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ESPACIO CURRICULAR: E.D.I // PROF. D.G.

JAVIER MEZA | CURSO: 3º 3º

Estereotipo
Un estereotipo es la percepción exagerada y con pocos detalles, simplificada, que se tiene sobre una persona o grupo
de personas que comparten ciertas características, cualidades y habilidades, y que buscan «justificar o racionalizar
una cierta conducta en relación a determinada categoría social».

Por lo general, cuando en algún caso se concreta es porque ya fue aceptada por la mayoría como patrón o modelo de
cualidades o de conducta. El término se usa a menudo en un sentido negativo, considerándose que los estereotipos
son creencias ilógicas que limitan la creatividad y que solo se pueden cambiar mediante el razonamiento personal
sobre ese tema. Los estereotipos son alegatos comunes del pasado. Incluyen una amplia variedad de alegaciones
sobre diversos grupos raciales y predicciones de comportamiento basadas en el estatus social o la riqueza. Son es-
quemas de pensamiento o esquemas lingüísticos pre construidos que comparten los individuos de una misma comu-
nidad social o cultural.

Existe una tripartición que nos permite entender cómo funcionan los estereotipos en las sociedades. Por un lado existe
un componente cognitivo que nos permite reconocer un estereotipo porque encuadra con conocimientos previos que
ya tenemos sobre el mismo, es una categoría que nos permite identificar y reconocer fácilmente a ciertos grupos. Por
otro lado también existe un componente afectivo, donde entran en juego los sentimientos que experimentamos en
relación a ese estereotipo, que pueden ser de prejuicio u hostilidad, o bien, ser positivos. Finalmente en todo estereotipo
hay un componente comportamental que supone llevar a la práctica acciones asociadas a esos sentimientos experi-
mentados frente a ciertos estereotipos. Por ejemplo, cuando se le niega un trabajo a alguien por pertenecer a un grupo
determinado. Estos tres componentes no necesariamente aparecen todos juntos, uno puede asociar a unos grupos
características negativas sin sentir hostilidad o reticencia hacia el mismo y sin excluirlos de ámbitos sociales como el
trabajo.

Representar a alguien con ciertas características remite a un estereotipo, manifestar desprecio u hostilidad por su grupo
de pertenencia se relaciona con un prejuicio, y finalmente llevar adelante acciones en base a esos prejuicios supone
una discriminación.

>>Uso común

Están constituidos por ideas, prejuicios, actitudes, creencias y opiniones preconcebidas, impuestas por el medio social
y cultural, y que se aplican de forma general a todas las personas pertenecientes a una categoría, nacionalidad, etnia,
edad, sexo, orientación sexual, procedencia geográfica, entre otros.

En la literatura y el arte, los estereotipos son clichés o personajes o situaciones predecibles. Por ejemplo, un diablo
estereotípico es malvado, con cuernos, cola, y tridente.

Originalmente un estereotipo era una impresión tomada de un molde de plomo que se utilizaba en imprenta en lugar
del tipo original. Este uso desembocó en una metáfora sobre un conjunto de ideas preestablecidas que se podían llevar
de un lugar a otro sin cambios (al igual que era posible con el tipo portable).

En la ética y valores humanos se usan estereotipos que ayudan y contribuyen a la forma de representar los problemas
que se presentan en la sociedad diaria y continuamente en todo el mundo.

>> En medios de comunicación

Los medios de comunicación cumplen un rol fundamental en la construcción y la reproducción de estereotipos. A partir
de las imágenes e ideas que circulan en los medios, el público accede a ciertos estereotipos que los mismos reproducen
y construyen a la vez. Ciertos formatos como la publicidad y los programas dirigidos al público infantil usan los este-
reotipos ya que los mismos permiten un mensaje eficaz, pues son rápidamente identificados y reconocidos. Tal y como
señalan Ruth Amossy y Anne Herschberg Pierrot, «La visión que nos hacemos de un grupo es el resultado de un
contacto repetido con representaciones enteramente construidas o bien filtradas por el discurso de los medios. El es-
tereotipo sería principalmente resultado de un aprendizaje social». Incluso lo que percibimos en la vida cotidiana (y no
solamente a través de los medios) también utiliza nuestros conocimientos e ideas previas, y por tanto nunca es total-
mente objetivo sino que está moldeado por la cultura a la que pertenecemos y desde la que percibimos la realidad.

