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El Diario de Luisa en

Alemania

   

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Diario de una estudiante


colombiana en Alemania

“El diario de Luisa” memorias del


intercambio 2012-2013  
 

Publicado por: DAAD Colombia


Centro de Información Cra. 11 # 93-52
Bogotá

Textos: Luisa Barbosa

Fotos: Luisa Barbosa

Edición: Angélica Hernández Barajas

Recopilación y montaje: Franziska Koch

Impresión: Octubre 2013 –


 

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  Índice
 

Episodio 1: 7 de septiembre de 2012 – Primera página de mi diario ........... 5


Episodio 2: 12 de septiembre de 2012 –Los caminos del destino ................ 7
Episodio 3: 22 de septiembre de 2012 –La despedida... ................................ 9
Episodio 4: 27 de septiembre de 2012 –Otoño ............................................. 11
Episodio 5: 4 de octubre de 2012 – Un genio de la lámpara y un palo de
rosa envejecido ............................................................................................... 15
Episodio 6: 12 de octubre de 2012 –De las cosas simples.......................... 19
Episodio 7: 19 de octubre de 2012 –Olores de Paprika ............................... 22
Episodio 8: 26 de octubre de 2012 –Una mirada sobre Colombia .............. 25
Episodio 9: 31 de octubre de 2012 –All Hallows' Eve .................................. 27
Episodio 10: 9 de noviembre de 2012 –Las señales alemanas ................... 29
Episodio 11: 16 de noviembre de 2012 – Vejez ............................................ 32
Episodio 12: 26 de noviembre de 2012 – Cumpleaños con el corazón ...... 35
Episodio 13: 4 de diciembre de 2012 – Invierno ........................................... 38
Episodio 14: 12 de diciembre de 2012 – Weihnachten: La Navidad ........... 41
Episodio 15: 24 de enero de 2013 – El pan francés ..................................... 45
Episodio 16: 6 de febrero de 2013 – Lo que el camión de la basura no se
llevó…y la nieve en la montaña ..................................................................... 49
Episodio 17: 14 de febrero de 2013 – Wir lieben das Leben, die Liebe und
die Lust - ¡VIVA COLONIA! ............................................................................. 53
Episodio 18: 22 de febrero de 2013 – Entre ríos como pistas de patinaje . 56
Episodio 19: 7 de marzo de 2013 – ¡Yo quiero un 1! .................................... 59
Episodio 20: 14 de marzo de 2013 – Destreza transportadora.................... 62
Episodio 21: 21 de marzo de 2013 – Atención, atención: ¡Escasez de
bolsas plásticas y jugos naturales! ............................................................... 64
Episodio 22: 6 de abril de 2013 – Cuidado conductores alemanes! Una
colombiana intenta cruzar las calles! ............................................................ 67
Episodio 23: 12 de abril de 2013 – “Chiquitolina” para entrar en el cerebro
........................................................................................................................... 69
Episodio 24: 19 de abril de 2013 – Un libro abierto en las primeras flores 71
Episodio 25: 26 de abril de 2013 – ¡Vámonos de fiesta! .............................. 73

3  
 
Episodio 26: 11 de mayo de 2013 – Maius Júpiter, el maximus.................. 75
Episodio 28: 23 de mayo de 2013 – Una aventura sobre (dos) ruedas ...... 80
Episodio 29: 8 de junio de 2013 – De aquí para allá y viceversa: La historia
de un ex–alemán.............................................................................................. 83
Episodio 30: 15 de junio de 2013 – Lapasión del fútbol y una ciudad spa 86
Episodio 31: 22 de junio de 2013 – La gran capital ...................................... 88
Episodio 32: 29 de junio de 2013 – En horario extendido ........................... 91
Episodio 33: 5 de julio de 2013 – Amores perros y una pila de buñuelos . 94
Episodio 34: 19 de julio de 2013 – Un corazón roto y un espacio vacío .... 96
Episodio 35: 3 de agosto de 2013 – Las mil y un razones........................... 99

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Episodio 1: 7 de septiembre de 2012 –Primera página de mi diario

Queridos lectores, tengo el gusto de presentarme:

Soy Luisa Barbosa, bióloga de la Universidad de los Andes. Nacida en Bucaramanga, crecida
en Bogotá. Enamorada de la vida, de la Ciencia pura, de las culturas mezcladas y los idiomas
revueltos en grupos de amigos, cual Torre de Babel. Y de la comida, el sueño y el agua. Hija de
mis padres, miembro de una familia ejemplar. Voy para Alemania para continuar formándome
académicamente y crecer personalmente. Voy para estudiar mi Maestría en Neurociencias en
la Universidad de Bonn, para ir juntando los ladrillos necesarios para el edificio de mis sueños.
Para la construcción de uno de sus pisos: Crear un centro de investigación multidisciplinar en
Neurociencias en Bogotá. ¡Esa soy yo! Y así comienza este capítulo...

Espero que estas líneas sean siempre un


medio para que viajen y se pierdan por
los pasillos de sus propios pensamientos
y de su imaginación. Aquí les entrego el
primer capítulo de mi diario, mientras
sigo esperando por mi anhelado viaje a
Alemania a finales de este mes.

Como un sueño...“Desperté después de


una noche bastante fría y en poco tiempo
me encontraba embarcada en un
transporte terrestre, inmersa en un fondo
de voces que articulaban frases sin el
En una ciudad histórica en Minas Gerais - Brasil. Mis compañeros menor sentido para mi. Entendía de esos
de viaje: De izquierda a derecha: Jérôme, Sandra, Charles (todos
franceses) y yo: Luisa! sonidos algo así como 1 de cada 50
  palabras”.

Ustedes pensarán que fue un sueño de


esos que ocurren durante noches de
ansiedad pré-cambio de vida, pero la
verdad es que representa la historia de
esta mañana y define una parte de lo que
soy: una viajera espontánea. Desde ya
debo advertirles, mis queridos lectores,
que adoro la aventura y la espontaneidad
(algunos me llaman incluso “loquita”, y mi
madre suele describirme como “la que le
pica la casa”), y que por eso mismo confío
en que encontrarán en estas líneas más
Algunas locuras. Parte de los viajes son esas pequeñas locuras,
de un rato de diversión. como saltar al río desde esa piedra! Mi compañía: David, Horacio
y Ezequiel. Un colombiano y dos argentinos.

Sólo para que se hagan una idea, ypara una   primera aproximación a mi personalidad, les
cuento que por estos días (menos de 3 semanas antes de mi viaje a Alemania) decidí darme
unas vacaciones. Y ahora estoy escribiéndoles (con mucho gusto después de haber sido
escogida como la diarista oficial de esta temporada, que, debo decirles, no fue tarea fácil!)
haciendo una pausa en mi viaje dentro de un carro alquilado con 4 franceses por uno de los
estados de Brasil, “país tropical bendecido por Dios y bonito por naturaleza” como dice la
canción. Amo Brasil casi tanto como Colombia, con un amor consolidado por mi permanencia
durante algo así como 7 meses en sus tierras de samba, forró, MPB, sertanejo y funk. Pero

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Brasil es otro cuento. Lo que nos concierne hoy es mi espera por Alemania. Y, en resumidas
cuentas, NO TENGO NADA LISTO!!!

Como dije, estoy en unas merecidas vacaciones después de un semestre de trabajo con el
Grupo de Neurociencias de la Universidad Nacional, investigando algunas de las vías
moleculares relacionadas con Enfermedad de Alzheimer. Pero aparte de eso, mi lista de
“Cosas por hacer” se extiende más que estos renglones. Tal vez lo que la encabeza es: LA
VISA. Necesito una serie de eventos afortunados –y poco probables, para “sumarle patas al
perro”, como se dice popular y sabiamente- para tener mi visa el viernes 21 de Septiembre. De
lo contrario, me veré en la engorrosa necesidad de cambiar la fecha de mi vuelo (originalmente
el lunes 24) para una fecha más conveniente según las indicaciones de la embajada. Si eso
sale bien, ir chequeando la larga lista no tendrá mayor problema.

¿Y qué de mis sensaciones? Ansiedad, nostalgia, nerviosismo y un poco de preocupación


sería un buen resumen. Es evidente que será un cambio total. Ya no es más salir de casa para
vivir dentro la latinidad, latinidad que amo, que me caracteriza y que está bien extendida por los
países de América Centro-Sur. Ahora Alemania será un giro radical en un idioma que no
domino en absoluto! Y además del idioma, estará el clima del invierno en Alemania. Nací en
Bucaramanga y viví en sus “levemente cálidas” temperaturas durante 10 años. Después fui
vilmente transportada hacia “La Nevera” (como le dicen a Bogotá los habitantes de otras
regiones cálidas de Colombia). Y creo que es por eso que nunca más podré liberarme de mi
preferencia hacia el calor. ¡Aún ni puedo imaginarme cómo serán las temperaturas bajo cero!

Queridos lectores, siem-pre la mejor energía y, como dice un gran amigo, buen viento y buena
mar! Dentro de poco les haré entrega de mi segundo capítulo y mientras tanto, seguiré au-
mentando la lista de cosas pendientes para alistar mi viaje a Alemania!

¿Es o no verdad? Las calles se ven más lindas cuando el sol las baña.

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Episodio 2: 12 de septiembre de 2012 –Los caminos del destino

¿Rheinische Friedrich-Wilhelms-Universität Bonn? ¿Cómo es que una colombiana, más


colombiana que un desayuno con arepa, tamal y chocolate, acaba escogiendo una universidad
con tamaño nombre?

Por incomprensible que parezca, en esas acabé yo! Aún cuando después de mucho buscar lo
único que puedo decir del nombre de mi futura universidad es que Rheinische no tiene nada
que ver con renos (los de Papá Noel), sino se refiere al rio Rin que pasa por Bonn y que
Friedrich-Wilhelm habría podido ser director de cine, filósofo, soldado suizo, pintor, pianista,
político, matemático, astrónomo o poeta.

¿Qué por qué? ¿Qué cómo? Lo cierto es que nadie entenderá los caminos que toma el
destino. Para este caso, lo único que puedo hacer es una reseña, un recorrido por diferentes
puntos en mi pasado, como a través de una de las líneas de Transmilenio: Portal Sur: Brasil. Mi
sueño era estudiar allá. Pero al hacer una búsqueda detallada descubrí que no era justamente
lo que quería en el nivel académico. No debe ser el amor a una ciudad o un país el criterio de
selección de “dónde estudiar”.

Estación Centro: Australia. Paradisíaco país,


buena oferta de becas y de postgrados...
pero TAN lejos! Desistí de ese destino
precisamente por encontrarse “al otro lado
del mundo”. 15 horas de diferencia horaria
durante dos años pueden hacer mucho mal
a tus relaciones colombianas, o brasileras.

Portal Norte: Alemania. Finalmente caí sobre


Alemania en conversaciones variadas con
mis colegas y profesores. Económicamente
estable, con oferta de educación pública de
Estudiando los días de la semana, y conociendo la ciudad en
donde viviré.
calidad. ¿Y en Neurociencias? Investigación
fuerte, multidisciplinar, con variadas fuentes
de recursos. Sumándole una diferencia horaria en el rango de 5 a 7 horas, este destino se
materializó como lo que estaba buscando.

Así que comencé un proceso de selección de varias etapas, en las que tuve que hacer y pedir
cosas como: certificados, traducir documentos, legalizar otros cuantos, adjuntar hojas de vida,
escribir cartas de motivación, pedir cartas de recomendación... y una vez pasado estos puntos,
estudiar para un examen de conocimientos “en nivel de escuela secundaria” según la
traducción literal de las informaciones (pero, si les ocurre un día Ustedes, lectores, no crean
fielmente en las informaciones! Los conocimientos enseñados en el colegio pueden variar
ampliamente entre países. O al menos fue mi parecer al comparar el examen que realicé con la
descripción alemana de lo que sería!).

Al final de cuentas, toda esa cháchara lleva al presente, al hoy, al minuto que se consume
mientras escribo. Y debo decirles que no ha cambiado mucha cosa desde la última vez que
felizmente me dirigí a ustedes: Continúo en Brasil disfrutando del calor, sabiendo de alemán no
más que lo números de 1 al 20 y cómo decir Te amo o Voy a hablar Alemán, sin visa... Lo
único que cambió es que hace dos días me fue asignado un cuarto individual en una de las
residencias en Alemania… y ya les contaré. Pero de resto, no he alistado maleta, auque tengo

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una casa a donde llegar. Todo esto me hace pensar cómo en estas épocas de cambio
andamos pronosticando el futuro, ¡viviendo más allá que acá!

Mis lectores, ¡la fecha se aproxima a pasos agigantados! Los días se consumen como dulces
en un jardín de niños, rápidamente, dejando rastros en las bocas sonrientes. Prontamente
vendrán historias de risas, llantos y empatía, desde la propia ¡País de las Ideas (como se
catalogó Alemania en 2006 durante el mundial de fútbol)!

Hasta entonces!

Un “plus” para que se deleiten con lo que han visto mis ojos. Pedra da Gávea-Rio de Janeiro. Espero en poco tiempo tener
imágenes en Alemania que logren dejar sin aliento, como ésta. A mi lado, Victor Philippon, francés.

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Episodio 3: 22 de septiembre de 2012 –La despedida...

Estas líneas se escribieron inspiradas


por el bamboleo del Transmilenio en un
recorrido del Centro al Norte de la
ciudad. Atravesando 130 cuadras
mientras detallaba cada cosa: cada
rostro, cada puerta, cada color. Y
cuando se observa todo con ese detalle,
el paisaje se torna más bello, visto con
el ojo que mira todo con atención y con
nostalgia.

Las venas de Bogotá son sus calles, sus


avenidas. La sangre corriente, los ríos
de personas, carros, camionetas, buses,
El gigante de piel color ladrillo. En la foto: Victor Philippon.
taxis y transmilenios que fluyen
incesantemente mientras el sol se va escondiendo en busca de un descanso de este lado del
mundo. Con tiempo, el sigilo propio de la noche logrará calmar a este gigante.

Los procedimientos administrativos siempre me han parecido detestables. Protocolos de


frontera, emigración, inmigración, bancos, seguros... Pero de vuelta estos mismos
procedimientos me tratan tan bien! Como si quisieran ridiculizar mi posición, respondiendo:
Pero, ¿De qué hablas Luisa? Mira, aquí está tu visa –por improbable que fuera- tres días antes
de tu viaje.

Ahora, cuando alzo la vista


después de haberme
sumergido unos minutos en
pensamientos y letras
ilegibles -a causa del mismo
bamboleo que es fuente de
inspiración-, una gigantesca
y oscura nube se ha
impuesto sobre el azul del
cielo que hasta hace poco
cubría nuestras cabezas. Tal
vez esta noche traerá
sueños de tormenta.

Y al respecto de sueños,
Los documentos están listos! Sumado a los 10 euros que poseo actualmente,
nada de qué preocuparse! hace poco tuve uno bastante
curioso: De repente me
 
encontraba de pie frente a una salón de clase lleno de rubios, en ropas deportivas. Resulta que
era yo su profesora de salsa! Si quisiéramos abordar una línea Freudiana, me atrevería yo a
decir que a través del sueño estoy representando dos angustias: La primera, el miedo de no
estar sumergida dentro de un ambiente que oye y siente la música que a mí me hace hervir la
sangre y mover las piernas casi involuntariamente. La segunda, mi economía. Como estudiante
extranjera en Alemania -y gracias a la modificación de las condiciones del visado (¡qué
suerte!)- tengo la posibilidad de trabajar un cierto número de horas por mes. ¡Mi meta es
cumplir el límite máximo de horas! Como no soy becaria de ninguna institución, yo misma debo
(o mejor, mi familia misma) obtener el dinero para mi sustento.

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Bien queridos lectores, ésta es en definitiva la última vez que les escribo desde tierras
tropicales. ¡La visa ya está en mis manos! Así que, lista o no, un avión con vuelo en conexión a
Panamá despegará del Aeropuerto Internacional El Dorado el Lunes 24 de Septiembre a las
3:30pm. Después de un día de viaje llegaré a Bonn. Y ahí empezará otro cuento.

Para picarles la curiosidad, acabo contando que este fin de semana comenzará el famosísimo
Oktoberfest en Alemania. Puede ser que dentro de algunos episodios escriba para contarles
una historia forjada desde el mismo corazón de München!

Éste y el otro lado del charco.

Por última vez desde este lado del charco...

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Episodio 4: 27 de septiembre de 2012 –Otoño

En Colombia estaba deseando ansiosamente llegar a Bonn para no tener que pensar tanto en
qué escribir cada semana en este diario. Ahora, me doy cuenta que el problema sólo cambió
de forma, pues ahora tengo que pensar en qué escoger entre un mundo de posibilidades. Y al
momento de escribir esto tan solo han pasado dos días desde que llegue a Alemania y creo
que se complicará la cosa, queridos lectores.

Los días se encuentran no en


extremo fríos, presentando
lluvias intermitentes y bastante
viento. El sol se asoma por ahí
unas buenas horas y continúa
el proceso de bronceado de las
hojas que entraron al otoño y
se preparan a caer. Necesitan
aún de ese sol para conseguir
su dorado color previo al cierre
de otro ciclo más. Caerán
dentro de poco, serán pisadas,
se revolcarán en el viento,
tendrán su única oportunidad
de volar y cambiar de posición,
pero finalmente serán con-
sumidas por el frío del invierno
y se desintegrarán para
siempre. El otoño ha llegado, y
con él sus grandes calabazas
de película. En el otoño ha
llegado Luisa a estas tierras.
Con la cantidad de árboles que
hacen parte de la “ciudad” y la
tranquilidad que la invade, es
imposible no sentirse ansioso
Comienza el cambio de tonos. Las hojas acumulándose en las esquinas, hacia
los bordes de cada camino, esperando un ventarrón para revolcarse al cielo y por ver el paisaje como pintado
volar. en tonos de amarillo, naranja y
rojo, y por comprar una
 
bicicleta para aprovechar de ese aire que acariciará
mejillas y enfriará narices.

Ahora continúo con lo primero que viene a mi cabeza;


nada que ver con el orden cronológico ni la
importancia! Parece que este escrito será algo así
como una lluvia de pensamientos y vivencias de
características nominales, no ordinales. Así que
menciono el Jet Lag. No recordaba haberlo
experimentado nunca, y lo cierto es que hasta llegué a
pensar que esta vez había escapado de él. Pero sólo
me engañé. Contra los consejos de la azafata, espié
por la ventana para presenciar cómo el avión entraba
Calabazas que evidencian la llegada de la
en un amanecer que surgía a kilómetros de ahí, estación y me dan ganas de una fiesta de
adelantando el tiempo. Un amanecer que llegaba a mí Halloween.

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–perdón, un amanecer al que yo
llegaba- cuando en casa eran las
2:30am. La primera noche (que
significaba unas 4:00pm en
Colombia) concilié el sueño solo
entradas las 3 de la madrugada.
Por lo que se imaginarán,
durante mi primer día en la
ciudad no hice más que dormir
hasta alrededor de las 6:00pm. Y
prometo que por culpa del Jet
Lag! El cuerpo simplemente no
me daba. Pero a pesar de “la
debilidad del Jet Lag” conseguí
tener al final del día una gran
sonrisa en mi rostro: Un “paseo”
al supermercado puede generar
grandes enseñanzas. Recuerdo
como si fuera ayer la primera vez
que entré en un supermercado
brasilero y me sorprendí al ver
Mi querida anfitriona y los muffins de colores que preparamos!
cómo era de costosa la comida y
de   barato el alcohol. Aquí, otras cosas me sorprendieron. Por ejemplo, ¡encontrar kiwis a
módicos precios! Y después de eso, la vivencia de la Torre de Babel en vivo y en directo al
juntar 4 personas de países no anglo-hablantes que “machetean” un inglés y lo mezclan con el
propio italiano, alemán y español que tienen en sus raíces.

Y todos estarán curiosísimos al


respecto de lo que ha sido el
alemán (¡con tanto que insistí en
eso!). Era casi como lo imaginaba:
No entiendo –como se dice
popularmente- ¡ni papa! Intento
aprender palabras nuevas, intento
recordar de todos los anuncios que
veo, de lo que escucho… pero es
muy difícil para mí. Y cada vez que
pregunto: ¿Cómo se dice en
alemán…? La respuesta es algo
complicado y largo que ¡no puedo
recordar 1 minuto después! En el
supermercado la cajera pregunta si
Duisdorf: La tranquilidad de este barrio a las afueras de la “ciudad”…
desea tener la factura o no, y la es curioso cómo nuestras percepciones se moldean según nuestra
palabra para factura es Kassenbon. experiencia. Para Alice, nacida en una aldea italiana de 60 personas
(sí, seis y cero!), Bonn es una gran ciudad. Para mí, crecida en una
Se imaginarán mi expresión cuando
ciudad de casi 9.000.000 de habitantes (sí, nueve y ¡seis ceros!) …
al acabar de pasar las cosas ella me Bonn es…
mira y pronuncia ¿Kassenbon?
Pensé durante un instante qué podría estar preguntando, tal vez que si pagaría en efectivo, tal
vez que sí quería donar alguna cosa. Al final, un alma caritativa entró a rescatarme y con un
simple “ja” (sí) solucionó la demora.

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Por estos días me hospedo en la casa de dos lindas italianas que me abrieron sus puertas
mientras llega el 1 de octubre queda disponible mi habitación en la residencia universitaria.
Ellas saben alemán, y encontré en una de sus frases una descripción tan interesante, que la
plasmo aquí en formas de líneas para este diario. Los que sepan podrán tener su propia
opinión. Mencionó que en alemán, lo más importante de la frase viene a lo último, y así, la
encontré disertando sobre lo desesperante que es en una historia o en una noticia, tener que
escuchar primero todos los detalles innecesarios para sólo al final saber el asunto principal.
Eso sólo para evidenciar una de tantas diferencias estructurales en nuestras lenguas.

Y hablando de alemán y hospedaje, me llevé un susto y una tarde de estrés y angustia cuando
al llegar al Studentenwerk (la institución encargada de la asignación de habitaciones en las
residencias universitarias) me informaron que no había ninguna habitación asignada a mi
nombre y que no había nada por hacer. Aún ni entiendo bien qué fue lo que pasó, cómo
sucedieron las cosas, por qué, claro, todo lo que pasaba a mí alrededor pasaba en alemán y yo
sólo veía bocas gesticulando apresuradamente, tonos intensos y fuertes intensificando las
palabras, llamadas que iban y venían. Qué suerte que tenía la compañía de mi amiga Alice
(una de las italianas) que hizo de “abogado” con voz y voto propio, y de hecho, sin participación
alguna de su cliente. Pero bien, al final, se me ha asignado la misma habitación que
supuestamente ya tenía en un comienzo. Y espero que no haya más problemas de ese tipo.

Para finalizar, tuve la fortuna de caer dentro del mes en el que se celebra el Festival de
Beethoven (Beethovenfest) aquí en Bonn, cuna de tamaña eminencia. Por esta razón acontece
cada noche durante dos semanas un show de música, agua y luces en el centro de la ciudad
(Klangwellen, que traduce algo así como “sonido de las ondas”). Un espectáculo maravilloso,
que dispersó cualquier resto de angustia o estrés generado por aquella tarde sin un lugar
dónde vivir.

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La próxima semana comienza mi
interacción directa con la universidad.
Desde el lunes vendrán tres días de
bienvenida, de explicaciones, recorridos
y de papeleo. De nuevo, vendrán
muchas anécdotas por contar, que no
son ni la mitad de lo que hay. Estando
aquí mi carácter de observadora se
agudiza. Paso, literalmente, horas y
horas, sentada observando a cada
persona, cada calle, cada movimiento,
tal como hacía en Bogotá antes de
partir. Y encuentro tantísimas
diferencias. Tal vez traeré mejor en un
episodio en el futuro un cuadro
comparativo, o algo por el estilo. Una
forma de liberarse del peso de las
cosas (de las comparaciones, de las
tristezas, de las angustias… aplica para
prácticamente cualquier cosa,
exceptuando las deudas!) es
escribirlas. Y por eso corresponde a
ustedes, mis lectores, ayudarme a
cargar el peso de una cultura y una
sociedad que no es mía, pero que me
Iglesia Bonn
recibe con toda la fuerza de una historia
de siglos y que con suerte un día se
sentirá como mi casa.

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Episodio 5: 4 de octubre de 2012 –Un genio de la lámpara y un palo de rosa envejecido

En un ejercicio mental le pido al genio de la lámpara -escondido en las cuevas de mi


imaginación- que elimine toda información visual a mi alrededor y me deje únicamente dentro

Lo que el genio borra es una linda ciudad a las orillas del Rhin…

de una caja blanca con las personas que me rodean ahora, y también con las que lo han hecho
en los últimos días. Pero ese genio se sorprende con la naturaleza de mi deseo, que
normalmente debería estar relacionado con dinero, salud, éxito, amor, o viajes… Para mí es
sencillo: Querido genio, siempre estoy desbordada de amor por mis amigos, mi familia y mi
pareja; mi salud dependerá de mis hábitos y de no tener mala suerte con mi código genético; el
éxito y el dinero serán el resultado de mi esfuerzo, mi dedicación, mi trabajo y un poco de
buena suerte, y si consigo todo eso y si en mi diario vivir logro controlar mi economía, pues lo
de los viajes será casi pan comido! Pero de ninguna forma podré encontrarme de repente en
una caja blanca... una caja blanca pero sin más que las personas de aquí. Querido genio, sólo
quiero ver qué tan lejos estoy de casa!

Y cuando el genio entiende y me


concede generosamente ese deseo
en aquella cueva de mi
imaginación, soy transportada a un
lugar sin nombre, sin colores, sin
sonidos ni olores propios. Todo lo
que estimula mis sentidos viene de
las características, las historias y
las ideas de los que me rodean. Y
entonces percibo: ¡Realmente estoy
lejos de casa! Primero, porque a mi
alrededor no hay casi ningún
hispano-hablante. Por allá entre la
multitud en una de las esquinas se
Los puentes llenos de promesas de amor. Candados que miles de parejas confunden 2 o 3 españoles, pero
enamoradas van a cerrar para siempre como símbolo de su compromiso.
definitivamente ningún latino.
Segundo, porque escucho frases del estilo “¿Es ese el color natural de tu cabello? Wow, ¡es
 
realmente oscuro!”, ó.. ¡Eres la primera persona de Sur América que conozco!”, ó… “¿Y en
Colombia, hay algún banco alemán?”, también puedo escuchar: “¿Cuál es tu lengua nativa?”…
En fin! En este cuarto hay bastante variedad, pero es una variedad ajena. Una variedad a la
que sumo pero que no tiene peso porque soy solo yo. De entre estas personas, cabe destacar
a los hindúes. ¡Me he fascinado con ellos! Por su cultura compleja, llena de todo en todos los
aspectos; por su acento al hablar inglés que me gusta pero me cuesta comprender. Por su
adorable color de piel y por sus rasgos faciales. Y claro, ¡por su personalidad! Me parece,

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según mi poca experiencia, que tienen tanto para contar, pues normalmente sus sentidos están
muy saturados, pero estando aquí, en esta tranquilidad de calles y hojas elevadas al viento, lo
que resta a todos es la charla. Y, ¿qué hay de los alemanes de mi caja blanca? Pues los hay
de todo: alegres, sonrientes, extrovertidos y conversadores, serios y amables, tranquilos e
introvertidos, líderes, liderados… personas para grandes amistades, o para divertidas fiestas, o
para un café, o para el grupo de laboratorio.

