceptos que rige los planos ontológico, epistemológico y político- concepts that rules the onthological, epistemological and political-
didáctico de la práctica arqueológica. Con ello se pretende cuestionar educational instances of the archaeological practice. Given this, our
la equiparación usual entre teoría arqueológica e interpretación, aim is to argue about the usual comparison between archaeological
ampliando el dominio teórico a todos los pasos de la investigación. theory and interpretation and, consequantly, to broaden the theoretical
Desde esta perspectiva, cabe esperar una mejor comprensión de las domain to all the stages of the research. From this perspective, we
afinidades y diferencias entre las "corrientes" o "escuelas" arqueo- should expect a better understanding of the affinities and differences
lógicas al uso, que sirva para caracterizar adecuadamente la situación between the current archaeological "trends" or "schools of thought",
actual y emprender las acciones más convenientes para corregir los in order to correctly characterize the present situation and to
errores o llenar los vacíos observados. En las páginas siguientes se undertake the necessary developments to correct the mistakes and
analiza el funcionamiento de las arqueologías evolucionstas e to fill the gaps. In the following pages, the functionning of
histórico-culturales, prestando una especial atención a las conexiones evolutionary and historical-culturalist archaeologies is analysed.
conceptuales y de procedimiento que las vinculan, así como a las Special attention is paid on their conceptual and methodological links
paradojas o quiebras en cada uno de los planos de análisis. and on the paradoxes observed in every analytical instance.

Palabras clave: Arqueología, teoría, planos de análisis, evolucio- Key words: Archaeology, theory, analitical instances, evolutionism,
nismo, cultura. culture.

Introducción sesenta, ha experimentado un desarrollo notable. A


grandes rasgos, la razón de dicho auge tiene mucho
A lo largo de las últimas décadas, asistimos a la que ver con lo que podríamos calificar un movimiento
proliferación de estudios especializados que se ocupan de "introspección" entre los/as profesionales de la
de temas relacionados con determinadas parcelas del arqueología, motivado a su vez por la toma de
quehacer arqueológico. Con la denominación de "ar- conciencia acerca de la necesidad de explicitar los
queología teórica" o "teoría arqueológica" se ha objetivos, premisas y métodos de una disciplina
delimitado una de estas parcelas que, desde los años científica llegada a su (supuesta) mayoría de edad en
los países occidentales. El tratamiento de cuestiones
teóricas ha calado hondo, circunstancia que se refleja
1. Universitat Autónoma de Barcelona. Este texto procede en un extenso corpus bibliográfico donde figuran
de anotaciones de clase y de diversas publicaciones de V. Lull manuales universitarios y artículos especializados, así
y R. Micó que han sido integradas para procurar referencias de como en la obligada discusión o posicionamiento
debate en torno a las propuestas englobadas bajo el epígrafe de
"arqueología tradicional".
teórico previo en todo tipo de trabajos de investiga-

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ción, desde estudios monográficos sobre determinados las teorías generales actúan como acicate para la
objetos o yacimientos, hasta las síntesis regionales de investigación práctica. De este modo se explica el
enfoque generalista. desarrollo, ciertamente espectacular en los últimos
Con mucha frecuencia, las cuestiones relativas a la decenios, de determinados métodos de análisis. Así,
teoría arqueológica tienden a equipararse con cuestio- por ejemplo, el interés en el conocimiento de variables
nes de interpretación. Desde esta perspectiva, el económicas y ecológicas del pasado no es ajeno al
dominio de la teoría se circunscribiría a la formulación creciente número de análisis sobre restos faunísticos
de un esquema conceptual encargado de dar cuenta y botánicos. Sin embargo, también es cierto que en
del funcionamiento de los grupos humanos y de los otras ocasiones son los avances independientes en el
mecanismos de cambio que los afectan. Para ello, la conocimiento de las propiedades y transformaciones
teoría define las variables que deberán ser tenidas en de la materia a cargo de las ciencias naturales quienes
cuenta y establece las relaciones de dependencia o abren nuevas perspectivas para el conocimiento de los
jerarquía entre ellas. Las diferencias en la elección de objetos arqueológicos.
variables o en el peso otorgado a unas y otras ha dado En suma, es posible sostener que la concepción más
lugar a los "ismos" teóricos que hoy resultan tan usual sobre la estructura del saber arqueológico hace
familiares (historicismo, funcionalismo, estructu- referencia a un componente empírico-metodológico,
ralismo, marxismo, etc.) y que, en su mayoría, ya sea alimentado por iniciativa teórica propia o al
constituyen préstamos procedentes de disciplinas más amparo de avances técnicos autónomos, el cual es
fecundas en esta materia, como por ejemplo la coronado con mayor o menor fortuna por un relato
antropología, la teoría de la historia, la geografía, la interpretativo (hermenéutico) derivado de la teoría
lingüística o la economía. Entendido este ámbito como social adoptada. Como hemos señalado, no se trata de
propiamente teórico, el mundo de la investigación dos esferas estancas, pero, a nuestro juicio, su ajuste
arqueológica se completaría con un segundo nivel, en no resulta el adecuado. ¿De dónde proviene esta
el que se incluirían diversos métodos de campo y insatisfacción? Fundamentalmente, de comprobar que
análisis de materiales y datos. En primera instancia, esta estructura de investigación ha producido hasta el
hallarían aquí su lugar los sistemas de prospección, momento actual un enorme volumen de datos de
excavación y recuperación de materiales, los análisis calidad discutible y, en cualquier caso, desigual, sobre
físico-químicos destinados a conocer la naturaleza y los cuales se superpone, por utilizar una imagen
propiedades de los objetos (tipo de materia prima, familiar, una sucesión de "estratos interpretativos" los
proceso de fabricación, funcionalidad, edad, etc.) y los cuales, vistos en conjunto, pueden ser calificados como
medios de almacenamiento, gestión y análisis estadís- variaciones más que como avances, por la sencilla
tico de los datos obtenidos (arqueología cuantitativa). razón de que sólo suelen convencer a quienes ya
A continuación, figura una serie de estudios especia- estaban convencidos/as de la propia teoría social
lizados cuyo objetivo consiste en establecer puentes previa. Posiblemente, ello se debe a que, pese a que
entre ciertos segmentos de la materialidad arqueoló- las teorías globales de partida pueden estimular el
gica y las conductas humanas o factores naturales desarrollo de ciertas ramas de la investigación empí-
responsables de aquéllos (arqueología de la muerte, rica, no se ha generado una verdadera teoría arqueo-
arqueología del paisaje, tafonomía, paleoeconomía). lógica, entendida como un entramado de conceptos y
Por último, podría hacerse mención a un tercer criterios específicamente arqueológicos destinado a la
ámbito, no clasificable en ninguno de los anteriores ordenación de los objetos materiales y al estableci-
pero relacionado con todos ellos, que se ocupa de la miento de claves inequívocas de significación.
exposición pública de los resultados y de todo el La solución a esta problemática requiere nuevas
corolario de implicaciones políticas, profesionales, propuestas, cuya elaboración no descuidamos. 2 En lo
educacionales e ideológicas derivadas del desarrollo que se refiere al interés del presente trabajo, destinado
de la labor arqueológica en el contexto de la sociedad a analizar algunos de los sistemas de conocimiento
actual (arqueología patrimonial, museística, didáctica arqueológico puestos en práctica hasta la actualidad,
de la arqueología). consideramos oportuno realizar un enfoque distinto a
los habituales. Por norma general, los estados de la
En líneas generales y siguiendo este u otro orden
cuestión sobre los debates teóricos o las historias del
expositivo, ésta suele ser la forma dual (teoría
pensamiento y la práctica arqueológica clasifican
interpretativa y práctica empírica) en que se presenta
corrientes, escuelas o autores y tratan de establecer sus
la estructura de la disciplina arqueológica. Ya hemos
filiaciones, influencias, las circunstancias que rodea-
señalado que, en lo que a teoría se refiere, ésta tiende
ron sus momentos de mayor vigencia y las razones que
a quedar relegada al momento de la interpretación de
explican su pérdida de importancia. Entre los trabajos
los datos empíricos. Dado que la adopción por parte
más notables y recomendables cabe citar los de Daniel
de cada investigador/a de las teorías de donde se
(1977-orig. 1960, 1984-orig. 1967 y 1987-orig. 1975),
derivan las interpretaciones puede depender, en buena
Trigger (1992-orig. 1989), Schnapp (1980, 1993) y
medida, de factores tales como las preferencias
políticas, las "modas" intelectuales o la propia subje-
tividad individual, el resultado ha sido la formación
de diversas "corrientes" o "escuelas", casi siempre
irreconciliables debido a lo aparentemente arbitrario 2. Los firmantes de este trabajo participamos, en el marco
de un colectivo de trabajo más amplio al lado de P. V. Castro,
de las posiciones de partida. T. Escoriza, S. Gili, C. Rihuete, R. Risch y Mª E. Sanahuja Yll,
La relación entre las esferas teórica y empírica se en la elaboración de una propuesta arqueológica orientada a
entiende desde la idea, ampliamente extendida, de que solventar esta inadecuación (Castro et al. 1996a, b).

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Bahn (1996), que destacan por una encomiable eru- se conforman programas prácticos respecto a los tres
dición y una amplia visión expositiva. Estas obras, y planos señalados más arriba (ontológico,
otras de similar carácter, resultan útiles a la hora de epistemológico y social) y donde, además, se trata de
situar en su contexto histórico determinados plantea- establecer los nexos de correspondencia entre dichos
mientos, de tomar contacto con las figuras de quienes planos. Por contra, una "arqueología teórica" enten-
realizaron contribuciones relevantes o bien de hacerse dida como campo de estudio especializado en presen-
una idea de los términos en torno a los cuales giraron tar la crónica de las ideas interpretativas sobre el
los debates y controversias de mayor eco. Sin embargo, pasado humano o únicamente en proponer posibles
con frecuencia se sitúan en un plano más narrativo variantes interpretativas, resulta poco deseable.
(crónica) que analítico y explicativo; además, tienden En esta primera entrega analizaremos el conjunto
a sobredimensionar diferencias que tan sólo atañen a de estrategias englobadas bajo la denominación amplia
ciertos componentes de un sistema de pensamiento con de "arqueología tradicional", dentro de la cual se
el objetivo de enfatizar la distinción entre corrientes discierne una opción afín al evolucionismo del siglo
o autorías. XIX y una segunda correspondiente a la "arqueología
Por nuestra parte, no abordaremos el tema de la histórico-cultural". Esta decisión inicial obedece sim-
teoría arqueológica desde la exposición de las diversas plemente a la necesidad de establecer un punto de
opciones a nivel interpretativo ni de su sucesión en el partida, sin que ello suponga que demos por sentado
tiempo, sino que trataremos la cuestión desde diferen- a priori que bajo dichas etiquetas existe una unidad
tes planos de análisis que recogen las líneas básicas sin fisuras radicalmente diferente a otras "escuelas"
que definen la arqueología como sistema de conoci- reconocidas, como las arqueologías procesuales, mar-
miento. Primero, cuestiones de ontología y metodolo- xistas y postmodernas, de las que nos ocuparemos en
gía empírica, es decir, cuáles son las formas de futuras publicaciones.
organizar la materialidad arqueológica previamente a
generar un conocimiento social sobre ella. En segundo
lugar, cuestiones de epistemología, o sea, cuáles son 1. De la materialidad social ( objetos
las formas mediante las cuales se obtiene dicho
conocimiento, los límites del mismo y el polimorfismo
arqueológicos) al establecimiento de
de los resultados obtenidos. Finalmente, el tercer edades y culturas (objeto de estudio
plano de análisis concierne a la expresión pública del u objeto de razón)
saber arqueológico, o, en otras palabras, a su papel
social y político en determinados momentos y situa- En este primer apartado nos centraremos en el
ciones históricas. 3 examen de las cuestiones relativas al primer paso que
En principio, la consideración de estos tres planos debe emprenderse desde cualquier estrategia de cono-
permitirá situar en su lugar correspondiente las cimiento empírico: la delimitación y ordenación de las
afinidades o las rupturas entre propuestas y decidir con manifestaciones que le son propias; en otros términos,
mayor conocimiento de causa las afinidades o las se trata de establecer el qué, la cosa, el objeto de
divergencias entre planteamientos. Sin embargo, la estudio. El establecimiento del qué plantea una serie
verdadera utilidad de este ejercicio no debería residir de exigencias y requiere una serie de pasos, un cónio.
en la posibilidad de conseguir una guía más ajustada A continuación, analizaremos dos de las formas
para la mera clasificación de autorías y escuelas. La tradicionales de mayor éxito para el establecimiento
clasificación, por sí misma, es una labor estéril, ya la del objeto de estudio arqueológico: la definición de
apliquemos al mundo de los objetos o al de las ideas. edades y de culturas. No obstante, antes de emprender
En el fondo, buscamos aprehender los fundamentos este análisis vale la pena remontarnos hasta la ins-
conceptuales en torno a los cuales se articula la tauración de las propias condiciones de posibilidad de
totalidad del trabajo arqueológico (no solamente un conocimiento sobre el pasado humano basado en
aquellos que rigen el momento de la interpretación), el estudio de sus restos materiales.
para posteriormente detectar logros y carencias y
sugerir posibles vías de avance. El examen crítico de
tales fundamentos conceptuales, que sólo merecen ser 1.1. El nacimiento de la arqueología
atendidos en la medida en que se traducen en como objeto de saber. Las condiciones
soluciones prácticas, interesa a la teoría arqueológica.
Desde el mismo momento en que se ordena, clasifica sociales e intelectuales de la formación
o agrupa los objetos materiales con la finalidad de del conocimiento arqueológico
obtener el conocimiento de las causas o la razón social
Las crónicas sobre la historia de la arqueología se
que los produjo o gestionó, interviene la teoría, porque
inician invariablemente con un capítulo introductorio
todo ello supone e implica la práctica de una reflexión
dedicado a los primeros personajes que mostraron
que conduce a decisiones concretas. De esta forma,
interés o gusto por los objetos antiguos. Tales perso-
contemplamos la labor teórica como un lugar donde
najes proliferaron especialmente en Europa a partir del
Renacimiento y reciben el nombre de anticuarios y
dilettanti, expresando en unos casos su interés por lo
3. Una aproximación similar a la esbozada en estas líneas antiguo y, en otros, el goce que la satisfacción de dicho
es la avanzada por Gándara (1982) con su concepto de "posición
teórica", el cual recogía la conveniencia de considerar diferentes interés producía en ellos.
planos teórico-metodológicos a la hora de evaluar cualquier Sin embargo, es en el amplio movimiento social e
propuesta arqueológica. intelectual de la Ilustración desde donde mejor pode-