Con los estereotipos no suele cumplirse la ley de causa y efecto, más bien suele suceder a la inversa. Además normal-
mente parecen seguir una lógica, pero cuando se analizan se descubre que son irracionales e inverosímiles. La imagen
creada suele ser una manera de emitir un juicio de valor acerca de un grupo, normalmente basados en raza, profesión
o sexo.

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Es frecuente atribuir la creación de estos estereotipos a la sociedad, pero realmente los medios de comunicación son
grandes vehículos para difundirlos. En cierto modo los medios de comunicación refuerzan las opiniones generales
haciendo uso de la exposición y reiteración de ideas coexistentes. Los estereotipos tienen cierta conexión con las
condiciones sociales, esto les suma fuerza. Al poder localizar en ellos un grano de verdad, su divulgación se hace
efectiva. A pesar de que no todos aceptan los estereotipos como verdad, acostumbran a estar aprobados por grandes
colectivos. El estereotipo es verdadero y falso al mismo tiempo y está basado en los prejuicios de un grupo hacia otro.

El discurso publicitario es una fuente inagotable de estereotipos. Los mensajes publicitarios usan estereotipos icónicos
para instalarnos en un universo onírico al que accederemos, por supuesto, tras la adquisición del producto anunciado.

Trancart (1996), en diversos estudios en medios de comunicación franceses (prensa, radio y TV), descubrió que una
de cada dos mujeres es citada sin que conste su profesión, mientras que en el caso de los hombres esto solo ocurre
en una de cada diez ocasiones. Tal y como dice Martín Serrano (1995), «uno de los esquemas que más se repiten en
la televisión es el de las mujeres asociadas con el cuerpo, y los hombres con la cabeza». Así se demuestra en progra-
mas televisivos como por ejemplo La Ruleta de la Suerte, en los que la mujer se presenta como un simple objeto de
belleza. «Por desgracia y en un gran porcentaje de los casos, cuando la mujer aparece en imágenes, lo hace en muchas
ocasiones representado a ciertos estereotipos que han resistido al paso del tiempo y que siguen estando presentes en
la mayoría de las sociedades. Así, nos podemos encontrar con la mujer en el papel de seductora, aludiendo a conceptos
relacionados con la belleza, el erotismo, y la provocación, o como serpiente tentadora. En definitiva, en el sujeto con-
vertido en objeto».

>> Estereotipos en la publicidad

Los estereotipos en la publicidad son ideas simplificadas de la realidad que han sido aceptadas por la sociedad o por
un grupo de personas determinado. No tratan simplemente de vendernos el producto al que hacen referencia, sino que
nos venden el éxito social o la competitividad. Muchas veces en un principio pueden resultar forzados o incluso cómicos,
pero al final acaban siendo aceptados. El anuncio publicitario debe ser representado con un vocabulario tópico, que
refleje los valores y argumentos en que se sustenta el estereotipo de la marca. Así se crearán unos estereotipos defi-
nidos que no aparecen con tanta simplicidad en la realidad.

En definitiva, la publicidad es una de las principales responsables de los estereotipos, ya que a través de muchas
estrategias comerciales consiguen establecer modelos de conducta que las personas tratarán de imitar, nos hace creer
que si consumimos el producto anunciado conseguiremos obtener las mismas características.

En el mundo publicitario encontramos diferentes tipos de estereotipos, aunque el principal es el sexo. Este se utiliza
para todo tipo de productos e incluso para aquellos que no tienen nada que ver con él. Se trata de un estímulo que el
receptor acoge de forma positiva y rápida. El rol de la mujer en la publicidad ha sido altamente estereotipado, repre-
sentándola siempre como esposa, madre, ama de casa o incluso como mujer objeto. Se muestra la imagen de mujer
dependiente y débil pero, ante todo, bella. De esta forma, la mujer es representada como objeto de deseo del hombre.
A pesar de que la objetivación de la mujer sigue siendo abundante en la publicidad, actualmente también empiezan a
aparecer ejemplos de la mujer superwoman que no necesita la ayuda del hombre. En el hombre el estereotipo estable-
cido ejerce mayor presión social hacia una imagen que refleje fuerza, agresividad, dominio, valentía, pero sin descuidar
tampoco su aspecto físico. A su vez, son mostrados como poco profundos y muy superficiales, esencialmente incom-
petentes.