Y como en todo lugar -


y quiero hacer énfasis
en eso para no crear
la idea errada- se
encuentran “ovejas
negras”! Los detalles
de las malas
experiencias son
innecesarios, puesto
que son una minoría y
no constituyen una
crítica constructiva.
Así que no hablaré
más de eso. Pero lo
escribo aquí más para
mí, para recordar todo
Algunos de mis compañeros de clase –mayoritariamente alemanes- preparándose para
en su conjunto cuando un barbecue.
en el futuro me siente
a releer estas líneas y el paso del tiempo haya ido afectado la nitidez de mis recuerdos. Y que
les sirva a ustedes, lectores, para recordar que no hay perfección más allá de la de la propia
naturaleza intocada.

Esta semana empecé mi instalación definitiva.


Parece que tuve mucha suerte en la asignación de la
habitación, ya que la residencia se encuentra a
pocas cuadras del centro, y de los campus
principales de la Universidad. Para mí ¡es una
maravilla! Fuera de la casa de mi familia, me
acostumbré a tener una habitación con poco espacio
y hasta sin ventanas. Pero aquí el techo se extiende
unos 4 metros arriba de mi cabeza, y en el fondo casi
no hay pared, sino ventana. Lo que encontré curioso,
y que parece ser bastante usado por estos lados, es
que mi cama está ubicada en un andamio por
encima de la puerta. Es decir que debo subir
escaleras para ir a dormir. Como los cuartos son
bastante altos se utiliza esta disposición para
aprovechar al máximo el espacio en el suelo. En lo
que a mí respecta, es una grandiosa idea.
He detallado que esta situación se presenta a
diario. Un asiento para el bolso, para incrementar
el espacio personal en un transporte en el que Y además de eso, el edificio es muy lindo. Con su
pueden encontrarse otros asientos disponibles. tono color palo de rosa, un poco oscurecido, un poco
envejecido por el trajín de las estaciones, es un lindo
 
panorama que me recibe cuando el día está por
extinguirse.

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Finalizando el tour por la nueva casa, nos vamos a la parte trasera en donde hay un jardín para
morir de envidia. Con parrilla y sillas dispersas que me hacen ya soñar con el verano y unos
cuantos amenos, y famosamente alemanes, barbecues.

Las hojas continúan


cambiando de color,
cayendo y
acumulándose en
los andenes. Estoy
ansiosa por ver
cómo en el invierno
no quedarán más
que chamizos, pero
chamizos que
siguen viviendo y
que latentes y
pacientes esperan la
siguiente temporada
para resurgir con
todo su esplendor.
Esto de las
Mi cama
estaciones me
maravilla. Un ciclo tras otro, el apogeo y la decadencia. Me estaba gustando el otoño, pero hoy,
el clima fue menos condescendiente. El horror de la estación me pegó con toda su fuerza.

Una lluvia imparable,


intensificada por ese
viento que daba vuelo a
las hojas y que llegaba
ahora a casi darme vuelo
a mí. Una lucha contra el
clima. Mojada de pies a
cabeza, perdida buscando
la dirección de la oficina
de inmigración en la que
debía pedir el permiso de
residencia, con una cita
cuyo horario había pasado
hacía 5 minutos. Y el
pronóstico del clima no
promete una mejoría. Así
que después de un tiempo
tal vez me vea obligada a
calificar de nuevo al Mi edificio

otoño.

17  
 
Amarillo Azul: El lindo rostro del otoño.

Burbujas gigantes para su sustento en el centro de la ciudad.

 
Para finalizar, tengo en mente algunas ideas para los episodios venideros. Como les describí la
primera vez que orgullosamente me dirigí a ustedes, soy amante de la comida. Por esto, estoy
haciendo un estudio detallado a ese respecto y espero dentro de poco compartir con ustedes
mis resultados. Un especial gourmet para llenar la boca de agua y la barriga de deseos.
Bajo las lluvias de otoño para no extrañar un Abril en Bogotá.

18  
 
Episodio 6: 12 de octubre de 2012 –De las cosas simples

Mi primer día de clase en Alemania fue también diferente de los primeros días de clase en la
historia de mi vida. No puedo extrapolar las condiciones a cualquier programa educativo, pero
lo que sí puedo decir en general es que el sistema funciona de otra forma. Para mi caso,
empecemos con que todo mundo parece cuidar demasiado de nuestra “clase”. Es decir, que
como somos nuevos y pocos alumnos (y tal vez sea más por la segunda que la primera), nos
ponen puntos de encuentro para después llevarnos a los salones y andamos en grupito por los
laberintos de los pasillos del edificio. Los pollitos siguiendo a la mamá profesor. Y además, el
cronograma. Mi primer “semestre” se dividirá en cuatro módulos, el primero de los cuales
consta de 4 semanas de trabajo TODOS los días, desde las 9 hasta alrededor de las 6pm.
Claro, son clases teóricas
mezcladas con trabajo
práctico, pero para mí, que
he estado acostumbrada a
tener de todo un poco en
el curso de mis días,
espero que no llegue a ser
desesperante. Bueno, la
verdad es que me parece
que es solo la idea de esa
organización lo que me
aterra. Porque según lo
vivido en estos últimos
días no hay chance para
aburrirse, y los temas
prometen ser lo
suficientemente variados
Café, cigarro y noticias en una esquina de por aquí. como para no desesperar.

.
Pero la idea de hoy no es hablar del ámbito meramente académico, al fin y al cabo la vida es
siempre
  una situación multidisciplinar y es en gran parte la razón por la que busqué salir de mi
país y venir a aventurarme en tierras forasteras. La idea de hoy es entonces contarles algunas
curiosas situaciones, ideas o costumbres que al encontrarse aglomeradas en un salón de clase
parecen “fuera de tono”.

Lo primero es que los estudiantes en


Alemania tienen por costumbre golpear los
pupitres (así con extremo de la falange),
como tocando una puerta, al acabar cada
clase. Es como una forma de aplaudir al
profesor que acaba de transmitir su
conocimiento. Y yo me sorprendí de pensar
cómo, inconscientemente, no damos tal
valor a la enseñanza impartida por
nuestros profesores. O tal vez es
simplemente la situación de rutina, que
hace que se pierda el carácter especial de
cualquier condición. Por todo el borde del Rhin hay un camino. Y en él se ven cosas
como éstas, y en él anduve yo el domingo pasado. Sí sólo el
clima me favoreciera todos los fines de semana…
Y lo segundo que compartiré hoy son las
múltiples diferencias en la disposición y

19  
 
uso de los baños. Parecerá extraño, pero se sorprenderían ustedes al saber qué tanto puede
variar este simple, menospreciado y desafortunado lugar. Tan sencillo como ver a mi amiga
Nityaa, hindú, salir con un morro de papel higiénico en la mano: Aquí, la cultura y las
estructuras están enseñadas y diseñadas para que el papel higiénico vaya dentro de la tasa, y
aún así no haya problemas de taponamiento ni nada, y por eso mismo, no hay necesidad de
basuras (yo tuve la suerte de librarme de esta situación por tener previo conocimiento de esas
peculiaridades!). Para completar, según Nityaa, el uso del papel higiénico es en extremo
desagradable, puesto que su cultura y enseñanza le ha delegado la función del papel al agua.

Especial de Otoño… lo que puede hacer un día de sol y una


bicicleta.

Finalmente, quiero compartir la alegría de una compra: la compra de mi bicicleta. Las


condiciones aquí son óptimas para usar este magnífico, saludable, eficiente y ecológico medio
.
de transporte (¡excepto por el frío!). Y ahora con ella todo parece bueno. Como el primer día la
jornada acabó más temprano, anduve un poco por las calles de mi barrio, bastante lindo. Y en
 
mi bicicleta, que es bastante alta, me siento como en una película. Me siento mirando todo
desde un punto privilegiado. Es una pena que en invierno sea tan frío, pues me temo que
tendré que guardarla por unos meses! Ya ahora mis dedos llegan casi congelados después de
cualquier trayecto!

20  
 
No crean que me he
olvidado del prometido
episodio de culinaria! Yo
misma lo espero ansiosa.
Pero tengo que decir en
adelanto (y es mi personal
opinión de colombiana de
pura raza) que con la
alimentación ando
sufriendo un poco. Que si
me preguntan, no hay
cosa más sabrosa que las
abundancias y la carga
calórica de un corrientazo
en el Centro de Bogotá.

A orillas del Rhin.

Las calles de mi barrio.

21  
 
Episodio 7: 19 de octubre de 2012 –Olores de Paprika

Hay buenos y malos


días. Como el clima.
O no, tal vez sea
mejor decirlo: POR el
clima. Se
sorprenderían
muchos de ver la
importancia del clima
en el humor. Muchos
escépticos (¿quién
dijo papá y mamá?)
creen que son solo
“bobadas”, que una
personalidad tiene
que ser lo
suficientemente
estable y coherente
como para no
cambiar con el clima.
Un no tan buena clima con buena compañía es aún soportable. Mi amiga Manu, traída Pero es básicamente
desde Colombia hasta Berlín, y desde allá hasta aquí. En una visita a Bad Godesberg fisiológico. Mi
llegando por el camino del Rhin.
respuesta para
aquellos que hacen parte de aquel primer bando es que la personalidad alterada según las
características de su entorno se encuentra en condiciones “fisiológicamente óptimas”. Podría
decirse incluso que es evolutivamente favorable. Y ese es mi diagnóstico. Por lo tanto, hay
buenos y malos días. Claro, estoy sola,
estudiando en una lengua que no es mía y
viviendo dentro de otra que está a miles de
kilómetros de distancia más lejos, no hay
licuadoras para hacer juguitos naturales, no
hay grandes amigos, ni novio, ni familia; y por
eso tiende a haber confusión (hacia las ideas
del primer grupo). Pero la verdad es que los
malos días se explican exclusivamente por el
clima. Por una acumulación de consecutivos
días grises y congelantes y lluviosos. Porque
verán ustedes que la lista antes mencionada
no cambia, pero cuando el clima se comporta
El mercado de las pulgas en Bad Godesberg.

 
como en los últimos dos días… no hay quién
reniegue por aquella lista. Solo hay tiempo de
disfrutar cada segundo del sol, el cálido aire que
ahora sí acaricia manos y rostro. Soy reiterativa
con eso del clima, lo sé. ¡Pero es que soy un
experimento natural! Y me asombro con los
resultados. Un mal día de frío incluso puede
generarme un dolor de cabeza intenso y, valga
adicionar, no es cosa de un caso excepcional ni

Libros que, tristemente, aún no puedo leer.

 
22  
 
aislado, y mucho menos “cosa de locos…”.

Dejemos esas cosas aburridas y permítanme hoy presentar a mi grupo: A mi “Class 2014”. Un
grupo variadísimo, con personalidades arrolladoras (tan arrolladoras que incluso podrían
chocar entre ellas), drásticamente diferentes hasta la agresividad. Un grupo para deleitarse en
contemplación.

Lo describiré tal como se me presentó en una tarde-noche de comida tradicional y original


hindú, bajo los olores de las cebollas fritándose, de las salsas picantes, de champiñones y
coliflores en cocción. Una comida al olor de las paprikas. Estos son mis compañeros:

Los chicos, y nuestros vecinos de salón.

La llenísima de energía. Dominante. Imperativa. Fuerte hasta el punto de la desesperación


propia. Explosiva.

El tranquilo y extremadamente bueno, que lo aguanta todo por su gran bondad y paciencia.
Que sonríe a todo mundo, toma fotos… y es verdaderamente bueno, no solo en apariencia.

La tranquila al punto de la invisibilidad, que lo aguanta todo por parecer ni escuchar lo que
pasa a su alrededor, aunque sea en su lengua natal. Que aguanta por estar, sin estar.

La buena gente y conversadora, que se desespera un poco con presiones creadas y con
escándalos innecesarios, pero que no tiene intención alguna de amargarse la velada.

23  
 
El fuerte e inteligente que coraje para decir cualquier cosa que piense y criticar cualquier
actitud fuera de tono, y que encuentra oportunidad de divertirse al aumentar el estrés que se
respira en un ambiente de cocina para muchas almas. Sarcástico, analítico e interesante.

El tranquilo y sonriente. Y crítico y conservador. Pero de mente muy abierta. Que tiene el peso
de una cultura diferentísima y demasiado estricta y restringente, pero que tiene el coraje y la
inteligencia para discutirlo todo y escuchar y aceptar nuevas posiciones.

Y la que ve. Que mucho está ahí, intenta relajar aquellas presiones innecesarias, se divierte y
ríe. Ríe al ver todas las personalidades chocándose en un cuarto de 3m2, y un grupo de
alemanes que cortan habichuelas de a una por una.

Sí, esas son algunas de las grandes oportunidades y beneficios de estar en Alemania (o en
países lejanos). La variación natural de Darwin entre organismos que comparten el mismo
objetivo científico, y entre cerebros que se interesan por lo que pasa en ellos. De aquí saldrá de
todo… y para todo.

Y, ¿qué tal estuvo la comida hindú al final de cuentas? Picante, condimentada, frita, llena de
sabor. Explosiva como su creadora. Abundante J. En resumen, deliciosa.

Finalmente y como un adelanto


quiero contar que este fin de
semana se llevó a cabo un
festival colombiano: Ein Blick
nach Kolumbien 2012, que
traduce: “Una mirada sobre
Colombia”. La próxima semana
tal vez traiga un poco de
Colombia, desde Alemania.

Paz como en los días de sol…


y Döner (mundialmente
conocido como Kebab, del que
hablaré después).

Hablando de otras ciudades y sin ánimo de desanimar (;P). Lo que me gustó de la


famosísima iglesia de Colonia, un baño de verde sobre alguno de los guardias.
 

24  
 
Episodio 8: 26 de octubre de 2012 –Una mirada sobre Colombia

Ein Blick nach Kolumbien 2012. Así se llamó el evento que tuvo lugar en Aachen, una ciudad al
occidente del país (un poquito más al norte de aquí), a hora y media de distancia en tren. Lo
maravilloso es que por ser estudiante en Bonn tengo transporte gratis por todo el estado. Lo
que quiere decir que invertí
un poco de tiempo (pero
¿qué es hora y media?, ¡en
Bogotá gastaba todos los
días 2 horas
transportándome entre mi
casa y la universidad!) para
ir. Lo había marcado en
negrita y con signos de
exclamación en mi agenda.
Un trozo de mi amado país
desde esta tierra que tanto
me hace añorar mi casa y
cada pequeño detalle de
colombianidad.

El festival me dio además la bonita oportunidad de conocer Aachen bajo la tenue


luz sepia de los faroles que cobran vida a la noche. Una ciudad que por su belleza
y por su monumental arquitectura me dejó con ganas de visitar más de una vez.

El nombre del festival traduce literalmente ‘Una mirada sobre


Colombia’. Una mirada que tenía un fin informativo,
divulgativo, promocional. Presentaciones sobre lugares,
culinaria y música (incluyendo inclusive el aburrido y
escuelero sistema de las presentaciones en power point que
obligan al “público” a guardar silencio), acompañadas por
divertidas muestras de bailes (pasillo, cumbia, salsa,
bambuco, mapalé e incluso carranga) al son y el zapatear de
Y a través de las vitrinas ofreciendo cosas al
colombianos que en su lejanía han creado una comunidad mundo curioso, las tiendas tienen grandes
para atacar la nostalgia de un país que aman pero que ideas decorativas…

tuvieron, quisieron o eligieron abandonar.  

Permanecí sentada unas 2 horas junto a


dos colombianos que también viven en
Bonn, que conocí ese día y que desde el
mismo momento del saludo me
transmitieron la calidez de casa (para este
fin de semana ya planeamos una frijolada
con garra y patacón incluidos). Y con ellos -
y una sonrisa dibujada en mi rostro con tinta
resistente al agua- disfrutamos de cada
presentación.

Esto es lo que se llama una mezcla cultural:


Cumbia y Bitburger (cerveza alemana)

25  
 
Pero lo mejor vendría después.
Acabadas las formalidades, era solo
disfrutar de una fiesta al mejor ritmo
de la salsa, el merengue, el
vallenato, el reggetton y la bachata.
Al comienzo, los asistentes estaban
tímidos. Así que Fabio y yo
encontramos la oportunidad perfecta
para acercarnos a lo que se conoce
por “15 minutos de fama”. Y fuimos a
dar al centro de la tarima, iluminados
por un reflector, moviendo piernas y
caderas bajo la mirada de los
presentes. Casi sin haberse acabado
la canción ya teníamos a otras tres o
cuatro parejas sumadas. Y después
Hablando de dibujos… La inspiración de una pequeña alemana hija de
colombiana.
de eso la cifra solo fue en aumento.
El baile y la densidad humana
 
llegaron a tal punto que el ambiente aumentó en unos 10°C su temperatura. Y nosotros
movimos los cuerpos al ritmo de los ritmos y aprendimos de la sabiduría cubana en ese
aspecto, hasta que el cronograma del tren nos obligó a salir corriendo hacia la estación central
para volver a Bonn.

¡Con la pollera colora’!

Finalizo con estas palabras que hicieron parte de


una de las canciones presentadas: “Un tiple y un
corazón”. Como amante del folclor colombiano me
fasciné de cada una de sus características y
entonaciones y me pareció que no hay mejores
palabras que estas para aquellos que nos
levantamos a veces con la cabeza gacha y el
corazón arrugado.

Jamás he sentido tristeza


porque nací en una tierra,
Esto es lo que se llama energía latina. Nuestros 2 donde se siente alegría
minutos de fama J hasta debajo e’ las piedras.
Mientras yo tenga este tiple
y un corazón pa’ templarlo,
las penas que a mí me lleguen
pierden su tiempo llegando.

26  
 
Episodio 9: 31 de octubre de 2012 –All Hallows' Eve

31 de Octubre: la Víspera de todos los santos –como traduce el nombre en inglés, que después
fue comprimido a Halloween- aquí se corresponde literalmente en el tiempo (el 1 de noviembre
se celebra esa festividad con un día libre en esta parte de Alemania). Y como en sus orígenes
allá en los pueblos celtas, aquí se
usan trajes y máscaras para
“ahuyentar a los espíritus malignos
que se han pasado sin invitación por
el estrecho camino entre este y el otro
mundo que se reduce en esta fecha”.
Tengo que admitir que, aún siendo
una pena, la verdad es otra.
Halloween adquirió una connotación
cristiana hace mucho tiempo, y
después simplemente se degradó a
un día esencialmente comercial,
propaganda e incentivo perfecto para
el consumismo. Y para mí esta fecha
ha sido siempre el escenario de gratos
Proceso: Aquí ven, mi mano acabó lastimada, mi brazo… cansado.

momentos y grandes diversiones, el momento de poner


a prueba la creatividad. Este año el reto fue aún mayor,
porque sin esperarlo resultó que aquí también lo
celebran, y yo, por supuesto, estaba desprovista de
todas las herramientas, artefactos y chucherías que
normalmente tengo en mi casa para diseñarme algún
disfraz.

Pero me estoy adelantando, puesto que por estos lados


la festividad no sólo acontece en el último día marcado
en el calendario para el mes de octubre. Resulta que los
alemanes que me rodean realmente preparan el evento.
Y la preparación comienza con la creación de las
famosas Jack-o’-lanterns, o linternas de Jack para el
pueblo hispanohablante (nombre que viene de la
leyenda de Jack, un hombre con una vida pecaminosa
que encerró al diablo obligándolo a nunca llevar su alma
al infierno, y que después de muerto no tuvo más que
vagar por el mundo –al ser rechazado en las puertas del
cielo por San Pedro, justo evaluador- usando como Resultado: Pero los resultados son
linterna un nabo hueco (ahora calabaza) con una vela gratificantes.
dentro), esas calabazas que se ven en las películas con
diseños de caras y con iluminación interna. El proceso, no crean, es desgastante; y
proporcional al tamaño de la calabaza. Pero es una buena excusa para pasar una tarde de
domingo y comer, después, una deliciosa crema de calabaza con lo que se extrajo.

27  
 
Hubo otra diferencia con el
Halloween al que estoy
acostumbrada. Una grata
diferencia. Como en los
orígenes de la tradición,
aquí se supone que en
este día se debe dar
miedo. “Miedo para alejar
a los malos espíritus que…
bla bla bla”. A diferencia de
Colombia, y de USA, el
disfraz preferido por la
población femenina no
corresponde a dos bandas
–entre más pequeñas,
mejor- decoradas con cualquier motivo (rayas amarillas para una abeja, rayas azules para una
marinera, blanco para una coneja, rojo para una mariquita), disfraces que parecen comprados
en un sex shop. Aquí hombres y mujeres se visten casi todos intentando simular algún
personaje de película de miedo, algún ser históricamente aterrador. Y eso me encantó. En la
fiesta, mirando a mí alrededor, veía zombis, momias, brujas, arañas, esqueletos, vampiros y
destripadores (e incluso una aterradora muñeca reflejada en algún espejo del lugar); decorados
por los psicodélicos colores y formas de un laser de discoteca.

Pero en medio de la fiesta


nuevamente me siento lejos de
casa. Cuando intenté hacer de DJ y
escogí la música, de repente no
quedaba más que una hindú y un
gringo intentando bailar reggaetton,
y un egipcio asimilando los
movimientos. Tendré mucho trabajo
para adaptar mi grupo a nuevos bits
y a movimientos curvilíneos en
lugar de rectangulares.

Lo bueno es que “¡Tiempo es lo


que hay…!”

Ojos de chocolate y manos de flan para


perfeccionar el modo “Halloween”.

28  
 
Episodio 10: 9 de noviembre de 2012 –Las señales alemanas

Una señal inequívoca. Parecería redundante, puesto que,


según lo que entendemos por ‘señal’ y la definición que
me encontré en la “sabia y certera” Wikipedia: «una señal
es un signo, gesto, símbolo (en cuyo caso visible y
colorido) que informa o avisa de algo, sustituyendo por
tanto a la palabra escrita o al lenguaje».

Según esto, toda señal debería ser casi inequívoca.


Debería hablar por sí sola, y trascender las fronteras del
lenguaje. Pero en estos tiempos de filosofía
(atreviéndome a llamar “filosofía” a los razonamientos de
mi pensamiento promiscuo y desestructurado), cualquier
pequeño detalle llama mi atención. Entre esos las señales
de tránsito. Señales que no uso, puesto que aquí no
puedo manejar un carro, pero señales que aún así
atrajeron completamente mi atención después de una
charla con un gran amigo que vino de visita.

Mi amigo me dijo –Luju, las señales de tránsito aquí en Alemania son muy extrañas. ¿Te has
fijado?¡Y en realidad yo no lo había hecho! (por el mismo hecho de no conducir…) Y acto
seguido él me hizo un quiz argumentativo, que a continuación comparto con ustedes:¿Qué
indica la señal (en rojo y azul) de la foto? Y mejor será escribir la respuesta en algún lugar
antes de dejarse influenciar por los resultados de mi pequeña investigación.Yo ya olvidé mi
respuesta inicial, que tal vez estuvo relacionada con cruces no permitidos. O tal vez no. Lo
cierto es que después él me ofreció una corta explicación que, tengo que admitirlo, no pude
creer de entrada. Su explicación parecería sin sentido!Así que yo misma inicié mi propia
“búsqueda de la verdad y el conocimiento” sobre las señales de tránsito en Alemania. Pero
ustedes se preguntarán: ¿Y será que esa niña no tiene un montón de capítulos por leer y de
propiedades eléctricas en las células nerviosas por aprender?...

Después de algunas observaciones, finalmente llegué a que, en resumidas cuentas, la cruz


indica que no se permite parquear. Los cuadrantes delimitados por la cruz indicarían entonces
los lados de la calle (derecho o izquierdo), y las flechas en el interior (cuando las hay) el lado
de la prohibición.Pero estando ya cerca de cerrar “la investigación”, se arma “tremendo bollo”!...
Un bollo que se ve así:

Pero, ¿cómo así? Si


me dijeron que los
cuadrantes indican el
lado de la calle y que
la flecha
explícitamente señala
qué lado tiene la
prohibición, pero si
hay señales que
tienen flechas hacia
los dos lados, ¿cómo
me aparece una señal
sin flechas?!!!!
Una señal con una cruz y dos flechas, una con sólo una cruz, y una con una flecha y
una… ¿semi-cruz? Se le suman variables a esta ecuación.

29  
 
Las dos flechas prohíben ambos lados, una flecha prohíbe o la izquierda o la derecha… y,
cuando no hay flechas, ¿qué hacer? Todas las opciones ya han sido ocupadas… así que mi
investigación parece estar en ceros al final. Ni mis propios amigos alemanes pudieron
explicarme el por qué de esa variación. Pero tranquilos, el cuento es que si quieren parquear
en las calles de estos lados, lo mejor será buscar un lugar sin señal alguna, porque lo que está
claro es que de haber alguna prohibición, la claridad de las señales alemanas se lo hará saber.

Todo este relato lo uso como una muestra de la extraña e invertida forma del pensamiento
alemán, que se expande a todos los aspectos del lenguaje. Para la muestra, otros botones:

La historia acaba en el recuadro en la esquina inferior derecha de este collage. Porque esa fila de carros
perfectamente indicada por la flecha dentro del círculo azul con la cruz roja (que técnicamente prohíbe parqueo en
ese lado de la calle) me cachetea la mejilla derecha diciéndome que ¡no entendí nada!

“Mit den Fingern zählen” que traduce palabra por palabra: Con los dedos contar. Para decir:
contar con los dedos… nótese que sólo hasta el final de la frase alemana, cuando aparece el
verbo “contar”, se sabe de qué se trata.

El mismo sentido sin sentido, sentido en contravía, para la forma de decir los números y para la
forma de decir la hora. La última merece algunas líneas más porque me parece
asombrosamente impráctica: Sí quisiera decir que son las 2:25, tendría que hacerlo diciendo
que son 5 menos media hora antes de las 3.

En los almuerzos aprovechamos el tiempo no sólo para tomar un


descanso de tanto cerebro que va, cerebro que viene, sino
también para aprender algunas nuevas palabras al haber sido mi
método de aprendizaje limitado al diario vivir. Nótese de esta
foto, que el almuerzo de algunos de ellos es una papa gigante.
Papa en salsa fue llamado. Reír para no llorar recordando las
rebosantes abundancias de los corrientazos.

30  
 
Demasiado complicado para
este simple humano, ya
estructurado y poco plástico
cerebro. Mi gran amigo David
Bejarano (que merece
mención en nombre y apellido
por ser la inspiración para
gran parte de este episodio)
me dice todo el tiempo que
“aprender alemán es como
aprender a hablar”. Y me doy
cuenta que soy una recién
nacida de apenas un mes y
que necesitaré muchos meses
más antes de poder decir mi
primera palabra: “T-a-i-t-a”.

Este fin de semana planeo


subirme a un tren de esos que
son gratis para mí por ser
estudiante, y dejarme llevar a
algún destino. Con suerte,
Davidsito y yo en un día que al final nos favoreció con su clima y en una de mis
partes preferidas de la ciudad: El puente de las promesas de amor sobre el Rhin. tendré un lindo lugar para
compartir con ustedes la
próxima semana.

Y pensando en las “señales inequívocas” de Alemania, me despido con un poema de Piedad


Bonnet:

La luna brilla con ese furor ciego que es señal


inequívoca de que ha llegado el tiempo fértil del
sacrificio.
Huele a la piel rayada de los tigres,
a orquídea que se abre,
al humus que comienza a oscurecer la lluvia.
En un sueño de ríos y serpientes
naufraga la muchacha envuelta en llanto
y sus pechos recientes se estremecen
con un temblor antes desconocido.
La muñeca que abraza tiene los ojos muertos.
Y el ángel de la guarda Y una sonrisa para la semana de parte de esta recién
nacida, que con el tiempo irá aprendiendo a hablar!
marca una cruz con sangre sobre sus muslos
blancos.

