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Espacio Urbano –Lobato Correa- De Mattos

Durante las últimas décadas del siglo pasado, bajo los efectos entrelazados, de un nuevo
sistema tecnológico articulado en torno a las tecnologías de la información y las
comunicaciones y, de la aplicación de un enfoque de gobernanza basado en una amplia
liberalización económica, se puso en marcha una nueva fase de modernización capitalista.
A lo largo de esta fase se produjo la progresiva y generalizada ampliación mundial del
espacio de acumulación, como un rasgo constitutivo del proceso de globalización. Con ello
se inició la conformación de una nueva geografía económica mundial, en la que un número
creciente de grandes aglomeraciones urbanas se ubicaron como protagonistas principales;
que al irse imbricando en la dinámica global, han comenzado a vivir una verdadera
metamorfosis.

Teniendo en cuenta que "el espacio urbano es un producto social, resultado de acciones
acumuladas a través del tiempo y engendradas por agentes que producen y consumen
espacio”.( como sostiene Lobato Correa).Y que esos agentes producen al espacio de
diferentes maneras, dado el uso que hacen del suelo y del grado de apropiación que realicen
del mismo, es que se puede coincidir con Lobato Correa, que el suelo urbano tiene valor de
uso y valor de cambio para los distintos agentes que lo producen.

El mismo autor distingue como agentes a:

- Los propietarios de los medios de producción (grandes industriales): grandes


consumidores de espacio. Necesitan terrenos extensos y baratos para localizar las empresas:
junto al puerto, vías férreas, accesible a la población. La tierra tiene así un doble papel:
soporte físico y requisito locacional.

- Propietarios de tierras: actúan con intención de obtener la mayor renta posible. Quieren
convertir la tierra rural en tierra urbana (especialmente para uso comercial o residencial de
status) ya que esta última está más valorizada. Interesados más por el valor de cambio de la
tierra más que por su valor de uso. Pueden ejercer presión al Estado para que este invierta
en obras de infraestructura que revaloricen las tierras.

-Emprendedores inmobiliarios: si bien los esfuerzos se canalizan hacia las áreas donde se
radique la población con mayores ingresos, para poder acceder a ellas, ponen en juego
diversas estrategias para que el Estado actúe de nexo en la obtención de la explotación de
dichas tierras. Dice Lobato que la manera de hacer posible la construcción de viviendas
para los sectores populares (demanda no solvente insatisfecha) es contar con la ayuda del
Estado, en forma de créditos a emprendedores, facilidades para la apropiación de tierras,
etc.

- Los grupos sociales excluidos: de acuerdo a la exclusión que sufre la mayor parte de la
población (no acceso a la tierra), la única posibilidad residencial son los conventillos en las
proximidades del centro de la ciudad, la autoconstrucción en loteos periféricos, conjuntos
habitacionales producidos por el estado, villas, etc. Así, este agente modela el espacio como
forma de resistencia y de supervivencia a través de apropiación de terrenos públicos o
privados.

-El Estado: tiene a su alcance diversos instrumentos como el : Derecho de expropiación;


b)Regulación de uso del suelo; c)Tasación fiscal; d) Impuestos inmobiliarios que varían
según la dimensión, uso de la tierra y localización; e) Movilización de reservas fiscales
afectando el precio de la tierra y orientando espacialmente la ocupación del espacio; f)
Inversión pública en la producción del espacio, a través de obras de desagües,
infraestructura vial, desmontes, etc.; g) Organización de mecanismos de crédito para la
vivienda; h) Proveedor de servicios públicos y/o contralor de servicios públicos
privatizados. Tiende a privilegiar los intereses de la clase dominante que esté en el poder.

Por su lado, Mattos teniendo en cuenta la transformación del papel del Estado, que pasó de
desarrollar una gestión urbana gerencialista ,durante la fase keynesiana, a otra de marcado
carácter empresarial, en este nuevo contexto neoliberal, analiza como este agente de
gobernanza, actúa en el espacio desarrollando una planificación estratégica para atraer
inversionistas, dado que cada ciudad debe construir estrategias de marketing para así
competir en el mercado global, creando una marca identitaria a partir de ciertos rasgos que
se consideren como ventajas comparativas.

El posfordismo y el predominio de las empresas transnacionales —con las fases de


producción separadas en diferentes plantas y ubicaciones— han configurado un nuevo
espacio económico en red, en el que las ciudades más importantes actúan como nodos en
los que se entrecruzan flujos de todo tipo (de información y de mercancías). Ello implica
que ciertas ciudades tengan una interacción mayor con otras urbes distantes, mientras se
debilitan los intercambios locales en sus tradicionales áreas de influencia.

Por otro lado, De Mattos sugiere que la forma urbana de diferentes ciudades empieza a
mostrar rasgos comunes, sin que hayan desaparecido ciertos rasgos tradicionales
particulares. Por ejemplo, la demanda de las empresas transnacionales asentadas en las
grandes ciudades de América Latina ha terminado por masificar ciertos tipos de
infraestructuras especializadas: edificios inteligentes para las sedes administrativas, parques
industriales periurbanos y centros comerciales como espacios privilegiados para la venta de
mercancías globales. Por otro lado, las familias empezaron a consumir barrios cerrados que,
cuando son construidos para sectores de altos ingresos, pueden considerarse por su tamaño
verdaderas ciudades privadas dentro de la ciudad; mientras que la vivienda social, ahora
producida en alianzas público-privadas, es desplazada a periferias cada vez más lejanas.
Cuando la desigualdad socio-espacial se combina con las nuevas configuraciones que
surgen de las dinámicas globales aparece una metropolización expandida y fragmentada.

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