Sin embargo, tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres uno de valores más explotados es la belleza.
Los creativos publicitarios recurren siempre a modelos atractivos para llamar la atención del público y con ello pretenden
que el público crea que, al consumir su producto o servicios, su físico será tal y como se muestra en la publicidad y que
de esa forma su vida será mejor. En muchos casos, esa necesidad generada de alcanzar el ideal físico mostrado en la
publicidad da lugar a trastornos alimenticios (anorexia, bulimia) y otros problemas psicológicos, sobre todo en chicas
adolescentes, que son un blanco fácil para este tipo de presiones.

Dentro de la publicidad infantil el estereotipo que más se desarrolla es el de los roles de género, marcando supuestas
diferencias entre chicos y chicas. Las niñas suelen ser representadas como obedientes, delicadas y ordenadas, que
ayudan a la madre en el hogar asumiendo responsabilidades desde una edad muy temprana. Del mismo modo todos
los juguetes enfocados para las niñas tienen relación con el mundo de la cosmética y el hogar. Por el contrario, los
niños suelen mostrarse como inquietos y rebeldes, aunque a su vez son emprendedores. Y de esa forma los juguetes
para niños suelen tener que ver con el mundo de la construcción, el automóvil o incluso campos más agresivos como
la guerra. También se suele usar a los niños como gancho para vender productos a los adultos, valiéndose de la
simpatía o ternura que producen.

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En resumen, el uso de estereotipos es negativo cuando empiezan a convertirse en prejuicios y condicionantes. Actual-
mente este problema está empezando a cambiar ya que los consumidores no son tan crédulos y fáciles de convencer
pero, aun así, la gran mayoría sigue siendo manipulada por los anunciantes.

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Estereotipos en el cine

Un ejemplo de estereotipo en el cine es la actriz Salma Hayek (siempre le dan papeles que representan a un personaje
de origen latino).

Según un estudio realizado por el Observatorio de Cultura Y Comunicación de la Fundación Alternativas, el cine pro-
ducido por los grandes estudios de Estados Unidos representa aproximadamente entre el 70% y el 80% del mercado
mundial. Este mismo estudio afirma que Hollywood domina el imaginario colectivo. Este imperialismo cultural deriva en
un mercado cinematográfico –especialmente el occidental- con referencias y estereotipos comunes.15

Con respecto a España, la mejor cuota de mercado de la historia del cine nacional fue la obtenida en 2014, con un
25,5%, más de 6 puntos porcentuales por encima de la obtenida en 2013 (19,2%).16 17 Dentro de este porcentaje el
cine de autor no tiene apenas cabida. Esta limitación contribuye al fomento del consumo de cine elaborado al estilo
hollywoodiense, más rentable en términos económicos. De este modo, a la hora de hablar de estereotipos en el cine
se habla principalmente de aquellos que aparecen reflejados en el cine norteamericano y que, por extensión, llegan a
mayor número de población.

Como apunta Parini, «el estereotipo –en sus diferentes formas y significados- representa un instrumento y una solución
a la exigencia objetiva, presente en los medio de comunicación, de reducir una complejidad que no es fácil de difun-
dir».18 Pero recurrir al estereotipo refuerza los tópicos, generalmente alejados de la realidad a la que aparenta repre-
sentar, ya que, para Pérez Serrano «el cine contribuye a la formación, mantenimiento o eliminación de estereotipos,
según apoyen o no las creencias aceptadas socialmente. Además, general modelos que influyen en la creación de la
identidad social».19

Estereotipos culturales

«Durante gran parte del siglo, la teoría del cine en Europa y Norteamérica parece haber vivido de la ilusión de ser
totalmente ajena a toda raza». Esta frase del teórico Robert Stam (1999) define no solo la teoría, sino también una
realidad.20

En lo que al cine norteamericano respecta, los principales papeles representados por los asiáticos son el de mafioso y
el de experto en artes marciales –o ambos a la vez, generalmente-. Por su parte, los latinos suelen ser pobres con un
especial talento para bailar, seducir o embaucar o traficantes y personas allegadas a estos. Los afroamericanos apa-
recen representados por personajes graciosos, con carácter y/o buena voz. Los rusos suelen aparecer como agentes,
exagentes secretos o mafiosos dispuestos a poner en peligro la seguridad mundial. Los árabes, como terroristas.

