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Alemania
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Índice
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Episodio 26: 11 de mayo de 2013 – Maius Júpiter, el maximus.................. 75
Episodio 28: 23 de mayo de 2013 – Una aventura sobre (dos) ruedas ...... 80
Episodio 29: 8 de junio de 2013 – De aquí para allá y viceversa: La historia
de un ex–alemán.............................................................................................. 83
Episodio 30: 15 de junio de 2013 – Lapasión del fútbol y una ciudad spa 86
Episodio 31: 22 de junio de 2013 – La gran capital ...................................... 88
Episodio 32: 29 de junio de 2013 – En horario extendido ........................... 91
Episodio 33: 5 de julio de 2013 – Amores perros y una pila de buñuelos . 94
Episodio 34: 19 de julio de 2013 – Un corazón roto y un espacio vacío .... 96
Episodio 35: 3 de agosto de 2013 – Las mil y un razones........................... 99
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Episodio 1: 7 de septiembre de 2012 –Primera página de mi diario
Soy Luisa Barbosa, bióloga de la Universidad de los Andes. Nacida en Bucaramanga, crecida
en Bogotá. Enamorada de la vida, de la Ciencia pura, de las culturas mezcladas y los idiomas
revueltos en grupos de amigos, cual Torre de Babel. Y de la comida, el sueño y el agua. Hija de
mis padres, miembro de una familia ejemplar. Voy para Alemania para continuar formándome
académicamente y crecer personalmente. Voy para estudiar mi Maestría en Neurociencias en
la Universidad de Bonn, para ir juntando los ladrillos necesarios para el edificio de mis sueños.
Para la construcción de uno de sus pisos: Crear un centro de investigación multidisciplinar en
Neurociencias en Bogotá. ¡Esa soy yo! Y así comienza este capítulo...
Sólo para que se hagan una idea, ypara una
primera aproximación a mi personalidad, les
cuento que por estos días (menos de 3 semanas antes de mi viaje a Alemania) decidí darme
unas vacaciones. Y ahora estoy escribiéndoles (con mucho gusto después de haber sido
escogida como la diarista oficial de esta temporada, que, debo decirles, no fue tarea fácil!)
haciendo una pausa en mi viaje dentro de un carro alquilado con 4 franceses por uno de los
estados de Brasil, “país tropical bendecido por Dios y bonito por naturaleza” como dice la
canción. Amo Brasil casi tanto como Colombia, con un amor consolidado por mi permanencia
durante algo así como 7 meses en sus tierras de samba, forró, MPB, sertanejo y funk. Pero
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Brasil es otro cuento. Lo que nos concierne hoy es mi espera por Alemania. Y, en resumidas
cuentas, NO TENGO NADA LISTO!!!
Como dije, estoy en unas merecidas vacaciones después de un semestre de trabajo con el
Grupo de Neurociencias de la Universidad Nacional, investigando algunas de las vías
moleculares relacionadas con Enfermedad de Alzheimer. Pero aparte de eso, mi lista de
“Cosas por hacer” se extiende más que estos renglones. Tal vez lo que la encabeza es: LA
VISA. Necesito una serie de eventos afortunados –y poco probables, para “sumarle patas al
perro”, como se dice popular y sabiamente- para tener mi visa el viernes 21 de Septiembre. De
lo contrario, me veré en la engorrosa necesidad de cambiar la fecha de mi vuelo (originalmente
el lunes 24) para una fecha más conveniente según las indicaciones de la embajada. Si eso
sale bien, ir chequeando la larga lista no tendrá mayor problema.
Queridos lectores, siem-pre la mejor energía y, como dice un gran amigo, buen viento y buena
mar! Dentro de poco les haré entrega de mi segundo capítulo y mientras tanto, seguiré au-
mentando la lista de cosas pendientes para alistar mi viaje a Alemania!
¿Es o no verdad? Las calles se ven más lindas cuando el sol las baña.
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Episodio 2: 12 de septiembre de 2012 –Los caminos del destino
Por incomprensible que parezca, en esas acabé yo! Aún cuando después de mucho buscar lo
único que puedo decir del nombre de mi futura universidad es que Rheinische no tiene nada
que ver con renos (los de Papá Noel), sino se refiere al rio Rin que pasa por Bonn y que
Friedrich-Wilhelm habría podido ser director de cine, filósofo, soldado suizo, pintor, pianista,
político, matemático, astrónomo o poeta.
¿Qué por qué? ¿Qué cómo? Lo cierto es que nadie entenderá los caminos que toma el
destino. Para este caso, lo único que puedo hacer es una reseña, un recorrido por diferentes
puntos en mi pasado, como a través de una de las líneas de Transmilenio: Portal Sur: Brasil. Mi
sueño era estudiar allá. Pero al hacer una búsqueda detallada descubrí que no era justamente
lo que quería en el nivel académico. No debe ser el amor a una ciudad o un país el criterio de
selección de “dónde estudiar”.
Así que comencé un proceso de selección de varias etapas, en las que tuve que hacer y pedir
cosas como: certificados, traducir documentos, legalizar otros cuantos, adjuntar hojas de vida,
escribir cartas de motivación, pedir cartas de recomendación... y una vez pasado estos puntos,
estudiar para un examen de conocimientos “en nivel de escuela secundaria” según la
traducción literal de las informaciones (pero, si les ocurre un día Ustedes, lectores, no crean
fielmente en las informaciones! Los conocimientos enseñados en el colegio pueden variar
ampliamente entre países. O al menos fue mi parecer al comparar el examen que realicé con la
descripción alemana de lo que sería!).
Al final de cuentas, toda esa cháchara lleva al presente, al hoy, al minuto que se consume
mientras escribo. Y debo decirles que no ha cambiado mucha cosa desde la última vez que
felizmente me dirigí a ustedes: Continúo en Brasil disfrutando del calor, sabiendo de alemán no
más que lo números de 1 al 20 y cómo decir Te amo o Voy a hablar Alemán, sin visa... Lo
único que cambió es que hace dos días me fue asignado un cuarto individual en una de las
residencias en Alemania… y ya les contaré. Pero de resto, no he alistado maleta, auque tengo
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una casa a donde llegar. Todo esto me hace pensar cómo en estas épocas de cambio
andamos pronosticando el futuro, ¡viviendo más allá que acá!
Mis lectores, ¡la fecha se aproxima a pasos agigantados! Los días se consumen como dulces
en un jardín de niños, rápidamente, dejando rastros en las bocas sonrientes. Prontamente
vendrán historias de risas, llantos y empatía, desde la propia ¡País de las Ideas (como se
catalogó Alemania en 2006 durante el mundial de fútbol)!
Hasta entonces!
Un “plus” para que se deleiten con lo que han visto mis ojos. Pedra da Gávea-Rio de Janeiro. Espero en poco tiempo tener
imágenes en Alemania que logren dejar sin aliento, como ésta. A mi lado, Victor Philippon, francés.
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Episodio 3: 22 de septiembre de 2012 –La despedida...
Y al respecto de sueños,
Los documentos están listos! Sumado a los 10 euros que poseo actualmente,
nada de qué preocuparse! hace poco tuve uno bastante
curioso: De repente me
encontraba de pie frente a una salón de clase lleno de rubios, en ropas deportivas. Resulta que
era yo su profesora de salsa! Si quisiéramos abordar una línea Freudiana, me atrevería yo a
decir que a través del sueño estoy representando dos angustias: La primera, el miedo de no
estar sumergida dentro de un ambiente que oye y siente la música que a mí me hace hervir la
sangre y mover las piernas casi involuntariamente. La segunda, mi economía. Como estudiante
extranjera en Alemania -y gracias a la modificación de las condiciones del visado (¡qué
suerte!)- tengo la posibilidad de trabajar un cierto número de horas por mes. ¡Mi meta es
cumplir el límite máximo de horas! Como no soy becaria de ninguna institución, yo misma debo
(o mejor, mi familia misma) obtener el dinero para mi sustento.
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Bien queridos lectores, ésta es en definitiva la última vez que les escribo desde tierras
tropicales. ¡La visa ya está en mis manos! Así que, lista o no, un avión con vuelo en conexión a
Panamá despegará del Aeropuerto Internacional El Dorado el Lunes 24 de Septiembre a las
3:30pm. Después de un día de viaje llegaré a Bonn. Y ahí empezará otro cuento.
Para picarles la curiosidad, acabo contando que este fin de semana comenzará el famosísimo
Oktoberfest en Alemania. Puede ser que dentro de algunos episodios escriba para contarles
una historia forjada desde el mismo corazón de München!
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Episodio 4: 27 de septiembre de 2012 –Otoño
En Colombia estaba deseando ansiosamente llegar a Bonn para no tener que pensar tanto en
qué escribir cada semana en este diario. Ahora, me doy cuenta que el problema sólo cambió
de forma, pues ahora tengo que pensar en qué escoger entre un mundo de posibilidades. Y al
momento de escribir esto tan solo han pasado dos días desde que llegue a Alemania y creo
que se complicará la cosa, queridos lectores.
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–perdón, un amanecer al que yo
llegaba- cuando en casa eran las
2:30am. La primera noche (que
significaba unas 4:00pm en
Colombia) concilié el sueño solo
entradas las 3 de la madrugada.
Por lo que se imaginarán,
durante mi primer día en la
ciudad no hice más que dormir
hasta alrededor de las 6:00pm. Y
prometo que por culpa del Jet
Lag! El cuerpo simplemente no
me daba. Pero a pesar de “la
debilidad del Jet Lag” conseguí
tener al final del día una gran
sonrisa en mi rostro: Un “paseo”
al supermercado puede generar
grandes enseñanzas. Recuerdo
como si fuera ayer la primera vez
que entré en un supermercado
brasilero y me sorprendí al ver
Mi querida anfitriona y los muffins de colores que preparamos!
cómo era de costosa la comida y
de
barato el alcohol. Aquí, otras cosas me sorprendieron. Por ejemplo, ¡encontrar kiwis a
módicos precios! Y después de eso, la vivencia de la Torre de Babel en vivo y en directo al
juntar 4 personas de países no anglo-hablantes que “machetean” un inglés y lo mezclan con el
propio italiano, alemán y español que tienen en sus raíces.
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Por estos días me hospedo en la casa de dos lindas italianas que me abrieron sus puertas
mientras llega el 1 de octubre queda disponible mi habitación en la residencia universitaria.
Ellas saben alemán, y encontré en una de sus frases una descripción tan interesante, que la
plasmo aquí en formas de líneas para este diario. Los que sepan podrán tener su propia
opinión. Mencionó que en alemán, lo más importante de la frase viene a lo último, y así, la
encontré disertando sobre lo desesperante que es en una historia o en una noticia, tener que
escuchar primero todos los detalles innecesarios para sólo al final saber el asunto principal.
Eso sólo para evidenciar una de tantas diferencias estructurales en nuestras lenguas.
Y hablando de alemán y hospedaje, me llevé un susto y una tarde de estrés y angustia cuando
al llegar al Studentenwerk (la institución encargada de la asignación de habitaciones en las
residencias universitarias) me informaron que no había ninguna habitación asignada a mi
nombre y que no había nada por hacer. Aún ni entiendo bien qué fue lo que pasó, cómo
sucedieron las cosas, por qué, claro, todo lo que pasaba a mí alrededor pasaba en alemán y yo
sólo veía bocas gesticulando apresuradamente, tonos intensos y fuertes intensificando las
palabras, llamadas que iban y venían. Qué suerte que tenía la compañía de mi amiga Alice
(una de las italianas) que hizo de “abogado” con voz y voto propio, y de hecho, sin participación
alguna de su cliente. Pero bien, al final, se me ha asignado la misma habitación que
supuestamente ya tenía en un comienzo. Y espero que no haya más problemas de ese tipo.
Para finalizar, tuve la fortuna de caer dentro del mes en el que se celebra el Festival de
Beethoven (Beethovenfest) aquí en Bonn, cuna de tamaña eminencia. Por esta razón acontece
cada noche durante dos semanas un show de música, agua y luces en el centro de la ciudad
(Klangwellen, que traduce algo así como “sonido de las ondas”). Un espectáculo maravilloso,
que dispersó cualquier resto de angustia o estrés generado por aquella tarde sin un lugar
dónde vivir.
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La próxima semana comienza mi
interacción directa con la universidad.
Desde el lunes vendrán tres días de
bienvenida, de explicaciones, recorridos
y de papeleo. De nuevo, vendrán
muchas anécdotas por contar, que no
son ni la mitad de lo que hay. Estando
aquí mi carácter de observadora se
agudiza. Paso, literalmente, horas y
horas, sentada observando a cada
persona, cada calle, cada movimiento,
tal como hacía en Bogotá antes de
partir. Y encuentro tantísimas
diferencias. Tal vez traeré mejor en un
episodio en el futuro un cuadro
comparativo, o algo por el estilo. Una
forma de liberarse del peso de las
cosas (de las comparaciones, de las
tristezas, de las angustias… aplica para
prácticamente cualquier cosa,
exceptuando las deudas!) es
escribirlas. Y por eso corresponde a
ustedes, mis lectores, ayudarme a
cargar el peso de una cultura y una
sociedad que no es mía, pero que me
Iglesia Bonn
recibe con toda la fuerza de una historia
de siglos y que con suerte un día se
sentirá como mi casa.
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Episodio 5: 4 de octubre de 2012 –Un genio de la lámpara y un palo de rosa envejecido
Lo que el genio borra es una linda ciudad a las orillas del Rhin…
de una caja blanca con las personas que me rodean ahora, y también con las que lo han hecho
en los últimos días. Pero ese genio se sorprende con la naturaleza de mi deseo, que
normalmente debería estar relacionado con dinero, salud, éxito, amor, o viajes… Para mí es
sencillo: Querido genio, siempre estoy desbordada de amor por mis amigos, mi familia y mi
pareja; mi salud dependerá de mis hábitos y de no tener mala suerte con mi código genético; el
éxito y el dinero serán el resultado de mi esfuerzo, mi dedicación, mi trabajo y un poco de
buena suerte, y si consigo todo eso y si en mi diario vivir logro controlar mi economía, pues lo
de los viajes será casi pan comido! Pero de ninguna forma podré encontrarme de repente en
una caja blanca... una caja blanca pero sin más que las personas de aquí. Querido genio, sólo
quiero ver qué tan lejos estoy de casa!