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mos entender la aparición del concepto de lo arqueo- En segundo lugar, el proyecto político ilustrado
lógico que perdura hasta la actualidad. Durante la enunciaba que la consecución de un mayor bienestar
segunda mitad del siglo xvm se produjeron profundos social requería el establecimiento de los factores y
cambios políticos como causa y como consecuencia causas que gobernaban la forma y el devenir humano,
de la Revolución Francesa. Tales cambios también a imagen del conocimiento en las ciencias naturales.
acontecieron en el dominio filosófico y científico. Las Esta convicción iba a abrir a la investigación el estudio
ideas que abanderan esta honda transformación inte- de todo lo humano desde las múltiples facetas en que
lectual señalan que el mundo real (la naturaleza y la se reconoce como tal. Una de estas facetas, subrayada
sociedad) puede ser conocido científicamente median- además como de las más importantes, son sus obras
te el uso de la razón y la experiencia directa. De esta materiales. En este sentido, la dimensión temporal, el
convicción trasciende que el conocimiento adquirido pasado, se consideró relevante para permitir la com-
puede servir para una mejora del bienestar social, ya prensión de dichas obras. Con ello, el interés culto por
sea favoreciendo un desarrollo tecnológico que per- los objetos antiguos dejará de ser exclusivo de las obras
mita el control de la naturaleza y, por consiguiente, de arte grecolatinas, para extenderse a cualquier
una cómoda satisfacción de las necesidades materiales realización humana. Además, con el dominio de la
humanas, ya sea introduciendo nuevas formas de clase burguesa se produjo, como señala Carandini
convivencia social que permitan superar injusticias y (1984: 86), una creciente toma de interés respecto a
desigualdades (el anhelo de Liberté, Égalité, Fraternité). la recogida y exposición de productos utilitarios, en
En suma, este programa involucra a la ciencia en un parte quizás porque la rapidez de la innovación
ideal emancipatorio plasmado en la idea de progreso tecnológica y la fugacidad de las modas los condena
universal (al menos, en principio). a ser efímeros y a "envejecer" con gran rapidez. Sin
Las ideas ilustradas defendían que la naturaleza y embargo, más que una ampliación del rango de objetos
capacidades humanas se regían universalmente por interesantes per se, este cambio de perspectiva se
similares principios, aunque ello no eximía de la acompaña de un pliegue conceptual que concierne a
existencia de desarrollos sociales diferentes, algunos objetivos y métodos. Materia y tiempo, he aquí los
de los cuales se encontraban más "avanzados" que ingredientes para la constitución de un saber social
otros. Rastreamos en ello el fermento del pensamiento que se instituirá como arqueología a lo largo del siglo
evolucionista. De este enunciado se derivaron im- XIX.
plicaciones políticas revolucionarias, como el princi-
El nacimiento de la arqueología supuso la incor-
pio de la igualdad de todos los seres humanos, y otras
poración de una nueva dimensión social a los objetos,
no tanto (aunque fueran también de indudable reper-
sin que ello haya implicado la eliminación de otras
cusión política), tales como la doctrina que propug-
de estas dimensiones. ¿A cuáles nos referimos? El
naba la necesidad de "modernizar" o de hacer llegar
objeto antiguo puede poseer un valor utilitario, debido
el "progreso" a las sociedades que, según la percepción
a su propia condición física, y, en ocasiones, también
occidental, se habrían quedado "paralizadas" en algún
un valor de cambio o mercantil como consecuencia
lugar de la evolución humana (léase "primitivos",
de su puesta en juego en el marco de un sistema
"salvajes" o "pueblos en vías de desarrollo").
monetarista. El valor utilitario se pone de manifiesto
Entre otras muchas cosas, la reflexión filosófico-
por la práctica frecuente de reutilizaciones, normal-
política ilustrada procuró dos expectativas, cuya
imbricación posterior iba a desempeñar un papel mente a propósito de los materiales más duraderos,
importante en la configuración de los primeros como la piedra; así, por ejemplo, la extracción de
esquemas conceptuales de la arqueología académica. materiales constructivos de las ruinas de edificaciones
En primer lugar, la revaloración de las fórmulas antiguas para la construcción de nuevas estructuras
político-jurídicas grecorromanas clásicas y la expre- (ortostatos procedentes de tumbas megalíticas, sillares
sión estética que las acompañó, incrementó la de murallas romanas, etc.). Tales materiales pueden
deseabilidad de sus testimonios materiales. Ello con- entrar en circuitos económicos de forma que les sea
virtió su búsqueda en una actividad atractiva para asignado un determinado valor monetario. En otros
ciertas élites sociales, en especial aquellas que apre- casos, el valor de uso consiste precisamente en obrar
ciaban el conocimiento cosmopolita o la erudición directamente como medio de cambio. Nos referimos
sobre materias específicas poco corrientes como signo a las joyas o metales preciosos, cuya obtención ha
de distinción. En esta línea se encuadra el anticuarismo, animado la búsqueda de tesoros en casi todo el mundo.
que se orientó fundamentalmente al coleccionismo de Ambas facetas funcionales, utilitaria y de cambio, han
piezas artísticas de la antigüedad greco-latina, cuyos sido parcialmente responsables de lo que hoy en día
valores estéticos reivindicó la ideología renacentista identificamos en el registro arqueológico como "sa-
de los siglos xv y XVI y, posteriormente, el neoclasicismo queos" o "violaciones". Adicionalmente, resulta posi-
ilustrado. La afición anticuarista se dedicaba a levan- ble identificar un tercer valor que puede calificarse
tar acta de los monumentos y artefactos de un pasado como ideológico-subjetivo; es decir, la consideración
cuyo armazón partía de los testimonios escritos y que, del objeto antiguo como referente estético, artístico o
en consecuencia, subordinaba a estos últimos la religioso en determinadas épocas y lugares ( cultos
significación de los hallazgos materiales. La obra de druidas en monumentos megalíticos, el culto cristiano
J. Winckelmann, Historia del Arte de la Antigüedad, a las reliquias de santos, el diletantismo renacentista,
publicada en 1764 y calificada por muchos como el el gusto anticuarista).
"acta de nacimiento de la arqueología" (BIANCHI Desde esta perspectiva, el nacimiento de la arqueo-
BANDINELLI 1982: 17), representa la culminación de la logía inaugura un cuarto valor, esta vez intelectual,
tradición anticuarista europea. vinculado al logro, rnediante procedimientos rigurosos

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y comunicables, de un conocimiento sobre quienes descubrir "cosas", ya que ello facilitaba alcanzar
fabricaron y utilizaron el objeto en el pasado. Poco fortuna y trascendencia. Por otro lado, provocó un afán
a poco, los textos arqueológicos fueron expresando por ate~orar los hallazgos con el fin de asegurar la
salidas alternativas a la visión del mundo como obra- privacidad de tales deseos. Se generaron cátedras
de-arte. A partir del siglo XIX la arqueología se definirá competitivas y "escuelas" nacionales también en com-
como disciplina humanista con un objeto de estudio petencia, hecho que favoreció situaciones de aislamien-
propio y métodos y lenguajes específicos, calificados to y falta de comunicación que, posiblemente, fueron
ahora como "científicos", ya que la ciencia se proponía las causantes del lento desarrollo de los lenguajes y
como el único modelo capaz de explicar el mundo y metodologías disciplinares, así como de su falta de
de servirse de él. Se crea así un objeto de razón, el homogeneidad.
pasado humano, y un campo de investigaciones que Recapitulando acerca de las razones intelectuales y
se deriva de él: conocer el desarrollo humano, sus socio-políticas que rodearon el nacimiento de la
causas y consecuencias, a través de sus obras mate- arqueología, podemos señalar los siguientes enuncia-
riales. dos:
Así pues, en sintonía con los ideales ilustrados los 1. Los seres humanos 4 pueden ser conocidos por sus
objetos antiguos comenzaron a ser considerados obras; de ahí que sus logros materiales puedan
elementos aptos para la obtención de un saber general constituir una vía válida para dicho conocimiento. Esta
sobre la humanidad, si bien nunca se ha abandonado premisa epistemológica de nivel general permitirá la
el gusto por las "curiosidades" o el goce de las obras elaboración de un entramado conceptual más comple-
consideradas estéticamente bellas. Sin embargo, la jo, que trataremos de sintetizar a lo largo de este
estructura de los nuevos saberes no iba a ser ajena trabajo.
a los condicionantes que imponía la base material de 2. El estudio racional del pasado humano permite
las sociedades que creyeron oportuno generarlos. Es extraer enseñanzas útiles para la organización de la
cierto que la formación del "buen gusto" de una convivencia en el presente. Los nuevos usos del
minoría selecta dejó de ser el único objetivo en la conocimiento del pasado podían apuntar a varias
preocupación (ahora "científica") por los objetos del direcciones.
pasado. Sin embargo, las contradicciones en la propia a) Legitimizar el orden jurídico-político burgués en
estructura socio-económica de los estados burgueses su conjunto por medio de la búsqueda de sus
europeos iba pronto a traducirse en una controversia precedentes en el esplendor clásico grecorromano. En
de concepto y método en la naciente arqueología: este aspecto, subyace la pretensión de trazar una línea
¿cómo conjugar el universalismo humanista de la de continuidad con una época contemplada positiva-
Ilustración con el nacionalismo localista de tintes mente como de racionalidad política, expansión eco-
romanticistas impuesto por la fuerza de las fronteras nómica (imperios comerciales) y desarrollo del arte y
y de los potentes mercados internos? En efecto, al la filosofía. De ahí el interés por la investigación de
entusiasmo ilustrado en la fe de un conocimiento las altas civilizaciones e imperios europeos y, más allá,
emancipador iba a sobreponerse la exigencia de de los supuestos precedentes orientales de los mismos.
diseñar una genealogía para las poblaciones de los b) Legitimizar las aspiraciones de las burguesías
nuevos estados europeos. Los discursos históricos nacionales por medio de la elaboración de historias
sobre la posesión de un pasado común se asocian patrias. Este factor constituyó el reverso del pensa-
íntimamente a aquellos de tipo político que sostienen miento burgués. Si, de una parte, éste es cosmopolita
el derecho y la necesidad de contar con unas deter- por vocación intelectual (pensamiento ilustrado) y por
minadas fronteras. "Educar al pueblo" en una idea conveniencia económica (el mundo está por explorar
romántica de esencia o espíritu colectivos supuso la y por explotar), de otra es nacionalista por necesidad
conservación de componentes tradicionales en un político-económica (la formación del estado/mercado
mundo rural todavía no alterado por la industrializa- nacional fue un prerrequisito para la consolidación de
ción capitalista (etnografía, folklore) y, más allá, la la clase capitalista y su expansión posterior) y, en
búsqueda de elementos situados entre la leyenda y el consecuencia, por ideología (el ideal romántico como
olvido que, bajo el "suelo patrio", darían fe del carácter antesala de la doctrina nacionalista).
supuestamente irreductible de los pobladores actuales.
Esta circunstancia constituyó un impulso innegable
para el desarrollo científico e institucional de la
arqueología, puesto que no hay que olvidar la inau- 1.2. La constitución del objeto de
guración paralela de museos nacionales, en cuyas estudio. Obtención y estructuración
colecciones se incluirán tanto piezas locales como del registro empírico
procedentes del extranjero. Los inspiraba una doble
pretensión: trazar las raíces de un pasado propio y Se suele admitir que la especificidad de la arqueo-
manifestar la voluntad de una expansión imperialista, logía respecto a otras disciplinas sociales radica en su
lograda en unos casos y deseada en otros. fuente de información, los objetos materiales, frente
Todo ello se tradujo en un potenciamiento a nivel a los textos escritos de la historia o los discursos orales,
institucional. A la mencionada creación de museos,
hay que añadir la de sociedades de estudios y cátedras
universitarias. La arqueología de las épocas estudiadas 4. "El Hombre" según dirían los contemporáneos de los
siglos xvm y xrx y buena parte de los/as profesionales actuales.
era captada con admiración y estimada según sus Más adelante nos referiremos a la ocultación del papel de las
descubrimientos. Esta situación histórica generó en la mujeres en la prehistoria, muy común en las investigaciones
conciencia de los arqueólogos una necesidad por arqueológicas.

