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LA MITOLOGÍA ROMANA

LOS DIOSES ROMANOS


De entre el amplio número de dioses y divinidades que había en el panteón romano, en principio
destacaron desde un principio Júpiter, Marte y Quirino.Aunque había también otros como
Fauno, Flora, Jano o Saturno.

Es por influencia de la religión etrusca, que ya había asimilado algunos elementos de la


mitología griega, que se introdujo también el antropomorfismo de los dioses. En la época de los
últimos reyes de Roma, que eran de origen estrusco, se construyó un templo en el Capitolio en
honor de Júpiter, Juno y Minerva, llamados por ello la Tríada capitolina. A su vez, se
introdujeron nuevos dioses como Diana, Fortuna, Mercurio, etc.

Con la conquista de la Magna Grecia por parte de Roma en el siglo III a.C., la influencia de la
cultura griega y, en particular, de la religión fue más intensa, hasta el punto de que los romanos
asimilaron sus dioses con los griegos, que tenían muchos rasgos comunes.

NOMBRE NOMBRE DIOS DE… ATRIBUTOS


GRIEGO LATINO

Zeus Júpiter Poder supremo Águila, cetro, rayo

Hera Juno Matrimonio Pavo real

Atenea Minerva Sabiduría Lechuza, olivo

Apolo Apolo Sol, artes Arco, lira, laurel

Artemisa Diana Caza, luna Ciervo, arco, luna

Hermes Mercurio Comercio Sandalias aladas, caduceo

Hefesto Vulcano Fuego Yunque, martillo

Hestia Vesta Hogar Fuego, llama

Ares Marte Guerra Casco, armas

Afrodita Venus Amor, belleza Paloma

Deméter Ceres Tierra, agricultura Gavilla, hoz

Poseidón Neptuno Mar Tridente, caballo, toro

Dioniso Baco Vino, teatro Pámpano, copa, máscara

Hades Plutón Infierno Cancerbero


Júpiter, Poseidón y Hades son hermanos, hijos de Saturno, así como Vesta, Ceres y Juno son sus
hijas. Esta última y Júpiter se casan y tienen como descendencia a Ares y Hefesto. El dios de la
guerra se casa a su vez con Venus. Júpiter tienen hijos con otras diosas: Minerva, Apolo, Diana,
Mercurio y Baco.

Busca en un diccionario los significados de estas palabras y descubre su relación con el panteón
grecorromano:
Volcán, diana, venéreo, viernes, erótico, cereal, apolíneo, martes, jovial, marcial, afrodisíaco,
jueves, hermético, ateneo.

LOS PRINCIPALES MITOS ROMANOS


Los mitos son relatos situados fuera del tiempo histórico y protagonizados por personajes de
carácter divino o heroico. En las sociedades sin escritura, sirven para responder a las cuestiones
que el hombre se plantea sobre sí mismo, sobre el mundo y sobre la divinidad.

Estos son los principales mitos relacionados con los orígenes de Roma.

LA LEYENDA DE ENEAS.

Después de un largo asedio de diez años, los griegos tomaron e incendiaron Troya. Eneas,
héroe troyano hijo de Venus y del mortal Anquises consiguió escapar con su familia y unos
pocos compañeros. El poeta Virgilio describió en su Eneida la patética huida de Eneas en la
noche de la destrucción de Troya: el héroe dejó atrás la ciudad incendiada llevando en los
hombros a su anciano padre, en una mano a su hijo Julo Ascanio y en la otra, a los dioses
Penates (dioses protectores de la familia); detrás le sigue su esposa Creusa. A partir de esta
escena, tres mujeres, Creusa, Dido y Lavinia, simbolizarán el pasado, el presente y el futuro
del héroe.

► Creusa, el pasado que está muerto.

Durante la huida, Creusa quedó rezagada y se perdió. Cuando Eneas volvió para buscarla, se le
apareció su sombra y le anunció que había muerto y que otra esposa le esperaba en Occidente a
orillas del Tíber. Creusa, hija de los reyes troyanos, simboliza la Troya destruida; simboliza el
pasado y el pasado ya no existe. Por eso muere en la misma noche en la que Eneas comienza su
largo peregrinar.
► Dido, la alegría de vivir el presente.

Cuando los griegos se retiraron de las costas troyanas, Eneas mandó construir una escuadra y se
echó a la mar con sus compañeros sin dirección establecida. Navegó por el Egeo desde Tracia
hasta Creta, desde donde puso rumbo a Occidente. Cuando llegó al estrecho de Mesina, la
rencorosa diosa Juno (Hera) pidió al dios Eolo que desatara los vientos. Una horrible tempestad
destruyó la escuadra, apartó de su destino a Eneas y a sus compañeros, y los empujó a las playas
de Cartago. Allí fueron bien acogidos por la reina
Dido. Juno, que quería apartar a Eneas de Italia,
provocó el amor entre ellos; pero Venus recordó a
su hijo el destino que le esperaba y Eneas, a su
pesar, abandonó los litorales cartagineses.
Dido, loca de desesperación, se suicidó. El
presente siempre acaba de morir...