Piedad Bonnet

31  
 
Episodio 11: 16 de noviembre de 2012 – Vejez

Esta vez escribo desde mi cama sumergida bajo kilos de cobijas y tapada de pies a cabeza.
Pero no es el frío el que me está atacando. Esta triste y desesperante condición es el producto
de un resfriado.

Por ahí andaba deambulando. Saltaba entre mis compañeros y se los turnaba. Y yo lo veía
pasearse triunfante en frente de cada nariz roja e hinchada, en cada propulsión de aire en un
estornudo, en cada toser. Su malvado rostro pasaba frente a mí, cerquita, pero sin tocarme.
Desafortunadamente me ha llegado la hora. El resfriado me atrapó en sus macabras manos y
me está consumiendo de a pocos.

Tengo varias hipótesis al respecto de cómo aconteció, y quiero compartirlas ahora:

1. Hipótesis mamá: “El cuerpo no es un juguete”. Mijita, conforme es de callejera, conforme


está el clima, si no se protege del chiflón, si tiene periodos prolongados de tiempo a la
intemperie y si por estar entrando y saliendo de algún lugar cambia drásticamente de
temperaturas, entonces es puro descuido, y ésta es la consecuencia directa.

Y tengo que aceptar que hay hechos para respaldar este


planteamiento. Por ejemplo, el domingo pasado, que fue
día de comienzo de Karneval (y por eso no tomé un tren
sin destino como había dicho que planeaba). Pero para
que tenga sentido, tengo que explicar primero todo un
contexto, toda una tradición. En febrero, una semana antes
del miércoles de ceniza, tiene lugar en las ciudades de
Nordrhein-Westfalen (siendo el punto más famoso y más
concurrido la vecina ciudad de Köln, conocida en el bajo
mundo como Colonia) el llamado Karneval. Una
celebración de 5 días en la que todo el mundo está
disfrazado (y ahora entiendo porqué en Halloween se dan
el lujo de usar sólo
Un trasero dentro de un hormiguero.
“disfraces de miedo”,
pues para esta fecha y aún en pleno invierno no faltan las
conejas, mariquitas, ángeles, enfermeras, todas de pieles
expuestas). En este Karneval hay mucha bebida y música
con el mismo nombre del evento, pero también hay más: a
los ciudadanos de Colonia se les ocurrió que no solo en
febrero podían abrir el carnaval, sino que tenían que
aprovechar también noviembre para la apertura oficial de
la época de carnaval (tal vez porque no es
extremadamente frío aún… o tal vez no, como siempre). Y
pensando en la fecha, a alguien se le ocurrió que el 11 del
mes 11 a las 11:11am era un punto temporal chistoso que
valía la pena aprovechar para este evento. Así que la
tradición que por ahora me concierne fue creada. Cada 11
de noviembre un gran número de personas –que me fue
imposible estimar– hacen un grito de apertura a las
11:11am. A eso de las 3:00 pm algunas calles de la
Esta también fue una buena oportunidad ciudad son un completo hormiguero, hay basura por todo
para conocer Colonia. Aparte de los “hot- el suelo (como en cualquier evento masivo), muchos de
spots” de carnaval, esta vez ¡la ciudad
me gustó! Ya he mencionado la influencia los participantes se encuentran ya absolutamente
del sol.

32  
 
borrachos y los bares y restaurantes que felizmente abrieron sus puertas un domingo están al
máximo de su capacidad.

Habiendo dado una breve


explicación de lo que es el carnaval
en Alemania, puedo continuar con
mi relato. “Por ejemplo, el domingo
pasado…”, que me fui a conocer
Colonia en carnaval. El día estuvo
soleado, pero justamente en esos días de sol no hay quién
mantenga el calor aquí cerca del suelo y entonces también
estuvo frio. Bastante frío! Y con ánimo de no “encartarme”,
agarré una delgada chaqueta y listo. Primera prueba: Días
fríos sin buen abrigo y sin cubrirse nariz y boca.

Estando allá entramos a diferentes “discotecas”. Bailábamos


un poco, se acaloraba el ambiente y después nosotros. De
repente el grupo decidía continuar y todo mundo pa’fuera.

Segunda prueba: Cambios drástico de temperatura.

Y cuando finalmente llegamos de vuelta a Bonn, ya era de noche (no porque fuera muy tarde,
sino porque a la noche le dio por tomarse las horas del día, o porque al día le dio pereza y
decidió trabajar menos, por lo cual la oscuridad total se apodera de las calles cuando no son ni
siquiera las 5:30 pm). Y en la noche todo mundo sabe que es todavía más frío, y aquí, más
venteado. El chiflón con su cara demoniaca viene para imponerse como la tercera prueba de
esta hipótesis.

La segunda hipótesis viene de una invención personal que he apodado “Hipótesis de la vejez”.
¿Quién creería que de nuevo otro año se me viene encima? Y al que dice que cumplir años no
se siente, que el cumpleaños no es más que otro día normal, pues se equivocó. Hipotetizo yo
que mi enfermedad se debe precisamente a que el reloj dentro de mi cuerpo va a mover una
vez más la manecilla más larga. Y esto trae consecuencias: sistema inmune desgastado,
sistema inmune débil y el virus entra y se apodera. Pero que ni crea que aquí puede
permanecer!

¿Además con el pecho destapado? Es que no aprende Luisa


Fernanda!

33  
 
Ahora sí que se venga el chiflón que yo estoy armada!... Según me dijo uno de mis vecinos, parece que fuera para el Polo Norte.

Primero, me protejo intentando no descuidar ninguno de los parámetros de la hipótesis mamá


(porque uno nunca sabe…) y lo ataco a punta de té, limón y miel. Si eso no funciona, entonces
me hago la de “la vista gorda” hasta que se vaya. Porque este fin de semana habrá fiesta y
celebramos años de vida, no de desgaste.

Sí, queridos lectores. Este fin de semana habrá fiesta. Es mi cumpleaños. El primero en que
melevantaré a desayunar solita. Pero confío en que lograré tener suficientes abrazos y buenos
deseos como para alejar las nostalgias. Que se festeje allá y acá. Que se festeje porque
cualquier disculpa es un buen motivo.

Un brindis para mí, y por cada cumpleaños.

34  
 
Episodio 12: 26 de noviembre de 2012 – Cumpleaños con el corazón

Se me vino un año más. Por segunda vez lejos de casa. Esta fecha que ha sido históricamente
tan importante y celebrada, y que este año me aterrorizaba con su llegada. Me puse a pensar
en qué significa cumplir años, en por qué personas como yo dan un carácter tan especial a un
día normal, y concluí, después de disertaciones personales y de cómo ocurrieron los hechos,
varias cosas:

El cumpleaños es una fecha para revisar


cuaderno, pensar en el tiempo que pasó, en
cómo se hicieron las cosas. Una fecha con una
buena disculpa para festejar, sonreír, sentirse y
ser especial. Al fin y al cabo, ¿cuántas personas
conoces que cumplan años el mismo día que tú?
Y si el valor difiere de cero, entonces será
pertinente recordar que el año pasado se
contaron 7000 millones de personas en el
mundo. Así que el cumpleaños es un día para
ser y sentirse especial, y para revisar cómo se
están haciendo las cosas. Y me refiero a muchos
aspectos, pero principalmente al de las
relaciones personales. Bastante importante –
esencial me atrevo a decir-, al menos para mí.
Un pastel y un pichirilo azul. Presentes cargados de Así que revisé el proceso de adaptación e
significado desde aquí, y desde allá lejos donde el integración a esta Alemania que me recibió ya
amor se cultiva a través de una cámara.
hace más de dos meses. Una de las frases que
usan los alemanes para felicitar a los amigos cumpleañeros es “Herzlichen Glückwunsch zum
Geburtstag”. A mí me pareció encantadora. Es difícil traducirla, porque está compuesta por una
de esas palabras cargadas de significado y sin traducción: Herzlichen es como un adjetivo
referido al corazón, y que usando el traductor se degrada a “cálido”. Pero “cálido” no es
suficiente. Entonces yo traduzco la frase en alemán antes mencionada como: “De corazón,
buenos deseos en tu cumpleaños”. Me sorprendió esa “calidez” de frase en una cultura como la
alemana, un deseo desde lo profundo del corazón parece mucha cosa. Pero esa frase se vio
complementada por los actos de los alemanes que me rodean. Cosas que no esperaba y que
quiebra el estereotipo del alemán “frío”. Me explico: En general, considero que la cultura
alemana es una cultura de distancias. Ellos saludan de mano, y cuando no te conocen, así te
felicitan por tu cumpleaños; con un apretón de manos que en mí y en muchos latinos se
traduciría en un abrazo aún para un recién conocido. Pero ese apretón contrasta con un
detallismo inusual: en mi cumpleaños mi vecina abrió el día con un ponqué de chocolate
decorado con flores y una caja de regalo que ella había recibido y guardado para ofrecerme
justamente en este día. Mis compañeros de maestría me ofrecieron una de esas moccas (esas
maquinitas italianas, metálicas para preparar café) y un termo. Se preguntarán ustedes por qué
eso me atrajo y la explicación hace parte de otras historias que por hoy no podré profundizar.
Pero los regalos que me ofrecieron correspondían a cosas que realmente necesitaba,
evidencia de haber prestado atención cuando yo hablaba, e incluso sin hablar, a mis acciones.
En mi cumpleaños todos me abrazaron fuertemente y brindaron conmigo. En mi cumpleaños
corroboré que aunque te saluden de mano, “cuando tengas un amigo alemán, será un buen
amigo”.

35  
 
¡No estuve sola ni 1 hora! Nada de lo que temía sucedió. Siempre digo que a los que hacen las
cosas bien se les aparecen “ángeles”, personas maravillosas para hacer días maravillosos. Yo
tuve los míos propios: Desayuné en compañía de una hija y una madre sustituta que aprovechó
para practicar su adorable inglés conmigo y compartí con ellas un delicioso mango (que a
pesar de ser mi fruta preferida no compro porque ¡es muy cara!). Anduve con mi bicicleta por
caminos de árboles amarillos, olí mar en medio del río, fui a un castillo en la cima de un cerro
dominado por dragones, desde donde se ve cerrar el horizonte al norte y al sur con hilitos de
Rin y manchas de ciudades que se asentaron hace tanto a sus orillas. Me fasciné con la
subjetiva infinidad del SEÑOR Rin. Como dice Kathe (el segundo o tercer ángel de esta historia
–ahora colombiano- que tengo la fortuna de conocer cada día más) pensar en “cuántas cosas
han pasado por este río” hace del tiempo una idea distorsionada.

En este punto el Rhin huele a mar. Huele sin metáforas, ¡lo


Península prometo! Y no solo huele, las conchitas “marinas” cubren
el suelo de las delgadas penínsulas.

Finalmente, la noche cerró a la perfección con una fiesta ofrecida en el bar de mi casa en
conjunto con uno de mis vecinos de piso, muchos conocidos, muchas risas y baile que nadie se
atrevió a rechazar para hacerme feliz.  

Este es el Schloss Drachenburg, el castillo ubicado en la Un castillo de princesas reconstruido después de mucho
cima del morro del dragón. Una de las famosas “siete daño sufrido por los bombardeos de la guerra, cuyos
montañas” (das Siebengebirge) que según la leyenda jardines limitan en todas las coordenadas con el horizonte
aloja dragones dentro de las muchas cuevas que en ella sobre el Rin, y el verdor de las áreas naturales protegidas.
se encuentran… Allá al fondo donde se distingue una torre está Bonn.

36  
 
Tal vez fue ese día y como se sucedieron los hechos lo que después me hizo sentir feliz.
Andando otra mañana, poco después del día que se cuenta, de nuevo en ella –mi bicicleta-,
miré a mi alrededor, recibí placenteramente el aire frío en mis mejillas y pensé: Es bueno estar
aquí. Por primera vez después de casi dos meses de difícil adaptación me sentí bien, me sentí
integrada, complacida, afortunada.

A mi izquierda Tatjana (la vecina del pastel) y Christina. A mi


derecha, la bela Ali. Agradecimientos por esta foto al novio de
Christina por su magnífica cámara con flash para disparar al
cielo.

Amigos

Mi cumpleaños fue un día para revisar mis acciones y determinar que estoy haciendo las cosas
bien. En este poco y largo tiempo, en medio de los “fríos alemanes” (con la infiltración de
algunos norte americanos, una hermosa italiana y los absolutamente familiares colombianos)
se han creado afectos suficientes para hacer de un día normal, uno especial. Eso es motivo de
regocijo. La navidad ya está cayendo sobre la ciudad. Los famosísimos mercados con su dulce
vino caliente abrieron puertas. Y como seguro habrá para hablar de eso…

¡Mejor estar pendientes!

37  
 
Episodio 13: 4 de diciembre de 2012 – Invierno

Estos son datos extraoficiales, ya que según está marcado en el calendario, el invierno
comenzará el 25 de Diciembre. Pero a mí que no me vengan a engañar, porque al menos en
esta ciudad todo lo que se respira apunta hacia ese término.

Llamó mi atención ver cómo los habitantes de Bonn parecen tener un “switch” interno, que se
mueve según la estación. Con seguridad el “switch” se movió hacia la posición de “invierno”
hace algún tiempo. En el último sábado que hubo con “temperaturas decentes”, y que fue un
evento inesperado, aproveché para salir a pasear en mi bicicleta y así confirmé que el switch
ya había sido movido. Eso significa que es muy frío (aún cuando no lo sea) para dar paseos
por el Rhin.

Me perdí un poco en
divagaciones, pero continúo: aquí
ya se respira invierno. Y a
diferencia del otoño, invierno es
sinónimo de silencio, de quietud
total en las calles (excepto si se
va a los mercados de
Navidad…pero de eso ya
hablaré), de vegetación en dos
niveles (arriba en los árboles
solamente chamizos mientras
abajo los arbustos y algunas
menos impotentes le dan la pelea
al clima y mantienen su verdor
aunque un poco “agrisado”), de
frío tremendo, de gris en lugar de
rojos, naranjas y amarillos, de
mucha lluvia y muchos días y
horas con el cielo gris, y cada vez
menos de cielo iluminado.
Afortunadamente, con el invierno
viene algo que yo esperé con
Hay buenas disculpas para visitar Colonia. Cada vez más esta ciudad me
muestra su más linda cara. Esta es la típica foto de Colonia, algo así como ansias: la nieve. Y aunque por un
una en frente de la Torre Eiffel. El puente, el original de los candados de las
promesas de amor, y la famosa iglesia gótica al fondo.
instante que pareció demasiado
efímero, la nieve me llegó!

Me encontraba en Colonia cuando recibí una llamada de una de mis amigas de Bonn que me
decía: -Lupe, yo sé que está nevando, pero quieres… blablablá.

38  
 
Todo se deformó después de escuchar
las palabras “está nevando”. Y entonces
caí en un estado de decepción total. La
primera nevada del año y a mí se me
daba por estar en Colonia de visita.
Cuántas ganas tuve en ese momento de
tener polvos de teletransportación
(aunque hay que admitirlo, que si
pudiéramos teletransportarnos,
definitivamente habría escogido mejores
nevadas, o incluso habría dejado de
lado la nieve para irme a una playa
paradisíaca!). Claro que corrí hacia la
puerta a revisar si de casualidad no
estaría nevando también en Colonia,
siendo tan cerquita de Bonn… pero no.
Sin embargo, al que yo llamo destino -y
que en este relato corresponde a las
El puente que se extiende por muchos muchos metros está lleno de
dinámicas climáticas-, me favoreció una candados. Algunos bastante creativos, pero todos cerrados con el
vez más. Cuando me disponía a mismo objetivo.

El famoso “Domo de Köln” aquí al frente.

abandonar la ciudad de vuelta a Bonn, el exterior me recibió con copos blanquitos chocándose
contra mi cabeza y decorando en contrastes la negrura de mi pelo. ¡Estaba nevando!

Como se dice, “no cabía de la dicha”. Reía constantemente, veía a los copos caer y me parecía
verlos suspendidos por algunos instantes frente a mis ojos. Fue la primera vez, y me pareció
que la nevada parecía una lluvia en cámara lenta. Y al moverte rápidamente (como cuando se

39  
 
está dentro de… un bus!) los copos de nieves parecen esquivando el movimiento. Aquí le
llaman “nieve fea” a esa que yo presencié. Porque aún no es lo suficientemente frío (no sé si
alegrarme o no por eso) para que al caer al suelo los pequeños y delgados copos se acumulen
creando esos paisajes que se convierten en una blanca unidad. Y por no ser lo suficientemente
frío, los copos se derriten al contacto con el suelo y al final no es más que una variación de la
lluvia que deja todo empantanado (incluyéndolo a uno mismo). Pero esa “nieve fea” me ofreció
la primera oportunidad para decir: He visto nevar!

En días posteriores ha
habido más nevadas en
Bonn, que me parecen
diferentes, algunas
veces en lugar de esa
cámara lenta, me ha
parecido una lluvia
acelerada. Pero siempre
esos copos son más
moldeables por el aire
que las gotas (según mi
percepción) y siempre
se estrellan sin
estruendo alguno contra
el asfalto tibio, o mi
mano o mi boca abierta
Esta “nieve fea” fue lo suficientemente linda para dejarse fotografiar así como se ve.
con el ánimo de
atraparlos y degustarlos. Tradicionalmente se debe probar la nieve y a mí me supo a invierno
(mejor así para no influenciar opiniones posteriores frente a un evento tan metafísico como
puede ser comer un pedazo de cielo que por el frío se ha vuelto hielo).

Ahora ando con unas ganas enormes


de ver montones de nieve
acumulándose en las calles como
antes lo hacían las hojas. Pero como
parece que tenemos la fortuna de un
“clima cálido” en Bonn, entonces
planeo ir a cazar la nieve. Esta es la
oportunidad perfecta para “matar dos
pájaros de un solo tiro”: Agarro un
tren sin destino hacia uno de esos
pueblitos “olvidados” por la
urbanización, y me sumerjo en alguna
montaña de nieve para dejar las
huellas de ángeles que tanto se ven
en las películas de navidad. Una de las calles comerciales de Colonia. Con tan solo dos meses en Bonn,
perdí la costumbre de ver muchedumbres por todo lado.

La próxima semana será la última publicación de este año. Se cerrarán estás líneas que en el
otoño e invierno del 2012 tuve la fortuna de escribir, con un especial de Navidad.

Y al año se acaba!... No me cansaré de decir quehay veces en que el tiempo cambia la


velocidad con la que avanza.

40  
 
Episodio 14: 12 de diciembre de 2012 – Weihnachten: La Navidad

Se acerca la navidad y eso


quiere decir que el año se acaba.
“Otro año que pasa y yo tan
lejos, otra navidad sin ver mi
gente”, como dice la famosísima
canción de Pastor López,
hablando de épocas
decembrinas. Y por eso hoy,
siendo el último episodio de mi
diario en este 2012 cargado de
cambios, nuevas experiencias,
importantes decisiones y mucho
crecimiento, planeo un “especial
de navidad”. En honor a una de
Por mi parte tuve la fortuna de recibir no uno, ¡sino dos como regalo! Qué mis épocas preferidas del año
perfectamente se complementan entre la fantasía de los cuentos de los
Hermanos Grimm y el sabor de los chocolates Milka. que, (obviando la manipulación
consumista que implica) vuelve
las calles un mar de pequeñas lucecitas, reúne a familias y amigos para disfrutar de buena
comida y cantar al ritmo de los villancicos y volver la casa en el lugar más acogedor del mundo
entero. En honor a la navidad definida por el sonar de notas agudas al ritmo del prender y
apagar de un árbol de navidad.

Aquí en Alemania hay varias cosas para contar y


caracterizar el “modo navidad”. Lo primero que viene
a mi cabeza son los famosos Adventskalender o
calendarios de adviento. De todos los tamaños,
marcas, formas y colores, con o sin chocolates, en
dos o tres dimensiones, un calendario para abrir
ventanitas que cuentan los días desde el primero
hasta el 24 de Diciembre, ofreciendo en retorno un
chocolate, una historia, o regalos elaborados para los
de mayor nivel. Una de mis vecinas alemanas me
dijo un día: -sé que ya comenzó diciembre, pero
como por estar de viaje no he empezado mi
calendario, no se siente a navidad aún-. Así que es
Velas en todos los formatos para alumbrar con un
de esa magnitud la importancia del Adventskalender. regalo.

Después, viene el tema de los Weihnachtsmarkt o,


fácilmente, mercados de navidad. Una tradición no
solo aquí, sino bastante extendida por la Europa
occidental (a mi saber Francia, Italia, Alemania,
Holanda). Cada ciudad ubica (con la misma
maquinaria, preparación y extravagancia que un circo
usa para levantar su carpa y organizar todo el
espectáculo) algo así como cabañas que ofrecen un
sin número de objetos con la intención de conformar
el manojo de regalos que han de ser entregados el
25; comida salada o dulce; ponche de huevo y el
centro de la atracción: der Glühwein.

41  
 
Pese a las temperaturas congeladas que
se pronostican, todos los días los
mercados de navidad se llenan. Tal vez,
todo el mundo impulsado por el sabor
dulce, “herbáceo” y ardiente, la sensación
de una copa caliente en las manos y
después unas mejillas sonrojadas por el
efecto del alcohol. Este fenómeno es
impresionante. La ciudad puede sentirse
desolada en cualquier punto (y con mucha
razón al pensar en el clima) pero a tan solo
unas cuadras del mercado ya se empieza
a sentir la diferencia, y el cambio extremo
aparece cuando se vislumbran las Esta parece ser una cosa bien alemana. Ampliamente ofertadas
y demandadas, galletas con diferentes mensajes para decorar o
casetas. Cientos de personas reunidas comer, que, según lo que dicen, no puedes comprar para ti
mismo.
alrededor de las cabañas, caminando por
entre el laberinto que éstas forman,
cargando los diferentes vasos de
Glühwein.

Navidad también se relaciona con blancura. Y


precisamente, poco después de escribir el
episodio anterior, cayó “qué palo de nieve”. Y así
respondiendo a mi ansiedad, mi anhelo y mi
deseo, las calles se hicieron blancas, los techos,
las bicicletas, los patios, las ramas de los
árboles, todo blanco. Como primiparada de
colombianos inexpertos nos reunimos al otro día
de la nevada a “construir oficialmente nuestro
primer muñeco de nieve”. Lo que no sabíamos es
que esta posibilidad depende críticamente de la
“fase” en la que se encuentra la nieve. Para
cuando nos dispusimos a comenzar nuestro
proyecto, el frío extremo de la noche y la falta de
nevada reciente habían hecho de la nieve
pequeños pedazos de hielo, que no se adherían
(y adherencia es el factor primordial para la
realización de una bola gigante). Así que nuestro
proyecto tomó un giro novedoso y esto es lo que
En uno de los lugares más famosos por su delicioso
Glühwein (y según mi pobre experiencia comparto obtuvimos:
esa opinión). Aquí, con mi querida amiga Alice.

La decoración de una de las casetas.

42  
 
Pero aún así esa nieve
congelada fue apropiada para
otra divertida tradición: Los
angelitos. Y allá quedaron
plasmados en el patio de un
edificio tres similares ángeles
de tres adultos nada similares
que por algunos minutos
fueron de nuevo niños
divertidos con la simplicidad de
lo desconocido.

Pensando en este episodio, y


Un muñeco de nieve en dos dimensiones!!! Para encontrar una disculpa,
decimos ahora que tuvo un viernes de descontrol, se emborrachó… y al suelo
con esa idea fija de que las
fue a parar! Una botella en la mano es evidencia suficiente para confirmarlo.
Kathe y Fabi los co-productores. palabras en alemán no son
más que una unión
incontrolada de palabras individuales, inicié una búsqueda al respecto del significado de la
palabra Weihnachten. Algunas fuentes (incluyendo alemanes en vivo y directo) relacionaron
“weih” con bendito, definiendo entonces la navidad como “noche de bendición”. Pero una
historia que me gustó a mi más que la anterior dice que “weih” en sus raíces quería decir suave
y que fue una oración en la que se menciona que la vida era dura antes de la venida de Dios,
del nacimiento de Jesús, y que con él se hizo suave,fue la quedio origen al término. Así, la
navidad sería “la noche suave”, “la noche que trajo la suavidad”.

Sea una noche suave, bendita, de


reflexión, de parranda, de regalos, de
risas, de carnes frías, de novena
novena, o de ninguna de las
anteriores, que esta navidad sea para
cada uno una noche de amor y
sonrisas. La mía, será bastante
especial.

Y con esto se cierra el 2012. Volverán


de nuevo estas historias con la
reanudación de actividades a
mediados de enero de 2013 (si todo
sale bien y el calendario maya se
También la inexperiencia me llevó a mí a plasmar el angelito más feo quedó corto) y estaré feliz de
que ya se ha visto. Pero qué más da…al menos cara de ángel si tenía…
compartir lo que nos saltaremos en
tiempo real.

43  
 
Para finalizar, me pongo nostálgica y escucho los 50 de Joselito, pensando en qué será de mí
sin tenerlos ambientando mis noches de fiestas decembrinas. Sin la tía bailando con mi
hermano, y yo con el tío. Sin papá y mamá con el brazo más arriba de la cabeza al son del
zapateo. Sin el calor de un pueblito en la falda de la cordillera oriental. Para mi consuelo, al
menos están los arbolitos de navidad.

Nieve hacia donde se dirija la vista, encantador.

“Arbolito de navidad que solo florece los 24… al gozar esta navidad también hay que gozar el
año nuevo arbolito de navidad sino me das tu cariño me muero una copita de vino y otra
copita de ron y un son paisa colombiano para que alegren el corazón”

Felices fiestas y un óptimo comienzo de año.

Hasta dentro de un tiempo.

44  
 
Episodio 15: 24 de enero de 2013 – El pan francés

Queridos lectores:

Con placer vuelvo a relatar estas historias después del intervalo y el cambio de año. Al final de
cuentas, los mayas se quedaron cortos en su calendario (y aunque algunos digan que es solo
un error de cálculos, que al corregir y recalcular el verdadero “fin del mundo” vendrá en algo así
como 4 años). Menos mal que fue así, porque aún hay demasiadas cosas por vivir, y
demasiadas historias por contar.

Más de un mes ha pasado y como se dice popularmente: “cuando uno se divierte, el tiempo se
pasa volando”. Y aunque en mi caso estoy pagando caro toda la diversión de este intervalo con
días de estudio intenso y sin tregua para suplir las vacaciones que me tomé sin consulta, cada
día del mes anterior ha valido la pena.

Hoy, en medio de un torbellino de


ideas y recuerdos, para comenzar el
año decidí escoger la descripción de
un destino de renombre turístico
atribuido a los favores de su capital.
Un vecino de la Alemania que ha
protagonizado mis historias: El país
del pan francés. Créanme que una
sonrisa se esboza en mi rostro al
pensar en esa expresión, porque
cualquier francés se siente ofendido
con el término que nosotros
asignamos a esos pequeños panes
de casca medio dura e interior….
¿poroso? Pues bien, el título de esta
entrada se limita a una expresión
chistosa, a un juego. ¿Qué tanto se
podría hablar verdaderamente del pan
francés? Aún cuando hice un análisis
detallado de los panes que se
consumen en este país, que se jacta
de tener la mejor panadería (y que tal
vez pelea con los alemanes que se
jactan de tener los mejores panes,
pero qué se yo... si a mí me parece
que el mejor pan del mundo se vende
en la Panadería La Trillos, ubicada Para risas, esta escena me pareció tan estereotípica que difícil fue creer que
en una esquina de la calle principal la estaba viendo. Músicos de buen vestir sobre un puente en Paris.

del Socorro, pueblito santandereano)


lo máximo que les puedo decir es que lo que nosotros llamamos pan francés, no se parece al
que en Francia se vende. Ahora, si me ponen a elegir entre la pastelería francesa (llena de
petite gateaus -pequeñas tortas-, de un sin número de panes dulces, ponqués con decoración
e interior de chocolate, frutas y más dulces) y el pan alemán (que se constituye de panes con
consistencia, peso y color, compactos, principalmente de granos o frutas) creo que me quedo
con el primero.