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según mi poca experiencia, que tienen tanto para contar, pues normalmente sus sentidos están
muy saturados, pero estando aquí, en esta tranquilidad de calles y hojas elevadas al viento, lo
que resta a todos es la charla. Y, ¿qué hay de los alemanes de mi caja blanca? Pues los hay
de todo: alegres, sonrientes, extrovertidos y conversadores, serios y amables, tranquilos e
introvertidos, líderes, liderados… personas para grandes amistades, o para divertidas fiestas, o
para un café, o para el grupo de laboratorio.
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Finalizando el tour por la nueva casa, nos vamos a la parte trasera en donde hay un jardín para
morir de envidia. Con parrilla y sillas dispersas que me hacen ya soñar con el verano y unos
cuantos amenos, y famosamente alemanes, barbecues.
otoño.
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Amarillo Azul: El lindo rostro del otoño.
Para finalizar, tengo en mente algunas ideas para los episodios venideros. Como les describí la
primera vez que orgullosamente me dirigí a ustedes, soy amante de la comida. Por esto, estoy
haciendo un estudio detallado a ese respecto y espero dentro de poco compartir con ustedes
mis resultados. Un especial gourmet para llenar la boca de agua y la barriga de deseos.
Bajo las lluvias de otoño para no extrañar un Abril en Bogotá.
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Episodio 6: 12 de octubre de 2012 –De las cosas simples
Mi primer día de clase en Alemania fue también diferente de los primeros días de clase en la
historia de mi vida. No puedo extrapolar las condiciones a cualquier programa educativo, pero
lo que sí puedo decir en general es que el sistema funciona de otra forma. Para mi caso,
empecemos con que todo mundo parece cuidar demasiado de nuestra “clase”. Es decir, que
como somos nuevos y pocos alumnos (y tal vez sea más por la segunda que la primera), nos
ponen puntos de encuentro para después llevarnos a los salones y andamos en grupito por los
laberintos de los pasillos del edificio. Los pollitos siguiendo a la mamá profesor. Y además, el
cronograma. Mi primer “semestre” se dividirá en cuatro módulos, el primero de los cuales
consta de 4 semanas de trabajo TODOS los días, desde las 9 hasta alrededor de las 6pm.
Claro, son clases teóricas
mezcladas con trabajo
práctico, pero para mí, que
he estado acostumbrada a
tener de todo un poco en
el curso de mis días,
espero que no llegue a ser
desesperante. Bueno, la
verdad es que me parece
que es solo la idea de esa
organización lo que me
aterra. Porque según lo
vivido en estos últimos
días no hay chance para
aburrirse, y los temas
prometen ser lo
suficientemente variados
Café, cigarro y noticias en una esquina de por aquí. como para no desesperar.
.
Pero la idea de hoy no es hablar del ámbito meramente académico, al fin y al cabo la vida es
siempre
una situación multidisciplinar y es en gran parte la razón por la que busqué salir de mi
país y venir a aventurarme en tierras forasteras. La idea de hoy es entonces contarles algunas
curiosas situaciones, ideas o costumbres que al encontrarse aglomeradas en un salón de clase
parecen “fuera de tono”.
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uso de los baños. Parecerá extraño, pero se sorprenderían ustedes al saber qué tanto puede
variar este simple, menospreciado y desafortunado lugar. Tan sencillo como ver a mi amiga
Nityaa, hindú, salir con un morro de papel higiénico en la mano: Aquí, la cultura y las
estructuras están enseñadas y diseñadas para que el papel higiénico vaya dentro de la tasa, y
aún así no haya problemas de taponamiento ni nada, y por eso mismo, no hay necesidad de
basuras (yo tuve la suerte de librarme de esta situación por tener previo conocimiento de esas
peculiaridades!). Para completar, según Nityaa, el uso del papel higiénico es en extremo
desagradable, puesto que su cultura y enseñanza le ha delegado la función del papel al agua.
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No crean que me he
olvidado del prometido
episodio de culinaria! Yo
misma lo espero ansiosa.
Pero tengo que decir en
adelanto (y es mi personal
opinión de colombiana de
pura raza) que con la
alimentación ando
sufriendo un poco. Que si
me preguntan, no hay
cosa más sabrosa que las
abundancias y la carga
calórica de un corrientazo
en el Centro de Bogotá.
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Episodio 7: 19 de octubre de 2012 –Olores de Paprika
como en los últimos dos días… no hay quién
reniegue por aquella lista. Solo hay tiempo de
disfrutar cada segundo del sol, el cálido aire que
ahora sí acaricia manos y rostro. Soy reiterativa
con eso del clima, lo sé. ¡Pero es que soy un
experimento natural! Y me asombro con los
resultados. Un mal día de frío incluso puede
generarme un dolor de cabeza intenso y, valga
adicionar, no es cosa de un caso excepcional ni
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aislado, y mucho menos “cosa de locos…”.
Dejemos esas cosas aburridas y permítanme hoy presentar a mi grupo: A mi “Class 2014”. Un
grupo variadísimo, con personalidades arrolladoras (tan arrolladoras que incluso podrían
chocar entre ellas), drásticamente diferentes hasta la agresividad. Un grupo para deleitarse en
contemplación.
El tranquilo y extremadamente bueno, que lo aguanta todo por su gran bondad y paciencia.
Que sonríe a todo mundo, toma fotos… y es verdaderamente bueno, no solo en apariencia.
La tranquila al punto de la invisibilidad, que lo aguanta todo por parecer ni escuchar lo que
pasa a su alrededor, aunque sea en su lengua natal. Que aguanta por estar, sin estar.
La buena gente y conversadora, que se desespera un poco con presiones creadas y con
escándalos innecesarios, pero que no tiene intención alguna de amargarse la velada.
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El fuerte e inteligente que coraje para decir cualquier cosa que piense y criticar cualquier
actitud fuera de tono, y que encuentra oportunidad de divertirse al aumentar el estrés que se
respira en un ambiente de cocina para muchas almas. Sarcástico, analítico e interesante.
El tranquilo y sonriente. Y crítico y conservador. Pero de mente muy abierta. Que tiene el peso
de una cultura diferentísima y demasiado estricta y restringente, pero que tiene el coraje y la
inteligencia para discutirlo todo y escuchar y aceptar nuevas posiciones.
Y la que ve. Que mucho está ahí, intenta relajar aquellas presiones innecesarias, se divierte y
ríe. Ríe al ver todas las personalidades chocándose en un cuarto de 3m2, y un grupo de
alemanes que cortan habichuelas de a una por una.
Sí, esas son algunas de las grandes oportunidades y beneficios de estar en Alemania (o en
países lejanos). La variación natural de Darwin entre organismos que comparten el mismo
objetivo científico, y entre cerebros que se interesan por lo que pasa en ellos. De aquí saldrá de
todo… y para todo.
Y, ¿qué tal estuvo la comida hindú al final de cuentas? Picante, condimentada, frita, llena de
sabor. Explosiva como su creadora. Abundante J. En resumen, deliciosa.
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Episodio 8: 26 de octubre de 2012 –Una mirada sobre Colombia
Ein Blick nach Kolumbien 2012. Así se llamó el evento que tuvo lugar en Aachen, una ciudad al
occidente del país (un poquito más al norte de aquí), a hora y media de distancia en tren. Lo
maravilloso es que por ser estudiante en Bonn tengo transporte gratis por todo el estado. Lo
que quiere decir que invertí
un poco de tiempo (pero
¿qué es hora y media?, ¡en
Bogotá gastaba todos los
días 2 horas
transportándome entre mi
casa y la universidad!) para
ir. Lo había marcado en
negrita y con signos de
exclamación en mi agenda.
Un trozo de mi amado país
desde esta tierra que tanto
me hace añorar mi casa y
cada pequeño detalle de
colombianidad.
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Pero lo mejor vendría después.
Acabadas las formalidades, era solo
disfrutar de una fiesta al mejor ritmo
de la salsa, el merengue, el
vallenato, el reggetton y la bachata.
Al comienzo, los asistentes estaban
tímidos. Así que Fabio y yo
encontramos la oportunidad perfecta
para acercarnos a lo que se conoce
por “15 minutos de fama”. Y fuimos a
dar al centro de la tarima, iluminados
por un reflector, moviendo piernas y
caderas bajo la mirada de los
presentes. Casi sin haberse acabado
la canción ya teníamos a otras tres o
cuatro parejas sumadas. Y después
Hablando de dibujos… La inspiración de una pequeña alemana hija de
colombiana.
de eso la cifra solo fue en aumento.
El baile y la densidad humana
llegaron a tal punto que el ambiente aumentó en unos 10°C su temperatura. Y nosotros
movimos los cuerpos al ritmo de los ritmos y aprendimos de la sabiduría cubana en ese
aspecto, hasta que el cronograma del tren nos obligó a salir corriendo hacia la estación central
para volver a Bonn.
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Episodio 9: 31 de octubre de 2012 –All Hallows' Eve
31 de Octubre: la Víspera de todos los santos –como traduce el nombre en inglés, que después
fue comprimido a Halloween- aquí se corresponde literalmente en el tiempo (el 1 de noviembre
se celebra esa festividad con un día libre en esta parte de Alemania). Y como en sus orígenes
allá en los pueblos celtas, aquí se
usan trajes y máscaras para
“ahuyentar a los espíritus malignos
que se han pasado sin invitación por
el estrecho camino entre este y el otro
mundo que se reduce en esta fecha”.
Tengo que admitir que, aún siendo
una pena, la verdad es otra.
Halloween adquirió una connotación
cristiana hace mucho tiempo, y
después simplemente se degradó a
un día esencialmente comercial,
propaganda e incentivo perfecto para
el consumismo. Y para mí esta fecha
ha sido siempre el escenario de gratos
Proceso: Aquí ven, mi mano acabó lastimada, mi brazo… cansado.
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Hubo otra diferencia con el
Halloween al que estoy
acostumbrada. Una grata
diferencia. Como en los
orígenes de la tradición,
aquí se supone que en
este día se debe dar
miedo. “Miedo para alejar
a los malos espíritus que…
bla bla bla”. A diferencia de
Colombia, y de USA, el
disfraz preferido por la
población femenina no
corresponde a dos bandas
–entre más pequeñas,
mejor- decoradas con cualquier motivo (rayas amarillas para una abeja, rayas azules para una
marinera, blanco para una coneja, rojo para una mariquita), disfraces que parecen comprados
en un sex shop. Aquí hombres y mujeres se visten casi todos intentando simular algún
personaje de película de miedo, algún ser históricamente aterrador. Y eso me encantó. En la
fiesta, mirando a mí alrededor, veía zombis, momias, brujas, arañas, esqueletos, vampiros y
destripadores (e incluso una aterradora muñeca reflejada en algún espejo del lugar); decorados
por los psicodélicos colores y formas de un laser de discoteca.
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Episodio 10: 9 de noviembre de 2012 –Las señales alemanas
Mi amigo me dijo –Luju, las señales de tránsito aquí en Alemania son muy extrañas. ¿Te has
fijado?¡Y en realidad yo no lo había hecho! (por el mismo hecho de no conducir…) Y acto
seguido él me hizo un quiz argumentativo, que a continuación comparto con ustedes:¿Qué
indica la señal (en rojo y azul) de la foto? Y mejor será escribir la respuesta en algún lugar
antes de dejarse influenciar por los resultados de mi pequeña investigación.Yo ya olvidé mi
respuesta inicial, que tal vez estuvo relacionada con cruces no permitidos. O tal vez no. Lo
cierto es que después él me ofreció una corta explicación que, tengo que admitirlo, no pude
creer de entrada. Su explicación parecería sin sentido!Así que yo misma inicié mi propia
“búsqueda de la verdad y el conocimiento” sobre las señales de tránsito en Alemania. Pero
ustedes se preguntarán: ¿Y será que esa niña no tiene un montón de capítulos por leer y de
propiedades eléctricas en las células nerviosas por aprender?...
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Las dos flechas prohíben ambos lados, una flecha prohíbe o la izquierda o la derecha… y,
cuando no hay flechas, ¿qué hacer? Todas las opciones ya han sido ocupadas… así que mi
investigación parece estar en ceros al final. Ni mis propios amigos alemanes pudieron
explicarme el por qué de esa variación. Pero tranquilos, el cuento es que si quieren parquear
en las calles de estos lados, lo mejor será buscar un lugar sin señal alguna, porque lo que está
claro es que de haber alguna prohibición, la claridad de las señales alemanas se lo hará saber.
Todo este relato lo uso como una muestra de la extraña e invertida forma del pensamiento
alemán, que se expande a todos los aspectos del lenguaje. Para la muestra, otros botones:
La historia acaba en el recuadro en la esquina inferior derecha de este collage. Porque esa fila de carros
perfectamente indicada por la flecha dentro del círculo azul con la cruz roja (que técnicamente prohíbe parqueo en
ese lado de la calle) me cachetea la mejilla derecha diciéndome que ¡no entendí nada!
“Mit den Fingern zählen” que traduce palabra por palabra: Con los dedos contar. Para decir:
contar con los dedos… nótese que sólo hasta el final de la frase alemana, cuando aparece el
verbo “contar”, se sabe de qué se trata.
El mismo sentido sin sentido, sentido en contravía, para la forma de decir los números y para la
forma de decir la hora. La última merece algunas líneas más porque me parece
asombrosamente impráctica: Sí quisiera decir que son las 2:25, tendría que hacerlo diciendo
que son 5 menos media hora antes de las 3.
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Demasiado complicado para
este simple humano, ya
estructurado y poco plástico
cerebro. Mi gran amigo David
Bejarano (que merece
mención en nombre y apellido
por ser la inspiración para
gran parte de este episodio)
me dice todo el tiempo que
“aprender alemán es como
aprender a hablar”. Y me doy
cuenta que soy una recién
nacida de apenas un mes y
que necesitaré muchos meses
más antes de poder decir mi
primera palabra: “T-a-i-t-a”.