► Lavinia, el futuro que espera.


Eneas costeó Sicilia, llegó al litoral italiano y se
detuvo en Cumas. Allí, la Sibila le acompañó, en
primer lugar, al Infierno (Hades) donde estaban
sus enemigos muertos en la guerra de Troya; luego
visitaron los campos Elíseos, donde pudo ver la
gloria que esperaba a la ciudad que fundarían sus descendientes. El héroe siguió costeando el
litoral italiano y, finalmente, enfiló la desembocadura del Tíber. Ascendió hasta llegar al lugar
donde siglos más tarde se fundaría Roma. La llegada al Lacio puso fin a su viaje por el
Mediterráneo. Allí, el rey Latino, ya viejo, gobernaba las ciudades en paz y armonía. El Destino
había dispuesto que su hija Lavinia se casaría con un caudillo extranjero y que de esta unión
nacería un nuevo pueblo que gobernaría al mundo entero. Latino prometió su hija a Eneas; pero
Turno, el eterno pretendiente, se opuso con las armas. Tras muchas luchas y penalidades por una
y otra parte, la suerte de la guerra se decidió en un combate singular entre Eneas y Turno.
Venció el troyano, quien se casó con Lavinia y fundó una ciudad que llevaría el nombre de su
esposa. Eneas había ganado su futuro y el de sus descendientes. Su hijo Julo Ascanio levantó la
ciudad de Alba Longa y, doce generaciones más tarde, unos descendientes de Eneas, Rómulo y
Remo, fundaron Roma.

RÓMULO Y REMO. LA FUNDACIÓN DE ROMA

Procas, rey de Alba Longa, dejó el trono a sus dos hijos, Numitor y Amulio. Amulio encarceló a
su hermano y, para asegurarse el poder, asesinó a su sobrino Lauso e hizo ingresar a su sobrina
Rea Silvia en el colegio de las Vestales. Pero el dios Marte se enamoró de ella y, de su unión, la
muchacha dio a luz a dos gemelos: Rómulo y Remo.

Cuando Amulio se enteró, ordenó que los niños fueran depositados en una canastilla y arrojados
al Tíber; con la crecida del río, este se salió de su cauce y, cuando volvió a su lecho habitual,
dejó en tierra firme a los dos infantes al pie de un monte llamado Capitolio, en la explanada que
luego sería llamada Campo de Marte. Allí, una loba los amamantaba y un pájaro les llevaba
alimento sólido, hasta que fueron encontrados y adoptados por un matrimonio de pastores.
Cuando, al cumplir los dieciocho años, descubrieron su ascendencia regia, organizaron una
partida formada con prófugos escondidos en las colinas cercanas al río, destronaron y mataron a
Amulio y devolvieron el trono a su abuelo Numitor. Numitor cedió a sus dos nietos el lugar
donde habían sido recogidos por la loba para que fundaran una ciudad. Para determinar quién
sería el rey, un augur les acotó a cada uno de los gemelos un pedazo de cielo y les ordenó contar
las aves que lo cruzaran. Aquel que viera mayor número de pájaros sería el rey. Remo vio cinco;
Rómulo siete y, por tanto, fue proclamado rey.

Rómulo procedió a fundar su ciudad siguiendo el rito etrusco y trazó con un arado un surco que
simbolizaba las futuras murallas. Remo, decepcionado, traspasó el surco de un salto y Rómulo
defendió su ciudad matando al invasor. La leyenda se vuelve ejemplarizante: Roma ha sufrido
su primera invasión y el invasor debe pagarlo con la vida, aunque sea hermano del rey..

EL RAPTO DE LAS SABINAS.

La ciudad fundada por Rómulo se reducía al monte Palatino y presentaba un grave


inconveniente: sus habitantes, los primeros romanos, eran todos hombres, antaño fuera de la ley,
y no tenían mujeres con quienes casarse. Para solucionar el problema, invitaron a una fiesta en
honor al dios Consus a las ciudades vecinas. A ella acudieron, entre otros pueblos, los sabinos,
que ocupaban la colina del Quirinal, y raptaron a sus hijas; esto provocó una larga guerra entre

ambos pueblos. Finalmente, las sabinas, temiendo


quedarse huérfanas y viudas a la vez, se interpusieron con sus pequeños hijos entre padres y
maridos y les obligaron a hacer la paz y constituir un solo pueblo, gobernado por Rómulo y por
Tito Tacio, rey de los sabinos. A la muerte de este último, Rómulo quedó como único rey.

FUENTES: Villegas Guillén, Salvador- Barranco Camacho, Loren, Cultura Clásica, Bruño;
Navarro, José Luis- Rodríguez, José María, Cultura Clásica, Anaya.

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