45  
 
Bueno, me extendí demasiado en eso
que no quería! Pero hoy quiero contar
acerca de Francia y, más
específicamente, relatar mi
experiencia en Paris, la llamada
“ciudad del amor”. El primer día
andando por sus calles, de la mano
de mi propio amor, me pregunté en
dónde estaría la magia de una
ciudad, cuáles serían los detalles, la
composición, para que fuera apodada
con tamaño nombre. Y debo decirles

Panadería artesanal
que sí, que Paris me pareció
magnífica, que concuerdo con
aquellos que tantas “flores le echan”. Porque fusiona un movimiento característico de una
ciudad grande, con una tranquilidad irónica de pequeñas calles empedradas, particularidad de
los pequeños pueblos en Colombia.

En otro de los puentes de promesas de amor para cruzar hacia la isla donde se encuentra la Catedral de Notredam.

46  
 
Pero también debo decir que según mi
experiencia y un poco de filosofía al
mejor estilo platónico (i.e. charlando),
muchas de las ciudades europeas
comparten esas características que las
apodaría a todas “ciudades del amor”.
Yo las resumo en estos tres aspectos:
una región “antigua” con calles en
piedra, angostas, de casas con
balcones próximos, pequeños
restaurantes, imponentes iglesias; un
cuerpo de agua (llámese Rhein/Rin o
Seinae/Sena) atravesando la ciudad sin
emitir olores nauseabundos con
malecones para caminar, patinar o
“bicicletear”; y una buena luz y
El distrito 7 y 15 desde el Rio Seine.
actividad al anochecer para un
placentero caminar. El último aspecto,
pienso yo, es lo que diferencia a Paris
de Bonn, o de Lyon (ambas ciudades
que encuentro lindas y en cierto
aspecto “románticas”).

Cuando el sol se pone alrededor de las


cinco de la tarde y las luces artificiales
de Paris comienzan a encenderse,
puedo entender el porqué de su apodo.
Desde la parte más alta de l’Arc de
Triomphe (Arco del Triunfo), en el
centro de la llamada Plaza de la
estrella, se divisa la convergencia de 6
grandes avenidas (y desde el cielo
parece una estrella). Entre esas, el
largo corredor iluminado de la Avenida
de los Campos Elíseos (Les Champs-
Élysées) se desprende notoriamente y

La disposición de las mesas en el exterior, y la vitrinas es coronado con una rueda de la


transparentes de los restaurantes componen las calles parisinas. fortuna. Y mirando en dirección sur se
levanta la Tour Eiffel por encima de
todo sin comparación. Las opiniones de
los turistas son contrarias, pero cuando
yo llegué a los pies de la Torre Eiffel y
al verla desde abajo pensé que en
realidad no era tan grande ni tan
interesante, incluso hasta un poco fea.
Pero a la noche, viéndola desde la
distancia, iluminada en tonos variados y
de vez en cuando centelleando, es
bella y gigantesca, sin lugar a dudas
El Moulin Rouge en Pigalle, el barrio rojo de Paris. (incongruentemente, el problema es
que la pobre necesita un punto de
comparación para ser dimensionada, y
como a sus pies no hay nada con qué
comparar…).

47  
 
Hay demasiadas cosas para hacer en Paris, y me quedo corta en descripciones para no
extenderme demasiado y comenzar a sonar confusa. Espero que las fotos logren compensar
un poco mi limitación y los transporte hacia este lado y los haga soñar despiertos.

Les Champs-Élysées, la gran y famosa avenida de Mi propia captura de un modelo


Paris. tantas  veces  capturado.

   

Montmartre, el barrio bohemio, lugar de pintores y


La Basílica del Sagrado Corazón en el cerro Montmartre.
artistas, y de la imponentísima Basílica del Sacré
Coeur.

Ambos modelando inesperadamente para mi lente.

Y la Tour Eiffel centellando en medio de un


espectáculo de luces que ocurre una vez por
hora.

48  
 
Por ahora, lo último que quiero mencionar es la cuisine français y le langue français (la cocina y
el idioma francés). Un mes por esas tierras me adicionaron unos 4 kilogramos de peso, un sin
número de palabras nuevas, y una capacidad de entendimiento inesperada. ¿La mejor cocina
del mundo? ¡Ha de serlo! por su forma, su protocolo, su tradición de comer quesos, acompañar
con vinos (y la delicia del sabor de ambos) y finalizar con postres. ¿El idioma del amor? Lo que
yo sé es que quisiera aprender alemán a la velocidad a la que aprendo este idioma vecino, que
no me ayudará mucho cuando quiera contar de vuelta en casa “J’ai aime bien le France” (me
encantó Francia)

Y así acabo, dejándolos con un abre bocas de lo que vendrá, para tentar la barriga, al fin y al
cabo “el amor entra por la barriga”.

Dentro del museo del Louvre

 
Los jardines del Trocadéro, al otro
lado del rio frente a la Torre Eiffel.  

Episodio 16: 6 de febrero de 2013


– Lo que el camión de la basura
no se llevó…y la nieve en la
montaña

El llamado café gourmand (algo así como


café goloso). La magnífica idea de ofrecer
en combo un café con la perfecta compañía
del dulce de los postres franceses para
suplir al cuerpo con la energía y activación
necesaria para continuar un duro día de
ski.

49  
 
Hay algunas cosas con las que tengo la fortuna de tropezar en este país lejano y que me
cambian los planes. Tenía en mente contar mi experiencia con la nieve en montañas de altas
latitudes, que a tan solo 2000 msnm invitan a la nieve a acumularse en capas que crecen de a
medio metro cada noche. Tenía en mente contar mi experiencia en una estación de ski de los
Alpes franceses, pero la particular historia que primero contaré cambió mi ambiente y la
estructura de este escrito, y a la estación de ski se del redujeron las líneas.

Habré de reducir las líneas para describir los Alpes franceses, pero no las fotos. El panorama es simplemente espectacular y merece
ser compartido.

Ocurrió hace algunos días un cambio extremo en mi cuarto. Un total “re-amueblamiento” por el
módico precio de 0 euros. Sí! no por un error de escritura, no porque fuese a poner un 9 antes
del cero y “me lo haya comido”. No, así como quedó bien plasmado: un cero redondito!

Y en este punto espero haber generado curiosidad suficiente para desatar preguntas del tipo:
¿Cómo así? ¿Y es que en Alemania en lugar de nieve caerán muebles? ¿O será que la diarista
loca ejecutó algún robo perfecto? Pero la respuesta es más simple de lo que imaginan…

Caminando por la calle, tropecé con un sofá de cuero marrón, sin casa, sin dueño, y lo adopté.
Y más adelante, tropecé con un armario de puerta de espejo, con una silla de forro amarillo y
con muchos otros del mismo estilo. Y a todos los adopté porque mi casa estaba casi vacía.

Esta afortunada coincidencia es el resultado de otro de los rigores de la separación de basuras


en Bonn y de la suerte de encontrarme localizada en un barrio de familias pudientes. Hora de
parar el misterio y la ambigüedad e ir al grano: Una vez cada ciertos meses se anuncia a los
habitantes de algunos barrios que habrá recolección de “grandes desechos”. Esto no hace
referencia a la basura acumulada de un año, sino a toda clase de mobiliario. Sofás, camas,
colchones, armarios, sillas, cuadros, televisores, incluyendo montañas de libros y ropas para
botar. Y como les dije, yo tuve la fortuna de tropezar primero con el sofá en perfectas
condiciones. Podrán imaginarse aquellos que tengan el ánimo, la simplicidad, la humildad, la
fuerza y la compañía, que no habría mejor centro comercial que las calles de un barrio que se
extienden cargadas de los más variados y útiles muebles. Entre las calles encontramos
algunos viejitos “rebuscando en la basura” como nosotros, y reí al pensar que la larga vida los
hizo sabios, les quitó orgullos y vanidades innecesarias, y que de alguna forma, por la suerte
del destino y la propia sabiduría del que me acompañaba yo estaba compartiendo esa
grandeza. Supe después que incluso hay quienes en tiempos de clima cálido recogen tanto
cuanto pueden para después venderlo en el mercado de las pulgas. Eso sí que es tener
espíritu de negociantes.

Para acabar este cuento, quiero dejarles (tomándome el atrevimiento de hacer de experto, de
maestro) mi enseñanza: Mejor sacudirse las vergüenzas, que si un día necesitas amoblar tu
cuarto, “escarbar entre la basura” de Bonn te dará los mejores resultados.

50  
 
Y ahora, a riesgo de parecer un poco
desestructurada, no dejo pasar un episodio más
sin hablar de mi primera esquiada y la
experiencia con la nieve en la montaña. Como
ya bastante he dicho, entre las ventajas de
haberme subido de latitud se encuentra la
nieve. En la montaña es todavía más increíble y
las múltiples actividades que en ella se pueden
realizar dan gustos a grandes, medianos,
miniaturos, flacos y bajos. Para los niños, o los
adultos buscando diversión sencilla y sin mucho
riesgo, los trineos (alias Luge, en francés) que
se deslizan sin problema por las pequeñas
laderas pero que según el control de frenos,
pueden alcanzar velocidades significativamente
altas.

Para los deportistas, las raquetas o el “ski


fond”. Las primeras para caminar por entre los
árboles cargados de nieve, para hacerse
camino por donde no lo hay, sin enterrarse en
Y es así como un cuarto con un escritorio y una la nieve hasta el ombligo –como ocurriría
mesa… se convierte en “Home, sweet home”.
debido a la gran presión de un cuerpo sobre el
área de un pie-; recomendado para los que
están felices alejados de las emociones fuertes
y para los que tienen articulaciones resistentes.
El segundo, definitivamente para los
deportistas.

Para los que se animan a fortalecer todos los músculos y quemar calorías, y aguantan estar
exhaustos al volver a la cama después de medio día (irónicamente, los jóvenes mencionan que
este es el “esquí para los abuelitos”. Quisiera yo llegar a mi tercera edad teniendo aún la
energía, resistencia y fortaleza para practicarlo).

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Mí preferido, y el que más
practiqué: El esquí de pista.
Parecía un sueño deslizarme por
pistas de nieve inclinadas, a
altísimas velocidades, sintiendo
los resultados de la adrenalina
fluyendo por mi sistema
sanguíneo y de mi cerebro
incrementando su secreción: a
veces con miedo de perder el

Ski fond, esquíes largos y delgados para avanzar como en patines o en una
elíptica.

control, a veces solo el placer del descenso, a veces con Al fondo, el pico más alto de Europa, el
más miedo que valor para arriesgarme, a veces sin Montblanc.

ninguna racionalidad dentro de un cuerpo sin mente


colina abajo. Varias veces recibí comentarios de mis experimentados acompañantes para tener
cuidado, disminuir la velocidad, no permitir por un instante un desbalanceo. Y no les mentiré
diciendo que no hubo caídas, porque la cuenta superó la decena. Pero yo insistí en que las
caídas eran sinónimo de diversión y de mejoramiento. Y seguí levantándome y cayendo hasta
que mi técnica pareció tener más experiencia de la que realmente tenía y orgullosamente dejé
la estación. También en el esquí de pista se queman calorías, también se cansan las
articulaciones y también, al volver a casa después de un día intenso, la cama parece una
alucinación y el sueño te rinde sin recibir la menor resistencia.

Estas dos historias corresponden a facilidades adquiridas por mi traslado a estas tierras. Ahora
me siento feliz al detallarlas y repensarlas, al analizar cuánta fortuna es saberme protagonista.
Grandes cosas vienen por estas épocas: internacionalmente, una visita a Estocolmo.
Nacionalmente, el carnaval, el verdadero que fue anunciado con una apertura hace ya casi tres
meses. Espero así agrupar variado e interesante material para continuar escribiendo este diario

Parando como una profesional en medio de una


pista de nivel 2 ;)

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Episodio 17: 14 de febrero de 2013 – Wir lieben das Leben, die Liebe und die Lust - ¡VIVA
COLONIA!

“Amamos la vida, el amor y el deseo. Creemos en el Dios amoroso y aún estamos


sedientos¡Viva Colonia!” Así comienza el carnaval, cantando a todo pulmón, en la calle, en la
discoteca. A plena luz del día, después de haber desempolvado los disfraces comprados en
años pasados, de haber recorrido tiendas en busca del perfecto, de haber dejado volar la
imaginación en grandes ideas y las manos en dedicación de manufactura o después de haber
revolcado el closet para utilizar cualquier cosa en cualquier combinación e improvisar una
vestimenta de último momento. Así, andando en manadas de gente movida sin rumbo ni
preferencia, haciendo “amigos” sin saber sus nombres ni usar palabras, empapando los
órganos del cuerpo con la bebida nacional (o cual sea según el gusto del consumidor) y
sumergiéndose en un ambiente mejorado de viernes por la noche, aún cuando es jueves, o
sábado, o domingo de mañana.

Hace exactamente un año me


encontraba recorriendo las calles
brasileras en bloques de carnaval, en
el más delicioso ardor del verano en
las playas del nordeste, al ritmo del
frevo y el maracatu. Y ahora
contrasto ese recuerdo con mi yo
presente, moviendo la boca (no solo
por el tiritar de frío) en una
simulación de canto de algún
mensaje que se canta en Kölsche (el
dialecto hablado en Colonia) y que ni
los propios vecinos alemanes
consiguen entender. Algo que se ve
como esto:

“Da simmer dabei! Dat is prima! Viva


Colonia! Wir lieben das Leben, die
Liebe und die Lust. Wir glauben an
den lieben Gott und hab'n noch
immer Durst.

Mer lääve hück - nit murje, zo schnell


verjeiht die Zigg L.M.A.A. ihr Sorje -
mer lääve dä Augenbleck ...un dä es
jenau jetz'!”

Con el método de improvisación a último minuto, consiguió


materializarse un cielo estrellado y algo así como un pirata.

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Para ser sincera, pensé que este
Karneval iba a ser una experiencia de
una sola vez en la vida, solo para
“conocer”. Pensé que después de uno
habría tenido suficiente y de ahí en
adelante desearía escapar de él.
Imaginaba un rebaño de ebrios
ensuciando las calles, divirtiéndose de
nada por el efecto del alcohol, muriendo
de frío sin sentirlo dentro en ropas ligeras
(en lo peor del invierno que se vino con
fuerza en Febrero), perturbando el flujo
de transporte público, el orden, la
tranquilidad. Para mi grata sorpresa, no
lo fue. La experiencia me gustó. El
ambiente cambia, la gente se siente
animada, las calles están llenas (de
nuevo a pesar del frío insoportable),
entre los disfraces siempre se
encuentran ideas divertidas y es posible
Inclusive tan lejos, hay espacio para la idea de ese carnaval tener incluso 12 horas continuas de
estereotipado y soñados por varios. Aquel tan famoso y fiesta en diversos ambientes, de
renombrado de Rio de Janeiro (pero no se engañen, que en los
calores de Rio, las garotas tienen pieles más oscuras, más distintas formas.
expuestas y caderas más móviles).

A mi parecer, lo mejor de todo (la juez fue mi


glotona interna) fueron los parades. Los desfiles de
personas en carrozas y bandas marciales (que no
logré descubrir quiénes son ni por qué o cómo
ganan el derecho de desfilar dentro del carnaval)
que van arrojando a su paso la más variada oferta
de dulces, flores, y pequeñas cosas. Y por variado
quiero decir: VARIADO. Como será que en uno de
los lanzamientos desde una carroza, una bolsa de
“kleenex” (y ahora percibo que nunca antes escribí
esa palabra y lo extraña que se ve cuando se Sí… el karneval lo disfrutan grandes y chicos.

convierte en letras negras) atropelló mi cabeza.

Carroza Puedo apostar que de esa bolsa saldrán


dulces para medio año!

Después de una tarde de alaridos pidiendo Kamelle y Blumen (dulces y flores) llené una más
de una bolsa con gomitas, chocolates, palomitas de maíz, pequeños waffles, chupetas… y volví

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victoriosa con una flor que algún galán disfrazado de príncipe envió, acompañada de un beso
en el aire, desde la cima de su carroza.

Me gustó la experiencia por el ambiente diferente que sentí, y por las propias particularidades
que encontré. Para la muestra, el grupo de alemanes a nuestro lado en el parade de Bonn.
Saliendo un poco de las estrictas reglas que por algo los definen, nuestros vecinos ya con
bastante edad se mostraron tan amables, tan abiertos, tan conversadores, tan cálidos, que me
permito agradecer al carnaval con todo y sus bandas marciales por la oportunidad de conocerle
esta cara a mi ciudad.

Finalmente llegó el miércoles, comenzó la cuaresma y se acabó la “recocha”. Y cualquiera que


pase por aquí dirá que no ha pasado nada. Pues pasó, y lo grabé en mi memoria y en la de mi
computador para no olvidar.

Nos invitaron a salchicha, a una masa que dijeron es


típica del carnaval, a cerveza y al final, toda su bolsa
de dulces me la obsequiaron para rebosar la mía.

Como después de un huracán, las calles de Bonn se


desordenaron por algunos días. Pero demoró más en
acabarse y volver cada uno a su casa que los camiones de
limpieza en dejar todo “como nuevo”!

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Episodio 18: 22 de febrero de 2013 – Entre ríos como pistas de patinaje

Otra de las maravillas de Alemania y


otros lugares de Europa, son las
aerolíneas de bajo costo. Sacando
provecho de ellas, y aprovechando
unos 4 días que tuve libre de clases
(y otro que a fuerza me tomé) me fui
a conocer la Venecia del Norte. Así
como lo ven, así como la llaman,
Estocolmo, la capital de Suecia, el
país más al Norte que jamás había
pisado.

Estocolmo enenelelúltimo
Estocolmo último yy único díagris.
único día gris.

Una ciudad hermosa. El tiempo nos benefició con un


sol radiante que no solo permitió recorridos en “Dodge”
–en “dodge pies” como todos sabemos- por todos los
barrios de la ciudad que quisimos, sino que también me
quemó la poca piel de las mejillas que quedaba
expuesta fuera de mi armadura-contra-frío. Porque eso
sí, y a pesar de haber corrido con suerte también en
este aspecto, el frío se sentía mucho más frío en su Con estos icebergs me movía
imaginariamente a los 90° latitud Norte!
invierno de latitud 60° Norte y su humedad soportando
razones para su apodo.

El territorio de la urbe se compone de 24 mil islas de


diversos tamaños que se dibujan creando texturas en el
azul verdoso del mar báltico y el verde azulado del lago
Mälar. Cada isla se comunica con otras por medio de
puentes, ganando la lucha contra el agua que habría
deseado mantenerlas separadas. Por esta época, el
invierno ha hecho presencia tanto tiempo, y el frío ha
predominado tanto en el ambiente, que las fuentes de
agua se han congelado. Al llegar, encontré patos y
cisnes de pie en el hielo, en lugar de chapaleando en el
agua líquida. Lo que se encuentre de líquido en la ciudad
será evidencia de la mano del hombre, que a fuerza de
mantener el comercio y el flujo marítimo, se ve obligado
a quebrar en enormes bloques el hielo que se ha
formado.

La ciudad se contrasta entre los barrios vecinos,


formando casi un collage para la escuela primaria.
Gamla Stan, el barrio antiguo, con sus casas en tonos
amarillos y naranjas, sus iglesias y calles de piedras
El frío congela-ríos cubre la ciudad de
blanco y nos ofrece pistas de patinaje con compartiendo frontera con Stur Plan, de calles
la seguridad de no arriesgar el pellejo a un
chapuzón hipotérmico.
comerciales llenas de personas “lindas” pertenecientes a
la clase alta, sus discotecas selectivas y un mercado
muy fino. Södermalm, la isla que nunca duerme con vista
a Djurgärden, la isla verde (apodada por ser una reserva

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natural, pero en invierno, claro, el verde se reemplaza por gris de ramas sin hojas). Pero
caminando por todos estos tipos de calles tan diferentes uno se siente en un mundo perfecto.
Demasiado perfecto para ser real.

Por eso hubo una visita especial que me generó la idea


de estar de vuelta en la realidad. Y así complementó la
magnificencia de lo observado con la sensación de
terrena equivocación, esencia de la vida. Existe un
museo particular en la isla de Djurgärden. Al entrar en
él, se encuentra uno de frente con un barco de mástiles
elevados por encima de los 50 metros: un gigante
imponente por su tamaño y su detalle, construido en el
siglo XVII , que se hundió hasta el fondo de la bahía 20
minutos después de su inauguración. Sí, el museo
En las calles del barrio antiguo cuenta la historia del Vasa, un barco de guerra que el

rey de la época pidió para enaltecer el nombre de


Suecia. Pero los deseos del rey de armar el barco con
más cañones de lo normal retaron los conocimientos de
ingeniería naval de la época, y finalmente ganó la
ambición y perdió la innovación cuando acabando de
zarpar, al salir de la bahía de Estocolmo, un viento de
mar adentro rozó el barco con su caricia, y el gigante
mal diseñado perdió el balance y se hundió. Muchos
esfuerzos se realizaron en ese momento por recuperar
La foto no permite apreciar los detalles. El el naufragio, pero el barco era tan pesado que no hubo
barco fue el más decorado y grande de la cómo. En el siglo XX, los esfuerzos se retomaron con
época.
éxito, y ahora el barco está resguardado por las
paredes del museo, frágil por la madera debilitada con
los años.

Con esa historia y la visita a Vasa felizmente percibí que


toda la belleza, el funcionamiento, de esa ciudad que
parece perfecta a los ojos de los turistas, debe tener
más de un contratiempo en el día a día.

Me queda una buena impresión, una Venezia más fría,


más al Norte, de arquitectura notable, parques y
Dentro del museo Nordiska
calzadas amplias, de museos interesantes, de costos
altos escondidos por la difícil conversión a coronas, y de
salchichas envueltas como un falafel para el almuerzo.

Y para acabar, un andamio allá en lo alto que cautivó mi


atención. La colombianidad está presente!

Sobre el hielo, al otro lado del canal.

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Episodio 19: 7 de marzo de 2013 – ¡Yo quiero un 1!

Ahora que he acabado satisfactoriamente mi


primer semestre de maestría, y que me encuentro
en ese periodo tan anhelado y glorificado llamado
vacaciones, -periodo cuya existencia ha sido bien
atribuida al objetivo de prevenir estrés u otras
patologías por las cargas del estudio o el trabajo
continuo- puedo mirar hacia atrás y compartir la
experiencia sin hacer de este relato un calvario.

Así que aquí me encuentro, dispuesta a compartir


con ustedes, lectores, la experiencia
Claro está que no se puede decir que la universidad no
enriquecedora de un semestre de maestría en la te invita a sus aposentos. Los institutos se localizan en
Universidad de Bonn, dentro de un sistema de antiguos palacios, en edificios majestuosos por su edad
y su belleza. Éste, el instituto de anatomía, lugar de mi
organización, evaluación y calificación alemán. primer módulo.

La organización de mi maestría es per se bastante particular. Esto no es una generalización, y


debo decir que dentro de las posibilidades solo conozco la mía con este sistema. El punto es
que ésta se organiza en “módulos” con duración de un mes. Esto quiere decir que en mi
cotidiano académico no existe la variación “normal” (a mi parecer mucho más estimulante y
soportable), que corresponde a clases en diferentes áreas, de máximo 2 horas continuas (o 4
en casos extremos y poco saludables para la atención). En su lugar, tengo durante un mes una
sola materia de lunes a viernes en jornadas
de hasta 9 horas por día. Claro, no todo el
tiempo son clases teóricas. En mi área, la
teoría se queda corta y es necesario el
trabajo práctico. Así que dentro de esa
jornada de tantas horas la mayor parte es
trabajo de laboratorio. Pero aún así, pueden
imaginarse que en una formación
multidisciplinar a veces la suerte no está de
nuestro lado y se atraviesa por ahí uno que
otro tema que poco nos interesa y que
constituye una materia parte del pensum
obligatorio. En ese caso (que a mí me pasó
Acompañando con una taza de café las jornadas de estudio.
el último mes) el sistema puede ser
realmente agotador (¡¡enloquecedor!!). Lo bueno: las vacaciones tendrán un valor más inflado
que el cambio del euro en el último mes.

Esa es la primera gran curiosidad. Y ustedes


pueden crear sus propias opiniones. Por mi lado,
habiendo acabado el primer semestre, estoy
complacida de saber que para el próximo parezco
tener toda la suerte y encontrar dentro de las
posibilidades opciones demasiado interesantes y
justamente en la línea de conocimiento que más
me atrae de las Neurociencias.

Como hice sospechar, las diferencias no sólo


están en la organización. También el método de
evaluación y calificación son distintos. A ¿Que tal un pic-nic al la orilla del Rhin un sábado de
sol para distraer la mente?

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diferencia de Colombia (hasta donde yo sé) cuyo sistema nos hace desear una línea llena de
“cincos”, en Alemania lo mejor será huir a una de esas. En lugar, pide al Espíritu Santo que te
ilumine para tener un “uno”. Sí, un 1, así con toda su rectitud, como máxima remuneración por
un desempeño perfecto o casi perfecto.

Y para evaluar, habrá al final del semestre un ÚNICO examen para cada materia que
corresponderá al 100% de la nota. En el camino hacia ese estresante día, diversos informes y
presentaciones deben realizarse con rigor y buen cumplimiento para poder acceder al derecho
de presentar el examen. Pero la nota final, la nota de cada materia que después aparecerá en
algún certificado, será la obtenida en un solo examen que bien puede ser escrito u oral. UN
solo examen, UN solo día. Por esto, en el tiempo “libre” de diciembre y enero, los estudiantes
se aglomeran en las bibliotecas, y en jornadas aún más largas que las de mis módulos,
estudian sin descanso durante más de un mes. Para mí, acostumbrada con exámenes
parciales, quizes, trabajos y presentaciones aportando en porcentajes moderados a la nota
final, el sistema alemán (que si entendí bien también se maneja en otros países de Europa
occidental) estuvo a punto de llevarme a la desesperación. No es para mí eso de pasar un mes
enclaustrada “dándole” a la misma actividad. Sin embargo, adaptando un poco ese sistema al
mío propio, haciendo maromas y tomando merecidos intervalos de descanso, ocio y relajación,
conseguí exitosamente un buen desempeño, muy por encima de mi pronóstico aterrorizado.

Pero tranquilos, el sistema alemán no


es un cruel “descabezador” de
estudiantes! Para mi sorpresa, no solo
hay derecho a una segunda, ¡sino a una
tercera oportunidad! Quiere decir que si
por algún motivo el día del único
examen usted se levantó con el pie
izquierdo, si se enfermó, se deprimió, o
si durante el mes anterior no logró, no
quiso, el mundo se confabuló y no
estudió… habrá exámenes de
recuperación hasta dos veces más,
para que no se angustie con que va a
perder el semestre. Otro impacto a las
O que tal una caminata al atardecer?
bases de mi método, acostumbrado a
que “en la universidad, si le fue mal, se
jodió, porque no está más en el
benévolo colegio que le da segundas
oportunidades”. Sin embargo, no sé
cuántos optarían voluntariamente por
las re-pruebas, y no sé que tan bien les
haga a la salud mental de los que por
fuerza deben hacerlas otro mes de
encierro, de preocupación, de estudio
sin tregua. Bien, con esto acabo ese
cuento, que como dije puedo recapitular
ahora sin terror ;)

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Finalmente, sepan que aprovecho estas vacaciones a mis anchas, lejos, bien lejos de la ciudad
que me recibió en un día frío de otoño hace casi seis meses, y lejos disfruto. A Pascal que dice
que “la infelicidad del hombre se cimenta en que no ha podido aprender a disfrutar de la paz de
su habitación” le respondo que yo dejo ese disfrutar para los días de estudio, o los cortos fines
de semana que desaparecen tan rápido como llegaron. Pero para un mes de vacaciones, libres
de casi toda exigencia académica… el mundo es pequeño.