Piedad Bonnet
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Episodio 11: 16 de noviembre de 2012 – Vejez
Esta vez escribo desde mi cama sumergida bajo kilos de cobijas y tapada de pies a cabeza.
Pero no es el frío el que me está atacando. Esta triste y desesperante condición es el producto
de un resfriado.
Por ahí andaba deambulando. Saltaba entre mis compañeros y se los turnaba. Y yo lo veía
pasearse triunfante en frente de cada nariz roja e hinchada, en cada propulsión de aire en un
estornudo, en cada toser. Su malvado rostro pasaba frente a mí, cerquita, pero sin tocarme.
Desafortunadamente me ha llegado la hora. El resfriado me atrapó en sus macabras manos y
me está consumiendo de a pocos.
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borrachos y los bares y restaurantes que felizmente abrieron sus puertas un domingo están al
máximo de su capacidad.
Y cuando finalmente llegamos de vuelta a Bonn, ya era de noche (no porque fuera muy tarde,
sino porque a la noche le dio por tomarse las horas del día, o porque al día le dio pereza y
decidió trabajar menos, por lo cual la oscuridad total se apodera de las calles cuando no son ni
siquiera las 5:30 pm). Y en la noche todo mundo sabe que es todavía más frío, y aquí, más
venteado. El chiflón con su cara demoniaca viene para imponerse como la tercera prueba de
esta hipótesis.
La segunda hipótesis viene de una invención personal que he apodado “Hipótesis de la vejez”.
¿Quién creería que de nuevo otro año se me viene encima? Y al que dice que cumplir años no
se siente, que el cumpleaños no es más que otro día normal, pues se equivocó. Hipotetizo yo
que mi enfermedad se debe precisamente a que el reloj dentro de mi cuerpo va a mover una
vez más la manecilla más larga. Y esto trae consecuencias: sistema inmune desgastado,
sistema inmune débil y el virus entra y se apodera. Pero que ni crea que aquí puede
permanecer!
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Ahora sí que se venga el chiflón que yo estoy armada!... Según me dijo uno de mis vecinos, parece que fuera para el Polo Norte.
Sí, queridos lectores. Este fin de semana habrá fiesta. Es mi cumpleaños. El primero en que
melevantaré a desayunar solita. Pero confío en que lograré tener suficientes abrazos y buenos
deseos como para alejar las nostalgias. Que se festeje allá y acá. Que se festeje porque
cualquier disculpa es un buen motivo.
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Episodio 12: 26 de noviembre de 2012 – Cumpleaños con el corazón
Se me vino un año más. Por segunda vez lejos de casa. Esta fecha que ha sido históricamente
tan importante y celebrada, y que este año me aterrorizaba con su llegada. Me puse a pensar
en qué significa cumplir años, en por qué personas como yo dan un carácter tan especial a un
día normal, y concluí, después de disertaciones personales y de cómo ocurrieron los hechos,
varias cosas:
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¡No estuve sola ni 1 hora! Nada de lo que temía sucedió. Siempre digo que a los que hacen las
cosas bien se les aparecen “ángeles”, personas maravillosas para hacer días maravillosos. Yo
tuve los míos propios: Desayuné en compañía de una hija y una madre sustituta que aprovechó
para practicar su adorable inglés conmigo y compartí con ellas un delicioso mango (que a
pesar de ser mi fruta preferida no compro porque ¡es muy cara!). Anduve con mi bicicleta por
caminos de árboles amarillos, olí mar en medio del río, fui a un castillo en la cima de un cerro
dominado por dragones, desde donde se ve cerrar el horizonte al norte y al sur con hilitos de
Rin y manchas de ciudades que se asentaron hace tanto a sus orillas. Me fasciné con la
subjetiva infinidad del SEÑOR Rin. Como dice Kathe (el segundo o tercer ángel de esta historia
–ahora colombiano- que tengo la fortuna de conocer cada día más) pensar en “cuántas cosas
han pasado por este río” hace del tiempo una idea distorsionada.
Finalmente, la noche cerró a la perfección con una fiesta ofrecida en el bar de mi casa en
conjunto con uno de mis vecinos de piso, muchos conocidos, muchas risas y baile que nadie se
atrevió a rechazar para hacerme feliz.
Este es el Schloss Drachenburg, el castillo ubicado en la Un castillo de princesas reconstruido después de mucho
cima del morro del dragón. Una de las famosas “siete daño sufrido por los bombardeos de la guerra, cuyos
montañas” (das Siebengebirge) que según la leyenda jardines limitan en todas las coordenadas con el horizonte
aloja dragones dentro de las muchas cuevas que en ella sobre el Rin, y el verdor de las áreas naturales protegidas.
se encuentran… Allá al fondo donde se distingue una torre está Bonn.
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Tal vez fue ese día y como se sucedieron los hechos lo que después me hizo sentir feliz.
Andando otra mañana, poco después del día que se cuenta, de nuevo en ella –mi bicicleta-,
miré a mi alrededor, recibí placenteramente el aire frío en mis mejillas y pensé: Es bueno estar
aquí. Por primera vez después de casi dos meses de difícil adaptación me sentí bien, me sentí
integrada, complacida, afortunada.
Amigos
Mi cumpleaños fue un día para revisar mis acciones y determinar que estoy haciendo las cosas
bien. En este poco y largo tiempo, en medio de los “fríos alemanes” (con la infiltración de
algunos norte americanos, una hermosa italiana y los absolutamente familiares colombianos)
se han creado afectos suficientes para hacer de un día normal, uno especial. Eso es motivo de
regocijo. La navidad ya está cayendo sobre la ciudad. Los famosísimos mercados con su dulce
vino caliente abrieron puertas. Y como seguro habrá para hablar de eso…
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Episodio 13: 4 de diciembre de 2012 – Invierno
Estos son datos extraoficiales, ya que según está marcado en el calendario, el invierno
comenzará el 25 de Diciembre. Pero a mí que no me vengan a engañar, porque al menos en
esta ciudad todo lo que se respira apunta hacia ese término.
Llamó mi atención ver cómo los habitantes de Bonn parecen tener un “switch” interno, que se
mueve según la estación. Con seguridad el “switch” se movió hacia la posición de “invierno”
hace algún tiempo. En el último sábado que hubo con “temperaturas decentes”, y que fue un
evento inesperado, aproveché para salir a pasear en mi bicicleta y así confirmé que el switch
ya había sido movido. Eso significa que es muy frío (aún cuando no lo sea) para dar paseos
por el Rhin.
Me perdí un poco en
divagaciones, pero continúo: aquí
ya se respira invierno. Y a
diferencia del otoño, invierno es
sinónimo de silencio, de quietud
total en las calles (excepto si se
va a los mercados de
Navidad…pero de eso ya
hablaré), de vegetación en dos
niveles (arriba en los árboles
solamente chamizos mientras
abajo los arbustos y algunas
menos impotentes le dan la pelea
al clima y mantienen su verdor
aunque un poco “agrisado”), de
frío tremendo, de gris en lugar de
rojos, naranjas y amarillos, de
mucha lluvia y muchos días y
horas con el cielo gris, y cada vez
menos de cielo iluminado.
Afortunadamente, con el invierno
viene algo que yo esperé con
Hay buenas disculpas para visitar Colonia. Cada vez más esta ciudad me
muestra su más linda cara. Esta es la típica foto de Colonia, algo así como ansias: la nieve. Y aunque por un
una en frente de la Torre Eiffel. El puente, el original de los candados de las
promesas de amor, y la famosa iglesia gótica al fondo.
instante que pareció demasiado
efímero, la nieve me llegó!
Me encontraba en Colonia cuando recibí una llamada de una de mis amigas de Bonn que me
decía: -Lupe, yo sé que está nevando, pero quieres… blablablá.
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Todo se deformó después de escuchar
las palabras “está nevando”. Y entonces
caí en un estado de decepción total. La
primera nevada del año y a mí se me
daba por estar en Colonia de visita.
Cuántas ganas tuve en ese momento de
tener polvos de teletransportación
(aunque hay que admitirlo, que si
pudiéramos teletransportarnos,
definitivamente habría escogido mejores
nevadas, o incluso habría dejado de
lado la nieve para irme a una playa
paradisíaca!). Claro que corrí hacia la
puerta a revisar si de casualidad no
estaría nevando también en Colonia,
siendo tan cerquita de Bonn… pero no.
Sin embargo, al que yo llamo destino -y
que en este relato corresponde a las
El puente que se extiende por muchos muchos metros está lleno de
dinámicas climáticas-, me favoreció una candados. Algunos bastante creativos, pero todos cerrados con el
vez más. Cuando me disponía a mismo objetivo.
abandonar la ciudad de vuelta a Bonn, el exterior me recibió con copos blanquitos chocándose
contra mi cabeza y decorando en contrastes la negrura de mi pelo. ¡Estaba nevando!
Como se dice, “no cabía de la dicha”. Reía constantemente, veía a los copos caer y me parecía
verlos suspendidos por algunos instantes frente a mis ojos. Fue la primera vez, y me pareció
que la nevada parecía una lluvia en cámara lenta. Y al moverte rápidamente (como cuando se
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está dentro de… un bus!) los copos de nieves parecen esquivando el movimiento. Aquí le
llaman “nieve fea” a esa que yo presencié. Porque aún no es lo suficientemente frío (no sé si
alegrarme o no por eso) para que al caer al suelo los pequeños y delgados copos se acumulen
creando esos paisajes que se convierten en una blanca unidad. Y por no ser lo suficientemente
frío, los copos se derriten al contacto con el suelo y al final no es más que una variación de la
lluvia que deja todo empantanado (incluyéndolo a uno mismo). Pero esa “nieve fea” me ofreció
la primera oportunidad para decir: He visto nevar!
En días posteriores ha
habido más nevadas en
Bonn, que me parecen
diferentes, algunas
veces en lugar de esa
cámara lenta, me ha
parecido una lluvia
acelerada. Pero siempre
esos copos son más
moldeables por el aire
que las gotas (según mi
percepción) y siempre
se estrellan sin
estruendo alguno contra
el asfalto tibio, o mi
mano o mi boca abierta
Esta “nieve fea” fue lo suficientemente linda para dejarse fotografiar así como se ve.
con el ánimo de
atraparlos y degustarlos. Tradicionalmente se debe probar la nieve y a mí me supo a invierno
(mejor así para no influenciar opiniones posteriores frente a un evento tan metafísico como
puede ser comer un pedazo de cielo que por el frío se ha vuelto hielo).
La próxima semana será la última publicación de este año. Se cerrarán estás líneas que en el
otoño e invierno del 2012 tuve la fortuna de escribir, con un especial de Navidad.
40
Episodio 14: 12 de diciembre de 2012 – Weihnachten: La Navidad
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Pese a las temperaturas congeladas que
se pronostican, todos los días los
mercados de navidad se llenan. Tal vez,
todo el mundo impulsado por el sabor
dulce, “herbáceo” y ardiente, la sensación
de una copa caliente en las manos y
después unas mejillas sonrojadas por el
efecto del alcohol. Este fenómeno es
impresionante. La ciudad puede sentirse
desolada en cualquier punto (y con mucha
razón al pensar en el clima) pero a tan solo
unas cuadras del mercado ya se empieza
a sentir la diferencia, y el cambio extremo
aparece cuando se vislumbran las Esta parece ser una cosa bien alemana. Ampliamente ofertadas
y demandadas, galletas con diferentes mensajes para decorar o
casetas. Cientos de personas reunidas comer, que, según lo que dicen, no puedes comprar para ti
mismo.
alrededor de las cabañas, caminando por
entre el laberinto que éstas forman,
cargando los diferentes vasos de
Glühwein.
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Pero aún así esa nieve
congelada fue apropiada para
otra divertida tradición: Los
angelitos. Y allá quedaron
plasmados en el patio de un
edificio tres similares ángeles
de tres adultos nada similares
que por algunos minutos
fueron de nuevo niños
divertidos con la simplicidad de
lo desconocido.
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Para finalizar, me pongo nostálgica y escucho los 50 de Joselito, pensando en qué será de mí
sin tenerlos ambientando mis noches de fiestas decembrinas. Sin la tía bailando con mi
hermano, y yo con el tío. Sin papá y mamá con el brazo más arriba de la cabeza al son del
zapateo. Sin el calor de un pueblito en la falda de la cordillera oriental. Para mi consuelo, al
menos están los arbolitos de navidad.
“Arbolito de navidad que solo florece los 24… al gozar esta navidad también hay que gozar el
año nuevo arbolito de navidad sino me das tu cariño me muero una copita de vino y otra
copita de ron y un son paisa colombiano para que alegren el corazón”
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Episodio 15: 24 de enero de 2013 – El pan francés
Queridos lectores:
Con placer vuelvo a relatar estas historias después del intervalo y el cambio de año. Al final de
cuentas, los mayas se quedaron cortos en su calendario (y aunque algunos digan que es solo
un error de cálculos, que al corregir y recalcular el verdadero “fin del mundo” vendrá en algo así
como 4 años). Menos mal que fue así, porque aún hay demasiadas cosas por vivir, y
demasiadas historias por contar.
Más de un mes ha pasado y como se dice popularmente: “cuando uno se divierte, el tiempo se
pasa volando”. Y aunque en mi caso estoy pagando caro toda la diversión de este intervalo con
días de estudio intenso y sin tregua para suplir las vacaciones que me tomé sin consulta, cada
día del mes anterior ha valido la pena.
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Bueno, me extendí demasiado en eso
que no quería! Pero hoy quiero contar
acerca de Francia y, más
específicamente, relatar mi
experiencia en Paris, la llamada
“ciudad del amor”. El primer día
andando por sus calles, de la mano
de mi propio amor, me pregunté en
dónde estaría la magia de una
ciudad, cuáles serían los detalles, la
composición, para que fuera apodada
con tamaño nombre. Y debo decirles
Panadería artesanal
que sí, que Paris me pareció
magnífica, que concuerdo con
aquellos que tantas “flores le echan”. Porque fusiona un movimiento característico de una
ciudad grande, con una tranquilidad irónica de pequeñas calles empedradas, particularidad de
los pequeños pueblos en Colombia.