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las prácticas y las conductas observables de la muchas de las discusiones en torno al quehacer
antropología, sociología y psicología. Esta especifici- arqueológico. En este trabajo, nos centraremos fun-
dad del universo empírico que la arqueología reconoce damentalmente en la que gira en torno a la definición
corno propio impone una metodología específica. de las culturas arqueológicas tradicionales, a nuestro
Hablar o escribir sobre el pasado que estos objetos juicio la principal estrategia metodológica que ha
supuestamente representan requiere la realización de ideado la disciplina hasta la fecha.
una serie de operaciones previas sobre éstos. En otras La solución histórico-cultural ha sido la más
disciplinas sociales, la linealidad de los discursos exitosa, pero no fue la primera. Este lugar corresponde
escritos y hablados, así como el conocimiento de a la "arqueología de las Tres Edades". Fue propuesta
códigos gramaticales y de claves de significación, en un momento en que las teorías evolucionistas
conceden la confianza necesaria para abordar de modo proporcionaban una sólida base para las nacientes
directo el análisis de la estructura formal y/o de los iniciativas científicas a comienzos del siglo x1x. En la
contenidos de dichos discursos, lo cual permite práctica arqueológica de esta época cabe sefíalar,
generar un saber sobre los individuos o grupos como punto en común con las ciencias de la natura-
significados en la narración. Así, en los estudios leza, un afán cada vez más explícito por nominar los
históricos, sociológicos o antropológicos, se asume fenómenos estudiados. Tras examinar los hallazgos de
que la acción consciente del/de la autor/a del texto o los fondos de los museos o de las vitrinas de las
del/de la emisor/a de fonemas garantiza la unidad de colecciones particulares, ciertos individuos comenza-
lo percibido ("obra", "documento", "declaración") y ron a generar una importante masa de términos
del significado transmitido. Además, se asume tam- específicos que distinguieran su tarea del conjunto de
bién que esta unidad mantiene una relación de las disciplinas que atesoraban información. En 1819,
continuidad con nuestro entendimiento y nuestros C. Thomsen, conservador del Museo Nacional de
medios de expresión. En suma, las premisas de la Copenhague, dio a conocer la primera sistematización
unidad del objeto analizado y de la continuidad del cronológica de materiales prehistóricos. En ella se
sentido entre éste y el/la analista proporcionan las organizaba el fondo material existente según el criterio
condiciones de posibilidad para la elaboración de de la materia prima predominante en cada conjunto
explicaciones o interpretaciones sobre lo social. material, formulándose la famosa periodización de las
En cambio, en arqueología tales premisas no están Tres Edades: Piedra, Bronce y Hierro.
aseguradas por la sucesión de signos legibles en los El orden de esta sucesión no fue en rnodo alguno
límites de un papel o comprensibles en la voz de un/ arbitrario. La teoría ilustrada ya había propiciado el
a inforn1ante. Resulta necesario construir un medio campo para la ordenación cronológica del pasado
inteligible a partir de los elementos materiales tridi- humano. Autores como Montesquieu, Voltaire, Turgot,
mensionales que proporciona el trabajo de campo. Ello Smith o Ferguson propusieron en su día modelos
supone categorizar y ordenar cronológicamente la evolutivos de las formas sociales que poseían un
materialidad arqueológica como paso previo a la trasfondo tecnológico como el que subyacía en la
generación de un saber sobre el pasado. Los primeros propuesta de Thomsen ( MEEK 1981). Precedentes de
criterios que han de respetarse son las coordenadas este tipo de ordenación pueden remontarse hasta la
espacio-temporales. La definición de tipos artefactuales, antigüedad clásica con autores como Lucrecio. No
la búsqueda de la dimensión temporal de los mismos obstante, lo verdaderamente relevante de la
y el establecimiento de entidades de agrupación periodización del autor danés reside en el hecho de
material con sentido histórico-social (edades, periodos que estuviese basada en criterios estrictamente ar-
o culturas) constituyen operaciones insoslayables para queológicos, tales como la consideración de los
cualquier intento de inferencia, reconstrucción o contextos de procedencia de los objetos (fundamen-
explicación, aunque en ciertos casos la labor de la talmente la presencia de asociaciones en hallazgos
arqueología se haya agotado en ellas. Nos encontra- cerrados) o la elaboración de inferencias cronológicas
mos, pues, ante cuestiones de índole ontológica, ya que a partir de criterios de seriación estilística de los
tales operaciones se orientan a la constitución y propios objetos (GRAsLUND 1987: 17-29, TRIGGER 1992:
delimitación del objeto de estudio, de lo arqueológico 78-82). La clasificación de Thomsen supuso en su día
propiamente dicho. la demostración de que los datos arqueológicos podían
Adicionalmente, las manifestaciones no verbales ser ordenados cronológicamente sin acudir a la
que maneja la arqueología han sido metaforizadas (es documentación escrita y su éxito ha sido tal que,
decir, se han aplicado ciertos objetos de razón sobre aunque bajo la forma de esquema genérico, se ha
determinados conjuntos de objetos materiales), antes mantenido como base de la periodización de la
de generar un conocimiento sobre ellos y el pasado prehistoria hasta nuestros días. En conexión con la
que supuestamente testimonian. La historia de la teoría de la unidad psíquica humana a la que ya hemos
arqueología ha asistido a la elaboración de varias de hecho mención, el esquema de Thomsen mantenía
dichas metáforas: el registro como mundo de identi- aspiraciones de aplicabilidad universal.
dades mentales en la llamada "arqueología histórico- Con todo, la arqueología de las Tres Edades no
cultural", como espejo o reflejo de realidades pragmá- aportó una nueva concepción de la duración del pasado
ticas según los enfoques procesuales y, recientemente, humano, que, por aquel entonces, la "cronología corta"
como texto susceptible de múltiples lecturas a la luz de las referencias bíblicas abarcaba en su integridad.
del sentir "postmoderno". Cada una de estas imágenes El mérito de haber mostrado la gran antigüedad del
puede conllevar diferentes actitudes teórico-metodo- género humano correspondió pocos afíos más tarde a
lógicas, diferencias que se hallan en el fondo de los trabajos de Boucher de Perthes, entre otros. Los

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avances en otras ramas del mundo científico facilita- conocimientos generales, la agrupac10n en tipos, es-
ron este hecho. En particular, el triunfo del pecies, clases, órdenes, etc. constituye el primer paso
uniformitarismo en geología sobre las concepciones para elevarse por encima de la singularidad de los
catastrofistas permitió suponer que los tiempos en que fenómenos individuales. Aunque sea fácil advertir que
los seres humanos comenzaron a habitar la Tierra al establecer tipos se relevan ciertas dimensiones o
deberían estar más alejados de lo que la tradición atributos de las manifestaciones empíricas en detri-
bíblica del Diluvio hacía pensar. mento de su diversidad, ello no debe tomarse nece-
El esquema de las Tres Edades fue matizado sariamente como un obstáculo para su conocimiento.
mediante la subdivisión de sus estadios, en especial Al contrario, consideramos que la operación "relevan-
la Edad de Piedra: Paleolítico, Neolítico y Mesolítico, cia-agrupación" constituye más bien la (pre-)condición
a su vez pronto divididos en subperiodos. Cada una para cualquier proyecto cognoscitivo. ¿En qué se
de estas épocas se caracterizaba por unos determina- fundamenta esta convicción?
dos tipos de objetos. Éstos fueron considerados a la Es sabido que una misma relación social (por
luz del principio evolucionista que señala la progresión ejemplo, el estado o la familia nuclear) puede expre-
desde las formas simples a las complejas. Así, los sarse materialmente de manera polimorfa. A su vez,
objetos o estilos más elaborados corresponderían a la similitud entre determinados elementos materiales
épocas cada vez más recientes. De la misma forma que no garantiza que hayan sido producidos en el seno de
los tipos, se suponía que las sociedades que los relaciones sociales sinlilares. Lo mismo ocurre si la
fabricaron debieron haber pasado desde formas sim- relación pretendida es simplemente cronológica o
ples de organización a otras más complejas. En este espacial. Ambas consideraciones se antojan ahora de
sentido, las formulaciones de la antropología evo- sentido común. Sin embargo, lo decisivo estriba en que
lucionista, con sus secuencias de salvajisrno, barbarie la posibilidad n1isma de plantear la existencia de
y civilización fueron muy bien acogidas para el estudio cualquier relación depende siempre de la observación
del pasado. A ello se une la pretensión de universalidad de una semejanza, analogía, identidad o recurrencia
y unilinealidad del esquema de las Tres Edades. En en las manifestaciones empíricas.
función de dicha pretensión, se suponía que las Podemos clasificar en dos grupos las teorías filo-
sociedades actuales habían o deberían haber pasado sóficas que se sirven de este argumento. En primer
por los mismos estadios evolutivos. El tránsito de uno lugar, las teorías de la socialización, aprendizaje o
a otro obedecía a la realización de innovaciones aculturación (teorías de la continuidad) capaces de dar
tecnológicas propias o bien transmitidas entre los sentido a una o varias agrupaciones de elementos
grupos humanos por distintos mecanismos. empíricos por referencia a un factor determinante (por
Detengámonos con más detalle a considerar la ejemplo, el empleo recurrente de los artefactos tenedor
realidad arqueológica que sustentaba la arqueología de y cuchillo en la mesa en Europa occidental, como signo
las Tres Edades. En primer lugar, los objetos eran de aculturación consensuada socialmente). En segun-
clasificados en tipos. La definición de tipos implica la do lugar, las teorías del poder, de la explotación o de
toma de decisiones sobre la ordenación de los objetos; la competición (teorías de la discontinuidad), que
es decir, implica establecer dónde acaba lo similar y requieren conio mínimo dos de tales agrupaciones
dónde comienza lo diferente, atendiendo a la aplica- empíricas para significar la realidad a que pertenecen
ción de determinados criterios de relevancia que, en (por ejemplo, explotadores y explotados según la
el caso que nos ocupa, eran de orden tecnológico dialéctica de la lucha de clases marxista). Si, por
(materia prima) y estilístico (morfología). Así pues, la contra, rechazamos la posibilidad de agrupación, es
tipologización de los objetos se revela como el paso decir, nos decidimos por aceptar la singularidad única
previo y fundamental que hace inteligible la diversidad de cada fenómeno (heterogeneidad radical), nos encon-
de lo observable. En los inicios de la arqueología, la traremos huérfanos de teorías explicativas. La diferen-
tipologización cumplía por sí sola casi todos los cia, la heterogeneidad y la multiplicidad sólo pueden
objetivos de la investigación. El tipo era, al tiempo, ser explicadas una vez haya sido posible la identifi-
indicador cronológico e indicador de desarrollo tecno- cación de uno o más factores comunes. De no hallar
lógico y social. La clasificación de los objetos tenía ninguno, cada singularidad será descartada de la
como fin comprobar el orden seriado de su comple- eventual explicación o entrará en ella como una
jidad técnica, lo cual permitía dar cuenta de su entidad del mismo nivel que la unidad definida por
temporalidad y, a la vez, obtener la clave para inferir factores comunes.
el medio social en que fueron producidos y utilizados. 5 De todo ello se extrae que la diferencia es pensada
La creación y nominación de agrupaciones de en cuanto a la semejanza (la exige), mientras que la
elementos discretos que comparten rasgos comunes semejanza no exige necesariamente la diferencia. Con
constituye una estrategia usual en cualquier disciplina otras palabras, la diferencia cobra sentido cuando
científica. Si la ciencia, por definición, aspira a obtener previamente se ha definido la semejanza. Por tal
motivo, la investigación suele partir de las regularida-
des y recurrencias, independientemente de la teoría
5. El fundamento evolucionista que subyace en el método social que inspire las explicaciones o interpretaciones
arqueológico de la seriación tipológica puede ser dicho más alto,
pero no rnás claro que como lo hizo M. Aln1agro Basch ( 1985:
finales. En arqueología, el problema estriba en averi-
110-111) "(dicho método) ... parte de la fijación de la sucesiva guar cómo dichas unidades configuradas a partir de
evolución de las formas. Según este principio, todo útil o elemento semejanzas o singularidades fenomenológicas se co-
decorativo se desarrolla por grados y, a base de fijar su evolución rresponden con unas supuestas relaciones humanas.
ascendente o descendente, se pueden reconstruir las etapas Por ello, el objetivo principal de la teoría arqueológica
cronológicas o culturales por él representadas".