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Episodio 20: 14 de marzo de 2013 – Destreza transportadora

La comparación lo hace evidente. Los


conductores de bus, buseta y colectivo en
Bogotá son de admirar. Y estoy segura de
que todos los que manejamos (carro,
bicicleta o moto), somos peatones, o
sencillamente alguna vez hemos usado este
medio de transporte público y hemos hecho
revolcar de ardor a las inocentes madres de
los diestros conductores gracias a nuestras
“palabrotas” por el pánico generado por las
altas velocidades, las competencias, la
Así podría resumirse el panorama de Bogotá en hora pico. forma de frenar, etc. Pero ahora que
Para sortear peatones, otros automóviles y además manejar
la economía in vivo, los conductores sacan a la luz sus comparo, ahora detallando tranquilamente la
habilidades. Imagen por Yenny Rodríguez, de la Noticia de
Bogotá.
situación, he llegado a la conclusión de que
los conductores de bus, buseta o colectivo
en Bogotá tienen unas capacidades más allá del promedio. Una destreza transportadora de
admirar. Se preguntarán ustedes a qué viene este cuento. Pues bien, es un detalle más de la
vida en Bonn que se compara, se estudia, se disfruta, se comparte. Específicamente hoy
quiero comentar acerca del transporte público.

Primero, en Bonn no hay control estricto


sobre la compra de pasajes. Bien se
podría usar el transporte público sin pagar
y tener la suerte de nunca toparse con un
“controlador”. Al subirse al bus, nadie
exige un tiquete, ni el pago se hace con el
conductor. En Bonn no hay ni siquiera
registradoras de pasajeros a las entradas
del bus. En los buses alemanes, el
conductor conduce, se concentra en la vía
y transporta a los pasajeros con toda
seguridad entre las calles de su recorrido
Una divertida propaganda en un bus andando por las calles de ya predefinido con un horario estricto (en
Bonn. Imagen de “We Want More” en Tumblr. cada parada hay una tabla con los
horarios de cada bus o tranvía que para
ahí). Lo increíble es que –exceptuando en los casos de nieve- ¡el sistema funciona! Y los buses
llegan a la hora que está indicada. Claro, esto sólo funciona si la ciudad no supera los 500.000
habitantes y si los trancones no son tan impredecibles como la lluvia). Si usted desea comprar
un tiquete (porque no es estudiante y tiene transporte gratis; o porque no compró alguna de las
opciones al por mayor: paquetes por semana o por mes) hay máquinas de venta de tiquetes en
la estación central, o dentro del vehículo en los tranvías, por ejemplo. Dentro del bus, sin
embargo, será necesario comprar el tiquete con el conductor. La gran diferencia, es que este
no pondrá a rodar el vehículo hasta que la transacción no esté terminada.

En Bogotá, en cambio -y como ya introduje-, el conductor conduce, habla por celular, recibe el
dinero, cuenta y separa monedas, devuelve el cambio exacto, se voltea para mirar a los ojos al
pasajero que está pagando… y todo esto al mismo tiempo que da un “volantazo” para cambiar
de dirección y hacer un giro pronunciado en plena Avenida 30. Eso, eso, mis queridos lectores,
es talento. ¿Qué más podría ser? Al fin y al cabo, si estudiamos los índices de accidentes en la
ciudad, nos sorprendemos de cómo, a pesar de la descripción que acabo de dar, el número no

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se eleva en valores por encima de las nubes.
Sin embargo, por este sistema de destreza
indómita y multi-tareas, el riesgo que se corre es
el de ser transportado como a un marrano
dentro de las cuatro “paredes” de un camión
subiendo las curvas pronunciadas del Cañón del
Chicamocha.

Se ve el cambio de administración. Se aprecia


en la organización de los sistemas, empezando
por el de transporte. Y, ¿las bicicletas? ¿Qué
hay de mi sistema de movilidad preferido? Ese
Para aquellos que desconozcan –y para alimentar un
poquito la nostalgia- las carreteras de es otra diferencia extrema. En Bogotá, parece
Santander a la altura del Cañón del Chicamocha en que nos limitamos a la selección natural en su
Colombia ¡:o!
estado más salvaje: La sobrevivencia del más
fuerte (o más grande). En la escala que nos concierne, va de las
mulas, pasando por los buses, disminuyendo a los sedanes, ya
pasando por encima de los coupés, hasta llevarse por delante a
bicicletas y peatones. En Bonn –y algo que le alabo muchísimo- las
bicicletas y los peatones tienen prioridad. Los carros, buses y
tranvías cuidan de ellas, hay demarcado en la calle un carril para
ellas, e incluso calles exclusivas. Qué maravilla eso de movilizarse
sin tener que hacer acrobacias para mantenerse íntegro al volante
de una bicicleta.

De ninguna forma mi objetivo es “darle palo” a Bogotá. ¡No


señores! Adoro esa ciudad, que después de tantísimos años y de
tantas experiencias es incluso mía –aún sin serlo de nacimiento-. Al
fin y al cabo, con todo y sus defectos, uno disfruta su actividad, su
energía y su psicodélico “despelote”. Pero cuando nos sumergimos ¡Qué placer! Vías para
bicicletas que ¡sí son
en una cultura tan diferente como es la alemana, no se pasan por respetadas! Foto cortesía de
alto tamañas disparidades. Y también, –sea por la costumbre o por Martin Schneider.

la propia predilección- se disfrutará, en ciudades como Bonn, de la


organización y la apacibilidad del “pelote” (valga la aclaración,
pelote es mi neologismo, antónimo de despelote).

¿A quién no le gustaría manejar uno de estos, a


toda velocidad, por vías perfectas en su ingeniería
y su tránsito?

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Episodio 21: 21 de marzo de 2013 – Atención, atención: ¡Escasez de bolsas plásticas y
jugos naturales!

Me han transportado a un mundo donde no está bien visto el uso de bolsas plásticas. ¡Qué
maravilla! Pero sigo dándome una palmada en la frente cuando entro al supermercado y he
olvidado traer conmigo la bolsa de tela. Como me pasa a menudo, he aprendido a jugar tetris
con mis compras, para que ellas se sostengan por sí solas en el corto recorrido desde la caja
registradora hasta mi bicicleta (y suerte que cuento con una canasta, porque dudo que mis
dotes de encajadora dieran para desafiar recorridos más largos). Pasa como dice la campaña
de Bogotá ciudadana: el problema es que para implementar la utilización de bolsas de tela (o
cualquier material resistente y reutilizable) los compradores deben planear con anticipación
(para incluir la bolsa en el bolso) y, como todos sabemos, la planeación va en contra del acto
de consumo impulsivo estimulado por almacenes y supermercados. Pues bien, en Colombia
aún faltará bastante camino, pero que sea un estímulo positivo el ver que en otros países
funciona. Las bolsas plásticas son vendidas en
los supermercados alemanes y de esta forma
aún están disponibles en caso de ser
necesitadas. Pero son muy pocas las personas
que las compran, en lugar de eso los
ciudadanos se arman con bolsas de tela, cajas
o el recurso “tetris” para recolectar los objetos
comprados (que también debe hacerse por sí
mismo, y que agiliza un montón las filas en la
registradora –otro aspecto que valdría la pena
imitar) y transportarlos a su destino final. Poco
Buen momento para compartir la campaña de Bogotá a poco, va haciéndose para mi automático el
ciudadana.
hecho de agarrar mi bolsa de tela antes de salir
de casa. Así que insisto, esto es una luz para los desesperanzados, que ya deberían comenzar
en casa. Al fin y al cabo, ¡somos animales de costumbre! Y con insistencia (y tal vez una que
otra reglamentación de compra de bolsas plásticas) las nuevas rutinas van haciéndose
naturales.

Hablando de rutinas, toda mi vida había tenido


una que amo (¡¡con pasión desenfrenada!!).
Cada mañana, lo que fuera que conformara mi
desayuno, iba acompañado de un delicioso,
refrescante y saludable jugo de frutas natural.
Se imaginarán mi escándalo al descubrir que
en mi casa en Alemania existen los utensilios
más variados, menos imaginados, literalmente
DE TODO… excepto una licuadora. Una casa
sin licuadora, ¿a quién se le podría ocurrir? El
impacto me hizo revolcar por allá en el fondo
en los cajones de mi memoria y recordé que
hace algún tiempo en Brasil, un chico francés
me dijo: -El mejor descubrimiento que he Un mercado al aire libre en el centro de Bonn, que bajo
ese cielo de pintura llena bolsad de teal y carritos de
hecho en este país tropical es la licuadora- mercado.
Pues él ¡ni siquiera la conocía! Porque, claro, en su casa no había una. Así que mi amada
rutina ha quedado debajo del colchón, en mi lista de cosas a olvidar (o tal vez en algún mes de
bonanza haga la inversión y me compre una).

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Finalmente, ha llegado la hora de hablar un
poco de la culinaria alemana. De dejar expresar
esa parte de mi que a veces domina por encima
de todas las otras (en mis épocas de juventud,
cuando los años cumplidos no me habían
obligado a independizarme, mi tía me dijo
muchas veces “yo la visto, pero no la
mantengo”, y más de un amigo otras tantas “lo
que tú eres es una barriga con patas!”). Tengo
que decir que me he llevado una gran
desilusión. El restaurante universitario en
Alemania es la opción ideal para aquellos que
Acostada en mi cama (y sin consumir ningún viven “la pobreza del estudiante asalariado”,
alucinógeno, prometo) veo un mundo de colores. Las pero el menú deja muy poco que desear. En un
frutas más deliciosas expuestas para hacer agua la
boca, hacen sonidos de sirenas en mi mente. Y de plato principal vendrá una porción de carne,
repente, me doy cuenta que debo estar durmiendo.
pasta vegetariana, papas en diversos formatos,
y ¿a quién no se le había ocurrido?, inclusive una sola papa gigante. Cualquier
acompañamiento extra (arroz, papas, verduras, ensaladas) se cobrarán en porciones por
separado. Y para beber, ¡agua de la llave! (que afortunadamente es 100% potable). Esta vez sí
estoy dando palo, sin mala intención. Exagero porque la hinchada descripción me hace reír. Es
cierto que a veces el menú no es tan horrible como lo pinto, pero también es cierto que muchas
veces dos cucharadas (tenedoradas, más bien) son suficientes para hostigarme y para
hacerme volar dentro de mis pensamientos, por encima del Atlántico, hasta una mesa de
cualquier restaurante ofreciendo “corrientazos” o “ejecutivos” en cualquier esquina de Bogotá.
Y en mis pensamientos me deleito con la variedad, la abundancia y el sabor casero mientras
acabo lo que está en mi plato.

Es de este calibre, la papota del restaurante universitario


contra una frijolada de domingo.

Según mi sesgada opinión, los alemanes comen salchichas, pastas, papas (en todas sus
denominaciones), pan, queso, carne roja (que se consigue sabrosa y a buen precio en los
supermercados) y les encanta hornear. Hornear pan, pastas y papas. Por esto, no es de
extrañarse la grata sorpresa que fue para mí conocer a los turcos. La inmigración turca en
Alemania debe ser la más grande de toda Europa. Será una cuestión de probabilidades (qué sé
yo), son ellos quienes han dominado el negocio de las comidas rápidas. De a tres tiendas por
cuadra, ofrecen falafel y döner (llamado en otras partes kebab) y en todo lugar se exhiben esos

65  
 
bloques gigante de cordero o pollo, dando giros sobre sí mismos mientras una brasa eléctrica
los cocina. Yo no tenía idea de su existencia hasta que llegué a Alemania, y, tengo que
aceptarlo, fácilmente cedí ante los encantos del döner. Es como una hamburguesa que rebosa
de verduras y carne dentro de un pan debilitado por el efecto de una salsa picante y otra que
se ve algo así como una tártara. Es como comerse una hamburguesa Corral todoterreno, por la
módica suma de máximo, MÁXIMO, 5€. Los amantes de esta comida nos alentamos diciendo
que ha de ser saludable…con toda la verdura que tiene, ¿cómo no?

Me conformo ahora sabiendo que no dejé para nunca ese tema muchas veces mencionado
pero pocas explorado. Ahora iré a preparar algo para acallar a este gigante que despertó por
los colores que la descripción del Döner dibuja en mi cabeza transmitiendo sabores. Y de paso,
desearles a todos una feliz Semana Santa. Santa o no, ¡que se aproveche al mejor estilo de
cada cual el gran puente que se viene!

Recuerdo este día como si fuera ayer, y la explosión de


sensaciones en mi panza: ¡Mi primer Döner!

Para cerrar, una modelo exótica más guapa que


cualquiera.

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Episodio 22: 6 de abril de 2013 – Cuidado conductores alemanes! Una colombiana
intenta cruzar las calles!

Ya he hablado mucho del transporte, las ventajas, calamidades y


contrariedades al usar los diversos tipos de vehículos públicos y
la bicicleta en esta ciudad alemana. Pero ¿qué hay de los
peatones? Parece como si yo misma me estuviera excluyendo
del mapa. Me encantaría que en Europa me hubiesen crecido en
el torso unas alas enormes y plegables para desplazarme de un
lugar a otro. Pero no… tristemente ese no ha sido el caso, y por
esa razón hoy volvemos a los peatones. A todos nosotros que
por falta de otras extremidades más adecuadas caminamos en
dos “patas”.

En esto también he tenido que empezar de cero. Dirán que


suena a estereotipo, pero al menos en Bonn, esta relativamente
En las calles de mi barrio, de
pequeña ciudad, las luces verdes y los cruces de peatones se
protagonistas los carros que RESPETAN. Con las cebras, ocurre tal como describe la sabia
amablemente te ceden el paso
en las cebras. Wikipedia: “Los peatones tienen derecho de paso en esta clase
de travesía una vez que han puesto un pie sobre él”. Muchas
veces he impreso en letras negritas un letrero de “foránea” en mi frente, cuando me detengo en
la esquina de la calle, de cara a ese paso de franjas bicolores, mientras un conductor detiene
su carro y me da paso. Por la falta de costumbre, me toma unos segundos reaccionar al
amable gesto y demoro al conductor, quien me mira entre confundido e irritado. Entonces
atravieso a trote la calle, avergonzada con elque me dio paso y al que demoré por puro
despiste de olvidar en dónde me encuentro.

Con las luces verde-rojas, la situación es aún más estricta. Me


asombro de ver cómo se acumulan las personas a lado y lado de la
calle, aún cuando no se divisa un solo carro a la distancia.
Podríamos decir que en las noches se quiebra un poco esta
organización (así como los taxistas y uno mismo se pasa los
semáforos en rojo en las noches de Bogotá, un poquito por
angustia, un poquito por prisa), y uno que otro se cruza por el medio
de la calle, aún cuando el muñequito –que en alemán tiene una
palabra precisa, Ampelmännchen (hombrecito del semáforo), para
denotarlo- rojo le indica con esa mano firme un rotundo “no pase”.
Pero esto nunca ocurre en presencia de un menor. Cada ciudadano,
relacionado familiarmente o no, se compromete de forma indirecta
con la correcta culturización y educación de los niños, de tal forma Los Ampelmännchen con su
que se conviertan en particular figura de la
República Federal de
esos adultos que Alemania. Foto del blog Mirá
respetan las señales mamá: Ampelmännchen,
a.k.a. el tipo del semáforo.
de tránsito. Pero no
voy a decirles que no hay ayudas, casi en cada
esquina en donde se localizan los semáforos
organizadores hay a la altura del pecho una
maquinita mágica. Con un dulce roce,
empezará un conteo regresivo que en pocos
segundos desvanecerá al muñequito rojo de
mano firme e invitará a la acción alamable verde
Los dulces cariños que hacen a las maquinitas
mágicas unas trabajadoras afortunadas. Foto de Boris en pose de caminada. Y con esa condición
Savelev, de la galería virtual de FACTUM Arte.

67  
 
quién no va a decir quees más fácil esperar el momento justo de cambio de semáforo para
atravesar la calle. Así cualquiera! ¿o no?

Hoy es mi confesión. Aunque he escogido


respetar el orden de esta cultura en esta
ciudad y me gusta esa idea de respeto y
organización básica que pronostica un
respeto y cultura ciudadana superior, muchas
veces me he encontrado atravesando la calle
por toda la mitad, en una diagonal de atajo.
Pero siempre mirando cuidadosamente a
lado y lado, no solo para cuidar la ausencia
de carros, sino de otros peatones que
puedan juzgarme por mi conducta
inapropiada. Y a pesar de prestar cuidado, al
poner mi pie en la acera contraria, mi
En algunos casos, y aún en la noche. Rojo es PARAR. Sí o conciencia se materializa en una vocecita
sí. Si uno no quiere enfrentar la ira de un tren. bien suave queme habla al oído: “¡China
bergaja!, esta noche te halo las patas para
que dejes de comportarte como una típica
colombiana, o peor, como una rola
enloquecida.”

68  
 
Episodio 23: 12 de abril de 2013 – “Chiquitolina” para entrar en el cerebro

Llega de nuevo Alemania con sus efectos sobrenaturales. Hoy, quiero plasmar la experiencia
de haber entrado en mi propio cerebro. ¡¡¿Qué?!! Se preguntarán todos con la mandíbula casi
desencajada. Así mismito como lo leen, el día martes de esta semana que se acabó sin traer
aún la real primavera, entré en mi cerebro.

El procedimiento es sencillo. Te dan un sedante, sufres


un “desdoblamiento”, y tu espíritu (o como quiera
llamarse) desdoblado toma una de esas pastillitas de
chiquitolina y ¡paf! de repente tu tamaño es el de una
milésima parte de un arroz. Acto seguido, pueden
inyectarte con soluciónsalina en la arteria carótida
interna, que irriga el cerebro, para de esta forma llegar
hasta el cortex y recorrer su intrincado camino
serpenteante. Bueno, retrospectivamente me parece
que esta vez debí cambiar un poco la historia, porque ni
el mejor director de cine de ciencia ficción me
contrataría como guionista. Demasiado irreal.

La verdad es que me realizaron un MRI (imagen por


resonancia magnética de sus siglas en inglés). Un
procedimiento para escanear el cerebro que utiliza
campos magnéticos gigantescos (entre 50.000 y
100.000 veces el de la Tierra) que “ordenan” los
Preparándome para el momento surreal con
un casco de electroenecefalograma. electrones de cada átomo en el cerebro –y en el cuerpo
entero- de tal forma que sea posible captar la energía
que estos emiten cuando son expuestos a ondas de radiofrecuencia y crear una imagen a partir
de esta. Ya sé, que aunque lo simplifico en exceso, el método es demasiado técnico -hasta el
punto del aburrimiento- para los que no se mueven dentro del área de las ciencias exactas.
Pero el resultado es gratificante:una imagen en 3D de mi cerebro, para yo jugar con ella e
investigadores más experimentados entender cómo se codifica la memoria.

Mis compañeros celebraron: ¡Hurra! ¡Luisa sí tiene un cerebro! (Y será que tenían dudas, ¿o qué?)

Comparto esta experiencia porque


además dehaberme generado
grandes cantidades de entusiasmo
expone un aspecto que hoy quiero
enfatizar: La gran inversión que
realiza la Universidad de Bonn en la
educación de sus estudiantes de

69  
En comparación con los palacios y edificios de siglos atrás que
constituyen los salones de clases teóricas o laboratorios de anatomía,
  las instalaciones para las ciencias de la salud son recientes y
modernas. Éste, el edificio Life & Brain de la Universidad de Bonn.
maestría, al menos en las ciencias naturales. No es la primera vez que pasa que para los
cursos prácticos dentro de nuestropensum se organizan procedimientos de altos costos con
fines meramente educativos. De lo que puedo comentar, la universidad no escatima en precios
a la hora deplanear el trabajo de laboratorio. Está muy bien fundamentada la frase simple:
“manos a la obra”, porque en general cada estudiante tiene la oportunidad de realizar ÉL
MISMO, el trabajo práctico que en limitadas condiciones de inversión económica y recursos no
sería posible. Y eso mismo se evidencia en el número de integrantes por grupo. A mi maestría
entran por año un máximo de 20 estudiantes. Para cada curso práctico, 10 es el límite superior
para los cursos más generosos. Dentro de estos se divide entre 3 subgrupos de trabajo, para
un total de 3 estudiantes por experimento. Claro que ha habido casos en la que la concurrencia
es mayor, y el grupo se conforma por alrededor de 5 estudiantes, pero por regla general la
educación práctica (tan importante en mi área de conocimiento) es suficientemente
personalizada.

Hace unos días hablé con Kathe, mi buena amiga colombiana que
realiza su maestría en “Plant Sciences”, bióloga de la Universidad
Nacional. Y no nos queremos quejar, porque tanto ella como
yotuvimos la oportunidad de graduarnos de dos muy buenas
universidades de Colombia, pero la diferencia sí se siente al estar
en una universidad alemana. Sería ideal que todas las
universidades en Colombia tuviesen la oportunidad debrindar a sus
estudiantes las mejores bibliotecas, laboratorios y equipos para
llevar a buen término la educación. Como decía Gottfried Leibniz,
filósofo, matemático, político alemán del siglo XVII: “Siempre he
creído que si se reformase la educación de la juventud, se
En uno de los laboratorios de
biología molecular, NO en mi conseguiría reformar el linaje humano”.
mejor pose de investigadora.

Así, pienso que (a riesgo de sonar –y haber sonado- como filósofa y analista de garaje, mejor
eso que nada) de la experiencia de estudiar fuera del país (sea en Alemania, o en cualquier
lugardel mundo) debe extraerse no sólo conocimiento académico, sino también ideas de
sociedad y nuevos valores, y de esta forma sumarle a nuestra cultura, aspectos de otras que
puedan enriquecerla y empujarla hacia arriba.

70  
 
Episodio 24: 19 de abril de 2013 – Un libro abierto en las primeras flores

Pensaba en el pasto con ese verdor saturado. El


pasto del campo alemán irradiando los fotones
verdes que no le gustan, atravesando la ventana del
tren, y sorteando mi iris para perderse por siempre
en mi retina. Pensaba en ese pasto que me parece
ahora más verde (será la luminosidad de la
primavera, o la percepción mantenida que una
semana de clima primaveral dejó en mi cortex
cerebral). Pensé que ese pasto siempre estuvo ahí
(o al menos eso creo), aún en lo más inclemente del
invierno. Un verdor de eterna primavera que domina
Claro, yo no me quedé atrás… ¡Corre Luisa,
el paisaje al salir de la ciudad ya sea grande o
corre a encontrar a todo elmundo. Pide una
parrilla, haz un BBQ!. Un domingo de pura
felicidad. pequeña. Irónicamente, una de las primaveras –la
encargada del área Nordrhein Westfalen y del año
después de los Mayas–, estaba de resaca y no había querido aparecerse en Bonn. Finalmente
(¿será que se tomó un caldito levanta muertos?) esta semana hizo presencia con temperaturas
al mejor estilo de los cálidos días de Bogotá (perfectas para andar con camiseta, pero no tan
altas como para desear descontroladamente un ventilador). Los habitantes de Bonn sacaron
sus parrillas y todo el mundo salió al parque. Se desempolvaron las gafas de sol y los zapatos
que exponen la piel.

Pero la primavera no es mi protagonista, ¡no aún!, porque según mis expectativas, esto es sólo
el comienzo, y llegará un día, o un mes, en que el disimulado marrón-gris áceo (ahora con
algunos trazos verdes) de las ramas desnudas en los árboles será totalmente sometido por el
multicolor de las flores intercaladas con sus verdes hojas. Pensaba en todo eso mirando a
través de la ventana del tren, en una pausa en mi lectura.

Pero acabando mi descanso ocular, reanudé esa


placentera acción, que tan apropiadamente se
desempeña sentada en esas sillas que se mueven
sin sentirlo. Después de pensar un poco más,
recordé una estadística no rigurosa que una vez me
soltaron: El número de lectores en Alemania es
enorme y especialmente se concentra en los trenes.
Como respuesta satírica, ese día no había un solo
libro abierto a la vista, aparte del mío, o al menos
expuesto mientras pasaba el tiempo con un
descanso ocular. Pero es verdad que concordé con
esa estadística al oírla y de ella se derivaron más ¡Y de bastante comida!
detalles atrayentes.

Mi protagonista: Las librerías. Se pensará absurdo dentro de los


códigos del sistema consumista, pero en cada librería de Bonn los
libros están abiertos para su lectura inmediata y “sin compromiso”.
Pero no solo eso, hay cómodos sillones e inclusive cafés
interiores, con grandes ventanas con vista a la calle, para que los
clientes se sienten a voluntad, con un libro en la mano (según su
voluntad) y no vean andar el minutero en el reloj de pared por
estar consumidos en la magia de la lectura. FANTÁSTICO!
Mi propio camino en el tren.

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Hasta hace poquísimo vine a enterarme que en Bogotá también hay varias librerías que
ofrecen esta comodidad, pero han de ser poco comunes, porque ¿de qué otra forma yo habría
podido ignorar este hecho? (o podré disculparme con las características de la oferta en mi área
de acción, en mi barrio bogotano…) Pasaré por inmigrante desconocedora de la capital
colombiana, pero el descubrimiento tardío acerca de las librerías que vine a hacer en Bonn me
sedujo.

No sé cuántos como yo habrán aprovechado este


beneficio (ni siquiera sé si yo inclusive esté
exagerando y me esté “tomando el brazo” completo)
pero he convertido una mediana librería del Centro
de Bonn, en uno de mis lugares preferidos de la
ciudad. En su cómodo sillón (que antes no tenía en
mi casa), he leído libros completos de la colección
“En Español”, en tandas de horas por día. Y es
fácilmente deducible cómo desaprovecho esta
peculiaridad, porque la colección en español ha de
ser 1/30 de la colección total de la librería. Espero
Para ejemplificar, Thalia, la librería más grande del
centro de Bonn,que fue reestructurada después de en algo así como un año (es el límite que me he
cumplir durante muchos años la función de
teatro.Este lugar no es solo muy lindo en su
auto-impuesto) no me alcancen los días para leer
disposición, sino también –nóteseclaramente a la los más variados libros que el alemán (¡¡¡que ya
derecha de la foto- con una gran oferta de lugares
parasentarse y leer. (Foto de www.thalia.de) podré entender a comodidad!!!) me ofrece en todos
sus matices.

Y aún más increíble, un café INTERIOR, donde se


acompañe la lectura conuna bebida fría o
caliente, con vista a las calles empedradas.

Como dije, la primavera comienza con atraso


después del invierno más oscuro en 40 años. No
se podrá decir que no fue una prueba difícil. Pero
con el cambio de clima cambia la actitud del
pueblo, y yo estoy más que ansiosa. Y espero que
el buen clima y el buen ánimo continúen en
aumento, y que no le dé a la encargada por irse a
dar una siesta. Porque si todas las semanas
fueran como esta que pasó… “el mundo sería
color de rosa”.

El mundo rosa bajo los cerezos.

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Episodio 25: 26 de abril de 2013 – ¡Vámonos de fiesta!