En otro de los puentes de promesas de amor para cruzar hacia la isla donde se encuentra la Catedral de Notredam.
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Pero también debo decir que según mi
experiencia y un poco de filosofía al
mejor estilo platónico (i.e. charlando),
muchas de las ciudades europeas
comparten esas características que las
apodaría a todas “ciudades del amor”.
Yo las resumo en estos tres aspectos:
una región “antigua” con calles en
piedra, angostas, de casas con
balcones próximos, pequeños
restaurantes, imponentes iglesias; un
cuerpo de agua (llámese Rhein/Rin o
Seinae/Sena) atravesando la ciudad sin
emitir olores nauseabundos con
malecones para caminar, patinar o
“bicicletear”; y una buena luz y
El distrito 7 y 15 desde el Rio Seine.
actividad al anochecer para un
placentero caminar. El último aspecto,
pienso yo, es lo que diferencia a Paris
de Bonn, o de Lyon (ambas ciudades
que encuentro lindas y en cierto
aspecto “románticas”).
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Hay demasiadas cosas para hacer en Paris, y me quedo corta en descripciones para no
extenderme demasiado y comenzar a sonar confusa. Espero que las fotos logren compensar
un poco mi limitación y los transporte hacia este lado y los haga soñar despiertos.
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Por ahora, lo último que quiero mencionar es la cuisine français y le langue français (la cocina y
el idioma francés). Un mes por esas tierras me adicionaron unos 4 kilogramos de peso, un sin
número de palabras nuevas, y una capacidad de entendimiento inesperada. ¿La mejor cocina
del mundo? ¡Ha de serlo! por su forma, su protocolo, su tradición de comer quesos, acompañar
con vinos (y la delicia del sabor de ambos) y finalizar con postres. ¿El idioma del amor? Lo que
yo sé es que quisiera aprender alemán a la velocidad a la que aprendo este idioma vecino, que
no me ayudará mucho cuando quiera contar de vuelta en casa “J’ai aime bien le France” (me
encantó Francia)
Y así acabo, dejándolos con un abre bocas de lo que vendrá, para tentar la barriga, al fin y al
cabo “el amor entra por la barriga”.
Los jardines del Trocadéro, al otro
lado del rio frente a la Torre Eiffel.
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Hay algunas cosas con las que tengo la fortuna de tropezar en este país lejano y que me
cambian los planes. Tenía en mente contar mi experiencia con la nieve en montañas de altas
latitudes, que a tan solo 2000 msnm invitan a la nieve a acumularse en capas que crecen de a
medio metro cada noche. Tenía en mente contar mi experiencia en una estación de ski de los
Alpes franceses, pero la particular historia que primero contaré cambió mi ambiente y la
estructura de este escrito, y a la estación de ski se del redujeron las líneas.
Habré de reducir las líneas para describir los Alpes franceses, pero no las fotos. El panorama es simplemente espectacular y merece
ser compartido.
Ocurrió hace algunos días un cambio extremo en mi cuarto. Un total “re-amueblamiento” por el
módico precio de 0 euros. Sí! no por un error de escritura, no porque fuese a poner un 9 antes
del cero y “me lo haya comido”. No, así como quedó bien plasmado: un cero redondito!
Y en este punto espero haber generado curiosidad suficiente para desatar preguntas del tipo:
¿Cómo así? ¿Y es que en Alemania en lugar de nieve caerán muebles? ¿O será que la diarista
loca ejecutó algún robo perfecto? Pero la respuesta es más simple de lo que imaginan…
Caminando por la calle, tropecé con un sofá de cuero marrón, sin casa, sin dueño, y lo adopté.
Y más adelante, tropecé con un armario de puerta de espejo, con una silla de forro amarillo y
con muchos otros del mismo estilo. Y a todos los adopté porque mi casa estaba casi vacía.
Para acabar este cuento, quiero dejarles (tomándome el atrevimiento de hacer de experto, de
maestro) mi enseñanza: Mejor sacudirse las vergüenzas, que si un día necesitas amoblar tu
cuarto, “escarbar entre la basura” de Bonn te dará los mejores resultados.
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Y ahora, a riesgo de parecer un poco
desestructurada, no dejo pasar un episodio más
sin hablar de mi primera esquiada y la
experiencia con la nieve en la montaña. Como
ya bastante he dicho, entre las ventajas de
haberme subido de latitud se encuentra la
nieve. En la montaña es todavía más increíble y
las múltiples actividades que en ella se pueden
realizar dan gustos a grandes, medianos,
miniaturos, flacos y bajos. Para los niños, o los
adultos buscando diversión sencilla y sin mucho
riesgo, los trineos (alias Luge, en francés) que
se deslizan sin problema por las pequeñas
laderas pero que según el control de frenos,
pueden alcanzar velocidades significativamente
altas.
Para los que se animan a fortalecer todos los músculos y quemar calorías, y aguantan estar
exhaustos al volver a la cama después de medio día (irónicamente, los jóvenes mencionan que
este es el “esquí para los abuelitos”. Quisiera yo llegar a mi tercera edad teniendo aún la
energía, resistencia y fortaleza para practicarlo).
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Mí preferido, y el que más
practiqué: El esquí de pista.
Parecía un sueño deslizarme por
pistas de nieve inclinadas, a
altísimas velocidades, sintiendo
los resultados de la adrenalina
fluyendo por mi sistema
sanguíneo y de mi cerebro
incrementando su secreción: a
veces con miedo de perder el
Ski fond, esquíes largos y delgados para avanzar como en patines o en una
elíptica.
control, a veces solo el placer del descenso, a veces con Al fondo, el pico más alto de Europa, el
más miedo que valor para arriesgarme, a veces sin Montblanc.
Estas dos historias corresponden a facilidades adquiridas por mi traslado a estas tierras. Ahora
me siento feliz al detallarlas y repensarlas, al analizar cuánta fortuna es saberme protagonista.
Grandes cosas vienen por estas épocas: internacionalmente, una visita a Estocolmo.
Nacionalmente, el carnaval, el verdadero que fue anunciado con una apertura hace ya casi tres
meses. Espero así agrupar variado e interesante material para continuar escribiendo este diario
52
Episodio 17: 14 de febrero de 2013 – Wir lieben das Leben, die Liebe und die Lust - ¡VIVA
COLONIA!
53
Para ser sincera, pensé que este
Karneval iba a ser una experiencia de
una sola vez en la vida, solo para
“conocer”. Pensé que después de uno
habría tenido suficiente y de ahí en
adelante desearía escapar de él.
Imaginaba un rebaño de ebrios
ensuciando las calles, divirtiéndose de
nada por el efecto del alcohol, muriendo
de frío sin sentirlo dentro en ropas ligeras
(en lo peor del invierno que se vino con
fuerza en Febrero), perturbando el flujo
de transporte público, el orden, la
tranquilidad. Para mi grata sorpresa, no
lo fue. La experiencia me gustó. El
ambiente cambia, la gente se siente
animada, las calles están llenas (de
nuevo a pesar del frío insoportable),
entre los disfraces siempre se
encuentran ideas divertidas y es posible
Inclusive tan lejos, hay espacio para la idea de ese carnaval tener incluso 12 horas continuas de
estereotipado y soñados por varios. Aquel tan famoso y fiesta en diversos ambientes, de
renombrado de Rio de Janeiro (pero no se engañen, que en los
calores de Rio, las garotas tienen pieles más oscuras, más distintas formas.
expuestas y caderas más móviles).
Después de una tarde de alaridos pidiendo Kamelle y Blumen (dulces y flores) llené una más
de una bolsa con gomitas, chocolates, palomitas de maíz, pequeños waffles, chupetas… y volví
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victoriosa con una flor que algún galán disfrazado de príncipe envió, acompañada de un beso
en el aire, desde la cima de su carroza.
Me gustó la experiencia por el ambiente diferente que sentí, y por las propias particularidades
que encontré. Para la muestra, el grupo de alemanes a nuestro lado en el parade de Bonn.
Saliendo un poco de las estrictas reglas que por algo los definen, nuestros vecinos ya con
bastante edad se mostraron tan amables, tan abiertos, tan conversadores, tan cálidos, que me
permito agradecer al carnaval con todo y sus bandas marciales por la oportunidad de conocerle
esta cara a mi ciudad.
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Episodio 18: 22 de febrero de 2013 – Entre ríos como pistas de patinaje
Estocolmo enenelelúltimo
Estocolmo último yy único díagris.
único día gris.
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natural, pero en invierno, claro, el verde se reemplaza por gris de ramas sin hojas). Pero
caminando por todos estos tipos de calles tan diferentes uno se siente en un mundo perfecto.
Demasiado perfecto para ser real.
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58
Episodio 19: 7 de marzo de 2013 – ¡Yo quiero un 1!
59
diferencia de Colombia (hasta donde yo sé) cuyo sistema nos hace desear una línea llena de
“cincos”, en Alemania lo mejor será huir a una de esas. En lugar, pide al Espíritu Santo que te
ilumine para tener un “uno”. Sí, un 1, así con toda su rectitud, como máxima remuneración por
un desempeño perfecto o casi perfecto.
Y para evaluar, habrá al final del semestre un ÚNICO examen para cada materia que
corresponderá al 100% de la nota. En el camino hacia ese estresante día, diversos informes y
presentaciones deben realizarse con rigor y buen cumplimiento para poder acceder al derecho
de presentar el examen. Pero la nota final, la nota de cada materia que después aparecerá en
algún certificado, será la obtenida en un solo examen que bien puede ser escrito u oral. UN
solo examen, UN solo día. Por esto, en el tiempo “libre” de diciembre y enero, los estudiantes
se aglomeran en las bibliotecas, y en jornadas aún más largas que las de mis módulos,
estudian sin descanso durante más de un mes. Para mí, acostumbrada con exámenes
parciales, quizes, trabajos y presentaciones aportando en porcentajes moderados a la nota
final, el sistema alemán (que si entendí bien también se maneja en otros países de Europa
occidental) estuvo a punto de llevarme a la desesperación. No es para mí eso de pasar un mes
enclaustrada “dándole” a la misma actividad. Sin embargo, adaptando un poco ese sistema al
mío propio, haciendo maromas y tomando merecidos intervalos de descanso, ocio y relajación,
conseguí exitosamente un buen desempeño, muy por encima de mi pronóstico aterrorizado.
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Finalmente, sepan que aprovecho estas vacaciones a mis anchas, lejos, bien lejos de la ciudad
que me recibió en un día frío de otoño hace casi seis meses, y lejos disfruto. A Pascal que dice
que “la infelicidad del hombre se cimenta en que no ha podido aprender a disfrutar de la paz de
su habitación” le respondo que yo dejo ese disfrutar para los días de estudio, o los cortos fines
de semana que desaparecen tan rápido como llegaron. Pero para un mes de vacaciones, libres
de casi toda exigencia académica… el mundo es pequeño.
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Episodio 20: 14 de marzo de 2013 – Destreza transportadora
En Bogotá, en cambio -y como ya introduje-, el conductor conduce, habla por celular, recibe el
dinero, cuenta y separa monedas, devuelve el cambio exacto, se voltea para mirar a los ojos al
pasajero que está pagando… y todo esto al mismo tiempo que da un “volantazo” para cambiar
de dirección y hacer un giro pronunciado en plena Avenida 30. Eso, eso, mis queridos lectores,
es talento. ¿Qué más podría ser? Al fin y al cabo, si estudiamos los índices de accidentes en la
ciudad, nos sorprendemos de cómo, a pesar de la descripción que acabo de dar, el número no
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se eleva en valores por encima de las nubes.
Sin embargo, por este sistema de destreza
indómita y multi-tareas, el riesgo que se corre es
el de ser transportado como a un marrano
dentro de las cuatro “paredes” de un camión
subiendo las curvas pronunciadas del Cañón del
Chicamocha.
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Episodio 21: 21 de marzo de 2013 – Atención, atención: ¡Escasez de bolsas plásticas y
jugos naturales!
Me han transportado a un mundo donde no está bien visto el uso de bolsas plásticas. ¡Qué
maravilla! Pero sigo dándome una palmada en la frente cuando entro al supermercado y he
olvidado traer conmigo la bolsa de tela. Como me pasa a menudo, he aprendido a jugar tetris
con mis compras, para que ellas se sostengan por sí solas en el corto recorrido desde la caja
registradora hasta mi bicicleta (y suerte que cuento con una canasta, porque dudo que mis
dotes de encajadora dieran para desafiar recorridos más largos). Pasa como dice la campaña
de Bogotá ciudadana: el problema es que para implementar la utilización de bolsas de tela (o
cualquier material resistente y reutilizable) los compradores deben planear con anticipación
(para incluir la bolsa en el bolso) y, como todos sabemos, la planeación va en contra del acto
de consumo impulsivo estimulado por almacenes y supermercados. Pues bien, en Colombia
aún faltará bastante camino, pero que sea un estímulo positivo el ver que en otros países
funciona. Las bolsas plásticas son vendidas en
los supermercados alemanes y de esta forma
aún están disponibles en caso de ser
necesitadas. Pero son muy pocas las personas
que las compran, en lugar de eso los
ciudadanos se arman con bolsas de tela, cajas
o el recurso “tetris” para recolectar los objetos
comprados (que también debe hacerse por sí
mismo, y que agiliza un montón las filas en la
registradora –otro aspecto que valdría la pena
imitar) y transportarlos a su destino final. Poco
Buen momento para compartir la campaña de Bogotá a poco, va haciéndose para mi automático el
ciudadana.
hecho de agarrar mi bolsa de tela antes de salir
de casa. Así que insisto, esto es una luz para los desesperanzados, que ya deberían comenzar
en casa. Al fin y al cabo, ¡somos animales de costumbre! Y con insistencia (y tal vez una que
otra reglamentación de compra de bolsas plásticas) las nuevas rutinas van haciéndose
naturales.