113
ha residido y reside todavía en formular una ordena- aval en ciencias naturales (biología) tras el éxito de
ción de las manifestaciones materiales que resulte las obras de Darwin. Por tal motivo, y bajo el postulado
compatible con una teoría social general explicativa de de la unidad de la ciencia, se asumió su aplicabilidad
las mismas. a las nacientes ciencias sociales. De ahí que no sea
Así pues, cabe señalar el acierto o la conveniencia de extrañar que cuando dicha premisa fue puesta en
que supuso la estructuración del registro arqueológico duda por medios estrictamente arqueológicos, la
en tipos. Sin embargo, la empresa de proporcionar una arqueología de raíz evolucionista fuera también cues-
dimensión temporal a tales tipos resultaría mucho más tionada en bloque.
problemática. Gran parte de los objetos arqueológicos Las anomalías de la posición evolucionista fueron
conocidos provenía de excavaciones sin control cada vez mayores a medida que los testimonios
estratigráfico. La afición hacia el objeto arqueológico arqueológicos iban siendo más abundantes y de mayor
por sus cualidades estéticas, dominante hasta entonces calidad. Uno de los detonantes principales para el
y que todavía habría de gozar de gran peso, no requiere carnbio de perspectiva en ciernes f-ue la documentación
de una metodología rigurosa que documente las rigurosa de amplias secuencias estratificadas. Ambas
circunstancias concretas del hallazgo. A lo sumo, cosas fueron posibles en las cuevas y abrigos del
bastaba con reseñar algún evento anecdótico que sudoeste francés, que rnostraban prolongadas ocupa-
sirviese para amenizar la presentación de los objetos. ciones paleolíticas. En ellas se comprobó que la
No es de extrañar que en aquellos tiempos se "vacia- sucesión evolucionista basada en la complejidad
ran" literalmente los yacimientos a la búsqueda de los artefactual no seguía los esquemas previstos de cre-
preciados objetos, despreciándose muchos de ellos y, ciente complejidad, sino que se observaban avances y
por supuesto, los detalles sedimentológicos o estruc- retrocesos. 7 La constatación de la gran antigüedad del
turales que se asociaban a los mismos. arte paleolítico descubierto en Altamira también influ-
La preocupación por generar un conocimiento yó en el cambio de mentalidad, ya que testimonia un
social a partir de los objetos condujo progresivamente excepcional esplendor artístico que no tuvo la conti-
a la adopción de métodos de excavación adecuados nuidad esperada desde el punto de vista evolucionista.
para la recogida de información relevante. La crono- Todo ello comenzaba a poner de manifiesto que los
logía constituyó el objetivo más importante: ¿qué diferentes conjuntos de artefactos materiales podían no
antigüedad tiene este objeto?; ¿es este objeto más responder a los efectos de la ley del progreso universal,
antiguo que este otro?; o el debate tan candente en ni corresponderse necesariamente con formas sociales
el siglo XIX ¿cuál es la antigüedad del ser humano? En determinadas. En lugar de ello, podrían entenderse
este aspecto, uno de los avances más importantes fue mejor en el seno de realidades histórico-geográficas
la adopción del método estratigráfico de la geología, diversas y cambiantes. Comenzaba a tomar cuerpo la
bien consolidado tras los trabajos de Ch. Lyell. Este cultura arqueológica.
método abría la posibilidad de ofrecer cronologías Aunque el uso de la cultura arqueológica recibió
relativas a los conjuntos de objetos presentes en un el espaldarazo definitivo a raíz de la publicación de
yacimiento. Los objetos contenidos en los estratos más la obra de Childe The Dawn of European Civilization
profundos deberían ser más antiguos que los hallados (1925), su empleo se registró ya durante las décadas
en estratos superiores. Así mismo, los objetos depo- precedentes en países como Francia, Inglaterra y, sobre
sitados en el mismo estrato deberían ser contempo- todo, Alemania. En el plano material, la cultura se
ráneos. No obstante, la aplicación arqueológica del definía como un conjunto de tipos artefactuales
método estratigráfico distaba mucho de ser general, 6 sincrónicos que aparece reiteradamente en un espacio
básicamente debido a la falta de preparación en este geográfico concreto. A la luz de esta definición, lo
ámbito por parte de quienes realizaban las excavaciones. primero que merece destacarse es que la labor
En la segunda mitad del siglo XIX, las secuencias tipológica sobrevivió al descrédito de la perspectiva
estratigráficas eran todavía poco numerosas y, por evolucionista, manteniéndose como una herramienta
separado, difícilmente documentaban toda la secuen- de primer orden de cara a la organización de la base
cia evolutiva propuesta para el género humano. En el empírica. Sin embargo, a diferencia de la perspectiva
mejor de los casos, se disponía de contextos cerrados, evolucionista, los tipos integrantes de las culturas no
como tumbas o depósitos, que garantizaban al menos pretendían definir estadios o periodos sucesivos de va-
la contemporaneidad puntual de los objetos conteni-
dos en ellos. En tales circunstancias, no es de extrañar
que los primeros intentos por poner orden cronológico 7. H. Breuil apuntó la posibilidad de que el esquema
al qué arqueológico recurrieran a la seriación tipo- evolucionista unilineal de G. de Mortillet respondiese más bien
estilística o, en general, a las grandes edades marco. a tradiciones culturales distintas y no sucesivas. Concretamente,
Breuil reintrodujo el auriñaciense situándolo antes del solutrense,
En uno y otro caso, las propuestas de ordenación con lo que la industria del hueso dejó de seguir el esperado
descansaban sobre una premisa, a saber, el desarrollo desarrollo progresivo: la visión propuesta aparece en el auri-
de lo simple a lo complejo o, excepcionalmente, de ñaciense, desaparece en el solutrense y vuelve a ser adoptada
lo complejo a lo simple. Esta premisa gozaba de su en el magdaleniense, mientras que desde la visión evolucionista
aparecía en el magdaleniense, negándose la posibilidad de
cualquier ritmo oscilante de adopción-abandono. De manera
similar, en 1933 D. Peyrony definió el perigordiense en sincronía
6. De hecho, el método estratigráfico, pese a ser conocido con el auriñaciense en el sudoeste de Francia. Esta mutación
desde el siglo XIX, no se convierte en habitual hasta después de conceptual resultó de una importancia decisiva, de forma que
la Segunda Guerra Mundial, coincidiendo con la publicación de se ha llegado a hablar incluso de "cambio de paradigma" en estos
varias obras fundamentales (LEROI-GouRHAN 1950, WHEELER 1954, primeros momentos de la investigación prehistórica (RICHARD
CouRBIN 1963). 1992).

114
lidez universal, sino la configuración material de todavía de la presencia o ausencia en la muestra
modos de vida particulares. Por otro lado, en el plano arqueológica de uno u otro de los "fósiles-directores"
histórico, una cultura o un "grupo cultural" represen- reconocidos. En este punto, el estrato, como "unidad
taría arqueológicamente, en palabras de Childe "( ... ) mínima" del registro, proporciona la clave para definir
creaciones de un único pueblo, adaptaciones a su asociaciones de objetos sincrónicos. Ello abre la
entorno aprobadas por la experiencia colectiva; expre- posibilidad de dotar de significado a grupos de objetos
san, así, la individualidad de un grupo humano unido y no sólo a ejemplares aislados. Bajo la asunción de
por tradiciones sociales comunes" (CHILDE 1936a: 3). contemporaneidad entre los restos contenidos en un
Tradiciones que, según otros autores, como el denos- estrato, uno solo o bien la agrupación de varios tipos
tado Kossinna, serían equiparables a las nociones de configuran una unidad de análisis, el contexto, que
etnia, pueblo e incluso raza. constituye la "materia prima" para la definición de
Desde esta perspectiva, la recurrencia concreta de culturas. El contexto es una unidad relacional de orden
tipos materiales específicos reflejaría un consenso superior a la del objeto aislado. La presencia de los
particular en cuanto a los valores y normas de la "tipos-guía" en un contexto estratigráfico proporciona
comunidad que los utilizó. A diferencia del evolucio- automáticamente identidad cultural al resto de arte-
nismo, la configuración material no admite ninguna factos asociados, mientras que su seriación estilística,
clase de causalidad susceptible de ser sometida a leyes a ser posible apoyada también con observaciones
predictivas: la cultura es. En este sentido, la investi- estratigráficas, articula la diacronía de dicha cultura.
gación tradicional se ganó el calificativo de "historicista", La dimensión diacrónica de la cultura se articula
por cuanto considera la historia como sucesión de en torno al concepto de fase. La fase permite establecer
episodios únicos que modelan la idiosincrasia de cada precisiones cronológicas en el seno del conjunto de
pueblo. tipos contextualizados que integran una misma unidad
La definición de las entidades culturales a partir del cultural. Las fases se establecen tras la constatación
continuum espacio-temporal en que se manifiestan los de transformaciones en los tipos-guía, determinadas
restos arqueológicos se erigió en el objetivo prioritario por criterios de seriación y/o mediante observaciones
de la disciplina. Sin embargo, no todos los tipos tienen estratigráficas. Obviamente, es el reconocimiento de la
el mismo valor en la definición espacial y temporal continuidad de los mismos tipos-guía lo que permite
de una cultura. El lugar más alto de la jerarquía de definir momentos en el interior de la cultura (fases),
significación es ocupado por los "fósiles-directores" o ya que, de producirse la sustitución de los mismos, el
"tipos-guía", que supuestamente recogen en sus atri- cambio en el registro aconsejaría proponer nuevas
butos la esencia básica de la unidad cultural. En culturas cronológicamente más recientes. Al hilo del
algunas ocasiones, basta la constatación de uno solo tema de la diacronía cultural, vale la pena reseñar que
de tales tipos para la identificación del todo, como muchas culturas se desarrollan en tres fases o momen-
ocurre, por ejemplo, con la "cultura del vaso campa- tos. Tal vez, esta recurrencia se debe a la vigencia de
niforme" o con "el fenómeno megalítico". No obstante, un modelo vitalista-organicista profundamente inte-
por lo general suele exigirse la presencia de varios riorizado en el pensamiento histórico-cultural. De ahí
objetos tipificados como indicadores de la cultura. En precisamente los términos frecuentemente utilizados
cualquier caso, se trata de definiciones monotéticas, que acompañan a estas tres fases: nacimiento o
en virtud de las cuales sólo unos tipos muy concretos formación, plenitud o madurez y decadencia o final.
tienen la capacidad de adscribir los hallazgos a una La determinación del tiempo de los tipos y, por
u otra entidad de agrupación. En principio, su elección tanto, de las culturas, continuó siendo un problema
resulta en cierto modo anárquica, en el sentido de que omnipresente. El creciente número de registros
no hay ningún ámbito de manifestaciones arqueoló- estratigráficos posibilitó avances en el establecimiento
gicas que se encuentre predestinado a ocupar este de cronologías relativas, mientras que en los territorios
lugar (GONZÁLEZ MARCÉN 1991: 80-81). Cualquier ele- ocupados por las grandes civilizaciones con escritura
mento puede ser el escogido en cada caso: ciertos vasos la existencia de listas dinásticas proporcionaba además
cerámicos o artefactos metálicos, la estructura cons- la posibilidad de un anclaje calendárico en términos
tructiva de tumbas o edificios, etc.; es decir, no se absolutos. No obstante, en la mayor parte de las
formuló una axiomática explícita o consensuada, regiones europeas y en todo el mundo a partir de cierta
aunque se realizaron algunos intentos que no recibie- antigüedad, el establecimiento de cronologías consti-
ron un grado de formalización suficiente. En este tuía una labor ardua y siempre arriesgada.
sentido, cabe citar la sugerencia efectuada por Childe El procedimiento más generalizado para proporcio-
sobre que la cerámica doméstica, los adornos o los ritos nar tiempo al registro arqueológico ha consistido en
funerarios constituían los elementos de mayor apego efectuar cronologías cruzadas. Éstas se elaboraban
social y, en consecuencia, más adecuados para descri- mediante el establecimiento de paralelos estilístico-
bir la especificidad de cada forma cultural, mientras formales entre tipos artefactuales de diferentes regio-
que otros artefactos de uso utilitario o las armas eran nes, combinados con precisiones estratigráficas de
más proclives a la aceptación generalizada por grupos cronología relativa y la ayuda de la seriación tipológica.
distintos, lo cual contribuiría a difuminar las diferen- En el origen de la cadena de cruzamientos, debía
cias entre tales grupos. contarse con un referente calendárico absoluto. En
Bajo estos parámetros o, bien mirado, bajo la ausencia de los actuales métodos de datación isotópica,
ausencia de parámetros estrictos, la ordenación de los los únicos referentes temporales de esta clase eran las
nuevos conjuntos de hallazgos producto de las cada listas dinásticas de las civilizaciones y los imperios
vez más numerosas excavaciones, dependía y depende antiguos. Así, desde los registros de Egipto, Próximo