Los occidentales de piel clara suelen ser los protagonistas de las películas y desempeñan diferentes roles, también
estereotipados, fundamentalmente en torno al género. Cabe mencionar aquí al héroe americano, firme defensor de lo
correcto, la libertad y la justicia y algunos de los tópicos más frecuentes en torno a los europeos: los alemanes se
relacionan con la cerveza y un gran tamaño, los españoles con la fiesta y el flamenco –y a veces con los trajes de
mejicano-, y los italianos con la seducción, la mafia, la pasta y la Vespa. En definitiva, el reflejo que hace el cine
comercial no es el del individuo, sino el de los tópicos.

Si dirigimos la mirada hacia el cine español, Gordillo concluía en un trabajo sobre el diálogo intercultural en el cine
español contemporáneo que «el cine español muestra actualmente unas relaciones interculturales deficientes entre el
oriundo y el inmigrante que llega huyendo de la pobreza, debido –sobre todo– a la mirada etnocéntrica y a los prejuicios
sociales y culturales de carácter negativo».21

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Para Rodrigo Alsina, catedrático de Teorías de la Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, «den-
tro del cine español encontramos una profunda falta de información sobre las etnias, culturas y pueblos que empiezan
a vivir en nuestras ciudades. En realidad, una de las causas del rechazo social y del racismo es el desconocimiento de
la otra cultura, que da lugar al estereotipo, una de las marcas que se presentan al reflejar los rasgos del diálogo inter-
cultural en el cine español. Aunque los estereotipos ayudan a ordenar y dar sentido a los hechos que desbordan nuestro
conocimiento, son un problema cuando se utilizan para fundamentar ideas y opiniones supuestamente serias. Los
prejuicios y los estereotipos siempre se utilizan para analizar la realidad y debemos de ser conscientes de ello».22

Estereotipos de género

Para Williams y Best, «uno de los estereotipos que a lo largo de la historia se ha mantenido con más fuerza y fiabilidad
es el del sexo. En múltiples trabajos, algunos ya clásicos y otros más cercanos se encuentran descripciones de los
grupos de hombres y de mujeres que engloban características similares en contextos tan diversos como América del
Norte y del Sur, Asia, África, Europa y Australia. Estas descripciones retratan a las mujeres como sensibles, cálidas,
dependientes y orientadas a la gente, en tanto que a los hombres se les ve dominantes, independientes, orientados
hacia el trabajo y agresivos».23

La industria cinematográfica moderna representa a la mujer a través de un estereotipo en el que se ajusta al canon de
belleza, que viste por lo general con ropa seductora y cuyo rol se encuentra entre ser el objeto de deseo o una acom-
pañante fiel, tierna y comprensiva de la figura masculina protagonista. Las mujeres mayores o poco atractivas solo
optan a papeles secundarios o se ven relegadas a papeles como el de bruja o señora de la limpieza cuando, por el
contrario, los hombres de su misma condición sí optan a papeles protagonistas y aparecen siempre rodeados de atrac-
tivas jóvenes que, en palabras de Gila y Guil Sevilla, o se enamoran de ellos o se venden a su poderío. Las mismas
autoras reconocen, no obstante, que «existe cine español y europeo que escapa a estos tópicos», pero que «su in-
fluencia es muchísimo menor al ser significativamente menos visto por los espectadores».24

Sin embargo, la sociedad está viviendo un empoderamiento de la mujer en las últimas décadas, lo que augura algunos
cambios en la industria cinematográfica, si seguimos el criterio de González Gabaldón, que manifiesta que «una forma
concreta de cambio del estereotipo se produce al modificarse los roles de un grupo y cuando esto sucede los estereo-
tipos se adaptan rápidamente y pasan a reflejar los nuevos desempeños».25 En la actualidad se busca derribar los
modelos femeninos superficiales planteados en los medios de comunicación para combatir los estereotipos que tratan
a la mujer como objeto en lugar de sujeto.