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Finalmente, ha llegado la hora de hablar un
poco de la culinaria alemana. De dejar expresar
esa parte de mi que a veces domina por encima
de todas las otras (en mis épocas de juventud,
cuando los años cumplidos no me habían
obligado a independizarme, mi tía me dijo
muchas veces “yo la visto, pero no la
mantengo”, y más de un amigo otras tantas “lo
que tú eres es una barriga con patas!”). Tengo
que decir que me he llevado una gran
desilusión. El restaurante universitario en
Alemania es la opción ideal para aquellos que
Acostada en mi cama (y sin consumir ningún viven “la pobreza del estudiante asalariado”,
alucinógeno, prometo) veo un mundo de colores. Las pero el menú deja muy poco que desear. En un
frutas más deliciosas expuestas para hacer agua la
boca, hacen sonidos de sirenas en mi mente. Y de plato principal vendrá una porción de carne,
repente, me doy cuenta que debo estar durmiendo.
pasta vegetariana, papas en diversos formatos,
y ¿a quién no se le había ocurrido?, inclusive una sola papa gigante. Cualquier
acompañamiento extra (arroz, papas, verduras, ensaladas) se cobrarán en porciones por
separado. Y para beber, ¡agua de la llave! (que afortunadamente es 100% potable). Esta vez sí
estoy dando palo, sin mala intención. Exagero porque la hinchada descripción me hace reír. Es
cierto que a veces el menú no es tan horrible como lo pinto, pero también es cierto que muchas
veces dos cucharadas (tenedoradas, más bien) son suficientes para hostigarme y para
hacerme volar dentro de mis pensamientos, por encima del Atlántico, hasta una mesa de
cualquier restaurante ofreciendo “corrientazos” o “ejecutivos” en cualquier esquina de Bogotá.
Y en mis pensamientos me deleito con la variedad, la abundancia y el sabor casero mientras
acabo lo que está en mi plato.
Según mi sesgada opinión, los alemanes comen salchichas, pastas, papas (en todas sus
denominaciones), pan, queso, carne roja (que se consigue sabrosa y a buen precio en los
supermercados) y les encanta hornear. Hornear pan, pastas y papas. Por esto, no es de
extrañarse la grata sorpresa que fue para mí conocer a los turcos. La inmigración turca en
Alemania debe ser la más grande de toda Europa. Será una cuestión de probabilidades (qué sé
yo), son ellos quienes han dominado el negocio de las comidas rápidas. De a tres tiendas por
cuadra, ofrecen falafel y döner (llamado en otras partes kebab) y en todo lugar se exhiben esos
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bloques gigante de cordero o pollo, dando giros sobre sí mismos mientras una brasa eléctrica
los cocina. Yo no tenía idea de su existencia hasta que llegué a Alemania, y, tengo que
aceptarlo, fácilmente cedí ante los encantos del döner. Es como una hamburguesa que rebosa
de verduras y carne dentro de un pan debilitado por el efecto de una salsa picante y otra que
se ve algo así como una tártara. Es como comerse una hamburguesa Corral todoterreno, por la
módica suma de máximo, MÁXIMO, 5€. Los amantes de esta comida nos alentamos diciendo
que ha de ser saludable…con toda la verdura que tiene, ¿cómo no?
Me conformo ahora sabiendo que no dejé para nunca ese tema muchas veces mencionado
pero pocas explorado. Ahora iré a preparar algo para acallar a este gigante que despertó por
los colores que la descripción del Döner dibuja en mi cabeza transmitiendo sabores. Y de paso,
desearles a todos una feliz Semana Santa. Santa o no, ¡que se aproveche al mejor estilo de
cada cual el gran puente que se viene!
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Episodio 22: 6 de abril de 2013 – Cuidado conductores alemanes! Una colombiana
intenta cruzar las calles!
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quién no va a decir quees más fácil esperar el momento justo de cambio de semáforo para
atravesar la calle. Así cualquiera! ¿o no?
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Episodio 23: 12 de abril de 2013 – “Chiquitolina” para entrar en el cerebro
Llega de nuevo Alemania con sus efectos sobrenaturales. Hoy, quiero plasmar la experiencia
de haber entrado en mi propio cerebro. ¡¡¿Qué?!! Se preguntarán todos con la mandíbula casi
desencajada. Así mismito como lo leen, el día martes de esta semana que se acabó sin traer
aún la real primavera, entré en mi cerebro.
Mis compañeros celebraron: ¡Hurra! ¡Luisa sí tiene un cerebro! (Y será que tenían dudas, ¿o qué?)
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En comparación con los palacios y edificios de siglos atrás que
constituyen los salones de clases teóricas o laboratorios de anatomía,
las instalaciones para las ciencias de la salud son recientes y
modernas. Éste, el edificio Life & Brain de la Universidad de Bonn.
maestría, al menos en las ciencias naturales. No es la primera vez que pasa que para los
cursos prácticos dentro de nuestropensum se organizan procedimientos de altos costos con
fines meramente educativos. De lo que puedo comentar, la universidad no escatima en precios
a la hora deplanear el trabajo de laboratorio. Está muy bien fundamentada la frase simple:
“manos a la obra”, porque en general cada estudiante tiene la oportunidad de realizar ÉL
MISMO, el trabajo práctico que en limitadas condiciones de inversión económica y recursos no
sería posible. Y eso mismo se evidencia en el número de integrantes por grupo. A mi maestría
entran por año un máximo de 20 estudiantes. Para cada curso práctico, 10 es el límite superior
para los cursos más generosos. Dentro de estos se divide entre 3 subgrupos de trabajo, para
un total de 3 estudiantes por experimento. Claro que ha habido casos en la que la concurrencia
es mayor, y el grupo se conforma por alrededor de 5 estudiantes, pero por regla general la
educación práctica (tan importante en mi área de conocimiento) es suficientemente
personalizada.
Hace unos días hablé con Kathe, mi buena amiga colombiana que
realiza su maestría en “Plant Sciences”, bióloga de la Universidad
Nacional. Y no nos queremos quejar, porque tanto ella como
yotuvimos la oportunidad de graduarnos de dos muy buenas
universidades de Colombia, pero la diferencia sí se siente al estar
en una universidad alemana. Sería ideal que todas las
universidades en Colombia tuviesen la oportunidad debrindar a sus
estudiantes las mejores bibliotecas, laboratorios y equipos para
llevar a buen término la educación. Como decía Gottfried Leibniz,
filósofo, matemático, político alemán del siglo XVII: “Siempre he
creído que si se reformase la educación de la juventud, se
En uno de los laboratorios de
biología molecular, NO en mi conseguiría reformar el linaje humano”.
mejor pose de investigadora.
Así, pienso que (a riesgo de sonar –y haber sonado- como filósofa y analista de garaje, mejor
eso que nada) de la experiencia de estudiar fuera del país (sea en Alemania, o en cualquier
lugardel mundo) debe extraerse no sólo conocimiento académico, sino también ideas de
sociedad y nuevos valores, y de esta forma sumarle a nuestra cultura, aspectos de otras que
puedan enriquecerla y empujarla hacia arriba.
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Episodio 24: 19 de abril de 2013 – Un libro abierto en las primeras flores
Pero la primavera no es mi protagonista, ¡no aún!, porque según mis expectativas, esto es sólo
el comienzo, y llegará un día, o un mes, en que el disimulado marrón-gris áceo (ahora con
algunos trazos verdes) de las ramas desnudas en los árboles será totalmente sometido por el
multicolor de las flores intercaladas con sus verdes hojas. Pensaba en todo eso mirando a
través de la ventana del tren, en una pausa en mi lectura.
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Hasta hace poquísimo vine a enterarme que en Bogotá también hay varias librerías que
ofrecen esta comodidad, pero han de ser poco comunes, porque ¿de qué otra forma yo habría
podido ignorar este hecho? (o podré disculparme con las características de la oferta en mi área
de acción, en mi barrio bogotano…) Pasaré por inmigrante desconocedora de la capital
colombiana, pero el descubrimiento tardío acerca de las librerías que vine a hacer en Bonn me
sedujo.
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Episodio 25: 26 de abril de 2013 – ¡Vámonos de fiesta!
¿Se animan hoy a una fiesta alemana? ¿Qué preconcepción existe? ¿Cuáles ideas vienen a la
mente? ¿Qué estereotipos o prototipos les han creado a estas fiestas con apellido bonense?
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Otra curiosidad es el juego de fútbol de mesa,
conocido en alemán como Kicker (la ortografía
es solo especulación, en la vida real suena
como Kika). En cada discoteca, bar, pseudo-
bar, debe haber uno de esos. Ya oí incluso
cosas como: “Ah no, no entremos aquí que es
un poco aburrido, no tiene futbolito”. Y las
personas pasan incluso horas disputando
campeonatos entre parejas, o aumentando el
nivel al jugar de a uno. Los que, como yo, son
completamente IMPEDIDOS para jugarlo (que
no fueron bendecidos con el don de la
motricidad sometida a la rapidez) pasan el
tiempo entretenidos haciendo barra o
Kicker “espectando” los interminables juegos. Llama
la atención cómo este juego entretiene y crea
lazos de complicidad, sin usar mucho el lenguaje hablado. Debería entrenarme para hacerle
una zancadilla a las barreras del lenguaje, pero como desafortunadamente no fui bendecida
con ese don, corro más bien el riesgo deser “des-amigada”.
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Episodio 26: 11 de mayo de 2013 – Maius Júpiter, el maximus
El mes en la quinta posición del calendario gregoriano, llamado en nombre de Maximus Jupiter,
parece aquí tener la alcurnia del dios romano. Favorecido por su posición privilegiada en el
almanaque, Mayo es sinónimo de primavera, de buenos tiempos, de luz en horario extendido y
por eso es recibido en Alemania con bombos y platillos.
La noche del 30 de abril se anuncia en pancartas y flyers como “Tanz in den Mai” (Danza en
Mayo). Las personas salen a celebrar la llegada del mes y lo reciben bailando y celebrando (y
claro, aprovechando que el 1 de mayo es festivo en honor al trabajo…). La noche de
celebración es llamada Walpurgisnacht, exactamente 6 meses después de Halloween, y cuenta
la leyenda que es justamente esa noche en la que las brujas se reúnen en el Brocken, el pico
montañoso más alto en Alemania del Norte (en el estado de Sajonia-Anhalt) que a tan solo
1.141 msnm se cubre de nieve desde septiembre hasta mayo y descontrola los termómetros al
marcar una temperatura promedio anual de 2,9° (¡¡incluyendo el verano!!). Aunque para mí
suene como la casa del horror (o será precisamente por eso…), las brujas lo escogieron para
su congregación en el último día de la paciente espera por la llegada de la primavera. Y así,
todos en la ciudad se quedan celebrando tranquilos y auguran un mes maravilloso tanto en
clima como en actitud.
Siéntete como en casa primavera, acomódate y relájate… y, ¿qué tal si te quedas para siempre? La entrada a la Altstadt, la
ciudad antigua.
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Pero Mayo no es sólo sinónimo de
brujas, fiestas y fuego, sino
también de tradiciones… y una de
ellas bastante romántica! Desde
épocas ya olvidadas, en la región
del Rhin, en la noche del 30 de
Abril, miles de hombres –de
cualquier rango de edad- preparan
un chamizo con decoraciones de
colores, hacen un corazón 4 veces
el tamaño de uno real, inscriben
dentro de él con tinta oscura el
nombre de su amada, y cargan e
implantan el árbol frente a la casa
de ella, con el fin último de que su
Maibaum
amada lo pueda ver desde su
ventana. A la mañana siguiente (después de haber recibido a Mayo, oh, ¡Mayo!) las mujeres –
de cualquier rango de edad- que contaron con la suerte de un novio dedicado, detallista y
tradicional, se frotarán los ojos, y al entender que un nuevo día ha comenzado, correrán a abrir
la ventana para ver plantado frente a ellas, un circo de papelitos de colores y un gran corazón
de papel con su nombre en letras negras.
Para quienes el amor no está presente, no existe, o simplemente existe pero no le gustan los
colores, el consuelo es una ciudad surreal, donde de los árboles brotan franjas azules,
naranjas, púrpuras, magentas. Esta tradición se conoce como Maibaum (árbol de mayo) y no
solo aplica para los hombres, sino que serán las chicas las que tengan que llevar a cabo el
trabajo duro en cada año bisiesto.
Me pregunto cómo sería una lectura de cartas en alemán….Un vendedor… y su estilo medieval contrastando con la moda de
los jóvenes.
De nuevo constato la gran mudanza en el ánimo y la “vida” de Bonn, visible desde la llegada de
la primavera. El viernes que pasó me encontré de sopetón con un mercado de artesanías que
me hizo sentir como en un chapuzón hacia el pasado de algunos siglos. Lectura de cartas,
viejitos tejiendo en telares con ropas de otra época, fabricando productos atractivos pero
innecesarios, como de otros tiempos. Y ¡tantas personas en la calle! Aún en viernes, aún en
día de trabajo.
El clima trae sonrisas y proyectos. Mientras tanto, estoy desarrollando mi proyecto audiovisual
sobre las tonalidades de los idiomas. Espero compartirlo muy pronto con todos ustedes…
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¡Esa es la actitud primaveral!
Finalmente, como dice el viejo refrán: “a donde fueres haz lo que vieres”… ¡Yo me iré a bailar
por Mayo!
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Episodio 27: 13 de mayo de 2013 – El río en llamas
“El río en llamas” suena a película de acción. Imagino un derrame de algún buque petrolero y
un accidente de autos destruyendo las barreras del puente. Todo termina en un incontrolable
incendio que incongruentemente tiene lugar en la superficie del agua….Ya sé! Siempre con mis
juegos mentales y con mi imaginación a veces absurda, a veces divertida… a veces macabra.
Pero este título de película de acción no es de mi autoría, debo aclarar, es una pequeña
modificación del original que bautiza un festival de primavera -verano a lo largo del rio Rhin. En
su versión sin modificaciones, y como ya escribí, el festival se llama Rhein in Flammen.
La apertura del festival tuvo lugar en el Rheinaue, el parque de tierras inundables que
comienza casi en el límite suroriental de Bonn y que se extiende por más de dos kilómetros
acompañando las curvas del Rhin. Dentro de las posibilidades, el festival ofrece un parque de
atracciones temporalmente instalado, con su rueda de la fortuna, martillo, tiro al blanco (que a
los motrices los premia con esos peluches gigantes y considerablemente deformados),
comidas rápidas, china, salchichas, cocteles, dos tarimas para conciertos, y casi cuando el reloj
dalas 12 campanadas y el cielo está oscuro… un espectáculo de juegos pirotécnicos.