115
Oriente y el Mediterráneo centro-oriental fueron menudo subjetivos y siempre controvertidos. En la
trazándose complejas redes de paralelismos que sir- actualidad, resulta difícilmente justificable la reticen-
vieron de base para la datación de la prehistoria cia hacia el uso de los métodos independientes de
reciente y la protohistoria de casi toda Europa datación, más aún dada su probada mayor resolución
(GoNZÁLEZ MARCÉN, Lun y R1scH 1992: 63-85). A finales y fiabilidad respecto a otros sistemas.
del siglo x1x, O. Montelius fue uno de los primeros De hecho, la llamada "revolución del radiocarbono"
arqueólogos que expresó la dependencia de la civili- de finales de los años sesenta y comienzos de los
zación europea respecto a Oriente, plasmando sus setenta ha constituido uno de los acontecimientos que
investigaciones en una propuesta de periodización de en mayor grado han afectado a la credibilidad de la
gran envergadura válida para amplias regiones del arqueología histórico-cultural (RENFREW 1973). El C14
subcontinente. Considerando el tema desde esta óp- permitió mostrar lo inexacto de algunas asunciones
tica, no es de extrañar la importancia del difusionismo básicas en el armazón cronológico de la prehistoria
en arqueología. Ello porque, además de proporcionar reciente europea, basado hasta entonces en redes de
la clave para la explicación histórica de las culturas cronologías cruzadas que partían de referentes del
(como analizaremos más adelante), la prueba de Mediterráneo oriental y Próximo Oriente. De este
contactos o migraciones posibilitaba el hecho básico modo, la cronología de manifestaciones como el
de dar temporalidad a lo arqueológico. fenómeno megalítico o la edad del bronce europea
Durante la mayor parte de la historia de la quedó desajustada respecto a sus hasta entonces
arqueología, está claro que el tipo ha proporcionado supuestos focos de origen y, con ello, también cayó
el tiempo. Salvo raras excepciones, el establecimiento en descrédito la explicación histórico-difusionista que
de los paralelismos y de grados de semejanza que sustentaba dicha cronología. El auge (al menos apa-
determinan la definición intrínseca de las entidades y rente) de la denominada "arqueología procesual" o
de sus respectivas temporalidades, ha dependido de la New Archaeology fundamentalmente en los países
evaluación más o menos subjetiva de la proximidad anglosajones ha sido considerado en buena medida
formal entre tipos-guía. Aun cuando dicha apreciación como producto de la crisis interna que el impacto de
impresionista tendiese a ser precisada mediante el los nuevos esquemas cronológicos supuso en el pro-
empleo de técnicas estadísticas, resulta innegable la ceder histórico-cultural.
dependencia respecto a la tipología como indicadora A modo de breve síntesis de este apartado dedicado
de identidad cultural e histórica. a cuestiones ontológicas, cabe señalar que la arqueo-
En este proceder subyacen principios de buen logía evolucionista de las Edades acertó en sus
sentido. El tipo, como síntesis abstracta de factores iniciativas tipológicas, pero erró en la atribución de
comunes empíricos, informa sobre una exigencia social temporalidad a las manifestaciones objeto de estudio.
que transformó ciertas propiedades de la materia Una vez que la cronología relativa estratigráfica
prima mediante una determinada implementación cuestionó el criterio de desarrollo tecnológico unilineal
tecnológica y que dispuso agentes productivos, recur- expresado en sucesión de tipos como armazón de la
sos, tiempos y espacios para el aprendizaje y la (pre)historia humana, las inferencias sociales basadas
producción reiterada. Es el aprendizaje lo que permite en dicho criterio también perdieron crédito. Por su
garantizar la similitud entre objetos, más que los raros parte, la arqueología histórico-cultural asumió la
fenómenos de convergencia o de coincidencia aleatoria. tipologización de las manifestaciones arqueológicas,
En este sentido, los tipos presuponen condiciones de aceptó su diversidad agrupándola en entidades cultu-
comunicabilidad entre los agentes sociales y, en rales concretas y no intentó encuadrarla en estadios
consecuencia, proximidad temporal. Este razonamien- temporales dentro de esquemas unilineales, sino que
to trató de ser apoyado mediante el método arqueo- la situó en el tiempo con la ayuda de métodos
lógico más fiable para establecer cronologías relativas, arqueológicos experimentados con anterioridad ( con-
la estratigrafía de los yacimientos excavados. A la vista sideraciones estratigráficas, seriaciones artefactuales,
de todo ello, hemos de conceder que en ausencia de paralelismos estilísticos). En la segunda mitad del
los modernos métodos de datación isotópica, las siglo xx, los métodos independientes de datación
estrategias de periodización seguidas desde lo que se absoluta han puesto en tela de juicio el entramado de
ha dado en llamar "arqueología tradicional" constitu- cronologías cruzadas que sustentaba las lecturas
yeron la mejor de las soluciones posibles. históricas de las culturas de la prehistoria reciente
Sin embargo, con la invención reciente de los europea. Pese a ello, cabe señalar que la Old Archaeology
métodos de datación absoluta fundados en la desin- no ha muerto, sino que sobrevive en muchos lugares
tegración de diversos isótopos radiactivos, dichas a pesar de las críticas. Nos detenemos aquí, porque
estrategias han quedado obsoletas. De entre los citados esta cuestión entra dentro de una temática que será
métodos, el Carbono 14 calibrado dendrocronoló- abordada en otra publicación.
gicamente constituye por el momento la alternativa
más fiable y precisa para asignar cronologías absolutas
a las manifestaciones arqueológicas de las etapas más 2. La interpretación histórica de las
recientes de la prehistoria (CASTRO Y M1có 1995; CASTRO,
Lun y M1có 1996). Los métodos isotópicos de datación
culturas. Cuestiones de epistemología
permiten situar los objetos materiales en referencia a En el apartado anterior hemos repasado dos siste-
una escala temporal absoluta y, lo que es más mas de ordenación de lo arqueológico: evolucionista
importante incluso, independiente de los propios e histórico-cultural. Constituyeron soluciones mati-
objetos y tipos, de sus relaciones o paralelismos, a zadamente diferentes, pero compartían la misma

116
inquietud que conformó la arqueología como sistema podrá haber, una historia del pensamiento prehisló-
de conocimiento, a saber, la reconstrucción, explica- rico. La historia de las ideas empieza con la escritura"
ción o comprensión de las formas de vida de los seres (DANIEL 1987: 305).
humanos en el pasado: "El arqueólogo no desentierra Sin embargo, el escepticismo arqueológico sufre
cosas, sino gentes" afirmaba M. Wheeler (1961: 7). A una paradoja. Si no podemos llegar a conocer la vida
este objetivo final se accede mediante la práctica de de tiempos pasados, ¿qué sentido tiene la arqueología?;
una serie de premisas y métodos destinados a "hacer ¿qué sentido tiene tomarse el trabajo de ordenar los
hablar" a los objetos materiales, que, pese a haber sido objetos en tipos y entidades de agrupación si el
previamente ordenados crono-espacialmente, perma- resultado final será tan escuálido?
necen todavía "mudos". Así pues, entramos en el Abrazar la postura escéptica en todas sus conse-
dominio de lo propiamente cognoscitivo o epis- cuencias conduce únicamente a elaborar un discurso
temológico. ceñido a la descripción de las dimensiones físicas que
muestran los objetos arqueológicos en la actualidad.
Las formulaciones más radicales se autolimitan al
2.1. Los umbrales cognoscitivos de la análisis del "hallazgo", cuya antigüedad conforma por
sí sola el objeto de estudio (CLEuzrnu et al. 1973: 35).
inferencia arqueológica
Esta tendencia implica que el campo del conocimiento
El manejo de manifestaciones materiales constituye arqueológico es infinito, ya que siempre se producirán,
el rasgo distintivo de la arqueología frente a otras desecharán y hallarán nuevos objetos, e indefinido,
disciplinas sociales, como la historia, la sociología o pues se ignora (o, si se prefiere, se renuncia de entrada
la antropología. Esta opción ha proporcionado un a tratar de averiguar) lo que representa cada hallazgo.
criterio de diferenciación nato entre disciplinas, pero, A este respecto, resulta ilustrativa la posición estric-
a la vez, ha supuesto un límite consciente o incons- tamente empirista que declara contentarse con el
ciente respecto al alcance del conocimiento arqueoló- "establecimiento de los hechos", como única meta
gico. Los/as arqueólogos/as han sido los/as primeros/ posible y deseable para la arqueología (CouRBIN 1982).
as en admitir que, en ausencia de testimonios escritos, Desde esta perspectiva, la arqueología queda reducida
los restos materiales sólo proporcionan certidumbres a una taxonomía de la configuración físico-espacial de
sobre ciertos aspectos de la vida en el pasado, la materia, dependiente en gran medida de la pericia
fundamentalmente aquellos más relacionados con la obtenida por la experiencia profesional. Identificar una
subsistencia y la tecnología. En cambio, otros ámbitos fosa, distinguir la anterioridad de un muro con
más "inmateriales", como la organización social y respecto a otro, reconocer la morfología completa de
política, la ideología, el ritual o la religión, parecían un recipiente cerámico a partir de un único fragmento,
condenados a la ignorancia más absoluta o, en el mejor establecer paralelos estilísticos: este es el rango de
de los casos a la propuesta de hipótesis especulativas actividades que comprendería la arqueología, como
o atisbos más o menos sustentados por el sentido disciplina reducida a una especie de rutina pragmática.
común (HAWKES 1954). Cualquier tipo de interpretación, inferencia o explica-
A estos límites epistemológicos se añaden los que ción acerca de las prácticas sociales que produjeron
impone el hecho de la conservación diferencial de la los "hechos" se sitúa fuera del ámbito de la investi-
evidencia arqueológica. Así, a las magras posibilidades gación. Esta sería tarea propia de otros especialistas:
inferenciales ya comentadas habría que restar las sociólogos, etnólogos, historiadores, cuyas fuentes de
ocasionadas por la pérdida generalizada de aquellos información permitirían ir más allá de la facticidad
objetos fabricados en materias orgánicas (madera, cue- de los acontecimientos.
ro, textiles) que tan sólo en contadas excepciones se Desde este punto de vista escéptico-empirista, la
conservan con el paso de los años. En suma, el registro realidad (la concatenación de hechos) se enriquecería
arqueológico sería tan sólo una muestra, fragmentaria y ampliaría paralelamente al progreso de las técnicas
y muda, de los hechos acaecidos en el pasado. de análisis de materiales y a la información acumulada
Con estas restricciones in mente, no es de extrañar tras los nuevos descubrimientos. Únicamente de este
que el escepticismo como postura epistemológica haya modo se incrementaría el conocimiento de dicha
contado con numerosas adhesiones entre los/as "realidad", cuya riqueza y secretos todavía no han sido
arqueólogos/as. Valgan a título de ejemplo los siguien- explorados completamente. En otras palabras, la
tes fragmentos extraídos de sendas publicaciones de verdad siempre puede llegar a ser "más verdadera" a
Steve y Daniel como ilustración de este planteamiento: medida que dispongamos de analíticas cada vez más
"Una diferencia fundamental continuará, sin embar- potentes y que nuestra familiaridad con los materiales
go, contraponiendo la historia que carece de textos, arqueológicos recogidos en la excavación aumente
que depende del método arqueológico, a la historia progresivamente. En definitiva, tales planteamientos
capacitada para hacer un uso paralelo de ambas series permanecen en los límites de lo que C. A. Moberg
de documentos, escritos y no escritos. Nunca penetrará (1987) denominó "arqueografía", en alusión a las tareas
la prehistoria en el pasado humano sino a través de de recogida, inventario y clasificación de los restos del
unos restos materiales que tan sólo revelan efectos sin pasado. Una propuesta coherentemente escéptica
sus correspondientes causas, o gestos desligados de sus quedaría fuera de los límites de la arqueología como
motivaciones íntimas" (STEVE 1982: 3). empresa de conocimiento histórico-social, entendién-
"Algún día podremos decir qué pasó en la historia, dose mejor como una disciplina de orden similar al
pero en verdad nunca podremos saber con exactitud de una biblioteconomía o archivística al servicio de las
lo que ocurrió en la prehistoria, porque no hay, y nunca ciencias físicas, más que auxiliada por éstas.

117
Sin embargo, resulta claro que desde la arqueología La antropología buscaba en la arqueología la
se han ideado mecanismos para tratar de superar las confirmación de su hipótesis de sucesión y, por su
trabas del pesimismo escéptico y acceder al deseado parte, la arqueología se servía de la caracterización
conocimiento (pre)histórico. Desde la perspectiva sustantiva de los estadios evolutivos para llenar de
evolucionista decimonónica, los testimonios recupera- significado social los conjuntos de artefactos
dos desde la arqueología ilustraban, o "confirmaban" taxonomizados en tipos. El principio que otorgaba
según los más optimistas, una secuencia de desarrollo legalidad a esta relación era de raíz cientifista: a
unilineal elaborada de antemano por la antropología. similares condiciones tecnológicas corresponden simi-
Dicha secuencia ordenaba las sociedades a partir de lares formas de expresión social, política e ideológica.
un criterio de mayor complejidad tecnológica, desde De esta forma, el hallazgo de puntas de flecha
los estadios iniciales del salvajismo hasta la civiliza- presuponía que la gente que las utilizó se encontraba
ción. A cada uno de estos estadios tecnológicos se en el salvajismo de Morgan, los utensilios agrícolas
asociaban características pertenecientes a otros órde- simples hablaban de una sociedad bárbara, mientras
nes, como el de la organización política y social o el que a las sociedades con escritura se les podía
de las creencias. presuponer las características propias de la civiliza-
Este tipo de secuencias unilineales, extensamente ción. En definitiva, la antropología daba "vida" a las
difundidas por antropólogos como Morgan o Tylor, seriaciones mudas de tipos artefactuales. La arqueo-
asumían en primer lugar que la tecnología y, en logía dependía de un conocimiento sobre lo humano
especial, el modo de subsistencia, constituía el factor elaborado desde otro saber a partir de evidencias de
básico del devenir social. Ello no es de extrañar si orden distinto (las sociedades vivas del presente
tenemos en cuenta la gran influencia de la biología etnográfico). Dicho conocimiento se sobreponía a lo
evolucionista, según la cual una especie supera la arqueológico y le permitía salir de su estatismo.
selección natural sólo si consigue reproducirse con Ya hemos señalado que los materiales arqueológi-
éxito en un medio ambiente determinado; es decir, si cos progresivamente puestos a la luz por la arqueología
es capaz de obtener de la naturaleza los recursos de finales del siglo XIX no se ajustaron a las expectativas
materiales/energéticos necesarios para el manteni- diacrónicas requeridas por las secuencias unilineales
miento de un número de efectivos que garantice la evolucionistas. El saber arqueológico asistió a un
reproducción del conjunto. En el caso de los seres cambio de dirección hacia posturas historicistas que
humanos, la tecnología resulta clave en la obtención arrinconaban los componentes cientifistas del evolu-
del sustento y ha configurado una solución adaptativa cionismo y se mostraban más partidarias de atender
exitosa distinta a las seguidas por el resto de las a la idiosincrasia mental y fáctica de los grupos
especies. humanos. El objetivo de la arqueología histórico-
Partiendo de esta premisa materialista, las tipologías cultural que tomó el relevo consistió en exponer de
de evolución social fueron elaboradas mediante un forma narrativa la concatenación de acontecimientos
procederestructurado en dos partes. Por un lado, la responsables de la singularidad de la comunidad
definición de cada estadio se realizaba a partir de humana asentada en una región durante un periodo
la síntesis de características empíricas. Así, tomando determinado.
como referencia todos los grupos humanos que Con la perspectiva histórico-cultural, la arqueología
obtenían sus recursos subsistenciales de una determi- entró de lleno en la órbita de las llamadas ciencias
nada manera (recolección, caza, pastoreo-agricultura), humanas. Desde esta condición, compartía el interés
se procedía a abstraer otros conjuntos de rasgos por la comprensión de todo lo humano, pero abste-
compartidos en las esferas sociales, políticas e ideo- niéndose de cualquier pretensión de generar modelos
lógicas. Se conseguía así una serie de estadios dotados comparativos que pudiesen revelar regularidades
de contenido, pero que, en sí mismos, no contenían interculturales. Dado que lo humano se distingue por
ningún criterio que permitiese situarlos la capacidad de simbolización y de realizar acciones
secuencialmente en una escala temporal y de desarro- conforme a una voluntad y a una intención, su estudio
llo obligado. Los criterios que posibilitaron dicha no requeriría acudir al principio de demostración
ordenación fueron estrictamente filosóficos: el prin- propio de las ciencias naturales, sino más bien al
cipio biológico de la evolución de lo simple a lo entendimiento del universo ideacional en el cual se
complejo y el corolario de su traslación a lo social: fraguaron los actos concretos. Trasladando estos
la inevitabilidad del progreso humano. Debe quedar presupuestos al campo de la arqueología, resulta que
claro que la ordenación del pasado humano propuesta los restos materiales informarían acerca de dónde y
desde el evolucionismo antropológico dependía de una durante cuánto tiempo tuvo vigencia cierta forma de
decisión teórica exterior al universo en1pírico anali- pensar, sentir y actuar. Acceder a la reconstrucción
zado. Los datos disponibles procedían en su práctica de estas tradiciones supone la realización de un
totalidad de sociedades en funcionamiento en el siglo ejercicio hermenéutico; es decir, la propuesta de
XIX. En ningún lugar del planeta se había documentado interpretaciones encaminadas a recuperar o recons-
en vivo una secuencia unilineal completa ( desde el truir un sentido originario perdido u olvidado, a través
salvajismo a la civilización), que pudiese haber servido del estudio de los restos materiales de ese pasado
como referente fáctico a la hora de ajustar en ella los concreto. El principio subyacente que justifica la
testimonios correspondientes a las sociedades contem- empresa hermenéutica tradicional consiste en la
poráneas a la observación etnográfica. De haber asunción de un fondo común vivencia! compartido por
sucedido así, el procedimiento habría sido de carácter todos los seres humanos y que, en consecuencia,
empírico y no filosófico. conecta el presente de la investigación con el pasado