Varios autores consideran que un enfoque holístico de concienciación a todos los niveles sobre el binomio sociedad-
industria cinematográfica no solo permitiría seguir avanzando en dirección a la restitución de la integridad de la figura
de la mujer con pleno derecho, sino que direccionaría el uso de una herramienta de difusión como es la industria del
cine hacia motivos superiores, universales y ejemplarizantes para la sociedad que los estrictamente mercantiles.26

Recomendaciones para la eliminación de estereotipos

A pesar de que la prevalencia de los estereotipos es continua en el tiempo y está fuertemente arraigada en nuestra
cultura y en nuestro día a día, la utilización de estas figuras vejatorias ha de llegar a su fin, puesto que solo contribuyen,
en muchos casos, a desfigurar una realidad variada y rica con complejos y miedos o reservas infundados. La desapa-
rición de los mismos es una meta por la que han de pugnar todos los agentes sociales, aunando esfuerzos por una
eventual erradicación de los mismos.

A continuación se procede a la enumeración de algunas de las recomendaciones de los estudiosos del tema para hacer
desaparecer los estereotipos de los medios de comunicación:

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Los medios han de representar el pluralismo de imágenes y discursos que genera la sociedad, igualmente plural y
diversa, al servicio de la igualdad y la justicia, para así permitir que todas las partes de la misma estén correctamente
representadas.

Se han de crear relaciones positivas y continuas con las organizaciones y profesionales para mejorar la imagen y el
posicionamiento de las minorías desfavorecidas. En el caso concreto de los periódicos, podría ser interesante crear
una sección específica destinada a sensibilizar a los públicos acerca de estos ámbitos, o incluso lanzar una revista que
aborde esta temática. Por lo que respecta a lo audiovisual, a la televisión, dada su naturaleza como medio masivo, que
consigue mayor cobertura e impacto, podría ser interesante realizar programas o debates televisivos, destinados a
proporcionar información sobre los estereotipos, contrastando, aportando datos, para así permitir a las audiencias des-
montarlos por sí mismos.

Conseguir repercusión, que las noticias, reportajes e investigaciones realizados por aquellos integrantes de las mi-
norías desfavorecidas lleguen a los principales medios relatando los hechos desde su punto de vista, dando proyección
y, por lo tanto, influir así en las políticas relacionadas de los países, tanto a nivel nacional como internacional.

Creación de cursos, seminarios y similares sobre orientación de estos asuntos para profesionales de los medios con
el fin de desalentar la información insensible respecto a las minorías.

Desarrollar organismos, asociaciones, centros de información, oficinas, tanto nacionales como internacionales que
propicien al cambio social, con un canal directo y abierto de comunicación con los principales medios para así planificar
políticas y planes de acción eficaces.

Contar con la implicación de directores de los canales, los productores, los publicistas, es decir, todos los públicos
implicados, tanto decisores como los que contribuyen a generar la opinión pública.

Creación de un código ético y de conducta que se refiera específicamente estos temas, enfocado a los medios de
comunicación masivos.

Creación de equipos multiculturales en los medios.

Recomendaciones para la prensa escrita

El lenguaje no es una creación arbitraria de la mente humana, sino un producto social e histórico que influye en nuestra
percepción de la realidad, de ahí su gran importancia.

Es importante tener en cuenta que la audiencia no es necesariamente homogénea y está conformada por mujeres y
hombres de diferentes vertientes culturales, creencias, costumbres y orígenes. Se han de intentar satisfacer las nece-
sidades informativas del amplio abanico de los públicos y la pluralidad de intereses que representan. El supuesto ser
humano neutro carece de existencia real y, por tanto, de cabida en los medios.

Considerar los grandes cambios experimentados por los colectivos, los avances y retrocesos, abusos y ayudas, y
trasladar esto a las informaciones para que una correlación en los medios de comunicación.

Diversificar las fuentes, dar voz a los afectados y evitar limitarse a los interlocutores y jefes jerárquicos de las insti-
tuciones, que aportan datos, cifras frías y sin rostro, en lugar de buscar a las personas que hay tras ellas.

Introducir perspectiva, entendido esto como asumir cada colectivo, cada individuo desde su diferencias; poner de
relieve que hemos sido socializados de una manera distinta y a menudo educados en valores diferentes o incluso
opuestos. Esta socialización ha introducido a la fuerza variedades de comportamiento, de actitudes, de creencias, de
estilo o de formas de vida.