El clima favoreció el evento. El sol irradió el pasto, junto con las piernas, brazos y rostros de las
personas que los sacaron a relucir. Y muy a las 7 de la noche, el sol brillaba como en lo mejor
del medio día, y el azul del cielo no tenía ni el más mínimo matiz de oscuridad. Con mis amigos
nos instalamos cerca de la tarima en donde tocaba una
banda italiana y ahí disfrutamos del ambiente hasta
cuando a alguien se le ocurrió que era mejor ponerse
en modo “fiesta” y moverse para la tarima de
electrónica. Fue bastante particular, porque el cielo
estaba azul mientras las luces intermitentes de
discoteca también lo estaban. Todo el mundo bailaba y
se movía como cuando las tinieblas de la noche
disimulan los cuerpos y la timidez queda aislada a un
rincón. Se sentía como dentro de un Rave madrugado.
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Y en ese ambiente peculiar, familiar y
fiestero, fue cayendo la noche. Las
luces del parque de diversiones se
encendieron, el cielo pasó de claro a
oscuro y los pequeños puntos
brillantes que son las estrellas en él se
dibujaron. En la catedral a 5 kilómetros
de ahí tocaron 11 campanazos y
dentro de la multitud varios grupos se
disolvieron para localizarse en una
posición más estratégica. Nosotros
comenzamos a subir una de las
colinas del parque.
¡Pues al fin y al cabo estuvo bueno!
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Episodio 28: 23 de mayo de 2013 – Una aventura sobre (dos) ruedas
Con ese conocimiento previo, un lindo día de sol no previsto por los pronósticos del tiempo
después de una semana de lluvia constante y gris perenne (benditos sean los errores cuando
nos sorprende con un clima veraniego), y la suerte de que ese día mencionado fue domingo,
Kathe y yo “des-guardamos” las bicicletas y nos pusimos una meta un poco ambiciosa, un poco
no tanto.
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densidades en parches intercalados por el verdor de otros cultivos, de otro pasto, de otros
árboles.
Con todo y el hambre martirizante que casi 4 horas de recorrido con sus paradas técnicas nos
tomaron, logramos disfrutar demasiado de ese sol que me quemó heterogéneamente, de ese
deporte que nos hizo sudar y fortalecer las piernas, de ese paisaje que nos refrescó el aire
dentro de los pulmones. Y así, cuando finalmente alcanzamos nuestro destino el placer del
logro se vio redoblado por el sabor de un falafel comido con hambre.
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Cada vez más cerca, y a pesar del hambre, una sonrisa en Y aquí, el final del camino. La euforia de haber
la cara. cumplido nuestro objetivo y haber disfrutado al máximo
en el camino. ¿Y para volver a Bonn? Bueno, mejor no
abusar de la capacidad en nuestras piernas y coger el
tren tranquilamente.
Así puedo plasmar más una vez el éxito de una aventura espontánea, sobre las dos ruedas
que acompañan mi cotidiano.
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Episodio 29: 8 de junio de 2013 – De aquí para allá y viceversa: La historia de un ex–
alemán
El territorio de Alsacia
extiende sus encantos en
forma de planicie desde el
horizonte hasta la arista
occidental del valle alto del
Rin (prometí que vendría
una historia así…). Ahora,
en este momento en el
tiempo, la región hace parte
de Francia y limita con
Alemania en casi la totalidad
de su perímetro fronterizo.
La región tiene una historia
traumática pero fascinante:
Durante las sucesivas
Un homenaje a los perecidos en el centro de los jardines del Palais du Rhin guerras que ocurrieron entre
(Palacio del Rin, llamado Kaiserpalast (palacio del emperador) durante su
construcción en épocas de dominio alemán). estos dos países desde la
guerra franco prusiana en
1870 hasta el final de la II Guerra Mundial en 1945 la región cambió de manos cual pelotita de
ping-pong. De gobierno a gobierno, de idioma a idioma, de cultura a cultura, Alsacia trocó de
“dueño” cuatro veces antes de quedarse por última vez y hasta la fecha dentro de los límites
políticos de Francia.
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La culinaria también tiene su influencia, y los platos tradicionales son de origen germánico:
Lestartesflambées (en francés) o flammeküchen (en alemán), una masa de harina horneada
con cebolla, tocino y nata líquida; y la choucroute (enfrancés) o sauerkraut (en alemán), un
cocido de carne de cerdo y diferentes embutidos en hojas de repollo fermentadas en salmuera,
son los más famosos. Aunque no están en mi lista de platos preferidos, la región combina ese
carácter germánico con la tradición de vino, queso y pan de los franceses, que bastante me
agrada.
De hecho, gran parte de la planicie es dedicada al Una fábrica artesanal de quesos en algún
cultivo de la uva para hacer vino –principalmente pueblito cerca de Lapoutoie.
blanco- de calidad.
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Mi paso por esta región fue bastante
agradable. Las ciudades antiguas,
coloridas, románticas. Los campos de
vino cubren los valles, el verde de un
parque natural se extiende en una
mancha mayor que la escala del
mapa. Al sur-occidente, pequeñas
colinas bloquean el horizonte y en la
primavera se abren caminos hacia
lagunas en medio de las montañas.
La historia me da mucho para pensar
y jugar a imaginar. Lefrançais…
Diedeutsche…
LaFrance… Deutschland… ¡Qué La Alemania medieval, el francés contemporáneo y ¡la colombiana
combinación! La mezcla que yo de otro mundo!
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Episodio 30: 15 de junio de 2013 – Lapasión del fútbol y una ciudad spa
El martes de esta semana tuvo lugar elúltimo partido de Colombia en este grupo de
eliminatorias. Aunque lejos de Colombia, para el gran evento (usando una buena disculpa) nos
reunimos 5 colombianos en un sofá, incrementando sinergísticamente el calor que la pasión del
fútbol, el patriotismo, los narradores y comentaristas en vivo de las cadenas de televisón
colombianas nos despierta a cada uno. Y pensé en la final de la Champions, y volví en mis
pensamientos hasta las semifinales de este conocido campeonato. Por aquellas épocas en que
los dos equipos alemanes (y sabiendo que Dortmund se encuentra dentro de la región que
habito) vencieron a las leyendas españolas, cada bar de la ciudad con una pantalla presentó
los partidos, y la concurrencia fue enorme. Pero después de las respectivas victorias, se
pagaron las cervezas, se agarraron las
chaquetas y se partió con una sonrisa pero
no mucho escándalo. No tengo ningún
derecho de decir que en Alemania no se vive
la ya mencionada “pasión del fútbol”. Sería la
peor diarista, la peor entendedora. Porque de
hecho se vive, y es por eso que cada
persona se dirige con anticipación a los
lugares adecuados para encontrar una silla
lo más próxima al televisor. Y es por eso que
durante el juego se escuchan las quejas, los
piropos (de belleza técnica, no física) y las
respectivas exclamaciones de emoción o
Abrebocas: Los paisajes a través de la ventana del tren.
sufrimiento: ¡¡uhh!!¡¡arg!! ¡¡ehh!! (En mi mejor
intento de traducción al alemán), ¡árbitro comprado! (Ah no, error… ese era por ahí de una
colombiana). Pero sintiéndonos a cinco aficionados del tricolor colombiano, con nuestros
comentarios haciéndonos de expertos, con nuestros gritos, nuestros aleluyas; con la euforia,
los aplausos, los bravos, hurras y demás al saber una victoria garantizada y más de ese demás
al confirmarla con el último “tic-tac” de los minutos de adición… Sintiéndonos y viéndonos
pensaba que es nuestra propia sangre latina que hierve dentro de nuestras venas, arterias y
capilares (incluso en nuestras vénulas y arteriolas) y que se expresa en acciones en cada
aspecto de nuestra vida –incluyendo el fútbol-, y nos diferencia de otros. Así como los
comentaristas, pues por más banal que pueda parecer este pequeño detalle, nadie en el
mundo narra cómo los colombianos y eso ha de indicar alguna cosa.
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protegió en épocas de guerras pasadas dentro de losmuros de una muralla, y que ahora es la
única preservada en la región de Renania (Rheinland).
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Episodio 31: 22 de junio de 2013 – La gran capital
Recapitulo: “Dentro de toda esta catástrofe ambiental (…), cuatro viajeros desconocidos se
reunieron a compartir un viaje incierto…”
Tengo que decir que mis expectativas eran muy altas. Cada persona a la que le he escuchado
hablar de Berlín no para de vanagloriarla, de llenarla de piropos, de extenderse en lo
maravillosa que es y lo mucho que querría vivir ahí. Y de mi experiencia debo concordar con lo
que dice un gran hombre en mi vida: “Para desmeritar a alguien, en lugar de hablar mal, échale
demasiadas flores”. Porque después de haber oído tanto tuve la sensación de estar buscando
lo que cada uno me había dicho que le fascinaba, en lugar de dejarme llevar por los encantos
que mis ojos buscan, que mis pies quieren pisar, para así sembrar mis propias flores, sentar
mis propias conclusiones.
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Pero fuera de eso y con bastante de debates socráticos, yo misma he concluido que Berlín sí
tiene un toque encantador: Se encuentra de TODO, para TODOS los gustos. Podría decirse
que en Bogotá “es la misma cosa” (o prácticamente en muchas de las grandes ciudades), pero
lo particular de la capital alemana es que combina esa actividad inextinguible de las grandes
ciudades con una superficie desproporcionadamente grande, que da lugar a manchas verdes
por montón, a barrios poco densos, a trancones inexistentes, a agradables paseos de bicicleta
(a diferencia de lo que ocurre en muchas de las grandes ciudades). Para ejemplificar, Berlín
tiene algo así como 7 veces la superficie de Paris; pero mientras la capital francesa va por los
12 millones de habitantes (con su área metropolitana), la capital alemana está a medio camino
de alcanzar los 4 millones. O hablemos de Bogotá, a la cual duplica en superficie mientras lo
contrario ocurre con la densidad poblacional. Esta magnífica peculiaridad abre sin número de
posibilidades, como lo que constituyó uno de mis lugares preferidos. Llamado Tempelhof, un
aeropuerto que paró su funcionamiento en el 2008 y que fue inaugurado como el mayor parque
público de la ciudad dos años después con una gran inversión del gobierno. La verde extensión
sirve de lugar para hacer barbecues, pic-nics, para tocar guitarra, manejar carros a motor e
incluso volar cometas gigantes (como en una especie de kitesurfing pero sin el agua). Y
además, los ex-edificios aeroportuarios acogen ferias, fiestas, certámenes de moda o festivales
de música. Incluso hay un área en la que los habitantes pueden poner una pequeña huerta y
sembrar en ella diferentes frutas o verduras. Un lugar que parece salido de un cuento.
Una panorámica del Tempelhof al final del día. En el centro, como una pequeña mancha rojiza, la cometa gigante en
pleno vuelo.
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Berlín en uno de sus ex-límites de separación Oeste-Este y el pedazo de muro que se ha conservado y que se colorea con
la imaginación de los artistas.
Con esa foto y con unas pocas palabras acabo el relato de mi experiencia en Berlín, la gran
capital. Una ciudad muy viva, que se siente, que se disfruta, que se deja con la sensación de
necesitar mucho más tiempo. Que no es bonita en el sentido meramente estético de agradar a
la vista, pero que, como dije, tiene un gran encanto.
El inicio oficial del verano este año es el viernes 21 de Junio. Algunos días de calores intensos
ya nos han tocado y aunque a veces extremos, respeto mi tesis principal de “¡Nunca te quejes
del calor!”. Y con el verano vienen muchas actividades (¿qué tal una piscina al aire libre?)…
más historias para contar.
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Episodio 32: 29 de junio de 2013 – En horario extendido
Me parece que voy muy rápido y sin hacerme entender. Para clarificar (hablando de
solsticios…) tengo que devolverme en el tiempo a algún momento en nuestro pasado cercano.
Después de ese invierno monstruoso que casi no acaba, después de celebrar la llegada del
2013, la pascua, en algún punto entre ese presente y el de ahora, los días comenzaron a
extenderse perceptiblemente. De a poquitos empezábamos a sentir cómo el sol permanecía
suspendido, flotando en el horizonte como quién tiene miedo de lo que encontrará al otro lado
del globo. Y, de la misma forma en la que ahora comienza en sentido contrario, con cada
rotación terrestre un minuto se iba sumando a la longitud del normalmente llamado “día”.
Imaginen mis primeros y consecutivos 30 asombros al corroborar que las 8, 9 o 10 que
marcaba mi reloj, representaban la hora correcta post meridiem, cuando en mi reloj biológico
(finamente ajustado en tantos años de días“ecuatoriales”) la oscuridad de la noche debía
haberse impuesto ¡2, 3 o 4 horas antes! He ido amando cada vez más el hecho de tener,
dentro de nuestras cotidianas 24 horas, una noche disfrazada de claridad hasta pasadas las
22:00. ¡Y esto abre muchísimas posibilidades! Pero lo principal, no tienes que sufrir más
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porque el único sol, la única claridad que hubo en el día –si acaso llegó a existir- te cogió
dentro de un salón de clases. Con estos días de horario extendido no está demás hacer un pic-
nic en el Hofgarten después de clases, ni salir a caminar por la ciudad para disfrutar un cielo de
venados alrededor de las 9 de la noche.
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Qué delicia un buen almuerzo al aire libre. Y bueno, también qué suerte tener una vecina con balcón.
Por eso mismo, encuentro aún más razones para disfrutar –y entender a los que disfrutan, a los
que paran cualquier otra actividad- como si fuera el último (porque de hecho podría ser…) los
días de cielo azul, sol ardiente y altas temperaturas. Por más curioso que pueda parecer para
esta colombiana una chica en bikini (…“sentada en la rama del palo sembrado en el hoyo en la
orilla del mar”) acostada en el pasto en pleno centro de la ciudad, a kilómetros de cualquier
cuerpo de agua, por la mera necesidad de bañarse de sol.