118
investigado. S. Piggott (1965: 20) expresó esta idea de histórico a los datos arqueológicos a la luz de una
forma muy vívida al señalar que somos herederos de teoría, el materialismo histórico, explícitamente for-
un pasado que se remonta más allá de las primeras mulada. Su aplicación a la evidencia material de
grandes civilizaciones y que nuestro pensamiento Europa y Próximo Oriente dio lugar a algunas de las
actual se halla condicionado tanto por el pensamiento síntesis históricas globalizadoras más lúcidas de lo que
especulativo griego o las aspiraciones religiosas de los llevamos de siglo (CHILDE 1925, 1928, 1929, 1936b,
antiguos semitas como por los miedos y prejuicios del 1958).
cazador de mamuts. Sin embargo, por lo general el fuerte componente
En arqueología, el proceso de investigación enfren- empirista y escéptico de la comunidad de investiga-
ta a un sujeto cognoscente y a una serie de mani- dores/as imponía prudencia a la hora de proponer
festaciones materiales. En esta confrontación, el sujeto interpretaciones sobre las esferas más alejadas de la
procuraba interpretar los rasgos más llamativos o las base tecnológica, como la organización social o el
recurrencias más relevantes, a la luz de un bagaje mundo del simbolismo y de las creencias. Los intentos
teórico-subjetivo, por lo general escasamente en este sentido podían ser tildados de elucubraciones
explicitado, en el que predominaban las concepciones y merecer el descrédito general. Ante tales reparos, las
idealistas o mentalistas para dar cuenta de lo humano interpretaciones rara vez llegaban más allá de calificar
y su devenir (COLLINGWOOD 1986). Así pues, dado que a las culturas con adjetivos alusivos a su "personali-
toda acción humana estaría determinada por un dad" o idiosincrasia. Así, podía afirmarse su carácter
pensamiento previo, se proponía un ejercicio de "expansivo", "belicoso" o "pacífico"; "laborioso", "em-
empatía que posibilitase revivir desde el presente dicho prendedor" o "confonnista"; "dinánlico", "genial",
pensamiento conformador de los eventos prácticos en "retardatario" o "tradicionalista". A lo sumo también,
el pasado. las reconstrucciones de las esencias culturales se han
La hermenéutica culturalista, sin embargo, se veía limitado a reiterar una serie de lugares comunes
limitada por las restricciones propias de lo arqueoló- proporcionados por analogías etnohistóricas. Así,
gico a que hemos hecho referencia anteriormente: la puede hablarse de "tumbas principescas", "sociedad
falta de documentos escritos y el carácter parcial de de pastores guerreros", "grupos de pacíficos agricul-
la evidencia conservada. Así las cosas, las reconstruc- tores", "práctica del culto a la diosa-madre", "sociedad
ciones del pasado no se apartaban demasiado del aristocrática".
ámbito estrictamente tecnológico, subsistencia! o, a lo Las propuestas de interpretación mencionadas
sumo, paleoambiental. En este campo, el programa hacen referencia a la caracterización atribuida a
culturalista alcanzó ciertos avances reseñables y pro- entidades culturales aisladas. Sin embargo, el relato
tagonizó múltiples iniciativas de investigación, de entre (pre)histórico requiere nociones que impriman dina-
las cuales tal vez la más conocida sea el enfoque mismo de cara a dar cuenta del acontecer histórico
paleoeconómico de G. Clark. 8 La obra de V. G. Childe y de los episodios de cambio cultural. A este respecto,
merecería un comentario aparte, ya que promovió el difusionismo proporcionó los conceptos necesarios
innovaciones tanto en el campo metodológico como para este cometido. Bajo la idea de que las culturas
en el interpretativo, básicamente al dar sentido mantienen apego a la tradición que las conforma, el
concepto de innovación no fue considerado en sí como
el motor generalizado del cambio histórico. Era
8. Fue precisarnente la "arqueología tradicional", tan a innegable que las innovaciones se habían producido
menudo denostada en los últimos tiempos, la que favoreció una (por ejemplo, la agricultura, la domesticación animal,
serie de innovaciones posteriormente prof1.n1dizadas o incluso la metalurgia, la escritura), pero su origen se vinculaba
injustamente "usurpadas" por otras escuelas de investigación más
recientes. En este sentido, podrían citarse una serie de
a un reducido nún1ero de áreas nucleares, a partir de
contribuciones o enfoques que se hallan en la base de líneas de las cuales se irradiaron a otros lugares. A la luz de
investigación específicas que actualmente se practican bajo otros este esquema, se tendió a hacer uso del concepto de
nombres, en la ilusión de que una nueva denominación constituye difusión para explicar cualquier cambio en los tipos
una novedad. Así, por ejemplo, en relación a la "arqueología artefactuales que integraban el registro material de
espacial", podrían citarse los trabajos de R. Gradmann, quien a
finales del siglo xrx señalaba la correlación entre la distribución
una región. Los mecanismos mediante los cuales se
de los asentamientos neolíticos y las tierras de loess de Europa hacía efectiva la difusión podían variar según las
central. Además, explicó esta correlación suponiendo que los circunstancias. Lo más común era proponer la exis-
primeros granjeros habían sido incapaces de talar los bosques, tencia de fenómenos migratorios, invasiones, relacio-
por lo que habían preferido asentarse en terrenos abiertos. En
nes comerciales o, en las versiones más actuales,
esta misma línea, otros autores como Crawford, Fleure, Whitehouse
(véase DANIEL 1977: 129-130) Myres o Fox también defendieron fenómenos de aculturación o de transmisión de
el valor del enfoque geográfico-espacial en la interpretación de conocimientos sin que fuese necesario el movimiento
los datos arqueológicos. En relación a la utilización de proce- de poblaciones.
dimientos matemáticos para la ordenación y análisis de las El éxito del difusionismo puede explicarse en virtud
evidencias, los métodos desarrollados por Bordes o Laplace
de diferentes factores. Entre los de índole científica,
constituyen precedentes muy importantes que no conviene
olvidar. Lo mismo cabe señalar acerca del campo de la recons- conviene recordar que la identificación de la variación
trucción paleoecológica, objetivo reiterado en los principales espacial de los tipos-guía constituía una de las
manuales arqueológicos de este siglo. Probablemente, hay que prácticas más habituales de la investigación arqueo-
pensar en factores de diverso orden, desde las limitaciones lógica, ya que mediante este procedimiento se trazaba
presupuestarias hasta una formación universitaria decididamente
la red de paralelismos estilístico-formales que permi-
histórico-hermenéutica, a la hora de explicar el porqué de la
lentitud en el avance de las perspectivas de investigación tía proponer cronologías cruzadas. Además, el
mencionadas. difusionismo proporcionaba una explicación relativa-

119
mente sencilla para los fenómenos de variación de los la arqueología evolucionista fueron heredadas por los
tipos artefactuales característicos de un área. Bastaba enfoques histórico-culturales. Dichas claves subyacen
con reseguir los precedentes de los nuevos objetos para en el discurso o se introducen "subrepticiamente" en
dar con la zona nuclear y recrear de este modo los el marco de una investigación que, en principio, se
itinerarios seguidos y sugerir las razones que motiva- pretende ajena a ellas. La más importante de tales
ron tales desplazamientos. Por otro lado, entre los continuidades hace referencia a la persistencia de la
factores extracientíficos, el más importante de ellos idea de progreso. Así, si por un lado se afirma la par-
es que permitía trazar una genealogía que enlazaba ticularidad e irreductibilidad de cada cultura y aunque
las formas sociales de los estados capitalistas avan- se argumente el protagonismo del filtro cultural en la
zados con una serie de precedentes prehistóricos y adopción por difusión de ciertas de sus manifestacio-
protohistóricos en los que se creían identificar las nes materiales, puede apreciarse cómo ciertas nove-
virtudes del carácter nacional del presente. Así, bien dades, casi siempre tecnológicas, (como la agricultura,
sea remontándose al esplendor de las primeras civi- los oficios artesanales especializados o la escritura)
lizaciones orientales o a las formas sociales, religiosas parecen ser de obligada adquisición. Es en dichas
y militares de los bárbaros arios, los estados-nación innovaciones donde se sitúa el eje del progreso. De
de los siglos XIX y xx hallaban hilos de continuidad esta forma, al igual que el progreso "puro" evolucionista
entre el presente y el pasado que podían ser utilizados había sido acusado de jerarquizar etnocéntrica y
políticamente para el dominio ideológico de sus apriorísticamente las sociedades, la visión culturalista
poblaciones o para la legitimación de estrategias de deja, en su pretendido relativismo, que las culturas se
expansión hacia el exterior. jerarquicen "solas". De ahí que la ausencia o escasa
Pese a la preponderancia del modelo difusionista, representatividad de alguna de las innovaciones con-
también se contemplaron posibilidades de interpreta- sideradas capitales para el género humano, dé lugar
ción del cambio cultural a partir de condicionantes a la caracterización de "altas" y "bajas" culturas, de
internos. En uno u otro caso, los signos del cambio áreas "marginales" y "dinámicas" o de comunidades
vienen dados por la significación atribuida a alguno "atrasadas" o "emprendedoras". Ello explica que se
de los elementos materiales más relevantes, que exprese admiración hacia los "logros" de las civiliza-
anuncia la caracterización admitida para el periodo
ciones orientales y mediterráneas (ex Oriente lux), y
siguiente. Así, por ejemplo, se señalan "crisis", "fases
cierto menosprecio a las sociedades cuya expresión
formativas", "m0111entos de madurez" y/o de "apogeo"
material no fue tan "espectacular".
que preludian una situación futura en el mismo orden
En resumidas cuentas, la arqueología histórico-
de definición. Las "causas" de la transición se concep-
cultural potenció una "heráldica" de los grupos
tualizan a partir de modelos de corte idealista o
humanos, en tanto se ocupó de la determinación de
vitalista: se diagnostica el "dinamismo" cultural cuan--
un origen o esencia cultural y del establecimiento de
do se observan elementos materiales más elaborados
su devenir diacrónico, que, en muchos casos, se hizo
tecnológic¡3. o estilísticamente, ya sea adoptados del
llegar hasta las poblaciones actuales con una clara
exterior u generados de manera local; por contra, se
certifican síntomas de "decadencia" cuando ciertos intencionalidad política. Las causas de dicho devenir
componentes materiales "degeneran" en su factura. pudieron ser de naturaleza interna o, más frecuente-
Desde esta óptica, el cambio en las culturas humanas mente, externa. La difusión, en forma de movimientos
se asimila al esquema que describe la evolución de de gentes, objetos o ideas, daba cuenta de las
los organismos: nacimiento/formación, auge/madurez variaciones en el registro material, proponiendo las
y muerte/desaparición. claves de su interpretación histórica. Sin embargo,
La descripción de esta actitud inferencia} no se desde la arqueología histórico-cultural se negó la
reduce a la mera realización de analogías teñidas de posibilidad de establecer leyes causales del desarrollo
connotaciones organicistas. Subyace además toda una cultural aplicables universalmente. Cada cultura es
serie de connotaciones más o menos explícitas que, única y ha sido modelada a través de vicisitudes his-
consciente o inconscientemente, reproducen presu- tóricas diversas. La única vía para acceder al universo
puestos evolucionistas o bien de otras teorías, casi simbólico y a las normas que la caracterizaron reside
siempre de génesis liberal, como la economía forma- en realizar interpretaciones, cuya viabilidad se justi-
lista o marginalista y la sociología funcionalista. Así, fica en función de una supuesta continuidad vivencia!
suele valorarse positivamente la adopción en un que conecta todo lo humano.
momento dado de nuevas tecnologías productivas, A la luz de esta caracterización, se advierten dos
como la metalurgia o ciertas estrategias de la produc- paradojas en la epistemología histórico-cultural. La
ción subsistencia! (agricultura). En la misma línea, se primera se establece entre el fuerte componente empi-
acogen favorablemente los beneficios del comercio en rista, manifiesto en extensas descripciones artefactuales
el plano material (ganancia económica que propicia y vinculado frecuentemente con un cierto pesimisrno
"prosperidad") y en el espiritual (intercambio de ideas escéptico, y, por otro lado, la definición de la
y ampliación de horizontes rnentales). También se arqueología como disciplina que tiene como objetivo
reconocen en tono admirativo los "esfuerzos colecti- acceder a formas de vida desaparecidas mediante un
vos" que permitieron la realización de un "objetivo ejercicio hermenéutico sobre los restos materiales. El
común", como la construcción de una sepultura empirismo supone un planteamiento objetivista, según
monumental, de un lugar de culto o de un sistema de el cual la reconstrucción del pasado se producirá
fortificación. inductivamente en el momento en que poseamos datos
Al hilo de la cuestión anterior, merece la pena suficientes correspondientes a todos los órdenes y
recordar que ciertas claves interpretativas propias de dimensiones posibles. En cambio, el planteamiento