Ser cuidadoso en la adjetivación. Ha de prevalecer la búsqueda por aportar nuevos rasgos informativos a la noticia
y desterra el sentido sensacionalista, evitando alusiones despectivas y groseras o demasiado elogiosas que no aporten
nuevos contenidos informativos.

Recomendaciones particulares para los profesionales de la información


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Conoce las culturas.

Haz que impere la racionalidad; no te guíes siempre solo por tus emociones. Ha de primar la honradez y la profesio-
nalidad.

La empatía es importante: ponte en el lugar del otro. Intenta comprender a los demás.

Asume que todos los seres humanos, por el simple hecho de serlo, merecemos respeto y dignidad.

Utiliza tu propio criterio y no sucumbas a la presión del grupo.

Guíate por los derechos humanos y la democracia, así como los valores que promueven.

Admira a gente que lucha por un mundo más justo y combate la discriminación.

Ten sentido del humor.

No caigas en la trampa de los estereotipos; no son más que imágenes falsas y simplificadas.

Todos somos diferentes y tenemos derecho a ser diferentes.

En informática

Es un concepto dentro del Lenguaje de Modelado Unificado, donde se utiliza para encapsular los comportamientos.
Por lo tanto, un estereotipo se utiliza como un vehículo para comunicar los requisitos de software y diseños, y carece
de la actual connotación negativa que se le da en el uso general.

En la cultura de Internet

Bright – Persona que adhiere e impulsa la visión naturalista del mundo, incluyendo igualdad de derechos civiles, y
aceptación de las personas que comparten dicha visión del mundo.

Friki – Personas específicamente interesadas más o menos obsesivamente en los temas de la denominada cultura
friki (ciencia ficción, fantasía, videojuegos, historietas, informática, etc.).

Nerd – Persona abocada al estudio y la labor científica, informática, e intelectual, hasta el punto de mostrar desinterés
por las actividades sociales, físicas, y deportivas.

Gamer – Jugador de videojuegos con gran dedicación e interés, y con buen conocimiento de este tipo de productos.

Otaku – Hace referencia a todo fanático que dedica tiempo, dinero y/o interés en sus pasatiempos al manga y al
anime, así como a la cultura japonesa.

Geek – Persona fascinada por la tecnología y la informática.

Hipster (subcultura contemporánea)

Estereotipo de grupo

La pertenencia de un individuo a un determinado grupo social hace que se le relacione con un prototipo de vida, asig-
nándole un modelo de conducta que conlleva un conjunto de características similares o comunes a los miembros de
este grupo y de esta forma establecer diferencias significativas con miembros de otras categorías. Los estereotipos de
grupo son una de las formas más frecuentes de representación social, definidos como una imagen mental simplificada
de alguna categoría de personas, institución o acontecimiento que es compartida por un gran número de personas en
sus características esenciales (Henri Tajfel, 1982). En la medida en que un sujeto es agregado a una categoría social

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o grupal, se le atribuyen determinadas características. Se espera que piense, que sienta y que por lo general se com-
porte en coherencia con las características de dicho grupo. Los sujetos no son tomados como individuos, sino como
parte de un grupo y son percibidos como similares entre ellos. El Estereotipo se encarga de hacer generalizaciones
acerca de los miembros de un grupo. Las generalizaciones pueden ser vistas desde un punto positivo (las mujeres son
tiernas) pero en la mayoría de las ocasiones son vistas negativas y resistentes al cambio (los aborígenes son salvajes).
Normalmente los estereotipos facilitan el prejuicio y la discriminación.

Ejemplos de estereotipo de grupo

Mujer: ama de casa, madre, siempre bella, paciente, delicada, dependiente, sensible, objeto sexual, frívola, tierna,
sumisa.

Hombre: trabajador, inteligente, fuerte, no llora, valiente, jefe de familia, proveedor, le gustan los riesgos, agresivo.

Ancianos: se les cataloga como inútiles, enfermizos, dependientes, e improductivos.

Racial: se basan en las diferencias étnicas y culturales considerando inferiores a personas de distinto color, lugar de
origen o cultura, catalogándolos por ejemplo como terroristas, delincuentes, o tontos.

Clases sociales: generalizan a los pobres con la ignorancia y la delincuencia, a los ricos con la soberbia y la prepo-
tencia, a las madres solteras con una conducta ligera.

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