¿Se animan hoy a una fiesta alemana? ¿Qué preconcepción existe? ¿Cuáles ideas vienen a la
mente? ¿Qué estereotipos o prototipos les han creado a estas fiestas con apellido bonense?

En lo que a mí respecta, esa idea de alemanes rígidos, de música cuadriculada, de


movimientos rectilíneos estaba implantada en mi imaginación. Esa visión de bebedores de
cerveza y muy poco de bailadores. Pues bien, la realidad –como todas- es mucho más
compleja y rica que eso.

Es evidente que estas fiestas no tienen


mucho en común con las que tanto me
fascinan por su sabor latino y su baile que
más parece ejercicio que fiesta. Pero mi
preconcepción se queda corta, hay de todo
un poco. Los ritmos latinos no gustan
mucho, pero siempre existe la oportunidad
de encontrar una fiesta en una residencia
universitaria, con suficientes estudiantes
de intercambio que hagan de DJs y
conviertan la listade músicas en varias
tandas de tropicalidad. Tengo que
aceptarlo, esas fiestas son mis preferidas.
Pero también hay varias clases de discotecas (en las que hay que pagar un poco para entrar,
pero bastante menos que en Bogotá en esas zonas de concentración festiva fuera de
Chapinero) que tocan rock, hip-hop, electro-swing, reggae (desafortunadamente no reggaetton)
y muchas otras que prefieren la electrónica.

Sorprendentemente, entre los días preferidos


por los estudiantes para salir de fiesta se
encuentra el miércoles. Bien se ha escrito: m-i-
é-r-c-o-l-e-s. Será que les gusta la consistencia
y poder decir al otro día: ¡Uyyy, “miércoles”, no
conseguí levantarme para clase! El punto es
que todas las fiestas que hasta ahora se han
desarrollado, organizadas por diferentes
facultades en la universidad han sido el
miércoles. Y ese es un aspecto que no logro
comprender. Parece como si ofreciera un plus
Sea miércoles, jueves, viernes o sábado,
incluso en Bonn, que es pequeña, nunca falta de excitación, como si las reglas estuvieran
energía para festear.
siendo quebradas y eso aumentara la emoción.
Alguna vez comparecí a una de esas fiestas y
el ambiente y la hora de finalización son
perfectamente comparables con lo mejor de un
viernes que se seguirá por un sábado libre.

Y de hecho, la ambientación puede ser bastante


psicodélica.

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Otra curiosidad es el juego de fútbol de mesa,
conocido en alemán como Kicker (la ortografía
es solo especulación, en la vida real suena
como Kika). En cada discoteca, bar, pseudo-
bar, debe haber uno de esos. Ya oí incluso
cosas como: “Ah no, no entremos aquí que es
un poco aburrido, no tiene futbolito”. Y las
personas pasan incluso horas disputando
campeonatos entre parejas, o aumentando el
nivel al jugar de a uno. Los que, como yo, son
completamente IMPEDIDOS para jugarlo (que
no fueron bendecidos con el don de la
motricidad sometida a la rapidez) pasan el
tiempo entretenidos haciendo barra o
Kicker “espectando” los interminables juegos. Llama
la atención cómo este juego entretiene y crea
lazos de complicidad, sin usar mucho el lenguaje hablado. Debería entrenarme para hacerle
una zancadilla a las barreras del lenguaje, pero como desafortunadamente no fui bendecida
con ese don, corro más bien el riesgo deser “des-amigada”.

Finalmente, están los bares. Para tomarse algunas


cervezas (o un jugo de manzana en agua gasificada, el
famoso Apfelschorle, que por aquí tanto adoran,
mientras que a mí no me puede parecer más horrorosa
la combinación!) cuando al fondo suena algo de jazz, o
rock, o pop, en vivo o pregrabado. Hasta hay aquellos
bares que favorecen a los fumadores y son excepciones
Música en vivo en la voz de un español. a la ley, en donde es permitido fumar. Así, estos lugares
se convierten en un mar de humo blanco impidiendo
casi la respiración. Para los no fumadores son
aborrecibles, claro está, pero serán fácilmente evitables
al estar muy bien señalizados con un claro e inminente
aviso informando: “Rauchen ist erlaubt” (Está permitido
fumar adentro).

¡¡¡¡La próxima semana comienzo finalmente mis clases


de alemán!!!! ¡No puedo esperar! Tengo en mente
hacer un experimento destruye-o-soporta estereotipo,
respecto a este idioma que mundialmente es
Y un bar bastante alternativo en algún lugar de considerado agresivo, fuerte, y poco armonioso. Espero
Colonia, en donde la decoración de las paredes compartir los resultados en breve (tal vez sea la
es constituida por grafitis a diestra y siniestra.
próxima semana).

Mi regalo de hoy. Dirán que no se mueven, pero con


unas cuantas cervezas hasta el más rígido moverá las
caderas al mejor estilo de Shakira. :-)

74  
 
Episodio 26: 11 de mayo de 2013 – Maius Júpiter, el maximus

El mes en la quinta posición del calendario gregoriano, llamado en nombre de Maximus Jupiter,
parece aquí tener la alcurnia del dios romano. Favorecido por su posición privilegiada en el
almanaque, Mayo es sinónimo de primavera, de buenos tiempos, de luz en horario extendido y
por eso es recibido en Alemania con bombos y platillos.

La noche del 30 de abril se anuncia en pancartas y flyers como “Tanz in den Mai” (Danza en
Mayo). Las personas salen a celebrar la llegada del mes y lo reciben bailando y celebrando (y
claro, aprovechando que el 1 de mayo es festivo en honor al trabajo…). La noche de
celebración es llamada Walpurgisnacht, exactamente 6 meses después de Halloween, y cuenta
la leyenda que es justamente esa noche en la que las brujas se reúnen en el Brocken, el pico
montañoso más alto en Alemania del Norte (en el estado de Sajonia-Anhalt) que a tan solo
1.141 msnm se cubre de nieve desde septiembre hasta mayo y descontrola los termómetros al
marcar una temperatura promedio anual de 2,9° (¡¡incluyendo el verano!!). Aunque para mí
suene como la casa del horror (o será precisamente por eso…), las brujas lo escogieron para
su congregación en el último día de la paciente espera por la llegada de la primavera. Y así,
todos en la ciudad se quedan celebrando tranquilos y auguran un mes maravilloso tanto en
clima como en actitud.

Siéntete como en casa primavera, acomódate y relájate… y, ¿qué tal si te quedas para siempre? La entrada a la Altstadt, la
ciudad antigua.

La celebración no se queda ahí, en individualidades. Es tan arraigada esta tradición en


Alemania, que el gobierno invierte en espectáculos de fuegos artificiales y conciertos al aire
libre. Por ejemplo, hacen un gran festival: “Rhein in Flammen” (El Rhin en llamas)… De eso les
hablaré en otro episodio.

75  
 
Pero Mayo no es sólo sinónimo de
brujas, fiestas y fuego, sino
también de tradiciones… y una de
ellas bastante romántica! Desde
épocas ya olvidadas, en la región
del Rhin, en la noche del 30 de
Abril, miles de hombres –de
cualquier rango de edad- preparan
un chamizo con decoraciones de
colores, hacen un corazón 4 veces
el tamaño de uno real, inscriben
dentro de él con tinta oscura el
nombre de su amada, y cargan e
implantan el árbol frente a la casa
de ella, con el fin último de que su
Maibaum
amada lo pueda ver desde su
ventana. A la mañana siguiente (después de haber recibido a Mayo, oh, ¡Mayo!) las mujeres –
de cualquier rango de edad- que contaron con la suerte de un novio dedicado, detallista y
tradicional, se frotarán los ojos, y al entender que un nuevo día ha comenzado, correrán a abrir
la ventana para ver plantado frente a ellas, un circo de papelitos de colores y un gran corazón
de papel con su nombre en letras negras.

Para quienes el amor no está presente, no existe, o simplemente existe pero no le gustan los
colores, el consuelo es una ciudad surreal, donde de los árboles brotan franjas azules,
naranjas, púrpuras, magentas. Esta tradición se conoce como Maibaum (árbol de mayo) y no
solo aplica para los hombres, sino que serán las chicas las que tengan que llevar a cabo el
trabajo duro en cada año bisiesto.

Me pregunto cómo sería una lectura de cartas en alemán….Un vendedor… y su estilo medieval contrastando con la moda de
los jóvenes.

De nuevo constato la gran mudanza en el ánimo y la “vida” de Bonn, visible desde la llegada de
la primavera. El viernes que pasó me encontré de sopetón con un mercado de artesanías que
me hizo sentir como en un chapuzón hacia el pasado de algunos siglos. Lectura de cartas,
viejitos tejiendo en telares con ropas de otra época, fabricando productos atractivos pero
innecesarios, como de otros tiempos. Y ¡tantas personas en la calle! Aún en viernes, aún en
día de trabajo.

El clima trae sonrisas y proyectos. Mientras tanto, estoy desarrollando mi proyecto audiovisual
sobre las tonalidades de los idiomas. Espero compartirlo muy pronto con todos ustedes…

76  
 
¡Esa es la actitud primaveral!

Finalmente, como dice el viejo refrán: “a donde fueres haz lo que vieres”… ¡Yo me iré a bailar
por Mayo!

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Episodio 27: 13 de mayo de 2013 – El río en llamas

“El río en llamas” suena a película de acción. Imagino un derrame de algún buque petrolero y
un accidente de autos destruyendo las barreras del puente. Todo termina en un incontrolable
incendio que incongruentemente tiene lugar en la superficie del agua….Ya sé! Siempre con mis
juegos mentales y con mi imaginación a veces absurda, a veces divertida… a veces macabra.
Pero este título de película de acción no es de mi autoría, debo aclarar, es una pequeña
modificación del original que bautiza un festival de primavera -verano a lo largo del rio Rhin. En
su versión sin modificaciones, y como ya escribí, el festival se llama Rhein in Flammen.

Vestidos de primavera y la alegría que los niños le ponen


al ambiente.

La apertura del festival tuvo lugar en el Rheinaue, el parque de tierras inundables que
comienza casi en el límite suroriental de Bonn y que se extiende por más de dos kilómetros
acompañando las curvas del Rhin. Dentro de las posibilidades, el festival ofrece un parque de
atracciones temporalmente instalado, con su rueda de la fortuna, martillo, tiro al blanco (que a
los motrices los premia con esos peluches gigantes y considerablemente deformados),
comidas rápidas, china, salchichas, cocteles, dos tarimas para conciertos, y casi cuando el reloj
dalas 12 campanadas y el cielo está oscuro… un espectáculo de juegos pirotécnicos.

El clima favoreció el evento. El sol irradió el pasto, junto con las piernas, brazos y rostros de las
personas que los sacaron a relucir. Y muy a las 7 de la noche, el sol brillaba como en lo mejor
del medio día, y el azul del cielo no tenía ni el más mínimo matiz de oscuridad. Con mis amigos
nos instalamos cerca de la tarima en donde tocaba una
banda italiana y ahí disfrutamos del ambiente hasta
cuando a alguien se le ocurrió que era mejor ponerse
en modo “fiesta” y moverse para la tarima de
electrónica. Fue bastante particular, porque el cielo
estaba azul mientras las luces intermitentes de
discoteca también lo estaban. Todo el mundo bailaba y
se movía como cuando las tinieblas de la noche
disimulan los cuerpos y la timidez queda aislada a un
rincón. Se sentía como dentro de un Rave madrugado.

¿Qué? ¿Nos vamos para la tarima de


electrónica? Pero… pero…

78  
 
Y en ese ambiente peculiar, familiar y
fiestero, fue cayendo la noche. Las
luces del parque de diversiones se
encendieron, el cielo pasó de claro a
oscuro y los pequeños puntos
brillantes que son las estrellas en él se
dibujaron. En la catedral a 5 kilómetros
de ahí tocaron 11 campanazos y
dentro de la multitud varios grupos se
disolvieron para localizarse en una
posición más estratégica. Nosotros
comenzamos a subir una de las
colinas del parque.
¡Pues al fin y al cabo estuvo bueno!

Ya todo el mundo estaba preparado. El


festival tiene lugar cada año y los fuegos
artificiales son uno de los factores más
atrayentes. He conocido pocos a los que no
les gusten. Yo debo decirlo, que aunque
después me pesa la conciencia al pensar en
la contaminación que 15minutos de
combustión de materiales genera, disfruto
demasiado el centellear colorido, el brillo
intermitente y las “chispas” que se escurren
por entre la atmósfera. A las 11:45pm del
sábado 4 de Mayo del 2013, el Rhin comenzó
a arder en chispas, y se encendió
oficialmente la llama de la bonanza
[climática].

En la oscuridad, el Rave pareció uno más normal

Solo como una simbología y un


recuerdo mal representado de la
pirotecnia. En realidad, esta foto
no hace justicia.

79  
 
Episodio 28: 23 de mayo de 2013 – Una aventura sobre (dos) ruedas

Paralelo al andar del río Rin (el Rhein, el Rhin, el Rin…


¿cuántas veces mencionado? Qué popularidad le he creado,
qué renombre, qué protagonismo… y debo decir, mi pronóstico
es que esto se mantendrá. Al fin y al cabo, cómo olvidarse de él
cuando atraviesa la ciudad donde habitas y las más importantes
de tu región con navajazos de agua que cicatrizan en caudales
de hasta 400m de ancho) se extiende un camino serpenteante
por el que las bicicletas podrían comunicarse desde Suiza
hasta Holanda. Desde los Alpes hasta el Mar del Norte.
Tocando Austria, separando a Liechtenstein (¡un país nuevo
para mí! Mujer de poco conocimiento geográfico) de Suiza,
separando a Francia de Alemania (y de esto habrá una historia
completa para contar… en otro episodio), adentrándose por la
Alemania central y torciéndose hacia el estado del nor-
El río Rin a la altura de Mondorf.
occidente (¡el que habito!) para pasar a Holanda y perderse
finalmente e irrevocablemente en la relativa inmensidad y el frío
del mar del norte.

Con ese conocimiento previo, un lindo día de sol no previsto por los pronósticos del tiempo
después de una semana de lluvia constante y gris perenne (benditos sean los errores cuando
nos sorprende con un clima veraniego), y la suerte de que ese día mencionado fue domingo,
Kathe y yo “des-guardamos” las bicicletas y nos pusimos una meta un poco ambiciosa, un poco
no tanto.

Pedalear por el camino del Rin hasta alcanzar el centro de Colonia.


Digo ambiciosa porque tanto mi bicicleta como la de ella tienen
apenas tres cambios, símbolo de su poca apropiación para largos
trayectos y su carácter no amable con las rodillas del jinete. Digo
no tanto porque ya varias veces pedaleé por ese camino en la
dirección opuesta (como quién enfoca los Alpes como fin último) y
me aventuré en recorridos de ida y vuelta de algo así como 25kms.
Lo que quiere decir que más o menos tenía una idea de lo que
pueden aguantar mis piernas (y más importante aún mis rodillas,
reitero). Lo que me faltó prever fue la importancia de la comida
cuando el recorrido empieza a las 11 de la mañana y,
principalmente, cuando se ignora la duración de éste, que podría
Casi al comienzo del camino. encontrarse en un rango tan poco específico como “de 2 a 5
Después de un par de horas”.
kilómetros la señalización
indica nuestro objetivo a 32km.
Ojo: Köln a 32 km.

Y sobre todo… mucho mucho verde y aire fresco.

El camino es pletóricamente agradable (exceptuando una


pequeña parte en la que perdimos la dirección “bonita” y tuvimos
que andar junto a los carros en plena carretera, con toda la
contaminación auditiva que eso implica). Se encuentran pequeños
pueblos de restaurantes a la orilla del río, parques de juegos para
los niños, campos de cultivos recién sembrados que se extienden
en hectáreas cuadradas, esos campos de flores amarillas (Raps en alemán, Colza en español,
o como se conoce comúnmente de forma un poco equívoca, Canola) que se concentran a altas

80  
 
densidades en parches intercalados por el verdor de otros cultivos, de otro pasto, de otros
árboles.

Un lago de 6 cisnes y colores aguamarina como de cuentos de los hermanos Grimm.

Ahí al fondo, todavía posible de agarrar en un puño, las torres de la imponente


catedral de Colonia. El objetivo está cerca, ¡ya casi! ¡Vamos que ya casi!

Incluso tuvimos la suerte de tropezarnos con una feria en


Mondorf, en la que se celebraba por esos días el mismo festival
del Rhein in Flammen. Ese tropiezo se derivo de una rápida
pérdida del camino señalizado, para cuando encontramos las
señales una flecha indicaba a Bonn en 8,2km y en la dirección
opuesta otra apuntaba a Colonia en 27km. Con esto,
entendimos que en cada pedalear (mejor, en cada desvío no-
intencionado del camino) aumentábamos la distancia a nuestro
destino un poco. Si los números no cambiaban más, habríamos
recorrido al llegar a la catedral de Colonia casi 36km.

Con todo y el hambre martirizante que casi 4 horas de recorrido con sus paradas técnicas nos
tomaron, logramos disfrutar demasiado de ese sol que me quemó heterogéneamente, de ese
deporte que nos hizo sudar y fortalecer las piernas, de ese paisaje que nos refrescó el aire
dentro de los pulmones. Y así, cuando finalmente alcanzamos nuestro destino el placer del
logro se vio redoblado por el sabor de un falafel comido con hambre.

81  
 
Cada vez más cerca, y a pesar del hambre, una sonrisa en Y aquí, el final del camino. La euforia de haber
la cara. cumplido nuestro objetivo y haber disfrutado al máximo
en el camino. ¿Y para volver a Bonn? Bueno, mejor no
abusar de la capacidad en nuestras piernas y coger el
tren tranquilamente.

Así puedo plasmar más una vez el éxito de una aventura espontánea, sobre las dos ruedas
que acompañan mi cotidiano.

82  
 
Episodio 29: 8 de junio de 2013 – De aquí para allá y viceversa: La historia de un ex–
alemán

El territorio de Alsacia
extiende sus encantos en
forma de planicie desde el
horizonte hasta la arista
occidental del valle alto del
Rin (prometí que vendría
una historia así…). Ahora,
en este momento en el
tiempo, la región hace parte
de Francia y limita con
Alemania en casi la totalidad
de su perímetro fronterizo.
La región tiene una historia
traumática pero fascinante:
Durante las sucesivas
Un homenaje a los perecidos en el centro de los jardines del Palais du Rhin guerras que ocurrieron entre
(Palacio del Rin, llamado Kaiserpalast (palacio del emperador) durante su
construcción en épocas de dominio alemán). estos dos países desde la
guerra franco prusiana en
1870 hasta el final de la II Guerra Mundial en 1945 la región cambió de manos cual pelotita de
ping-pong. De gobierno a gobierno, de idioma a idioma, de cultura a cultura, Alsacia trocó de
“dueño” cuatro veces antes de quedarse por última vez y hasta la fecha dentro de los límites
políticos de Francia.

Esta particular historia se refleja en un peculiar


ambiente. Para mí fue difícil pensar que hace menos
de 60 años el francés fue prohibido (incluso los
términos derivados y hasta los símbolos culturales)
durante la inclusión de la región al territorio del III
Reich, mientras que ahora se habla fluidamente en las
calles (¡en menos de una generación!). Pero la mezcla
inter-países es evidente. La arquitectura del centro en
las ciudades se levanta en forma de casas como las
tradicionales de la época medieval alemana (aquellas
La Cathédrale Notre Dame de Strasbourg, en
casas de colores pasteles con estructuras de madera
el centro histórico de la ciudad de visibles desde el exterior y ventanas también coloridas
Estrasburgo, declarado en 1988 como
patrimonio UNESCO de la humanidad y su que tan bien quedan plasmadas en fotos), en forma
parecido en menor escala a la gran Catedral de iglesias imponentes con ese tinte gótico y parecido
de Colonia.
indudable con el gran domo de Colonia.

Los canales y la arquitectura de Colmar, capital


del departamento del Alto Rhin, al sur de Alsacia.

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La culinaria también tiene su influencia, y los platos tradicionales son de origen germánico:
Lestartesflambées (en francés) o flammeküchen (en alemán), una masa de harina horneada
con cebolla, tocino y nata líquida; y la choucroute (enfrancés) o sauerkraut (en alemán), un
cocido de carne de cerdo y diferentes embutidos en hojas de repollo fermentadas en salmuera,
son los más famosos. Aunque no están en mi lista de platos preferidos, la región combina ese
carácter germánico con la tradición de vino, queso y pan de los franceses, que bastante me
agrada.

De hecho, gran parte de la planicie es dedicada al Una fábrica artesanal de quesos en algún
cultivo de la uva para hacer vino –principalmente pueblito cerca de Lapoutoie.
blanco- de calidad.

Además, es familiar escuchar el alemán en las conversaciones circundantes. En las escuelas


de la región se enseña el francés como primera lengua, y desde la secundaria se implementa
también la enseñanza del alemán, con el objetivo de permitir el acceso a los estudios
superiores en universidades de ambos países. No tuve la oportunidad de interactuar con
“nativos”, pero imagino que esa condición bi-cultural abre grandes posibilidades.

Finalmente, por la historia de la región y las


consecuencias a nivel humano, material y moral después
de la Segunda Guerra (que impulsaron el nacimiento de la
Unión Europea), y como parte del proceso de
reconciliación entre Francia y Alemania, la región se
convirtió en símbolo de la unión política del continente, y
ahora acoge en su capital, Strasbourg, la sede central del
Parlamento Europeo.

Las banderas de los 27 países que


conforman la Unión Europea.

84  
 
Mi paso por esta región fue bastante
agradable. Las ciudades antiguas,
coloridas, románticas. Los campos de
vino cubren los valles, el verde de un
parque natural se extiende en una
mancha mayor que la escala del
mapa. Al sur-occidente, pequeñas
colinas bloquean el horizonte y en la
primavera se abren caminos hacia
lagunas en medio de las montañas.
La historia me da mucho para pensar
y jugar a imaginar. Lefrançais…
Diedeutsche…
LaFrance… Deutschland… ¡Qué La Alemania medieval, el francés contemporáneo y ¡la colombiana
combinación! La mezcla que yo de otro mundo!

misma he escogido experimentar (y


con un poco de substancia X…
¡kabum!).

85  
 
Episodio 30: 15 de junio de 2013 – Lapasión del fútbol y una ciudad spa

El martes de esta semana tuvo lugar elúltimo partido de Colombia en este grupo de
eliminatorias. Aunque lejos de Colombia, para el gran evento (usando una buena disculpa) nos
reunimos 5 colombianos en un sofá, incrementando sinergísticamente el calor que la pasión del
fútbol, el patriotismo, los narradores y comentaristas en vivo de las cadenas de televisón
colombianas nos despierta a cada uno. Y pensé en la final de la Champions, y volví en mis
pensamientos hasta las semifinales de este conocido campeonato. Por aquellas épocas en que
los dos equipos alemanes (y sabiendo que Dortmund se encuentra dentro de la región que
habito) vencieron a las leyendas españolas, cada bar de la ciudad con una pantalla presentó
los partidos, y la concurrencia fue enorme. Pero después de las respectivas victorias, se
pagaron las cervezas, se agarraron las
chaquetas y se partió con una sonrisa pero
no mucho escándalo. No tengo ningún
derecho de decir que en Alemania no se vive
la ya mencionada “pasión del fútbol”. Sería la
peor diarista, la peor entendedora. Porque de
hecho se vive, y es por eso que cada
persona se dirige con anticipación a los
lugares adecuados para encontrar una silla
lo más próxima al televisor. Y es por eso que
durante el juego se escuchan las quejas, los
piropos (de belleza técnica, no física) y las
respectivas exclamaciones de emoción o
Abrebocas: Los paisajes a través de la ventana del tren.
sufrimiento: ¡¡uhh!!¡¡arg!! ¡¡ehh!! (En mi mejor
intento de traducción al alemán), ¡árbitro comprado! (Ah no, error… ese era por ahí de una
colombiana). Pero sintiéndonos a cinco aficionados del tricolor colombiano, con nuestros
comentarios haciéndonos de expertos, con nuestros gritos, nuestros aleluyas; con la euforia,
los aplausos, los bravos, hurras y demás al saber una victoria garantizada y más de ese demás
al confirmarla con el último “tic-tac” de los minutos de adición… Sintiéndonos y viéndonos
pensaba que es nuestra propia sangre latina que hierve dentro de nuestras venas, arterias y
capilares (incluso en nuestras vénulas y arteriolas) y que se expresa en acciones en cada
aspecto de nuestra vida –incluyendo el fútbol-, y nos diferencia de otros. Así como los
comentaristas, pues por más banal que pueda parecer este pequeño detalle, nadie en el
mundo narra cómo los colombianos y eso ha de indicar alguna cosa.

El fútbol fue solo paréntesis inicial –con merecida


posición dado los últimos acontecimientos. Sin
embargo, hoy quiero hablar más ascerca de la
maravilla de mi carnet de estudiante y su grandísimo
beneficio de acceso gratuito a buses y todo tipo de
trenes regionales dentro de Nordrhein-Westfalen.
Alguna vez ya había comentado eso, pero hace un
tiempo y por primera vez hice uso de él como
entretenimiento. Y fue así como en un sábado de
descanso salimos con el único objetivo de
“aprovechar los trenes gratis” y dejarnos llevar por la
Una de las entradas al área histórica de la región a algún lugar perdido en el mapa. El destino
ciudad.
lo elegí de una página entre tantas en una guía
turística y se conoce como Bad Münstereifel. Allá más al sur del estado, en dirección a Bélgica,
siendo la última estación de una única línea de ferrocarril que parte desde Bonn 1h10mins
antes de alcanzar su destino, se encuentra este pequeño pueblito cuyo centro histórico se

86  
 
protegió en épocas de guerras pasadas dentro de losmuros de una muralla, y que ahora es la
única preservada en la región de Renania (Rheinland).

El castillo que corona la ciudad, construido hace tan


poco como 713 años, no corrió la misma suerte de
preservación, por lo que ahora son sus ruinas las
que constituyen el atractivo y sirven ahora como
restaurante.

Además, Bad Münstereifel es considerada una


ciudad spa (por eso el “Bad” en su nombre, que es el
alemán para baño y que fue adicionado al nombre
original en 1976), lo que quiere decir que es bañada
por aguas minerales que permiten ofrecer las
bondades de la hidroterapia e invitar a quienes allí
se encuentren a dejarse relajar con ella (tal vez
algunos de ustedes estén tan sorprendido como yo
lo estuve con este término…).

Un día apacible que abrió y finalizó con los lindos y


variados paisajes percibidos desde este lado de la
La intacta muralla del siglo XIII. ventana del tren, y que se alimentó con la
tranquilidad de un recorrido entre callecitas de
piedra, bajo murallas de piedra, ruinas de castillos
de piedra, y dentro de un verdor intermitente que
nos recordaba, a pesar de la “extrema frescura” (por
no decir frío para ser positiva) que aún estábamos
en primavera.

Desafortunadamente, las estaciones que me


recibieron han sido extremas. El invierno fue largo,
frío, extremadamente gris. La primavera ha sido gris
y lluviosa como hace siglos no lo era. Por eso –
mucho más amargo-, el oriente del país está
Aguas minerales para hacer del pueblo, un spa.
pasando por una situación difícil de inundaciones. El
río Elbe (Elba en español), el más largo de Europa
(que nace en la República Checa y atraviesa la
Alemania oriental hasta finalizar en el Mar del Norte)
ha ido rompiendo diques e inundando ciudades en
su camino. Además de los ciudadanos de las
ciudades inundadas, los efectos se extienden al ser
suspendidos varios servicios en las rutas ferroviarias
más importantes del país, conectando Berlin con
Colonia, Frankfurt y Amsterdam. Dentro de toda
esta catástrofe ambiental, que espero haya pasado
Pasos bajo la seguridad de un vigilante… su peor parte (así parece) y se solucione pronto,
cuatro viajeros desconocidos se reunieron a
compartir un viaje incierto… Aquí comienza el
cuento de… la próxima semana.