120
hermenéutico clásico, que recurre a la empatía y a la registro de un relato con significado histórico-social
imaginación histórica propuestas por Collingwood, elaborado desde otro lugar del saber humano, a partir
supone el predominio del sujeto-intérprete sobre el de una base empírica distinta y de experiencias
objeto de conocimiento, dado que el criterio de verdad también diferentes. Toda propuesta de otorgar signi-
reside en la subjetividad de cada investigador/a ("cada ficación al pasado se basa en la analogía, es decir, en
época reescribe la historia"). En torno a esta primera la proximidad empírica percibida entre ciertos objetos
pa-radoja, cabría pensar en varias opciones. Si nos del pasado y ciertas representaciones del presente
decantásemos por seguir hasta el final con la alter- elaboradas desde la actualidad y para la actualidad.
nativa empírico-escéptica, ya hemos señalado más La analogía antropológica surtió de imágenes al
arriba que la arqueología quedaría relegada a una mera evolucionismo de las Tres Edades; la analogía histó-
"arqueografía". Si, por contra, asumiésemos conse- rica, étnica o vivencia! hizo lo propio con las culturas
cuentemente la postura hermenéutica, deberíamos arqueológicas. Las analogías pueden ser concretas
renunciar a encuadrar nuestra actividad en el dominio (como aquellas que han tratado de equiparar, por
de la ciencia, ya que la determinación de la validez ejemplo, los grupos del magdaleniense con los esqui-
de las interpretaciones subjetivas huye del criterio de males modernos) o abstractas (como aquellas que
contrastación material mediante procedimientos ex- quedan satisfechas al hacer intercambiables las socie-
plícitos y rigurosos. Lo arqueológico caracterizaría dades neolíticas iniciales con la imagen actual de las
entonces un nuevo género literario, en lugar de una sociedades que viven en la "barbarie"), pero en
disciplina científica. En conclusión, si estas dos cualquier caso no dejan de ser analogías, más o menos
alternativas por separado se adentran por caminos detalladas o argumentadas. Por más que determinados
difícilmente justificables, conjuntamente dan lugar a intereses de la investigación arqueológica puedan en
una falla conceptual y metodológica dentro de la un momento dado sacar a la luz nuevas facetas de la
propuesta histórico-cultural que todavía no ha sido materialidad pasada inexploradas hasta entonces (las
resuelta. especies domesticadas, los indicadores climáticos,
La segunda de las paradojas anunciadas se deriva etc.), el procedimiento epistemológico no ha variado:
de la oposición entre, por un lado, el particularismo el material arqueológico se somete a una investigación
histórico-cultural, según el cual cada cultura es única empírica que permite agruparlo formalmente y, a
e irreductible y, por otro, el intento de reconstrucción continuación, se intenta una adecuación de raíz
interpretativa sustentada en la asunción de una hermenéutica con determinadas imágenes de conteni-
continuidad de pensamiento-vivencia que vincula todo do social, histórico o cultural.
lo humano presente y pasado. Si en verdad se enuncia De la argumentación anterior se derivan varias
la existencia de dicha continuidad como factor que conclusiones. La primera es que desde la arqueología
posibilita el entendimiento presente, ¿por qué enton- se han planteado sugerentes y, en ocasiones, ricas y
ces se renuncia a la posibilidad de formular con brillantes interpretaciones sobre el pasado. Algunas de
precisión sus regularidades y derivar una metodología ellas han gozado de mayor acogida y han abierto
para conocer las causas que sustentan dicha continui- nuevos campos a la investigación empírica, enrique-
dad? En el fondo, renunciar a esta posibilidad de ciendo globalmente el bagaje de la disciplina; otras,
conocimiento supone admitir nuestra ignorancia y, lo en cambio, han sido menos fecundas y han acabado
que sería más grave, una falta de interés por elimi- en callejones sin salida que, de vez en cuando, algunos
narla. estados de la cuestión eruditos se encargan de recordar.
Es el momento de valorar resumidamente las bases La segunda de las conclusiones nos devuelve a la cruda
epistemológicas de los enfoques evolucionistas e realidad: la arqueología sigue huérfana de una teoría
histórico-culturales tratados en este apartado. Desde propia que, en primer lugar, conceptualice los factores
el evolucionismo, la presencia de unos tipos materiales que determinan el desarrollo social y, en
artefactuales servía de guía para acudir a determinadas segundo, que proponga los nexos de correspondencia
significaciones de procedencia antropológica. Así, a entre dicho esquema teórico globalizador y las mani-
ciertos objetos materiales del pasado deberían corres- festaciones concretas que pretende explicar. Sólo de
ponder ciertos usos y normas compartidos por socie- este modo podrá salvarse la ilusión de conocimiento
dades constatadas etnográficamente que utilizaban que caracteriza a la arqueología: ni reconstruimos, ni
simila-res objetos. Desde la arqueología histórico- conocemos el pasado; a lo sumo, reconocemos uno o
cultural, las entidades de agrupación material eran varios de nuestros presentes en el pasado. Que no se
objeto de reconstrucción histórica mediante la formu- tome nuestro diagnóstico como una argumentación en
lación de interpretaciones procedentes de orígenes
favor de la inevitabilidad del escepticismo. La teoría
más diversos: de imágenes sacadas de la historiografía
a que aludimos es deseable y, por fortuna, posible
política, de velados determinismos geográficos, de
(CASTRO et al. 1996a, b).
supuestos comportamientos económicos de "sentido
común" o de esquemas filosóficos próximos a la
psicología social; en suma, de la puesta en juego de
la subjetividad del investigador/a. 2.2. La naturaleza del conocimiento
Así pues, ambas estrategias de conocimiento ar- arqueológico: experiencia, subjetividad
queológico documentan un proceder muy parecido al e individualismo
nivel de los mecanismos básicos de actuación. Por un
lado, un registro material ordenado en entidades de Antes de dar por concluido el apartado dedicado
agrupación con sentido tecnológico-formal (tipos, a las premisas epistemológicas de las arqueologías
industrias, culturas). Por otro, la sobreposición a dicho "tradicionales", hemos considerado oportuno dedicar

121
unas líneas más para pasar revista a otras cuestiones adscripción de los hallazgos a tipos ya establecidos,
relativas a la labor cognoscitiva de la arqueología. Si la datación de las fases de un yacimiento por referencia
hasta ahora nos hemos centrado en analizar en cómo a un sistema de paralelismos formales cruzados y, en
se intenta producir el conocimiento arqueológico al última instancia, la caracterización histórica de los
nivel de los mecanismos conceptuales básicos, no restos excavados, suponen la toma frecuente de
estará de más volver la vista hacia cómo se manifiesta decisiones que, en cierta medida, remiten a criterios
dicha producción a un nivel más pragmático. no explícitamente formulados por la comunidad de
Si nos guiásemos por la cantidad de personas que arqueólogos/as. La validez y, por consiguiente, acep-
intervienen en una u otra medida en una investigación tación de los resultados de las citadas tareas remite
arqueológica, habríamos de concluir en muchos casos al "dominio" o "familiaridad" que el/la profesional
que se trata de "una empresa de masas". Contabili- posee sobre sus "datos", después de haber dedicado
zando el personal participante en los trabajos de largas horas a su observación, inventario, clasificación
excavación (obreros, estudiantes, arqueólogos/as pro- y, eventualmente, a su comentario con otros/as espe-
fesionales) y, por otro lado, la cohorte de especialistas cialistas. Muchas veces, este proceder se aproxima a
en los múltiples análisis aplicables sobre los materiales lo que podríamos denominar un modelo "ascético" de
arqueológicos, así como todas aquellas personas verdad, que culmina en una formación más o menos
dedicadas a tareas como el dibujo, la fotografía y la profunda de erudición empírica. El camino sigue la
exposición y publicación de los resultados, formaría- senda del trabajo paciente, humilde y metódico del
mos un pequeño ejército. Esta imagen contrasta inventario y de la taxonomía: le nez sur l'objet, como
vívamente con la que proporcionan otras disciplinas expresivamente ha señalado P. Courbin (1982: 175).
sociales. Así, uno tiende a imaginarse a un/a antropólo- La comunión entre el investigador y "sus" evidencias
go/a con un bloc de notas y un magnetófono, y asis- garantiza la adquisición de la pericia propia del oficio
tido/a a lo sumo por unos/as pocos/as informantes y y testimonia este tipo de verdad, donde también es
ayudantes. Algo parecido ocurre con el/la paciente crucial la sanción aprobadora por parte de la comu-
historiador/a, sumergido/a en el aislamiento de un nidad de arqueólogos/as formada en similares circuns-
archivo o de una biblioteca. tancias. De forma que es el/la profesional, esta
No obstante, por encima de las apariencias la ar- combinación personal de facultades intelectuales,
queología sigue, en general y al igual que la antropo- racionales, perceptivas e intuitivas, quien determina
logía o la historia, un modelo personalista de cono- en buena medida el resultado.
cimiento. La figura del arqueólogo/a, habitualmente Por último, cabe señalar que la evaluación de tales
en masculino singular, suele destacar por encima de resultados, en forma de interpretaciones, también
sus descubrimientos y de quienes colaboraron con él. descansa en criterios sobre la calidad de lo que Binford
En la práctica, el arqueólogo-director imprime su (1989: 58) ha llamado "aportación subjetiva indivi-
"experiencia", su "intuición" y/o su "oficio" en el uso dual". Como señala este arqueólogo norteamericano,
de los conceptos y métodos involucrados en la en el contexto de una investigación fuertemente
investigación y, en consecuencia, recibe para sí la empirista donde se supone que los hechos nos hablan
autoría correspondiente. sin necesidad de una teoría, sino por intermedio de
La intervención individual se identifica en los una mente abierta y libre de prejuicios, resulta claro
diferentes niveles en que se divide la labor arqueoló- que sólo la evaluación de dicha mente pueda permitir
gica, y dicha intervención no es del todo ajena al rango valorar la calidad de sus productos, es decir, de las
de las premisas y métodos puestos en práctica. sistematizaciones empíricas y de las interpretaciones.
Durante la excavación, resulta importante que el/la De ahí la proliferación de argumentos ad honúnem en
responsable posea la habilidad para distinguir estratos la práctica arqueológica tradicional: argumentos que
y conducir los trabajos de manera acertada. Dado que discuten sobre la validez de ciertos enunciados a partir
los cambios de estrato o unidad de registro dependen de la consideración de la aptitud de quien los produce.
en buena medida de cambios en los atributos físicos
del sedimento (color, textura, composición geológica),
la capacidad de percepción sensorial de quien excava 3. El papel social de la arqueología.
juega un papel fundamental. La proliferación de Proyecto ilustrado, romanticismo y
subdivisiones dentro del estrato, como la capa, el nivel
y el subnivel, constituyen de hecho categorías para
tradición humanista
acomodar variaciones perceptivas menores, incluso Al inicio de este trabajo examinamos las condiciones
intuitivas, pero supuestamente decisivas a la hora de intelectuales y sociales que propiciaron la aparición de
presentar con coherencia la sucesión de hechos la arqueología como disciplina orientada al conoci-
arqueológicos constatada en un yacimiento. miento del pasado a través de los restos materiales
El/la arqueólogo/a también imprime elementos de producto de la actividad humana. La utilidad de este
subjetividad en las restantes etapas de la investigación, proyecto se expresa en el enunciado según el cual el
fundamentalmente en la ordenación tipológica y conocimiento veraz del pasado ayuda a comprender
cronológica de los hallazgos y en la propuesta de el presente y a actuar en él, un propósito invocado
interpretaciones sobre fases históricas locales o regio- también desde los estudios historiográficos. Asimismo,
nales. En cualquiera de estas tareas se hace valer la el proyecto epistemológico humanista con el que se
experiencia o competencia del profesional responsa- alinea la arqueología persigue responder al interrogan-
ble, derivadas de un conocimiento "íntimo" de la te trascendental de "¿qué es el hombre, cómo se
evidencia (BINFORD 1989). La definición tipológica, la comporta en sociedad, de dónde viene y hacia dónde