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Episodio 33: 5 de julio de 2013 – Amores perros y una pila de buñuelos
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mano de obra en dos colombianos y un francés algo latinizado para una tarde de preparación
de buñuelos. Como siempre, uno es recursivo. A falta del queso costeño que no hay forma de
conseguir, utilizamos el famoso queso griego para ensaladas. Y pareció funcionar.
Y ese evento me devuelve unos meses en el pasado, cuando para la finalización de uno de mis
módulos obligatorios organizamos una despedida comible. Cada uno estaba encargado de
llevar algo para picar, y entre más representativo de su país, mejor. Así que yo puse “manos en
la masa” para preparar muestras miniaturas de arepas (¡con los ingredientes originales que por
suerte -fuera de la harina- se encuentran en cualquier lugar del mundo!). Y recuerdo que en el
recipiente permanecieron las arepitas sin ser probadas por un poco de recelo o por su falta de
atractivo al lado de brownies y pasteles. Pero cuando el primero de mis compañeros probó una,
todos siguieron en avalancha y el número que preparé se quedó corto. Y de nuevo, los elogios
valieron el intento.
Así la caja roja con letras blancas de buñuelos y la bolsa amarilla de harina de maíz de la
Tienda Latina en Bonn continúa con la interesante tarea de achicar el mundo, de mezclar las
culturas. Y yo aquí, reporto sus triunfos.
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Episodio 34: 19 de julio de 2013 – Un corazón roto y un espacio vacío
Recuerdo como si fuera ayer el día en que la conocí. Dentro de ese mar de gente, de gente y
de ellas, de ofrecimientos y promoción cual feria de mercado. Después de movilizarme durante
algún tiempo sumergida en ese “caos” que siempre me hace sonreír, mis ojos se cruzaron con
su silueta, y me cautivó. Recuerdo como si fuera ayer aunque en realidad ocurrió hace 10
meses. Y con mi peor nivel -10 de alemán, un vendedor que no dominaba el inglés me invitó a
probarla (¡bendito sea el lenguaje universal de las señas!), a sentir el ronroneo de su paso, a
sentirme elevada, complacida… a enamorarme de ella y llevarla a casa. Recuerdo como si
fuera ayer la emoción cuando volví en ella, cuando gritaba a cuatro vientos que había
encontrado MI bicicleta.
Después de eso no hubo un solo día en que saliéramos del idilio del primer romance (y tomo el
riesgo de asemejar mis palabras a las que Andrés relató en su crónica -ya hace también tanto
tiempo-, aclarando que si se repiten, si las sensaciones ocurren en más de uno, ha de ser
porque son verídicas, robustas).
En el otoño el fresco de la brisa nos divertía en horas de paseos con rumbos desconocidos, y
era ella quien me permitía el acceso a mundos de tonos sepias y silencio, ella me dio la
oportunidad de hacer de esos lugares desconocidos, lugares familiares. En lo peor del invierno,
aún cuando las calles se llenaron de hielo y usarla era un evento de alto riesgo, aún cuando en
uno de esos días fríos el hielo resbaladizo la hizo tropezar y nos tumbó a las dos en medio de
la calle, en un tronar de duro asfalto contra el costado de mi cuerpo, aún en “las malas”, ella
estuvo ahí, aguantando la lluvia, el frío, la intemperie. Nunca se quejó (lo hacía más mi
candado cuyo material era afectado por las temperaturas y la dilatación (o compresión) térmica
se imponía con su queja en un grito de: “Si no cuidas de mí y me guardas en un lugar menos
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frío, entonces ¡nunca más podrás abrir este candado!”) y aún ese duro, largo, frío invierno no
logró separarnos ni desintegrarnos en la cotidianidad. Era siempre ella y yo. Para aquí, para
allá, para todo lado.
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de criminalidad. ¡Pues parece que esta
colombiana… se confió! Así como a mi
llegada caminaba en la noche casi
corriendo, atenta a cada sonido o
movimiento, “con la guardia en alto”, y
ahora me siento tranquila y no me
imagino ningún percance. Así mismo…
como cuando paré de amarrar mi
bicicleta a “algo”, y lo empecé a hacer
“a ella misma”. Me explico. Hay dos
maneras de bloquear tu bicicleta: Una,
la amarras a un poste o una reja, por lo
cual nadie puede moverla de donde
está o, dos, la amarras entre el tenedor
y la llanta, de tal forma que si alguien quisiera andar en
Un homenaje a ella. Uno de esos paseos de domingo de larga
duración con las amigas. ella el candado se enredaría y no sería posible moverla
rodando más de 2 metros. El contra del último método es
que alguien podría pasar con un camión (o con un brazo fuerte), levantarla y llevársela cargada
cuantos metros sean necesarios, hasta quebrar el candado y poder rodarla. De los dos
métodos, es evidente que el primero ofrece una mayor seguridad, pero no siempre hay lugares
a donde encadenar las bicicletas, y viendo la tendencia general hacia el segundo método, uno
piensa que no puede tener tan mala suerte de justamente entrar dentro de los altos índices de
robos de bicicletas. ¡¿Por qué?!, ¿porqué?
El cómo se sucedieron los hechos se ha vuelto un poco borroso en mi mente (yo lo llamaría
estrés post-traumático) pero lo cierto es que ella no estaba amarrada a un “algo”, y que alguien
se la llevó. La alejó para siempre de mi vida, y yo me he quedado con este espacio vacío, con
esta sensación horrible de buscarla en cada lugar, en cada calle, en cada rincón, con esta
esperanza absurda de un día verla aparecer. No sucederá, por eso, me despido de ella con
este episodio, cerrando este ciclo y llevándome una gran “palmada en la cola” de aprendizaje.
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Episodio 35: 3 de agosto de 2013 – Las mil y un razones
Muchas veces he abierto los ojos, he mirado a mi alrededor, me he concentrado en cada cosa
pequeñita que hay en mi cuarto intentando despertar mis sentidos –varios aún adormecidos
después de 8 o más horas de inactividad-, he bajado con pereza las escaleras, y -después de
abrirla- me he asomado por mi gran ventana. Finalmente, mirando la calle, enverdecida en esta
época a lado y lado por esos grandes árboles cambiantes, esos grandes árboles útiles como
calendarios naturales, he pensado, ¡¿qué diantres hago aquí? ¿Cómo vine a parar a Bonn?!
El calendario estacional
En la universidad tenía una amiga enamorada de Alemania. Ella tomaba clases de alemán y
elogiaba muchos aspectos dentro de la cultura que estudiaba. De hecho, una vez contó una
experiencia que yo encontré “particular” (por no usar otro adjetivo): Siempre pensando en la
puntualidad, mi amiga llegó un poco adelantada a casa de su profesora. Y cuando digo un poco
es UN POQUITO, entre 5 y 10 minutos.
Su entonces profesora abrió la puerta, miró su reloj de pulso y profirió: “Por favor Alejandra,
nuestra clase comienza en X (entre 5 y 10) minutos. Vuelva en el tiempo adecuado porque mi
horario se organiza estrictamente y usted debe respetar mi tiempo”. Yo pensaba cada vez que
oía a mi amiga que difícilmente encontraría descripciones e historias más alejadas de mis
gustos personales (y al fin y al cabo ella tampoco comparte conmigo la vibración de piel y
órganos al ritmo del bambuco, el currulao, y la salivación deliciosa al pensar en un mondongo
con aguacate), pero después de ese relato pensé: “¡Parece un alien, eso es locura!”. Así que
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por ese entonces no me gustaba el idioma, no tenía el mínimo interés por el país. Repito: No
tenía NI EL MÁS MÍNIMO INTERÉS por el país. Yo estudiaba portugués y me fascinaba desde
su tonalidad musical hasta la forma en que era enseñado y la imagen que proyectaban mis
profesoras (Hay que ser brasilero para tener esas maneras tan efectivas, didácticas e
inesperadamente eficientes) y fuera de eso las posibilidades que consideraba eran las de
aprender italiano o francés, idiomas estereotípicamente “bonitos” (debo aclarar que ahora,
desde el presente, nada ha cambiado en mi opinión después de tener la oportunidad de ser
expuesta los dos mencionados). El alemán por su parte no aparecía ni el último resquicio o
rayón de mi lista de posibilidades. Pero ahora estoy aquí, me doy un buen chapuzón en la
cultura cada día, con felicidad voy para mi clase dos veces por semana, con regocijo intento
(junto con una buena dosis de vergüenza y de auto-exigencia) componer las frases simples
que las expresiones de neonato recientemente aprendidas me permiten y he descubierto que
lejos de ser aliens, los alemanes son solamente diferentes.
Como dije, quiero resumir otras historias y apreciaciones. De personas que habrán tenido mil y
un razones para acabar aquí y contarme con euforia o nostalgia el por qué de su presencia, los
meandros en el río de decisiones y eventos que los condujeron a cumplir un sueño o aempezar
una inesperada aventura. Pues bien, helos aquí: Hay quienes en algún punto de su pasado
construyeron una imagen idílica de Alemania o se sintieron atraídos por el idioma gracias a
algún familiar o amigo, y que empezaron o no a estudiar con disciplina la lengua con el objetivo
último de estar aquí. Ellos merecen felicitaciones, pues fueron consistentes con el paso del
tiempo y ¡lo lograron! Están aquí después de desearlo durante años. Hay para quienes el único
claro objetivo era el de cuál área del conocimiento querían explorar, y enfocándose en eso
encontraron programas de calidad por estos lados y pasaron los procesos de selección.
También merecen felicitaciones por conseguir una gran oportunidad de acceder a educación
pública de calidad. Hay quienes nunca quisieron venir yque de repente acabaron en
conversaciones o conferencias con el sustantivo “Alemania” en el título o el asunto, que
finalmente lograron atraer su atención, hacerlos ponderar los pros y contras e inmigrarlos. Hay
quienes incluso realizaron la aplicación en el último minuto de la fecha límite, al final de una
serie de pequeños eventos inesperados, y eso finalmente los condujo hasta aquí. Incluso, hay
quienes emigraron buscando mantener un amor que moriría en la distancia, personas que
siguieron a su pareja sin tener la más remota idea de qué harían aquí, o personas (un poco
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más lucidas en mi opinión personal, pero solo un poco) que siguieron a su pareja encontrando
como buena excusa una práctica, un trabajo temporal, un postgrado.
¡Más personas!
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Episodio 36: 7 de agosto de 2013 – Un paseo de olla
A media hora en bicicleta hacia el norte de Bonn, donde el río Sieg casi se entremezcla con el
ancho Rin, hay un lugar especial para llevar a cabo un magnífico “paseo de olla”. ¡Pronto todo
está listo! Los ingredientes del sancocho, la paila cargada entre dos personas (por su enorme
tamaño), juntos en dirección al río para cocinar, bañarse, comer, “siestar”, bañarse más…
relajarse. Como si estuviéramos en el Río Pance en el Valle del Cauca, en el Pamplonita de
Norte de Santander, en el Fonce, el Chicamocha en Santander o en el Guatapurí del Cesar.
El cuento es que nos fuimos con un grupo de amigos a aprovechar del verano y de las
bondades de la naturaleza y a bañarnos en el río. La sorpresa fue saber que hay un afluente a
menos de 10 kilómetros en el que las aguas son lo suficientemente tranquilas para permitir a
los bañistas darse un chapuzón de frescura. Es irónico, porque Bonn se levanta a la rivera del
gran Rin, pero éste –será su tamaño- es turbulento y de corrientes impredecibles, y el baño en
sus aguas es prohibido por la propia seguridad del sujeto. Así, nos encaminamos en un paseo
de bicicleta –tan placentero como siempre he dicho que son entre los campos a la orilla del
Rin- y pasado cierto tiempo llegamos a nuestro destino: Una porcioncita de río con pequeñas
playas de piedra a lado y lado para deleitarse. El lugar es llamado Siegfähre, y su nombre es
debido a la presencia del único ferri en todo el afluente del Sieg (y uno de los más viejos que
aún funcionan en el país): un barquito con capacidad para unas 20 o 30 personas y unas
cuantas bicicletas. Sin embargo, nosotros nos animamos a cruzar CAMINANDO en busca del
mejor punto para tomar el sol, para tomarlo y escapar de él, al mismo tiempo. Ya se imaginarán
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que es inteligente pensar anticipadamente en un lugar para resguardarse del sol cuando éste
ha aumentado mucho y la sensación térmica y la cabeza empiezan a molestar. Con nuestras
cosas apretujadas sobre la cabeza, caminando en contra de la corriente, con las piedritas del
fondo incrustándose en los pies descalzos, los aproximadamente 10 metros de ancho que hace
el afluente a esa altura se hicieron 15 minutos, y entendimos la ventaja de tener un ferri.
El día transcurrió apacible (como siempre que se hace un paseo de río). El primer chapuzón de
cuerpo y cabeza se sintió helado, puso la piel de gallina, pero un segundo después el agua
estaba a la temperatura perfecta, la corriente masajeaba los músculos de la espalda y depaso
daba para ejercitarse al intentar mantener la posición inicial luchando contra ella. Y así se nos
escaparon las horas, como el agua corriente entre los dedos, mientras yo intentaba
comprender cómo es que hay tantas personas usando un bikini en medio de un parque en
pleno centro de la ciudad, cuando un río los aguarda… “a la vuelta del puente”. Para volver al
parqueadero de bicicletas, nadie tuvo coraje de atravesar el río de nuevo por su propia cuenta,
y por tanto hicimos uso del protagonista ferri, por la módica suma de 50 centavos para un total
de 2 minutos de trayecto.
Fue una grata sorpresa encontrar este lugar y pensar en mis tantos paseos de río de toda la
vida. No todo el mundo los disfruta, ni en Colombia ni aquí, lo rectificó –o lo imagino- al ver de
nuevo a aquellos en bikini dentro de la ciudad (aunque no me desagrada esta tendencia, ¡no
paro de sorprenderme con ella! ¿Cuántos ojos no tendría encima una persona en vestido de
baño tomando el sol en el Simón Bolivar?). Definitivamente hay lugares y actividades que
trascienden fronteras y consiguen transportarte a cualquier lugar del mundo.