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Episodio 31: 22 de junio de 2013 – La gran capital

Recapitulo: “Dentro de toda esta catástrofe ambiental (…), cuatro viajeros desconocidos se
reunieron a compartir un viaje incierto…”

Se encontraron cuando las


campanas tocaron13 veces, en el
carril número dos de la estación
central de trenes en Colonia, para
subir juntos, 20 minutos después
de haberse estrechado las manos
en una señal de presentación
inicial, al primero de una serie de
trenes regionales que de a pocos
los iría moviendo de occidente a
oriente en Alemania, para
finalmente depositarlos en la
estación central de trenes en
Berlín, la actual, gran y
renombrada capital del país. El
viaje era incierto por causa de las
Mis tres compañeros de viaje –un chino, un chileno y una alemana- y los
trenes que parecían llevarnos solo a nosotros. inundaciones, que se ubicaban
dispersas en el camino, y por las
cuales era posible que se cancelaran los trenes en ciertos trayectos o tuvieran demoras de
horas y horas. Pero los cuatro desconocidos se aventuraron y se consolidaron en un solo
tiquete que llaman algo así como “Schönen Tag (día bonito)” y que le permite a hasta 5
personas utilizar los trenes regionales (no los de
alta velocidad) durante todo un día. Entre más
integrantes en el grupo, menor la tarifa por
cabeza. Y finalmente el camino fue interesante, al
reunir cuatro nacionalidades fusionadas en un
solo pago, y al no presentar mayores
contratiempos. Y los aventureros sabían que el
recorrido demoraría, pero cuando nueve horas se
hicieron diez y finalmente los viajeros
completaron los 570kms que separaban el origen
y el destino, el cuerpo sintió el cansancio y el
espíritu saltó de emoción al oír el anuncio de la
última parada. Otro lugar particular que en la noche se viste de
fiesta, mientras de día más parece un mundo de
gigantes.

Tengo que decir que mis expectativas eran muy altas. Cada persona a la que le he escuchado
hablar de Berlín no para de vanagloriarla, de llenarla de piropos, de extenderse en lo
maravillosa que es y lo mucho que querría vivir ahí. Y de mi experiencia debo concordar con lo
que dice un gran hombre en mi vida: “Para desmeritar a alguien, en lugar de hablar mal, échale
demasiadas flores”. Porque después de haber oído tanto tuve la sensación de estar buscando
lo que cada uno me había dicho que le fascinaba, en lugar de dejarme llevar por los encantos
que mis ojos buscan, que mis pies quieren pisar, para así sembrar mis propias flores, sentar
mis propias conclusiones.

88  
 
Pero fuera de eso y con bastante de debates socráticos, yo misma he concluido que Berlín sí
tiene un toque encantador: Se encuentra de TODO, para TODOS los gustos. Podría decirse
que en Bogotá “es la misma cosa” (o prácticamente en muchas de las grandes ciudades), pero
lo particular de la capital alemana es que combina esa actividad inextinguible de las grandes
ciudades con una superficie desproporcionadamente grande, que da lugar a manchas verdes
por montón, a barrios poco densos, a trancones inexistentes, a agradables paseos de bicicleta
(a diferencia de lo que ocurre en muchas de las grandes ciudades). Para ejemplificar, Berlín
tiene algo así como 7 veces la superficie de Paris; pero mientras la capital francesa va por los
12 millones de habitantes (con su área metropolitana), la capital alemana está a medio camino
de alcanzar los 4 millones. O hablemos de Bogotá, a la cual duplica en superficie mientras lo
contrario ocurre con la densidad poblacional. Esta magnífica peculiaridad abre sin número de
posibilidades, como lo que constituyó uno de mis lugares preferidos. Llamado Tempelhof, un
aeropuerto que paró su funcionamiento en el 2008 y que fue inaugurado como el mayor parque
público de la ciudad dos años después con una gran inversión del gobierno. La verde extensión
sirve de lugar para hacer barbecues, pic-nics, para tocar guitarra, manejar carros a motor e
incluso volar cometas gigantes (como en una especie de kitesurfing pero sin el agua). Y
además, los ex-edificios aeroportuarios acogen ferias, fiestas, certámenes de moda o festivales
de música. Incluso hay un área en la que los habitantes pueden poner una pequeña huerta y
sembrar en ella diferentes frutas o verduras. Un lugar que parece salido de un cuento.

Una panorámica del Tempelhof al final del día. En el centro, como una pequeña mancha rojiza, la cometa gigante en
pleno vuelo.

Además, me pareció interesante la modernidad


que sentí en la ciudad y que contrasta con su
larga historia. Me doy la razón al saber que
después de la Segunda Guerra Mundial fueron
poquísimas las edificaciones que se mantenían
en pie en decente condición. Así que fue solo
después del final de esta, menos de 60 años
en el pasado, que cada iglesia, cada casa,
cada plaza, comenzó a ser restaurada. Hasta el
momento la construcción no para y es
facilísimo toparse en cada barrio con la
maquinaria para este fin.

Finalmente, hay que hablar del muro. Es difícil


imaginarse lo que fue, los ciudadanos presos
dentro de un pequeño perímetro delimitado por
Modernidad, arte, colores, extravagancia e historia ríos con seguridad y un enorme muro, que se
mezcladas en este punto de Alemania, que, como dice
una amiga, te permite sentirte en cualquier lugar del construyó en una sola noche. En una noche,
mundo.
porque la Unión Soviética (a quién le
pertenecía la parte Este de la ciudad) quiso
evitar la “emigración” hacia el oeste. Familias
separadas, tantos muertos en el intento… tan
cerca, pero tan lejos.

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Berlín en uno de sus ex-límites de separación Oeste-Este y el pedazo de muro que se ha conservado y que se colorea con
la imaginación de los artistas.

Con esa foto y con unas pocas palabras acabo el relato de mi experiencia en Berlín, la gran
capital. Una ciudad muy viva, que se siente, que se disfruta, que se deja con la sensación de
necesitar mucho más tiempo. Que no es bonita en el sentido meramente estético de agradar a
la vista, pero que, como dije, tiene un gran encanto.

El inicio oficial del verano este año es el viernes 21 de Junio. Algunos días de calores intensos
ya nos han tocado y aunque a veces extremos, respeto mi tesis principal de “¡Nunca te quejes
del calor!”. Y con el verano vienen muchas actividades (¿qué tal una piscina al aire libre?)…
más historias para contar.

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Episodio 32: 29 de junio de 2013 – En horario extendido

Hace una semana celebramos


el solsticio de verano.
¡Celebramos porque tenía
lugar el día más largo del año!
Aunque el clima no apoyó el
evento -y la verdad el cielo
estaba más oscuro que otros
días a la misma hora-, se
celebroa por la significación
acompañada por el inicio del
verano (y porque cualquiera es
una buena disculpa para
parrandear…). Sin embargo, y
a pesar de nuestros actos,
muchos concordamos en que
deberíamos llorar en lugar de
Un festival al lado del río para celebrar.
aplaudir ese día. Porque ese
particular 21 de junio marca un
límite. Desde ese justo trazo
temporal en adelante, se irá
perdiendo un minuto de
luminosidad –o dos, o cinco, ni
sé exactamente- en cada girar
de la Tierrasobre sí misma. Por
tanto, es posible ver el solsticio
como la culminación de los
días en horario extendido (qué
maravilla, la cumbre, el
apogeo), o como el inicio de
los días en modo “dentro de
poco me voy de vacaciones…”
(¡Qué deprimente, el abismo, la

Este es el popular Hofgarten, un área verde frente al edificio principal de la


decadencia!).
Universidad, en que el sol potencialmente baña con sus rayos a los
habitantes de Bonn. Créanlo o no (y aunque la foto juegue con los
parámetros en un tinte surrealista) la cámara registra: Hora de captura:
9:37pm.

Me parece que voy muy rápido y sin hacerme entender. Para clarificar (hablando de
solsticios…) tengo que devolverme en el tiempo a algún momento en nuestro pasado cercano.
Después de ese invierno monstruoso que casi no acaba, después de celebrar la llegada del
2013, la pascua, en algún punto entre ese presente y el de ahora, los días comenzaron a
extenderse perceptiblemente. De a poquitos empezábamos a sentir cómo el sol permanecía
suspendido, flotando en el horizonte como quién tiene miedo de lo que encontrará al otro lado
del globo. Y, de la misma forma en la que ahora comienza en sentido contrario, con cada
rotación terrestre un minuto se iba sumando a la longitud del normalmente llamado “día”.
Imaginen mis primeros y consecutivos 30 asombros al corroborar que las 8, 9 o 10 que
marcaba mi reloj, representaban la hora correcta post meridiem, cuando en mi reloj biológico
(finamente ajustado en tantos años de días“ecuatoriales”) la oscuridad de la noche debía
haberse impuesto ¡2, 3 o 4 horas antes! He ido amando cada vez más el hecho de tener,
dentro de nuestras cotidianas 24 horas, una noche disfrazada de claridad hasta pasadas las
22:00. ¡Y esto abre muchísimas posibilidades! Pero lo principal, no tienes que sufrir más

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porque el único sol, la única claridad que hubo en el día –si acaso llegó a existir- te cogió
dentro de un salón de clases. Con estos días de horario extendido no está demás hacer un pic-
nic en el Hofgarten después de clases, ni salir a caminar por la ciudad para disfrutar un cielo de
venados alrededor de las 9 de la noche.

Y para más alegrías, el solsticio


señaliza la llegada oficial del verano.
Lo que me hace pensar muchas
cosas, tal vez demasiadas para
mencionarlas todas. Uno, oficialmente
he puesto un pie en todas las cuatro
estaciones de las zonas templadas.
Dos, si oficialmente he puesto un pie
en todas las estaciones… quiere decir
que el final del ciclo no debe venir tan
lejos y me aterra, ¡¿cómo se me va a
pasar ya un ciclo de estaciones?! ¡Si
apenas estoy comenzando! Tres, por
fin ha llegado el tan esperado verano.
Ah… La felicidad de exponer las pieles a lo que aquí se conoce como:
Baño de sol. ¡Por fin! ¡Estoy salvada! ¿O no?

Como antes dije, y para toda mi dicha


acumulada, días soleados fueron
sucedidos por días de temperaturas
más allá de los 30 grados. Mi total
euforia me llevó a la irracionalidad de
pensar que nada podría dañar ese
momento, que nos quedaríamos por
siempre en un paraíso de pieles
expuestas, de días largos, de
chaquetas olvidadas dentro de los
armarios. Pero de repente, un cruel
relámpago de sensatez rasgó el azul
del cielo, la lluvia comenzó, las nubes
grises se tomaron el firmamento… y
Como bienvenida al verano, un Sommerfest (festival de verano) al
en una semana la temperatura cayó
aire libre. Con conciertos, clases de tango (que ironía… atravesar el de nuevo 20 grados. Ya no sé ni qué
océano para bailar tango) y muchas más.
esperar. Y no sé de qué forma estará
ocurriendo en los países vecinos (ni
siquiera en las ciudades más al sur de
Bonn). Pero lo cierto es que, al menos
en el clima, algo de fundado
encuentro en el estereotipo alemán.

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Qué delicia un buen almuerzo al aire libre. Y bueno, también qué suerte tener una vecina con balcón.

Por eso mismo, encuentro aún más razones para disfrutar –y entender a los que disfrutan, a los
que paran cualquier otra actividad- como si fuera el último (porque de hecho podría ser…) los
días de cielo azul, sol ardiente y altas temperaturas. Por más curioso que pueda parecer para
esta colombiana una chica en bikini (…“sentada en la rama del palo sembrado en el hoyo en la
orilla del mar”) acostada en el pasto en pleno centro de la ciudad, a kilómetros de cualquier
cuerpo de agua, por la mera necesidad de bañarse de sol.

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Episodio 33: 5 de julio de 2013 – Amores perros y una pila de buñuelos

Por boca de un rolo que vive hace ya


bastantes años en Bonn y que nos
consiente con los productos importados
dispuestos en su Tienda Latina, vine a
enterarme que tener un perro en
Nordrhein-Westfalen es casi una odisea.
Que para tenerlo es necesario un montón
de papeleo y un permiso de la ciudad,
que se paga con un precio inicial bastante
alto, y que finalmente autoriza la posesión
de un espécimen “del mejor amigo del
hombre”. Y después, habrá que pagar un
impuesto (no muy alto, pero al fin y al
cabo impuesto) por el porte del perro (es
Un revoltoso de un solo collar.
decir, del hombre portar al perro, no el
distinguido porte del perro). Y toda la
reglamentación finalmente acaba en la
imposición de tenerle al perro tres
collares, uno con el nombre, otro
indicando que tiene permiso de la ciudad,
y otro con las vacunas… o algo así. No sé
si realmente las personas llevan a
cabalidad la norma, pero lo cierto es que
según la ley, un policía podría parar un
perro que no tiene los tres collares y
dejarle una deliciosa multa colgada del
pescuezo para que el amo se deleite con
ella. Parece un chiste tanta exigencia
para tener un perro –un mejor e
El compañero fiel… incondicional amigo-, y no lo es. Y para
aquel rolo inicialmente mencionado no
importan los perros –él no quiere uno y me recomienda no quererlo-, pero sí el estricto
detallamiento de las normas, y la normatividad para todo. Dice él, que complica la
materialización de cualquier idea de empresa, o mini-mercado. No soy ni remotamente experta
en el tema ni tengo intención de ponerme a investigar ese aspecto, pero pienso si esa
“limitación individual” tiene un fin “altruista” de beneficio generalizado. No lo sé, pero el país
funciona, su economía funciona –bastante bien-, y de algún lugar debe venir…

Pero mi punto hoy no son ni los perros ni las


reglas, y por eso vuelvo a aquel rolo del primer
renglón, que tiene su verdadero protagonismo al
ofrecerme amablemente entre el color de sus
estantes una caja muy atractiva, de fondo rojo y
marcada con una palabra blanca con las letras -
música para mis oídos- [Mezcla para] B-U-Ñ-U-
E-LO-S. No pude resistir la tentación de intentar
desde aquí, tan lejos de casa, la verdadera
odisea de preparar buñuelos apropiados, tantas
veces fallida en diciembres consecutivos de
novenas bailables con amigos. Y así, reuní la
Rayando el queso griego para… buñuelos.

94  
 
mano de obra en dos colombianos y un francés algo latinizado para una tarde de preparación
de buñuelos. Como siempre, uno es recursivo. A falta del queso costeño que no hay forma de
conseguir, utilizamos el famoso queso griego para ensaladas. Y pareció funcionar.

Después, preparar el aceite (que es la clave


según mi percepción y la opinión de las abuelas).
Un paso dificultoso cuando se cuenta con un
fogón eléctrico al que le da por cambiar de
temperatura sin pedírsele. Por ese por menor, no
puedo decir que nuestros buñuelos fueron un
éxito total. Algunos se broncearon más de lo
debido, y las formas finales de casi todos
componían un teatro de figuritas que nada tenían
que ver con esferas. Con todo, me atrevo a decir
que fue mi intento más exitoso y que para todos
aquellos que sin conocimiento previo los
probaron, las papilas les burbujearon de placer La oferta del día: Tortas, pasteles austríacos,
brownies, quesos (todo horneado), choricitos y
junto con la perfecta combinación de un mini-arepas!
chocolate caliente, directamente desde Girón,
Santander. Y la opinión final fue generalizada:
“Humm… están muy sabrosos”. ¿Qué, sino un
delicioso sabor, puede llamarse éxito en la cocina?

Y ese evento me devuelve unos meses en el pasado, cuando para la finalización de uno de mis
módulos obligatorios organizamos una despedida comible. Cada uno estaba encargado de
llevar algo para picar, y entre más representativo de su país, mejor. Así que yo puse “manos en
la masa” para preparar muestras miniaturas de arepas (¡con los ingredientes originales que por
suerte -fuera de la harina- se encuentran en cualquier lugar del mundo!). Y recuerdo que en el
recipiente permanecieron las arepitas sin ser probadas por un poco de recelo o por su falta de
atractivo al lado de brownies y pasteles. Pero cuando el primero de mis compañeros probó una,
todos siguieron en avalancha y el número que preparé se quedó corto. Y de nuevo, los elogios
valieron el intento.

Del lado alemán, lo que más puedo decir esque


LES ENCANTA HORNEAR. De una manera
sorprendente, porque incluso los que no saben
“hervir agua”, como se dice, con seguridad
sabrán hornear una torta, un pastelo al menos
un pasabocas. Y es tan así que en las
reuniones, barabende (noches de bar) o fiestas
de casa sería raro no encontrar algún producto
hausgebacken (horneado en casa). Y para
algún alemán tradicional, es importante que en
el cumpleaños ojalá recibas una torta casera.
Ahora que lo escribo, voy a poner en mi lista de
Para empezar mi entrenamiento, algo simple: Muffins. cosas por aprender el ítem: “Hornear pasteles y
pasabocas”.

Así la caja roja con letras blancas de buñuelos y la bolsa amarilla de harina de maíz de la
Tienda Latina en Bonn continúa con la interesante tarea de achicar el mundo, de mezclar las
culturas. Y yo aquí, reporto sus triunfos.

95  
 
Episodio 34: 19 de julio de 2013 – Un corazón roto y un espacio vacío

Recuerdo como si fuera ayer el día en que la conocí. Dentro de ese mar de gente, de gente y
de ellas, de ofrecimientos y promoción cual feria de mercado. Después de movilizarme durante
algún tiempo sumergida en ese “caos” que siempre me hace sonreír, mis ojos se cruzaron con
su silueta, y me cautivó. Recuerdo como si fuera ayer aunque en realidad ocurrió hace 10
meses. Y con mi peor nivel -10 de alemán, un vendedor que no dominaba el inglés me invitó a
probarla (¡bendito sea el lenguaje universal de las señas!), a sentir el ronroneo de su paso, a
sentirme elevada, complacida… a enamorarme de ella y llevarla a casa. Recuerdo como si
fuera ayer la emoción cuando volví en ella, cuando gritaba a cuatro vientos que había
encontrado MI bicicleta.

¡El primer día!

Después de eso no hubo un solo día en que saliéramos del idilio del primer romance (y tomo el
riesgo de asemejar mis palabras a las que Andrés relató en su crónica -ya hace también tanto
tiempo-, aclarando que si se repiten, si las sensaciones ocurren en más de uno, ha de ser
porque son verídicas, robustas).

En el otoño el fresco de la brisa nos divertía en horas de paseos con rumbos desconocidos, y
era ella quien me permitía el acceso a mundos de tonos sepias y silencio, ella me dio la
oportunidad de hacer de esos lugares desconocidos, lugares familiares. En lo peor del invierno,
aún cuando las calles se llenaron de hielo y usarla era un evento de alto riesgo, aún cuando en
uno de esos días fríos el hielo resbaladizo la hizo tropezar y nos tumbó a las dos en medio de
la calle, en un tronar de duro asfalto contra el costado de mi cuerpo, aún en “las malas”, ella
estuvo ahí, aguantando la lluvia, el frío, la intemperie. Nunca se quejó (lo hacía más mi
candado cuyo material era afectado por las temperaturas y la dilatación (o compresión) térmica
se imponía con su queja en un grito de: “Si no cuidas de mí y me guardas en un lugar menos

96  
 
frío, entonces ¡nunca más podrás abrir este candado!”) y aún ese duro, largo, frío invierno no
logró separarnos ni desintegrarnos en la cotidianidad. Era siempre ella y yo. Para aquí, para
allá, para todo lado.

Y por más contradictorio que parezca,


la primavera no fue nuestra época
romántica. La recuerdo como una etapa
efímera, muy, muy lluviosa. Incluso en
ella tomé un baño de lluvia más
efectivo que una ducha. Pero nada,
NADA nos separaba… hasta que llegó
el verano. Y el comienzo era pura
felicidad, puro romanticismo, puro
amor. El aire arremolinado al contacto
con mi cuerpo, ayudándome a
termorregular. Los días en extremo
largos con ese atardecer de venados
suspendido sin querer desaparecer. Y
En el otoño en nuestro camino preferido al lado del río.
yo en ella, por las calles de mi barrio,
por las calles de Bonn. Parecía el
momento más idílico de nuestra
relación, pero como dice Saramago:
“los momentos perfectos, sobre todo
cuando rozan lo sublime, tienen el
gravísimo contra de su corta duración”.

No podría describirse mejor. Una tarde,


con el sol bien puesto en el cielo, y el
azul claro saturado, salí de mi clase de
alemán, y –en negación- miré a lado y
lado, caminé a lado y lado del edificio.
Pasé, miré, volví, pasé de nuevo, recorrí
con mi mirada la calle entera, pero no la
encontré. Ella se había ido. Alguien,
algún inhumano, la agarró y se lallevó.
En aquella fatídica tarde de un lindo
verano, se robaron mi bicicleta y me
dejaron a mí con el corazón hecho
trizas.

Ahora, habré de describir en detalle el


contexto, cada por menor de la
situación, para evitarle a cualquiera que
se haya enamorado de su bicicleta la
eventualidad de ser alejado de ella para
siempre. Antes, quiero dejar por sentado
lo mucho que me sorprende haber sido
víctima de un robo en la apacibilidad de
una pequeña ciudad como Bonn. ¡Jamás
me robaron en Bogotá! ¡Ni lo hicieron en
Sao Paulo! En esas monstruosas Lo más duro del invierno le tocó bien duro a ella…
ciudades bien conocidas por sus índices

97  
 
de criminalidad. ¡Pues parece que esta
colombiana… se confió! Así como a mi
llegada caminaba en la noche casi
corriendo, atenta a cada sonido o
movimiento, “con la guardia en alto”, y
ahora me siento tranquila y no me
imagino ningún percance. Así mismo…
como cuando paré de amarrar mi
bicicleta a “algo”, y lo empecé a hacer
“a ella misma”. Me explico. Hay dos
maneras de bloquear tu bicicleta: Una,
la amarras a un poste o una reja, por lo
cual nadie puede moverla de donde
está o, dos, la amarras entre el tenedor
y la llanta, de tal forma que si alguien quisiera andar en
Un homenaje a ella. Uno de esos paseos de domingo de larga
duración con las amigas. ella el candado se enredaría y no sería posible moverla
rodando más de 2 metros. El contra del último método es
que alguien podría pasar con un camión (o con un brazo fuerte), levantarla y llevársela cargada
cuantos metros sean necesarios, hasta quebrar el candado y poder rodarla. De los dos
métodos, es evidente que el primero ofrece una mayor seguridad, pero no siempre hay lugares
a donde encadenar las bicicletas, y viendo la tendencia general hacia el segundo método, uno
piensa que no puede tener tan mala suerte de justamente entrar dentro de los altos índices de
robos de bicicletas. ¡¿Por qué?!, ¿porqué?

El cómo se sucedieron los hechos se ha vuelto un poco borroso en mi mente (yo lo llamaría
estrés post-traumático) pero lo cierto es que ella no estaba amarrada a un “algo”, y que alguien
se la llevó. La alejó para siempre de mi vida, y yo me he quedado con este espacio vacío, con
esta sensación horrible de buscarla en cada lugar, en cada calle, en cada rincón, con esta
esperanza absurda de un día verla aparecer. No sucederá, por eso, me despido de ella con
este episodio, cerrando este ciclo y llevándome una gran “palmada en la cola” de aprendizaje.

He solucionado mi problema de movilidad temporalmente con un préstamo de una de mis


vecinas (que por algún motivo tiene más de una bicicleta). Pero el proceso de búsqueda de
OTRA ELLA habrá de comenzar de nuevo. Y el siempre consuelo: “Un clavo saca a otro
clavo”.

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Episodio 35: 3 de agosto de 2013 – Las mil y un razones

Muchas veces he abierto los ojos, he mirado a mi alrededor, me he concentrado en cada cosa
pequeñita que hay en mi cuarto intentando despertar mis sentidos –varios aún adormecidos
después de 8 o más horas de inactividad-, he bajado con pereza las escaleras, y -después de
abrirla- me he asomado por mi gran ventana. Finalmente, mirando la calle, enverdecida en esta
época a lado y lado por esos grandes árboles cambiantes, esos grandes árboles útiles como
calendarios naturales, he pensado, ¡¿qué diantres hago aquí? ¿Cómo vine a parar a Bonn?!

El calendario estacional

Pensando en eso quiero contar historias.


Historias de personas normales (o anormales,
¿quién puede juzgar?) que merodean en mi diario
vivir y que como yo han dejado atrás su país, su
gente, su cultura, su casa, y muchas veces
también su idioma, para parar en esta
relativamente pequeña ciudad. Personas que
planeándolo o sin planearlo acabaron aquí,
compartiendo en mayor o menor medida el
cotidiano conmigo. Con esta colombiana que
también dejó todo atrás, empezó de cero y que a
veces se pregunta, ¿qué diantres…?
Por el motivo que sea, magníficas oportunidades de
ver el mundo y nuevos lugares...

En la universidad tenía una amiga enamorada de Alemania. Ella tomaba clases de alemán y
elogiaba muchos aspectos dentro de la cultura que estudiaba. De hecho, una vez contó una
experiencia que yo encontré “particular” (por no usar otro adjetivo): Siempre pensando en la
puntualidad, mi amiga llegó un poco adelantada a casa de su profesora. Y cuando digo un poco
es UN POQUITO, entre 5 y 10 minutos.

Su entonces profesora abrió la puerta, miró su reloj de pulso y profirió: “Por favor Alejandra,
nuestra clase comienza en X (entre 5 y 10) minutos. Vuelva en el tiempo adecuado porque mi
horario se organiza estrictamente y usted debe respetar mi tiempo”. Yo pensaba cada vez que
oía a mi amiga que difícilmente encontraría descripciones e historias más alejadas de mis
gustos personales (y al fin y al cabo ella tampoco comparte conmigo la vibración de piel y
órganos al ritmo del bambuco, el currulao, y la salivación deliciosa al pensar en un mondongo
con aguacate), pero después de ese relato pensé: “¡Parece un alien, eso es locura!”. Así que

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por ese entonces no me gustaba el idioma, no tenía el mínimo interés por el país. Repito: No
tenía NI EL MÁS MÍNIMO INTERÉS por el país. Yo estudiaba portugués y me fascinaba desde
su tonalidad musical hasta la forma en que era enseñado y la imagen que proyectaban mis
profesoras (Hay que ser brasilero para tener esas maneras tan efectivas, didácticas e
inesperadamente eficientes) y fuera de eso las posibilidades que consideraba eran las de
aprender italiano o francés, idiomas estereotípicamente “bonitos” (debo aclarar que ahora,
desde el presente, nada ha cambiado en mi opinión después de tener la oportunidad de ser
expuesta los dos mencionados). El alemán por su parte no aparecía ni el último resquicio o
rayón de mi lista de posibilidades. Pero ahora estoy aquí, me doy un buen chapuzón en la
cultura cada día, con felicidad voy para mi clase dos veces por semana, con regocijo intento
(junto con una buena dosis de vergüenza y de auto-exigencia) componer las frases simples
que las expresiones de neonato recientemente aprendidas me permiten y he descubierto que
lejos de ser aliens, los alemanes son solamente diferentes.

de experimentar nuevos sabores…

Como dije, quiero resumir otras historias y apreciaciones. De personas que habrán tenido mil y
un razones para acabar aquí y contarme con euforia o nostalgia el por qué de su presencia, los
meandros en el río de decisiones y eventos que los condujeron a cumplir un sueño o aempezar
una inesperada aventura. Pues bien, helos aquí: Hay quienes en algún punto de su pasado
construyeron una imagen idílica de Alemania o se sintieron atraídos por el idioma gracias a
algún familiar o amigo, y que empezaron o no a estudiar con disciplina la lengua con el objetivo
último de estar aquí. Ellos merecen felicitaciones, pues fueron consistentes con el paso del
tiempo y ¡lo lograron! Están aquí después de desearlo durante años. Hay para quienes el único
claro objetivo era el de cuál área del conocimiento querían explorar, y enfocándose en eso
encontraron programas de calidad por estos lados y pasaron los procesos de selección.
También merecen felicitaciones por conseguir una gran oportunidad de acceder a educación
pública de calidad. Hay quienes nunca quisieron venir yque de repente acabaron en
conversaciones o conferencias con el sustantivo “Alemania” en el título o el asunto, que
finalmente lograron atraer su atención, hacerlos ponderar los pros y contras e inmigrarlos. Hay
quienes incluso realizaron la aplicación en el último minuto de la fecha límite, al final de una
serie de pequeños eventos inesperados, y eso finalmente los condujo hasta aquí. Incluso, hay
quienes emigraron buscando mantener un amor que moriría en la distancia, personas que
siguieron a su pareja sin tener la más remota idea de qué harían aquí, o personas (un poco

100  
 
más lucidas en mi opinión personal, pero solo un poco) que siguieron a su pareja encontrando
como buena excusa una práctica, un trabajo temporal, un postgrado.