122
se encamina?" (ALCINA 1989: 8), y que se traduce en planteamientos, la prehistoria sería la disciplina
la obligación de "presentar las manifestaciones del emblemática del humanismo y el saber clave en un
pasado con toda la objetividad posible de manera que, futuro "orden mundial" (CLARK 1980: 239; véase
al tomar decisiones sobre su futuro, la sociedad pueda también CLARK 1970: 51). Aceptando este cometido, la
recurrir a las lecciones que ese pasado le brinda" arqueología se incorpora, a un tiempo, al proyecto
(CHANG 1976: 165). ilustrado, en el cual ciencia, filosofía y sociedad
Esta formulación supone que la sociedad necesita obtienen beneficios mutuos que redundan en el bien
ayudas externas a las vivencias de su contexto con- común y, a la vez, en el proyecto nacionalista del
temporáneo para comprender su presente y conducir- romanticismo, según el cual el respeto a las tradiciones
se en él. En este planteamiento subyace la pretensión históricas de cada pueblo es condición indispensable
ilus-trada de la emancipación por el conocimiento y para la continuidad de la vida social. La arqueología
la educación dirigida. Hasta el momento, el/la arqueólo- desempeñaría una labor de puente entre lo particular
go/a ha encontrado su lugar de legitimidad social en (los modos de vida y culturas concretas) y lo universal
el mundo occidental ya sea contribuyendo a la (las aportaciones tecnológicas y subjetivo-vivenciales
realización de las ideas de progreso social ilustradas muchas veces anónimas de las que somos herederos).
o bien como redescubridor/a y transmisor/a de ciertos Esta combinación entre aceptación de la diferencia y
valores que el pasado de una población revela y que de lo compartido constituiría un argumento de cara
pueden constituir elementos importantes para dicha a alcanzar mayores cotas de tolerancia y concordia en
población. Recordemos cómo M. Almagro Basch nuestra sociedad.
remarcaba la importancia de la arqueología en la Así pues, la arqueología se presenta como potencial
"sustentación espiritual de los hombres de nuestra lugar de encuentro de lo que es socialmente justo, en
cultura" (1985: 43), o cómo Wheeler reivindicaba la oposición al partidismo interesado. La arqueología
aventura arqueológica "como una medicina necesaria dejaría de ser una tarea legítima, provechosa y/o
para el carácter de los jóvenes" (1961: 249). En este científica cuando es instrumentalizada por poderes
sentido, la arqueología, como parte de los estudios políticos contrarios al buen sentido de la costumbre
humanísticos, ha participado de la idea de "formación" o a los más elementales valores humanistas, como
de los individuos, tema recurrente en la filosofía habría sucedido en los regímenes totalitarios de la
occidental y que, entre otros, ha sido tratado exten- Europa contemporánea (CLARK 1980: 235-236, Rodanés
samente por H. G. Gadamer en la primera parte de 1988: 87-88). En definitiva, bajo el signo de formar
Verdad y método (1991). Por "formación" se entiende, individuos responsables, tanto respecto a las normas
siguiendo a Hegel, la ascensión desde la individualidad del sentido común de cada sociedad como a los valores
a la generalidad tras asimilar una sustancia expresada universales del humanismo, la arqueología ha encon-
en el idioma, costumbres e instituciones de un pueblo. trado su lugar y su legitimidad en las sociedades
Al recoger aquellos valores y representarlos en el occidentales desde el siglo XIX.
presente, la arqueología contribuiría a la educación Además de la labor de formación de los individuos,
("formación") de los individuos; es decir, a la conti- la arqueología de las sociedades capitalistas occiden-
nuidad del sentido común en tanto "sentido que funda tales ha hallado su justificación en otras esferas menos
la comunidad", una cualidad que debe mostrar todo trascendentes. Uno de los arqueólogos más influyentes
ciudadano y que no requiere ni se funda en la del siglo xx, G. Clark (1980), ha manifestado que la
demostración de las ciencias naturales, sino en la arqueología brinda un "entretenimiento" del agrado de
aplicación de los preceptos tradicionales. Así, la todos los estamentos sociales, un "esparcimiento
arqueología participa en la tarea de formar personas inofensivo" que ayuda a los hombres a distanciarse
que sepan decidir lo justo de lo injusto y, en de su propio tiempo y lugar. G. Daniel (1977: 146-150)
consecuencia, que puedan obrar en provecho de la ha señalado alguno de los motivos a la hora de explicar
comunidad. Con ello, contribuye al fortalecimiento de la atracción subjetiva del público hacia la empresa
la solidaridad e integración social. De esta manera, arqueológica: fascinación por conocer los orígenes de
puede afirmarse que la historia (la prehistoria en este las cosas; proximidad cotidiana y accesibilidad de las
caso) es una "necesidad básica" para la existencia de
fuentes informativas (museos, exposiciones y monu-
la sociedad: "Las sociedades humanas existen, en
mentos al aire libre); naturaleza detectivesca de la
última instancia, porque sus miembros son conscien-
investigación debida a las peculiaridades del método
tes de pertenecer a ellas, y el factor más importante
y la técnica empleados (fotografía aérea, C14, restau-
es la conciencia de compartir un pasado común"
ración, etc.) y, por último, la posibilidad de que una
(CLARK 1980: 232).
persona normal pueda convertirse por azar en un
La prehistoria, además, presenta una ventaja res-
descubridor de un hallazgo de interés (por ejemplo,
pecto a la historia nacional: su universalidad. Frente
al ir de vacaciones o cavando en el jardín).
a las historias que sirven para afianzar identidades
De los argumentos de Clark y Daniel, que sin duda
locales,9 la prehistoria proporciona una visión común
expresan opiniones ampliamente compartidas, así
a todo el mundo, al ocuparse de los orígenes ocultos
como de la exposición previa, hemos extraído una
en que se basaron todas las civilizaciones. Dados estos
serie de puntos clave que merece la pena retener:
1. La arqueología, como entretenimiento no exclu-
sivo de clases ni estamentos, encuentra su lugar en
9. Un buen número de autores/as reconoce los peligros de
este afianzamiento de la identidad, si llega a desembocar en
una civilización del ocio. La disciplina parece tener
nacionalismos o chauvinismos instrumentalizados políticamente su lugar en la sociedad occidental del espectáculo.
(véase CHANG 1976: 163-164). Debe aunar, no obstante, el goce con la instrucción

123
en los preceptos del sentido común. Aparentemente, principio, la arqueología obró decididamente en favor
lo contrario del compromiso serio, reflexivo y políti- de este último. El "orgullo" de los museos nacionales
camente transformador, que fundamentalmente la europeos provenía, simple y llanamente, del robo con
tradición marxista ha venido defendiendo desde fina- intimidación.
les del siglo x1x. En la actualidad, la situación parece estar sometida
2. El mensaje de la arqueología debe fomentar la a un cierto control, ya que los países antiguamente
cohesión social mediante la explicitación y reafirmación expoliados han ido desarrollando medidas legales para
de un fondo de sentimientos y tradiciones comunes, la conservación de su patrimonio histórico. La inter-
ya sean vernáculas o universales. En este acceso a la vención extranjera institucional sigue los cauces de las
herencia del pasado, el individuo como ser social y misiones o escuelas arqueológicas. A diferencia de
"animal histórico" vería cumplidas una de sus aspi- ésta, la intervención no institucional se mueve por los
raciones o necesidades más relevantes. derroteros más oscuros del mercado negro de antigüe-
3. La arqueología, y más concretamente la prehis- dades dirigido desde los centros mundiales de poder
toria, se alinea además en el objetivo humanista del económico, y de esta forma continúa esquilmando a
bien común, en tanto búsqueda de la concordia y las poblaciones sometidas. Sobre estas prácticas
tolerancia universales. Es importante subrayar que el clandestinas, la arqueología académica ha tomado una
proyecto humanista se revela especialmente necesario posición de rechazo firme, abogando por la conser-
y de urgente potenciación en una época en que la vación del patrimonio arqueológico y su difusión
ciencia, la técnica y el consumismo están conduciendo pública y en contra de los circuitos de tráfico privado.
a una "deshumanización" de la sociedad, circunstancia El segundo aspecto que comentaremos hace refe-
que se valora en términos negativos (CLARK 1985: 20 rencia a los contenidos ideológicos implicados en las
y ss.). reconstrucciones socio-históricas a cargo de las ar-
Las contradicciones de los tres fundamentos resul- queologías tradicionales. Sobre esta cuestión, nuestro
tan evidentes en lo que se refiere a la potenciación juicio dista de ser bworable. Unas líneas más arriba
del supuesto fondo de tradiciones comunes. Bien es comentábamos que la tolerancia expresada por parte
sabido que la especificidad "cultural", aparte de de muchos arqueólogos podía convertirse en todo lo
constituir un arma de reafirmación social, puede contrario si se llevan a sus últimas consecuencias
generar conflictos entre diversas tradiciones. Llegado algunos de los enunciados de sus programas de
a este punto, la tolerancia proclamada en la línea de investigación. En lo que concierne al evolucionismo
la consideración relativista de las culturas puede decimonónico, se ha señalado su compromiso cons-
quedar reducida a una mera desiderata que la violencia ciente o inconsciente con la propagación de visiones
física se encargará de eliminar si no se acepta la racistas y etnocéntricas. Éstas se derivan del hecho de
existencia de otras tradiciones. Por desgracia, preci- considerar la civilización capitalista occidental como
samente el uso de la violencia a gran escala ha· la culminación tecnológica, económica, social e inclu-
caracterizado la historia de las sociedades capitalistas so racial y biológica de todo el género humano
en los últimos doscientos años, por lo cual uno llega (TRIGGER 1992). Evidentemente, aquellas sociedades
a sospechar del éxito de la pretendida voluntad que no encajan en las fronteras de esta civilización
integradora de la arqueología. A diferencia de los fueron calificadas inmediatamente como primitivas,
planteamientos conciliadores y a la vista de la cruda atrasadas e inferiores, lo que fortaleció la legitimación
realidad, parece más coherente señalar que la conquis- ideológica de la agresión imperialista occidental.
ta económica, política e ideológica se ha erigido en Las arqueologías histórico-culturales no van a la
sistema necesario para imponer un único sentido zaga en materia de despropósitos ideológicos. El
común a las diversas sociedades. En este contexto, el ensalzamiento de los valores culturales de un pasado
carácter "inofensivo" de la arqueología será en cual- que, de entrada, se privatiza en favor de una deter-
quier caso un síntoma de la domesticación ideológica minada población, también dio origen a posiciona-
de la disciplina por parte de los poderes económicos mientos racistas si se equiparaba cultura arqueológica
y políticos, hallando más bien su lugar en los ámbitos con raza y/o lengua (Kossinna). En cualquier caso, la
de obediencia que tales poderes establezcan para la reafirmación de los supuestos valores nacionales
ciencia. favorece el surgimiento de concepciones chauvinistas.
Bajo este prisma, no hay razón para hacerse Tales concepciones no han desentonado con el clima
muchas ilusiones acerca de la contribución de los de confrontación entre naciones-estado capitalistas
estudios arqueológicos en aras del bienestar común. que se ha traducido en las dos guerras mundiales que
El somero repaso de varias problemáticas clave llevamos en este siglo y en la multitud de conflictos
bastaría para convencernos de lo contrario. En primer abiertos o latentes que toman la forma de confron-
lugar, conviene no olvidar que la época de nacimiento taciones étnico-nacionales.
de la arqueología, sobre todo a lo largo del siglo x1x, Por otro lado, en las interpretaciones arqueológi-
estuvo marcada por el saqueo sistemático de los, por cas se ha tendido también a la ocultación del papel
aquel entonces, países en vías de empobrecimiento, social de colectivos enteros. Sobre este punto, la ar-
a cargo de los estados capitalistas dominantes, sobre queología de las sociedades prehistóricas y de los
todo Gran Bretaña y Francia. Egipto, Próximo Oriente primeros estados ha sido más bien una arqueología
y la India fueron los objetivos principales de unas de las clases dirigentes, de forma que, en muchas
políticas imperialistas que despojaban a las poblacio- ocasiones, ha consistido en admirar las obras de arte
nes de sus recursos materiales. Dominio económico disfrutadas por una pequeña minoría, a la que se ha
y dominio ideológico suelen ir de la mano y, en atribuido el motor de la historia. De este modo, la

124
investigación se ha desinteresado de las condiciones las llamadas arqueologías de las Tres Edades y las
ele vida ele las clases explotadas, sin cuyo trabajo histórico-culturales compartieron criterios en cuanto
ninguna "obra de arte" hubiese sido posible. No a la ordenación tipológica del material y a su datación.
obstante, si el desinterés en este campo ha sido Difirieron, no obstante, en el nivel de agrupación que
notable, la situación respecto al lugar social, econó- concedía significación a los artefactos y grupos de
mico y político de las mujeres raya con la ceguera. artefactos. Para las perspectivas evolucionistas, la
Todavía hoy, la arqueología "es cosa de hombres", presencia de ciertos tipos poseía de por sí la suficiente
aunque se atisben prometedores movimientos de relevancia tecnológico-social, mientras que los enfo--
cambio. Como uno de los síntomas de dicho cambio, ques culturalistas optaron por elaborar entidades de
vale decir que hasta hace pocos años eran contadísimas agrupación con sentido normativo. En el capítulo
las mujeres dedicadas a la práctica y a la docencia epistemológico, cabe señalar que por encima de las
de la arqueología. De esta forma, el colectivo mascu- variaciones en la forma y las fuentes de procedencia
lino ha colonizado a sus anchas la esfera de la de las interpretaciones propuestas sobre el pasado,
interpretación histórica, produciendo visiones del ambas perspectivas se fundaban en la realización de
pasado en las cuales las mujeres están ausentes o bien analogías actualistas, imbuidas de un fuerte compo-
se les asigna un papel secundario y marginal. Como nente hermenéutico. Por último, hemos comprobado
consecuencia, se ha presupuesto que la (pre)historia que el papel social de la arqueología no debe ser
sólo tenía protagonistas masculinos, desde el meta- valorado tan sólo a partir de las intenciones huma-
lúrgico hasta el jefe o el monarca. Últimamente, el nistas manifestadas reiteradamente por los/as profe-
aumento de las trabajadoras de la arqueología augura sionales de la disciplina. En este sentido, es preciso
tiempos mejores, aunque todavía resta mucho por asumir conscientemente las consecuencías sociales y
hacer en el terreno de la concienciación pública y de políticas negativas de muchos comportamientos y
la transformación de los métodos y claves inferenciales prácticas arqueológicas, como primer paso para la
del registro arqueológico ( CoLOMER et al. 1994, SANAHUJA construcción de mejores alternativas de futuro.
YLL 1996).
A lo largo de este texto, hemos tratado de mostrar
que la llamada "arqueología tradicional" no constituye Vicente Lull
un bloque homogéneo, pero que tampoco resulta
Rafael Micó
correcto agrupar sus propuestas en sucesivas escuelas Universitat Autónoma de Barcelona
radicalmente diferentes. En el ámbito de lo ontológico, 08193 Bellaterra

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