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Para finalizar, hablando de “cualquier lugar
delmundo” he cambiado temporalmente de
ciudad. Haciendo uso de una parte de mis
vacaciones de verano me he instalado en
Berlín para asistir a un curso intensivo de
alemán (¡mi segundo nivel! La recién nacida se
esfuerza por aprender a hablar). Una perfecta
coincidencia para finalizar este “casi-año” de
diarista. Cuando lo escribo me da aún más
dolor de barriga. ¿Se acaba un año? ¿Se
acaba mi privilegiada oportunidad de compartir
tantas experiencias, pensamientos y aventuras
Berlín y nuestro amor compartido por las con conocidos y desconocidos? ¿Se acaba el
lucecitas de colores que brillan en la noche en
casi cada rincón. Aquí, Alexander Platz. deber detener disciplina para cada semana (si
ya a veces era desjuiciada, ¿cómo será sin el
deber?)? Ya veremos qué haré a ese respecto,
por ahora, se construyen algunas historias de
una gran ciudad y un curso intensivo…
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Episodio 37: 17 de agosto de 2013 – Los recovecos del alemán
En otros episodios ya he hablado bastante sobre lo inesperado de los eventos que me llevaron
a estar aquí en Alemania, pero hoy recupero el hilo del tiempo y vuelvo al presente.
En el último episodio de mi diario les adelanté brevemente que comencé un curso intensivo de
alemán en Berlin. Estoy aprovechando al máximo mis extrañas vacaciones de verano que más
o menos se dividen en dos grupos de un mes, separados en septiembre por un módulo de
Neurofarmacología. Extrañas porque las que son más familiares, con los ciclos estacionales de
las regiones templadas, lo habrán anticipado, y para cuando mi módulo haya acabado, del
verano no quedará más que un grato recuerdo. Para ese momento será el otoño con su
creciente y fresco caminar el que dé nombre a las vacaciones que en otros tiempos (en otras
maestrías) se llaman vacaciones de verano.
Hoy voy a intentar resumir los puntos que a mi parecer son los más problemáticos para poder
aprender el alemán. Sin embargo, desde ya debo decir que mi descripción será a fuerza de una
sobre-simplificación de la realidad, y dejaré de lado las excepciones y los casos especiales que
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acaban volviendo mi cabeza “un ocho” y que serían imposibles de comprender en una sola
sesión de poco menos de dos páginas.
Todo ese revuelto genera al final frases que para mí suenan a veces como lenguaje de
cavernícola y que, muchas otras veces, concentran el significado de la oraciónen la última
palabra. De tal modo que se obtienen cosas como:
Ich bin gestern Abend wegen seiner Hochzeit mit dem Zug nach Berlin gefahren.
Literalmente, en español sería he ido, pero el participio pasado es usado en la práctica como
pasado simple. ¡Únicamente al final de todo ese reguero de detalles, uno se entera de la
acción, que podría ser ir o cualquier otra cosa! Aunque ya había hablado de esto hace mucho
tiempo, cuando mi amiga Alice me dio su opinión respecto al alemán. Ahorayo lo vivo en carne
propia.
Pero “todo bien”. Este punto problemático es fácil de solucionar manteniendo en mente las
reglas (aún cuando sean mil y un diferentes) y con algo de práctica comienza a fluir
naturalmente. Pero hay otras cosas muchísimo peores cuando se intenta aprender alemán...
- Número dos: Las declinaciones y los casos. El terror en pasta consistentemente ganador de
lo peor del alemán, que quiere decir que los adjetivos, los artículos, los pronombres posesivos,
los pronombres personales y los sustantivos cambian en función del caso (determinado por
ciertos verbos, ciertas preposiciones, ciertas acciones) y el género (que además puede ser
femenino, masculino o neutro). Existen cuatro casos diferentes en este idioma y son pocas las
situaciones en las que he logrado comprender la verdadera razón de su existencia, o mejor, la
situación en la que deben ser usados. Pero no me extiendo en esto, ya suficiente he sufrido
haciendo el ejercicio en clase.
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- Número tres: ¡Las palabras de “relleno” sin sentido claro! En alemán no basta con tener
palabras para CADA cosa, sino que además las oraciones coloquiales se rellenan con un
montón de palabritas cortas que si se piensan y se intentan entender en español, en realidad
no tienen un significado per se. O bueno, puede que tengan un sentido, pero un “sentido
figurado”. Según mi entendimiento, esas palabritas adicionan “intención” o “sentimiento” a la
frase. Pero como extranjero es difícil tener la intuición de dónde ponerlas, siquiera de descifrar
qué es lo que hacen decorando las frases.
Pero esto de ninguna forma es un “desanimante”. Todo lo contrario. Lo primero que hay que
hacer al enfrentar dificultades es disecarlas, enumerarlas y enlistarlas, de forma que sea
posible concentrarse en ellas y trabajarlas (o ignorarlas y focalizar en otros puntos importantes,
depende del enfoque). Y por eso comparto hoy mis puntos más débiles, pues tal vez muchos
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de ustedes los compartan, o tal vez un día lleguen a hacerlo, o tal vez rían de mí pensando en
cuán fácil ha sido para ustedes y lo absurdo de que sea difícil para mí. Mi resolución es
continuar haciendo ejercicios, disfrutando de mi clase, siendo la alumna más intensa si es
preciso… y contra esos puntos difíciles, tengo una caja llena de colores.
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Es inevitable no llenarse de nostalgia (la nostalgia siempre presente…) al pensar en estos 11
meses que han pasado. Al mismo
tiempo, es inevitable no llenarse de
satisfacción al sentir cómo he
evolucionado, cómo he logrado
adaptarme. Durante esa época difícil
que constituye el comienzo de toda
nueva etapa, por días perdía la
esperanza. Y en ese estado de
abatimiento me preguntaba si algún día
lograría sentirme a gusto, como en
casa, si algún día pararía de quejarme
y de intentar extraer los problemas y
los contras más que los beneficios y
¡Ahora un mejor rostro y un mejor clima! los pros. Debo decir que al llegar a
Alemania me sorprendí a mi misma
con la actitud que tomé. Insisto que el clima jugó un papel crucial contra toda posibilidad de
contrariarlo, pero el hecho es que me encontré con una Luisa que nunca había conocido
durante el transcurso de mis 22 -bien ganados- años. Era una Luisa sensible, débil, pesimista,
derrotada. Claro que son muchísimos los factores que me llevaron a ese estado desconocido y
en cada uno de ellos puedo encontrar la disculpa perfecta. Pero si se trata de “ponerse los
pantalones” y aceptar las más crudas realidades, es cierto que habría podido asumir mi
comienzo de otra forma. Pero no estamos para llorar sobre leche derramada. ¡Ni me apetece
hacerlo!, porque también de esta forma aprendí. Pero si algo quiero dejar claro al final de esta
temporada es que uno mismo se trenza su cotidiano.
Recuerdo aquellos días de abatimiento, de lágrimas y nostalgia profunda por las personas que
amo y que no están conmigo. No obstante a la seguridad de que en el presente del mañana
continuarán llegando esporádicamente días como esos, puedo decir en retrospectiva y con
orgullo de mi misma (aunque en una comparación absoluta no signifique nada) que estoy bien.
Que disfruto de esta experiencia, que aprendo demasiado, que sonrío al ver la pequeña Bonn
iluminada con ese sol de venados, el verdor de los árboles alineados frente al antiguo palacio –
hoy sede de la universidad-, la sonrisa de mis amigos reunidos en el jardín de mi casa mientras
toman una cerveza. La esperanza ha vuelto a mí, afortunadamente.
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Precisamente por mi experiencia, quisiera hacer una “lista” de aquellos puntos que serían
fácilmente modificables y que, a mi parecer, habrían aportado significativamente para el
desarrollo de un comienzo diferente. Lo más esencial fuera de toda duda es el manejo de la
lengua. Ya sé que Alemania se vende como un país en el que se puede hablar inglés “hasta
con el perro”, y puede que lo sea, pero bajo ninguna circunstancia alguien puede tener una
integración total sin manejar el idioma nativo. Yo me confié de esa idea de que el inglés era
suficiente (y déjenme aclararles que en el sentido literal ¡sí lo ha sido! Porque estoy aquí, he
sobrevivido), y pegándome de eso dejé imponer a la pereza y a la falta de motivación. Cada día
me arrepiento. Mi personalidad me impide ser un fantasma dentro del pueblo, a mi me gusta la
interacción, me gusta hacerle charla al señor de la tienda, me gusta conversar en el bus, me
gusta no tener miedo de ir al doctor por causa del idioma, y por sobre todo me gusta participar
activamente en conversaciones de amigos. Y todo esto se vio impedido o drásticamente
limitadoa causa de no hablar alemán, y me dolió
hasta el tuétano. Ahora no lo puedo cambiar, lo que
puedo hacer ya lo estoy haciendo. Y voy juiciosa
con mis cursos, y aprendo bastante en cada clase,
y estudio… pero han pasado 11 meses y yo
apenas soy nivel 3 (sobre los 12 que hay en una
división estricta). Si pudiera volver atrás en el
tiempo y encontrarme en Colombia tras haber
recibido la aceptación de la universidad, no dudaría
un segundo y comenzaría a estudiar alemán como
mi prioridad. Aunque, de nuevo, es muy tarde ya y
bajo esta situación “limitante” he aprendido a estar
Un lindo atardecer y globos volando. satisfecha.
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Tengo casi certeza que muchos de
ustedes que han seguido este diario,
que han puesto un like en la página
del DAAD Colombia de una forma u
otra se interesaron por Alemania. Y si
no es Alemania, entonces interésense
por algún otro lugar, interésense por
descubrir nuevas culturas, por
aprender nuevos idiomas. Que al final,
eso más que nada es la escuela de la
vida “recargada”. Para mí, ha
implicado tantas cosas, que me faltan
letras en el abecedario y método en la
redacción para comunicarlas. De esta
estancia, aunque Alemania no sea el
país de mis mil amores, ni me vea
muriendo o teniendo hijos en sus
tierras (me pregunto si alguna vez otro
país diferente de Colombia podrá
siquiera ser considerado), ha sido
demasiado lo que he ganado. Así que,
ustedes seguidores, ustedes
soñadores, abran los caminos de su
destino, y si alguna vez lo soñaron, lo
Yo cierro desde la capital…
imaginaron, lo desearon… péguense
una pasadita por Alemania.
Aun cuando falta un último episodio, decidí predespedirme hoy, para evitar los achaques del
final final, para evitar un tono desagradablemente melancólico (¿lágrimas incluso?)… que si
algo he olvidado, no me lamente por no tener una 39º oportunidad. Así, la próxima semana
será de fiestas y risas, cerrando con mi tan anunciado proyecto audiovisual.
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Episodio 39: 31 de agosto de 2013 – Sílabas para mis oídos
¡Lo prometido es deuda! Heme aquí para presentar en este último episodio mi proyecto
audiovisual y con él cerrar resumiendo en una palabra el contenido principal de mi experiencia
y una de las ventajas agudizadas al vivir fuera de Colombia: Multiculturalidad.
Pero me adelanto. Primero he de explicar en qué demonios consiste ese proyecto del que tanto
y tan poco he hablado al mismo tiempo. Pues bien, hace varios meses me planteé la idea de
reunir diferentes idiomas y diferentes rostros en una sola toma. Mi justificación, una discusión
interna acerca del estereotipo del alemán como ese idioma de ladridos, de gritos, de político
dictador dando un discurso a las tropas que lo siguen. ¡Pobres! Yo creo que la culpa es del cine
y su gran influencia (imagínense cuanto horror ver a Colombia estereotipada según la imagen
que la película de Sr y Sra Smith transmitió tan absurdamente errada, por ejemplo). Si bien es
cierto que aún hoy la melodía de una frase en italiano es más agradable para mis oídos que
aquella de una frase en alemán (para hacer una analogía personal, el italianoes al alemán
como un currulao a un rock), quise comenzar este proyecto para combatir un poco la pobre
fama que el alemán se ha ganado como idioma de sonidos poco agradables.
Como final, ¿qué más podría ser si no un collage con mil y un recuerdos de experiencias vividas? Cuatro estaciones
enmarcando el escenario y la transición, el movimiento.
Con este video espero que cada uno cree sus propias opiniones y conclusiones y que “a
ciegas”, sin entender el significado de lo que se dice, se concentre en la musicalidad, en los
tonos, los graves, los agudos, los sube y baja de intensidades, la entonación, los sonidos
nuevos. Prometo que no dejaré la duda eterna respecto al significado, que no actuaré como
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esas películas que se acaban sin acabar y a mí me provocan arrancarme el cabello al dejar un
millón de posibilidades abiertas y un millón de incertidumbres presentes (hago demasiada
alusión al cine el día de hoy… como dije, ¡tiene una gran influencia!). Lo hago de esta forma y
no al revés, pensando que el conocimiento del significado, del fondo de la situación, es un
distractor para concentrarse en la forma y la superficie. Hoy y por tiempo limitado, lo importante
está en la forma.
Paro de hablar. Paro de mover los dedos rítmicamente como en una convulsión. Lo inevitable
ha llegado y estas son las últimas líneas que dirigiré bajo el halagador título de “Diarista oficial
DAAD-Colombia 2012-2013”. Aunque no será más compartida en esta forma tan
deliciosamente extravagante, mi experiencia continúa. Y llegará alguien más que a través de
palabras nos haga viajar en la imaginación y conocer nuevos lugares, nuevas gentes, nuevos
idiomas… y nos haga concebir nuevos sueños.
Para cuando este episodio sea leído oficialmente, yo estaré de vuelta en Bonn, después de un
verano magnífico, de unas vacaciones maravillosas, y (si el pronóstico no se equivoca esta
vez) la temperatura habrá caído por debajo de los 20°C… para siempre (hasta la próxima
primavera-verano). Un ciclo ha terminado, junto con este diario. Punto final.
Video: http://www.youtube.com/watch?v=spr38cic5d0&feature=youtu.be
Aún cuando quise evitar de la mejor manera el incluir mi carota en este video, no lo conseguí.
Me disculpo por mi tono tan escasamente poético (y mi inevitable rolo :/). Al menos el
significado quedará claro (espero).
¡FIN!
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