En síntesis, los motivos que gatillan


nuestras acciones y que nos
transportan de un lugar a otro, de una
situación a otra, son un matiz de colores
más variado que la paleta RGB pero
para todos los que aquí se encuentran
hay algo común e innegable: la
experiencia es indudablemente
enriquecedora. Finalizo copiando las
palabras que mi amiga Kathe utilizó al
relatar su historia, que ejemplifican muy
bien a lo que acabo de referirme:
“A veces, mientras camino por el
campus de la universidad en la que
…y de conocer nuevas personas. estudio, pienso que estoy caminando
por los mismos caminos que recorrieron
célebres personajes como Friedrich
Nietzsche, y no puedo evitar pensar
que quizá uno de mis lugares favoritos
para sentarme a leer, también pudo
haber sido su sitio favorito. Quizá. ¿Por
qué no?”

¡Más personas!

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Episodio 36: 7 de agosto de 2013 – Un paseo de olla

A media hora en bicicleta hacia el norte de Bonn, donde el río Sieg casi se entremezcla con el
ancho Rin, hay un lugar especial para llevar a cabo un magnífico “paseo de olla”. ¡Pronto todo
está listo! Los ingredientes del sancocho, la paila cargada entre dos personas (por su enorme
tamaño), juntos en dirección al río para cocinar, bañarse, comer, “siestar”, bañarse más…
relajarse. Como si estuviéramos en el Río Pance en el Valle del Cauca, en el Pamplonita de
Norte de Santander, en el Fonce, el Chicamocha en Santander o en el Guatapurí del Cesar.

En el verano, aquí en Bonn también existe la posibilidad de ir al río a un paseo de olla. La


pequeña diferencia es que la olla y los ingredientes son cambiados por un empaque de jamón,
uno de queso y un último de pan tajado.

El río Sieg a la altura de Siegfähre, Troisdorf, al norte de Bonn.

El cuento es que nos fuimos con un grupo de amigos a aprovechar del verano y de las
bondades de la naturaleza y a bañarnos en el río. La sorpresa fue saber que hay un afluente a
menos de 10 kilómetros en el que las aguas son lo suficientemente tranquilas para permitir a
los bañistas darse un chapuzón de frescura. Es irónico, porque Bonn se levanta a la rivera del
gran Rin, pero éste –será su tamaño- es turbulento y de corrientes impredecibles, y el baño en
sus aguas es prohibido por la propia seguridad del sujeto. Así, nos encaminamos en un paseo
de bicicleta –tan placentero como siempre he dicho que son entre los campos a la orilla del
Rin- y pasado cierto tiempo llegamos a nuestro destino: Una porcioncita de río con pequeñas
playas de piedra a lado y lado para deleitarse. El lugar es llamado Siegfähre, y su nombre es
debido a la presencia del único ferri en todo el afluente del Sieg (y uno de los más viejos que
aún funcionan en el país): un barquito con capacidad para unas 20 o 30 personas y unas
cuantas bicicletas. Sin embargo, nosotros nos animamos a cruzar CAMINANDO en busca del
mejor punto para tomar el sol, para tomarlo y escapar de él, al mismo tiempo. Ya se imaginarán

102  
 
que es inteligente pensar anticipadamente en un lugar para resguardarse del sol cuando éste
ha aumentado mucho y la sensación térmica y la cabeza empiezan a molestar. Con nuestras
cosas apretujadas sobre la cabeza, caminando en contra de la corriente, con las piedritas del
fondo incrustándose en los pies descalzos, los aproximadamente 10 metros de ancho que hace
el afluente a esa altura se hicieron 15 minutos, y entendimos la ventaja de tener un ferri.

No habrá sido sancocho, pero mi amigo Alex


(de Michigan) hizo una perfecta contribución
con un delicioso mango y una refrescante
patilla.

El día transcurrió apacible (como siempre que se hace un paseo de río). El primer chapuzón de
cuerpo y cabeza se sintió helado, puso la piel de gallina, pero un segundo después el agua
estaba a la temperatura perfecta, la corriente masajeaba los músculos de la espalda y depaso
daba para ejercitarse al intentar mantener la posición inicial luchando contra ella. Y así se nos
escaparon las horas, como el agua corriente entre los dedos, mientras yo intentaba
comprender cómo es que hay tantas personas usando un bikini en medio de un parque en
pleno centro de la ciudad, cuando un río los aguarda… “a la vuelta del puente”. Para volver al
parqueadero de bicicletas, nadie tuvo coraje de atravesar el río de nuevo por su propia cuenta,
y por tanto hicimos uso del protagonista ferri, por la módica suma de 50 centavos para un total
de 2 minutos de trayecto.

Aquí, el trayecto de vuelta usando el ferri.


¡Ok…tal vez eran más de 10 metros de ancho!

Fue una grata sorpresa encontrar este lugar y pensar en mis tantos paseos de río de toda la
vida. No todo el mundo los disfruta, ni en Colombia ni aquí, lo rectificó –o lo imagino- al ver de
nuevo a aquellos en bikini dentro de la ciudad (aunque no me desagrada esta tendencia, ¡no
paro de sorprenderme con ella! ¿Cuántos ojos no tendría encima una persona en vestido de
baño tomando el sol en el Simón Bolivar?). Definitivamente hay lugares y actividades que
trascienden fronteras y consiguen transportarte a cualquier lugar del mundo.

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Para finalizar, hablando de “cualquier lugar
delmundo” he cambiado temporalmente de
ciudad. Haciendo uso de una parte de mis
vacaciones de verano me he instalado en
Berlín para asistir a un curso intensivo de
alemán (¡mi segundo nivel! La recién nacida se
esfuerza por aprender a hablar). Una perfecta
coincidencia para finalizar este “casi-año” de
diarista. Cuando lo escribo me da aún más
dolor de barriga. ¿Se acaba un año? ¿Se
acaba mi privilegiada oportunidad de compartir
tantas experiencias, pensamientos y aventuras
Berlín y nuestro amor compartido por las con conocidos y desconocidos? ¿Se acaba el
lucecitas de colores que brillan en la noche en
casi cada rincón. Aquí, Alexander Platz. deber detener disciplina para cada semana (si
ya a veces era desjuiciada, ¿cómo será sin el
deber?)? Ya veremos qué haré a ese respecto,
por ahora, se construyen algunas historias de
una gran ciudad y un curso intensivo…

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Episodio 37: 17 de agosto de 2013 – Los recovecos del alemán

En otros episodios ya he hablado bastante sobre lo inesperado de los eventos que me llevaron
a estar aquí en Alemania, pero hoy recupero el hilo del tiempo y vuelvo al presente.

En el último episodio de mi diario les adelanté brevemente que comencé un curso intensivo de
alemán en Berlin. Estoy aprovechando al máximo mis extrañas vacaciones de verano que más
o menos se dividen en dos grupos de un mes, separados en septiembre por un módulo de
Neurofarmacología. Extrañas porque las que son más familiares, con los ciclos estacionales de
las regiones templadas, lo habrán anticipado, y para cuando mi módulo haya acabado, del
verano no quedará más que un grato recuerdo. Para ese momento será el otoño con su
creciente y fresco caminar el que dé nombre a las vacaciones que en otros tiempos (en otras
maestrías) se llaman vacaciones de verano.

En lugar de hacer un mes entero


de viajes en esta primera mitad del
año (que además costaría más de
lo que puedo permitirme), he
decidido exprimir el hospedaje
gratuito que tengo en la peculiar
capital alemana y comenzar mi
segundo nivel de alemán en un
curso intensivo. Pero no deben
preocuparse por mí, ¡no padezco
de ninguna enfermedad de adicción
En Tempelhof. Pocos lugares rurales se comparan en calidad de
atardeceres. al estudio que me hace preferir
estar en clases de alemán en
cambio de disfrutar de unas
vacaciones en todo el sentido de la
palabra! Mis cursos son divertidos,
no hay compromisos ni presiones y
en realidad es como reunirse
regularmente cada mañana con un
grupo de personas de diversas
nacionalidades (¡muchas
nacionalidades no conocidas!) a
charlar, reírse, actuar, pensar y
quemarse el coco intentando
entender y mejorar el dominio de
este idioma “chiflado”. Debo
llamarlo “chiflado”, por supuesto, sin
¡Que sí… que estén tranquilos, que paseo bastante  y disfruto el
ánimo de ofender. Esta forma de
verano! Aquí en la puerta de Brandeburgo con Hiep comiendo Brezel. llamarlo simplemente es una
inocente materialización de lo difícil
que me resulta aprender alemán; pues su estructura y su organización son en exceso
diferentes al español y me sacan más de una “cana verde”. Pero la mejor bondad de mi curso
es que me deja aún suficiente tiempo para disfrutar del verano y aprovechar deesta larga y
corta estadía en Berlín.

Hoy voy a intentar resumir los puntos que a mi parecer son los más problemáticos para poder
aprender el alemán. Sin embargo, desde ya debo decir que mi descripción será a fuerza de una
sobre-simplificación de la realidad, y dejaré de lado las excepciones y los casos especiales que

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acaban volviendo mi cabeza “un ocho” y que serían imposibles de comprender en una sola
sesión de poco menos de dos páginas.

Número uno: La estructura de la frase.


En español está claro, el verbo le sigue
al sujeto, y a estos dos el predicado. El
sujeto puede ser tácito, por lo cual
puede no encontrarse en la oración,
pero las oraciones son bastante
flexibles y coherentes. Mientras que en
alemán, en una frase “básica” el verbo
debe estar siempre en la segunda
posición. Pero si es una pregunta, en la
última. Si se utilizan verbos modales,
en la última. Si se responde a un ¿por
qué?, en la última. Si son verbos
compuestos, uno de ellos en la
segunda, otro en la última. Incluso, hay
¡A ver cuánto entienden! “Tú no puedes impedir que una bandada
de pájaros pase volando sobre tu cabeza, pero sí puedes impedir verbos que se parten en dos y se pone
que aniden en tu cabello”   un pedacito en la segunda posición y
otro en la última. Pero si se presenta en
alguno de los 4 casos mencionados,
entonces no se separa más. ¿No suena
eso como un verdadero embrollo?

Todo ese revuelto genera al final frases que para mí suenan a veces como lenguaje de
cavernícola y que, muchas otras veces, concentran el significado de la oraciónen la última
palabra. De tal modo que se obtienen cosas como:

Ich bin gestern Abend wegen seiner Hochzeit mit dem Zug nach Berlin gefahren.

Si se intenta traducir literalmente al español, podría sonar como:

Yo ayer en la noche debido a su boda con el tren hacia Berlin fui

Literalmente, en español sería he ido, pero el participio pasado es usado en la práctica como
pasado simple. ¡Únicamente al final de todo ese reguero de detalles, uno se entera de la
acción, que podría ser ir o cualquier otra cosa! Aunque ya había hablado de esto hace mucho
tiempo, cuando mi amiga Alice me dio su opinión respecto al alemán. Ahorayo lo vivo en carne
propia.

Pero “todo bien”. Este punto problemático es fácil de solucionar manteniendo en mente las
reglas (aún cuando sean mil y un diferentes) y con algo de práctica comienza a fluir
naturalmente. Pero hay otras cosas muchísimo peores cuando se intenta aprender alemán...

- Número dos: Las declinaciones y los casos. El terror en pasta consistentemente ganador de
lo peor del alemán, que quiere decir que los adjetivos, los artículos, los pronombres posesivos,
los pronombres personales y los sustantivos cambian en función del caso (determinado por
ciertos verbos, ciertas preposiciones, ciertas acciones) y el género (que además puede ser
femenino, masculino o neutro). Existen cuatro casos diferentes en este idioma y son pocas las
situaciones en las que he logrado comprender la verdadera razón de su existencia, o mejor, la
situación en la que deben ser usados. Pero no me extiendo en esto, ya suficiente he sufrido
haciendo el ejercicio en clase.

106  
 
 

¡A ver cuánto entienden! “Tú no puedes impedir que


una bandada de pájaros pase volando sobre tu cabeza,
pero sí puedes impedir que aniden en tu cabello”  

- Número tres: ¡Las palabras de “relleno” sin sentido claro! En alemán no basta con tener
palabras para CADA cosa, sino que además las oraciones coloquiales se rellenan con un
montón de palabritas cortas que si se piensan y se intentan entender en español, en realidad
no tienen un significado per se. O bueno, puede que tengan un sentido, pero un “sentido
figurado”. Según mi entendimiento, esas palabritas adicionan “intención” o “sentimiento” a la
frase. Pero como extranjero es difícil tener la intuición de dónde ponerlas, siquiera de descifrar
qué es lo que hacen decorando las frases.

- Número cuatro: La pronunciación. El último


de mis enemigos en el aprendizaje del
alemán tiene cara femenina y se le conoce
como pronunciación. Sin contar el gran
número de sonidos nuevos que tiene este
idioma y que no existen en español, al existir
palabras tan largas surge arrogante la
imperdible oportunidad detener todos los
sonidos juntos en un solo lugar. “R”s
pronunciadas como con un salivazo
(sinónimo que me contó el diccionario y
encontré más decente para publicación)
atorado en la garganta al estilo del francés.
“CH”s pronunciadas como un rugido de tigre,
Aquí en la isla de los museos con Vic que como francés me
pero menos agresivo. “SCH”s como un
colabora a entrenar las vocales y “R”s extrañas.   “shhh” para ordenar hacer silencio, pero sin
estirar los labios y sí manteniéndo los
abiertos. “Z”s como una ts como cuando uno se molesta y dice: “tsssss, que tal ese…”. “A”s
que parecen “E”s, “O”s que parecen “U” pero con cara de “I”s. “S”sy “V”s que obligan a vibrar
las cuerdas vocales, la lengua, los labios, que por fortuna logré dominar previamente para el
portugués y que al menos me liberan un peso. Por fortuna, a diferencia de cuando se habla
francés (que también tiene una pronunciación difícil para mí, pobre hispanohablante) el alemán
no está extremadamente exigente en este punto, de forma que aún pronunciando mal hay una
alta probabilidad de ser entendido.

Pero esto de ninguna forma es un “desanimante”. Todo lo contrario. Lo primero que hay que
hacer al enfrentar dificultades es disecarlas, enumerarlas y enlistarlas, de forma que sea
posible concentrarse en ellas y trabajarlas (o ignorarlas y focalizar en otros puntos importantes,
depende del enfoque). Y por eso comparto hoy mis puntos más débiles, pues tal vez muchos

107  
 
de ustedes los compartan, o tal vez un día lleguen a hacerlo, o tal vez rían de mí pensando en
cuán fácil ha sido para ustedes y lo absurdo de que sea difícil para mí. Mi resolución es
continuar haciendo ejercicios, disfrutando de mi clase, siendo la alumna más intensa si es
preciso… y contra esos puntos difíciles, tengo una caja llena de colores.

Me he extendido bastante. Sintiendo el final de este diario amenazadoramente cerca (¡después


de este episodio, sólo les escribiré dos episodios más!), tengo esta sensación compulsiva de
escribir al máximo, de exprimir cada
episodio para no dejar tantísimas
cosas sin decir, aunque
inevitablemente pasará. Pero en este
momento siento la necesidad de
dilatar cada vocablo antes de dejar
de ser oído, repetido con diferentes
voces, tonalidades y entonaciones en
las voces internas de cada uno.

Mi clase de alemán A2.1

La próxima semana comenzará mi despedida,


recapitularé estos 11 meses que se fueron, las
sensaciones que me dejaron, las cosas que me
enseñaron, lo que cambiaría, lo que nunca cambiaría, y
pensaré en cuáles siguen siendo mis expectativas,
prospectos y objetivos. Y para el gran final, cerrando
esta tarea que tanto placer me ha generado, compartiré
mi proyecto audiovisual, un video de colores, sonidos,
musicalidad, rostros, estaciones… que tal vez logre
traslucir la esencia de tantas nacionalidades con las
que me he encontrado en el camino.

Un homenaje a mi amigo Jose sin que desde hace tanto no veía y


vino a visitarme y a darme días de diversión veraniega.

Episodio 38: 25 de agosto de 2013 – Final, final, sólo va uno más

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Es inevitable no llenarse de nostalgia (la nostalgia siempre presente…) al pensar en estos 11
meses que han pasado. Al mismo
tiempo, es inevitable no llenarse de
satisfacción al sentir cómo he
evolucionado, cómo he logrado
adaptarme. Durante esa época difícil
que constituye el comienzo de toda
nueva etapa, por días perdía la
esperanza. Y en ese estado de
abatimiento me preguntaba si algún día
lograría sentirme a gusto, como en
casa, si algún día pararía de quejarme
y de intentar extraer los problemas y
los contras más que los beneficios y
¡Ahora un mejor rostro y un mejor clima! los pros. Debo decir que al llegar a
Alemania me sorprendí a mi misma
con la actitud que tomé. Insisto que el clima jugó un papel crucial contra toda posibilidad de
contrariarlo, pero el hecho es que me encontré con una Luisa que nunca había conocido
durante el transcurso de mis 22 -bien ganados- años. Era una Luisa sensible, débil, pesimista,
derrotada. Claro que son muchísimos los factores que me llevaron a ese estado desconocido y
en cada uno de ellos puedo encontrar la disculpa perfecta. Pero si se trata de “ponerse los
pantalones” y aceptar las más crudas realidades, es cierto que habría podido asumir mi
comienzo de otra forma. Pero no estamos para llorar sobre leche derramada. ¡Ni me apetece
hacerlo!, porque también de esta forma aprendí. Pero si algo quiero dejar claro al final de esta
temporada es que uno mismo se trenza su cotidiano.

Recuerdo aquellos días de abatimiento, de lágrimas y nostalgia profunda por las personas que
amo y que no están conmigo. No obstante a la seguridad de que en el presente del mañana
continuarán llegando esporádicamente días como esos, puedo decir en retrospectiva y con
orgullo de mi misma (aunque en una comparación absoluta no signifique nada) que estoy bien.
Que disfruto de esta experiencia, que aprendo demasiado, que sonrío al ver la pequeña Bonn
iluminada con ese sol de venados, el verdor de los árboles alineados frente al antiguo palacio –
hoy sede de la universidad-, la sonrisa de mis amigos reunidos en el jardín de mi casa mientras
toman una cerveza. La esperanza ha vuelto a mí, afortunadamente.

Las personas que hacen parte de mi cotidiano y que me complementan.

109  
 
Precisamente por mi experiencia, quisiera hacer una “lista” de aquellos puntos que serían
fácilmente modificables y que, a mi parecer, habrían aportado significativamente para el
desarrollo de un comienzo diferente. Lo más esencial fuera de toda duda es el manejo de la
lengua. Ya sé que Alemania se vende como un país en el que se puede hablar inglés “hasta
con el perro”, y puede que lo sea, pero bajo ninguna circunstancia alguien puede tener una
integración total sin manejar el idioma nativo. Yo me confié de esa idea de que el inglés era
suficiente (y déjenme aclararles que en el sentido literal ¡sí lo ha sido! Porque estoy aquí, he
sobrevivido), y pegándome de eso dejé imponer a la pereza y a la falta de motivación. Cada día
me arrepiento. Mi personalidad me impide ser un fantasma dentro del pueblo, a mi me gusta la
interacción, me gusta hacerle charla al señor de la tienda, me gusta conversar en el bus, me
gusta no tener miedo de ir al doctor por causa del idioma, y por sobre todo me gusta participar
activamente en conversaciones de amigos. Y todo esto se vio impedido o drásticamente
limitadoa causa de no hablar alemán, y me dolió
hasta el tuétano. Ahora no lo puedo cambiar, lo que
puedo hacer ya lo estoy haciendo. Y voy juiciosa
con mis cursos, y aprendo bastante en cada clase,
y estudio… pero han pasado 11 meses y yo
apenas soy nivel 3 (sobre los 12 que hay en una
división estricta). Si pudiera volver atrás en el
tiempo y encontrarme en Colombia tras haber
recibido la aceptación de la universidad, no dudaría
un segundo y comenzaría a estudiar alemán como
mi prioridad. Aunque, de nuevo, es muy tarde ya y
bajo esta situación “limitante” he aprendido a estar
Un lindo atardecer y globos volando. satisfecha.

El siguiente factor que detallaré es la libertad


económica. Si bien Alemania es un país con un
costo promedio de vida bajo, ¡euro es euro!. Y yo
siempre tengo esa manía horrorosa de pensar
ineludiblemente en pesos colombianos… una
tortura. Si se gana en euros, perfecto. Si no,
entonces es mejor buscar un trabajo para ganar en
euros… :-) Y llego a mi punto, la búsqueda de
trabajo. A este respecto me encontré
autoimponiéndome un sin número de limitaciones
que tal vez existen, pero que no implican que no
sea posible conseguirlo. Acababa no intentando al
pensar, << siendo estudiante, ¿cómo voy a
conseguirlo?>>. Y ACABABA NO INTENTANDO.
Siempre he dicho que los errores le enseñan a uno
mismo y a los sabios que sepan escuchar y
aprender sin necesidad de cometer en su propia
piel esos mismos errores. Sí que es posible, y
como se dice sabiamente: “El que no arriesga un
Así sea cantando en la calle, para hacer siempre huevo, no gana un pollo”. En octubre, comienzo mi
hay algo. trabajo como monitora de la nueva promoción que
comienza mi maestría.

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Tengo casi certeza que muchos de
ustedes que han seguido este diario,
que han puesto un like en la página
del DAAD Colombia de una forma u
otra se interesaron por Alemania. Y si
no es Alemania, entonces interésense
por algún otro lugar, interésense por
descubrir nuevas culturas, por
aprender nuevos idiomas. Que al final,
eso más que nada es la escuela de la
vida “recargada”. Para mí, ha
implicado tantas cosas, que me faltan
letras en el abecedario y método en la
redacción para comunicarlas. De esta
estancia, aunque Alemania no sea el
país de mis mil amores, ni me vea
muriendo o teniendo hijos en sus
tierras (me pregunto si alguna vez otro
país diferente de Colombia podrá
siquiera ser considerado), ha sido
demasiado lo que he ganado. Así que,
ustedes seguidores, ustedes
soñadores, abran los caminos de su
destino, y si alguna vez lo soñaron, lo
Yo cierro desde la capital…
imaginaron, lo desearon… péguense
una pasadita por Alemania.

Aun cuando falta un último episodio, decidí predespedirme hoy, para evitar los achaques del
final final, para evitar un tono desagradablemente melancólico (¿lágrimas incluso?)… que si
algo he olvidado, no me lamente por no tener una 39º oportunidad. Así, la próxima semana
será de fiestas y risas, cerrando con mi tan anunciado proyecto audiovisual.

111  
 
Episodio 39: 31 de agosto de 2013 – Sílabas para mis oídos

¡Lo prometido es deuda! Heme aquí para presentar en este último episodio mi proyecto
audiovisual y con él cerrar resumiendo en una palabra el contenido principal de mi experiencia
y una de las ventajas agudizadas al vivir fuera de Colombia: Multiculturalidad.

Pero me adelanto. Primero he de explicar en qué demonios consiste ese proyecto del que tanto
y tan poco he hablado al mismo tiempo. Pues bien, hace varios meses me planteé la idea de
reunir diferentes idiomas y diferentes rostros en una sola toma. Mi justificación, una discusión
interna acerca del estereotipo del alemán como ese idioma de ladridos, de gritos, de político
dictador dando un discurso a las tropas que lo siguen. ¡Pobres! Yo creo que la culpa es del cine
y su gran influencia (imagínense cuanto horror ver a Colombia estereotipada según la imagen
que la película de Sr y Sra Smith transmitió tan absurdamente errada, por ejemplo). Si bien es
cierto que aún hoy la melodía de una frase en italiano es más agradable para mis oídos que
aquella de una frase en alemán (para hacer una analogía personal, el italianoes al alemán
como un currulao a un rock), quise comenzar este proyecto para combatir un poco la pobre
fama que el alemán se ha ganado como idioma de sonidos poco agradables.

Como final, ¿qué más podría ser si no un collage con mil y un recuerdos de experiencias vividas? Cuatro estaciones
enmarcando el escenario y la transición, el movimiento.

Con este video espero que cada uno cree sus propias opiniones y conclusiones y que “a
ciegas”, sin entender el significado de lo que se dice, se concentre en la musicalidad, en los
tonos, los graves, los agudos, los sube y baja de intensidades, la entonación, los sonidos
nuevos. Prometo que no dejaré la duda eterna respecto al significado, que no actuaré como

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esas películas que se acaban sin acabar y a mí me provocan arrancarme el cabello al dejar un
millón de posibilidades abiertas y un millón de incertidumbres presentes (hago demasiada
alusión al cine el día de hoy… como dije, ¡tiene una gran influencia!). Lo hago de esta forma y
no al revés, pensando que el conocimiento del significado, del fondo de la situación, es un
distractor para concentrarse en la forma y la superficie. Hoy y por tiempo limitado, lo importante
está en la forma.

Paro de hablar. Paro de mover los dedos rítmicamente como en una convulsión. Lo inevitable
ha llegado y estas son las últimas líneas que dirigiré bajo el halagador título de “Diarista oficial
DAAD-Colombia 2012-2013”. Aunque no será más compartida en esta forma tan
deliciosamente extravagante, mi experiencia continúa. Y llegará alguien más que a través de
palabras nos haga viajar en la imaginación y conocer nuevos lugares, nuevas gentes, nuevos
idiomas… y nos haga concebir nuevos sueños.

Para cuando este episodio sea leído oficialmente, yo estaré de vuelta en Bonn, después de un
verano magnífico, de unas vacaciones maravillosas, y (si el pronóstico no se equivoca esta
vez) la temperatura habrá caído por debajo de los 20°C… para siempre (hasta la próxima
primavera-verano). Un ciclo ha terminado, junto con este diario. Punto final.

Video: http://www.youtube.com/watch?v=spr38cic5d0&feature=youtu.be

Aún cuando quise evitar de la mejor manera el incluir mi carota en este video, no lo conseguí.
Me disculpo por mi tono tan escasamente poético (y mi inevitable rolo :/). Al menos el
significado quedará claro (espero).

¡FIN!

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